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UAEMEX

Licenciatura en Filosofía
Problemas filosóficos en torno al hacer
Contragolpe absoluto
Alumno. Fernando Pliego
13/10/17

“La herida” en Contragolpe absoluto de Slavoj Žižek

La mayoría de las religiones habla de un estado de paz eterna, absoluta o de inocencia, como el
Nirvana o el Paraíso. Sin embargo, una fijación, un apego excesivo a cierto objeto del que no
podemos separarnos, el atascamiento, es el que genera la expulsión o el alejamiento. Esta dicha
absoluta o inocencia, implica la ignorancia, la posibilidad de vivir en un ensueño del espíritu
donde la naturalidad haga las veces del juicio. Es una gran posibilidad, sin embargo, si en verdad
se cumpliera, si se descargaran por completo todas las pulsiones o energías, quedaría un vacío,
no habría nada por qué luchar, sería todo intrascendente, no habría movimiento, se crearía otra
forma de angustia. El árbol prohibido, en su calidad de prohibido, genera un deseo, una
ansiedad. El castigo de poner en marcha el deseo es la conciencia, que incluye el saber que se
morirá o la vergüenza de la desnudez, son los castigos de buscar.
Don Juan prolonga la angustia de ser consciente de algo incomprensible, de una
alteridad, buscando a las mujeres como seres individuales, lo cual surge buenos efectos en las
mujeres que, acostumbradas a su cosificación habitual que genera su histeria, encuentran gran
beneplácito. Pero su búsqueda individual es en realidad para alejarse del desconocido, o
angustioso. Curiosamente encuentra aquello de lo que está escapando al tratar a las mujeres como
individuos. El exceso de lo irrepresentable busca encontrar una forma con una palabra, pero a
la vez esta palabra carece de un contenido, la realidad rebasa al lenguaje en esa situación. El
lenguaje evita el abismo designando pequeñas partes, en el fondo no designa la realidad que es
abismal. El lenguaje se funda en la necesidad de escapar de ese nombramiento descomunal,
vuelve más opaco a lo Otro, que es angustiante pues castra la llegada de ese placer absoluto, el
jardín del Edén o la madre.
Hay algo pervertido en la intromisión paternal de Dios al permitir que exista el árbol, si
se le busca de nuevo para resarcir los daños, quien creó el problema ha de ser el redentor.
Empero eso es lo que lo funda como humano. El requisito para volverse humanos es haber sido

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expulsado del paraíso. La salida puede ser entendida como la posibilidad de discernir entre el
bien y el mal, que genera culpabilidad en el acto de pensar pues por principio es malo, va a
contracorriente de los designios iniciales del Padre Universal. Si se le acepta, si no se culpabiliza
ni se divide, puede surgir el conocimiento. Lo natural se puede convertir en atributo o en
vergüenza. Hay grandes tendencias en el pensamiento, regresar al Edén, a ese Todo, a ese placer
absoluto, al mundo de las Ideas, a la reconstrucción hebraica con la cábala, o como Cristo,
adoptar como bandera la expulsión y tomarla por pistón para crearse una identidad. En ello
consiste la buena nueva, el milagro, aceptar la caída y en vez de tomarla con miseria, reconocerla
amorosamente. Es necesario caer para redimirse, liberarse o crearse. Son necesarias las cadenas
para poder tener algo contra qué luchar. Constantemente nos generamos rivales, enemigos,
competidores, con tal de poder estimularnos. Hay un gran riesgo en buscar de esa manera,
fácilmente se convierte en perversión y lleva al mismo vacío.
Rompiendo con la mentalidad hebraica, en la que Dios es semejante a la moral, y se
puede suspender la ética con tal de cumplir con sus designios, siguiendo con su lógica, está la
posibilidad de un Dios más cercano y comprensivo, bajo el costo de que sea imperfecto. En
resumidas cuentas, tenemos una esencia interior, pulsión, que se interrumpe con un dominio
contingente e innombrable, que pone en marcha el aparato psíquico. Hay la posibilidad de dejarlo
marchar o de interrumpirlo. La ejemplificación evidente es con los países postcoloniales, que
primero buscan regresar a los orígenes que evidentemente están perdidos, son imposibles, y la
resolución final de crear nuevas naciones.
El sujeto es la brecha que se crea contra la naturaleza. La naturaleza conlleva la unicidad
con tal de cumplirse, por lo que también implica maldad. A través de la conciencia, de la decisión,
se puede optar por el bien, por la preservación del Otro y de la alteridad. Es por ello que, aunque
levante recelos por principios, hay grandes beneficios colectivos en la vigilancia de que se cree
esta ley y prohibición. La subjetividad se funda en el deseo, que es la intención de dar con la
pieza pérdida y seguir buscándola. Hay quienes creen que lo encontrarán por completo y se
angustian al no encontrar ese estado de Nirvana o paradisiaco, pero ese mismo implicaría su
muerte psíquica, el fin del movimiento. Considero que toca administrarlo sabiamente, con amor,
para lograr alcanzar al otro y por ende al uno mismo.

Bibliografía
Žižek, S. (2014), Contragolpe absoluto, Madrid, Akal

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