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Las conversaciones reflexivas en el trabajo clínico, el entrenamiento

y la supervisión.
Elena Fernádez, Sylvia London y Margarita Tarragona
Grupo Campos Elíseos1
Publicado en Licea, G., Paquentin, I. y Selicoff (Comps.)(2003) Voces y más Voces: El Equipo Reflexivo en México.
Alinde. México,D.F.

Introducción

Esta invitación a escribir sobre Equipos de Reflexión nos brinda una oportunidad para
revisar la manera en la que hemos utilizado esta modalidad de trabajo en el entrenamiento, la
supervisión y en la terapia. Nuestro trabajo se ha dado gracias a nuestras experiencias en el MRI
de Palo Alto, CA, a nuestras constantes conversaciones con Harlene Anderson y nuestros colegas
del Houston Galveston Institute, a nuestro contacto con Tom Andersen , con Peggy Penn y el
Ackerman Institute for the Family en Nueva York, el Cambridge Family Institute, con Lynn
Hoffman , así como con nuestros colegas australianos y neozelandeses y muchas otras voces e
ideas que se han generado a partir de las terapias narrativas y posmodernas. A todos ellos les
damos las gracias.

Al preguntarnos cómo cada una de nosotras conoció el trabajo con equipos de reflexión,
surgieron las siguientes historias y recuerdos que quisiéramos compartir:

Elena Fernández:

Mi historia con los equipos empieza hace mucho años, empieza con mi entrenamiento como
psicoterapeuta.
En los 70’s los entrenamientos humanistas implicaban un gran porcentaje de trabajo en grupo.
En éstos tanto los alumnos como los maestros teníamos la libertad de opinar sobre lo que
pensábamos de nuestros compañeros y de esta forma ayudarnos. Supongo que a veces lo
hacíamos. Sin embargo recuerdo sesiones devastadoras donde el grupo se ensañaba contra
alguno de sus miembros, subrayando su “patología”. Supongo que era la época de “si no duele
no sirve”

En los 80’s inicié mi entrenamiento en Terapia Breve en el MRI y así tuve mi primer encuentro
con los equipos estratégicos detrás del espejo. Debo de reconocer que a mis maestros Paul
Watztlawick, John Weakland, Dick Fisch y Vin Moley si se les ocurrían ideas geniales para dar
como estrategias para los clientes, pero para el resto de los mortales era ligeramente más difícil
ser tan brillante. Pero ya en ese contexto cuando alguien tenía una idea diferente de lo planeado
por el grupo estratégico se invitaba a ese miembro del equipo a pasar del otro lado de la
cámara de Gesell para dar su idea o tarea directamente al cliente. ¿Empezaban a darse las
múltiples voces?

1
Dirigir correspondencia a las autoras a www.grupocamposeliseos.com

1
En los 90’s trabajando con Harlene Anderson me di cuenta de lo maravilloso que es compartir
respetuosamente mis ideas con mis clientes sin tener que ser un genio estratégico. La propuesta
de Tom Andersen sobre equipo reflexivo ya circulaba en el medio desde hacía unos años y su
forma de trabajar se ligaba a mis nuevas inclinaciones posmodernas. Empecé a utilizar el
equipo reflexivo en mis clases, talleres y situaciones clínicas. Ya estrenamos siglo y creo que,
por lo menos por algún tiempo, los procesos reflexivos van a seguir siendo parte de mi trabajo
como psicoterapeuta, maestra y persona.

Sylvia London:

El uso de equipos de reflexión o de procesos reflexivos ha sido una parte importante de mi trabajo
como terapeuta y docente en los últimos 15 años. Podría decir que la primera vez que utilicé un
trabajo de grupo semejante a lo que ahora llamamos formalmente Equipos Reflexivos fue con un
grupo de papás y mamás en una clínica de Salud Mental en Massachusetts a mediados de los años
80’s.

En esa ocasión se me asignó coordinar un grupo para padres cuyos hijos habían tenido
dificultades con la ley,: La mayoría de estas familias ya habían sido parte del sistema de salud
mental por algunos años y se encontraban frustradas con los resultados, además la participación
en el grupo era una parte obligada por el estado para que los chicos pudieran quedarse en casa y
no ser asignados a una escuela residencial.

El formato de trabajo que utilicé consistió en entrevistar enfrente del grupo a una de las parejas
de padres o a una mamá o un papá según era el caso, acerca de la relación con sus hijos y las
dificultades que tenían con ellos y después invitar al resto de los miembros del grupo a tener una
conversación entre ellos acerca de las ideas que ellos creían que le podrían ser útiles a la pareja
entrevistada. Como pueden ver el formato de trabajo se asemeja a lo que ahora llamamos
Equipos de Reflexión, en ese entonces no había reglas ni lineamientos de trabajo específicos, mi
intención como coordinadora del grupo, se limitaba a ayudarlos a compartir sus experiencias
como padres y así generar ideas que les pudieran ser útiles.

Lo más interesante de esa experiencia, para mí como terapeuta, fue que no la compartí con mis
colegas o supervisores en el momento porque me avergonzaba de no estar ofreciendo
conocimiento “experto a las familias”. Por otro lado los resultados del grupo fueron buenos y los
participantes se beneficiaron de tal manera que ese grupo continuó como un grupo de apoyo
autogestivo para padres por varios años.

No fue hasta unos años despues cuando tuve la oportunidad de leer y observar el trabajo de Tom
Andersen, (Andersen, 1987, 1992) que pude apreciar la riqueza del trabajo que se había
realizado. A través de las lecturas pude construir un marco conceptual y teórico que me permitía
valorar una experiencia que yo había realizado, que había sido útil pero que no sabía como
llamarla, ni me atrevía a compartirla por miedo a ser criticada2.

