Antecedentes El debate, tanto en aspectos normativos como positivos sobre el papel del Estado en las economías modernas, se ha intensificado en la última década, dando lugar a acuerdos en algunas áreas. La discusión ha evolucionado desde la concepción a favor de que el Estado debía intervenir en todos los ámbitos de la actividad económica —bajo la óptica de un Estado paternalista y perfecto—, hacia favorecer las bondades del libre mercado -calificando al Estado como un mal asignador de recursos- . Los extremos han dejado de ser válidos. En su momento, la razón para justificar la intervención estatal fue la existencia de fallas de mercado, y luego fueron las fallas de gobierno las que hicieron cuestionar la intervención estatal. "Existe un creciente consenso sobre el rol que el gobierno puede jugar en los esfuerzos exitosos de desarrollo, pero también existe un reconocimiento sobre las fallas en lo relativo a la efectividad de las actividades de gobierno" (Stiglitz, 1998), por lo que el debate estéril de Estado versus Mercado cambió a uno fundamental: la efectividad del Estado. La principal conclusión que se desprende de la existencia de fallas, tanto de mercado como de gobierno, es que el rol del Estado debe ser dinámico y ajustado a su capacidad de responder a los desafíos, evaluada en función de la fortaleza de sus instituciones. A este respecto existe relativo acuerdo sobre el rol del Estado en la provisión de bienes públicos, y desacuerdo en la forma que debe proveerlos y su participación en la promoción del desarrollo. El tamaño y funciones del Estado dependen de la cultura, entorno, oportunidades y distribución de poder. En países con instituciones débiles, los Estados deben focalizarse en cumplir con funciones básicas, más que en funciones de intervención directa. Seis funciones importantes del Estado De forma general, Stiglitz establece como funciones básicas del Estado: • Promover la educación, para derivar en una sociedad más igualitaria y facilitar la estabilidad política. • Fomentar la tecnología. • Brindar soporte al sector financiero, principalmente a través de la diseminación de información. • Invertir en infraestructura: instituciones, derechos de propiedad, contratos, leyes y políticas que promuevan la competencia. • Prevenir la degradación ambiental. • Crear y mantener una red de seguro social. En economías en desarrollo el gobierno debe jugar un rol especial, dada la débil institucionalidad de mercados y la existencia de severos problemas de información. Dicho papel deberá realizarlo brindando los incentivos correctos para la eficiencia de la actividad económica, el fortalecimiento de la infraestructura institucional y la provisión de servicios básicos.
Efectividad del Estado
A pesar de que el Estado puede apoyar la promoción del desarrollo, también puede originar grandes daños, derivados de los errores en la aplicación de reglas que crean incertidumbre. En tal sentido, el Estado debe incrementar la eficiencia y eficacia en el desempeño de sus funciones. Debido a la escasez de recursos y la debilidad de las instituciones en los países en desarrollo, el Estado debe enfatizar su accionar en áreas estrictamente necesarias para que, a pesar de las restricciones existentes, los resultados sean óptimos. En estas circunstancias cabe hacerse algunas preguntas: ¿Qué puede decirse acerca del proceso de toma de decisiones? ¿Qué hacer con las potenciales fallas de mercado que obviamente la intervención estatal no aliviará? ¿Qué arreglo institucional permite un mejor desarrollo del mercado? ¿Cómo interactúan en el desarrollo las políticas y las instituciones? Las respuestas a esas preguntas dependen también de la dinámica del Estado, generalmente caracterizada por las siguientes acciones: • Derroche de recursos por la existencia de privilegios: Se crean rent-seekers en cuyas circunstancias si el aparato institucional es débil, el Estado queda expuesto a presiones de grupo, generando corrupción e impunidad. • Grupos de poder e intereses que hacen lobby para incrementar acuerdos favorables a ciertos sectores. • Intereses propios de grupos dentro del gobierno, que generan un comportamiento maximizador de los burócratas. Las consideraciones anteriores indican que el Estado puede mejorar su acción a través de: • Restringir sus intervenciones a aquellas áreas que evidencian influencia significativa y sistemática de intereses particulares de grupos de presión. Un ejemplo del pasado fue el otorgamiento de cuotas de importación, con el objetivo falaz de regular los precios internos de algunos productos. El resultado fue una excesiva distorsión en el sistema de precios, y la sistemática presión de grupos privilegiados que se beneficiaban, oponiéndose a la liberación comercial. • Fortalecer la idea de un Estado a favor de la promover la competencia. • Evitar la secretividad en la toma de decisiones a través de la difusión de información, e incentivar la transparencia, tanto en la formulación como en la ejecución de políticas. A este respecto, el gobierno necesita tener un balance entre la experiencia y la representatividad. • Promover la provisión de bienes públicos mediante mecanismos de mercado, que incluyan la participación del sector privado y de organizaciones no gubernamentales. • Diseñar mecanismos en el uso de información de mercado para la toma de decisiones públicas. En conclusión, la definición del rol del Estado debe tomar en cuenta características tales como: la existencia y capacidad de instituciones para ejecutar políticas, la dinámica de las transformaciones económicas (la globalización, por ejemplo), los actores políticos, y sobre todo, las ventajas comparativas que posea. Dentro del entorno y la efectividad de las políticas, uno de los instrumentos en donde se refleja el papel que podría jugar el Estado es el presupuesto de ingresos y egresos. En aquí donde se identifica la política fiscal a seguir, elemento clave en la conducción de los gobiernos. Cabe señalar que a pesar de la importancia de la política fiscal, no constituye el único elemento para juzgar el rol del Estado, sino existen otros, tales como la política monetaria, cambiaria, comercial y una serie de instituciones que permiten u obstaculizan el actuar de los agentes económicos.