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C-120-13 Desaparicion
C-120-13 Desaparicion
Magistrado ponente:
NILSON PINILLA PINILLA
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
4
(mayo 23)
DECRETA:
… … …
… … …
… … …”
III. LA DEMANDA.
3.1. El actor afirmó que con las expresiones “familia” e “hijos menores”
impugnadas se desconocen los artículos 1°, 13 y 95.2 de la Constitución, al
incurrirse en una omisión legislativa relativa, por no incluir un grupo de
personas que, en su sentir, también tienen derecho a percibir el beneficio
económico que consagra el literal d) del artículo 7° de la Ley 1531 de 2012.
3.3. Afirmó que lo mismo sucede con el término hijos menores, como quiera
que tal expresión no permitiría que los hijos mayores que tengan una
discapacidad y dependan económicamente del desaparecido puedan reclamar
los salarios de su padre o madre, según el caso.
Planteó entonces que “la norma tal como está contribuye en la situación de
vulnerabilidad de los familiares y desconoce el deber de solidaridad que
tienen los particulares frente a las situaciones de debilidad manifiesta de los
familiares del desaparecido, quienes pueden ver afectada su salud y su
estabilidad económica al no contar con los recursos para llevar una vida
acorde con las necesidades que surgen”1.
IV. INTERVENCIONES.
1 F. 7 cd. inicial.
2 Fs. 47 a 61 ib..
3 F. 54 ib..
7
Consideró que el trato a las parejas del mismo sexo y a los hijos en situación
de discapacidad no puede ser diferente al señalado para la familia y para los
hijos menores. En el primer escenario, en su sentir, las parejas del mismo sexo
son partícipes del concepto de familia. En el segundo, no debe desconocerse
que los hijos mayores con alguna discapacidad dependen totalmente de
acompañamiento parental, para el caso si el victimizado es servidor público (al
cual contrae su intervención), y de los ingresos por él percibidos, por lo que a
la luz de lo establecido en la norma demandada, se estaría incurriendo en una
omisión en el reconocimiento de sus derechos, sin justificación alguna para
realizar ese tratamiento discriminatorio.
4 Íd..
5 Fs. 47 a 61 ib..
8
Explicó que hasta hace poco en el ordenamiento jurídico, “la familia estaba
restringida a esa que expresamente consagraba el artículo 44 de la
Constitución Política conformada por un hombre y una mujer” 8. No obstante,
dice que la doctrina cambió a partir de la sentencia C-577 de 2011 cuando,
según asevera, la Corte aclaró su posición, afirmando que las parejas
homosexuales también se incluyen dentro del concepto de familia. Por lo
tanto, en su sentir, la acusación del demandante es “improcedente”9.
Así, anotó que la ley también omitió incluir a los hijos mayores que por
incapacidades físicas no puedan defenderse por sí mismos, a las personas que
padecen discapacidad mental, y a los ancianos y “desvalidos” que dependan
del desaparecido. Agregó “que no existe una razón que valide dicha exclusión
y más bien parece ser una omisión del legislador (una falla más que anotarle
a la ley), por lo que estimamos que en este aspecto tendría que hacerse la
respectiva aclaración por parte de la Corte Constitucional”.
6 Fs. 71 y 72 ib..
7 Fs. 76 a 82 ib..
8 F. 77 ib..
9 Íd..
10 F. 79 ib..
9
Por otro lado, señaló que la extensión del gravamen a los particulares, como
pretende el demandante, si bien haría la ley más equitativa, es “necesario
hacer notar la dificultad económica que puede generar para un empleador
una obligación de esta naturaleza”.
11 Fs. 83 a 92 ib..
10
Por lo tanto, refirió que imponerle al empleador una obligación igual a la del
Estado generaría un desequilibrio de las cargas, pues como es lógico, el pago
del salario por parte de los empleadores particulares a sus trabajadores no es
una acción humanitaria, sino una contraprestación que, en justicia,
corresponde a la labor desempeñada por éstos.