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Me gustaría comentar que hay muchos terapeutas trabajando a puerta cerrada en sus consultorios con ideas muy
útiles para ayudar a la personas que los consultan. Sine embargo es el mérito de aquellos que se toman el tiempo y la

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Margarita Tarragona:

Tuve contacto por primera vez con el concepto de “reflecting team” hacia 1986, gracias a
Peggy Penn, quien en ese entonces era mi supervisora y maestra en el Instituto Ackerman en NY.
Recuerdo que hacia el final de un taller- que era sobre otro tema- Peggy nos empezó a hablar
con entusiasmo sobre el trabajo “fascinante” que estaban realizando un amigo suyo y su equipo
en un remoto lugar de Noruega. Nos explicó brevemente de qué se trataba e hicimos un ejercicio
trabajando con una “familia” actuada en role playing. Los participantes en el equipo recibimos
instrucciones precisas de hablar de manera tentativa, de decir algo positivo sobre cada miembro
de la familia y de no interactuar con los clientes ni entre nosotros. ¡ Eso de hablar enfrente de
los pacientes me pareció una idea rarísima ! En aquella época trabajábamos con equipos
estratégicos tipo Milán y esto no encajaba para nada con lo que estábamos acostumbrados a
hacer. No entendía bien por qué a Peggy le resultaba tan interesante esta forma de trabajar,
pensé que era algo medio excéntrico. Si alguien me hubiera dicho ese día que quince años más
tarde el “equipo de reflexión” sería un elemento central en mi trabajo como terapeuta, maestra
y supervisora, seguramente me hubiera reído…

Hoy entiendo lo novedoso de la propuesta del equipo reflexivo: este trabajo promueve
relaciones más igualitarias entre clientes y terapeutas, entre supervisores y supervisados y entre
maestros y alumnos. Nos permite considerar diferentes ideas y darle espacio a una variedad de
experiencias de vida, desde las profesionales hasta las cotidianas.

Las tres autoras somos fundadoras de Grupo Campos Elíseos, un centro independiente en
la Ciudad de México donde abordamos la psicología y la psicoterapia desde la perspectiva de la
crítica posmoderna, el construccionismo social y la psicología narrativa.

En nuestros programas de entrenamiento invitamos a los participantes a formar una


comunidad de aprendizaje colaborativo con el objeto de lograr lo que plantea Harlene Anderson
(1999): crear y facilitar un ambiente y un proceso de aprendizaje donde los participantes puedan
desarrollar sus propias habilidades y capacidades para que

“cada persona genere sus propias semillas de novedad y las cultive en su vida personal y
profesional, fuera del contexto organizado de aprendizaje… invitar a cada participante a que
tome la responsabilidad de ser el arquitecto de su propio aprendizaje… que cada participante
tenga una voz, contribuya, pregunte, explore, tenga incertidumbre y experimente” (1999, pp-66-
67)(traducción de las autoras)

molestia de documentarlo el que estas ideas lleguen a manos de otros terapeutas para que se puedan experimentar,
ampliar y enriquecer.

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Un concepto importante en nuestro trabajo es el de “profesional reflexivo” propuesto por
Schön (1983) Nos parece central que, como terapeutas, docentes y consultores, estemos
constantemente en un proceso de reflexión sobre nuestro trabajo: cuestionando y analizando desde
una postura crítica lo que hacemos. Esto implica también invitar a nuestros clientes y alumnos a
reflexionar sobre sus experiencias tanto terapéuticas como de aprendizaje, incluyendo la relación
con el terapeuta o maestro, para buscar qué funciona bien y repetirlo y dejar de lado las ideas que
no han sido útiles.

El uso de los equipos de reflexión, con la flexibilidad y libertad que permiten sus múltiples
variaciones, es una manera de promover tanto una comunidad de aprendizaje, como de
implementar la propuesta de Schön sobre una práctica profesional reflexiva.

En este capítulo describiremos algunas de las maneras en las que hemos implementado
equipos reflexivos, pero antes quisiéramos detenernos un momento para clarificar los posibles
significados del término “equipo reflexivo”

¿Reflejamos o reflexionamos ?

Frecuentemente se dice que los miembros del equipo “reflejan”, incluso se habla a veces
de “equipos reflejantes”. Pensamos que la distinción entre “reflejar” y “reflexionar” es muy
importante. De hecho, aunque generalmente se ha traducido el término “reflecting team” como
“equipo reflexivo”, preferimos hablar de “equipo de reflexión” porque dicho de esta manera
queda claro qué es lo que hacen los miembros del equipo: reflexionan.

La idea de “reflejar” y la metáfora del terapeuta como espejo, tienen una larga historia
dentro de las psicoterapias. Está la la idea psicoanalítica del analista como una “pantalla en
blanco” donde el paciente “proyecta” sus vivencias, deseos, etc. La propuesta Rogeriana de
“reflejar” (mirroring) en la que el terapeuta es como un espejo que “regresa” al cliente sus
propias palabras y experiencias. Y está la tradición en terapia familiar del equipo detrás del
espejo como un “metaobservador”.

Estas propuestas comparten en cierta medida una premisa moderna sobre la objetividad ,
pues suponen que el terapeuta y el equipo pueden observar objetivamente la realidad del paciente
o la familia y devolvérsela de manera neutral y precisa, “tal cual es”. Después de todo, ¿quién
dice la verdad de manera más objetiva que un espejo?

