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Tesis doctoral

CALIDAD DE SUELOS EN AMBIENTES CALIZOS


MEDITERRÁNEOS: PARQUE NATURAL DE SIERRA MARÍA-
LOS VÉLEZ.

Memoria para optar al grado de Doctor presentada por la Lcdo.


en Ciencias Ambientales Isabel Miralles Mellado.

El trabajo de investigación que se expone en la presente memoria


ha sido realizado bajo la dirección de los doctores:

Dr. Rafael Delgado Calvo-Flores. Dr. Miguel Soriano Rodríguez.


Catedrático de Universidad. Profesor Titular de Universidad.
Dpto. Edafología y Q. Agrícola. Dpto. Edafología y Q. Agrícola.
Facultad de Farmacia. Escuela Politécnica Superior.
Universidad de Granada. Universidad de Almería.

Dr. Manuel Sánchez Marañón.


Profesor Titular de Universidad.
Dpto. Edafología y Q. Agrícola.
Facultad de Ciencias.
Universidad de Granada.
Tesis doctoral

CALIDAD DE SUELOS EN AMBIENTES CALIZOS


MEDITERRÁNEOS: PARQUE NATURAL DE SIERRA
MARÍA-LOS VÉLEZ.

ISABEL MIRALLES MELLADO

UNIVERSIDAD DE GRANADA

FACULTAD DE FARMACIA

DEPARTAMENTO DE EDAFOLOGÍA Y QUÍMICA AGRÍCOLA

GRANADA, 2006.

Directores:
Dr. Rafael Delgado Calvo-Flores
Dr. Miguel Soriano Rodríguez
Dr. Manuel Sánchez Marañón
Editor: Editorial de la Universidad de Granada
Autor: Isabel Miralles Mellado
D.L.: Gr. 2163- 2006
ISBN: 84-338-4139-4
A mis padres y hermanos
A mi Raúl
AGRADECIMIENTOS
La realización de la presente tesis ha sido posible gracias a la concesión de la beca
de Formación de Profesorado Universitario del Ministerio de Educación Cultura y
Deporte, AP2002-3628, y al proyecto titulado “El color como estimador de la calidad
del suelo en áreas protegidas mediterráneas” (Referencia: CGL2004-02282BTE), con el
que se ha financiado la tesis. El desarrollo de la presente tesis ha resultado ser una
experiencia única, tanto a nivel personal como profesional. Es por ello por lo que quiero
expresar en estas páginas mi más sincera gratitud a todas aquellas personas que han
hecho posible la finalización de este trabajo.

Mis directores: D. Rafael Delgado Calvo-Flores, D. Manuel Sánchez-Marañón y D.


Miguel Soriano Rodríguez han supervisado este trabajo, participando activamente en el
mismo. Durante estos cuatro años se han encargado de mi formación, y su apoyo ha
sido de gran importancia para la culminación de este trabajo.

El profesor D. Rafael Delgado ha puesto a mi alcance todos los medios técnicos y


materiales necesarios para el desarrollo de la tesis, y ha llevado el hilo conductor de
capítulos de gran interés para la consecución de los objetivos de la misma, como es el
estudio de la ultramicrofábrica mediante Microscopio Electrónico de Barrido, y el
estudio mineralógico de suelos. Quisiera destacar la suerte que he tenido de conocer y
mantener conversaciones con una persona como D. Rafael Delgado, sobre temas de
actualidad y de gran interés científico. Para mí ha sido una inspiración durante todo este
tiempo, no solo por su rigor científico, sino por sus férreos principios éticos y morales.

Al profesor D. Manuel Sánchez cuya intervención ha sido fundamental para marcar


los objetivos de la tesis, en el trabajo de campo y en la corrección de la misma.
Trabajador incansable, siempre se ha mostrado disponible para atender a mis dudas e
inquietudes. Quiero destacar además, que gracias al profesor Manuel Sánchez Marañón,
tuve la posibilidad de realizar una estancia en el Centro de Ciencias Medioambientales
(CSIC-Madrid), financiada con cargo al proyecto “El color como estimador de la
calidad del suelo en áreas protegidas mediterráneas” (Referencia: CGL2004-
02282BTE), del cuál es el investigador principal.

D. Miguel Soriano no sólo ha aportado ideas determinantes para la realización de la


tesis, sino que contagia vitalidad y entusiasmo, me ha ofrecido sabios consejos, tanto
personales como profesionales, y me ha mostrado su apoyo incondicional en momentos
de desánimo. Miguel ha sido para mí una persona muy especial…, generoso y amable,
ha tratado a sus becarios como si formaran parte de su propia familia. Hago extensible
mi agradecimiento a su mujer, Ana Lerma, por su amistad y hospitalidad durante todo
este tiempo, y a la pequeña Ana Soriano, también por su amistad y simpatía. A la
pequeña Ana le deseo que en su vida profesional encuentre a alguien como su padre.

Al Dr. D. Gonzalo Almendros, investigador del Centro de Ciencias


Medioambientales (CSIC-Madrid), en cuyos laboratorios pude realizar el estudio
detallado de la materia orgánica del suelo, obteniendo resultados muy fructíferos para la
presente tesis. Estoy convencida de que la generosidad y sabiduría del profesor
Almendros no dejaría a ninguna persona que le conozca indiferente.
Al profesor D. Fernando Gil Sotres, del Departamento de Edafología y Química
Agrícola de la Universidad de Santiago de Compostela, al que he tenido la suerte de
conocer durante mi primera estancia de movilidad del Ministerio de Educación Cultura
y Deporte, tengo que agradecer su atención y amabilidad durante mi estancia en sus
laboratorios. La sabiduría del profesor Gil Sotres y la profesionalidad del equipo de
trabajo que éste dirige, me permitió familiarizarme, en un corto período de tiempo, con
numerosas técnicas de estudio de propiedades bioquímicas de los suelos, así como la
realización de uno de los capítulos que más me han motivado en el desarrollo de la tesis.
Hago extensible mi agradecimiento a la Dra. Dña. Carmen Trasar Cepeda, y a todos mis
compañeros de los laboratorios de la Universidad de Santiago de Compostela, por su
ayuda y por hacer que mi estancia en Santiago fuera tan grata.

A las Doctoras Dña. Clare Power y Dña. Katerian Michaelides, les agradezco su
labor didáctica y de formación en multitud de técnicas de teledetección durante mi
estancia a la Escuela de Ciencias Geográficas de la Universidad de Bristol (Inglaterra).

A la profesora Dña. Yolanda Cantón por sus sabios consejos y el apoyo


incondicional que me ha prestado durante el desarrollo de la tesis. Las palabras de
ánimo de Yolanda cuando mi ánimo flaqueaba y su simpatía han sido un gran consuelo
en multitud de ocasiones. Su ayuda también ha sido indispensable para la realización de
algunos capítulos de la tesis, como el análisis topográfico mediante Sistemas de
Información Geográfica.

Al profesor D. Cecilio Oyonarte le agradezco la amabilidad y la ayuda que me ha


brindado siempre. En nuestras conversaciones me aportaba ideas que resultaron de gran
utilidad para mi tesis. También ha sido para mí muy importante el gran interés que ha
mostrado el profesor D. Gabriel Delgado en el desarrollo de mi tesis y su ayuda en el
laboratorio.

Quiero hacer extensible mi agradecimiento a todos los miembros de los


Departamentos de Edafología y Química Agrícola de las Universidades de Granada y
Almería, por el ánimo y apoyo que me han ofrecido a lo largo de mi período como
doctorando. Así como a los técnicos de laboratorio y personal de administración y
servicios de dichos Departamentos (Marisol, Manolo, Marina, Jose Luis y Encarnita)
por su ayuda en los aspectos técnicos y burocráticos que he tenido que llevar a cabo
para lograr el buen fin de esta tesis. Quiero destacar la importante ayuda que me ha
ofrecido Encarnita en el estudio de la mineralogía de mi tesis.

A la dirección y personal del Parque Natural de Sierra María-Los Vélez,


especialmente a Adela, Jaime, Gines y Paco Pareja, les agradezco el haber puesto todos
los medios técnicos y materiales disponibles en el Parque Natural a mi alcance. Su
ayuda ha sido indispensable para la realización del trabajo de campo de mi tesis.

A Francisco Miralles, Director Multimedia de Neodis publicidad, y a Sergio Criado,


Director Creativo de Neodis publicidad, por su esmero, originalidad y creatividad en el
diseño de la portada y separadores interiores de la tesis.

A mi tía Ángela, a mi prima Antonia y a Toñi, les agradezco el haber podido contar
con ellas en momentos difíciles. Sus consejos siempre han sido muy importantes para
mí.
Finalmente, quiero expresar mi gratitud a las personas que en todo momento han
permanecido a mi lado: mi familia… mis padres, mis hermanos y mi Raúl. Me resulta
imposible expresar con palabras el valor que tiene para mí el sacrificio y esfuerzo que
han hecho mis padres durante todos estos años, y que no ha terminado, ni mucho
menos, con la realización de mi tesis, pues mis padres seguirán viviendo todos los
momentos que acontecen en mi vida junto a mí. Para mí, el sacrificio que ha supuesto la
realización de la presente tesis, está completamente justificado por ellos. Mis hermanos
también han estado siempre a mi lado, especialmente mi hermano Francisco, que me ha
apoyado y se ha interesado constantemente por mi trabajo, como si fuera suyo propio.
Gracias por todo. Y mi Raúl, su ayuda ha sido indispensable para la realización de mi
tesis doctoral. Su compañía, para mí, es insustituible. “Empezamos esto juntos y lo
terminamos juntos…, y hasta el próximo proyecto…siempre juntos”. Gracias por estar
siempre a mi lado.
Índice

ÍNDICE
CAPÍTULO I: INTRODUCCIÓN

I.1. EL CONCEPTO DE CALIDAD DEL SUELO Y SU


DESARROLLO………………………………………………………. 1
I.2. INDICADORES DE CALIDAD………………………………... 7
I.2.1. Textura y estructura……………………………………………………... 9
I.2.2. Densidad aparente………………………………………………………. 10
I.2.3. Capacidad de retención de agua………………………………………... 10
I.2.4. Profundidad de enraizamiento…………………………………………..10
I.2.5. Porosidad…………………………………………………………….……10
I.2.6. Materia orgánica………………………………………………………….11
I.2.7. pH y conductividad eléctrica………………………………………..……11
I.2.8. Nitrógeno, fósforo y potasio asimilables…………………………….…..12
I.2.9. Capacidad de intercambio catiónico………………………………...…..12
I.2.10. Microorganismos……………………………………………………...... 12
I.2.10.1. Biomasa microbiana…………………………………………………. 13
I.2.10.2. Nitrógeno potencialmente mineralizable……………………………...14
I.2.10.3. Respiración microbiana……………………………………………….15
I.2.10.4. Actividad enzimática………………………………………………….15
I.3. MATERIA ORGÁNICA Y CALIDAD DEL SUELO……...…18
I.3.1. Definición, propiedades, origen y clasificación de la materia orgánica.
…………………………………………………………………………………... 18
I. 3.1.1. Concepto de materia orgánica…………………………………………18
I.3.1.2. Importancia de la materia orgánica en la calidad del suelo…………… 18
I.3.1.3. Origen de la materia orgánica………………………………………….19
I.3.1.4. Clasificación de la materia orgánica…………………………………...19
I.3.2. Las sustancias húmicas………………………………………………….. 20
I.3.2.1. Definición y naturaleza de las sustancias húmicas……………………. 20
I.3.2.2. Clasificación de las sustancias húmicas……………………………….. 20
I.3.2.3. Clasificación del humus……………………………………………….. 22
I.3.3. Procesos de humificación. Origen y formación de las sustancias
húmicas…………………………………………………………………………. 23
I.3.3.1. Procesos de humificación………………………………………………24
I.3.3.2. Humificación directa…………………………………………………...24
I.3.3.3. Humificación indirecta…………………………………………………25
I.3.3.4. Otros procesos………………………………………………………….25
I.3.4. Acumulación, composición y propiedades de las sustancias húmicas 27
I.3.5. Mineralización de la materia orgánica…………………………………. 28
I.4. PROPIEDADES BIOQUÍMICAS Y CALIDAD DEL
SUELO……………………………………………………………….. 30
I.4.1. Importancia de la actividad microbiana en la calidad del suelo.
Parámetros bioquímicos indicativos de calidad del suelo…………………….30
I.4.2. Aproximaciones para la obtención de indicadores de calidad basados en
propiedades bioquímicas de los suelos…………………………………………31
Índice

I.4.3. Propiedades bioquímicas de los suelos…………………………………. 32


I.4.3.1. Parámetros bioquímicos generales……………………………………. 32
I.4.3.1.1. Carbono asociado a la biomasa………………………………….. 32
I.4.3.1.2. Respiración microbiana del suelo……………………………..….34
I.4.3.1.3. Coeficiente metabólico…………………………………………….35
I.4.3.1.4. Capacidad de mineralización del nitrógeno………………………36
I.4.3.2. Actividades enzimáticas………………………………………………..37
I.4.3.2.1. Actividad deshidrogenasa………………………………………... 37
I.4.3.2.2. Actividad catalasa………………………………………………... 38
I.4.3.2.3. Actividad fosfodiesterasa……………….………………………... 38
I.4.3.2.4. Actividad proteasa-caseína……………………………..………... 39
I.4.3.2.5. Actividad ureasa………………..…………………………………39
I.4.3.2.6. Actividad β-Glucosidasa…………………………………………..40
I.5. ESTRUCTURA Y CALIDAD DEL SUELO…………………..41
I.5.1. Concepto de estructura del suelo y estabilidad estructural……………41
I.5.2. Niveles de organización de la estructura………………………………. 43
I.5.3. Origen de la estructura. Factores que influyen en la estabilidad de los
agregados………………………………………………………………………. 45
I.5.3.1. Agentes……………………………………………………………….. 45
I.5.3.1.1. La textura del suelo……………………………………………….45
I.5.3.1.2. Materia orgánica.………………………………………………... 47
I.5.3.1.3. Precipitados de minerales secundarios (Óxidos de hierro y aluminio y
carbonatos). ……………………………………………………………….. 50
I.5.3.1.4. Iones y sales solubles……………………………….…………… 51
I.5.3.1.5. Agua………………………….…………………………………... 52
I.5.3.1.6. Efecto de la vegetación en la estabilidad de los agregados……... 52
I.5.3.1.7. Organismos del suelo……………………………………………. 52
I.5.3.1.8. Efecto de la topografía…………………………………………... 53
I.5.3.2. Mecanismos…………………………………………………………… 53
I.5.3.2.1. El empaquetamiento…………..…………………………………. 53
I.5.3.2.2. Floculación-dispersión de arcillas………………………………. 54
I.5.3.2.3. Mecanismos de estabilización de las unidades estructurales
iniciales………………...…………………………………………………... 55
I.5.3.2.4. Otros mecanismos………………...………………………………55
I.5.3.3. Procesos…………………………………………….………………….55
I.5.3.3.1. Procesos de tipo físico…………………………………………... 55
I.5.3.3.2. Procesos de tipo químico…………………………..……………. 56
I.5.3.3.3. Procesos de tipo biológico………...……………………………. 56
I.5.4. Estudio de la estructura del suelo………………………………………. 56
I.5.4.1. Métodos directos……………………………………………………….56
I.5.4.1.1. Métodos empleados a nivel macroscópico………………………..56
I.5.4.1.2. Métodos empleados a nivel microscópico………………….……..57
I.5.4.1.3. Métodos empleados a nivel ultramicroscópico…………………...57
I.5.4.2. Métodos indirectos……………………………………………………. 63
I.5.4.3. Modelos matemáticos………………………………………………… 64
I.5.5. Estudio de la estabilidad de los agregados…………………………….. 64
I.5.5.1. Mecanismos de ruptura de los agregados…………………………….. 64
I.5.5.1.1. Desagregación por colapso o estallido de agregados (slaking)… 64
I.5.5.1.2. Dispersión físico-química………………………………………... 65
I.5.5.1.3. Ruptura por hinchamiento diferencial…………………………... 65
Índice

I.5.5.1.4. Ruptura mecánica por impacto de las gotas de agua…………….. 65


I.5.5.2. Métodos de estudio de la estabilidad estructural……………………..... 65
I.6. ÍNDICES DE CALIDAD………………………………………... 67
I.7. LA CALIDAD DEL SUELO EN AMBIENTES MONTAÑOSOS
MEDITERRÁNEOS…………………………………………………. 71
I.8. OBJETIVOS……………………………………………………... 73
I.9. ZONA DE ESTUDIO. PARQUE NATURAL DE SIERRA
MARÍA-LOS VÉLEZ……………………………………………….. 76
I.10. ANTECEDENTES SOBRE LA ZONA DE ESTUDIO……... 77

CAPITULO II. FACTORES FORMADORES

II.1. RELIEVE. ……………………………………………………… 82


II.1.1. Rasgos generales………………………………………………………… 82
II.1.2. Características topográficas……………………………………………. 86
II.2. MATERIAL ORIGINAL……………………………………… 94
II.2.1. Enclave geológico………………………………………………………... 94
II.2.2. Historia geológica……………………………………………………….. 94
II.2.3. Materiales Geológicos…………………………………………………... 96
II.2.3.1. Penibético……………………………………………………………... 96
II.2.3.1.1. Margas…………………………..……………………………….. 96
II.2.3.1.2. Dolomías y calizas…………………………………….…………. 96
II.2.3.1.3. Margas y radiolaritas…………………………..……………….. 97
II.2.3.1.4. Margas y margocalizas …………………………………………. 98
II.2.3.2. Subbético……………………………………………………………… 98
II.2.3.2.1. Margas………………..………………………………………….. 98
II.2.3.2.2. Micritas arcillosas……………………………………………….. 99
II.2.3.2.3. Calizas margosas, margas y margocalizas………………...……. 99
II.2.3.3. Zona Intermedia……………………………………………………..... 100
II.2.3.3.1. Margas, arcillas y areniscas………….………………………… 100
II.2.3.4. Sedimentos Post-Mantos……………………………………………… 100
II.2.3.4.1. Biomicritas de algas con cuarzo………………..……………..... 100
II.2.3.4.2. Calizas arenosas………………….…………………………....... 100
II.2.3.4.3. Conglomerados, areniscas, limos arenosos y margas……..……..101
II.2.3.4.4. Conglomerados…………………………………………………... 101
II.2.3.4.5. Sedimentos cuaternarios de diferenta naturaleza……………….. 101
II.2.4. Hidrogeología…………………………………………………………..... 104
II. 2.4.1. Sistema acuífero Sierra de María…………………………………….. 104
II.2.4.1.1. Unidad de María………………………………………………… 104
II.2.4.1.2. Unidad de Maimón-Sierra de Orce……………………………… 105
II. 2.4.2. Sistema acuífero Sierras de Pericay-Gigante-Gabar………………..... 105
II.2.4.2.1. Unidad Pericay-Luchena………………………………………… 105
II.2.4.2.2. Unidad Sierra del Gigante……………………………………..... 106
II.2.4.2.3. Unidad Sierra del Gabar……………………….………………... 106
II.3. VEGETACIÓN…………………………………………………. 107
II.3.1. Biogeografía………………………………………………………………107
II.3.2. División biogeográfica del territorio…………………………………… 107
II.3.2.1. Provincia Bética……………………………………………………..... 107
Índice

II.3.2.2. Provincia Castellano-Maestrazgo-Manchega…………………………. 108


II.3.3. Vegetación potencial…………………………………………………….. 109
II.3.4. Vegetación actual………………………………………………………... 110
II.3.4.1. Unidades de vegetación……………………………………………...... 110
II.3.4.2. Pisos bioclimáticos……………………………………………………. 114
II.3.4.3. Piso Oromediterráneo………………………………………………….114
II.3.4.4. Piso Supramediterráneo……………………………………………..... 115
II.3.4.5. Piso Mesomediterráneo……………………………………………….. 116
II.3.5. Evolución de la cubierta vegetal………………………………………... 117
II.4. FAUNA…………………………………………………………...121
II.5. CLIMATOLOGÍA……………………………………………… 122
II.5.1. Análisis de los parámetros climáticos………………………………….. 122
II.5.1.1. Condicionantes del clima……………………………………………... 124
II.5.1.2. Precipitaciones………………………………………………………... 124
II.5.1.3. Temperaturas………………………………………………………….. 125
II.5.2. Estudio de relaciones estadísticas……………………………………..... 134
II.5.3. Clasificaciones bioclimáticas……………………………………………. 135
II.5.3.1. Clasificación bioclimática de Rivas Martínez…………………………135
II.5.3.2. Clasificación bioclimática de Montero de Burgos y González
Rebollar………………………………………………………………………… 141
II.5.3.3. Edafoclima…………………………………………………………..... 149

CAPÍTULO III. MATERIAL Y MÉTODOS


III.1. ANÁLISIS DE LAS PROPIEDADES FÍSICAS Y QUÍMICAS
DE LOS SUELOS. CARTOGRAFÍA DE SUELOS……………...... 150
III.1.1. Trabajos preliminares de gabinete…………………………………..... 150
III.1.2. Labores de campo……………………………………………………… 150
III.1.3. Analítica de laboratorio………………………………………………... 153
III.1.3.1. Determinaciones analíticas en las muestras de los perfiles………….. 153
III.1.3.1.1. Propiedades físicas de los suelos1……………………………… 153
III.1.3.1.1.1. Análisis granulométrico………………………………..... 153
III.1.3.1.1.2. Separación de fracciones granulometricas……………...... 153
III.1.3.1.1.3. Determinación de la densidad aparente………………….. 153
III.1.3.1.1.4. Retención de agua, Cm y agua útil……………………..... 154
III.1.3.1.1.5. Medida de color………………………………………….. 154
III.1.3.1.2. Propiedades químicas de los suelos1…………………………… 154
III.1.3.1.2.1. Determinación de pH y conductividad…………………... 154
III.1.3.1.2.2. Humedad………………………………………………..... 154
III.1.3.1.2.3. Carbono orgánico………………………………………… 154
III.1.3.1.2.4. Nitrógeno total…………………………………………… 155
III.1.3.1.2.5. Carbonatos……………………………………………….. 155
III.1.3.1.2.6. Hierro libre……………………………………………...... 155
III.1.3.1.2.7. Fósforo asimilable………………………………………... 155
III.1.3.1.2.8. Capacidad de intercambio catiónico y bases de cambio..... 155
III.1.3.1.2.9. Medida de repelencia al agua…………………………...... 156
III.1.3.2. Determinaciones analíticas en las muestras de capas arables……….. 156
III.2. INTERPRETACIÓN Y VALORACIÓN DE LOS
RESULTADOS OBTENIDOS………………………………………. 156
Índice

III.2.1. Clasificación taxonómica de los perfiles…………………………….. 156


III.2.2. Cartografía de suelo……………………………………………………. 156
III.2.3. Análisis de la calidad ambiental de los suelos mediante estimadores de
calidad…………………………………………………………………………… 157
III.2.4. Análisis mineralógico por difracción de rayos x……………………... 158
III.2.4.1. Diagramas de polvo cristalino desorientado………………………..... 159
III.2.4.1.1. Análisis mineralógico cualitativo……………………..…………159
III.2.4.1.2. Análisis Mineralógico Semicuantitativo………………………... 159
III.2.4.2. Diagramas de agregado orientado……………………………………. 160
III.2.4.2.1. Análisis mineralógico cualitativo……………………..…………160
III.2.4.2.2. Análisis mineralógico semicuantitativo………………………… 160
III.2.5. Estudio de la materia orgánica de los suelos………………………..... 161
III.2.5.1. Fraccionamiento cuantitativo de la materia orgánica……………….. 161
III.2.5.2. Fraccionamiento cualitativo de la materia orgánica………………..... 163
III.2.5.3. Métodos espectroscópicos:…………………………………………... 163
III.2.5.3.1. Espectroscopía visible…………………………………………... 163
III.2.5.3.2. Espectroscopía infrarroja……………….……………………… 164
III.2.6. Análisis de las propiedades bioquímicas de los suelos……………….. 164
III.2.6.1. Propiedades bioquímicas generales de los suelos…………………..... 164
III.2.6.1.1. Carbono asociado a la biomasa…………………………….…...164
III.2.6.1.2. Respiración microbiana del suelo………………………………. 165
III.2.6.1.3. Capacidad de mineralización del nitrógeno…………………..... 166
III.2.6.1.4. Actividad deshidrogenasa………….…………………….……... 167
III.2.6.1.5. Actividad catalasa……………………………………….……… 168
III.2.6.2. Propiedades bioquímicas específicas de los suelos………………….. 169
III.2.6.2.1. Actividad fosfodiesterasa……………………………………….. 169
III.2.6.2.2. Actividad proteasa-caseína……………………………….…….. 169
III.2.6.2.3. Actividad ureasa………………………………...………………. 170
III.2.6.2.4. Actividad β-Glucosidasa…………………….………………….. 170
III.2.7. Estudio de la estructura de los suelos…………………………………. 171
III.2.7.1. Análisis de la micro y ultramicroestructura de los suelos con microscopio
electrónico de barrido (SEM)…………………………………...........................171
III.2.7.1.1. Jerarquización……………………...…………………………… 172
III.2.7.1.2. Esqueleto………………………………………………………... 172
III.2.7.1.3. Forma, tamaño y relación de dimensiones de las unidades
jerárquicas……...…………………………………………………………... 172
III.2.7.1.4. Unión de láminas……………………...………………………... 172
III.2.7.1.5. Anisotropía..…………………………………………………….. 172
III.2.7.1.6. Porosidad…..…………………………………………………… 172
III.2.7.1.7. Patrón morfológico general…………………..………………… 172
III.2.7.2. Estudio de la estabilidad estructural mediante tamizado en
húmedo…………………………………………………………………………. 173
III.2.8. Análisis estadístico……………………………………………………... 174
III.2.9. Análisis espacial con sistemas de información geográfica…………… 174
III.2.9.1. Extracción de los principales atributos topográficos………………… 175
III.2.9.1.1. Atributos Topográficos Primarios……………..……………….. 175
III.2.9.1.2. Atributos Topográficos Secundarios…………………………..... 176
III.2.9.2. Análisis geoestadístico……………………………………………...... 177
III.2.9.2.1. Datos de partida………………………………………………… 177
III.2.9.2.2. Análisis exploratorio……………………….…………………… 177
Índice

III.2.9.2.3. Selección de los parámetros y métodos geoestadísticos para cada


variable………………...…………………………………………………….177
III.2.9.2.4. Creación de superficies de predicción………………………….. 178

CAPÍTULO IV. RESULTADOS Y DISCUSIÓN


IV.1. CAPAS ARABLES Y PERFILES…………………………..... 179
IV.1.1. Capas arables…………………………………………………………… 179
IV.1.2. Perfiles de suelos………………………………………………………... 184
IV.1.3. Clasificación de los perfiles…………………………………………..... 263
IV.1.3.1. Grupo de suelo: Calcisol (del L. calcis, calcio)……………………… 265
IV.1.3.2. Grupo de suelo: Chernozem (del ruso chern, negro)………………… 266
IV.1.3.3. Grupo de suelo: Kastanozem (del L. castanea, castaño)…………….. 268
IV.1.3.4. Grupo de suelo: Luvisol (del L. luere, lavar)…………………………269
IV.1.3.5. Grupo de suelo: Vertisol (del L. vertere, movimiento)……………… 270
IV.1.3.6. Grupo de suelo: Leptosol (del Gr. leptos, delgado)………………..... 271
IV.2. CARTOGRAFIA DE SUELOS……………………………..... 273
IV. 2.1. Controles cartográficos………………………………………………... 273
IV.2.1.1. Litología o material original………………………………………..... 273
IV.2.1.2. Relieve……………………………………………………………….. 273
IV.2.1.3. Vegetación natural…………………………………………………… 274
IV. 2.2. Mapa básico de suelos……………………………………………….... 275
IV. 2.3. Descripción de las unidades cartográficas…………………………… 276
IV.3. INFLUENCIA DE LOS FACTORES FORMADORES EN LAS
PROPIEDADES FÍSICAS Y QUÍMICAS DE LOS
SUELOS……………………………………………………………… 302
IV.3.1. Espesor y horizontes…………………………………………………… 304
IV.3.2. Textura…………………………………………………………………. 305
IV.3.3. Estructura…………………………………………………………….... 307
IV.3.4. Materia orgánica………………………………………………………. 308
IV.3.5. Color……………………………………………………………………. 310
IV.3.6. Carbonato cálcico equivalente………………………………………… 310
IV.3.7. pH y conductividad eléctrica…………………………………………. 312
IV.3.8. Parámetros del complejo de cambio………………………………….. 313
IV.3.9. Hierro libre…………………………………………………………….. 314
IV.3.10. Macronutrientes………………………………………………………. 315
IV.5. ANÁLISIS MINERALÓGICO……………………………...... 316
IV.6. CALIDAD AMBIENTAL DE LOS SUELOS. EFECTO DEL
USO DEL SUELO…………………………………………………… 347
IV.6.1. Indicadores físicos y químicos de calidad de los suelos……………… 350
IV.6.2. Análisis de la varianza………………………………………………..... 354
IV.6.3. Efecto del uso el suelo………………………………………………...... 359
IV.6.4. Estudio de la distribución espacial de los indicadores de calidad
mediante geoestadística………………………………………………………… 361
IV.7. RELACIONES ENTRE VARIABLES……………………..... 380
IV.7.1. Relaciones entre las propiedades físicas y químicas de los suelos…… 380
IV.7.2. Relaciones entre las propiedades físicas y químicas y las características
topográficas de los suelos………………………………………………………. 382
Índice

IV.7.3. Análisis factorial………………………………………………………... 385


IV.7.4. Análisis de regresión…………………………………………………… 389
IV.8. ESTUDIO DE LA MATERIA ORGÁNICA………………….391
IV.8.1. Fracción humus del suelo……………………………………………….391
IV.8.2. Propiedades ópticas…………………………………………………….. 394
IV.8.2.1. Estudios espectroscópicos…………………………………………… 394
IV.8.2.1.1. Espectroscopía visible…………………………………………... 394
IV.8.2.1.2. Espectroscopia infrarroja……………………………………….. 402
IV.8.3. Origen de la variabilidad de las características de la materia orgánica en
los suelos………………………………………………………………………… 410
IV.8.3.1. Fraccionamiento cuantitativo…………………………………………410
IV.8.3.2. Aspectos cualitativos………………………………………………… 410
IV.8.4. Factores relacionados con procesos de secuestración del carbono…. 413
IV.8.5. Criterios de calidad de la materia orgánica del suelo basados en los
procesos de formación de los ácidos húmicos………………………………… 414
IV.9. ESTUDIO DE LAS PROPIEDADES BIOQUÍMICAS……... 418
IV.9.1. Carbono asociado a la biomasa………………………………………... 418
IV.9.2. Porcentaje de C asociado a la biomasa/C total del suelo…………….. 419
IV.9.3. Respiración microbiana del suelo……………………………………... 419
IV.9.4. Coeficiente metabólico………………………………………………..... 420
IV.9.5. Mineralización del nitrógeno………………………………………….. 421
IV.9.6. Actividad deshidrogenasa……………………………………………… 421
IV.9.7. Actividad catalasa……………………………………………………….422
IV.9.8. Actividad fosfodiesterasa………………………………………………. 423
IV.9.9. Actividad proteasa-caseína…………………………………………….. 423
IV.9.10. Actividad ureasa……………………………………………………..... 424
IV.9.11. Actividad β-Glucosidasa……………………………………………… 424
IV.9.12. Rango de valores de las propiedades bioquímicas en la zona de estudio
respecto a otros suelos forestales españoles…………………………………… 427
IV.9.13. Influencia de la vegetación en las propiedades bioquímicas de los
suelos…………………………………………………………………………….. 428
IV.9.14. Relaciones entre las propiedades bioquímicas y propiedades edáficas de
los suelos de la zona de estudio………………………………………………... 431
IV.9.15. Relación entre la altitud y las propiedades bioquímicas…………… 434
IV.10. ESTUDIO DE LA ESTRUCTURA DEL SUELO……...…... 440
IV.10.1. Observaciones con SEM de la micro y ultramicrofábrica………...... 440
IV.10.2. Factores que influyen en la formación y estabilización de la estructura
de los suelos………………………………………………………........................496

CAPÍTULO V. CONCLUSIONES………………………... 501

CAPÍTULO VI. BIBLIOGRAFÍA………………………... 506


CAPÍTULO I:
INTRODUCCIÓN
Introducción

I.1. EL CONCEPTO DE CALIDAD DEL SUELO Y SU


DESARROLLO
El suelo es un componente crítico de la biosfera no renovable a escala humana. La
salud de los recursos de suelo y una correcta gestión de los mismos es vital, no solo para
el correcto funcionamiento de los ecosistemas, sino también para que los suelos
desempeñen sus múltiples funciones en la mejora de la productividad biológica, soporte
para el crecimiento de la cobertura vegetal, regulación y almacenamiento del flujo
hídrico en el medio ambiente, atenuación de los efectos nocivos de contaminantes
mediante procesos físicos, químicos y biológicos, e incluso la mejora de la salud
humana y los usos recreativos y estéticos de los paisajes (Glanz, 1995; Sojka and
Upchurch, 1999; Singer and Sojka, 2001).

En condiciones naturales, los suelos alcanzan un estado de equilibrio tras un lento


proceso de formación conocido como edafogénesis. El suelo en este estado climático se
encuentra cubierto por una cobertura vegetal que le aporta nutrientes y materia orgánica
contribuyendo a la mejora de su estructura, y a la protección frente a procesos erosivos.
Los suelos, entonces desempeñan correctamente todas sus funciones y presentan una
calidad adecuada (García et al., 2003). No obstante, el equilibrio de los suelos se puede
perturbar por diversos motivos, entre los que destacan, indudablemente, los de origen
antrópico.

En este sentido, las últimas décadas del siglo XX y los primeros años del S. XXI,
han estado marcados por una progresiva concienciación acerca de los efectos de las
actuaciones humanas sobre el medio ambiente, tanto a nivel local como global, así
como los inminentes cambios medioambientales que se avecinan (Postel, 1994; Gore,
1993). El cambio climático global, la reducción de la capa de ozono, la seria
disminución de biodiversidad de especies, la contaminación, y la degradación de los
suelos y medio ambiente, constituyen las principales tensiones asociadas a la constante
mejora de la calidad de vida de la creciente población humana (Islam, 2000; Sojka,
2003).

La explotación indiscriminada de los recursos naturales como consecuencia del


incremento de la demanda de madera, pastos, alimentos, cosechas, etc., ha conducido a
la degradación de los suelos naturales, particularmente los suelos forestales, que se
transforman en suelos agrícolas a un ritmo alarmante (Hall et al., 1993). La agricultura
actual ha evolucionado hacia la máxima productividad en una economía de mercado que
prima la rentabilidad a corto plazo. El constante aumento de la superficie cultivada, el
empleo de determinadas prácticas de gestión agrícolas, tales como el riego en
condiciones inadecuadas, labranza, el cultivo extensivo de los suelos, y la enorme
dependencia de fertilizantes y pesticidas químicos para mantener y mejorar el
crecimiento de los cultivos, han llevado al deterioro de la calidad medioambiental, tanto
a nivel de aguas (superficiales y subterráneas), con salinización y contaminación por
pesticidas; como a nivel de suelos (pérdida materia orgánica, erosión, desertificación)
(Gliessman, 1984; Hallberg, 1987; Reganold et al., 1987) e incluso a nivel atmosférico,
a través de cambios en la capacidad de los suelos para producir o consumir gases
atmosféricos tales como dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno, y metano (CAST,
1992a; Rolston et al., 1993). Asimismo, se ha tomado conciencia de que el suelo es un
componente crítico de la biosfera de la tierra, y de que la salud de los recursos del suelo
y su correcto funcionamiento es vital, no sólo para la producción de alimentos, sino

1
Introducción

también en el mantenimiento de la calidad medioambiental local, regional y global


(Glanz, 1995; Sojka and Upchurch, 1999; Singer and Sojka, 2001).

Lal y Stewart (1990) definen la degradación del suelo como el descenso de la


calidad del mismo, debido a su mal uso por los seres humanos. En este sentido, se
entiende la pérdida de calidad de los suelos, como el descenso de su productividad a
través de cambios adversos en el estado de nutrientes y de materia orgánica, pérdida de
los atributos estructurales de los suelos y, concentración de electrolitos y productos
tóxicos que perjudican el desarrollo de la cobertura vegetal. La UNEP (1982) define de
forma más simplificada la degradación de los suelos, como la disminución de la
capacidad actual y/o potencial de los mismos para producir bienes o servicios, debido al
resultado de uno o mas procesos degradativos; entre los que destacan, como más
acuciantes, la compactación y endurecimiento del suelo, la desertificación, la erosión y
sedimentación del material erosionado, la laterización, y la degradación biológica y
química.

Así, la degradación medioambiental originada por el uso inadecuado del suelo, ha


revivido en los últimos años el debate sobre sostenibilidad de los actuales usos y
sistemas de producción agrícolas. La concienciación pública acerca de a sostenibilidad
del medioambiente y la preservación de los recursos de suelo se ha reflejado en
numerosas conferencias internacionales tales como la Conferencia de Las Naciones
Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (UNCED) en Río de Janeiro, Brasil, en
1992; el Simposio de la Capacidad de Recuperación del Suelo y Sostenibilidad de los
Usos del Suelo en Budapest, Hungría, en 1992; Conferencia sobre la Gestión Sostenible
de los Suelos en Lethbridge, Canadá, en 1993; el Congreso Internacional de las Ciencias
del Suelo en Acapulco, Méjico, en 1994. Dichas conferencias se centraban en la
amenaza de la creciente degradación del suelo y del medio ambiente, asociados a la
intensificación de los usos del suelo para mejorar la calidad de vida de la población
humana. La sostenibilidad de la energía, así como el modelo de agricultura industrial
intensiva, son constantemente cuestionados por ecologistas y científicos (Jackson and
Piper, 1989; Sagan, 1992; Bhagat, 1990). No obstante, el desarrollo de sistemas de
gestión agrícolas sostenibles es una cuestión complicada, debido a la necesidad de
considerar conjuntamente aspectos tales como la utilidad para los seres humanos, la
eficiencia en el uso de los recursos, y la capacidad para mantener un balance con el
medio ambiente que sea favorable tanto para seres humanos como para la mayoría de
otras especies (Harwood, 1990).

Actualmente, se considera que el desarrollo sostenible es aquel basado en la


adopción de prácticas, que permiten el mantenimiento a largo plazo de la capacidad
productiva, de la viabilidad y calidad de vida, de la conservación del medio ambiente y
de los recursos básicos. Así, el objetivo fundamental del desarrollo sostenible está
constreñido a la necesidad de dejar a las generaciones venideras, como herencia, un
planeta capaz de alimentarlas y permitirles vivir, en suma, en el planeta que todos
quisiéramos heredar.

En este contexto, el concepto de calidad del suelo, entendido como la capacidad del
mismo para realizar sus funciones (en general, de producción biológica, protección
ambiental y mantenimiento de la salud humana), es básico desde la órbita del desarrollo
sostenible, pues ha demostrado ser de gran utilidad para abordar cuestiones relativas a
sostenibilidad productiva y medioambiental (Papendick y Parr, 1992).

2
Introducción

El concepto de calidad del suelo emergió rápidamente durante la década de 1990, y


fue evolucionando como resultado del incremento de la demanda mundial de alimentos,
la creciente preocupación por la degradación medioambiental y la disminución de las
reservas de energías no renovables y recursos minerales (Doran et al., 1996). Esto
proporcionó el impulso necesario para cuestionar la sostenibilidad en la toma de
decisiones sobre gestión del suelo (Pesek, 1994). En este sentido, el interés en la
adopción de un concepto de calidad del suelo, como una herramienta para evaluar los
efectos de los usos del suelo y la gestión del mismo en el mantenimiento de los recursos
del suelo, aire y agua, fue rápidamente acogido entre conservacionistas de recursos
naturales, granjeros, empresarios, ecologistas y otros grupos que apoyaban la agricultura
sostenible en el mundo.

No obstante, la definición y la cuantificación de la calidad del suelo es bastante


complicada, debido a las múltiples funciones que desempeñan los suelos en el
mantenimiento de la productividad y en el buen estado del medio ambiente,
convirtiéndose en un reto, la identificación e integración de los atributos químicos,
físicos y biológicos de los suelos que definen las funciones de los mismos. Por otro
lado, la calidad del suelo, a menudo, se ha interpretado como una característica abstracta
de los suelos, que no se puede definir porque depende de factores externos tales como,
usos del suelo y decisiones de gestión de los suelos, interacciones en los ecosistemas y
medio ambiente y, prioridades políticas y socioeconómicas.

Warkentin y Flecher (1977) fueron los primeros en sugerir el desarrollo de un


concepto de calidad del suelo y discutieron acerca de la evolución de dicho concepto en
agricultura intensiva. El concepto más antiguo y más frecuentemente usado hasta
entonces era el de “aptitud para escoger usos”, con énfasis en la capacidad para soportar
el crecimiento de los cultivos. Este concepto evolucionó para un “rango de posibles
usos” basados ecológicamente y reconoció la importancia de los suelos en el
funcionamiento de la biosfera así como sus múltiples funciones en la mejora de la
productividad biológica, disminución de la contaminación, e incluso su valía para
mejorar la salud humana y los usos recreativos y estéticos de los paisajes. Consideraban
también que, a causa de las diferencias inherentes entre los suelos, no existía un
concepto que relacionara las cantidades de los componentes de los suelos con la calidad
de los mismos. Por tanto, basándose en estas designaciones, Warkentin y Flecher (1977)
argumentaron que el concepto de calidad del suelo empleado hasta la fecha presentaba
importantes limitaciones y sugirieron cuatro criterios para la elaboración de un futuro
concepto de calidad del suelo: (1) que los recursos del suelo están siendo
constantemente evaluados para incrementar su rango de usos (ej. Producción de
alimentos, áreas recreativas, áreas forestales, asimilación y reciclado de basuras,
desarrollo urbano, etc), (2) que existen varios grupos de científicos diferentes a los que
les concierne los recursos de los suelos, (3) que las prioridades y las demandas de la
sociedad son cambiantes y, (4) que las decisiones acerca de los recursos y los usos del
suelo se realizan en un contexto humano o institucional.

Un concepto más amplio de calidad del suelo no fue introducido en la literatura


norteamericana hasta mediados de 1980. Hasta entonces, la calidad de muchos suelos
declinó significativamente como consecuencia de la transformación de pastos y
bosques, a suelos de cultivo (Campbell et al., 1976). Las labores mecánicas y la
producción de constantes cosechas, desembocó en la pérdida de calidad de los suelos

3
Introducción

como consecuencia de la erosión y disminución del contenido de materia orgánica, con


liberación a la atmósfera de carbono orgánico en forma de CO2 (Houghton et al., 1983).
Así, la prensa especializada, publicó que algunos inventarios de la capacidad de
producción de los suelos indicaban, que en la última década, se había producido una
seria degradación de más del 10% de tierras arables de la superficie terrestre como
resultado de la erosión, el aumento de la superficie cultivada, el lavado de suelos, la
salinización y la desertificación (Sanders, 1992; World Resources Institute, 1992). No
obstante, las primeras áreas de interés, en lo que respecta a la gestión de los recursos del
suelo, se centraron, especialmente, en el control de los procesos erosivos y en la
minimización de sus efectos en la productividad (Pierce et al., 1984). A partir de 1980,
numerosos libros e informes centraron su atención en el incremento de la degradación
de los recursos de los suelos agrícolas y en sus implicaciones en la agricultura
sostenible y en la salud medioambiental. Durante la misma época en Canadá, unos
informes del Comité del Senado para la Agricultura (Senate Standing Comite on
Agriculture) proyectaron el tema de la degradación del suelo a esferas de interés político
(Gregorich, 1996). Dichos informes, aunque tuvieron éxito en temas que conciernen a la
administración de los recursos del suelo, fueron excesivamente escuetos en las
evidencias científicas para apoyar sus peticiones (Gregorich, 1994). No obstante, un
efecto positivo fue el desarrollo de un fuerte incentivo para dirigir la investigación
científica de la calidad de los suelos de Canadá y, en 1990, el Programa Canadiense de
Evaluación de la Calidad del Suelo (Canadian Soil Quality Evaluation Program) era
establecido bajo el más amplio Programa Nacional de Conservación de Suelos.

Durante este mismo período Larson y Pierce (1991) definieron funcionalmente la


calidad del suelo como la capacidad para funcionar dentro de los límites de los
ecosistemas y para que el ecosistema interaccione positivamente con el medioambiente
externo, sugiriendo maneras para evaluar los cambios de calidad debidos a las prácticas
de gestión de los suelos. Fueron también unos de los primeros autores en proponer una
fórmula cuantitativa para evaluar la calidad del suelo. Finalmente, Doran y Parkin
(1994), consideraron que la definición más acertada de calidad del suelo sería la
capacidad para funcionar correctamente dentro de los límites de los ecosistemas, para
sostener una productividad biológica, mantener la calidad medioambiental y promover
la salud de plantas y animales.

Rápidamente se impuso un nuevo paradigma acerca de la calidad del suelo, la cual


era interpretada como la forma más sensitiva y dinámica de documentar una condición
determinada del suelo, también como el medio para dar respuesta a los cambios de
gestión en los suelos y, como la capacidad de recuperación de los mismos a las
tensiones impuestas por las fuerzas naturales o los usos humanos (Arshad and Coen,
1992). Dicho paradigma proporcionó el foco de atención para la discusión en el
workshop internacional “Assessment and Monitoring of Soil Quality” esponsorizado
por el Rodale Institute Research Center in Emmaus, Pennsylvania (Haberern, 1992);
cuya conclusión principal, consensuada entre los distintos participantes, fue que la
calidad del suelo no sólo estaría limitada a la productividad de los suelos, sino que
podría abarcar la calidad medioambiental, la salud humana y ambiental, así como la
seguridad y calidad de los alimentos.

Otro principio fundamental asociado al concepto de calidad del suelo, como


herramienta de evaluación de la sostenibilidad de los ecosistemas es, en primer lugar, el
reconocimiento de la importancia de la escala espacial y temporal y, en segundo lugar,

4
Introducción

que la calidad del suelo depende de los procesos y propiedades dinámicas e inherentes
del mismo. Si bien las diferencias entre los procesos y propiedades dinámicas e
inherentes de los suelos pueden ser en cierto modo muy sutiles, en general, las
características inherentes son aquellas directamente asociadas a los factores formadores
del suelo como material original, clima, topografía y vegetación (Jenny, 1941) y, por el
contrario, las características dinámicas son aquellas fácilmente afectadas por las
actuaciones y decisiones humanas. Esto ha sido recalcado repetidamente desde el primer
concepto de calidad del suelo sugerido por Warkentin y Flecher en 1977 y
posteriormente desarrollado durante la década de los 90 (Karlen et al., 1997). Así pues,
las diferencias inherentes de los suelos son la razón de que no pueda existir un único
valor o una expresión que describa la calidad de los suelos para todos sus usos. Ya que
los suelos, debido a los diferentes factores formadores, presentan distintas aptitudes, por
lo que no se pueden comparar directamente de forma significativa, sino considerando su
capacidad para un uso del suelo específico sin intervención humana. Por el contrario, la
calidad dinámica, refleja los cambios asociados con los usos del suelo, pasados y
actuales, así como las decisiones de gestión antrópicas. La calidad dinámica de los
suelos puede ser medida y usada para comparar diferentes prácticas en suelos similares
o tendencias temporales en el mismo suelo, desarrollando una herramienta de
evaluación que identifique tendencias positivas, negativas o neutrales.

El interés entre legisladores, conservacionistas de recursos naturales, científicos y


granjeros se incrementó rápidamente después de que el U.S. Nacional Academy of
Sciences manifestara que había una necesidad definida para considerar un incremento
en las investigaciones de calidad de los suelos y publicaron el libró titulado “Soil and
Water Quality: An Agenda for Agricultura” (Nacional Research Council, 1993). Este
interés resultó en varios simposios y publicaciones (Doran et al., 1994; Doran and
Jones, 1996), produciendo varias definiciones, identificando funciones críticas de los
suelos, y sugiriendo aplicaciones para que la calidad de los suelos pueda ser evaluada
(Doran and Parkin, 1994). En respuesta al incremento de interés en el concepto de
calidad del suelo, L. P. Wilding, 1994, presidente de la Sociedad Americana de Ciencias
del Suelo (SSSA), nombró un comité de 14 personas cuyo cargo era definir el concepto
de calidad del suelo, examinar su racionabilidad y justificación, e identificar atributos de
suelos y plantas que puedan ser usados para describir y evaluar la calidad del suelo. En
Junio de 1995, en el ejemplar de Agronomy News, el comité informó que la definición
más simple de calidad del suelo es “la capacidad (del suelo) para funcionar”. Una
versión expandida del concepto de calidad del suelo era “la capacidad de un tipo
específico de suelos para funcionar, dentro de los límites de ecosistemas naturales o
dirigidos, para sostener la productividad de plantas y animales, conservar o mejorar la
calidad del agua y el aire, y soportar la salud y la habitabilidad humana” (Karlen et al.,
1997).

Por otro lado, el comité SSSA informó que se debía evitar reemplazar palabras
diferentes como por ejemplo “capacidad” con “aptitud”. A consecuencia de la
naturaleza interdisciplinaria del concepto de calidad del suelo, la elección de palabras se
convierte en algo mucho más difícil de lo que se pueda imaginar. Una reacción similar
ocurrió en respuesta a la utilización intercambiable de los términos de calidad del suelo
y salud del suelo, como ocurrió en el informe titulado “The Health of Our Soils” (Acton
and Gregorich, 1995). El concepto de calidad del suelo, a diferencia del de salud, ha
sido ampliamente definido a través de la función o uso del suelo y representa un
conjunto de propiedades físicas, químicas y biológicas que proporciona el medio para el

5
Introducción

crecimiento de plantas y actividad biológica; regula y almacena el flujo de agua en el


medio ambiente; y sirve como un amortiguador medioambiental en la formación y
destrucción de compuestos peligrosos para el medio ambiente (Larson y Pierce, 1991,
1994). Por el contrario, la salud del suelo se define como la capacidad continuada del
suelo para funcionar como un sistema vivo y vital, dentro de los límites de los
ecosistemas y usos del suelo, para sostener la productividad biológica, mantener la
calidad del aire y agua medioambientales, y promover la salud de plantas, animales y
seres humanos. Tal conflicto en la terminología y en la comunicación, como se apuntó
hace casi 20 años antes con respecto a la calidad del suelo (Warkentin and Flecher,
1977) y más tarde con respecto a la gestión de las plagas (Mayhew and Alessi, 1998), es
muy típico para temas que están fuertemente influenciados por valores personales y
expectativas institucionales o culturales. Estos desacuerdos semánticos pueden ser la
base para continuas disputas acerca de la calidad del suelo. Durante el resto de la década
de los 90, la investigación de la calidad del suelo y actividades de transferencia
tecnológica en los Estados Unidos se incrementó rápidamente con distintas áreas de
énfasis. Conjuntos de tets de calidad de suelos (Liebig et al., 1996; Sarrantonio et al.,
1996), programas de gestión de recursos del suelo (Walter et al., 1997) centrados en el
desarrollo de la calidad de los suelos. La evaluación de indicadores de calidad del suelo
(Karlen et al., 1999a; Liebig and Doran, 1999) y técnicas de interpolación espacial
(Smith et a., 1993) fueron estudiadas. Doran et al. (1996) examinaron las amplias
uniones entre la calidad del suelo y sostenibilidad y, finalmente, fueron propuestas
varias aproximaciones de índices de calidad del suelo (Andrews, 1998; Andrews et al.,
1999; Hussain et al., 1999; Karlen et al., 1998; Karlen et al., 1999b; Wander and
Bollero, 1999).

Otro hito con respecto a la evolución del concepto de calidad del suelo fue la
reorganización en 1994 del USDA Soil Conservation Service. La agencia era
renombrada Natural Resources Conservation Service (NRCS) para reflejar mejor su
trabajo con todos los recursos naturales y no simplemente con la conservación del suelo.
Esta reorganización también resultó en la creación del Soil Quality Institute (SQI). Su
misión era “cooperar con socios en el desarrollo, adquisición y diseminación de
información de calidad y tecnología para ayudar a conservar y sostener nuestros
recursos naturales y el medioambiente”.

Singer and Swing (2000) destacaron que las discusiones contemporáneas acerca de
la calidad de suelos incluyen cada vez más el coste de producción medioambiental y el
potencial para la recuperación de suelos degradados. Ellos también manifestaron que las
razones para evaluar la calidad del suelo en un sistema agrícola o gestionado pueden ser
distintas a las razones para evaluar la calidad del suelo en un ecosistema natural. En un
contexto agrícola, la calidad del suelo puede ser dirigida para maximizar la producción
dentro de los efectos adversos medioambientales, mientras que en un ecosistema
natural, la calidad del suelo puede ser observada como un valor lineal o un conjunto de
valores contra los que futuros cambios en el sistema pueden ser comparados.

6
Introducción

I.2. INDICADORES DE CALIDAD


La compleja integración de los recursos naturales primarios (suelo, agua y
vegetación), es vital para el mantenimiento de las funciones y productividad de los
ecosistemas terrestres. La evaluación cuantitativa de la calidad del suelo es necesaria para
la determinación de la sostenibilidad de los sistemas de tierras gestionados, para poder
identificar problemas de las áreas de producción, hacer estimaciones reales de producción
de alimentos, controlar los cambios en la sostenibilidad y producción medioambiental, así
como los relacionados con la gestión agrícola y utilización sostenible de los recursos de
suelos (Acton, 1993; Granatstein & Bezdicek, 1992). La identificación de indicadores
apropiados para evaluar la calidad de los suelos, depende de la habilidad de algunas
aproximaciones para considerar los múltiples componentes de la calidad del suelo
(funciones de los suelos), en particular, la productividad y el buen estado del medio
ambiente. Por tanto, si la definición de calidad del suelo ha sido un problema arduo,
mayor problema lo supone la identificación de indicadores y de aproximaciones de
evaluación, como consecuencia de la multitud de factores físicos, químicos y biológicos
que controlan los procesos biogeoquímicos, así como su variación en el espacio y el
tiempo. Por tanto, la evaluación práctica de la calidad del suelo, requiere la consideración
de las múltiples funciones de los suelos, su variación en el espacio y en el tiempo, y su
relativa importancia de acuerdo con las necesidades ecológicas y de la sociedad (Larson
and Pierce, 1991; Doran y Parkin, 1994; Bezdicek et al., 1996; Karlen et al., 1997; Eric,
2000).

Doran y Parkin (1994) identificaron nueve criterios para la evaluación de la calidad


del suelo. Los tres criterios más importantes fueron, en primer lugar, la selección de
aquellos parámetros que expresen mejor la calidad de un suelo; en segundo lugar, el
establecimiento de umbrales de referencia para los indicadores de la calidad del suelo,
que permitan la identificación de relaciones entre atributos medidos de los suelos y su
función, tolerando, a su vez, comparaciones válidas a través de variaciones en el clima,
suelo, usos del suelo, y sistemas de gestión; y, en tercer lugar, desarrollo de un índice
práctico para la evaluación in-situ de la calidad de los suelos.

Con respecto al criterio de selección de atributos que expresen mejor la calidad del
suelo, la mayor parte de los investigadores, convergen en la idea de utilizar aquellos
parámetros que están más intrínsecamente relacionados con las funciones de calidad que
debe desarrollar un suelo. De hecho, Acton y Padbury (1993) definieron los atributos de
calidad de los suelos, como propiedades medibles de los mismos, que influencian la
capacidad para realizar sus funciones de producción agrícola o medioambiental, y que se
pueden utilizar para definir criterios de calidad y actuar como indicadores del cambio de
calidad del suelo. En este contexto, Blum (1993) afirmó que el suelo desempeña tres
grandes funciones de importancia ecológica (producción de biomasa; filtración mecánica,
capacidad tamponadora de los suelos, a través de los procesos de adsorción y
precipitación; y la capacidad de transformar los productos orgánicos a través de los
procesos microbiológicos y bioquímicos), y otras tres funciones relacionadas con la
actividad humana (soporte de estructuras técnicas, industriales y socioeconómicas; fuente
de energía y de materias primas; y soporte de restos arqueológicos y paleontológicos, de
gran valor para el conocimiento de la historia de la tierra y del hombre).

Respecto al problema que suponía establecer niveles de referencia, para asignar un


grado de calidad determinado a un suelo concreto, Doran y Parkin (1994) propusieron

7
Introducción

considerar como suelo de máxima calidad, y por tanto, como nivel de referencia, aquel
suelo natural no distorsionado por el hombre, de forma que haya evolucionado
libremente, alcanzando, a largo plazo, un estado de equilibrio entre sus propiedades
físicas, químicas y biológicas (Doran et al., 1994). Esta idea ha sido barajada en
numerosos estudios, donde se comparaban suelos cultivados con suelos naturales, para
evaluar la pérdida de calidad del suelo (Fedoroff, 1987; Brookes y Verstraete, 1989; de
Haan et al., 1993), o se utilizaban los suelos naturales para establecer niveles admisibles
de contaminación por elementos tóxicos (Cook y Hundershot, 1996), o incluso para
comparar diferentes sistemas de manejo (Rassmussen et al., 1989).

No obstante, en muchos lugares se plantea el problema de la desaparición de los


suelos naturales; problema especialmente crítico en los ecosistemas mediterráneos,
debido a sus peculiaridades climáticas, a la erosión y a la escasez de agua en los suelos.
En estos casos, algunos científicos (Ball y Stevens, 1981; Kuhnt y Muntau, 1992;
Howard, 1993) y en estudios financiados por la Unión Europea, se recomienda la
conservación de los pocos suelos naturales que queden, como testigos de referencia
futuros.

Larson y Pierce (1991) propusieron un conjunto mínimo de parámetros de suelos


(MDS), para la evaluación de la calidad de los mismos, basándose en las funciones que
éstos desempeñan; así como metodologías y procedimientos estandarizados para evaluar
cambios en la calidad de esos factores. Sin embargo, dicho conjunto de indicadores
básicos de suelos, no fue en gran parte aceptado, debido a la dificultad para definir el
concepto de calidad del suelo, al amplio rango en el que pueden variar los indicadores de
calidad, en magnitud e importancia, y al desacuerdo entre científicos y gestores de suelos
acerca de lo que podrían medir dichos indicadores. Posteriormente, continuando con el
MDS propuesto por Larson y Pierce (1991), Doran y Parkin (1994), y autores posteriores,
desarrollaron una lista de propiedades básicas de suelos que satisfacen muchos de los
requerimientos para constituir un buen indicador de calidad del suelo (Tabla I.1.2.1), pues
abarcan la mayor parte de los procesos biogeoquímicos que se dan en un ecosistema,
integran las propiedades físicas, químicas, biológicas, y bioquímicas de diferentes
procesos, la mayor parte de ellas son accesibles a cualquier usuario y aplicables en
condiciones de campo, son sensibles a diferentes condiciones de manejo y al clima, y se
pueden incluir en bases de datos existentes (García et al., 2003).

Tabla I.1.2.1. Resumen de indicadores de calidad físicos, químicos y biológicos citados en la literatura
y utilizados en sistemas agrícolas y forestales.

INDICADORES DE RELACIÓN ENTRE EL ESTADO DEL UNIDAD DE MEDIDA


CALIDAD SUELO Y FUNCIÓN REFERENCIAS
FÍSICOS
Controla la retención y transporte del agua y
Textura % arena, arcilla y limos.
nutrientes y, retención, asimilación e intercambio
Doran y Parkin, 1994.
de oxígeno.
Influencia la mayoría de los recursos (agua, Grosor del suelo (cm).
Profundidad de
oxígeno y nutrientes) disponibles para las plantas Larson y Pierce, 1991.
enraizamiento del suelo
por unidad de área. Doran y Parkin, 1994.
Controlar el porcentaje de compactación del Cilindro (g cm-1). Larson y
suelo. Afecta a propiedades y procesos que Pierce, 1991. Doran y
Densidad aparente
influyen en el agua y suministro de oxígeno, Parkin, 1994. Kay and
productividad y erosividad. Grant, 1996.

8
Introducción

Agua (cm), 33>1500kPa.


Capacidad de retención Relaciona la retención del agua, transporte y
Doran y Parkin, 1994. Kay
del agua erosión; agua disponible.
and Grant, 1996.
Indicador de cambios físicos inducidos por
gestión que conducen a desequilibrios en el aire y % volumen del suelo.
Porosidad
agua. Retención de agua. Crecimiento de las Powers et al., 1998.
raíces.
Controla los desequilibrios en el aire y agua. Método de tamiz húmedo.
Estabilidad estructural
Crecimiento de las raíces. Kay and Grant, 1996.
QUÍMICOS
Papel fundamental en estabilidad de agregados,
g kg-1 de C. Larson y Pierce,
porosidad, reacción con oxígeno intercambiable,
Materia orgánica 1994. Doran y Parkin, 1994.
agua disponible, reserva en el ciclo del carbono y
Papendick, 1991.
reposición de nutrientes.
Define el umbral para la actividad química y
biológica. Parámetro de disponibilidad de Doran y Parkin, 1994. Larson
pH nutrientes para productividad de plantas y y Pierce, 1994. Aune y Lal,
componentes medioambientales. Esencial en 1997.
procesos de modelado.
Capacidad de
Diferencias en la gestión de nutrientes entre suelos Papendick, 1991. Larson y
Intercambio
agrícolas y forestales. Pierce, 1994.
Catiónico
Conductividad Define umbrales para la actividad microbiológica y dS/m. Larson y Pierce, 1994.
Eléctrica de plantas. Doran y Parkin, 1994.
Nutrientes disponibles para plantas y potencial de Kg N/ha-30 cm. Aune y Lal,
N, F y K
pérdida de nitrógeno; indicador de calidad de 1997. Larson y Pierce, 1994.
intercambiable
productividad y medio ambiente. Doran y Parkin, 1994.
BIOLÓGICOS
Potencial catalítico microbiano y reposición de
Biomasa microbiana Kg de N o C/ha-30 cm
carbono y nitrógeno.
Kg N /ha-30 cm/d. Doran y
N potencialmente Productividad del suelo y N disponible. Procesos
Parkin, 1994. Reganold y
mineralizable de modelado
Palmer, 1995.
Medida de actividad
Respiración del suelo Actividad relativa de biomasa microbiana.
microbiana.
Informan del cambio de calidad en los suelos
Actividades enzimáticas Dick, 1994; Burns, 1982.
debido a actividad antrópica.

I.2.1. Textura y estructura

Entre las propiedades físicas de los suelos que más ampliamente han utilizado los
científicos como indicadores de calidad se encuentran la textura y la estructura. La
importancia de estas propiedades reside, en que de ellas depende el comportamiento del
aire y del agua en el suelo. A su vez, ambas propiedades se relacionan con otros
componentes de los suelos como por ejemplo, la materia orgánica. Así, la protección de
la materia orgánica frente a los procesos de descomposición, puede ser atribuida a la
absorción de la misma en superficies arcillosas (Oades, 1989), a la encapsulación por
partículas de arcilla (Tisdall and Oades, 1982) o al entrampamiento de la materia
orgánica en pequeños poros de agregados que la hacen inaccesible para microorganismos
(Elliot and Coleman, 1988). El conocimiento de la textura del suelo también permite
interpretar el comportamiento del mismo frente al laboreo, es interesante para conocer la
relación agua-suelo, e incluso afecta a la retención de agua y nutrientes, ya que los suelos
arcillosos son capaces de retener una mayor cantidad de agua y nutrientes (especialmente

9
Introducción

si están cargados positivamente), que los suelos arenosos. Por otro lado, la formación de
agregados estables desempeña un papel fundamental en la calidad del suelo, ya que
también protegen la materia orgánica de la descomposición microbiana, favorecen el
incremento del espacio poroso, y por tanto, el movimiento y almacenaje de agua en el
suelo, disminuyen la erosionabilidad, y favorecen el desarrollo radicular y actividad de la
comunidad microbiana (Tate, 1995). De acuerdo con esto, la estructura del suelo está
relacionada en última instancia con la mayor parte de los indicadores de calidad descritos
en la bibliografía (Larson y Pierce, 1991; Doran y Parkin, 1994).

I.2.2. Densidad aparente

Otra propiedad física de los suelos comúnmente usadas como indicadores de calidad
es la densidad aparente (razón de la masa de suelo seco al volumen de dicho suelo en su
estado natural, es decir, considerando el volumen ocupan las partículas sólidas y los
poros), que obviamente determina los cambios que inducen a perturbaciones en los
suelos, debido a las actividades antrópicas como el arado, el tráfico de maquinaria
pesada, los cultivos, la compresión por animales, etc (Doran and Parkin, 1996). De esta
forma, la densidad aparente puede servir como un indicador de la compactación del suelo
y de las restricciones relativas al crecimiento de las raíces. De forma indirecta, influye en
el ritmo de infiltración de los suelos, y por tanto, en la erosionabilidad de los mismos.

I.2.3. Capacidad de retención de agua

La capacidad de retención del agua puede cambiar lentamente a través de cambios


que se producen en la materia orgánica de los suelos, aunque también puede cambiar
rápidamente con eventos de arado que sean lo suficientemente vigorosos como para
pulverizar el suelo, y que influyen en el transporte y retención de agua en los suelos, y de
forma indirecta en los procesos de erosión.

I.2.4. Profundidad de enraizamiento

Otro indicador físico ampliamente utilizado en la bibliografía es la profundidad de


enraizamiento, la cuál puede restringir el crecimiento radicular de la cobertura vegetal,
afectando fuertemente a la producción agrícola. A su vez, la profundidad del suelo
puede condicionar el almacenamiento de agua y el abastecimiento de nutrientes para la
producción de plantas. Pierce (1991) recopiló una serie de publicaciones relacionando
los efectos de la erosión y la profundidad del suelo en zonas cultivadas. Malhi et al.
(1994) afirmaron que la eliminación artificial de la superficie de los suelos en campos
cultivados con cereal, dando lugar a la disminución de la profundidad de los suelos,
llevó consigo la pérdida de fertilidad de los mismos.

I.2.5. Porosidad

La porosidad del suelo nos da una idea del comportamiento del mismo frente al agua,
indicándonos posibles fenómenos de encharcamiento, y por tanto, de asfixia radicular,
pérdidas de nutrientes por lavado, etc., además de influir en el almacenamiento de agua, e
influir indirectamente en la erosionabilidad de los suelos. La porosidad está muy
relacionada con otras propiedades de los suelos como la estructura y textura. Así, los
suelos que poseen una estructura migajosa, la porosidad total es máxima, y los que
presentan una estructura masiva o inestable, presentan una porosidad total muy baja. Por

10
Introducción

otro lado, los suelos arenosos favorecen la porosidad, frente a los suelos arcillosos, que
suelen ser asfixiantes e impermeables. Desde el punto de vista de la calidad del suelo, los
suelos de mayor calidad serán aquellos que posean un volumen equilibrado de
microporos (volumen de poros ocupado por el agua después del drenaje de agua
gravitacional, con un diámetro inferior a 8 µm) y macroporos (volumen de poros
ocupados por aire después del drenaje de agua gravitacional, con un diámetro superior a 8
µm).

I.2.6. Materia orgánica

Respecto a propiedades químicas de los suelos, la materia orgánica ha sido


considerada como un factor clave de calidad de los suelos, de hecho, Larson and Pierce
(1991) sugirieron que la materia orgánica es el indicador mas importante de calidad y
productividad de los suelos. La materia orgánica favorece la infiltración del agua y la
aireación del suelo, promueve la retención del agua, reduce la erosión y controla el
destino de los pesticidas aplicados (Gregorich et al., 1993). Actúa como un almacén de
nutrientes de plantas y de carbono, que son liberados lentamente, y ayuda a la
solubilización de dichos nutrientes a partir de minerales insolubles presentes en el suelo.
El incremento en materia orgánica de los suelos conduce además a una mayor, y más
variada, población microbiana, incrementando, de este modo, el control biológico de
enfermedades y plagas de la cobertura vegetal. La materia orgánica influye además en la
erosión hídrica y en la conservación de agua de los suelos (Stevenson, 1994), así como en
la estabilidad de los agregados del suelo (Tisdall and Oades, 1982). No obstante y pese a
la gran importancia de este indicador, existen pocos estudios profundos sobre las
relaciones entre la composición y tipo de materia orgánica y la calidad del suelo.

I.2.7. pH y conductividad eléctrica

Otros indicadores de calidad incluidos en el conjunto mínimo de datos presentado por


Doran y Parkin (1996) son el pH y la conductividad eléctrica (CE). El pH puede variar en
función del material original, la vegetación, el clima, la topografía, la estación del año,
los cultivos y las prácticas de gestión de los suelos, el uso de fertilizantes amoniacales, la
materia orgánica, la actividad biológica, etc. La mayoría de suelos bajo bosques húmedos
y subhúmedos hasta zonas de matorral semiárido tienen valores de pH comprendidos
entre 4.0 y 8.0. Los valores por encima y por debajo de este rango son generalmente
debidos a un exceso de sales de Ca y Na, o a iones H+ y Al3+, respectivamente, en la
solución del suelo. En el rango normal de pH (4.0-8.0) se encuentran disponibles
elementos tales como Fe, Al, Mn, Mb, B, Cu, Cd, y otros, a plantas y microorganismos
del suelo. La mayoría de los nutrientes de plantas están disponibles dentro del rango de
pH de 6.0 a 7.5, y el rango óptimo de pH para la mayoría de los microorganismos se
encuentra entre 5.0 y 8.0. El pH del suelo puede ser un importante determinante de la
abundancia relativa y la actividad de diferentes grupos microbianos que están
relacionados con procesos tales como el ciclo de nutrientes (nitrificación, denitrificación,
y otros), afecciones de plantas, descomposición de sustancias orgánicas naturales y
sintéticas, y la transformación microbiana de gases traza, importantes atmosféricamente,
tales como el CH4+. A su vez, las medidas estaciónales del pH en suelos agrícolas,
proporcionan, en tiempo real, información de los cambios que producen las prácticas de
gestión agrícolas, en la disponibilidad de nutrientes y en las reacciones ácido-base de
dichos suelos (Smith and Doran, 1996).

11
Introducción

Respecto a la conductividad eléctrica (CE), que está generalmente asociada con la


determinación de la salinidad del suelo, puede, sin embargo, utilizarse también para
determinar los nutrientes (cationes y aniones) de los suelos. Así, dentro de un rango
específico, la CE puede indicar una buena disponibilidad de nutrientes para las plantas, y
por el contrario, los suelos con valores de CE por debajo de dicho rango, indicarían un
suelo pobre en nutrientes, estructuralmente inestable y fácilmente dispersable; y aquellos
suelos con valores de CE por encima de dicho rango, informarían de suelos problemas de
salinidad (Smith and Doran, 1996).

I.2.8. Nitrógeno, fósforo y potasio asimilables

Otros indicadores químicos de calidad de los suelos son el contenido de formas de


nitrógeno, fósforo y potasio asimilables (accesibles a las plantas), que son indispensables
para el crecimiento vegetal, e indican la capacidad nutritiva del suelo, la necesidad de
aplicar abonos, así como la dosis de los mismos, en los suelos, etc.

I.2.9. Capacidad de intercambio catiónico

La capacidad de intercambio catiónico (CEC), subraya la importancia de la


composición del complejo de cambio en los suelos. Este atributo permite establecer la
disponibilidad de bases esenciales para mantener y suministrar nutrientes en suelos
agrícolas y forestales (Papendick, 1991. Larson y Pierce, 1994).

I.2.10. Microorganismos

Los microorganismos también desempeñan un papel fundamental en la ecología del


suelo, por ello, la actividad de la población microbiana, es a menudo citada como un
componente clave de una buena calidad del suelo, pues mediante la descomposición de
restos de plantas y animales, los microorganismos reciclan nutrientes esenciales para la
cobertura vegetal (Howard, 1947; Turco et al., 1994; Kennedy and Papendick, 1995),
descomponen residuos orgánicos, sintetizan sustancias húmicas, favorecen la agregación
y fijación del N, actúan como indicadores sensibles de la contaminación de los suelos,
etc. Sin embargo, la perspectiva de que una elevada actividad microbiana, se considera
como un indicador positivo de la calidad del suelo, es demasiado simplista, ya que
además de las funciones positivas de los microorganismos en los suelos, éstos también
pueden provocar algunos efectos negativos (Tabla I.2.10.1). En este sentido, la
degradación de un pesticida, por ejemplo, debida a la actividad microbiana, puede
representar una función positiva del suelo, ya que amortiguaría la contaminación
medioambiental. Pero la degradación excesivamente rápida de dicho pesticida, después
de su aplicación, conduce también a la pérdida de eficacia del mismo. Por otro lado, la
actividad microbiana es responsable de la degradación del carbono orgánico del suelo, el
cual influye de forma positiva en los suelos de formas muy diversas: favorece la
estructuración del suelo, la circulación y almacenamiento de agua, desarrollo radicular,
actúa como una reserva de nutrientes, etc. (Brady, 1984). En este sentido, la relación
entre la actividad microbiana y la calidad de los suelos también podría ser negativa. Sin
embargo, en términos de producción agrícola, la relación positiva entre la productividad
agrícola y la materia orgánica del suelo, es debida, en parte, a la liberación de nutrientes
para las plantas, como resultado de la degradación de dicha materia orgánica. Así, la
actividad microbiana al favorecer la degradación de la materia orgánica del suelo, refleja
dos procesos generales con efectos opuestos sobre la calidad de los suelos: pérdida del C

12
Introducción

del suelo y reciclado de nutrientes. De tal forma, que a largo plazo, la degradación de la
materia orgánica del suelo, se podría observar como un resultado negativo de la acción de
los microorganismos edáficos, pero a corto plazo, permite la acumulación de nutrientes
disponibles para las plantas (Parkin et al., 1996).

Por tanto, en términos generales, para aceptar que un valor elevado de las propiedades
bioquímicas de los suelos, está asociado a una mayor calidad, debe asumirse que dicha
propiedad implica solamente los efectos positivos que provocan los microorganismos en
los suelos, y no los negativos (Parkin et al., 1996).
Tabla I.2.10.1 Efectos beneficiosos y perjudiciales de los microorganismos en los suelos.
EFECTOS DE LOS MICROORGANISMOS EN LOS SUELOS
POSITIVOS NEGATIVOS
™ Reciclado de nutrientes.
™ Favorece la estructura del suelo.
™ Degradación de compuestos tóxicos.
™ Libera nutrientes en momentos
™ Formación de materia orgánica
inoportunos.
estable.
™ Degradación de la materia orgánica
™ Degradación de residuos de
del suelo.
cultivos.
™ Degradación de pesticidas
™ Degradación de materia animal.
(disminuyendo su eficacia).
™ Control de la actividad de
™ Patógenos de plantas.
poblaciones microbianas nocivas (a
™ Patógenos para animales y seres
través de competición-inhibición-
humanos.
predación).
™ Produce gases invernadero.
™ Fijación de N atmosférico.
™ Control de la actividad de
™ Consumo de gases invernadero.
poblaciones microbianas beneficiosas
™ Proporciona una reserva de material
(a través de competición-inhibición-
genético.
predación).
™ Proporciona una reserva de
nutrientes disponibles para las plantas.
™ Favorece la asimilación de
nutrientes y agua a las plantas.
Extraído de Parkin et al. (1996); en Doran and Jones (1996).

Entre los indicadores bioquímicos más citados en la bibliografía destacan la biomasa


microbiana, la mineralización potencial del nitrógeno, la respiración microbiana y la
actividad enzimática de los suelos.

I.2.10.1. Biomasa microbiana

La biomasa microbiana es un componente vivo y dinámico de la materia orgánica del


suelo. Muchos modelos de formación de la materia orgánica, incluyen la biomasa
microbiana como un precursor de la fracción más estable de la materia orgánica (Parton
et al., 1987). La biomasa microbiana está involucrada en la transformación y
almacenamiento de nutrientes, los cuales, una vez liberados por la actividad microbiana,
a menudo, se encuentran disponibles para la cobertura vegetal. En los ecosistemas
terrestres nativos, donde predomina el ciclo interno del nitrógeno, la biomasa microbiana
es responsable de la transformación de las formas orgánicas del N disponibles para las

13
Introducción

plantas, y en los sistemas agrícolas, que dependen de fuentes internas de N, requieren la


actividad de la biomasa microbiana para abastecer de nitrógeno a los cultivos. En los
sistemas fertilizados, la biomasa microbiana también puede ser una fuente significativa
de N. A su vez, el carbono contenido dentro de la biomasa microbiana, es un reservorio
energético de procesos microbianos. Por lo tanto, el carbono de biomasa microbiana
puede indicar la actividad microbiana potencial (Rice et al., 1996). En este sentido, si
bien la materia orgánica del suelo es un indicador clave de calidad, ya que influye en
otras propiedades del suelo, la biomasa microbiana puede ser un indicador precoz de de
la dirección del cambio en los niveles de materia orgánica del suelo. No obstante, los
niveles de biomasa microbiana se pueden ver afectados por variables climáticas, tipos de
suelo, y estaciones del año; por lo que, la interpretación directa de dichos valores,
necesita ser tratada cuidadosamente. Sin embargo, el C y N de la biomasa microbiana
puede ser un indicador más útil para la evaluación de la calidad del suelo (Rice et al.,
1996).

Por otro lado, la biomasa microbiana también es un indicador muy sensible a los
cambios climáticos (Insam et al., 1989; Insam, 1990), sistemas agrícolas (Lynch and
Panting, 1980; Carter, 1991), y la toxicidad de contaminantes (Chander and Brookes,
1991a,b, 1993). El contenido de biomasa microbiana es función de otras propiedades de
los suelos, incluyendo pH, textura y contenido de agua del suelo. La biomasa microbiana
varía con la textura del suelo, debido probablemente al efecto de la textura en la
formación de agregados, protegiendo, de esta forma, el carbono orgánico (Schimel, 1986;
Burke, 1989; Gregorich et al., 1991; Zagal, 1993). Los microorganismos también juegan
un importante papel en la formación y mantenimiento de la estructura y agregados de los
suelos (Tisdall and Oades, 1982). El carbono de biomasa microbiana y la estabilidad de
los agregados del suelo están fuertemente relacionados (Ross et al., 1982; Haynes and
Swift, 1990; Robertson et al., 1991). Debido a que la biomasa microbiana integra
propiedades físicas y químicas de los suelos, y responde a actividades antropogenéticas,
puede ser considerada como un adecuado indicador biológico de calidad de los suelos.

I.2.10.2. Nitrógeno potencialmente mineralizable

La transformación del N orgánico a formas minerales disponibles para las plantas,


mediante un proceso de mineralización, es utilizado como un importante indicador
bioquímico de calidad del suelo (Sprent, 1987; Paul and Clark, 1989), ya que casi todo el
nitrógeno presente en la superficie de los suelos se encuentra en forma de compuestos
orgánicos que no pueden ser usados directamente por las plantas, y tampoco son
susceptibles de ser eliminados mediante lavado. El nitrógeno potencialmente
mineralizable es utilizado, junto con el N y C total del suelo, como un indicador de la
calidad de la materia orgánica. Mientras que algunas propiedades de los suelos, tales
como la capacidad de intercambio catiónico, dependen de la fracción más estable de la
materia orgánica, otras propiedades de los suelos se encuentran ligadas a la actividad
biológica. Por ejemplo, propiedades como la estabilidad de los agregados y el nitrógeno
disponible, están a menudo altamente correlacionados con indicadores de actividad
biológica, como la biomasa microbiana, y a su vez, frecuentemente, se correlacionan muy
poco con el N y C orgánico total (Tisdall and Oades, 1982; Kay, 1990; Roberson et al.,
1991). Los suelos que han sido gestionados de formas diferentes, pueden tener
concentraciones similares de N total, pero niveles muy distintos de nitrógeno
potencialmente mineralizable, indicando, de esta forma, diferencias en la calidad de la
materia orgánica del suelo (Drinkwater et al., 1996).

14
Introducción

I.2.10.3. Respiración microbiana

En términos generales, la respiración del suelo es un proceso que refleja la actividad


de los componentes bióticos del mismo, incluyendo la actividad microbiana (bacterias,
actinomicetos, hongos, algas y protozoos), la actividad de invertebrados (nematodos,
insectos, ect), y la actividad radicular de las plantas. Esta actividad biológica refleja la
degradación de compuestos orgánicos de C en los suelos, los cuales pueden residir en
una gran variedad de formas diferentes o como reservas de residuos de plantas y
excreciones de raíces, materia orgánica del suelo, enmiendas de C orgánico, tales como
estiércol, y residuos de micro y macronutrientes muertos. Así, la respiración de los
suelos refleja la descomposición del C orgánico, indicando que se está produciendo en
el suelo dos procesos de gran importancia: pérdida del C del suelo, y el reciclado
(liberación y estabilización) de los nutrientes del suelo. Además, la respiración puede
ser utilizada como un indicador sensible de la respuesta de los componentes bióticos del
suelo a determinadas prácticas antrópicas, tales como empleo de abonos, fertilizantes,
arado, tráfico, etc (Parkin et al., 1996).

I.2.10.4. Actividad enzimática

La actividad enzimática ha sido considerada como un indicador de calidad del suelo


debido a que a menudo está estrechamente relacionada con parámetros de calidad del
suelo de gran importancia como la materia orgánica, propiedades físicas y actividad
microbiológica o biomasa (Dick, 1994). Los niveles de actividad enzimática pueden
cambiar más rápidamente (1 a 2 años) que otros componentes de los suelos como la
materia orgánica, proporcionado, de esta manera, una información temprana de la
trayectoria de la calidad de los suelos, debido a cambios producidos por la gestión
antrópica de los mismos. Por otro lado, los complejos húmico-enzimáticos pueden
beneficiar algunos organismos de los suelos, mediante la hidrolización de sustratos que
son demasiado grandes o insolubles para la asimilación microbiana (Burns, 1982). Desde
este punto de vista, los enzimas pueden ser utilizados como un estimador de la calidad de
los suelos, ya que aquellos suelos que han sido gestionados favoreciendo la calidad de los
mismos (mínimo arado, rotación de cultivos, adición de abonos orgánicos, etc), deberán
tener una mayor actividad biológica, que se verá reflejada en un aumento de la
producción enzimática, y posiblemente, en un mayor potencial para estabilizar y proteger
complejos enzimáticos de la matriz del suelo (Dick et al., 2003). Por lo tanto, las
actividades enzimáticas pueden ser temporalmente sensibles, dentro del primer o segundo
año, a los cambios de gestión de los suelos (Dick, 1994).

Los enzimas que están estrechamente correlacionadas con la actividad microbiana no


suelen ser adecuadas para predecir, a largo plazo, los cambios o la trayectoria en la
calidad de los suelos, ya que pueden reflejar procesos de manejo recientes o efectos
estaciónales que pueden ser transitorios. Por lo tanto, los enzimas que permanecen
catalíticos después de exponerse al aire seco, o que están estrechamente relacionados con
el contenido en materia orgánica de los suelos, pueden actuar como mejores indicadores
de los cambios permanentes en la calidad de los suelos, ya que tales enzimas
probablemente se encuentren protegidas en los complejos arcillosos o húmicos de los
suelos (Dick et al., 2003).

15
Introducción

Los suelos se pueden considerar como una mezcla heterogénea de compuestos vivos e
inertes, incluyendo un conjunto muy complejo de organismos, y los productos expedidos
por ellos. Los componentes vivos de los suelos (microbios, raíces de plantas,
invertebrados), desempeñan un papel extremadamente importante en las características de
los suelos, y por tanto, son de gran relevancia en la calidad de los mismos. Así, la
evaluación de la calidad de los suelos debe incluir indicadores biológicos, tanto como
otras propiedades físicas y químicas de los suelos. En este sentido, a pesar de que la
mayoría de los estudios biológicos de los suelos se han centrado en las poblaciones
microbianas o en su actividad, algunos estudios referidos a la ecología de los
invertebrados del suelo (bacterias, hongos, nematodos, protozoos, etc.), han confirmado
que los invertebrados afectan a la estructura de los suelos, cambian los patrones de la
actividad microbiana, e influencian la dinámica de la materia orgánica y el ciclo de
nutrientes (Tabla I.2.10.2) (Schule and Money, 1994; Didden et al., 1994; de Ruiter et al.,
1994; Heal et al., 1996), por lo que numerosos estudios apuntan a la utilización potencial
de la micro y macrofauna edáfica, como indicadores de las perturbaciones físicas y
químicas de los suelos (Store and Eggleton, 1992; Freckman and Ettema, 1993; Parmelee
et al., 1993; Linden et al., 1994).

Tabla I.2.10.2. Influencia de la biota en los procesos de los suelos.

CICLO DE NUTRIENTES ESTRUCTURA DEL SUELO

™ Producen compuestos
MICROFLORA ™ Catabolizan materia
orgánicos que ensamblan
(Bacterias y hongos) orgánica.
los agregados.
™ Mineralizan e inmovilizan
™ Las hifas enlazan partículas
nutrientes.
dentro de los agregados.

™ Regulan las poblaciones ™ Pueden afectar a la


MICROFAUNA de bacterias y hongos. estructura a través de las
(Protozoos, nematodos) ™ Alteran el ciclo de interacciones con la
nutrientes. microflora.
™ Regulan las poblaciones
MESOFAUNA de hongos y microfauna.
™ Producen excretas.
(Microartropodos como ™ Alteran el ciclo de
™ Creación de bioporos.
ácaros, y pequeños nutrientes.
™ Favorecen la humificación.
insectos) ™ Descomposición de los
residuos de plantas.
™ Mezclan partículas
minerales y materia
MACROFAUNA orgánica.
™ Descomposición de los
(Insectos y otros ™ Redistribuyen la materia
residuos de plantas.
artrópodos como orgánica y los
™ Estimulación de la
arácnidos, coleópteros, microorganismos.
actividad microbiana.
etc.) ™ Creación de bioporos.
™ Favorecen la humificación.
™ Producen excretas.
Extraído de De Hendrix et al., 1990, en Blair et al., 2003.

16
Introducción

Aunque muchos de estos indicadores físicos, químicos, bioquímicos y biológicos son


similares para suelos agrícolas y forestales, existen, sin embargo, diferencias
significativas entre los suelos agrícolas y forestales, y por tanto, también en el uso de
dichos indicadores.

17
Introducción

I.3. MATERIA ORGÁNICA Y CALIDAD DEL SUELO


Dada la importancia de la materia orgánica como indicador de calidad del suelo,
se ha dedicado un apartado específico en la presente Tesis Doctoral al estudio detallado
de la materia orgánica y su relación con la calidad del suelo.

I.3.1. Definición, propiedades, origen y clasificación de la materia orgánica

I. 3.1.1. Concepto de materia orgánica

El concepto de materia orgánica del suelo (MOS) hace referencia a todas las formas
de carbono orgánico que lo constituyen. La materia orgánica edáfica representa un
componente mayoritario de las reservas de C en la corteza terrestre (Kögel-Knabner,
1993). Su contenido, no obstante, puede ser muy variable, abarcando valores desde
menos de un 10 g kg-1 en suelos semiáridos, hasta cerca del 800 g kg-1 en suelos
orgánicos (Schnitzer, 1991). Bajo la denominación de materia orgánica se engloba tanto
los restos orgánicos de plantas y animales en distintas etapas de degradación, como los
compuestos de síntesis microbiológica y/o química, y los cuerpos de microorganismos y
pequeños animales, vivos o muertos, del suelo (Schnitzer & Khan, 1972).

I.3.1.2. Importancia de la materia orgánica en la calidad del suelo

La materia orgánica ejerce una serie de acciones beneficiosas sobre el suelo que se
pueden atribuir principalmente a las propiedades coloidales de las sustancias húmicas.
Así, en el aspecto físico, la materia orgánica favorece la agregación de las partículas
del suelo, cuya estabilidad depende más de la calidad de la materia orgánica que de su
cantidad (Salomón, 1962; Guitián Ojea y Méndez, 1963). La existencia de agregados
estables en superficie aumenta la resistencia del suelo frente a la erosión, ya que impide
el arrastre de las partículas finas por el agua de escorrentía, y el volumen de ésta
disminuye al incrementarse la permeabilidad edáfica. A su vez, el impacto de las gotas
de lluvia produce una menor liberación de partículas muy finas que pudieran ser
posteriormente arrastradas (Kononova, 1982). Así pues, debido el efecto cementante de
la materia orgánica sobre las partículas minerales del suelo, y su gran poder absorbente,
se favorece la capacidad de retención de agua en el suelo, la resistencia al
encostramiento y la porosidad.

Por otra parte, el efecto tamponador, en un amplio rango de pH, de las sustancias
húmicas, se encuentra asociado a su capacidad de formación de complejos y quelatos
con metales, asociándose a óxidos metálicos, hidróxidos y arcillas. Debido a sus
propiedades de intercambio iónico, la materia orgánica es capaz de disminuir la
concentración de sales e iones tóxicos en la solución del suelo, contribuyendo a
prevenir problemas de toxicidad en plantas (Müller-Wegener, 1988; Tate, 1987).

Los constituyentes más fácilmente biodegradables de la materia orgánica,


procedentes del contenido celular de vegetales y microorganismos (azúcares libres,
polisacáridos, proteínas, lípidos), suponen una fuente primaria de C para el desarrollo
de las poblaciones microbianas en el suelo, promoviendo un aumento de la diversidad
y número de especies microbianas edáficas, que proporcionan energía y nutrientes para
la microflora del suelo (Ganuza, 2002). Asimismo, aporta energía a la microflora

18
Introducción

edáfica, de forma que un gran número de bacterias y hongos en el suelo están


relacionados directamente con el contenido de humus.

El oscurecimiento del suelo producido por las sustancias húmicas aumenta la


absorción de la radiación solar y, por tanto, la temperatura edáfica, lo que en ocasiones
puede adelantar la germinación de las semillas. Las sustancias húmicas intervienen
también en la nutrición vegetal al retener y removilizar, en formas asimilables, los
cationes imprescindibles para las plantas, generando unas condiciones adecuadas para
su crecimiento y desarrollo (Stevenson, 1982), e influyen también en su resistencia al
marchitamiento (Méndez y Lojo, 1972).

Por otro lado, la materia orgánica favorece el crecimiento de organismos saprofitos


en relación a los parásitos, con lo que se reduce la población de estos últimos, y en
segundo lugar, ciertos compuestos biológicamente activos en el suelo, tales como
antibióticos y ciertos ácidos fenólicos, pueden incrementar la susceptibilidad de las
plantas de resistir el ataque de patógenos (Whitehead, 1963).

La materia orgánica puede actuar también sobre los pesticidas reteniéndolos por
medio de mecanismos en los que se incluyen fuerzas de van der Waals, enlaces
hidrofóbicos, puentes de hidrógeno, intercambio iónico, o incluso enlaces covalentes;
dependiendo la naturaleza y extensión de dicha sorción, de la composición del propio
pesticida, del tipo y cantidad de materia orgánica presente, y de las condiciones
ambientales del propio suelo. Una vez adsorbido por parte de la MOS, un pesticida
puede ser fácilmente desorbido (Nearpass, 1971), parcialmente desorbido (Talbert,
1965) o unido irreversiblemente (Coffey, 1969).

La importancia, por tanto, de la materia orgánica en estudios ambientales proviene


de su carácter integrador de las características del medio y de la biota, considerándose
actualmente como fuente y almacén de C. Frecuentemente, el análisis del humus
permite el diagnóstico precoz de cambios progresivos en el ciclo biogeoquímico, que
se traducen en la compartimentación de nutrientes, la microestructura del suelo y,
consecuentemente, en la estabilidad y producción primaria de los ecosistemas (Hayes,
1991).

I.3.1.3. Origen de la materia orgánica

Los componentes orgánicos del suelo proceden de la acumulación de restos y


residuos de plantas y animales, de la descomposición de los tejidos orgánicos por
acción mecánica de la fauna y microorganismos edáficos, de la degradación o
biodegradación de moléculas orgánicas complejas a compuestos orgánicos mas
sencillos, y de la reorganización de algunos productos de degradación con síntesis
microbiana de nuevos componentes orgánicos (Aranda, 1998).

I.3.1.4. Clasificación de la materia orgánica

Los componentes de la materia orgánica se pueden clasificar en tres fracciones


según su grado de incorporación y transformación:
¾ Materia orgánica no humificada: Formada por bio- y necromasa vegetal y
animal (raíces, tallos, hojarasca, deyecciones, gusanos, lombrices, insectos, etc.)
y biomasa microbiana no incorporadas mediante enlaces de cierta estabilidad a

19
Introducción

la fracción mineral del suelo.


¾ Sustancias no húmicas: Constituidas por materiales orgánicos cuyas
características químicas resultan todavía identificables con los compuestos
biológicos de partida, tales como péptidos, carbohidratos, proteínas, ácidos
nucleicos, aminoácidos, purinas, pirimidinas, grasas, ceras, resinas, pigmentos y
otras sustancias orgánicas de bajo peso molecular (Schnitzer y Khan, 1972). La
mayoría de estos compuestos son fácilmente biodegradables y tienen un tiempo
de residencia corto en los suelos.
¾ Sustancias húmicas: Constituyen una mezcla compleja de compuestos
orgánicos de color marrón, pardo y amarillo, que pueden extraerse del suelo por
soluciones de pH alcalino, sales neutras y disolventes orgánicos (Kononova,
1982).
La materia orgánica del suelo constituye un continuo que engloba la hojarasca
fresca, las sustancias húmicas, los productos finales de la humificación, formados
concomitantemente durante la descomposición microbiana de residuos vegetales aéreos
y subterráneos (fuentes primarias), residuos microbianos (fuentes secundarias) y
compuestos húmicos (Swift y Posner, 1971). Así, aproximadamente el 65% de la
materia orgánica corresponde a sustancias húmicas, el 10% a carbohidratos, otro 10% a
compuestos nitrogenados, y el 15% a compuestos liposolubles (alcanos, ácidos grasos,
ceras, resinas, etc.), si bien la composición química de la materia orgánica pueden
variar en función de las condiciones ecológicas del medio (Schnitzer, 1991).

I.3.2. Las sustancias húmicas

I.3.2.1. Definición y naturaleza de las sustancias húmicas

Las sustancias húmicas, son el resultado de complejas transformaciones que dan


lugar a macromoléculas de estructura caótica, peso molecular elevado (~103–105), color
oscuro, y sin características físicas y químicas específicas. Son sustancias de carácter
ácido, con propiedades de superficie y carga variable, con elevada capacidad de
intercambio catiónico, de naturaleza mayoritariamente hidrofílica y relativamente
oxidadas (Schnitzer, 1978, 1991). Además, por lo general, las sustancias húmicas son
muy resistentes a la degradación química y biológica, con períodos de residencia media
en el suelo que puede alcanzar varios miles de años. Dicha resistencia es debida,
posiblemente, a su heterogeneidad estructural y al gran número de puentes
intramacromoleculares de distinta estabilidad química (enlaces covalentes, puentes de
hidrógeno, interacciones polares) (Bartha, 1980; Almendros y Dorado, 1999; Wershaw,
1985). Dicha estabilidad frente a la biodegradación no sólo se debe a la complejidad
estructural de las sustancias húmicas, sino también a que la mayoría de éstas se
encuentran unidas en diversas formas a la fracción mineral del suelo (Tinoco 2000).

I.3.2.2. Clasificación de las sustancias húmicas

Dada la dificultad para caracterizar correctamente la naturaleza química de las


sustancias húmicas, se recurrirá a criterios de solubilidad para su clasificación
(Schnitzer y Khan, 1972). De este modo, entre las fracciones extraíbles mediante
reactivos alcalinos, se pueden diferenciar: ácidos fúlvicos (solubles en ácidos y en

20
Introducción

álcalis), ácidos húmicos (solubles en álcalis e insolubles en ácido) y las huminas


(insolubles a todos los valores de pH).

¾ Materia orgánica libre (MOL): Con este término nos referimos a la materia
orgánica menos alterada del humus (partículas vegetales de tamaño variable) que
aun no se ha incorporado establemente a la fracción mineral del suelo. Su
naturaleza es fundamentalmente lignocelulósica, formadas por ligninas, poliésteres
(cutinas y suberinas), y carbohidratos (celulosas y hemicelulosas) químicamente
alteradas y en estados mas o menos avanzados de degradación. Presentan una
reducida actividad fisicoquímica, e influyen principalmente en las propiedades
hídricas y estructurales de los suelos (Aranda, 1998).

¾ Ácidos Húmicos: Son sólidos amorfos de color marrón muy oscuro, en general no
solubles en agua y en casi todos los disolventes no polares. La fracción de ácidos
húmicos se engloba dentro de las materias que se extraen del suelo por soluciones
de pH más o menos alcalino (Kononova, 1982). Presentan una naturaleza distinta
a la los constituyentes de los vegetales, con una estructura muy compleja, y con
una composición química elemental que varia según el tipo de suelo. Los valores
más frecuentes son: 50–60% C, 2–6% N, 30–35% 0, 4–6% H y 0–2% S (Kumada,
1987). No obstante, a medida que transcurre la “maduración” de los ácidos
húmicos, aumenta el porcentaje de carbono y, al mismo tiempo, disminuye el del
hidrógeno y nitrógeno (Kumada, 1955).

Los ácidos húmicos se unen con gran facilidad a los constituyentes minerales
del medio (cationes, arcillas y óxidos de hierro y aluminio) formando derivados
organominerales cuyas características se traducen en la mayor parte de las
propiedades físicas y fisicoquímicas de los suelos. Además, las moléculas de los
ácidos húmicos no son rígidas, sino que poseen una estructura flexible,
“esponjosa”, con multitud de poros internos. Estos niveles de organización
estructural determinan de forma significativa su capacidad de retención de agua y
sus propiedades de sorción (Greta, 2002).

¾ Ácidos Fúlvicos: Son compuestos sólidos o semisólidos, amorfos, de color


amarillento y naturaleza coloidal. De fácil dispersión en agua, y con una alta
capacidad de cambio. A largo plazo, actúan destructivamente sobre los minerales.
Al igual que los ácidos húmicos, su composición química no es específica, y
depende del tipo suelo, de la vegetación de que proceden y del método de
extracción. Los valores de composición elemental son igualmente muy variables y
encontramos entre un 40–50% de C, < 4% de N y entre un 44–48 % de O.

En general, tanto los ácidos húmicos como los ácidos fúlvicos, poseen
características similares, consistiendo la principal diferencia en la insolubilización
en ácido y peso molecular mucho más elevado de los primeros. En cuanto a su
composición elemental, el porcentaje de carbono es significativamente mas bajo y
el de hidrógeno supera el de los ácidos húmicos. Por otro lado, su unión a la
fracción arcilla es menos eficaz que en los ácidos húmicos, pudiendo ser
arrastrados mas fácilmente a lo largo del perfil, y son menos resistentes a la
biodegradación.

21
Introducción

¾ Humina: Es el grupo de las sustancias húmicas que no se puede extraer del suelo
con soluciones ácidas y básicas. Por ser insolubles a todos los valores de pH y en
la mayor parte de los solventes orgánicos, son muy difíciles de aislar. Existen
diferentes tipos de humina: Humina microbiana (restos de microorganismos y
compuestos alifáticos derivados de ellos, generalmente carbohidratos, glicolípidos
o peptidoglicanos), la Humina heredada (constituida por componentes de las
membranas parcialmente oxidados y ligados a las arcillas por enlaces poco
estables: es relativamente similar a la materia orgánica fresca), Humina
neoformada o de insolubilización extraíble (formada por coloides fuertemente
ligados a la fracción mineral del suelo, principalmente arcillas, óxidos de hierro y
aluminio). Puede resistir el proceso de extracción en el laboratorio mientras no se
proceda a la destrucción de los constituyentes minerales del suelo a los que se
encuentra ligados (Toutain, 1974; Almendros, 1979), Humina de insolubilización
no extraíble o residual (constituye la fracción irreversiblemente asociada a los
minerales del suelo y no puede ser extraída mediante reactivos alcalinos ni
siquiera después de destruir los minerales) y Humina estabilizada (una evolución
lenta de los ácidos húmicos produce una polimerización de los núcleos aromáticos
y un descenso de su solubilidad frente a los reactivos de extracción).

I.3.2.3. Clasificación del humus

Duchaufour (1984), recoge las bases para una clasificación del humus según su
grado de evolución y sus condiciones de evolución. En esta se distinguen cuatro
categorías principales:
¾ Humus poco evolucionados. Dentro de esta primera categoría se diferencian en
función de criterios morfológicos y, especialmente, bioquímicos: el humus mor,
que es el menos evolucionado, con una relación C/N es muy elevada (>20) y el pH
muy bajo por la abundancia de precursores húmicos de elevada acidez. El humus
moder se forma en zonas donde la vegetación dominante son las coníferas. La
actividad biológica es elevada, el pH bajo y la relación C/N < 20. El humus mull
carbonatado aparece en materiales calizos, en zonas de alta montaña. En este tipo
de humus, la insolubilización de los precursores es rápida, pues el exceso de calcio
intercambiable precipita parte de los precursores húmicos y ácidos fúlvicos
formados (Herbauts, 1981) retardando la evolución de la materia orgánica. En
ocasiones también se produce un recubrimiento de carbonatos en las fracciones
orgánicas del suelo, que contribuye al efecto anteriormente indicado. Se puede
decir que el humus mull puede poseer un fuerte contenido en humina de
insolubilización, a diferencia del humus moder, que contiene sobre todo, humina
heredada. La relación C/N es mas baja que en los anteriores casos, aunque nunca
inferior a 15, el pH neutro o básico, ya que el calcio compensa la acidez de las
sustancias húmicas, favoreciendo la actividad biológica (Souchier, 1971; Vedy,
1973; Toutain, 1974; Guillet et al., 1975).

¾ Humus evolucionados de neoformación. En función del clima, material original y


vegetación se distinguen: el humus mull ácido, propio de zonas con clima
templado o cálido, pero con vegetación acidificante (plantas resinosas como las
coníferas que aportan una hojarasca de lenta biodegradación). La relación C/N
oscila entre 11 y 16 en la mayoría de los casos, el pH es ácido y dominan ácidos
húmicos poco condensados. En zonas templadas bajo bosque caducifolio o en

22
Introducción

zonas cálidas sobre rocas ácidas aparecen los humus mull eutróficos. La relación
C/N oscila en torno a 9, el pH es próximo a la neutralidad. El humus mull ándico
aparece en medios con ciclos biogeoquímicos relativamente lentos, con bajos
valores en la relación C/N y pH algo ácido.

¾ Humus evolucionados bioclimáticos. Se distinguen el humus mull forestal boreal,


propio de reductos de bosques caducifolios en áreas limítrofes entre la zona boreal
y la templada. La relación C/N presenta valores intermedios, el pH presenta
tendencia a la acidez y se forman abundantes ácidos húmicos y fúlvicos. El humus
mull chernosémico se forma preferentemente en zonas con una densa cubierta
vegetal arbustiva, con pH neutro o algo básico. La abundante actividad biológica
genera un tipo de humus con una relación C/N baja y una fuerte liberación de CO2
que, junto con el calcio del suelo, produce una recarbonatación secundaria que,
durante los períodos de lluvias, se lixivian acumulándose en los horizontes
subyacentes del perfil, formando horizontes cálcicos o petrocálcicos. El humus
mull vértico aparece principalmente en zonas llanas, donde el material original
dominante son las esmectitas.

¾ Humus con evolución modificada por hidromorfía. Se caracterizan


fundamentalmente por una proporción apreciable de materia orgánica poco
transformada consecuencia de las fases anaeróbicas predominantes. En
condiciones deficitarias de temperatura o aireación, la actividad biológica y la
mineralización pueden verse sumamente dificultadas. Si a esto, añadimos un
aporte de materia orgánica suficiente por parte de una vegetación adaptadas a estas
condiciones, se produce una progresiva acumulación de ésta, formándose las
llamadas turberas (Aranda, 1998). El humus muck aparece en valles que han
estado encharcados y que por causas naturales o artificiales se han drenado, o que
la zona deprimida se colmata por restos vegetales acumulados por la débil
transformación. Una vez que el ambiente se hace aerobio, se inicia el proceso de
transformación de la materia orgánica (mucho mayor respecto a las turbas). El
humus anmoor se presenta en zonas pantanosas de clima suave en las que se
produce una transformación, todavía superior que en el caso anterior, de los restos
orgánicos, ya que al estar sometidos a periodos sucesivos de humectación y
desecación parcial (hidromorfía alternante), experimentan una evolución con una
intensa humificación (Schaefer, 1975; Almendros et al., 1980).

I.3.3. Procesos de humificación. Origen y formación de las sustancias húmicas

Los mecanismos de humificación no constituyen procesos aislados en el espacio y


en el tiempo, como seria el caso de las vías metabólicas de compuestos de síntesis
biológica, sino que engloban un gran número de procesos, de tal forma que en un suelo
en particular, se desarrollan simultáneamente varios procesos de humificación,
dependiendo del material precursor, de los cambios estaciónales, de las condiciones
ambientales, variables en el tiempo y en el espacio, y del mecanismo específico
predominante en la formación de las sustancias húmicas (Ertel et al., 1988; Oades,
1989).

23
Introducción

I.3.3.1. Procesos de humificación

Los restos vegetales de cualquier naturaleza (hojas, ramas muertas, raíces) que se
incorporan al suelo constituyen la fuente principal de la materia orgánica del mismo.
Estos restos forman la hojarasca, la cual experimenta reacciones químicas (oxidación,
condensación y polimerización), y procesos biológicos de alteración y síntesis
microbiana, con formación de compuestos de bajo y alto peso molecular, que son
constituyentes típicos del suelo. Este proceso recibe el nombre de humificación (Flaig
et al., 1975), el cual implica cambios en la complejidad química de la materia orgánica y
un aumento de su estabilidad, que hace aumentar su resistencia a la biodegradación y
mineralización (Tate, 1987).

Entre los procesos que se dan durante la formación del humus, se distinguen la
humificación directa, donde hay una formación de estructuras preexistentes, y la
humificación indirecta, donde se forman macromoléculas de complejidad progresiva.
Los productos finales en ambos casos son los ácidos fúlvicos, ácidos húmicos y
huminas, cuyas proporciones relativas dependerán de la composición química de los
materiales aportados, su velocidad de descomposición (Swift et al., 1979), y de las
características ecológicas del medio (tipo, cantidad y actividad de microorganismos,
textura, pH, humedad relativa, régimen de temperatura, régimen de humedad,
alternancia desecación/humectación, manejo del suelo, etc.).

I.3.3.2. Humificación directa

Se trata de un proceso continuo en el que se modifica gradual y selectivamente el


carácter químico de los suelos y sedimentos. Los mecanismos que tienen lugar en la
diagénesis de biomacromoléculas implican transformaciones o modificaciones de las
macromoléculas orgánicas procedentes de los vegetales superiores y los
microorganismos (fundamentalmente ligninas, hemicelulosas, suberinas, cutinas,
taninos y macromoléculas lipídicas) a consecuencia de la acción microbiana o de
agentes externos físicos y químicos, incluido el fuego (Hatcher y Spiker, 1988).

La lignina es uno de los precursores mayoritarios de las sustancias húmicas de los


suelos por encontrarse en todas las plantas vasculares, incluyendo las especies
herbáceas, donde confiere consistencia y sostén a los tejidos. El papel precursor de la
lignina se ve favorecido por la complejidad de su estructura molecular. La
biodegradación de la lignina se atribuye principalmente a la acción de los hongos
basidiomicetos denominados de la podredumbre blanca, aunque se ha comprobado que
bacterias, hongos imperfectos y actinomicetos, también son capaces de degradarla
(Fengel y Wegener, 1984; Schoemaker et al., 1991). Dicha biodegradación requiere
múltiples actividades enzimáticas y mecanismos de despolimerización.

Otros precursores potenciales de las sustancias húmicas son los taninos. Estos se
encuentran, por ejemplo, en las hojas y cortezas de distintos tipos de árboles (Wilson y
Hatcher, 1988; Benner et al., 1990) y se han identificado en fracciones de ácidos
húmicos extraídas de suelos forestales (Kögel-Knabner et al., 1991). Algunos taninos
son hidrolizables y, por tanto, se pueden biodegradar fácilmente mientras que otros, por
el contrario, resisten a la biodegradación y pueden subsistir en el suelo durante mucho
tiempo. Este es el caso de los taninos condensados y los difenoles (Zucker, 1983), que
en los medios biológicamente poco activos apenas evolucionan. Estos compuestos

24
Introducción

forman complejos polifenol-proteína muy resistentes a la biodegradación, pudiendo


provocar un efecto adverso en el crecimiento de las plantas, conocido como “hambre de
nitrógeno” del suelo, al bloquear la mineralización de este elemento (Ganuza 2002).

I.3.3.3. Humificación indirecta

Al igual que la lignina, existen otras macromoléculas que también actúan como
precursores húmicos, como son los distintos tipos de productos de autolisis formados
durante la senescencia o la necrosis de los tejidos de las plantas. Durante la muerte
celular, las enzimas digestivas actúan sobre las estructuras y metabolitos de los tejidos.
Los productos de condensación formados, se incorporan rápidamente al suelo y son
posteriormente despolimerizados y degradados durante el transcurso de la maduración
(Aranda, 1998).

