Para entender la objetividad, o por el contrario, la subjetividad histórica primero debemos explicar
ambos términos usados para calificar el conocimiento.
Debemos comenzar explicando el término “objetivo”: correspondiente a lo que precede del objeto; cuando el conocimiento es válido para todos los individuos; o lo que está exento de afectividad y, en consecuencia, es imparcial. Lo “subjetivo” designa: los que procede del sujeto; lo que no es un conocimiento universal; lo que posee emocionalidad del sujeto y, en consecuencia, es parcial. Se deben explicar las diferentes acepciones de ambos términos (objetivo y subjetivo), ya que desde su relación se puede llegar a desprender la objetividad del conocimiento histórico. Si tomamos el primer significado de objetivo, se considera la relación Sujeto-Objeto, en el cual el sujeto es un elemento pasivo. De esta manera, el conocimiento objetivo no se puede reducir al simple objeto, ya que el sujeto desempeña un papel activo, esto quiere decir que interfiere en el proceso de conocimiento, de este modo hasta en la misma objetividad del conocimiento existe subjetividad. Pero, ¿cómo es posible eliminar al sujeto, si no puede haber conocimiento sin un sujeto presente? Ya que, este debe estar necesariamente implicado en este proceso. Aquí en problema consiste en entender el papel del sujeto para evitar alteraciones. En este caso aparece un nuevo problema, la parcialidad del investigador en la relación Sujeto-Objeto. Parafraseando a uno de los clásicos de la historiografía polaca, Michal Bobrzynski sobre este nuevo dilema, él nos dice: “Nunca se puede exigir del historiador la imparcialidad en el sentido estricto del término. Sólo el hecho histórico que el historiador estudia puede ser imparcial”. Esto quiere decir que el académico debe tomar una posición, que puede y debe ser científica. Parafraseando, nuevamente a otro autor, en este caso al filósofo francés Paul Ricoeur sobre las subjetividades, él nos dice: “hay dos subjetividades; una, la que está ligada naturalmente al papel activo del sujeto en el conocimiento, y, por ello, no puede ser eliminada por completo, aunque sus efectos puedan ser anulados en el proceso infinito del perfeccionamiento del conocimiento; otra, la subjetividad que procede de las fuentes extracientíficas, tales como el interés personal, la animadversión hacia una persona, los prejuicios contra cientos grupos humanos, nacionales, étnicos, sociales. Etc.”. Por estos motivos debemos encontrar o conocer lo que llamaríamos la subjetividad “buena”, o sea, la que está ligada al papel activo del sujeto de conocimiento, en este caso el historiador. Este académico es un hombre cualquiera, no puede desprenderse de sus características humanas, si la objetividad del conocimiento implicara la exclusión de estas características personales; si exige la imparcialidad de este y no pudiendo emitir juicio de valor, renunciando a sus puntos de vista y a los valores aceptados; si la validación de todos los juicios universales consistiera en eliminar todas las diferencias individuales y colectivas, la objetividad sería solo una simple ficción. Así debemos traspasar la barrera de conocimiento individual y llegar al conocimiento como proceso social. Esto tomando en cuenta que el conocimiento individual está limitado y cargado a lo subjetivo, esto lleva a verdades parciales, o en otras palabras, relativas. Ahora si tomamos el conocimiento desde el punto de vista de la humanidad en su totalidad, vemos un acto infinito de superar las verdades relativas mediante la creación de verdades más completas, y así conseguir un conocimiento íntegro. Nosotros creemos que hay conflictos entre la libertad , lo que sería la ética y lo moral, esto se produciría por lo menos en nuestro caso como futuros profesores existe el problema de que debemos enseñar los sucesos históricos de la forma más neutral posible, independiente del pensamiento político que se tenga este no debe influir en las conclusiones que los alumnos saquen después de ver el tema en cuestión aunque esto suene fácil es muy difícil lograrlo, el caso más usado y no por eso menos valido es el de la dictadura militar o gobierno militar, para nosotros podría sonar moralmente correcto decir que fue un hecho horrible que le costó la vida a muchas que estaban en contra de este tipo de gobierno y las múltiples violaciones a los derechos humanos que ocurrieron en este periodo y mencionar todas las cosas negativas o pudo inclinarme por el otro lado y decir que en este periodo de tiempo la economía chilena pudo resurgir y estabilizase después de la inflación que se originó en el gobierno de Allende y que las personas que eran ejecutadas eran simples terroristas que buscaban desestabilizar el país y ese tipo de cosas , pero en este caso la ética más especialmente mi ética laboral es la que nos limita nuestra libertad para mostrar el cuadro incompleto, para nosotros pude que este bien el intentar hacer que los demás interpreten las cosas de la misma forma que uno lo hace pero en nuestro caso esto está mal ya que nuestro deber es que nuestros alumnos sean capases de interpretar los hechos como ellos crean, nosotros solo no podemos limitar a entregar el cuadro lo más completo posible y esto debe ser algo permanente aun cuando creamos que nuestra libertad para expresar nuestro pensamiento en concreto sobre ciertos tópicos sea pasado a llevar debemos tener en cuenta que es los más éticamente correcto tanto para los alumnos como para nosotros.