Pensamos que esta analogía de espejo no sólo no encaja bien con el espíritu del equipo de
reflexión, sino que incluso lo contradice. Como es bien sabido, uno de los puntos centrales de la
crítica posmoderna en las disciplinas sociales es justamente el cuestionar la objetividad de un
observador en el contexto de las interacciones humanas. El equipo reflexivo es congruente con
una postura socioconstruccionista que subraya la importancia del lenguaje en la construcción de
diferentes versiones de la realidad y valora las múltiples perspectivas y la multiplicidad de voces.

En esta forma de trabajo no se aspira a “reflejar” la realidad, sino a compartir lo que los
miembros del equipo piensan y sienten a raíz de lo que han escuchado durante la entrevista entre

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clientes y terapeutas. Los integrantes del equipo reflexionan en presencia del sistema terapéutico
(clientes y terapeutas). Tom Andersen lo expresa muy claramente en su libro The Reflecting
Team (1991)

“Este nuevo formato se conoció como “reflecting team” Pensamos en el significado


francés de la palabra, no en el del inglés, que hasta donde entendemos, se acerca a replicar. El
término francés réflexion tiene el mismo significado que el Noruego “refleksjon”, que quiere
decir: algo es escuchado, se toma y se piensa antes de dar una respuesta” p.12.
(traducción de las autoras)

Las palabras de Andersen describen con claridad lo que hacen los miembros del equipo:
escuchan algo, lo hacen suyo y piensan antes de dar una respuesta.

Nosotras pensamos que si se quiere una metáfora óptica, tal vez podríamos imaginar a los
miembros del equipo como prismas más que como espejos: la luz primero pasa a través de ellos,
y la forma que toma al salir depende de sus ángulos, cortes y facetas.

¿Trabajar con o sin lineamientos para el equipo de reflexión?

Frecuentemente nuestros alumnos nos preguntan qué se debe hacer y qué no se debe
hacer al participar en el equipo reflexivo. Algunas de las ideas que compartimos con ellos son las
siguientes:

Tom Andersen (1991) sugería que:

• Los miembros del equipo pueden estar detrás de un espejo o bien en el mismo espacio
que los clientes y la terapeuta.

• Durante la entrevista, los miembros del equipo escuchan en absoluto silencio, sin hacer
comentarios entre ellos. El equipo nunca interrumpe la entrevista para ofrecer consejos ni
hacer preguntas.

• Después de un rato de entrevista, el terapeuta puede solicitar la participación del equipo,


o el equipo puede indicar que tiene ideas que quiere compartir.

• Si el equipo está detrás del espejo, puede intercambiar puestos con la familia y la
terapeuta para ofrecer sus reflexiones.

• Al hablar, los miembros del equipo se miran entre ellos, no establecen contacto visual
con los clientes

• Los miembros del equipo ofrecen sus reflexiones de manera tentativa (no sé, tal vez,
podría ser, se me ocurre que,…)

• Los comentarios se basan exclusivamente en lo que se escuchó durante la entevista

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• La participación del equipo generalmente toma de 5 a 10 minutos.

• Tras escuchar al equipo, los clientes y el terapeuta comentan sobre lo que oyeron.

Andersen dice que a veces es más fácil definir al equipo reflexivo por lo que NO hace:

• No comenta sobre cosas que pertenecen a otros contextos (fuera de la entrevista)

• No da connotaciones negativas

• No interpreta

• No juzga

Una vez revisados los lineamientos originales de Andersen, agregamos otros desarrollos que
vienen desde la narrativa y otras terapias posmodernas:

William Lax ( 1995) recopila y propone diferentes sugerencias entorno al equipo reflexivo,
señalando dos momentos del trabajo:

I. Antes de la intervención del equipo:


Lax sugiere que los miembros del equipo pueden hacerse a sí mismos algunas preguntas antes de
ofrecer reflexiones:

• ¿Qué elementos de la entrevista estimularon mis ideas?

• ¿Hubo algo en especial de lo que ví u oí que me lleve a pensar de esa manera?

• ¿Hubo algo en lo que oí que me haya emocionó o “llegado” personalmente?

• ¿Hay alguna experiencia en mi vida que me haya llevado a tener pensamientos o


asociaciones similares de las que quisiera comentar en este momento?

II. El Equipo en Acción: En el momento de ofrecer sus reflexiones

• Los miembros del equipo conversan entre sí de 10 a 15 min.

• Un miembro del equipo puede hacer una pregunta acerca algo novedoso que notó en la
entrevista.

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• Cada pregunta puede referirse tanto a la historia de la excepción como sus posibilidades
al futuro.

• Cada miembro del equipo sitúa su comentario, es decir lo contextualiza en función de su


experiencia, educación, sistema de creencias, etc. Si un miembro del equipo no lo hace
otros lo pueden hacer o ayudarle a hacerlo.

• Si un miembro del equipo hace un comentario en vez de una pregunta, otro miembro
puede preguntar de dónde viene este comentario.

Lax enfatiza la importancia de hacer público el origen de las ideas de los miembros del equipo
porque

• Al situar (contextualizar) cada pregunta, los miembros del equipo hacen evidente que sus
comentarios no son necesariamente correctos o útiles para el cliente, porque son producto
de la propia experiencia, de las propias ideas del integrante del equipo.

• Situar la pregunta también puede ayudar a explicar por que el miembro del equipo cree
que su pregunta le puede ser útil al cliente aún y cuando el cliente no lo considere así.

Griffith & Griffith, (1994) describen que en su trabajo con equipos reflexivos les son útiles los
siguientes lineamientos:

1.- Las especulaciones se limitan a las conversaciones que han tenido lugar en ese momento y
ese lugar.