Así pues, otro mecanismo fundamental en la formación de las sustancias húmicas es


la polimerización no biológica o enzimática de los compuestos de bajo peso molecular
libres en el suelo. La presencia de estas moléculas orgánicas de bajo peso molecular en
el suelo es debida a los procesos de biodegradación de los restos vegetales, la biomasa
microbiana y los productos de excreción de los microorganismos, y microfauna del
suelo. Una parte de estos compuestos será utilizada por los microorganismos como
fuente de carbono y energía, y otra fracción considerable experimenta reacciones de
heteropolicondensación favorecidas por la presencia de agentes catalíticos presentes en
el suelo, tales como enzimas (Suflita & Bollag, 1981), arcillas, óxidos metálicos, etc,
transformándose los compuestos orgánicos simples en macromoléculas de composición
indefinida y elevado tamaño molecular (Carballas et al., 1971; Stevenson, 1982; Saiz-
Jiménez y de Leeuw, 1987; Hempfling y Schulten, 1989).

Los fenoles procedentes de la degradación de la lignina (por "podredumbres


blancas", bacterias lignolíticas, etc.) parecen ser los principales materiales de partida en
la síntesis y formación de las sustancias húmicas. Estos fenoles se pueden descomponer
por la acción de bacterias, hongos y actinomicetos, o transformarse en quinonas y
condensarse de manera aleatoria entre sí o con distintos compuestos orgánicos (Aranda,
1998).

I.3.3.4. Otros procesos

Una importante vía para la formación de sustancias húmicos en el suelo, es a través


de síntesis de macromoléculas similares a las sustancias húmicas por los
microorganismos del suelo. La capacidad de sintetizar biomacromoléculas aromáticas
resistentes a la biodegradación se encuentra ampliamente representada en los seres
vivos, si bien su participación en los procesos de formación del humus se manifiesta
preferentemente en determinadas especies de hongos, actinomicetos y bacterias.

Las sustancias de color oscuro sintetizados por estos organismos, conocidos como
melaninas fúngicas o microbianas, se diferencian del resto de las sustancias húmicas
del suelo a través de diversas características físicas y químicas, aunque es cierto que sus
propiedades se incluyen dentro de los límites de variabilidad propios de las sustancias
húmicas del suelo (Schnitzer, 1974), asemejándose en su análisis elemental, acidez
total, tamaño molecular, resistencia a la biodegradación y características de solubilidad
en álcali e insolubilidad en ácido. Las melaninas fúngicas también muestran espectros

25
Introducción

similares de 13C RMN (Lüdemann et al., 1982; Knicker et al., 1996), de infrarrojo (Filip
et al, 1974; Senesi et al., 1987; Paim et al., 1990) y de visible-UV (Valmaseda et al.,
1989), e incluso son comparables a los ácidos húmicos tras la aplicación de técnicas
degradativas o pirólisis/GC/MS (Haider et al., 1977; Meuzelaar et al., 1977; Almendros
y Dorado, 1985).

Así pues, las melaninas son biomacromoléculas producidas por microorganismos,


animales y plantas. Están compuestas por unidades de tipo fenólico o indólico y se
encuentran frecuentemente unidas a proteínas y carbohidratos. Según el organismo que
las produzca, las unidades estructurales cambian, por lo que la estructura de estas
macromoléculas melanoidínicas no es bien conocida (Bell y Wheeler, 1986; Butler y
Day, 1998). Éstas se concentran principalmente en los propágulos del hongo o en sus
formas de resistencia (esporas, esclerocios, etc.), desempeñando diversas funciones
como protección frente a las condiciones adversas (radiación solar, protección frente a
la desecación, etc.), elevada resistencia a la biodegradación o contribuir a la nutrición
mineral en virtud de su elevada capacidad de intercambio catiónico, lo cual contrarresta
el efecto de la lixiviación de dichas sustancias, facilitando su acumulación en el suelo.

Las melaninas más estudiadas en los suelos son las derivadas del 1,8-
dihidroxinaftaleno (DHN), que tras experimentar una serie de transformaciones, dan
lugar a estructuras del tipo dihidroxiperilenquinona (DHPQ) (Sato y Kumada, 1967).
Hay que destacar los pigmentos dihidroxiperilenquinónicos (DHPQ) que acompañan a
las melaninas y son producidos por géneros fúngicos tales como Cenococcum,
Alternaria, Aureobasidium, Cladosporium, Daldinia, Ulocladium, etc. (Kumada &
Sato, 1980; Almendros et al., 1985).

Este tipo de pigmentos policíclicos se detectan por presentar máximos, en solución


alcalina, en el espectro visible a 450, 570 y 615 nm (Kumada, 1955; Kumada y Hurst,
1967; Kumada y Sato, 1962 y 1980). Las fracciones húmicas enriquecidas con estos
pigmentos se pueden identificar, sin necesidad de su aislamiento total de la fracción
húmica, y en proporciones relativamente bajas, mediante técnicas de espectroscopía
derivatográfica visible-UV.

Los ácidos húmicos que presentaban máximos espectrales a las longitudes de onda
mencionadas se les denomino de tipo "P", y la fracción purificada se le conoció como
ácidos húmicos verdes.

Ninguna de las teorías expuestas explica de forma completamente satisfactoria la


naturaleza y presencia de los ácidos húmicos y fúlvicos en los diversos ecosistemas. Los
procesos de formación de las sustancias húmicas antes comentados, tienen lugar en
todos los suelos, pero no en la misma intensidad. Además, el número de precursores
moleculares de los ácidos húmicos, y las posibles combinaciones entre ellos conduce a
una enorme heterogeneidad en el material húmico. Por otro lado, la propia estructura
química de las sustancias húmicas está determinada por diversos factores como la
composición de la matriz inorgánica del suelo, el clima, la vegetación y la actividad
específica de la biomasa (Schulten, 1995).

26
Introducción

I.3.4. Acumulación, composición y propiedades de las sustancias húmicas

La diversidad en la composición y propiedades de las sustancias húmicas en los


diferentes ecosistemas, viene dada por la naturaleza del material de partida, la velocidad
de descomposición de los distintos tipos de compuestos de las sustancias húmicas, y la
influencia de los agentes ambientales (humedad, temperatura, vegetación, etc.) durante
sus procesos de síntesis y transformación (Swift et al., 1979).

Según los modelos de distribución vertical en el suelo, la materia orgánica tiende a


acumularse en el epipedón. La fragmentación de la hojarasca por parte de la fauna
edáfica afecta fuertemente a la liberación de C orgánico soluble (Gunnarsson et al.,
1988) y este proceso se repite en diferentes etapas de la descomposición (Eijsackers y
Zehnder, 1990), dando lugar a la acumulación de la materia orgánica en los horizontes
superficiales. Así, en un mismo suelo, según las condiciones del medio y la edad del
mismo, los horizontes superficiales van recibiendo materia orgánica de forma mas o
menos continua, por lo que su humus será mas joven que el situado en horizontes más
profundos, y su traslocación en el perfil dependerá de los condicionamientos climáticos,
el tipo de vegetación, la naturaleza de la biomasa senescente aportada, de los complejos
organometálicos, el régimen de humedad suelo, etc (Aranda, 1998).

La humificación desempeñará un papel esencial en el ciclo de los elementos que son


liberados por la hojarasca al descomponerse. Éstos se incorporan al humus en forma de
complejos organometálicos pseudosolubles, como ocurre con elementos como aluminio,
hierro, manganeso, calcio y magnesio (Vedy, 1973), o son liberados a la solución del
suelo y, a partir de aquí, adsorbidos sobre el complejo de cambio. Así, estos elementos
evolucionan mineralizándose (con lo que el catión complejado adquiere forma libre o de
cambio), y pasan a una forma policondensada insoluble, que se acumula en el horizonte
superficial. O bien, se transforman en una forma policondensada de un modo más
progresivo, después de su lixiviación al horizonte subyacente, la acción de la fauna
edáfica y raíces de las plantas, etc, que los transportan en profundidad a lo largo del
perfil, hasta su pérdida con el agua de drenaje, o su retención junto con los sesquióxidos o
las arcillas. Por lo tanto, a medida que la materia orgánica profundiza en el perfil,
experimentará gradualmente procesos de humificación y mineralización, obteniéndose
una mezcla de residuos de plantas macromorfológicamente identificables y compuestos
húmicos sin estructura identificable.

La naturaleza de las sustancias húmicas también depende de la velocidad de


descomposición de la materia orgánica acumulada, la cual está controlada por factores
ambientales (factores climáticos como la temperatura y humedad, composición
mineralógica del suelo y la naturaleza de la cobertura vegetal), que conducen a una
determinada calidad de la composición química de la hojarasca, y ambos factores, a su
vez, controlan la naturaleza de la comunidad descomponedora (Swift et al., 1979;
Anderson, 1988).

Así, la cantidad de la materia orgánica acumulada en la superficie del suelo está


fuertemente influenciada por las características climáticas del medio, aumentando con la
precipitación y disminuyendo con la temperatura. En fases iniciales de la edafogénesis,
el contenido de materia orgánica, aumenta progresivamente en los horizontes
superiores, y posteriormente, tiende a acumularse hasta alcanzar un virtual estado
estacionario con contenidos característicos en los distintos horizontes, dependiendo del

27
Introducción

tipo de suelo. La materia orgánica se distribuye con gran homogeneidad en zonas de


clima húmedo, pues la vegetación cubre todo el suelo. Por el contrario, en climas
semiáridos, donde la vegetación se encuentra muy dispersa, la materia orgánica
presenta una gran heterogeneidad espacial. En los climas con estaciones contrastadas,
la alternancia humectación/desecación intensifica la maduración y la estabilización de
ciertos compuestos húmicos pudiendo llegar a tener un efecto opuesto sobre los
compuestos húmicos más lábiles (materia orgánica fresca, humina heredada, biomasa
microbiana, etc.), donde su descomposición y mineralización se aceleran (Paul & Van
Veen, 1978).

La concentración de materia orgánica que se acumula en los horizontes


superficiales, también depende de la textura y naturaleza del mismo. Los suelos
minerales de textura gruesa almacenan generalmente una menor cantidad de materia
orgánica (Pritchett y Fisher, 1987).

Según Pritchett y Fisher (1987), la acumulación de los restos orgánicos también está
influida por la edad de la hojarasca o el tiempo transcurrido desde cualquier
perturbación ambiental (p. ej. incendios). Así, los bosques templado-fríos, poco
productivos, presentan altos niveles de acumulación de materia orgánica, mientras que
los bosques tropicales, que son altamente productivos, presentan bajas reservas de
carbono, como consecuencia de sus altas velocidades de descomposición e
incorporación de la materia orgánica, salvo excepciones en las que las cantidades de
materia orgánica pueden superar las esperadas debido a la formación de complejos
organometálicos (p. ej. con aluminio), o reducción de la actividad microbiana,
deficiencia en el suelo de determinados elementos (p. ej. fósforo), que pueden actuar
como un factor limitante en la mineralización de la materia orgánica (Mutatkar y
Prichett, 1967; Munevar y Wollum, 1977).

Las condiciones edáficas y edafoclimáticas, la actividad biológica, y ciertos usos


del suelo, serán los factores que determinen, en cierta medida, el grado de estabilización
y maduración de los compuestos húmicos formados. De igual forma, la mayor o menor
influencia de uno u otro factor, dará lugar a distintos tipos de medios geoquímicos, que
se caracterizarán por la predominancia de un tipo de humus específico.

I.3.5. Mineralización de la materia orgánica

La materia orgánica no humificada se descompone liberando a la atmósfera, en


forma de CO2, el 60–80% del C orgánico del suelo mediante un proceso de
mineralización, que puede tener lugar en un año. Así, el término mineralización implica
la formación de compuestos minerales, generalmente gaseosos (CO2, H2O y NH3), o
solubles (fosfatos, nitratos, sulfatos, etc.) por la acción de los microorganismos que
biodegradan activamente los restos de vegetales, animales y microorganismos; por tanto,
la mineralización es un término opuesto al de humificación. El C orgánico que no se ha
mineralizado de forma rápida, se oxida mas lentamente hasta formar parte de la biomasa
microbiana, o quedar estabilizado en forma de sustancias húmicas (Tate, 1987).

La mineralización de la materia orgánica desempeña un papel fundamental en el ciclo


biogeoquímico de los cationes, pues implica el retorno anual de los elementos minerales,
que han sido tomados por las raíces de las plantas, a la superficie del suelo. Por lo tanto,
el proceso de mineralización mantiene la fertilidad de los suelos y la nutrición de la

28
Introducción

cobertura vegetal, compensando las pérdidas de elementos en formas más solubles, que
pueden ser arrastradas con el lavado, abandonando de esta forma el suelo hacia los
mantos freáticos. No obstante, desde el punto de vista de la capacidad de conservación
del ecosistema, las bajas tasas de mineralización informan de una mayor estabilidad de
los compuestos húmicos, los cuáles son responsables de la mayor parte de las
propiedades favorables que poseen los suelos.

La mineralización de la materia orgánica puede ser rápida o lenta dependiendo de los


microorganismos edáficos, de la fauna, de las reacciones químicas y las condiciones
ambientales, por lo que existe una gran diferencia entre unos suelos y otros, y dentro de
un mismo suelo, de una época del año a otra, etc. Cuando la mineralización es rápida,
como corresponde a una mayor eficacia de los ciclos biogeoquímicos, los minerales
resultantes de este proceso se acumulan bajo forma asimilable para la cobertura vegetal
en los horizontes superficiales. Si por el contrario, la mineralización es lenta, en
concisiones de menor eficacia de los ciclos biogeoquímicos, los elementos minerales
quedan retenidos en los horizontes del suelo (Toutain, 1981).

La mineralización primaria afecta preferentemente a la materia orgánica fresca que no


esta todavía incorporada a la matriz del suelo, y la mineralización secundaria, que afecta
a los compuestos húmicos, es mucho más lenta debido a que, los enlaces con los
compuestos minerales, retrasan los procesos de mineralización. La mineralización
también se puede retardar debido a la resistencia de determinados compuestos frente a la
biodegradación, como consecuencia de la aromaticidad, la desorganización estructural
por desnaturalización, la producción de compuestos alelopáticos o antibióticos, que
tienen un efecto tóxico sobre los microorganismos, o bien por la microencapsulación por
recubrimiento de carbonatos, óxidos de hierro o aluminio, o la formación complejos
arcilla-humus estables. Por lo tanto, los procesos de mineralización rápidos son propios
de un humus mas joven, y se ralentizan en los humus mas evolucionados donde los
microorganismos y enzimas tienen mas dificultades para degradar las estructuras
húmicas, o bien porque éstas se encuentren complejadas, o porque están protegidas
dentro de agregados de elevada densidad aparente (Aranda, 1998).

29
Introducción

I.4. PROPIEDADES BIOQUÍMICAS Y CALIDAD DEL


SUELO
I.4.1. Importancia de la actividad microbiana en la calidad del suelo. Parámetros
bioquímicos indicativos de calidad del suelo

Dentro del estudio de la calidad de los suelos, la actividad microbiana de los mismos
actúa como un excelente indicador de su fertilidad biológica y bioquímica; pues es
indiscutible la importancia del papel que desempeñan los microorganismos en los ciclos
biogeoquímicos del suelo. Dichos microorganismos son responsables de la
inmovilización y mineralización de la materia orgánica, y por ende, de la disponibilidad
de N, P, C y S para la cobertura vegetal (García et al., 2003; Harris and Birch, 1989;
Balloni and Favilli, 1987). Esto resulta imprescindible para que los suelos posean buena
calidad y conserven su fertilidad natural.

Entre los parámetros físicos, químicos, biológicos y bioquímicos comentados en el


apartado I.2, indicativos de la calidad del suelo, los indicadores de la actividad
microbiana (carbono de biomasa microbiana, respiración del suelo y algunas actividades
enzimáticas), son los que resultan mas sensibles a los cambios temporales, que se
producen en el suelo, generados por acción antrópica o por estrés medioambiental (Dick
y Grupta, 1994; Vanhala y Ahtianen, 1994). Así pues, el estudio del estado biológico
del suelo, puede ser utilizado como un indicador de calidad muy útil para detectar
posibles procesos degradativos, que no podrían estimarse con otros métodos, como
cambios en el carbono orgánico total, estado de la cubierta vegetal, etc.

En este caso, los indicadores bioquímicos cobran especial importancia cuando se


manejan suelos de clima semiárido, principalmente aquellos destinados a un uso
eminentemente agrícola, como son la mayor parte de los suelos ubicados en el sudeste
de la Península Ibérica, salvo aquellos pocos relictos de bosques conservados en los
parques nacionales, parques naturales o reservas. Estos suelos agrícolas presentan un
elevado nivel de degradación, como consecuencia de un uso antrópico inadecuado, que
conlleva, en ocasiones, al abandono de los mismos, y a la pérdida de su fertilidad a
corto o medio plazo. En este caso, los parámetros bioquímicos permitirían, debido a su
elevada sensibilidad, conocer de una forma rápida y eficaz los cambios que se producen
ante una puntual modificación de la calidad de dichos suelos (García et al., 2003).

En este sentido, la falta de datos sobre propiedades bioquímicas de los suelos,


especialmente los suelos montañosos mediterráneos, no deja de ser llamativa si
consideramos que la salubridad medioambiental depende, en gran parte, de la capacidad
de los suelos para desarrollar una de sus funciones ecológicas primordiales, tales como
el ciclo biogeoquímico de los elementos (De Kimpe and Warkentin, 1998; Shaxson,
1998; Pierzynski et al., 2005). Además, la descomposición y la transformación de los
residuos orgánicos (principal función de la microbiota del suelo) son también
importantes, ya que influye en otras propiedades físicas y químicas de los suelos (Liebig
and Doran, 1999; Brejda et al., 2000), de las que depende el funcionamiento ecológico
total de dichos suelos.

Hasta hace relativamente poco tiempo era difícil caracterizar la actividad bioquímica
del suelo, pero actualmente la actividad microbiana de los suelos y la actividad de las
enzimas hidrolíticas extracelulares, que están involucradas en el ciclo de nutrientes y en

30
Introducción

los procesos de formación del humus, pueden ser fácilmente cuantificadas. Por esta
razón, la mayoría de los científicos considera las propiedades bioquímicas como un
indicador relevante de la calidad de los suelos, desde un punto de vista medioambiental
(Vanhala and Ahtiainen, 1994; Yakovchenko et al., 1996; Pankhurst et al., 1997). De
este modo, debido a la ausencia casi general de datos, de suelos forestales mediterráneos
y cordilleras de las zonas semiáridas, es necesario el estudio de las propiedades
bioquímicas de dichas zonas, con el objetivo de cumplir con las recomendaciones de la
International Scientific Community de compilar bases de datos de propiedades
bioquímicas de los suelos en diversas zonas geográficas y bajo diferentes condiciones
ecológicas (Burger and Kelting, 1998; Gil-Sotres et al., 2005).

No obstante, no siempre resulta fácil el estudio de la actividad biológica del suelo,


pues una característica importante de los procesos microbiológicos es su alta
variabilidad en función de los parámetros climáticos, la vegetación y la situación en el
perfil, que condicionan el contenido en carbono de un suelo, es decir, la fuente de
alimento que pueden utilizar los microorganismos (Insam, 1990; Wardle, 1992; Burke
et al., 1995; Jarvis et al., 1996; Rastin et al., 1988; Maraun y Scheu, 1996; Friedel et al.,
1996).

Así pues, las propiedades bioquímicas varían en función de la temperatura y la


humedad del suelo y, por tanto, cambian a lo largo del año. Este evento exigía
determinar la época del año mas adecuada para llevar a cabo la toma de muestras, de
forma que la caracterización de las propiedades bioquímicas fuera lo mas correcta
posible. En este sentido, estudios realizados por Leirós et al. (1997) y Trasar-Cepeda et
al. (1997 y 1998), demostraron, que pese a la gran variabilidad anual que presentaron
diferentes propiedades bioquímicas en suelos naturales gallegos, bajo vegetación
clímax, y ubicados en zonas climáticas distintas, el valor obtenido durante el otoño era
similar al valor medio anual; por lo que, el muestreo debería ser realizado durante dicha
estación.

Otro problema a la hora de estudiar las propiedades bioquímicas de los suelos, se


debe a la velocidad con la que dichas propiedades se pueden modificar durante el
período de almacenamiento previo a su análisis (Trasar-Cepeda et al., 2003). En este
caso, era imprescindible encontrar métodos de conservación, que preservaran las
propiedades bioquímicas de los suelos a niveles similares a los que mostraban en el
suelo in-situ. De los diversos procedimientos estudiados, para la conservación de los
parámetros bioquímicos (refrigeración, congelación, secado al aire, etc.), fueron la
refrigeración a 4ºC y la congelación a -20ºC los que influían menos sobre las
propiedades bioquímicas de los suelos (Ross et al., 1965, 1970, 1982 y 1994).

I.4.2. Aproximaciones para la obtención de indicadores de calidad basados en


propiedades bioquímicas de los suelos

La bibliografía muestra como un elevado número de autores (Biederbeck et al.,


1996; Deng and Tabatabai, 1996a y b; Liebig et al., 1996; etc.), utilizaban una única
propiedad bioquímica de los suelos (carbono o nitrógeno asociados a la biomasa
microbiana, respiración basal y diferentes actividades enzimáticas) como indicador de
su calidad. No obstante, debido a la compleja dinámica que presentan los ecosistemas
del suelo, es muy difícil que la medida de un solo parámetro bioquímico resulte
satisfactoria para reflejar la actividad microbiológica del mismo (García et al., 2003). Es

31
Introducción

decir, no se debe usar una única propiedad bioquímica del suelo como indicador
absoluto de su calidad, sino como un indicador relativo que compare el estado de un
suelo degradado respecto de otro próximo sin degradar (Trasar-Cepeda et al., 2003). En
este caso, para llevar a cabo este tipo de estudios, sería más aconsejable utilizar varios
parámetros bioquímicos, y analizar conjuntamente la información de los mismos (Beck,
1984).

Otros autores, (Anderson and Domsch, 1985; Brookes et al., 1986; Barriuso et al.,
1988; Kandeler and Eder, 1993, etc.), utilizan la relación de dos propiedades
bioquímicas como un índice de calidad, como son el cociente metabólico (qCO2),
carbono o nitrógeno asociados a la biomasa entre el carbono total o nitrógeno total,
actividad enzimática por unidad de carbono o actividad específica, y actividad
enzimática por unidad de carbono microbiano. Si embargo, a pesar de que se han
encontrado elevadas correlaciones entre la mayor parte de propiedades bioquímicas de
los suelos, y el contenido en carbono o nitrógeno total de los mismos (Trasar-Cepeda et
al., 1996 y 1998); estos índices sencillos de calidad también presentan una gran
variabilidad, y por tanto, no pueden ser considerados como indicadores absolutos de la
calidad del suelo.

Finalmente, en la bibliografía, también se hacen alusiones a expresiones complejas


en las que intervienen más de dos propiedades bioquímicas como indicadores de calidad
del suelo (Beck, 1984; Stefanic et al., 1984; Perucci, 1992; Stefanic, 1994; Karlen et al.,
1994; Yakovchenko et al., 1996; Trasar-Cepeda et al., 1998). Estas expresiones más
complejas, procuraban una mayor confianza en el diagnóstico de la calidad de los
suelos, pues explicaban un mayor porcentaje de la varianza total.

I.4.3. Propiedades bioquímicas de los suelos

Existe un amplio espectro de propiedades bioquímicas que se pueden determinar


para cada muestra de suelo; y que se clasifican, según Nannipieri et al. (1995), en
parámetros bioquímicos generales, que son aquellas propiedades íntimamente
relacionadas con el número y la actividad de los microorganismos: carbono y nitrógeno
asociados a la actividad microbiana, respiración basal, mineralización del nitrógeno y
actividad catalasa; y parámetros bioquímicos específicos, que son aquellos relacionados
directamente con la actividad enzimática de tipo hidrolítico: actividades enzimáticas del
ciclo del fósforo (fosfomonoesterasa, fosfodiesterasa, deshidrogenada, amonificación de
arginina y, nivel de adenosintrifosfato o ATP), actividades enzimáticas del ciclo del
azufre (arilsulfatasa), actividades enzimáticas del ciclo del nitrógeno (proteasa-caseína,
proteasa-BAA, ureasa) y, actividades enzimáticas del ciclo del carbono (CM-celulasa,
β-glucosidasa e invertasa).

I.4.3.1. Parámetros bioquímicos generales

I.4.3.1.1. Carbono asociado a la biomasa

Aunque la biomasa microbiana del suelo representa solo una pequeña parte del
“pool” de la materia orgánica, es el componente mas activo del mismo, y se considera
una pieza fundamental en el ciclo del carbono, y del conjunto de nutrientes del suelo
(Jenkinson, 1977; Insam, 1990). Los materiales orgánicos que llegan al suelo son
transformados por los microorganismos con el fin de generar energía y producir nuevos

32
Introducción

metabolitos celulares que permiten el desarrollo de las poblaciones microbianas


(Martens, 1995). Dichos microorganismos están influenciados por diversos factores,
tales como humedad, temperatura, luz, contenido en materia orgánica, etc. (Ocio, 1990).
Por tanto, esta propiedad desempeña un papel muy importante en el flujo de nutrientes y
energía del suelo, por lo que es necesario una correcta cuantificación de la misma;
especialmente en los suelos de ambientes semiáridos, afectados de manera importante
por muchos de los factores anteriormente citados.

Las medidas a corto plazo de la biomasa microbiana pueden marcar la tendencia de


la materia orgánica a largo plazo (Powlson et al., 1987). De hecho, el carbono de
biomasa microbiana puede utilizarse, de forma más efectiva que la materia orgánica,
como un indicador de los cambios de calidad en un suelo, pues responde de forma más
rápida y sensible a los cambios que se pueden producir en el mismo (degradación,
contaminación, usos del suelo, etc); e incluso puede emplearse como un índice de
comparación entre sistemas naturales y degradados (Ross et al., 1982).

Existen distintas metodologías para estimar directamente el tamaño de la población


microbiana del suelo: el método de fumigación-incubación (FI), el método basado en la
medida de la respiración inducida por sustrato (SIR) y el método de fumigación
extracción (FE).

El primero de los métodos citados es el más antiguo, y fue desarrollado a través de


un conjunto de cinco trabajos: Jenkinson y Polwson, 1976a y b; Polwson y Jenkinson,
1976; Jenkinson et al., 1976; Jenkinson 1976. Dicho método, se basa en que la
respiración de un suelo, inmediatamente después de ser fumigado, debe ser menor que
la del suelo no fumigado. No obstante, al cabo de unos momentos, la respiración del
suelo fumigado alcanzaba valores superiores que los del suelo no fumigado,
manteniéndose este flujo durante un cierto período de tiempo. En 1966, Jenkinson ya
había considerado que dicho flujo podría resultar de la descomposición de células
microbianas muertas por la fumigación, por lo que su medida podría indicar el tamaño
aproximado de la biomasa edáfica (Parkinson y Paul, 1982).

El uso de este método, tal como lo han reconocido Jenkinson y Ladd (1981) se basa
en las siguientes asunciones, que en parte, deben poseer también los otros métodos
considerados:

a) la materia orgánica procedente de los organismos muertos se mineraliza más


rápidamente que la de los organismos vivos.
b) La fumigación conduce a una muerte completa de la microflora edáfica.
c) La muerte de microorganismos en el suelo no fumigado es prácticamente nula en
relación con la de los suelos fumigados.
d) El único efecto de la fumigación es la muerte de la biomasa.
e) La fracción de carbono mineralizado procedente de la biomasa muerta no difiere
entre suelos.

Este método fue sometido a diversas críticas; aunque el mayor problema que
planteaba esta técnica, se encontraba en el factor de transformación del flujo de
carbono, generado por la fumigación en valores de biomasa microbiana, ya que, aunque
inicialmente se había considerado este factor como constante para todos los suelos,

33
Introducción

investigaciones posteriores pusieron de manifiesto que dependía de las poblaciones


microbianas del suelo y del pH.

El método de determinación de la biomasa edáfica a través del incremento de


respiración generada por la adición de un sustrato (SIR) surge a partir de una serie de
experiencias de Anderson y Domsch (1978), quienes observaron que la adición de
glucosa al suelo incrementaba la respiración antes de producirse el crecimiento
microbiano.

Respecto a los antecedentes del método FE (fumigación-extracción) se encuentran


en Jenkinson (1966), que mencionaba que la fumigación del suelo con cloroformo
incrementaba la cantidad de carbono extraído con una solución 0.5M de K2SO4, y en
Voroney (1983), que indicó que existía una clara relación entre el C soluble en sulfato
potásico y la biomasa microbiana del suelo.

Las anteriores observaciones fueron utilizadas por Vance et al. (1987b), que
propusieron que la biomasa del suelo podría ser calculada fácilmente a través del flujo
del C soluble en K2SO4 antes y después de la fumigación del suelo con cloroformo y a
través del uso de un factor. Joergensen en 1995, a través de datos bibliográficos y
experimentales, consideraba que el valor del factor 0.45, indicado inicialmente por
Vance et al. (1987) y por Wun et al. (1990), podía seguir siendo considerado como
correcto.

I.4.3.1.2. Respiración microbiana del suelo

Un parámetro ampliamente utilizado para medir la actividad microbiológica en los


suelos ha sido la respiración. El término respiración del suelo hace referencia a la
actividad biológica global de la biota del suelo, incluyendo los microorganismos
(bacterias, algas, hongos y protozoos), macroorganismos (lombrices de tierra,
nematodos e insectos) y las raíces de las plantas (Parkin et al, 1996), mientras que la
respiración microbiana refleja exclusivamente la actividad metabólica de los
microorganismos.

La respiración microbiana, al igual que otras actividades metabólicas, depende del


estado fisiológico de las células y se encuentra influida por diferentes factores en el
suelo, como la humedad, temperatura, disponibilidad de nutrientes y estructura del suelo
(Alef, 1993).

La respiración del suelo se produce a través de compuestos mineralizables de la


materia orgánica, que contribuyen al reciclado de nutrientes y actúan como interfase
entre organismos autrótofos, que sintetizan a partir de compuestos inorgánicos y
orgánicos complejos, y heterótrofos, que descomponen compuestos orgánicos tales
como celulosa, proteínas, nucleótidos y compuestos humificados; obteniendo así la
energía necesaria para su desarrollo, y permitiendo la reutilización de compuestos
inorgánicos. En estas reacciones de oxidación de la materia orgánica, el oxígeno actúa
como aceptor final de electrones, obteniéndose como producto final del proceso CO2 y
agua (García et al, 2003).

Existen distintas aproximaciones para evaluar la mineralización del carbono del


suelo, aunque la falta de métodos estándares dificulta mucho las comparaciones de los

34
Introducción

resultados obtenidos. Así, la actividad metabólica de los microorganismos del suelo se


puede medir a través del CO2 desprendido o del O2 consumido durante el proceso de
respiración (Anderson, 1982). Normalmente, la medida de la respiración basal, sin
adición de sustrato orgánico, suele llevarse a cabo a través de incubaciones de una
cantidad conocida de suelo en un sistema cerrado, en condiciones de temperatura,
humedad y aireación controladas (Anderson, 1982; Gregorich et al., 1994). En dicha
incubación, el carbono mineralizado se cuantifica como CO2 acumulado en una trampa
alcalina, que se incluye en la misma cámara que la muestra del suelo (Guitián y
Carballas, 1976).

Aunque las incubaciones a tiempos cortos pueden utilizarse para estimar la fracción
mineralizable del suelo, normalmente, y con el fin de poder apreciar las fluctuaciones
que sufren las poblaciones microbianas, las incubaciones suelen prolongarse durante
varios días y, evidentemente, la cantidad mineralizada es función de la duración de la
incubación.

La respiración de los microorganismos que viven en el suelo es uno de los índices


de actividad microbiana del suelo usados con mayor frecuencia (Reiners, 1968; Bond et
al. 1976; Insam y Haselwandter, 1989). La medida del desprendimiento de CO2 se ha
empleado para estimar la biomasa microbiana del suelo que realmente es activa (West et
al., 1988). La medida de respiración del suelo puede ser utilizada para evaluar los daños
producidos por productos tóxicos en suelos agrícolas (Nannipieri et al., 1990). La
evolución de CO2 también se está usando actualmente como técnica estándar para medir
la biodegradabilidad y grado de mineralización de compuestos orgánicos del suelo (El-
Din Sharabi y Bartha, 1993; Hess y Schmidt, 1995).

I.4.3.1.3. Coeficiente metabólico

Anderson y Domsch (1985) propusieron un índice de respiración específica de la


biomasa o coeficiente metabólico microbiano (qCO2), para estudiar la eficiencia
metabólica de la microflora edáfica. Dicho índice, fue incluso utilizado como indicativo
de desarrollo del ecosistema, ya que Insam y Haselwandter (1989) observaron que el
valor de qCO2 disminuía durante los primeros 100 años de la sucesión primaria, así
como de la sucesión secundaria (Insam y Domsch, 1988; Santruckova, 1992). Anderson
y Domsch (1990) apuntaron también la sensibilidad que mostraba dicho índice a los
cambios del uso del suelo, así como a la polución de los suelos (Ohtoven, 1994).

Anderson y Domsch (1985) derivan el coeficiente metabólico microbiano de la


teoría de Odum (1969, 1985), según la cual la relación entre la respiración total y la
biomasa total de un ecosistema debe disminuir progresivamente a medida que el
ecosistema alcanza el estado de equilibrio. Dichos autores, reemplazaron la respiración
microbiana basal y la biomasa microbiana por la respiración total y la biomasa total del
ecosistema, por lo que el índice metabólico queda expresado como cantidad de C-CO2
respirado por unidad de C microbiano y por unidad de tiempo. El valor de este índice
disminuye a medida que progresa el ecosistema, es decir, el valor de qCO2 debe ser
elevado en ecosistemas jóvenes (inmaduros), y bajo en ecosistemas maduros (Anderson
y Domsch, 1993). Así, en un ecosistema en equilibrio, donde los microorganismos son
más eficientes, la cantidad de CO2 es cada vez menor, ya que se pierde durante el
proceso de respiración (Insam, 1990).

35
Introducción

No obstante, el uso del índice qCO2 ha sido criticado por Wardle and Ghani (1995),
quienes consideraban que este índice es insensible a los procesos de degradación del
suelo, y que no es capaz de diferenciar entre situaciones de estrés o de distorsión
medioambiental. Pese a sus limitaciones, el coeficiente metabólico microbiano sigue
usándose hoy en día asiduamente.

I.4.3.1.4. Capacidad de mineralización del nitrógeno

Otro modo de medir la actividad metabólica de los microorganismos es mediante la


estimación de su capacidad para mineralizar los compuestos orgánicos de nitrógeno.
De hecho, esta propiedad bioquímica, debido a la importancia de los procesos en los
que interviene el nitrógeno, suele incluirse en todos los índices que intentan definir la
calidad del suelo.

La mayoría del nitrógeno en el suelo se encuentra bajo formas orgánicas, y sólo una
pequeña fracción se encuentra en formas minerales directamente utilizables por las
plantas y la flora microbiana, pudiendo, de esta manera, convertirse en el factor
limitante de los procesos biológicos en el medio edáfico (García et al, 2003). Por tanto,
la disponibilidad de formas inorgánicas de nitrógeno controla, tanto la capacidad de
degradación del suelo, como su función productiva, ya que la concentración de
nitrógeno disponible regula la actividad de los microorganismos, y es un nutriente
esencial para el crecimiento vegetal (Scarbrook, 1965). La mineralización del nitrógeno
orgánico, también es un proceso fundamental en ecosistemas naturales y forestales, ya
que son ecosistemas pobres tanto en amonio como en nitratos, debido a la escasez de
leguminosas, y a que la entrada de fertilizantes es nula.

La mineralización del nitrógeno comprende dos procesos diferentes: amonificación


(transformación de nitrógeno orgánico en amonio) y nitrificación (oxidación del amonio
en nitrato). Mientras que la amonificación tiene lugar bajo la acción de un elevado
número de microorganismos heterótrofos, la nitrificación es llevada a cabo
fundamentalmente por bacterias autótrofas de los géneros Nitrosomonas y Nitrobacter
(García et al, 2003).

Los microorganismos del suelo liberan sólo alrededor del 10% de todo el nitrógeno
orgánico, aunque la proporción de nitrógeno mineralizado varía anualmente (Zak y
Grigal, 1991; Zak et al., 1993). La asimilabilidad del nitrógeno depende de las
características químicas del sustrato mineralizado, de las interrelaciones entre el sustrato
orgánico y el clima y del microclima edáfico (Nadelhoffer et al., 1991; Fisk y Schmidt,
1995; Burke, 1989).

Se han propuesto numerosos métodos para cuantificar la mineralización del


nitrógeno en el campo y en el laboratorio (Gregorich et al., 1994), pero todos ellos
tienen notables limitaciones debido a la naturaleza dinámica del ciclo del nitrógeno, y a
que el proceso se ve afectado por numerosos factores ambientales, siendo los
principales temperatura, humedad, aireación, tipo de sustrato orgánico y pH. Las
experiencias de laboratorio, a diferencia de las de campo, permiten controlar algunos de
estos parámetros tales como temperatura, humedad o lixiviación (Stanford y Smith,
1972; Cabrera et al., 1994). No obstante, la falta de un método estándar dificulta la
comparación entre diferentes estudios (Campbell et al., 1993).

36
Introducción

I.4.3.2. Actividades enzimáticas

Los enzimas del suelo son catalizadores biológicos de gran cantidad de reacciones
que tienen lugar en el mismo. Éstas pueden proceder de plantas, animales, y
principalmente de microorganismos. El nivel de actividad de los enzimas del suelo
depende de factores como pH, clima, presencia o ausencia de inhibidores, propiedades
edáficas, cultivos, tipo de enmendantes, etc. (Burns, 1978; Skujins, 1976). Por ello, el
estudio de la actividad enzimática de los suelos se ha utilizado como índice de su estado
de fertilidad, o para comprobar el efecto de determinados pesticidas, herbicidas o
enmiendas orgánicas (Garcia et al., 1994b). Además, las enzimas del suelo intervienen
en los ciclos del nitrógeno (ureasa y proteasa), fósforo (fosfatasa) y carbono (β-
glucosidasa), y son responsables de la formación de moléculas orgánicas estables que
contribuyen a la estabilidad del ecosistema (García et al., 2003).

Los enzimas del suelo pueden ser extracelulares, liberadas durante el metabolismo y
muerte celular, intracelulares, constituyendo una parte de la biomasa microbiana, o
inmovilizadas, que son aquellas que mantienen un nivel constante de la actividad
enzimática del suelo, y son bastante resistentes a los procesos de desnaturalización,
pudiendo permanecer unidas a coloides minerales (arcilla) u orgánicos (sustancias
húmicas) (García et al., 2003).

Al igual que ocurre con el resto de propiedades bioquímicas, no se debe utilizar un


solo valor de actividad enzimática para determinar el índice de actividad biológica de un
suelo, o el estado general de nutrientes del mismo. Pero medidas simultáneas de varias
enzimas, pueden actuar como marcadores de bioactividad o índices de fertilidad del
suelo (Stefanic et al., 1984; Gil-Sotres et al., 1992).

I.4.3.2.1. Actividad deshidrogenasa

Los procesos de deshidrogenación son los responsables de la oxidación biológica de


compuestos orgánicos. Estos procesos se llevan a cabo por las enzimas
deshidrogenadas, las cuales, junto con los sistemas de citocromos, transfieren los
electrones liberados durante la oxidación de los sustratos orgánicos introducidos en el
suelo, a través de una cadena de portadores intermedios hasta el oxígeno. El oxígeno, en
medios aerobios, actúa como aceptor final de electrones, y una vez que éste se haya
reducido, se combina con los protones para formar agua.

Los sistemas deshidrogenada constituyen parte de los microorganismos, por lo que


su estudio podia ser utilizado como indicador de la actividad microbiológica del suelo
(Skujins, 1976, García et al., 1997b). La actividad deshidrogenada también se ha
empleado para comparar suelos naturales y cultivados, distintos suelos cultivados o
incluso para evaluar la incorporación de residuos frescos al suelo (Cochran et al., 1989;
Beber et al., 1993; Reddy and Faza, 1989). No obstante, su uso como indicador de
actividad biológica del suelo ha sido criticado por algunos autores, ya que la enzima
deshidrogenada depende del pH, contenido en carbono orgánico total, tipo de suelo y
potencial redox, por lo que estos factores pueden afectar a su medida y no reflejar el
valor real de actividad microbiológica del suelo (Nannipieri, 1984, Nannipieri et al.,
1990; Beyer et al., 1993)

37
Introducción

Existe una gran variabilidad de protocolos experimentales para estudiar la actividad


deshidrogenada en los suelos. Lenhord (1956), Stevenson (1959) y, Casida et al. (1964)
emplearon como aceptor artificial de electrones, para medir la actividad
deshidrogenasa, cloruro de trifeniltetrazolio (TTC), que se reducía a un compuesto
cloreado (trifenilformazan) en condiciones anaerobias, que se podía determinar
colorimétricamente. Sin embargo, el TTC no resulta igual de efectivo que el oxígeno
para capturar electrones (Nannipieri et al., 1990). Además, también surgieron
considerables discrepancias entre la actividad deshidrogenasa observada y la esperada a
partir de los valores de respiración (Howard, 1972), lo que llevó a considerar el empleo
de otros aceptores de electrones en la evaluación de la actividad deshidrogenasa del
suelo.

Actualmente, se suele utilizar el procedimiento de Von Mersi y Schiner (1991) en la


determinación de la actividad deshidrogenasa del suelo, en el que se utiliza como
aceptor de electrones el cloruro de 2-p-iodofenil-3-p-nitrofenil-5-fenitratrazolio (INT).
A pesar de que este compuesto se comporta como un mejor aceptor de electrones que el
TTC (Trevors, 1984b), Nannipieri et al. (1990) consideraba que no puede sustituir al
oxígeno como aceptor de electrones. Por lo que, con los actuales procedimientos, solo
se determina una parte de la actividad deshidrogenada del suelo.

I.4.3.2.2. Actividad catalasa

La catalasa es un enzima intracelular del grupo de las peroxidasas que se encuentra


en todas las bacterias aeróbicas y en la mayor parte de los organismos anaerobios
facultativos, y no en los organismos anaerobios obligados, que se ha utilizado
usualmente como índice de biomasa edáfica (Weetall et al, 1965). No obstante, esta
enzima puede permanecer activa en la solución del suelo siempre que sea adsorbida
sobre superficies de arcillas o coloides húmicos (Stotzky, 1974; Pérez-Mateos y
González-Carcedo et al., 1987; Pérez-Mateos et al, 1988). La catalasa no necesita la
presencia de cofactores y es activa dentro del rango de temperaturas 4 – 25ºC, y a un
amplio rango de pH (Trevors, 1984a).

Esta enzima se ha utilizado principalmente en diferentes índices de fertilidad de los


suelos, pues su nivel es sensible a las prácticas agrícolas, como por ejemplo el
monocultivo sostenido durante largos períodos de tiempo (Stefanic, 1984; Beck, 1984;
Gawronska et al., 1992). Otras investigaciones determinaron que esta enzima puede
verse afectada por la contaminación del suelo debida a hidrocarburos (Weissman y
Kune, 1994).

I.4.3.2.3. Actividad fosfodiesterasa

La fosfodiesterasa, conocida también como ortofosfórico diester fosfohidrolasa,


cataliza la reacción de hidrólisis de los diesterfosfatos a monoesterfosfatos. Desempeña
un importante papel en el ciclo del fósforo en el suelo, debido a su capacidad para
degradar ácidos nucleicos (Tabatabai, 1982). La fosfodiesterasa se relaciona con la
concentración del C del suelo, y su actividad varía con la profundidad (de Prado et al.,
1982), con los cambios estacionales (Rastin et al., 1988), y aumenta a medida que
aumentan las condiciones de reducción del medio y ante la presencia de residuos en el
suelo (Perucci 1988 y 1992).

38
Introducción

I.4.3.2.4. Actividad proteasa-caseína

El nitrógeno es un elemento fundamental para el crecimiento de la cobertura


vegetal. En los ecosistemas naturales, el nitrógeno disponible para las plantas, procede
de la mineralización del nitrógeno orgánico. El nitrógeno se libera en el suelo en forma
de amonio, el cual, puede ser retenido en el complejo de cambio, ser lavado o
permanecer en la solución del suelo. En este caso, el nitrógeno se oxidaría por bacterias
específicas hasta nitrito y nitrato. Las enzimas encargadas de catalizar la transformación
del nitrógeno proteico a peptídico y, posteriormente, a N aminoácido; para, finalmente,
ser transformado a amonio y a nitrato, son las proteasas y peptidasas.

La actividad proteásica del suelo proviene de distintos tipos de residuos de plantas,


microorganismos y animales edáficos (Bonmati, 1988). Así, la actividad de esta enzima
es mayor en suelos cultivados que en suelos sin vegetación, y cuando los suelos
agrícolas se convierten en prados (Speir et al., 1980; Kandeler y Eder, 1993). También
es mayor en suelos no arados frente a suelos arados, con la rotación de cosechas y con la
incorporación al suelo de residuos (Perucci, 1992; Kandeler et al., 1994; Díaz-Marcote
et al., 1995; Klein y Koths, 1980; Friedel et al., 1996).

El grupo de las proteasas es muy amplio, existiendo distintos tipo de clasificación de


las mismas. Desde el punto de vista bioquímico, las proteasas se clasificarían
dependiendo del tipo de sustrato sobre el que actúan (Ladd y Butler, 1972). Así,
existirían proteasas capaces de degradar sustratos proteicos (ej. caseina) y proteasas que
degradan sustratos mas sencillos (ej. derivados dipeptídicos).

La actividad proteasa caseína se refiere a las proteasas del suelo que degradan la
caseína hasta tirosina. Esta enzima varía con las estaciones del año, presentando los
valores más altos durante el verano (Watanabe y Hayano, 1995; Wenzel et al., 1995), y
al igual que el resto de las proteasas, el nivel de esta enzima, aumenta también con la
presencia de plantas (Watanabe y Hayano, 1995).

I.4.3.2.5. Actividad ureasa

La ureasa es el enzima que cataliza la hidrólisis de la urea o sustratos tipo ureico


(hidroxiurea, dihidroxiurea y semicarbazidas) para dar CO2 y NH3 como productos de
reacción (Alef y Nannipieri, 2003). Las ureasas son enzimas exocelulares de origen
microbiano y, bajo este término, se aglutinan todas las hidrolasas capaces de actuar
sobre los enlaces C-N (no peptídicos) de amidas lineales (Ceccanti and García, 1994).

La ureasa ha sido ampliamente estudiada en los últimos años, ya que su síntesis


puede producir grandes pérdidas de nitrógeno en forma de amoniaco. La estimación de
esta enzima implica, en la mayoría de los métodos, la cuantificación del amonio
liberado en ensayos de incubación de suelos con una solución de urea, tamponada o no,
bien en ausencia o presencia de tolueno. Otras técnicas implican la estimación del grado
de hidrólisis de la urea residual o del 14CO2 liberado después de la incubación (Alef y
Nannipieri, 2003).

La distribución de ureasa en el suelo depende de la distribución de la materia


orgánica (Kawaguchi et al., 1995; Deng y Tabatabai, 1996), oscilando, al igual que
otros enzimas, con las estaciones del año, y alcanzando los valores mas elevados

39
Introducción

durante los meses de verano (García-Alvarez and Ibáñez, 1994; Dormaar et al., 1984).
El nivel de actividad de esta enzima en el suelo, también depende de la cobertura
vegetal, siendo su nivel de actividad superior en suelos forestales y en suelos bajo prado
que en suelos agrícolas (Cochran et al, 1989; González-Carcedo et al., 1990, O´Toole et
al., 1985).

El nivel de ureasa, en suelos agrícolas, depende, en gran parte, de las prácticas


agrícolas que se realicen. Así, la actividad de la enzima es superior en suelos cultivados
que en aquellos dejados en barbecho (Speir et al., 1980), disminuye con el arado (Klein
y Koths, 1980; Dick y Daniel, 1987), y aumenta con la rotación de cultivos (Friedel et
al., 1996).

I.4.3.2.6. Actividad β-Glucosidasa

La enzima ß-glucosidasa cataliza la hidrólisis de determinados productos de


degradación de la celulosa (ß-glucósidos) a glucosa. La hidrólisis de estos productos
desempeña un papel muy importante en la obtención de energía para los
microorganismos del suelo (Eivazi and Zakaria, 1993). Esta enzima permite además
detectar contaminación por metales pesados y otros componentes tóxicos (Eivazi and
Zakaria, 1990).

Los métodos propuestos para el estudio de esta actividad tienen en común el sustrato
utilizado, un ß-fenilglucósido, aunque difieren en las condiciones de extracción y
cuantificación del producto de la reacción enzimática (García et al, 2003).

40
Introducción

I.5. ESTRUCTURA Y CALIDAD DEL SUELO


Al igual que la materia orgánica y las propiedades bioquímicas, se ha dedicado en el
presente trabajo un apartado específico al estudio de la estructura del suelo y su relación
con la calidad.

I.5.1. Concepto de estructura del suelo y estabilidad estructural

Una de las características más importantes de la naturaleza es que no está


constituida por una simple mezcla desordenada de entidades dispuestas completamente
al azar, sino que presenta una compleja organización jerárquica que tiene su reflejo en el
suelo. Tal vez este orden se manifiesta a distintos niveles, desde la distribución de los
suelos en el paisaje, hasta organización de las partículas del suelo a nivel microscópico
o submicroscópico. En este sentido, hablamos de estructura del suelo para referimos a
aquella propiedad física, derivada de la existencia de fuerzas entre los elementos
constitutivos del suelo, responsable del ordenamiento de las partículas a nivel de pedón,
que está sometida a una evolución permanente en el tiempo y en el espacio, en función
de diversos factores, principalmente la humedad y el manejo del suelo (Lal and Shukla,
2004).

Una estructura bien desarrollada, sería aquella que es favorable para el crecimiento
vegetal, es decir, que presente características tales como una adecuada porosidad, que
favorezca el crecimiento radicular, retención y transmisión del agua y la difusión de
gases, con unidades estructurales estables en el tiempo, frente a la acción de diferentes
agentes desestabilizantes como esfuerzos mecánicos, hidratación, etc (Lal and Shukla,
2004). Además, las unidades estructurales no deben ser demasiado duras en seco, ni
adherentes en húmedo, para poder trabajarse con aperos o herramientas de labranza, y
deben tener un carácter jerárquico, rompiendo en unidades más pequeñas y no
desmoronándose completamente en material no agregado tras la ruptura (Kemper,
1986). Así, la estructura está relacionada con gran número de propiedades inherentes del
suelo como son: textura, mineralogía de arcillas, naturaleza del catión intercambiable,
naturaleza y calidad de la fracción del humus, consistencia, porosidad, aireación,
retención de agua, permeabilidad, etc, estando muy ligada a los procesos biológicos, por
lo que, tiene un interés práctico de primera magnitud para aspectos tan importantes
como la calidad y fertilidad del suelo, erosión, desertización, degradación no erosiva,
etc. (Quirk and Panabokke, 1962; Giovannini and Sequi, 1978; Greenland, 1981;
Chaney and Swift, 1984; Lal, 1987; Payne, 1988; Lal and Shukla, 2004).

La estructura es, pues, una propiedad compleja que puede definirse desde distintos
puntos de vista y teniendo en cuenta diferentes aspectos de la misma. Así, Brewer
(1976) la define como la constitución física del material del suelo, expresada como
forma, tamaño, colocación y grado de desarrollo de las partículas primarias de suelo y
los poros, hacia unidades estructurales naturales o artificiales; Yong and Warkenting
(1975) como una propiedad del suelo que proporciona o confiere integridad al sistema,
y que es responsable de la respuesta a fuerzas y flujos inducidos internamente o
aplicados externamente, e influye en la organización de las partículas, la porosidad,
agentes e interacciones entre partículas del suelo. Foth (1978) afirmó que la estructura
del suelo se refiere a la agregación de las partículas primarias del suelo (arena, limo y
arcilla) en partículas compuestas o clusters, los cuales están separados de los agregados
adyacentes por superficies de debilidad; Hausenbuiller (1981), que es la forma en la que

41
Introducción

las partículas del suelo se ensamblan para formar agregados; y Schroeder (1984), se
refería a la estructura como la forma en la cual están organizadas las partículas
minerales y las partículas orgánicas en el suelo. Otras definiciones fueron las aportadas
por la FAO (1990), según la cual la estructura es la organización natural de las
partículas del suelo en unidades discretas o peds, los cuales están separados por
superficies de debilidad permanentes; Wild (1992) la definió como la naturaleza y
distribución por tamaños de los agregados del suelo, y recíprocamente del espacio de
poros; la Soil Survey Div. Staff (1993), como aquellas unidades compuestas de
partículas primarias, y cuya cohesión, dentro de estas unidades, es mayor que la
adhesión entre unidades. Morel en 1996 definió la estructura como el modo de
organización de los elementos constitutivos del suelo: elementos minerales y sustancias
orgánicas; la SSSA (1997) como la combinación u organización de las partículas
primarias del suelo en unidades secundarias o peds, que se caracterizan en base a su
tamaño, forma y grado de distinguibilidad, y Scott (2000), como el tamaño, la forma y
organización de agregados y poros del suelo.

Finalmente, una definición general consensuada, que recoja los principales aspectos
mencionados en estas definiciones, se referiría a la estructura como la organización (u
ordenamiento) espacial de los materiales del suelo (minerales primarios y secundarios,
materia orgánica, sales, fase líquida) por causas naturales y/o artificiales, formando o
no, unidades estructurales jerarquizadas de diferentes tamaños, formas y persistencia en
el tiempo, separadas de las adyacentes por superficies de debilidad, consecuencia de
fuerzas internas de cohesión, más fuertes que las existentes entre unidades adyacentes; y
constituida a su vez por el espacio de poros o huecos situados entre las unidades
estructurales.

Existen otros términos como son “fábrica o contextura” que se emplean a menudo
como sinónimos del término estructura, si bien existen algunos matices diferenciadores.
El término estructura es más amplio o general, refiriéndose normalmente a caracteres
morfológicos aunque también se incluyen aspectos genéticos y se utiliza más
frecuentemente en los niveles de reconocimiento macroscópico y microscópico. El
término fábrica incluye además de los morfológicos, caracteres mineralógicos y
genéticos, empleándose frecuentemente para hacer referencia a la organización de las
partículas a niveles microscópico y ultramicroscópico. Algunos autores consideran el
término fábrica como una parte de la estructura, centrada en los niveles de menor
tamaño (Yong and Warkenting, 1975), sin embargo otros consideran ambos términos
como totalmente equivalentes (Hillel, 1980; Smart, 1979; Drees, 1992).

El carácter dinámico de la estructura ha llevado a la necesidad de definir o


establecer el concepto de estabilidad estructural que mida la permanencia de la
estructura en distintas circunstancias. La estabilidad estructural hace referencia a la
resistencia de los agregados a perder su forma y tamaño cuando se someten a fuerzas
deformadoras o acciones de degradación (Monnier, 1965). La pérdida de estabilidad de
la estructura implica condiciones desfavorables para el crecimiento vegetal, como son
pérdida de porosidad, aparición de estructuras masivas asfixiantes, encostramientos, etc.
El ordenamiento microscópico jerárquico de los materiales edáficos, posibilita la
reorganización estructural macroscópica cuando ésta se destruye por alguna
circunstancia, como por ejemplo el laboreo, el riego, etc (Baver, 1956; Tisdall and
Oades, 1982; Elliot, 1986). Pero la reconstrucción de una adecuada estructuración a
nivel microscópico o ultramicroscópico, es mucho más difícil o resulta imposible. Sin

42
Introducción

embargo, en general, existen numerosos agentes que contribuyen a la estabilidad


estructural, como por ejemplo, la materia orgánica, que promueve la estabilización de
los agregados por una reducción del hinchamiento del agregado, la disminución de la
permeabilidad del agregado, por reducir las fuerzas destructivas del fenómeno de
estallido y por incrementar la fuerza intrínseca de los agregados.

Las principales causas de pérdida de la estabilidad de la estructura están


relacionadas con la acción humana, mediante el cultivo o un manejo inadecuado que
afectan de forma negativa a otras propiedades edáficas como la textura, consistencia,
porosidad, permeabilidad, etc. (Oades, 1984; Capriel et al., 1992). Un manejo
inadecuado puede inducir la pérdida de materia orgánica, destrucción de los
macroagregados por el arado, también aparecen fuerzas de compresión tangenciales
debidas a la cuña de arado, y en profundidad motivadas por el peso de la maquinaria
agrícola (compactación) (Payne, 1973 y 1988; Chan; 1989). Si se emplea siempre la
misma profundidad de laboreo puede aparecer justo por debajo de la zona arada lo que
se denomina “suela de arado” que es una zona compactada, de baja porosidad que puede
dar problemas de permeabilidad al agua o de limitación física para el crecimiento
radicular, problemas de aireación. etc. También el agua de riego puede aportar iones
monovalentes dispersantes (Little, 1989; Dexter and Chan, 1991; Levy and Torrento,
1995).

I.5.2. Niveles de organización de la estructura

La estructura del suelo puede establecerse y estudiarse a distintos niveles de


organización (Figura I.5.2.1), que están relacionados con el tamaño o dimensiones de
las entidades observadas, y por tanto, con el grado de magnificación y las técnicas de
observación empleadas para establecer los patrones de reconocimiento morfológico
estructural (Tabla I.5.2.1).

Tabla I.5.2.1. Niveles de reconocimiento estructural, técnica de observación utilizada y la


denominación de la estructura estudiada a cada nivel de organización.
Nivel de
Denominación Técnica de observación
Reconocimiento
Macroscópico (Macro) Estructura (Fábrica) Visual directa
Microscópico Microestructura (Microfábrica) Microscopía óptica
Ultramicroscópico Ultramicroestructura (Ultramicrofábrica) Microscopía electrónica
Autores: Yong and Warkenting, 1979; Bisdom,1983; Bullock et al. 1985.

Las unidades estructurales básicas del suelo pueden clasificarse en un sistema


jerárquico de acuerdo con el nivel de reconocimiento empleado para su estudio (Tabla
I.5.2.2). La jerarquización es necesaria para poder comprender la organización de cada
tipo de fábrica. Dentro de la fábrica se diferencian, según su tamaño, distintas unidades
organizativas: “dominios” (Figura I.5.2.2), que se definen como la unidad mínima de
fábrica, formada por láminas de arcilla, y para cuya observación, a nivel
ultramicroscópico, se requieren técnicas de SEM, TEM, etc. (Aylmore y Quirk, 1960),
“grupos o clusters” (Figura I.5.2.2), que son unidades de fábrica que se conforman a
partir de agrupaciones de dominios, y que deben observarse también a nivel
ultramicroscópico mediante microscopía de barrido o de transmisión, “microagregados”
formados por la unión de clusters, pueden observarse a nivel microscopico (microscopía

43
Introducción

óptica o electrónica) (Yong y Warketin, 1975; Smart, 1979) y “peds”, unidades de


fábrica que se observan a simple vista, es decir, a nivel macroscópico (Yong y
Warketin, 1975; Bullock et al., 1985). No obstante, el nivel de “microagregado”
(Figura I.5.2.2) no es considerado por todos los autores, que extienden el tamaño de los
cluster hasta los 200 µm. Algunos autores introducen también niveles superiores al ped,
por ejemplo mayores de 1 cm (Wild, 1992). También hay que hacer la salvedad de que
determinados autores diferencian entre agregados de origen natural, que serían los
“agregados” (peds) propiamente dichos, y los de origen artificial (generados por
ejemplo por arado en húmedo) que se denominan “terrones” (clods) (SSSA, 1997).

Tabla I.5.2.2. Clasificación de las unidades estructurales del suelo (adoptada).


Unidad Tamaño Nivel de
Descripción Orden
Estructural (Orientativo) Reconocimiento
Agregado o Formado por la unión de
> 250 µm Macroscópico
ped* microagregados.
Formado por la unión de Primer
Microagregado 50-250 µm Microscópico orden
cluster
Cluster o Formado por la unión de
5-50 µm
flóculo dominios
Ultramicroscópico
Formado por la unión de Segundo
Dominio < 5µm
partículas de arcilla orden
Autores: Hadas, 1987; Dexter,1988; Oades and Waters, 1991; Tisdall and Oades, 1982; Yong and
Warkenting, 1975.
* Cuando son de origen artificial se denominan terrones (clods) según algunos autores (SSSA, 1997).

Algunos autores denominan a las tres primeras unidades estructurales (cluster,


microagregados y peds) como unidades o estructuras de “primer orden”. Estas unidades
pueden estar formadas por unidades del mismo nivel, por ejemplo los ped, que
normalmente se forman por la unión de otros peds de menor tamaño. Los dominios se
consideran estructuras de “segundo orden”, formadas por la unión de partículas de
arcilla (Yong and Warkenting, 1975). En determinados tipos de estructuras no se
encuentran representados todos los niveles jerárquicos, muchos de estos casos son los
menos favorables para el crecimiento vegetal.

44
Introducción

Microporos
(unidad de poros
intraestructurales) Macroporos
(unidad de poros
interestructurales)

Dominios

Partículas de
arcilla

Cluster

Figura I.5.2.1. Niveles de organización estructural. Adaptado de Yong and Warkenting, 1975

I.5.3. Origen de la estructura. Factores que influyen en la estabilidad de los


agregados

La formación de unidades estructurales se conoce también como agregación. Es un


fenómeno complejo, que guarda algunos aspectos aún no totalmente resueltos y por
tanto objeto de discusión e investigación en la actualidad. En la presente Tesis
aportaremos algunos datos referentes a los puntos en estudio. Existen diferentes teorías
e hipótesis, a veces incluso contradictorias, referentes a la influencia de los distintos
agentes, mecanismos y procesos edafogenéticos responsables de formación de la
estructura. De ellas vamos a recoger aquellos aspectos más importantes y mejor
establecidos sobre la génesis de la estructura del suelo.

I.5.3.1. Agentes

Hacen referencia a los componentes, materiales del suelo o propiedades derivadas


de los mismos responsables de la formación de estructura. Entre los más importantes se
encuentran:

I.5.3.1.1. La textura del suelo

La textura es uno de los factores más importantes en la creación y mantenimiento de


la estructura. Una composición granulométrica equilibrada conduce a una buena
estructura y máxima estabilidad (Terreros, 1985).

Arenas y limos. Dado su gran tamaño y baja carga, en relación a la arcilla, la influencia
de las fuerzas superficiales entre partículas es despreciable o muy pequeña. El
mecanismo de unión entre partículas en estas condiciones se denomina
empaquetamiento, dado que no existen otras fuerzas entre ellas que las debidas al peso o
presión litostática de los materiales del suelo. Tan solo las fuerzas de tensión superficial
debidas a películas de agua en la superficie de los granos son capaces de contribuir a la
cohesión. De ahí los suelos arenosos son algo más estables cuando están húmedos. No

45
Introducción

obstante, algunos autores (McGill and Paul, 1976; Ahmed, 1981; Ahmed and Oades,
1984; Anderson and Paul, 1984) afirmaron que las partículas de limos desempeñan un
papel más importante en la formación de agregados, posiblemente debido a la
acumulación sustancial de materia orgánica en la fracción limo. Emerson (1959) y
Mokhtaruddin and Norhayati (1995) hipotetizaron que son necesarias una cierta
cantidad de partículas de limo y arena muy fina, junto con las partículas de arcilla, para
formar y estabilizar agregados. Por el contrario, otros autores (Soong, 1977; Mbagwu et
al., 1993) hallaron una correlación negativa entre el contenido de limo y arena fina, y la
estabilidad de los agregados.

Arcilla. De acuerdo con la mayoría de los autores es el agente más importante para la
formación de la estructura del suelo (Payne, 1988), siendo el principal responsable de la
aparición de fuerzas, principalmente de tipo eléctrico, entre los materiales constitutivos
del mismo, además de ser los componentes mas importantes del suelo que resisten al
colapso de la estructura (Payne, 1992). Su abundancia, pequeño tamaño, gran superficie
específica, carácter coloidal, y la presencia de carga eléctrica son las principales
características responsables de su efecto. En general se considera que, cuando la
fracción de limo o de limo más arena muy fina aumenta y la arcilla disminuye,
disminuye paralelamente la estabilidad estructural y por tanto la erosionabilidad es
mayor (Wischmeier y Mannering, 1969).

Las propiedades coloidales de la arcilla son de gran importancia para la formación


de estructura, determinando los mecanismos de floculación-dispersión de las arcillas.
Gollany y colaboradores (1991) encontraron que la estabilidad de los agregados
aumenta con el contenido en arcilla, siendo el efecto más pronunciado con un contenido
inicial de agua elevado. En medio acuoso las partículas de arcilla tienen normalmente
carga neta negativa y se encuentran rodeadas de una doble capa de cationes fijados a la
superficie con diferente intensidad (Russell, 1934), a este conjunto partícula-cationes de
hidratación se le denomina “micela”.

Existen interacciones entre la textura y otros parámetros, como la mineralogía de las


arcillas y el contenido en materia orgánica. Estas interacciones influyen en la ruptura de
los agregados de forma diferente dependiendo del proceso. Las características
mineralógicas de las arcillas pueden modificar el efecto de las mismas sobre la
agregación y estabilidad estructural, aunque su efecto es muy difícil de valorar porque,
con frecuencia, los suelos contienen una mezcla de minerales de arcilla (Ortigosa,
2004). Así, Emerson (1964) demostró que las arcillas como caolinita o ilita resultan más
afectadas por la desagregación por colapso que otras arcillas expansibles como la
montmorillonita, donde la presión generada por el aire atrapado disminuye por el
hinchamiento de las arcillas. No obstante, la montmorilllonita se puede fisurar, debido a
la combinación de la presión del aire atrapado y el hinchamiento de los agregados. Así,
Young y Mutchler (1977) determinaron que el contenido en montmorillonita estaba
altamente correlacionado con la estabilidad de los agregados y muy poco con la
erosionabilidad. Sin embargo, El-Swaify y Dangler, 1977 demostraron que los suelos
con caolinita eran menos erosionables que los que contenían montmorillonita. Por otro
lado, las arcillas esmectíticas se consideran más eficientes en la agregación que otro tipo
de arcillas debido a su gran superficie específica y elevada capacidad de interacción
físico-química. Aunque, las interacciones arcilla-arcilla corresponden, para las
esmectitas, a fuerzas de cohesión menores que interacciones hierro-caolinita que dan
lugar a fuerzas de cohesión muy elevadas. Por tanto, el efecto de la mineralogía de las

46
Introducción

arcillas sobre la formación y estabilidad de la estructura es ambivalente; pues, si bien las


arcillas como la caolinita, con baja capacidad de intercambio catiónico, dan lugar a
agregados menos resistentes que la montmorilonita, debido a su menor área superficial;
la asociación de caolinita con los óxidos de hierro generan agregados bastante
resistentes (Ortigosa, 2004).

También destaca el papel que ejercen los complejos arcillo-arenosos y arcillo-


húmicos en la agregación del suelo (Schnitzer, 1981; Haider, 1992). Así, a veces,
cuando el humus se encuentra suficientemente evolucionado, puede dar lugar a
complejos órgano-minerales, situándose éste en espacios interlaminares en arcillas
expansibles, o protegido en el interior de agregados de elevada densidad aparente. El
humus, en estas circunstancias, es muy resistente a la degradación por microorganismos
y enzimas, y por tanto, muy estable frente a los procesos de mineralización (Scott &
Martin, 1990). En resumen, estas asociaciones órgano-minerales actúan como agentes
enlazantes en los agregados (Hamblin and Greenland, 1977) y, además de su
importancia en la formación de la estructura del suelo, los complejos arcillo húmicos
influyen en la propia estabilidad de la materia orgánica, siendo de gran importancia por
su interacción con pesticidas, metales pesados, etc.

Los compuestos alifáticos tales como proteínas, sacáridos y aminoazúcares pueden


penetrar y estabilizarse en las interlaminas de arcillas expansibles o semiexpansibles
dando lugar a complejos muy estables llamados Huminas órgano-arcillosas. En el mull
silicatado ácido (suelos ácidos naturales), también se forman complejos entre los
compuestos húmicos y arcillas, unidos a la superficie de las mismas mediante cationes
de enlace, tales como hidróxidos de hierro y aluminio. En estas condiciones, la unión
seria del tipo: R - COO - Al 3+ (Fe 3+) - Arcilla. En los mull carbonatados también se
forman complejos que aparecerían bajo la forma genérica: R - COO - Ca 2+- Arcilla. En
este caso, la interacción entre las cargas negativas de grupos funcionales, tales como
carboxilos y fenólicos de los ácidos húmicos, y las cargas negativas de los minerales
arcillosos, se compensa con un catión polivalente, el ion Ca 2+, que actúa como puente
(Greenland and Hayes, 1978; Flaig et al, 1975, Stevenson, 1982; Kononova, 1966). En
ambos casos, el humus puede ser fijado directamente en las partículas de arcilla, gracias
al efecto de la protonización en la superficie de los minerales de arcilla, a la presencia
de Al3+ y Ca2+, y al las cargas negativas del humus, especialmente los grupos COO- y
SO-3.

I.5.3.1.2. Materia orgánica

La materia orgánica del suelo es uno de los agentes estabilizadores de los agregados
más conocidos e importantes, que actúa a nivel de la formación de macro y
microagregados, y desempeña un papel fundamental en la génesis de la estructura del
suelo (Edwards & Bremner, 1967; y Harris & col., 1966). Así, los suelos con elevados
contenidos de materia orgánica presentan en general una estructura más estable y
favorable para el crecimiento vegetal.

Por tanto, si para algunos autores, la arcilla es el principal agente enlazante en la


agregación del suelo, los materiales orgánicos modifican las fuerzas por las cuales las
partículas de arcilla se atraen entre sí. En este caso, los minerales de arcilla actuarían
como la fuerza enlazante entre las partículas, y las moléculas orgánicas se comportarían
como cementos en la agregación de dichas partículas (Martín et al., 1970). Los

47
Introducción

compuestos húmicos cementan las partículas minerales y las agrupan en forma de


agregados, lo que provoca la aparición de estructuras grumosas, de gran porosidad, con
una adecuada distribución del tamaño de poros, y con gran capacidad de retención de
agua. Así, cuando la cantidad de materia orgánica en los agregados es elevada, la
presencia de poros grandes e irregulares, algunas veces interconectados, es más
frecuente. Los suelos bien estructurados presentan unos contenidos de este tipo de poros
particularmente altos. Estos serán responsables de los incrementos en la porosidad total
(Metzger & Yaron, 1967; Pagliai et al., 1981), la cual favorece la infiltración y la
fertilidad de los suelos, influyendo, por tanto, en el desarrollo de la cobertura vegetal, y
dificultando la acción de los agentes erosivos sobre el suelo.

Los agentes orgánicos de unión han sido clasificados por Harris et al (1966), Tisdall
y Oades (1982) y Hamblin (1985) en transitorios, temporales y persistentes,
dependiendo de su longevidad. Los agentes (orgánicos) enlazantes transitorios,
incluyen algunos materiales orgánicos que se descomponen rápidamente por la acción
de microorganismos, como polisacáridos o mucopolisacáridos vinculados a raíces y
biomasa microbiana de la rizosfera. Estos exudados microbianos y radiculares de
polisacáridos están asociados a grandes agregados (>250 µm) transitoriamente estables,
y se descomponen rápidamente. La celulosa contribuye tan sólo a una pequeña fracción
de agregación, pero es más persistente (Oades, 1984). Los agentes enlazantes
temporales son raíces e hifas fúngicas, particularmente hifas micorrizas vesicular-
arbusculares, que persisten durante unos pocos meses, y se ven afectados por procesos
de cultivo (Tisdall & Oades, 1979) y se asocian, probablemente, con macroagregados
jóvenes. Las raíces proporcionan residuos orgánicos (raíces muy finas, pelos de raíces,
células muertas y mucílago) que sostienen a importantes poblaciones microbianas en la
rizosfera, y además pueden actuar por sí mismas como agentes cementantes. Las hifas
son pegajosas y están encrustadas con partículas de arcilla, favoreciendo la
estabilización de los agregados. Las hifas fúngicas son relativamente grandes y
usualmente cementan microagregados mayores de 250 µm. Los hongos saprofíticos
incluyen hongos de colores oscuros que son más persistentes en los suelos, y los hongos
micorrizas vesicular-arbusculares son abundantes en los suelos, incluso en aquellos con
niveles desequilibrados o bajos de nutrientes (Lal and Shukla, 2004). Por ultimo, los
agentes enlazantes persistentes incluyen compuestos orgánicos aromáticos ligados por
cationes metálicos polivalentes a las superficies de arcilla (Edwards and Bremner,
1967), y también otros polímeros fuertemente adsorbidos. Estos constituyen del 52 al 98
% de la materia total presente en los suelos, y a menudo son responsables de la
estabilidad de microagregados (Hamblin, 1977; Tate & Churchman, 1978; Turchenek &
Oades, 1978).

Así pues, la materia orgánica desempeña un papel muy importante en la agregación


y en la estabilidad estructural de los suelos, por lo que no es de extrañar la existencia de
numerosos estudios en todo el mundo que han demostrado elevadas correlaciones entre
el contenido en materia orgánica y la agregación de los suelos (Chaney and Swift, 1984;
Christensen, 1986). Sin embargo, también existen algunos estudios que muestran una
baja o nula correlación entre el contenido en materia orgánica de los suelos y el
porcentaje de agregación. Estas correlaciones no indican necesariamente que la materia
orgánica no sea importante en la agregación de los suelos, ya que pueden ser debidas a
numerosos factores: (i) sólo parte de la materia orgánica es responsable de la
agregación, como ocurre en los suelos con un elevado contenido en materia orgánica,
(ii) existe un valor límite a partir del cuál el contenido en materia orgánica no causa

48
Introducción

efecto en la agregación, (iii) la agregación del suelo depende principalmente de la


naturaleza de los constituyentes orgánicos más que de la cantidad de materia orgánica
(Dormaar, 1983; Hamblin and Greenland, 1977; Hamblin and Davies, 1977), (iv)
existen otros mecanismos de unión entre partículas que son tan buenos o más efectivos
que la materia orgánica, y (v) la agregación y la estabilidad de los agregados también se
ve afectada por factores pedológicos y antropológicos (Lal and Shukla, 2004).

Tisdall y Oades (1982) estudiaron los mecanismos de unión dentro y entre


agregados de una tierra parda, y llegaron a la conclusión de que los agregados más
grandes se construyen a partir de los más pequeños y estables. Encontraron además, que
los agregados con alto contenido en materia orgánica y mayores de 2mm, se mantenían
unidos principalmente por raíces finas e hifas. Así, los micelios de hongos ejercen un
atamiento mecánico, y si además el suelo contiene CaCO3 libre, se contribuye a un
mejor mantenimiento de la estructura del suelo (Clapp & Emerson, 1965). No obstante,
también se puede producir el efecto contrario cuando las raíces secretan quelatos de
hierro y aluminio, que rompen las uniones entre los componentes húmicos y los
coloides inorgánicos, donde los microagregados se rompen en la rizosfera de algunas
raíces de plantas (Aranda, 1998). Drozd & Kowalinski (1972), señalaron que los
tamaños de los agregados en un suelo podzólico, dependen, en gran medida, de la
calidad del humus que interviene en su formación. Así, los ácidos fúlvicos
determinarían la formación de microagregados; mientras que la fracción de ácidos
húmicos o de los compuestos que están fuertemente unidos a la parte mineral del suelo,
serian decisivos en la formación de los agregados grandes o macroagregados. A su vez,
encontraron que la formación de macroagregados, en un suelo pardo, es función de los
coloides minerales y, principalmente, de los compuestos de hierro. Estos
macroagregados no son muy estables ya que las moléculas húmicas no puedan proveer
los largos y estables puentes entre los macroagregados, al haber predominancia de
macroporos, e incluso podrían estar expuestos al ataque de microorganismos en los
poros (Turchenek & Oades, 1979). Mehta et al (1960), Acton et al (1963) y Roberson y
colaboradores (1991) demostraron que la estabilidad de los agregados aumentaba al
hacerlo los polisacáridos, aunque el contenido orgánico total no varíe. Estos
polisacáridos surgirían como exudados de raíces, o como polisacáridos microbianos
exocelulares, o de los contenidos en paredes celulares de bacterias y hongos. Los
polisacáridos, solubles en agua, pueden penetrar en los agregados y ser absorbidos por
arcillas, encadenando partículas e incluso dominios, y contribuyendo, de esta forma, a
una buena estructura de suelo (Martín, 1945 y 1946). Por otro lado, Chaney and Swift
(1984, 1986) demostraron la existencia de una fuerte correlación positiva entre los
ácidos húmicos y la estabilidad de los agregados. Fortun et a (1989), sin embargo,
encontraron que la combinación de ácidos húmicos y ácidos fúlvicos es más eficaz en el
incremento de la estabilidad de los agregados. Otros estudios demuestran que los ácidos
fúlvicos son mejores que los ácidos húmicos, ya que combinados con sesquióxidos de
Fe y Al tienen gran facilidad para formar agregados en el suelo (Drozd & Kowalinski,
1972 victor; Soong, 1980; Tajuddin, 1992). También se pueden formar microagregados
y agregados a partir del atrapamiento de las arcillas en gomas y muscílagos (Foster,
1981 y 1982; Killbertus, 1980).

Turchenek & Oades (1979) demostraron que las asociaciones arcilla-humus pueden
variar de un suelo a otro, e incluso dentro de un mismo suelo. Así, las sustancias
húmicas más alifáticas se asociaban preferentemente con las arcillas finas más pesadas,
y las sustancias húmicas aromáticas se asociaban a las fracciones de arcilla más ligeras.

49
Introducción

También observaron que los puentes de iones Ca, Fe y Mn unían las sustancias húmicas
más oxidadas a las fracciones mas ligeras de arcilla.

Los suelos cultivados de una forma frecuente e intensiva, sufren un deterioro de su


estructura, que se refleja en una disminución de la estabilidad de los agregados, ya que,
si bien estos agregados protegen a las sustancias húmicas del ataque de los enzimas, al
romperse, debido a las prácticas agrícolas, comienza la degradación biológica de los
mismos, aunque en una tasa considerablemente mas lenta que la que acontece para la
materia orgánica fresca. Por tanto, esta ruptura física de los agregados expone la materia
orgánica, no accesible previamente, al ataque microbiano dando lugar, indirectamente, a
una disminución de la estabilidad de los agregados (Rovira & Greacen, 1957).

En este sentido, el efecto de la materia orgánica varía en el tiempo debido a


diferencias en los grados de descomposición de la misma (Monnier, 1965), a las
variaciones climáticas estaciónales y anuales (Alberts et al., 1987) y a la actuación
antrópica. Una simple incorporación de materia orgánica al suelo no conduce a un
incremento en la agregación y la estabilidad, solo una subsecuente transformación
biológica de esta materia orgánica es la que conduce a mejoras estructurales de los
suelos (Tisdall et al., 1979). La estabilidad estructural también aumenta al hacerlo la
biomasa radicular (Perfect et al., 1990b) y la actividad microbiológica del suelo, que, a
través de secreciones polisacáricas, y con el crecimiento de las hifas fungoideas y
mucílago bacteriano, aumenta la estabilidad de los agregados del suelo (Metzger et al.,
1987; Levy et al., 1991; Roberson et al., 1991). La abundancia y distribución de
microorganismos productores de polisacáridos en los suelos (Azotobacter sp. y
Beijerinckia indica), sirven como indicadores de una potencial erodibilidad, y por tanto,
de la calidad de los suelos, en ecosistemas de especial fragilidad. Por tanto, las
condiciones que favorecen la actividad microbiana en los suelos favorecen la formación
de agregados, debido a que la materia orgánica del suelo se transforma rápidamente en
cementos orgánicos, pero una actividad microbiana elevada, también contribuye a una
rápida degradación de los agregados, puesto que acelera la descomposición de las
sustancias agregantes orgánicas (Aranda, 1998).

I.5.3.1.3. Precipitados de minerales secundarios (Óxidos de hierro y aluminio y


carbonatos)

Los oxihidróxidos de hierro y aluminio, carbonatos y otros minerales como sulfatos


(yeso) o filosilicatos neoformados, etc, precipitan en el medio edáfico en formas de
cristalinidad variable, originando frecuentemente recubrimientos sobre otras partículas
del suelo y modificando, por tanto, su reactividad. Estas películas pueden actuar como
cementos que estabilizan las uniones entre partículas (Kroth & Page, 1946; Shainberg &
col., 1987), pero si las cantidades precipitadas son muy elevadas pueden producir una
disminución de la porosidad o incluso pueden llegar a originar compactación o
endurecimiento del horizonte.

El hierro y aluminio pueden actuar de distinta forma bajo diferentes condiciones,


tales como pH, tipo de minerales de arcilla, clima, materia orgánica y composición de la
solución del suelo. Existe una cierta controversia acerca de si el hierro es más
importante que el aluminio en la agregación del suelo o viceversa. Parece que el
aluminio es mas eficiente debido a su mayor solubilidad en un amplio rango de pH

50
Introducción

aunque, normalmente, se encuentra en el suelo en cantidades inferiores a las del hierro


(Ortigosa, 2004).

La presencia de carbonatos en el suelo es favorable para la estabilidad de los


agregados y la tasa de infiltración debido a los cationes calcio. El carbonato cálcico
induce, en general, a que haya un exceso de Ca2+ en el medio, por lo que, en aquellas
zonas áridas, semiáridas y subhúmedas, las arcillas permanecerán saturadas, siendo muy
resistentes a la dispersión, salvo si hubiera exceso de sodio en el medio. Por el
contrario, en los climas húmedos, el calcio se lixivia y las arcillas pueden estar
desaturadas en mayor o menor grado, y por tanto, sujetas a dispersión (Ortigosa, 2004).
Así, para que el efecto del carbonato cálcico en un suelo sea beneficioso, éste debe
presentar suficiente cantidad de arcilla (Le Bissonnais, 1995). Según Williams (1935) y
Peterson (1947) la presencia en los suelos de ciertos componentes orgánicos permite
que el Ca2+ actúe como agente enlazante más eficiente en la formación de agregados
estables, ya que los materiales orgánicos cargados negativamente, tales como
polisacáridos, son absorbidos sobre la superficie de las arcillas por el Ca2+ u otros
cationes polivalentes (Fe3+, Al3+).

I.5.3.1.4. Iones y sales solubles

La solución del suelo, fase líquida que rellena los espacios interparticulares,
contiene iones y gases disueltos. Los iones disueltos afectan de forma muy importante
al comportamiento coloidal del suelo y en consecuencia a la estructura. Así, la
naturaleza y cantidad de cationes intercambiables influyen en la estabilidad estructural a
través de su efecto sobre los procesos de dispersión/floculación de la arcilla.

La estabilidad de los agregados depende del tamaño y valencia de los cationes,


debido al efecto puente de los cationes, y teniendo en cuenta que la estabilidad de los
coloides depende de la interacción entre las fuerzas de atracción de Van der Waals y la
repulsión de la doble capa difusa. Por lo que, los iones de baja carga y elevado radio
hidratado provocan un aumento del espesor de la doble capa difusa. Por el contrario, los
cationes de alta carga y bajo radio hidratado inducen una disminución del espesor de la
doble capa difusa. Así, la serie de los cationes en función de su efecto sobre el espesor
de la doble capa difusa es la siguiente: Na > K > Mg > Ca, si bien el efecto del
magnesio puede variar, de acuerdo a diferentes factores. El magnesio es menos eficiente
en la agregación que el calcio (Shainberg et al., 1988), aunque mucho más eficiente que
el sodio (Levy et al., 1988). Le Bissonnais (1995) afirmó que el incremento de sodio
intercambiable aumenta la dispersión del suelo, estando su efecto influenciado por la
cantidad y mineralogía de arcillas. Fe y Al sólo van a tener efecto en suelos ácidos, ya
que en condiciones de neutralidad o basicidad su solubilidad está muy limitada. Un
aumento de la concentración induce una disminución del espesor de la doble capa
difusa. Los iones K experimentan fijación interlaminar fácilmente, mediante silicatos
laminares que penetran entre las capas tetraédricas de las laminas de arcilla. Por
métodos de fraccionamiento de los cationes intercambiables, se ha obtenido, además,
que el K pasa, debido a los materiales húmicos, de las fracciones internas del complejo
de intercambio del suelo a las externas.

51
Introducción

I.5.3.1.5. Agua

El estado de humectación también desempeña un papel fundamental en la estructura


del suelo, de forma que esta se define de acuerdo al nivel de humedad del suelo. El agua
altera las concentraciones de solutos y, por tanto, el comportamiento de los coloides del
suelo, también altera la constante dieléctrica del medio afectando a las fuerzas de tipo
eléctrico entre partículas, además se generan fuerzas de tipo hidrofóbico y de tensión
superficial. También se produce el hinchamiento de algunos tipos de arcillas que
originan fuerzas de compresión en el interior de la masa del suelo (Rosenquist, 1959;
Michaels, 1959; Lambe, 1960). Todo esto afecta a la estabilidad de la estructura,
destruyéndola incluso en algunos casos. De hecho, algunos ensayos de estabilidad
estructural se realizan en húmedo, por mojado, inmersión en agua, etc.

I.5.3.1.6. Efecto de la vegetación en la estabilidad de los agregados

La vegetación es un factor muy importante en la génesis de la estructura del suelo,


ya que produce residuos que son fuente de energía para la actividad microbiana en la
formación de compuestos de humus en el suelo. A su vez, debajo de la cobertura vegetal
existe un mayor aporte de materia orgánica, y las fluctuaciones en la temperatura y
humedad del suelo son menos marcadas, lo cual permite que los agregados del suelo
sean más estables (Sanroque et al., 1990; Ternan et al., 1994; Cerdá et al., 1995; Cerdá,
1996; Cerdá, 1998). El sistema radicular también favorece la formación de agregados
estables, aunque aun no se comprende completamente el mecanismo exacto de
formación de dichos agregados. Algunos autores pensaban que las raíces, durante su
crecimiento, presionaban las partículas de suelo adyacentes, comprimiéndolas unas con
otras para formar los agregados (Baver et al., 1991). Otros estudios mostraron que la
rizosfera era rica en bacterias productoras de mucílago, y que las pequeñas raíces
muertas parecen mantener unidos pequeños grupos a su alrededor (Payne, 1992), lo que
se explicaría porque dichos grumos se mantienen unidos gracias a que estas raíces
crecen a través de agregados existentes o a hifas fúngicas y mucílagos bacterianos. Por
otro lado, la cubierta vegetal protege los agregados de la erosión hídrica y del impacto
de las gotas de lluvia (Baver et al., 1991; Fuentes, 1997).

I.5.3.1.7. Organismos del suelo

Los microorganismos desempeñan un papel fundamental en la estabilidad de los


agregados al transformar la materia orgánica fresca en humus, el cual es fundamental
para la formación de agregados. Como ya se ha comentado, los microorganismos
también segregan mucílago y otros productos orgánicos como polisacáridos, que
permiten la formación de agregados estables en el suelo (Black, 1968; Kandler and
Murer, 1993; Fuentes, 1997).

Las lombrices de tierra también son importantes agentes de estabilización de la


estructura del suelo, ya que ingieren y mezclan la tierra y materia orgánica parcialmente
descompuesta, que devuelven al suelo con una mejor estructuración (lombrigueras).
Además, favorecen la porosidad del suelo desarrollando un sistema de galerías o túneles
que facilitan el paso de las raíces, el agua y el aire (Baver et al., 1991).

52
Introducción

I.5.3.1.8. Efecto de la topografía

La topografía no es exactamente un agente pero actúa sobre algunos agentes como


el contenido en materia orgánica y textura, ejerciendo un efecto indirecto sobre la
estabilidad estructural. A pesar de que existen muy pocos trabajos que estudien los
efectos de la topografía sobre la estabilidad de los agregados, Pierson y Mulla (1990),
determinaron que los suelos ubicados al pie de las laderas, mostraban mayor contenido
de carbono orgánico, una mayor estabilidad de los agregados y menor concentración en
arcillas, que aquellos ubicados en zonas de mayor altitud. Singer and Munns (1996)
afirmaron que aquellos suelos ubicados en la cima de las montañas estaban menos
desarrollados que aquellos que se localizaban en la mitad o al pie de las montañas. El
efecto de la topografía sobre la estabilidad de los agregados es especialmente importante
en el sureste de la Península Ibérica, donde la abrupta orografía condiciona pérdidas
importantes de suelo, y por ende, de materia orgánica, ya que ésta se acumula
principalmente en los horizontes superficiales del suelo, por erosión hídrica (García et
al, 2003).

I.5.3.2. Mecanismos

Los mecanismos de formación de la estructura hacen referencia a la interacción de


los distintos agentes. Estos mecanismos, en general, están condicionados por la
aparición de fuerzas entre las partículas del suelo, así como por la precipitación
(cristalización) de diferentes sales y minerales.

En términos generales se pueden considerar como fuerzas que actúan entre


partículas, y que son responsables de la formación de estructura, la fuerza gravitacional
o litostática, que es debida a la presión litostática de los materiales del suelo y que
aumenta con la profundidad, originando una compactación de las capas profundas del
suelo; la tensión superficial, que también es responsable de las fuerzas atractivas en las
interfases sólido-líquido de las películas de agua, situadas en la superficie de las
partículas del suelo; y las fuerzas eléctricas, que pueden ser de tipo electrostático o de
Coulomb, cuando las partículas están cargadas, y de Van der Waals. Por otro lado,
algunos tipos de minerales y de materia orgánica, que presentan superficies
hidrofóbicas, tienden a unirse en medio acuoso expulsando el agua de su interior y
originando una fuerza de cohesión entre ellas debida a la repulsión hidrofóbica (Lal and
Shukla, 2004).

La existencia de estas fuerzas entre partículas implica la formación de unidades


estructurales, donde existen interacciones entre partículas minerales, agua y materia
orgánica principalmente. Entre los mecanismos que son responsables de la formación de
unidades estructurales destacan:

I.5.3.2.1. El empaquetamiento

Está originado por fuerzas gravitacionales y de tensión superficial. Es el mecanismo


de interacción dominante entre las partículas de mayor tamaño como arena y limo. El
empaquetamiento está muy influenciado por la forma y tamaño de las partículas.

El empaquetamiento óptimo, desde el punto de vista de la estabilidad estructural,


será aquel que proporcione mayor número de contactos entre partículas, y por tanto,

53
Introducción

mayor estabilidad o resistencia a los desplazamientos de la masa. Si este


empaquetamiento óptimo se pierde por acción de alguna fuerza externa, tales como
algunas prácticas agrícolas y ganaderas: laboreo, riego, paso de la maquinaria, pisoteo
del ganado, etc. (Fuentes, 1997; Porta et al., 2003), existe una tendencia de las partículas
a reajustarse en nuevas posiciones y alcanzar el mínimo de energía potencial. Estos
reajustes inducen cambios de volumen que provocan fenómenos de subsidencia y
compactación, sobre todo en las capas profundas del perfil donde la presión litostática
es mayor. Con la compactación se reduce el volumen de huecos, y como consecuencia,
disminuye la capacidad del suelo para almacenar y transmitir el agua y, sobre todo, la
capacidad de aireación. La compactación también dificulta seriamente el crecimiento
radicular (Ortigosa, 2004).

Las partículas de arena y limo, mediante empaquetamiento más o menos compacto,


forman lo que se ha denominado clásicamente el “esqueleto del suelo” sobre el cual se
adhieren las partículas de menor tamaño (arcillas) para formar las unidades estructurales
iniciales. Este mecanismo de formación de estructura, pierde importancia a medida que
disminuye el tamaño de partícula, adquiriendo un papel dominante otros tipos de
fuerzas como las eléctricas.

I.5.3.2.2. Floculación-dispersión de arcillas

De acuerdo con la mayoría de los autores, los mecanismos de floculación de las


arcillas se consideran responsables de la formación de las unidades estructurales de
menor tamaño (dominios y cluster) mediante fuerzas de tipo eléctrico en una primera
fase de la agregación.

En aquellos suelos con condiciones de humedad elevada y en los que existen


suspensiones coloidales de arcilla, cuando dos micelas de arcilla se aproximan aparecen
un conjunto de fuerzas repulsivas y atractivas, que están en función de la distancia
existente entre ellas. Las fuerzas repulsivas son debidas a la interpenetración de las
dobles capas difusas, y las atractivas son debidas a fuerzas de Van der Waals cuya
intensidad aumenta a cortas distancias y es función del número de átomos implicados
(que en las arcillas puede ser muy elevado). El balance de fuerzas resultante, se
denomina potencial neto de interacción, y presenta un valor máximo de atracción a una
cierta distancia, de forma que si dos micelas se aproximan lo suficiente (por efecto de su
energía cinética) se supera la barrera de repulsión y pueden unirse floculando. Dicho
balance de fuerzas está influenciado, fundamentalmente, por el espesor de la doble capa
difusa de las micelas de arcilla, el cual a su vez depende, fundamentalmente, del tipo y
concentración de iones adsorbidos sobre la superficie de las partículas. Así, el sodio, en
medios diluidos presenta siempre un balance repulsivo, originando dispersión de las
suspensiones coloidales de arcilla. Las partículas de arcilla floculadas originan dominios
con morfologías variadas dependiendo del tipo de arcilla y de las condiciones de
floculación. Las condiciones de floculación pueden variar en función,
fundamentalmente, de las condiciones de humedad del medio, pero también hay que
tener en cuenta el efecto de la materia orgánica y seres vivos, (plantas, microorganismos
y fauna del suelo). Los dominios se unen entre ellos para originar estructuras mayores,
que van depositándose o adhiriéndose sobre el esqueleto del suelo, dando estabilidad al
conjunto.

54
Introducción

I.5.3.2.3. Mecanismos de estabilización de las unidades estructurales iniciales

Se realiza gracias a la acción de distintos agentes cementantes, entre los que se


encuentran, como más importantes, los carbonatos, oxihidróxidos de hierro y aluminio,
materia orgánica y arcillas.

I.5.3.2.4. Otros mecanismos

Los mecanismos anteriores son modelos idealizados, más o menos cercanos a la


realidad, donde se considera que cada mecanismo actúa de forma independiente de los
demás. La realidad es otra, ya que todos estos mecanismos actúan simultáneamente y
las interacciones son más complejas, influyéndose mutuamente.

En primer lugar, la materia orgánica no solamente influye en la estabilización de la


estructura, sino también en la formación de dominios y cluster, dado su carácter
coloidal, formando micelas que interaccionan con las de arcilla. Además, las partículas
de arcilla y la materia orgánica forman complejos organominerales muy estables en los
que la materia orgánica se adsorbe sobre la superficie de las partículas de arcilla,
rodeándolas de una capa de material orgánico que modifica la estructura de la doble
capa difusa y el comportamiento coloidal y electroquímico de las partículas. En segundo
lugar, en climas áridos, el comportamiento coloidal está muy influenciado por la falta de
humedad, alterándose el balance de fuerzas eléctricas entre partículas.

I.5.3.3. Procesos

Como procesos, hemos considerado aquellos edafogenéticos responsables de la


génesis de la estructura. Estos implican una serie de sucesos (reacciones complejas o
redistribución de materiales) que pueden ocurrir al mismo tiempo o de forma secuencial
y que pueden reforzarse o contrarestarse mutuamente. El resultado final será la génesis
de un determinado tipo de estructura.

Estos procesos están clasificados de acuerdo a su carácter de aporte, pérdida,


traslocación o transformación de materiales en el suelo. Todos ellos afectan de forma
más o menos directa a la formación de estructura, de tal forma que la estructura
resultante en un determinado momento corresponde a un estatus de los procesos
edafogenéticos actuantes.

Desde el punto de vista de la formación de estructura, los procesos edafogenéticos


más relevantes pueden clasificarse también en tres grandes grupos:

I.5.3.3.1. Procesos de tipo físico

Destacan dos procesos de “pedoturbación” de especial importancia para la


generación de la estructura: los ciclos de humectación-secado y los ciclos de hielo-
deshielo. Ambos originan fuerzas de compresión-descompresión responsables de la
aparición de grietas que van estabilizándose e individualizando los agregados
macroscópicos en el suelo.

55
Introducción

I.5.3.3.2. Procesos de tipo químico

Destacan, por su importancia para la génesis de la estructura, la precipitación de


diferentes minerales como carbonatos (carbonatación), y óxidos de hierro
(ferruginación, rubefacción), la síntesis de nuevos minerales y especies orgánicas en el
suelo, la acumulación de sales solubles (salinización) o lavado (desalinización) y los
procesos ligados a condiciones ácido-reductoras, que movilizan elementos metálicos
como Fe y Al, ó materia orgánica.

I.5.3.3.3. Procesos de tipo biológico

Se pueden clasificar de acuerdo al tipo de organismo responsable del efecto. Así, los
microorganismos degradan los restos vegetales frescos, e intervienen en la síntesis y
maduración de materia orgánica humificada. Su crecimiento ocurre en los poros y
huecos existentes entre agregados del suelo, contribuyendo a la individualización de los
mismos. Las raíces también producen una alteración importante en su entorno, captando
agua y elementos minerales, secretando productos orgánicos, creando fuerzas de
compresión al crecer, estabilizando los agregados al unirlos mediante una red de fibras,
etc. Asimismo, existe una gran relación con la microflora y microfauna del entorno
radicular (rizosfera) en forma de relaciones simbióticas mediadas por factores de
crecimiento y de regulación específicos. Respecto a la fauna del suelo, destaca como
ejemplo más representativo, las lombrices, que, como se comentó anteriormente,
producen una mezcla de componentes minerales y orgánicos que favorece la
estructuración. Además, abren canales que facilitan el movimiento del agua y el
crecimiento de las raíces y la restante fauna del suelo (Lal and Akinremi, 1983; Lal et
al., 1980; Lee, 1985; Lal, 1991; Lavelle and Pashanasi, 1989; Lee and Foster, 1991;
Schrader et al., 1995).

I.5.4. Estudio de la estructura del suelo

Los métodos de estudio de la estructura los hemos clasificado en tres grupos:

I.5.4.1. Métodos directos

Los métodos directos de estudio de la estructura están en relación con el nivel de


reconocimiento empleado, y por tanto, con el tamaño de las unidades estructurales
observadas y los instrumentos empleados en la observación. No obstante, los límites de
tamaño no están estrictamente definidos, pudiéndose emplear distintas metodologías
para observar los elementos de tamaños intermedios entre dos niveles de
reconocimiento.

I.5.4.1.1. Métodos empleados a nivel macroscópico

La mayoría de los métodos de estudio empleados a nivel macroscópico se realizan


en el campo, y consisten en la observación visual, o con lupa de bajo aumento, de las
características de la estructura del suelo, para proceder posteriormente a clasificarla de
acuerdo con las sistemáticas correspondientes. Al realizarse en campo, no requieren
normalmente técnicas de procesado previas, realizándose además la observación a la
humedad de campo. No obstante, se pueden emplear diferentes métodos para el traslado
de los agregados de suelo al laboratorio, y su posterior conservación de una forma más

56
Introducción

o menos intacta; tales métodos incluyen el empleo de cajas kubiena, impregnación con
resinas, etc.

I.5.4.1.2. Métodos empleados a nivel microscópico

Los métodos de estudio de la estructura a nivel microscópico se realizan


normalmente en el laboratorio, por tanto, se necesitan emplear métodos de transporte y
de preparación de las muestras que no alteren la estructura original, o lo hagan en el
menor grado posible. Además, hay que controlar las condiciones de humedad, que serán
distintas que las de la muestra natural, debiendo ser tenidas en cuenta a la hora de
extraer conclusiones.

Entre los métodos que se incluyen para el estudio de la microestructura, destacan el


instrumental óptico con radiación electromagnética de la zona del visible o ultravioleta
cercano.

La preparación de las muestras requiere, en muchos casos, de un proceso complejo


como es la inclusión en resinas plásticas, corte y pulimentado de los bloques obtenidos,
para la preparación de láminas delgadas. Dicha inclusión requiere una deshidratación
previa de la muestra que suele realizarse al aire, o bien en caliente o al vacío. También
se emplean técnicas de sustitución del agua presente en la muestra, empleando punto
crítico o bien mezclas de etanol-disolventes orgánicos previas a la inclusión, de forma
similar a como se realiza en la preparación de muestras de origen biológico.

El microscopio petrográfico de luz polarizada permite extraer junto con la


información estructural, información mineralógica y genética pudiendo emplearse para
estudios de microfábrica del suelo. Esta técnica cuenta con gran tradición y está en la
actualidad muy desarrollada, constituyendo una disciplina dentro de la edafología,
denominada micromorfología de suelos.

I.5.4.1.3. Métodos empleados a nivel ultramicroscópico

Los métodos de estudio de la estructura, empleados a nivel ultramicroscópico, se


realizan en el laboratorio, siendo aplicables todas las consideraciones, a este respecto,
comentadas en el apartado anterior sobre transporte y preparación de muestras.

Se incluyen los métodos que emplean como instrumental de observación


microscopios electrónicos, con radiación constituida por electrones acelerados,
equivalentes a unos voltajes de aceleración entre 5 y 500 kV alcanzados en los últimos
microscopios de alta resolución (HRTEM).

Los microscopios electrónicos actuales pueden emplear diferentes técnicas de


visualización y permiten la obtención simultánea de una información adicional muy
valiosa, tanto mineralógica como química. Estos microscopios pueden aprovechar
diferentes aspectos de la interacción de los electrones acelerados con la materia,
existiendo todo un conjunto de técnicas analíticas asociadas a la microscopía electrónica
entre las que podemos citar EDX, WDX, SAED, CBED, EELS, backscattered electron
imaging, etc.

57
Introducción

La preparación de las muestras depende de la técnica específica de observación y


analítica asociada, así como de los objetivos específicos perseguidos en el estudio. Así,
en los SEM, hay que recubrir la muestra de suelo con una película de un material
conductor, para eliminar la acumulación de electricidad estática provocada por el
bombardeo electrónico, se emplean normalmente oro o grafito; esto último es obligado
cuando se emplea EDX. En los TEM es necesario preparar muestras ultradelgadas por
inclusión en plásticos y posterior corte con ultramicrotomo, o bien por adelgazamiento
mediante bombardeo iónico a partir de una lámina delgada. Los microscopios
electrónicos de barrido pueden también emplearse para el estudio de la microestructura,
con la ventaja sobre la microscopía óptica de que pueden ofrecer una mayor resolución,
una visión tridimensional de la disposición de los microagregados, y pueden obtener
información química y mineralógica adicional (cita).

Delgado, R. (1993) ha desarrollado una metodología para el estudio de la


ultramicroestructura del suelo que intenta estandarizar y uniformizar los aspectos y
criterios empleados para describir la estructura del suelo a nivel ultramicroscópico.
Dicha metodología establece un esquema de descripción mínima de la ultramicrofábrica
del suelo atendiendo a los siguientes aspectos que se detallan a continuación:

Jerarquización

El estudio de la jerarquización es necesario para poder comprender la organización


de cada tipo de fábrica. Dentro de la fábrica se diferencian, según su tamaño, las
siguientes unidades organizativas: “dominios” (Figura I.5.2.2.), o unidad mínima de
fábrica, formada por láminas de arcilla, “grupos o clusters” (Figura I.5.2.2.), que se
conforman a partir de agrupaciones de dominios, “microagregados” formados por la
unión de clusters, y “peds”, unidades de fábrica formados por la unión de
microagregados y que se observan a simple vista. En determinados tipos de estructuras
no se encuentran representados todos los niveles jerárquicos. Es necesario describir el
grado de jerarquización, las unidades organizativas visualizadas y las relaciones entre
ellas. Como ejemplo de visualización e identificación de las diferentes unidades
estructurales se recogen unos esquemas explicativos en la figura I.5.2.2.

58
Introducción

Figura I.5.2.2. Jerarquización de las unidades estructurales básicas del suelo: Peds, clusters y
dominios. Extraído de Delgado (1993).

59
Introducción

El carácter jerárquico de las unidades estructurales tiene gran importancia para todos
los aspectos o caracteres del suelo relacionados de alguna forma con la estructura, tales
como estabilidad estructural.

Esqueleto

Se pueden considerar como tal, los granos minerales primarios de tamaño superior a
los 10 micrometros, empleando el límite entre fracción gruesa y fina mineral más usual,
marcado por Bullock et al. (1985). Por otro lado, Brewer y Sleeman (1960)
consideraron el esqueleto como aquellos granos de tamaños superiores a los coloidales,
que por tanto, no son el plasma. El límite superior estaría marcado por Brewer (1964) en
las 2 µm. Sin embargo, Benayas (1982) marcó el límite superior de los granos de
esqueleto en las 5 µm.

En suma, consideraremos el esqueleto como aquellos granos minerales cuyos


tamaños oscilen entre > 2 - 10 µm, en función del tamaño del plasma y de su
composición (Figura I.5.2.3).

Figura I.5.2.3. Esqueleto. Neoformación/Recristalización de una lámina de caolinita


(Microanálisis).

Forma, tamaño y relación de dimensiones de las unidades jerárquicas.

En este aspecto hay dos cuestiones que pueden ser interesantes recogidas de la
bibliografía expuesta. En primer lugar que el tamaño de las unidades, y hasta su forma y
relación de dimensiones, puede depender de la composición mineralógica de los suelos.
Así por ejemplo, Tessier (1984) relacionó caolinita, con grandes cristales, illita, con
cristales más pequeños y esmectita con quasicristales, a veces de grandes dimensiones,
dependiendo de la hidratación, catión, etc.

En segundo lugar, y esencialmente a nivel de dominios, siguiendo a Yong y


Warkentin (1975), se pueden establecer tres tipos: 1) Dominio propiamente dichos,

60
Introducción

cuando la dimensión “x” tiende a ser superior a la “y” dado el carácter laminar de los
minerales. 2) Paquete, cuando “x < y”, típico por ejemplo de caolinita de alta
cristalinidad. 3) Tactoide, cuando “x >>>y”, típico de esmectitas.

Unión de láminas

Hace referencia a la forma en la que las unidades jerárquicas se unen en la fábrica,


recogiendo aspectos como: 1) modelos de unión entre láminas, que, referidos
esencialmente al nivel de dominios, existen los modelos de unión cara-cara, cara-borde
y borde-borde, en función del mineral de arcilla, medio, etc. Dichos tipos de unión
también dependen del balance interpartícular de Fuerzas de atracción y repulsión y la
turbulencia en el agua; 2) mecanismos de unión entre láminas, que pueden ser físicos,
fisicoquímicos y químicos, como son el agua de hidratación (Puentes de hidrógeno,
uniones a través de un catión hidratado, etc.), contacto entre partículas (Enlaces de Van
der Waals, enlace a través de cationes, fuerzas de Coulomb, etc.), y agentes cementantes
(Carbonatos, arcillas, materia orgánica, etc.); y 3) el tipo de continuidad entre las
láminas, que según Smart (1977), si las láminas son entidades separadas, las uniones
jerárquicas (dominios esencialmente) se denominan “apiladas”, y si las redes cristalinas
son continuas (de lámina a lámina, aunque imperfectamente) se denominan
“intercrecidas” (caso típico de las esmectitas, tactoides, etc.).

Anisotropía

Hace alusión a la orientación de las láminas y las morfologías planas y alargadas en


la masa. Este aspecto permite detectar determinados procesos, como la iluviación de
arcillas, movimientos vérticos, ect. De esta propiedad se considerarán de mayor
importancia para caracterizar la estructura del suelo, el “grado” y la “distribución” de
la misma, que hacen referencia a su localización y extensión y relaciones con los niveles
jerárquicos.

Porosidad

Uno de los constituyentes principales de la estructura son los huecos, que se


encuentran interconectados unos con otros, si bien algunos pueden quedar aislados,
formando una extensa red que es ocupada por las fases líquida y gaseosa. Son pues los
responsables de la aireación del suelo, así como de la facilidad o dificultad de
circulación y retención de agua, características de enorme importancia para la calidad de
los suelos (Lal and Shukla, 2004).

Los poros del suelo presentan una gran heterogeneidad en cuanto a su tamaño,
forma, orientación, distribución y origen. Referente al tamaño, se diferencian de forma
tradicional los conceptos de macroporosidad (Porosidad no capilar caracterizada por los
espacios más grandes que a menudo se presentan en forma de grietas que separan a los
agregados y cuya importancia depende principalmente de la estructura) y
microporosidad o porosidad capilar (Comprende aquellos huecos que aparecen en el
suelo cuando después de mojado es desecado. También depende de la estructura, pero
sobre todo de la textura y de la actividad biológica). El límite entre la macro y
microporosidad es arbitrario, y está fijado por algunos autores en un diámetro de poros
de 10 µm para unos y de 8 µm para otros. Otras clasificaciones de poros atendiendo a su
tamaño son la de Oden (1957), que distingue entre poros gruesos (200 µm), poros

61
Introducción

medios (200-60-20 µm), poros finos (20-6-2 µm) y microporos (0.2 µm); la
clasificación de Jongerius (1957), donde distingue microporos (<30 µm), a los que
considera importantes como reserva para las plantas y microorganismos del suelo,
mesoporos (30-100 µm), importantes para la renovación del aire, y para transportar y
distribuir el agua, y macroporos (>100 µm), que constituyen las vías para la penetración
del agua rápida y profundamente. Actualmente, es universalmente aceptada la
clasificación propuesta por Brewer (1964), donde distingue cinco clases de poros:
cryptoporos (<0.1 µm), ultramicroporos (<5 µm), macroporos muy finos (75-1000 µm),
macroporos finos (1000-2000 µm), macroporos medios (2000-5000 µm) y macroporos
gruesos (>5000 µm).