1. Competencia.
2. Lo que se debate.
17 Cfr., entre otros, en fallos de 2004, C-562 (junio 1°, M. P. Jaime Araújo Rentería) y C-865 (septiembre 7,
M. P. Rodrigo Escobar Gil); de 2005, C-800 (agosto 2, M. P. Alfredo Beltrán Sierra), C-823 (agosto 10, M. P.
Álvaro Tafur Galvis) y C-1154 (noviembre 15, M. P. Manuel José Cepeda Espinosa); de 2006, C-891A
(noviembre 1°, M. P. Rodrigo Escobar Gil); de 2007, C-208 (marzo 21, M. P. Rodrigo Escobar Gil), C-394
(mayo 23, M. P. Humberto Antonio Sierra Porto), C-831 (octubre 10, M. P. Jaime Córdoba Triviño) y C-1004
(noviembre 22, M. P. Humberto Antonio Sierra Porto); de 2008, C-463 (mayo 14, M. P. Jaime Araújo
Rentería), C-540 (mayo 28, M. P. Humberto Antonio Sierra Porto) y C-542 (mayo 28 de 2008, M. P. Jaime
Córdoba Triviño); de 2009, C-314 y C-522 (mayo 5 y agosto 4, respectivamente, en ambas M. P. Nilson
Pinilla Pinilla); de 2010, C-942 (noviembre 24, M. P. Juan Carlos Henao Pérez) y C-373 (mayo 12, M. P.
Nilson Pinilla Pinilla); de 2011, C-881(noviembre 23, M. P. Luis Ernesto Vargas Silva).
18 Tratándose de la omisión legislativa absoluta, ver entre otros, los fallos C-543 de octubre 16 de 1996, M.
P. Carlos Gaviria Díaz; C-780 de septiembre 10 de 2003, M. P. Marco Gerardo Monroy Cabra; C-1154 de
noviembre 15 de 2005, M. P. Manuel José Cepeda Espinosa; C-192 de marzo 15 de 2006 y C-542 de mayo 28
de 2008, ambas con ponencia del Magistrado Jaime Córdoba Triviño.
19 Con relación a la omisión legislativa relativa se pueden consultar, entre otros, los fallos C-185 de marzo
13 de 2002, M. P. Rodrigo Escobar Gil; C-823 de 2005; C-891A de 2006; C-208 y C-394 de de 2007 y C-463
de 2008, todos ya referidos.
13
3.2. Ahora bien, pese a que lo más frecuente es que las omisiones legislativas
relativas acarreen discriminaciones, con la consecuencial vulneración del
derecho a la igualdad, la Corte Constitucional ha aclarado que este no es el
único escenario en el que aquéllas pueden plantearse, siendo posible observar
situaciones en las que el precepto ignora algún tipo de elemento normativo,
que conforme al texto superior es imperativo regular.
Por otra parte, siempre que concurran los presupuestos referidos, esta
corporación ha admitido el planteamiento de eventuales omisiones legislativas
relativas, incluso respecto de normas legales expedidas con anterioridad a los
preceptos superiores frente a los cuales se predicaría la omisión, casos en los
que tendría el carácter de sobreviniente21.
4.1. La demanda invoca una omisión legislativa relativa, que consiste en que
al incluir el término familia en el ámbito de protección de la declaración de
ausencia por desaparición forzada y otras formas de desaparición involuntaria,
el legislador excluyó a la pareja del mismo sexo, a la cual también debería
estar dirigida tal garantía y, por ende, tendría derecho a percibir el beneficio
económico consagrado en el literal d) del artículo 7° de la Ley 1531 de 2012.
4.5. Así la Ley 1531 de 2012, en el primero de sus diez artículos, hace
referencia a su objeto, que consiste en crear la acción de declaración de
y dependan económicamente del afiliado. A falta de cónyuge, compañero o compañera permanente, e hijos
con derecho, la cobertura familiar podrá extenderse a los padres del afiliado no pensionados que dependan
económicamente de éste.”
El artículo 4° plantea que será competente para conocer de la acción “el juez
civil del último domicilio del desaparecido o del domicilio de la víctima a
elección de esta”.
Dicho artículo también refiere que el juez fijará como fecha de la ausencia por
desaparición forzada y otras formas de desaparición involuntaria, el día del
hecho consignado en la denuncia o queja. Agrega que en caso de aparecer vivo
el declarado ausente por desaparición forzada, habrá lugar a la rescisión de la
sentencia.
