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La moral cívica es un saber que surge de la vida cotidiana, es secular ya que no recurre a Dios
para fundamentar sus valores.
En la vida cotidiana encontramos distintas morales, que configuran el vivir de los hombres,
algunas son religiosas, que fundamentan sus valores en Dios (moral religiosa), y otras que no
hacen una apelación tan expresa (moral secular)
Las éticas de máximos tratan de dar razón al fenómeno moral en toda su complejidad y por
eso entienden la moral como el diseño de una forma de vida felicitante, por lo tanto son éticas
conciliatorias. Es decir aquellas que dan concejos desde la experiencia propia y heredada de
personas que dan confianza o sea de aportaciones científicas, con la ayudad de autoridades
morales, porque se confía en su saber y hacer.
Las éticas de mínimos, hace referencia a las normativas compartidas de una sociedad
pluralista, donde se toman decisiones compartidas en cuestiones de ética aplicada.
¿Por qué la moral cívica es una moral de mínimos? Porque en una sociedad pluralista se
comparten unos mínimas normas, para la toma de decisiones morales compartidas en
cuestiones de ética aplicada.
La ética cívica solo ha sido aplicada en formas de organización política, donde se le considera a
las personas como “súbditos” o sea personas subordinas no como ciudadanos.
Los contenidos de una moral cívica nace de la convicción de que los hombres somos capaces
de tomar decisiones en un mundo moralmente autónomo.
Los derechos humanos: Vienen a concretar de algún modo estos valores (libertad, igualdad y
fraternidad)
Estos derechos aún no han sido recogidos en declaraciones internacionales, y vienen guiadas
por el valor de la solidaridad,(derecho a la paz, a vivir en una sociedad de paz y de un medio
ambiente sano), aunque no hayan sido aún reconocidas hacen parte de la conciencia moral
social de los países.
La tolerancia: Predisposición a respetar proyectos ajenos que puedan tener un valor, aunque
no lo compartamos.