La formación de los poros está condicionada por numerosos factores como


apilamiento mecánico de granos, floculación, agregación, procesos estacionales de
hinchamiento-contracción, acción de mesofauna, destrucción de los sistemas radiculares
de plantas, etc; e incluso cabe destacar además el papel de la estructura y textura (Lal
and Shukla, 2004). La estructura ejerce una influencia directa sobre la macroporosidad,
mientras que la textura regula la microporosidad. Los microporos retienen el agua
necesaria para las plantas en los períodos secos, y los macroporos actúan como vías para
la circulación rápida del agua y eliminación de su exceso a niveles más profundos,
además de ser responsables de la aireación del suelo. Así pues, si la microporosidad es
muy importante para procurar la fertilidad de los suelos durante los períodos secos,
igual o incluso más importante es la macroporosidad, ya que posibilita un reparto rápido
del agua a los microporos y regula la aireación del suelo, permitiendo que el medio no
sea asfixiante. Así, el papel de ambas se complementa y su coexistencia, en un
porcentaje adecuado, es necesaria para la fertilidad física del suelo, y por tanto, para la
calidad del mismo (Baver, 1940).

Respecto a la morfología de los poros Brewer (1964) distingue los siguientes tipos:

¾ Huecos de empaquetamiento: Son debidos al libre apilamiento mecánico de


granos individuales (partículas simples o agregadas) de diferentes tamaños y
naturaleza. Generalmente son equidimensionales, aunque también pueden ser
planares. Presentan normalmente orientación, distribución aleatoria, y se
encuentran interconectados entre sí. Éstos a su vez se dividen en huecos de
empaquetamiento simple, formados por el empaquetamiento de granos
individuales de esqueleto y presentan una distribución al azar, y huecos de
empaquetamiento compuesto, formados a partir del empaquetamiento de
partículas compuestas, como agregados que no se acomodan unos a otros
dejando huecos entre ellos.
¾ Cavidades: Son poros relativamente grandes, que no se pueden justificar por el
simple empaquetamiento de partículas, y no se encuentran interconectados entre
sí. Presentan formas muy variadas, originadas por la acción de los coloides,
arcillas y materia orgánica, que se movilizan, floculan y se agregan produciendo
espacios vacíos.
¾ Vesículas: Tienen la característica de ser poros esféricos o elípticos de paredes
lisas y contornos curvos y sencillos. Pueden ser equidimensionales, alargados
achatados o arqueados, y se originan debido a las burbujas de gases, a la
actividad biológica o también a la formación de lentejones de hielo.

62
Introducción

¾ Canales: Son huecos significativamente más largos que aquellos que resultarían
de un empaquetamiento normal de granos simples, y poseen una forma
generalmente cilíndrica.
¾ Cámaras: Difieren de las cavidades en que sus paredes son regulares y pulidas.
Generalmente se encuentran interconectadas a canales y, al igual que éstos, se
les supone debidas a la actividad de la fauna.
¾ Grietas: Son poros simples que presentan forma planar, originados
principalmente por los hinchamientos y contracciones durante los períodos
húmedos y secos. Atendiendo a su forma y distribución, se diferencian grietas
regulares (Huecos planares que atraviesan los materiales del suelo de una
manera irregular) y grietas complejas (Huecos planares con una conformación
de las paredes muy compleja).

Beckmann and Geyger (1970) establecieron también una clasificación de poros


atendiendo a criterios morfológicos, donde distinguían dos grandes grupos: grietas y
cavidades. Dentro de ellos diferenciaron algunos subgrupos en función de la rugosidad
de las paredes.

Patrón morfológico general

Existen diferentes tipos de fábricas de suelos de acuerdo con los patrones


morfológicos generales descritos por diferentes autores (Yong and Warkentin, 1975;
Guillot, 1969 y 1987; Smart, 1977; Van Olphen, 1977; Swaran y Daud, 1980; Baize y
Girard, 1990). Entre las más frecuentes destacan: fábricas floculadas (agregación de
partículas y unidades de fábrica sin orientación específica), al azar (agregación de
unidades de fábrica al azar y no en estrecho contacto), dispersa (existe algún grado de
orientación en las unidades de fábrica, aplicado tanto al primero como al segundo
orden), en panal de abeja (se compone de granos individuales de esqueleto limoso,
floculados con arcilla, dejando grandes poros), en castillo de naipes (tipo de fábrica
muy rara, debida en algunos casos a la actividad biológica, que se conforma con uniones
cara-cara y cara-borde, adoptando una estructura de dominios cara-cara en agua dulce y
sin ellos en agua salada, siempre que el medio no sea disturbado), turboestrática
(fábrica donde la orientación preferencial es dentro del agregado, pero entre agregados
no se mantiene dicha orientación), castillo de libros (estructura de flóculos con
múltiples láminas), browniana (fábrica debida a un proceso sedimentario, donde las
partículas grandes sedimentan de forma aproximadamente horizontal y las pequeñas,
actuando como flóculos, las unen), estructuras abiertas (arriñonada, empaquetada y en
dominios), fábricas densas y fuertemente empaquetadas (más densas que las del castillo
de naipes y libros, y con ángulos de contacto cara-cara al azar), esquelética, laminar,
turbulenta, esponja, listones planos, etc.

I.5.4.2. Métodos indirectos

Las características de la estructura se infieren a partir del estudio de propiedades


relacionadas con la estructura. Entre ellas se encuentran la porosidad, retención de agua,
permeabilidad, infiltración, textura, difracción de RX para estudiar la orientación de las
partículas, densitometría de Rayos gamma, densitometría de microondas (utilizable
desde satélites), tomografía computerizada de Rayos X, etc.

63
Introducción

I.5.4.3. Modelos matemáticos

Los modelos matemáticos son técnicas de estudio de la estructura que suelen


asociarse a las técnicas anteriores, tanto a las directas como a las indirectas. El empleo
de modelos matemáticos intentan cuantificar numéricamente una propiedad
eminentemente morfológica, y por tanto, cualitativa como es la estructura.

Entre los modelos matemáticos empleados hasta la fecha se distinguen: Los


Modelos Fractales diseñados para la descripción de morfologías complejas difíciles de
describir con la geometría euclidea tradicional. La morfología matemática, que incluye
técnicas de análisis de imagen mediante ordenador y técnicas de tratamiento de
imágenes bidimensionales, como de reconstrucción tridimensional a partir de imágenes
seriadas. Técnicas de visión artificial, que incluyen técnicas de modelización de la
información morfológica mediante sistemas informáticos de inteligencia artificial. Entre
ellos destacan el empleo de redes neuronales, sistemas basados en conjuntos difusos,
etc. Modelos deterministas o teóricos y modelos estadísticos, los cuales a diferencia de
los primeros permiten la cuantificación del error aleatorio, y realizan un tratamiento
adecuado de la incertidumbre experimental.

I.5.5. Estudio de la estabilidad de los agregados

La estabilidad estructural se establece o estudia mediante una serie de métodos que


son indicativos del funcionamiento del suelo ante el manejo (cultivo, laboreo, riego,
etc.). Desde los años 30 se han utilizado una docena de metodologías para medir la
estabilidad de los agregados en todo el mundo, lo cual refleja el interés por el estudio de
esta propiedad y la carencia de un método normalizado para dicho estudio. Esto es
debido a la existencia de diferentes mecanismos de ruptura de agregados, que pueden
explicar la estabilidad estructural, así como a determinadas razones metodológicas
(Ortigosa, 2004).

I.5.5.1. Mecanismos de ruptura de los agregados

Existen diversos mecanismos físico-químicos y físicos que implican la ruptura de


los agregados del suelo desde un nivel ultramicroscópico hasta el macroscópico (Tisdall
y Oades, 1982; Elliot, 1986; Oades y Waters, 1991). Estos mecanismos pueden diferir
en algunos aspectos como la naturaleza de unión entre partículas dentro de los
agregados y en la naturaleza y distribución por tamaños de los productos de la
disgregación, en la energía implicada en su ruptura y en la cinética del proceso de
ruptura, en las propiedades del suelo que influyen en el mecanismo y en las condiciones
físicas y químicas requeridas para la disgregación (Kemper y Rossenau, 1984; Truman
et al., 1990; Farres, 1987; Römkens et al., 1990; Chan y Mullins, 1994).

I.5.5.1.1. Desagregación por colapso o estallido de agregados (slaking)

Este mecanismo de ruptura se produce cuando los agregados se sumergen en agua o


se humedecen rápidamente, de forma que el agua penetra por los poros capilares, y
ejerce una presión sobre el aire que éstos contenían, la cuál es superior a la fuerza de
cohesión entre las partículas, estallando finalmente el agregado (Emerson, 1967). La
desagregación por colapso disminuye con el aumento de la humedad del suelo, ya que
se reduce el volumen de aire atrapado dentro de los agregados, y disminuye el gradiente

64
Introducción

de potencial matricial (Panabokke y Quirk, 1957; Le Bissonnais, 1988; Truman et al.,


1990).

I.5.5.1.2. Dispersión físico-química

La dispersión físico-química tiene lugar porque se reducen las fuerzas atractivas


entre las partículas coloidales durante el humedecimiento (Emerson, 1967; Sumner,
1992). La dispersión se caracteriza principalmente por la generación de partículas
elementales en lugar de microagregados, y depende principalmente del porcentaje de
sodio intercambiable del suelo. Este proceso es uno de los más efectivos en la ruptura
de agregados, y aumenta enormemente el efecto de los demás mecanismos de
destrucción de agregados (Breson y Boiffin, 1990). La dispersión, generalmente, induce
a un rápido encostramiento, y por tanto, disminuye la capacidad de infiltración de los
suelos. (Ben-Hur et al., 1992).

I.5.5.1.3. Ruptura por hinchamiento diferencial

Se produce por el microagrietamiento de los agregados como consecuencia de


hinchamientos y contracciones desiguales durante la humectación y el secado de la
arcilla del suelo (Kheyrabi y Monnier, 1968). Aunque este mecanismo influye de forma
menos severa sobre el proceso de infiltración que los mecanismos de ruptura por
colapso de agregados o por dispersión, puede acelerar la formación de costras
estructurales, reduciendo el tamaño medio de los agregados (Le Bissonnais y Le
Souder, 1995).

I.5.5.1.4. Ruptura mecánica por impacto de las gotas de agua

Este mecanismo es el resultado de la presión comprensiva generada por impacto de


gotas de lluvia sobre el suelo, haciendo que los fragmentos se desprendan y se
proyecten por el llamado efecto salpicadura (Al-Durrah y Bradford, 1982; Farres, 1987).
Este mecanismo cobra especial importancia en zonas de clima mediterráneo, debido a la
escasa cubierta vegetal, que protege el suelo de tales impactos, y a la energía cinética
que alcanzan las gotas de lluvia (Al-Durrah y Bradford, 1982; Nearing et al., 1987;
Bradford y Huang, 1992).

I.5.5.2. Métodos de estudio de la estabilidad estructural

Existen gran número de métodos que pueden dividirse en dos grandes grupos: Métodos
indirectos, donde se realiza una inferencia de la estabilidad a partir de otras propiedades
como infiltración, porosidad, contenido de materia orgánica, permeabilidad del agua y
el aire, etc., y los métodos directos, donde se intenta reproducir de forma artificial las
condiciones actuantes cuando el suelo se somete a manejo o a fuerzas deformadoras
naturales. Estos últimos métodos pueden ser de tres tipos: por vía húmeda, en los que
los agregados se ponen en contacto con el agua, bien por inmersión o por capilaridad, y
se observa la permanencia o destrucción con el tiempo (método de Tiulin 1928). En
otros métodos se analizan muestras de la solución sobrenadante tras la inmersión para
controlar la liberación de partículas menores de 50 µm (método de Middleton 1930 o de
microagregación) o bien la liberación sales por parte del agregado. En el método de los
agregados estables al agua se cuantifica el porcentaje de agregados estables al agua, de
tamaño <0.25 mm, después de ser sometidos a procesos de humectación y

65
Introducción

desagregación en agua (Kemper y Rosnau, 1986). En el método de estabilidad de los


agregados ante el impacto de las gotas de agua (Imeson y Vis, 1984), se pueden aplicar
dos tipos de test: el Test CND (Counting the Number of Drop-impacts), donde se
contabiliza el número de impactos de gotas, desde una altura de 1 m, necesarios para la
rotura o disgregación de un agregado, y en el Test TDI (Ten Drop Impacts), se somete a
un agregado a la energía de diez impactos de gota, y se contabiliza la proporción de la
muestra dispersada-agregada. El método de Emerson (1967) establece ocho clases de
menor a mayor estabilidad, de acuerdo con la resistencia de los agregados al
desmoronamiento en diferentes condiciones de humedad y con distintos tratamientos. El
método combinado de Le Bissonnais (1995), utiliza tres tipos de tratamientos
(humectación rápida, humectación lenta y humectación con agitación) para determinar
la distribución de tamaños y el diámetro medio ponderado (MWD) de la fracción
estable, después de dichos tratamientos, y posterior desagregación en etanol. En los
métodos por vía seca se aplican diferentes fuerzas deformadoras sobre los agregados
secos, por ejemplo tamizado con agitación, comprobando la disminución del tamaño
medio de los agregados. El secado puede hacerse al aire o en estufa, y es igualmente
crítico controlar el contenido de humedad. Finalmente, los métodos mixtos presentan
algunas fases en vía seca y otras en vía húmeda, por ejemplo el método de Emerson.

66
Introducción

I.6. ÍNDICES DE CALIDAD


La evaluación cuantitativa de la calidad de los suelos requiere la consideración de
las múltiples funciones que éstos desempeñan, así como su variación en el tiempo y en
el espacio. Por ello, la calidad del suelo no puede ser evaluada con un único número,
como ocurre con los criterios aplicados a las medidas del agua, aire, etc. (Doran and
Parkin, 2003). En este sentido, algunos investigadores han tratado de resolver dicho
problema definiendo las funciones de la calidad del suelo, identificando los atributos de
cada función y, finalmente, seleccionando un conjunto mínimo de indicadores para
medir cada atributo (Doran and Parkin, 1994; Karlen and Stott, 1994; Larson and
Pierce, 1994).

Las funciones de los suelos son aquellas que éstos pueden desarrollar para satisfacer
las necesidades humanas; y por tanto, los valores umbrales que se les asigne a los
indicadores de calidad, deberán establecerse dependiendo del tipo de uso del suelo, y de
la función específica del suelo, de mayor interés para la sociedad. Así, por ejemplo, en
los bosques reforestados, la función de los suelos de mayor interés, es el mantenimiento
de la productividad de los árboles. Por el contrario, en otras situaciones, podrán ser de
mayor interés otro tipo de funciones de los suelos, como por ejemplo, el mantenimiento
de la productividad agraria (Kelting et al., 1999).

Entre las funciones de los suelos forestales podemos incluir, aparte del
mantenimiento de la productividad de las plantas, la regulación de los ciclos
hidrológicos forestales, la regulación del balance de carbono y, la biorremediación de
productos residuales. Para poder desempeñar estas funciones, se deben mantener ciertos
atributos. Concretamente, para soportar la productividad de las plantas, Larson and
Pierce (1994) afirmaron que un suelo debe:

1. Promover el crecimiento de las raíces.


2. Admitir, mantener y suministrar el agua.
3. Mantener y suministrar nutrientes.
4. Permitir el óptimo intercambio de gases.
5. Promover la actividad biológica.
6. Aceptar, mantener y liberar el carbono.

Cuando dichos atributos operan en su máximo potencial en un lugar determinado, es


posible lograr una elevada calidad de los suelos y una alta productividad de las plantas
(Kelting et al., 1999). No obstante, estos atributos no se pueden medir directamente,
pero se pueden sustituir por indicadores que puedan ser evaluados y seleccionados
basándose en la estrecha relación que mantengan con el atributo en cuestión, en su baja
resistencia a las perturbaciones, en el conocimiento de la correlación entre el indicador y
la función elegida, y en la relativa facilidad para medir dichos indicadores. Así, estos
indicadores podrán ser variables simples, como por ejemplo la humedad del suelo,
procesos variables, como la mineralización del nitrógeno, o una combinación compleja
de varios indicadores, por ejemplo un índice de calidad del suelo que incluya medidas
de densidad aparente, estabilidad de agregados, materia orgánica, etc. (Singh et al.,
1990). Los indicadores complejos que incluyen combinaciones de varias propiedades de
suelos, han sido calificadas como funciones de pedotransferencia (Bouma, 1989).

67
Introducción

Una vez que han sido seleccionados los indicadores, es necesario desarrollar las
curvas de suficiencia para cada indicador (Lambert, 1984; Olsen and Bell, 1990). Las
curvas de suficiencia proporcionan el vínculo entre los atributos de calidad del suelo y
la función deseable del modelo de calidad. De tal forma, si la función del modelo de
calidad del suelo es mejorar la productividad de la cobertura vegetal, entonces las
curvas de suficiencia deben mostrar la relación entre cada atributo de calidad y la
productividad. Dichas curvas se han desarrollado basándose en la literatura, en la
experimentación y en la experiencia profesional (Kelting et al., 1999).

Para integrar los valores de suficiencia en una evaluación simple de calidad del
suelo, Karlen and Stott (1994) sugirieron un modelo simple en el que la calidad del
suelo (Q) se determina según la expresión:

Q = q1(wt) + q2(wt) + ….. + qk(wt).

Donde las variables qk representan valores de suficiencia para los diferentes


atributos de calidad del suelo, y wt el peso relativo aplicado a cada atributo. Los pesos
relativos representan la importancia de cada atributo en la calidad del suelo en un lugar
determinado, y también son asignados basándose en la literatura, en la experimentación
y en la experiencia profesional. Hay que tener en cuenta con este modelo de evaluación
de la calidad del suelo, que a pesar de medir los mismos atributos en sitios diferentes,
los indicadores de cada atributo y sus respectivos valores umbrales, pueden variar en
función de los suelos, del lugar y de los objetivos específicos (Kelting et al., 1999).

Otros índices de productividad de los suelos fueron, por ejemplo, el desarrollado por
Storie (1993), desarrollado a partir de la textura, drenaje, profundidad del suelo,
alcalinidad, y la morfología del perfil. Storie consideraba que la textura del suelo es un
indicador subrogado de los efectos de la porosidad, infiltración y arado en la
productividad de los suelos. Se asignó una clasificación numérica, con un rango desde el
0 al 100%, a cada propiedad del suelo, basada en un criterio subjetivo de los efectos que
pueden producir cada propiedad de los suelos en su productividad (Kelting et al., 1999).

Kiniry et al. (1983) desarrollaron un modelo para determinar los efectos de la erosión
en la productividad de los suelos. El método propuesto permitía relacionar varios
atributos edáficos medidos en campo (agua disponible, densidad aparente, aireación, pH
y conductividad eléctrica), con la productividad estimada experimentalmente, en un
índice de calidad del suelo que denominaron Índice de Productividad (PI). Dicho índice
se calculaba usando el modelo:

PI = Σ (A x B x C x D x E x RI)i

Donde A, B, C, D y E son valores determinados a través de relaciones de suficiencia


estimadas para cada variable con respecto al crecimiento de las raíces y RI es el factor
peso basado en la distribución ideal de la raíz, e i, representa los horizontes de los suelos.

Este modelo representó un avance significativo, debido a que no solamente fue


utilizado para estimar la productividad de los suelos, sino que también podría ser
utilizado para estimar los efectos de las prácticas de gestión agrícolas en la productividad
de dichos suelos (Kelting et al., 1999).

68
Introducción

Los principios de Kirini et al. (1983) fueron desarrollados en los trabajos de Gale and
Grigal (1988) y Gale et al. (1991), quienes adaptaron el modelo PI para estimar la
productividad de suelos forestales en Minnesota; obteniendo, dicho modelo, un gran
potencial para ser utilizado como un indicador de la productividad de los suelos forestales
gestionados, así como para evaluar los impactos producidos por el manejo de dichos
suelos forestales en su productividad. Posteriormente, Burger y Kelting (1999)
admitieron estas conclusiones, creando una ecuación básica, que genera un modelo de
calidad, que podría proporcionar un índice de los efectos de la gestión de los suelos, en
un conjunto mínimo de atributos de dichos suelos:

SQI = Σi[(RG x wt) + (WS x wt) + (NS x wt) + (GE x wt) + (BA x wt)] x WFd

Donde SQI es el índice de calidad del suelo, RG la suficiencia para el crecimiento de


la raíz, WS la suficiencia para el abastecimiento del agua, NS la suficiencia para el
abastecimiento de nutrientes, GE la suficiencia para el intercambio de gases, BA la
suficiencia para la actividad biológica, WF el peso para el volumen relativo de cada
horizonte, i el horizonte del suelo, y wt el coeficiente de peso para cada atributo.
Nuevamente, un aspecto esencial de este modelo de calidad del suelo son las curvas de
suficiencia, las cuales definen las relaciones entre cada atributo de calidad del suelo, el
correspondiente indicador y la productividad. Estas curvas de suficiencia también se
obtuvieron mediante experimentos diseñados a tal efecto, o bien a partir de la bibliografía
o experiencia personal en el caso de falta de datos (Burger and Kelting, 1999).

Se han desarrollado índices de calidad con fines agrícolas y otros con fines forestales
(Wang and Gong, 1998; Karlen and Stott, 1994; Karlen et al., 2001). Todos ellos se basan
en la obtención de condiciones idóneas para el crecimiento radicular, el cual está
directamente relacionado con la productividad, con la ventaja de no estar influenciado
por factores climáticos, enfermedades etc., que pueden alterar dicha productividad.
Además tiene en cuenta el mantenimiento de las propiedades edáficas a largo plazo y
pueden diseñarse para incluir otras funciones del suelo diferentes a la producción de
biomasa.

Estos índices han sido obtenidos en su mayor parte para suelos desarrollados en
climas húmedos, con condicionantes climáticas, edáficas y de vegetación muy diferentes
a las existentes en las regiones con clima mediterráneo o climas áridos, perdiendo validez
en estos casos y siendo necesario investigar nuevos índices adaptados a estas zonas.

En ambientes montañosos, estudios previos han mostrado que no existe un estándar


universal de calidad del suelo (Powers et al., 1998; Burger and Kelting, 1998;
Schoenholholtz et al., 2000; Pagedumroese et al., 2000). La dirección y el porcentaje de
cambios en la calidad del suelo en ecosistemas montañosos controlados, depende del
clima, de las condiciones propias de los suelos y de los usos del suelo. La mayoría de los
estudios consideran aspectos individuales de la de la calidad del suelo (productividad
biológica-calidad medioambiental) o los discuten separadamente (Ajabais et al., 1997;
Pennock and van Kessel, 1997; Wang and Gong, 1998; Perie and Munson, 2000; Islam
and Weil, 2000). En estos trabajos, es comprensible que el énfasis se centrara en el
estudio de los tipos de componentes de calidad del suelo, dado que no hay un único
estado puro del suelo, y las categorías de las propiedades y funciones de los suelos son
ocasionalmente contradictorias (Sojka y Upchurch, 1999). Como resultado, los índices de
calidad del suelo a menudo son de un valor limitado con respecto a la evaluación de las

69
Introducción

transformaciones de los agrosistemas. Consecuentemente, para eludir el mal empleo del


paradigma de la calidad del suelo en la evaluación de los indicadores de calidad dinámica
(influenciados por el uso), se requiere la separación de ambientes edáficos con unos
rangos climáticos y de propiedades edáficas limitados, identificación de propiedades
nativas y actuales de los suelos dentro de cada ambiente, descripción de los cambios
relativos en las propiedades y deducción del estado de las funciones individuales de los
suelos.

Por tanto, de todo lo anterior habría que destacar como conclusión más importante,
que la evaluación de la calidad del suelo requiere de uno o más juicios de valor y que
todavía queda mucho por aprender sobre los recursos de los suelos y como la gestión de
los mismos afecta a largo plazo a la sostenibilidad de dichos recursos (Mayhew and
Alessi, 1998).

70
Introducción

I.7. CALIDAD DEL SUELO EN AMBIENTES


MONTAÑOSOS MEDITERRÁNEOS
Los problemas de degradación medioambiental originados por un uso inadecuado del
suelo son especialmente críticos en los ecosistemas mediterráneos debido a sus
peculiaridades climáticas. Los suelos de las regiones con clima mediterráneo presentan
una gran fragilidad frente a las actuaciones antrópicas, especialmente aquellos que han
sido cultivados o desforestados. Estos suelos pueden perder rápidamente el equilibrio
funcional, ocasionando la incapacidad de los suelos para amortiguar los efectos de las
prácticas agrícolas o agresiones ambientales, y conduciendo a un severo deterioro de su
calidad, que puede llevar a la degradación permanente e irreversible de la productividad
de la tierra y a la desertificación (Kang and Juo, 1986; Nardo et al., 1996; Islam et al.,
1999).

La Comisión VIII “Soil and the Environment” de la Internacional Union of the Soil
Scientists (IUSS) enfatizó que uno de los principales problemas medioambientales de las
regiones que bordean el Mar Mediterráneo es la amenaza de la progresiva desertificación,
debido a la erosión y el déficit de agua de los suelos (De Kimpe et al., 1999; Eswaran et
al., 1999; Torrent, 1995; Hill et al., 1996; Rubio and Calvo, 1996; De la Rosa et al.,
1999).

Según López-Bermúdez y Albadalejo (1990) los efectos negativos sobre la calidad de


los suelos de las regiones mediterráneas, como consecuencia de un uso inadecuado de los
mismos, se potencian por factores ambientales tales como el clima, debido al régimen de
precipitaciones con largos períodos de sequía, interrumpidos por lluvias torrenciales, con
gran poder erosivo, y a las elevadas temperaturas, especialmente durante la época estival,
así como a las importantes tasas de insolación durante todo el año, que favorece la
evapotranspiración y el riesgo de salinización de los suelos; los materiales litológicos, ya
que los mas ampliamente representados en el sureste español son las rocas carbonatadas,
los sedimentos cuaternarios y las formaciones de margas, que dan lugar a suelos
fácilmente erosionables, y susceptibles de sufrir también fácilmente degradación física y
biológica; la cobertura vegetal, pues en la región mediterránea tan solo se conserva en
zonas muy reducidas (Parques Nacionales, Parques Naturales y Reservas) la vegetación
natural; y el relieve, conformado en su mayor parte por montañas con pendientes muy
elevadas, que favorecen la erosión de los suelos. Así pues, la degradación y erosión de
estos suelos de las regiones mediterráneas, sometidos a un clima semiárido, será mas o
menos considerable en función de la intensidad de las precipitaciones, de las
temperaturas e insolación, de la cubierta vegetal, la litología, la topografía y los usos del
suelo por el hombre.

Los ecosistemas montañosos mediterráneos son de gran valor frente al lento proceso
de desertificación debido a la presencia en ellos de pocos bosques que quedan en la
región y al hecho de ser las principales fuentes de recursos hídricos, asimismo muy
escasos en la región. La calidad de los suelos en esos sitios es de importancia
determinante para la calidad del medio ambiente resultante al ser los únicos sitios donde
todas las funciones de los suelos se han conservado en su plenitud. El ser humano ha
modificado los usos del suelo de los medio ambientes montañosos a través de sistemas de
producción, a veces con un desconocimiento absoluto de los efectos ecológicos. La
sostenibilidad ecológica de los usos del suelo en estas zonas de montaña mediterránea
requiere que las funciones de los suelos, ciclo biogeoquímico, acumulación de agua,

71
Introducción

almacenamiento y liberación, amortiguación y acumulación de energía, sean mantenidas


(De Kimpe and Warkentin, 1998; Sazón, 1998).

En este sentido, la red de Parques Nacionales, Naturales y Zonas Protegidas de


España, representan un intento por parte de la administración de proteger y preservar los
ecosistemas de mayor interés medioambiental. Entre ellos se incluyen los principales
ecosistemas montañosos de la región, que en el caso de la provincia de Almería se
encuentran representados por el Parque Nacional de Sierra Nevada y el Parque Natural
de Sierra de María-los Vélez. Este último presenta un notable interés medioambiental, al
estar situado en una zona de gran aridez circundante y representar una singularidad
geológica, botánica y ecológica, asimismo presenta un elevado valor paisajístico, ya que
confluyen importantes núcleos montañosos con profundos valles y barrancos. Así,
geológicamente se localiza en el accidente tectónico que pone en contacto las zonas
Internas y la Zonas Externas de las Cordilleras Béticas, hecho que le confiere una
importante complejidad tectónica. Por otro lado, desde el punto de vista botánico, se
encuentra en el contacto entre dos grandes unidades biogeográficas como son las
subprovincias Bética y Castellano-Maestrazgo-Manchega por sus sectores Guadiciano-
Bacense y Manchego respectivamente, recibiendo asimismo, influencias de la provincia
Murciano-Almeriense, lo que unido a la diversidad litológica, el amplio rango
altitudinal, la abrupta orografía, así como la climatología, hacen de la zona un área rica
a nivel florístico, fitosociológico, biogeográfico y ecológico, con numerosos
endemismos vegetales y también animales. Todo ello origina una gran diversidad
edáfica que junto a la inexistencia de estudios de calidad de suelos en ambientes calizos
mediterráneos y al hecho de que en la actualidad se está elaborando el Plan Director del
Parque que pretende la ordenación del uso del suelo para los próximos años, hacen de
este Parque una zona idónea para abordar estudios de calidad, que pueden aportar
criterios para el manejo y conservación de suelos en estos ambientes.

72
Objetivos

I.8. OBJETIVOS
Los problemas de degradación medioambiental originados por un uso inadecuado del
suelo son especialmente críticos en los ecosistemas mediterráneos. La variabilidad
altitudinal y las elevadas pendientes, junto con las altas tasas de insolación y las cortas y
erráticas lluvias, perfilan a éstos como muy frágiles, especialmente los ecosistemas de
montaña, que frecuentemente se encuentran bajo un severo riesgo de erosión y
desertificación (Nardo et al., 1996; Islam et al., 1999; De Kimpe et al., 1999). Estos
ecosistemas montañosos mediterráneos son de gran valor frente al lento proceso de
desertificación, debido a la presencia en ellos de los escasos bosques que quedan en la
región, y al hecho de ser las principales fuentes de recursos hídricos y los únicos sitios
donde todas las funciones de los suelos se han conservado en su plenitud. Es por ello por
lo que el mantenimiento de la calidad de los suelos en dichos ecosistemas es de gran
importancia para la calidad del medio ambiente resultante (De Kimpe and Warkentin,
1998; Sazón, 1998).

El objetivo general del presente estudio es profundizar en el estudio de la calidad de


los suelos de ambientes mediterráneos, empleando como modelo el Parque Natural de
Sierra de María-Los Vélez, con especial énfasis en los efectos del cambio de uso sobre
las propiedades y procesos condicionantes de la calidad, para establecer la
sostenibilidad de cada uso. Nuestra intención es valorar esencialmente la calidad
ambiental de los suelos en base a conocer la capacidad del suelo para realizar sus
funciones ecológicas. Así mismo, se pretende ahondar en la base conceptual y las
metodologías de estudio de la calidad del suelo, buscando indicadores apropiados para
zonas de clima mediterráneo, así como en sus aplicaciones, especialmente las relativas a
la sostenibilidad productiva y medioambiental.

A su vez, el estudio de calidad de los suelos del presente trabajo también pretende
abordar con especial énfasis el análisis de la materia orgánica de los suelos bajo
diferentes usos, ya que la materia orgánica es uno de los componentes del suelo con
mayor trascendencia, al influir de forma decisiva en la mayor parte de sus propiedades,
incluidas aquellas que afectan directamente a su calidad, como la porosidad,
erodibilidad, estabilidad estructural y la población microbiana de los suelos. Hay que
destacar que la mayor parte de los estudios de los factores que afectan a los procesos en
el suelo, han enfatizado la influencia de la vegetación como factor clave en el ciclo
biogeoquímico, reflejado en la composición del humus del suelo, e incluso, se ha
documentado en numerosas ocasiones el papel dominante del sustrato geológico
(Aranda, 1998). Sin embargo, estos modelos biogeoquímicos son poco aplicables a
áreas montañosas mediterráneas, donde complejas interacciones entre una gran variedad
de factores locales (topografía, vegetación, clima, material original y actuación
antrópica) conducen a una especie de mosaico diversificado de formas de humus.
Existen además, pese a la gran importancia de este indicador, pocos estudios profundos
sobre las relaciones entre la composición y tipo de materia orgánica, y la calidad de los
suelos.

Por otro lado, si bien la materia orgánica del suelo es un indicador clave de calidad,
ya que influye en otras propiedades de los suelos, la actividad microbiana de los mismos
actúa como un excelente indicador de su fertilidad biológica y bioquímica; pues es
indiscutible la importancia del papel que desempeñan los microorganismos en los ciclos
biogeoquímicos del suelo. A su vez, los indicadores de la actividad microbiana (carbono

73
Objetivos

de biomasa microbiana, respiración del suelo y algunas actividades enzimáticas), son


los que resultan más sensibles a los cambios temporales que se producen en el suelo,
generados por acción antrópica o por estrés medioambiental (Dick y Grupta, 1994;
Vanhala y Ahtianen, 1994), e indican de forma precoz las variaciones en los niveles de
materia orgánica del suelo. En este caso, los indicadores bioquímicos cobran especial
importancia cuando se manejan suelos de clima semiárido, principalmente aquellos
destinados a un uso eminentemente agrícola, ya que estos suelos presentan un elevado
nivel de degradación. Los parámetros bioquímicos permitirían, debido a su elevada
sensibilidad, conocer de una forma rápida y eficaz los cambios que se producen ante
una puntual modificación de la calidad de dichos suelos (García et al., 2003).

La formación de agregados estables también desempeña un papel fundamental en la


calidad del suelo, ya que protegen la materia orgánica de la descomposición microbiana,
favorecen el incremento del espacio poroso, y por tanto, el movimiento y almacenaje de
agua en el suelo, disminuyen la erosionabilidad, y favorecen el desarrollo radicular y
actividad de la comunidad microbiana (Tate, 1995). De acuerdo con esto, la estructura
del suelo está relacionada en última instancia con la mayor parte de los indicadores de
calidad descritos en la bibliografía (Larson y Pierce, 1991; Doran y Parkin, 1994). La
pérdida de estabilidad de la estructura, debido principalmente a la acción humana
(cultivo o un manejo inadecuado del suelo), implica condiciones desfavorables para el
crecimiento vegetal, como son pérdida de porosidad, aparición de estructuras masivas
asfixiantes, encostramientos, etc., y afecta de forma negativa a otras propiedades
edáficas como la textura, consistencia, permeabilidad, etc. (Oades, 1984; Capriel et al.,
1992).

Todo ello justificaría, a la hora de estudiar la calidad de los suelos, un estudio más
detallado de la evolución de la materia orgánica, propiedades bioquímicas y estructura
de los suelos, y de su significado ecológico en el ambiente mediterráneo.

Para la consecución de este objetivo es necesario cubrir una serie de objetivos


parciales:

I) En primer lugar, se realizará un estudio básico de suelo para conocer sus


características morfológicas, mineralógicas, propiedades, procesos y factores
de formación (clima, vegetación, material original y relieve), y se estudiará
el grado de importancia de dichos factores sobre la calidad del suelo en la
zona de estudio.

II) A continuación, se llevará a cabo el estudio de la calidad de los suelos de la


zona de estudio seleccionando y cuantificando, en primer lugar, los
indicadores de calidad que mejor expresen las funciones ecológicas que
deben desarrollar los suelos en zonas áridas y semiáridas. En segundo lugar,
se analizarán las relaciones existentes entre los indicadores de calidad,
propiedades edáficas y variables ambientales (usos del suelo, vegetación,
topografía, material original, parámetros climáticos tales como temperaturas,
precipitaciones, insolación, etc.), y desarrollaremos índices prácticos para la
evaluación in-situ de la calidad de los suelos realizando funciones de
pedotransferencia mediante métodos estadísticos. Finalmente, los resultados
se analizarán espacialmente (variables espacialmente distribuidas) y se
plasmarán de forma cartográfica utilizando métodos geoestadísticos.

74
Objetivos

III) Estudio de la naturaleza y grado de humificación de la materia orgánica, así


como su incorporación a la fase mineral del suelo y su significado ecológico
en ambientes mediterráneos, con especial énfasis el establecimiento de su
resistencia a la degradación. Para ello se extraerán las diferentes fracciones
de la materia orgánica de los horizontes Ah de los perfiles de suelo, y se
aplicarán técnicas de espectroscopia visible e infrarroja a los ácidos húmicos
purificados. Finalmente, se establecerán mediante técnicas estadísticas, las
posibles relaciones entre los diferentes parámetros analíticos obtenidos, con
otras variables edáficas y ambientales (topografía, insolación, vegetación,
etc.).

IV) Estudio de propiedades bioquímicas generales (carbono asociado a la


biomasa, mineralización del nitrógeno, respiración microbiana, y actividad
deshidrogenasa y catalasa), y propiedades bioquímicas específicas (actividad
fosfodiesterasa, proteasa-caseína, ureasa y β-glucosidasa) de los horizontes
superficiales de suelos bajo diferentes usos. Se establecerán además,
mediante técnicas estadísticas, las relaciones existentes entre los datos de las
propiedades bioquímicas obtenidos, y otras variables edáficas y topográficas.

V) La estructura del suelo se estudiará a nivel micro y ultramicroestructural,


mediante Microscopio Electrónico de Barrido, empleando el sistema de
descripción mínima de la ultramicrofábrica propuesto por el Dr. Rafael
Delgado Calvo-Flores, e investigando en detalle la naturaleza de los
cementos húmicos, o en su caso, carbonatados, etc., mediante
Espectrometría de Rayos-X de energía dispersiva (EDX) acoplada al SEM.
Asimismo, se estudiará la estabilidad estructural de los agregados mediante
tamizado en húmedo y su relación con los anteriores parámetros.

Los resultados obtenidos podrían ser de utilidad para optimizar la distribución del
uso del suelo, generando criterios adecuados para planificación. Esto es de especial
importancia para la elaboración de los Planes Directores de los Parques que pretenden la
ordenación del uso del suelo para los próximos años y donde los criterios de calidad del
suelo pueden jugar un papel fundamental.

75
Zona de Estudio

I.9. ZONA DE ESTUDIO. PARQUE NATURAL DE SIERRA


MARÍA-LOS VÉLEZ
El Parque Natural de Sierra María-Los Vélez está situado en la zona suroriental de
la Península Ibérica, en el sector más septentrional de la provincia de Almería (Figura
I.9.1). Geográficamente está ubicado en la comarca de Los Vélez y ocupa parte de los
cuatro términos municipales: Vélez-Blanco, María, Chirivel y Vélez-Rubio.

En cuanto a su posición orográfica, el Parque Natural se estructura en torno al


núcleo central de Sierra María, elevación montañosa situada en el sector centro-oriental
de la Cordillera Bética, con una longitud de 10 km. En la parte nororiental ocupa parte
de la Sierra del Gigante, separada de la Sierra de María por el valle del Río Claro.
Ambas elevaciones montañosas constituyen una línea de divisorias que separan las
cuencas del Guadalquivir y Segura. La zona de estudio, se encuentra por tanto
delimitada, por los Llanos de Topares al Norte, por la depresión de Chirivel al Sur, al
Oeste por la Sierra de Orce y al Este por el límite provincial Almería-Murcia (Figura
I.9.2).

El Parque Natural fue declarado inicialmente por Decreto 236/1987 de 30 de


septiembre, con una superficie de 9062 ha. Posteriormente sufrió dos ampliaciones, en
la primera de ellas en 1989, ocupaba una superficie de 18962 ha. Finalmente, en el
Decreto 78/94, de 5 de abril, que aprobaba el Plan de Ordenación de los Recursos
Naturales y el Plan Rector de Uso y Gestión del Parque, la superficie quedó establecida
en 22.500 ha y pasó a denominarse Parque Natural Sierra María-Los Vélez.

Se trata, por tanto, de una zona montañosa con topografía muy abrupta, formada por
los núcleos montañosos de Sierra de María, El Maimón, Sierra Larga, Sierra del
Gigante y La Muela, cuya máxima cota se sitúa en el vértice de María con 2045 m y el
Mahimón con 1.761 m.

Figura I.9.1. Localización de la zona de estudio.

76
Antecedentes

I.10. ANTECEDENTES SOBRE LA ZONA DE ESTUDIO


La zona correspondiente al actual Parque Natural de Sierra María-Los Vélez, ha
sido estudiada desde antiguo, tanto en su geología como su vegetación, al tratarse de un
area de gran interés geológico y floristico.

Los primeros estudios geológicos corresponden al siglo XIX y hasta nuestros días
ha sido objeto de continuas investigaciones por diversos geólogos holandeses y
españoles fundamentalmente.

En 1856, Verneuil y Collomb, dividieron en tres grandes zonas diferenciadas


estratigráfica y morfológicamente, la región de Vélez Rubio. El área de la Sierra de las
Estancias correspondería al terreno metamórfico, los alrededores de Vélez Rubio
pertenecerían al terreno nummulítico y las sierras María-Maimón, al terreno Jurásico.

Nickels y Brouwer (1904), afirmaron que en la región se produjeron importantes


cabalgamientos y consideraron que los sedimentos rojizos presentes en los alrededores
de la Sierra del Maimón pertenecen al Triásico.

Fallot y Bataller en 1928 afirmaron que en el Corredor de Vélez Rubio están


presentes margas Cretácicas con lechos Eocenos locales integrados en una estructura
sinclinal. Posteriormente, en 1929b, Fallot mencionó la aparición de sedimentos
Neógenos en el SW de Vélez Rubio y tras comparar los cerros calizos de Chirivel-Vélez
Rubio-Xiquena con la Sierra de Espuña, los consideró homólogos. En 1931, 1932b,
1933 y 1934, Fallot publicó datos acerca del Triásico, Liásico, Dogger y Jurásico
Superior, donde comentó que el “Penibético” de Vélez Rubio en el Pliensbachiense es
transgresivamente cubierto por sedimentos Lutecienses (Terciario). En 1943, dictaminó
que en el Subbético de las Sierras María-Maimón-Gigante, estaría representado el
Cretácico. Finalmente, en 1945, Fallot realizó transversales por las Sierras del Maimón
y María, describiendo someramente la geología de las mismas. Por otro lado, adoptó el
mismo punto de vista que Blumental (1933), rescindiendo de la idea de que los cerros
existentes entre Chirivel-Xiquena constituían la cobertura estratigráfica original del
Maláguide; considerando, por el contrario, que pertenecen al dominio Subbético.

LLopis LLado (1955) opinaba que las calizas y las dolomías del sector Sur del
“Corredor de Vélez Rubio” pertenecerían al Rhetiense, las areniscas rojizas a la edad
Triásica Inferior, supuso también, que todos los yesos corresponderían al Keuper, el
Jurásico tan sólo estaría representado en la Sierra del Maimón y el propio Corredor
estaría relleno por margas del Cretácico Superior.

Dicha zona, el “Corredor de Vélez Rubio”, cuyo nombre fue introducido por
Blumenthal en 1933, aunque otros autores se refirieron al mismo empleando nombres
diferentes tales como “Zona Intermedia” (Soediono, 1971; Geel, 1973), “Cicatriz de
Vélez Rubio” por Mac Gillavry en 1963 y más recientemente denominado “Falla
Nordbética” por Leblanc y Olivier (1984), ha atraído en los últimos años a diversos
autores exponiendo distintas hipótesis sobre su génesis.

El corredor es una depresión de unos 60 kms de largo y entre 5 y 10 de ancho,


separa la Zona Externa de la Interna de la Cordillera Bética, es decir el Subbético
Interno del Subbético Medio. Al Sur del mismo se hallan afloramientos Alpujárrides en

77
Antecedentes

Tonosa, las Estancias, el Cabezo…, en una posición más meridional, afloramientos


Nevado-Filábrides en Sierra de los Filabres, al Norte Sierra María y Mahimón (Andreo
Navarro, B; 1990).

Autores como Broker (1926) y Fallot (1948) aseguran que el corredor es la zona
frontal de los mantos béticos cabalgantes. Según LLopis LLado, 1945 y Mac Gillavry,
1963 y 1964, se trata de una zona de origen del Complejo Maláguide cabalgante hacia el
Sur. Durand y Delga (1966) afirmaron que el corredor es una zona de succión simétrica,
en un primer estadio de los Complejos Internos hacia el Norte, y en un segundo estadio
del Complejo Externo hacia el Sur. Finalmente, Hermes 1978, 1984 y 1985 y Van De
Fliert et al 1980, dictaminaron que el corredor es una de las principales fallas
transcurrentes del Sistema de Fallas Béticas; apoyándose en la similitud morfológica
con la falla transcurrente de Great Glen de Escocia, la verticalidad de los contactos del
corredor y en la presencia de rocas exóticas que pueden proceder del Flysch de Gibraltar
(Hermes, 1978, 1984 y 1985), para formular esta última hipótesis.

En 1959 miembros de la Universidad de Ámsterdam y de la Universidad libre de


esta misma ciudad llevaron a cabo detalladas investigaciones en el área de Vélez Rubio.
Roep, Geel y Soedonio bajo la dirección de Mac Gillavry cartografiaron las zonas de
Xiquena, Vélez Rubio y Chirivel respectivamente con especial énfasis en la estratigrafía
de las rocas no metamórficas. Soediono (1971) y (Geel) 1973, trabajaron en el Mojonar
y Maimón respectivamente en sus tesis doctorales, describiendo con precisión las
distintas formaciones terciarias que se hallan entre la zona Bética y Subbética.
Consideraron también, que el Subbético y el Penibético corresponden a una misma
unidad paleogeográfica y tectónica. Posteriormente, De Clero et al. (1975), modificó
ligeramente esta división. Finalmente, miembros de la escuela Española discrepan de
dichos criterios, como se pone de manifiesto en la Hoja de Vélez Rubio y Orce (Baena
et al, 1977 y 1979) y la Hoja de Chirivel y Vélez Rubio (Voermans et al, 1979 y 1978)
del Mapa Geológico del Instituto Geológico y Minero de España, escala 1:50.000,
donde consideran que en las Cordilleras Béticas existen dos unidades tectónicas
claramente diferenciadas: la unidad inferior denominada Subbético (Subbético Medio) y
la superior Penibético (Subbético Interno). No obstante, la posición de las Sierras de
María y del Maimón en el límite entre las Zonas Externas e Internas de la Cordillera
Bética hace que la complejidad estructural del área estudiada sea enorme y dificulte
cualquier estudio geológico que se pretenda realizar en esta zona.

Hermes (1978, 1984 y 1985) aprobó la hipótesis propuesta por los autores españoles
y defendió el supuesto de que la estructura observada en el límite entre las Zonas
Externas e Internas de la Cordillera Bética es el resultado de movimientos laterales
(Sistema de Fallas Béticas de naturaleza transcurrente). Van de Fliert et al (1980)
compararon el Sistema de Fallas Béticas, definidas por Hermes (1978) como
transcurrentes, con la Zona de Falla Sorong de Irian Jaya (Nueva Guinea Oeste) y las
anomalías estratigráficas asociadas. Sin embargo, Soediono (1971), Geel (1973), Baena
et al (1977), consideran que las calizas jurásicas de las Sierras de María y Maimón
situadas en dicho límite de la Cordillera Bética, constituyen mantos de corrimiento
sobre los materiales Cretácicos y Terciarios.

Respecto a la hidrogeología del Parque Natural de Sierra María-Los Vélez, Moreno


Calvillo (1981) y Moreno Calvillo et al (1983), contabilizaron 28 manantiales
relacionados de forma directa con el sistema acuífero de las Sierras de María y Maimón

78
Antecedentes

y estudiaron sus características físico-químicas, geométricas e hidráulicas. Afirmaron


que dichas sierras presentan un sistema acuífero figurado, pero no kárstico, sin grandes
conductos de circulación preferencial. Así mismo, consideraron que las únicas entradas
al sistema procederían de la infiltración directa de las precipitaciones; y finalizan su
trabajo esbozando algunas propuestas para llevar a cabo la regulación de dicho sistema.

En 1983, Moreno Cayuela también escribió acerca de la hidrogeología de dichas


sierras, y propuso una serie de consejos para el mejor aprovechamiento del sistema
destacando la inadecuada explotación de las aguas del mismo.

En 1991, Antonio González resumió las principales características hidrogeológicas


del sistema acuífero carbonatado formado por las Sierras de la Muela y el Gigante, tras
una recopilación preliminar de las características climáticas y geológicas de la zona de
estudio. Finalmente, desarrolla unas reflexiones acerca de la hidroquímica, geometría,
funcionamiento y balance hídrico de dicha unidad.

Por otro lado, el catálogo florístico de la zona de estudio, se ha basado en las


numerosas herborizaciones que ya comenzaron en 1565, en el Norte de la provincia de
Almería, por Ciusio, el cuál recolectó ejemplares de “Pino laricio” en la Sierra de María
o la de Baza; se completa con posteriores herborizaciones realizadas por Willkomm
(1845), Funk (1848), Clemente (1888), D. P. Porta, que herborizó Vélez Blanco, María
y Sierra María, publicando en 1892 un listado de plantas tales como Acer granatense,
Silene boryi, Genista lobelii, Galacites pumila, etc., Rigo (1895), Kheil (1897),
Reverchon (1899), el cuál tomo Vélez Rubio como centro de herborizaciones, y cuyo
listado de plantas más interesantes recolectadas por éste, fue publicado posteriormente
(1905) por J. Hervier . Gros herborizó en el Maimón en 1921, Ellman y Sandwith
visitaron la Sierra de María en 1928 y 1932; T. M. Losa y S. Rivas Goday, en 1968
publicaron la primera parte de “Estudio florístico y geobotánica de la provincia de
Almería”, y en 1974 se publicó la segunda parte de dicho trabajo, quedando éste
incompleto ya que la última versión no salió a la luz. Finalmente, R. Lázaro, en 1987,
permitió que se viera el manuscrito inédito. J. Ruiz De La Torre (1974), citaron Quercus
faginea Subsp. faginea en diversas localizaciones próximas al territorio. F. Gómez,
publicó un listado de plantas de la Sierra de María. Destaca también la tesis “Los
recursos vegetales de las Sierras de María y Orce como base para la gestión de un
Espacio Natural”, realizada por Miguel Cueto Romero, en la cuál realizó un catálogo
florístico de la zona, bajo la revisión de trabajos donde recopiló todos los datos de su
campo de conocimiento que pudieran aportar información útil para el desarrollo de su
tesis, muestreó la vegetación de su zona de estudio, realizó una caracterización climática
de dicha zona y planteó la ordenación de los usos del suelo de forma que se
compaginaran la conservación del medio natural con el uso, disfrute y beneficio del
mismo por parte del hombre. Otras publicaciones a destacar son las de Cueto et al (1991
y 1997) y Ríos (1996).

Respecto a la vegetación, en 1966, S. Rivas Goday describió la asociación


Centáureo baeticae-Sideritidetum stachydioidis endémica de Sierra de María y el
Maimón. Posteriormente, en 1972, este mismo autor con la colaboración de F. Esteve
Chueca dio a conocer, entre otras, dos nuevas asociaciones: Teucrio compacti-
Helichrysetum serotini y Euphorbio squamigerae-Phagnaletum almerienses. En 1987, S.
Rivas Martínez, con la elaboración del “Mapa de series de vegetación de la Península
Ibérica”, en el que presenta una cartografía de vegetación potencial. F. Valle et al

79
Antecedentes

(1988), describió la asociación Sideritido virgatae-Genistetum longipedis, tomando


parte de los inventarios en Sierra María.

Referente a la cartografía con temática vegetal, el mapa editado, más importante y


completo, es el de las Series de Vegetación de España (Rivas Martínez, 1987). Otros
trabajos cartográficos son los de Gómez Mercado y Valle (1988) y Gómez mercado
(1989), referidos, en concreto, al Sur de la Península. Por otro lado, el Ministerio de
Agricultura publicó el Mapa de Cultivos y Aprovechamientos de las hojas de Orce,
Vélez Blanco, Vélez Rubio y Chirivel, en los años 1976, 1977 y 1978 a escala 1:50.000.

En referencia a los antecedentes edafológicos, el Parque Natural de Sierra María-


Los Vélez y sus estribaciones, se caracteriza por la diversidad edáfica presente,
motivada por la existencia de distintos materiales geológicos, dada la situación
estratégica que ocupan sus sierras en el límite entre las Zonas Externas e Internas de la
Cordillera Bética, por el clima, la vegetación y la topografía, que conforma la
disposición geográfica de sus núcleos montañosos, alineados de Oeste a Este,
determinando la existencia de dos fisionomías totalmente dispares en las vertientes
Norte, cubierta de extensas masas forestales, y Sur, con un aspecto árido desprovisto de
formaciones arbóreas. (Cueto, 1997).

El equipo de la Estación Experimental del Zaidín (CSIC), así como los


Departamentos Interfacultativos de Edafología y Química Agrícola de las Universidades
de Granada y Sevilla, llevaron a cabo el estudio de las hojas de Orce (1990), Vélez
Blanco (1993), Vélez Rubio (1992) y Chirivel (1991) respectivamente; donde se
encargaron de la cartografía de suelos para el Proyecto de Lucha Contra la
Desertización del Mediterráneo (LUCDEME), que presenta mapas edáficos a escala
1:100.000 basándose en los criterios y en la denominación según FAO (1977), y se
realiza un estudio edafológico, dedicado por un lado a la descripción de los tipos de
suelos más representativos del Parque y sus inmediaciones, y por otro se describen las
relaciones de dichos suelos con el paisaje sobre el que se desarrollan.

En la tesis doctoral, Estudio edafológico de las Sierras de Orce y Maria (Martínez, J;


1981), se lleva a cabo una investigación de la génesis y geoquímica de los suelos,
deducidas a partir de la morfología y las características físico-químicas de los mismos.
Se analiza la influencia de los factores formadores en las características de dichos suelos
y desarrolla además, una caracterización mineralógica de las arcillas extraídas de calizas
y dolomías (residuo insoluble), constituidas principalmente por ilita, en menor
proporción caolinita y clorita, y ocasionalmente, vermiculita, atapulgita, cuarzo y
goethita. La fracción pesada estaría formada esencialmente por minerales metamórficos
y resistentes a la alteración química, tales como epidota, granate, turmalina, honblenda y
cloritoide. Acompañan como minoritarios rutilo, zircón, titanita, andalucita, etc. El
mineral dominante de la fracción arcillosa de los suelos cacuminales sería la ilita, la
cuál se altera a montmorillonita, presenta además, como minerales acompañantes
caolinita clorita, quarzo y goethita. Finalmente, realiza una clasificación de los suelos
siguiendo el sistema americano de la Soil Taxonomy, éstos pertenecerían a los órdenes
Mollisoles, Inceptisoles y Entisoles y corresponderían a Rendolls criícos líticos,
Haploxerolls líticos y cálcicos, Calcixerolls páchicos, Palexerolls petrocálcicos,
Xerochrepts calcixeróllicos, Xerorthents típicos, Xerorthents líticos y Cryorthents
líticos. Establece también tres grandes conjuntos de suelos atendiendo a la zonación
altitudinal, material original del suelo y al tipo de vegetación: Suelos de cima de

80
Antecedentes

montaña, Cryorthents líticos y Rendolls criícos líticos, en altitudes superiores a 1900


m., Xerorthents líticos y Haploxerolls líticos en zonas cacuminales de menor altitud;
suelos de pie de monte, Xerochrepts calcixeróllicos, Xerorthents palexeróllicos,
Calcixerolls típicos, Palexerolls petrocálcicos, a cotas inferiores a 1300 m.; suelos de
ladera, Haploxerolls líticos y cálcicos, Calcixerolls páchicos y típicos, Xerorthents
líticos y típicos. Posteriormente, se publicaron dichos resultados en la revista Anales
sobre Edafología y Química Agrícola en 1982a, 1982b, 1983a y 1983b.

También se realizó una descripción de los suelos del Parque, tomándose como obra
de referencia “Ecología de los pinares españoles-Pinus halepensis Mill.” (J.M.
Bandullo, 1972), donde se realizó un exhaustivo estudio de calidad de estación de la
especie en función de condiciones climatológicas y edafológicas, en el Proyecto de
Ordenación de tres montes pertenecientes al Ayuntamiento de María (Almería), de la
Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía (2000).

Amalia García Gea (1999), en su tesis doctoral, “Flora y vegetación de la Comarca


de los Vélez (Almería)”, ya puso de manifiesto la importancia del conocimiento de los
suelos en un estudio de vegetación debido al paralelismo existente entre la dinámica
vegetal y la evolución edáfica. Para el estudio edáfico se sirvió de los mapas de suelos
de las hojas de Chirivel y Vélez Rubio, así como de determinados trabajos realizados en
su zona de estudio de Martínez Sánchez, 1981 y García Gea, 1987; incluyendo una
descripción de las tipologías de suelos dominantes en el territorio ( Leptosoles típicos,
líticos, eútricos, rendzicos, mollicos y fluvisoles, Regosoles típicos, calcáricos y
eútricos, Calcisoles háplicos, pétricos y lúvicos, Kastanozems típicos, calcáricos y
eútricos), atendiendo al sistema de clasificación de FAO-ISRIC-ISSS (1998). En su
tesis, García Gea, recopiló, vía bibliográfica, 1416 taxones vegetales citados para la
zona de estudio; llevó a cabo un análisis florístico donde concedió gran importancia a
las dicotiledonias, las cuales representaban un 84% del total de los taxones; apuntó la
clara predominancia de los terófitos, seguidos de hemicriptófitos, fanerófitos, geófitos y
con muy poca representación lianas, parásitas, helófitos e hidrófilos. Realizó también,
un estudio fitosociológico donde reconocieron 24 clases de vegetación, poniendo de
relieve la presencia de 84 asociaciones y 30 comunidades vegetales no adscritas a
ninguna otra asociación conocida. Finalmente, reconoció 9 geoseries en su tratamiento
geosinfitosociológico y un total de 3 pisos de vegetación en el análisis bioclimático.

En cuanto a los antecedentes de estudios de calidad de suelos en ambientes de alta


montaña mediterrána, son muy escasos. Hay que destacar el estudio realizado por
Sánchez-Marañón et al. (2001) desde una perspectiva medioambiental y a una escala
regional sobre el macizo de Sierra Nevada con el objetivo de obtener información
acerca de los efectos del uso del suelo sobre las propiedades y procesos condicionantes
de la calidad. Establecieron cuatro ambientes edáficos representados por Xerolls,
Xerepts, Cryepts y Orthents. En cada uno de ellos compararon varios indicadores de
calidad del suelo bajo diferentes usos con los de suelos nativos. Los principales cambios
adversos observados estuvieron relacionados con la compactación del suelo y pérdida
de agentes cementantes. En este estudio se aporta un esquema de trabajo para abordar la
sostenibilidad de diferentes usos del suelo en zonas de alta montaña mediterránea, en
base indicadores de calidad, así como nuevos datos sobre calidad de la materia orgánica
del suelo y de la estructura (SEM fabrics).

81
CAPÍTULO II:
FACTORES FORMADORES
Factores Formadores

II.1. RELIEVE
II.1.1. Rasgos generales

El parque Natural de Sierra María-Los Vélez presenta un elevado valor paisajístico,


ya que confluyen importantes núcleos montañosos con profundos valles y barrancos.
Debido a la posición geográfica de las sierras, que se alinean de este a oeste, el Parque
manifiesta fisionomías totalmente opuestas en sus vertientes norte y sur (Figura
II.1.1.1). Las sierras orientadas al sur presentan un aspecto xérico, casi desprovistas de
formaciones arbóreas, salvo en algunos pinares de repoblación, donde los procesos
erosivos son importantes. Por el contrario, las sierras orientadas al norte están cubiertas
de extensas masas arbóreas, contrastando el tono oscuro de dichas zonas con el tono
más claro de los afloramientos calizos y dolomíticos que coronan las cumbres (Cueto,
1989).

a)

82
Factores Formadores

b)

Figura II.1.1.1. a) Ladera norte de Sierra María, con una densa cobertura vegetal de Pinus
halepensis, Pinus nigra (en zonas de mayor altitud) y Quercus ilex. b) Ladera sur de Las Muelas
con repoblación reciente en la base de Pinus halepensis.

En el Parque Natural de Sierra María-Los Vélez, se alcanzan cotas de hasta 2045 m.


Entre los núcleos montañosos destaca el Maimón, cuya altura máxima es de 1760 m en
el pico del Maimón. Su mitad norte está formada por una serie de cerros con alturas
inferiores a 1400 m, mientras que la mitad sur, denominada por algunos autores Sierra
de Maimón, está rodeada por dos estrechas cadenas montañosas, separadas por el
Barranco de la Cruz del Pinar, cuyas alturas decrecen de oeste e este. La Sierra de
María, que alcanza las alturas más elevadas (2045 m en el pico de María y 1948 en el
Cabezo), manifiesta un fuerte contraste entre la vertiente norte y sur. La vertiente norte
se encuentra cubierta de bosques naturales de pinos y encinas con una cubierta vegetal
muy densa hasta los 1600-1700 m. A partir de esa altura dominan coscojares y
afloramientos rocosos, donde se desarrollan numerosos endemismos animales y
vegetales. Por el contrario, la vertiente sur está prácticamente desprovista de vegetación,
impera un matorral degradado y la erosión es más importante. La Sierra de la Muela,
que alcanza cotas de 1550 m en la Muela Grande, y de 1460 m en la Muela Chica,
ambas separadas por el barranco del Salar, contienen bosques muy densos hacia el
norte, mientras que sus caras sur, con una cobertura vegetal mucho más escasa,
presentan pinares de repoblación de unos quince años de antigüedad. Aquí los sistemas
de cárcavas dominan la zona debido a la erosión hídrica y la escasa vegetación.
Destacan también, la Sierra Larga, con frondosos bosques cuya altitud está próxima a
los 1400 m, y la Sierra del Gabar de hasta 1510 m.

Las áreas de cultivo alcanzan los 1200-1300 m en ambas vertientes, aunque son
mucho más abundantes en la vertiente sur. No obstante, con la obtención de variedades

83
Factores Formadores

de floración tardía y resistentes a las heladas, cada vez es mayor el número de pies
plantados (Cueto, 1989).

Una orografía muy abrupta, con un rango de alturas que oscila entre los 800 y 2.045
m, unida a la geología de la zona, la torrencialidad y escasez de precipitaciones, así
como la intensa deforestación a la que fueron sometidos los bosques de encina y los
matorrales asociados, determinan que el área presente un riesgo de erosión actual
(Figura II.1.1.2) y potencial alto (Sinamba, 1997). Las inundaciones son frecuentes y los
desprendimientos de suelo y rocas han cubierto extensos terrenos donde hoy se cultivan
olivos y huertas (Ruiz-Salinas, 1991).

Figura II.1.1.2. Cárcavas producidas por erosión hídrica en el barranco de las Almohallas.

84
Factores Formadores

Desde el punto de vista hidrográfico, el Parque se encuentra situado en el límite de


las cuencas hidrográficas del Segura (90% de su superficie) y del Guadalquivir (10%).
Parte de la vertiente norte de la Sierra de María, desde la base del Pico de María hacia el
oeste, vierte sus aguas a la cuenca del Guadiana Menor, afluente del río Guadalquivir; el
resto del área pertenece a la cuenca del Segura.

La red fluvial está formada por numerosos barrancos y ramblas estacionales que se
disponen en sentido perpendicular al eje de las zonas montañosas (Figura II.1.1.3),
exceptuando el arroyo Taibena, el barranco de Molina y el barranco de la Cruz del
Pinar. Este último, debido a su conformación topográfica, acumula el agua de sus
laderas así como las procedentes de la nieve y el deshielo procedentes del Maimón,
presentando una corriente de agua algo más duradera.

Figura II.1.1.3. Principales barrancos y ramblas que configuran la red hidrográfica del Parque.
Extraído del Mapa Digital de Andalucía 1:100.000 de la Junta de Andalucía.

Entre los principales cursos de agua tan sólo el río Orce, que discurre por la parte
occidental del Parque, pertenece a la cuenca del Guadalquivir. En la zona perteneciente
a la cuenca del Segura se pueden encontrar la Rambla de Chirivel, en Sierra de María, al
sur del límite del Parque Natural, el río Caramel, al norte del límite del Parque, y el río
Claro, en el valle existente entre la Muela de Montalviche y el Maimón, que desemboca
en la Rambla de Chirivel y discurre principalmente fuera del Parque Natural. Los cursos
de agua de la cuenca del Segura son regulados aguas abajo en los embalses de Puentes y
Valdeinfierno, en la provincia de Murcia. Todos ellos son de carácter estacional. Dentro
del límite del Parque Natural no existe ningún curso de agua estable, si se exceptúa el
que se origina en la fuente de Los Molinos y el del Barranco de la Fuente, que dan lugar
a dos vegas.

85
Factores Formadores

II.1.2. Características topográficas

El Parque Natural de Sierra María-Los Vélez se caracteriza, desde el punto de vista


morfológico, por su carácter montañoso como un factor predominante (Figura II.1.2.1).
Así el 39.43% de la superficie total presenta pendientes superiores al 55%, el 70.22% de
la superficie presenta pendientes comprendidas entre 13 y 55% y tan sólo el 8.32% de la
zona de estudio presenta pendientes inferiores al 6%. La figura II.1.2.1 muestra el
diagrama de distribución de la pendiente en el Parque Natural de Sierra María-los
Vélez.

PENDIENTES

45 39,43
40
35
30 25,59
AREA %

25
20 15,03
15 11,63
10 5,02
3,30
5
0
INCLINADO
SUAVEMENTE

MUY ESCARPADO
MODERADAMENTE
LLANO

ESCARPADO
INCLINADO

ESCARPADO

Figura II.1.2.1. Diagrama de distribución de la pendiente en el


Parque Natural de Sierra María-los Vélez.

Existe una distribución casi simétrica de las orientaciones norte, 15.10% de la


superficie total de la zona de estudio, sur, 17.75% de la superficie y este (8.30%), oeste
(9.42%); siendo las orientaciones norte y sur las predominantes en la zona de estudio
(Figura II.1.2.2). Esto es debido a la disposición geográfica y conformación estructural
de las sierras del Parque, que se caracterizan por ser alargadas y estrechas en la
dirección oeste-este como podemos observar en la figura II.1.2.2.

20
17,75
18
15,10
16 13,64 13,72
14
AREA %

12
8,95 9,45 9,42
10 8,30
8
6 3,67
4
2
0
TE

TE
E
E
E

TE
R
TE
O

ST
ST
RT

SU
N

ES

ES
ES
ES
A

E
RE
O

RO
PL

O
N

R
O

SU

O
SU
N

Figura II.1.2.2. Diagrama de distribución de las orientaciones en el


Parque Natural de Sierra María-los Vélez.

86
Factores Formadores

Respecto a la curvatura longitudinal a la pendiente, el 46.17% de la superficie de


estudio es cóncava, el 10.20% plana y el 43.63% es convexa. En dirección transversal a
la pendiente, el 45.21% de la superficie de la zona de estudio es convexa, el 14.75%
plana y el 40.04% presenta una curvatura transversal cóncava (Figura II.1.2.6).

La zona de estudio presenta en general una importante área de contribución, como


nos muestra la figura II.1.2., ya que el 78.34% de la superficie total tiene un área de
contribución inferior a 500 m2. El 19.35% de la superficie únicamente recibe el agua de
las precipitaciones y no de las localizaciones adyacentes, pues presenta un área drenada
de 1 m2. Tan sólo el 2.31% de la superficie presenta un valor de área de contribución
importante, mayor de 500m2, correspondiente a los cauces fluviales.

En general el índice W es elevado, lo cual indicaría la existencia de zonas donde se


acumula el agua y no se evacua con facilidad, favoreciendo el desarrollo de la cubierta
vegetal en tales zonas. Estos valores se explican por las importantes zonas de área
drenada y serán más elevados en aquellas zonas donde la pendiente sea reducida.
(Figuras II.1.2.3 y II.1.2.7).

35
28,90
30
25 21,00
AREA %

18,75
20
15 11,64
10
5,60
4,18
5 2,67 1,58
0,04 1,01 0,70 1,75 1,97 0,20
0
5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 20 25 35

Figura II.1.2.3. Diagrama de distribución del Wetness index en el


Parque Natural de Sierra María-los Vélez.

En la figura II.1.2.4 observamos que el 46.43% de la superficie, presenta un LSF


mayor de 20, el 30.97% presenta valores entre 5 y 10 del LSF, y el 22.5% de la
superficie de la zona de estudio, tiene un valor del LSF comprendido ente 10 y 15. Esto
se traduce en un alto potencial para el transporte de sedimentos y por tanto, en la
existencia de una importante erosión hídrica. Este índice se ve obviamente favorecido
por la extensa área drenada, sobre todo en las partes más bajas de la ladera, y por las
elevadas pendientes (Figura II.1.2.7).

87
Factores Formadores

35
30,97
30
25

AREA %
20 16,76
15 12,97
9,52
10 7,52 7,51
5,99 4,92
3,68
5
0,05
0
5 10 15 20 25 50 75 100 500 1000
LSF

Figura II.1.2.4. Diagrama de distribución del índice de transporte potencial


de sedimentos en el Parque Natural de Sierra María-los Vélez.

La red de drenaje no es demasiado densa pues tan sólo en el 4.64% del área
estudiada, la distancia al cauce más próximo es inferior a 20 m. El 91.07% de la
superficie está a menos de 500 m. (Figura II.1.2.7).

El contrastado patrón de radiación solar incidente de la zona de estudio (Figura


II.1.2.5), pone de manifiesto la accidentada topografía. La insolación global de la zona
de estudio, oscila entre 0 y 15 MJ en el Solsticio de Invierno, entre 0 y 25 MJ en los
Equinoccios de Primavera y Otoño y entre 15 y 40 MJ en el Solsticio de Verano, como
nos muestra la figura II.1.2.5. Las zonas planas reciben una mayor radiación solar
directa a lo largo de todo el año, registrándose el máximo de 6784 W/m2 en el Solsticio
de Verano, (Figura II.1.2.8). Por el contrario, en invierno existen zonas que
prácticamente no reciben radiación solar directa, debido a las sombras proyectadas por
la topografía adyacente (Figura II.1.2.10). Las zonas de mayor altitud reciben menor
número de horas de sol, registrándose el máximo de 7 horas en el Solsticio de Verano y
0 en aquellas que están además orientadas hacia el N, como podemos apreciar en las
figuras II.1.2.8, II.1.2.9 y II.1.2.10.

INSOLACION GLOBAL

100

80
EQUINOCIO
AREA %

60
INVIERNO
40
VERANO
20

0
0-5 5-10 10-15 15-20 20-25 25-30 30-35 35-40
MJ

Figura II.1.2.5. Diagrama de distribución de la insolación global


incidente en el Parque Natural de Sierra María-los Vélez.

88
Factores Formadores

Figura II.1.2.6. Mapa de altitud, orientaciones, pendientes y curvaturas transversal y longitudinal


en el Parque Natural Sierra María-Los Vélez.

89
Factores Formadores

Figura II.1.2.7. Mapa de distancia a los cauces, área drenada, índice LSF y W en el Parque Natural de
Sierra María-Los Vélez.

90
Factores Formadores

Figura II.1.2.8. Radiación global, directa y difusa en el Solsticio de Verano.

91
Factores Formadores

Figura II.1.2.9. Distribución de la radiación global, directa y difusa en los Equinoccios de


Primavera y Otoño.

92
Factores Formadores

Figura II.1.2.10. Distribución de la radiación global, directa y difusa en el Solsticio de Invierno.

93
Factores Formadores

II.2. MATERIAL ORIGINAL


II.2.1. Enclave geológico

El Parque Natural Sierra María-Los Vélez, se halla encalvado geológicamente en el


sector oriental de las Cordilleras Béticas (Egea Pérez, 1986), dentro de las cuales se han
diferenciado dos grandes unidades: Zonas Internas y Zonas Externas. Las Zonas
Externas, están formadas mayoritariamente por materiales sedimentarios del Mesozoico
y Terciario, en éstas se diferencian dos grandes conjuntos: el Prebético y el Subbético.
Las Zonas Internas están constituidas por otros tres complejos tectónicos superpuestos,
que de muro a techo son: el Nevado-Filábride, el Alpujárride y el Maláguide. Los
materiales que integran estos tres complejos son principalmente metamórficos del
Paleozoico. Sin embargo, en el Malaguide existen sedimentos Mesozoicos y Terciarios
sin metamorfizar. (Andreo Navarro, B; 1990). Entre las Zonas Internas y Externas de las
Cordilleras Béticas se diferencian algunas unidades litológicas que han sido adscritas a
un dominio intermedio denominado Zonas Intermedias.

La zona de estudio se localiza al norte del accidente tectónico que pone en contacto
las zonas Internas con la Zonas Externas de las Cordilleras béticas. Todos los materiales
geológicos corresponden a las Zonas Externas y a las Zonas Intermedias. De acuerdo
con Baena et al. (1979), Azema et al. (1979) y Hermes (1985), dentro de las Zonas
Externas se diferencian dos unidades tectónicas y paleográficas: una inferior, o
denominada Subbético (Subbético Medio) y otra superior, alóctona, o Penibético
(Subbético Interno).

II.2.2. Historia geológica

El registro histórico del Parque Natural de Sierra María-Los Vélez se remonta al


Triásico, hace 200 millones de años (Junta de Andalucía, 1987). Los acontecimientos
geológicos del área han sido el resultado de la interacción de tres factores: cambios del
nivel del mar, tectónica y sedimentación (García-Hernández et al., 1989).

Durante el Triásico, el Parque se encontraba en el margen suroriental del Macizo


Herpérico (meseta ibérica), próximo al mar de Tethis y sobre el terreno se desarrollaban
importantes lechos fluviales que erosionaban los materiales paleozoicos de la orogenia
Hercínica (Andreo Navarro, 1990) y depositaban arcillas rojas y areniscas en dicha
zona. En el Triásico Superior, el mar comenzó a instalarse progresivamente sobre los
sedimentos costeros triásicos, dando lugar a la sedimentación de calizas y, en menor
grado, dolomías sobre estos. Después esta invasión marina sufrió un retroceso que
conllevó la formación de áreas encharcadas hipersalinas en las que precipitaron yesos y
otras sales.

Al finalizar el Triásico, debido a una nueva transgresión marina, se instaura un


ambiente sedimentario dominado por una amplia plataforma subacuática abierta y poco
profunda en la que se depositaron calizas de nuevo. En las zonas más expuestas a
tormentas o grandes mareas se generaron facies oolíticas, y en las más protegidas facies
micríticas y organógenas. Este ambiente se mantuvo estable hasta el Jurásico Inferior,
hace 180 millones de años.

94
Factores Formadores

En el Pliensbachiense la acción de fallas en la extensa plataforma carbonatada


originó la formación de fosas y umbrales en la cuenca marina. La creación de distintos
ambientes sedimentarios ha servido de base para la división de las Zonas Externas en
varios dominios, correspondiendo el Penibético al umbral más alejado de la costa.

La zona correspondiente al Penibético comenzó siendo poco profunda, como lo


demuestran los depósitos de fangos carbonatados (calizas micríticas) que son propios de
ambientes poco energéticos. El umbral fue ascendiendo progresivamente hacia la
superficie marina, hasta quedar a poca profundidad, en la zona de afección del oleaje,
donde se acumularon calizas oolíticas. En el Jurásico Superior, hace 150 millones de
años, la tasa de sedimentación disminuyó y se formaron acúmulos de caparazones de
cefalópodos (amonites y belemnites) en niveles de poco espesor.

En el tránsito entre el Jurásico y el Cretácico, hace 140 millones de años se produjo


un nuevo cambio en el régimen de sedimentación, y tanto el Penibético como el
Subbético registran ambientes de cuenca marina abierta, relativamente profunda y
alejada de la costa, donde sedimentan fangos carbonatados y arcillas originando
espesores de bastante entidad.

Estas condiciones generales de sedimentación se mantuvieron durante todo el


Cretácico y parte del Paleógeno (60 millones de años), pero en determinados lugares se
produjeron escarpes en el fondo marino debido a la acción de fracturas que favorecieron
deslizamientos en masa hacia zonas más profundas. En estas zonas se depositaron
materiales silíceos formados por el acúmulo de radiolarios o arcillas de composición
especial.

Al comienzo de la era Terciaria, hace 60 millones de años, la situación se vuelve


más irregular y hay sectores de la amplia cuenca marina que se sitúan temporalmente
más próximos a la superficie del mar. Sobre estas zonas proliferan organismos
bentónicos (nummulítidos), cuya concentración masiva da lugar a la formación de rocas
constituidas exclusivamente por sus caparazones.

Al alcanzarse el Mioceno Inferior, hace 22 millones de años, se inicia la Orogenia


Alpina, a partir de la cual es común la historia geológica de las Zonas Externas e
Internas. En estas últimas, los esfuerzos tectónicos produjeron una intensa deformación
y un metamorfismo local durante el Terciario Inferior. En el oligoceno comienzan a
denudarse los relieves formados y se depositan las potentes secuencias areno-arcillosas
de la Formación Solana.

Posteriormente, entre el Aquitaniense y el Burdigaliense (20 millones de años) las


Zonas Internas comienzan a desplazarse hacia el Oeste y colisionan con el margen
continental donde se habían depositado las Zonas Externas. Debido a esta colisión se
originaron unas compresiones que hicieron que las Zonas Externas se deformaran y se
estructuraran en mantos de cabalgamiento, de tal forma que las zonas más cercanas al
área de colisión montan sobre las más alejadas, como ocurre con los materiales del
Penibético que se superponen a los del Subbético dentro del Parque.

Durante todo el proceso de colisión entre las dos Zonas se crearon numerosas zonas
emergidas que se erosionaron con gran rapidez, y otras deprimidas que fueron invadidas
por el mar, y en las que se acumularon los productos de desmantelamiento

95
Factores Formadores

A partir de esta primera colisión, las Zonas Internas siguieron comprimiendo hacia
el oeste y finalmente se produjo una gran fractura entre ambas zonas, denominada
accidente de Cádiz-Alicante, con saltos en los materiales de varios cientos de
kilómetros. La fractura estuvo en movimiento hasta el Mioceno Superior (10 millones
de años), cuando dejó de ser activa. Dentro del Parque este accidente tectónico se sitúa
en su borde meridional, el la vertiente sur de la Sierra de María y Gigante.

En el Mioceno Superior los esfuerzos tectónicos se atenúan y se produce una


transgresión marina generalizada en toda la cordillera, que comienza con depósitos
detríticos de conglomerados y areniscas que pasan progresivamente a sedimentos de
cuenca abierta, con acumulación de importantes potencias de margas.

Al final del Mioceno se registra cierta reactivación tectónica, que origina la


emersión definitiva de este sector de la cordillera originando relieves muy acusados que
se corresponden con los existentes en la actualidad. En el Plioceno, hace 5 millones de
años, comienza la denudación de estos relieves y la acumulación de sedimentos
procedentes de ellos en corredores o zonas deprimidas, como el corredor de Chirivel en
la vertiente meridional de Sierra de María, proceso que sigue activo en la actualidad.

II.2.3. Materiales Geológicos

II.2.3.1. Penibético

II.2.3.1.1. Margas

Las margas del ámbito Penibético se localizan en el sur de la sierra Tejera, norte de
sierra María y en las inmediaciones de los Alamicos y Cerro del Portón (Figura
II.2.3.1). Se trata de margas arcillosas rojas y verdes, a veces con bancos algo más
arenosos, que contiene mineralizaciones ferruginosas y de manganeso, conjuntamente
con intercalaciones de yeso. La edad de estas margas se estima entre el Triásico y
Jurásico Inferior, y su formación paleográfica es cercana a la costa (Andrea Navarro,
1990).

II.2.3.1.2. Dolomías y calizas

Las dolomías y calizas dolomíticas de colores crema, beige, gris y rosa,


pertenecientes al Lías Inferior, afloran extensamente al oeste de Vélez Blanco (norte del
Maimón, Maimón Chico, Cerro Gordo…) y norte de Sierra María (Figura II.2.3.1).
Dichos materiales tienen una potencia superior a 300 m, y carecen de fósiles, tan sólo
presentan sombras de Equinodermos, Lamelibranquios y Algas.

Al sur de la sierra del Maimón, donde el proceso de dolomitización ha progresado


menos, se observa un conjunto carbonatado de calcarenitas-calcilutitas con algas y
foraminíferos bentónicos, presentes especialmente en el Oeste del Maimón, depositados
en un ambiente submareal protegido; sedimentos laminados por algas, propios de
medios perimareales; calcilutitas con grietas de desecación, en áreas intermareales altas
y calizas de cantos negros, propios de llanuras supramareales. Así pues, las Sierras de
María y el Maimón, formaron parte durante este período de una extensa plataforma
carbonatada somera en la que se dieron varios ambientes (Andreo Navarro, 1990).

96
Factores Formadores

Las dolomías y calizas pertenecientes al Pliensbachiense-Tithónico, frecuentemente


se encuentran atravesadas por silicificaciones en forma de nódulos y manchas de varios
metros de espesor, donde se ha sustituido parcialmente el carbonato de la roca por sílice,
incluyendo el núcleo de los oolítos.

En esta formación se diferencian tres tramos, todos ellos con abundante contenido
en fósiles croforaminíferos, texturalidos, gasterópodos, etc. El tramo inferior está
constituido por calizas micríticas y calizas rojizas algo nodulosas (Figura II.2.3.2), a
veces con capas de calcarenita, presentan: Textuláridos, Palaeodasycladus
mediterraneus, Orbitopsella cf. Praecursor, Thaumatoporella parvovesiculifera de edad
Pliensbachiense s.l., y Rhynchonella aff. varians SCHLOTHEIM, R. aff. bouchardi
DAVIDSON y Spiriferina cf. monsteri DAVIDSON de edad Toarciense.

El tramo medio posee bancos potentes y masivos de calizas oolíticas de color crema
y blanco de unos 300 metros de potencia con trocholina, clypeína, Protopeneroplis
striata, gasterópodos, lagénidos y pseudofenderina (Figura II.2.3.2), que comprenden el
Dogger y a veces parte del Malm. Se trata de oosparitas y oointrasparitas con el 50-70%
de oolitos, 20-25% de esparita y el resto fósiles e intraclastos.

En el tramo superior aparecen calizas micríticas con ostrácodos, textuláridos,


Globigerina oxfordiana, “filamentos” e indicios de cuarzo, de unos 10-12 metros de
espesor.

Por último, coronando la formación anterior, a veces aparece un pequeño


afloramiento en Sierra María, con potencia inferior a 5 metros, de calizas nodulosas
rojas con amonites (“Anmonítico rosso”) y radiolarios, saccocoma globochaete,
lagénidos, etc.: Taramellicenras (Fontannesiella) cf. valentinum FONTANNES,
Progeronia cf. progeron VON AMMON, Dichotomoceras cf. dichotomus BUCKMAN,
Rasenia cf. involuta SALFELD, Eiaspidoceras perarmatum SOWERBY,
Hybonoticeras cf. hibonotum OPPEL; que indican una edad de Kimmeridgiense Inferior
(Figura II.2.3.2).

II.2.3.1.3. Margas y radiolaritas

En la parte occidental de Sierra María (Barranco Molina, Pico Franco), se presentan


de forma dispersa margas y radiolaritas verdes (Figura II.2.3.1), con edades entre Malm
y Barremiense. Las radiolaritas desaparecen hacia el techo, donde se puede encontrar
abundante microfauna, así como amonites, moluscos y equínidos.

Es frecuente encontrar unas brechas intraformacionales marcando el tránsito


Jurásico-Cretácico. También se encuentran intercaladas algunas calizas nodulosas
blanco-verdosas (Figura II.2.3.2), que presentan la siguiente asociación faunística:
Calliphylloceras (Holcophylloceras) calypso D’ORBIGNY, Calliphylloceras
(Ptychophylloceras) cf. semisulcatum D’ORBIGNY, Wheatleyites cf. opulentus
BLUCK, Pulowia iastriensis SLOWAISKY, Neolissoceras grasi D’ORBIGNY,
Himalayites sp., Protocanthodiscus sp., Berriasella sp., que marcan el tránsito entre el
Tithónico y el Neocomiense.

97
Factores Formadores

La potencia es muy variable y difícil de conocer, ya que esta formación está


fuertemente tectonizada. Adosada al Jurásico, frecuentemente está en contacto tectónico
con formaciones más modernas y en contacto mecánico con otras de su propia unidad
tectónica.

También aparecen en Rambla Seca, al oeste del pantano de Valdeinfierno, margas


verdes oscuras con radiolarios, sin apenas olistostromas y turbiditas de calizas oolíticas
jurásicas (Figura II.2.3.2), que van pasando gradualmente hacia el techo a margas
oscuras con olitostromas, yesos en rosetas de origen secundario y cuarzo. Las margas
contienen además de radiolarios, Hedbergella planispira, H. trochoidea, Ticinella
roberti y Globigerinelloides breggiensis; fauna indicativa de la edad Aptiense-Albiense.

Los olistostromas están constituidos frecuentemente por oolitos. Sobre todo las
capas formadas exclusivamente por oolitos muestran una estructura gradada propia de
las turbiditas. Lo más habitual es que estén formados por fragmentos de caliza oolítica
de radiolarita y de calizas oolíticas parcial o totalmente silicificadas, así como calizas
micríticas y nodulosas del Jurásico o Cretácico más inferior. Estos bloques están
englobados por oolitos sueltos, frecuentemente recrecidos con capas de carbonato, por
lo que tienen gran tamaño. Todo el conjunto está englobado en una matriz esparítica en
la que es frecuente encontrar Ticinella roberti y otros foraminíferos habituales en las
margas albienses.

II.2.3.1.4. Margas y margocalizas

Las margas y margocalizas blanquecinas (apenas aparecen niveles rosados), con


abundancia de niveles estratificados de sílex de múltiples colores y olistolitos, son muy
abundantes en el Cretácico Superior (Figuras II.2.3.1. y II.2.3.2.).

Su característica principal es la gran abundancia de olistrostomas constituidos por


retazos de margas albienses incluidas en esta formación, así como bloques de calizas
oolíticas, a veces silicificadas que forman bancos interestratificados con un cemento
oosparítico y algo de micrita. Es muy frecuente que la esparita que cementa los oolitos
esté bastante maclada, lo que indica que ha estado sometida a una serie de esfuerzos.

II.2.3.2. Subbético

II.2.3.2.1. Margas

Aparecen en la Atalaya, al Norte y noroeste de Piedras Bermejas, cabalgada por el


Cretácico penibético (Figura II.2.3.1). Se diferencia de éste último en la escasez de
radiolaritas y por poseer mayor contenido de óxidos de hierro. Frecuentemente
presentan amonites como Phylloceras infundibulum, Hypophylloceras cf. knoxvillensis
STANTON, NEUMAYER, Halcostephanus astieri D’ORBIGNY, Halcostephanus
(subastieria) sulcosa PAULOW, Lamaellaptychus angulicostatus PICTET-LORIAL,
que indican edad Neocomiense. No se conoce su potencia ya que no aparece la base del
estrato y además está bastante tectonizado. Pertenecen a la edad Neocomiense-
Barremiense.

98
Factores Formadores

II.2.3.2.2. Micritas arcillosas

Junto al tramo anterior se desarrollan afloramientos mínimos de micritas arcillosas


de color verde oscuro, a veces prácticamente arcillas (40-60% de montmorillonita), de
edad Aptiense-Albiense, con abundante pirita oxidada y niveles con algo de cuarzo
tamaño limo; también se encuentra yeso de origen secundario, posiblemente derivado de
la oxidación de sulfuros primarios (pirita). Presenta abundante fauna de tipo pelágico
con: Marsonella oxycona, Hedbergella cf. digitalis, H. planispira, H. trochoidea, H.
infracretacea, Ticinella roberti, Biticinella breggiensis y Rotalipora ticinenesis.

II.2.3.2.3. Calizas margosas, margas y margocalizas

Se localizan al norte de las Almohallas, y al pie de sierra María en la vertiente norte,


en el Collado del Peral y en los alrededores de Vélez-Blanco (Figura II.2.3.1). Las
calizas margosas blancas, que presentan con frecuencia silex negro o rojo, y las margas
y margocalizas bancas y rosadas, están finamente estratificadas y tienen abundante
fauna pelágica que representa todo el Cretácico Superior, llegando en algunos sitios
hasta el Luteciense Medio. El Luteciense inferior está representado por: Globorotalia
arogonenesis, G. bullbrocki, Globigerapsis index y Globigerina linaperta.

En el norte de las Almotas, en el límite septentrional del Parque, se distinguen tres


tramos. En el tramo inferior dominan las margas y calizas margosas biomicritas de
edades comprendidas entre Priaboniense y Aquitaniense. Las calizas contienen
equinodermos, briosos, nummulites, amphisteginas, operculina, miliólidos, rotálidos,
etc; y en las margas aparecen Globorotalia cocoaensis, G. centrales, Globigerapsis
index, Globigerapsis semiinvoluta.

El tramo intermedio está representado por calizas marrones y verdosas con margas.
Las calizas son biomicritas (hasta con un 10% de cuarzo) y con mucha glauconita, que
les da su color característico. Las margas intercaladas contienen una fauna muy
abundante de Uvigerina auberiana, Globigerina venezuelana, Globorotalia opima G.
nana, etc.

Por último, el tramo superior es predominantemente margoso, formado por margas y


margocalizas que contienen fauna de: Bolivina arta, Globoquadrina dehiscens,
Stilostomella nutalli, Bolivina scalprata miocénica, Pleurostomella incrasata,
Stilostomella curvatura spinea, Globigerina rhori, Cassidulina laevigata, Uvigerina
mexicana, Uvigerina schwageri.

En zonas muy concretas aparecen margas verdes y margocalizas con intercalaciones


de calcarenitas y abundante fauna pelágica (Figura II.2.3.2). En algunos lugares esta
formación es totalmente margosa, con la siguiente fauna pelágica: Globorotalia
aragonensis, G. crassata, G. crassata densa, G.gracilis, G. broedermanni del Eoceno
Inferior, y Globorotalia centrales, G. spinulosa, Catasydrax aff. Dissimilis,
Globigerapsis index, Gobigerapsis kugleri del Eoceno Medio.

99
Factores Formadores

II.2.3.3. Zona Intermedia

II.2.3.3.1. Margas, arcillas y areniscas

La Formación Solana se distingue del resto de formaciones de la Zona Intermedia


por su contenido en margas arcillosas verde-marrón tabaco y conglomerados (ROEP,
1971). En el área de Chirivel, Soedonio (1971) la llamó Formación Pinar. La
Formación Solana presenta dos términos:

- Margas y arcillas verde-grisáceas y marrones, areniscas cuarzosas, calcarenitas


arenosas, muy silíceas a veces y en otras ocasiones constituidas por grandes
foraminíferos resedimentados.

- Areniscas polimícríticas amarillentas, rojizas, verdosas y calcarenitas groseras


con foraminíferos.

La edad exacta de esta formación no se conoce. Las arcillas margosas, a veces con
un alto contenido en montmorillonita, son azoicas. Contienen cuarzo, silicificaciones de
calcedonia y cristales de yeso. Se encuentran radiolarios, globorotalia, globigerina,
globotruncana.

En las areniscas cuarzosas existe laminación paralela, gradada, estratificación


cruzada y convoluta, secuencias propias de turbiditas. Contienen restos del Cretácico,
Eoceno y Mioceno Inferior. Por último, las areniscas polimicríticas están constituidas
por calcarenitas groseras con grandes foraminíferos y una fauna con Melobesias,
lepidocyclina, amphistegina, asterocyclina y nummulites.

II.2.3.4. Sedimentos Post-Mantos

Dentro del Subbético se puede distinguir una zona en los alrededores de Vélez-
Blanco y el Arroyo de Taibena donde la litología es mucho más moderna, constituida
por margas y arcillas del mioceno superior (sedimentos-postmantos). En ella se
diferencian las siguientes unidades litológicas:

II.2.3.4.1. Biomicritas de algas con cuarzo

Esta unidad constituida fundamentalmente por biomicritas de algas muy ricas en


restos fósiles con algo de cuarzo, de edad comprendida entre Burdigaliense Superior y
Langhiense Inferior, no está cabalgada por ninguna otra formación, aunque está algo
afectada tectónicamente. Se sitúa de forma discordante sobre las demás.

II.2.3.4.2. Calizas arenosas

Esta unidad, representada entre la Sierra de María y la Serrata, está constituida por
calizas arenosas del Burdigaliense Superior a Mioceno Medio, con un 10% de cuarzo y
un 45% de esparita, e intercalaciones esporádicas de conglomerados y margas hacia el
techo.

En la parte inferior, las calizas contienen amphisteginas, equinodermos,


globigerinas, orbulínidos, operculinas, etc; mientras que hacia arriba los niveles

100
Factores Formadores

margosos presentan la siguiente fauna: Bolivina arta, B. reticulata, Cassidulina


laevigata, Siphonina planoconvexa, Globigerinoides trilobus, Nonium boueanum,
Martinotiella communis.

II.2.3.4.3. Conglomerados, areniscas, limos arenosos y margas

En esta unidad destaca la enorme resedimentación y la escasez de fauna propia. Los


conglomerados tienen matriz arenosa y cantos redondeados procedentes de calizas
jurásicas y eocenas, así como de elementos del Maláguide y Alpujárride como cuarzo,
pizarras, filitas, etc.

Aunque, en general, presenta características casi continentales, en la parte más baja


contiene, además de microfauna resedimentada, especies como Elphidium
complanatum, Nonion soldanii, Nonion boueanum, Ammoni beccarii, Globigerinoides
trilobus, etc., que indican Mioceno Superior o Medio-Superior.

II.2.3.4.4. Conglomerados

Esta unidad compuesta por conglomerados con matriz arcillosa, rojiza o calcárea
que alternan con arcillas rojas, aflora en el sector comprendido entre Orce y María y, en
general, rodeando las alineaciones calcáreas del Subbético y el Penibético (Figura
II.2.3.1). Los conglomerados están poco consolidados y a veces constituidos sólo por
fragmentos de dolomía y de calizas jurásicas. Los cantos son heterométricos y poco
redondeados. En la formación se encuentran gasterópodos y foraminíferos
resedimentados.

Su origen se debe a la erosión y arrastre de materiales en condiciones fluviales de


tipo torrencial y en clima cálido. La edad no se conoce exactamente, aunque se supone
que es un Plioceno de carácter continental.

II.2.3.4.5. Sedimentos cuaternarios de diferente naturaleza

Dentro de las formaciones del cuaternario se distinguen en la zona de estudio. La


figura II.2.3.1 muestra la distribución espacial en la zona de estudio de dichas
formaciones.

¾ Glacis. Desarrollados en zona de montaña y conformando amplias laderas


suavemente inclinadas. Se trata conglomerados y arcillas con costra de exudación
en superficie. Corresponden a antiguos pies de monte y conos de deyección
depositados en un clima semiárido en los que se ha encajado la red fluvial actual.

¾ Conos de Deyección. Situados al Sur de la Sierra de María y en relación con los


arroyos y ramblas procedentes de estas sierras. Originados en épocas más
recientes y abastecidos por los relieves calizos cercanos. Están constituidos por
brechas y conglomerados de rocas carbonatadas más o menos cementados por una
matriz arcillosa. En la superficie de dichos materiales suelen aparecer
encostramientos calizos.

¾ Derrubios de ladera. Se distribuyen principalmente en las zonas cercanas a los


relieves acentuados. Son materiales sueltos o mal cementados, constituidos por

101
Factores Formadores

bloques, cantos brechoides poco redondeados y gravas producto de la erosión de


los relieves circundantes.

¾ Depósitos aluviales. Ocupan las ramblas y lechos de los ríos. Constituidos por
bloques, cantos, gravas, arenas, limos y arcillas apenas cementados.

¾ Llanuras de inundación. Formadas por limos que tapizan algunas depresiones


endorreicas.

¾ Travertinos. Se encuentran al pie del Castillo de Vélez Blanco y proceden de


los manantiales que drenaban la Sierra de María en épocas anteriores.

¾ Indiferenciado. Se incluyen aquí las arcillas de descalcificación, los derrubios


recientes y terrenos de labor de dudosa génesis.

Figura II.2.3.1. Reclasificación del Mapa Geológico del Parque Natural de Sierra María-Los Vélez del
Instituto Geológico y Minero escala 1:50.000, según litologías y edades geológicas.

102
Factores Formadores

Figura II.2.3.2. Mapa litológico del Parque


Natural de Sierra María-Los Vélez,
digitalizado a partir del Mapa Geológico
del Instituto Geológico y Minero escala
1:50.000.

103
Factores Formadores

II.2.4. Hidrogeología

La geología kárstica de la zona hace que sean frecuentes los manantiales y fuentes.
La zona del parque ocupa parte de dos grandes sistemas acuíferos: La Sierra de María y
las Sierras de Pericay-Gigante-Gabar.

II. 2.4.1. Sistema acuífero Sierra de María

Este sistema abastece los municipios de María, Vélez-Blanco y Vélez-Rubio,


aportando los excedentes a los embalses de Valdeinfierno y Puentes.

Está constituido por materiales calizo-dolomíticos pertenecientes al dominio


Penibético (Subbético interno) y que constituyen los relieves de las Sierras de María y
Orce. El tramo permeable, formado por una serie carbonatada de calizas y dolomías,
tiene una potencia de 500-600 metros. Los materiales permeables se disponen, mediante
cabalgamiento, sobre materiales impermeables del Subbético Medio y de la Zona
Intermedia. En esencia se trata de un acuífero fisurado sin grandes conductos de
circulación preferencial. Las únicas entradas a dicho sistema, procederían de la
infiltración directa de las precipitaciones.

El acuífero ocupa una superficie de aproximadamente 120 km2, siguiendo una franja
alargada en sentido este-oeste de 30 km de longitud y 4 km de anchura. Tiene unos
recursos potenciales de entre 17,6 y 19,8 Hm 3/año, de los que de 7,5 a 10 Hm 3/año
corresponden al sector oriental y por lo tanto son aprovechables en el ámbito del Parque
Natural. Moreno et al. (1983) contabilizaron 28 manantiales relacionados directamente
con el sistema acuífero de las Sierras de María y el Maimón, drenando cinco de ellos el
80% de los recursos. Entre ellos el más importante es el de Los Molinos, con un caudal
medio de 2,7 Hm 3/año (85 l/seg).

El sistema acuífero de Sierra María esta dividido en dos unidades hidrogeológicas


con entidad propia y funcionamiento independiente, que son la Unidad de María y la
Unidad de Maimón-Sierra de Orce.

II.2.4.1.1. Unidad de María

Esta unidad hidrogeológica ocupa el sector septentrional del sistema, al sur de la


localidad de María y el Oeste de Vélez-Blanco. Los materiales permeables están
constituidos por dolomías y calizas jurásicas del Subbético Interno (Penibético) y su
estructura interna corresponde a un anticlinal tumbado, vergente al sur.

Los límites de la unidad de María son, en general, de carácter tectónico, siendo


impuestos por el cabalgamiento de los materiales del Subbético interno sobre los
materiales margosos del Subbético medio y de la Zona Intermedia. Estos materiales
constituyen el substrato impermeable de la unidad, que probablemente, se encuentra a
cotas relativamente elevadas a la altura del vértice María y desciende progresivamente
hacia los extremos oriental y occidental de la unidad.

En conjunto, los materiales permeables tienen una potencia de aproximadamente


500-600 m y ocupan una superficie de 42 km2, de topografía accidentada, cuya cota

104
Factores Formadores

mínima se sitúa a 980 metros, en la surgencia “Las Fuentes” de Vélez-Blanco, y la


máxima a 2045 metros en el vértice María.

II.2.4.1.2. Unidad de Maimón-Sierra de Orce

Esta unidad ocupa el sector meridional del sistema Sierra de María, entre el
meridiano de Vélez-Blanco y el de Orce, en la provincia de Granada. Los materiales
permeables están constituidos por dolomías y calizas jurásicas del Subbético Interno
(Penibético) y su estructura interna corresponde a un anticlinorio volcado, vergente al
sur y afectados por numerosas fallas invertidas en su flanco meridional.

Los términos permeables se encuentran cabalgados sobre los materiales


impermeables del Subbético medio y de la Zona Intermedia, lo que determina la
geometría de la unidad. La irregular morfología del sustrato condiciona la presencia de
un umbral impermeable en las proximidades del meridiano de Chirivel.

En conjunto, los materiales permeables tienen una potencia del orden de 500-600
metros y ocupan una superficie de unos 80 km2 de los que, aproximadamente la mitad
se localizan en la provincia de Almería. Una topografía muy abrupta determina que el
intervalo de cotas dentro de la unidad varíe entre 980 metros (cotas de surgencia) y
1.948

II. 2.4.2. Sistema acuífero Sierras de Pericay-Gigante-Gabar

Está constituido por materiales calizo-dolomíticos pertenecientes al dominio


Penibético (Subbético Interno) que forman los relieves de Gabar, Serrata de Guadalupe,
Piedras del Engarbo, Cerro Gordo, Gigante y Pericay.

El sistema ocupa una superficie de unos 180 km2, de los que la tercera parte se
encuentra en la provincia de Murcia. Los materiales permeables ocupan una superficie
de 100 km2 aproximadamente. Se trata de una serie carbonática de dolomías y calizas,
con una potencia de unos 700 metros que se dispone, mediante cabalgamiento, sobre
materiales impermeables cretácicos y eocenos del Subbético Medio.

El acuífero tiene unos recursos potenciales comprendidos entre 14 y 19 Hm 3/año,


con ocho manantiales, de los cuales el más importante es el del Prado, con 0,6 Hm 3/año
(20 l/seg).

El sistema está subdividido en tres unidades hidrogeológicas con entidad propia y


funcionamiento independiente, que son la Unidad Pericay-Luchena, la Unidad Sierra
Gigante y la Unidad Sierra de Gabar.

II.2.4.2.1. Unidad Pericay-Luchena

Esta unidad es la mayor de las diferenciadas en el sistema acuífero y se localiza al


norte y noreste de Vélez-Blanco, extendiéndose hasta la provincia de Murcia. Los
materiales permeables están constituidos por dolomías y calizas del Subbético Interno
(Penibético) y su estructura interna es muy compleja, determinada por el cabalgamiento
que dispone los materiales permeables sobre los términos margosos impermeables del
Subbético Medio.

105
Factores Formadores

Los límites de la unidad son, en gran parte, de carácter tectónico por la superficie de
cabalgamiento. El sustrato impermeable es de morfología muy irregular y se sitúa a
cotas del orden de 1000 metros en el sector occidental, en la zona de la Torreta del
Gabar-Cerro Gordo, mientras que en la Serrata de Guadalupe y Pericay, en los sectores
septentrional y oriental, las cotas varían entre los 600 y 800 metros.

En conjunto, los materiales permeables tienen una potencia del orden de 700 metros
y ocupan una superficie de 67 km2, con cotas comprendidas entre los 590 metros de la
surgencia “Ojos de Luchena” y los 1.399 metros de Piedras del Engarbo. Debido a la
complejidad tectónica del área, es posible que se produzcan compartimentaciones de la
unidad que dificulten la conexión hidráulica entre distintos sectores.

II.2.4.2.2. Unidad Sierra del Gigante

Esta unidad hidrográfica se localiza a unos 4 km. al noreste de Vélez-Blanco, en las


provincias de Almería y Murcia, y al igual que el resto del sistema, los materiales
permeables están constituidos por dolomías y calizas jurásicas del Subbético Interno
(Penibético). Estos materiales están dispuestos sobre otros margosos impermeables del
Subbético Medio mediante una superficie de cabalgamiento que tiene morfología
subhorizontal y confiere al acuífero una posición “colgada” en amplios sectores del
mismo.

La estructura interna de la unidad corresponde a un anticlinal de amplio radio,


ligeramente vergente al sur. La potencia de los materiales permeables es del orden de
700 metros y su extensión de unos 22 km2. En el extremo occidental de la unidad, su
límite se sitúa a uno cota del orden de 850 metros, algo superior a las cotas de las
surgencias situadas en el extremo sureste a 730 y 790 m. En el resto, los límites se
encuentran a cotas comprendidas entre 900 y 1.200 m.

II.2.4.2.3. Unidad Sierra del Gabar

La unidad Sierra del Gabar se localiza a unos 6 km. al noreste de María e


inmediatamente al norte del extremo occidental de la unidad de Pericay-Luchena.

Los materiales permeables están constituidos por dolomías y calizas jurásicas del
Subbético Interno que se disponen mediante cabalgamiento sobre materiales margosos
impermeables del Subbético Medio cuya posición determina que el acuífero se
encuentre colgado en amplios sectores. Su estructura interna corresponde a un domo
anticlinal.

En conjunto, los materiales permeables tienen una potencia aproximada de 700


metros y una extensión superficial de 7 km2.

Es muy probable que exista un flujo subterráneo del acuífero hacia el río Caramel
que discurre por el norte y la rambla de la Tía que bordea la unidad por sus límites
septentrional u oriental. La alimentación tiene su origen exclusivamente de la
infiltración procedente de precipitaciones, en ocasiones en forma de nieve.

106
Factores Formadores

II.3. VEGETACIÓN
La topografía del Parque Natural de Sierra María-Los Vélez, caracterizada por la
existencia de un amplio rango altitudinal, junto con la diversidad edáfica y litológica,
así como la climatología presente y la existencia de varios pisos bioclimáticos, influyen
de forma decisiva sobre la vegetación de la zona de estudio.

II.3.1. Biogeografía

II.3.2. División biogeográfica del territorio

El Parque Natural de Sierra María –Los Vélez, se encuentra situado en la frontera


de tres provincias corológicas: Bética, Castellano-Maestrazgo-Manchega y Murciano-
Almeriense, según la síntesis propuesta por Rivas Martínez et al. (1977). La zona de
estudio presenta características intermedias entre ellas, por lo que es muy difícil de
encuadrar corológicamente (Cueto, 1997), si bien condicionan una gran riqueza
florística, fitosociológica y biogeográfica.

Se reconocen las siguientes unidades jerarquizadas:

Reino Holártico

Región Mediterránea

Subregión mediterránea occidental

Superprovincia Mediterránea-Iberoatlántica

Provincia Bética
Sector Guadiciano-Bacense
Subsector Serrano-Mariense

Provincia Castellano-Maestrazgo-Manchega
Sector Manchego
Subsector Manchego-Murciano

II.3.2.1. Provincia Bética

Dentro de la provincia Bética se distinguen siete sectores (Hispalense, Rondeño,


Malacitano-Almijariense, Nevadense, Guadiciao-Bacense, Alpujarro-Gadorense y
Subbético), debido al elevado rango de variación altitudinal, a los diferentes sustratos,
la amplia gama de condiciones microclimáticas, etc. Entre estos sectores, tan sólo el
Guadiciano-Bacense está presente en el Parque Natural de Sierra María-Los Vélez.

La Provincia Bética, también se caracteriza por presentar un porcentaje de


endemismos considerable, debido a la existencia de amplios rangos bioclimáticos,
presencia de fenómenos de especiación por aislamiento, así como las importantes vías
migratorias existentes desde y hacia el norte de Africa. (García Gea, 1999). La zona del
Parque, situada dentro de esta provincia, se caracteriza por la existencia de 8 taxones

107
Factores Formadores

endémicos, entre los que cabe citar: Crepis oporinoides, Cytisus reverchonii, Teucrium
webbianum, etc., y varias asociaciones vegetales propias de estas sierras.

Desde el punto de vista de la fitosociología sucesional, la vegetación del Parque en


la provincia Bética se incluye en cuatro series de vegetación: Daphno-Pineto sylvestris
S., Daphno-Acereto granatensis S., Berberido-Querceto rotundifoliae S., Paeonio-
Querceto rotundifoliae S.,

II.3.2.1.1. Sector Guadiciano-Bacense

Este sector se extiende por las depresiones de Guadix y Baza, así como por algunas
de las sierras que las bordean (Baza, María, Orce y Las Estancias). Predominan
materiales carbonatados, el clima es diverso dado el efecto de sombras sobre la
distribución de las precipitaciones en los valles y la vegetación natural se encuentra muy
alterada.

Dentro de este Sector, el único Subsector presente en el territorio del Parque


Natural, es el Serrano-Mariense, que se caracteriza por su singularidad florística y de
vegetación. Esta zona ocupa los termotipos supra y oromediterráneo de la sierra de
María. Presenta sustratos calcáreos, clima mediterráneo, pero con elevada influencia
continental. Desde el punto de vista florístico, queda definido por endemismos como
Centaurea mariana, Sideritis stachidioides, Brassica remanda Subs. Almerienses, etc.
Referente a su vegetación, los encinares presentes en su ámbito no son tan ricos y
variados como en el resto de la Provincia Bética, adscrita a la misma, tan sólo por sus
diversos elementos endémicos béticos.

II.3.2.2. Provincia Castellano-Maestrazgo-Manchega

Se caracteriza por presentar sustratos calizos y clima continental, con grandes


variaciones tanto diurnas como estacionales. Su vegetación ha sido alterada por el
hombre de forma drástica, dedicada, más del 50% de su superficie, a terrenos agrícolas.
La vegetación natural ha sido reemplazada, en su mayor parte, por monocultivos
aciculifolios (Cueto, 1989).

Desde el punto de vista de la Fitosociología sucesional, la vegetación del Parque en


la provincia Castellano-Maestrazgo-Manchega se encuadra en dos series de vegetación:
Bupleuro-Querceto rotundifoliae S. y Junipero thuriferae-Querceto rotundifoliae S.
Entre sus principales especies destacan: Astragalus clusii, Genista mugronensis, Sedum
gypsicola, Vella pseudocytisus, etc.

Dentro de esta provincia se distinguen cuatro sectores, Castellano-Duriense,


Celtibérico-Alcarreño, Maestracense y Manchego. Este último es el que presenta la
zona de estudio.