4.6. En ese orden de ideas, cabe destacar que aun cuando el referido artículo
3° legitima a la pareja del mismo sexo para ejercer la acción por desaparición,
en el artículo 7° se omitió expresarla entre los beneficiarios de ese derecho, lo
que al sentir de la mayoría de los integrantes de la Corte Constitucional
configura inexequibilidad por omisión legislativa relativa, al contrariar la
prohibición de discriminación consagrada en el artículo 13 superior, por la
condición sexual de quien exterioriza su voluntad de formar una pareja, que
afecta sus derechos fundamentales y constituye déficit de protección, para
contrarrestar el cual se imponía la inclusión expresa.
En tal sentido, esta Corte ha señalado que la omisión del trato especial a dicha
población puede constituir una medida discriminatoria, “por cuanto la no
aplicación de la diferenciación positiva en el caso de las personas
discapacitadas permite que la condición natural de desigualdad y
desprotección en que se encuentran se perpetúe, situación que les impide,
entonces, participar e integrarse en las actividades sociales, para poder así
ejercer sus derechos y responder por sus obligaciones”29.
27 No hay constancia de cuidadosos debates a que se hubiere sometido la expedición de la Ley 1531 de 2012.
28 Cfr. T-487 de junio 25 de 2007, M. P. Humberto Antonio Sierra Porto.
29 C-401 de mayo 20 de 2003, M. P. Álvaro Tafur Galvis.
19
5.4. Con todo, existe para el legislador una obligación específica de protección
a favor de los desaparecidos y de sus familiares, victimizados a raíz de tal
crimen, deber que emana de lo previsto en los artículos 1°, 2°, 5°, 12, 42 y 95
de la Constitución, de los cuales se desprende un compromiso para crear
garantías de protección para los allegados contra quienes repercuta la
afectación moral y material de la desaparición.
Sobre este particular puede rescatarse del concepto del Procurador General de
la Nación, que la expresión hijos menores (de edad) no es per se contraria a la
Constitución, pues se trata de personas en situación de debilidad manifiesta,
pero “no se puede pasar por alto” que otros que dependen económicamente
del desaparecido, “también pueden encontrarse en una situación de debilidad
manifiesta, como es el caso de los hijos mayores de edad en situación de
discapacidad, o que por razón de sus estudios, hasta los 25 años como límite
máximo, sigan dependiendo de la persona desaparecida”.
En ese sentido, señaló que hubiese sido posible inferir que los servidores
públicos “se encuentran vinculados a la prestación de servicios estatales y
que como en tales actividades se halla involucrado el interés general, de ello
se seguiría un tratamiento preferente. No obstante, tal argumentación es
equivocada, pues los derechos que reconoce la ley se basan en la calidad de
secuestrado o de desaparecido del trabajador y en la determinación de tal
Otra eventual justificación del tratamiento diferente que entonces analizó esta
corporación, se relacionó con el titular de la obligación de continuar con el
pago de salarios u honorarios, ya que mientras el servidor público deriva ese
derecho del Estado, el trabajador particular lo hace de su empleador no oficial;
con todo, explicó la Corte que dicha razón también se tornaba insuficiente,
pues en uno y otro caso existe una relación de trabajo, con igual presencia
vinculante del principio de solidaridad, que fundamenta el deber de seguir
aportando la retribución. Así, en esa sentencia C-400 de 2003 se concluyó:
Agregó que es cierto que existen diferencias entre los servidores públicos y los
trabajadores particulares, “pero que en el evento de haber sido secuestrados o
23
VII. CONCLUSIÓN
exequible, bajo el entendido de que dicho literal incluye también a los hijos
que se encuentren en situación de discapacidad, al igual que ocurre con
quienes dependan económicamente del desaparecido por razón de sus
estudios, máximo hasta los 25 años de edad (artículo 13 de la Ley 797 de
2003, modificatoria del sistema general de pensiones previsto en la Ley 100
de 1993), y a la pareja del mismo sexo del trabajador desaparecido.
VIII. DECISIÓN
RESUELVE