2.- Las ideas se presentan de manera tentativa con invitaciones , por ejemplo “ésto es sólo una
idea…”

3.- Los comentarios se construyen como connotaciones lógicas o positivas y no como criticas ni
acusaciones.

4.- Los miembros del equipo mantienen contacto visual entre ellos sin ser descorteses, para
mantener la diferenciación entre la postura activa (que habla) y la pasiva (que reflexiona).

5.- Los miembros del equipo tratan de presentar los dos lados de un dilema, moviéndose de una
postura de "o" a una postura de "y- también".

Dentro de la línea de la terapia narrativa, Freedman y Combs (1996) le sugieren tres tareas al
equipo reflexivo:
• Unirse a la familia,
• apoyar el desarrollo de nuevas narrativas y
• facilitar la deconstrucción de las descripciones saturadas de problemas.

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Estos autores también describen lo que consideran como característico del trabajo en equipo
reflexivo de diferentes terapeutas, por ejemplo:

• Comentan que Lynn Hoffman tiene una sola guía para los equipos de reflexión y es que
los miembros tengan una postura afirmativa y de afiliación combinado con un optimismo
a toda prueba.

• Que Al Ross dice que ha aprendido que el equipo de reflexión tiene que ver más con la
actitud que con la técnica. Más que qué hacer, la pregunta es cómo ser.

• Señalan que los Griffith y Griffith , en sus conversaciones en el equipo reflexivo


intentan modelar un inquirir abierto y una discusión franca de los dilemas de vida de las
familias, pero no intentan dar instrucciones específicas sobre como se deben resolver los
dilemas.

Zimmerman y Dickerson ( 1997), proponen que:

1.-En el transcurso de la entrevista los miembros del equipo ponen atención a las historias
preferidas, a los eventos excepcionales y a las contradicciones en la historia del problema o
historia dominante. Estos se pueden ver como puntos de entrada para la construcción de
significados alternativos. Los miembros del equipo pueden poner atención a estos eventos aún y
cuando no sean solicitados o enfatizados por el entrevistador.

2.-El equipo puede mostrar curiosidad acerca de estos sucesos excepcionales: ¿Cómo
ocurrieron?, ¿Qué hay en la vida de las personas que permitió que éstos sucedieran?.

3.-Los miembros del equipo pueden cuestionar la existencia de estos sucesos en la vida de las
personas utilizando preguntas como las siguientes:

• ¿Al consultante le gustan estos eventos excepcionales? ¿Por qué? ¿Por qué no?

• ¿Cuál es la historia de éstas excepciones, tendrán algún futuro, si es así cuál sería?

• ¿favorecen cambios en la relación del cliente con otras personas?

• ¿Quién más pudo haberse dado cuenta de estas excepciones en el pasado, en el presente o
en el futuro?

• ¿Qué acciones distintas han ocurrido en respuesta a estos eventos?

4.- Los miembros del equipo deben de recordar que estos eventos han sido ignorados o
minimizados por los clientes, por lo que la intervención del equipo contribuye a re-escribir la
historia.

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5.- Los miembros del equipo también deben recordar que más que connotar positivamente, están
ayudando al cliente a darle nuevos significados a los sucesos de su vida.

Michael White ha desarrollado su propia forma de trabajar con equipos de reflexión, con
algunas diferencias importantes de respecto a otars modalidades. Él expresa que la "apertura" de
los integrantes del equipo, o su "intuición" no son garantía de que lo que digan sea útil para los
clientes. Menciona su preocupación de que los terapeutas en general somos parte de una cultura
que tiende a la patología y a las descripciones funcionalistas y estructuralistas de las personas y
cree que utilizar este tipo de descripciones en la conversación del equipo puede reproducir
discursos que han sido perjudiciales para los clientes. Por eso trata de estructurar la
conversación de los miembros del equipo de manera que se minimice este riesgo.White (1995)
ha desarrollado un trabajo con equipos que cosiste de 4 fases, cada una de las cuales consituye
una entrevista en sí misma:

1) El entrevistador charla con los clientes mientras los miembros del equipo escuchan.

2) El entrevistador y los clientes cambian de lugar con los integrantes del equipo y los primeros
son una audiencia para la etrevista que se hacen entre sí los miembros del equipo. Hablan
principalmente sobre sus experiencias alm escuchar la conversación que presenciaron.Se
sugiere que los miembros del equipo se “ubiquen” comentando brevemente sobre su lugar de
trabajo, intereses, etc para no ser “anónimos” ante los clientes y situar de dónde viene sus
comentarios (de su experiencia personal y no de un discurso profesional privilegiado).
También se sugiere que se tomen en cuenta a todas las personas que participaron en la
entrevista y que los terapeutas comenten sobre los aspectos poco reconocidos pero
“preferidos” de la experiencia de los clientes, así como todo lo que apunte a posibles historias
alternativas.

3) Vuelven a intercambiarse lugares y el terapeuta entrevista a los clientes sobre la experiencia


de escuchar al equipo, especialmente sobre aquellos comentarios que les llamaron la atención
o les parecieron útiles. El terapeuta ofrece también sus reacciones sobre lo que el equipo dijo.

4) El equipo, los clientes y el terapeuta se reúnen para “deconstruir” la terapia misma: por qué
se hicieron ciertas preguntas, cuál era la intención de cierto comentario, qué experiencias
personales pueden haber influido en las decisiones hechas durante la terapia, etc…

White (1995) propone que el trabajo con un equipo de reflexión se puede entender como una
especie de "ceremonia de definición" en la que los miembros del equipo son "testigos externos"
que validan las historias y las identidades preferidas de los clientes. Piensa que el grupo
promueve también una "autoconciencia reflexiva" en la que las personas tiene una mayor
conciencia de cómo se ven a sí mismos y pueden darse cuenta de opciones para darle forma a su
propia vida.