II.3.2.2.1. Sector Manchego

Presenta mayor extensión que el resto de los sectores. Se caracteriza por la presencia
de Thymus membranaceus, Onopordum macracanthum, Hammada tamariscifolia.
Respecto a la sintaxis destaca Bupleuro-Querceto rotundifoliae, Helianthemo-
Thymetum membranacei, etc.

108
Factores Formadores

El Parque Natural de Sierra María-Los Vélez, no presenta sus características propias


de la provincia Castellano-Maestrazgo-Manchega, ya que no existen barreras climáticas
o geográficas que dificulten la distribución de las especies vegetales. Por tanto, quedaría
englobado dentro del subsector Manchego-Murciano. Este subsector se caracteriza
porque el clima comienza a sentir la influencia del mediterráneo, así como de la
presencia de elementos florísticos típicos de las provincias Bética y Murciano-
Almeriense. En el Parque ocupa algunas zonas del Norte de la Sierra de María, tomando
posesión los termotipos mesomediterráneo y supramediterráneo inferior, donde se
desarrolla el encinar perteneciente a la serie Bupleuro-Querceto rotundifoliae, así como
las comunidades de Genista mugronensis, Astragalus clusii, etc., y las pertenecientes a
la serie Bupleuro rigidi-Querceto rotundifoliae Sigmetum.

La zona de estudio presenta, al menos, 95 familias y 1200 taxones vegetales (Cueto,


1989), siendo la planta tipo un hemicriptófilo de distribución mediterránea que se
desarrolla en los pisos Meso y Supramediterráneo bajo ombroclima seco. Al tratarse de
un área de montaña, dichos hemicriptófilos suponen un 35% del total, aunque existe una
elevada proporción de terófitos (32,6%) que guardan relación con el resto semiárido de
la provincia de Almería. El piso Oromediterráneo está poco representado.

II.3.3. Vegetación potencial

Siguiendo a Rivas Martínez (1987), se distinguen tres pisos de vegetación con sus
series correspondientes.

La serie de vegetación dominante en la mayor parte del área del Parque es Bupleuro-
Querceto rotundifoliae, que corresponde a encinares mesomediterráneos manchegos y
aragoneses basófilos. Esta serie ocupa el piso Mesomediterráneo excepto la zona de la
vertiente Sur y Este de la Sierra de María, donde predomina la serie Paeonio-Querceto
rotundifoliae de encinares supramediterráneos béticos y mariánico-monchiquenses. El
piso Supramediterráneo presenta vegetación característica de la serie Berberido-
Querceto rotundifoliae ó encinares supramediterráneos béticos basófilos, a excepción de
zonas más húmedas como barrancos o sombras de grandes roquedos en las que se
desarrollan comunidades de la serie Daphno-Acereto granatensis de quejigares meso y
supramediterráneos béticos basófilos. En el resto del piso Supramediterráneo aparece la
serie Junipero thuriferae-Querceto rotundifoliae (encinares supramediterráneos
Castellano-Maestrazgo-Manchegos basólilos). Por último, la zona cacuminícola de la
Sierra de María situada en el piso Oromediterráneo posee restos de comunidades de la
serie Daphno-Pineto sylvestris correspondiente a pinares y sabinares rastreros
oromediterráneos béticos basófilos.

Estructuralmente, la vegetación predominante en cuanto a extensión es el matorral


bajo, aunque existen buenas representaciones de masas boscosas en buen estado de
conservación.

Por último destacar que la acción del hombre ha sustituido los bosques autóctonos
de encinas por pinares de repoblación de Pinus halepensis o pino carrasco.

II.3.4. Vegetación actual

109
Factores Formadores

II.3.4.1. Unidades de vegetación

Para el estudio de las unidades de vegetación actual se han empleado las categorías
de Dansereau (1957):

- Unidades de vegetación natural, que a su vez se dividen en siete tipos: monte alto
denso, monte alto claro, monte alto muy claro, monte bajo denso, monte bajo claro,
monte bajo muy claro con matorral, y matorral. Nosotros hemos distinguido sólo monte
alto, monte bajo y matorral.

- Cultivos de almendros y cereales (Figura II.3.4.1.1). Ocupan normalmente las zonas


más llanas y los fondos de valle, a altitudes bajas o medias (Figura II.3.4.1.1).

Figura II.3.4.1.1. Cultivos de almendros en la zona de los Cortijos de Río Claro.

- Mixtas. Son unidades de vegetación natural con cultivos, terrazas de repoblación y, en


general, aquellas áreas que han sido modificadas por el hombre.

Dentro de la vegetación natural, las unidades de monte alto corresponden a las


formaciones más evolucionadas de las series de vegetación, además de antiguas
repoblaciones de pinares. En la Sierra de María y Las Muelas dominan los pinares y en
Sierra Larga hay restos de encinar en relativo buen estado de conservación (Figura
II.3.4.1.2).

110
Factores Formadores

a)

b)

Figura II.3.4.1.2. a) Encinares (Quercus ilex) y b) Pinares (Pinus halepensis) naturales en la cara
norte de Sierra de María.

Las unidades de monte bajo representan las comunidades de arbustos que engloban
desde los encinares achaparrados y en vías de desarrollo, los pinares de repoblaciones
recientes, comunidades de gimnospermas ligadas a zonas rocosas, hasta las
comunidades seriales de las series de vegetación (Figuras II.3.4.1.3 y II.3.4.1.4).

111
Factores Formadores

Figura II.3.4.1.3. Matorral cacuminal (Erinacea anthyllis, Vella spinosa, Lygeum spartum y otras
gramíneas) que surge de los intersticios del macizo rocoso. Cima de Sierra de María.

112
Factores Formadores

a)

b)

Figura II.3.4.1.4. a) Sabinar-encinar (Juniperus phoenicia y Quercus ilex) en la cima de la Muela


Chica. b) Sabinar-encinar colonizando la cima de la Muela Chica, y al fondo se observa la cumbre
de la Muela Grande.

113
Factores Formadores

En último lugar, la unidad de matorral corresponde con las comunidades


subseriales de las series, desde comunidades xeroacánticas de las zonas cacuminales a
los tomillares y pastizales de las zonas más bajas (Figura II.3.4.1.5).

Figura II.3.4.1.5. Vegetación de matorral en la cara sur de Sierra de María constituida


principalmente por Rosmarinus officinalis, Genista scorpius, Artemisia sp., Launaea sp., Stipa
tenacisima, Lygeum spartum y otras gramíneas. En zonas próximas, cultivos de almendros y cereal.

Mayoritariamente el matorral se localiza en la zona cacuminal y vertiente sur de la


Sierra de María, y en la vertiente sur de Las Muelas. También hay otras dos unidades
con un porte algo más arbóreo en la vertiente norte de la Sierra de María y la Sierra
Larga.

II.3.4.2. Pisos bioclimáticos

Si delimitamos las unidades de vegetación en función de los pisos bioclimáticos


existentes en la zona, podremos distinguir tres pisos, el mesomediterráneo, el
supramediterráneo y el oromediterráneo, siendo este último donde se encuentran los
elementos florísticos más destacables (Proyecto de Ordenación de tres montes
pertenecientes al Ayuntamiento de María (Almería), 2000).

II.3.4.2.1. Piso Oromediterráneo

Corresponde a aquellas zonas cuya altitud está comprendida entre 1700 y 1800 m.
A pesar de que la elevada presión humana, sobre todo en el siglo XIX, arruinó la mayor
parte de bosques esclerófilos de encina y los sabinares, aún se pueden ver abundantes
restos del pinar y sabinar orófilo.

114
Factores Formadores

Dentro del estrato arbóreo del pinar orófilo destaca el pino negral (Pinus nigra
subsp. salzmannii). Dentro del estrato arbustivo, las especies más características son la
sabina rastrera (Juniperus sabina), el enebro común (Juniperus communis subsp.
hemiesphaerica), la sanguina (Prunus prostata) y el rosal silvestre (Rosa sicula). Por
último, en el estrato herbáceo aparecen Erysimun baeticum subsp. batetanum,
Bupléurum bourgaei, Geum geterocarpum y Potentilla ibrahimiana. Los enebros y
sabinas rastreras se presentan entre los pinos. En las zonas más pedregosas o degradadas
aparecen los piornales hiperxerófilos, que presentan aspecto almohadillado como
adaptación al frío y los fuertes vientos. Las especies más importantes son: Arenaria
tetraqueta subsp. murcica, Dianthus brachyantus, Alyssum montanum, Helianthemun
canum subsp. Pourretii, Erysimum baeticum subsp. Bastetanum, Vella spinosa,
Erynacea anthyllis, Bupleurum spinosum, Teucrium sp., Scabiosa turolensis, Tulipa
australis, Cerastium gibraltaricum, Paronychia kapela, Alyssum serpyllifilium,
Helianthemun croceum. En las figuras II.3.4.2.1 y II.3.4.2.2 se recoge la distribución
espacial de esta vegetación.

Otros ecosistemas característicos en el piso oromediterráneo son los céspedes de


gramíneas vivaces en líneas de cumbres intensamente pastoreadas; las comunidades
rupícolas muy ricas en especies endémicas (Hormatophylla cadevalliana, Sideritis
stachydioides y Centaurea macrorrhyza); y los espartales de Stipa tenacissima,
ocupando ocasionalmente las zonas más basales, sobre todo en zonas secas o
semiáridas.

II.3.4.2.2. Piso Supramediterráneo

En este piso aparecen grandes extensiones de pinar de repoblación, entre 1400-1750


metros, y junto a ellas, se pueden observar en la cara norte de los relieves montañosos
algunas manchas de encinar y, excepcionalmente, algunos ejemplares relícticos de
quejigo. Los encinares béticos ocupan sólo algunas zonas de Sierra María y son más
exuberantes que los manchegos (más propios del piso mesomediterráneo), en especial
por el desarrollo del estrato arbustivo.

En el estrato arbóreo destaca la encina (Quercus ilex subsp. rotundifolia) y el estrato


arbustivo y de matorral está ocupado por Juniperus oxycedrus, Quercus coccifera,
Rhamnus lycioides, Arctostaphyllos uva-ursi, Daphne gnidium y Rosmarinus officinalis
(Figuras II.3.4.2.1 y II.3.4.2.2). En las zonas mejor conservadas aparece un estrato de
especies trepadoras como Clematis flammula, Hedera helix, Lonicera esplendida, Rubia
peregrina, Asparagus acutifolius; por último en el estrato herbáceo destacan
Helleborus foetidus, Saponaria ocymoides, Geum sylvaticum y Paeonia broteroi.

En la vertiente norte de Las Muelas y Cerro Calderón, dentro del dominio de los
encinares supramediterráneos béticos aparecen sabinares de sabina mora (Juniperus
phoenicea subsp. phoenicea). En el estrato arbustivo destacan Rhamnus myrtifolius, R.
pumilus, Rosmarinus officinalis y Pistacia terebinthus. En el estrato herbáceo son
comunes Erodium saxatile, Helictotrichon filifolium subsp. filifolium, Arrenatherum
elatius, Brachypodium retusum y Koeleria vallesiana.

Merece la pena destacar por su carácter residual, los acerales béticos, dentro del
piso supramediterráneo con ombrotipo subhúmedo y substrato rico en bases. Estas

115
Factores Formadores

formaciones sólo se presentan en la vertiente norte de Sierra María. En el estrato


arbóreo destacan Acer opalus subsp. granatense y Sorbus aria, con un estrato arbustivo
y de matorral de Berberis hispanica, Amelanchier rotundifolia, Cotoneaster
granatensis, Ribes alpinum y Lonicera splendida.

Los espinares están formados por arbustos espinosos y caducifolios que forman la
vegetación natural de orlas y claros del bosque en el piso supremediterráneo con
ombrotipo subhúmedo sobre sustratos ricos en bases, y que se introducen en el
ombrotipo seco a través de los barrancos. También pueden representar la primera etapa
de sustitución de los encinares basófilos supramediterráneos o incluso de los bosques
caducifolios. En el estrato arbustivo destacan Berberis hispanica, Cotoneaster
granatensis, Prunus prostata, Surbus aria, Amelanchier rotundifolia, Crataegus
monogyna, rosales silvestres y madreselvas.

Otra comunidad a destacar en este piso bioclimático son los retamares,


comunidades con predominio de especies sin hoja o con hoja muy pequeña, adaptadas
al clima mediterráneo y suelos bien desarrollados. En la vertiente norte de la Sierra de
María la retama (Retama sphaerocarpa) y la genista (Genista cinerea) del piso inferior
dan paso a escobonares de Cytisus reverchonii y jarales de Cistus laurifolius. En los
roquedos aparecen comunidades de vegetación, singulares y adaptadas a las difíciles
condiciones de bajas temperaturas, sequedad e inestabilidad del sustrato. Destacan
Asplenium ruta-muraria, Arabis alpina subsp. caucasica, Hormatophylla cadevalliana,
Erodium saxatile, Teucrium roundifolium, Jasione foliosa subsp. minuta, Hieracium
amplexicaule, Hieracium elisaeanum, Cystopteris fragilis, Draba hispanica, Rhamnus
pumila, Sideritis stachydioides, Linaria verticillata, Phyteuma charmelii, Hieracium
baeticum, Centaurea mariana.

II.3.4.2.3. Piso Mesomediterráneo

Este piso coincide generalmente con el pie de monte meridional de la Sierra de


María, a una altitud inferior a 1400 metros. La roturación agrícola, el intenso pastoreo,
el carboneo y la corta indiscriminada de leña, han sido actividades antrópicas comunes
en este piso.

Los restos de vegetación natural se componen de restos de encinar, matorral serial y


tomillar subnitrófilo-colonizador. En el termotipo mesomediterráneo aparecen encinares
manchegos, con pequeños restos en Sierra Larga, y los encinares béticos, en la vertiente
sur.

En la vertiente norte de Sierra María, aparecen jarales bajo el microclima favorable


del pinar, dentro del piso mediterráneo con ombrotipo seco. Estas comunidades son
sustituidas por tomillares en suelos especialmente degradados. Son comunes Cistus
laurifolius, halimium umbellatum subsp. viscosum, Astragalus clusii, Teucrium
compactum, Thymus orospedanus, Bupleurum fruticescens, Thymus baeticus, Thymus
mastichina (Figuras II.3.4.2.1 y II.3.4.2.2). En los romerales y tomillares destacan entre
las especies más importantes: Cistus albidus, Fumana ericoides, Linum narbonense,
Genista mucronensis, Ulex parviflorus, Lavandula latifolia, Rosmarinus officinalis,
Sideritis incana, Thymus sp., Cistus clusii, Helianthemum sp., Linum suffruticosum,
Genista scorpius, Lithodora fruticosa, Phlomis lychnitis, Salvia lavandulifolia,
Teucrium sp.

116
Factores Formadores

Los lugares con altas concentraciones de ión magnesio dan lugar a la


especialización y aparición de endemismos, muchos de ellos recubiertos de tomento
blanquecino por convergencia adaptativa: Arenaria armerina subsp. armerina, Silene
germana, Iberis cinerea, Thymus granatensis, Centaurea boissieri subsp. funkii,
Jurinea pinnata, Paronychia aretioides, Hormatophylla longicaulis, Sideritis incana,
Andryala agardhii, Centaurea granatensis.

Dentro del piso mesomediterráneo, en los ombrotipos semiárido y seco se


desarrollan ocasionalmente especies pratenses, que forman comunidades nitrófilas
pioneras, que pueden evolucionar rápidamente hacia prados seminaturales. En este
sentido destacan: Ceratocephala falcata, Bufonia tenuifolia, Minuartia dichotoma,
Munuartia montana, Helianthemum salicifolium, Ononis reclinata, Callipeltis
cucularia, Crucianella patula, Wangenhemia lima, Arenaria serpyllifolia, Minuartia
campestres, Minuartia hamaca, helianthemun ledifolium, Androsace maxima,
Bupléurum semicompositum, Crucianella angustifolia, Brachypodium distachyon.

II.3.5. Evolución de la cubierta vegetal

La vegetación del Parque Natural de Sierra María-Los Vélez, refleja tanto las
condiciones ecológicas que imperan en el lugar, como la influencia ejercida por el
hombre en dicha zona. (Cueto, 1997). En Europa, en 1892, se utilizaron las
comunidades vegetales para evaluar la calidad ambiental de una zona determinada
(Magyar, 1933), ya que la vegetación clímax se considera el mejor indicador de los
factores medioambientales que existen en un lugar. No obstante, la idea de evaluar la
importancia de las áreas naturales, ya sea para su conservación, dada la existencia de
muy pocos reductos donde aún persiste vegetación natural debido a la actuación humana
que ha provocado la alteración de la misma; como para otros fines, ha evolucionado
recientemente, encontrando un amplio campo de aplicación. (Margules y Usher, 1981;
Goldsmith, 1983).

Por otro lado, la fotografía aérea ha permitido suministrar información sobre


antiguos usos de la tierra, facilitando comparaciones con las condiciones actuales, así
como la predicción de modelos y tendencias futuras. En este sentido, Cueto (1989)
comprobó la evolución de la vegetación de parte del área de estudio empleando
fotografías aéreas de dos vuelos, uno realizado en 1957 a escala (1:33000) y el otro en
1981 a escala 1:25000.

En este estudio, observó que la vegetación muestra una tendencia a alcanzar


estadios más evolucionados. También advirtió el abandono de los cortijos de montaña,
aunque se mantienen en producción los valles, en los cuales se desatendieron algunas
áreas y se pusieron en producción otras ocupadas por la vegetación natural. De forma
general, también apreció un cambio en las técnicas agrícolas, pasando de cultivar en
continuo, sin bancales, a campos estructurados en bancales con cultivos marginales de
almendros. La vegetación natural manifestó una evolución progresiva de ciertas
unidades como la destrucción en mayor o menor escala de las otras. También apreció la
existencia de zonas de repoblación, como por ejemplo en la Punta del Morral, donde
hay una zona de repoblación en el 1981 que en el 1957 estaba cubierta por un pinar
denso, que pudo ser debido a un incendio o a una corta de madera. Otra unidad que no
aparecía en el 1957, pero sí en el 1981, son las terrazas de repoblación. Esto podría estar

117
Factores Formadores

motivado porque antiguamente no se disponía de la maquinaria tan potente que existe


en la actualidad, y por tanto, las repoblaciones, no generaban los impactos actuales. Nos
obstante, también cabe destacar, que el ritmo de repoblación de los últimos años ha sido
mucho más fuerte que en los anteriores, repoblándose de esta forma extensiones muy
superiores.

Cueto también contrastó la existencia de dos zonas totalmente opuestas en cuanto a


su evolución en la Sierra de María; el Maimón y su vertiente sur. En el Maimón
destacan las terrazas de repoblación y los bancales con cultivos de secano. No obstante,
también presenta zonas donde la vegetación evolucionaba d forma progresiva. Por el
contrario, la vertiente sur de Sierra María, ha mantenido en buen estado su cobertura
vegetal, abarcando un área muy extensa sobre la que se asienta un pinar muy denso. El
resto de la zona experimenta un avance hacia formaciones con estructuras más
desarrolladas que las que poseía, salvo algunos pequeños cultivos y la zona de
repoblación ya comentada.

En general observó una disminución del área dedicada a cultivos, aunque en otras
zonas aumentó, posiblemente debido a la práctica de mantener una zona cultivada hasta
su sobreexplotación, siendo posteriormente abandonada. Referente al tipo de cultivo,
salvo pequeñas vegas irrigadas por alguna fuente, en su mayoría las zonas están
dedicadas al cultivo de cereales, aunque comenzaron a abancalarse las áreas cultivando
almendros en sus márgenes. Existen pocos cortijos de montaña, estando en franco
proceso de abandono, muchos de ellos adquiridos por el estado y repoblados por
coníferas.

En resumen, la evolución de la cubierta vegetal de la zona de estudio, sería mucho


más alentadora en el momento actual, de no haber sufrido la influencia del hombre. Este
evento se puede constatar observando como las zonas más alejadas del radio de acción
del hombre, son las que presentan un desarrollo progresivo de su vegetación, mientras
que las zonas donde el medio está antropizado han experimentado un desarrollo menor,
siendo incluso regresiva su evolución. (Cueto, 1989).

Por otro lado, la influencia de la presencia de comunidades vegetales más o menos


desarrolladas se ha puesto de manifiesto sobre la erosión del sustrato, ya que a pesar de
que Cueto (1989) no pudo cuantificar ni expresar de forma gráfica dicho evento, a
través de las fotografías aéreas, observó que zonas con la misma situación y orientación
presentaban un aspecto erosivo diferente dependiendo del grado de cobertura vegetal
que las protegía. Así, las zonas más desprovistas de vegetación estaban surcadas por
numerosos barrancos, y por el contrario, aquellas que estaban cubiertas no mostraban
signos de pérdida de suelo.

118
Factores Formadores

Figura II.3.4.2.1. Mapa de las principales


especies arbóreas elaborado a partir de la
información del Proyecto de Ordenación de tres
montes pertenecientes al Ayuntamiento de María
(Almería), Proyecto de Ordenación de los montes
pertenecientes a la Junta de Andalucía en el
Parque Natural de Sierra María-Los Vélez
(Almería), Proyecto de Ordenación de los
Montes, propiedad de la Junta de Andalucía,
situados en al Parque Natural de Sierra María-
Los Vélez y fotografía aérea.

119
Factores Formadores

Figura II.3.4.2.1. Mapa de las principales


especies arbustivas elaborado a partir de la
información del Proyecto de Ordenación de tres
montes pertenecientes al Ayuntamiento de María
(Almería), Proyecto de Ordenación de los montes
pertenecientes a la Junta de Andalucía en el
Parque Natural de Sierra María-Los Vélez
(Almería), Proyecto de Ordenación de los
Montes, propiedad de la Junta de Andalucía,
situados en al Parque Natural de Sierra María-
Los Vélez y fotografía aérea.

120
Factores Formadores

II.4. FAUNA
En las sierras del Parque Natural de Sierra María- Los Vélez se pueden encontrar
gran diversidad de ambientes, desde el punto del vista botánico y ecológico, que van
desde la estepa cerealista hasta el piornal de alta montaña pasando por tomillares,
pinares y encinares. Esta diversidad se debe al particular emplazamiento geográfico del
Parque, en la zona de transición entre las sierras béticas y levantinas; su orografía, con
un pronunciado gradiente altitudinal con elevaciones superiores a los 2000 metros, y su
climatología.

El “efecto de borde” entre las distintas formaciones ecológicas tiene un papel muy
importante que permite elevar la densidad y diversidad faunística, sobre todo en los
enclaves donde existen mezclas de distintos tipos de vegetación.

El Parque Natural alberga una variedad en cuanto a invertebrados que sorprende por
su interés y originalidad. Se han censado un total de 244 taxones distintos entre los que
predominan las especies del orden coleópteros, 110 especies que suponen un 45.08%
del total, seguidas por lepidópteros (48 especies) e himenópteros (38 especies). De los
taxones encontrados en el parque, al menos 38 se pueden considerar como elementos
endémicos, considerándose un porcentaje verdaderamente alto para una superficie tan
limitada. La mariposa Parnasio apolo es un ejemplo significativo, siendo endémica de
Sierra María.

En lo referente a los vertebrados, el grupo mejor representado son las aves, tanto
desde el punto de vista cualitativo como cuantitativo, aunque también aparecen un total
de doce especies de reptiles, entre ellas la víbora hocicuda, culebra bastarda, culebra de
escalera o lagarto ocelado.

De los anfibios, con cuatro especies en el parque, cabe mencionar el sapo de


espuelas y el sapo corredor, cuyas explosiones demográficas con las primeras lluvias
otoñales delatan significativamente su presencia.

Las aves son las especies mejor representadas y de mayor importancia en el parque.
Se han catalogado un total de 107 especies diferentes, sin incluir las especies que
utilizan la zona de forma eventual en sus desplazamientos. De ellas, la mayoría, 56
especies, son sedentarias (52,3% del total), permaneciendo en la zona todo el año; 35
especies son estivales, accediendo al parque tan sólo durante el periodo reproductor,
mientras que 16 especies son invernantes y vienen a esta área en busca de alimento y
temperaturas más benignas desde latitudes más frías.

La gran diversidad ornitológica se debe a la gran variedad de ecosistemas


existentes, lo que permite que puedan encontrarse especies tan dispares como el
Piquituerto (especie típica de bosques de coníferas), el Treparriscos (especie
característica de los cantiles rocosos) o el Aclaraban (especie estepárica).

El análisis del hábitat que ocupan las diferentes especies indica que las formaciones
boscosas, pastizales y terrenos agrícolas son los medios con mayor diversidad de aves
(el 56% del total de la ornitofauna). Sin embargo, en otros hábitats como los cortados se
encuentran especies de elevado valor ecológico, por ejemplo, el Águila real, el Halcón
peregrino o el Treparriscos.

121
Factores Formadores

Las rapaces constituyen el grupo más relevante dentro de la ornitofauna, con un


elevado número de especies de gran interés ecológico, aunque las dimensiones del
Parque no permiten la presencia de una abundante población de cada una de las especies
representadas.

En los últimos cuarenta años se ha observado la desaparición como nidificantes de


tres especies de aves rapaces, dos de ellas necrófagas, Quebrantahuesos y Buitre
leonado, y una rapaz, Águila perdicera.

La comunidad de mamíferos está representada por 26 especies típicas de sistemas


mediterráneos, que suelen ser de costumbres nocturnas o crepusculares. De ellas 7 son
insectívoras, 6 carnívoras, 8 vegetarianas y 5 omnívoras. Se pueden destacar en este
grupo especies como el gato montés, gineta, comadreja, zorro, ardilla y lirón careto.
Tampoco faltan dos elementos tan comunes como el conejo y la liebre, que constituyen
el sustento básico de gran parte de los predadores de la zona.

II.5. CLIMATOLOGÍA
El clima, junto con el relieve y el suelo es uno de los condicionantes más
importantes del medio natural, tanto por su influencia en los ecosistemas, como en la
actividad económica que se desarrolla en el ámbito geográfico, especialmente en la
agricultura.

Los parámetros térmicos e hídricos de la zona de estudio han sido ampliamente


tratados, de forma directa e indirecta, en numerosas publicaciones, tesis y trabajos
inéditos, abordando tanto la caracterización del clima atmosférico como el edafoclima
(Martínez, 1991; García, 1999; Cueto, 1989; González, 1991; Gollonet et al., 1986;
Escamilla, 1985 y PORN, 1989). En estos trabajos destacan los siguientes aspectos:

- Escasez de datos climatológicos en la zona de estudio.


- Presencia de microclimas locales atribuidos a diversos caracteres topográficos.
- Marcada zonación altitudinal de la temperatura y la precipitación.
- Escasas diferencias entre las vertientes Norte y Sur.

En el presenta trabajo se realiza un análisis climático a partir de la correlación de


datos de precipitación y temperatura de las diferentes estaciones con su correspondiente
altitud. No se han considerado las posibles influencias de vientos, heladas, insolación y
posición en el relieve, dada la imposibilidad de manejar datos fiables.

II.5.1. Análisis de los parámetros climáticos

La red climatológica de Parque está formada por un total de ocho estaciones


termopluviométricas: Chirivel Cuenca Hidrográfica del Segura (1038 m), María (1190
m), María-Los Alamicos (1240 m), Vélez Blanco-Topares (1192 m), Vélez Rubio IL
(842 m), Embale de Valdeinfierno (690 m), Embalse Lorca Casa Iglesias (862 m),
Embalse de Puentes (450 m) y, cinco estaciones pluviométricas Chirivel Cuenca
Hidrográfica del Sur (1045 m), Vélez Blanco (1110 m), Vélez Rubio Tonosa (970 m),
Orce (925 m) y Orce-El Bosque (1160 m); obtenidos de las publicaciones del Instituto
Nacional de Meteorología. Las estaciones Orce, Orce “El Bosque”, Vélez Blanco

122
Factores Formadores

Topares y Embalse de Puentes están relativamente lejos, pero ofrecen una mayor visión
del conjunto fisiográfico en el que se enmarca el Parque. En la figura II.5.1.1 Se
muestra la localización de las estaciones y los mapas de precipitación y temperatura
media anual, obtenidos a partir de ecuaciones de regresión de estas variables climáticas
con la altitud.

Figura II.5.1.1. Localización de estaciones termopluviométricas y pluviométricas del Parque


Natural de Sierra María-Los Vélez. Mapas de precipitaciones y temperaturas medias anuales.

123
Factores Formadores

Los períodos de estudio considerados oscilan en función de la variable


climatológica y la estación. Se tienen períodos de datos para las temperaturas y
precipitaciones de hasta 34 años (Tablas II.5.1.3, II.5.1.4, II.5.1.5, II.5.1.6, II.5.1.7,
II.5.1.8, II.5.1.9, II.5.1.10).

II.5.1.1. Condicionantes del clima

El Parque Natural posee rasgos climáticos característicos de las altiplanicies de


Andalucía Oriental, del extremo occidental de Murcia y del surco intrabético (Capel
Molina, 1982). El clima es de tipo mediterráneo muy continentalizado y con régimen
semiárido a subhúmedo, lo que implica temperaturas suaves, amplitud térmica media,
de unos 16,7 ºC, precipitaciones irregulares y torrenciales con máximos equinocciales y
estación seca estival. Su lejanía de la costa, que le proporciona rasgos de
continentalidad, y su relieve pronunciado, permiten clasificar la zona dentro del clima
de montaña.

La orografía del parque es además responsable de la escasez de precipitaciones,


sobre todo en las áreas orientales, ya que debido a su dirección suroeste y noreste es un
obstáculo para los frentes de dirección oeste y suroeste y favorece la influencia
marítima mediterránea. También hay que destacar la influencia del Atlántico por la
cercanía al estrecho de Gibraltar y la llegada de masas de aire atlánticas (Capel, 1982).

II.5.1.2. Precipitaciones

Las precipitaciones presentan máximos pluviométricos equinocciales,


característicos del clima mediterráneo, con un valor máximo en otoño. La media anual
para el Parque es de 348,2 mm y suelen oscilar entre los 300 y los 500 mm. La mayor
precipitación media mensual se suele producir en el mes de octubre, variando entre 45 y
82 mm dependiendo de la estación. El verano, aún siendo seco, no lo es tanto como en
el resto de la provincia, ya que en junio, julio y agosto suele existir alguna precipitación
en forma de tormentas convectivas. El mes de julio es el de menor precipitación media,
con menos de 17 mm (Tabla II.5.1.1).

Las precipitaciones anuales son muy similares de unas zonas a otras de la Comarca
Velezana, excepto en las zonas montañosas, donde la precipitación aumenta con la
altura y gran parte de ella se produce en forma de nieve, como en la Sierra de María.
Los vientos del noreste dan lugar a nevadas que presentan una frecuencia de aparición
de 20 a 225 días anuales dependiendo de la estación (Tablas II.5.1.5, II.5.1.8, II.5.1.9 y
II.5.1.10), de octubre a febrero y de forma esporádica en marzo, abril y mayo
(Diagnóstico del Parque Natural Sierra María-Los Vélez, 1987). Según Cortázar (1874)
en la Sierra de María la nieve se solía presentar desde mediados de noviembre hasta
primeros de mayo.

El aporte suplementario que suponen las precipitaciones ocultas, especialmente las


nieblas, es importante en las zonas altas de las sierras. Los días de niebla varían mucho
de un observatorio a otro, registrándose el máximo en el de Los Alamicos (340 días).
Estas nieblas tienen gran importancia para los vegetales caducifolios, pues su
condensación ayuda a paliar sus necesidades hídricas y disminuir la evapotranspiración.
También el rocío y la escarcha tienen importancia en las estaciones María y Los

124
Factores Formadores

Alamicos, de mayor altitud (Diagnóstico del Parque Natural Sierra María-Los Vélez,
1987).

El contraste y variabilidad de las precipitaciones a niveles interanuales y mensuales


confieren al clima una irregularidad extrema. Además hay que destacar la torrencialidad
en las precipitaciones y su concentración en períodos limitados de tiempo, lo que unido
a la orografía pronunciada, puede ocasionar avenidas.

ALTITUD
ESTACION UTMX UTMY E F M A M J J A S O N D ANUAL
(m)
CHIRIVEL SEG. 1038 564940 4161292 30,1 42,3 34,8 44,0 40,2 48,3 17,2 10,2 17,1 42,1 39,9 53,0 419,3
CHIRIVEL SUR 1045 565009 4161327 32,8 32,8 30,4 26,1 40,8 17,8 4,7 5,1 28,8 48,7 33,1 28,5 339,1
MARIA 1190 573971 4174194 42,7 42,9 39,9 35,5 45,5 23,6 5,6 11,0 37,9 54,3 51,7 40,8 440,9
MARIA
1240 567725 4171644 41,5 10,4 89,4 34,7 48,7 39,6 7,4 7,8 38,4 54,4 89,9 60,1 537,2
ALAMICOS
VELEZ BLANCO 1110 579995 4172065 34,2 37,1 36,1 34,6 40,5 30,6 5,4 11,6 41,0 53,9 43,0 35,8 399,6
VB,TOPARES 1192 568298 4190756 31,9 31,0 27,6 32,1 45,3 19,6 5,8 8,5 26,7 41,7 41,1 29,9 333,3
VELEZ RUBIO I L 842 581655 4167365 25,4 26,3 31,3 32,5 37,7 29,2 7,1 9,5 27,5 52,3 42,9 23,6 343,1
VR TONOSA 970 585541 4162798 33,6 24,1 29,3 36,2 39,2 21,4 8,2 4,7 33,0 51,0 36,0 25,5 337,5
ORCE 925 546269 4175191 37,7 35,1 28,1 29,4 40,4 23,1 5,4 9,7 23,6 43,8 35,9 31,2 335,4
ORCE 'EL
1160 552443 4167528 37,6 27,3 36,5 30,6 36,5 20,3 9,8 8,6 22,4 51,9 27,4 43,1 352,1
BOSQUE'
ESTACIÓN
690 591417 4184567 18,8 21,1 28,6 39,6 33,2 23,9 6,6 7,8 21,0 49,3 30,4 30,0 310,4
VALDEINFIERNO
LORCA CASA
862 590234 4183289 20,8 21,3 45,8 54,6 44,3 40,3 5,9 12,7 22,5 81,7 49,8 37,7 437,4
IGLESIAS
E. PUENTES 450 604470 4177332 19,0 17,2 24,1 36,4 28,6 21,8 5,6 10,1 17,9 43,5 30,0 21,9 276,1
GALERA 970 539428 4173769 25,5 28,9 30,6 37,5 27,6 20,1 6,5 7,6 19,0 32,9 26,3 36,5 298,9
Tabla II.5.1.1. Precipitaciones mensuales y anuales (mm).

II.5.1.3. Temperaturas

En general, las temperaturas medias anuales oscilan entre los 11,9 ºC de María y los
16,8 ºC del Embalse de Puentes. La temperatura media mensual sólo sobrepasa los 25
ºC en julio y agosto en la estación de Puentes (Tabla II.5.1.2). La temperatura media
mínima es de 3,7 ºC y suele darse en el mes de Enero, alcanzándose el valor más bajo
en María. La temperatura media máxima para el Parque oscila entre los 11,9 y 17,1 ºC,
registrándose las temperaturas máximas en el mes de julio, y no de agosto, debido al
carácter continental del clima (Tablas II.5.1.3, II.5.1.4, II.5.1.5, II.5.1.6, II.5.1.7,
II.5.1.8, II.5.1.9 y II.5.1.10).

ALTITUD
ESTACION UTMX UTMY E F M A M J J A S O N D ANUAL
(m)
CHIRIVEL
1038 564940 4161292 4,8 6,6 8,1 10,2 13,5 17,9 22,6 21,7 18,1 13,0 7,9 6,7 12,6
SEGURA
MARIA 1190 573971 4174194 3,7 5,1 7,3 9,6 13,7 18,8 22,3 22,2 17,7 12,1 7,4 4,7 11,9
MARIA
1240 567725 4171644 4,1 4,3 4,1 8,1 11,7 16,4 21,0 21,6 17,6 11,5 6,3 2,5 10,1
ALAMICOS
VB, TOPARES 1192 568298 4190756 4,8 5,8 7,5 9,4 13,3 18,2 23,3 22,8 17,9 12,6 7,9 5,4 12,2
VELEZ RUBIO I L 842 581655 4167365 7,7 8,4 10,0 11,8 14,7 19,3 22,6 23,1 19,9 14,8 10,6 8,1 14,3
ESTACIÓN
690 591417 4184567 6,0 7,0 8,6 11,0 14,3 18,9 22,8 22,5 19,3 14,1 9,1 6,1 13,3
VALDEINFIERNO
LORCA CASA
862 590234 4183289 6,6 7,6 8,6 11,1 14,8 18,6 23,4 23,2 19,4 14,7 9,8 6,3 13,7
IGLESIAS
E. DE PUENTES 450 604470 4177332 9,2 10,3 12,5 14,9 18,6 22,4 25,9 25,7 22,7 17,3 12,6 9,8 16,8
Tabla II.5.1.2. Temperaturas anuales y mensuales (ºC).

125
Factores Formadores
ESTACIONES TERMOPLUVIOMÉTRICAS

Tabla II.5.1.3. Datos climáticos de Chirivel Cuenca Hidrográfica Segura.


CODIGO ESTACION CIUDAD LONGITUD LATITUD ALTITUD UTM_X UTM_Y
7187 CHIRIVEL C H SEGURA ALMERIA 021609W 373545 1038 564940 4161292

E F M A M J J A S O N D ANUAL
TMAXAB MAX 22,3 22,5 26,5 28,2 35,9 39,7 44,3 44,9 41,6 31,9 25,3 22,3 45,1
TMAXAB MEDIA 13,4 14,1 18,1 21,5 26,6 29,3 32,2 31,3 27,9 24,3 19,5 14,1 25,4
TMINAB MIN -9,3 -10,7 -3,0 -0,6 3,6 5,2 6,6 7,6 4,8 1,8 -4,6 -5,4 -10,9
TMINAB MEDIA -4,2 -3,5 -0,2 3,0 5,9 8,2 11,7 12,8 9,9 4,7 1,1 -1,4 2,4
TMAX MEDIA 9,3 10,5 13,7 17,3 22,2 25,5 28,9 28,2 24,6 19,9 15,0 10,7 18,8
TMIN MEDIA -0,2 1,4 3,8 6,6 9,7 12,1 15,5 16,1 12,8 8,6 4,6 2,0 7,7
TMED MEDIA 4,6 6,0 8,8 11,9 15,9 18,8 22,1 22,2 18,7 14,2 9,8 6,4 13,3
NTM100 SUMA 6,2 2,7 2,5 0,9 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 2,1 2,7 17,1

PPTOT MEDIA 30,1 42,3 34,8 44,0 40,2 48,3 17,2 10,2 17,1 42,1 39,9 53,0 419,3
DAPREC MEDIA 4 5 4 4 4 4 1 2 2 4 4 5 43
Período de observación de los datos termométricos: 1953-1978. 97% de datos
Período de observación de los datos pluviométricos: 1953-1968. 11% de datos

Tabla II.5.1.4. Datos climáticos de Lorca Casa Iglesias.


CODIGO ESTACION CIUDAD LONGITUD LATITUD ALTITUD UTM_X UTM_Y
7199 LORCA CASA IGLESIAS MURCIA 019794W 377919 862 590234 4183289

E F M A M J J A S O N D ANUAL
TMAXAB MAX 23,0 24,0 26,0 29,0 34,0 35,0 43,0 41,0 39,0 30,0 26,0 23,0 43,0
TMAXAB MEDIA 17,7 20,4 21,8 24,8 28,7 32,5 37,7 36,8 32,2 26,4 21,8 17,7 26,5
TMINAB MEDIA -3,7 -2,4 -1,8 0,0 3,7 7,5 11,8 12,4 8,7 4,3 -0,4 -3,7 3,0
TMAXAB MEDIA 11,2 12,7 14,1 16,6 21,0 25,4 30,9 30,5 26,1 20,1 14,6 10,5 19,5
TMED MEDIA 6,6 7,6 8,6 11,1 14,8 18,6 23,4 23,2 19,4 14,7 9,8 6,3 13,7
TMIN MEDIA 2,0 2,5 3,2 5,5 8,6 11,7 15,9 15,8 12,7 9,2 4,9 2,1 7,8

PPTOT MEDIA 20,8 21,3 45,8 54,6 44,3 40,3 5,9 12,7 22,5 81,7 49,8 37,7 437,4
DAPREC MEDIA 6 7 8 10 7 6 2 4 5 8 6 8 77
Período de observación de los datos termométricos: 1967-1978, 100% de datos
Período de observación de los datos pluviométricos: 1967-1978, 95% de datos

126
Factores Formadores
Tabla II.5.1.5. Datos climáticos de María (Almería).
CODIGO ESTACION CIUDAD LONGITUD LATITUD ALTITUD UTM_X UTM_Y
7194 MARIA ALMERIA 020956W 374249 1190 573971 4174194
E F M A M J J A S O N D ANUAL
TMAXAB MAX 21,0 22,0 29,0 29,0 33,0 37,0 40,0 39,0 34,0 29,0 26,0 22,0 40,0
TMAXAB MEDIA 14,7 17,5 21,1 23,0 27,3 32,3 35,6 35,1 30,0 24,1 19,3 15,3 36,8
TMINAB MIN -18,0 -13,0 -12,0 -5,6 -2,0 0,6 3,0 3,0 1,0 -6,0 -8,6 -13,0 -18,0
TMINAB MEDIA -7,3 -6,2 -4,2 -1,7 1,4 6,6 10,2 10,5 6,6 1,4 -3,7 -5,3 -9,1
TMAX MEDIA 8,8 10,6 13,2 15,8 20,5 26,0 29,9 29,6 24,3 17,8 12,6 9,5 18,1
TMIN MEDIA -1,4 -0,4 1,5 3,4 7,0 11,5 14,8 14,9 11,1 6,5 2,2 -0,1 5,7
TMED MEDIA 3,7 5,1 7,3 9,6 13,7 18,8 22,3 22,2 17,7 12,2 7, 4,7 11,9
NTM100 SUMA 69,7 53,2 39,5 17,0 2,8 0,0 0,0 0,0 0,0 2,7 27,4 56,1 268,4

PPTOT MEDIA 42,7 42,9 39,9 35,5 45,5 23,6 5,6 11,1 37,9 54,3 51,7 40,8 440,9
PPMAX MAX 53,0 87,0 90,0 55,5 119,0 120,0 50,0 70,0 125,0 172,3 85,0 62,0 172,3
PPMAX MEDIA 17,6 23,2 18,8 14,7 21,3 14,7 4,8 9,2 20,4 26,8 23,8 17,8 61,3
DAPREC MEDIA 5 4 4 4 5 2 1 1 3 4 5 5 43

DGRANI SUMA 1 1 1 5 4 3 2 1 2 2 2 2 26
DNIEBLA SUMA 28 23 6 10 6 9 10 12 12 27 22 32 197
DNIEVE SUMA 23 27 30 18 1 0 0 0 0 0 10 20 129
DTORME SUMA 1 1 0 4 6 20 9 14 11 5 3 0 74
Período de observación de los datos termométricos: 1970-2003. 93% de datos Período de observación de los datos pluviométricos: 1970-2003. 93% de datos

Tabla II.5.1.6. Datos climáticos de Embalse de Puentes.


CODIGO ESTACION CIUDAD LONGITUD LATITUD ALTITUD UTM_X UTM_Y
7205 EMBALSE DE PUENTES MURCIA 018186W 377367 450 604470 4177332
E F M A M J J A S O N D ANUAL
TMAXAB MAX 28,0 29,0 32,0 34,0 39,0 43,0 44,0 41,0 41,0 35,0 32,0 25,0 44,0
TMAXAB MEDIA 21,8 23,6 26,8 28,5 31,8 35,6 39,4 38,6 35,2 29,8 24,9 21,5 29,8
TMINAB MIN -6,0 -5,0 -4,0 0,0 4,0 8,0 11,0 10,0 8,0 0,0 -3,0 -8,0 -8,0
TMINAB MEDIA -1,2 -1,2 0,8 3,6 7,1 10,9 14,6 14,4 11,1 5,8 1,6 -0,6 5,6
TMAX MEDIA 15,1 16,5 19,0 21,6 25,4 29,6 33,7 33,3 29,9 23,4 18,3 15, 23,4
TMED MEDIA 9,2 10,3 12,5 14,9 18,6 22,4 25,9 25,7 22,7 17,3 12,6 9,8 16,8
TMINAB MEDIA 3,4 4,2 6,1 8,2 11,7 15,2 18,1 18,1 15,4 11,3 6,9 4,4 10,2

PPTOT MEDIA 19,0 17,2 24,1 36,4 28,6 21,8 5,6 10,1 17,9 43,5 30,0 21,9 276,1
DAPREC MEDIA 3 3 4 5 4 3 1 1 3 4 4 4 40
Período de observación de los datos termométricos: 1953-1989, 96% de datos Período de observación de los datos pluviométricos: 1951-1989, 97% de datos
127
Factores Formadores
Tabla II.5.1.7. Datos climáticos de Valdeinfierno.
CODIGO ESTACION CIUDAD LONGITUD LATITUD ALTITUD UTM_X UTM_Y
7198 EMBALSE DE VALDEINFIERNO MURCIA 019658W 378033 690 591417 4184567
E F M A M J J A S O N D ANUAL
TMAXAB MAX 23,0 24,0 27,0 33,0 38,0 40,0 42,0 41,0 39,0 31,0 28,0 21,0 42,0
TMAXAB MEDIA 16,7 18,3 21,8 24,5 28,0 32,2 36,5 35,7 31,6 26,5 21,3 17,3 25,9
TMINAB MIN -13,0 -12,0 -7,0 -4,0 0,0 1,0 8,0 9,0 5,0 -4,0 -6,0 -12,0 -13,0
TMINAB MEDIA -4,6 -4,3 -2,6 0,6 3,7 7,8 11,5 11,5 8,2 2,0 -1,7 -4,9 2,3
TMAX MEDIA 10,5 11,9 14,0 16,6 20,2 25,6 30,2 29,8 26,2 19,7 14,2 10,6 19,1
TMED MEDIA 1,4 2,1 3,2 5,4 8,4 12,1 15,3 15,2 12,3 8,5 4,1 1,5 7,5
TMINAB MEDIA 6,0 7,0 8,6 11,0 14,3 18,9 22,8 22,5 19, 14,1 9,1 6,1 13,3

PPTOT MEDIA 18,8 21,1 28,6 39,6 33,2 23,9 6,6 7,8 21,0 49,3 30,4 30,0 310,4
DAPREC MEDIA 2 3 3 4 4 2 1 1 2 3 3 3 30
Período de observación de los datos termométricos: 1967-1989. 96% de datos Período de observación de los datos pluviométricos: 1951-1989. 88% de datos

Tabla II.5.1.8. Datos climáticos de María Alamicos.


CODIGO ESTACION CIUDAD LONGITUD LATITUD ALTITUD UTM_X UTM_Y
5055 MARIA LOS ALAMICOS ALMERIA 021412W 374120 1240 567725 4171644
E F M A M J J A S O N D ANUAL
TMAXAB MAX 28,0 20,0 20,0 26,0 30,0 34,0 37,0 37,0 34,0 28,0 22,0 13,0 37,0
TMAXAB MEDIA 17,4 17,3 17,0 22,8 27,8 32,0 35,8 34,8 31,0 25,0 18,3 12,3 36,0
TMINAB MIN -9,0 -8,0 -9,0 -6,0 -2,0 1,0 7,0 8,0 3,0 -4,0 -9,0 -12,0 -9,0
TMINAB MEDIA -6,6 -7,0 -7,0 -4,3 -0,5 4,3 8,0 8,8 4,5 -1,3 -5,0 -7,0 -8,5
TMAX MEDIA 10,4 10,2 9,7 14,6 18,3 23,5 29,3 29,8 25,3 17,0 12,2 6,9 16,5
TMIN MEDIA -2,1 -1,6 -1,6 1,7 5,1 9,2 12,6 13,3 9,8 6,0 0,5 -1,9 3,7
TMED MEDIA 4,1 4,3 4,1 8,1 11,7 16,4 20,9 21,6 17,6 11,5 6,3 2,5 10,1
NTM100 SUMA 12,3 6,9 9,6 4,6 1,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,7 4,2 10,0 49,3

PPTOT MEDIA 41,5 10,4 89,4 34,7 48,7 39,6 7,4 7,8 38,4 54,4 89,9 60,1 537,2
PPMAX MAX 24,6 12,3 80,0 38,0 50,0 51,0 15,0 13,5 37,0 36,0 77,5 40,0 77,5
PPMAX MEDIA 14,2 3,9 35,2 18,1 21,6 18,7 6,6 5,4 15,9 21,4 35,8 19,6 50,7
DAPREC MEDIA 6 2 6 5 6 4 1 2 4 6 4 8 54

DGRANI SUMA 0 1 2 2 0 1 1 0 0 0 2 0 9
DNIEBLA SUMA 37 25 55 35 25 15 17 20 17 27 29 38 340
DNIEVE SUMA 8 3 9 0 0 2 0 0 0 0 3 12 37
DTORME SUMA 0 0 0 0 2 12 6 9 11 4 4 0 48
Período de observación de los datos termométricos: 1970-1974. 77% de datos Período de observación de los datos pluviométricos: 1970-1974. 79% de datos
128
Factores Formadores

Tabla II.5.1.9. Datos climáticos de Vélez Blanco Topares.

CODIGO ESTACION CIUDAD LONGITUD LATITUD ALTITUD UTM_X UTM_Y


5060 VELEZ-BLANCO, TOPARES ALMERIA 022277W 378611 1192 568298 4190756

E F M A M J J A S O N D ANUAL
TMAXAB MAX 19,5 24,0 26,0 28,0 38,0 37,0 41,0 40,0 39,0 32,0 30,0 22,0 41,0
TMAXAB MEDIA 14,6 16,5 19,8 21,3 27,5 32,5 36,9 35,4 31,8 25,0 19,8 15,4 37,3
TMINAB MIN -9,5 -12,0 -9,0 -5,0 -2,0 1,0 5,0 5,0 1,0 -2,5 -6,5 -9,5 -12,0
TMINAB MEDIA -4,2 -4,2 -2,3 -0,2 1,9 6,2 10,2 10,5 6,2 3,1 -1,6 -3,8 -5,7
TMAX MEDIA 9,4 10,7 13,0 15,2 20,4 26,4 31,8 31,2 26,0 18,9 12,9 9,9 18,3
TMIN MEDIA 0,3 0,9 2,1 3,6 6,3 10,0 14,7 14,3 9,9 6,2 3,0 0,8 6,1
TMED MEDIA 4,8 5,6 7,6 9,4 13,3 18,2 23,3 22,8 17,9 12,6 7,9 5,4 12,2
NTM100 SUMA 51,0 38,9 26,0 9,2 1,6 0,0 0,0 0,0 0,0 1,4 18,9 45,5 192,5

PPTOT MEDIA 31,9 31,0 27,6 32,1 45,3 19,6 5,8 8,5 26,8 41,7 41,1 29,9 333,3
PPMAX MAX 90,4 41,0 45,5 35,0 56,0 35,5 30,5 24,5 93,0 95,5 74,6 40,3 95,5
PPMAX MEDIA 14,5 15,6 12,9 12,4 20,1 9,8 4,5 6,3 15,9 21,4 20,8 11,7 43,3
DAPREC MEDIA 4 3 3 4 4 2 1 1 2 3 4 4 35

DGRANI SUMA 0 0 0 2 3 0 0 0 0 0 1 0 6
DNIEBLA SUMA 6 0 5 0 0 0 0 0 0 0 0 9 20
DNIEVE SUMA 34 44 40 18 2 0 0 0 0 0 5 34 177
DTORME SUMA 0 2 4 13 53 69 18 42 53 26 3 0 283
Período de observación de los datos termométricos: 1970-2003. 95% de datos
Período de observación de los datos pluviométricos: 1970-2003. 97% de datos

129
Factores Formadores

Tabla II.5.1.10. Datos climáticos de Vélez Rubio Il.

CODIGO ESTACION CIUDAD LONGITUD LATITUD ALTITUD UTM_X UTM_Y


7189A VELEZ RUBIO I L ALMERIA 020444W 373907 842 581655 4167365

E F M A M J J A S O N D ANUAL
TMAXAB MAX 25,0 26,0 29,0 30,0 32,0 38,0 42,0 40,0 38,0 31,0 29,0 25,0 42,0
TMAXAB MEDIA 19,8 21,1 23,4 24,7 27,9 32,3 36,5 36,0 32,5 27,0 23,2 20,3 37,5
TMINAB MIN -9,0 -7,0 -7,0 -3,0 1,0 5,0 8,0 9,0 3,0 -3,0 -3,0 -9,0 -9,0
TMINAB MEDIA -2,9 -2,5 -0,8 1,3 3,9 8,1 11,0 11,2 8,5 3,9 0,6 -1,9 -4,7
TMAX MEDIA 12,9 13,8 15,7 17,6 21,1 26,4 30,2 30,6 27,0 20,7 15,9 13,2 20,5
TMIN MEDIA 2,5 3,1 4,3 6,0 8,3 12,2 15,1 15,7 12,8 9,0 5,3 3,0 8,1
TMED MEDIA 7,7 8,4 10,0 11,8 14,7 19,3 22,6 23,1 19,9 14,8 10,6 8,1 14,3
NTM100 SUMA 18,5 14,3 8,3 1,5 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,5 4,4 17,6 65,1

PPTOT MEDIA 25,4 26,3 31,3 32,5 37,7 29,2 7,1 9,5 27,5 52,3 42,9 23,6 343,1
PPMAX MAX 53,0 47,0 41,0 48,0 63,0 67,0 45,5 28,2 44,5 151,5 91,0 26,0 151,5
PPMAX MEDIA 13,4 13,4 14,1 13,0 16,1 16,2 5,2 6,5 12,0 27,9 18,3 9,6 44,12
DAPREC MEDIA 3 3 4 5 5 3 1 1 3 4 4 4 40

DGRANI SUMA 0 0 1 0 0 0 0 0 1 0 1 0 3
DNIEBLA SUMA 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
DNIEVE SUMA 7 7 4 0 0 0 0 0 0 0 2 7 27
DTORME SUMA 4 5 9 22 33 35 15 25 35 18 6 1 208
Período de observación de los datos termométricos: 1970-1991, 98% de datos
Período de observación de los datos pluviométricos: 1970-1991, 99% de datos

130
Factores Formadores
ESTACIONES PLUVIOMÉTRICAS

Tabla II.5.1.11. Datos climáticos de Chirivel Cuenca Hidrográfica del Sur.

CODIGO ESTACION CIUDAD LONGITUD LATITUD ALTITUD UTM_X UTM_Y


7187A CHIRIVEL C H SUR ALMERIA 021549W 373546 1045

E F M A M J J A S O N D ANUAL
PPTOT MEDIA 32,8 32,8 30,4 26,1 40,9 17,8 4,7 5,1 28,8 48,7 33,1 28,5 339,1
PPMAX MAX 39,0 55,0 62,0 31,0 55,0 50,0 28,0 30,0 72,0 91,5 43,5 36,0 91,5
PPMAX MEDIA 15,3 14,6 13,5 10,4 16,5 9,7 4,2 4,2 14,0 22,8 14,3 11,8 42,1
DAPREC MEDIA 4 4 4 4 5 2 0 1 3 4 4 4 9

DGRANI SUMA 1 1 0 4 2 1 0 0 2 1 2 0 14
DNIEBLA SUMA 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1
DNIEVE SUMA 26 18 24 5 4 0 0 0 0 0 3 14 94
DTORME SUMA 0 0 0 1 6 15 5 9 16 9 4 0 65
Período de observación de los datos pluviométricos: 1970-2003, 92% de datos

Tabla II.5.1.12. Datos climáticos de Vélez Blanco.

CODIGO ESTACION CIUDAD LONGITUD LATITUD ALTITUD UTM_X UTM_Y


7185 VELEZ BLANCO ALMERIA 020545W 374128 1110 579995 4172065

E F M A M J J A S O N D ANUAL
PPTOT MEDIA 34,2 37,1 36,1 34,6 40,5 30,6 5,4 11,6 41,1 53,9 43,0 35,8 399,6
PPMAX MAX 60,8 53,1 82,5 53,2 102,0 124,0 31,0 43,0 121,0 181,0 93,4 42,2 181,0
PPMAX MEDIA 15,4 18,7 16,9 15,3 21,1 20,8 3,0 6,1 20,8 28,4 20,9 14,5 60,6
DAPREC MEDIA 4 3 4 4 4 2 0 1 3 4 4 4 37

DGRANI SUMA 3 9 8 14 14 7 4 10 11 4 5 0 89
DNIEBLA SUMA 40 41 24 23 13 12 8 9 23 32 38 52 315
DNIEVE SUMA 59 57 45 17 5 0 0 1 1 0 15 25 225
DTORME SUMA 1 6 4 9 30 22 7 24 35 17 7 1 163
Período de observación de los datos pluviométricos: 1970-2003, 93% de datos

131
Factores Formadores

Tabla II.5.1.13. Datos climáticos de Vélez Rubio Tonosa.

CODIGO ESTACION CIUDAD LONGITUD LATITUD ALTITUD UTM_X UTM_Y


7189E VELEZ RUBIO TONOSA ALMERIA 020232W 373628 970

E F M A M J J A S O N D ANUAL
PPTOT MEDIA 33,6 24,1 29,3 36,2 39,2 21,4 8,2 4,7 33,0 51,0 36,0 25,5 337,5
PPMAX MAX 60,2 60,5 50,2 39,5 158,7 51,5 96,5 22,2 78,5 216,2 56,0 28,0 216,2
PPMAX MEDIA 17,0 14,2 13,8 14,5 21,4 12,4 7,4 3,8 17,2 29,2 17,5 10,7 57,4
DAPREC MEDIA 3 3 3 4 4 2 1 1 2 3 3 3 32

DGRANI SUMA 0 0 0 2 7 2 2 3 8 1 1 0 26
DNIEBLA SUMA 5 10 9 7 1 4 0 0 2 2 5 8 53
DNIEVE SUMA 7 7 2 0 0 0 0 0 0 0 1 1 18
DTORME SUMA 0 0 2 13 25 24 7 19 20 7 4 0 121
Período de observación de los datos pluviométricos: 1970-1997, 91% de datos

Tabla II.5.1.14. Datos climáticos de Orce.

CODIGO ESTACION CIUDAD LONGITUD LATITUD ALTITUD UTM_X UTM_Y


5065 ORCE GRANADA 022847W 374320 925 546269 4175191

E F M A M J J A S O N D ANUAL
PPTOT MEDIA 37,7 35,1 28,1 29,4 40,4 23,1 5,4 9,7 23,6 43,8 36,0 31,2 335,4
PPMAX MAX 90,0 57,0 34,0 75,0 70,0 52,0 20,0 24,0 52,0 80,0 65,0 37,5 90,0
PPMAX MEDIA 18,6 15,9 12,7 14,7 18,2 12,5 3,7 7,3 13,0 21,6 16,1 12,9 44,8
DAPREC MEDIA 4 4 4 4 4 2 1 1 2 3 4 3 36

DGRANI SUMA 0 1 0 0 1 0 1 2 2 2 0 0 9
DNIEBLA SUMA 17 9 8 3 2 2 0 0 8 4 9 12 74
DNIEVE SUMA 27 22 3 6 0 0 0 0 1 0 5 8 72
DTORME SUMA 0 0 0 1 9 11 8 28 10 3 0 0 70
Período de observación de los datos pluviométricos: 1970-2003, 92% de datos

132
Factores Formadores

Tabla II.5.1.15. Datos climáticos de Orce “El Bosque”.

CODIGO ESTACION CIUDAD LONGITUD LATITUD ALTITUD UTM_X UTM_Y


5056 ORCE 'EL BOSQUE' GRANADA 022437W 373910 1160 552443 4167528

E F M A M J J A S O N D ANUAL
PPTOT MEDIA 37,6 27,3 36,5 30,6 36,5 20,3 9,8 8,6 22,4 51,9 27,4 43,1 352,1
PPMAX MAX 57,5 25,0 27,0 29,0 57,0 27,0 19,0 15,0 41,0 135,0 25,0 19,0 135,0
PPMAX MEDIA 16,6 11,5 16,1 15,2 18,3 11,9 7,3 7,1 12,5 25,6 13,7 19,8 175,7
DAPREC MEDIA 4 4 4 3 3 2 1 1 2 4 3 4 36

DGRANI SUMA 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1
DNIEVE SUMA 4 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1 2 8
Período de observación de los datos pluviométricos: 1957-1982, 73% de datos

CODIGOS

TMAXAB (ºC) Temperatura máxima absoluta y fecha


TMINAB (ºC) Temperatura mínima absoluta y fecha
TMAX (ºC) Temperatura media de las máximas
TMIN (ºC) Temperatura media de las mínimas
TMED (ºC) Temperatura media del mes
NTM100 Nº de días de temperatura mínima <0ºC

PPTOT (mm) Precipitación total mensual


PPMAX (mm) Precipitación máxima mensual
DAPREC Nº de días de precipitación apreciable
PMXD Media de las precipitaciones máximas en un día

DGRANI Nº días de granizo


DNIEBLA Nº días de niebla
DNIEVE Nº días de nieve
DTORME Nº días de tormenta

133
Factores Formadores

II.5.2. Estudio de relaciones estadísticas

Las temperaturas medias anuales presentan una correlación significativa al 95% con
la altitud y longitud. No obstante, ambos parámetros fisiográficos presentan
autocorrelación, siendo la altitud la que presenta una mayor correlación. En las
ecuaciones de regresión, la longitud no aporta información adicional a los modelos. La
altitud presenta una buena correlación con la temperatura media anual y con las
temperaturas medias mensuales (Tabla II.5.2.1), con coeficientes superiores a 0.90 en la
mayoría de los meses. La altitud también se correlaciona de forma significativa con la
precipitación media anual y con las precipitaciones medias mensuales, salvo para los
meses de abril, junio, julio, agosto y noviembre (Tabla II.5.2.2). En estos meses, a pesar
del descenso generalizado de las precipitaciones, se registraron tormentas y heladas en
numerosas estaciones, debido a la presencia de borrascas procedentes del mediterráneo,
fenómeno conocido como “gota fría”, lo que posiblemente ha creado un microclima
diferente. Para predecir la precipitación de dichos meses se calculó el porcentaje medio
de precipitación respecto al total de las precipitaciones en cada una de las estaciones de
la zona de estudio. Se observó que las precipitaciones en dichos meses fueron 10%, 7%,
2%, 3% y 11% de las precipitaciones anuales, respectivamente.
Tabla II.5.2.1. Relaciones entre las temperaturas medias mensuales (ºC) y la altitud (m).
ECUACIÓN DE REGRESIÓN PARA
MESES VARIABLE r R2
ESTIMAR LA TEMPERATURA (ºc)
ENERO ALTITUD -0,953513 90,9187 ET = 126,249 - 0,0699223*ALTITUD
FEBRERO ALTITUD -0,974442 94,9536 FT = 138,831 - 0,0729829*ALTITUD
MARZO ALTITUD -0,898718 80,7695 MT = 164,923 - 0,0830502*ALTITUD
ABRIL ALTITUD -0,940318 88,4198 AT = 182,203 - 0,0745059*ALTITUD
MAYO ALTITUD -0,891964 79,56 MT = 214,261 - 0,0692582*ALTITUD
JUNIO ALTITUD -0,894572 80,0258 JT = 245,08 - 0,0574638*ALTITUD
JULIO ALTITUD -0,849277 72,1271 JT = 274,644 - 0,0464381*ALTITUD
AGOSTO ALTITUD -0,934692 87,3649 AT = 272,979 - 0,0445328*ALTITUD
SEPTIEMBRE ALTITUD -0,992118 98,4299 ST = 253,3 - 0,0638407*ALTITUD
OCTUBRE ALTITUD -0,978321 95,7111 OT = 206,515 - 0,069556*ALTITUD
NOVIEMBRE ALTITUD -0,949223 90,1024 NT = 162,662 - 0,0723828*ALTITUD
DICIEMBRE ALTITUD -0,914418 83,6161 DT = 136,309 - 0,0767208*ALTITUD
ANUAL ALTITUD -0,957979 91,7724 ANUALT = 201,869 - 0,0720014*ALTITUD

Tabla II.5.2.2. Correlaciones entre las precipitaciones medias mensuales (mm) y la altitud (m).
ECUACIÓN DE REGRESIÓN PARA
MES VARIABLE r R2
ESTIMAR LA PRECIPITACIÓN (mm)
ENERO ALTITUD 0,898797 80,7836 Ep = 20,0149 + 0,314743*ALTITUD
FEBRERO ALTITUD 0,797712 63,6344 Fp = 38,4739 + 0,273385*ALTITUD
MARZO ALTITUD 0,861201 74,1666 Mp = 150,635 + 0,177451*ALTITUD
Las precipitaciones representan
PP ANUAL Ap= 0.9 * ANUALp
ABRIL el 10% de las de un año medio
MAYO ALTITUD 0,860787 74,0955 Mp = 217,438 + 0,175144*ALTITUD
Las precipitaciones representan
PP ANUAL Jp = 0.7 * ANUALp
JUNIO el 7% de las de un año medio
Las precipitaciones representan
PP ANUAL Jp = 0.2 * ANUALp
JULIO el 2% de las de un año medio
Las precipitaciones representan
PP ANUAL Ap = 0.3 * ANUALp
AGOSTO el 3% de las de un año medio
SEPTIEMBRE ALTITUD 0,693719 48,1246 Sp = 70,0139 + 0,226884*ALTITUD
OCTUBRE ALTITUD 0,688567 47,4124 Op = 392,799 + 0,113456*ALTITUD
NOVIEMBRE PP ANUAL Las precipitaciones representan Np = 0.11 * ANUALp

134
Factores Formadores

el 11% de las de un año medio


DICIEMBRE ALTITUD 0,765967 58,6705 Dp = 91,6355 + 0,236175*ALTITUD
ANUAL ALTITUD 0,836665 70,0008 ANUALp = 1935,6 + 1,661*ALTITUD

II.5.3. Clasificaciones bioclimáticas

II.5.3.1. Clasificación bioclimática de Rivas Martínez

La clasificación bioclimática de Rivas Martínez (1987) relaciona clima y


distribución de la vegetación potencial, sirviendo de base para el establecimiento de las
series de vegetación y sus bioindicadores. Así, para la caracterización fitoclimática del
área de estudio se han utilizado algunos de los índices propuestos en los últimos
trabajos de Rivas Martínez (1994, 1996, 1999). Dichas clasificaciones se basan en
cuatro datos básicos: precipitación total anual (P), temperatura media anual (T),
temperatura media de las mínimas del mes más frío (m), y temperatura media de las
máximas del mes más frío (M).

El macrobioclima de Andalucía es mediterráneo (Rivas Martínez, 1996) ya que


corresponde a un tipo de clima propio de zonas subtropicales y templadas (23° a 51° N
& S) que presenta sequía (P < 2T)1 al menos dos meses después del solsticio de verano.
En dicho macroclima se reconocen varios bioclimas caracterizados por el índice de
continentalidad (Ic = Tmáx – Tmín , siendo Tmáx : temperatura media del mes más cálido,
en ° C, y Tmín : temperatura media del mes más frío, en ° C.), índice ombrotérmico (Io =
(Pp / Tp) x 10, siendo Pp la precipitación de los meses cuya temperatura media es
superior a 0 ° C y Tp, la suma en décimas de grado de las temperaturas medias de los
meses de media superior a 0 ° C), y el número de meses sin sequía (P < 2T).

La combinación de los gradientes térmicos y pluviométricos altitudinales produce


notables variaciones del clima, y por tanto, de la vegetación, en espacios geográficos
reducidos. Rivas Martínez (1987) define piso bioclimático como cada uno de los
espacios climáticos que se suceden en una cliserie altitudinal, existiendo una correlación
entre ellos y la zonación altitudinal de la vegetación.

Cada región o grupo de regiones biogeográficas afines posee pisos o termotipos


bioclimáticos peculiares. Rivas Martínez (1993, 1994, 1996, 1999) propuso seis
termotipos bioclimáticos mediterráneos, caracterizados sobre todo por el índice de
termicidad compensado (Itc), dicho índice es una modificación del índice de termicidad,
que intenta equilibrar el “exceso” de frío invernal en territorios muy continentales o el
“exceso de templanza” invernal en territorios muy oceánicos. Dicho índice se define de
la siguiente forma:

Itc = It ± C, siendo It = índice de termicidad y C= valor de compensación.

It = (T + m +M) ⋅ 10, siendo T = temperatura media anual (en °C), m = media de las
mínimas del mes más frío del año (en °C) y M = media de las máximas del mes más frío
del año (en °C).

135
Factores Formadores

Dentro de cada piso bioclimático pueden suceder distintos ombrotipos,


diferenciables por los valores del índice ombrotérmico (Io).

Se han realizado los diagramas bioclimáticos de Rivas Martínez & al. (1996) de las
estaciones termopluvimétricas María; Vélez Rubio, Vélez Blanco-Topares, Chirivel,
Embalse de Valdeinfierno y Lorca Casa Iglesias, con el programa informático
BIOCLIMA (Alcaraz, 1995). Cada uno de los diagramas va acompañado por un
conjunto de índices bioclimáticos y su clasificación (Tabla II.5.3.1.1 y figura II.5.3.1.1).

Del estudio de los resultados obtenidos en los índices y diagnosis bioclimática en


las estaciones termopluvimétricas María; Vélez Rubio, Vélez Blanco-Topares, Chirivel,
Embalse de Valdeinfierno y Lorca Casa Iglesias (Tabla II.5.3.1.1 y figura II.5.3.1.1),
observamos que en el Parque Natural de Sierra María-Los Vélez, aparecen dos
bioclimas pertenecientes al macrobioclima Mediterráneo; el oceánico pluviestacional,
ampliamente representado (María, Vélez Blanco, Vélez Rubio y Chirivel), y el bioclima
xérico oceánico a menor altitud (Valdeinfierno). Los termotipos dominantes en la zona
de estudio son Oromediterráneo, Supramediterráneo y Mesomediterráneo, con los
ombroclimas seco semiárido y subhúmedo.

El termotipo Mesomediterráneo ocuparía la zona basal de las sierras y el área


existente entre ellas. Su cota máxima son los 1400 m en el Maimón. El
Supramediterráneo ocupa la mayor parte de las zonas de montaña; su límite altitudinal
se sitúa entre los 1750 y 1800 m. Éste es el termotipo de las formaciones caducifolias y
esclerófilas. El termotipo Oromediterráneo se presenta en las zonas más elevadas de las
sierras; a partir de los 1750-1800 m. Dicho termotipo representa el límite de las
formaciones arbóreas. Predominarían los matorrales de caméfitos almohadillados y
espinosos, junto con especies de biotipo postrado y hemicriptófitos, ya que soportan
inviernos con temperaturas muy bajas y están cubiertos de nieve durante largos períodos
(Cueto1989).

136
Factores Formadores

Tabla II.5.3.1.1. Índices y Diagnosis bioclimática (Rivas Martínez et al, 1996) de las estaciones:
María, Chirivel, Embalse de Valdeinfierno, Vélez Blanco Topares, Vélez Rubio, Lorca Casa
Iglesias.

137
Factores Formadores

Tabla II.5.3.1.1. Índices y Diagnosis bioclimática (Rivas Martínez et al, 1996) de las estaciones:
María, Chirivel, Embalse de Valdeinfierno, Vélez Blanco Topares, Vélez Rubio, Lorca Casa
Iglesias (Continuación).

138
Factores Formadores

Tabla II.5.3.1.1. Índices y Diagnosis bioclimática (Rivas Martínez et al, 1996) de las estaciones:
María, Chirivel, Embalse de Valdeinfierno, Vélez Blanco Topares, Vélez Rubio, Lorca Casa
Iglesias (Continuación).

139
Factores Formadores

Figura II.5.3.1.1. Diagramas bioclimáticos (Rivas Martínez et al, 1996) de las estaciones: María,
Chirivel, Embalse de Valdeinfierno, Vélez Blanco Topares, Vélez Rubio, Lorca Casa Iglesias.

140
Factores Formadores

II.5.3.2. Clasificación bioclimática de Montero de Burgos y González Rebollar

Un aspecto climático importante aplicado al campo forestal es el estudio de los


bioclimodiagramas. El diagrama bioclimático de Montero de Burgos y González
Rebollar (1983) establece correlaciones clima-vegetación e introduce el factor suelo
como elemento decisivo en la retención y disponibilidad de agua para los vegetales.
Dicho método permite establecer una relación entre la evapotranspiración potencial
(ETP) y la disponibilidad de agua (D), resultante de la suma de la precipitación más la
reserva de agua que posee el suelo del mes anterior; introduciendo el nuevo concepto,
de evapotranspiración residual (e), que se basa en la defensa activa que desarrollan los
vegetales frente a las condiciones adversas de déficit hídrico. Así, cuando la
disponibilidad de agua decrece notablemente los vegetales son capaces de disminuir la
transpiración mediante el cierre de sus estomas. En esta situación la pérdida de agua se
relaciona con e y no con la ETP, obteniéndose resultados más reales.

Este diagrama permite diferenciar cuatro periodos al año:

1. Periodo frío: cuando la temperatura media mensual (T) es inferior a 7,5 °C.

2. Periodo de actividad vegetal real: la temperatura media es superior a 7,5 °C y en el


suelo existe suficiente cantidad de agua (D> ETP).

3. Periodo de regulación: D es menor que ETP, pero mayor que e. En estas


condiciones la planta regula activamente la pérdida de agua mediante el cierre de
sus estomas, la pérdida de hojas o incluso deteniendo su actividad vegetativa.

4. Periodo seco: D es menor que e. La planta puede llegar a detener su actividad


vegetativa e incluso puede sufrir efectos negativos para sus células como la
concentración de sus jugos intracelulares y el inicio de la plasmolisis. Este periodo
no finaliza con las primeras lluvias, sino cuando ha caído suficiente agua como para
que las células hayan recuperado la turgencia necesaria para reiniciar la actividad
vegetal. Comprende, pues, el periodo seco propiamente dicho y el periodo de
recarga.

Este diagrama establece, a partir de los datos de ETP, D, T, considerando distintas


hipótesis CR (capacidad de retención de los suelos) y porcentajes de escorrentía
superficial (W), las denominadas intensidades bioclimáticas, que se miden en unidades
bioclimáticas (1 ubc = 5 °C). La actividad vegetativa máxima que puede proporcionar
un clima cuyas demandas de agua estén satisfechas se mide, gráficamente y de forma
aproximada, por el área comprendida entre la curva de temperaturas medias mensuales
y la recta correspondiente a T=7.5ºC, suponiendo nula la actividad vegetativa por
debajo de esta temperatura (Intensidad Bioclimática Fría, IBF).

Cuando en los diagramas introducimos el balance hídrico del suelo, en la estación


considerada, para diferentes supuestos de capacidad de retención del suelo y escorrentía,
es posible obtener la IBR (Intensidad Bioclimática Real), menor por supuesto que IBP,
y en la que pueden diferenciarse la Intensidad Bioclimática Condicionada (IBC) y la
Intensidad Bioclimática Libre (IBL). La IBC representa la Intensidad Bioclimática
Condicionada por un período de sequía anterior, del que comienza a resarcirse la
vegetación y que por tanto, sólo podrá ser aprovechada por vegetaciones como la

141
Factores Formadores

herbácea, que apenas necesita recuperarse de la sequía. La IBL mide la productividad


forestal o el período vegetativo a pleno rendimiento, y su aparición tiene lugar en
primavera antes de la sequía estival y en otoño tras el periodo de IBC, una vez
compensada la sequía veraniega. La Intensidad Bioclimática Seca (IBS) representa el
período de sequía con paralización vegetativa, por lo que al igual que la IBF, tiene un
valor negativo.

En la figura II.5.3.2.1, se muestran los diagramas correspondientes a las estaciones


termopluviométricas estudiadas; en los cuales, se ponen de manifiesto dos supuestos de
retención del suelo y escorrentía disponible para las plantas: CR = 0 y CR = 100 mm, y
dos supuestos para el coeficiente de escorrentía: W = 0, para terrenos llanos y provistos
de un densa cubierta vegetal, o bien W = 30, para zonas con pendiente acusada y
vegetación escasa, lo que equivale a reducir al 70% las precipitaciones medias
mensuales. Dicha figura también muestra el valor de las distintas intensidades
bioclimáticas, expresadas en ubc.

Como se aprecia, en general, las distintas intensidades, a excepción de la Intensidad


Bioclimática Potencial que lógicamente mantiene un valor constante en cada estación,
descienden al pasar de un suelo con una capacidad de retención nula y un coeficiente de
escorrentía igual a cero, a suelos con una capacidad de retención igual a 100 y un
coeficiente de escorrentía igual a 30.

Los valores más bajos de Intensidad Bioclimática Libre (IBL=0.1) corresponden a


la estación de Vélez Blanco a 1192 m de altitud con CR=100 y W=30. Por el contrario,
la máxima productividad forestal (IBL=2.5), aparece en la estación Lorca Casa Iglesias,
pero bajo el supuesto de que la capacidad de retención del suelo (disponible para las
plantas) sea nula (CR=0), y en terrenos llanos provistos de densa cubierta vegeteal
(W=0). También presentan una elevada productividad, las estaciones Chirivel
(IBL=1.5) y Vélez Rubio (IBL=1.5).

En la etapa estival, la carencia de agua es capaz de producir la detención de la


actividad vegetativa por sequía (IBS) por un periodo de duración variable según la
capacidad de retención y escorrentía. En pendientes elevadas abarca desde principios de
junio a mediados de septiembre y en las partes bajas de las laderas desde finales de
mayo hasta septiembre. Así, el período de sequía con la más alta Intensidad
Bioclimática Seca (IBS=2.19), se atribuye a la estación de Embalse de Valdeinfierno
(IBS=1.6), seguida de Vélez Rubio (IBS=1.5) y María (IBS=1.5). Por el contrario, la
estación de Chirivel presenta el valor más bajo de IBS (IBS=1.2).

En general las zonas más bajas de las Sierras experimentan una apreciable pérdida
de IBL. Las zonas cacuminícolas presentan una pérdida ínfima de unidades
bioclimáticas puesto que en ellas las precipitaciones compensan la pérdida de agua por
escorrentía, siendo, en este caso, las bajas temperaturas las que impiden una mayor
actividad vegetal (Cueto, 1989). Existe una potencial paralización vegetativa por frío
(IBF) durante los meses de Enero, Febrero, Marzo, Noviembre y Diciembre en las
estaciones de María, Vélez Blanco y Chirivel, y durante Enero, Febrero y Diciembre en
Valdeinfierno. La temperatura básica de la intensidad bioclimática libre oscila entre 10
y 15ºC.

142
Factores Formadores

Figura II.5.3.2.1. Diagrama bioclimático de Montero de Burgos y González Rebollar (1983) de las
estaciones: María, Chirivel, Vélez Rubio, Vélez Blanco, Embalse de Valdeinfierno y Lorca Casa
Iglesias.

143
Factores Formadores

Figura II.5.3.2.1. Diagrama bioclimático de Montero de Burgos y González Rebollar (1983) de las
estaciones: María, Chirivel, Vélez Rubio, Vélez Blanco, Embalse de Valdeinfierno y Lorca Casa
Iglesias (Continuación).

144
Factores Formadores

Figura II.5.3.2.1. Diagrama bioclimático de Montero de Burgos y González Rebollar (1983) de las
estaciones: María, Chirivel, Vélez Rubio, Vélez Blanco, Embalse de Valdeinfierno y Lorca Casa
Iglesias (Continuación).

145
Factores Formadores

Figura II.5.3.2.1. Diagrama bioclimático de Montero de Burgos y González Rebollar (1983) de las
estaciones: María, Chirivel, Vélez Rubio, Vélez Blanco, Embalse de Valdeinfierno y Lorca Casa
Iglesias (Continuación).

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Factores Formadores

Figura II.5.3.2.1. Diagrama bioclimático de Montero de Burgos y González Rebollar (1983) de las
estaciones: María, Chirivel, Vélez Rubio, Vélez Blanco, Embalse de Valdeinfierno y Lorca Casa
Iglesias (Continuación).

147
Factores Formadores

Figura II.5.3.2.1. Diagrama bioclimático de Montero de Burgos y González Rebollar (1983) de las
estaciones: María, Chirivel, Vélez Rubio, Vélez Blanco, Embalse de Valdeinfierno y Lorca Casa
Iglesias (Continuación).

148
Factores Formadores

II.5.3.3. Edafoclima

El concepto de edafoclima, que hace referencia al clima del suelo, condiciona los
procesos edafogenéticos del suelo, y gran parte de su capacidad para sustentar la
vegetación. El edafoclima esta constituido por dos elementos fundamentales: humedad
y temperatura. La humedad se expresa por el balance hídrico del suelo, el cual
representa las ganancias y pérdidas de agua en el perfil en un tiempo dado,
generalmente un año. Para esto, se ha realizado un balance hídrico para cada perfil, en
los que se han utilizado las reservas de aguas medidas. Los parámetros de temperatura
se han relacionado con el clima ambiental, siguiendo la indicación de la Soil Taxonomy
(1999) de sumar un grado a la temperatura media.

Todos los perfiles de suelo muestreados en la zona de estudio presentan un régimen


de humedad xérico, ya que la sección de control de humedad esta húmeda para 45 o más
días consecutivos en los 4 meses siguientes al solsticio de verano y húmedo en todas las
partes para 45 o más días consecutivos en los 4 meses siguientes al solsticio de invierno,
y seca para menos de 45 días consecutivos en los cuatro meses siguientes al solsticio de
verano. Los perfiles muestreados presentan además una temperatura menor de 22 ºC y
la diferencia entre las temperaturas medias de verano e invierno, es mayor de 6ºC. Por
otro lado, la sección de control de suelo, está húmeda para más de la mitad de los días
acumulados cuando la temperatura del suelo a una profundidad de 50 cm desde la
superficie del suelo es mayor de 5ºC.

La zona de estudio presenta un régimen de temperatura mésico, ya que la


temperatura media anual del suelo está comprendida entre 8ºC y 15ºC, y la diferencia
entre las temperaturas medias en invierno y verano es mayor de 6ºC a una profundidad
de 50 cm desde la superficie del suelo.

149
CAPÍTULO III.
MATERIAL Y MÉTODOS
Material y Métodos

III.1. ANÁLISIS DE LAS PROPIEDADES FÍSICAS Y QUÍMICAS


DE LOS SUELOS. CARTOGRAFÍA DE SUELOS

III.1.1. Trabajos preliminares de gabinete

En primer lugar se realizó una revisión bibliográfica en la que se registraron datos


referentes a las propiedades, distribución y evaluación de los suelo de la zona o de áreas
limítrofes, con caracteres similares. Asimismo, se recogió información básica
disponible sobre el medio físico: clima, geología, vegetación, relieve y tipologías de
suelos.

Mediante el empleo de los Sistemas de Información Geográfica Arc View GIS 3.2
(1999) y ArcGIS 9.0 (Esri 2004) se ha realizado una cartografía previa de la zona de
estudio digitalizando el mapa de suelos escala 1:100.000 a partir de las hojas de Chirivel
(973), Vélez Rubio (974), Vélez Blanco (952) y Orce (951) del proyecto LUCDEME
(1991), el mapa geológico escala 1:50.000 de las hojas de Chirivel (973), Vélez Rubio
(974), Vélez Blanco (952) y Orce (951) del Instituto Geológico y Minero de España, y
el mapa de usos y cultivos escala 1:50.000 de la Consejería de Medio Ambiente de la
Junta de Andalucía. Se elaboraron además los mapas de las principales especies
arbóreas y arbustivas de la zona de estudio a partir de la información del Proyecto de
Ordenación de tres montes pertenecientes al Ayuntamiento de María (Almería),
Proyecto de Ordenación de los montes pertenecientes a la Junta de Andalucía en el
Parque Natural de Sierra María-Los Vélez (Almería), Proyecto de Ordenación de los
Montes, propiedad de la Junta de Andalucía, situados en al Parque Natural de Sierra
María-Los Vélez y fotografía aérea de 1 m de resolución de la Junta de Andalucía.
Finalmente se realizó un mapa de distribución espacial de bosque natural, repoblaciones
forestales realizadas en el Parque según el año de repoblación, y zonas agrícolas y
eriales, elaborado a partir de información aportada por la Delegación de Medio
Ambiente de la Junta de Andalucía y fotografía aérea de 1 m de resolución de la Junta
de Andalucía.

Finalmente, a partir de los resultados obtenidos se arbitraron las pautas de trabajo


sucesivas encaminadas principalmente a proyectar un conjunto de itinerarios de campo
con el objeto de reconocer y definir las diferentes unidades de suelos, comprobar los
límites establecidos o la corrección de los mismos en su caso, seleccionar puntos de
muestreo de perfiles y capas arables, y recoger datos de la zona de estudio como
pendiente, erosión, rocosidad, evidencias de erosión, formas del relieve, vegetación,
etc.

III.1.2. Labores de campo

El material edáfico para análisis de laboratorio se obtuvo, en primer lugar, de la


apertura 77 calicatas que representaban la mayor variabilidad posible según los
parámetros de vegetación, edad de las superficies boscosas, material original y relieve
(Figura III.1.2.2). La densidad de muestro obtenida nos proporciona un valor
aproximado de una muestra cada 3 Km2. Estas calicatas fueron de dos tipos: 1.- perfiles
de suelos y 2.-sondeos o capas arables. Se procedió al levantamiento de 20 perfiles de
suelos y la toma de una muestra por horizonte diferenciado, hasta hacer un total de 55
muestras de horizontes, para su posterior tratamiento analítico. También se recogieron

150
Material y Métodos

los 30 primeros cm del suelo (sondeos o capas arables) en 57 localizaciones para la


determinación de la analítica básica de laboratorio (Figuras III.1.2.1).

Figura III.1.2.1. Localización de perfiles (azul) y capas arables (rojo).

En cada zona de muestreo se realizó una descripción completa de las características


macromorfológicas, tanto de los perfiles como de las capas arables, siguiendo las
recomendaciones de la FAO (1998):

Figura III.1.2.2. Parámetros empleados en campo para la descripción de las capas arables.

151
Material y Métodos

Ubicación: Indica la posición del lugar donde se ha tomado el perfil o capa arable y la
distancia aproximada con respecto a un elemento geográfico importante que sirva de
referencia.

Coordenadas geográficas: Para facilitar en algunos casos la localización precisa del


punto geográfico de la toma de muestras se dan las coordenadas UTM, obtienidas a
partir de un Sistema de Posicionamiento Global (GPS).

Altitud: Se obtiene también a partir de un Sistema de Posicionamiento Global (GPS).


Viene dada en metros sobre el nivel del mar.

Orientación: Orientación de la ladera muestreada obtenida con brújula.

Posición fisiográfica: Se indica la naturaleza del paisaje.

Forma del terreno circundante: Se da el nombre de la clase correspondiente según la


pendiente.

Pendiente: Pendiente de la ladera muestreada obtenida con un clinómetro expresada en


tanto por ciento.

Vegetación: Se da el nombre y densidad aproximada de las plantas más comunes de los


suelos que presentan vegetación natural y el tipo de cultivos de los suelos agrícolas.

Material de partida: Se describe brevemente la naturaleza del material litológico.

Drenaje: Figura aquí la clase de drenaje natural del suelo según Guía de la FAO.

Pedregosidad superficial: Hace referencia al contenido relativo de piedras en la


superficie del suelo.

Afloramientos de rocas: Este apartado recoge de la abundancia de afloramientos


rocosos consolidados que pueden limitar el uso de medios mecánicos.

Evidencias de erosión: Se describe la clase, el tipo y el grado de erosión que se observa


en la zona de toma de muestras.

Influencia humana: Este apartado recoge las evidencias de cualquier tipo de actividad
humana que se desarrolla en la zona de estudio.

Para el caso de los perfiles muestreados, figura también la descripción


macromorfológica, propiamente dicha, en la que se da el símbolo asignado a cada uno
de los horizontes del suelo, su profundidad, y sus propiedades y características
macromorfológicamente reconocibles en la observación de campo. Finalmente, siguen a
dicha descripción unas tablas numéricas en las que se recogen los datos obtenidos en al
estudio del suelo, expresados en la forma que se indica en la descripción del
correspondiente método de análisis.

152
Material y Métodos

III.1.3. Analítica de laboratorio

Las muestras brutas recogidas en campo se secaron en una estufa de aire forzado a
35ºC y se realizó un tamizado y una molienda como pasos previos a las determinaciones
analíticas. Se utilizó un tamiz de 2 mm para separar la tierra fina y la grava, calculando
el porcentaje en peso de ambas fracciones. En todos los casos, la reducción del tamaño
de cada muestra hasta una cantidad suficiente para la realización de los análisis, así
como la selección posterior de las muestras analíticas, se realizó por el método de
"cuartiles sucesivos".

Posteriormente una pequeña parte de la tierra fina (15 gr) se separó para someterla a
una molienda con mortero mecánico de Ágata hasta obtener la fracción menor de 0,5
mm, necesaria para algunos de los análisis.

III.1.3.1. Determinaciones analíticas en las muestras de los perfiles

En el caso de los perfiles se ha hecho una analítica de los parámetros edáficos según
las siguientes metodologías:

III.1.3.1.1. Propiedades físicas de los suelos

III.1.3.1.1.1. Análisis granulométrico

El porcentaje de las distintas fracciones granulométricas se calculó siguiendo el


análisis granulométrico descrito en Soil Conservation Service (1972), separando las
arenas por tamizado y el limo y la arcilla mediante sedimentación, empleando el método
de la pipeta de Robinson. Este método está basado en la relación existente entre el
tamaño de partícula y la velocidad de caída en un fluido según la Ley de Stokes. El
problema más importante del método radica en la forma no esférica de algunas
partículas que no se ajustan correctamente a dicha ley. A pesar de ello, es uno de los
métodos más fiables, como se comprueba en multitud de estudios (Gillot, 1987).

El sistema de clasificación granulométrica utilizado fue el de la USDA. Se mide


además la fracción Unified, que incluye a todas aquellas partículas con un tamaño
inferior a 0,075 mm.

III.1.3.1.1.2. Separación de fracciones granulometricas

En las muestras procedentes del análisis granulométrico se separaron las arenas


mediante un filtro de 0,02 mm. El limo y arcilla se separaron por decantaciones
sucesivas hasta agotamiento de la arcilla, quedando en el residuo el limo.

La división en fracciones es importante para su posterior análisis mineralógico por


difracción de Rayos X.

III.1.3.1.1.3. Determinación de la densidad aparente

La densidad aparente de los horizontes de los perfiles se midió mediante el método


del cilindro. Los cilindros utilizados tenían un volumen de 100 cm3, y la densidad

153
Material y Métodos

aparente se calculó refiriendo el peso seco de la muestra tomada en campo, con dicho
volumen.

III.1.3.1.1.4. Retención de agua, Cm y agua útil

Se calculó la retención de agua a 33 y 1500 KPs con la membrana de Richards


(1954). Estos datos junto con las densidades aparentes y el Cm han permitido calcular el
agua útil (mm de agua retenidos por cm de espesor). El Cm o porcentaje de tierra fina
en volumen fue establecido a partir del porcentaje en peso de gravas y la densidad de las
mismas.

III.1.3.1.1.5. Medida de color

Se midió el color de la tierra fina en húmedo y en seco para cada uno los horizontes
de cada perfil. Las muestras se dispusieron rellenando una anilla de acero de 1,5 cm. de
diámetro y 3 mm de espesor. Las medidas se realizaron con un espectrofotómetro
MINOLTA 2600d, empleando una fuente de luz D65, que simula la luz del día, y una
geometría de iluminación-observación d/8º (luz difusa a un ángulo de 8º). El
espectrofotómetro recoge la luz reflejada del objeto a través de un objetivo y produce un
espectro de reflectancia entre los 400 a los 700 nm, a intervalos de 10 nm. Los sistemas
de representación de color en el que se expresaron las medidas fueron el Munsell
(1990), ya que es el sistema de color más familiar en Edafología, y el CIELAB (1976).

III.1.3.1.2. Propiedades químicas de los suelos

III.1.3.1.2.1. Determinación de pH y conductividad

Se obtuvo la medida potenciométrica de pH (mediante un pHmetro digital "Crison


Digilab 517") y la medida de conductividad (mediante un conductivímetro con puente
de Wheatstone) sobre la muestra de campo en una suspensión suelo-agua en proporción
de peso 1:1. También se realizó una medida de pH sobre la muestra de campo en una
suspensión suelo-KCl 1M en proporción de peso 1:1 para estimar la acidez potencial.

III.1.3.1.2.2. Humedad

El Carbono orgánico, Hierro libre, Nitrógeno total, Bases de cambio y Capacidad de


intercambio catiónico, contenido en Carbonatos y Fósforo asimilable están ajustados a
peso seco por lo que fue necesario calcular la humedad mediante calentamiento en
estufa unas ocho horas a 110ºC.

III.1.3.1.2.3. Carbono orgánico

Para la determinación del Carbono orgánico se empleo el método de Tyurin (1936)


descrito por Konova (1961). Este es un método por vía húmeda que consiste en una
valoración de óxido-reducción por retroceso. El carbono orgánico se oxida mediante
dicromato potásico en exceso y posteriormente se valora la cantidad sobrante mediante
su reducción con sal de Möhr.

Se introdujeron algunas modificaciones dado el elevado contenido en materia


orgánica que presentaban algunas muestras de los suelos del Parque Natural de Sierra

154
Material y Métodos

María-Los Vélez, así se realizó la analítica sobre 0.1 gramos de tierra fina, salvo en las
capas arables 18 y 47, y en los horizontes superficiales de los perfiles 11 y 19, en los
que se utilizó 0.05 gramos de tierra fina.

III.1.3.1.2.4. Nitrógeno total

El nitrógeno total se estableció por el método Kjeldhal (CSIC, 1969). Inicialmente


se realiza un ataque o destrucción de la materia orgánica y una transformación del
nitrógeno (amoniacal, amoniacal-orgánico y nítrico) en sales amónicas. En esta fase la
materia orgánica se oxida a CO2 y H2O por ebullición con H2SO4 concentrado, de tal
forma que los citados compuestos nitrogenados se transforman en NH4+, formándose
(NH4)2SO4. Para acelerar esta reacción se emplean catalizadores (Cu, Hg, Se, etc.) y
además se añaden sales que aumentan el punto de ebullición del ácido para evitar su
evaporación. A continuación se hace reacionar el (NH4)2SO4 producido en la digestión,
con NaOH para formar Na2SO4 y NH3 gaseoso, el cual es destilado por arrastre de vapor
con tromba de vacío (método separativo de destilación) y condensado. El NH3 es
valorado con H2SO4 diluido en presencia de un indicador adecuado (método
volumétrico de neutralización ácido-base).

III.1.3.1.2.5. Carbonatos

El contenido en carbonato cálcico equivalente (contenido total de carbonatos


expresados en %CaCO3) se midió mediante un método manométrico (Barahona, 1984)
midiendo la cantidad de CO2 desprendido al reaccionar los carbonatos del suelo con un
ácido fuerte (HCl 1:1).

III.1.3.1.2.6. Hierro libre

La medida de hierro se obtuvo mediante colorimetría, previa extracción con citrato-


ditionito de sodio (Holgrem, 1967).

III.1.3.1.2.7. Fósforo asimilable

La determinación de fósforo se realizó mediante colorimetría, previa extracción con


una solución de bicarbonato sódico (Olsen-Watanabe, 1965). Se realizó una
modificación en el método de Olsen-Watanabe utilizado para la evaluación del fósforo
extraído. Esta modificación consiste en la no adición de la solución de ácido ascórbico y
su sustitución por solución de amidol. A su vez se midió el color, en todas las muestras,
en la longitud de onda de trabajo de las disoluciones que contenían las mismas
cantidades de extractos y reactivos, ya que debido a la disolución de compuestos
orgánicos de algunas muestras, podían existir posibles interferencias de los extractos tan
coloreados.

III.1.3.1.2.8. Capacidad de intercambio catiónico y bases de cambio

La capacidad de intercambio catiónico y las bases de cambio se midieron pasando


soluciones de desplazamiento en tubos de percolación. Se procedió a la extracción de
las bases de cambio con Acetato amónico (pH 7) y la capacidad de cambio fue medida
por paso sucesivo de Acetato sódico (pH 8,2) y Acetato amónico (pH 7) (Soil
Conservation Service, 1972). El sodio, potasio y la capacidad de intercambio catiónico

155
Material y Métodos

fueron medidos por fotometría de llama y el calcio y el magnesio por absorción


atómica. En estas determinaciones se emplearon un espectrofotómetro Perkin Elmer
modelo 1100 B, equipado con horno de grafito, sistema de generación de hidruros y
ordenador de control.

III.1.3.1.2.9. Medida de repelencia al agua

Para la determinación de la repelencia al agua del suelo, se ha utilizado el método


WDPT (Water Drop Penetration Time), que consiste en añadir una gota de agua sobre la
superficie de la muestra de suelo homogeneizada a 2 mm y medir el tiempo que
transcurre hasta que se absorbe completamente. Según el tiempo de absorción de la
gota, el suelo se puede clasificar en las siguientes clases: No repelente (<5 seg.),
ligeramente repelente (10-60 seg.), fuertemente repelente (180-600 seg.) y severamente
repelente (900-3600 seg.) (Savage et al., 1972).

III.1.3.2. Determinaciones analíticas en las muestras de capas arables

La analítica realizada en las muestras de las capas arables ha sido similar a la de las
muestras de los horizontes de los perfiles, aunque más restringida. En ellas se han
estudiado las siguientes variables analíticas: % gravas, % finos, pH (agua), pH (KCl),
conductividad (dS/m), porcentajes de arena, limo y arcilla, porcentaje de carbonato
cálcico equivalente, hierro libre (g.kg-1), carbono orgánico (g.kg-1), pF (0,33 atm) y pF
(15 atm), contenido en nitrógeno (g.kg-1), capacidad de intercambio catiónico (cmol kg-
1
) y estudio de la estabilidad estructural por tamizado en húmedo.

III.2. INTERPRETACIÓN Y VALORACIÓN DE LOS


RESULTADOS OBTENIDOS

III.2.1. Clasificación taxonómica de los perfiles

Para la clasificación de los suelos correspondientes a los perfiles muestreados se


siguió la Base de Referencia Mundial del Recurso Suelo (FAO, 1999) y la Soil
Taxonomy (Soil Survey Staff, 1999). Para ello se han estudiado los horizontes
(superficiales y subsuperficiales), propiedades y materiales de diagnóstico presentes en
los suelos muestreados y el espesor de los mismos

III.2.2. Cartografía de suelo

Se ha elaborado un mapa de suelos de la zona de estudio, partir del muestreo


realizado y fotointerpretación de pares estereoscópicos mediante la técnica de análisis
de patrones. Los controles cartográficos para cada unidad se exponen detalladamente en
el correspondiente capítulo de resultados (Capítulo IV.2.1.). Las unidades cartográficas
delineadas se transfirieron al Sistema de Información Geográfica ArcGIS 9.0 (Esri,
2004), empleando como base fotografías aéreas escala 1:40.000 y ortofotos
georreferenciadas de un metro de resolución de la Junta de Andalucía.

156
Material y Métodos

III.2.3. Análisis de la calidad ambiental de los suelos mediante estimadores de


calidad

El concepto de calidad ambiental se ha definido “la capacidad de un tipo específico


de suelos para funcionar, dentro de los límites de ecosistemas naturales o dirigidos, para
sostener la productividad de plantas y animales, conservar o mejorar la calidad del agua
y el aire, y soportar la salud y la habitabilidad humana” (Karlen et al., 1997).

La evaluación y cuantificación de la calidad del suelo, es compleja dado que está


influenciada por una serie de factores externos tales como, los usos del suelo y las
prácticas de gestión, los ecosistemas e interacciones medioambientales e incluso aspectos
socioeconómicos. De esta forma, la identificación de los indicadores de calidad, debe
integrar multitud de factores físicos, químicos y biológicos que controlan los procesos
biogeoquímicos de los suelos, así como su variación en el espacio y el tiempo. (Larson
and Pierce, 1991; Doran y Parkin, 1994; Bezdicek et al., 1996; Karlen et al., 1997;
Herrick, 2000).

Se han utilizado los siguientes indicadores:

¾ Materia orgánica, por el papel que desempeña en el adecuado funcionamiento


del biociclo de nutrientes, drenaje y almacenamiento de agua, resistencia a la
erosión hídrica de los suelos, estabilidad estructural y capacidad amortiguadora
de la contaminación del suelo (Smith, et al, 2000; Schoenholtz, 2000; Nambiar,
1997).

¾ Nitrógeno total y relación C/N, por su importancia como elemento nutritivo


esencial para el desarrollo de la cobertura vegetal, así como por las especiales
características que presenta el suministro de este elemento, ya que un 97-99%
del nitrógeno del suelo se encuentra en forma orgánica no asimilable por las
plantas (proteico, nucleico, aminoglucídico o cíclico en los ácidos húmicos), y
ha de descomponerse por la acción de microorganismos a formas utilizables
(NH4+ libre, NO2-, NO3-; N2O, NO). La relación C/N indica la rapidez con la que
proliferan los microorganismos desintegradotes, y por tanto, la velocidad de
descomposición de la materia orgánica.

¾ Porosidad total y macroporosidad, por las funciones que desempeñan en la


percolación del agua y aireación del suelo, mejorando el ambiente físico para el
desarrollo radicular de las plantas y el hábitat de los organismos del suelo.
(Sánchez-Marañón et al. 2002). La porosidad total se estimó a partir del
porcentaje de gravas, de materia orgánica en la tierra fina, de tierra fina mineral
y la densidad aparente. La macroporosidad se obtuvo a partir de la
microporosidad menos la porosidad total.

¾ Capacidad de intercambio catiónico, por su importancia desde el punto de vista


de productividad agrícola y forestal, pues permite que en los suelos existan
nutrientes esenciales para la nutrición vegetal, que de no estar ligados a las
partículas coloidales se perderían por lavado.

157
Material y Métodos

¾ pH, mide de la acidez o alcalinidad de un suelo, y afecta la disponibilidad de los


nutrientes, la actividad de microorganismos, y la solubilidad de minerales del
suelo (Doran y Parkin, 1994. Larson y Pierce, 1994).

¾ Densidad aparente, controla la compactación del suelo. Afecta a propiedades y


procesos que influyen en el agua y suministro de oxígeno, productividad y
erosividad (Larson y Pierce, 1991. Doran y Parkin, 1994).

¾ Reserva de agua, constituye una fuente de agua y nutrientes para las plantas,
favoreciendo la calidad ambiental de los suelos (Rhoton and Lindbo, 1997).

¾ Textura y carbonatos, por su relación con otras propiedades de los suelos, como
estructura, drenaje, pH, reactividad química, e incluso la evolución de la materia
orgánica. La encapsulación de ésta por arcillas (complejos arcillo-húmicos) o
carbonatos (estabilización por cálcio, precipitación, etc.) dificulta su
descomposición por microorganismos edáficos.

¾ Erosionabilidad (factor USLE), predice las pérdidas de suelo por erosión


hídrica (Wischmeier and Smith, 1978).

Se ha estimado a partir de la ecuación:

100 K = 2.1 ⋅ M 1.14 ⋅ (10 −4 ) ⋅ (12 − a) + 3.25 ⋅ (b − 2) + 2.5 ⋅ (c − 3)

Donde:
M = (% de limos + % de arenas muy finas) x (100 - % de arcillas).
a = % de materia orgánica.
b = código de estructura (1-granular muy fina o migajosa, 2-granular fina, 3-
granular mediana o gruesa y 4-en bloques o masiva).
c = Clases de permeabilidad en el perfil (1-rápida, 2-de moderada a rápida, 3-
moderada, 4-de lenta a moderada, 5-lenta, 6-muy lenta).

¾ Índice de estabilidad estructural y porcentaje de agregación, que nos indican la


resistencia de los agregados a perder su forma y tamaño cuando se someten a
fuerzas deformadoras o acciones de degradación, y el porcentaje de material
agregado conformando la estructura del suelo, propiedades relacionadas con
gran número de indicadores de calidad anteriormente comentados.

III.2.4. Análisis mineralógico por difracción de rayos x

Las fracciones limo y arena de los horizontes de los perfiles fueron sometidas a análisis
mineralógico mediante difractometría de Rayos X por el método de polvo cristalino
desorientado. La fracción arcilla fue estudiada asimismo por el método de agregado
orientado.

Los diagramas se han realizado en un aparato Rigaku-Miniflex Ca 2005, equipado con


filtro de Niquel, sistema de discriminación de impulsos y contador de gases.

Las condiciones de trabajo del aparato han consistido en: tensión del tubo de 30 Kv,
intensidad de 10 mA, radiación Cu-Kα, rendija de divergencia 1o, rendija de recuperación

158
Material y Métodos

0,3 mm, velocidad de exploración 2o 2 θ/min, constante de tiempo 2 y velocidad del papel
de 1 pulgada/min, (el difractómetro lleva adaptado un registro potenciométrico Beckman,
modelo 1005, que opera a una velocidad de 1 pulgada/minuto).

III.2.4.1. Diagramas de polvo cristalino desorientado

Los diagramas de polvo cristalino de arenas y limos se han rodado sobre la muestra
molida a menos de 270 mallas A.S.T.M., desde 50-60o hasta 3o 2 θ. En estos diagramas de
polvo, las intensidades de las reflexiones de los filosilicatos se afectan grandemente por la
tendencia de las partículas de estos minerales a orientarse según el plano (001) (Brindley,
1961), falseando las medidas tendientes a su cuantificación. Para evitar este problema es
necesario desorientar las partículas minerales. Se han propuesto muchos métodos siendo el
más empleado el del portamuestras de llenado lateral (Niskanem, 1964).

A partir de estos diagramas de polvo se ha procedido a realizar un análisis


mineralógico cualitativo y semicuantitativo.

III.2.4.1.1. Análisis mineralógico cualitativo

En los diagramas de polvo cristalino se ha procedido a la identificación de todas las


fases minerales a partir de las reflexiones presentes (A.S.T.M., 1974; A.S.T.M., 1981;
Brown, 1961 y Brindley y Brown, 1980).

III.2.4.1.2. Análisis Mineralógico Semicuantitativo

Se ha realizado mediante medida de áreas de reflexiones diagnósticas, aplicando el


poder reflectante correspondiente a cada mineral (Tabla III.1.1) y posterior reparto a 100.
Este método es conocido como de los Factores o Poderes reflectantes o de intensidad
(Schultz, 1964).

Para los minerales mayoritarios objeto de estudio se han aplicado los factores
establecidos en la bibliografía (Tabla III.1.1). En otros casos, ya sea por tratarse de
minerales poco usuales, o porque las condiciones de medida descritas en la bibliografía no
encajaban con las de nuestras muestras, ha sido necesario adoptar nuevos poderes (Islam y
Lotse, 1986; Schwaighofer y Muller, 1987; Ruiz-Cruz, 1994).
Tabla III. 1.1. Reflexiones diagnósticas y poderes reflectantes. Diagramas de polvo cristalino.

Reflexión Poder
Mineral Referencias
(Å) Reflectante
Yeso 7,6 1,5
Caolinita 7,15 0,45 Gámiz, 1987
Laminares 4,48 0,1 Schultz, 1964
Cuarzo 4,26 0,66 Galán Huertos, 1972
Goethita 4,18 0,24 Palumbo, 1979
Fd K 3,25 1 Schultz, 1964
Fd Na 3,2 1 Schultz, 1964
Calcita 3,03 1 Schultz,1964
Dolomita 2,88 1 Schultz, 1964
Hematites 2,69 0,24
Feld. K: Feldespato potásico; Feld. Na: Feldespato sódico.

159
Material y Métodos

III.2.4.2. Diagramas de agregado orientado

Las muestras de arcilla, previamente a su preparación en agregados orientados, fueron


dializadas con agua destilada para eliminar el sodio en exceso, derivado del
hexametafosfato sódico añadido como dispersante en la separación de las fracciones
granulométricas.

Posteriormente los agregados orientados se prepararon por sedimentación y secado de


una suspensión acuosa de la muestra homogeneizada y dispersada en una plaquita de
vidrio de 16 cm2. Se han procurado que las cantidades de muestra fueran de 200 mg por
agregado orientado (Rich y Barnhisel, 1977). El campo de exploración ha abarcado desde
30o hasta 3o 2 θ.

En orden a la identificación y cuantificación de las fases filosilicatadas, los agregados


orientados han recibido una serie de tratamientos:

Solvatación con Etilénglicol: Las muestras se han mantenido durante 24 horas en un


desecador en atmósfera saturada de etilenglicol y a una temperatura de 50-60oC (Brindley
y Brown, 1980).

Solvatación con Dimetilsulfóxido: Se ha realizado manteniendo las muestras durante


48 horas en un desecador en atmósfera saturada de dimetilsulfóxido y a una temperatura de
50-60oC (González García y Sánchez-Camazano, 1968; Pevear y Mumpton, 1989; Moore
y Reynols, 1989).

Tratamientos térmicos: Las placas de agregado orientado fueron sometidas a una


temperatura de 550oC durante 1 hora, dejándolas enfriar en un desecador para su posterior
rodado.

El estudio de los diagramas de agregado orientado ha comprendido un análisis


cualitativo y semicuantitativo.

III.2.4.2.1. Análisis mineralógico cualitativo

Ha consistido en la identificación y caracterización de las fases minerales presentes


(Brown, 1961; Brindley y Brown, 1980; A.S.T.M., 1974 y A.S.T.M., 1981).

