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EDAD MEDIA

La Edad Media, Medievo o Medioevo es el período histórico de la


civilización occidental comprendido entre el siglo V y el XV. Su comienzo se
sitúa convencionalmente en el año 476 con la caída del Imperio romano de
Occidente y su fin en 1492 con el descubrimiento de América,[1] o en 1453
con la caída del Imperio bizantino, fecha que tiene la ventaja de coincidir
con la invención de la imprenta (Biblia de Gutenberg) y con el fin de la
Guerra de los Cien Años.

Suele dividirse en dos grandes períodos: Temprana o Alta Edad Media (siglo
V a siglo X, y Baja Edad Media (siglo XI a siglo XV).

Temprana o Alta Edad Media (siglo V a siglo X)

Se denomina por convención Alta Edad Media al periodo de la historia de


Europa que se extiende desde la caída del Imperio romano de Occidente
hasta aproximadamente el año 1000, época de resurgimiento económico y
cultural. Tres imperios conviven y luchan por la supremacía: el bizantino, el
árabe o islámico y el carolingio.

Los vikingos

Los vikingos o normandos, pueblos provenientes de Escandinavia, fueron los


primeros en invadir el Imperio carolingio. Cuando comenzó el
desplazamiento invasor de los vikingos, Carlomagno ordenó defender las
costas construyendo torres vigías. A su muerte, la situación empeoró,
puesto que los vikingos establecieron campamentos permanentes y más
tarde formaron el Ducado de Normandía al norte de Francia.

Los Sarracenos

Los sarracenos eran piratas musulmanes que desde la península ibérica y el


norte de África, atacaron las Costas de Francia e Italia. Sus expediciones
llegaron hasta Roma. Aunque su principal objetivo era obtener botín, se
instalaron en Sicilia.

Los eslavos

Desde la región comprendida entre los ríos Elba y Dnieper, los eslavos se expandieron y
ocuparon parcialmente, todo el Este de Europa.

Una rama de los Eslavos atravesó el territorio de la actual Rusia. Allí se unieron con los
normandos procedentes de Suecia y fundaron el Rus de Kiev, considerado el primer
Estado ruso, desde donde establecieron relaciones comerciales con Bizancio y el Islam.

BAJA EDAD MEDIA

La Baja Edad Media es un término que a veces produce confusión, pues


procede de un equívoco etimológico entre alemán y castellano: baja no
significa decadente, sino reciente; por oposición al alta de la Alta Edad
Media, que significa antigua (en alemán alt: viejo, antiguo). No obstante, es
cierto que desde alguna perspectiva historiográfica puede verse al conjunto
del periodo medieval como el ciclo de nacimiento, desarrollo, auge e
inevitable caída de una civilización, modelo interpretativo que inició Gibbon
para el Imperio romano (donde es más obvia la oposición entre Alto Imperio
y Bajo Imperio) y que se ha aplicado con mayor o menor fortuna a otros
contextos históricos y artísticos.

La obra más antigua en romance castellano que se conserva es el Poema o Cantar de Mio Cid, del Siglo
XII (Hacia 1140).

Se sabe que hubo en la Península Ibérica manifestaciones anteriores de poesías primitivas, de las que ha
quedado poca documentación escrita. Generalmente eran algunas poesías amorosas cantadas por
trovadores, en lengua galaico-portuguesa o en romance castellano, también villancicos y las cancioncillas
mozárabes o muwassahas en hebreo y jarchas, de las que quedan algunos testimonios en trozos poéticos
de Yehudá Haleví y de Todros Abulafia.

OBRAS
IMPORTANTES

Las obras de referencia para esas fechas son, por un lado, el Cantar de mio
Cid, cuyo manuscrito más antiguo sería de 1207, y La Celestina, de 1499,
obra de transición hacia el Renacimiento.
Renacimiento

Renacimiento es el nombre dado a un amplio movimiento cultural que se produjo en


Europa Occidental en los siglos, XV y XVI. Sus principales exponentes se hallan en el
campo de las artes, aunque también se produjo una renovación en las ciencias, tanto
naturales como humanas.

El Renacimiento es fruto de la difusión de las ideas del humanismo, que determinaron


una nueva concepción del hombre y del mundo.