Como se ve en los párrafos anteriores, hay muchas maneras diferentes de trabajar con
equipos de reflexión. Las ideas sobre los lineamientos para el trabajo con equipos reflexivos se
han ido transformando a través de los años y se han adaptado a las necesidades y preferencias de

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diferentes grupos en distintos países. Tom Andersen (2002) comenta que en cada país que visita
encuentra una manera particular de implementar los equipos de reflexión.

Andersen (1995) también plantea que no le diría a ningún miembro del equipo reflexivo
cómo debe de participar en la conversación, pero que él tiene tres guías para sí mismo:

1. Habla solamente sobre algo que vio o escuchó en la plática. Evita dar opiniones, hacer
declaraciones o interpretar significados. Si uno de sus compañeros participa con una
interpretación, le pregunta ¿Qué de lo que viste u oíste de la plática con la familia te llevó
a tener esa opinión?

2. Se siente libre de comentar sobre todo lo que oyó pero no sobre todo lo que vio. Las
familias deben de tener el derecho de no hablar sobre lo que no quieren incluso si
momentáneamente algo se les escapó de forma no verbal.

3. Prefiere no ver a la persona mientras el equipo reflexiona para no obligar a los miembros
de la familia o al cliente a escuchar.

Ejercicios “Como si”

Harlene Anderson no utiliza el término equipo reflexivo pero propone una idea
sumamente útil cuando se trabaja con grupos de entrenamiento, de consultoría y de
conversaciones clínicas: él “Como sí”. (Anderson, 1997).

Este ejercicio es una combinación de los procesos de “presentar, escuchar, reflexionar y


discutir.” La idea principal consiste en asignar a varios pequeños grupos de terapeutas o
consultantes el ser ‘escuchas’ desde la postura de uno de los personajes de la historia que relata
el cliente. Las instrucciones que generalmente se les dan a los participantes en este tipo de
ejercicio grupal son:

Ejercicio de "como si",

Instrucciones para los que Escuchan:

1.- Selecciona una posición (carácter, personaje de la historia, miembro de la familia o el


terapeuta) a través del cual escucharás la entrevista (conversación) . De preferencia esta posición
deberá de ser elegida al presentar a los personajes antes de escuchar el caso, historia o situación.

2.- Escucha en silencio la entrevista (caso), no hagas preguntas, comentarios ni sugerencias. Deja
que la entrevista transcurra en su totalidad.

3.- De acuerdo a la selección de los personajes, formen grupos de trabajo: uno por cada
personaje.

4.- Como equipo utilicen muchas formas para describir al personaje: descríbanlo de tal manera
que se incluyan todas las voces de los participantes (ideas, percepciones). Pueden utilizar todas

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las modalidades que prefieran y tengan a su disposición (palabras, textos, imágenes, sonidos,
movimientos, objetos, etc.)

5.- Como grupo representen la voz de esa persona: ¿Qué piensa, qué siente, cómo reacciona a lo
que escuchó durante al entrevista?

6.- Como equipo compartan la historia con el resto del grupo, ya sea en forma escrita (hojas de
rotafolio) o verbal, con un representante o una conversación.

¾ Recuerden que el objetivo del ejercicio es maximizar el número de voces y perspectivas

Presentar, escuchar, reflexionar y discutir en éstos pequeños grupos desde la perspectiva


imaginada de otro, permite que se abran nuevas opciones desde donde oír a las diferentes
personas que rodean al cliente y así presentar distintos puntos de vista sobre ellos. Esta es otra
forma de reflexionar que nos ha sido muy útil en nuestro trabajo clínico y en la enseñanza-
aprendizaje en nuestro entrenamiento.

Las ventajas y desventajas de dar lineamientos a los participantes en los equipos de reflexión,
versus dejar que se de un proceso lo más libre posible, han sido objeto de muchas discusiones
entre colegas y entre a nosotras mismas. Quienes prefieren trabajar con lineamientos claros
mencionan entre otras ventajas, el mantener bien separada la posición de escuchar de la de hablar
al no haber contacto directo entre el equipo y los clientes, pues así éstos pueden tener libertad de
tomar lo que quieran del equipo, sin sentirse presionados a responder a los comentarios que
escuchan (por ej. Andersen) Hay quienes prefieren que la conversación del equipo se centre en
ciertos aspectos de la entrevista (por ej., para White, en lo "misterioso" o intrigante de los
eventos excepcionales de la historia del cliente), otros, como Harlene Anderson o Lynn Hoffman
tienden a "confiar en el proceso y tienen pocos lineamientos para el trabajo del equipo.
Podríamos pensar que diferentes terapeutas nos ubicamos en diferentes puntos de un
"continuum" que va desde un formato muy claramente estructurado, hasta un proceso muy poco
reglamentado o casi totalmente libre.

En Grupo Campos Elíseos enfatizamos el respeto y la responsabilidad como fundamento


de nuestro trabajo. Esto nos lleva a poner al cliente en el centro de todo lo que hacemos, de lo
que decimos, preguntamos y sugerimos. En el trabajo con equipos de reflexión alentamos a
nuestros alumnos a escuchar con atención, hacer preguntas tentativas, a compartir con los
clientes desde sus experiencias personales siempre y cuando crean que sean útiles para éstos,
pero siempre responsabilizándose de lo que se plantea y presentándolo como algo personal, una
idea que viene desde la tradición y el conocimiento local del alumno.