III.2.4.2.2. Análisis mineralógico semicuantitativo

Se ha realizado en las muestras solvatadas con etilenglicol, midiendo las áreas de las
reflexiones diagnósticas y posterior reparto a 100, previa aplicación del poder reflectante
de cada mineral. Las reflexiones diagnósticas y poderes reflectantes empleados se exponen
en la tabla III. 1.2.

160
Material y Métodos

Tabla III. 1.2. Reflexiones diagnósticas y poderes reflectantes. Diagramas de Agregado Orientado.

Mineral Reflexión Poder Referencias


(Å) Reflectante
Interestratificados 13-24 3 Delgado, 1980
Caolinita 7,15 2 Gámiz, 1987
Clorita 7,15 2 Schultz, 1964; Barahona, 1974
Mica 10 1 Adoptado
Paragonita 9,7 2
Esmecitas 17 4 Schultz, 1964; Barahona, 1974
Vermiculitas 14-15 4 Adoptado

III.2.5. Estudio de la materia orgánica de los suelos

III.2.5.1. Fraccionamiento cuantitativo de la materia orgánica

La separación de las distintas fracciones de materia orgánica se llevó a cabo en


muestras de tierra fina tomadas de los horizontes superficiales de los perfiles
seleccionados, siguiendo la metodología descrita por Duchaufour y Jacquin (1975),
Monnier et al. (1965), Dabin (1971) y Merlet (1971). El análisis de la materia orgánica
nos ha permitido cuantificar una serie de fracciones del suelo denominadas
genéricamente la materia orgánica libre (MOL), los ácidos húmicos (AH), los ácidos
fúlvicos (AF) y los ácidos fúlvicos extraídos con ácido fosfórico (AFP) así como el
carbono insolubilizado en residuo final de extracción, correspondiente a la humina de
insolubilización no extraíble (HNE). Se eligieron 8 muestras de suelos, representativas
de distintas formaciones vegetales y tipos de uso (SM2: bajo matorral degradado, SM3:
encinar, SM5: suelo cultivado, SM9 y SM10: bajo pinar natural de Pinus nigra, SM15:
sabinar, SM19: pinar natural de Pinus halepensis, y SM20: bajo matorral de alta
montaña).

El contenido de cada una de estas fracciones en los suelos se relaciona con la


eficacia del ciclo biogeoquímico y con la calidad ambiental de la materia orgánica,
desde el punto de vista de su actividad en el transporte, el control de la movilidad de los
iones en la solución del suelo, y en la agregación de los constituyentes minerales
(Tinoco, 2000; Ganuza, 2002).

La materia orgánica libre (MOL) ha sido extraída por métodos densimétricos


(separación por flotación a partir de 10 g de suelo en H3PO4 2 M). La suspensión de
suelo se agitó con un agitador de varilla durante unos 20 segundos y, posteriormente se
centrifugó a 3500 rpm durante 10 minutos. A continuación, se recuperó el sobrenadante
que contenía la MOL suspendida, se filtró y el filtrado se lavó con abundante agua
destilada, se secó a 60ºC en estufa hasta peso constante, y se cuantificó
gravimétricamente. El uso de H3PO4 también presenta un efecto variable adicional de
descarbonatación de los suelos, así como de extracción de cierta proporción de cationes
di- y trivalentes, lo que facilita la posterior extracción de las sustancias húmicas
mediante reactivos alcalinos.

Debido a que la solución sobrenadante presentaba notable color amarillento,


indicando la presencia materia orgánica disuelta en la solución de H3PO4, se aprovechó
para determinar la fracción de ácidos fúlvicos en formas libres o débilmente unidos a la

161
Material y Métodos

matriz del suelo. Ésta fracción de ácidos fúlvicos se valoró cuantitativamente con
independencia de los ácidos fúlvicos presentes en el residuo, que serían extraídos
posteriormente mediante sucesivos tratamientos con NaOH.

El residuo de suelo obtenido tras la extracción de la MOL fue tratado sucesivamente


con reactivos alcalinos: primero con Na4P2O7 0.1 M, y posteriormente con NaOH 0.1 M.
Las suspensiones de suelo se agitaron durante 2 h y se centrifugaron a 4000 rpm durante
15 minutos. El tratamiento se repitió cinco veces, obteniéndose una solución
sobrenadante de color marrón oscuro correspondiente al extracto húmico total (EHT)
(mezcla de ácidos húmicos y ácidos fúlvicos). Posteriormente, se tomaron de cada
extracto una alícuota de 20 ml, se añadieron a un vaso de precipitado de forma baja de 500
ml, y se desecó en un baño de agua a 60ºC, para determinar el contenido en C de ácidos
húmicos y fúlvicos mediante valoración redox por retroceso. Para la determinación del
carbono, se añadieron a las muestras secas 10 ml de K2Cr2O7 1N, se agitaron y se dejaron
en reposo durante 30 min. Posteriormente se añadieron 20 ml de H2SO4 concentrado, y
tras la reacción, se añadieron 200 ml de H2O, 10 ml de H3PO4 concentrado y 1 ml de
solución difenilamina al 0.42%, para finalmente valorar el ácido crómico remanente de
la oxidación con Sal de Mohr 0.5M. El porcentaje de carbono que representa el extracto
total se calculó respecto a peso de suelo, teniendo en cuenta el peso inicial de muestra, el
volumen total del extracto obtenido, y el volumen de la alícuota analizada. A continuación,
se repite el proceso con otra serie de muestras para valorar la fracción del extracto
insoluble a pH ácidos (ácidos húmicos). Se tomó otra alícuota de cada ETH de 40 ml, se
añadió H2SO4 (relación 1:1) hasta alcanzar pH 1, y se dejó en reposo durante 20 min para
que los ácidos húmicos flocularan. Posteriormente, se centrifugó la muestra a 2500 rpm
durante 10 min, desechando el sobrenadante (ácido fúlvico), y el residuo (ácido húmico) se
redisolvió en NaOH 0.5 M, transfiriéndose a un matraz de 250 ml, donde se secó en un
baño de agua a 60ºC, procediéndose a determinar la fracción de ácidos húmicos de igual
forma que se hizo con el extracto húmico total. El C presente en forma de ácidos fúlvicos
se calculó a partir de la diferencia entre el contenido de C en forma de EHT, y el
correspondiente a los AH.

El residuo de suelo resultante de la extracción alcalina se lavó con agua destilada, se


desecó a 50ºC, y se pesó. La concentración de C de este residuo corresponde a la humina
total del suelo. A partir de 1g molido del residuo, se analizó el contenido en C mediante
oxidación por vía húmeda. Se comprobó que la suma de C de las fracciones descritas
anteriormente, equivalían, con bastante exactitud, al C total del suelo determinado por el
mismo método de oxidación por la vía húmeda.

Con objeto de disponer de suficiente cantidad de AH para realizar posteriores


estudios sobre su naturaleza química, se concentró el total del extracto húmico (EHT)
añadiendo HCl 6 M hasta que se alcanzó pH 2. Se dejó sedimentar durante 24 h, se
retiró el sobrenadante por sifonado, y se centrifugó la suspensión a 5000 rpm durante 10
min. El sobrenadante se desechó y se guardó el residuo (AH) para su posterior
purificación.

La purificación de los ácidos húmicos consistió en eliminar las arcillas en


suspensión y en la destrucción de aquellas arcillas u óxidos unidos a los ácidos húmicos.
Para ello se redisolvieron los AH en una solución de NaOH 0,5 M y se centrifugaron a
20000 rpm durante 15 min, con objeto de sedimentar la arcilla en suspensión. El
sobrenadante de color marrón oscuro, que contenía los ácidos húmicos disueltos, se

162
Material y Métodos

volvió a precipitar añadiendo HCl, dejándose actuar durante 24 h. Posteriormente, se


centrifugó la suspensión a 5000 rpm durante 15 min y se desechó el sobrenadante. A
continuación, los ácidos húmicos se introdujeron en bolsas de diálisis para dializarlos
frente a agua destilada. El tratamiento se prolongó hasta que se comprobó, utilizando
AgNO3, que el agua ya no contenía cloruros; posteriormente se secaron los ácidos
húmicos purificados a 40 ºC.

III.2.5.2. Fraccionamiento cualitativo de la materia orgánica

Para los 12 perfiles restantes (SM1, SM4, SM6, SM7, SM8, SM11, SM12, SM13,
SM14, SM16, SM17 y SM18) se realizó un fraccionamiento cualitativo de la materia
orgánica, con objeto de disponer de una cantidad de muestra suficiente para la
caracterización molecular de los AH, así como para cuantificar la materia orgánica libre
y ácidos húmicos de dichas muestras, siguiendo la metodología comentada
anteriormente. Es decir, se extrajo la MOL con H3PO4 2 M, y el residuo de suelo
obtenido tras la extracción de la MOL fue tratado con Na4P2O7 0.1M y NaOH 0.1M. La
mezcla se agitó durante 2 h y se centrifugó a 4000 rpm durante 15 min. El tratamiento
se repitió cinco veces, obteniéndose una solución correspondiente al extracto húmico
total. Posteriormente, se concentró la fracción de los ácidos húmicos, mediante
precipitación del extracto húmico total, añadiendo HCl 6 M hasta que alcanzó pH 2. Se
dejó sedimentar durante 24 h, se eliminó el sobrenadante y se centrifugó la suspensión
restante a 5000 rpm durante 10 min. El sobrenadante se desechó y se guardó el residuo
(AH) para su posterior purificación.

La purificación de los ácidos húmicos nuevamente consistió en eliminar las arcillas


en suspensión y destrucción de aquellas arcillas unidas a los ácidos húmicos,
redisolviendo los AH en una solución de NaOH 0,5 M, y centrifugándo a 20000 rpm
durante 15 min. El sobrenadante que contenía los ácidos húmicos disueltos, se volvió a
precipitar añadiendo HCl, dejándolo actuar durante 24 h. Posteriormente, se centrifugó
la suspensión a 5000 rpm durante 15 min y se desechó el sobrenadante. Finalmente, se
sometieron los ácidos húmicos a diálisis, y una vez purificados se desecaron a 40 ºC en
placas Petri, previamente taradas, se pesaron y se almacenaron.

III.2.5.3. Métodos espectroscópicos:

III.2.5.3.1. Espectroscopía visible

Se determinaron las densidades ópticas de soluciones de ácidos húmicos de 66.6 mg


L-1disueltos en NaOH 0,02 mg L-1 utilizando un espectrofotómetro Shimadzu UV-240
para longitudes de onda comprendidas entre los 400 y los 800 nm. También se
obtuvieron las extinciones específicas a 465 nm (E4) y a 665 nm (E6) y la relación entre
éstas, E4/E6 (Chen et al., 1978). Para determinar la presencia de máximos
espectroscópicos de muy baja intensidad se utilizó la espectroscopía derivatográfica,
obteniéndose la segunda derivada del espectro, donde los cambios de pendiente
aparecen en forma de valles bien definidos, cuya intensidad es proporcional a la de los
picos en el espectro original.

163
Material y Métodos

III.2.5.3.2. Espectroscopía infrarroja

Los espectros de infrarrojo se realizaron en el rango de 4.000 a 400 cm-1 con un


espectrofotómetro Shimadzu FTIR-8400 PC, de transformada de Fourier (FT-IR), a
partir de pastillas de 200 mg de KBr que contenían 3 mg de ácidos húmicos. Para la
obtención de dichas pastillas, las muestras se homogeneizaron en un mortero de ágata, y
se desecaron a 100 ºC durante toda la noche para eliminar las trazas de agua.

Se obtuvieron espectros de resolución aumentada mediante la aplicación de un


procedimiento matemático basado en sustraer digitalmente al espectro original de un
múltiplo positivo de su segunda derivada (Rosenfield y Kak, 1982; Almendros y Sanz,
1992).

III.2.6. Análisis de las propiedades bioquímicas de los suelos

El estudio de las propiedades bioquímicas de los suelos del Parque Natural de


Sierra María – Los Vélez, se realizó en muestras seleccionadas de zonas con diferentes
usos, recogidas específicamente para estas determinaciones. Se muestrearon de nuevo
los horizontes superficiales de los siguientes perfiles y usos, P2: bajo matorral
degradado, P3: en un encinar, P5: en un suelo cultivado, P10: bajo pinar natural de
Pinus nigra, P15: en un sabinar, P19: en un pinar natural de Pinus halepensis, y P20:
bajo matorral de alta montaña.

Se consideraron además durante el muestreo, los problemas derivados de la


fragilidad de las propiedades bioquímicas, ya que éstas pueden variar en función de las
precipitaciones y las temperaturas, y la necesidad de tener que analizarlas en un corto
período de tiempo, so temor de que se alteren. Por tanto, el estudio de las propiedades
bioquímicas de los suelos, exigió determinar la época del año mas adecuada para llevar
a cabo la toma de muestras, con el fin de que éstas también fueran representativas de
todo el año. En este sentido, estudios realizados por Leirós et al. (1997) y Trasar-
Cepeda et al. (1997 y 1998), demostraron que el valor que presentaron diferentes
propiedades bioquímicas, en suelos naturales gallegos durante el otoño, era similar al
valor medio anual; por lo que, el muestreo se realizó durante dicha estación. Para evitar
además, que dichas propiedades se modificaran durante el período de almacenamiento
previo a su análisis, las muestras de suelo se conservaron a 4ºC (Trasar-Cepeda et al.,
2003).

III.2.6.1. Propiedades bioquímicas generales de los suelos

III.2.6.1.1. Carbono asociado a la biomasa

La biomasa microbiana ha sido definida como la fracción de la materia orgánica


menor de 5-10 µm3 constituida por organismos vivos (Alef y Nannipieri, 1995). La
importancia de su determinación viene dada por su papel como reservorio de
nutrientes, así como su participación en la formación y estabilización de la estructura
del suelo (Leita et al., 1995).

El método seguido para la determinación del carbono asociado a la biomasa es el


propuesto por Vance et al. (1987c). Dicho método se basa en la fumigación de la
muestra con cloroformo libre de etanol, lo que provoca la ruptura de las células

164
Material y Métodos

microbianas y el vertido al suelo del contenido citoplasmático de dichas células, de


donde puede ser extraído con K2SO4 0.5 M (García et al., 2003), y ser cuantificado los
distintos componentes del mismo (C, N, P, ...). Por ello, este método consta de tres
fases: fumigación con cloroformo libre de etanol, a una temperatura de 25ºC durante un
período de 24 horas, extracción con K2SO4 0.5M, y determinación analítica del C
asociado a la masa microbiana mediante oxidación con dicromato, usando como valor
de Kec 0.45, y utilizando un electrodo metálico de Pt conectado a un valorador Crison
Compact Titrator.

La extracción del C en las muestras fumigadas y no fumigadas se realizó por


triplicado. La determinación del C se realizó en cada una de las réplicas anteriores por
duplicado. Los resultados son medias de todas las determinaciones, y se expresan como
mg kg-1. Las muestras se analizaron en húmedo, recogidas en campo con bolsas
isotérmicas y posteriormente almacenadas a 4ºC.

El carbono asociado a la biomasa viene dado por:

40 100
C − biomasa (mg ·100 g −1 ) = (B − M) × N × 3 × ×
5 10 × ss sh
Donde:

B= sal de Mohr (mL) consumida en la valoración del blanco.


M= sal de Mohr (mL) consumida en la valoración de la alícuota de muestra.
N= normalidad exacta de la sal de Mohr utilizada en la valoración.
ss= cantidad de suelo (g) seco a 110 ºC equivalente a la cantidad de suelo húmedo
utilizado.
sh= cantidad de suelo húmedo (g) utilizado.

III.2.6.1.2. Respiración microbiana del suelo

El procedimiento consistió en pesar (por triplicado) 25 gramos de suelo húmedo (<


4mm) en un vial, que se introdujo en un recipiente de vidrio de boca ancha, provisto de
cierre hermético. Dentro de dicho recipiente se dispusieron 25 mL de agua destilada,
con objeto de mantener una humedad óptima durante la incubación, y otro vial que
contenía 10 mL de NaOH 0,5 N, el cual se carbonataría en presencia del CO2
procedente de la respiración del suelo. De forma similar, se preparó también un blanco
(por triplicado) conteniendo igual cantidad de reactivos, pero sin suelo. A continuación,
los botes herméticamente cerrados se incubaron en una estufa durante 10 días a 25 ºC.

El CO2 desprendido durante la incubación es absorbido por la disolución de álcali,


lo que permite su cuantificación a través de la valoración ácido-base del álcali no
reaccionante. Para ello, se tomó una alícuota de 2 mL de NaOH (por duplicado) a la que
se adicionó 1 mL de BaCl2 al 20%, para provocar la precipitación de los carbonatos
procedentes del CO2 del aire, y agua destilada. Finalmente, se valoró, con un valorador
automático Crison Compact Titrator (punto final: pH 9,5), el NaOH que no se
carbonató por el CO2 desprendido del suelo, con HCl de normalidad igual a la del
NaOH (Guitián y Carballas, 1976).

165
Material y Métodos

La respiración microbiana se expresa en mg de CO2/100 g de suelo seco:

44 10 100
CO2 = ( B − M ) × N × × ×
2 2 ss
25
sh
Siendo:

B= HCl consumido (mL) en la valoración del blanco.


M= HCl consumido (mL) en la valoración de la muestra.
N= normalidad exacta del HCl.
ss= cantidad de suelo (g) a 110 ºC equivalente a la cantidad de suelo húmedo utilizado.
sh= cantidad de suelo (g) húmedo utilizado.

III.2.6.1.3. Capacidad de mineralización del nitrógeno

La mineralización del nitrógeno se estudió en muestras incubadas durante 10 días en


condiciones controladas de humedad y temperatura. El método utilizado consiste en la
solubilización de las formas inorgánicas de nitrógeno con KCl, seguido de la destilación
del extracto por arrastre de vapor y valoración ácido-base. Para ello, se agitan 10
gramos de suelo húmedo (<4mm) con 50 mL de KCl 2N durante 30 minutos, tras lo
cual se filtra con papel Whatman 40, conservando el extracto a 4 ºC hasta la realización
de los análisis; el tiempo de conservación no debe ser mayor de 7 días (Felpeto, 1999).

La destilación se realiza según el método propuesto por Bremner (1965), basado en


que el óxido de magnesio impide la descomposición de los compuestos orgánicos de
nitrógeno con formación de amonio durante la destilación, y la aleación Devarda
(reductor mezcla de 50% de cobre, 45% de aluminio y 5% de zinc) reduce las formas
nitrato y nitrito a amonio. Para evitar interferencias el óxido de magnesio debe ser
calcinado, puesto que el reactivo comercial contiene impurezas de carbonato, el cual
podría ser liberado durante la destilación como CO2 e interferir en la determinación del
amonio por valoración ácido-base.

Para determinar el nitrógeno amoniacal (N-NH4+) se introducen 5 mL de extracto y


0,2 gramos de MgO recientemente calcinado (2 horas, 650 ºC) en un matraz de
destilación Kjeldahl, lavando las paredes del matraz con una pequeña cantidad de agua
destilada para arrastrar los restos de MgO. El matraz se coloca en un destilador Preg-
Parnas, recogiendo el nitrógeno destilado durante 2 minutos con una disolución de
indicador mixto. La valoración del amonio N-NH4+ destilado se realiza con H2SO4
0,005 N. De igual forma, se valora también un blanco de KCl 2N.

La determinación del nitrógeno inorgánico total (N-NH4+, N-NO3-, N-NO2-) se


realiza de forma similar, pero adicionando al extracto 0,2 gramos de MgO y 0,2 gramos
de aleación Devarda, y recogiendo el destilado durante 3 minutos.

El nitrógeno inorgánico se expresa en mg de N-inorgánico/100 g de suelo seco,


según:

50 100
mg N / 100 g _ suelo = ( M − B ) × N × 14 × ×
5 10 × ss sh

166
Material y Métodos

Siendo:

14 = Peso atómico del N


50 = ml de extracto que tenemos.
5 = Es la alícuota del extracto que hemos utilizado.
100 = Para referirlo a 100 g de suelo seco.
10 = Cantidad de suelo humedo que utilizamos
ss/sh = Factor para pasar de suelo humedo a seco.
M= H2SO4 (mL) consumido en la valoración de la alícuota de muestra
B= H2SO4 (mL) consumido en la valoración del blanco
N= normalidad exacta del H2SO4 utilizado en la valoración
ss= cantidad de suelo seco (g)a 110 ºC equivalente a la cantidad de suelo húmedo
utilizado.
sh= cantidad de suelo húmedo (g) utilizado.
Debido a que en condiciones de aerobiosis los nitritos son muy inestables y están
presentes en muy bajas concentraciones, se estimó que la diferencia entre el nitrógeno
total calculado y el nitrógeno amoniacal es equivalente a la cantidad de nitratos.

III.2.6.1.4. Actividad deshidrogenasa

La deshidrogenasa cataliza la reacción por la que el INT (2-p-iodofenil-3-p-


nitrofenil-5-feniltetrazolio) pasa a formar INTF (iodonitrotetrazolio formazán). La
valoración de la actividad deshidrogenasa en suelos se basa precisamente en esta
reacción de reducción del INT para formar el INTF, el cual se puede medir a 490 nm.

El procedimiento para la determinación de la actividad enzimática consiste en pesar


por triplicado 1 g de suelo húmedo (< 4mm), a los que se le adicionan 1.5 ml de tampón
TRIS-HCl 1M pH 7.5 y 2ml de solución INT 0.5%. Tras agitar las muestras, se incuban
en un baño de agua durante 1 hora, con agitación (120 rpm), a 40ºC y en oscuridad.
Finalizada la incubación, las muestras son colocadas en un baño de hielo-agua y se les
añaden 10 ml de una mezcla de etanol:dimetilfornamida (1:1), se agitan enérgicamente
y se dejan reposar durante 10 min a temperatura ambiente y en oscuridad.
Posteriormente, se filtran las muestras a través de papel Albet 150, y se determina en
INTF formado mediante espectrofotometría de visible a 490 nm, comparando los
resultados con los de una recta patrón (Von Mersi y Schinner, 1991; Camiña et al.,
1997).

De forma análoga se prepara un blanco para cada muestra, pero en lugar de añadir 2
ml INT 0.5%, se usará 2 ml H2O.

La recta de calibrado se realiza con cinco patrones preparados de forma similar a la


descrita para los blancos, exceptuando que en lugar de 2 ml de agua destilada, se
adiciona INTF (0, 0.2, 0.5, 1 y 2 ml respectivamente) y etanol:DMF (2, 1.8, 1.5, 1 y 0
ml respectivamente). También se le añadirá 2 ml de H2O y 8 ml de etanol:DMF (1:1),
en lugar de 10 ml de etanol:DMF (1:1) como se hacía en los blancos y muestras de
suelo.

167
Material y Métodos

La actividad deshidrogenasa se expresa en µmoles INTF g-1 h-1, según:

Actividad .deshidrogenasa =
[INTF ]µg
471.3.(Pm.INTF ) × 1h × g.suelo. sec o.(en.1g.suelo.húmedo )

III.2.6.1.5. Actividad catalasa

Para la determinación de la actividad catalasa del suelo se ha utilizado la


metodología propuesta por Trasar-Cepeda et al., (1998) que se basa en la adición al
suelo de H2O2 y la estimación del H2O2 residual después de un tiempo de incubación en
el que actúa la catalasa, descomponiendo el peróxido en H2O y O2.

El peróxido remanente se estima mediante colorimetría, una vez que tiene lugar la
reacción enzimática catalizada por la peroxidasa (POD). En dicha reacción el peróxido
de hidrógeno se descompone por la acción de la peroxidasa y el oxígeno que se libera
oxida la 4-aminoantipirina, que reacciona con el fenol para generar un complejo de
color rosa, el cuál se puede medir a 505 nm.

El procedimiento consiste en pesar 0.5 g de suelo húmedo (<4 mm), añadirles 40 ml


de agua destilada, y agitar las muestras durante 30 min en un agitador rotatorio. Tras
agitar se añaden 5 ml de H2O2 (1:100), y se vuelven a agitar las muestras durante 10
min en el agitador rotatorio. Finalizado dicho tiempo, se añaden 5 ml de H2SO4 3 N,
para detener la reacción enzimática, y se filtran las muestras en papel de filtro Albet
135. A continuación, se tomará una alícuota de 100 µl de la muestra filtrada, a la que se
le añaden 900 µl de tampón fosfato 110 mM pH 7.4, para neutralizar el filtrado, 9 ml
del reactivo de desarrollo de color y se medirá en un espectrofotómetro a 505 nm frente
a un blanco de reactivos.

Se preparará un blanco por muestra, pero en lugar de H2O2 se añaden 5 ml de agua


destilada, y una única recta de calibrado para todas las muestras y blancos.

Para la recta de calibrado se elabora un patrón máximo con 40 ml de agua destilada,


5 ml H2O2 (1:100) y 5 ml de H2SO4 3 N obteniendo, así, una solución de H2O2 8.8 mM
(que contiene 0.44 mmoles de H2O2). La cantidad de H2O2 presente en este patrón
máximo corresponde a la concentración máxima de peróxido de hidrógeno que las
muestras pueden poseer como remanente, en caso de que la actividad de la enzima sea
nula. A continuación, se diluye el patrón máximo obteniendo seis soluciones de 10 ml,
con las correspondientes concentraciones de H2O2 8.8 mM (0, 0.625 ml, 1.25 ml, 2.5
ml, 5 ml y 10 ml, respectivamente). Tras agitar enérgicamente las muestras, se toma una
alícuota de 100 µl de cada uno los patrones, y se mide el color a 505 nm.

La actividad catalasa se expresa en mmoles H2O2 consumidos g-1 h-1, según la


expresión:
Actividad .catalasa =
(0.88.mmoles.H 2 O2 − mmoles.de.muestra ) × 3
g.de.suelo. sec o.en.0.5 g .de.suelo.húmedo

Para expresar en µmoles: mmoles H2O2 consumidos g-1 h-1 x 103.

168
Material y Métodos

III.2.6.2. Propiedades bioquímicas específicas de los suelos

III.2.6.2.1. Actividad fosfodiesterasa

Para la determinación de la fosfodiesterasa se siguió el método propuesto por


Bowman y Tabatabai (1978), atendiendo a las modificaciones de Saá et al. (1993),
según el cual se pesan, por triplicado, 1 g de suelo húmedo (<4mm) y se añaden 4 ml de
tampón THAM 0.05 M, pH 8.0, 1 ml de agua destilada, 1 ml de Bis-p-Nitrofenil fosfato
10 mM (en tampón THAM 0.05M, pH 8.0). Tras agitar enérgicamente, se incuban las
muestras en baño de agua con agitación (120 rpm) a 37°C, durante 1 h. Una vez
finalizada la incubación, se introducen las muestras en baño de hielo, y se añade 1 ml de
CaCl2 0.5 M, para complejar la materia orgánica y evitar la dispersión de arcillas, y 4 ml
de solución extractante THAM-NaOH 0.1 M, pH 12. Nuevamente se agitan bien las
muestras y se filtran con papel Albet 150. Finalmente se miden las muestras a 400 nm
frente al blanco correspondiente.

Se preparará un blanco por cada suelo de forma similar que las muestras, pero se
añadirá el sustrato inmediatamente antes de filtrar y después de añadir CaCl2 y la
solución extractante.

Para cada suelo se preparará una recta de calibrado, ya que puede haber adsorción del
p-nitrofenol por el suelo, especialmente en aquellos que tienen alto contenido en materia
orgánica y, además, ésta varía según el tipo de suelo. La recta de calibrado se realizará
de forma análoga a las muestras, pero en lugar de añadir 1 ml de agua destilada, como
ocurre en las muestras y blancos, se adiciona 1 ml de p-nitrofenol de 25, 50, 100 y 200
µg ml-1. El sustrato se añade inmediatamente antes de filtrar y después del CaCl2 y la
solución extractante.

La actividad fosfodiesterasa se expresa en µmoles p-nitrofenol g-1 h-1, según la


fórmula:

ηg.ml −1 . p − nitrofenol
Actividad . fosfodiesterasa =
g.suelo. sec o.(en.1.5.g.suelo.húmedo) × 139(PM . p − nitrofenol ) × 1h

III.2.6.2.2. Actividad proteasa-caseína

Para la determinación de la actividad proteasa-caseína se ha seguido la metodología


descrita por Ladd and Buttler (1972); descrita en Nannipieri et al., (1980). Según la cual
se pesan (por triplicado) 0.5 g de suelo húmedo (<4mm), y se le añaden 2 ml de tampón
TRIS-HCl 0.05 M a pH 8.1 y 2 ml de Caseina 1% (en tampón TRIS-HCl, pH 8.1). Se
agitan las muestras enérgicamente y se ponen a incubar en baño de agua con agitación
(120 rpm) a 50°C, durante 2 h. Tras finalizar la incubación, se le añaden 1ml de TCA
(Ácido tricloroacético) 17.5%, para precipitar la caseina, y nuevamente se agitan las
muestras. A continuación, se centrifugan durante 5 min, a 4500 rpm, se toma una
alícuota de 1 ml y se añaden 7 ml de Na2CO3 3.7% y 1 ml de CuSO4 0.06%. Tras agitar
enérgicamente, se dejan las muestras en reposo a Tª ambiente durante 30 min.
Posteriormente, se añade 1 ml del reactivo de FOLIN-CIOCALTEU, se agitan y se
dejan las muestras a 37 ºC durante 5 min. Finalmente, se dejarán enfriar durante 15 min

169
Material y Métodos

a temperatura ambiente, y se miden a 578 nm frente a un blanco de reactivos preparado


de igual forma pero con 1 ml de agua destilada, en lugar de 1ml de TCA 17.5%

Se prepara también un blanco por muestra, de forma similar a las mismas, pero los 2
ml de caseína se añaden después de la incubación e inmediatamente antes de añadir el
TCA 17.5%.

Se hace una única recta de calibrado, sin suelo, con seis patrones preparada de forma
análoga a las muestras y blancos, pero en lugar de añadir 1ml de TCA 17.5%, se
adiciona 1 ml de una mezcla de tirosina (0, 0.1, 0.2, 0.4, 0.7 y 1 ml) y TRIS-HCl/TCA
(1, 0.9, 0.8, 0.6, 0.3 y 0 ml).

La actividad proteasa-caseína se expresa en µmoles tirosina g-1suelo h-1, según la


fórmula:

ηg.ml −1 .tirosi × 5
Actividad. proteasa.caseína =
g .suelo. sec o.(en.0.5 g.suelo.húmedo) × 2h × 181.2(PM .tirosi )

III.2.6.2.3. Actividad ureasa

La determinación de la actividad enzimática ureasa se llevó a cabo según el método


propuesto por Nannipieri et al (1980), basado en la medida del amonio liberado por
muestras de suelo incubadas con urea. Para ello, se pesa (por triplicado) 1 g de suelo
húmedo (< 4mm), al que se adicionan 4 ml de tampón fosfato a pH 8 y 1 ml de urea al
6,4 %. Tras mezclar bien la muestra, se incuba a 37 ºC durante 90 minutos en un baño
de agua con agitación (120 rpm). Transcurrido este tiempo, se adicionan 5 ml de KCl 2
M para extraer el amonio liberado, e inmediatamente antes de realizar la medida se
adiciona a la muestra 0,1 mL de NaOH 10 M. La cuantificación del amonio se realiza
con un electrodo selectivo calibrado con patrones de NH4Cl 10-2 y 10-3 M.

De forma similar, se prepara un blanco (por duplicado) conteniendo en lugar de urea


1 ml de agua. El procedimiento a seguir es similar al descrito para las muestras.

La actividad enzimática se expresa en µmoles NH3 · g-1 · h –1, según:

ηg.ml −1 × 10.(Volumen.total )
Actividad .ureasa =
17.(Pm.NH 3 ) × g .suelo. sec o.(en.1.g.suelo.húmedo ) × 1.5h

III.2.6.2.4. Actividad β-Glucosidasa

La determinación de la actividad ß-D-glucosidasa se realizó según el método


descrito por Eivazi y Tabatabai (1988), modificado por Saá et al (1993), basado en la
reacción colorimétrica del p-nitrofenol que se libera la incubar una muestra de suelo con
una solución de p-nitrofenil- ß-D-glucopiranósido a pH 5.

El procedimiento para la determinación de la actividad enzimática consiste en pesar


(por triplicado) 1 gramos de suelo húmedo (< 4mm), a los que se adicionan, 4 ml de
tampón MUB pH 6.0, 1 ml de agua destilada, 1 ml de p-nitrofenil- ß-D-glucopiranósido
25 mM (en MUB pH 6.0). Tras agitar bien, se incuba durante una hora a 37 ºC en un

170
Material y Métodos

baño de agua con agitación (120 rpm). Finalizada la incubación, las muestras son
colocadas en un baño de hielo-agua, y se les adiciona 1 ml de CaCl2 2 M, con objeto de
complejar la materia orgánica y evitar la dispersión de arcillas, y 4 ml de solución
extractante THAM-NaOH 0,1 M (pH 12). Se agita bien y se filtra con papel Albet 150.
La medida se realiza por espectrofotometría visible a 400 nm.

De forma análoga se prepara un blanco por cada muestra de suelo, con la diferencia
de que el sustrato (ß-D-glucopiranósido 25 mM) se adiciona inmediatamente antes de
filtrar y después de añadir el CaCl2 y la solución extractante THAM-NaOH.

La recta de calibrado se realiza con cuatro patrones preparados de forma similar a la


descrita para el blanco, exceptuando que en lugar de 1 ml de agua destilada se adiciona
1 ml de p-nitrofenol de 25, 50, 100 y 200 µg p-nitrofenol/ml-1. Debido a la diferente
capacidad de los suelos para adsorber el p-nitrofenol, se debe preparar una recta de
calibración para cada suelo (Vuorinen, 1993).

La actividad ß-D-glucosidasa se expresa en µmoles p-nitrofenol g-1h-1, según la


fórmula:
µg.ml −1 p − nitrofenol
Actividad.β − D − Glu cos idasa =
g .suelo. sec o.(en.1.g .suelo. sec o) × 139.(Pm. p − nitrofenol )

III.2.7. Estudio de la estructura de los suelos

III.2.7.1. Análisis de la micro y ultramicroestructura de los suelos con microscopio


electrónico de barrido (SEM)

Se ha estudiado la disposición de las partículas y los poros dentro y fuera de los


microagregados, de los horizontes superficiales de nueve muestras representativas de
los perfiles muestreados (P2, P3, P5, P8, P10, P14, P15, P19 y P20). Las muestras han
sido previamente metalizadas con oro, y posteriormente analizadas con un Microscopio
Electrónico de Barrido Hitachi, modelo S-501 con voltaje de aceleración de 25 kV; con
detector de electrones secundarios y con un Espectrómetro de Rayos-X de energía
dispersiva (EDX), EDWIN-288, Serie-M, acoplado al equipo, que permite analizar
muestras de superficie rugosa. El equipo posee además un sistema de captura digital de
imágenes. Las imágenes digitales obtenidas se trataron en línea con el programa Scan
Vision.

La obtención de los espectros EDX se ha realizado con el programa Winn Shell y


para ello, las muestras se han situado a una distancia de trabajo de 0,15 mm respecto a
la sonda y en posición horizontal (0º de inclinación) y se han mantenido constantes los
siguientes parámetros: voltaje de aceleración de 25 kV y un tiempo de obtención de los
espectros de 100 segundos (aproximadamente 144 segundos reales).

Para abordar la descripción general de la ultramicroestructura se ha seguido el


esquema de descripción mínima de la ultramicrofábrica propuesto por Delgado, R.
(1993), en el que se atienden las siguientes propiedades:

171
Material y Métodos

III.2.7.1.1. Jerarquización

Se diferenciarán para cada una de las fábricas de los perfiles las distintas unidades
organizativas: dominios, grupos o clusters y peds.

III.2.7.1.2. Esqueleto

En este apartado se considerarán aquellos granos minerales cuyos tamaños oscilen


entre > 2 - 10 µm, en función del tamaño del plasma y de su composición.

III.2.7.1.3. Forma, tamaño y relación de dimensiones de las unidades jerárquicas.

En este apartado se atenderán fundamentalmente a dos cuestiones: En primer lugar,


el tamaño, forma y relación de dimensiones de las unidades, y en segundo lugar, y
esencialmente a nivel de dominios, se establecerán tres tipos: 1) Dominio propiamente
dicho, cuando la dimensión “x” tiende a ser superior a la “y”. 2) Paquete, cuando “x <
y”. 3) Tactoide, cuando “x >>>y”.

III.2.7.1.4. Unión de láminas

Hace referencia a la forma en la que las unidades jerárquicas se unen en la fábrica,


recogiendo aspectos como: 1) modelos de unión entre láminas (modelos de unión
cara-cara, cara-borde y borde-borde); 2) mecanismos de unión entre láminas, (Puentes
de hidrógeno, uniones a través de un catión hidratado, enlaces de Van der Waals, enlace
a través de cationes, fuerzas de Coulomb, etc., y agentes cementantes como carbonatos,
arcillas, materia orgánica, etc.); y 3) el tipo de continuidad entre las láminas (se
distinguirán entre láminas apiladas e intercrecidas).

III.2.7.1.5. Anisotropía

De esta propiedad se considerarán el grado y la distribución de la misma en las


fábricas de los distintos perfiles.

III.2.7.1.6. Porosidad

En este apartado se estudiará el tamaño medio de los poros, la distribución


aproximada de poros y, según la proporción aproximada de poros (muy densa, poco
densa y muy poco densa), la existencia de un tipo de fábrica fuertemente empaquetada,
densa o abierta.

III.2.7.1.7. Patrón morfológico general

Se analizarán los diferentes tipos de fábricas de suelos de acuerdo con los patrones
morfológicos generales descritos por diferentes autores: floculadas, al azar, dispersa, en
panal de abeja, en castillo de naipes, turboestrática, castillo de libros, browniana,
estructuras abiertas (arriñonada, empaquetada y en dominios), fábricas densas y
fuertemente empaquetadas, esquelética, laminar, turbulenta, esponja, listones planos,
etc.

172
Material y Métodos

III.2.7.2. Estudio de la estabilidad estructural mediante tamizado en húmedo

Se utilizó un aparato Yoder de tamizado en húmedo donde se sometieron a los


agregados de cada muestra de suelo a la acción del agua y hexametafosfato, por
inmersiones intermitentes, y con un movimiento de rotación, para estudiar la estabilidad
estructural de los suelos de la zona de estudio.

Se tomaron 4 g de muestra, de agregados de 1-2 mm, de cada suelo, en un tamiz de


0.25 mm, y se sumergieron en 80 mm de agua destilada durante 3 min. Dichas muestras
fueron previamente humectadas con agua destilada mediante un atomizador, para evitar
que los agregados se rompieran, al sumergirse en agua destilada, por el proceso de
slaking. Los tamices se transfieren al aparato de Yoder para recoger el extracto
resultante de la desagregación de los agregados junto con el agua destilada. Éste se
guarda en cápsulas, previamente taradas, se seca a 45ºC, y se pesa. A continuación, se
sumergieron nuevamente las muestras, con el resto de agregados que no han sido
destruidos en el proceso anterior, en hexametafosfáto al 2%, durante 10 min, y se
guardó el extracto resultante en cápsulas, previamente taradas, se dejó en la estufa a
45ºC y se pesó la muestra una vez seca.

Los resultados se expresaron mediante dos parámetros estimativos de la estabilidad


estructural que son: 1- Índice de estabilidad estructural y 2- Porcentaje de agregación.

1- El índice de estabilidad estructural (IEE) es indicativo de la resistencia de los


agregados a perder su forma y tamaño cuando se someten a fuerzas deformadoras o
acciones de degradación, se ha estimado a partir de la ecuación:

PA
I .E.E =
(PA + PB )
Donde:
PA es el peso en gramos del extracto resultante de la desagregación de agregados
en agua destilada.
PB es el peso en gramos del extracto resultante de la desagregación de agregados
en hexametafosfáto sódico al 2%.

2- El porcentaje de agregación (PA), es el porcentaje de material agregado que queda


conformando la estructura tras ser el suelo sometido a las fuerzas deformadoras o
acciones de degradación (en este caso tamizado en húmedo). Se estima a partir de la
ecuación:

( PA + PB )
P. A. = × 100
mi

Donde:
PA es el peso en gramos del extracto resultante de la desagregación de agregados
en agua destilada.
PB es el peso en gramos del extracto resultante de la desagregación de agregados
en hexametafosfáto sódico al 2%.
mi son los gramos de agregados con tamaños inferiores a 250 µm iniciales.

173
Material y Métodos

III.2.8. Análisis estadístico

Los resultados obtenidos se han tratado estadísticamente mediante las siguientes


técnicas: análisis de la varianza de una vía (ANOVA) y test del rango múltiple, análisis
de correlación de Pearson, análisis factorial de componentes principales y análisis de
regresión múltiple. Previamente, las variables fueron sometidas a un estudio estadístico
descriptivo, y contrastadas en cuanto a su normalidad. El análisis factorial en modo-R
fue realizado utilizando rotación varimax ortogonal de Kaiser para encontrar los
componentes principales con mejor ajuste a las variables experimentales. Se retuvieron
los factores con eigenvalues mayores de 1. Los resultados del análisis factorial fueron
interpretados considerando los factores obtenidos, los pesos de cada variable en cada
factor y las covarianzas. Solamente se tuvieron en cuenta aquellas variables con pesos
superiores a 0.3000 (Johnson and Wichern, 1992). Para la obtención de modelos de
regresión múltiple con el menor número de variables significativas, se utilizó el método
de “Stepwise variable selection” (Montgomery, 1994). La selección de las variables del
modelo se realizó utilizando como criterio un valor de F-ratio de 4. El análisis
estadístico se realizó con el software Statgraphics plus v5.1 para windows (Statistical
Graphics Corporation, 2001) y STATISTICA v.6.0 (2001).

III.2.9. Análisis espacial con sistemas de información geográfica

Todos los análisis espaciales y delineación cartográfica se han realizado mediante


sistemas de información geográfica. Por un lado se ha digitalizado toda la información
espacial y cartográfica disponible de la zona de estudio, asimismo, la cartografía de
suelos realizada en la presente tesis doctoral se ha elaborado en soporte digital. En
segundo lugar, se ha realizado un análisis de variables topográficas utilizando un
Modelo Digital del Terreno (MDT) con un tamaño de celda de 20 metros. Por último, se
ha realizado un análisis geoestadístico para estudiar la distribución espacial de las
variables edáficas y estimadores de calidad. Se han empleado los Sistemas de
Información Geográfica: ArcGIS 9.0 (Esri, 2004), Idrisi 3.2., PC Raster, versión 2 y
TopoView 1.1.

III.2.9.1. Extracción de los principales atributos topográficos

Las características topográficas del Parque Natural de Sierra María-los Vélez son
determinantes en la configuración de sus paisajes. La dinámica y evolución del paisaje
depende de las relaciones espaciales entre la topografía, suelo y vegetación. Para
estudiar los cambios que sufre el paisaje a lo largo del tiempo, es necesario determinar
el funcionamiento de los principales agentes geomorfológicos responsables de la
erosión, transporte de materiales, distribución del agua en el suelo, etc. (Moore et al.
1991; Cantón, 1991; Puigdefábregas, 1993; Canton, 1999), por lo resulta de gran interés
el estudio de los principales atributos topográficos, hidrológicos y erosivos en la zona
de estudio mediante Sistemas de Información Geográfica.

En la presente tesis se han extraído los principales atributos topográficos y a partir


de ellos llevaremos a cabo la caracterización topográfica general de la zona de estudio.
Dichos atributos pueden dividirse en atributos primarios (altitud, pendiente, orientación,
forma del relieve, radiación solar incidente y área drenada), los cuales se obtienen
directamente de los datos de elevación, y atributos secundarios (o compuestos), que se

174
Material y Métodos

calculan a partir de combinaciones de los atributos primarios (índice topográfico W,


índice LSF y distancia a los cauces).

III.2.9.1.1. Atributos Topográficos Primarios

¾ Altitud, pendiente y orientación. Influyen en las condiciones microclimáticas, en


la distribución espacial de la vegetación y en su composición (Walsh, 1985;
Ortega, 2006), pues las alteraciones bruscas en la orientación y las pendientes
favorecen contrastes microtopográficos pronunciados (Campbell, 1989) que
conllevan a una gran diversidad biológica. A su vez, la altitud, pendiente y
orientación intervienen en la variabilidad espacial de determinadas propiedades
edáficas como materia orgánica, nitrógeno, etc., influyendo en los patrones de
calidad de los suelos. Sin embargo, se sabe muy poco sobre la contribución de
otras características topográficas como la forma del relieve o la radiación solar
incidente sobre la distribución espacial de los indicadores de calidad de los
suelos.

Los valores dependiente se han reclasificado atendiendo a los criterios


establecidos por la FAO (1980), en los que se distinguen 6 clases de pendientes:
Clase 1 (0-2%, Llano), Clase 2 (2-6%, Suavemente inclinado), Clase 3 (6-13%,
Inclinado), Clase 4 (13-25 %, Moderadamente escarpado), Clase 5 (25-55 %,
Escarpado) y Clase 6 ( > 55%, Muy escarpado).

La orientación se calcula en grados, donde 0º (o 360º) marca en Norte. El


rango de valores se divide en 9 clases: Norte (315º-360º y 0º-22.5º), Este (67.5º-
112.5º), Sureste (112.5º-157.5º), Sur (157.5º-202.5º), Suroeste (202.5º-247.5º),
Oeste (247.5º-292.5º) y Noroeste (292.5º-337.5º).

¾ Forma del relieve. La curvatura transversal y longitudinal a la pendiente son


parámetros de gran importancia en los movimientos del agua y en procesos
geomorfológicos (Aandahl, 1948). La concavidad y convexidad de la pendiente
son capaces de modificar el poder erosivo del flujo de agua superficial e influye
sobre los movimientos de agua a través del suelo.

Curvatura en dirección longitudinal a la pendiente. Para pendientes


cóncavas es negativa y para pendientes convexas es positiva. Esta variable
permite caracterizar los cambios de velocidad de la escorrentía y procesos de
transporte de sedimentos.

Curvatura en dirección transversal a la pendiente. Adopta los valores


positivos en las formas cóncavas y negativos en las convexas. Es una medida de
la convergencia/divergencia topográfica y de extensión de la concentración de
agua en el paisaje.

¾ Radiación solar incidente. La insolación es la principal fuente de energía de los


procesos biológicos y físicos del planeta. La variación en la elevación,
pendiente, orientación de la superficie y las sombras proyectadas en el horizonte
por las formas topográficas, crean un fuerte gradiente local de insolación, que
conduce a una importante heterogeneidad espacial y temporal en la energía local
y en los balances del agua, evapotranspiración, humedad del suelo (elementos

175
Material y Métodos

críticos en los ecosistemas mediterráneos) y luz disponible para la actividad


fotosintética de la cubierta vegetal. (Geiger, 1965; Gates, 1980 y Dubayah and
Rich, 1995). Cabe destacar además que los SIGs nos permiten trabajar con
mayor facilidad los modelos que estiman la radiación solar incidente en la
superficie terrestre, ya que para la mayoría de las zonas geográficas no están
disponibles las medidas exactas de insolación (Dubayah and Rich 1995).

Para el estudio de la radiación solar directa se empleará un modelo simple


de transmisión en cada localización (Rich 1989, 1990, Pearcy 1989, Gates 1980,
List 1971), donde se calcula la radiación directa recibida en la zona de estudio
basándose en la posición del sol, atenuación atmosférica y la orientación de la
superficie. Para la radiación solar difusa se utilizará el modelo estándar, el cual
considera que la radiación difusa varía con el ángulo zenital (Rich 1989, 1990,
Pearcy 1989). La radiación global se determinará para cada localización como
la suma de los valores de la radiación difusa y directa. Finalmente se analizan las
horas de radiación que recibe cada localización en la zona de estudio.

¾ Área drenada. Representa el número de celdas ladera arriba que drenan a través
de cada localización (celda).

III.2.9.1.2. Atributos Topográficos Secundarios

¾ Wetness index (W). Este índice topográfico, descrito por Beven y Kirby (1979),
se utiliza para describir los efectos de la topografía sobre las áreas fuente de
escorrentía, generada esta al excederse la capacidad de almacenamiento de agua
en el suelo. La distribución de dicho índice esta fuertemente correlacionada con
el contenido de agua de la superficie del suelo en cuencas pequeñas y bajo
condiciones de flujo estacionario (Moore et al., 1988). Este Atributo
Topográfico viene definido por la ecuación:

⎛ A ⎞
W = Ln⎜⎜ ⎟⎟
⎝ tan β ⎠
Con A: área drenada y β: pendiente

¾ Índice de transporte potencial de sedimentos (LSF): Representa los efectos de la


topografía sobre los procesos de transporte de sedimentos del flujo de agua en
un punto dado del paisaje (Moore y Burch, 1985). El LSF puede escribirse
como:

n m
⎛ A ⎞ ⎛ sin β ⎞
LSF = (n + 1) ⋅ ⎜ s ⎟ ⋅ ⎜ ⎟
⎝ 22.13 ⎠ ⎝ 0.0896 ⎠
n=0.4; m=1.3

¾ Distancia al cauce más cercano.

176
Material y Métodos

III.2.9.2. Análisis geoestadístico

III.2.9.2.1. Datos de partida

Para la interpolación espacial de los resultados se han usado técnicas y criterios


geoestadísticos, los cuales permiten tratar la incertidumbre de la estimación y modelizar
la información espacial utilizando la teoría de variables regionalizadas. El término
Geoestadística se emplea en muchos campos de la ciencia para referirse a una rama de
las técnicas estadísticas que usa las coordenadas espaciales para el desarrollo de
modelos que nos permiten realizar estimaciones y predicciónes (Johnston, et al., 2001).
Dichas técnicas de estimación se basan en métodos de krikeage, los cuales, a diferencia
de los métodos deterministas, incluyen un modelo estadístico de probabilidad que
asocian a las predicciones.

Se ha realizado un análisis geoestadístico para cada variable edáfica y estimador de


calidad a partir de los datos analíticos de las capas arables y perfiles del suelo,
ponderados a los 30 primeros centímetros.

III.2.9.2.2. Análisis exploratorio

Antes de aplicar las técnicas geoestadísticas procedimos a realizar una técnica


exploratoria denominada análisis de tendencia. Esto se realizó con el objetivo de
conocer la distribución de los datos y detectar posibles outliers que pudieran
distorsionar los mapas de predicción obtenidos.

Por otro lado, para comprobar si los datos se ajustaban a una distribución normal,
analizamos el histograma de cada conjunto de datos para cada variable. En el caso en
que éste fuera asimétrico se empleó la transformación consistente en aplicar el
logaritmo de las medidas positivas (Goovaerts, 1999).
III.2.9.2.3. Selección de los parámetros y métodos geoestadísticos para cada variable

A continuación, se procedido a analizar los métodos (simple, ordinario o universal)


y parámetros de los mismos (ajuste del semivariograma, búsqueda de puntos vecinos,
tendencias, etc), que se ajustaban mejor a los parámetros edáficos e indicadores de
calidad. Para ello nos apoyamos en los resultados de los estadísticos que se indican en
la tabla III.2.9.2.

El uso de estos estadísticos para la comprobación de la fiabilidad de las superficies


creadas según diferentes métodos y parámetros resulta útil por tres razones:

1. Para comprobar que las predicciones no muestran desviación (están centradas en


los valores medidos). Si los errores de predicción no muestran desviación su
media debe de ser cercana a cero. Sin embargo, este valor depende de la escala de
los datos, por lo que es más adecuado utilizar la media estandarizada de los
errores de predicción. Este valor debe ser también tan cercano a cero.

2. Nuestras predicciones deben ser tan cercanas a los valores medidos como sea
posible. La raíz de la media de los errores de predicción al cuadrado nos indica
como de cerca nuestro modelo predice los valores medidos.

177
Material y Métodos

3. Comprobar que nuestra evaluación de la incertidumbre, los errores estándar de la


predicción, son válidos. Al realizar las predicciones, nosotros podemos estimar su
variabilidad a partir de los valores conocidos. Si el error estándar medio es menor
que la raíz de la media de los errores de la predicción al cuadrado, estamos
subestimando la variabilidad de las predicciones y viceversa. Por otro lado, la
raíz de la media estandarizada de los errores de predicción al cuadrado debe ser
próxima a uno si los errores estándar de la predicción son válidos. Si es mayor de
uno estamos subestimando la variabilidad en nuestras predicciones y si es menor
la estamos sobreestimando.

Resumiendo, el mejor modelo es aquel que tiene la media estandarizada cercana a


cero, la raíz de la media de los errores de predicción al cuadrado más pequeña, el error
estándar medio más cercano al parámetro anterior y la raíz de la media estandarizada de
los errores de predicción al cuadrado más cercano a uno.

Tabla III.2.9.2. Estadísticos empleados para la selección de los métodos kriging y sus parámetros.
Raíz de la media de los errores de
Media de los errores de las predicciones.
predicción al cuadrado.

∑ (Zˆ ( s ) − z ( s ) ) ∑ (Zˆ ( s ) − z ( s ) )
n n 2
i i i i
i =1 i =1
n n
Media estandarizada de los errores de
Error estándar medio.
las predicciones.

∑ (Zˆ ( s ) − z ( s ) )/ σ ( s )
n n
) )
∑ σ ( si )
i =1 i =1
i i i

n n
Raíz de la media estandarizada de los
donde:
errores de predicción al cuadrado.
Zˆ ( si ) es el valor predicho.
∑ [(Zˆ ( s ) − z ( s ) )/ σ ( s )]
n
) 2
i i i z(si) el valor observado.
i =1 σˆ ( si ) el error estándar de la predicción
n para la localización si.

III.2.9.2.4. Creación de superficies de predicción

Una vez definidos los parámetros y el método kriging más adecuado para cada
variable hemos creado un mapa de predicción para todas las localizaciones de la zona de
estudio con la ayuda del módulo “Geostatistical Analyst”, incorporado en el Sistema de
Información Geográfica ArcGIS 9.0 (Esri, 2004). Además hemos calculado también el
error estándar de predicción para cada una de las localizaciones de este mapa, creando
así una nueva superficie que hemos denominado mapa del error estándar de la
predicción. Este último mapa resulta de gran utilidad, ya que nos permite calcular los
intervalos de confianza al 95% de probabilidad de los valores predichos según la
siguiente ecuación.

Valor mapa predicción ± 1,96 × Error estandar de la predicción

178
CAPÍTULO IV.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Resultados y Discusión

IV.1. CAPAS ARABLES Y PERFILES


IV.1.1. Capas arables

La descripción de las capas arables se presenta en varias tablas. En las tablas IV.1.2
y IV.1.3 se exponen los caracteres generales de los puntos de muestreo según FAO
(1990). En estas tablas se indican una serie de claves numéricas cuyo significado se
muestra en la tabla IV.1.1. Por último en las tablas IV.1.4 y IV.1.5 se muestran los
resultados analíticos obtenidos para determinadas variables edáficas en las muestras de
suelos de las capas arables y de los perfiles (ponderados por el espesor de los horizontes
hasta una profundidad de 30 cm).

Tabla IV.1.1. Claves utilizadas para la descripción general de los puntos de muestreo de las capas
arables.
Característica Clave
1:Cumbre; 2:Pendiente convexa; 3: Pendiente cóncava;
Posición fisiográfica
4:Pendiente rectilínea; 5:Terraza; 6:Planicie; 7:Rambla.
1:Plano o casi plano(0-2%); 2:Ondulado (2-8%);
Forma terreno
3:Fuertemente ondulado (8-16%); 4:Colinado (16-30%);
circundante
5:Fuertemente socavado (>30%); 6:Montañoso.
0:Sin piedras; 1:Moderadamente pedregoso; 2:Pedregoso;
Pedregosidad
3:Muy pedregoso; 4:Excesivamente pedregoso; 5:Terreno
superficial
ripioso.
Tamaño de las piedras 1:Gravas; 2:Piedras; 3:Pedregones.
0:Ninguno o pocos; 1:Moderadamente rocoso; 2:Rocoso;
Afloramientos rocosos 3:Muy rocoso; 4:Extremadamente rocoso; 5:Afloramiento
rocoso.
1:Hídrica laminar; 2:Hídrica en surcos, 3:Hídrica en cárcavas;
Erosión
4:Deposición hídrica.
0:Sin erosión o con deposición; 1:Ligera; 2:Moderada;
Grado erosión
3:Severa.

Tabla IV. 1.2. Características generales de los puntos de muestreo de las capas arables.
Capa Coord.X Coord.Y Altitud Pendiente Posición Forma
Fecha Orient.
Arable (UTM) (UTM) (m) (%) fisiográfica terreno
1 02/09/03 579932 4174485 1027 N 11 5 3
2 02/09/03 579975 4180038 950 E 12 5 3
3 02/09/03 580693 4181816 933 NW 35 5 5
4 02/09/03 583346 4182689 970 S-SW 21 5 4
5 02/09/03 584027 4181187 994 N-NW 25 5 4
6 02/09/03 583360 4180475 1016 NW 19 5 4
7 02/09/03 581266 4179680 1070 NE-E 16 5 3
8 03/09/03 577197 4179968 1255 NE 38 5 5
9 03/09/03 577490 4181848 1047 NE 55 4 6
10 03/09/03 575295 4181231 1119 W 33 4 5
11 03/09/03 584079 4184326 797 NW 34 5 5

179
Resultados y Discusión

12 03/09/03 584712 4182413 900 S-SE 36 5 5


13 03/09/03 587286 4180668 1035 SE 29 5 4
14 03/09/03 584199 4178871 1131 S 29 5 4
15 04/09/03 587107 4184316 886 S 27 5 4
16 04/09/03 587688 4179263 1129 NW 55 4 6
17 04/09/03 586165 4177045 1168 N 14 5 3
18 04/09/03 587194 4176163 1395 S-SW 4 2 2
19 04/09/03 582905 4174347 859 N 90 11 6
20 04/09/03 586755 4174854 1160 S 38 5 5
21 04/09/03 585259 4174089 1059 S 42 5 5
22 04/09/03 582034 4175706 890 SE 8 11 2
23 04/09/03 579339 4177199 1051 NW 19 4 4
24 05/09/03 576650 4173541 1193 N 36 4 5
25 05/09/03 578139 4171812 1234 N 23 4 4
26 05/09/03 576104 4171160 1330 N 36 5 5
27 05/09/03 575631 4171163 1378 E 46 4 6
28 05/09/03 573020 4169924 1546 SE 43 6 6
29 05/09/03 575060 4169540 1253 W 20 4 4
30 05/09/03 574837 4172333 1421 NE 54 4 6
31 05/09/03 573810 4172925 1302 N 11 11 3
32 05/09/03 572036 4171665 1451 N-NW 22 5 4
33 05/09/03 568929 4172200 1311 N-NW 12 11 3
34 05/09/03 568267 4172899 1202 N-NW 13 11 3
35 05/09/03 566991 4171267 1259 E 15 5 3
36 05/09/03 575663 4177918 1064 Plano 2 6 1
37 05/09/03 577900 4175105 1012 NE 7 6 2
38 08/09/03 567578 4174405 1185 S 5 11 2
39 08/09/03 566389 4172337 1158 W 6 11 2
40 08/09/03 564952 4171861 1135 N-NW 4 11 2
41 08/09/03 563652 4171184 1104 W 35 5 5
42 08/09/03 563914 4169902 1234 SE 45 5 5
43 08/09/03 565436 4168686 1543 NW 39 5 5
44 08/09/03 568065 4169080 1717 S-SE 22 5 4
45 08/09/03 568943 4169063 1775 S 8 2 3
46 08/09/03 569563 4168378 1430 E 33 5 5
47 08/09/03 577395 4168834 1254 S-SW 48 5 5
48 09/09/03 563799 4167004 1410 W 16 11 4
49 09/09/03 566815 4166251 1396 S-SE 35 6 5
50 09/09/03 579919 4170470 1104 N-NE 44 5 5

180
Resultados y Discusión

51 09/09/03 579029 4171086 1192 S 28 5 4


52 10/06/04 572148 4170473 1885 NE 24 3 4
53 10/06/04 572276 4170678 1810 NW 55 3 6
54 10/06/04 572386 4170921 1703 N 43 3 6
55 10/06/04 571592 4171131 1704 NE 10 2 3
56 10/06/04 565711 4165755 1392 S-SE 55 3 5
57 05/09/03 577927 4178318 1006 N 14 5 4
Coord: coordenada; Orient: orientación.

Tabla IV.1.3. Características generales de los puntos de muestreo de las capas arables.
Capa Pedreg. Tamaño Afloram.
Microtop. Erosión Grado Vegetación / Uso
Arable superf. piedras rocosos
1 Albardones 34 123 0 1 1 Cultivos
2 Albardones 23 123 0 1 1 Matorral degradado
Repoblación antigua (60-90
3 No 3 123 2 123 3
años)de pinos
Repoblación antigua (60-90
4 No 45 123 0 123 3
años)de pinos
5 No 4 123 34 123 3 Sabinar
6 No 34 123 2 12 2 Sabinar
7 Aterrazamientos 2 123 0 12 2 Cultivos
Repoblación antigua (60-90
8 No 34 123 1 123 3
años)de pinos
Repoblación antigua (60-90
9 No 34 123 0 123 3
años)de pinos
Repoblación antigua (60-90
10 No 45 123 0 12 3
años)de pinos
Repoblación antigua (60-90
11 No 2 123 23 123 3
años)de pinos
Repoblación reciente (<20
12 No 2 123 0 123 3
años) de pinos
13 No 23 123 0 12 2 Pinar natural
14 No 4 123 12 123 3 Pinar natural
15 No 45 123 5 123 3 Sabinar
16 No 34 123 4 123 3 Encinar
17 No 32 123 0 12 23 Encinar
18 Surcos 5 123 5 7 0 Sabinar
19 Surcos 1 12 0 123 3 Matorral degradado
Repoblación reciente (<20
20 No 34 123 1 123 3
años) de pinos
Repoblación antigua (60-90
21 No 34 123 4 123 3
años)de pinos
22 Aterrazamientos 2 12 0 123 3 Cultivos
23 No 34 123 0 1 23 Encinar
Repoblación antigua (60-90
24 No 3 123 1 123 3
años)de pinos
25 No 23 123 1 123 3 Repoblación antigua (60-90

181
Resultados y Discusión

años)de pinos
Repoblación reciente (<20
26 Aterrazamientos 4 123 2 123 3
años) de pinos
27 No 3 123 3 12 2 Matorral degradado
Repoblación reciente (<20
28 Aterrazamientos 45 12 0 12 2
años) de pinos
Repoblación antigua (60-90
29 No 5 123 1 123 3
años)de pinos
Repoblación antigua (60-90
30 Albardones 4 123 2 123 3
años)de pinos
31 No 23 123 0 1 1 Pinar natural
32 No 23 123 0 1 1 Pinar natural
33 No 3 123 0 1 1 Encinar
34 No 23 123 0 1 1 Encinar
Repoblación reciente (<20
35 No 2 123 0 12 2
años) de pinos
36 No 1 12 0 1 1 Cultivos
37 No 2 123 0 1 1 Cultivos
Repoblación reciente (<20
38
No 2 123 0 12 1 años) de pinos
39 No 3 123 0 12 1 Pinar natural
40 No 23 123 0 12 1 Pinar natural
41 No 45 123 1 12 3 Encinar
Repoblación reciente (<20
42
No 45 123 0 123 3 años) de pinos
43 No 5 123 0 123 1 Encinar
44 No 23 123 0 12 2 Matorral degradado
45 Escalones 5 123 5 7 3 Matorral cacuminal
46 No 34 123 0 12 3 Matorral degradado
47 No 5 123 1 123 3 Pinar natural
48 Albardones 3 123 0 1 2 Cultivos
Repoblación reciente (<20
49
Aterrazamientos 5 123 1 12 2 años) de pinos
50 No 5 123 2 123 3 Matorral degradado
51 No 5 123 45 1237 3 Matorral degradado
52 No 5 123 5 12 3 Matorral cacuminal
53 No 5 123 5 12 3 Pinar natural
54 No 45 123 12 12 2 Pinar natural
55 No 4 123 34 123 3 Encinar
Repoblación reciente (<20
56
Aterrazamientos 3 123 0 12 2 años) de pinos
57 No 3 123 0 1 1 Cultivos
Microtop: microtopografía; Pedreg. superf: pedregosidad superficial; Afloram: afloramientos.

182
Resultados y Discusión

Tabla IV. 1.4. Resultados analíticos para determinadas variables edáficas medidas en las muestras de las
capas arables y perfiles (ponderados por horizontes hasta 30 cm de profundidad).

Arena Arcilla Limo C N CaCO3 pH pH pF pF Cond.


CEC Fe
Muestra (15 (0,33 (cmol/
(%) (%) (%) (g ·kg-1) (g ·kg-1) (g ·kg-1) (H2O) (KCl) atm) atm)
(mlS/m)
kg-1)
(g ·kg-1)
CA1 45,7 27,7 26,6 9,7 1,2 708,6 8,6 7,7 22,9 15,3 0,5 14,6 3,6
CA2 34,9 31,9 33,2 10,8 1,6 705,4 8,1 7,6 14,7 27,9 0,9 15,0 1,8
CA3 35,3 33,4 31,3 23,5 1,8 688,9 8,5 7,8 18,6 31,6 0,5 22,9 1,5
CA4 39,8 33,7 26,6 25,4 2,0 532,4 8,3 7,6 21,7 32,2 0,6 24,5 3,8
CA5 9,9 62,2 28,0 31,3 3,0 20,9 8,1 7,5 25,9 34,7 0,6 37,4 20,5
CA6 11,2 56,2 32,6 80,3 6,3 26,4 8,1 7,3 43,7 43,0 0,6 41,9 10,8
CA7 24,9 41,3 33,8 10,4 0,9 715,7 8,6 7,8 14,3 30,3 0,5 13,8 0,1
CA8 47,2 29,2 23,6 21,6 2,2 524,7 8,7 7,6 12,0 20,4 0,5 23,3 8,0
CA9 21,3 47,1 31,6 17,5 1,5 299,8 8,5 7,5 19,3 30,1 0,5 28,3 11,9
CA10 24,7 49,9 25,3 23,8 1,9 20,9 8,1 7,3 29,5 20,9 0,4 33,2 4,7
CA11 35,0 31,2 33,7 19,3 0,8 654,4 8,6 7,6 12,8 43,3 0,4 15,0 4,4
CA12 25,7 28,6 45,7 4,9 0,5 764,0 8,6 7,8 10,8 28,3 0,4 10,1 3,0
CA13 9,7 60,7 29,6 85,0 3,1 36,6 7,8 7,2 33,2 37,3 0,7 37,4 13,9
CA14 29,0 40,7 30,3 51,0 2,5 326,8 8,3 7,5 27,1 18,2 0,5 27,8 13,3
CA15 37,3 25,9 36,8 36,8 2,0 631,0 8,4 7,6 15,2 35,2 0,4 23,7 5,8
CA16 4,2 73,0 22,7 52,9 1,9 11,2 7,8 7,0 28,4 38,6 0,6 38,6 27,7
CA17 21,6 46,6 31,8 42,7 1,8 168,5 8,1 7,2 23,3 32,6 0,5 29,5 4,8
CA18 8,1 61,6 30,3 167,7 8,0 36,6 7,8 7,3 37,7 43,2 0,7 54,0 5,7
CA19 13,4 36,6 50,0 1,8 0,1 753,8 8,9 7,9 9,2 18,5 0,4 9,7 2,7
CA20 59,7 20,0 20,3 18,8 0,2 745,9 8,6 7,7 8,4 19,1 0,4 13,8 2,9
CA21 39,7 31,3 29,0 35,9 1,5 633,7 8,5 7,6 15,9 28,6 0,5 17,9 6,1
CA22 26,8 36,1 37,1 10,3 0,3 704,7 8,5 7,6 12,2 31,7 0,5 13,8 2,7
CA23 25,4 40,5 34,1 60,8 1,8 498,6 8,1 7,4 26,8 36,7 0,6 27,0 2,8
CA24 32,4 37,8 29,8 48,9 2,8 594,7 8,3 7,5 16,2 30,9 0,6 28,7 3,5
CA25 28,0 14,7 57,3 23,9 2,1 841,5 8,5 8,0 8,9 30,4 0,8 15,9 2,8
CA26 38,4 19,5 42,0 19,1 1,8 809,2 8,5 7,9 9,2 32,9 0,4 17,9 2,5
CA27 27,0 30,4 42,6 17,9 2,1 526,2 8,5 7,6 14,3 33,1 0,5 22,5 3,9
CA28 60,8 21,1 18,2 48,5 3,6 742,6 8,1 7,5 12,5 25,6 0,7 30,3 2,9
CA29 23,1 32,7 44,2 35,8 5,3 468,6 7,9 7,7 17,2 35,3 0,6 32,0 4,0
CA30 20,0 25,2 54,8 34,7 2,9 741,4 8,4 8,0 15,8 27,8 0,6 23,7 3,3
CA31 26,8 37,5 35,7 32,6 0,2 254,7 8,0 7,6 23,8 28,9 0,6 29,9 4,3
CA32 13,2 47,0 39,8 54,1 3,7 50,9 7,8 7,3 38,7 40,6 0,5 38,6 5,2
CA33 10,6 63,5 25,9 40,8 1,8 17,1 8,2 7,5 33,8 38,1 0,5 39,0 12,4
CA34 34,6 32,6 32,8 16,8 1,4 24,2 8,7 7,6 14,8 23,8 0,5 22,1 11,9
CA35 54,4 14,7 30,9 8,3 0,4 958,4 8,9 8,2 5,6 15,8 0,4 7,6 0,7
CA36 43,0 18,7 38,4 7,5 1,1 631,0 8,8 7,9 11,5 23,9 0,5 14,2 2,9
CA37 29,5 29,8 40,7 12,5 1,4 555,0 8,7 7,7 16,2 28,8 0,6 21,7 2,8
CA38 59,7 13,6 26,7 6,3 0,7 41,7 8,6 7,6 10,1 19,9 0,4 17,9 8,9
CA39 44,4 15,0 40,6 18,8 1,7 161,9 8,6 7,6 14,3 25,7 0,4 22,5 10,9
CA40 32,5 21,0 46,5 58,4 2,9 106,2 8,4 7,7 23,6 38,2 0,6 39,0 10,6
CA41 26,8 20,2 53,1 27,4 3,0 377,5 8,6 7,7 21,0 33,1 0,5 28,3 10,6
CA42 27,3 32,0 40,7 15,8 1,7 388,6 8,7 7,7 17,3 30,1 0,4 26,6 12,1
CA43 25,0 51,3 23,7 11,3 1,3 50,8 8,0 7,2 30,9 17,9 0,4 34,0 4,5
CA44 17,5 24,7 57,7 18,0 2,0 518,0 8,1 7,2 20,9 9,9 0,5 18,3 5,2
CA45 13,8 31,0 55,2 122,5 6,3 150,8 7,5 7,3 38,2 13,2 1,2 58,2 7,7
CA46 72,8 12,8 14,4 37,4 2,9 881,6 8,3 7,6 6,4 14,1 0,5 27,8 5,0

183
Resultados y Discusión

CA47 66,6 15,0 18,4 137,0 3,2 555,5 7,5 7,0 34,0 35,3 1,0 26,6 3,2
CA48 35,1 31,7 33,2 23,1 2,2 511,0 8,2 7,4 13,8 24,2 0,5 22,5 10,9
CA49 50,3 27,0 22,7 24,7 1,9 714,4 8,5 7,6 11,5 22,1 0,5 20,8 5,4
CA50 20,6 37,7 41,7 15,7 1,3 700,8 8,3 7,4 12,6 23,5 0,4 17,1 2,0
CA51 19,1 46,6 34,3 27,1 2,6 374,2 8,1 7,4 22,8 31,7 0,4 35,7 8,0
CA52 21,9 35,4 42,7 73,0 1,1 57,1 7,8 7,3 32,1 43,0 0,3 36,1 3,3
CA53 31,0 31,6 37,4 62,3 5,5 59,4 7,8 7,3 27,7 43,3 0,4 32,8 5,3
CA54 32,0 27,1 40,9 99,3 3,8 55,6 8,0 7,4 28,9 36,5 0,5 36,5 4,5
CA55 11,5 41,2 47,3 250,3 17,8 18,3 7,2 6,8 99,0 92,0 0,9 69,7 1,8
CA56 39,1 28,5 32,3 30,6 2,5 76,6 7,9 7,3 14,4 29,2 0,3 22,5 3,1
CA57 29,2 34,9 35,9 7,7 1,0 650,6 8,7 7,7 13,4 26,9 0,3 18,5 2,8
SM1 45,8 25,3 28,8 19,8 1,5 536,6 8,0 7,3 16,4 31,5 0,4 20,3 6,6
SM2 39,1 23,7 37,2 18,6 1,6 528,2 8,3 7,4 14,0 30,4 0,5 21,5 8,8
SM3 29,2 43,1 27,7 58,8 3,3 245,1 7,7 7,0 27,3 42,9 0,5 42,6 5,9
SM4 58,7 21,4 19,9 25,1 2,0 647,4 8,1 7,5 14,0 36,0 0,6 20,3 3,0
SM5 31,9 39,4 28,7 12,8 1,0 159,2 8,4 7,3 17,7 26,6 0,6 26,6 9,4
SM6 41,1 29,4 29,5 31,6 2,0 320,7 8,2 7,5 19,3 27,6 0,9 30,2 8,6
SM7 62,5 16,3 21,2 13,3 1,1 572,0 8,6 7,5 12,0 21,8 0,5 12,5 3,1
SM8 53,6 12,6 33,8 14,2 1,0 924,5 8,4 7,8 7,2 17,6 0,5 10,5 2,5
SM9 25,1 29,6 45,4 73,5 2,7 417,5 8,0 7,4 32,4 41,3 0,7 50,0 11,0
SM10 37,3 20,9 41,8 35,8 1,2 759,0 8,3 7,6 16,9 26,6 0,6 25,5 5,1
SM11 11,0 49,1 39,9 107,4 10,4 45,9 7,7 7,2 41,2 48,9 17,2 50,4 23,6
SM12 7,0 67,0 26,0 6,9 0,9 437,4 8,3 7,5 20,9 35,8 12,0 24,6 11,3
SM13 42,8 20,0 37,2 11,7 0,6 798,3 8,5 7,6 10,7 23,1 0,5 10,7 5,7
SM14 6,8 61,2 31,9 34,9 2,5 10,6 7,8 7,0 25,6 37,4 0,5 36,0 28,0
SM15 20,7 45,5 33,9 40,7 3,1 341,2 8,1 7,3 27,2 38,2 0,5 31,5 5,6
SM16 6,4 51,6 42,0 52,9 6,6 42,4 7,9 7,3 32,5 42,7 0,5 37,1 27,8
SM17 33,8 28,5 37,7 21,1 2,4 716,7 8,2 7,5 16,3 28,3 0,5 17,4 4,7
SM18 14,4 38,6 47,0 4,7 0,2 699,5 8,5 7,9 13,2 22,3 0,4 8,6 1,5
SM19 26,2 39,3 34,5 40,5 2,4 415,0 7,8 7,3 27,0 37,3 0,4 25,5 2,9
SM20 20,3 48,2 31,5 25,0 3,7 379,7 7,9 7,2 23,8 30,7 0,3 26,9 2,6
Cond: conductividad; CaCO3: carbonato cálcico equivalente; Fe: hierro libre; C: carbono; pF: capacidad
retención agua.

IV.1.2. Perfiles de suelos

Con el fin de homogeneizar la exposición de los resultados de los perfiles de suelos se


ha seguido, para todos ellos, el mismo orden, recogiendo las características más destacadas
para cada suelo. En primer lugar se indica la clasificación taxonómica de cada suelo según
FAO (1999) y Soil Survey Staff (1999). Posteriormente se describen los caracteres generales
del punto de muestreo y las características morfológicas de los horizontes de los perfiles
según FAO (1990). A continuación, se indican los resultados analíticos obtenidos para
distintas variables edáficas y por último, se muestra un diagrama que presenta un balance
hídrico anual del suelo y las variaciones mensuales de la temperatura. A partir de este
diagrama hemos calculado los regímenes de humedad y temperatura según los criterios
definidos por la Soil Taxonomy (Soil Survey Staff, 1999).

184
Resultados y Discusión

PERFIL Nº 1

CLASIFICACIÓN:
World Reference Base (FAO,
1999): Kastanozem Petrocálcico

Soil Taxonomy (Soil Survey Staff,


1999): Palexeroll Petrocálcico

1. CARACTERES GENERALES

Fecha de muestreo: 03/04/03


Ubicación: Hoja topográfica del Servicio Geográfico del Ejército 974. Solana de la Sierra del
Maimón, a 650 m al oeste del Cortijo de Fuente Mahón, y a una distancia aproximada de 1150
m de la carretera 321 que lleva a Vélez Rubio, situada al Este de la zona de recogida del perfil.
Coordenadas: 4169248/0580061
Altitud: 1053 m.
Orientación: Este.
Posición fisiográfica: Aproximadamente en la parte medio-baja de una ladera con pendiente
cóncava en el sentido longitudinal.
Forma del terreno circundante: Colinado (16-30%).
Microtopografía: Aterrazamientos antiguos de repoblación forestal sobre un glacis de erosión.
Pendiente: 16%.
Vegetación: Domina Pinus halepensis, pino carrasco (70%), fundamentalmente en masas de
pinar de repoblación. El 30% restante corresponde a especies arbustivas, entre las que destacan
Thymus sp. (tomillo), Rosmarinus officinalis (romero), Lygeum spartum (albardín), Lavandula
latifolia (espliego), Teucrium sp. (boja), Salvia sp.
Material de partida: Derrubios cuaternarios de naturaleza caliza.
Drenaje: Clase 4-5. Entre bien drenado y algo excesivamente drenado.
Condiciones de humedad: Húmedo todo el perfil.
Pedregosidad superficial: Clase 4. Excesivamente pedregoso, 30% de gravas con tamaños
comprendidos entre 0.2 y 7.5 cm., 60% piedras (7.5 – 25 cm.) y 10% pedregones (>25 cm.).
Afloramientos de rocas: Clase 0. Ninguno o muy pocos afloramientos de rocas.
Evidencias de erosión: No se observan rasgos de erosión, probablemente debido a la
protección por enlosamiento superficial de piedras.
Influencia humana: Repoblación forestal muy homogénea con labores de aterrazamientos en el
1976. El crecimiento del pinar es escaso y presenta un porte tipo “bonsái”, posiblemente debido
a la presencia de un horizonte de suelo petrocálcico. No se ha producido regeneración de la
masa arbolada. Se realizaron tratamientos selvícolas y claras en 1995, repoblaciones con encina
y coscoja en 1991 y plantaciones de frondosas para frenar la erosión en las laderas. Otros
tratamientos selvícolas tales como clareos, escamondas y acciones contra la procesionaria,
también se han realizado ocasionalmente. La zona se utiliza como aprovechamientos de pastos
para el ganado.

185
Resultados y Discusión

2. DESCRIPCIÓN DE LOS HORIZONTES DEL SUELO

Horiz. Prof. cm.

Ah 0 - 12 Color negro pardo (8.4 YR 3.2/2.2) en húmedo y entre pardo


amarillento grisáceo y pardo amarillento pálido (9.2 YR 4.6/2.6) en
seco; textura franco arcillo arenosa; estructura granualar de fina a
moderada; adherente, no plástico, friable, duro; muchos poros
tubulares muy finos y finos, continuos, imped y caóticos; abundantes
gravas finas, medianas y gruesas, y piedras de naturaleza caliza con
formas angulares, ligeramente alteradas y con algunos recubrimientos
de CaCO3 secundario; extremadamente calcáreo; presencia de
hormigueros y nidos de escolopendras, ortópteros y coleópteros;
comunes raíces finas y muy finas; límite gradual y plano con el
horizonte inferior.

ABwk 12 - 40 Color negro pardusco (8.4YR 3/2.3) en húmedo y entre pardo amarillento grisáceo y pardo amarillento pálido (8.9 YR 4.5/2.7) en
seco; textura franco arcillosa; estructura en bloques angulares y subangulares recubiertos por películas discontinuas de carbonatos, de
fina a mediana, débil; ligeramente adherente, ligeramente plástico, entre friable y firme, duro; muchos poros tubulares, medianos,
continuos, imped y exped; muchas gravas finas, medianas y gruesas, con formas angulares y subangulares, de naturaleza caliza con
lamelas de CaCO3 secundario, algunos nódulos de CaCO3, pequeños, blandos, blancos y esféricos; extremadamente calcáreo; con
raíces abundantes y muy abundantes entre muy finas, finas y medianas; límite neto y plano con el horizonte inferior.

Bwk 40 - 68 Color entre pardo oscuro y pardo (7.7 YR 3.7/3.4) en húmedo y pardo pálido (8.3 YR 5.5/3.4) en seco; textura franco arcillosa;
Estructura en bloques angulares mediana débil; de ligeramente adherente a adherente, plástico, muy friable, duro; pocos poros
vesiculares, entre muy finos y finos, discontinuos, imped; muchas gravas finas y medianas, muy pocas piedras y gravas de tamaño
grueso de roca caliza, con formas angulares y subangulares, ligeramente alteradas y recubiertas de CaCO3 secundario de color
ligeramente blanquecino rosáceo; pocos nódulos de CaCO3, pequeños, blandos, blancos y esféricos; extremadamente calcáreo; muy
pocas raíces muy finas; límite brusco y plano con el horizonte subyacente.

Ckm. > 68 Costra petrocálcica de color blanquecino rosáceo; estructura laminar, presipitación del CaCO3 lámina a lámina; presenta huellas de
redisolución; fuertemente cementado por carbonato cálcico, de forma que sus fragmentos secos no se desmoronan en el agua y las
raíces no lo pueden penetrar; extremadamente duro cuando está en seco, no se puede romper con la azada.

186
Resultados y Discusión

3. DATOS ANALÍTICOS DEL PERFIL

Arenas %
Muy Muy
Horiz. Prof. cm Arena % Limo % Arcilla % Gruesa Media Fina Unified % Grava %
gruesa fina
Ah 0-12 50 27 23 16 9 7 8 11 55 73
ABwk 12-40 43 30 27 10 8 6 7 11 63 48
Bwk 40-68 35 34 31 4 6 6 6 13 72 49
Ckm >68

Retención de
Agua útil D.A. Fed C.O. N P CE pH
agua %
H33 H150
Horiz. mm/cm g/cm3 g kg-1 g kg-1 g kg-1 C/N mg kg-1 µS/m H2O ClK
kPa 0 kPa
Ah 33 15 0,5 1,2 5,3 27,1 1,4 16 129,4 428,1 7,8 7,3
ABwk 31 17 0,8 1,3 7,4 20,4 1,5 12 111,9 434,4 8,2 7,4
Bwk 33 18 0,9 1,4 4,1 13,5 1,1 11 78,1 536,7 8,2 7,4

cmol (+) kg-1


% CO3Ca % Sat.
Horiz Ca++ Mg++ Na+ K+ S. Bases C.E.C
eq Bases
Ah 58 34,3 1,6 0,2 0,4 36,5 21,9 100
ABwk 51 27,5 1,0 0,1 0,2 28,8 19,3 100
Bwk 61 30,4 0,5 0,1 0,1 31,2 14,9 100

187
Resultados y Discusión

FICHA HÍDRICA

PERFIL 1
Capacidad de retención (mm): 54,1
ETP Var.
T (ºC) P(mm) ETR Reserva Exceso Déficit
(mm) Reserva
Enero 5,3 35,1 13,2 13,2 54,1 0,0 21,9 -
Febrero 6,2 32,6 16,1 16,1 54,1 0,0 16,6 -
Marzo 7,7 33,7 26,6 26,6 54,1 0,0 7,1 -
Abril 10,4 35,4 42,1 42,1 47,4 -6,7 - -
Mayo 14,1 40,2 70,8 70,8 16,8 -30,6 - -
Junio 18,5 24,9 102,2 41,7 0 -16,8 - 60,5
Julio 22,6 6,9 136,2 6,9 0 0 - 129,3
Agosto 22,6 9,2 127,7 9,2 0 0 - 118,5
Septiembre 18,6 30,9 86,5 30,9 0 0 - 55,6
Octubre 13,3 51,2 52,0 51,2 0 0 - 0,8
Noviembre 8,6 80,1 25,4 25,4 54,1 54,1 0,5 -
Diciembre 5,6 85,2 13,7 13,7 54,1 0,0 71,5 -

250 30
P(mm) ETP (mm) T (ºC)

200 20

Temperatura (ºC)
150 10
P (mm) y ETP (mm)

100 0

D
50 U -10
R S
S
0 -20
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

U: Utilización S: Sobrante R: Recarga D: Déficit


Tª media del suelo a 50cm: 13,79 Régimen de humedad: Xérico
Tª media de invierno del suelo a 50cm: 6,19 Régimen de Temperatura: Mésico
Tª media de verano del suelo a 50cm: 20,56

188
Resultados y Discusión

PERFIL Nº 2

CLASIFICACIÓN:
World Reference Base
(FAO, 1999): Leptosol
Réndzico.

Soil Taxonomy (Soil Survey


Staff, 1999): Haploxeroll
Lítico

1. CARACTERES GENERALES

Fecha de muestreo: 03/04/03


Ubicación: Hoja 974. Puerto del Peral. Aproximadamente a 700 m. del Cortijo del Puerto del
Peral hacia el Noroeste.
Coordenadas: 4168224/575266
Altitud: 1141 m.
Orientación: Sur-sureste.
Posición fisiográfica: Parte baja de una ladera de un glacis con pendiente ligeramente convexa
en sentido longitudinal.
Forma del terreno circundante: Colinado (16-30%).
Microtopografía: Surcos y cárcavas pequeñas.
Pendiente: 17%
Vegetación: Vegetación arbustiva constituida principalmente por Rosmarinus officinalis
(romero), Genista scorpius (aulagas), Artemisia sp. (boja negra), Launaea sp. (rascavieja,
aulaga), Stipa tenacisima (esparto), Lygeum spartum (albardín) y otras gramíneas. En las
proximidades del perfil se observan cultivos de almendros.
Material de partida: Materiales clásticos cuaternarios cementados de naturaleza caliza.
Drenaje: Clase 5. Algo excesivamente drenado.
Condiciones de humedad: Húmedo todo el perfil
Pedregosidad superficial: Clase 5. Terreno ripioso, 45% de gravas (0.2 – 7.5 cm.), 35% de
piedras (7.5 – 25 cm.) y 20% de pedregones (>25 cm.).
Afloramientos de rocas: Clase 3. Muy rocoso.
Evidencias de erosión: Rasgos de erosión ocultos o inexistentes por el enlosamiento superficial
de fragmentos gruesos.
Influencia humana: Pastoreo.

189
Resultados y Discusión
2. DESCRIPCIÓN DE LOS HORIZONTES DE SUELO

Horiz. Prof. cm.

Ah 0 – 8/13 Entre negro pardusco y pardo oscuro (8 YR 2.5/2.4) en


húmedo y entre pardo grisáceo y pardo (8.9 YR 3.9/2.8) en
seco; textura franca; estructura en bloques angulares mediana
de débil a moderada, que rompe en bloques subangulares finos
y fuertes; ligeramente adherente, plástico, muy friable,
ligeramente duro; frecuentes poros tubulares, entre medianos y
gruesos, continuos, exped; abundantes piedras y gravas finas,
medianas y gruesas de naturaleza caliza recubiertas de CaCO3
secundario; las gravas tienen formas angulares y están
relativamente alteradas, presentando huellas de disolución,
grietas y concavidades, rellenas de material fino rojizo de
óxidos e hidróxidos de hierro, probablemente goetita y
hematites, y acumulación de líquenes; extremadamente
calcáreo; presencia de rasgos de origen biológico tales como
crotovinas, insectos himenópteros de la familia formícidos
(hormigas), arácnidos, dípteros, ortópteros y gusanos anélidos
oligoquetos (lombrices de tierra); abundantes raíces muy finas;
límite brusco irregular con el horizonte subyacente.
R > 13 Roca caliza
3. DATOS ANALÍTICOS DEL PERFIL

Arenas %
Muy Muy
Horiz. Prof. cm Arena % Limo % Arcilla % Gruesa Media Fina Unified % Grava %
gruesa fina
Ah 0-13 39 37 24 10 8 6 5 9 65 59
R >13

Retención de agua % D.A. Agua útil Fed C.O. N P CE pH


Horiz. H33 kPa H1500 kPa g/cm3 mm/cm g kg-1 g kg-1 g kg-1 C/N mg kg-1 dS/m H2 O ClK
Ah 30 14 1,3 0,7 95,7 21,7 1,6 12 151,1 0,5 8,3 7,4

cmol (+) kg-1


++ ++ +
Horiz % CO3Ca eq Ca Mg Na K+ S. Bases C.E.C % Sat. Bases
Ah 53 34,4 2,2 0,1 0,3 37,1 21,5 100
190
Resultados y Discusión

FICHA HÍDRICA

PERFIL 2
Capacidad de retención (mm): 9,83
ETP Var.
T (ºC) P(mm) ETR Reserva Exceso Déficit
(mm) Reserva
Enero 4,6 37,9 12,2 12,2 9,8 0,0 25,7 -
Febrero 5,6 35,0 15,0 15,0 9,8 0,0 20,1 -
Marzo 7,0 35,3 24,9 24,9 9,8 0,0 10,4 -
Abril 9,7 36,8 40,5 40,5 6,1 -3,8 - -
Mayo 13,5 41,7 69,0 47,8 0,0 -6,1 - 21,2
Junio 18,0 25,9 100,4 25,9 0,0 0,0 - 74,5
Julio 22,2 7,1 134,1 7,1 0,0 0,0 - 127,0
Agosto 22,2 9,5 125,9 9,5 0,0 0,0 - 116,4
Septiembre 18,0 32,9 84,6 32,9 0,0 0,0 - 51,8
Octubre 12,7 52,2 50,6 50,6 1,6 1,6 - -
Noviembre 8,0 40,4 24,4 24,4 9,8 8,2 7,8 -
Diciembre 4,9 36,1 12,5 12,5 9,8 0,0 23,6 -

250 30
P(mm) ETP (mm) T (ºC)

200 20

Temperatura (ºC)
150 10
P (mm) y ETP (mm)

100 0

D
50 U -10
R
S S
0 -20
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

U: Utilización S: Sobrante R: Recarga D: Déficit


Tª media del suelo a 50cm: 13,20 Régimen de humedad: Xérico
Tª media de invierno del suelo a 50cm: 5,52 Régimen de Temperatura: Mésico
Tª media de verano del suelo a 50cm: 20,09

191
Resultados y Discusión

PERFIL Nº 3

CLASIFICACIÓN:
World Reference Base
(FAO, 1999): Chernozem
Cálcico.

Soil Taxonomy (Soil Survey


Staff, 1999): Calcixeroll
Típico

1. CARACTERES GENERALES

Fecha de muestreo: 03/04/03


Ubicación: Hoja topográfica de Servicio Geográfico del Ejército número 951. La Dehesa de
Alfahuara. Aproximadamente a medio kilómetro al Sur del Puntal del Morral y a un kilómetro
al Oeste de Los Morrones.
Coordenadas: 4172029/0569731
Altitud: 1398 m.
Orientación: Noroeste.
Posición fisiográfica: Media ladera de una pendiente moderadamente cóncava en sentido
longitudinal y transversal.
Forma del terreno circundante: Montañoso.
Pendiente: 45%.
Vegetación: Entre las especies arbóreas, la más abundante es Quercus ilex (80%), en mucha
menor densidad, Pinus halepenis (15%). Abundante regeneración de encina (Quercus ilex), muy
superior a la regeneración de pino carrasco (Pinus halepenis). Entre las especies arbustivas
destacan, Quercus coccifera (coscoja), Cistus laurifolius, Rosmarinus officinalis (romero),
Thymus sp. (tomillo), Salvia sp., Erinacea Anthyllis (cojín de pastor), Festuca sp.,
Helianthemum sp., Vella spinosa (piorno de crucecitas), Genista scorpius (aulaga), Teucrium
sp.
Material de partida: Derrubios de calizas y margocalizas blancas del Terciario y Cretácico
Superior.
Drenaje: Clase 4-5. Entre bien drenado y algo excesivamente drenado.
Condiciones de humedad: Húmedo todo el perfil.
Pedregosidad superficial: Clases 2 y 3. Terreno entre pedregoso y muy pedregoso con un 50%
de gravas (0.2 – 7.5 cm.), 30% de piedras (7.5 – 25 cm.) y 20% de pedregones (> 25 cm.).
Afloramientos de rocas: Clase 0. Ninguno o muy pocos
Evidencias de erosión: No se aprecian evidencias de erosión en el perfil, aunque en las zonas
circundantes, constituidas por un pinar adulto y fuertes pendientes, están sometidas a fuertes
procesos de erosión hídrica, dando lugar a la formación de cárcavas avanzadas que exponen los
horizontes más bajos de suelo y láminas de guijarros.
Influencia humana: En los años 1991-1996, se realizaron clareos de las encinas, y
repoblaciones con encina y pino carrasco en 1995. Periódicamente se realizan cortas de policía
o sanitarias en toda la superficie arbolada para el control de plagas de perforadores.

192
Resultados y Discusión

2. DESCRIPCIÓN DE LOS HORIZONTES DE SUELO

Horiz. Prof. cm.

Ah 0 – 11 Entre negro y negro pardusco (7.6 YR 2.1/1.3) en húmedo, negro


pardusco (8.7 YR 2.9/2) en seco; textura franco arcillosa; estructura
migajosa moderada; ligeramente adherente, ligeramente plástico, muy
friable, ligeramente duro; muchos poros intersticiales, finos, continuos,
imped, abiertos; muchas gravas finas y medianas y pocas piedras y
gravas gruesas de roca caliza con formas angulares, ligeramente
meteorizadas con huellas de disolución y revestimientos de CaCO3
secundario en la base de los cantos; extremadamente calcáreo;
presencia de rasgos de origen biológico tales como crotovinas,
insectos pterigógenos himenópteros formícidos (hormigas), ortópteros
(grillos y saltamontes), coleópteros (escarabajos), dípteros (moscas),
artrópodos quelicerados arácnidos (arañas), hongos y raíces muy
abundantes finas y medianas; límite neto y plano con el horizonte
inferior.

ABw 11 - 24 Entre negro y negro pardusco (8.1 YR 2.3/1.8) en húmedo y entre negro pardusco y gris pardusco (8.9 YR 3.6/1.7) en seco;
textura arcillosa; estructura en bloques subangulares finos, moderada; adherente, plástico, muy friable, duro; abundantes gravas
finas, medianas y gruesas y pocas piedras de naturaleza caliza, formas angulares, ligeramente alteradas con revestimientos de
CaCO3 secundario en la parte inferior; muy pocos nódulos de CaCO3, pequeños, blandos, blancos y esféricos; fuertemente
calcáreo, rasgos de origen biológico como crotovinas; abundantes raíces finas y medianas; límite neto y plano con el horizonte
inferior.

ACk 24 - 42 Negro pardusco (8.3 YR 2.7/1.8) en húmedo y entre negro pardusco y pardo oscuro (8.7 YR 3.4/2.1) en seco; textura franco
arcillosa; estructura fuerte en bloques subangulares muy finos, recubiertos por carbonatos y hongos; ligeramente adherente; no
plástico, muy firme, extremadamente duro; frecuentes poros tubulares, finos y medianos, continuos, imped y exped, caóticos;
abundantes gravas finas, medianas y gruesas y pocas piedras de roca caliza con formas subangulares y ligeramente
meteorizadas; revestimientos de CaCO3 secundario en gravas y piedras; abundantes nódulos de CaCO3, blancos y esféricos;
extremadamente calcáreo; presencia de crotovinas, hongos, raíces muy abundantes finas, medianas y gruesas; límite neto y
plano con el horizonte subyacente.

Ck >42 Material coluvial de fragmentos de roca caliza y margocaliza, de color blanco, tamaño grava y alguna piedra; presencia de
recubrimientos de CaCO3 secundario, en forma de material pulverulento fino y blanquecino sobre la parte superior de las
gravas.
193
Resultados y Discusión

3. DATOS ANALÍTICOS DEL PERFIL

Arenas %
Prof. Muy Muy
Horiz. Arena % Limo % Arcilla % Gruesa Media Fina Unified % Grava %
cm gruesa fina
Ah 0-11 33 28 40 10 6 5 5 7 71 60
ABw 11-24 21 28 51 6 3 3 3 6 83 73
ACk 24-42 42 25 33 15 9 6 6 7 61 68
Ck >42

Retención de
Agua útil D.A. Fed C.O N P CE pH
agua %
H33 H1500
Horiz. kPa
mm/cm g/cm3 g kg-1 g kg-1 g kg-1 C/N mg kg-1 dS/m H2O ClK
kPa
Ah 46 28 0,4 0,5 5,7 95,0 4,3 19 300,1 0,5 7,7 7,1
ABw 48 32 0,4 0,7 5,8 65,6 3,3 17 279,5 0,5 7,6 6,9
ACk 27 16 0,4 1,2 6,6 27,4 1,7 14 234,3 0,4 8,0 7,0

cmol (+) kg-1


% Sat.
Horiz % CO3Ca eq Ca++ Mg++ Na+ K+ S. Bases C.E.C
Bases
Ah 27,8 43,0 4,1 0,1 1,4 48,7 41,8 100
ABw 14,9 48,0 9,2 0,1 1,2 58,5 49,1 100
ACk 39,2 40.0 2,8 0,0 0,8 24,7 28,9 100

194
Resultados y Discusión

FICHA HÍDRICA

PERFIL 3
Capacidad de retención (mm): 17,26
ETP Var.
T (ºC) P(mm) ETR Reserva Exceso Déficit
(mm) Reserva
Enero 2,8 46,0 8,7 8,7 17,3 0,0 37,3 -
Febrero 3,7 42,1 11,4 11,4 17,3 0,0 30,7 -
Marzo 4,9 39,9 19,4 19,4 17,3 0,0 20,5 -
Abril 7,8 40,9 35,8 35,8 17,3 0,0 5,0 -
Mayo 11,7 46,2 64,0 63,5 0,0 -17,3 - 0,5
Junio 16,5 28,8 95,7 28,8 0,0 0,0 - 66,9
Julio 21,0 7,9 128,8 7,9 0,0 0,0 - 120,9
Agosto 21,1 10,6 121,2 10,6 0,0 0,0 - 110,6
Septiembre 16,4 38,7 79,7 38,7 0,0 0,0 - 41,0
Octubre 10,9 55,1 46,8 46,8 8,4 8,4 - -
Noviembre 6,1 44,9 21,0 21,0 17,3 8,9 15,1 -
Diciembre 2,9 42,2 8,5 8,5 17,3 0,0 33,6 -

250 30
P(mm) ETP (mm) T (ºC)

200 20

Temperatura (ºC)
150 10
P (mm) y ETP (mm)

100 0

D
50 U -10
R
S S

0 -20
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

U: Utilización S: Sobrante R: Recarga D: Déficit

Tª media del suelo a 50cm: 10,49 Régimen de humedad: Xérico


Tª media de invierno del suelo a 50cm: 3,58 Régimen de Temperatura: Mésico
Tª media de verano del suelo a 50cm: 18,73

195
Resultados y Discusión

PERFIL Nº 4

CLASIFICACIÓN:
World Reference Base (FAO,
1999): Chernozem Hipercálcico.

Soil Taxonomy (Soil Survey


Staff, 1999): Calcixeroll Páchico.

1. CARACTERES GENERALES

Fecha de muestreo: 03/04/03


Ubicación: Hoja topográfica del Servicio Geográfico del Ejército número 974. Mahimón
Grande. Aproximadamente a un kilómetro de la Cueva de los Letreros hacia el Norte y a un
kilómetro del Cortijo de Fuente de Mahón hacia el Este.
Coordenadas: 4169374/0579112
Altitud: 1231 m.
Orientación: Sur.
Posición fisiográfica: Aproximadamente en la parte media de una ladera rectilínea en sentido
longitudinal.
Forma del terreno circundante: Colinado (16-30%).
Pendiente: 25%.
Vegetación: Entre las especies arbóreas dominan Pinus halepensis (pino carrasco) de unos 30
años de edad, de escasa regeneración y distribuido de forma uniforme con una densidad de
cubierta del 60%, y Quercus ilex (encina) de gran porte, presente de forma dispersa (25%). El
sotobosque del pinar no es muy abundante (15%) y está formado por Rosmarinus officinalis
(romero), Quercus coccifera (coscoja), Lygeum spartum (albardín), Lavandula latifolia
(espliego), Teucrium sp.
Material de partida: Derrubios cuaternarios de ladera de roca caliza.
Drenaje: Clase 4. Bien drenado.
Condiciones de humedad: Húmedos todos los horizontes del perfil salvo el C.
Pedregosidad superficial: Clase 4. Excesivamente pedregoso. 60% de gravas (0.2 – 7.5 cm.),
30% de piedras (7.5 – 25 cm.) y 10% de pedregones (> 25 cm.).
Afloramientos de rocas: Clase 1. Moderadamente rocoso.
Evidencias de erosión: Erosión hídrica laminar moderada que se manifiesta a través de rills, los
cuales se van ahondando progresivamente para formar pequeños surcos y cárcavas en la
dirección del flujo de agua. Se observa material parental erosionado y grandes pedestales de
suelo protegido por la masa de raíces de las plantas y las rocas, mientras los niveles de alrededor
han descendido arrastrados por el flujo de agua.
Influencia humana: En el año 1995 se realizaron cortas sanitarias y claras. No hay
aprovechamientos de caza y pastos en la zona.

196
Resultados y Discusión

2. DESCRIPCIÓN DE LOS HORIZONTES DEL SUELO

Horiz. Prof. cm.


O 0-4 Capa de unos 2 cm de espesor formada por restos de acículas de pino carrasco y
gramíneas, y otra capa aproximadamente 2 cm de restos orgánicos algo más
descompuestos con una red de raíces muy finas y algunos fragmentos gruesos.

Ah 4 - 22 Entre negro y negro pardusco (8.9 YR 2.6/1.6) en húmedo, entre gris pardusco y
pardo amarillento grisáceo (9.3 YR 3.9/1.8) en seco; textura franco arenosa gruesa;
estructura granular, mediana, moderada; entre adherente y ligeramente adherente y
entre plástico y ligeramente plástico, muy friable, ligeramente duro; frecuente poros
tubulares medianos y gruesos, continuos, exped y frecuentes vesiculares gruesos;
abundantes gravas finas, medianas y gruesas de roca caliza, con formas angulares y
subangulares, ligeramente meteorizadas y con lenguas de carbonato cálcico
secundario en la base inferior, CaCO3 secundario pulverulento acumulado de forma
difusa; extremadamente calcáreo; actividad biológica importante, dada la presencia
crotovinas, hormigueros, ortópteros (saltamontes), lepidópteros (mariposas),
coleópteros (escarabajos), dípteros (moscas), miriápodos diplópodos (Julus
terrestris, conocido como ciempiés o cardador) y arácnidos (arañas); raíces muy
abundantes, muy finas y finas; límite gradual y plano con el horizonte inferior.

Ahk 22 - 49 Entre negro y negro pardo (8.7 YR 2.4/1.3) en húmedo y entre negro pardo y gris
pardo (8.6 YR 3.6/1.3) en seco; textura franco arcillo arenosa; estructura en bloques
angulares finos y débiles, que rompen en granular, mediana, moderada; ligeramente
adherente, entre ligeramente plástico y plástico, friable, duro; frecuentes poros
medianos y gruesos, continuos, exped; abundantes gravas finas, medianas y gruesas
y pocas piedras con formas angulares, ligeramente meteorizadas y con revestimientos
de CaCO3 secundario; extremadamente calcáreo; raíces muy abundantes muy finas y
finas; límite brusco y ondulado con el horizonte subyacente.

Ck >49 Color entre pardo grisáceo y pardo (8.1 YR 4.5/2.8) en húmedo y pardo grisáceo (8.3 YR 6.3/2) en seco; textura franco arenosa
gruesa; sin estructura; no adherente, no plástico, suelto en húmedo y suelto en seco; pocas piedras y abundantes gravas finas,
medianas y gruesas de naturaleza caliza y formas angulares y subangulares, ligeramente alteradas, concentraciones contínuas de
CaCO3 secundario y color blanquecino rosáceo; extremadamente calcáreo.

197
Resultados y Discusión

3. DATOS ANALÍTICOS DEL PERFIL

Arenas %
Muy Muy
Horiz. Prof. cm Arena % Limo % Arcilla % Gruesa Media Fina Unified % Grava %
gruesa fina
O 0-4 16
Ah 4-22 60 21 19 26 12 7 4 2 42 64
Ahk 22-49 52 23 25 24 16 10 6 4 50 67
Ck >49 73 12 15 31 20 14 6 2 28 74

Retención de
Agua útil D.A. Fed C.O N P CE pH
agua %
H33 H1500
Horiz. kPa
mm/cm g/cm3 g kg-1 g kg-1 g kg-1 C/N mg kg-1 dS/m H2O ClK
kPa
Ah 23 12 0,4 1,3 2,1 36,6 2,3 14 205,5 0,6 8,0 7,4
Ahk 46 17 1,0 1,1 4,5 36,5 2,6 12 131,8 0,6 8,1 7,4
Ck 20 9 0,3 1,5 0,0 9,7 0,5 15 86,4 0,6 8,2 7,7

cmol (+) Kg-1


Horiz % CO3Ca eq Ca++ Mg++ Na+ K+ S. Bases C.E.C % Sat. Bases
Ah 67 34,1 1,9 0,3 0,2 36,5 25,5 100
Ahk 58 32,5 0,8 0,3 0,1 33,6 25,0 100
Ck 79 26,6 0,3 0,2 0,0 27,1 7,5 100

198
Resultados y Discusión

FICHA HÍDRICA

PERFIL 4
Capacidad de retención (mm): 35,36
ETP Var.
T (ºC) P(mm) ETR Reserva Exceso Déficit
(mm) Reserva
Enero 4,0 40,7 11,0 11,0 35,4 0,0 29,7 -
Febrero 4,9 37,5 13,8 13,8 35,4 0,0 23,7 -
Marzo 6,3 36,9 23,0 23,0 35,4 0,0 13,9 -
Abril 9,0 38,2 38,9 38,9 34,7 -0,7 - -
Mayo 12,9 43,3 67,2 67,2 10,8 -23,9 - -
Junio 17,4 26,9 98,7 37,7 0,0 -10,8 - 61,0
Julio 21,7 7,4 132,1 7,4 0,0 0,0 - 124,7
Agosto 21,8 9,9 124,2 9,9 0,0 0,0 - 114,2
Septiembre 17,5 34,9 82,8 34,9 0,0 0,0 - 47,9
Octubre 12,1 53,2 49,3 49,3 4,0 4,0 - -
Noviembre 7,4 42,0 23,2 23,2 22,7 18,8 - -
Diciembre 4,2 38,2 11,2 11,2 35,4 12,6 14,4 -

250 30
P(mm) ETP (mm) T (ºC)

200 20

Temperatura (ºC)
150 10
P (mm) y ETP (mm)

100 0

D
50 U -10

S R
0 -20
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

U: Utilización S: Sobrante R: Recarga D: Déficit


Tª media del suelo a 50cm: 12,60 Régimen de humedad: Xérico
Tª media de invierno del suelo a 50cm: 4,84 Régimen de Temperatura: Mésico
Tª media de verano del suelo a 50cm: 19,62

199
Resultados y Discusión

PERFIL Nº 5

CLASIFICACIÓN:
World Reference Base (FAO, 1999):
Calcisol Lúvico.

Soil Taxonomy (Soil Survey Staff, 1999):


Haploxeralf Cálcico.

1. CARACTERES GENERALES

Fecha de muestreo: 14/05/03


Ubicación: Hoja topográfica del Servicio Geográfico del Ejército número 952. Camino de la
Virgen. Aproximadamente a 750 m. de María hacia el Noreste y a un kilómetro y medio de la
Ermita de la Virgen de la Cabeza al Sur del perfil.
Coordenadas: 4173545/0572910
Altitud: 1230 m.
Orientación: Norte.
Posición fisiográfica: Terrazas de cultivo anchas (>30 cm) y de poca altura (<40 cm).
Forma del terreno circundante: Fuertemente ondulado (8-16%).
Microtopografía: Aterrazamientos para cultivos.
Pendiente: 11% en la ladera, 3% en la terraza.
Vegetación: Almendros y gramíneas.
Material de partida: Conglomerados calcáreos cuaternarios.
Drenaje: Clase 3. Moderadamente bien drenado.
Condiciones de humedad: Seco todo el perfil.
Pedregosidad superficial: Clase 4. Excesivamente pedregoso. 35% de gravas (0.2 – 7.5 cm.),
60 % de piedras (7.5 – 25 cm.) y 5% de pedregones (> 25 cm).
Afloramientos de rocas: Clase 0. Ninguna o muy pocas rocas.
Evidencias de erosión: No hay huellas de erosión dado que el terreno se encuentra aterrazado y
se producen labores de arado.
Influencia humana: Cultivos permanentes con labores agrícolas.

