Teoría Sociológica III Nombre: Andrés Solíz Ensayo sobre la película “Tiempos Modernos”, en base a conceptos de Simmel referente al texto “La metrópolis y la vida mental”. (Contexto Histórico: Final de la Gran Depresión de 1929 y la emergencia del New Deal ) Desarrollo “Tiempos Modernos”, se enfocará en gran parte en la influencia del sistema capitalista sobre el individuo en el ámbito laboral, notablemente Chaplin explicará estos procesos de manera cómica. En la película podemos identificar en primera instancia a Chaplin trabajando en una industria, en este caso individuo y el propio sistema capitalista implica más especialización y por lo mismo, dependencia con el otro individuo, haciéndolo indispensable el uno del otro; esto es notable en el momento en que Chaplin está atornillando primero, para que después el otro trabajador, pueda martillar la pieza y así secuencialmente. Si algún trabajador se equivoca el trabajo no se cumple a cabalidad. La división económica del trabajo encuentra las condiciones necesarias para su desarrollo en las grandes ciudades. La lucha del individuo contra la naturaleza se transforma “en una lucha entre seres humanos por la ganancia” (Simmel, 1903, p.8) por lo que la especialización se vuelve un eje de la diferenciación, refinamiento e incluso enriquecimiento. También podemos identificar procesos macroscópicos en las que se desenvuelve Chaplin a lo largo de la película como lo son las familias, gremios, clases sociales etc. De la misma manera se evidencia el poder, tanto lugares como la industria, la cárcel, y el Estado que ejercía su poder en base a la policía para controlar las manifestaciones en estas relaciones se evidencia una reciprocidad. Para enfocarme en el aspecto laboral vemos como Chaplin es sometido a una serie de experimentos de la máquina Bellows, la cual se enfocara en reducir el tiempo de almuerzos, y así aprovechar al máximo el tiempo de trabajo, entonces el capitalista no desaprovechara, ni perderá provecho del tiempo, ya que buscara la manera de explotar a sus trabajadores tanto en el día como en la noche, y recalcando nuevamente que su interés no es velar por la salud del obrero si no gastar su fuerza de trabajo al máximo, sin importar que esta sea perjudicial e incluso mortal. “El desarrollo de la cultura moderna se caracteriza por la preponderancia de lo que podríamos denominar el “espíritu objetivo” sobre el “espíritu subjetivo”. (Simmel, 1903, p.9) Sin embargo, esto influye en el incremento de individualidad y autonomía que el hombre busca preservar bajo las penetrantes fuerzas sociales. La transformación del individuo es indispensable, por el mismo hecho de resistencia hacia la supresión o destrucción de su individualidad. Simmel se propone investigar, “cómo la personalidad se acomoda y se ajusta a las exigencias de la vida social.” (Simmel, 1903, p.1), es decir, como el individuo se ajusta al contexto que la metrópolis impone a sus ojos. Simmel expondrá que el individuo es un “ser diferenciante, su mente se ve estimulada por el contraste entre una impresión momentánea y aquella que la precedió” (Simmel, 1977, p. 2) es decir que la mente del individuo se ve incitada por lo nuevo y por lo que conocía antes. El individuo posee impresiones duraderas e impresiones inesperadas, que se expondrán como situaciones psicológicas y que se explicarán como el “intensificación del estímulo nervioso” (Simmel, 1903, p. 2), es decir estímulos sensoriales, que se hallaran por el ritmo y diversidad de esferas que posee la metrópolis. En este caso vemos que los estímulos sensoriales de Chaplin llegan a un límite, ya que esta tan mecanizado en el trabajo y enloquece. La metrópolis se convierte en el centro del desarrollo del intelecto como una medida de protección, así el hombre es capaz de actuar con entendimiento, y no se ve amenazado con ser desubicado en el orden social. Este intelecto, hace del individuo indiferente, el cual se verá inmiscuido en relaciones racionales, establecidos bajo ejes de interés, dentro de pequeños círculos. La mente moderna del individuo se ha formado mediante la reducción de valores, la personalidad calculadora, reservada, antipática hallada en este intelectualismo. La reserva y antipatía expuesto por el individuo, lo permite llegar a una exigencia de la desconfianza, que permite la relación apartada de las personas en contacto, ya que “uno se vería atomizado internamente y sujeto a presiones psíquicas inimaginables” (Simmel,1903,p.5), en el caso de que el individuo se relacione de forma positiva con todos en la metrópolis, para hacerlo más sencillo y desencadenar el proceso de relación social, el individuo proyecta una jerarquización de la simpatía que se expresara a determinadas personas, que no resultara muy amplia. El metropolitano posee un estilo de vida hallado en la puntualidad, la exactitud y el cálculo, que determinará las relaciones entre los mismos. La metrópolis cumple también, el centro de la economía monetaria, que la domina por completo y que se desarrolla conjuntamente con la intelectualidad. La metrópolis proyecta dos peligros hacia el individuo, la primera se halla en la indiferencia y la segunda se halla en la susceptibilidad a las sugerencias mutuas entre individuos, las cuales serán prevenidas por la antipatía. El dinero, despoja la individualidad, y se convierte en la intermediación que establece todo bajo un eje de evaluación. “La autoconservación de ciertos tipos de personalidad se logra al precio de devaluar todo el mundo objetivo, y esta devaluación es la misma que finalmente arrastra a nuestra personalidad individual a sentir en carne propia la misma desvalorización.” (Simmel, 1903, p.5). La gran ciudad se convierte en el perfecto entorno para el desarrollo de la actitud blasée, establecida bajo la indiferenciada repugnancia, debido a la sobre intensificación sensorial. La metrópolis es capaz de surgir como un espacio de libertad, “el hombre metropolitano es “libre” en un sentido espiritualizado y refinado, en contraste con la mezquindad y los prejuicios que atan al hombre del pueblo chico.” (Simmel, 1903, p.7), se aclara que está condicionado por la soledad, que se proyecta en un ambiente de desubicación y multitud, debido a la escasez de contacto personal. “Tan pronto como se rebasa un cierto límite en el crecimiento de las relaciones económicas, personales e intelectuales de la ciudadanía, la esfera de predominio intelectual de la ciudad sobre su área de influencia aumenta en progresión geométrica.” (Simmel, 1903, p.7) es decir, que el hombre no se hallara limitado por barreras espirituales. Conservar la singularidad del individuo se vuelve el núcleo personal del individuo mismo. Conclusión El análisis de Simmel en “La metrópolis y la vida mental”, representa el hallazgo de un hombre que sufre una transformación ante la estimulación mental y sensorial que la metrópolis produce. La caracterización de un hombre amable de un pueblo pequeño, se ve desplazada hacia un lado por la personalidad antipática, reservada y calculadora del hombre metropolitano que los ojos de pueblos pequeños es un hombre frio y calculador, sin embargo, esto tan solo representa las condiciones de protección en un espacio extremadamente grande, en el que la especialización y la individualidad le permitirán sobrevivir ante la presión de las fuerzas sociales, que han transformado al individuo en este caso Chaplin y lo ha homogeneizado de diversas formas. Bibliografía
Simmel, Georg (1903) [2005]. La metrópolis y la vida mental. Revista Discusión