En nuestra experiencia, hemos aprendido que los equipos empiezan a trabajar siguiendo
los lineamientos de distintos autores, pero paulatinamente se generan guías propias. A
continuación describimos una de las formas de trabajo que han surgido en nuestros grupos:

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“La mesa cuadrada”

En Grupo Campos Elíseos trabajamos en una mesa cuadrada. Ahí revisamos la teoría,
tenemos conversaciones sobre situaciones clínicas y desde ahí los integrantes del equipo
reflexivo observan y piensan sobre la conversación que mantienen el cliente y el terapeuta a unos
6 metros de distancia de éstos. No nos divide ningún espejo o pared. En una ocasión un cliente
llegó y al ver al grupo sentado a la mesa tomó una silla y se sentó con nosotras. Como anfitrionas
quisimos que se sintiera cómodo y tuvimos la entrevista y las reflexiones del equipo alrededor de
la mesa. A partir de entonces se creó una nueva forma de trabajo que se podría describir como
una combinación de múltiples entrevistas para el cliente y diálogo reflexivo entre los terapeutas.
Las preguntas se diversifican y además se dan varias pequeñas conversaciones entre terapeutas
dentro de la misma entrevista. De esa forma el cliente se lleva más de una idea con respecto a su
situación y se siente parte integral de un grupo de trabajo.

En nuestro trabajo actual les ofrecemos a los clientes y a los terapeutas en entrenamiento
diferentes opciones para desarrollar las entrevistas: podemos trabajar con dos espacios
claramente diferenciados como de entrevista y de equipo de reflexión, o bien podemos sentarnos
todos a la mesa. En la mesa hemos experimentado con diversas modalidades, tanto de entrevista
como de formas de reflexión. Por ejemplo: a veces se va dando una entrevista en conjunto, en
otras ocasiones se asignan uno o dos entrevistadores y los otros participantes ofrecen sus
reflexiones de manera separada, el proceso varía según los integrantes del equipo y los invitados
a la sesión.

En Grupo Campos Elíseos utilizamos distintas formas de equipos de reflexión: al estilo


“original” de Andersen, ejercicios “como si”, entrevistas alrededor de la mesa, y otras
variaciones. A continuación presentamos algunos fragmentos de entrevistas con clientes3 que
tuvieron sesiones con equipo reflexivo y que describen sus experiencias:

Brigitte era clienta de una de las integrantes del grupo de supervisión. En dos ocasiones
acudió a una sesión con equipo reflexivo. Nos comenta lo siguiente:

"Visité al equipo de reflexión en dos ocasiones. Me he llevado un cúmulo de información al que


le he dado vueltas... escuchar al equipo es difícil y también enriquecedor. Es difícil porque
vienes a hablar de ti misma. Uno cree que vienes a hablar de dietas y hablas de cosas más
importantes".

"El equipo tiene muchas ideas pero no da consejos. Cuando a mí me dan directrices, no las tomo
en cuenta y hago lo que yo quiero".

" Las dos veces que visité al equipo fueron muy significativas. El escuchar como me veían me
hizo pensar que yo solo tenía una visión negativa de mí misma...'¿Porqué ver sólo en una
dirección?, ¡Existen muchas maneras de ver a las cosas!'... El equipo fue así, tenían muchas
formas de ver a las cosas"

3
Utilizamos pseudónimos para proteger la privacía de los clientes

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Natalia llamó por teléfono pidiendo una sesión en una situación de emergencia. El único
espacio disponible para verla era en el grupo de supervisión con un equipo reflexivo. Esa fue su
primera experiencia en terapia colaborativa y siguió acudiendo a sesiones individuales con las
supervisoras. Después de una segunda experiencia con el equipó de reflexión comentó lo
siguiente:

"En el equipo ves distintas formas de encarar una situación. Lo que más me ayuda es que me
hablen de una forma sencilla, que me hablen derecho. Este es un tratamiento para una persona
"adulta" no una terapia donde te controlan desde afuera. Aquí dependo de mí. Me siento en
libertad de tomar o dejar lo que dicen, fueron muy respetuosas con mis decisiones."

"No sentí que estaba en un grupo de psicólogas. Lo viví como una charla, como una plática con
un grupo de mujeres que sabes que son profesionistas pero no utilizan un lenguaje tan
rebuscado. No es un espacio donde tú eres la paciente y por lo tanto estás mal y las psicólogas
te analizan y definen que es lo que té pasa. El que te analicen genera mucha distancia y el hecho
de que aquí no lo hagan me ayudó a abrirme."

"Al principio decía "tengo que" y ahora digo "quiero". Es la diferencia entre obligación y
decisión. Ahora me doy permiso de pensar lo que quiero y lo que siento y después actuar sobre
ello. Esto es lo que me enseñaron cuando me hacían preguntas y así aprendí a pensar sobre mí."

"En mi experiencia los miembros del equipo son abiertos y sienten que aprenden sobre mí al
igual que yo de ellos. En otras terapias el terapeuta tenía la última palabra. Aquí hay una
retroalimentación y todos aprendemos de todos".