200
Resultados y Discusión

2. DESCRIPCIÓN DE LOS HORIZONTES DEL SUELO


3.
Horiz. Prof. cm.
Ap 0 - 18 Pardo oscuro (6.9 YR 3.3/3.4) en húmedo y, pardo (7.5 YR 4/3.4) en seco; franco
arcilloso; estructura migajosa mediana débil que rompe en bloques angulares y
subangulares fuertes, finos y medianos; ligeramente adherente, entre plástico y muy
plástico, entre muy firme y extremadamente firme y entre duro y muy duro; muchos poros
vesiculares muy finos y finos, discontinuos, imped y exped; gravas finas, medianas y
gruesas comunes, de naturaleza caliza, con formas angulares, alteradas, con abundantes
huellas de disolución, grietas y concavidades, y enrojecimiento; presencia de una delgada
película de CaCO3 secundario recubriendo las gravas; fuertemente calcáreo; abundantes
muestras de edafofauna en todo el horizonte, tales como crotovinas, hormigueros, otros
nidos de insectos, himenópteros formícidos, coleópteros, dípteros y arácnidos; raíces muy
abundantes medianas y finas; límite neto y plano con el horizonte inferior.
Bt 18 - 45 Entre pardo oscuro y pardo (6.9 YR 3.4/3.3) en húmedo, y pardo (7.3 YR 3.8/3) en seco;
acilloso; estructura en bloques angulares con tendencia a prismática, muy gruesa, de fuerte
a muy fuerte; adherente, plástico, muy friable, entre muy duro y extremadamente duro;
revestimientos de arcilla en la superficie de los poros y agregados; muchos poros
vesiculares y tubulares, finos medianos y gruesos, continuos, imped; gravas comunes,
finas, medianas y gruesas, de naturaleza caliza, con formas angulares, alteradas, con
concavidades de disolución y enrojecimiento de la superficie de los cantos, así como
recubrimientos de carbonato cálcico secundario; pocos nódulos de CaCO3 pequeños,
blancos y esféricos, extremadamente calcáreo; presencia de hormigueros, nidos de
insectos, arácnidos; raíces comunes y medianas; límite brusco y plano con el horizonte
inferior.
Ck 45 - 70 Entre pardo oscuro y pardo amarillento pálido (9.6 YR 3.8/2.9) en húmedo y, pardo amarillento pálido (9.5 YR 4.9/2.9) en seco; franco arenoso;
estructura en bloques angulares, de muy fina a fina, moderada, ligeramente adherente y ligeramente plástico, muy friable y duro, frecuentes poros
vesiculares muy finos, imped y exped; muy pocas piedras y gravas comunes, finas, medianas y gruesas de naturaleza caliza con formas
subangulares y redondeadas, recubiertas por lamelas de CaCO3 de color blanquecino rosáceo, alteradas; frecuentes nódulos de CaCO3, pequeños,
blancos y esféricos y acumulaciones difusas pulverulentas; extremadamente calcáreo; abundantes raíces finas y medianas; límite brusco y plano
con el horizonte subyacente.
2Ck > 70 Color pardo oscuro (7.6 YR 3.2/2.8) en húmedo y entre pardo grisáceo y pardo (8.0 YR 4.4/2.5) en seco; textura entre arcillosa y franco arcillosa;
estructura casi maciza que, rota con martillo, se individualizan bloques angulares finos y muy fuertes; adherente, plástico, entre friable y firme,
extremadamente duro; abundantes piedras y gravas finas, medianas y gruesas de naturaleza caliza, y pocos pedregones de conglomerados de roca
caliza areniscosa; con formas principalmente redondeadas y angulares, meteorizados, con huellas de disolución y reprecipitación de CaCO3
secundario, y fisuras rellenas de material fino enrojecido; revestimientos sobre los cantos y frecuentes nódulos de CaCO3, pequeños, blandos,
blancos; extremadamente calcáreo; muy pocas raíces muy finas.
201
Resultados y Discusión

3. DATOS ANALÍTICOS DEL PERFIL

Arenas %
Muy Muy
Horiz. Prof. cm Arena % Limo % Arcilla % Gruesa Media Fina Unified % Grava %
gruesa fina
Ap 0-18 31 31 38 3 3 4 10 11 75 16
Bt 18-45 33 25 42 3 3 4 11 11 72 20
Ck 45-70 73 14 14 12 10 16 7 28 41 68
2Ck >70 35 25 40 5 4 5 10 11 70 45

Retención de agua
Agua útil D.A. Fed C.O. N P CE pH
%
H33 H1500
Horiz. mm/cm g/cm3 g kg-1 g kg-1 g kg-1 C/N mg kg-1 dS/m H2O ClK
kPa kPa
A 27 18 1,0 1,0 8,6 17,0 1,3 11 220,0 0,5 8,5 7,3
Bt 26 17 0,9 1,4 10,6 11,9 0,5 19 210,7 0,7 8,3 7,3
Ck 13 8 0,2 1,6 4,4 5,6 0,4 12 142,9 0,4 8,5 7,4
2Ck 29 19 0,6 1,4 4.5 11,9 0,7 14 206,5 0,5 8,5 7,4

cmol (+) kg-1


% Sat.
Horiz % CO3Ca eq Ca++ Mg++ Na+ K+ S. Bases C.E.C
Bases
A 17,5 28,4 2,4 0,1 1,5 32,5 27,2 100
Bt 13,5 27,8 2,6 0,1 0,5 31,0 25,9 100
Ck 37,7 21,2 1,4 0,1 0,3 23,0 10,5 100
2Ck 33,0 34,2 3,6 0,2 0,4 38,4 24,1 100

202
Resultados y Discusión

FICHA HÍDRICA

PERFIL 5
Capacidad de retención (mm): 42,0
ETP Var.
T (ºC) P(mm) ETR Reserva Exceso Déficit
(mm) Reserva
Enero 4,0 40,7 11,0 11,0 42,0 0,0 29,7 -
Febrero 4,9 37,5 13,8 13,8 42,0 0,0 23,7 -
Marzo 6,3 36,9 23,1 23,1 42,0 0,0 13,8 -
Abril 9,1 38,2 38,9 38,9 41,3 -0,7 - -
Mayo 12,9 43,3 67,2 67,2 17,4 -23,9 - -
Junio 17,4 26,9 98,7 44,2 0 -17,4 - 54,4
Julio 21,8 7,4 132,2 7,4 0 0 - 124,7
Agosto 21,8 9,9 124,2 9,9 0 0 - 114,3
Septiembre 17,5 34,9 82,9 34,9 0 0 - 47,9
Octubre 12,1 53,2 49,3 49,3 4,0 4,0 - -
Noviembre 7,4 41,9 23,2 23,2 22,7 18,7 - -
Diciembre 4,2 38,2 11,2 11,2 42,0 19,3 7,7 -

250 30
P(mm) ETP (mm) T (ºC)

200 20

Temperatura (ºC)
150 10
P (mm) y ETP (mm)

100 0

D
50 U -10

S R
0 -20
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

U: Utilización S: Sobrante R: Recarga D: Déficit

Tª media del suelo a 50cm: 12,61 Régimen de humedad: Xérico


Tª media de invierno del suelo a 50cm: 4,85 Régimen de Temperatura: Mésico
Tª media de verano del suelo a 50cm: 19,62

203
Resultados y Discusión

PERFIL Nº 6

CLASIFICACIÓN:
World Reference Base
(FAO, 1999): Chernozem
Cálcico.

Soil Taxonomy (Soil Survey


Staff, 1999): Haploxeroll
Cálcico.

1. CARACTERES GENERALES

Fecha de muestreo: 14/05/03


Ubicación: Hoja topográfica del Servicio Geográfico de Ejército número 951. La Dehesa de la
Alfahuara. A un kilómetro y medio al Oeste de la Loma de la Casa Blanca y a poco menos de
un kilómetro al Sur de la Casa Forestal de los Alamitos.
Coordenadas: 4173221/0567162
Altitud: 1140 m.
Orientación: Sur-suroeste.
Posición fisiográfica: Ladera con pendiente moderadamente cóncava en sentido longitudinal y
ligeramente cóncava en sentido transversal.
Forma del terreno circundante: Fuertemente ondulado (8-16%).
Pendiente: 13%.
Vegetación: Entre las especies arbóreas impera Quercus ilex (52%), enriquecido con algunos
pies de Pinus halepensis (48%), de unos 70-80 años de edad, distribuido de forma irregular.
Abundante matorral pluriepecífico que se distribuye de forma regular; las especies más
frecuentes son: Quercus coccifera (coscoja), Rosmarinus officinalis (romero), Thymus sp.
(tomillo), Salvia sp. (salvia amarga), Genista scorpius (aulagas), Cistus albidus (estepa blanca),
Juniperus oxycedrus (enebro), Cistus clusii (romero macho), Artemisia sp. (boja negra),
Anthyllis cytisoides (boja blanca, albaida), Teucrium sp. Regenerado de encina (Quercus ilex) y
especialmente de pino carrasco (Pinus halepensis).
Material de partida: Derrubios calizos de ladera.
Drenaje: Clase 5. Algo excesivamente drenado.
Condiciones de humedad: Seco todo el perfil.
Pedregosidad superficial: Clase 2. Pedregoso. 55% de gravas (0.2 – 7.5 cm.) y 45% de piedras
(7.5 – 25 cm.).
Afloramientos de rocas: Clase 0. Ninguno o muy pocas rocas.
Evidencias de erosión: No se aprecian rasgos de erosión, sino más bien rasgos de acumulación
de materiales finos aportados desde las laderas circundantes a través del flujo de agua.
Influencia humana: En los años 1991-1996, se llevaron a cabo clareo de las matas de encina.
En 1995 se realizaron repoblaciones con encinas y pino carrasco. Otros tratamientos selvícolas
realizados para regenerar y mejorar la cobertura vegetal, fueron cortas de regeneración
realizadas de forma gradual, podas de pinos en las zonas excesivamente concentradas,
disminución de la densidad de las encinas (clareos) y escamondas (eliminación de ramas secas
principalmente).
204
Resultados y Discusión

2. DESCRIPCIÓN DE LOS HORIZONTES DEL SUELO

Horiz. Prof. cm.

Ah 0 - 29 Negro pardo (8.5 YR 2.7/2) en húmedo y, entre negro pardo y


pardo grisáceo (9.1 YR 3.6/2.1) en seco; textura franco
arcillosa; estructura en bloques subangulares fuertes, gruesa,
que rompe en migajosa; ligeramente adherente, plástico, muy
friable, ligeramente duro; muchos poros vesiculares,
intersticiales y tubulares finos y muy finos, imped; muchas
gravas de caliza, con tamaños finos, medianos y gruesos, y
formas subangulares principalmente y algunas angulares,
alteradas con abundantes huecos de disolución y
enrojecimiento de la superficie de los cantos;
extremadamente calcáreo; manifestación de rasgos de origen
biológico: abundantes excretas, nidos de insectos como
hormigueros, miriápodos diplópodos (ciempiés), insectos
pterigógenos, tales como himenópteros formícidos
(hormigas), ortópteros (saltamontes), coleópterós
(escarabajos), dípteros (moscas), fásmidos (insectos palo),
artropódos quelicerados tales como arácnidos y algunos
reptiles escamosos saurios del género lacerta (lagartijas);
raíces muy abundantes, muy finas y finas; límite neto y
ondulado con el horizonte inferior.

AC 29 - 40 Color entre pardo oscuro y pardo (7 YR 3.7/3.7) en húmedo, y pardo pálido (7.9 YR 5.1/3.4) en seco; textura franco arcillosa; estructura
en bloques subangulares medianos, moderada; adherente, plástico, friable, entre duro y muy duro; muchos poros tubulares finos,
discontinuos, exped; muchas gravas de roca caliza, con tamaño fino, mediano y grueso, y con formas subangulares y algunas
redondeadas, alteradas, con huellas de disolución y lamelas o lenguas de CaCO3 secundario en la base de los fragmentos gruesos;
extremadamente calcáreo; muy pocas raíces gruesas; límite neto y plano con el horizonte subyacente.

Ck >40 Entre pardo pálido y pardo claro (6.9 YR 4.9/4.7) en húmedo, y entre pardo pálido y naranja pálido (7.9 YR 6.4/3.7) en seco; franco
arcilloso; estructura en bloques subangulares medianos, moderada; adherente, plástico, friable, entre duro y muy duro; muchas gravas
finas, medianas y gruesas, de naturaleza caliza, con formas redondeadas, alteradas con concavidades de disolución; recubrimientos de
CaCO3 secundario, que proporcionan a las gravas un color blanquecino rosáceo; extremadamente calcáreo.

205
Resultados y Discusión

3. DATOS ANALITICOS DEL PERFIL

Arenas %
Muy Muy
Horiz. Prof. cm Arena % Limo % Arcilla % Gruesa Media Fina Unified % Grava %
gruesa fina
Ah 0-29 41 29 29 5 4 6 17 9 63 34
AC 29-40 32 33 35 3 3 5 12 9 72 29
Ck >40 37 33 30 6 7 8 9 7 67 33

Retención de agua
Agua útil D.A. Fed C.O. N P CE pH
%
H33 H1500
Horiz. mm/cm g/cm3 g kg-1 g kg-1 g kg-1 C/N mg kg-1 dS/m H2O ClK
kPa kPa
Ah 28 19 0,6 0,7 8,7 37,7 2,0 16 164,7 0,9 8,2 7,5
AC 27 18 0,8 1,3 5,0 15,8 1,1 12 199,3 0,5 8,5 7,8
Ck 26 13 1,1 1,4 2,9 10,8 0,5 19 180,9 0,7 8,6 7,7

cmol (+) kg-1


Horiz % CO3Ca eq Ca++ Mg++ Na+ K+ S. Bases C.E.C % Sat. Bases
Ah 31,3 32,9 6,5 0,1 0,8 40,2 30,7 100
AC 55,0 30,4 5,6 0,1 0,3 36,4 17,1 100
Ck 70,2 35,6 3,8 0,1 0,2 39,7 15,8 100

206
Resultados y Discusión

FICHA HÍDRICA

PERFIL 6
Capacidad de retención (mm): 21,3
ETP Var.
T (ºC) P(mm) ETR Reserva Exceso Déficit
(mm) Reserva
Enero 4,7 37,9 12,2 12,2 21,3 0,0 25,7 -
Febrero 5,6 35,0 15,0 15,0 21,3 0,0 20,0 -
Marzo 7,0 35,3 24,9 24,9 21,3 0,0 10,4 -
Abril 9,7 36,7 40,5 40,5 17,6 -3,8 - -
Mayo 13,5 41,7 69,0 59,3 0 -17,6 - 9,7
Junio 18,0 25,9 100,4 25,9 0 0 - 74,6
Julio 22,2 7,1 134,1 7,1 0 0 - 127,0
Agosto 22,2 9,5 125,9 9,5 0 0 - 116,4
Septiembre 18,1 32,9 84,7 32,9 0 0 - 51,8
Octubre 12,7 52,2 50,6 50,6 1,6 1,6 - -
Noviembre 8,0 40,4 24,4 24,4 17,6 16,0 - -
Diciembre 4,9 36,1 12,5 12,5 21,3 3,8 19,8 -

250 30
P(mm) ETP (mm) T (ºC)

200 20

Temperatura (ºC)
150 10
P (mm) y ETP (mm)

100 0

D
50 U -10

S R
0 -20
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

U: Utilización S: Sobrante R: Recarga D: Déficit


Tª media del suelo a 50cm: 13,21 Régimen de humedad: Xérico
Tª media de invierno del suelo a 50cm: 5,53 Régimen de Temperatura: Mésico
Tª media de verano del suelo a 50cm: 20,10

207
Resultados y Discusión

PERFIL Nº 7

CLASIFICACIÓN:
World Reference Base
(FAO, 1999): Calcisol
Pétrico.

Soil Taxonomy (Soil


Survey Staff, 1999):
Calcixerept Petrocálcico

1. CARACTERES GENERALES

Fecha de muestreo: 14/05/03


Ubicación: Hoja 951. Loma de la Casa Blanca. Aproximadamente a medio kilómetro del
Cortijo Casa Blanca hacia el Oeste.
Coordenadas: 4173383/0564687
Altitud: 1089 m.
Orientación: Norte-noreste.
Posición fisiográfica: Meseta.
Forma del terreno circundante: Fuertemente ondulado (8-16%).
Pendiente: 9%.
Vegetación: Campo abierto de pastizal dominado por gramíneas y cardo cuco (Eryngium
campestre).
Material de partida: Sedimentos detríticos no consolidados.
Drenaje: Clase 4. Bien drenado.
Condiciones de humedad: Seco todo el perfil.
Pedregosidad superficial: Clase 3. Muy pedregoso (15% gravas (0.2 – 7.5 cm.), 35% piedras
(7.5 – 25 cm.) y 50% pedregones (> 25 cm.)).
Afloramientos de rocas: Clase 0. Sin afloramientos rocosos.
Evidencias de erosión: Erosión hídrica laminar ligera, dada la presencia de patrones de flujo de
agua sobre la superficie del suelo, así como algún descenso del nivel del suelo, dejando
pedestales levantados protegidos por las raíces de la vegetación remanente. Erosión eólica de
moderada a fuerte, dada la deposición de partículas finas alrededor de plantas, los pequeños
orificios sobre los fragmentos y las rugosidades sobre la superficie de las áreas expuestas.
Influencia humana: La zona presenta importantes evidencias de pastoreo, dado el ramoneo de
la cubierta vegetal y la presencia de excrementos de ganado. Próximo a la zona donde se ha
recogido el perfil, se observan cortijos y cultivos.

208
Resultados y Discusión

2. DESCRIPCIÓN DE LOS HORIZONTES DEL SUELO

Horiz. Prof. cm.

A1 0 - 14 Negro pardo y pardo amarillento grisáceo (9.4 YR 3.5/2.3) en


húmedo, y pardo amarillento grisáceo y pardo amarillento pálido
(9.8 YR 5.2 /2.3) en seco; franco arenoso fino; estructura en
bloques angulares fuertes, gruesa, que rompe en bloques
subangulares medianos y moderada; ligeramente adherente,
plástico, muy friable, entre ligeramente duro y duro; frecuentes
poros vesiculares finos, imped y exped; muchas gravas finas,
medianas y gruesas, de naturaleza caliza, con formas angulares y
subangulares, entre ligeramente alteradas y alteradas con algunas
huellas de disolución, pequeñas acumulaciones de CaCO3
secundario; extremadamente calcáreo; abundantes muestras de
actividad biológica: excretas, hormigueros, nidos de insectos,
arácnidos (arañas), himenópteros formícidos (hormigas),
ortópteros (grillos y saltamontes), coleópteros (escarabajos),
dípteros (moscas y mosquitos) y reptiles escamosos saurios del
género lacerta (lagartijas); abundantes raíces finas y muy finas;
límite gradual y plano con el horizonte inferior.

A2 14 - 26 Color entre pardo amarillento grisáceo y pardo amarillento pálido (9.7 YR 5.3/2.4) en húmedo, y entre pardo amarillento grisáceo y pardo
amarillento pálido (9.3 YR 3.6/2.4) en seco; textura franco arenosa fina; estructura en bloques subangulares gruesos, de fuerte a muy fuerte;
ligeramente adherente, entre ligeramente plástico y plástico, friable, y duro; muchos poros vesiculares finos y muy finos, discontinuos,
imped y exped; gravas comunes finas, medianas y gruesas, y pocas piedras, de naturaleza caliza, con formas subangulares principalmente, y
algunas angulares, ligeramente alteradas, escasas acumulaciones de CaCO3 secundario; extremadamente calcáreo; hormigas; raíces
comunes, medianas; límite brusco y ondulado con el horizonte subyacente.

Ckm > 26 Horizonte petrocálcico de color blanco rosáceo; superficie irregular, dada la presencia de importantes huellas de disolución y reprecipitación
como calcretas lamelares que cementan fuertemente los cantos de gravas; extremadamente duro en seco y entre firme y extremadamente
firme en húmedo.

209
Resultados y Discusión

3. DATOS ANALITICOS DEL PERFIL

Arenas %
Muy
Horiz. Prof. cm Arena % Limo % Arcilla % Gruesa Media Fina Muy fina Unified % Grava %
gruesa
A1 0-14 57 17 17 7 6 10 19 15 50 21
A2 14-26 69 15 15 7 8 13 8 18 40 32
Ckm >26

Retención de agua % Agua útil D.A. Fed C.O N P CE pH


H1500
Horiz. H33 kPa mm/cm g/cm3 g kg-1 g kg-1 g kg-1 C/N mg kg-1 dS/m H2O ClK
kPa
A1 22 12 1,0 1,2 3,5 15,5 1,1 12 225,0 0,5 8,5 7,5
A2 22 12 0,8 1,4 2,6 15,8 1,1 12 249,7 0,4 8,7 7,6

cmol (+) kg-1


% Sat.
Horiz % CO3Ca eq Ca++ Mg++ Na+ K+ S. Bases C.E.C
Bases
A1 59 28,3 1,6 0,1 0,5 30,4 12,7 100
A2 55 28,2 1,5 0,1 0,4 30,3 12,3 100

210
Resultados y Discusión

FICHA HÍDRICA

PERFIL 7
Capacidad de retención (mm): 22,3
ETP Var.
T (ºC) P(mm) ETR Reserva Exceso Déficit
(mm) Reserva
Enero 5,0 36,3 12,8 12,8 22,3 0 23,5 -
Febrero 5,9 33,6 15,6 15,6 22,3 0 18,0 -
Marzo 7,4 34,4 25,9 25,9 22,3 0 8,5 -
Abril 10,1 35,9 41,4 41,4 16,8 -5,5 - -
Mayo 13,9 40,8 70,0 57,6 0 -16,8 - 12,4
Junio 18,3 25,3 101,4 25,3 0 0 - 76,2
Julio 22,4 7,0 135,3 7,0 0 0 - 128,3
Agosto 22,4 9,3 127,0 9,3 0 0 - 117,6
Septiembre 18,4 31,7 85,7 31,7 0 0 - 54,0
Octubre 13,1 51,6 51,4 51,4 0,2 0,2 - -
Noviembre 8,4 39,5 25,0 25,0 14,7 14,5 - -
Diciembre 5,3 34,9 13,2 13,2 22,3 7,6 14,0 -

250 30
P(mm) ETP (mm) T (ºC)

200 20

150 10 Temperatura (ºC)


P (mm) y ETP (mm)

100 0

D
50 U -10

S R

0 -20
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

U: Utilización S: Sobrante R: Recarga D: Déficit


Tª media del suelo a 50cm: 13,55 Régimen de humedad: Xérico
Tª media de invierno del suelo a 50cm: 5,92 Régimen de Temperatura: Mésico
Tª media de verano del suelo a 50cm: 20,37

211
Resultados y Discusión

PERFIL Nº 8

CLASIFICACIÓN:
World Reference Base (FAO,
1999): Calcisol Pétrico.

Soil Taxonomy (Soil Survey


Staff, 1999): Calcixerept
Petrocálcico.

1. CARACTERES GENERALES

Fecha de muestreo: 14/05/03


Ubicación: Hoja 952. Hoya de Molina. A pocos metros del Cerro del Almez hacia el Sur y
aproximadamente a medio kilómetro del Barranco Mata situado al Este del perfil.
Coordenadas: 4173493/0578314
Altitud: 1123 m.
Orientación: Norte.
Posición fisiográfica: Parte medio-alta de una ladera con pendiente cóncava en sentido
longitudinal.
Forma del terreno circundante: Colinado (16-30%).
Microtopografía: Aterrazamientos antiguos.
Pendiente: 19%.
Vegetación: Aproximadamente el 60% de la vegetación, pertenece a la repoblación de Pinus
pinaster (pino negral), sin regenerar, de unos 33 años, distribuidos en terrazas con dos filas de
arbolado. El 40% restante, corresponde a un matorral de porte pequeño y repartido de forma
dispersa, formado por Lavandula latifolia (espliego), Juniperus oxycedrus (enebro), Thynus sp.
(tomillo), Rosmarinus officinalis (romero), Vella spinosa (piorno), Genista scorpius (aulagas),
Cistus albidus (estepa blanca), Cistus clusii (romero macho), Teucrium sp., Artemisia sp. (boja
negra), Ballota hirsuta (manrrubio), Quercus coccifera (coscoja), Lygeum spartum (albardín)y
otras gramíneas.
Material de partida: Margas y margocalizas blancas del Terciario y Cretácico Superior.
Drenaje: Clase 5. Algo excesivamente drenado.
Condiciones de humedad: Seco todo el perfil.
Pedregosidad superficial: Clase 4.Excesivamente pedregoso (50% gravas (0.2 – 7.5 cm.),
40% piedras (7.5 – 25 cm.) y 10% pedregones (> 25 cm.)).
Afloramientos de rocas: Clase 1. Moderadamente rocoso.
Evidencias de erosión: Erosión hídrica laminar ligera evidenciada por la presencia de patrones
de flujo de agua sobre la superficie y, retención de partículas finas arrastradas por el flujo de
agua, por piedras y pedregones.
Influencia humana: Repoblación de Pinus Pinaster en 1970, con pérdida de acículas, baja
producción de piñas y ramas inferiores secas. No se llevaron a cabo tratamientos selvícolas
posteriores.

212
Resultados y Discusión

2. DESCRIPCIÓN DE LOS HORIZONTES DEL SUELO

Horiz. Prof. cm.

A 0 - 20 Entre negro rojizo y pardo oscuro (8.8 YR 3.6/2.6) en húmedo, pardo


amarillento pálido (9.1 YR 4.9/3.2) en seco; franco; estructura en bloques
angulares finos y medianos, débil; no adherente, no plástico, muy friable,
blando; frecuentes poros vesiculares, de finos a medianos, discontinuos, imped
y pocos poros tubulares, gruesos, continuos exped; muchas gravas finas,
medianas y grandes, de naturaleza caliza, con formas angulares, ligeramente
alteradas y con pequeñas acumulaciones de CaCO3 secundario;
extremadamente calcáreo; manifestación de rasgos de origen biológico, tales
como crotovinas, hormigueros, insectos pterigógenos como himenópteros
formícidos (hormigas), ortópteros (saltamontes), coleópteros (escarabajos),
artrópodos quelicerados como arácnidos (arañas), miriápodos quilópodos
(Scolopendra); abundantes raíces finas y muy finas; límite gradual y plano con
el horizonte subyacente.

B 20 - 40 Entre negro pardo y pardo oscuro (8.1 YR 3.2/2.5) en húmedo y, entre pardo y pardo pálido (8.5 YR 4.5/2.9) en seco; textura franco
arenosa gruesa; estructura en bloques subangulares, de finos a medianos, débil, con tendencia a estructura granular; ligeramente
adherente, ligeramente plástico, muy friable, entre blando y ligeramente duro; muchos poros tubulares finos, continuos, imped;
muchas gravas calizas finas, medianas y gruesas, con formas angulares y subangulares, ligeramente alteradas y recubiertas por una
pátina de CaCO3 secundario; presencia de algunos nódulos de CaCO3; extremadamente calcáreo; raíces comunes, medianas, límite
brusco e irregular con el horizonte inferior.

Ckm > 40 Costra petrocálcica de color blanquecina rosácea, fuertemente cementada y endurecida, de forma que sus fragmentos secos no se
desmoronan al sumergirlos en agua y se requiere un pico para partirla; estructura laminar que permite reconocer el límite entre la roca
y el CaCO3 secundario. De origen edáfico superpuesto, de 10 cm. de espesor.

213
Resultados y Discusión

3. DATOS ANALÍTICOS DEL PERFIL

Arenas %
Muy Muy
Horiz. Prof. cm Arena % Limo % Arcilla % Gruesa Media Fina Unified % Grava %
gruesa fina
A 0-20 51 38 11 15 8 4 1 19 58 52
B 20-40 58 26 16 19 10 5 1 16 50 49
Ckm >40

Retención de agua Agua


D.A. Fed C.O. N P CE pH
% útil
Horiz. H33 kPa H1500 kPa mm/cm g/cm3 g kg-1 g kg-1 g kg-1 C/N mg kg-1 dS/m H2O ClK
A 16 6 0,6 1,3 2,0 15,4 0,8 16 139,7 0,5 8,4 7,7
B 21 10 0,7 1,4 3,3 19,0 1,2 13 116,0 0,4 8,6 7,9

cmol (+) kg-1


% Sat.
Horiz % CO3Ca eq Ca++ Mg++ Na+ K+ S. Bases C.E.C
Bases
A 93,9 13,4 2,4 0,1 0,2 16,0 9,2 100
B 89,4 25,7 4,1 0,1 0,1 29,9 13,2 100

214
Resultados y Discusión

FICHA HÍDRICA

PERFIL 8
Capacidad de retención (mm): 24,4
ETP Var.
T (ºC) P(mm) ETR Reserva Exceso Déficit
(mm) Reserva
Enero 4,8 37,3 12,4 12,4 24,4 0 25,0 -
Febrero 5,7 34,5 15,2 15,2 24,4 0 19,3 -
Marzo 7,2 35,0 25,2 25,2 24,4 0 9,8 -
Abril 9,9 36,5 40,8 40,8 20,0 -4,4 - -
Mayo 13,6 41,4 69,3 61,4 0 -20,0 - 7,9
Junio 18,1 25,7 100,7 25,7 0 0 - 75,1
Julio 22,2 7,1 134,5 7,1 0 0 - 127,4
Agosto 22,3 9,5 126,3 9,5 0 0 - 116,8
Septiembre 18,2 32,5 85,0 32,5 0 0 - 52,5
Octubre 12,8 52,0 50,9 50,9 1,1 1,1 - -
Noviembre 8,1 40,1 24,6 24,6 16,6 15,5 - -
Diciembre 5,0 35,7 12,8 12,8 24,4 7,8 15,2 -

250 30
P(mm) ETP (mm) T (ºC)

200 20

150 10 Temperatura (ºC)


P (mm) y ETP (mm)

100 0

D
50 U -10

S R

0 -20
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

U: Utilización S: Sobrante R: Recarga D: Déficit


Tª media del suelo a 50cm: 13,32 Régimen de humedad: Xérico
Tª media de invierno del suelo a 50cm: 5,66 Régimen de Temperatura: Mésico
Tª media de verano del suelo a 50cm: 20,19

215
Resultados y Discusión

PERFIL Nº 9

CLASIFICACIÓN:
World Reference Base (FAO, 1999):
Chernozem Cálcico.

Soil Taxonomy (Soil Survey Staff, 1999):


Haploxeroll Cálcico-Páchico.

1. CARACTERES GENERALES

Fecha de muestreo: 17/06/03


Ubicación: Hoja topográfica de Servicio Geográfico del Ejército número 951. Cerro de los Alamicos
(Vereda alta de pino laricio). Aproximadamente a 1 kilómetro del Collado Alto hacia el Oeste y a 750 m
del Barranco Agrio hacia el Este.
Coordenadas: 4170037/0568868
Altitud: 1600 m.
Orientación: Noreste.
Posición fisiográfica: Al pie de la cresta del Cerro de los Alamicos, en la parte más alta de la ladera
rectilínea de aproximadamente un kilómetro y medio de longitud, próximo a los afloramientos rocosos
cacuminales.
Forma del terreno circundante: Montañoso.
Microtopografía: Ondulaciones de la superficie generados por los derrubios pedregosos que retienen
partículas minerales más finas y acículas de los pinos.
Pendiente: 61%.
Vegetación: Zona constituida por un pinar adulto natural de Pinus nigra (81%), conocido como pino
laricio, y Quercus ilex (14%), con abundante regeneración tanto de la encina como del pinar, y
distribuidos de forma irregular. El 5% restante lo constituyen especies arbustivas tales como
Arcthostaphilos uva-ursi (gayuba), que es la más significativa, Quercus coccifera (coscoja) y líquenes.
Material de partida: Derrubios de ladera de calizas micríticas y oolíticas silicatadas del Jurásico.
Drenaje: Clase 5. Algo excesivamente drenado.
Condiciones de humedad: Húmedo todo el perfil.
Pedregosidad superficial: Clase 4. Excesivamente pedregoso (20% gravas (0.2 – 7.5 cm.), 45% piedras
(7.5 – 25 cm.) y 35% pedregones (> 25 cm.)).
Afloramientos de rocas: Clase 4. Extremadamente rocoso.
Evidencias de erosión: Pese a la elevada pendiente (61%) y a los fuertes procesos erosivos en cárcavas
y barrancos de las zonas circundantes, en el lugar donde se tomó el perfil, únicamente se apreció erosión
hídrica laminar ligera debido a los pequeños carriles o hendiduras sobre la superficie del suelo
producidos por el movimiento del agua ladera abajo, así como por el engrosamiento de las plantas y
rocas, que retienen partículas más finas arrastradas por el flujo de agua.
Influencia humana: Tratamientos selvícolas tales como podas y clareo sobre pies de encinas, así como
el seguimiento y cortas sanitarias sobre el pinar de Pinus nigra, el cual se ve afectado por una plaga de
muérdago. Dicho pinar permanece vedado al pastoreo y a la caza en el área de recogida del perfil, hecho
consignado en el Plan de Ordenación de Recursos Naturales.

217
Resultados y Discusión

2. DESCRIPCIÓN DE LOS HORIZONTES DEL SUELO

Horiz. Prof. cm.

O 0-5 Capa constituida por restos de acículas de pino laricio y encina, que incrementan
el grado de descomposición progresivamente con la profundidad. Importantes
muestras de actividad biológica.
Ah1 5 - 20 Negro (9.1 YR 2/1.3) en húmedo, negro pardo (9.7 YR 3.3/1.7) en seco; entre
franco arcilloso y franco, estructura migajosa, fina y fuerte, que rompe en bloques
angulares finos y fuertes; ligeramente adherente, ligeramente plástico, entre firme
y muy firme, de muy duro a extremadamente duro; frecuentes poros vesiculares,
intersticiales y tubulares, finos, continuos y discontinuos, imped y exped; gravas
comunes, finas, medianas y gruesas, de naturaleza caliza, con formas angulares,
ligeramente alteradas; algunas de las gravas más gruesas presentan grietas de
disolución y un ligero enrojecimiento en sus caras externas y, al partir con un
martillo, muestran en su interior pequeñas grietas pardas de óxidos de hierro y
depósitos pulverulentos de CaCO3 secundario; extremadamente calcáreo;
importantes muestras de edafofauna, tales como crotovinas, nidos de insectos
(hormigueros), ortópteros (saltamontes), coleópteros (escarabajos), himenópteros
formícidos (hormigas), miriápodos diplópodos (ciempiés), anélidos oligoquetos
(lombrices de tierra), arácnidos, reptiles escamosos saurios del género lacerta
(lagartijas); raíces finas muy abundantes y pocas gruesas; límite difuso y plano
con el horizonte inferior.
Ah2 20 - 45 Entre negro y negro pardo (9.2 YR 2.4/1.3) en húmedo, negro pardo (9.7 YR 3.3/1.6) en seco; textura franco arcillosa; estructura en
bloques subangulares finos, fuerte, que rompe en estructura migajosa gruesa; ligeramente adherente, ligeramente plástico, muy firme, de
muy duro a extremadamente duro; muchos poros tubulares, de medianos a gruesos, continuos; abundantes gravas finas, medianas y
gruesas, de naturaleza caliza, con formas angulares y subangulares y algo alteradas, con revestimientos y lenguas de CaCO3 secundario en
la base; pocos nódulos de CaCO3, pequeños, blancos, esféricos; extremadamente calcáreo; nidos de insectos, arácnidos; abundantes raíces,
finas y medianas; límite neto y plano con el horizonte subyacente.
ACk 45 - 70 Entre negro y negro pardo (8.4 YR 2.5/1.6) en húmedo y pardo grisáceo (9.2 YR 4.2/1.9) en seco, franco; estructura débil, en bloques
angulares y subangulares finos; ligeramente adherente, ligeramente plástico, entre friable y muy friable, de ligeramente duro a duro;
muchos poros intersticiales, medianos y gruesos, continuos, exped; abundantes gravas finas, medianas y gruesas y pocas piedras de
naturaleza caliza con formas angulares, alteradas con huellas de disolución tales como huecos y hendiduras rellenos de material fino
rojizo de óxidos de hierro (probablemente de goetita y hematites); presencia de hongos y recubrimientos de CaCO3 secundario en gravas y
piedras, frecuentes nódulos de CaCO3, pequeños, blancos, esféricos; extremadamente calcáreo; raíces comunes y medianas; límite brusco
y plano con el horizonte inferior.
R > 70 Roca caliza.
218
Resultados y Discusión

3. DATOS ANALÍTICOS DEL PERFIL

Arenas %
Arena Muy
Horiz. Prof. cm Limo % Arcilla % Gruesa Media Fina Muy fina Unified % Grava %
% gruesa
O 0-5
Ah1 5-20 26 47 27 15 3 1 0 6 77 81
Ah2 20-45 24 44 32 6 4 2 0 10 81 69
ACk 45-70 40 39 21 14 6 3 0 13 67 85
R >70

Retención de agua % Agua útil D,A. Fed C.O N P CE pH


H1500
Horiz. H33 kPa mm/cm g/cm3 g kg-1 g kg-1 g kg-1 C/N mg kg-1 dS/m H2O ClK
kPa
Ah1 44 34 0,1 0.5 11,6 99,9 2,9 30 32,4 0,8 7,9 7,3
Ah2 39 31 0,2 0,6 10,4 72,1 2,4 25 64,5 0,6 8,1 7,5
ACk 32 21 0,2 0,9 4,2 50,9 1,6 28 39,3 0,6 8,3 7,6

cmol (+) Kg-1


% Sat,
Horiz % CO3Ca eq Ca++ Mg++ Na+ K+ S, Bases C,E,C
Bases
Ah1 36,0 40,8 12,3 0,1 0,8 53,9 53,8 84
Ah2 47,5 35,7 8,1 0,1 0,4 44,3 46,2 88
ACk 71,4 28,3 6,9 0,0 0,2 35,5 35,1 100

219
Resultados y Discusión

FICHA HÍDRICA

PERFIL 9
Capacidad de retención (mm): 12,9
ETP Var.
T (ºC) P(mm) ETR Reserva Exceso Déficit
(mm) Reserva
Enero 1,5 52,3 5,2 5,2 12,9 0 47,1 -
Febrero 2,2 47,5 7,9 7,9 12,9 0 39,6 -
Marzo 3,2 43,4 14,5 14,5 12,9 0 28,9 -
Abril 6,3 44,0 31,9 31,9 12,9 0 12,2 -
Mayo 10,4 49,7 60,1 60,1 2,5 -10,4 - -
Junio 15,3 31,0 92,3 33,5 0 -2,5 - 58,9
Julio 20,0 8,5 125,2 8,5 0 0 - 116,7
Agosto 20,2 11,4 118,1 11,4 0 0 - 106,6
Septiembre 15,1 43,2 76,3 43,2 0 0 - 33,0
Octubre 9,5 57,4 43,8 43,8 12,9 12,9 0,7 -
Noviembre 4,7 48,4 17,9 17,9 12,9 0 30,4 -
Diciembre 1,4 46,9 4,7 4,7 12,9 0 42,2 -

250 30
P(mm) ETP (mm) T (ºC)

200 20

Temperatura (ºC)
150 10
P (mm) y ETP (mm)

100 0

U D
50 R -10
S S

0 -20
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

U: Utilización S: Sobrante R: Recarga D: Déficit


Tª media del suelo a 50cm: 10,16 Régimen de humedad: Xérico
Tª media de invierno del suelo a 50cm: 2,07 Régimen de Temperatura: Mésico
Tª media de verano del suelo a 50cm: 17,67

220
Resultados y Discusión

PERFIL Nº 10

CLASIFICACIÓN:
World Reference Base (FAO, 1999):
Chernozem Cálcico.

Soil Taxonomy (Soil Survey Staff, 1999):


Haploxeroll Cálcico.

1. CARACTERES GENERALES
Fecha de muestreo: 17/06/03
Ubicación: Hoja topográfica del Servicio Geográfico del Ejército número 951. Cerro de los Alamicos
(Vereda alta de pino laricio). A 250 m del Cortijo de los Alamicos al Noroeste. Entre el Barranco Agrio
y el Arrollo de la Yesera.
Coordenadas: 4170153/0568865
Altitud: 1520 m.
Orientación: Norte.
Posición fisiográfica: Parte medio-alta de una ladera con pendiente cóncava en sentido longitudinal.
Forma del terreno circundante: Fuertemente socavado (>30%).
Microtopografía: Albardones pequeños.
Pendiente: 40%.
Vegetación: Las formaciones vegetales constituyen un ecosistema maduro. Las especies arbóreas
dominantes son un pinar de Pinus Nigra (79%) y encinar, Quercus ilex (17%), así como una vegetación
arbustiva con matorral (4%), donde destaca principalmente Arcthostaphilos uva-ursi (gayuba), y en
menor porcentaje Quercus coccifera (coscoja). La regeneración es menos abundante que en las zonas
circundantes al perfil 9, tomado a mayor altitud. No obstante, también se observan abundantes plántulas
jóvenes tanto de pinar como de encinar.
Material de partida: Derrubios de ladera de calizas y dolomías micríticas y oolíticas de edad Jurásica.
Drenaje: Clase 4. Bien drenado.
Condiciones de humedad: Húmedo el primer horizonte del perfil, el resto de los horizontes están secos.
Pedregosidad superficial: Clase 3. Muy pedregoso (55% gravas (0.2 – 7.5 cm.) y 45% piedras (7.5 – 25
cm.)).
Afloramientos de rocas: Clase 1. Moderadamente rocoso.
Evidencias de erosión: Hay una erosión hídrica laminar muy ligera, dada la presencia de sutiles
sinuosidades sobre la superficie del suelo producidas por el flujo laminar de agua. Hay más huellas de
deposición ya que el terreno está protegido por acículas y piedras que retienen partículas finas.
Influencia humana: En las proximidades del perfil se realizaron, durante los años 1991-1996, clareos de
las encinas y repoblaciones con pino carrasco. También se realizan periódicamente podas, clareos y
cortas sanitarias sobre el pinar de Pinus nigra, el cual se ve afectado por una plaga de muérdago. En la
zona no se aprecian indicios de pastoreo y tampoco se permite la caza sin una autorización por hallarse
dentro del perímetro de reserva.
Observaciones: Destaca en zonas de menor altitud la presencia de algunos pinos marchitos, esto puede
ser debido al descenso de las precipitaciones y aumento de la xericidad; ya que, a pesar de que el
fitoclima dominante es el mediterráneo, existe una fuerte irregularidad climática que no sólo modificaría
las condiciones de humedad necesarias para la germinación y emergencia de las plántulas más jóvenes,
sino que además podría afectar en un futuro cercano, junto con la plaga de muérdago vigente, a la
cobertura vegetal de edad más madura.

221
Resultados y Discusión

2. DESCRIPCIÓN DE LOS HORIZONTES DEL SUELO

Horiz. Prof. cm.


O 0 - 10 Capa superficial de restos de acículas de pino laricio, coscoja y encina, donde la materia vegetal está
prácticamente sin descomponer. Hacia abajo el horizonte se oscurece y aumenta el grado de
humedad del mismo, quedando patente la presencia de materia orgánica más descompuesta y
compactada por una densa red de raicillas.
Ah 10 – 32 Ente negro y negro pardo (9.2 YR 2.5/1.5) en húmedo y, negro pardo (10 YR 3.3/1.7) en seco;
textura franco arcillosa; estructura en bloques subangulares medianos y gruesos, fuerte, que rompe
en estructura migajosa mediana y fina; adherente, plástico, de muy firme a extremadamente firme,
extremadamente duro; muchos poros vesiculares medianos, discontinuos, exped; también presenta
muchos poros tubulares finos, continuos, imped; abundantes gravas finas y medianas, de naturaleza
caliza, con formas angulares, ligeramente alteradas, leve acumulación de CaCO3 secundario en
algunas caras inferiores de las gravas; extemadamente calcáreo; abundantes rasgos de origen
biológico tales como crotovinas, nidos de insectos (hormigueros), ortópteros (saltamontes),
lepidópteros (mariposas), dípteros (moscas), coleópteros (escarabajos), himenópteros formícidos
(hormigas), miriápodos diplópodos (ciempiés), arácnidos, reptiles escamosos saurios del género
lacerta (lagartijas); raíces muy abundantes, finas, medianas y gruesas; límite brusco y ondulado con
el horizonte subyacente.
AB 32 – 65 Color entre pardo oscuro y pardo amarillento pálido (8.9 YR 3.8/3.2) en húmedo y, entre pardo amarillento pálido y naranja amarillento pálido (9.1
YR 5.4/3.3) en seco; textura franca; estructura en bloques subangulares entre finos y medianos, moderada; de ligeramente adherente a adherente,
ligeramente plástico, entre firme y muy firme, muy duro; pocos poros vesiculares, medianos, exped, algunos imped; frecuentes poros tubulares,
medianos, continuos, exped; abundantes gravas de caliza, de tamaño fino, mediano y grueso, y pocas piedras de igual naturaleza que las gravas, con
formas subangulares; alteración visible en gravas de tamaño grueso y piedras, con huellas de disolución y enrojecimiento de su superficie externa e
interna con acumulación de óxidos de hierro; las gravas finas y medianas tienen menor alteración; tanto gravas como piedras presentan revestimientos
de CaCO3 secundario en la base; frecuentes nódulos de CaCO3, grandes, duros, blancos, esféricos; extremadamente calcáreo; abundantes raíces
medianas y gruesas; límite neto y ondulado con el horizonte inferior.
BC 65 - 83 Color pardo amarillento pálido (9.6 YR 4.8/2.8) en húmedo, naranja amarillento pálido (9.5 YR 5.8/2.8) en seco; textura franca; estructura en bloques
subangulares finos, débil; ligeramente adherente, ligeramente plástico, firme, entre duro y muy duro; pocos poros vesiculares y tubulares, finos, exped,
muchas gravas finas, medianas y gruesas, de caliza y dolomía puenteadas por CaCO3 secundario; presentan formas subangulares y angulares;
ligeramente alteradas; pocos nódulos de CaCO3, pequeños y grandes, duros, blancos; extremadamente calcáreo; abundantes raíces medianas, límite
difuso y plano con el horizonte inferior.
Ck >83 Color entre pardo amarillento grisáceo y pardo amarillento pálido (9.1 YR 4.1/2.4) en húmedo y, pardo amarillento grisáceo (9.1 YR 6/2.2) en seco;
textura franco arenosa fina; estructura suelta; no adherente, no plástico, extremadamente firme, extremadamente duro; abundantes gravas
subredondeadas, finas, medianas y muy pocas gruesas, de caliza, dolomía y fragmentos de CaCO3 secundario de tamaño grava fina, mediana y gruesa;
alteradas, con caras externas muy rugosas por los revestimientos de carbonato, con huecos de disolución y reprecipitación; extremadamente calcáreo,
raíces comunes, medianas y gruesas.
222
Resultados y Discusión

3. DATOS ANALÍTICOS DEL PERFIL

Arenas %
Muy
Horiz. Prof. cm Arena % Limo % Arcilla % Gruesa Media Fina Muy fina Unified % Grava %
gruesa
O 0-10
Ah 10-32 35 33 32 18 7 2 0 5 68 40
AB 32-65 39 46 15 19 8 4 0 5 64 58
BC 65-83 44 41 15 15 12 7 1 4 58 49
Ck >83 62 26 12 30 16 9 1 3 39 59

Retención de agua
Agua útil D.A. Fed C.O. N P CE pH
%
H1500
Horiz. H33 kPa mm/cm g/cm3 g kg-1 g kg-1 g kg-1 C/N mg kg-1 dS/m H2O ClK
kPa
Ah 32 27 0,2 1,1 8.0 87,0 2,0 38 47,9 0,8 8,1 7,4
AB 24 12 0,7 1,3 3,7 19,4 0,8 20 28,7 0,5 8,4 7,7
BC 24 12 0,5 1,3 1,6 23,5 0,9 23 26,9 0,5 8,5 8,0
Ck 25 12 0,9 1,3 0,2 23,9 0,8 24 6,6 0,5 8,5 8,0

cmol (+) Kg-1


% CO3Ca
Horiz Ca++ Mg++ Na+ K+ S. Bases C.E.C % Sat. Bases
eq
Ah 54 33,3 12,2 0,1 1,0 46,6 34,5 100
AB 87 23,0 5,4 0,0 0,1 28,5 15,9 100
BC 88 28,0 5,0 0,1 0,1 32,5 20,6 100
Ck 100 29,0 5,1 0,0 0,1 34,0 19,3 100

223
Resultados y Discusión

FICHA HÍDRICA

PERFIL 10
Capacidad de retención (mm): 37,92
ETP Var.
T (ºC) P(mm) ETR Reserva Exceso Déficit
(mm) Reserva
Enero 1,9 50,1 6,5 6,5 37,9 0,0 43,7 -
Febrero 2,7 45,6 9,2 9,2 37,9 0,0 36,4 -
Marzo 3,8 42,2 16,3 16,3 37,9 0,0 25,9 -
Abril 6,8 42,9 33,3 33,3 37,9 0,0 9,7 -
Mayo 10,8 48,5 61,5 61,5 25,0 -12,9 - -
Junio 15,7 30,2 93,5 55,2 0,0 -25,0 - 38,2
Julio 20,4 8,3 126,4 8,3 0,0 0,0 - 118,1
Agosto 20,5 11,1 119,1 11,1 0,0 0,0 - 108,0
Septiembre 15,6 41,7 77,4 41,7 0,0 0,0 - 35,7
Octubre 10,0 56,6 44,8 44,8 11,8 11,8 - -
Noviembre 5,2 47,2 19,0 19,0 37,9 26,1 2,1 -
Diciembre 1,9 45,3 6,1 6,1 37,9 0,0 39,2 -

250 30
P(mm) ETP (mm) T (ºC)

200 20

Temperatura (ºC)
150 10
P (mm) y ETP (mm)

100 0

D
50
U -10
R
S S
0 -20
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

U: Utilización S: Sobrante R: Recarga D: Déficit


Tª media del suelo a 50cm: 10,61 Régimen de humedad: Xérico
Tª media de invierno del suelo a 50cm: 2,59 Régimen de Temperatura: Mésico
Tª media de verano del suelo a 50cm: 18,04

224
Resultados y Discusión

PERFIL Nº 11
CLASIFICACIÓN:
World Reference Base (FAO,
1999): Leptosol Réndzico.

Soil Taxonomy (Soil Survey


Staff, 1999): Haploxeroll Lítico

1. CARACTERES GENERALES

Fecha de muestreo: 03/05/2003.


Ubicación: Hoja topográfica de Servicio Geográfico del Ejército número 952. Cima de la Sierra
del Gabar. En las proximidades del observatorio forestal del Gabar.
Coordenadas: 4180401/0576675.
Altitud: 1508 m.
Orientación: Este.
Posición fisiográfica: Cumbre de una ladera con pendiente ligeramente convexa en sentido
longitudinal.
Forma del terreno circundante: Colinado (16-30%).
Pendiente: 18%. Clase 4. Moderadamente escarpado.
Vegetación: Matorral pluriespecífico: Erinacea anthyllis (cojín de pastor), Vella spinosa
(piorno), Juniperus oxycedrus (enebro), Thynus sp. (tomillo), Cistus albidus (estepa blanca),
Teucrium sp., Ballota hirsuta (manrrubio), Quercus coccifera (coscoja), Stipa tenacisima
(esparto) y otras gramíneas. Entre las especies arbóreas destaca alguna encina (Quercus ilex) de
forma muy dispersa.
Material de partida: Calizas jurásicas oolíticas y micríticas silicatadas.
Drenaje: Clase 2-3. Entre imperfectamente drenado y moderadamente drenado.
Condiciones de humedad: Húmedo todo el perfil.
Pedregosidad superficial: Clase 4-5. Entre excesivamente pedregoso y terreno ripioso (40% de
gravas, 35% de piedras y 25% de pedregones).
Afloramientos de rocas: Clase 5. Afloramiento rocoso.
Evidencias de erosión: A pesar del enlosamiento superficial de fragmentos gruesos, en las
proximidades al perfil, se puede apreciar evidencias de erosión hídrica laminar y en surcos
(ligera a moderada), que se manifiesta a través de concavidades en la dirección del flujo de
agua, así como peanas de suelo sobredrenadas protegidas por la cobertura vegetal y las rocas.
Influencia humana: Pista forestal sólo apta para vehículos 4x4. Se advierte actividad ganadera.

225
Resultados y Discusión

2. DESCRIPCIÓN DE LOS HORIZONTES DEL SUELO

Horiz. Prof. cm.


Ah 0 – 14 Color pardo oscuro en seco (8.8YR 2.9/2.1) y rojo muy oscuro
en húmedo (9.2 YR 2.3/1.6); textura arcillosa; estructura
migajosa, fuerte, fina; entre ligeramente adherente y adherente,
ligeramente plástico, entre friable y firme, entre ligeramente
duro y duro; muchos poros vesiculares finos, imped y exped;
muchos poros intersticiales, entre finos y medianos, continuos,
imped y exped; frecuentes poros tubulares, finos, continuos,
imped; abundantes gravas finas, medianas y gruesas, de
naturaleza caliza, con formas angulares y subangulares, y muy
alteradas, con importantes huellas de disolución; poco calcáreo;
presencia de rasgos de origen biológico tales como crotovinas,
insectos himenópteros formícidos (hormigas), arácnidos y
gusanos anélidos oligoquetos (lombrices de tierra), ortópteros
(saltamontes), coleópteros (escarabajos); raíces muy abundantes,
finas; límite brusco e irregular con el horizonte subyacente.
R > 14 Roca caliza

3. DATOS ANALÍTICOS DEL PERFIL

Arenas %
Arcilla Muy Muy
Horiz. Prof. cm Arena % Limo % Gruesa Media Fina Unified % Grava %
% gruesa fina
Ah 0 -14 11 49 40 4 1 1 0 4 91 19
R >14

Retención de agua % D.A. Agua útil Fed C.O N P CE pH


Horiz. H33 kPa H1500 kPa g/cm3 mm/cm g kg-1 g kg-1 g kg-1 C/N mg kg-1 dS/m H2 O ClK
Ah 49 41 1,3 0,8 23,6 125,6 10,4 10,3 342,2 17,2 7,7 7,2

cmol (+) kg-1


++ ++ +
Horiz % CO3Ca eq Ca Mg Na K+ S. Bases C.E.C % Sat. Bases
Ah 5 51,2 2,7 0,1 3,1 57,1 50,4 100

226
Resultados y Discusión

FICHA HÍDRICA

PERFIL 11
Capacidad de retención (mm): 10,57
Var.
T (ºC) P(mm) ETP (mm) ETR Reserva Reserva Exceso Déficit
Ene 2,1 49,5 6,8 6,8 10,6 0,0 42,6 -
Feb 2,9 45,1 9,6 9,6 10,6 0,0 35,5 -
Mar 4,0 41,8 16,8 16,8 10,6 0,0 25,0 -
Abr 7,0 42,6 33,7 33,7 10,6 0,0 8,9 -
May 11,0 48,2 61,9 58,7 0,0 -10,6 - 3,1
Jun 15,8 30,0 93,8 30,0 0,0 0,0 - 63,8
Jul 20,5 8,3 126,8 8,3 0,0 0,0 - 118,5
Ago 20,6 11,1 119,4 11,1 0,0 0,0 - 108,4
Sep 15,7 41,2 77,8 41,2 0,0 0,0 - 36,6
Oct 10,2 56,4 45,1 45,1 10,6 10,6 0,7 -
Nov 5,4 46,8 19,3 19,3 10,6 0,0 27,5 -
Dic 2,1 44,8 6,5 6,5 10,6 0,0 38,3 -

250 30
P(mm) ETP (mm) T (ºC)

200 20
P (mm) y ETP (mm)

Temperatura (ºC)
150 10

100 0

U D R
50 -10
S S

0 -20
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

U: Utilización S: Sobrante R: Recarga D: Déficit


Tª media del suelo a 50cm: 10,75. Régimen de humedad: Xérico
Tª media de invierno del suelo a 50cm: 2,75 Régimen de Temperatura: Mésico
Tª media de verano del suelo a 50cm: 18,15

227
Resultados y Discusión

PERFIL Nº 12
CLASIFICACIÓN:
World Reference Base
(FAO, 1999): Vertisol
Cálcico.

Soil Taxonomy (Soil


Survey Staff, 1999):
Calcixerert Crómico.

1. CARACTERES GENERALES

Fecha de muestreo: 06/11/03


Ubicación: Hoja topográfica del Servicio Geográfico del Ejército 952. Aproximadamente a 500 m
del Cortijo de las Serratas, al Oeste del perfil, y a 750 m del Cortijo El Puerto, al Sureste del perfil.
Coordenadas: 4177831/0578049.
Altitud: 1024 m.
Orientación: Oeste.
Posición fisiográfica: Pie de ladera con pendiente ligeramente cóncava en el sentido longitudinal.
Forma del terreno circundante: Ondulado (2-8%).
Microtopografía: Pequeños albardones.
Pendiente: 7%.
Vegetación: Cereales y almendros.
Material de partida: Sedimentos cuaternarios, detríticos y finos, de naturaleza carbonatada.
Drenaje: Clase 1. Escasamente drenado.
Condiciones de humedad: Seco hasta el horizonte C.
Pedregosidad superficial: Clase 1. Moderadamente pedregoso, 70% de gravas con tamaños
comprendidos entre 0.2 y 7.5 cm., y 30% piedras (7.5 – 25 cm.).
Afloramientos de rocas: Clase 0. Ninguna o muy pocas rocas.
Evidencias de erosión: No se aprecian rasgos de erosión en el perfil dado que el terreno se
encuentraba aterrazado y se estaban produciendo labores de arado en ese momento.
Influencia humana: Cultivos permanentes con labores agrícolas.

228
Resultados y Discusión

2. DESCRIPCIÓN DE LOS HORIZONTES DEL SUELO

Horiz. Prof. cm.


Ap1 0 - 22 Color gris pardo claro en seco (2.0Y 5.9/1.4) y marrón grisáceo en húmedo (1.8Y 5.0/1.8);
arcilloso; estructura en bloques angulares gruesos de moderada a fuerte; entre adherente y
muy adherente, muy plástico, entre firme y muy firme y de muy duro a extremadamente
duro; presenta pocos poros vesiculares gruesos, y frecuentes poros tubulares finos y
medianos, discontinuos, imped y exped; frecuentes gravas finas, medianas y algunas gravas
gruesas, de naturaleza caliza, con formas angulares y subangulares, alteradas, con
abundantes huellas de disolución e incipiente coloración rojiza por la acumulación de
óxidos de hierro en superficie, presentan también una fina película en su cara inferior de
CaCO3 secundario; extremadamente calcáreo; abundantes muestras de edafofauna en todo
el horizonte, tales como crotovinas, hormigueros, otros nidos de insectos, himenópteros,
dípteros, arácnidos y reptiles; muy pocas raíces muy finas; límite brusco y ondulado con el
horizonte inferior.
Ap2 22 - 35 Color gris pardo claro en seco (2Y 5.5/1.5) y pardo grisáceo en húmedo (1.9Y 4.5/1.8);
acilloso; estructura en bloques angulares cuneiformes muy gruesos, muy fuerte; entre
adherente y muy adherente, plástico, de firme a muy firme, entre muy duro y
extremadamente duro; frecuentes poros intersticiales y tubulares medianos, discontinuos,
imped y exped; muy frecuentes gravas finas, de naturaleza caliza, con formas angulares,
alteradas, con concavidades de disolución, así como recubrimientos de carbonato cálcico
secundario en alguna de ellas; frecuentes nódulos de CaCO3 pequeños y grandes, blancos y
esféricos, extremadamente calcáreo; sin evidencias de edafofauna; muy pocas raíces muy
finas; límite brusco y plano con el horizonte inferior.
AB 35 - 44 Color gris pardo claro en seco (1,8Y 5,7/1,6) y pardo grisáceo en húmedo (2,1Y 4,5/1,9); textura arcillosa; estructura en bloques angulares
medianos, fuerte; de adherente a muy adherente, plástico, muy duro y entre firme y muy firme; frecuentes poros vesiculares y tubulares finos y
medianos, imped y exped; pocas gravas angulares y subangulares, finas, de roca caliza, no alteradas, recubiertas por lamelas de CaCO3 de color
blanquecino rosáceo; presenta pocos nódulos de CaCO3, pequeños, blancos y esféricos; extremadamente calcáreo; muy pocas raíces muy finas;
límite neto y plano con el horizonte subyacente.
ACk 44 - 54 Color gris pardo claro en seco (1,7Y 6,2/1,7) y pardo grisáceo en húmedo (1,8Y 5,4/2,4); textura arcillosa; estructura en bloques angulares
medianos y gruesos, muy fuerte; entre adherente y muy adherente, plástico, duro y firme; abundantes gravas finas y medianas, de naturaleza
caliza; con formas angulares y subangulares, no alteradas, con revestimientos de CaCO3 secundario en superficie y frecuentes nódulos de
CaCO3, pequeños, blandos, blancos y esféricos; extremadamente calcáreo; sin raíces; límite gradual e irregular con el horizonte inferior.
ACkg > 54 Color gris claro en seco (2,6Y 6,8/1,6) y gris pardo claro en húmedo (2,9Y 5,9/2,4); textura arcillosa; consistencia entre adherente y muy
adherente, plástico, de duro a muy duro, firme; muy pocas gravas finas, angulares y, algunas subangulares, de naturaleza margocaliza,
húmedas, con ligeros caracteres gléicos por manchas de coloración amarillas y blancas; abundantes nódulos de CaCO3, pequeños, blandos,
blancos y esféricos; extremadamente calcáreo.
229
Resultados y Discusión

3. DATOS ANALÍTICOS DEL PERFIL

Arenas %
Muy Muy
Horiz. Prof. cm Arena % Arcilla % Limo % Gruesa Media Fina Unified % Grava %
gruesa fina
Ap1 0 -22 7 67 26 1 1 1 0 3 95 8
Ap2 22 -35 7 67 25 2 1 0 0 3 94 4
AB 35 -44 7 67 26 1 1 1 0 4 95 18
ACk 44 -54 8 64 27 2 1 0 0 4 94 13
ACkg >54 3 70 26 0 0 0 0 2 98 4

Retención de
Agua útil D.A. Fed C.O. N P CE pH
agua %
H33 H1500
Horiz. kPa
mm/cm g/cm3 g kg-1 g kg-1 g kg-1 C/N mg kg-1 dS/m H2O ClK
kPa
Ap1 36 21 1,5 1,1 1,0 8,1 0,9 8 95,7 16,2 8,3 7,6
Ap2 36 21 1,9 1,3 0,8 8,0 0,9 8 93,7 0,5 8,4 7,5
AB 34 24 1,1 1,3 1,7 7,1 0,8 7 91,1 0,5 8,3 7,4
ACk 30 23 0,9 1,4 0,7 6,2 0,6 8 84,9 0,6 8,5 7,7
ACkg 36 25 1,5 1,3 0,6 5,3 0,5 9 83,9 0,8 8,6 7,8

cmol (+) kg-1


Horiz % CO3Ca eq Ca++ Mg++ Na+ K+ S, Bases C,E,C % Sat, Bases
Ap1 44 34,5 4,7 0,5 0,6 40,3 24,8 100
Ap2 43 33,1 4,6 0,4 0,4 38,5 23,9 100
AB 43 35,2 5,2 0,6 0,4 41,4 27,4 100
ACk 49 31,8 5,3 0,7 0,0 37,8 19,3 100
ACkg 53 34,0 6,8 1,0 0,3 42,1 21,4 100

230
Resultados y Discusión

FICHA HÍDRICA

PERFIL 12
Capacidad de retención (mm):
107,15
ETP Var,
T (ºC) P(mm) ETR Reserva Exceso Déficit
(mm) Reserva
Enero 5,5 34,2 13,5 13,5 52,5 20,7 - -
Febrero 6,4 31,8 16,4 16,4 67,9 15,4 - -
Marzo 8,0 33,2 27,2 27,2 74,0 6,1 - -
Abril 10,6 34,9 42,6 42,6 66,3 -7,7 - -
Mayo 14,3 39,7 71,4 71,4 34,6 -31,7 - -
Junio 18,6 24,6 102,8 59,1 0,0 -34,6 - 43,7
Julio 22,7 6,8 136,9 6,8 0,0 0,0 - 130,1
Agosto 22,7 9,1 128,3 9,1 0,0 0,0 - 119,3
Septiembre 18,8 30,2 87,2 30,2 0,0 0,0 - 56,9
Octubre 13,5 50,9 52,5 50,9 0,0 0,0 - 1,6
Noviembre 8,9 38,3 25,8 25,8 12,5 12,5 - -
Diciembre 5,8 33,3 14,1 14,1 31,8 19,3 - -

250 30
P(mm) ETP (mm) T (ºC)

200 20

Temperatura (ºC)
150 10
P (mm) y ETP (mm)

100 0

D
50 U -10

R R
0 -20
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

U: Utilización S: Sobrante R: Recarga D: Déficit


Tª media del suelo a 50cm: 13,98 Régimen de humedad: Xérico
Tª media de invierno del suelo a 50cm: 6,41 Régimen de Temperatura: Mésico
Tª media de verano del suelo a 50cm: 20,72

231
Resultados y Discusión

PERFIL Nº 13
CLASIFICACIÓN:
World Reference Base
(FAO, 1999): Calcisol
Hipercálcico.

Soil Taxonomy (Soil


Survey Staff, 1999):
Calcixerept Típico.

1. CARACTERES GENERALES

Fecha de muestreo: 06/11/2003.


Ubicación: Hoja 952. Se encuentra localizado en el Barranco las Almohallas, entre el Collado
de la Molata y las Almohallas, aproximadamente a 400 m de la casa forestal de las Almohallas
situada al Suroeste del perfil.
Coordenadas: 0581257/4182563.
Altitud: 899 m.
Orientación: Este.
Posición fisiográfica: Aproximadamente en la mitad de una ladera con pendiente cóncava en
sentido longitudinal, dentro de un paisaje bastante disectado, donde alternan colinas y vaguadas.
Forma del terreno circundante: Colinado (16-30%).
Microtopografía: Lóbulos de reptación producidos por erosión y deslizamientos de ladera.
Pendiente: 16%. Moderadamente escarpado.
Vegetación: Repoblaciones de Pinus halepensis (65%), con regeneración muy escasa, de unos
20 años, con una distribución no uniforme. El sotobosque (35%) está formado por Juniperus
oxycedrus (enebro), Thynus sp. (tomillo), Rosmarinus officinalis (romero), Genista scorpius
(aulagas), Cistus albidus (estepa blanca), Cistus clusii (romero macho), Helianthemum sp.,
Quercus coccifera (coscoja), y otras especies en menor porcentaje como Stipa tenacisima.
Material de partida: Margas y margocalizas blancas y rosáceas del Cretácico Superior.
Drenaje: Seco todo el perfil.
Condiciones de humedad: Clase 3-4. Entre moderadamente bien drenado y bien drenado.
Pedregosidad superficial: Clase 1. Moderadamente pedregoso, 80% de gravas con tamaños
entre 0,2 y 7,5 cm., y 20% de piedras con tamaños entre 7.5 y 25 cm.
Afloramientos de rocas: Clase 0. Ninguno o muy pocos.
Evidencias de erosión: Erosión hídrica laminar, en surcos y cárcavas severa, evidenciada por la
presencia de barrancos y profundas cárcavas en las proximidades del perfil.
Influencia humana: Repoblación de Pinus halepensis, con pérdida de acículas debido a la
sequía, y daños producidos por las tormentas. No se han llevado a cabo tratamientos selvícolas
desde la repoblación.

232
Resultados y Discusión

2. DESCRIPCIÓN DE LOS HORIZONTES DEL SUELO

Horiz. Prof. cm.

A 0 - 14 Color entre gris claro y amarillo pálido en seco (1,1Y 6,5/2,5) y entre
pardo grisáceo pardo oliva claro (1,0Y 5,3/2,9) en húmedo; franco;
estructura en bloques angulares finos, débil; ligeramente adherente,
ligeramente plástico, muy friable, blando; frecuentes poros tubulares
finos, continuos, exped; muy pocas gravas finas, de naturaleza
margocaliza, con formas angulares, alteradas y con pequeñas
acumulaciones de CaCO3 secundario; extremadamente calcáreo;
manifestación de rasgos de origen biológico, tales como crotovinas,
hormigueros y otros nidos de insectos, himenópteros formícidos
(hormigas), ortópteros (saltamontes), coleópteros (escarabajos),
artrópodos quelicerados como arácnidos (arañas), miriápodos
quilópodos (Scolopendra) y reptiles; pocas raíces medianas; límite neto
y plano con el horizonte subyacente.

ACk 14 - 41 Color gris claro en seco (0,9Y 7,0/2,0) y entre gris pardo claro y pardo
amarillento claro en húmedo (0,8Y 5,6/2,8); textura franca; estructura en
bloques angulares medianos, moderada; ligeramente adherente, plástico,
muy friable, entre blando y ligeramente duro; pocos poros tubulares
muy finos, continuos, imped; pocas gravas margocalizas finas, con
formas angulares y subangulares, no alteradas y recubiertas por una fina
pátina de CaCO3 secundario; presenta frecuentes nódulos de CaCO3,
pequeños, blandos, blancos y esféricos; extremadamente calcáreo; entre
pocas y comunes raíces, finas; sin evidencias de origen biológico, límite
difuso y plano con el horizonte inferior.
Ck > 41 Color gris claro en seco (1,4Y 7,4/2,0) y entre gris pardo claro y pardo amarillento claro en húmedo (1,5 Y 6,0/2,8); textura
franca; sin estructura; ligeramente adherente, entre ligeramente plástico y plástico, suelto; muy pocas gravas finas, de
naturaleza margocaliza, con formas principalmente angulares y algunas subangulares, no alteradas, con revestimientos de
CaCO3 secundario; extremadamente calcáreo.

233
Resultados y Discusión

3. DATOS ANALÍTICOS DEL PERFIL

Arenas %
Muy Muy
Horiz. Prof. cm Arena % Arcilla % Limo % Gruesa Media Fina Unified % Grava %
gruesa fina
A 0 - 14 42 20 38 1 4 3 1 28 71,6 5
ACk 14 - 41 43 20 37 0 2 3 4 29 71,4 0
Ck >41 30 21 49 1 2 2 1 22 80,9 2

Retención de
Agua útil D.A. Fed C.O. N P CE pH
agua %
H33 H1500
Horiz. kPa
mm/cm g/cm3 g kg-1 g kg-1 g kg-1 C/N mg kg-1 dS/m H2O ClK
kPa
A 22 9 1,2 1,0 1,0 22,2 0,7 26 153,6 0,6 8,4 7,8
ACk 24 12 1,8 1,5 1,3 6,3 0,4 13 110,2 0,4 8,5 7,5
Ck 24 8 2,4 1,5 1,4 4,0 0,3 10 80,2 0,3 8,7 7,5

cmol (+) kg-1


Horiz % CO3Ca eq Ca++ Mg++ Na+ K+ S, Bases C,E,C % Sat, Bases
A 80 23,5 0,5 0,0 0,2 24,3 10,7 100
ACk 79 26,2 0,7 0,0 0,1 27,0 10,7 100
Ck 81 23,4 0,7 0,0 0,1 24,3 9,9 100

234
Resultados y Discusión

FICHA HÍDRICA

PERFIL 13
Capacidad de retención (mm): 97,67
ETP Var,
T (ºC) P(mm) ETR Reserva Exceso Déficit
(mm) Reserva
Enero 6,3 30,3 14,9 14,9 39,0 15,4 - -
Febrero 7,3 28,4 17,9 17,9 49,6 10,6 - -
Marzo 9,0 31,0 29,6 29,6 51,0 1,4 - -
Abril 11,5 32,9 44,9 44,9 39,0 -12,0 - -
Mayo 15,2 37,5 74,1 74,1 2,4 -36,6 - -
Junio 19,3 23,2 105,6 25,6 0,0 -2,4 - 80,1
Julio 23,3 6,4 140,2 6,4 0,0 0,0 - 133,8
Agosto 23,3 8,5 131,2 8,5 0,0 0,0 - 122,7
Septiembre 19,6 27,4 90,1 27,4 0,0 0,0 - 62,7
Octubre 14,4 49,5 54,5 49,5 0,0 0,0 - 5,0
Noviembre 9,8 36,1 27,3 27,3 8,8 8,8 - -
Diciembre 6,7 30,4 15,6 15,6 23,6 14,7 - -

250 30
P(mm) ETP (mm) T (ºC)

200 20

Temperatura (ºC)
150 10
P (mm) y ETP (mm)

100 0

D
50 U -10

R R
0 -20
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

U: Utilización S: Sobrante R: Recarga D: Déficit


Tª media del suelo a 50cm: 14,82 Régimen de humedad: Xérico
Tª media de invierno del suelo a 50cm: 7,36 Régimen de Temperatura: Mésico
Tª media de verano del suelo a 50cm: 21,38

235
Resultados y Discusión

PERFIL Nº 14
CLASIFICACIÓN:
World Reference Base
(FAO, 1999): Luvisol
Léptico.

Soil Taxonomy (Soil


Survey Staff, 1999):
Argixeroll Lítico.

1. CARACTERES GENERALES

Fecha de muestreo: 08/07/2003.


Ubicación: Hoja topográfica del Servicio Geográfico de Ejército número 952. Morra de la
Zarza. A un kilómetro al Sur del Cortijo de la Carrasca y aproximadamente a 500 m al Sur del
Barranco de los Estepares.
Coordenadas: 4178805/586814.
Altitud: 1122 m.
Orientación: Norte.
Posición fisiográfica: Parte alta de una ladera con pendiente cóncava en sentido longitudinal.
Forma del terreno circundante: Fuertemente socavado (> 30%).
Pendiente: 33%. Clase 5. Escarpado (25 – 55%).
Vegetación: Quercus ilex (65%) y repoblaciones de Pinus halepensis (25%), de unos 70 años,
con distribución uniforme y escasa regeneración. El sotobosque pluriepecífico es escaso. Las
especies más frecuentes son: Quercus coccifera (coscoja), Rosmarinus officinalis (romero),
Thymus sp. (tomillo), Genista scorpius (aulagas), Cistus albidus (estepa blanca), Juniperus
oxycedrus (enebro), Cistus clusii (romero macho), Helianthemum sp., Teucrium sp., y
gramíneas como Stipa tenacisima.
Material de partida: Calizas oolíticas y micríticas jurásicas silicatadas.
Drenaje: Seco todo el perfil.
Condiciones de humedad: Clase 5-6. Entre algo excesivamente drenado y excesivamente
drenado.
Pedregosidad superficial: Clase 4. Excesivamente pedregoso (40% de gravas, 35% de piedras
y 25% de pedregones).
Afloramientos de rocas: Clase 2. Rocoso.
Evidencias de erosión: En el perfil no se aprecian evidencias de erosión debido al enlosamiento
superficial de piedras. No obstante, las zonas circundantes al perfil se presentan erosionadas por
la escorrentía superficial del agua dando lugar a surcos y cárcavas.
Influencia humana: Repoblaciones de Pinus halepensis en 1949. El estado vegetativo es
relativamente bueno aunque han sufrido abundante pérdidas de acículas como consecuencia de
la sequía, y algunos daños por tormentas. Entre los tratamientos selvícolas para regenerar y
mejorar la cobertura vegetal, se han realizado cortas de regeneración.

237
Resultados y Discusión

2. DESCRIPCIÓN DE LOS HORIZONTES DEL SUELO

Horiz. Prof. cm.

Ah 0 - 10 Color pardo rojizo en seco (6,5YR 3,5/3,5) y pardo rojizo oscuro en


húmedo (6,2YR 2,7/2,8); textura arcillosa; estructura migajosa, mediana y
fuerte, que rompe en bloques subangulares fuertes y medianos; adherente,
entre plástico y muy plástico, entre friable y firme, entre ligeramente duro
y duro; frecuentes poros vesiculares finos, discontinuos imped, frecuentes
poros intersticiales medianos, continuos, exped, y frecuentes poros
tubulares medianos y gruesos, continuos e imped; frecuentes gravas finas,
medianas y gruesas, con formas subangulares y angulares, y pocas piedras
finas, angulares y subangulares de roca caliza, con abundantes huecos y
grietas de disolución, donde se acumulan arcillas y materia orgánica,
revestimientos de CaCO3 secundario y enrojecimiento debido a óxidos de
hierro; poco calcáreo; manifestación de rasgos de origen biológico:
excretas, hormigueros e insectos, tales como himenópteros formícidos
(hormigas), ortópteros (saltamontes), coleópterós (escarabajos), dípteros
(moscas), anélidos oligoquetos (lombrices), y arácnidos; raíces muy
abundantes, finas, medianas y gruesas; límite gradual y plano con el
horizonte inferior.

ABw 10 - 18 Color pardo rojizo en seco (5,9YR 3,5/3,7) y pardo rojizo oscuro en húmedo (4,9YR 3,0/3,2); textura arcillosa; estructura en bloques
angulares medianos y gruesos, fuerte; entre ligeramente adherente y adherente, plástico, muy firme, entre muy duro y extremadamente
duro; pocos poros vesiculares finos, intersticiales finos y medianos y, tubulares medianos y gruesos; abundantes gravas de caliza, con
tamaño fino, mediano y grueso, y con formas angulares, alteradas, con huellas de disolución, enrojecidas por acumulación de óxidos de
hierro, y con recubrimientos de CaCO3 secundario en la base; poco calcáreo; presentan algunos nidos de insectos, himenópteros
(hormigas), anélidos oligoquetos y arácnidos; raíces comunes y medianas; límite gradual y ondulado con el horizonte subyacente.

Btk 18 - 45 Color pardo rojizo en seco (5,0YR 3,5/3,8) y pardo rojizo en húmedo (4,4YR 2,8/3,8); arcilloso; estructura en bloques angulares
gruesos, fuerte; entre ligeramente adherente y adherente, plástico, firme, duro; pocos poros vesiculares finos, y algunos medianos,
discontinuos e imped, con recubrimientos peliculares de arcilla, y muy pocos poros tubulares finos y medianos, continuos e imped;
frecuentes gravas finas, medianas y gruesas, angulares y subangulares, y pocas piedras subangulares y finas, de naturaleza caliza,
alteradas, principalmente en la base de los cantos, con concavidades de disolución donde precipitan óxidos de hierro; lamelas de CaCO3
secundario en la base de los cantos, de aproximadamente 1 mm de espesor, y lavado en superficie; en el contacto roca-tierra fina existe
acumulación de caliza pulverulenta; poco calcáreo; pocas raíces medianas y gruesas; límite brusco y plano con el horizonte inferior.
R

238
Resultados y Discusión

3. DATOS ANALÍTICOS DEL PERFIL

Arenas %
Muy Muy
Horiz. Prof. cm Arena % Arcilla % Limo % Gruesa Media Fina Unified % Grava %
gruesa fina
Ah 0 - 10 7 55 37 1 0 0 1 5 95 38
ABw 10 - 18 7 61 32 1 0 0 2 4 95 17
Btk 18 - 45 6 66 27 0 1 0 1 4 96 32
R

Retención de
Agua útil D.A. Fed C.O. N P CE pH
agua %
H33 H1500
Horiz. kPa
mm/cm g/cm3 g kg-1 g kg-1 g kg-1 C/N mg kg-1 dS/m H2O ClK
kPa
Ah 38 25 0,7 0,7 24,4 58,9 3,5 14 289,6 0,5 7,6 7,1
ABw 35 24 0,8 0,8 25,3 37,5 2,3 14 133,9 0,4 7,8 7,1
Btk 38 27 0,8 1,1 32,7 28,0 1,7 14 100,9 0,5 7,8 7,0

cmol (+) kg-1


% CO3Ca % Sat,
Horiz eq
Ca++ Mg++ Na+ K+ S, Bases C,E,C
Bases
Ah 1 38,8 1,5 0,1 1,1 41,5 37,6 100
ABw 1 41,5 1,6 0,1 1,1 44,2 35,4 100
Btk 2 42,7 1,1 0,0 0,3 44,1 35,0 100

239
Resultados y Discusión

FICHA HÍDRICA

PERFIL 14
Capacidad de retención (mm): 34,56
ETP Var,
T (ºC) P(mm) ETR Reserva Exceso Déficit
(mm) Reserva
Enero 4,8 37,3 12,4 12,4 34,6 0,0 24,9 -
Febrero 5,7 34,5 15,2 15,2 34,6 0,0 19,3 -
Marzo 7,2 35,0 25,2 25,2 34,6 0,0 9,7 -
Abril 9,9 36,5 40,9 40,9 30,2 -4,4 - -
Mayo 13,7 41,4 69,4 69,4 2,2 -28,0 - -
Junio 18,1 25,7 100,8 27,9 0,0 -2,2 - 72,9
Julio 22,3 7,1 134,5 7,1 0,0 0,0 - 127,5
Agosto 22,3 9,5 126,3 9,5 0,0 0,0 - 116,8
Septiembre 18,2 32,5 85,0 32,5 0,0 0,0 - 52,6
Octubre 12,8 52,0 50,9 50,9 1,1 1,1 - -
Noviembre 8,1 40,1 24,6 24,6 16,6 15,5 - -
Diciembre 5,0 35,7 12,8 12,8 34,6 18,0 4,9 -

250 30
P(mm) ETP (mm) T (ºC)

200 20

Temperatura (ºC)
150 10
P (mm) y ETP (mm)

100 0

D
50 U -10

S R

0 -20
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

U: Utilización S: Sobrante R: Recarga D: Déficit

Tª media del suelo a 50cm: 13,33 Régimen de humedad: Xérico


Tª media de invierno del suelo a 50cm: 5,67 Régimen de Temperatura: Mésico
Tª media de verano del suelo a 50cm: 20,20

240
Resultados y Discusión

PERFIL Nº 15
CLASIFICACIÓN:
World Reference Base (FAO, 1999):
Kastanozem Petrocálcico.

Soil Taxonomy (Soil Survey Staff,


1999): Palexeroll Petrocálcico.

1. CARACTERES GENERALES

Fecha de muestreo: 08/07/2003.


Ubicación: Hoja topográfica de Servicio Geográfico del Ejército número 952. La Serratica
(Serrata de Guadalupe). Entre el Cenajo del Enjambre al Norte del perfil y Morra del Caño al
Sur. Aproximadamente un kilómetro al Suroeste del Barranco del Piojo.
Coordenadas: 4184450/0585631.
Altitud: 892 m.
Orientación: Suroeste.
Posición fisiográfica: Aproximadamente en la mitad de una ladera con pendiente cóncava en
sentido longitudinal.
Forma del terreno circundante: Colinado (16 – 30%).
Pendiente: 25%. Escarpado (25 – 55%).
Vegetación: Entre las especies arbóreas, la más abundante es Juniperus phoenicia (sabina
mora) (75%), y en mucha menor densidad, Pinus halepenis y Quercus ilex, (15%). Las sabinas
y encinas se distribuyen de forma muy dispersa y con porte achaparrado. El matorral es escaso
(10%), formado por Rosmarinus officinalis (romero), Thymus sp. (tomillo), Genista scorpius
(aulaga), Juniperus oxycedrus (enebro) y gramíneas.
Material de partida: Calizas micríticas y oolíticas jurásicas silicatadas.
Drenaje: Seco todo el perfil.
Condiciones de humedad: Clase 3. Moderadamente bien drenado.
Pedregosidad superficial: Clase 4. Excesivamente pedregoso (30% de gravas, 35% de piedras
y 25% de pedregones).
Afloramientos de rocas: Clase 4. Extremadamente rocoso.
Evidencias de erosión: Los rasgos de erosión permanecen ocultos debido al enlosamiento
superficial de fragmentos gruesos. No obstante, en zonas circundantes, se puede apreciar
evidencias de erosión hídrica, laminar, moderada, que se manifiesta a través de rills, los cuales
se van ahondando progresivamente para formar pequeños surcos en la dirección del flujo de
agua. Se observan también pedestales de suelo protegidos por las raíces de las plantas y las
rocas, mientras que los niveles de alrededor han descendido arrastrados por el flujo de agua.
Influencia humana: Ruinas de un Cortijo y colmenas. No se han realizado tratamientos
selvícolas.

241
Resultados y Discusión

2. DESCRIPCIÓN DE LOS HORIZONTES DEL SUELO

Horiz. Prof. cm.

Ah 0 – 20 Color pardo grisáceo oscuro en seco (9,2YR 3,8/1,8) y pardo grisáceo


muy oscuro en húmedo (8,7YR 2,8/1,7); textura arcillosa; estructura
migajosa, fuerte, muy desarrollada, que rompe en bloques angulares
medianos, moderados; entre ligeramente adherente y adherente,
ligeramente plástico, muy firme, muy duro; muchos poros
intersticiales y vesiculares, finos y muy finos, continuos, imped y
exped; abundantes gravas finas, medianas y gruesas, de roca caliza,
con formas angulares y subangulares, alteradas con huellas de
disolución y revestimientos de CaCO3 secundario, pocos nódulos de
CaCO3 pequeños, blandos, blancos y esféricos; extremadamente
calcáreo; presencia de rasgos de origen biológico tales como
crotovinas, hormigueros y otros nidos de insectos, himenópteros
formícidos (hormigas), ortópteros (grillos y saltamontes), coleópteros
(escarabajos), arácnidos (arañas) y reptiles; raíces abundantes finas,
medianas y gruesas; límite gradual y plano con el horizonte inferior.

ACk 20 - 32 Color pardo grisáceo en seco (9,2YR 5,1/2,1) y pardo grisáceo muy oscuro en húmedo (8,9YR 3,4/2,2); textura arcillosa;
estructura en bloques subangulares finos, débil; ligeramente adherente, ligeramente plástico, muy firme, muy duro; frecuentes
poros intersticiales y vesiculares, finos y muy finos, imped y exped; frecuentes gravas finas, medianas y gruesas, de naturaleza
caliza, con formas subangulares, alteradas, con figuras de disolución en la superficie de los cantos, y colas de CaCO3 secundario
en la base; presenta CaCO3 secundario pulverulento; extremadamente calcáreo; pocas raíces finas y muy finas; límite neto y
plano con el horizonte inferior.
CAk 32 - 48 Color gris pardo claro en seco (9,3YR 6,1/2,4) y pardo en húmedo (9,2YR 4,5/2,6); textura franco arcillosa; estructura en
bloques subangulares, muy finos y finos, muy débil; ligeramente adherente; ligeramente plástico, muy friable, ligeramente duro;
frecuentes gravas finas, medianas y gruesas de roca caliza, con formas subangulares, importantes huellas de disolución, y
revestimientos de CaCO3 secundario que proporcionan a los fragmentos gruesos una tonalidad blanca rosácea; se observa
también, como el CaCO3 secundario comienza a cementar la tierra fina de forma muy localizada, evidenciándose el comienzo
de un horizonte petrocálcico; extremadamente calcáreo; muy pocas raíces muy finas; límite difuso y plano con el horizonte
subyacente.
Ckm >48 Horizonte petrocálcico de color blanco rosáceo; superficie irregular, dada la presencia de importantes huellas de disolución y
reprecipitación como calcretas lamelares que cementan fuertemente los cantos de gravas; extremadamente duro en seco y entre
firme y extremadamente firme en húmedo.

242
Resultados y Discusión

3. DATOS ANALÍTICOS DEL PERFIL

Arenas %
Muy Muy
Horiz. Prof. cm Arena % Arcilla % Limo % Gruesa Media Fina Unified % Grava %
gruesa fina
Ah 0 - 20 16 47 36 3 3 2 1 4 86 58
ACk 20 - 32 30 41 29 5 6 6 2 5 73 29
CAk 32 - 48 37 36 27 5 7 8 3 6 66 33
Ckm >48

Retención de
Agua útil D.A. Fed C.O. N P CE pH
agua %
H33 H1500
Horiz. kPa
mm/cm g/cm3 g kg-1 g kg-1 g kg-1 C/N mg kg-1 dS/m H2O ClK
kPa
Ah 39 29 0,3 0,5 6,8 57,3 3,6 13 278,4 0,5 8,0 7,3
ACk 36 24 0,7 0,8 3,0 28,0 2,0 12 191,5 0,5 8,2 7,4
CAk 35 24 0,9 1,4 1,2 13,9 1,2 10 176,5 0,4 8,2 7,6

cmol (+) kg-1


% CO3Ca % Sat,
Horiz eq
Ca++ Mg++ Na+ K+ S, Bases C,E,C
Bases
Ah 29 37,2 0,7 0,1 0,3 38,3 35,9 100
ACk 43 40,3 0,7 0,1 0,3 41,4 22,7 100
CAk 69 28,6 0,5 0,1 0,1 29,3 13,7 100

243
Resultados y Discusión

FICHA HÍDRICA

PERFIL 15
Capacidad de retención (mm): 28,73
ETP Var,
T (ºC) P(mm) ETR Reserva Exceso Déficit
(mm) Reserva
Enero 6,4 30,1 14,9 14,9 28,7 5,6 9,5 -
Febrero 7,4 28,2 17,9 17,9 28,7 0,0 10,3 -
Marzo 9,1 30,9 29,7 29,7 28,7 0,0 1,2 -
Abril 11,6 32,8 45,0 45,0 16,5 -12,2 - -
Mayo 15,2 37,4 74,3 53,9 0,0 -16,5 - 20,4
Junio 19,4 23,1 105,8 23,1 0,0 0,0 - 82,7
Julio 23,3 6,4 140,4 6,4 0,0 0,0 - 134,0
Agosto 23,3 8,5 131,4 8,5 0,0 0,0 - 122,9
Septiembre 19,6 27,2 90,3 27,2 0,0 0,0 - 63,0
Octubre 14,4 49,4 54,6 49,4 0,0 0,0 - 5,2
Noviembre 9,8 36,0 27,4 27,4 8,6 8,6 - -
Diciembre 6,8 30,2 15,7 15,7 23,1 14,5 - -

250 30
P(mm) ETP (mm) T (ºC)

200 20

Temperatura (ºC)
150 10
P (mm) y ETP (mm)

100 0

D
50 U -10

S R
0 -20
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

U: Utilización S: Sobrante R: Recarga D: Déficit


Tª media del suelo a 50cm: 14,86 Régimen de humedad: Xérico
Tª media de invierno del suelo a 50cm: 7,41 Régimen de Temperatura: Mésico
Tª media de verano del suelo a 50cm: 21,42

244
Resultados y Discusión

PERFIL Nº 16
CLASIFICACIÓN:
World Reference Base (FAO,
1999): Leptosol Réndzico.

Soil Taxonomy (Soil Survey Staff,


1999): Haploxeroll Lítico.

1. CARACTERES GENERALES

Fecha de muestreo: 14/04/2004.


Ubicación: Hoja topográfica de Servicio Geográfico del Ejército número 952. Cima de la Muela Chica. Risco
del Huerto.
Coordenadas: 4176042/0587608.
Altitud: 1412 m.
Orientación: Sur.
Posición fisiográfica: Cima de una ladera con pendiente ligeramente cóncava en sentido longitudinal.
Forma del terreno circundante: Fuertemente ondulado (8-16%).
Pendiente: 15%. Moderadamente escarpado.
Vegetación: Sabinar-encinar (Juniperus phoenicia y Quercus ilex) con densidad medio-alta (60% y
15%, respectivamente). El matorral con densidad media (25%) está formado por Juniperus oxycedrus
(enebro), Thynus sp. (tomillo), Rosmarinus officinalis (romero), Cistus albidus (estepa blanca), Cistus
clusii (romero macho), Rhammus sp. (espino), Erinacea anthyllis (toliaga), Bupleurum sp., y
gramíneas.
Material de partida: Calizas micríticas y oolíticas jurásicas silicatadas.
Drenaje: Húmedo todo el perfil.
Condiciones de humedad: Clase2. Imperfectamente drenado.
Pedregosidad superficial: Clase 5. Terreno ripioso. (50% de gravas, 30% de piedras y 20% de
pedregones).
Afloramientos de rocas: Clase 4. Extremadamente rocoso.
Evidencias de erosión: No se aprecian rasgos de erosión. Enlosamiento superficial de piedras.
Influencia humana: Acceso a través de una pista forestal sólo apta para vehículos 4x4. No se han
realizado tratamientos selvícolas.

245
Resultados y Discusión

2. DESCRIPCIÓN DE LOS HORIZONTES DEL SUELO

Horiz. Prof. cm.

Ah 0 – 13/27 Color pardo oscuro en seco (8,3YR 3,1/2,3) y pardo grisáceo oscuro en
húmedo (7,8YR 2,2/1,8); arcillo limoso; estructura granular compuesta, fina y
fuerte que rompe en bloques angulares medianos y débiles; adherente, entre
plástico y muy plástico, muy firme, muy duro; muchos poros tubulares de
finos a medianos, continuos, imped y exped; abundantes gravas finas y
medianas, de naturaleza caliza, con formas angulares y subangulares,
alteradas, con huecos y grietas de disolución en la superficie de los cantos;
pequeñas acumulaciones de CaCO3 secundario y pátinas de óxidos de hierro
de alteración; poco calcáreo; manifestación de rasgos de origen biológico,
tales como excretas, hormigueros y otros nidos de insectos, himenópteros
formícidos (hormigas), ortópteros (saltamontes), coleópteros (escarabajos),
arácnidos (arañas) y reptiles; raíces muy abundantes, finas y medianas; límite
neto e irregular con el horizonte subyacente.
R > 13/27

3. DATOS ANALÍTICOS DEL PERFIL

Arenas %
Muy Muy
Horiz. Prof. cm Arena % Arcilla % Limo % Gruesa Media Fina Unified % Grava %
gruesa fina
Ah 0 – 13/27 6 52 42 1 1 1 0 2 94 65
R > 13/27

Retención de
Agua útil D.A. Fed C.O. N P CE pH
agua %
H33 H1500
Horiz. mm/cm g/cm3 g kg-1 g kg-1 g kg-1 C/N mg kg-1 dS/m H2 O ClK
kPa kPa
Ah 43 32 0,4 1,1 27,8 61,9 6,6 8 294,6 0,5 7,9 7,3

cmol (+) kg-1


++ ++ +
Horiz % CO3Ca eq Ca Mg Na K+ S, Bases C,E,C % Sat, Bases
Ah 4 38,1 0,9 0,1 1,1 40,2 37,1 100
246
Resultados y Discusión

FICHA HÍDRICA

PERFIL 16
Capacidad de retención (mm): 7,36
ETP Var,
T (ºC) P(mm) ETR Reserva Exceso Déficit
(mm) Reserva
Enero 2,8 46,4 8,4 8,4 7,4 0,0 38,0 -
Febrero 3,6 42,4 11,2 11,2 7,4 0,0 31,3 -
Marzo 4,8 40,1 19,1 19,1 7,4 0,0 21,0 -
Abril 7,7 41,1 35,6 35,6 7,4 0,0 5,5 -
Mayo 11,6 46,5 63,7 53,8 0,0 -7,4 - 9,8
Junio 16,4 28,9 95,4 28,9 0,0 0,0 - 66,5
Julio 20,9 8,0 128,5 8,0 0,0 0,0 - 120,5
Agosto 21,0 10,7 121,0 10,7 0,0 0,0 - 110,3
Septiembre 16,3 39,0 79,5 39,0 0,0 0,0 - 40,4
Octubre 10,8 55,3 46,5 46,5 7,4 7,4 1,4 -
Noviembre 6,0 45,1 20,8 20,8 7,4 0,0 24,4 -
Diciembre 2,8 42,5 8,3 8,3 7,4 0,0 34,2 -

250 30
P(mm) ETP (mm) T (ºC)

200 20

Temperatura (ºC)
150 10
P (mm) y ETP (mm)

100 0

D R
50 U -10

S S

0 -20
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

U: Utilización S: Sobrante R: Recarga D: Déficit

Tª media del suelo a 50cm: 11,40 Régimen de humedad: Xérico


Tª media de invierno del suelo a 50cm: 3,47 Régimen de Temperatura: Mésico
Tª media de verano del suelo a 50cm: 18,66

247
Resultados y Discusión

PERFIL Nº 17
CLASIFICACIÓN:
World Reference Base (FAO, 1999):
Calcisol Hypercálcico.

Soil Taxonomy (Soil Survey Staff,


1999): Calcixerept Lítico-
Petrocálcico.

1. CARACTERES GENERALES

Fecha de muestreo: 04/07/2004.


Ubicación: Hoja topográfica del Servicio Geográfico del Ejército número 952. Caiceo.
Aproximadamente a 30 m de la fuente del Caiceo y a 20 m del Cortijo del Cura al Este.
Coordenadas: 4177350/0587132.
Altitud: 1113 m.
Orientación: Oeste.
Posición fisiográfica: Parte baja terminal de una ladera con pendiente convexa en sentido
longitudinal.
Forma del terreno circundante: Fuertemente ondulado (8-16%).
Pendiente: 12%. Clase 4. Moderadamente escarpado.
Vegetación: Cultivos de cereal.
Material de partida: Calizas terciarias y sedimentos detríticos finos y calcáreos, por ser un
suelo acumulativo.
Drenaje: Clase 2-3. Entre imperfectamente drenado y moderadamente bien drenado.
Condiciones de humedad: Seco todo el perfil.
Pedregosidad superficial: Clase 1. Moderadamente pedregoso. (80% de gravas y 20% de
piedras).
Afloramientos de rocas: Clase 0. Ninguna o muy pocas.
Evidencias de erosión: No se aprecian evidencias de erosión debido a las labores agrícolas.
Influencia humana: Cultivos permanentes con labores agrícolas. En las proximidades se
observan cultivos de almendros y dos cortijos.

248
Resultados y Discusión

2. DESCRIPCIÓN DE LOS HORIZONTES DEL SUELO

Horiz. Prof. cm.


Ap 0 - 20 Color pardo grisáceo en seco (9,8YR 5,0/2,4) y pardo grisáceo oscuro en
húmedo (9,4YR 3,5/2,2); franco arcilloso; estructura en bloques
subangulares finos y débiles, aunque algunos agregados presentan una
estructura en bloques subangulares medianos, y moderada; adherente,
ligeramente plástico, friable y ligeramente duro; frecuentes poros
intersticiales finos, discontinuos, exped; frecuentes gravas finas, medianas
y gruesas, con formas angulares y subangulares, y pocas piedras finas y
redondeadas, de naturaleza caliza, no alteradas, con una delgada película de
CaCO3 secundario recubriendo las gravas, que proporciona una tonalidad
rosácea; de muy pocos a pocos nódulos de CaCO3, pequeños, blandos,
blancos y esféricos; extremadamente calcáreo; abundantes muestras de
edafofauna en todo el horizonte, tales como crotovinas, hormigueros, otros
nidos de insectos, himenópteros formícidos, coleópteros, dípteros,
arácnidos y reptiles; raíces entre comunes y abundantes, medianas y finas;
límite gradual y plano con el horizonte inferior.

ACk 20 - 31 Color pardo grisáceo en seco (9,8YR 4,9/2,4) y pardo grisáceo oscuro en
húmedo (9,4YR 3,7/2,1); textura franco arcillosa; estructura en bloques
subangulares medianos, moderada; adherente, plástico, friable, ligeramente
duro; frecuentes poros intersticiales, finos, discontinuos, exped; abundantes
gravas, finas, medianas y gruesas, de naturaleza caliza, con formas
angulares y subangualares, alteradas, con concavidades de disolución y
recubrimientos de carbonato cálcico secundario; abundante acumulación de
CaCO3 en la base del horizonte, formando una película de
aproximadamente 1 cm de espesor, extremadamente calcáreo; presencia de
hormigas y lombrices de tierra; pocas raíces finas, y muy pocas raíces
medianas; límite brusco y plano con el horizonte inferior.

Ckm/R >31 Estructura casi maciza en la que, una vez rota con martillo, se individualizan cantos calizos angulares, finos y muy fuertes, con
abundante acumulación de CaCO3 secundario; adherente, plástico, firme, extremadamente duro; extremadamente calcáreo.

249
Resultados y Discusión

3. DATOS ANALÍTICOS DEL PERFIL

Arenas %
Muy Muy
Horiz. Prof. cm Arena % Arcilla % Limo % Gruesa Media Fina Unified % Grava %
gruesa fina
Ap 0-20 33 29 38 5 5 6 3 9 71 46
ACk 20-31 35 27 38 7 6 6 2 9 69 42
Ckm/R >31

Retención de
Agua útil D.A. Fed C.O. N P CE pH
agua %
H33 H1500
Horiz. kPa
mm/cm g/cm3 g kg-1 g kg-1 g kg-1 C/N mg kg-1 dS/m H2O ClK
kPa
Ap 28 16 0,7 1,0 5,6 27,4 2,4 10 153,8 0,6 8,2 7,5
ACk 29 17 0,7 0,9 3,0 19,2 2,4 7 102,6 0,5 8,3 7,6

cmol (+) kg-1


% CO3Ca % Sat,
Horiz eq
Ca++ Mg++ Na+ K+ S, Bases C,E,C
Bases
Ap 67 28,9 0,5 0,1 0,4 29,9 17,1 100
ACk 80 27,1 0,5 0,1 0,5 28,2 18,0 100

250
Resultados y Discusión

FICHA HÍDRICA

PERFIL 17
Capacidad de retención (mm): 20,35
ETP Var,
T (ºC) P(mm) ETR Reserva Exceso Déficit
(mm) Reserva
Enero 4,8 37,0 12,5 12,5 20,4 0,0 24,5 -
Febrero 5,8 34,3 15,3 15,3 20,4 0,0 18,9 -
Marzo 7,2 34,8 25,4 25,4 20,4 0,0 9,4 -
Abril 9,9 36,3 41,0 41,0 15,6 -4,7 - -
Mayo 13,7 41,2 69,5 56,9 0,0 -15,6 - 12,6
Junio 18,1 25,6 101,0 25,6 0,0 0,0 - 75,4
Julio 22,3 7,0 134,8 7,0 0,0 0,0 - 127,7
Agosto 22,3 9,4 126,5 9,4 0,0 0,0 - 117,0
Septiembre 18,2 32,3 85,2 32,3 0,0 0,0 - 53,0
Octubre 12,9 51,9 51,1 51,1 0,9 0,9 - -
Noviembre 8,2 39,9 24,7 24,7 16,0 15,2 - -
Diciembre 5,1 35,4 12,9 12,9 20,4 4,3 18,3 -

250 30
P(mm) ETP (mm) T (ºC)

200 20

Temperatura (ºC)
150 10
P (mm) y ETP (mm)

100 0

D
50 U -10

S R

0 -20
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

U: Utilización S: Sobrante R: Recarga D: Déficit

Tª media del suelo a 50cm: 13,39 Régimen de humedad: Xérico


Tª media de invierno del suelo a 50cm: 5,74 Régimen de Temperatura: Mésico
Tª media de verano del suelo a 50cm: 20,24

251
Resultados y Discusión

PERFIL Nº 18
CLASIFICACIÓN:
World Reference Base (FAO, 1999):
Leptosol Calcárico.

Soil Taxonomy (Soil Survey Staff,


1999): Xerorthent Típico.

1. CARACTERES GENERALES

Fecha de muestreo: 14/07/2004.


Ubicación: Hoja 952. El Charcón. Aproximadamente a 250 m al Este del Cortijo el Charcón y a
100 m al Norte de la carretera K.7.
Coordenadas: 4176462/0582951.
Altitud: 900 m.
Orientación: Norte.
Posición fisiográfica: Ladera con pendiente cóncava en sentido longitudinal y transversal.
Forma del terreno circundante: Fuertemente ondulado (8-16%).
Pendiente: 9%. Clase 3. Inclinado.
Vegetación: Cultivos de almendros.
Material de partida: Margas y margocalizas cretácicas blancas y rosáceas.
Drenaje: Clase 1-2. Entre escasamente drenado e imperfectamente drenado.
Condiciones de humedad: Seco todo el perfil.
Pedregosidad superficial: Clase 3. Muy pedregoso (65 % de gravas y 35 % de piedras).
Afloramientos de rocas: Clase 0. Ninguna o muy pocas.
Evidencias de erosión: No se aprecian rasgos de erosión debido a las labores agrícolas del
arado.
Influencia humana: Labores agrícolas.

252
Resultados y Discusión

2. DESCRIPCIÓN DE LOS HORIZONTES DEL SUELO

Horiz. Prof. cm.

Ap 0 - 20 Color blanco en seco (1,4Y 7,7/1,6) y gris claro en húmedo (1,8Y 7,0/2,0);
textura franco arcillo limosa; estructura en bloques subangulares fuertes,
medianos y gruesos; entre adherente y muy adherente, entre no plástico y
ligeramente plástico, friable, duro; pocos poros vesiculares finos, discontinuos,
imped y exped; abundantes gravas finas y medianas, de naturaleza margocaliza,
con formas angulares y algunas subangulares, no alteradas, con pequeñas
acumulaciones de CaCO3 secundario; extremadamente calcáreo; muestras de
actividad biológica: excretas, hormigueros, nidos de insectos, arácnidos
(arañas) y himenópteros formícidos (hormigas); de ninguna a muy pocas raíces
muy finas; límite gradual y plano con el horizonte inferior.

C >20 Color blanco en seco (1,9Y 7,6/1,6) y gris claro en húmedo (2,5Y 7,0/2,1);
textura franco arcillo limosa; sin estructura edáfica; entre adherente y muy
adherente, no plástico, entre friable y firme, duro; abundantes gravas finas,
medianas y gruesas, de naturaleza margocaliza, con formas angulares,
ligeramente alteradas, con grietas de disolución, donde se forman pátinas de
óxidos de hierro y algunos óxidos de manganeso, revestimientos de una
delgada capa de CaCO3 secundario en la superficie de los fragmentos gruesos;
extremadamente calcáreo.

253
Resultados y Discusión

3. DATOS ANALÍTICOS DEL PERFIL

Arenas %
Muy Muy
Horiz. Prof. cm Arena % Arcilla % Limo % Gruesa Media Fina Unified % Grava %
gruesa fina
Ap 0 - 20 16 38 46 1 1 1 2 10 89 29
C >20 11 39 50 1 0 1 2 7 92 29

Retención de
Agua útil D.A. Fed C.O. N P CE pH
agua %
H33 H1500
Horiz. kPa
mm/cm g/cm3 g kg-1 g kg-1 g kg-1 C/N mg kg-1 dS/m H2O ClK
kPa
Ap 23 14 0,7 1,1 1,7 6,9 0,2 26 89,6 0,4 8,5 8,1
C 20 12 0,8 1,4 1,1 2,6 0,0 63 72,2 0,3 8,6 7,6

cmol (+) kg-1


% CO3Ca % Sat,
Horiz eq
Ca++ Mg++ Na+ K+ S, Bases C,E,C
Bases
Ap 70 25,3 1,7 0,1 0,3 27,4 8,2 100
C 69 23,6 1,9 0,1 0,2 25,8 9,5 100

254
Resultados y Discusión

FICHA HÍDRICA

PERFIL 18
Capacidad de retención (mm): 14,32
ETP Var,
T (ºC) P(mm) ETR Reserva Exceso Déficit
(mm) Reserva
Enero 6,3 30,3 14,9 14,9 14,3 0,0 15,5 -
Febrero 7,3 28,5 17,9 17,9 14,3 0,0 10,6 -
Marzo 9,0 31,0 29,6 29,6 14,3 0,0 1,5 -
Abril 11,5 32,9 44,9 44,9 2,4 -11,9 - -
Mayo 15,2 37,5 74,1 39,9 0,0 -2,4 - 34,2
Junio 19,3 23,2 105,6 23,2 0,0 0,0 - 82,4
Julio 23,3 6,4 140,2 6,4 0,0 0,0 - 133,8
Agosto 23,3 8,5 131,2 8,5 0,0 0,0 - 122,7
Septiembre 19,6 27,4 90,1 27,4 0,0 0,0 - 62,6
Octubre 14,4 49,5 54,5 49,5 0,0 0,0 - 5,0
Noviembre 9,8 36,2 27,3 27,3 8,9 8,9 - -
Diciembre 6,7 30,4 15,6 15,6 14,3 5,5 9,3 -

250 30
P(mm) ETP (mm) T (ºC)

200 20

Temperatura (ºC)
150 10
P (mm) y ETP (mm)

100 0

D
50 U -10

S R

0 -20
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

U: Utilización S: Sobrante R: Recarga D: Déficit

Tª media del suelo a 50cm: 14,81 Régimen de humedad: Xérico


Tª media de invierno del suelo a 50cm: 7,35 Régimen de Temperatura: Mésico
Tª media de verano del suelo a 50cm: 21,37

255
Resultados y Discusión

PERFIL Nº 19
CLASIFICACIÓN:
World Reference Base
(FAO, 1999): Kastanozem
Cálcico Ántrico.

Soil Taxonomy (Soil


Survey Staff, 1999):
Calcixerept Típico.

1. CARACTERES GENERALES

Fecha de muestreo: 29/09/04.


Ubicación: Hoja topográfica de Servicio Geográfico del Ejército número 952. Sierra de la Muela,
aproximadamente a 100 m del Barranco del Salar al Este, y a 500 m del Barranco de Taibena al Norte.
Coordenadas: 4176434/0584190.
Altitud: 988 m.
Orientación: Suroeste.
Posición fisiográfica: Parte medio baja de una ladera con pendiente cóncava en sentido longitudinal.
Forma del terreno circundante: Fuertemente socavado (>30%).
Microtopografía: Pequeños aterrazamientos producidos por las gravas y piedras que retienen materiales
finos arrastrados por la erosión hídrica laminar.
Pendiente: 38%. Escarpado.
Vegetación: Pinar adulto natural de Pinus halepensis (80%), con una distribución uniforme y densidad
media-alta. La encina, Quercus ilex (5%), forma parte del sotobosque. El 15% restante lo constituyen
especies arbustivas tales como Quercus coccifera (coscoja), Rosmarinus officinalis (romero), Thymus sp.
(tomillo), Erinacea Anthyllis (cojín de pastor), Helianthemum sp., Genista scorpius (aulaga), Teucrium
sp., Juniperus oxycedrus.
Material de partida: Derrubios de ladera de roca caliza alterada y recubierta por una pátina de CaCO3.
Drenaje: Clase 4. Bien drenado.
Condiciones de humedad: Seco todo el perfil.
Pedregosidad superficial: Clase 3. Muy pedregoso (45% de gravas, 35% de piedras y 20% de
pedregones).
Afloramientos de rocas: Clase 0. Ninguna o muy pocas rocas.
Evidencias de erosión: A pesar de la pendiente, las zonas circundantes al perfil no se encuentran muy
erosionadas. No obstante, observamos erosión hídrica laminar y en surcos, entre ligera y moderada,
debido a la presencia de carriles o hendiduras y pequeñas concavidades, sobre la superficie del suelo.
Influencia humana: Faja cortafuegos en buen estado, de unos 20 m de ancho, aproximadamente a unos
300m al Norte de la zona donde se recogió el perfil. Saca de madera en algunas zonas circundantes al
perfil.

