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El Asno Juguetón y su Amo

Hubo una vez un campesino que tenía como únicos animales un perro y un asno. En los momentos
de ocio, el hombre le dedicaba toda su atención al perro, acariciándolo y haciéndole jugar de mil
maneras, así como brindándole las mejores comidas.
El asno, en tanto, pasaba su vida triste y solitario, dedicado al trabajo y alimentándose tan sólo
con la mísera ración de pasto que le arrojaban de cuando en cuando.
El pobre borrico ardía también en deseos de jugar con su amo y que éste le prodigue algunos
mimos.
Decidido a todo, se propuso ganar los favores del hombre. Había visto que el perro saltaba
sobre su amo para hacerle caricias. Él quiso hacer lo mismo: saltó y le puso las patas encima,
golpeando duramente al asombrado campesino, quién pensó que el borrico lo atacaba. Repuesto
de la sorpresa hizo que apalearan al asno y lo amarraran en el establo.
EL QUE NACE PARA BURRO
DE NIÑO YA TIENE OREJAS.

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