Olga es una clienta quien asistió a ocho sesiones terapéuticas con un equipo de reflexión,
al entrevistarla unos meses después y preguntarle qué le había parecido lo más útil de la terapia
exclamó:

"¡ El equipo! para mi era como irme con 8 regalos después de cada sesión! … era como si
cada una (del equipo) me diera una cinta de un color diferente, algo de que agarrarme, un
camino por el que ir"

Por lo que comenta Olga, las voces del equipo permanecían con ella después de las sesiones, y
aún meses más tarde:

"Primero estaba preocupada de pensar que cómo iba a acordarme de tantas cosas, pero
después me dí cuenta de que sí me acordaba, aún hoy en día me acuerdo de cosas que me
dijeron…"

por ejemplo:

"como cuando Adriana me preguntó si yo era importante para el negocio o si el negocio era
importante para mí…o Luchi que había pasado por una situación parecida a la mía con mi
hijo, o cuando Ana María me dijo que cada amor es el penúltimo amor…"
(Tarragona, 2002)

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Los equipos de reflexión en el entrenamiento y la supervisión :

Otra manera en la que utilizamos los equipos de reflexión es como una forma de
entrenamiento y supervisión que se puede utilizar tanto en la supervisión narrada como en la
supervisión en vivo.

La supervisión se organiza alrededor de la pregunta que le hacemos tanto a alumnos


como a clientes: “¿Qué tendría que pasar en esta conversación para que sintieras que valió la
pena compartir esta situación con nosotros?”

En el caso de la supervisión en vivo, los terapeutas invitan a un cliente para ser


entrevistado enfrente del equipo. Como parte de la invitación, el terapeuta le explica al el cliente
en qué consiste el proceso de entrevista y las reglas de respeto y confidencialidad que rigen al
grupo. El terapeuta y el equipo deciden cómo se lleva a cabo la entrevista, si en la mesa o
separando a los que escuchan de los que conversan. El terapeuta, el equipo y el cliente deciden
en conjunto quién participará en la entrevista, por ejemplo si quieren que los entreviste el
terapeuta con quien han estado trabajando, u otro miembro del equipo o ambos, también deciden
si quieren entrevistar a los clientes o al sistema terapeuta-cliente. Se tiene una entrevista durante
aproximadamente 40 min. y después se invita a los miembros del grupo que escucharon la
conversación a ofrecer sus reflexiones.

En el caso de la supervisión narrada, donde no están presentes los clientes, se invita a uno
de los terapeutas participantes a compartir con el grupo alguna situación de su práctica clínica.
La narración y la presentación del caso se llevan a cabo respetando el estilo personal de cada
terapeuta, sin un formato preestablecido.

Las conversaciones por parte del grupo se puede hacer de muchas maneras dependiendo
de la petición especifica del terapeuta y del contenido del caso. Lo importante es recordar que la
intención del grupo es generar ideas.

Hemos elaborado algunas variaciones del equipo de reflexión para adaptarlo a las
necesidades de nuestros grupos de supervisión y entrenamiento. Hay tres formatos básicos de
presentación de casos:

1) Un terapeuta-consultante narra una situación clínica a todo el equipo, mientras los miembros
del grupo escuchan respetuosamente en silencio.

2) Un miembro del equipo entrevista a un terapeuta-consultante acerca de una situación clínica,


mientras el resto del equipo escucha..

Al finalizar la narración del caso o la entrevista con el terapeuta consultante, los participantes
del equipo tienen una conversación entre sí acerca de la situación en cuestión. Esta conversación
tiene como finalidad dar voz a las ideas que se han generado al escuchar y co-construir nuevas
ideas a través del diálogo.

14
El terapeuta-consultante escucha la conversación del grupo y selecciona las ideas que le son
relevantes. La sesión puede terminar allí o en ocasiones el terapeuta y el grupo conversan sobre
la entrevista.

Otra forma de trabajo combina la narración por parte del terapeuta con preguntas y
comentarios de los miembros del equipo y reflexiones, que son conversaciones entre dos o tres
integrantes del grupo sobre la situación clínica y/o el proceso de la entrevista.

Los ejercicios “como sí” de Anderson (1997) - descritos en la sección anterior -también son
de gran utilidad para la supervisión y el entrenamiento. Para este fin, se invita a cada uno de los
miembros del equipo a escuchar el “caso”o la entrevista desde la postura de algún miembro
relevante del “sistema terapéutico” (clientes, familiares, amigos, terapeuta, otros profesionistas
involucrados, etc…)4 y dar su opinión desde ese lugar. Esta forma de escuchar y de hablar da la
posibilidad de encontrar y enfatizar diferentes puntos de vista, además de generar una
multiplicidad de voces y opiniones que abren nuevas posibilidades.

Como se ve, las modalidades de trabajo de equipos que utilizamos para la supervisión son
muy similares a las variaciones de equipos reflexivos que usamos en el trabajo clínico.
Implementamos estos procesos reflexivos en el entrenamiento también para la revisión de
cuestiones teóricas y discusión de textos.

¿Cómo se describe lo que hace el supervisor?

Una de las maneras como podríamos describir el trabajo que hace el supervisor es la de
favorecer un clima de respeto, apertura y confianza. Además, es responsable de cuidar que todas
las voces y las necesidades de los participantes del grupo sean representadas, escuchadas y
consideradas, además de tener siempre en cuenta el bienestar de los clientes.

Es importante señalar que el supervisor no cree que sus ideas tienen más peso, ni más
importancia que las ideas de los participantes del grupo, el supervisor ofrece su experiencia en la
práctica clínica, así como sus habilidades para acceder a sus propios recursos y los recursos de
los participantes y maximizar la diversidad en ideas, estilos y contextos.(Anderson y Goolishian
(1990), Bobele, Gardner y Biever (1995), Tarragona (1999))

Como supervisores, a veces somos maestros, a veces escuchas y a veces alumnos de los
participantes que acuden a nuestros grupos. Nos enriquecemos de sus conocimientos, sus
visiones del mundo y sus experiencias, pero sobre todo nos transformamos a través de las
relaciones que se van construyendo al compartir con ellos y ellos con nosotros nuestras
experiencias y nuestro trabajo.