256
Resultados y Discusión

2. DESCRIPCIÓN DE LOS HORIZONTES DEL SUELO


Horiz. Prof.
cm. Capa constituida por restos de acículas de pino carrasco, que incrementan el grado de
O1 0-2 descomposición progresivamente con la profundidad. Abundantes muestras de actividad
biológica.
O2 2-4 Color pardo grisáceo oscuro en seco (9,0YR 3,6/2,1) y pardo muy oscuro en húmedo (8,0YR
2,4/1,8); franco arcillo arenoso, estructura migajosa, moderada, que rompe en bloques
subangulares finos y débiles; ligeramente adherente, ligeramente plástico, muy firme,
extremadamente duro; muchos poros intersticiales, entre muy finos y finos, discontinuos y
exped; frecuentes gravas calizas, finas y medianas, con formas angulares y subangulares,
ligeramente alteradas, con huellas de disolución y un ligero enrojecimiento en sus caras
externas debido a la acumulación de óxidos de hierro; depósitos pulverulentos en los
fragmentos gruesos de CaCO3 secundario; extremadamente calcáreo; muestras de edafofauna,
tales como crotovinas, nidos de insectos (hormigueros), coleópteros (escarabajos),
himenópteros formícidos (hormigas), anélidos oligoquetos (lombrices de tierra), arácnidos;
muy pocas raíces muy finas; límite brusco y ondulado con el horizonte inferior.
ABk 4 - 25 Color pardo grisáceo en seco (7,6YR 4,3/3,1) y pardo amarillento oscuro en húmedo (7,1YR
3,3/2,9); arcilloso; estructura en bloques subangulares medianos, moderada; ligeramente
adherente, muy plástico, firme, duro; frecuentes poros vesiculares gruesos, discontinuos y
exped, y frecuentes poros tubulares finos, imped; abundantes gravas finas y medianas, de
naturaleza caliza, con formas angulares y subangulares, ligeramente alteradas, con huellas de
disolución y acumulación de óxidos de hierro en superficie, revestimientos y lenguas de
CaCO3 secundario en la base de los fragmentos gruesos; extremadamente calcáreo; pocas
raíces finas; límite difuso y plano con el horizonte subyacente.
BAk 25 - 40 Color pardo en seco (7,2YR 5,1/3,7) y pardo oscuro en húmedo (6,2YR 3,8/3,8), franco arcilloso; estructura débil, en bloques subangulares
finos; ligeramente adherente, plástico, firme, duro; frecuentes poros vesiculares, medianos y gruesos, discontinuos, imped y exped; frecuentes
gravas calizas, finas, medianas y gruesas, con formas subangulares y redondeadas, ligeramente alteradas, con huellas de disolución tales como
huecos y hendiduras rellenos de material fino y rojizo; recubrimientos de CaCO3 secundario en la superficie de las gravas; extremadamente
calcáreo; abundantes raíces medianas; límite neto y ondulado con el horizonte inferior.
Abk 40 - 67 Color pardo grisáceo en seco (8,3YR 4,3/2,9) y pardo amarillento oscuro en húmedo (7,9YR 3,2/2,5); textura franco arcillosa; estructura fuerte,
en bloques angulares gruesos; de ligeramente adherente a adherente, entre plástico y muy plástico, firme, entre duro y muy duro; pocos poros
vesiculares, finos y medianos, exped, y pocos poros vesiculares, finos, imped; abundantes gravas de caliza, con tamaños finos, medianos y
gruesos, y formas subangulares; alteradas, con agujeros y grietas de disolución; recubrimientos de CaCO3 secundario en los fragmentos gruesos;
extremadamente calcáreo; muy pocas raíces finas y medianas; límite gradual y ondulado con el horizonte inferior.
bwk 67 - 85 Color pardo en seco (6,8YR 5,3/4,3) y rojo amarillento en húmedo (5,9YR 4,0/4,5); franco arcilloso; estructura en bloques angulares finos y
medianos, moderada; adherente, entre plástico y muy plástico, firme, duro; pocos poros vesiculares, medianos, exped, abundantes gravas finas,
de naturaleza caliza; con formas subangulares y angulares; ligeramente alteradas; con incipientes huecos y grietas de disolución, y leve tonalidad
blanquecina rosácea debido a la acumulación en superficie de CaCO3; extremadamente calcáreo; muy pocas raíces medianas; límite neto y
ondulado con el horizonte inferior.
257
Resultados y Discusión

Ck >85 Material coluvial de fragmentos de roca caliza tamaño grava, subredondeados, finos, medianos y gruesos, con recubrimientos de CaCO3
secundario en forma de material pulverulento blanquecino sobre la parte superior de los cantos, y fragmentos de costras de CaCO3 secundario de
tamaño grava, finos, medianos y gruesos; alterados, con caras externas muy rugosas por los sucesivos revestimientos de carbonato y huecos de
redisolución.

3. DATOS ANALÍTICOS DEL PERFIL

Arenas %
Muy Muy
Horiz. Prof. cm Arena % Arcilla % Limo % Gruesa Media Fina Unified % Grava %
gruesa fina
O1 0–2
O2 2–4 51 31 18 16 10 8 1 14 56 41
ABk 4 – 25 22 41 36 4 4 3 1 7 81 22
BAk 25 – 40 22 38 40 5 4 2 0 8 82 40
Abk 40 – 67 34 30 35 9 5 5 2 8 70 49
Bbwk 67 – 85 24 37 38 5 4 2 1 9 80 36
Ck >85

Retención de
Agua útil D.A. Fed C.O. N P CE pH
agua %
H33 H1500
Horiz. kPa
mm/cm g/cm3 g kg-1 g kg-1 g kg-1 C/N mg kg-1 dS/m H2O ClK
kPa
O2 56 52 0,2 0,2 3,4 228,5 7,2 27 29,8 0,6 7,3 7,0
ABk 34 24 0,8 0,9 2,8 21,0 1,8 10 13,8 0,4 7,9 7,3
BAk 35 20 0,8 0,8 2,9 13,4 1,5 8 13,3 0,3 8,1 7,3
Abk 32 22 0,6 1,2 3,6 34,9 2,1 15 9,9 0,4 8,0 7,2
Bbwk 32 18 1,1 1,4 2,8 10,4 1,0 9 11,9 0,3 8,0 7,2

cmol (+) kg-1


Horiz % CO3Ca eq Ca++ Mg++ Na+ K+ S, Bases C,E,C % Sat, Bases
O2 25 55,9 3,6 0,2 1,2 60,9 46,2 100
ABk 43 40,9 1,1 0,2 0,4 42,6 23,1 100
BAk 49 30,6 0,5 0,2 0,2 31,5 18,8 100
Abk 45 39,6 2,1 0,2 0,5 42,5 26,1 100
Bbwk 53 35,1 0,6 0,2 0,2 36,1 15,9 100
258
Resultados y Discusión

FICHA HÍDRICA

PERFIL 19
Capacidad de retención (mm): 62,30
ETP Var,
T (ºC) P(mm) ETR Reserva Exceso Déficit
(mm) Reserva
Enero 5,7 33,1 13,9 13,9 48,6 19,2 - -
Febrero 6,7 30,9 16,8 16,8 62,3 13,7 0,3 -
Marzo 8,3 32,6 27,9 27,9 62,3 0,0 4,7 -
Abril 10,9 34,3 43,3 43,3 53,4 -8,9 - -
Mayo 14,6 39,0 72,1 72,1 20,3 -33,1 - -
Junio 18,8 24,2 103,6 44,4 0,0 -20,3 - 59,2
Julio 22,9 6,7 137,8 6,7 0,0 0,0 - 131,1
Agosto 22,9 8,9 129,2 8,9 0,0 0,0 - 120,2
Septiembre 19,0 29,4 88,0 29,4 0,0 0,0 - 58,6
Octubre 13,8 50,5 53,0 50,5 0,0 0,0 - 2,5
Noviembre 9,1 37,7 26,2 26,2 11,5 11,5 - -
Diciembre 6,1 32,5 14,5 14,5 29,4 18,0 - -

250 30
P(mm) ETP (mm) T (ºC)

200 20

Temperatura (ºC)
150 10
P (mm) y ETP (mm)

100 0

D
50 U -10

R S R

0 -20
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

U: Utilización S: Sobrante R: Recarga D: Déficit

Tª media del suelo a 50cm: 14,22 Régimen de humedad: Xérico


Tª media de invierno del suelo a 50cm: 6,68 Régimen de Temperatura: Mésico
Tª media de verano del suelo a 50cm: 20,91

259
Resultados y Discusión

PERFIL Nº 20
CLASIFICACIÓN:
World Reference Base
(FAO, 1999): Leptosol
Réndzico.

Soil Taxonomy (Soil


Survey Staff, 1999):
Haploxeroll Lítico

1. CARACTERES GENERALES

Fecha de muestreo: 06/10/2004.


Ubicación: Hoja topográfica de Servicio Geográfico del Ejército número 951. Cima de la Sierra
de María. Alto de la Burrica.
Coordenadas: 4170390/0571380.
Altitud: 2043 m.
Orientación: Sur-Sureste.
Posición fisiográfica: Cumbre de una montaña.
Forma del terreno circundante: Plano o casi plano.
Pendiente: 2%.
Vegetación: Caméfitos pulvinulares entre los intersticios de los afloramientos de roca. Entre las
especies mas abundantes destacan Erinacea anthyllis (cojín de pastor), Vella spinosa (piorno),
Lygeum spartum (albardín) y otras gramíneas.
Material de partida: Calizas micríticas y oolíticas jurásicas silicatadas.
Drenaje: Clase 1-2. Entre escasamente drenado e imperfectamente drenado.
Condiciones de humedad: Húmedo todo el perfil.
Pedregosidad superficial: Clase 5. Terreno ripioso (45% de gravas, 35% de piedras y 20% de
pedregones).
Afloramientos de rocas: Clase 5. Afloramiento rocoso.
Evidencias de erosión: Surcos en la dirección del flujo de agua y peanas de suelo protegidas
por la cubierta vegetal y rocas.
Influencia humana: Pastoreo y caza menor.

260
Resultados y Discusión

2. DESCRIPCIÓN DE LOS HORIZONTES DEL SUELO

Horiz. Prof. cm.


Ah 0 – 12/15 Color pardo en seco (9,7YR 3,8/2,5) y pardo grisáceo muy
oscuro en húmedo (9,4YR 3,2/2,3); textura arcillosa; estructura
migajosa, moderada, fina; entre ligeramente adherente y
adherente, entre ligeramente plástico y plástico, firme, duro;
muchos poros vesiculares finos, imped y exped; muchos poros
intersticiales, entre finos y medianos, continuos, imped y exped;
frecuentes poros tubulares, finos, continuos, imped; abundantes
gravas finas, medianas y gruesas, y pocas piedras finas, de
naturaleza caliza; con formas angulares y subangulares, y
relativamente alteradas, presentando incipientes huellas de
disolución, como grietas y concavidades rellenas de material
fino y rojizo; pocos nódulos pequeños de CaCO3, blandos,
esféricos y blancos; extremadamente calcáreo; presencia de
rasgos de origen biológico tales como crotovinas, insectos
himenópteros de la familia formícidos (hormigas), arácnidos y
gusanos anélidos oligoquetos (lombrices de tierra); raíces muy
abundantes, entre finas y muy finas; límite brusco e irregular
con el horizonte subyacente.
R > 12/15 Roca caliza
1. DATOS ANALÍTICOS DEL PERFIL

Arenas %
Muy
Horiz. Prof. cm Arena % Arcilla % Limo % Muy gruesa Gruesa Media Fina Unified % Grava %
fina
Ah 0 -12/15 20 48 31 9 4 2 0 3 81 60
R >12/15

Retención de agua % D.A. Agua útil Fed C.O. N P CE pH


Horiz. H33 kPa H1500 kPa g/cm3 mm/cm g kg-1 g kg-1 g kg-1 C/N mg kg-1 dS/m H2 O ClK
Ah 31 24 1,3 0,3 2,6 29,3 3,7 7 171,9 0,3 7,9 7,2

cmol (+) kg-1


Horiz % CO3Ca eq Ca++ Mg++ Na+ K+ S. Bases C.E.C % Sat. Bases
Ah 38 34,1 0,8 0,1 1,8 36,7 26,9 100
261
Resultados y Discusión

FICHA HÍDRICA

PERFIL 20
Capacidad de retención (mm): 3,93
ETP Var.
T (ºC) P(mm) ETR Reserva Exceso Déficit
(mm) Reserva
Enero 0,2 66,3 1,3 1,3 3,9 0,0 65,0 -
Febrero 0,5 59,7 3,0 3,0 3,9 0,0 56,7 -
Marzo 1,0 51,3 6,8 6,8 3,9 0,0 44,5 -
Abril 3,0 51,1 20,0 20,0 3,9 0,0 31,1 -
Mayo 7,3 57,5 50,2 50,2 3,9 0,0 7,3 -
Junio 12,8 36,0 84,8 39,9 0,0 -3,9 - 44,9
Julio 18,0 9,9 118,0 9,9 0,0 0,0 - 108,1
Agosto 18,2 13,3 111,7 13,3 0,0 0,0 - 98,4
Septiembre 12,3 53,4 68,6 53,4 0,0 0,0 - 15,2
Octubre 6,4 62,5 35,7 35,7 3,9 3,9 22,9 -
Noviembre 1,5 56,2 8,1 8,1 3,9 0,0 48,1 -
Diciembre 0,1 57,4 0,7 0,7 3,9 0,0 56,7 -

250 30

P(mm) ETP (mm) T (ºC)

200 20
P (mm) y ETP (mm)

Temperatura (ºC)
150 10

100 0

D
50 U R -10
S S

0 -20
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

U: Utilización S: Sobrante R: Recarga D: Déficit


Tª media del suelo a 50cm: 7,77 Régimen de humedad: Xérico
Tª media de invierno del suelo a 50cm: 0,45 Régimen de Temperatura: Mésico
Tª media de verano del suelo a 50cm: 15,31

262
Resultados y Discusión

IV.1.3. CLASIFICACIÓN
En este capítulo se analizarán las características taxonómicas de los perfiles
muestreados, clasificándolos atendiendo a los grupos de suelos propuestos por la Base
de Referencia Mundial del Recurso Suelo, WRB, (FAO, 1999) y la Soil Taxonomy
(Soil Survey Staff, 1999). Para ello, se han estudiado los horizontes de diagnóstico
superficiales y subsuperficiales, y las propiedades y materiales de diagnóstico presente
en los suelos.

En la tabla IV.1.3.1. se muestra un resumen clasificatorio de los diversos perfiles


muestreados, indicando en cada caso los criterios de diagnóstico que sirven de base a su
definición como unidades de suelo WRB. Para la asignación de los adjetivos
calificadores, FAO (1999) establece unas listas priorizadas para cada uno de los grupos
de suelos, evitando conflictos con otras unidades de suelos, o con definiciones de
grupos de suelos de referencia. En el caso del Parque Natural de Sierra María-Los
Vélez, solo ha sido necesario utilizar uno o dos adjetivos calificadores para definir las
características diagnósticas de los suelos estudiados.

En la zona de estudio se han descrito los siguientes grupos de suelos: Calcisol,


Leptosol, Chernozem, Vertisol, Luvisol y Kastanozem. En los siguientes apartados
indicamos las características generales de estos grupos de suelos y de los perfiles
muestreados.

Tabla IV.1.3.1. Resumen clasificatorio de los perfiles de suelo.


World Reference Soil Taxonomy
PERFIL Base (FAO, CRITERIOS DIAGNÓSTICOs (Soil Survey
1999) Staff, 1999)
Móllico (hor. superf. bien estructurado; value ≤ 3.5
y croma < 3.5 en húmedo; C.O. ≥ 0.6 %; sat. bases
Kastanozem ≥ 50%; ≥ 20 cm de espesor y más 1/3 del solum); Palexeroll
P1
Petrocálcico Horizonte petrocálcico dentro de los 150 cm. Petrocálcico
Xérico/Mésico. Saturado en todo el perfil, móllico
< 50 cm.
Móllico (hor. superf. bien estructurado; value ≤ 3.5
y croma < 3.5 en húmedo; C.O. ≥ 0.6%; sat. bases
Leptosol
P2 ≥ 50%; ≥ 10 cm de espesor sobre roca dura); Haploxeroll Lítico
Réndzico
Limitado dentro de los 25 cm desde la superficie
por hor. R. (roca caliza). Xérico/Mésico.
Móllico (hor. superf. bien estructurado; value ≤ 3.5
y croma < 2.0 en húmedo; C.O. ≥ 0.6%; sat. bases
Chernozem
P3 ≥ 50%; ≥ 20 cm de espesor y mas 1/3 del solum); Calcixeroll Típico
Cálcico
Acumulación secundaria de CaCO3.
Xérico/Mésico.
Móllico (hor. superf. bien estructurado; value ≤ 3.5
Chernozem y croma < 2.0 en húmedo; C.O. ≥ 0.6%; sat. bases Calcixeroll
P4
Hipercálcico ≥ 50%; 50 cm de espesor. Horizonte cálcico. Páchico
Xérico/Mésico.
Hor. árgico con CEC ≥ 24 cmolc Kg-1; sat. bases ≥
50% hasta una profundidad de 100 cm desde la Haploxeralf
P5 Calcisol Lúvico
superficie. Hor. cálcico dentro de los 100 cm desde Cálcico
la superficie. Xérico/Mésico.
Móllico (hor. superf. bien estructurado; value ≤3.5
Chernozem y croma < 3.5 en húmedo; C.O. ≥ 0.6%; sat. bases Haploxeroll
P6
Cálcico ≥ 50%; ≥ 20 cm de espesor y mas 1/3 del solum); Cálcico
Horizonte móllico con croma ≤ 2; espesor ≥ 20

263
Resultados y Discusión

cm.; concentración CaCO3. Xérico/Mésico.


Hor. ócrico. Hor. petrocálcico dentro de los 100 Calcixerept
P7 Calcisol Pétrico
cm desde la superficie. Xérico/Térmico. Petrocálcico
Hor. ócrico. Hor. petrocálcico dentro de los 100 Calcixerept
P8 Calcisol Pétrico
cm desde la superficie. Xérico/Térmico. Petrocálcico
Móllico (hor. superf. bien estructurado; value ≤ 3.5
y croma < 3.5 en húmedo; C.O. ≥ 0.6%; sat. bases
Chernozem Haploxeroll
P9 ≥ 50%; ≥ 20 cm de espesor y mas 1/3 del solum);
Cálcico Cálcico-Páchico
Horizonte móllico con croma ≤ 2; espesor ≥ 20
cm.; concentración CaCO3. Xérico/Mésico.
Móllico (hor. superf. bien estructurado; value ≤ 3.5
y croma < 3.5 en húmedo; C.O. ≥ 0.6%; sat. bases
Chernozem Haploxeroll
P10 ≥ 50%; ≥ 20 cm de espesor y mas 1/3 del solum);
Cálcico Cálcico
Horizonte móllico con croma ≤ 2; espesor ≥ 20
cm.; concentración CaCO3. Xérico/Mésico.
Limitado por roca dura continua dentro de los 25
Leptosol
P11 cm desde la superficie del suelo. Hor. móllico que Haploxeroll Lítico
Réndzico
está inmediatamente por encima de roca caliza.
Hor. vértico, 30% o más de arcilla en todo espesor;
slickensides, espesor de 25 cm o más. Hor. cálcico
Calcixerert
P12 Vertisol Cálcico dentro de los 100 cm. desde la superficie del suelo
Crómico
(CaCO3 eq ≥ 15% en la fracción tierra fina y
espesor ≥ 15cm.); Xérico/Mésico. Value>4.
Hor. hipercálcico dentro de los 100 cm. desde la
Calcisol superficie del suelo (CaCO3 eq ≥ 50% en la fracción
P13 Calcixerept Típico
Hipercálcico tierra fina y espesor ≥ 15cm.); Hor. ócrico (C.O.
<2.5%). Xérico/Mésico.
Hor. ócrico en WRB y móllico en Soil Taxonomy.
P14 Luvisol Léptico Árgico (argílico), limitado por roca dura; Argixeroll Lítico
Xérico/Mésico.
Hor. móllico (hor. superf. bien estructurado; value
Kastanozem ≤ 3.5 y croma < 3.5 en húmedo; C.O. ≥ 0.6%; sat.
Palexeroll
P15 Petrocálcico bases ≥ 50%; ≥ 20 cm de espesor y mas 1/3 del
Petrocálcico
solum); Hor. petrocálcico dentro de los 100 cm.
desde la superficie del suelo. Xérico/Mésico.
Limitado por roca dura continua dentro de los 25
Leptosol cm. desde la superficie del suelo. Hor. móllico que
P16 Haploxeroll Lítico
Réndzico está inmediatamente por encima de roca caliza
(Hor. réndzico). Xérico/Mésico.
Hor. hipercálcico dentro de los 100 cm. desde la
Calcixerept
Calcisol superficie del suelo (CaCO3 eq ≥ 50% en la fracción
P17 Lítico-
Hipercálcico tierra fina y espesor ≥ 15cm.); Hor. ócrico.
Petrocálcico
Xérico/Mésico.
Leptosol Hor. ócrico sobre material altamente carbonatado
P18 Xerorthent Típico
Calcárico (> 60% CaCO3 equivalente); Xérico/Mésico.
Móllico en WRB (hor. superf. bien estructurado;
value ≤ 3.5 y croma < 3.5 en húmedo; C.O. ≥
0.6%; sat. bases ≥ 50%; ≥ 20 cm de espesor y mas
1/3 del solum) y ócrico en Soil Taxonomy; Hor.
Kastanozem Subs. cámbico (Textura arcillosa; estructura fuerte;
P19 Calcixerept Típico
Cálcico Ántrico croma mas fuerte y hue mas rojo; CEC>16 cmol
Kg-1; espesor ≥15 cm.). Hor. cálcico dentro de los
100 cm. desde la superficie del suelo (CaCO3 eq ≥
15% en la fracción tierra fina y espesor ≥ 15cm.).
Xérico/Mésico.
Limitado por roca dura continua dentro de los 25
Leptosol cm. desde la superficie del suelo. Hor. móllico que
P20 Haploxeroll Lítico
Réndzico está inmediatamente por encima de roca caliza.
Xérico/Mésico.

264
Resultados y Discusión

De acuerdo con las condiciones climáticas de la zona de estudio, caracterizadas por


un régimen de humedad xérico y un régimen de temperatura mésico, así como por la
naturaleza caliza de los materiales litológicos y la vegetación potencial de cada piso
altitudinal, la clasificación Soil Taxonomy (Soil Survey Staff, 1999) de los perfiles de
suelo pone de manifiesto las dos principales vías de edafización en la zona: la
humificación, que permite la generación de horizontes de diagnóstico móllico, incluso
en suelos delgados sobre roca dura; y la acumulación de CaCO3 secundario en
horizontes subsuperficiales, que ocurre con mayor (horizonte cálcico o petrocálcico) o
menor extensión (algunos rasgos morfológicos), en todos los perfiles de suelo sobre
materiales coluviales, depósitos detríticos más finos, o margas.

Así pues, según lo comentado anteriormente, los suelos del Parque Natural de Sierra
María-Los Vélez, pertenecerían con carácter general al orden de los Mollisoles, siempre
que el horizonte de humus tuviera suficiente espesor. El Suborden Xeroll abarca suelos
delgados sobre materiales calizos consolidados (Haploxeroll Lítico) de las zonas
cacuminales, bajo una cubierta vegetal dominada por Erinacea anthyllis, Vella spinosa,
Brachypodium retusum, Helianthemum sp. También incluye suelos localizados
esencialmente en situaciones topográficas de ladera, muy humíferos, con un móllico de
más de 50 cm de espesor (Calcixeroll Páchico), suelos con acumulación de CaCO3
secundario (Haploxeroll Cálcico), horizonte cálcico (Calcixeroll Típico) o costra
petrocálcica antigua (Palexeroll Petrocálcico), bajo una vegetación de Quercus ilex,
Pinus nigra y Pinus halepensis. Alguno de los perfiles también mostró restos de un
horizonte argílico subsuperficial (Argixeroll Lítico). Los suelos con un horizonte
cálcico o petrocálcico, pero sin horizonte de diagnóstico móllico, pertenecen al orden
Inceptisol. Los subgrupos identificados han sido Calcixerepts Típicos o Petrocálcicos.
Algunos suelos además de horizonte cálcico, también exhibieron un horizonte argílico
(perfil 5), definiéndose como Alfisol.

IV.1.3.1. Grupo de suelo: Calcisol (del L. calcis, calcio)

Este grupo de referencia es el más abundante en la zona de estudio. Los suelos que
se clasifican como calcisoles presentan una acumulación secundaria de calcio,
configurando un horizonte cálcico o petrocálcico dentro de los 100 primeros cm desde
la superficie, y carecen de otros horizontes de diagnóstico que no sean un horizonte
ócrico o cámbico, un horizonte árgico que es calcáreo, un horizonte vértico, o un
horizonte gípsico que subyace a un horizonte petrocálcico (FAO, 1999).

El perfil tipo es ACk, ABkC o ABtCk, con un horizonte superficial ócrico pardo
pálido, sobre un horizonte subsuperficial cálcico, pudiendo aparecer también horizontes
cámbico o árgico. Los horizontes subsuperficiales tienen una estructura en bloques. Las
texturas son de medias a finas y suelen presentar buenas capacidades de retención de
agua. El pH está cerca de la neutralidad en superficie y se incrementa en profundidad.
El contenido de materia orgánica en la superficie de estos suelos es bajo (entre 1-2.5%).
La capacidad de intercambio catiónico es mayor en la superficie y ligeramente menor en
profundidad. El complejo de cambio se encuentra saturado en Ca2+.

El proceso más importante para la formación de estos suelos es la translocación de


carbonato cálcico desde un horizonte superficial a un horizonte de acumulación en
profundidad. Este carbonato puede acumularse rellenando los canales de las raíces

265
Resultados y Discusión

(pseudomicelios) aunque también puede acumularse como nódulos blandos o duros o


como láminas continuas (lamelas). En aquellas zonas erosionadas o en suelos con
haploidización, pueden aparecer acumulaciones de carbonatos en superficie. El proceso
de disolución de los carbonatos y su posterior acumulación en un horizonte cálcico ó
petrocálcico depende de la presión de CO2 del aire del suelo y la concentración de iones
disueltos en el agua del suelo (FAO, 2001).

Resulta difícil cuantificar la extensión mundial de los Calcisoles. Algunas


estimaciones nos hablan de unos 1000 millones de hectáreas, encontrándose la mayoría
de ellas en las zonas áridas y semiáridas intertropicales. Estos suelos son comunes en
zonas con materiales parentales de sedimentos aluviales (lacustres) y depósitos
coluviales eólicos de materiales alterados ricos en bases. Pueden encontrarse también en
zonas planas o montañosas con un régimen de humedad arídico y una vegetación
dispersa de matorrales xerofíticas y herbáceas efímeras.

En los perfiles muestreados hemos podido distinguir las siguientes unidades:


Calcisol Lúvico (perfil 5), Calcisol Pétrico (perfiles 7 y 8) y Calcisol Hipercálcico
(perfiles 13 y 17). Los perfiles mostraron una horizonación A, AB o AC, B y Ck o Ckm,
y un horizonte de diagnóstico superficial ócrico. Todos los suelos muestreados de esta
tipología cumplen con los criterios de contenido en CaCO3 necesario para los horizontes
cálcicos (contenido de CaCO3 >15%), y en el caso de los perfiles 13 y 17, la
concentración de CaCO3 eq es superior al 50% en la fracción tierra fina, constituyendo
por tanto, en estos casos, un horizonte hipercálcico. En los perfiles 7 y 8, el horizonte de
acumulación de CaCO3 está muy cementado dando lugar a un horizonte petrocálcico.
En todos estos suelos existen evidencias de carbonato de origen edáfico, es decir, se
observan rasgos morfológicos de carbonato cálcico secundario precipitado, formando
recubrimientos películares discontinuos, lenguas de CaCO3 en la base de los fragmentos
gruesos, y nódulos. La abundancia de Calcisoles en la zona de estudio es un indicio de
la importancia que cobran los procesos de meteorización química, probablemente
debido a la cantidad de agua de lavado y/o la cantidad y solubilidad de CO2, que
favorecen la disolución de carbonatos.

Los suelos muestreados en el área de estudio cumplen con todas las características
típicas de los Calcisoles, a excepción de que el pH (1:1) medido en agua no esta en
torno a 7, sino que suele ser más básico (7.8 - 8.7). El pH medido en KCl oscila entre
7.3 y 7.8. Tanto el pH como la cantidad de carbonatos aumentan en profundidad en
todos los perfiles. En general estos calcisoles tienen también un alto contenido en
gravas y fragmentos gruesos (40-90% en peso).

IV.3.1.2. Grupo de suelo: Chernozem (del ruso chern, negro)

Este grupo de suelos, también ampliamente extendido en la zona de estudio, hace


referencia a aquellos suelos con un horizonte superficial espeso y negro, rico en materia
orgánica. En términos generales, estos suelos presentan un horizonte móllico con un
croma en húmedo menor o igual a 2, si la textura es mas fina que la franco arenosa, o
menor que 3,5 si la textura es franco arenosa o mas gruesa, ambos a una profundidad de
al menos 20 cm, o tienen dichos cromas debajo de la capa arable. Estos suelos también
se caracterizan por tener concentraciones de carbonato secundario en los primeros 200
cm desde la superficie del suelo, y por no tener horizontes petrocálcicos entre los 25 y
100 cm desde la superficie del suelo, ni yeso secundario (FAO, 1999).

266
Resultados y Discusión

Los Chernozem son suelos con horizontes Ah que poseen una delgada capa superficial
de hojarasca, de color grisáceo oscuro a negro, con estructura migajosa y propiedades
vérmicas. Los horizontes superficiales pueden ser únicamente de unos 20 cm de
espesor, aunque pueden llegar a extenderse a una profundidad superior a los 2 metros en
los Chernozem bien desarrollados. Estos suelos además presentan una intensa actividad
biológica, que queda patente en huecos abiertos por lombrices de tierra y crotovinas. Es
común la acumulación de seudomicelios y/o nódulos de carbonato cálcico secundario en
los horizontes subsuperficiales. El volumen total de poros de los horizontes Ah oscila
entre un 55 y 60%, y en los horizontes subsuperficiales entre un 45 y 55%.

Según la FAO (2001) el horizonte superficial del Chernozem tipo presenta entre 5 y
15% de humus, con una elevada proporción de ácidos húmicos y una relación C/N de
10. El pH es neutro (6.5 - 7.5). La fertilidad natural es buena, con concentraciones de 10
a 16% de materia orgánica, 0.2 a 0.5% de nitrógeno, 0.1 a 0.2% de fósforo, y una
capacidad de intercambio catiónico 20-45 cmol(+)/kg. El complejo de cambio está
saturado en Ca2+ y Mg2+.

La presencia de Chernozem en el Mundo se estima en 230 millones de hectáreas,


distribuidos principalmente en latitudes medias de Eurasia y Norte de América, al norte
de zonas climácicas de Kastanozem. Estos suelos son comunes en zonas con un clima
continental de inviernos fríos y veranos cálidos, y una vegetación forestal abundante
(FAO, 2001). Los Chernozem en Rusia y Norteamérica están asociados con Luvisoles,
Albeluvisoles y Phaeozems, en la zona fría del norte, y Kastanozem en la zona templada
y seca del sur.

Entre los perfiles muestreados hemos podido distinguir Chernozem Cálcicos


(perfiles 3, 6, 9 y 10) y Chernozem Hipercálcicos (perfil 4). La mayoría de los perfiles
muestreados mostraron una horizonación del tipo A (espeso), AB y/o AC y Ck o R, los
perfiles 9 y 10 presentaron además un horizonte O y el perfil 10 un horizonte BC. Como
horizontes de diagnóstico superficiales, los suelos mostraron un horizonte móllico. Los
perfiles 3, 6, 9 y 10 cumplen los requisitos del horizonte cálcico, pues presentan un
contenido de carbonato cálcico equivalente en la fracción tierra fina superior al 15%, y
un espesor mayor de 15 cm. Por el contrario, el perfil 4 presenta un horizonte
hipercálcico, ya que tiene más del 50% de carbonato cálcico equivalente en la fracción
tierra fina, y también un espesor mayor de 15 cm.

La mayoría de las características de los Chernozems muestreados coinciden con las


características típicas de los Chernozem descritas anteriormente. Los perfiles 3, 9 y 10
presentan elevadas concentraciones de materia orgánica (15 – 17%) en sus horizontes
superficiales, si bien, los horizontes Ah de los perfiles 4 y 6 presentan contenidos
inferiores (6.3 y 6.5%, respectivamente). Los suelos analizados presentan contenidos en
nitrógeno comprendidos entre 0.2 y 0.4%, una capacidad de intercambio catiónico que
oscila entre 26 y 54 cmol(+)/kg. Los cationes Ca2+ y Mg2+ dominan el complejo de
cambio en todos los perfiles. Los suelos muestreados además se caracterizan por su alta
saturación en bases (Sat = 100%), salvo en el perfil 9 donde la saturación de bases en el
horizonte superficial es de 87%, y por su alto contenido en gravas y fragmentos gruesos
(30-75% en peso). El pH, sin embargo, es más básico en nuestros Chernozems que en
los descritos a nivel general y la relación C/N es bastante más alta en nuestros suelos
mediterráneos que lo que ocurre en los Chernozems típicos de estepa.

267
Resultados y Discusión

IV.3.1.3. Grupo de suelo: Kastanozem (del L. castanea, castaño)

En el grupo de los Kastanozems se incluyen suelos con un horizonte superficial


marrón, rico en humus (de menor espesor y mas claro que los horizontes superficiales
de los suelos clasificados como Chernozems), y presentan una acumulación secundaria
de carbonato cálcico en los horizontes subsuperficiales. Estos suelos contienen un
horizonte móllico con un croma en húmedo mayor de 2 a una profundidad superior a 20
cm, o presentan este croma debajo de la capa arable. Tienen además concentraciones de
carbonato cálcico secundario dentro de los 100 cm desde la superficie del suelo, y no
presentan otros horizontes de diagnóstico que no sean árgico, cálcico, cámbico, gípsico,
petrocálcico, petrogípsico o vértico (FAO, 1999).

Los Kastanozems oscuros (áreas húmedas) no difieren demasiado de los


Chernozems, mientras que, por el contrario, los Kastanozems más claros (áreas secas)
del sur son similares a los Calcisoles. Los Kastanozems húmedos tienen horizontes Ah
de unos 50 cm de espesor, color marrón oscuro y una estructura granular o fina con
bloques angulares y/o subangulares. En las zonas más secas, estos suelos presentan
horizontes Ah de tan sólo 25 cm de espesor y colores más claros. Presentan una
importante actividad biológica, como queda patente en la presencia de abundantes
crotovinas en estos suelos, si bien es inferior a la de los Chernozems. Los Kastanozems,
además, presentan contenidos de humus más bajos y una microagregación más débil,
que se manifiesta en un menor volumen total de poros (40 – 55%), menor capacidad de
retención de agua y menor permeabilidad. Los Kastanozems presentan una capacidad de
intercambio catiónico de 25-30 cmol(+)/kg, y un porcentaje de saturación en bases
superior o igual al 95%, con Ca2+ y Mg2+ como principales cationes. La relación C/N
está alrededor de 10, los valores de pH son ligeramente superiores a 7.0, aunque pueden
incrementar hasta 8.5 a medida que se profundiza en el perfil (FAO, 2001).

La extensión total de los Kastanozems se estima en aproximadamente 465 millones


de hectáreas. La mayor parte de estos suelos se localiza en Eurasia (sur de Ucrania, sur
de Rusia y Mongolia), en las Grandes Llanuras de USA, Méjico, sureste de Brasil, en
las pampas del norte de Argentina, Uruguay y Paraguay.

Los Kastanozems del Hemisferio Norte bordean a los Chernozems en las zonas más
frías y menos áridas del norte, y en las áreas mas templadas y secas del sur, limitan con
Calcisoles y Gipsisoles (en estos casos también pueden aparecer junto a Solonchaks y
Solonetz). En las zonas templadas y menos áridas subtropicales, los Kastanozems están
asociados a los Phaeozems (FAO, 2001).

Dentro de los perfiles muestreados de esta tipología podemos diferenciar como


unidades de suelos: Kastanozem Petrocálcico (perfil 1), Kastanozem Cálcico (perfil 15)
y Kastanozem Cálcico Ántrico (perfil 19). En los perfiles de estos suelos hemos
encontrado horizontes genéticos O, Ah, ACk, ABk, Bwk y Ckm. En el perfil 19
aparecen horizontes enterrados (Abk, Bbwk) por las labores de reforestación. Como
horizontes de diagnóstico, los perfiles cumplen todos los requisitos del horizonte
móllico, y poseen además un horizonte cálcico o petrocálcico. El contenido de
carbonato cálcico equivalente en la fracción tierra fina es superior al 15%, en un espesor
mayor de 15 cm, y hay rasgos morfológicos que apuntan a la removilización de CaCO3
secundario.

268
Resultados y Discusión

Los suelos analizados presentan una relación C/N en torno a 10, una capacidad de
intercambio catiónico entre 21 y 35 cmol(+)/kg y una saturación en bases del 100% en
los horizontes superficiales. El complejo de cambio está dominado por la suma de los
iones Ca2+ y Mg2+. El pH es básico en todos los perfiles (7.8 - 8.0), el contenido en
carbono orgánico elevado (2.7% en el perfil 1; 5.7% en el perfil 15 y 12.5% en el perfil
19) y la concentración de N se encuentra entre 0.1% y 0.4%. El contenido en
fragmentos gruesos es muy elevado (40 – 73%) en estos suelos.

IV.1.3.4. Grupo de suelo: Luvisol (del L. luere, lavar)

El grupo de referencia de los Luvisoles incluye aquellos suelos que tienen un


horizonte árgico con una capacidad de intercambio catiónico (en 1 M NH4OAc a pH
7,0) igual o mayor de 24 cmol(+) kg-1 de arcilla. El concepto típico de estos suelos es un
perfil ABtC que presenta como característica dominante una marcada diferenciación
textural dentro del perfil, con una translocación de arcilla en el horizonte superficial y
acumulación de la misma en un horizonte árgico subsuperficial. Los Luvisoles tienen
arcillas de alta actividad (FAO, 1999).

El proceso de translocación de la arcilla se produce en tres fases: movilización de


arcilla en la superficie del suelo, transporte de la misma hasta el horizonte de
acumulación, e inmovilización de la arcilla transportada. La arcilla no se encuentra
normalmente en los suelos como partículas individuales, sino formando agregados
compuestos por arcilla y una mezcla de minerales y/o material orgánico. Para que se
produzca la movilización es necesario que se rompan los agregados y se produzca la
dispersión de las partículas de arcilla. El transporte de dichas partículas se produce por
percolación de agua a través de los poros, y su acumulación final en el horizonte, se
produce por floculación o filtración mecánica. Este fenómeno de translocación de
arcillas es muy frecuente en los suelos que se contraen y forman grietas en la estación
seca, pero que se humedecen e hinchan durante las lluvias ocasionales.

Los Luvisoles se extienden a lo largo de unos 500 a 600 millones de hectáreas a lo


largo del mundo, en su mayor parte por tierras planas o poco inclinadas de regiones
templadas tales como la parte Oeste y Central de Rusia, USA y Europa, aunque también
en el Mediterráneo y en el Sur de Australia. Los Luvisoles pueden desarrollarse sobre
una amplia variedad de materiales no consolidados, incluyendo suelos en zonas
glaciares y sobre depósitos eólicos, aluviales y coluviales. Esta amplia variedad de
materiales parentales posibles, conduce a una gran diversidad de suelos en este grupo de
referencia (FAO, 2001).

Hemos muestreado en la zona de estudio un perfil perteneciente a esta categoría


taxonómica, que se corresponde con el número 14. Este perfil presenta una horizonación
del tipo Ah, ABw, Bwk y R. El horizonte superficial cumple todos los requisitos de un
horizonte móllico, excepto el espesor, y el horizonte árgico cumple además la condición
de tener una capacidad de intercambio catiónico mayor de 24 cmol(+) kg-1 de arcilla, lo
que nos ha permitido clasificar a este suelo como Luvisol. Como adjetivo calificador
para este suelo se le ha asignado Léptico, debido a que presenta roca dura continua entre
los 25 y 100 cm desde la superficie del suelo.

Como características más destacables de este perfil podemos decir que presenta
texturas arcillosas. Los pHs están en torno a 7.7 en agua y a 7,1 en KCl. La salinidad y

269
Resultados y Discusión

la cantidad de carbonatos son bajos, con valores medios de 0,5 dS.m-1 y 1.5%. Respecto
a la cantidad de C.O., éste presenta valores algo mayores en superficie, en torno al
5.9%, disminuyendo hasta casi la mitad en los horizontes inferiores. Los horizontes se
encuentran saturados en Ca2+.

IV.1.3.5. Grupo de suelo: Vertisol (del L. vertere, movimiento)

Los vertisoles son suelos que presentan un horizonte vértico dentro de los primeros
100 cm de suelo, y que después de que los primeros 20 cm de suelo hayan sido
mezclados, presentan un 30% o más de arcilla en todos los horizontes, hasta una
profundidad de 100 cm o más, o presentan un horizonte de contraste entre 50 y 100 cm
de suelo (por ejemplo un contacto lítico o paralítico, horizontes petrocálcicos,
petrogípsicos o petrodúricos, o una discontinuidad sedimentaria). Además, estos suelos
deben formar grietas que se abran y se cierren periódicamente (FAO, 1999).

Los suelos vérticos se desarrollan bajo determinadas condiciones ambientales, como


por ejemplo, que las precipitaciones sean suficientes para producir procesos de
alteración de los materiales, pero no lavado de bases; que se pueda producir
cristalización de los minerales de la arcilla durante los períodos secos; y que el drenaje
de los suelos se encuentre obstaculizado para frenar el lavado o pérdida de los productos
meteorizados. Con estas condiciones, las arcillas de esmectita se pueden formar en
presencia de silicatos y cationes básicos, especialmente Ca2+ y Mg2+, si el pH del suelo
está próximo a la neutralidad (FAO 2001).

La mayoría de los Vertisoles presentan una alta capacidad de intercambio catiónico


y un elevado porcentaje de saturación de bases. Los valores de pH se encuentran en un
rango de 6.0 a 8.0. La CEC del material del suelo (en 1M NH4OAc a pH 7.0) se
encuentra normalmente entre 30 y 80 cmol(+) kg-1 de suelo seco, y la CEC de la arcillas
es del orden de 50 a 100 cmol(+) kg-1 de arcilla. El porcentaje de saturación de bases es
mayor del 50%, y a menudo se encuentra en torno al 100%, con una saturación de iones
Ca2+ y Mg2+ del 90%.

Los Vertisoles cubren 335 millones de hectáreas en el Mundo. La mayoría de los


Vertisoles se desarrollan en zonas con una precipitación media anual entre 500 y 1000
mm. Las zonas más extensas con Vertisoles se encuentran en sedimentos con un alto
contenido de arcillas de esmectitas. Los Vertisoles se encuentran principalmente en las
posiciones más bajas del paisaje, tales como el fondo de los lagos secos, cuencas de
ríos, terrazas inferiores de los ríos, y otras tierras bajas que periódicamente se
encuentran húmedas en su estado natural.

Existen algunos suelos que presentan muchas de las propiedades de los Vertisoles,
que normalmente se desarrollan junto con éstos. Dichos suelos pueden tener grietas que
no son lo suficientemente anchas, o superficies pulidas y acanaladas, o solamente
agregados estructurales en forma de cuña, o un horizonte vértico bajo un horizonte
superficial de textura gruesa. La mayoría de los suelos con propiedades vérticas (ej.
Luvisoles vérticos, Cambisoles vérticos, Calcisoles vérticos, etc), se desarrollan en
posiciones más altas del paisaje que los Vertisoles. En las mismas posiciones
topográficas, los Vertisoles de las zonas áridas acumulan compuestos solubles, a
consecuencia de las elevadas tasas de evaporación. En las zonas más húmedas, los
Vertisoles presentan mayor acumulación de materia orgánica, debido a la densa

270
Resultados y Discusión

cobertura vegetal. Las toposecuencias con Nitisoles y/o Luvisoles (en pendientes) y
Vertisoles/Planosols (en partes bajas de laderas) son comunes en regiones tropicales y
subtropicales con rocas básicas. Las zonas con material parental rico en sodio, pueden
desarrollar combinaciones de Vertisoles y Solonetz (FAO, 2001).

En la zona de estudio se ha muestreado un perfil perteneciente a este grupo de


suelos y que se corresponde con el número 12. Este perfil presenta una horizonación del
tipo Ap1, Ap2, AB, ACk y ACkg. Presenta un horizonte subsuperficial vértico, con un
65% de arcilla, y un espesor superior a 25 cm. También presenta un horizonte cálcico,
ya que tiene más del 15% de carbonato cálcico secundario en la fracción tierra fina (43
– 53%), y un espesor superior a los 15 cm.

Como características más destacables de este perfil podemos decir que presenta
texturas arcillosas. Los pHs están entre 8.4 y 8.6 en agua y entre 7.4 y 7.8 en KCl. La
concentración de carbono orgánico, presenta valores bajos en superficie, en torno al
0.8%, disminuyendo hasta casi la mitad en los horizontes inferiores. Los horizontes se
encuentran saturados en Ca2+ y tienen una capacidad de intercambio catiónico que
oscila entre 20 y 27 cmol(+) kg-1.

IV.1.3.6. Grupo de suelo: Leptosol (del Gr. leptos, delgado)

En este grupo de referencia, que está ampliamente representado en la zona de


estudio, se incluyen los suelos débilmente desarrollados y poco profundos (< 25 cm)
sobre rocas duras continuas; o que suprayacen a un material con más del 40% de
carbonato cálcico equivalente dentro de los 25 cm desde la superficie del suelo; o
contienen menos del 10% (en peso) de tierra fina desde la superficie del suelo hasta una
profundidad de 75 cm o más; y no tienen otros horizontes de diagnóstico que no sean un
horizonte móllico, ócrico, úmbrico, yérmico o vértico (FAO, 1999).

Los Leptosoles son suelos azonales, con un solum incompleto y/o sin rasgos
morfológicos claros. Genéticamente son suelos jóvenes, estando la formación del suelo
limitada por un horizonte A delgado sobre un horizonte B incipiente o directamente
sobre el material original no alterado. La configuración general de los Leptosoles son
del tipo A(B)R o A(B)C. Las propiedades físicas, químicas y biológicas de los
Leptosoles no calcáricos están fuertemente condicionados por las características del
material original y del clima. Los calcáreos tienen generalmente propiedades físicas y
químicas más favorables que los no calcáricos. Los Leptosoles están normalmente libres
de niveles nocivos de sales solubles, pero sin embargo, su profundidad o pedregosidad y
por lo tanto, su implícita capacidad de retención de agua baja, son serias limitaciones
para el desarrollo de vegetación. (FAO, 2001).

El grupo de suelos Leptosol es el más extendido en la Tierra, ocupando


aproximadamente 1655 millones de hectáreas. Es posible encontrarlos desde los
trópicos hasta los polos y desde el nivel del mar hasta las grandes montañas. Pero son
más frecuentes en zonas de altitudes grandes o medias con una topografía fuertemente
disectada y en áreas con una alta tasa de erosión.

Los Leptosoles se correlacionan con el grupo de los Entisoles y Litosoles de muchos


sistemas de clasificación internacionales (USDA, FAO) y con los subgrupos líticos de

271
Resultados y Discusión

otras clases de suelos. En muchos sistemas, los Leptosoles en rocas calcáreas se han
denominado Rendzinas y sobre rocas ácidas Rankers.

Dentro de los perfiles muestreados de esta tipología podemos diferenciar como


unidades de suelos: Leptosol réndzico (perfiles 2, 11, 16 y 20) y Leptosol calcárico
(perfil 18). En los perfiles de estos suelos hemos encontrado como horizontes
pedogenéticos, horizontes A, R y C, este último conteniendo más del 60% de carbonato
cálcico equivalente. En el caso de los horizontes de diagnóstico de los perfiles 2, 11, 16
y 20, encontramos un único horizonte superficial clasificado como epipedón móllico,
seguido de un contacto lítico en todos los perfiles.

La característica principal por la que hemos clasificado estos suelos como


Leptosoles es por su escaso espesor (< 25 cm). Los perfiles 11 y 16, a pesar de que su
saturación en bases es del 100%, presentan un contenido muy bajo de CaCO3 eq (5 y
4%, respectivamente). Por el contrario, los perfiles 2, 18 y 20 presentan una elevada
concentración de CaCO3 eq (53, 70 y 38%, respectivamente), y una saturación en bases
del 100%. Debido a que los perfiles 2, 11, 16 y 20 presentan material calcárico y
saturación en bases, así como un horizonte de diagnóstico superficial móllico, que
suprayace a un material calcáreo con más de un 40% en CaCO3, se han clasificado
como Leptosol réndzico; salvo el perfil 18, que adolece de horizonte superficial móllico
y presenta un horizonte C con material calcárico.

Los suelos de este grupo en el área de estudio se ajustan bastante al concepto típico
de los Leptosoles: suelos delgados con escaso desarrollo, A-R ó A-C y, como
peculiaridad destacar que la mayoría tienen horizontes superficiales móllicos. Como
otras características destacables de estos suelos podemos indicar que presentan texturas
finas, y un alto contenido en fragmentos gruesos (60-65%), salvo el perfil 11, que tiene
un 19% de gravas. Los pHs en agua son básicos, entre 7,3 y 8,3, siendo el valor medio
de 7.9. Los valores de pH en KCl son menores, aunque siempre básicos, variando entre
7,2 y 7,4. La conductividad eléctrica medida en estos suelos no es muy elevada, entre
0,48 y 0,26 dS.m-1 (1:1), salvo en el perfil 11, que presenta una C.E. anormal a en la
zona de 17,2 dS/m. Todos los suelos de este grupo se encuentran saturados en bases,
siendo la suma de los iones Ca2+ y Mg2+ la que controla el complejo de cambio.

272
Resultados y Discusión

IV.2. CARTOGRAFÍA DE SUELOS


La representación cartográfica y agrupación de las unidades taxonómicas de los
suelos del Parque Natural de Sierra María-Los Vélez se ha resuelto con el
establecimiento de 9 unidades de suelos, atendiendo a criterios homogéneos de escala,
distribución y dominancia de las tipologías establecidas.

IV.2.1. Controles cartográficos

La delimitación de cada unidad de suelos se ha hecho en función de una


combinación particular de factores formadores. Como veremos más adelante, las
tipologías y propiedades de los suelos de cada unidad se ajustan bastante bien a este
modo de proceder cartográfico. A continuación se detallan las características de los
factores formadores empleados para la delimitación perimetral de las unidades.

IV.2.1.1. Litología o material original

La litología es sumamente variada, pero siempre a base de materiales de naturaleza


carbonatada, tales como calizas y dolomías, margas, margocalizas y depósitos
cuaternarios. El material original tiene una gran influencia en el desarrollo de los suelos
de la zona que nos ocupa. Sobre todo influye en las propiedades físico-químicas, en la
mineralogía, y en el grado de resistencia a los procesos de meteorización y erosión.

En las unidades de suelos desarrollados sobre margas, margocalizas y calizas


aparecen suelos con diferente grado de erosión. Las calizas presentan mayor resistencia
que las margas por lo que en función de la proporción de estos materiales encontramos
relieves más o menos erosionados, lo que tiene un reflejo tipológico muy claro en los
suelos. Las cumbres de las montañas están constituidas por macizos rocosos de
naturaleza caliza y dolomítica, y derrubios coluviales en las laderas. Los macizos
rocosos tienen suelos de escaso desarrollo mientras que las laderas coluviales disponen
de suelos espesos y gumíferos. Los derrubios de ladera están constituidos por cantos
brechoides poco redondeados. Las unidades sobre abanicos cuaternarios aparecen
limítrofes a arroyos y ramblas. El material está constituido por brechas y conglomerados
de cantos carbonatados más o menos cementados, y con una matriz arcillosa. En
ocasiones también aparecen extensos glacis que constituyen superficies suavemente
inclinadas formadas por materiales heterométricos, en los que se ha encajado la red
fluvial actual.

Por último, las unidades sobre materiales aluviales corresponden a aquellos suelos
desarrollados sobre materiales cuaternarios que ocupan las ramblas y los lechos de los
arroyuelos de la zona. En estas unidades encontramos importantes variaciones en las
propiedades de los suelos en función del tipo de materiales que los rodean y que son
erosionados y transportados hacia ellos.

IV.2.1.2. Relieve

Este factor, mediante las variaciones de altitud, pendiente y orientación topográfica,


controla la aparición de un gran número de unidades de suelos. El grado de erosión y de
deposición, muy controlado por el relieve, también se ha tenido en cuenta como otro
criterio a la hora de la delimitación de las unidades cartográficas.

273
Resultados y Discusión

Así, por un lado hemos distinguido unidades de suelos con escaso desarrollo y
espesor, asociados a zonas cacuminales muy inclinadas y erosionadas. En aquellas
localizaciones menos erosionadas, de laderas de cota alta, encontramos suelos bastante
esqueléticos pero relativamente espesos y ricos en materia orgánica. En las zonas más
estabilizadas y con pendiente suave, aparecen suelos con una mejor diferenciación de
horizontes. Las zonas con suelos de mayor espesor y edad aparecen en pie de montes y
glacis. Por último, en las depresiones intramontañosas se localizan suelos acumulativos
de texturas más finas.

IV.2.1.3. Vegetación natural

El tipo de vegetación: bosques autóctonos, repoblaciones forestales, matorral y


cultivos, controla también en gran medida el tipo de suelo y por tanto su distribución.

Las unidades de suelos humíferos corresponden a las formaciones más


evolucionadas de las series de vegetación, además de antiguas repoblaciones de pino.
Entre las especies arbóreas más destacadas de esta unidad se encuentran Pinus
halepenis, Pinus nigra, Quercus ilex y Juniperus phoenicia, acompañadas de un
abundante sotobosque de Quercus coccifera, Juniperus oxycedrus, Cistus laurifolius,
Rosmarinus officinalis, Erinacea Anthyllis, Festuca sp., Helianthemum sp., Vella
spinosa, Genista scorpius, Teucrium sp.

Al contrario que las zonas con bosque natural, los suelos de los pinares de
repoblaciones recientes (Pinus halepensis) y comunidades de arbustos suelen ser más
erosivos y con rasgos antrópicos, en los que el carácter edáfico más destacado no es la
acumulación de materia orgánica, sino la acumulación (antigua o reciente) de carbonato
cálcico secundario.

En las zonas representadas por tomillares y pastizales (Rosmarinus officinalis,


Genista scorpius, Artemisia sp., Stipa tenacisima, Lygeum spartum., Thymus sp.,
Lavandula latifolia, Teucrium sp., Salvia sp.) aparecen suelos erosivos y/o de poca
evolución de horizontes.

Por último, en las áreas con cultivos, principalmente de almendros y cereal, las
unidades de suelos se caracterizan por los bajos contenidos de materia orgánica.

IV.2.2. Mapa básico de suelos

El mapa de suelos obtenido se presenta a continuación de tres formas distintas. En la


figura IV.2.2.1. se muestran las unidades definidas en una vista tridimensional. En la
figura IV.2.2.2. se muestran las unidades cartográficas superpuestas a una ortofoto de la
zona de estudio. Por último, se muestra una cartografía con indicación de los suelos
principales y asociaciones de cada unidad.

274
Resultados y Discusión

8
UNIDADES

Figura IV.2.2.1. Imagen 3-D de las unidades cartográficas delimitadas.

Figura IV.2.2.2. Mapa de suelos superpuesto a la ortofoto de la zona de estudio, con indicación de
las unidades delimitadas y el tipo de uso de los suelos de cada una de ellas.

275
Resultados y Discusión

IV.2.3. Descripción de las unidades cartográficas

Con el objetivo de eliminar la reiteración en la descripción de las unidades del mapa


de suelos y con la finalidad de facilitar la búsqueda de información y su comparación
entre las distintas unidades, se ha optado por expresar los parámetros básicos de las
unidades en unas fichas – resumen.

Cada una de estas fichas corresponde a la descripción de una unidad en la que se


señalan los suelos principales que la componen y los suelos minoritarios acompañantes
más destacados, junto con un esquema de las manchas cartográficas que aparecen para
cada unidad.

La estructura de estas fichas incluye cuatro apartados: a) Extensión cartográfica y


suelos muestreados; b) Características extrínsecas de los suelos; c) Características
intrínsecas de los suelos y d) Rasgos y controles cartográficos.

El primer apartado se refiere a la extensión que ocupa cada unidad, su porcentaje


respecto al total del área y el número de manchas cartográficas que se han delimitado,
con indicación de la superficie media, máxima y mínima de las manchas. También se
indican los suelos muestreados para cada unidad.

En las características extrínsecas de los suelos se definen la fisiografía, la vegetación


o uso, los regímenes de humedad y temperatura, los márgenes y valores medios de
altitud y pendiente, la orientación media y su desviación estándar, el material original de
los suelos y por último, las clases de rocosidad, pedregosidad, erosión y drenaje según
los criterios de la guía de descripción de perfiles (FAO, 1990).

En la descripción de las características intrínsecas de los suelos se han considerado


el perfil o perfiles tipo dominantes, el espesor del solum, los horizontes de diagnóstico
que pueden definirse, los rangos de textura, pH, pF a 1500 kPa, pF a 33 kPa y carbono
orgánico en los primeros 30 cm superficiales, además de los valores medios y
desviación estándar del porcentaje en fragmentos gruesos, carbonatos, reserva de agua y
capacidad de intercambio catiónico.

En los rasgos y controles cartográficos se indican las características más destacadas


de cada unidad y los aspectos taxonómicos más relevantes.
.

276
Resultados y Discusión

UNIDAD 1

SUELOS

PRINCIPALES: Leptosoles Líticos.

MINORITARIOS: Leptosoles Réndzicos.

EXTENSIÓN CARTOGRÁFICA Y SUELOS MUESTREADOS

SUPERFICIE OCUPADA: 1156,1 has., 5,1% del total.

NÚMERO DE MANCHAS CARTOGRÁFICAS: 4 (2,63%).

EXTENSIÓN MANCHAS CARTOGRÁFICAS: Mayor: 673,7 has. Menor: 122,6


has. Media: 289,0 has.

SUELOS MUESTREADOS: Capa arable nº 26.

CARACTERÍSTICAS EXTRÍNSECAS

FISIOGRAFÍA: Laderas de afloramientos rocosos.

VEGETACIÓN/USO: Predomina la encina (Quercus ilex) y matorral de alta montaña


(Thymus sp., Salvia sp., Erinacea Anthyllis, Vella spinosa y Lygeum spartum).

RÉGIMEN DE HUMEDAD: Xérico.

RÉGIMEN DE TEMPERATURA: Mésico.

ALTITUD (m.): 1111 - 2040. Media: 1599,5.

PENDIENTE (%): 0 - 62,9. Media: 24,7.

ORIENTACIÓN (º): Media: 213,3. Desv. est: 133,9.

277
Resultados y Discusión

MATERIAL ORIGINAL: Calizas.

ROCOSIDAD: Rocoso.

PEDREGOSIDAD: Excesivamente pedregoso.

EROSIÓN: Erosión hídrica severa.

DRENAJE: Escasamente drenado.

CARACTERÍSTICAS INTRÍNSECAS

PERFIL: A, R.

ESPESOR SOLUM (cm.): 15-25.

HORIZONTES DIAGNÓSTICOS: Ócrico.

TEXTURA: Franco arenosa.

FRAGMENTOS GRUESOS (% peso): 44,4.

RESERVA DE AGUA (mm/cm): 44,5

pF 33 kPa (%): 32,9; pF 1500 kPa (%): 9,2

CARBONATOS (%): 80,9.

pH: 8,5.

C.E.C. (cmol+kg-1): 16,3

CARBONO (g.kg-1): 19,1.

RASGOS Y CONTROLES CARTOGRÁFICOS

Esta unidad comprende los suelos de máxima pendiente de las laderas Norte de
Sierra María y Maimón. La unidad se identifica con una importante masa de
afloramientos de roca caliza, con suelos muy delgados entre las fisuras de la superficie
rocosa. Apenas presentan vegetación arbórea, tan sólo algunos pies de encina (Quercus
ilex) muy dispersos y matorral de alta montaña.

Los Leptosoles Líticos aparecen donde la roca dura se encuentra a menos de 10 cm


desde la superficie del suelo, y los Réndzicos donde se cumplen los requisitos del
horizonte superficial móllico, y éste suprayace a material con más del 40% de carbonato
cálcico.

278
Resultados y Discusión

UNIDAD 2

SUELOS

PRINCIPALES: Leptosoles Réndzicos.

MINORITARIOS: Leptosoles Líticos y Leptosoles Calcáricos.

EXTENSIÓN CARTOGRÁFICA Y SUELOS MUESTREADOS

SUPERFICIE OCUPADA: 2,2 has., 0,01% del total.

NÚMERO DE MANCHAS CARTOGRÁFICAS: 9 (5,9%).

EXTENSIÓN MANCHAS CARTOGRÁFICAS: Mayor: 459,5 has. Menor: 0,3 has.


Media: 24,9 has.

SUELOS MUESTREADOS: Perfiles nº 11, 16, 20 y capas arables nº 18, 44, 45.

CARACTERÍSTICAS EXTRÍNSECAS

FISIOGRAFÍA: Cumbres de afloramientos rocosos.

VEGETACIÓN/USO: Caméfitos pulvinulares que surgen entre los intersticios de la


roca (Erinacea anthyllis, Vella spinosa, Lygeum spartum). De forma muy dispersa
aparecen algunos pies de encina (Quercus ilex) y sabina (Juniperus phoenicia).

RÉGIMEN DE HUMEDAD: Xérico.

RÉGIMEN DE TEMPERATURA: Mésico.

ALTITUD (m): 903 - 2038. Media: 1697,1.

PENDIENTE (%): 0 - 61,4. Media: 20,1.

279
Resultados y Discusión

ORIENTACIÓN (º): Media: 186,6. Desv. est: 58,7.

MATERIAL ORIGINAL: Calizas y/o dolomías.

ROCOSIDAD: Entre extremadamente rocoso y afloramiento rocoso.

PEDREGOSIDAD: Entre excesivamente pedregoso y terreno ripioso.

EROSIÓN: No se aprecia debido al enlosamiento superficial de rocas.

DRENAJE: Entre imperfectamente drenado y moderadamente bien drenado.

CARACTERÍSTICAS INTRÍNSECAS

PERFIL: A, R.

ESPESOR SOLUM (cm.): 13 – 27.

HORIZONTES DIAGNÓSTICOS: Móllico.

TEXTURA: Arcillosa.

FRAGMENTOS GRUESOS (% peso): Media: 55,1. Desv est: 21,6.

RESERVA DE AGUA (mm/cm): Media: 14,7. Desv est: 21,2.

pF 33 kPa (%): 9,9 – 48,9; pF 1500 kPa (%): 20,9 – 41,2.

CARBONATOS (%): Media: 19,6. Desv est: 20,5.

pH: 7,5 – 8,1.

C.E.C. (cmol+kg-1): Media: 49,6. Desv. Est: 29,5.

CARBONO (g.kg-1): 18,0 – 167,7.

RASGOS Y CONTROLES CARTOGRÁFICOS

En esta unidad se incluyen suelos de cumbres de importantes sistemas montañosos:


Sierra de María, Cresta del Gabar y Las Muelas. También se localiza en cumbres de
montañas de menor altitud del Norte del Parque de Sierra María-Los Vélez. El
porcentaje de afloramientos rocosos es considerable.

Presentan una vegetación formada por matorral de porte bajo y algunos pies de
encina (Quercus ilex) y sabina (Juniperus phoenicia) dispersos. Los suelos, sobre roca
caliza y/o dolomía, tienen un espesor de 20 a 25 cm. La pendiente es plana o casi plana,
la pedregosidad superficial muy abundante y apenas existen evidencias de erosión
hídrica. Los suelos están muy pastoreados, y suelen presentar altos contenidos en
materia orgánica, elevada CEC y baja reserva de agua.

280
Resultados y Discusión

Los Leptosoles mayoritarios son los réndzicos, por la buena conservación y


acumulación del material orgánico y material residual de la disolución de calizas sobre
superficie rocosa. Cuando estos suelos adolecen de horizonte superficial móllico
aparecen las unidades calcáricas o líticas, según tengan más o menos de 10 cm de
espesor.

281
Resultados y Discusión

UNIDAD 3

SUELOS

PRINCIPALES: Leptosoles Calcáricos y Regosoles Calcáricos.

MINORITARIOS: Calcisoles Pétricos y Leptosoles Réndzicos.

EXTENSIÓN CARTOGRÁFICA Y SUELOS MUESTREADOS

SUPERFICIE OCUPADA: 2383 has., 10,5% del total.

NÚMERO DE MANCHAS CARTOGRÁFICAS: 19 (12,5%)

EXTENSIÓN MANCHAS CARTOGRÁFICAS: Mayor: 899,0 has. Menor: 0,1 has.


Media: 125,4 has.

SUELOS MUESTREADOS: Perfiles nº 1, 2, 8 y18, y capas arables nº 1 y 22.

CARACTERÍSTICAS EXTRÍNSECAS

FISIOGRAFÍA: Margas con escasa vegetación.

VEGETACIÓN/USO: Predomina una vegetación arbustiva constituida principalmente


por Rosmarinus officinalis, Genista scorpius, Artemisia sp., Stipa tenacisima, Lygeum
spartum, Lavandula latifolia, Cistus albidus, Cistus clusii, Teucrium sp., Thynus sp. De
forma muy dispersa aparecen algunos pies de Quercus ilex y Pinus halepensis. En
determinadas zonas aparecen terrazas con cultivos de almendros y cereal.

RÉGIMEN DE HUMEDAD: Xérico.

RÉGIMEN DE TEMPERATURA: Mésico.

ALTITUD (m): 709 - 1380. Media: 1014,7.

PENDIENTE (%): 0 - 48,3. Media: 10,7.

282
Resultados y Discusión

ORIENTACIÓN (º): Media: 171,6. Desv. est: 84,7.

MATERIAL ORIGINAL: Margas y margocalizas.

ROCOSIDAD: Entre ninguna o muy pocas rocas a rocoso.

PEDREGOSIDAD: De muy pedregoso a extremadamente pedregoso.

EROSIÓN: Erosión hídrica ligera a moderada.

DRENAJE: Algo excesivamente drenado.

CARACTERÍSTICAS INTRÍNSECAS

PERFIL: A, (AB), (B), C(km)/R.

ESPESOR SOLUM (cm.): 13 - 68.

HORIZONTES DIAGNÓSTICOS: Ocrico, móllico y cálcico.

TEXTURA: Franco arcillo limosa, franca y franco arenosa.

FRAGMENTOS GRUESOS (% peso): Media: 44,8. Desv. Est: 14,4.

RESERVA DE AGUA (mm/cm): Media: 26,2. Desv est: 20,1.

pF 33 kPa (%): 15,3 – 31,7; pF 1500 kPa (%): 22,9 – 7,2.

CARBONATOS (%): Media: 68,4. Desv. Est: 14,5.

pH: 8,0 – 8,6.

C.E.C. (cmol+kg-1): Media: 16,2. Desv. Est: 5,5.

CARBONO ORGÁNICO (g.kg-1): 4,7 – 19,8.

RASGOS Y CONTROLES CARTOGRÁFICOS

Esta unidad engloba sistemas montañosos del norte del Parque, de poca altitud y
naturaleza margosa y/o margocaliza. Presentan una cubierta vegetal poco densa,
constituida por Pinus halepensis, Quercus ilex y matorral degradado, muy dispersos en
las orientaciones sur de las laderas. También aparecen algunos enclaves de Pinus nigra
en zonas muy localizadas, y algunas terrazas con cultivos de almendros y cereal. Las
pendientes no son muy acusadas, incluso planas o casi planas en las partes bajas de las
laderas, pero la red de drenaje está formada por una gran multitud de cárcavas y
barrancos, que denotan la importante erosión hídrica de la zona, y que llegan a emular
en ocasiones a un paisaje de badlands.

283
Resultados y Discusión

El suelo tipo de esta unidad (Leptosol calcárico) tiene un horizonte A ócrico


superpuesto sobre el material original blando, pero con un contenido en carbonato
cálcico superior al 40%. La presencia de horizontes de transición AC es la causa más
frecuente de aparición de los Regosoles calcáricos, dado que la marga se encuentra a
más de 25 cm de profundidad. Los Regosoles tienen posiciones fisiográficas algo más
resguardadas de la erosión. Todos presentan como característica general materiales
calcáricos. En aquellas localizaciones donde se observa acumulación de carbonato
secundario, configurando un horizonte cálcico o petrocálcico dentro de los 100 primeros
cm desde la superficie, los suelos han sido clasificados como Calcisoles.

284
Resultados y Discusión

UNIDAD 4

SUELOS

PRINCIPALES: Leptosoles Calcáricos, Leptosoles Réndzicos y Leptosoles Líticos.

MINORITARIOS: Kastanozems Cálcicos y Calcisoles Lépticos.

EXTENSIÓN CARTOGRÁFICA Y SUELOS MUESTREADOS

SUPERFICIE OCUPADA: 6052,1 has, 26,8% del total.

NÚMERO DE MANCHAS CARTOGRÁFICAS: 36 (23,7%).

EXTENSIÓN MANCHAS CARTOGRÁFICAS: Mayor: 1852,7 has. Menor: 4,5 has.


Media: 168,1 has.

SUELOS MUESTREADOS: Perfil nº 15 y capas arables nº 12, 14, 15, 19, 20, 27, 46,
50, 51.

CARACTERÍSTICAS EXTRÍNSECAS

FISIOGRAFÍA: Calizas con poca vegetación.

VEGETACIÓN/USO: Matorral muy escaso formado por Rosmarinus officinalis,


Thymus sp., Genista scorpius, Juniperus oxycedrus, Stipa tenacisima, Lygeum spartum.
Aparecen algunas sabinas (Juniperus phoenicia) y encinas (Quercus ilex) distribuidas
de forma muy dispersa y con porte achaparrado, y algunos pies de Pinus halepensis. En
zonas muy localizadas, cultivos de almendros y cereal.

RÉGIMEN DE HUMEDAD: Xérico.

RÉGIMEN DE TEMPERATURA: Mésico.

285
Resultados y Discusión

ALTITUD (m): 713 - 1940. Media: 1308,2.

PENDIENTE (%): 0 – 68,0. Media: 22,0.

ORIENTACIÓN (º): Media: 171,5. Desv. est: 87,5.

MATERIAL ORIGINAL: Calizas.

ROCOSIDAD: De muy rocoso a extremadamente rocoso.

PEDREGOSIDAD: De muy pedregoso a excesivamente pedregoso.

EROSIÓN: Hídrica moderada.

DRENAJE: Bien drenado.

CARACTERÍSTICAS INTRÍNSECAS

PERFIL: A, AC, CA, Ckm.

ESPESOR SOLUM (cm.): 48.

HORIZONTES DIAGNÓSTICOS: Móllico y ócrico.

TEXTURA: Desde franco arcillosa a arcillosa.

FRAGMENTOS GRUESOS (% peso): Media: 51,2. desv. Est: 17,0.

RESERVA DE AGUA (mm/cm): Media: 35,9. Desv est: 23,8.

pF 33 kPa (%): 14,1 – 38,2; pF 1500 kPa (%): 6,4 – 27,2.

CARBONATOS (%): Media: 60,5. Desv. Est: 20,0.

pH: Media: 8,4. Desv. Est: 0,2.

C.E.C. (cmol+kg-1): Media: 24,3. Desv. Est: 8,1.

CARBONO (g.kg-1): 1,8 – 51,0.

RASGOS Y CONTROLES CARTOGRÁFICOS

Esta unidad geomorfoedáfica incluye sistemas montañosos de pequeña altitud de


roca caliza, y de forma muy localizada, al Norte del Parque, de margocalizas y dolomías
con pendientes moderadas. La mayor parte de estas laderas están orientadas al sur,
condicionando una cubierta vegetal escasa de Pinus halepensis, Quercus ilex, Juniperus
phoenicia y matorral. También aparecen suelos con cultivos de cereal y almendros en
zonas muy localizadas. Estos suelos no están muy erosionados, salvo en zonas
puntuales donde se aprecian algunas cárcavas y barrancos. El contenido en materia
orgánica suele ser bajo, con altos pH y alta reserva de agua.

286
Resultados y Discusión

A esta unidad también pertenecen laderas de gran altitud de Sierra María, Mahimón
y Las Muelas, orientadas al sur y de naturaleza caliza y/o dolomítica. El relieve es muy
abrupto y está muy erosionado, con profundas y abundantes cárcavas y barrancos que
configuran una compleja red de drenaje. Las pendientes suelen ser muy elevadas y los
suelos están prácticamente desprovistos de vegetación, debido posiblemente a las altas
tasas de insolación incidente, por lo que la concentración en materia orgánica suele ser
baja. La cubierta vegetal está formada por matorral degradado de tipo albardinal, y de
forma muy puntual, algunos pinos (Pinus halepensis) muy abiertos hacia el sureste de
Sierra María, y algunos pinos de repoblación reciente, sobre antiguos suelos cultivados,
en la base de las laderas del Maimón y Las Muelas.

Independientemente del estado erosivo de las superficies, la unidad se caracteriza


por la presencia de suelos calcáreos, delgados, con poca diferenciación de horizontes y
con escasa presencia del horizonte de diagnóstico móllico. Los suelos mayoritarios de
esta unidad corresponden a Leptosoles. En aquellos lugares que presentan un espesor
del solum mayor, aparecen Calcisoles ó Kastanozems. Los Kastanozems se desarrollan
en zonas con vegetación más espesa y coincidiendo con áreas de coluvión y posiciones
de orientación norte.

287
Resultados y Discusión

UNIDAD 5

SUELOS

PRINCIPALES: Regosoles Calcáricos y Calcisoles Hypercálcicos.

MINORITARIOS: Leptosoles Calcáricos, Kastanozems Cálcicos y Cambisoles


Calcáricos.

EXTENSIÓN CARTOGRÁFICA Y SUELOS MUESTREADOS

SUPERFICIE OCUPADA: 1906 has., 8,4% del total.

NÚMERO DE MANCHAS CARTOGRÁFICAS: 20 (13,2%).

EXTENSIÓN MANCHAS CARTOGRÁFICAS: Mayor: 433,7 has. Menor: 0,4.


Media: 95,3 has.

SUELOS MUESTREADOS: Perfil nº 13 y capas arables nº 3, 4, 11, 23 y 43.

CARACTERÍSTICAS EXTRÍNSECAS:

FISIOGRAFÍA: Margas con repoblación y zonas coluviales con antiguos cultivos.

VEGETACIÓN/USO: Repoblaciones de Pinus halepensis. El sotobosque está formado


por Juniperus oxycedrus, Thynus sp., Rosmarinus officinalis, Genista scorpius, Cistus
albidus, Cistus clusii, Helianthemum sp., Quercus coccifera, Stipa tenacisima. Terrazas
de antiguos cultivos de almendros.

RÉGIMEN DE HUMEDAD: Xérico.

RÉGIMEN DE TEMPERATURA: Mésico.

ALTITUD (m): 762 - 1879. Media: 1082,8.

PENDIENTE (%): 0 - 49. Media: 13,6.

288
Resultados y Discusión

ORIENTACIÓN (º): Media: 174,0. Desv. est: 106,1.

MATERIAL ORIGINAL: Margas y margocalizas.

ROCOSIDAD: Ninguna o muy pocas piedras.

PEDREGOSIDAD: Moderadamente pedregoso.

EROSIÓN: Hídrica severa.

DRENAJE: Bien drenado.

CARACTERÍSTICAS INTRÍNSECAS

PERFIL: A, AC, Ck.

ESPESOR SOLUM (cm.): 41.

HORIZONTES DIAGNÓSTICOS: Ócrico y móllico.

TEXTURA: Desde franca a arcillosa.

FRAGMENTOS GRUESOS (% peso): Media: 36,9. Desv. Est: 16,9.

RESERVA DE AGUA (mm/cm): Media: 32,2. Desv est: 15,4.

pF 33 kPa (%): 17,9 – 43,3; pF 1500 kPa (%): 10,7- 30,9.

CARBONATOS (%): Media: 53,7. Desv. Est: 26,2.

pH: Media: 8,3. Desv. Est: 0,2.

C.E.C. (cmol+kg-1): Media: 25,7. Desv. Est: 10,7.

CARBONO (g.kg-1): 11,3 – 60,8.

RASGOS Y CONTROLES CARTOGRÁFICOS

Esta unidad está emparentada con la unidad 3 en lo referente al material original de


margas, aunque presenta suelos más evolucionados en espesor y diferenciación de
horizontes. La unidad 5 comprende laderas orientadas al norte de sistemas montañosos
de margas y margocalizas, en su mayor parte, con moderada a elevada altitud y con
importantes procesos de erosión hídrica, evidenciados en cárcavas y barrancos.
Presentan una densa cobertura vegetal, constituida principalmente por Pinus halepensis
y Quercus ilex y abundante sotobosque, lo que permite la acumulación de la materia
orgánica. También comprende suelos de pendiente plana o casi plana, con repoblaciones
recientes de pinar o encinar dispersos, sobre antiguos suelos cultivados, y con algunas
cárcavas dispersas que aparecen de forma muy puntual.

289
Resultados y Discusión

Estos suelos, en ocasiones profundos, carecen prácticamente de gravas, son


alcalinos, con alta concentración de CaCO3, y tienen altos valores de retención de agua,
aunque al presentar la zona bajas precipitaciones, permanecen secos durante varios
meses a lo largo del año.

A diferencia de la unidad 3, en esta unidad 5, los suelos mayoritarios son más


espesos y tienen más patentes los rasgos morfológicos de movilización de CaCO3. No
obstante, a pesar de disponer de una cubierta arbórea importante, los rasgos de móllico
tanto en los suelos de la unidad 5, como en los de la unidad 3, aparecen en contadas
ocasiones.

290
Resultados y Discusión

UNIDAD 6

SUELOS

PRINCIPALES: Chernozems Cálcicos, Kastanozems Cálcicos y Leptosoles


Réndzicos.

MINORITARIOS: Luvisoles Lépticos, Calcisoles Lépticos y Cambisoles Lépticos.

EXTENSIÓN CARTOGRÁFICA Y SUELOS MUESTREADOS

SUPERFICIE OCUPADA: 5109,5 has., 22,6% del total.

NÚMERO DE MANCHAS CARTOGRÁFICAS: 19 (12,5%).

EXTENSIÓN MANCHAS CARTOGRÁFICAS: Mayor: 1781,3 has. Menor: 1,0 has.


Media: 268,9 has.

SUELOS MUESTREADOS: Perfiles nº 3, 9, 10, 14 y 19, y capas arables 5, 6, 8, 9, 10,


13, 16, 17, 24, 25, 30, 31, 32, 33 y 42.

CARACTERÍSTICAS EXTRÍNSECAS

FISIOGRAFÍA: Bosques de mayor altitud sobre roca caliza.

VEGETACIÓN/USO: Entre las especies arbóreas predomina Quercus ilex, Pinus


halepenis y Pinus nigra, en zonas de mayor altitud. El sotobosque es muy denso y está
conformado por Quercus coccifera, Cistus laurifolius, Rosmarinus officinalis, Thymus
sp., Salvia sp., Erinacea Anthyllis, Festuca sp., Helianthemum sp., Vella spinosa,
Genista scorpius, Teucrium sp., Arcthostaphilos uva-ursi, Juniperus oxycedrus, Cistus
clusii.

RÉGIMEN DE HUMEDAD: Xérico.

291
Resultados y Discusión

RÉGIMEN DE TEMPERATURA: Mésico.

ALTITUD (m): 800 - 1828. Media: 1239,5.

PENDIENTE (%): 0 – 64,8. Media: 17,8.

ORIENTACIÓN (º): Media: 200,5. Desv. est: 131,6.

MATERIAL ORIGINAL: Roca caliza.

ROCOSIDAD: De ninguna a muy pocas piedras a extremadamente rocoso en las zonas


de mayor altitud.

PEDREGOSIDAD: De pedregoso a excesivamente pedregoso.

EROSIÓN: Hídrica ligera a moderada.

DRENAJE: Entre bien drenado y excesivamente drenado.

CARACTERÍSTICAS INTRÍNSECAS

PERFIL: O, A(bk), AB(wk), (ACk), (BAk), (BC), B(bwk), Ck/R.

ESPESOR SOLUM (cm.): 42 – 85.

HORIZONTES DIAGNÓSTICOS: Móllico.

TEXTURA: De franco arcillosa a arcillosa.

FRAGMENTOS GRUESOS (% peso): Media: 48,5. Desv. est: 17,7.

RESERVA DE AGUA (mm/cm): Media: 28,1. Desv est: 15,2.

pF 33 kPa (%): 20,4 – 42,9; pF 1500 kPa (%): 8,9 – 43,7.

CARBONATOS (%): Media: 29,2. Desv. est: 28,1.

pH: 7,7 -8,7.

C.E.C. (cmol+kg-1): Media: 36,9. Desv. Est: 14,3.

CARBONO (g.kg-1): 15,8 -85,0.

RASGOS Y CONTROLES CARTOGRÁFICOS

Esta unidad engloba las laderas de orientación norte de mayor altitud de los sistemas
montañosos calizos y/o dolomíticos, con una densa cobertura vegetal de Pinus
halepensis natural o repoblaciones muy antiguas, Quercus ilex y abundante sotobosque.
En la parte más alta de la ladera de Sierra de María aparece Pinus nigra, y de forma
muy localizada al este de Sierra María y Maimón, Pinus pinaster. En las sierras de

292
Resultados y Discusión

María, Gabar, Larga, Las Muelas y Gigante, la abundante vegetación de pinar y


sotobosque sobre derrubios calizo-dolomíticos, junto con la escasa acción del hombre,
permite la acumulación de materia orgánica en superficie y de CaCO3 en profundidad
desarrollando horizontes A móllicos y horizontes AC y C cálcicos. El suelo está
protegido por la abundante pedregosidad superficial. En la parte más alta de las laderas,
próxima a la cumbre, aparecen importantes afloramientos rocosos. A pesar de que la
pendiente es elevada (30-60%), el espesor de los suelos es considerable (>85 cm) por el
carácter acumulativo de los mismos.

Los suelos de esta unidad corresponden indistintamente a Chernozems ó


Kastanozems, ambos con un horizonte superficial móllico, aunque los Kastanozem son
más delgados y tienen un color más claro y cromático en el horizonte superficial. En las
cercanías a cumbres de las montañas donde desaparece el material original de origen
coluvial, se desarrollan Leptosoles.

También se han reconocido en esta unidad Luvisoles asociados a sectores de menor


pendiente con arcilla de descalcificación, Calcisoles en zonas con escasa vegetación, y
Cambisoles cuando los rasgos de árgico o cálcico no son muy aparentes. Estos tres
tipos de suelos están limitados por roca dentro de los 100 cm superficiales.

293
Resultados y Discusión

UNIDAD 7

SUELOS

PRINCIPALES: Chernozems Cálcicos.

MINORITARIOS: Kastanozems Cálcicos, Leptosoles Réndzicos y Calcisoles


Lépticos.

EXTENSIÓN CARTOGRÁFICA Y SUELOS MUESTREADOS

SUPERFICIE OCUPADA: 2023,8 has., 9,0% del total.

NÚMERO DE MANCHAS CARTOGRÁFICAS: 15 (9,9%)

EXTENSIÓN MANCHAS CARTOGRÁFICAS: Mayor: 1184,7. Menor: 3,7 has.


Media: 134,9 has.

SUELOS MUESTREADOS: Perfiles nº 4 y 6, y capas arables nº 21, 28, 29, 34, 39,
40, 41, 47 y 49.

CARACTERÍSTICAS EXTRÍNSECAS

FISIOGRAFÍA: Bosques en áreas coluviales bajas de calizas.

VEGETACIÓN/USO: Entre las especies arbóreas impera Quercus ilex y Pinus


halepensis. Abundante matorral pluriepecífico de Quercus coccifera, Rosmarinus
officinalis, Thymus sp., Salvia sp., Genista scorpius, Cistus albidus, Juniperus
oxycedrus, Cistus clusii, Artemisia sp., Anthyllis cytisoides, Teucrium sp., Lygeum
spartum , Lavandula latifolia.

RÉGIMEN DE HUMEDAD: Xérico.

RÉGIMEN DE TEMPERATURA: Mésico.

ALTITUD (m): 918 - 1627. Media: 1172,8.

PENDIENTE (%): 0 – 53,0. Media: 9,4.

294
Resultados y Discusión

ORIENTACIÓN (º): Media: 206,4. Desv. Est: 106,8.

MATERIAL ORIGINAL: Margas, margocalizas y calizas.

ROCOSIDAD: De ninguna o muy pocas rocas a moderadamente rocoso.

PEDREGOSIDAD: Entre pedregoso y excesivamente pedregoso.

EROSIÓN: Hídrica ligera.

DRENAJE: Entre bien drenado y algo excesivamente drenado.

CARACTERÍSTICAS INTRÍNSECAS

PERFIL: (O), A(hk), (AC), Ck.

ESPESOR SOLUM (cm.): 40 -50.

HORIZONTES DIAGNÓSTICOS: Móllico.

TEXTURA: Franco arcillosa a franco arenosa.

FRAGMENTOS GRUESOS (% peso): Media: 53,9. Desv. Est: 20,6.

RESERVA DE AGUA (mm/cm): Media: 29,3. Desv est: 16,9.

pF 33 kPa (%): 22,1 – 38,2; pF 1500 kPa (%): 11,5 – 34,0.

CARBONATOS (%): Media: 43,2. Desv. Est: 25,3.

pH: 8,7 – 7,5.

C.E.C. (cmol+kg-1): Media: 28,6. Desv. Est: 13,3.

CARBONO (g.kg-1): 16,8 – 137,0.

RASGOS Y CONTROLES CARTOGRÁFICOS

Claramente emparentada con la anterior unidad, esta unidad 7 se desarrolla en la


parte baja de las laderas coluviales, en las proximidades a los glacis del Gabar y Sierra
Larga, en glacis con aterrazamientos antiguos de Las Muelas, y sobre derrubios calizos
de la parte mas baja de Sierra María y Maimón. Los suelos presentan una cubierta
vegetal muy densa de Pinus halepensis y Quercus ilex, como especies arbóreas
dominantes, y abundante matorral. En torno a la parte baja de la ladera sur de Sierra
María y en Sierra Larga, existen repoblaciones recientes de pinar, con terrazas antiguas
y próximas a cultivos. La abundante cubierta vegetal y la limitada acción antrópica, en
la mayor parte de estas zonas, permite la acumulación de materia orgánica y formación
de horizontes móllicos. La erosión es muy escasa debido a la protección que ejerce la
cubierta vegetal y a las bajas pendientes. Los suelos suelen ser muy espesos, alcalinos,
con alta concentración de CaCO3, y elevada CEC y reserva de agua.

295
Resultados y Discusión

La mayoría de los suelos muestreados en esta unidad son Chernozems cálcicos. En


menor proporción, también aparecen en esta unidad Kastanozems cálcicos, con
horizontes superficiales móllicos de menor espesor y mas claros. En las zonas menos
coluviales, donde el espesor del suelo no es suficiente, se desarrollan Leptosoles
réndzicos. Los Calcisoles lépticos se restringen a las zonas con menor densidad de
vegetación.

296
Resultados y Discusión

UNIDAD 8

SUELOS

PRINCIPALES: Calcisoles Hipercálcicos, Regosoles Calcáricos y Vertisoles Cálcicos.

EXTENSIÓN CARTOGRÁFICA Y SUELOS MUESTREADOS

SUPERFICIE OCUPADA: 2030,4 has., 9,0% del total.

NÚMERO DE MANCHAS CARTOGRÁFICAS: 24 (15,8%).

EXTENSIÓN MANCHAS CARTOGRÁFICAS: Mayor: 502,5 has. Menor: 0,1 has.


Media: 84,6 has.

SUELOS MUESTREADOS: Perfiles nº 12 y 17, y capas arables nº 1, 2, 7, 36 y 37.

CARACTERÍSTICAS EXTRÍNSECAS

FISIOGRAFÍA: Depresiones intramontañosas cultivadas.

VEGETACIÓN/USO: Cultivos de almendros y cereal.

RÉGIMEN DE HUMEDAD: Xérico.

RÉGIMEN DE TEMPERATURA: Mésico.

ALTITUD (m): 720 - 1350. Media: 1021,3.

PENDIENTE (%): 0 – 43,8. Media: 7,2.

ORIENTACIÓN (º): Media: 154,4. Desv. est: 109,7.

297
Resultados y Discusión

MATERIAL ORIGINAL: Margas, margocalizas, calizas, areniscas y materiales


aluviales.

ROCOSIDAD: Ninguna o muy pocas rocas.

PEDREGOSIDAD: Moderadamente pedregoso.

EROSIÓN: No se aprecia debido a las labores agrícolas.

DRENAJE: Entre imperfectamente drenado y moderadamente bien drenado.

CARACTERÍSTICAS INTRÍNSECAS

PERFIL: A, (AB), AC(kg), Ckm/R

ESPESOR SOLUM (cm.): 31-54.

HORIZONTES DIAGNÓSTICOS: Ócrico.

TEXTURA: Desde franco arcillosa a arcillosa.

FRAGMENTOS GRUESOS (% peso): Media: 23,7. Desv. Est: 16,3.

RESERVA DE AGUA (mm/cm): Media: 42,4. Desv est: 29,4.

pF 33 kPa (%): 23,9 – 35,8; pF 1500 kPa (%): 11,5 – 20,9.

CARBONATOS (%): Media: 63,0. Desv. Est: 10,3.

pH: 8,1-8,8.

C.E.C. (cmol+kg-1): Media: 18,7. Desv. Est: 4,3.

CARBONO (g.kg-1): 6,9 – 21,1.

RASGOS Y CONTROLES CARTOGRÁFICOS

Esta unidad se desarrolla en las depresiones intramontañosas, sobre sedimentos


superpuestos a margas, margocalizas, areniscas y calizas. Geomorfológicamente esta
unidad se distingue por presentar grandes extensiones con pendientes llanas
correspondientes a cuencas de depósito reciente, que han sido aprovechadas por el
hombre para cultivos de secano, principalmente de almendros y cereal. Los suelos son
espesos y con poca pedregosidad superficial, poco evolucionados, con muy poco
contenido en materia orgánica y pH netamente alcalino. En algunas zonas,
probablemente por efecto del regadío con aguas de mala calidad, se produce una cierta
salinización con valores de conductividad altos (11,98 ms/cm).

Todos los suelos muestran un horizonte de diagnóstico superficial ócrico. Los suelos
con vértico (Vertisoles) se localizan en los centros de las vaguadas, los Calcisoles en las
laderas suaves y, más arriba, en las divisorias de agua, se encuentran suelos sin

298
Resultados y Discusión

horizonte de diagnóstico subsuperficial (Regosoles). Común a todos los suelos, destaca


el carácter hipercálcico (>80% de CaCO3).

299
Resultados y Discusión

UNIDAD 9

SUELOS

PRINCIPALES: Calcisoles Lúvicos y Luvisoles Cálcicos.

MINORITARIOS: Calcisoles Pétricos y Cambisoles Calcáricos.

EXTENSIÓN CARTOGRÁFICA Y SUELOS MUESTREADOS

SUPERFICIE OCUPADA: 1417,2 has., 6,3% del total.

NÚMERO DE MANCHAS CARTOGRÁFICAS: 6 (3,9%).

EXTENSIÓN MANCHAS CARTOGRÁFICAS: Mayor: 841,1 has. Menor: 4,6 has.


Media: 236,2 has.

SUELOS MUESTREADOS: Perfiles nº 5 y 7, y capas arables nº 35, 38 y 48.

CARACTERÍSTICAS EXTRÍNSECAS

FISIOGRAFÍA: Glacis con cultivos.

VEGETACIÓN/USO: Terrazas con cultivos de almendros y cereal. De forma muy


localizada aparecen algunos pies de encina (Quercus ilex) y Pinus halepensis.

RÉGIMEN DE HUMEDAD: Xérico.

RÉGIMEN DE TEMPERATURA: Mésico.

ALTITUD (m): 794 - 1649. Media: 1201,3.

PENDIENTE (%): 0 – 46,7. Media: 8,9.

300
Resultados y Discusión

ORIENTACIÓN (º): Media: 171,0. Desv. est: 97,3.

MATERIAL ORIGINAL: Derrubios calizos.

ROCOSIDAD: Ninguna a muy pocas rocas.

PEDREGOSIDAD: De muy pedregoso a excesivamente pedregoso.

EROSIÓN: No se aprecia debido a las labores agrícolas.

DRENAJE: Entre moderadamente bien drenado a bien drenado.

CARACTERÍSTICAS INTRÍNSECAS

PERFIL: A, (Bt), C(km).

ESPESOR SOLUM (cm.): 26-70.

HORIZONTES DIAGNÓSTICOS: Ócrico.

TEXTURA: Desde franco arenosa a franco arcillosa.

FRAGMENTOS GRUESOS (% peso): Media: 36,7. Desv. est: 16,6.

RESERVA DE AGUA (mm/cm): Media: 30,0. Desv est: 7,0.

pF 33 kPa (%): 15,9 – 26,6; pF 1500 kPa (%): 5,6 – 17,7.

CARBONATOS (%): Media: 44,8. Desv. est: 36,4.

pH: 8,2 – 8,9.

C.E.C. (cmol+kg-1): Media: 16,6. Desv. Est: 8,5.

CARBONO (g.kg-1): 6,3 -23,1.

RASGOS Y CONTROLES CARTOGRÁFICOS

Esta unidad se localiza en relieves planos o casi planos, sobre glacis carbonatados,
prácticamente desprovistos de vegetación forestal, aparcelados con cultivos de cereal y
con algunas terrazas de almendros. Próximos a las laderas aparece vegetación natural de
matorral y algunos pies de pinos y encinas. No hay evidencias de erosión, debido a las
bajas pendientes y a las labores agrícolas. Los suelos son espesos y con escasa
pedregosidad superficial.

Los suelos de esta unidad son Calcisoles lúvicos o Luvisoles cálcicos, dependiendo
de la manifestación de los horizontes de depósito árgico y cálcico. En cualquier caso la
caracterísica más destacada de la unidad es la presencia de suelos viejos, favorecidos
por el relieve antiguo y estabilizado.

301
Resultados y Discusión

IV.3. INFLUENCIA DE LOS FACTORES FORMADORES EN LAS


PROPIEDADES FÍSICAS Y QUÍMICAS DE LOS SUELOS
La génesis del suelo resulta de una combinación específica de factores formadores,
que condiciona las propiedades físicas, químicas y biológicas del mismo. El material
original de los suelos del Parque Natural de Sierra María-Los Vélez consta en su
mayoría materiales calcáreos poco meteorizados. El relieve presenta importantes
variaciones de altitud, pendiente y orientación topográfica, aspectos que modifican el
clima y establece diferencias en las propiedades de los suelos. Asimismo, la edad de las
superficies geomorfológicas coadyuva también las diferencias en las propiedades de los
suelos. La vegetación es probablemente el factor más variable en el área de estudio. Así,
observaremos bosques de pinar autóctono, de repoblación, encinar, sabinar, matorral y
cultivos. Por último, la actividad antrópica también ha dejado su impronta en los suelos,
ocasionada por las labores agrícolas, la preparación del terreno para repoblaciones
forestales, los tratamientos selvícolas realizados en las zonas boscosas, la ganadería,
áreas urbanas e infraestructura ingenieril (pistas, desmontes, etc).

A continuación se analiza la variación de las propiedades físicas y químicas de los


perfiles de suelo y capas arables muestreadas en función de la variación de los factores
formadores de los suelos. Las figuras IV.3.1 y IV.3.2 muestra la distribución de los
diferentes perfiles y capas arables en la zona de estudio.

°
16 19
°

18
19
18
17

14 12

11
°

20 5
°

1 2 10 9
3
10
3 6
6
8 5
7

302
Resultados y Discusión

17
15 8
14 16

°
13 8
19

18 8

11 8

12
8 8 8

15 14
11
13
16
18
°

19
12 8 8

20
4 8

2 8

Figura IV.3.1. Localización de los 20 perfiles del Parque Natural de Sierra María-Los Vélez

303
Resultados y Discusión

Perfiles
Capas arables

Figura IV.3.2. Localización de perfiles y capas arables en el Parque Natural Sierra María-Los
Vélez

IV.3.1. Espesor y horizontes

El Parque Natural de Sierra María-Los Vélez, presenta, en general, suelos con


profundidades comprendidas entre 30 cm y 1 m de espesor. No obstante, en zonas
denudadas o cacuminales, con una escasa cubierta vegetal de matorral degradado de
Genista scorpius, Artemisia sp., Launaea sp., Stipa tenacisima y Lygeum spartum,
(perfil 2) ó con matorral en altura pluriespecífico y especializado de caméfitos
pulvinulares de Erinacea anthyllis, Vella spinosa, Lygeum spartum y Juniperus
oxycedrus (perfiles 11, 16 y 20), la horizonación es de tipo A, R y el espesor de solum
está entre 13 y 20 cm. Los suelos que presentan una diferenciación de un horizonte
subsuperficial del tipo AB o AC y/o Bw, conjuntamente con un mayor desarrollo del
horizonte A (perfiles 1, 3, 4, 6, 7, 8, 13 y 15), son frecuentes en zonas con erosión
moderada o fuerte y con vegetación de pinar (Pinus halepensis), encinar (Quercus ilex)
y/o matorral arbustivo (Quercus coccifera, Juniperus phoenicia). Finalmente,
encontramos suelos antiguos y bien conservados (perfiles 9, 10, 14 y 19) con horizontes
A, Bt, AB o AC o BC y C, en posiciones de paisaje ligeramente inclinadas, con una
densa cubierta vegetal de Pinus halepensis, Pinus nigra y Quercus ilex y poco
antropizadas. El solum supera los 50 cm en todos los casos. Los perfiles 5, 12, 17 y 18,
en áreas de cultivo presentan los mayores espesores (>70 cm, 54 cm, 31 cm y 20 cm
respectivamente) y horizontes Ap.

Entre los horizontes de diagnóstico subsuperficiales predominantes imperan


aquellos con acumulación secundaria de CaCO3 cementado o no. En condiciones
naturales, el epipedón dominante es móllico debido a la abundante vegetación y a los
procesos climácicos de humificación y melanización (Sánchez, 1992). Las áreas

304
Resultados y Discusión

fuertemente erosivas ó antropizadas propician la presencia de horizontes ócricos


(perfiles 7 y 5).

IV.3.2. Textura

La textura de los suelos puede definirse con el calificativo de endoesquelética, sobre


todo en lo que respecta al contenido en peso de fragmentos tamaño grava (2 - 7.5 cm) y
piedra (7.5 - 25 cm). Las capas arables y perfiles muestreados sobre litologías calizas o
dolomíticas presentan un contenido de fragmentos gruesos que oscila entre 40% y 90%.
En los suelos sobre materiales margocalizos o margosos, el contenido en fragmentos
gruesos es sensiblemente menor (<25%). En la mayoría de los suelos muestreados los
fragmentos están meteorizados, con huellas de disolución y enrojecimiento de su
superficie debido a la acumulación de óxidos de hierro.

La fracción granulométrica mayoritaria es la arcilla, que oscila aproximadamente


entre un 35% y 70%. Los porcentajes de arena más elevados los encontramos en
aquellas zonas más degradadas y erosionadas, expuestas a los mayores valores de
radiación global incidente, y en cuya cubierta vegetal imperan, fundamentalmente, los
cultivos de almendros y cereal, así como pinar abierto y matorral degradado, como son
los perfiles 1, 2, 4, 6, 7, 8 y 13, tomados en la Solana del Mahimón, Cortijo del Puerto
del Peral, Loma de Casa Blanca y Almohallas, además de las capas arables recogidas en
torno a Las Almohallas (2, 3, 4) y en las solanas de las Sierras de María y Las Muelas
(20, 21, 28, 35, 36, 46, 47, 49). Se observa también un patrón de distribución espacial
en lo que respecta al contenido de limos y arcillas. Los suelos más arcillosos los
encontramos en torno a la Sierra Larga, Los Enebrales, Morra Grande y Morra de la
Zarza, y Gabar (capas arables 5, 6, 7, 13, 14, 16, y perfiles 11, 12, 14), Muela Chica
(capas arables 17 y 18, y perfiles 15 y 19), Serrata de Guadalupe (perfil 15) y algunas
zonas de Sierra de María (capas arables 32, 33 y 43, y perfiles 3 y 20), orientadas
preferentemente hacia el sur y soportando una vegetación principalmente de pinar
natural y encinar, y densos matorrales arbustivos. Los perfiles 9, 10 y 17, y las capas
arables 52, 53, 54, 55, y 56 presentan una mayor proporción de limos.

La figura IV.3.3 muestra la variación del contenido en grava, arena, limo y arcilla en
profundidad, de seis perfiles representativos de los suelos muestreados, bajo diferentes
tipos de vegetación: pinar de repoblación de menos de 60 años (perfil 1), pinar natural
(perfil 10), cultivos (perfiles 5 y 12), encinar (perfil 3) y sabinar (perfil 15). Los suelos
bajo pinar de repoblación y cultivos presentaron los mayores contenidos de arena en los
horizontes superficiales, y los suelos bajo pinar natural, encinar y sabinar, los
contenidos más elevados de arcillas, limos y gravas. El perfil 1 (a), manifiesta una clara
tendencia de disminución del porcentaje de gravas y arenas, frente al aumento de limos
y arcillas en profundidad. Por el contrario, en los perfiles 10, 3 y 15 (c, d y e), tiende a
disminuir el porcentaje en arcillas y limos, y a incrementarse el porcentaje de arenas en
los horizontes subsuperficiales. En todos ellos, también disminuye el contenido en
gravas a medida que se profundiza en el perfil, aunque se produzca algún aumento
sustancial de dicho contenido, en alguno de los horizontes subsuperficiales de los
perfiles. El perfil 5 (b), presenta un aumento brusco del porcentaje de arenas y gravas en
el horizonte Ck, frente a la disminución del contenido de arcillas y limos en dicho
horizonte, y el perfil 12 (f), mantiene una proporción prácticamente constante en el
porcentaje de arenas, arcillas y limos en todos sus horizontes, tan sólo se produce un
ligero incremento en el contenido de gravas en el horizonte A3k. Se ha estudiado

305
Resultados y Discusión

también la distribución en profundidad de los tipos de arenas en los mismos perfiles, y


no se observan diferencias importantes en dicha distribución; destacando, únicamente,
el aumento brusco en el horizonte Ck del perfil 5 (b), de las arenas muy gruesas,
gruesas, medias y muy finas, y la súbita disminución de todas las fracciones de arena en
el horizonte ABw del perfil 3 (d). También se produce un descenso en profundidad, en
el perfil 1 (a), de todas las fracciones de arena, salvo la fracción de arena muy fina que
tiende a aumentar. En el perfil 15 (e) aumentan todas las fracciones de arena, y por el
contrario, en el perfil 12 (f), tienden a disminuir con la profundidad (Figura IV.3.4).

0 20 40 60 80 0 20 40 60 80
0 0

Profundidad (cm )
Profundidad (cm)

20
20
40
40 60
% Arenas 80
60
% Arcillas % Arenas
% Limos 100
% Arcillas
80 % Limos
% Gravas
a) b) 120
% Gravas

0 20 40 60 80 0 50 100
0 0
Profundidad (cm )

Profundidad (cm)

20
10
40
20
60
30
80
% Arenas % Arenas
100 40 % Arcillas
% Arcillas
% Limos % Limos
120
c) % Gravas
d) 50 % Gravas

0 20 40 60 80 0 50 100
0 0
Profundidad (cm )
Profundidad (cm )

10 20

20 40

30 60
% Arenas % Arenas
40 80
% Arcillas % Arcillas
50 % Limos 100 % Limos
e) 60 % Gravas f) 120 % Gravas

Figura IV.3.3. Variación en profundidad de clases de tamaños de partícula en el perfil 1 (a) bajo
pinar de repoblación de menos de 60 años, perfiles 5 y 12 (b y f) en suelos cultivados, perfiles 10 y 3
(c y d) bajo pinar natural y encinar, y perfil 15 (e) bajo sabinar.

306
Resultados y Discusión

0 5 10 15 20 0 10 20 30
0 0

P rofundidad (cm )
profundidad (cm ) 20
15
40
30 60

45
80
2-1 mm
2-1 mm
1-0,5 mm 100 1-0,5 mm
60 0,5-0,25 mm 0,5-0,25 mm
0,25-0,1 mm 120
0,25-0,1 mm
a) 75 0,1-0,05 mm b) 0,1-0,05 mm

0 10 20 30 40 0 5 10 15 20
0 0
Profundidad (cm )

profundidad (cm )
20 10

40 2-1 mm 2-1 mm
1-0,5 mm 20 1-0,5 mm
60 0,5-0,25 mm 0,5-0,25 mm
0,25-0,1 mm 30 0,25-0,1 mm
80 0,1-0,05 mm
0,1-0,05 mm
100 40

c) 120 d) 50

0 2,5 5 7,5 10 0 2 4 6
0 0
P rofundidad (cm )

10 20
Profundidad (cm )

2-1 mm
20 40
1-0,5 mm
0,5-0,25 mm
30 60
0,25-0,1 mm
0,1-0,05 mm 2-1 mm
40 80
1-0,5 mm
100 0,5-0,25 mm
50 0,25-0,1 mm
f) 0,1-0,05 mm
e) 60 120

Figura IV.3.4. Variación en profundidad del contenido de las clases granulométricas arena muy
gruesa (2–1 mm), gruesa (1-0.5 mm), media (0.5-0.25 mm), fina (0.25-0.1 mm) y muy fina (0.1-0.05
mm) en el perfil 1 (a) bajo pinar de repoblación de menos de 60 años, perfiles 5 y 12 (b y f) en suelos
cultivados, perfiles 10 y 3 (c y d) bajo pinar natural y encinar, y perfil 15 (e) bajo sabinar.

La textura de la tierra fina de los suelos muestreados corresponde a los tipos francos
y arcillosas cuando el contenido en arcilla, del horizonte en concreto, era muy elevado
(50%), distinguiéndose texturas franco arcillo arenosas, franco arenosas y franco
arcillosas principalmente, y en menor proporción texturas francas y franco limosas.

IV.3.3. Estructura

La estructura del suelo está claramente controlada por el factor vegetación. Los
horizontes superficiales de los perfiles ubicados en zonas de pinar (Pinus halepensis y
Pinus nigra), encinar (Quercus ilex) muy denso, sabinar (Juniperus phoenicia) en buen

307
Resultados y Discusión

estado de conservación, o matorral de alta montaña (Erinacea anthyllis, Vella spinosa,


Lygeum spartum, ect.), la mayoría orientados hacia el norte (perfiles 1, 3, 5, 9, 10, 11,
14, 15, 19 y 20), presentan una estructura granular compuesta o en bloques finos con
gran grado de desarrollo, debido principalmente a la gran cantidad de materia orgánica
aportada por la cobertura vegetal, y en el caso de los perfiles 11 y 20, situados en zonas
cacuminales, a las bajas temperaturas y elevadas precipitaciones, que favorecen la
ralentización de la descomposición de la materia orgánica. Los agregados de estos
suelos son muy estables por la participación de cementos húmicos. Los perfiles 4 y 16,
bajo pinar de repoblación (Pinus halepensis), y bajo sabinar-encinar dispersos
(Juniperus phoenicia y Quercus ilex), ambos orientados hacia el sur, muestran una
estructura granular moderada, el primero, y granular, fina y fuerte, que rompe en
bloques angulares medianos y débiles, el segundo. Los suelos bajo matorral degradado,
cultivos de almendros y/o cereal, o pinar abierto con escasa cobertura vegetal, presentan
estructuras fragmentarias en bloques angulares y/o subangulares en el horizonte
superficial (perfiles 2, 7, 8, 12, 13, 17 y 18).