El nombre "renacimiento" se utilizó porque éste retomaba los elementos de la cultura


clásica. El término simboliza la reactivación del conocimiento y el progreso tras siglos
de predominio de un tipo de mentalidad dogmática establecida en la Europa de la Edad
Media. Esta nueva etapa planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser humano, el
interés por las artes, la política y las ciencias, revisando el teocentrismo medieval y
sustituyéndolo por cierto antropocentrismo.

El historiador y artista Giorgio Vasari había formulado una idea determinante, el nuevo
nacimiento del arte antiguo, que presuponía una marcada conciencia histórica
individual, fenómeno completamente nuevo en la actitud espiritual del artista.

De hecho, el Renacimiento rompió, conscientemente, con la tradición artística de la


Edad Media, a la que calificó como un estilo de bárbaros, que más tarde recibirá el
calificativo de gótico. Con la misma conciencia, el movimiento renacentista se opuso al
arte contemporáneo del norte de Europa.

Desde una perspectiva de la evolución artística general de Europa, el Renacimiento


significó una «ruptura» con la unidad estilística que hasta ese momento había sido
«supranacional».

Sobre el significado del concepto de Renacimiento y sobre su cronología se ha discutido


muchísimo; generalmente, con el término "humanismo" se indica el proceso innovador,
inspirado en la Antigüedad clásica y en la consolidación de la importancia del hombre
en la organización de las realidades histórica y natural que se aplicó en los siglos XV y
XVI.

El Renacimiento no fue un fenómeno unitario desde los puntos de vista cronológico y


geográfico. Su ámbito se limitó a la cultura europea y a los territorios americanos recién
descubiertos, a los que las novedades renacentistas llegaron tardíamente. Su desarrollo
coincidió con el inicio de la Edad Moderna, marcada por la consolidación de los
Estados europeos, los viajes transoceánicos que pusieron en contacto a Europa y
América, la descomposición del feudalismo, el asenso de la burguesía y la afirmación
del capitalismo. Sin embargo, muchos de estos fenómenos rebasan por su magnitud y
mayor extensión en el tiempo el ámbito renacentista.

Rafael (1483-1520), pintor renacentista italiano considerado como uno de los más
grandes e influyentes artistas de todos los tiempos
BARROCO

El Barroco fue un periodo de la historia en la cultura occidental que produjo obras en el


campo de la literatura, la escultura, la pintura, la arquitectura, la danza y la música, y
que abarca desde el año 1600 hasta el año 1750 aproximadamente. Se suele situar entre
el Renacimiento y el Neoclásico, en una época en la cual la Iglesia Católica europea
tuvo que reaccionar contra muchos movimientos revolucionarios culturales que
produjeron una nueva ciencia y una religión disidente dentro del propio catolicismo
dominante: la Reforma protestante.

Como estilo artístico el barroco surgió a principios del siglo XVII y de Italia se irradió
hacia la mayor parte de Europa. Durante mucho tiempo (siglos XVIII y XIX) el término
barroco tuvo un sentido peyorativo, con el significado de recargado, desmesurado e
irracional, hasta que posteriormente fue revalorizado a fines de siglo XIX por Jacob
Burckhardt y luego por Benedetto Croce y Eugenio d'Ors.

La palabra barroco fue inventada por críticos posteriores, más que por los practicantes
de las artes en el siglo XVII y principios de siglo XVIII, es decir, los artistas que
plasmaban dicho estilo. Proviene de la palabra portuguesa "barroco" (en español sería
"barrueco"), que significa "perla de forma irregular", o "joya falsa". Una palabra
antigua similar, "barlocco" o "brillocco", es usada en el dialecto romano con el mismo
sentido. También se le llama "barro-coco". Todas ellas significan lo mismo. Otro
interpretación lo deriva del sustantivo "Baroco", usado en tono sarcástico y polémico
para indicar un modo de razonar artificioso y pedante. En ambos casos el término
expresa el concepto de artificio confuso e impuro, de engaño, de capricho de la
naturaleza, de extravagancia del pensamiento.

El término "barroco" fue después usado con un sentido despectivo, para subrayar el
exceso de énfasis y abundancia de ornamentación, a diferencia de la racionalidad más
clara y sobria de la Ilustración (siglo XVIII ). Fue finalmente rehabilitado en 1888 por
el historiador alemán de arte Heinrich Wölfflin (1864-1945), quién identificó al Barroco
como oponente al Renacimiento y como una clase diferente dentro del arte "elaborado".

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