Algunos alumnos5 que han participado en procesos de supervisión reflexivos comentan:

4
Hablamos de “sistema” en el sentido propuesto por Anderson y Goolishian (1988) como el conjunto de personas
que son interactúan y conversan acerca de una situación o problema.
5
utilizamos pseudónimos para mantener el anonimato de las entrevistas de investigación

15
“ Mi experiencia en grupo de supervisión ha sido grata. Me agrada la forma en que soy mirada,
en donde el proceso de aprendizaje no te hace sentir que empiezas desde abajo, sino que te hace
sentirte acompañado. Esto a diferencia de otras supervisiones en donde sientes que tus ideas
tienen un rango menor y que nunca llegarán a compararse con aquellas del “supervisor”. Aquí
el supervisor puede dar una visión distinta pero no necesariamente “mejor” o más “correcta”.
La supervisión te hace sentirte apoyado y no criticado. Te hace desarrollar tus capacidades y no
se centra en tus “fallas”o“inexperiencias”.
- Viviana

“Creo que el hecho de que haya personas y voces distintas le da un gran potencial a la
situación de supervisión, porque da lugar a la multiplicidad y a la diversidad. Pero si no hay
cuidado en el manejo de la participación ese potencial puede eliminarse. Sin embargo se
alcanza cuando todos se sienten escuchados, respetados y cuando todos tienen la libertad de
participar.”
- Alejandro

“El trabajar y participar en un grupo de reflexión es una forma de aprender muy


enriquecedora, donde uno puede ir acostumbrándose a que la propia voz puede ser retomada
por los clientes, donde lo que uno puede decir contribuye a la multiplicidad de voces, todas
válidas. Y donde puede uno ‘ejercitarse’ en el escuchar ese dialogo interno que posibilita la
reflexión…Es a través de la supervisión que se tiene experiencia con los clientes en un clima de
confianza y seguridad.”
- Nuria

Comentarios finales

Cuando se trabaja con equipos reflexivos generalmente no se pretende llegar a una


conclusión o "cierre" al final de la sesión, más bien se aspira a dejar abiertas distintas ideas y
posibilidades para los participantes en las conversaciones reflexivas. Para ser congruentes con
esto, tal vez no deberíamos de terminar este capítulo con una sección de "conclusión", sino
confiar en que cada lector puede quedarse con lo que considere interesante de este texto…

Para nosotras, utilizar equipos de reflexión en la psicoterapia, la supervisión y la


enseñanza-aprendizaje ha sido de un inmenso valor.. Esta forma de trabajo nos ha permitido
ampliar nuestra postura colaborativa, ofreciendo una forma de trabajo menos jerárquica, de co-
construcción, a través de la conversación, de procesos terapéuticos y de conocimiento junto con
los clientes y los alumnos. La crítica posmoderna nos reta a estar en un proceso de búsqueda
continua, en un constante desafío teórico y práctico . El trabajo reflexivo, y el equipo en
particular, nos permiten tomar seriamente este reto y disfrutar haciéndolo.

Referencias:

Andersen, T. (2002) comunicación personal en el Taller: Escritura, Conversación y Reflexión.


México, D.F.

16
Andersen , T.(1995) Reflecting processes, acts of informing and forming: you can borrow my
eyes, but you must not take them away from me! En Friedman, S. (1995) The reflecting team in
Action:Collaborative Practice in Family Therapy (pp.11-37) New York, Guilford.

Andersen, T.(1990) The reflecting team: Dialogues and dialogues about dialogues. New York,
Norton Books.

Anderson, H. (1998). Collaborative Learning Communities, en McNamee, S. & Gergen, K.J.


Realities and Relationships. Newbury Park, CA: Sage Publications.

Anderson, H. (1997) Conversation, Language and Possibilities. New York, Basic Books.

Anderson, H. y Goolishian, H. (1990) Supervision as Collaborative Conversation: Questions and


Reflections. En Brandau, H. (Ed.) Von der supervision zur systemischen vision. Salzburg. Otto
Muller Verlag.

Anderson, H. y Goolishian, H. (1988) Human Systems as linguistic systems: evolving ideas


about the implications for theory and practice. Family process, 27, 371-393.

Bobele, M; Gardner, G. y Biever, J.(1995) Supervision as Social Construction. Journal of


Systemic Therapies. Vol.14, No.2. pp.14-25.

Fernandez, E., London, S. y Tarragona, M.(2001) Algunas Sugerencias para la Participación en


Equipos de Reflexión (Adaptado de Zimmerman & Dickerson (1997) Taller de Equipos de
Reflexión.GrupoCampos Elíseos/ Octubre 2001

Freedman, J. & Combs, G. (1996) Narrative Therapy: The Social Construction of Preferred
Realities. New York, W.W. Norton

Griffith, J.L & Griffith, M.E. (1994) The Body Speaks. New York, Basic Books.

Lax, W. (1995) Offering Reflections, en Friedman, S. (1995) (Ed.) The Reflecting Team in
Action. New York, Guilford Press.pp-145-166

Schön, D. (1983) The reflective practitioner: How professionals think in America. New York,
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Tarragona, M. (1999) La Supervisión desde una Perspectiva Posmoderna. Psicología


Iberoamericana.Vol,7, No. 3 Junio 1999 pp.68-76

Tarragona, M. (en prensa) Escribir para Re-escribir Historias y Relaciones. Psicoterapia y


Familia. México

White, M. (1995) Re-Authoring Lives: Interviews and Essays. Adelaide, South Australia. Dulwich
Centre Publications.

17
Zimmerman, J. y Dickerson, V. (1997) If Problems Talked. New York, Guilford Press.

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