IV.3.4. Materia orgánica

Uno de los procesos edáficos con mayor grado de participación en la génesis de los
suelos del Parque Natural de Sierra María-Los Vélez es la humificación. El contenido
en materia orgánica y la naturaleza del humus varía entre límites muy amplios, ya que
dependen de las condiciones climáticas, vegetación, topografía y actividad antrópica
(Martínez, 1987). Así, los suelos de las zonas cacuminales y partes altas de las laderas
(perfiles 3, 9, 10, 11, 14 y 16), presentan los mayores contenidos de materia orgánica.
La vegetación, constituida por un pinar adulto natural de Pinus halepensis y Pinus
nigra, un encinar de Quercus ilex, y un denso matorral, así como las bajas temperaturas
y la mayor disponibilidad de agua de precipitación, facilitan la acumulación de la
materia orgánica (Smith et al. 2000). Por el contrario, los perfiles 15 y 19, a pesar de
encontrarse en zonas de baja altitud (892 y 988 m respectivamente), presentan
contenidos en materia orgánica muy elevados, debido principalmente, a la densa
cobertura vegetal de pinar y sabinar, que impera en la zona donde fueron tomados
dichos perfiles, y a que topográficamente se favorece la formación de un horizonte
superficial muy orgánico (pendientes no muy pronunciadas y cóncavas en ambas zonas
de muestreo). En todos los perfiles se observa una importante disminución del
contenido en materia orgánica desde el horizonte superficial a los horizontes
subsuperficiales. Especialmente en el perfil 19 el contenido en carbono orgánico es
228,5 g kg-1 en el horizonte superficial y 2,1 g kg-1 en el horizonte inferior. Esta
variación acusada en profundidad sugiere que el contenido en materia orgánica fresca
debe de ser elevado. Los perfiles tomados en zonas con pinares de repoblación de entre
60 y 90 años, con abundante sotobosque, ubicados aproximadamente a mitad de una
ladera (perfil 4 a 1231 m y perfil 6 a 1140 m), también presentaron valores elevados de
carbono orgánico (36,6 g kg-1 y 37,7 g kg-1), pero mas bajos que en los suelos de pinar
natural (99,9 g kg-1 y 87,0 g kg-1, en los perfiles 9 y 10) y encinar (95,0 g kg-1 en el
perfil 3) (Figura IV.3.5). Por el contrario, los suelos muestreados en las zonas de menor
altitud, presentan un menor porcentaje en materia orgánica, debido posiblemente al
clima mas cálido y seco, que favorece la actividad biológica, y por tanto, la degradación
y descomposición de la materia orgánica, así como a una vegetación generalmente
arbustiva muy abierta, de un pinar de repoblación poco denso, o formada por matorral
degradado (perfiles 1, 2, 4, 6, 8 y 13). El contenido en materia orgánica es
particularmente bajo en los suelos de cultivo (perfiles 5, 7, 12, 17, 18 y capas arables 1,

308
Resultados y Discusión

1´, 22, 36, 37 y 48). Las labores agrícolas y la falta de abonado orgánico dificultan la
incorporación de restos vegetales al suelo y favorecen la mineralización del humus
(Smith et al. 2000).

40

35

30
Horizonte superficial
% Materia Orgánica

25 Horizonte subsuperficial

20

15

10

0
Pn E Pv Pj S M C

Figura IV.3.5. Contenido de materia orgánica (media y desviación estándar) en los horizontes
superficiales y subsuperficiales de los perfiles con pinar natural (Pn), encinar (E), pinar de
repoblación entre 60 y 90 años (Pv), pinar de repoblación de menos de 60 años (Pj), sabinar (S),
matorral (M) y cultivos (C).

El humus de los perfiles recogidos es generalmente mull y moder calizo


considerando el valor de pH entre 7.5 y 8.7, el grado de transformación de los restos
vegetales, la relación C/N, entre 6 y 40, la capacidad de intercambio catiónico, que
oscila entre 7 y 65 cmol kg-1 y la abundancia de caliza activa pulverulenta. Tan sólo los
perfiles 9, 10, 13, 18 y 19, presentan valores muy elevados de la relación C/N en sus
horizontes superficiales (entre 26 y 38), que podrían estar cercanos a mor, indicativo de
la presencia de sustancias húmicas poco evolucionadas y de un alto porcentaje de restos
vegetales frescos. No obstante, atendiendo a sus valores de pH, capacidad de
intercambio catiónico y grado de saturación, podrían estar más próximos a moder. El
grado de maduración y evolución del humus es equilibrado en los perfiles 2, 5, 7, 11,
12, 16 y 17 (C/N = 8-12). Los valores de la relación C/N sugieren que el horizonte
superficial se ve sometido a una intensa actividad microbiana, obteniendo beneficios
nutricionales para las plantas y una estructura grumosa que facilita la retención de agua
y aireación del suelo. Se observa que los suelos bajo pinar denso presentan un humus
de peor calidad (C/N = 16-38), que en suelos formados en condiciones similares pero
con cualquier otro tipo de vegetación, e incluso que en aquellos suelos donde ha tenido
lugar una repoblación de pinar reciente. Estos datos ratifican el carácter acidificante de
los restos orgánicos procedentes de pinar, también excesivamente lignificados y pobres
en nitrógeno (Doerr et al., 1998 y 2000). Destaca además, que muchos de los suelos
cultivados presentan un valor equilibrado en la razón C/N, ya que estos suelos presentan
un tipo de materia orgánica con alto grado de transformación biogeoquímica (Ver
capítulo IV.8. Estudio de la materia orgánica), muy resistente a perturbaciones

309
Resultados y Discusión

ambientales, y que junto con el aporte extra de nitrógeno a través de los fertilizantes, se
favorece la maduración y evolución de las sustancias húmicas.

IV.3.5. Color

El color de los horizontes superficiales de los suelos muestreados se diferencia


principalmente por su claridad – oscuridad (Figura IV.3.6). El parámetro Value Munsell
varía hasta 5 unidades. Los suelos que presentan un color más oscuro se encuentran en
zonas de pinar (Pinus halepensis y Pinus nigra), o encinar (Quercus ilex) muy densos y
en estado clímax, o bajo vegetación de matorral de alta montaña (Erinacea anthyllis,
Vella spinosa, Juniperus oxycedrus , Quercus coccifera, Juniperus phoenicia), y son
los correspondientes a Chernozems Cálcico (perfiles 3, 6, 9 y 10), Leptosol Réndzico
(perfiles 11 y 16), Luvisol Léptico (perfil 14) y Kastanozem Cálcico (perfil 19). Por el
contrario, los suelos que presentaron colores mas claros correspondieron a los perfiles
12, 13 y 18 (Vertisol Cálcico, Calcisol Hipercálcico y Leptosol Calcárico), bajo pinar de
repoblación muy abierto o en suelos cultivados, sobre margas y/o margocalizas. Las
muestras de suelo superficial son en general poco cromáticas (croma ≤ 3.5) con un
matiz pardo, pardo rojizo o gris pardo claro (Hue Munsell 7.5YR-2.0Y).

9 25
VALUE
8 CROMA
HUE
7 20

6
VALUE/CROMA

15
5

HUE
4
10
3

2 5
1

0 0
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21
PERFILES

Figura IV.3.6. Color de los horizontes superficiales de los perfiles de suelo.

IV.3.6. Carbonato cálcico equivalente

Es indudable la influencia del material original como fuente inicial de carbonatos,


del pH ligeramente alcalino y de la elevada cantidad de ion Ca2+ en todos los suelos
muestreados (Martínez, 1987). Estas características, unidas al clima mediterráneo con
contrastes estacionales y regímenes de humedad y temperatura del suelo xérico y
mésico, condicionan procesos de carbonatación y descarbonatación en los suelos.

Los porcentajes de CaCO3 de la mayoría de capas arables y perfiles muestreados,


ponen de manifiesto la presencia de suelos entre fuerte y extremadamente carbonatados,
con valores de carbonato cálcico equivalente que oscilan entre 30 y 90%. Esta dinámica
del carbonato cálcico, junto con el proceso de humificación descrito anteriormente, son
los procesos edáficos de mayor peso en la formación de los suelos de la zona de estudio.

310
Resultados y Discusión

El proceso de lavado de CaCO3 es especialmente notable en suelos con vegetación


natural, ubicados en cotas altas (perfiles 9 y 10), o a mitad de ladera (perfiles 6 y 15)
con elevadas precipitaciones. En torno a Sierra Larga, Muelas, Gabar y en algunas
zonas de la Umbría de Sierra María, el contenido de CaCO3 en capas arables y perfiles
de elevada altitud no supera el 7%. Los elevados contenidos de arcilla de
descalcificación (>50%) presentes en estos suelos, ratifica la inclusión del proceso de
lavado. La translocación por movimiento vertical descendente de carbonatos,
arrastrados por el agua de lavado en los horizontes intermedios y la precipitación
subsidente en horizontes inferiores es muy elevada en los perfiles 1, 3 y 5 (Figura
IV.3.7). A veces estos cambios compositivos no son tan evidentes, pero sí se aprecian
los rasgos morfológicos (nódulos CaCO3 pulverulento en la matriz de suelo y colas de
carbonato en la base inferior de los fragmentos gruesos), que indican que la
redistribución de carbonatos ha sido importante (perfiles 10, 12, 15; figura IV.3.7). Los
horizontes de diagnóstico cálcicos son más frecuentes en las áreas coluviales, de gran
pendiente, mientras que las precipitaciones aparezcan preferentemente en las zonas más
llanas

40
70

30
60
% CaCO3
% CaCO3

20
50
10

40 0
12 40 68 18 45 70 100
Profundidad (cm) Profundidad (cm)
a) b)

120 50

90 40
% C aC O3

30
% C aC O3

60
20
30
10
0 0
32 65 83 100 11 24 42

c) Profundidad (cm) d) Profundidad (cm)

80 60

60
40
% C aC O3

% C aC O3

40
20
20

0 0
20 32 48 22 35 44 54 100

e) Profundidad (cm) f) Profundidad (cm)

311
Resultados y Discusión

Figura IV.3.7. Dinámica del carbonato cálcico en el perfil 1, Calcisol Móllico-Pétrico (a), el perfil 5,
Calcisol Lúvico (b), los perfiles 10 y 3, Chernozems Cálcico (c y d), el perfil 15, Kastanozem
Cálcico (e) y el perfil 12, Vertisol Cálcico (f).

La distribución de los carbonatos a lo largo del perfil de suelo también parece


atender al tipo de cobertura vegetal (Figura IV.3.8). De esta forma, parece que la
vegetación acidificante del pino esta promoviendo la pérdida por lixiviación en los
horizontes superficiales, de una forma dependiente de la edad de maduración del
bosque. En los pinares más recientes, el mayor contenido de CaCO3 en superficie
también puede deberse a la secuestración y resiliencia que suponen las labores de
reforestación, cuyo efecto aún perdura. Por el contrario, parece ser que la vegetación
mejorante caducifolia de los bosques autóctonos y la vegetación de matorral, puede
favorecer el mantenimiento de CaCO3 en superficie (perfiles 3 y 7).

S M 18

S M 17
CULTIVOS
S M 12

SM 5

SM 20

SM 7 MATORRALES
SM 2

S M 13
PINARES
PERFILES

SM 8
JÓVENES
SM 4

SM 1

SM 6

S M 19 PINARES
S M 10
ANTIGUOS

SM 9

S M 11

S M 16 SABINARES
S M 15

S M 14

SM 3 ENCINARES

0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100

CaCO3
Horizonte Subsuperficial Horizonte Superficial

Figura IV.3.8. Contenido de CaCO3 en el horizontes superficial y subsuperficial de los perfiles


muestreados en la zona de estudio bajo diferentes cubiertas vegetales. SM=perfil (SM1=perfil 1,
SM2=perfil 2, …, SM20=perfil 20)

IV.3.7. pH y conductividad eléctrica

Como corresponde a los suelos carbonatados, los valores de pH en suspensión


acuosa son ligeramente alcalinos y bastante homogéneos, se sitúan entre 7.5 y 8.9, y
sólo un poco más elevados que los determinados en suspensión del suelo en solución 1
N de KCl (pH= 7.2 – 7.7). Es por ello que ocurre igual que con el CaCO3, los suelos de
mayor altitud (p.e. los perfiles 3, 9, 11, 14, 15, 16, 19 y 20 y las capas arables 13, 16,

312
Resultados y Discusión

18, 32, 33, 45, 52, 53, 54 y 55) y bajo un denso pinar y/o encinar climácico, o matorral
cacuminal, presentan los valores más bajos de pH, debido a su menor contenido en
CaCO3 y a la mayor proporción en materia orgánica. Estos resultados revelan la
influencia topoclimática y de la vegetación en los valores de acidez del suelo. La
conductividad del extracto de saturación, en todos los suelos, salvo en los perfiles 11 y
12, es inferior a 2 mmhos/cm, sin riesgo de salinidad. Los valores anormalmente altos
de los perfiles 11 (17.2 mmhos/cm) y 12 (11.9 mmhos/cm), pueden deberse a la
presencia de excrementos de ganado, en el caso del primero, pues se trata de un suelo
muy pastoreado, y al uso de fertilizantes en el segundo, pues se trata de un suelo de
cultivo.

IV.3.8. Parámetros del complejo de cambio

Los porcentajes de saturación en bases de los perfiles muestreados, están también


claramente influenciados por la naturaleza carbonatada del material original de los
suelos (calizas, dolomías y margocalizas). Así, el complejo de cambio de los suelos está
dominado por la suma de los iones alcalinos Ca2+ y Mg2+, mientras que, los iones Na+ y
K+ representan un porcentaje muy bajo del total de bases de cambio. Además, todos los
perfiles, salvo los horizontes A del perfil número 9, presentan un 100% de saturación en
bases. El perfil 9 (% Saturación Bases = 85%) está a 1600 m de altitud y recibe una
precipitación media anual de 483,7 mm, con un régimen de humedad del suelo xérico
que propicia una cierta desaturación.

La capacidad de intercambio catiónico es mayor en los horizontes superficiales de


los suelos de mayor altitud, con orientación norte y vegetación de bosque y matorral
espeso. La generación de arcilla y la acumulación de materia orgánica en los suelos
favorece su capacidad para el intercambio de cationes. La figura IV.3.9 muestra la
distribución de la capacidad de intercambio catiónico, iones Ca2+ y Mg2+, y
concentración en arcillas y materia orgánica, a medida que se profundiza en los perfiles.
En la mayoría de los suelos, la capacidad de intercambio disminuye con la profundidad,
paralelamente al contenido de materia orgánica y arcillas, salvo en los casos a y d,
donde los suelos son poco arcillosos, y el cambio de la CEC en profundidad viene
marcado por la cantidad de materia orgánica. A su vez, en los suelos agrícolas, donde el
porcentaje de materia orgánica es muy pequeño, la variación de la CEC depende
principalmente de la concentración de arcillas.

0 10 20 30 40 0 10 20 30 40
0 0
10
20
Profundidad (cm )
Profundidad (cm )

20
40
30
40 60
50 80
CEC
60 CEC
100 Ca++
70 Ca++ Mg++
Mg++ 120 % MO
80
a) % MO b) % Arcilla

313
Resultados y Discusión

0 20 40 60 0 20 40 60
0 0

20 20
Profundidad (cm )

Profundidad (cm )
40 40

60 60

80 CEC 80
Ca++ CEC
100 Mg++ 100
Ca++
% MO
120 Mg++
% Arcilla
c) d) 120 % MO

0 20 40 60 0 20 40 60 80
0 0

10 20
Profundidad (cm)
Profundidad (cm )

20 40

30 60

40 80
CEC CEC
50 Ca++ 100 Ca++
Mg++
Mg++
120 % MO
60 % MO
e) % Arcillla f) % Arcilla

0 20 40 60 0 10 20 30 40 50 60
10 0
5
15
Profundidad (cm )

10
Profundidad (cm )

15
20
20
25 25
30
CEC CEC
30 35
Ca++ Ca++
Mg++ 40 Mg++
35 % MO
% MO 45
g) % Arcilla h) % Arcilla

Figura IV.3.9. Distribución en profundidad de materia orgánica (MO), arcillas, ión Ca2+ y
Mg2+ y capacidad de intercambio catiónico (CEC) en el perfil 1, Calcisol Móllico-Pétrico (a),
perfiles 3 y 10, ambos Chernozems Cálcicos (b y h), perfil 5, Calcisol Lúvico (c), perfil 14,
Luvisol Léptico (d), perfil 15, Kastanozem Cálcico (e), perfil 12, Vertisol Cálcico (f) y perfil
18, Leptosol Calcárico (g).

IV.3.9. Hierro libre

El contenido de hierro libre es generalmente bajo, indicando unas condiciones de


alteración química poco intensa. El período climático de mayores temperaturas coincide
con el período de déficit de agua en los suelos, por lo que los fenómenos de hidrólisis
son poco activos. Por otro lado, las superficies donde se sitúan los suelos están en

314
Resultados y Discusión

continua renovación con los fenómenos de coluvionamiento y erosión recurrentes. El


hierro libre se presenta como un residuo de disolución de la caliza que acompañan
también a las arcillas de descalcificación.

Los mayores contenidos de hierro libre, entre 10 y 30 g kg-1, se encontraron en


suelos de zonas boscosas de pinar y/o encinar climácico, o matorral denso en buen
estado de conservación. A su vez, estos suelos presentaron valores elevados en el
contenido en arcilla, por lo que el aumento paralelo de la materia orgánica, hierro libre y
arcilla, es indicativo de alteración y de evolución de dichos suelos.

IV.3.10. Macronutrientes

En relación a los contenidos en N, P y K, difícilmente pueden darse criterios


generales y márgenes de variación uniformes, debido no sólo a la adición de
fertilizantes en determinadas áreas, en cantidades y épocas muy diferentes, sino también
a la multiplicidad de procesos de liberación a partir de las reservas y a la retención de
estos elementos por los coloides del suelo. No obstante, la distribución del fósforo, en
términos generales, es paralela al patrón que muestra el contenido de materia orgánica
de las distintas tipologías de suelos muestreados. Los porcentajes más elevados en
fósforo se encuentran en los perfiles 3, 14, 15 y 16 (300.1, 289.6, 278.4 y 294.6 mg kg-1
respectivamente), donde la materia orgánica no sólo es muy abundante, sino que
también procede de restos vegetales de bosques de encinas y sabinas, cuyos residuos
foliares contienen niveles de nitrógeno y fósforo más altos que en restos acidificantes de
pinos (Walter, 2002). De hecho, los perfiles que presentaron los niveles más bajos de
fósforo fueron aquellos recogidos sobre pinares naturales (perfil 9 = 32.41, perfil 10 =
47.92 y perfil 19 = 29.8 mg kg-1). No obstante, el perfil 5, recogido en suelos cultivados
de cereal y almendros, presentó también un contenido elevado en fósforo asimilable,
220.0 mg kg-1 en el horizonte superficial y 210.7 mg kg-1 en el subsuperficial. Es
indudable que este dato se podría explicar por un aporte de fertilización fosfatada de los
almendros. La distribución del nitrógeno en los distintos perfiles, también sigue un
patrón semejante al del fósforo y materia orgánica. Los horizontes de los suelos
cultivados son los que presentan un menor contenido en nitrógeno.

315
Resultados y Discusión

IV.5. ANÁLISIS MINERALÓGICO

El objeto del presente apartado es el estudio mineralógico de las muestras


correspondientes a los perfiles de suelo. Este estudio aportará información relevante
sobre el grado de evolución y la génesis de los suelos del Parque Natural de Sierra
María-Los Vélez, en concreto, a sobre procesos edafogenéticos y el origen de los
minerales presentes en los suelos de la zona de estudio.

Los resultados de este capitulo se exponen separadamente para las diferentes


fracciones granulométricas, arena, limo y arcilla, obtenidas mediante tamizado y
sedimentación en medio acuoso (Ver apartado III.2.4). Se ha recogido la mineralogía de
los diferentes horizontes de suelo (Tablas IV.5.1.1., IV.5.1.2., IV.5.2.1.) y a partir de
ellos, y con fines comparativos, se ha calculado una composición mineralógica media de
cada perfil, ponderada al espesor de los horizontes. Los resultados se expresan como
porcentajes relativos, en peso, de los minerales presentes en las muestras. Porcentajes
inferiores al 1%, no han sido tenidos en cuenta por encontrarse dentro del error
experimental de la técnica (Islam y Lotse, 1986; Schwaighofer y Muller, 1987; Ruiz-
Cruz, 1994). No obstante, a efectos numéricos, y para el cálculo de los valores medios y
desviaciones estándar, hemos considerado <1 % como 0,5% y trazas como 0,1% (la
composición obtenida se ajustó a 100% con valores enteros).

IV.5.1. Análisis mineralógico de las fracciones arena y limo

Las tablas IV.5.1.1 y IV.5.1.2 recogen los resultados obtenidos para las fracciones
arena y limo. Los diagramas de polvo cristalino de arena y limo revelan la presencia de
los siguientes minerales: calcita, dolomita, cuarzo, laminares (esencialmente ilita,
paragonita, esmectita y caolinita), feldespato potásico, feldespato sódico, goetita,
hematites, clorita y yeso.

La calcita es el mineral más abundante de la fracción arena (media = 60.54), aparece


en elevadas proporciones (>80%) en la mayoría de los perfiles (1, 4, 8, 12, 13, 15, 17,
18, 19 y 20), y en general aumenta con la profundidad del perfil (Tabla IV.5.1.1.). La
excepción al carácter calcítico son los perfiles localizados en el cerro Almez y en la
parte alta de Sierra María (perfiles 8, 9 y 10), donde la dolomita es dominante (en los
perfiles 9 y 10 en cantidades elevadas, >80%); tampoco la calcita es mayoritaria en los
perfiles ubicados en la parte baja de Sierra María, Sierra Larga y cima de La Muela
Chica (perfiles 5, 14 y 16 respectivamente), donde el cuarzo iguala en proporciones a la
calcita. Siguen a la calcita en abundancia, dolomita (media = 19.51), cuarzo (media =
12.89), y los minerales laminares (media = 4.44). Clorita, goetita, hematites y
feldespatos sódicos y potásicos aparecen en pequeñas proporciones y en algunos caso
no se detectan.

La fracción limo (Tabla IV.5.1.2.) presenta en general menores contenidos de


cuarzo (media = 14.45) y mayores contenidos de laminares (media = 20.22) que la
fracción arena, siendo los laminares mayoritarios en los perfiles 16 y 20. También
resulta llamativa la acumulación relativa de minerales laminares en los horizontes
superficiales de los perfiles 1, 2, 4, 6, 9, 10, 11, 15, 16, 19 y 20, disminuyendo la
proporción de este mineral en el resto de sus horizontes, se atribuye al comportamiento
normal de los suelos de escaso desarrollo, con tendencia a la concentración de las fases
singenéticas, tales como los filosilicatos en los horizontes superiores a medida que

316
Resultados y Discusión

progresa la incipiente edafogénesis. En el resto de los suelos, la secuencia de laminares


en el perfil responde a pautas más complejas, debido a los procesos edafogenéticos
sufridos y su interpretación deberá tener en cuenta dichos procesos: lavado-acumulación
de carbonatos, alteración, iluviación de arcillas, enterramientos, discontinuidades
litológicas, aportes eólicos, etc. También podría admitirse el efecto de una erosión
diferencial que moviliza los materiales más finos y también la posible existencia de
aportes superficiales procedentes de afloramientos rocosos situados en las partes altas
de las laderas. La tendencia a la acumulación en el limo respecto a la arena aparece
también claramente para la clorita, que alcanza concentraciones moderadas en los
perfiles 5 y 14. Por el contrario, el porcentaje de dolomita, se reduce claramente en la
fracción limo de los perfiles 8, 9 y 10, aunque la excepción sería el perfil 3 donde
aumenta. La calcita aparece en proporciones importantes en la mayoría de los casos
(perfiles 1, 2, 4, 6, 7, 11, 12, 13, 15, 17, 18 y 19) aunque menores que en la fracción
arena (media = 40.04). La distribución de carbonatos en la fracción limo de los
horizontes podría emplearse como indicativo de procesos de movilización (disolución-
precipitación) de estos minerales (calcita y dolomita), así los perfiles 1, 3, 4, 5, 6, 7, 9,
10, 15 y 19, presentan una clara tendencia hacia la acumulación de calcita hacia la
profundidad. La dolomita como fase primaria de la roca es más constante en sus
cantidades a lo largo del perfil. Se observa que el yeso en algunos perfiles tiende a
concentrarse en la arena (perfiles 1 y 3) mientras que en otros lo hace en el limo
(perfiles 16 y 19), aunque en ambos casos la cantidad de yeso es muy pequeña. El
feldespato sódico aparece en cantidades pequeñas tanto en el limo como en la arena,
aunque parece existir una cierta tendencia a aumentar en el limo. Asimismo, el
porcentaje de feldespato potásico aumenta considerablemente en la fracción del limo.
Los óxidos de hierro (goetita y hematites) aparecen también en pequeñas proporciones y
no en todos los suelos, presentando una clara tendencia a concentrarse en la fracción
limo (media = 2.21 y 1.60, respectivamente), en relación a la arena (media = 0.43 y
0.54, respectivamente), (Ver Tabla IV.5.1.2).

317
Resultados y Discusión

Tabla IV.5.1.1. Análisis mineralógico DRX, polvo cristalino. Fracción arena (50 µm - 2mm).
Muestra Yeso Clorita Lamin. Cuarzo Goethita FdK FdNa Calcita Dolomita Hemat.
P1/Ah - - - 3 - - - 93 4 -
P1/ABwk - - - 4 - <1 - 91 4 -
P1/Bwk 1 - 5 <1 - - - 91 2 -
P2/Ah - - - 5 2 - <1 69 22 2
P3/Ah - - - 12 - - <1 6- 28 -
P3/ABw 1 Trazas 8 15 5 <1 <1 54 17 -
P3/ACk - - - 7 2 - - 63 26 3
P4/Ah - - - 6 - - - 88 4 2
P4/Ahk - - - 3 - - - 94 3 -
P5/Ap - - 7 37 5 3 2 37 10 -
P5/Bt - - - 53 2 2 1 32 9 <1
P5/Ck - - 5 31 4 - 2 36 21 -
P5/2Ck - - 4 32 - 2 1 36 23 1
P6/Ah - <1 4 33 - 2 <1 35 24 2
P6/AC - - 4 25 - 1 <1 40 27 2
P7/A1 - - 4 12 - 1 2 58 21 2
P7/A2 - - 4 14 - <1 <1 60 22 <1
P8/A - - - <1 - - - - 97 3
P8/B - <1 - - - <1 <1 - 100 -
P9/Ah1 - - 6 4 - <1 <1 12 78 -
P9Ah2 - - 6 3 - <1 <1 23 68 -
P9/ACk - - - 1 - <1 <1 16 82 -
P10/Ah - - - 3 - <1 <1 8 90 -
P10/AB - - - 2 - <1 <1 7 91 -
P10/BC - - - - - - <1 15 85 -
P11/Ah - 3 38 6 - <1 - 53 - -
P12/Ap1 - - 11 3 - - - 83 3 -
P12/Ap2 - - - 2 - <1 <1 96 2 -
P12/AB - - - 5 - - - 93 2 -
P12/ACk - - - 3 - <1 - 89 6 3
P12/ACkg - - - 3 - <1 <1 91 6 -
P13/A - - - <1 - <1 - 97 3 -
P13/ACk - <1 - 4 - - - 96 <1 -
P13/Ck - - - 3 - - <1 93 3 2
P14/Ah - - - 82 6 4 3 2 3 -
P14/ABw - 1 - 86 1 6 2 4 <1 -
P14/Btk - <1 5 74 - 7 2 11 <1 -
P15/Ah - - - 11 - 2 <1 85 2 -
P15/ACk - - - 3 - <1 <1 89 4 3
P15/CAk - - 6 2 - <1 <1 88 4 -
P16/A - 2 14 43 - 3 <1 37 <1 -
P17/Ap - - 6 4 - - - 87 2 -
P17/ACk - - - 2 - - - 96 2 -
P18/Ap - - - <1 - - - 94 6 -
P18/C - - - 3 - <1 <1 93 3 2
P19/O2 - - 13 13 - <1 <1 72 2 -
P19/ABk - - - 6 - <1 <1 94 <1 -
P19/BAk - - - 5 - - - 94 2 -
P19/Abk - - 7 4 - - - 87 2 -
P19/Bbwk - - - 2 - - - 96 2 -
P20/Ah - - - 2 - - - 96 2 -
Lamin: laminares; FdK: feldespato potásico; FdNa: feldespato sódico; Hemat: hematites.

318
Resultados y Discusión

Tabla IV.5.1.2. Análisis mineralógico DRX, polvo cristalino. Fracción limo (50µm – 2 µm).
Muestra Yeso Clorita Lamin. Cuarzo Goethita FdK FdNa Calcita Dolomita Hemat.
P1/Ah - 1 24 14 - <1 <1 61 - -
P1/ABwk - 2 - 16 - 3 <1 80 - -
P1/Bwk - - - 5 - 3 - 93 - -
P2/Ah - <1 32 15 7 <1 - 24 19 2
P3/Ah - - 15 25 - 2 1 10 35 13
P3/ABw - 3 35 25 - - 3 11 23 -
P3/ACk - <1 29 15 3 2 - 17 27 7
P4/Ah - <1 26 11 9 - <1 54 - -
P4/Ahk - - - 11 - 1 1 87 - -
P5/Ap - 1 24 41 - 4 4 19 9 -
P5/Bt - 4 25 48 - 4 - 13 6 -
P5/Ck - 7 21 22 11 <1 - 25 13 -
P5/2Ck - 7 39 23 3 <1 - 16 9 3
P6/Ah - 3 28 13 9 2 <1 24 22 -
P6/AC - 6 12 14 - 2 - 51 15 -
P7/A1 - <1 16 13 - <1 - 45 25 -
P7/A2 - 3 8 13 - 1 - 51 24 -
P8/A - - - 3 - 1 1 - 95 -
P8/B - - 10 4 - 1 1 4 81 -
P9/Ah1 - 2 43 10 1 3 1 3 33 3
P9Ah2 - 3 24 13 1 2 - 9 40 7
P9/ACk - <1 16 6 4 - <1 12 56 6
P10/Ah - 1 50 9 3 3 <1 5 29 <1
P10/AB - - 10 5 - 1 - 5 75 5
P10/BC - - - 4 1 - 1 12 79 3
P11/Ah - 5 36 9 3 4 2 42 - -
P12/Ap1 - 1 8 9 - <1 <1 80 2 -
P12/Ap2 - - 9 19 - 2 <1 67 3 -
P12/AB - <1 10 13 3 <1 - 72 2 <1
P12/ACk - 2 29 10 - 8 <1 44 6 2
P12/ACkg - - 8 9 2 <1 <1 78 3 -
P13/A - - - 5 - <1 <1 92 3 -
P13/ACk - <1 7 3 3 <1 - 86 1 -
P13/Ck - - 6 2 - <1 <1 89 2 -
P14/Ah - 12 23 37 4 18 - 3 - 3
P14/ABw - 9 39 31 2 12 <1 4 - 3
P14/Btk - 4 20 51 4 11 3 3 <1 2
P15/Ah - 4 43 19 - 5 2 25 - 2
P15/ACk - 1 16 17 - 2 <1 61 2 1
P15/CAk - - 11 9 - <1 <1 76 4 -
P16/A 2 5 55 20 - 7 2 3 Trazas 6
P17/Ap - 2 7 12 - - <1 74 2 3
P17/ACk - - 10 11 <1 <1 1 74 3 -
P18/Ap - 1 6 4 <1 <1 - 84 5 -
P18/C <1 <1 10 3 - <1 <1 82 5 <1
P19/O2 4 2 55 15 6 4 2 12 - -
P19/ABk - 1 31 17 2 4 1 44 - -
P19/BAk - 1 12 20 3 6 2 52 1 2
P19/Abk <1 2 23 13 4 2 <1 55 - 2
P19/Bbwk - 3 13 17 - 2 <1 65 - 1
P20/Ah - 3 38 19 9 6 1 20 3 1
Lamin: laminares; FdK: feldespato potásico; FdNa: feldespato sódico; Hemat: hematites.

319
Resultados y Discusión

Se han realizado representaciones mediante diagramas triangulares de las relaciones


entre diferentes grupos minerales presentes en la fracción arena: filosilicatos (laminares
+ clorita), tectosilicatos (cuarzo + feldespatos) y óxidos de hierro (hematites + goetita),
reajustando los porcentajes a tanto por uno (los carbonatos y yeso no se han tenido en
cuenta). Se observa como la mayoría de las muestras se distribuyen a lo largo del eje
tectosilicatos-filosilicatos (Figura IV.5.1.1), desde aproximadamente 0,15 (15%) de
tectosilicatos hasta el 1 (100%). Algunas muestras también se distribuyen en el eje
tectosilicatos-óxidos de hierro, aunque los contenidos de óxidos de hierro son en general
muy pequeños (<0,30).

La figura IV.5.1.2 muestra un diagrama triangular similar al anterior, para la


fracción arena pero considerando las relaciones entre filosilicatos (laminares + clorita),
tectosilicatos (cuarzo + feldespatos), y carbonatos (calcita + dolomita), reajustadas a
tanto por uno (en este caso no se han tenido en cuenta los óxidos de hierro). Las
muestras se distribuyen en el eje carbonatos-tectosilicatos. Los contenidos de
carbonatos varían ampliamente, desde muestras con contenidos casi nulos (<0,2) hasta
muestras con porcentajes relativos del 100% (1,0), si bien la mayoría de las muestras
presentan porcentajes relativos superiores al 50%.

Las figuras IV.5.1.3 y IV.5.1.4 corresponden a las mismas relaciones recogidas en


las figuras anteriores, pero calculadas a partir de los valores medios de cada perfil de
suelo, ponderados al espesor de los horizontes. En el diagrama filosilicatos (laminares +
clorita), tectosilicatos (cuarzo + feldespatos) y óxidos de hierro (hematites + goetita)
para la fracción arena (Figura IV.5.1.3), se observa la existencia de grupos de suelos con
una composición mineralógica próxima. Por ejemplo, los perfiles 1, 9, 12, 17 y 19
aparecen agrupados en el eje de los tectosilicatos-filosilicatos, presentando unos
contenidos muy similares de tectosilicatos y filosilicatos (aprox, 50-60%), y muy
pequeños de óxidos de hierro. Por otro lado, el perfil 11 aparece en solitario, en la
esquina inferior derecha del diagrama con unos contenidos elevados de filosilicatos en
la fracción arena. El resto de los perfiles se agrupan en la porción superior del diagrama
indicando unos contenidos relativos de tectosilicatos importantes. En el diagrama
filosilicatos (laminares + clorita), tectosilicatos (cuarzo + feldespatos), y carbonatos
(calcita + dolomita), (Figura IV.5.1.4) se observa como la mayoría de los perfiles se
distribuyen en el eje carbonatos-tectosilicatos, indicando bajos contenidos de
filosilicatos, a excepción del perfil 11 y en menor medida el perfil 16 que presentan
unos contenidos importantes de filosilicatos. Además, se observa como la mayoría de
las muestras se sitúan en la esquina inferior izquierda, con unos contenidos de
carbonatos superiores al 70%. El perfil 14 es el que presenta menores contenidos de
carbonatos en la fracción arena, que estaría constituida mayoritariamente por
tectosilicatos.

320
Resultados y Discusión

0,00 1,0

0,8

TE
0,25

CT
Fe

OS
OS

IL
ID
0,6

IC
ÓX

AT
OS
0,50
0,4

0,75
0,2

1,00 0,0
0,00 0,25 0,50 0,75 1,00
FILOSILICATOS

Figura IV.5.1.1. Diagrama triangular. Filosilicatos (laminares + clorita), tectosilicatos (cuarzo +


feldespatos) y óxidos de hierro (hematites + goetita), fracción arena de los horizontes de suelo.

0,00 1,0

0,8
0,25
TE
OS

CT
AT

OS
ON

0,6
IL
RB

IC
CA

AT

0,50
OS

0,4

0,75
0,2

1,00 0,0
0,00 0,25 0,50 0,75 1,00
FILOSILICATOS

Figura IV.5.1.2 Diagrama triangular. Filosilicatos (laminares + clorita), tectosilicatos (cuarzo +


feldespatos) y carbonatos (calcita + dolomita) para la fracción arena de los horizontes de suelo.

321
Resultados y Discusión

0,00 1,0

P1 4 0
P 12
18P

4
P2 P

P5
P1 6
P
3
0,8

TE
PP13
P1 75
P
0,25

CT
Fe

OS
OS

IL
ID

IC
P1
0,6
ÓX

P8

AT
P1

OS
0,50

P1 1P29
7
P
0,4

0,75
0,2

1
P1
1,00 0,0
0,00 0,25 0,50 0,75 1,00
FILOSILICATOS

Figura IV.5.1.3. Diagrama triangular. Filosilicatos (laminares + clorita), tectosilicatos (cuarzo +


feldespatos) y óxidos de hierro (hematites + goetita) para la fracción arena de los perfiles, obtenidas a
partir de los valores de los horizontes ponderados por su espesor.

0,00 1,0

4
P1

0,8
0,25
OS

TE
CT
AT

OS
ON

IL
RB

0,6
IC
CA

AT
OS

0,50
6
P1
P5
0,4
P6

0,75
0,2
P7
P3
5 1
P1 P1
P2P1119297
1081P8034 PP1PP
1
2
1,00 PP
PP 0,0
0,00 0,25 0,50 0,75 1,00
FILOSILICATOS

Figura IV.5.1.4. Diagrama triangular. Filosilicatos (laminares + clorita), tectosilicatos (cuarzo +


feldespatos) y carbonatos (calcita + dolomita) para la fracción arena de los perfiles, obtenidas a partir de
los valores de los horizontes ponderados por su espesor.

322
Resultados y Discusión

Para la fracción limo, el diagrama filosilicatos (laminares + clorita), tectosilicatos


(cuarzo + feldespatos) y óxidos de hierro (hematites + goetita), (Figura IV.5.1.5),
muestra al igual que en la fracción arena que los perfiles se distribuyen a lo largo del eje
tectosilicatos-filosilicatos, desde aproximadamente 0,2 (20%) de tectosilicatos hasta el
0,7 (70%), y con concentraciones de filosilicatos entre 0,25 y 0,75 (contenidos
pequeños de óxidos de hierro, aunque algo mayores a los de la fracción arena).

El diagrama filosilicatos (laminares + clorita), tectosilicatos (cuarzo + feldespatos) y


carbonatos (calcita + dolomita) (Figura IV.5.1.6), para la fracción limo revela unos
contenidos elevados de carbonatos (la mayoría por encima del 45%), aunque aumenta la
concentración relativa de filosilicatos y tectosilicatos respecto a la fracción arena,
distribuyéndose las muestras en una diagonal que cruza el diagrama triangular desde el
vértice izquierdo hacia la mitad del eje tectosilicatos-filosilicatos, abriéndose en forma
de abanico hacia dicho eje.

Las relaciones anteriores de la fracción limo, calculadas para los valores medios de
cada perfil de suelo, ponderados al espesor de los horizontes, se exponen en las figuras
IV.5.1.7 y IV.5.1.8. El diagrama filosilicatos (laminares + clorita), tectosilicatos (cuarzo
+ feldespatos) y óxidos de hierro (hematites + goetita), (Figura IV.5.1.7), muestra
también la existencia de algunos grupos con una composición mineralógica similar,
como por ejemplo los perfiles 5, 7, 8, 12 y 17; 16 y 18; 3, 13 y 19, y los perfiles 2, 9, 10
y 20. En este caso, todas las muestras se agrupan en el eje de los tectosilicatos-
filosilicatos con contenidos de tectosilicatos entre 0,2 y 0,8, y entre 0,25 y 0,75 de
filosilicatos, y con un bajo contenido en óxidos de hierro (< 0,1). Por el contrario, en el
diagrama filosilicatos (laminares + clorita), tectosilicatos (cuarzo + feldespatos) y
carbonatos (calcita + dolomita) (Figura IV.5.1.8), se diferencian claramente dos grupos
en función del contenido en carbonatos: los perfiles 1, 4, 7, 8, 9, 10, 12, 13, 17 y 18, con
contenidos en carbonatos superiores al 70% y los perfiles 2, 3, 6, 9, 11, 15 y 19, con
contenidos en carbonatos entre 45% y el 60%. Los perfiles 14 y 16 presentaron
concentraciones de carbonatos inferiores al 1%.

323
Resultados y Discusión

0,00 1,0

0,8
0,25

TE
Fe

CT
OS

OS
ID

IL
0,6
ÓX

IC
AT
OS
0,50

0,4

0,75
0,2

1,00 0,0
0,00 0,25 0,50 0,75 1,00
FILOSILICATOS

Figura IV.5.1.5. Diagrama triangular con las proporciones relativas de filosilicatos (laminares +
clorita), tectosilicatos (cuarzo + feldespatos) y óxidos de hierro (hematites + goetita) para la fracción limo
de los horizontes de los perfiles.

0,00 1,0

0,8
TE
OS

0,25
CT
AT

OS
ON

IL
RB

IC

0,6
AT
CA

OS

0,50

0,4

0,75
0,2

1,00 0,0
0,00 0,25 0,50 0,75 1,00
FILOSILICATOS

Figura IV.5.1.6. Diagrama triangular que indica las proporciones relativas de filosilicatos (laminares
+ clorita), tectosilicatos (cuarzo + feldespatos) y carbonatos (calcita + dolomita) para la fracción limo de
los horizontes de los perfiles.

324
Resultados y Discusión

0,00 1,0

0,8
0,25

TE
Fe

P14

CT
P
OS

OS
4
P1
ID

IL
0,6
ÓX

IC
7
P1

AT
P1P5
P P 82

OS
P
0,50

PP3113 7
9
0,4

P0 5
P1 P2P01
PP21 6
P9 68

1
0,75

P1
0,2

1,00 0,0
0,00 0,25 0,50 0,75 1,00
FILOSILICATOS

Figura IV.5.1.7. Diagrama triangular de las proporciones relativas de filosilicatos (laminares +


clorita), tectosilicatos (cuarzo + feldespatos) y óxidos de hierro (hematites + goetita) para la fracción limo
de los perfiles, obtenidas a partir de los valores de los horizontes ponderados por su espesor.

0,00 1,0

0,8
TE
OS

0,25
CT
AT

OS
ON

IL

4
P1
RB

IC

0,6
AT
CA

OS

0,50

P5
0,4
6
0 P1
P2
0,75 P3
9
P1 15
P6
0,2
P P2 1
7 12 7 P1
PP41 P1 P P P9
0
38 8 P1
P1P P1
1,00 0,0
0,00 0,25 0,50 0,75 1,00
FILOSILICATOS

Figura IV.5.1.8. Diagrama triangular que indica las proporciones relativas de filosilicatos (laminares
+ clorita), tectosilicatos (cuarzo + feldespatos) y carbonatos (calcita + dolomita) para la fracción limo de
los perfiles, obtenidas a partir de los valores de los horizontes ponderados por su espesor.

325
Resultados y Discusión

Las tablas IV.5.1.3 y IV.5.1.4, recogen un conjunto de relaciones calculadas a partir


de la mineralogía de la fracción arena y limo que pueden ayudar a la interpretación de
los resultados. La relación cuarzo/feldespatos puede utilizarse como un índice de
alteración o como un índice litológico indicativo de variaciones en la composición del
material original, aportes exógenos, erosión, etc. Tanto en la fracción limo como en la
fracción arena, los valores son siempre mayores de uno, y en muchos casos superiores a
10, lo que indica que el cuarzo es siempre mayoritario respecto a los feldespatos. Son
frecuentes los casos de crecimiento de este índice en el horizonte superior (perfiles 3,
10, 14, 15 y 19 en la fracción arena y perfiles 1, 3, 4, 7, 17, 18 y 19 en la fracción limo),
si bien en algunos de ellos también existe aumento en los horizontes inferiores. La
erosión diferencial o la acumulación de cuarzo superficial (por ejemplo, vía alteración)
podrían justificar el comportamiento de este índice.

La relación calcita/dolomita presenta valores dispares, siendo la calcita dominante


en la mayoría de las muestras. Los carbonatos son mayoritarios frente a los óxidos de
hierro, cuarzo y filosilicatos.

En relación a los óxidos de hierro se observa un predominio de la goetita (perfiles 2,


4, 5, 6, 11, 12, 14, 19 y 20), aunque en algunos perfiles (3, 9, 10, 15, 16, 17 y 18)
predomina la hematites

En las tablas IV.5.1.5 y IV.5.1.6, se indican las relaciones comentadas


anteriormente, pero ahora calculadas a partir de la composición mineralógica media de
los perfiles. Los resultados son similares a los obtenidos para los horizontes de suelos.

326
Resultados y Discusión

Tabla IV.5.1.3. Relaciones mineralógicas para las muestras de la fracción arena de los horizontes de suelo.
Carbonatos/ Cuarzo/ Cuarzo/ Calcita/ Filosilicatos/ Goetita/
Muestra
Óxidos hierro Feldespatos Carbonatos Dolomita Carbonatos Hematites
P1/Ah * ** 0,03 21,5 **** -
P1/ABwk * 7,3 0,04 23,7 **** -
P1/Bwk * ** 0,01 62,6 0,1 -
P2/Ah 25,6 19,8 0,06 3,2 **** 1,0
P3/Ah * 77,6 0,14 2,1 **** -
P3/ABw 14,4 26,2 0,21 3,4 0,1 +
P3/ACk 18,4 ** 0,08 2,4 **** 0,5
P4/Ah 43,0 ** 0,06 22,7 **** #
P4/Ahk * ** 0,03 30,0 **** -
P5/Ap 9,2 7,8 0,80 3,8 0,2 +
P5/Bt 15,0 15,3 1,30 3,6 **** 10,5
P5/Ck 15,2 13,8 0,54 1,7 0,1 +
P5/2Ck 44,0 10,4 0,54 1,6 0,1 #
P6/Ah 28,3 14,0 0,56 1,5 0,1 #
P6/AC 35,6 14,0 0,38 1,5 0,1 #
P7/A1 47,0 3,4 0,15 2,8 0,1 #
P7/A2 90,6 11,9 0,18 3,1 0,1 #
P8/A 27,8 ** 0,01 ¥ **** #
P8/B * *** ‡ ¥ 0,0 -
P9/Ah1 * 2,5 0,03 0,2 0,1 -
P9Ah2 * 4,6 0,04 0,3 0,1 -
P9/ACk * 1,0 0,01 0,2 **** -
P10/Ah * 4,3 0,03 0,1 **** -
P10/AB * 2,1 0,02 0,1 **** -
P10/BC * *** ‡ 0,2 **** -
P11/Ah * 6,1 0,12 ۩ 0,8 -
P12/Ap1 * ** 0,04 29,6 0,1 -
P12/Ap2 * 3,1 0,02 60,6 **** -
P12/AB * ** 0,05 40,0 **** -
P12/ACk 45,6 5,9 0,03 16,1 **** #
P12/ACkg * 3,6 0,03 16,6 **** -
P13/A * 1,4 0,01 49,4 **** -
P13/ACk * ** 0,03 111,6 0,0 -
P13/Ck 63,2 8,7 0,03 32,2 **** #
P14/Ah 0,8 11,6 16,47 1,0 **** +
P14/ABw 3,0 11,2 22,38 5,0 0,3 +
P14/Btk * 8,2 7,10 11,0 0,6 -
P15/Ah * 5,9 0,13 47,7 **** -
P15/ACk 27,7 4,0 0,04 31,4 **** #
P15/CAk * 1,9 0,02 30,4 0,1 -
P16/A * 12,3 1,13 56,9 0,4 -
P17/Ap * ** 0,05 41,1 0,1 -
P17/ACk * ** 0,02 51,4 **** -
P18/Ap * ** 0,01 19,3 **** -
P18/C 62,4 4,3 0,03 37,3 **** #
P19/O2 * 21,7 0,17 52,3 0,2 -
P19/ABk * 5,8 0,05 136,7 **** -
P19/BAk * ** 0,05 56,3 **** -

327
Resultados y Discusión

P19/Abk * ** 0,04 42,0 0,08 -


P19/Bbwk * ** 0,02 44,8 **** -
P20/Ah * ** 0,02 46,4 **** -
Carbonatos: caliza + dolomita; Óxidos hierro: hematites + goetita; Feldespatos: feldespato sódico +
feldespato potásico; Filosilicatos: laminares + clorita; *: con carbonatos pero sin óxidos de hierro; **: con
cuarzo pero sin feldespatos; ***: con feldespatos pero sin cuarzo; ‡: con carbonatos pero sin cuarzo; ۩:
con calcita pero sin dolomita; ¥: con dolomita pero sin calcita; ****: con carbonatos pero sin filosilicatos;
+: con goetita pero sin hematites; #: con hematites pero sin goetita; -: sin goetita ni hematites.

Tabla IV.5.1.4. Relaciones mineralógicas para las muestras de la fracción limo de los horizontes de suelo.
Carbonatos/ Cuarzo/ Cuarzo/ Calcita/ Filosilicatos/ Goetita/
Muestra
Óxidos hierro Feldespatos Carbonatos Dolomita Carbonatos Hematites
P1/Ah * 12,0 0,2 ** 0,4 -
P1/ABwk * 4,4 0,2 ** 0,0 -
P1/Bwk * 1,7 0,1 ** *** -
P2/Ah 4,8 26,2 0,4 1,3 0,8 3,7
P3/Ah 3,5 8,4 0,6 0,3 0,3 ****
P3/ABw * 7,3 0,7 0,5 1,1 -
P3/ACk 4,2 8,0 0,4 0,6 0,7 0,5
P4/Ah 7,1 21,4 0,2 ** 0,5 ¥
P4/Ahk * 3,9 0,1 ** *** -
P5/Ap * 5,4 1,5 2,2 0,9 -
P5/Bt * 12,4 2,5 2,1 1,5 -
P5/Ck 3,5 22,3 0,6 1,9 0,8 ¥
P5/2Ck 4,2 29,8 1,0 1,8 1,9 1,1
P6/Ah 5,0 6,5 0,3 1,1 0,7 ¥
P6/AC * 7,0 0,2 3,4 0,3 -
P7/A1 * 18,9 0,2 1,8 0,2 -
P7/A2 * 11,6 0,2 2,1 0,2 -
P8/A * 1,1 0,0 ‡ *** -
P8/B * 2,2 0,1 ‡ 0,1 -
P9/Ah1 8,1 2,5 0,3 0,1 1,3 0,5
P9Ah2 5,9 5,2 0,3 0,2 0,6 0,2
P9/ACk 6,9 20,1 0,1 0,2 0,3 0,7
P10/Ah 10,2 2,6 0,3 0,2 1,5 3,8
P10/AB 16,8 3,6 0,1 0,1 0,1 ****
P10/BC 23,0 2,9 0,1 0,1 0,0 0,4
P11/Ah 16,2 1,7 0,2 ** 1,0 ¥
P12/Ap1 * 5,1 0,1 68,3 0,1 -
P12/Ap2 * 7,4 0,3 25,1 0,1 -
P12/AB 18,9 21,8 0,2 61,2 0,2 3,8
P12/ACk 31,8 1,2 0,2 9,2 0,7 ****
P12/ACkg 38,3 7,9 0,1 32,8 0,1 ¥
P13/A * 4,9 0,1 60,0 *** -
P13/ACk 31,4 8,7 0,0 178,2 0,1 ¥
P13/Ck * 1,6 0,0 86,1 0,1 -
P14/Ah 0,5 2,0 10,7 ** 9,9 1,7
P14/ABw 0,6 2,4 10,3 ** 16,3 0,9
P14/Btk 0,4 3,6 18,4 2,8 8,8 1,7
P15/Ah 15,7 2,9 0,8 ** 1,9 ****
P15/ACk 59,8 6,6 0,3 43,2 0,3 ****
P15/CAk * 12,5 0,1 25,6 0,1 -

328
Resultados y Discusión

P16/A 0,5 2,3 6,6 44,1 19,9 ****


P17/Ap 26,8 30,8 0,2 35,2 0,1 ****
P17/ACk 142,1 6,7 0,2 30,8 0,1 ¥
P18/Ap 106,8 9,7 0,1 23,1 0,1 ¥
P18/C 90,9 2,8 0,0 19,8 0,1 ****
P19/O2 1,9 2,5 1,2 ** 4,6 ¥
P19/ABk 19,0 3,3 0,4 ** 0,8 ¥
P19/BAk 10,8 2,2 0,4 37,5 0,3 1,05
P19/Abk 9,7 4,3 0,2 ** 0,5 2,7
P19/Bbwk 49,2 6,3 0,3 ** 0,2 ****
P20/Ah 2,3 2,5 0,8 7,0 1,8 6,4
Carbonatos: caliza + dolomita; Óxidos hierro: hematites + goetita; Feldespatos: feldespato sódico +
feldespato potásico; Filosilicatos: laminares + clorita; *: con carbonatos pero sin óxidos de hierro; **: con
con calcita pero sin dolomita; ‡: con dolomita pero sin calcita; ***: con carbonatos pero sin filosilicatos;
****: con hematites pero sin goetita; ¥: con goetita pero sin hematites; -: sin goetita ni hematites.

Tabla IV.5.1.5. Relaciones mineralógicas para las muestras de la fracción arena de los de los perfiles,
obtenidas a partir de los valores de los horizontes ponderados por su espesor.
Carbonatos/ Cuarzo/ Cuarzo/ Calcita/ Filosilicatos/ Goetita/
MUESTRA
Óxidos hierro Feldespatos Carbonatos Dolomita Carbonatos Hematites
P1 * 11,0 0,03 31,1 0,02 ¥
P2 25,6 19,8 0,06 3,2 - 1,0
P3 23,2 50,0 0,13 2,5 0,03 1,6
P4 246,8 ** 0,03 28,4 - ‡
P5 15,3 11,9 0,79 2,3 0,07 9,4
P6 30,2 14,0 0,51 1,5 0,08 ‡
P7 60,4 5,4 0,16 2,9 0,05 ‡
P8 56,3 0,8 0,00 *** - ‡
P9 * 2,4 0,03 0,2 0,04 ¥
P10 * 1,4 0,01 0,1 - ¥
P11 * 6,1 0,12 **** 0,78 ¥
P12 285,9 9,2 0,03 26,7 0,04 ‡
P13 326,6 11,6 0,02 61,2 - ‡
P14 5,0 9,3 9,68 5,7 0,48 ۩
P15 107,4 4,7 0,07 36,0 0,02 ‡
P16 * 12,2 1,13 56,9 0,42 ¥
P17 * ** 0,04 44,4 0,04 ¥
P18 192,8 6,3 0,01 23,0 - ‡
P19 * 19,3 0,05 55,5 0,03 ¥
P20 * ** 0,02 46,4 - ¥
Carbonatos: caliza + dolomita; Óxidos de hierro: hematites + goetita; Feldespatos: feldespato sódico y
feldespato potásico; Filosilicatos: laminares + clorita; *: con carbonatos pero sin óxidos de Fe; **: con
cuarzo pero sin feldespatos; ***: con dolomita pero sin calcita; ****: con calcita pero sin dolomita; -: con
carbonatos pero sin filosilicatos; ¥: sin goetita ni hematites; ‡: con hematites pero sin goetita; ۩: con
goetita pero sin hematites.

Tabla IV.5.1.6. Relaciones mineralógicas para las muestras de la fracción limo de los de los perfiles,
obtenidas a partir de los valores de los horizontes ponderados por su espesor.
Carbonatos/ Cuarzo/ Cuarzo/ Calcita/ Filosilicatos/ Goetita/
MUESTRA
Óxidos hierro Feldespatos Carbonatos Dolomita Carbonatos Hematites
P1 * 3,8 0,1 ** 0,1 ¥
P2 4,8 26,2 0,4 1,3 0,8 3,7
P3 5,2 7,8 0,5 0,5 0,7 0,2

329
Resultados y Discusión

P4 58,2 4,5 0,1 ** 0,1 ۩


P5 6,5 10,6 1,3 2,0 1,1 7,5
P6 7,7 6,7 0,3 1,6 0,5 ۩
P7 * 14,8 0,2 2,0 0,2 ¥
P8 * 1,6 0,1 0,0 0,1 ¥
P9 6,6 4,8 0,2 0,2 0,5 0,4
P10 19,1 3,0 0,1 0,1 0,1 0,3
P11 16,2 1,7 0,2 ** 1,0 ۩
P12 65,2 4,3 0,2 31,6 0,2 2,2
P13 61,1 4,7 0,1 100,4 0,1 ۩
P14 0,5 3,0 14,9 5,7 10,4 1,6
P15 56,4 4,2 0,3 38,1 0,5 ‡
P16 0,5 2,3 6,7 44,2 19,9 ‡
P17 37,7 13,8 0,2 33,5 0,1 0,1
P18 101,0 6,4 0,1 21,9 0,1 1,7
P19 13,6 3,5 0,3 210,3 0,5 2,2
P20 2,3 2,5 0,8 7,0 1,8 6,4
Carbonatos: caliza + dolomita; Óxidos de hierro: hematites + goetita; Feldespatos: feldespato sódico y
feldespato potásico; Filosilicatos: laminares + clorita; *: con carbonatos pero sin óxidos de Fe; **: con
calcita pero sin dolomita; ¥: sin goetita ni hematites; ‡: con hematites pero sin goetita; ۩: con goetita pero
sin hematites.

IV.5.2. Análisis mineralógico de la fracción arcilla

La fracción arcilla (Tabla IV.5.2.1) se ha estudiado mediante el método de agregado


orientado (Ver apartado III.2.4). Ello permite un análisis detallado de la composición
mineralógica de la arcilla y la identificación individualizada de los minerales
constitutivos del grupo de los filosilicatos.

El mineral más abundante es la ilita, que en algunos casos alcanza porcentajes


superiores al 70% en la arcilla; generalmente se considera un mineral heredado. La
esmectita es el segundo mineral en abundancia (media = 22.93). Todos los perfiles,
salvo el perfil 14 y 20, presentan esmectitas en su composición mineralógica, y en
algunos de ellos (perfiles 12, 13 y 18) alcanzan valores elevados, entre el 70 y 85%. La
naturaleza carbonatada del material original implica un pH alcalino y una alta actividad
de calcio en el medio, que serían responsables de la neoformación de esmectita, o de la
transformación desde la mica en el medio edáfico; incluso cabe la posibilidad de
herencia. La caolinita (mineral neoformado) se encuentra presente en todos los
horizontes de los perfiles en cantidades pequeñas o moderadas, salvo en el perfil 20
donde alcanza un valor elevado (73%). La paragonita sólo aparece en el horizonte
superficial del perfil 8. No se detectan cloritas ni vermiculitas en la fracción arcilla. Los
minerales interestratificados aparecen en cantidades importantes en todos los suelos
estudiados, salvo en el perfil 13 (media = 20.59). Esto podría interpretarse como un
signo de alteración y evolución edáfica, considerándose pues estos minerales como
fases transformadas. Parece existir una tendencia a la acumulación de los minerales
interestratificados en profundidad a lo largo del perfil.

Las relaciones entre minerales de la arcilla neoformados, transformados y heredados


se han representado mediante un diagrama triangular en la figura IV.5.2.1. Como
minerales neoformados se considera la caolinita, como transformados hemos incluido
las esmectitas y minerales interestratificados, y como heredados hemos considerado la

330
Resultados y Discusión

suma de los contenidos de ilita, paragonita y clorita. La terminología empleada presenta


sus matices ya que hemos incluido como transformados y neoformados minerales que
en algunos casos podrían tener también origen geológico, al menos parcialmente, como
es el caso de las esmectitas en los suelos sobre margas del Parque. En el caso de la
caolinita se puede diferenciar entre aquellas procedentes del material original y las
neoformadas en el suelo, basándonos en la capacidad de hinchamiento por solvatación
con DMSO. Las caolinitas de origen geológico suelen ser más ordenadas y por tanto
hinchan mejor en los test de solvatación con DMSO. Por el contrario, las caolinitas de
suelos son más desordenadas y de menor tamaño de partícula, presentando una baja
capacidad de hinchamiento en dicho test. En nuestros suelos todas las caolinitas
mostraron una pequeña o nula capacidad de hinchamiento por lo que serian
presumiblemente neoformadas.

Según la figura IV.5.2.1 se observa que, en general, dominan los minerales


heredados, aunque en muchos horizontes aparecen esmectitas en cantidades
importantes, concretamente en el caso de los suelos sobre margas y margocalizas
(perfiles 12, 13 y 18) con contenidos muy elevados de esmectitas (>70%). Como se ha
comentado anteriormente persiste la duda de hasta que punto las esmectitas son
transformadas o heredadas del material original, especialmente en estos suelos sobre
margas. Los suelos del Parque presentan bajos porcentajes de minerales neoformados,
salvo el perfil 20, con un 73% de caolinita. La figura IV.5.2.2 es equivalente a la
anterior, pero en ella se representan los valores medios para cada perfil, obtenidos a
partir de los horizontes ponderados por su espesor. Se aprecia la existencia de diferentes
grupos de suelos con una mineralogía de la arcilla similar. Así, los suelos sobre margas
(perfiles 12, 13 y 18) aparecen agrupados en la parte superior del diagrama, debido a sus
elevados contenidos de esmectitas. El perfil 20 aparece en solitario con unos elevados
contenidos de minerales neoformados (caolinita). El resto de los suelos aparecen mas o
menos próximos entre si aunque parece distinguirse dos grupos formados por los
perfiles sobre dolomías, con unos contenidos de minerales transformados algo mayores
a los suelos sobre calizas. El centroide de la nube de puntos nos daría la composición
típica o media de la arcilla de las muestras y correspondería aproximadamente a un 42%
de minerales heredados, 41% de transformados y 17% de neoformados.

331
Resultados y Discusión

Tabla IV.5.2.1. Análisis mineralógico DRX, agregado orientado. Fracción arcilla (< 2 µm)
Muestra Interest. Caolinita Clorita Ilita Paragonita Esmecitas
P1/Ah 31 17 - 33 - 19
P1/ABwk 29 22 - 36 - 13
P1/Bwk 37 19 - 39 - 5
P2/Ah 39 18 - 35 - 8
P3/Ah 12 6 - 74 - 8
P3/ABw 23 7 - 60 - 11
P3/ACk 28 8 - 51 - 13
P4/Ah 30 13 - 44 - 13
P4/Ahk 38 18 - 26 - 18
P5/Ap 14 8 - 55 - 23
P5/Bt 17 11 - 36 - 36
P5/Ck 11 9 - 69 - 10
P5/2Ck 23 6 - 38 - 33
P6/Ah 19 21 - 36 - 24
P6/AC 17 22 - 42 - 19
P7/A1 25 17 - 39 - 18
P7/A2 8 14 - 63 - 15
P8/A 23 18 - 44 4 12
P8/B 21 19 - 46 - 14
P9/Ah1 19 24 - 50 - 7
P9Ah2 35 22 - 36 - 6
P9/ACk 52 21 - 21 - 6
P10/Ah 15 19 - 60 - 6
P10/AB 18 13 - 58 - 10
P10/BC 37 11 - 34 - 18
P11/Ah 19 13 - 63 - 5
P12/Ap1 7 3 - 20 - 70
P12/Ap2 11 3 - 24 - 62
P12/AB 8 4 - 23 - 66
P12/ACk 6 3 - 23 - 67
P12/ACkg 7 4 - 14 - 75
P13/A - 2 - 23 - 75
P13/ACk - 1 - 13 - 85
P13/Ck - 2 - 16 - 83
P14/Ah 22 17 - 61 - -
P14/ABw 24 20 - 56 - -
P14/Btk 32 22 - 46 - -
P15/Ah 17 10 - 48 - 26
P15/ACk 16 8 - 34 - 42
P15/CAk 30 4 - 22 - 43
P16/A 25 21 - 50 - 4
P17/Ap 13 11 - 55 - 21
P17/ACk 14 11 - 53 - 23
P18/Ap 6 4 - 4 - 85
P18/C 4 5 - 10 - 81
P19/O2 15 23 - 55 - 6
P19/ABk 19 17 - 48 - 15
P19/BAk 15 18 - 50 - 16
P19/Abk 28 16 - 48 - 9
P19/Bbwk 19 17 - 42 - 22
P20/Ah 2 73 - 24 - -
Interest: interestratificados

332
Resultados y Discusión

0,00 1,0

0,8

TR
0,25

AN
DO

SF
DA

OR
RE

0,6

M
HE

AD
OS
0,50

0,4

0,75
0,2

1,00 0,0
0,00 0,25 0,50 0,75 1,00
NEOFORMADOS
Figura IV.5.2.1 Diagrama triangular que indica las proporciones relativas de minerales
neoformados (caolinita), transformados (interestratificados + esmectitas) y heredados (ilita +
paragonita + clorita) para las muestras de arcilla de los horizontes de los perfiles.

0,00 1,0
8
P1
3
2 P1

0,8
TR

0,25
AN
P1
S
DO

SF
DA

OR
RE

0,6
AD
HE

5
P1

OS
P4

0,50
P6P1 P2
P9
P14 P 19 0

0,4
P1
5
7 P
P1

6 8
P1 7P
P3

0,75
1
P1

0,2
0
P2

1,00 0,0
0,00 0,25 0,50 0,75 1,00
NEOFORMADOS
Figura IV.5.2.2. Diagrama triangular de las proporciones relativas de minerales neoformados
(caolinita), transformados (interestratificados + esmectitas) y heredados (ilita + paragonita + clorita)
para las muestras de arcilla de los perfiles, obtenidos a partir de sus horizontes ponderados por su

333
Resultados y Discusión

La tabla IV.5.2.2 recoge un conjunto de relaciones calculadas a partir de la


mineralogía de la fracción arcilla de los horizontes de suelo. La tabla IV.5.2.3 recoge
estas mismas relaciones que la tabla anterior, pero calculadas a partir de la composición
mineralógica media de la fracción arcilla de cada perfil, ponderada al espesor de los
horizontes. Los índices 2:1 y micas/caolinita resultan prácticamente equivalentes al ser
los minerales 2:1 esencialmente micas y los 1:1 caolinita. No obstante, en los perfiles 12
y 13 sobre margas y margocalizas dichos índices divergen por la presencia de mayores
cantidades de esmectita (fase 2:1). Sea cual sea el índice empleado, debido al
predominio de las fases 2:1 sobre las 1:1, los valores alcanzados son siempre superiores
a 3, frecuentemente mayores de 6 y en muchos casos mayores de 10. El índice
Heredados/Interestratificados es muy interesante porque describe el medio
mineralogenético en estudio, donde los procesos de herencia dominan sobre los de
transformación. Este índice representa en realidad el cociente Heredados/Transformados
ya que la esmectita no ha sido considerada al plantearse la duda de si es heredada,
neoformada o transformada.

Tabla IV.5.2.2. Relaciones entre distintas fracciones mineralógicas para las muestras de arcilla de los
horizontes de los perfiles.
Micas/ Heredados/
Muestra Min (2:1/1:1)
Caolinita Interest
P1/Ah 4,8 1,9 1,1
P1/ABwk 3,5 1,6 1,3
P1/Bwk 4,2 2,0 1,0
P2/Ah 4,6 2,0 0,9
P3/Ah 15,7 12,4 6,1
P3/ABw 14,2 9,1 2,7
P3/ACk 11,2 6,2 1,9
P4/Ah 6,8 3,4 1,4
P4/Ahk 4,5 1,4 0,7
P5/Ap 11,1 6,7 3,9
P5/Bt 8,1 3,3 2,2
P5/Ck 9,6 7,3 6,4
P5/2Ck 14,8 6,0 1,7
P6/Ah 3,8 1,7 2,0
P6/AC 3,5 1,9 2,4
P7/A1 4,7 2,3 1,6
P7/A2 6,1 4,5 7,8
P8/A 4,6 2,5 2,1
P8/B 4,4 2,5 2,2
P9/Ah1 3,1 2,1 2,7
P9Ah2 3,5 1,6 1,0
P9/ACk 3,7 1,0 0,4
P10/Ah 4,3 3,2 4,1
P10/AB 6,6 4,4 3,2
P10/BC 7,8 3,0 0,9
P11/Ah 6,7 4,9 3,3
P12/Ap1 28,5 5,9 2,8
P12/Ap2 30,3 7,6 2,2
P12/AB 27,4 6,4 2,7
P12/ACk 30,7 7,4 3,8
P12/ACkg 23,7 3,3 1,9

334
Resultados y Discusión

P13/A 45,2 10,5 *


P13/ACk 70,4 9,5 *
P13/Ck 64,4 10,3 *
P14/Ah 4,9 3,6 2,8
P14/ABw 4,0 2,8 2,4
P14/Btk 3,6 2,1 1,4
P15/Ah 9,1 4,8 2,9
P15/ACk 12,0 4,4 2,1
P15/CAk 24,5 5,7 0,7
P16/A 3,7 2,3 2,0
P17/Ap 7,8 4,8 4,3
P17/ACk 8,5 5,0 3,9
P18/Ap 22,9 1,0 0,7
P18/C 19,6 2,0 2,2
P19/O2 3,3 2,4 3,7
P19/ABk 4,7 2,8 2,5
P19/BAk 4,4 2,7 3,2
P19/Abk 5,4 3,0 1,7
P19/Bbwk 5,1 2,6 2,2
P20/Ah 0,4 0,3 9,7
Min 2:1: interestratificados + ilita + paragonita + esmectita + clorita; Min 1:1: caolinita; Micas: ilita +
paragonita; Heredados: ilita + paragonita + clorita; *: sin interestratificados.

Tabla IV.5.2.3. Relaciones entre distintas fracciones mineralógicas para las muestras de arcilla de los
perfiles, obtenidas a partir de los valores de la composición mineralógica de la arcilla de los horizontes
ponderados por su espesor.
Min Micas/ Heredados/
Muestra
(2:1/1:1) Caolinita Interest
P1 4,0 1,8 1,1
P2 4,6 2,0 0,9
P3 13,0 8,4 2,7
P4 4,8 1,7 0,8
P5 9,9 5,5 3,2
P6 3,7 1,8 2,1
P7 5,3 3,2 2,9
P8 4,5 2,5 2,2
P9 3,5 1,5 0,9
P10 6,7 3,5 1,7
P11 6,7 4,9 3,3
P12 28,1 6,0 2,6
P13 60,1 10,0 *
P14 3,9 2,5 1,8
P15 12,6 4,9 1,7
P16 3,7 2,3 2,0
P17 8,1 4,9 4,2
P18 21,7 1,4 1,1
P19 4,9 2,8 2,2
P20 0,4 0,3 9,7
Min 2:1: interestratificados + ilita + paragonita + esmectita + clorita; Min 1:1: caolinita; Micas: ilita +
paragonita; Heredados: ilita + paragonita + clorita; *: sin interestratificados.

335
Resultados y Discusión

IV.5.3. Identificación de especies minerales mediante microscopía electrónica de


barrido (SEM) y EDX.

El objetivo de este apartado es corroborar mediante las técnicas de microscopía


electrónica de barrido (SEM) y espectrometría de Rayos-X de energía dispersiva (EDX)
(Ver apartado III.2.7.1) la correcta identificación mineralógica realizada en algunos
casos por otras técnicas como la difractometría de rayos X (DRX). Se ha procedido,
como ejemplo, a la identificación de las especies minerales dominantes en la fracción
arena fina de los horizontes P3/Ah, P7/A1 y P10/Ah.

En la muestra P3/Ah hemos identificado biolitos de carbonato cálcico secundario


recubierto de sílice, tal y como indica el microanálisis (Figura IV.5.3.1 y IV.5.3.2). La
muestra estudiada presenta una gran cantidad de estas formas, con morfologías muy
heterométricas (globulares, piriformes, redondeadas, alargadas, etc.), y con diversos
tamaños. Estos biolitos de sílice podrían haber sido producidos por una planta; o pueden
ser microfósiles de foraminíferos planctónicos, aunque se encuentran en el horizonte A
de un suelo muy evolucionado, y con abundante sílice activa que se recicla a las plantas.
La sílice es captada por plantas silicícolas, desde la solución del suelo, y devuelta al
suelo en forma de biolitos. Otro indicio que corroboraría esta hipótesis es la posibilidad
de que los granos de cuarzo se encuentren con síntomas de haber recrecido. En la
muestra P3/Ah también se ha identificado una dolomita (Ca, Au, Si, Mg, C, O), cuya
morfología nos hace pensar en un origen primario con tendencia a cristal esquelético.
Constituye agregados de cristales dolomita en drusa, con formas de recrecimientos, más
que de disolución (Figura IV.5.3.3).

En la muestra P7/A1 se han identificado por un lado un grano de carbonato cálcico


(Figura IV.5.3.4), un grano de cuarzo (Figura IV.5.3.5), y un carbamato (Figura IV.5.3.6).
El grano de carbonato cálcico parece ser una concreción carbonatada procedente de otro
lugar. Este tipo de granos son comunes en todas las sierras carbonatadas, y vienen
arrastrados por el aire, de ahí la morfología que presentan de boomerang. En el
microanálisis realizado se han identificado los siguientes elementos: Ca, Al, Si, C, O, Au,
y en menor proporción Fe y Mg; al carbonato cálcico pertenecerán Ca, C y O; el resto hay
que pensar que son de otros minerales mezclados íntimamente con el carbonato o
adheridos sobre su superficie. El grano de cuarzo (Si, C, Au, O y un poco de Ca y Al),
con un campo de fisuras de disolución también eólico, posiblemente tenga una
procedencia costera, dada la morfología pulida que presenta. El carbamato es un grano
polimineralógico, ya que se han identificado en el microanálisis elementos propios de
carbonato cálcico (Ca, C y O), además de una composición micácea propia de moscovita
fengitizada (Si, Al, K, O, Fe, Mg). Presenta un origen poligénico, pues podemos distinguir
dos zonas morfológicamente diferentes en el grano: una etapa pulida y otras con
abundantes marcas mecánicas, cavidades, aristas vivas y fisuras.

En la muestra P10/Ah (Figura IV.5.3.7) hemos seleccionado para su estudio un


grano de cuarzo que presenta abundantes marcas mecánicas: fracturas concoides,
cavidades, aristas vivas, grupos de arcos, fisuras, exfoliaciones y un contorno irregular
con bordes ligeramente redondeados, lo que indica morfológicamente una cierta
alteración. No obstante, también presenta algunos rasgos de pulidez, posiblemente
debido a eolismo. El microanálisis realizado a la muestra presenta una composición
formada por Si, O, Ca, Mg, (elementos presentes en el suelo ligados al material

336
Resultados y Discusión

original) y C (elemento presente en el suelo ligado a la materia orgánica, pues se trata de


un horizonte A con una densa cobertura vegetal).

También se han identificado en la muestra P10/Ah otros minerales como un


carbonato, posiblemente ligado a algún resto orgánico como un fósil o algún
biomineral, de ahí la forma tan peculiar que tiene (Figura IV.5.3.8). El microanálisis
realizado presentó una composición elemental formada por Ca, C, O, Fe, Mg, y algo de
Si que puede proceder de los depósitos que recubren el grano. Es probable que en las
plantas existan formas biolíticas de carbonatos (espículas); aunque la muestra presenta
formas demasiado regulares, por lo que también podría tratarse de un resto de tallo
recubierto de carbonatos. Otra forma de carbonato cálcico identificado en esta muestra
se observa en la figura IV.5.3.9. Éste es un mineral primario muy bien cristalizado con
una composición elemental de Ca, C, O, Au.

Dada la naturaleza dolomítica del material original de los suelos donde fue recogida
la muestra P10/Ah, se han identificado numerosos granos de dolomita (Figuras
IV.5.3.10; IV.5.3.11; IV.5.3.13; IV.5.3.14). La figura IV.5.3.10 presenta una dolomita
(Ca, Mg, O, C) con fisuras de disolución, pues se trata de una forma primaria, y con
filamentos de carbonatos y pequeños cristales con forma prismática, algunos de ellos
curvados. Estos cristales presentan la misma composición elemental que la dolomita, y
no están orientados encima de dicho mineral, por lo que es probable que no sean
epitaxias. Otra dolomita se muestra en la figura IV.5.3.12a (Ca, Mg, O, y un poco de C).
Esta presenta caras primarias, sobre las cuales se acumulan depósitos con una
composición elemental de Ca, Mg, Si, C, O y Al, y sobre la que se desarrollan una serie
de formas de disolución, también de dolomita (Figura IV.5.3.12b). Según teoría, la
dolomita se disuelve, pero no precipita en suelos, salvo que se trate de un lugar muy
cerrado, con gran cantidad de Mg. También tiene Al porque hay Si. Otra forma de
carbonato se observa en la figura IV.5.3.11, que puede ser dolomita o calcita
magnesiana, con alguna contaminación de silicatos (Si, Mg, Ca, C, O). Parece un
mineral primario con caras poliédricas perfectas. La figura IV.5.3.13 muestra una
formación calcítica secundaria, aunque también tiene algo de silicio, aluminio y
dolomita (Ca, C, O, Mg, Al, Si). Presenta algunas formas escalonoédricas. Según la
teoría la dolomita no puede recristalizar en el suelo, salvo en el caso IV.5.3.12, que se
trata de una dolomita con recristalización de dolomia. En este caso, parece ser una
calcita concrecionada, o una especie de nódulo concrecionado.

Finalmente, en la muestra 10/Ah se ha estudiado un grano de mica (Figura


IV.5.3.14) con una morfología que nos hace pensar en un origen primario. En general
muestra una forma irregular con exfoliaciones y aristas vivas, aunque en algunas zonas
aparecen formas redondeadas debido a la alteración y escasa dureza relativa de este
mineral (H aprox. 3). En el microanálisis realizado se han identificado los siguientes
elementos: Si, Al, Ca, K, Na, O, Fe y Mg (propios de un filosilicato -moscovita
fengitizada- y una parte del Fe ligada a la alteración) y abundante C, muy probablemente
ligado a la materia orgánica, ya que este suelo presenta una densa cobertura vegetal y
abundantes rasgos de actividad biológica. También presenta un crecimiento epitáxico de
un mineral de hierro en la lámina de la izquierda.

337
Resultados y Discusión

Punto A

Figura IV.5.3.1. Grano de arena fina de la muestra P3/Ah correspondiente a un biolito. Microanálisis de los elementos mayores.

Punto A

Figura IV.5.3.2. Grano de arena fina de la muestra P3/Ah correspondiente a un biolito. Microanálisis de los elementos mayores.

338
Resultados y Discusión

B
A

Punto A
Punto B

Figura IV.5.3.3. Grano de arena fina de la muestra P3/Ah correspondiente a un cristal de dolomita en drusa. Microanálisis de los elementos mayores.

339
Resultados y Discusión

Punto A

Figura IV.5.3.4. Grano de arena fina de la muestra P7/A1 correspondiente a un grano de carbonato cálcico. Microanálisis de los elementos mayores.

Punto A

340
Resultados y Discusión
Figura IV.5.3.5. Grano de arena fina de la muestra P7/A1 correspondiente a un grano de cuarzo. Microanálisis de los elementos mayores.

Punto A

Figura IV.5.3.6. Grano de arena fina de la muestra P7/A1 correspondiente a un carbamato. Microanálisis de los elementos mayores.

Punto A

341
Resultados y Discusión
Figura IV.5.3.7. Grano de arena fina de la muestra P10/Ah correspondiente a un grano de cuarzo. Microanálisis de los elementos mayores.

Punto A

Figura IV.5.3.8. Grano de arena fina de la muestra P10/Ah correspondiente a un carbonato ligado a restos orgánicos. Microanálisis de los elementos mayores.

342
Resultados y Discusión

Punto A

Figura IV.5.3.9. Grano de arena fina de la muestra P10/Ah correspondiente a un grano de carbonato cálcico. Microanálisis de los elementos mayores.

Punto A

Figura IV.5.3.10. Grano de arena fina de la muestra P10/Ah correspondiente a un grano de dolomita. Microanálisis de los elementos mayores.
343
Resultados y Discusión

Punto A

Figura IV.5.3.11. Grano de arena fina de la muestra P10/Ah correspondiente a un grano de dolomita o calcita magnesiana. Microanálisis de los elementos
mayores.

344
Resultados y Discusión

B A

Punto A Punto B

Figura IV.5.3.12. Grano de arena fina de la muestra P10/Ah correspondiente a un grano de dolomita. Microanálisis de los elementos mayores.

345
Resultados y Discusión

Punto A

Figura IV.5.3.13. Grano de arena fina de la muestra P10/Ah correspondiente a una formación calcítica secundaria. Microanálisis de los elementos mayores.

Punto A

Figura IV.5.3.14. Grano de arena fina de la muestra P10/Ah correspondiente a un cristal de mica. Microanálisis de los elementos mayores.

346
Resultados y Discusión

IV.6. CALIDAD AMBIENTAL DE LOS SUELOS. EFECTO


DEL USO DEL SUELO

En el presente capítulo se pretende estudiar la calidad ambiental de los suelos bajo


distintos tipo de vegetación con el fin último de establecer el efecto del uso sobre la
calidad y las propiedades de los suelos estudiados. Los indicadores físicos y químicos
seleccionados han sido: carbono orgánico, nitrógeno, la relación C/N, CEC, CaCO3,
arcilla, arena, pH en agua, porosidad total, macroporosidad, densidad aparente,
erodibilidad y agua disponible. Hemos incluido como indicadores de calidad en el
presente capítulo el índice de estabilidad estructural y el porcentaje de material
agregado, pues la formación de agregados estables desempeña un papel fundamental en
la calidad del suelo, ya que protegen la materia orgánica de la descomposición
microbiana, favorecen el incremento del espacio poroso, y por tanto, el movimiento y
almacenaje de agua en el suelo, disminuyen la erosionabilidad, y favorecen el desarrollo
radicular y actividad de la comunidad microbiana (Tate, 1995). De acuerdo con esto, la
estructura del suelo está relacionada en última instancia con la mayor parte de los
indicadores de calidad descritos en la bibliografía (Larson y Pierce, 1991; Doran y
Parkin, 1994). No obstante, los resultados detallados de ambas propiedades se
expondrán de forma detallada en el capítulo IV.10 dedicado al estudio de la estructura
del suelo. Se han empleado los datos de capa arable y los perfiles ponderados a los 30
centímetros superficiales.

Los suelos se han agrupado de acuerdo a los siguientes tipos de vegetación (Tabla
IV.6.1):

1) Pinar natural (PN), que incluye los suelos bajo una cubierta vegetal muy espesa,
constituida por pinos naturales y repoblaciones de más de 90 años de antigüedad en las
zonas de mayor altitud (Figura IV.6.1). La especie dominante es el Pinus nigra (pino
laricio). De forma esporádica aparece Quercus ilex (encina), mezclada con un
sotobosque muy espeso y poco degradado de Arcthostaphilos uva-ursi (gayuba),
Quercus coccifera (coscoja), Juniperus oxycedrus (enebro), Vella spinosa (piorno),
Rosmarinus officinalis (romero), Teucrium sp., Thymus sp. (tomillo), Cistus clusii
(romero macho) y Genista scorpius (aulagas). Los suelos están muy poco o nada
antropizados.

2) Pinar de repoblación antigua (PRA) con una edad entre 60 y 90 años (Figura
IV.6.1). Las especies de vegetación dominantes son Pinus halepensis (pino carrasco),
Pinus Pinaster (pino negral) y Quercus ilex (encina) en mucha menor proporción,
acompañados por un matorral no muy denso de Quercus coccifera (coscoja), Juniperus
oxycedrus (enebro), Vella spinosa (piorno), Rosmarinus officinalis (romero), Lygeum
spartum (albardín), Teucrium sp., Cistus albidus (estepa blanca), Cistus clusii (romero
macho), Genista scorpius (aulagas), Artemisia sp. (boja), Thymus sp. (tomillo).

3) Pinar de repoblación reciente (PRR) de menos de 60 años de antigüedad (Figura


IV.6.1). Se trata de un pinar muy abierto de Pinus halepensis (pino carrasco), con
algunas encinas y un matorral escaso y degradado, principalmente de Juniperus
oxycedrus (enebro), Rosmarinus officinalis (romero), Lygeum spartum (albardín),
Teucrium sp., Cistus albidus (estepa blanca), Genista scorpius (aulagas), Artemisia sp.
(boja), Helianthemun sp., Thymus sp. (tomillo).

347
Resultados y Discusión

4) El encinar (E) corresponde a las áreas donde la especie arbórea dominante es la


encina (Quercus ilex), aunque también aparecen algunos pies de Pinus halepenis
(Figura IV.6.1). El sotobosque es de Quercus coccifera (coscoja), Cistus laurifolius,
Rosmarinus officinalis (romero), Thymus sp. (tomillo), Salvia sp., Erinacea Anthyllis
(cojín de padstor), Festuca sp., Helianthemum sp., Vella spinosa (piorno de crucecitas),
Genista scorpius (aulaga), Teucrium sp. En la zona de estudio, los encinares son
terrazas residuales de vegetación natural conservada y con escasa influencia humana.
Éstos se encuentran muy restringidos en la zona de estudio porque fueron
sistemáticamente roturados en épocas pasadas y solamente se han conservado en
escasos enclaves de difícil accesibilidad, por lo que las condiciones desfavorables
(elevadas pendientes y altitudes, etc.) condicionan que las encinas sean de bajo porte y
no muy abundantes, lo cual puede afectar a los resultados obtenidos.

5) El matorral degradado (MD) corresponde a Rosmarinus officinalis (romero),


Genista scorpius (aulagas), Artemisia sp. (boja negra), Launaea sp. (rascavieja, aulaga),
Stipa tenacisima (esparto) y Lygeum spartum (albardín). Se localiza mayoritariamente
en el radio de influencia de áreas agrícolas y zonas que fueron anteriormente cultivadas
(Figura IV.6.1).

6) El matorral cacuminal (MC) incluye diversos caméfitos pulvinulares, que surgen


entre los afloramientos rocosos. Las especies mas abundantes son Erinacea anthyllis
(cojín de pastor), Vella spinosa (piorno) y Lygeum spartum (albardín).

7) Matorral-sabinar (S) donde la especie arbórea más abundante es Juniperus


phoenicia (sabina mora), aunque en mucha menor densidad aparecen algunos pies de
Pinus halepenis y Quercus ilex. El matorral que acompaña a las sabinas suele ser
escaso, formado por Rosmarinus officinalis (romero), Thymus sp. (tomillo), Genista
scorpius (aulaga) y Juniperus oxycedrus (enebro).

8) Áreas cultivadas con almendros y cereal (C). Ocupan normalmente las zonas más
llanas y los fondos de valle, a altitudes bajas o medias (Figura IV.6.1). También
aparecen algunas zonas de olivar pero éstos son muy escasos. El cultivo más abundante
es el almendro. Los almendros aparecen a veces en zonas con elevadas pendientes,
provocando una intensa erosión del suelo por las labores agrícolas.

348
Resultados y Discusión

Figura IV.6.1. Mapa de distribución


espacial del bosque natural,
repoblaciones forestales según el
año de repoblación, y de las zonas
agrícolas y eriales en el Parque
Natural de Sierra María-Los Vélez.

349
Resultados y Discusión

IV.6.1. Indicadores físicos y químicos de calidad de los suelos

Los suelos bajo pinar natural y matorral cacuminal manifiestan los niveles más
favorables de la mayoría de los indicadores de calidad (Tabla IV.6.1). Presentan un
elevado contenido en materia orgánica, alta porosidad total, macroporosidad y estabilidad
de los agregados, y los niveles más bajos de erosionabilidad, pH y densidad aparente. La
materia orgánica es uno de los indicadores de calidad con mayor importancia en estos
suelos, asegurando una fuerte agregación, con un índice de estabilidad estructural cercano
a 1 (0.96 en suelos bajo pinar natural y 0.95 en suelos con matorral cacuminal) y
contribuye a disminuir el pH del suelo (Smith, et al, 2000; Schoenholtz, 2000; Nambiar,
1997). Los niveles de porosidad total (0.66 cm3 cm-1 en suelos de pinar natural y matorral
cacuminal) y macroporosidad (0.39 cm3 cm-1 en suelos bajo pinar y 0.36 cm3 cm-1 en
suelos con matorral de alta montaña) aseguran además, una buena infiltración del agua, a
pesar del elevado contenido de arcilla en estos suelos (32.1% y 38.2% respectivamente).
Esta elevada porosidad parece una consecuencia de la formación de agregados estables
(Sánchez-Marañón et al., 2002). La materia orgánica reduce también la escorrentía
superficial y la erosionabilidad (Factor USLE, 0.02 y 0.01) y aumenta la capacidad de
intercambio catiónico junto a la arcilla (Figura IV.6.2).

Los valores más elevados de nitrógeno aparecen en los suelos bajo sabinar (5.6 g kg-
1
), seguidos de los suelos bajo matorral de cumbre (3.7 g kg-1), encinar (3.5 g kg-1) y
pinar natural (2.7 g kg-1). A su vez, los suelos bajo pinar de repoblación entre 60 y 90
años y matorral degradado (2.2 y 1.7 g kg-1), mostraron niveles de nitrógeno total
superiores a los suelos de repoblación reciente y suelos agrícolas (1.4 y 1.1 g kg-1). Si
bien, los suelos bajo pinar natural y matorral cacuminal presentaron los valores más
elevados de la relación C/N (36.9 y 31.3, respectivamente) mientras que dicha relación
C/N alcanzó un valor óptimo (entre 15 y 20) en los suelos bajo encinar y pinar de
repoblación reciente (Figura IV.6.4). Los suelos bajo sabinar, pinar de repoblación
antigua y cultivos, también presentaron una relación C/N equilibrada (13.5, 13.9 y 14.4,
respectivamente) aunque algo inferior a los anteriores, y por último, los suelos con
matorral degradado mostraron los valores más bajos (C/N = 11.1).

El contenido de materia orgánica, macroporosidad, porosidad total y estabilidad


estructural, disminuyen progresivamente desde los suelos bajo pinar natural hasta los
suelos con repoblaciones de pinos entre 60 y 90 años y de menos de 60 años (Figuras
IV.6.2 y IV.6.4). Todo ello condiciona el paralelo incremento la escorrentía superficial y
la erosionabilidad (Factor USLE, 0.13 para los de 60-90 años, y 0.21 para los de menos
de 60 años). Asimismo, los suelos de repoblación reciente muestran unos valores
elevados de pH y densidad aparente (1.19 y 1.32 g cm-3 para la densidad aparente de los
suelos con repoblación de pinar antigua y reciente respectivamente), y unos valores bajos
de capacidad de intercambio catiónico (23,8 y 17,4 cmol kg-1 respectivamente) y arcilla
(32.3% y 21.9%), en relación a los suelos bajo pinar natural (Figura IV.6.2). El
porcentaje de material agregado de estos suelos de repoblación antigua y reciente es
mayor que en resto de los usos a excepción del matorral cacuminal, debido posiblemente
a la mayor cantidad de CaCO3 (554.0 g kg -1, en suelos con repoblación de pinar antigua,
y 625.1 g kg -1 en suelos con repoblación reciente de pinos), que actúa como agente
cementante de los agregados del suelo. Los suelos de pinar natural (266.6 g kg -1), sabinar
(163.5 g kg -1), matorral cacuminal (195.8 g kg -1) y encinar (158.4 g kg -1) presentaron
una concentración mucho menor de CaCO3 (Figura IV.6.5). En el caso del matorral
cacuminal, el porcentaje de material agregado es relativamente elevado, sin embargo

350
Resultados y Discusión

presenta bajos contenidos de carbonatos (195,8 g kg -1), lo cual es indicativo de la


existencia de otros mecanismos de agregación. Asimismo, cultivos y matorral degradado
presentan elevados contenidos de carbonatos, mientras que los valores de material
agregado e índice de estabilidad estructural son más bajos que los de pinares de
repoblación antigua y reciente (Tabla IV.6.1).

Los suelos bajo matorral degradado, presentaron unos valores de indicadores físicos y
químicos similares a los suelos de repoblación forestal reciente de menos de 60 años; a
excepción de la reserva de agua, la textura y porcentaje de material agregado. El
contenido en materia orgánica (17.8 g kg-1) es claramente inferior al de los suelos bajo
repoblaciones antiguas de pinos entre 60 y 90 años y a los suelos con vegetación de pinar
natural, encinar, matorral cacuminal y sabinar, condicionando una peor estabilidad
estructural (Figura IV.6.4). Si bien, el porcentaje de material agregado es superior a los
suelos bajo encinar y sabinar, debido a la gran cantidad de CaCO3 (617.8 g kg -1), que
favorece la cementación de las partículas. La porosidad total y macroporosidad, también
presentaron valores inferiores a los de los citados tipos de coberturas vegetales (Figura
IV.6.2), ello induce una disminución de la infiltración de agua y aumenta el riesgo de
erosión hídrica (Factor USLE 0.23). La capacidad de intercambio catiónico también se
reduce con respecto a los suelos de pinar natural y de repoblación antigua, encinar,
sabinar y matorral cacuminal, por lo que disminuye la capacidad de los suelos para actuar
como un filtro medioambiental (20.0 cmol kg-1). Si bien, presenta valores superiores a los
suelos de repoblación reciente y cultivos (17.4 y 17.8 cmol kg-1 respectivamente).

Los suelos cultivados presentan un contenido de nitrógeno y, especialmente, de


carbono orgánico muy inferior que el resto de los suelos. Asimismo, la densidad aparente
presenta un valor muy elevado (1,30 g cm-3), lo que unido a unos valores muy bajos de
porosidad total (0.48 cm3cm-3) y macroporosidad (0.13 cm3cm-3) condicionan una baja
infiltración y elevada erosionabilidad (factor USLE 0.26) (Figuras IV.6.2 y IV.6.3). La
escasa materia orgánica repercute asimismo en una baja estabilidad estructural (0.66), y
la destrucción de los peds por arado, con un menor porcentaje de material agregado
(106.1%), a pesar del elevado contenido de CaCO3 que presentan estos suelos (589.9 g kg
-1
). De igual forma los elevados contenidos de carbonatos, unido a los bajos contenidos de
materia orgánica, determinan un pH superior al resto de las clases de uso y una capacidad
de intercambio catiónico inferior (Figura IV.6.3).

Es interesante destacar los bajos niveles de reserva de agua de los suelos bajo
matorral cacuminal (10.1 mm), sabinar (16.7 mm), pinar natural (20.3 mm) y encinar
(28.8 mm), respecto a los suelos con repoblación de pinos (35.8 y 29.4 mm en suelos con
repoblación antigua y reciente, respectivamente), matorral degradado (38.4 mm) y
cultivos (37.1 mm). La figura IV.6.3 recoge la disminución progresiva de la reserva de
agua en los suelos bajo diferentes usos.

En cuanto a la textura, la figura IV.6.5 recoge la distribución granulométrica de cada


uno de los grupos de suelos con diferente cubierta vegetal. Los suelos bajo matorral
cacuminal, encinar, sabinar, pinar natural y pinar de repoblación antiguo, presentan los
mayores porcentajes de arcilla, indicativo del un mayor grado de evolución. Por el
contrario, los suelos bajo pinar de repoblación reciente, matorral degradado y cultivos
presentan un porcentaje de arena mayor, lo que es indicativo de suelos más esqueléticos,
degradados y con menor grado de evolución.

351
Resultados y Discusión

Tabla IV.6.1. Datos de indicadores (media y desviación estándar) de calidad del suelo bajo distintos tipos de usos del suelo en el Parque Natural de Sierra María -
Los Vélez.

(1) PN‡ (2) PRA‡ (3) PRR‡ (4) E‡ (5) MD‡ (6) MC‡ (7) S‡ (8) C‡
INDICADORES
n=12 n=12 n=12 n=11 n=9 n=3 n=7 n=11
-1
1- Carbono (g kg ) 62,4 (32,7) 27,9 (9,0) 18,6 (12,0) 57,1 (66,0) 17,8 (10,0) 73,5 (48,8) 73,9 (49,5) 11,5 (5,8)
-1
2-Nitrogeno total (g kg ) 2,7 (1,4) 2,2 (1,1) 1,4 (1,0) 3,5 (4,8) 1,7 (0,8) 3,7 (2,6) 5,6 (3,1) 1,1 (0,7)
3- C/N 36,9 (50,3) 13,9 (5,1) 19,5 (22,2) 18,2 (7,9) 11,1 (2,8) 30,4 (33,2) 13,5 (4,8) 13,5 (9,8)
4- % Arena 31,2 (14,6) 32,3 (14,7) 46,5 (12,1) 21,5 (11,8) 34,1 (20,9) 18,7 (4,3) 14,9 (10,9) 29,2 (11,2)
5- % Arcilla 32,1 (13,7) 29,7 (9,8) 21,9 (6,4) 45,7 (15,8) 29,0 (10,8) 38,2 (8,9) 50,3 (12,4) 35,8 (12,2)
-1
6- CaCO3 (g kg ) 266,6 (233,2) 554,0 (217,5) 625,1 (305,3) 158,4 (176,2) 617,8 (154,3) 195,8 (165,9) 163,5 (235,9) 589,9 (171,1)
7- pH del agua 8,0 (0,3) 8,4 (0,2) 8,4 (0,3) 8,0 (0,4) 8,3 (0,3) 7,7 (0,2) 8,0 (0,2) 8,5 (0,2)
-1
8- CEC (cmol (+) kg ) 32,7 (7,9) 23,8 (5,9) 17,4 (7,1) 36,1 (12,7) 20,0 (8,0) 40,4 (16,1) 39,4 (10,49) 17,8 (5,5)
-1
9- Porosidad total (cm3 cm ) 0,66 (0,13) 0,50 (0,05) 0,46 (0,05) 0,63 (0,14) 0,48 (0,04) 0,66 (0,20) 0,64 (0,15) 0,48 (0,06)
-1
10- Macroporosidad (cm3 cm ) 0,39 (0,19) 0,15 (0,07) 0,15 (0,08) 0,33 (0,23) 0,11 (0,09) 0,36 (0,30) 0,34 (0,24) 0,13 (0,09)
-3
11- Densidad aparente (g cm ) 0,80 (0,30) 1,19 (0,12) 1,32 (0,14) 0,88 (0,35) 1,30 (0,10) 0,79 (0,47) 0,84 (0,36) 1,30 (0,1)
12- Agua disponible (mm) 20,3 (12,7) 35,8 (10,4) 29,4 (20,2) 28,8 (19,6) 38,4 (17,2 ) 10,1 (8,5) 16,7 (17,7) 37,1 (27,2)
13- Erodibilidad, factor USLE 0,02 (0,13) 0,13 (0,06) 0,21 (0,09) 0,03 (0,27) 0,23 (0,08) 0,01 (0,23) 0,03 (0,10) 0,26 (0,05)
14- Estabilidad estructural 0,96 (0,05) 0,92 (0,07) 0,89 (0,11) 0,92 (0,05) 0,84 (0,11) 0,95 (0,04) 0,95 (0,05) 0,66 (0,12)
15- % Material agregado 132,1 (22,7) 138,0 (28,0) 148,0 (35,4) 115,5 (20,0) 127,3 (30,0) 142,6 (7,6) 119,9 (24,4) 106,1 (23,5)


(1) PN: Pinar natural; (2) PRA: Pinar de repoblación antigua (entre 60 y 90 años); (3) PRR: Pinar de repoblación reciente (menor de 60 años); (4) E: Encinar;
(5) MD: Matorral degradado; (6) MC: Matorral cacuminal; (7) S: Sabinar y (8) C: Cultivos.

352
Resultados y Discusión

80 1,4
70 1,2
60 1,0
50 0,8
40 0,6
30
0,4
20
0,2
10
0,0
0
1 2 3 4 5 6 7 8
1 2 3 4 5 6 7 8
Porosidad total Macroporosidad
C CEC Arcillas Densidad aparente

Figura IV.6.2. Variación del contenido en carbono (C), capacidad de intercambio catiónico (CEC) y porcentaje
de arcillas (izquierda), en suelos con pinar natural (1), pinar de repoblación antigua (2), pinar repoblación
reciente (3), encinar (4), matorral degradado (5), matorral cacuminal (6), sabinar (7), y cultivos (8). Variación
de porosidad total, macroporosidad y densidad aparente en cada grupo de suelos (derecha).

0,00 0,10 0,20 0,30 8

8 7
C RA
7 6
6
5
5
4
4
3 3
2 2
1 1
0 2 4 6 8 10
C Erosionabilidad 0 10 20 30 40

Figura IV.6.3. Variación del carbono y grado de erosionabilidad (izquierda) en suelos con pinar natural (1),
pinar de repoblación antigua (2), pinar repoblación reciente (3), encinar (4), matorral degradado (5), matorral
cacuminal (6), sabinar (7), y cultivos (8). Distribución de la reserva de agua (RA) y carbono (C) en cada uso del
suelo (derecha).

8 8
7 7
6 6
5 5
4 4
C
3 3
C/N
C E.A.
2 2
1 1

0 2 4 6 8 0 25 50 75 100

Figura IV.6.4. Variación del carbono y estabilidad de los agregados (izquierda) en suelos con pinar natural (1),
pinar de repoblación antigua (2), pinar repoblación reciente (3), encinar (4), matorral degradado (5), matorral
cacuminal (6), sabinar (7), y cultivos (8). Cambio del contenido en carbono y la razón C/N en cada uso del
suelo (derecha).

353
Resultados y Discusión

8 70
7 60
6 50
5 40
4 30
3 20
2 10
1 0
1 2 3 4 5 6 7 8
0 50 100 150 200 250
CaCO3 C Material agregado Arcillas Arenas

Figura IV.6.5. Variación del contenido en carbono, carbonato cálcico y material agregado (izquierda) en suelos
con pinar natural (1), pinar de repoblación antigua (2), pinar repoblación reciente (3), encinar (4), matorral
degradado (5), matorral cacuminal (6), sabinar (7), y cultivos (8). Distribución granulométrica (porcentaje de
arcillas y arenas) en cada uso del suelo (derecha).

IV.6.2. Análisis de la varianza

El análisis de la varianza permite cuantificar estadísticamente el efecto del uso del


suelo sobre los indicadores de calidad y las variables edáficas estudiadas. La tabla
IV.6.2 recoge el análisis de la varianza de una vía y el test del rango múltiple,
empleando el uso del suelo como variable de clasificación. Como variables de respuesta
se han incluido los indicadores de calidad comentados anteriormente, a los que hemos
añadido tres variables edáficas relacionadas: pH KCl, pF a 33 kPa y pF a 1500 kPa.
Asimismo, indicar que se ha eliminado el grupo 6 correspondiente a suelos bajo
matorral cacuminal por falta de grados de libertad (bajo número de muestras) para dicho
uso. También, se han eliminado algunas muestras que resultaron anómalas según el test
de detección de datos anómalos.

Todas las variables estudiadas, a excepción del agua disponible y la relación C/N
presentaron diferencias altamente significativas (p<0,005) entre grupos. La variable que
presenta mayor número de diferencias significativas de acuerdo con el test del rango
mútiple es el pF a 1500 kPa, seguida de la porosidad total, densidad aparente,
erodibilidad, carbono orgánico, CaCO3, macroporosidad e índice de estabilidad
estructural, mientras que el porcentaje de material agregado, pH, pF a 33 kPa y
porcentaje de arena y arcilla presentan pocas diferencias significativas.

Los grupos 1, 4 y 7 correspondientes a los pinares naturales, encinares y sabinares


presentan diferencias significativas con el resto de los grupos en la mayoría de las
variables de respuesta, y apenas presentan diferencias significativas entre ellos. Estos
tres grupos se pueden considerar como los niveles de referencia de calidad de los suelos
en la zona de estudio para altitudes medias y altas (entre 1400 y 1800 m), ya que
presentan los valores más elevados de todos los indicadores de calidad. El grupo 2
(pinares de repoblación antigua, entre 60 y 90 años) también presenta unos niveles
favorables en la mayoría de los indicadores de calidad, indicativo de suelos bastante
evolucionados, si bien significativamente inferiores en a los grupos 1, 4 y 7. Este grupo
2 presenta diferencias significativas con el grupo 1 en el contenido en carbono, pF a
1500 kPa, porosidad total, macroporosidad y densidad aparente; con el grupo 4 difiere
en el contenido en CaCO3, pH y pF a 1500 kPa, y con el grupo 7 en el contenido en
nitrógeno, pF a 1500 kPa, porosidad total y densidad aparente. No se han detectado
diferencias significativas entre el grupo 2 (pinar de 60 a 90 años) y el grupo 3 (pinar de

354
Resultados y Discusión

repoblación reciente), y presenta muy pocas diferencias con los grupos 5 y 8 (matorral y
cultivos), tan solo en la erodibilidad y el índice de estabilidad estructural. Tampoco
existen diferencias significativas entre los grupos 3 y 5, y sólo se observan diferencias
significativas entre los grupos 3 y 8, en el porcentaje de material agregado e índice de
estabilidad estructural. Sólo se aprecian diferencias significativas entre los suelos con
matorral degradado (Grupo 5) y cultivos (Grupo 8) en el índice de estabilidad
estructural, si bien este último grupo presenta valores ligeramente inferiores de la
mayoría de las variables estudiadas, aunque las diferencias no llegan a ser significativas.

La figura IV.6.6 recoge de forma gráfica el test del rango múltiple para cada uno de
los indicadores de calidad y variables edáficas estudiadas. En estos diagramas se
representa la media y los intervalos de confianza de la estimación al 95% para cada
grupo de usos del suelo: pinar natural (1), pinar de repoblación antigua (2), pinar
repoblación reciente (3), encinar (4), matorral degradado (5), sabinar (7), y cultivos (8).
El uso correspondiente a matorral cacuminal (6) no se ha incluido en el ANOVA porque
tan sólo presentaba 3 muestras.

8 0,6

0,5
6
0,4
C arbono

N itró g en o

4 0,3

0,2
2
0,1
0 0
1 2 3 4 5 7 8 1 2 3 4 5 7 8
Usos del suelo Usos del suelo

80 60
50
60
40
A rc illa s

A re n a s

40 30
20
20
10
0 0
1 2 3 4 5 7 8 1 2 3 4 5 7 8
Usos del suelo Usos del suelo

355
Resultados y Discusión

79 42

37
59
32
CaCO 3

CEC
39 27

22
19
17
-1
12
1 2 3 4 5 7 8
1 2 3 4 5 7 8
Usos del suelo Usos del suelo

1,66 0,4
D e n s id a d a p a re n te

1,46

E ro d ib ilid a d
0,3
1,26
0,2
1,06
0,1
0,86

0,66 0
1 2 3 4 5 7 8 1 2 3 4 5 7 8
Usos del suelo Usos del suelo

1,09 0,49
E s ta b ilid a d e s tru c tu ra l

M a c ro p o ro s id a d

0,99 0,39

0,89 0,29

0,79 0,19

0,69 0,09

0,59 -0,01
1 2 3 4 5 7 8 1 2 3 4 5 7 8
Usos del suelo Usos del suelo

168 49
M a te ria l a g re g a d o

44
148
pF 33 kPa

39
128 34
29
108
24
88 19
1 2 3 4 5 7 8 1 2 3 4 5 7 8
Usos del suelo Usos del suelo
Usos del suelo: Pinar natural (1), pinar de repoblación antigua (2), pinar repoblación reciente (3), encinar (4),
matorral degradado (5), matorral cacuminal (6), sabinar (7), y cultivos (8).

356
Resultados y Discusión

40 8,8

8,6
30
pF 1500 kPa

H 2O
8,4

pH
20
8,2
10
8

0 7,8
1 2 3 4 5 7 8 1 2 3 4 5 7 8
Usos del suelo Usos del suelo

7,9 0,8

P o ro s id a d to ta l
7,7 0,7
kCl

7,5 0,6
pH

7,3 0,5

7,1 0,4
1 2 3 4 5 7 8 1 2 3 4 5 7 8
Usos del suelo Usos del suelo
60
Figura IV.6.6 Media e intervalos de
R e s e rva d e a g u a

50 confianza del Test de Bonferroni al 95%. CD


= Grupos de usos del suelo. 1 = Pinar
40 natural, 2 = Pinar de repoblación antigua
30 (entre 60 y 90 años), 3 = Pinar de
repoblación reciente (<60 años), 4 = Encinar,
20 5 = Matorral degradado, 7 = Sabinar y 8 =
Cultivos. El grupo 6 (Matorral cacuminal)
10 no se ha incluido en el ANOVA porque tan
sólo presentaba 3 muestras.
0
1 2 3 4 5 7 8
Usos del suelo

357
Resultados y Discusión

Tabla IV.6.2. ANOVA para los indicadores de calidad y variables edáficas empleando el uso del suelo como variable clasificación.
Media para cada grupo (nivel) †
Variable respuesta F- Significa- Contraste de niveles††. Test del rango
ratio ción Grupo Grupo Grupo Grupo Grupo Grupo Grupo múltiple.
1 2 3 4 5 7 8
Carbono (g kg-1) 12,91 0,0000 51,2 27,9 18,6 37,8 15,4 48,4 11,5 1-2, 1-3, 1-5, 1-8, 3-4, 3-7, 4-5, 4-8, 5-7, 7-8.
-1
Nitrógeno total (g kg ) 5,93 0,0001 2,6 2,2 1,4 2,1 1,6 4,2 1,1 2-7, 3-7, 4-7, 5-7, 7-8.
C/N 1,37 0,2391 37,4 13,9 19,5 18,6 10,8 12,6 13,5 -
% Arenas 5,46 0,0001 27,5 33,8 46,5 22,5 29,3 17,1 29,2 1-3, 3-4, 3-7, 3-8.
% Arcillas 5,21 0,0002 34,3 32,3 21,9 46,1 31,0 48,3 35,8 3-4, 3-7.
-1
CaCO3 (g kg ) 7,71 0,0000 258,8 554,0 625,1 172,4 584,8 212,4 589,9 1-3, 1-8, 2-4, 3-4, 3-7, 4-5, 4-8.
pH agua 4,38 0,0010 8,1 8,4 8,4 8,1 8,3 8,1 8,5 1-3, 1-8.
pH KCl 4,19 0,0014 7,4 7,6 7,7 7,3 7,5 7,4 7,6 2-4, 3-4, 4-8.
-1
CEC (cmol kg ) 11,26 0,0000 32,9 23,8 17,4 32,7 19,0 34,3 17,8 1-3, 1-5, 1-8, 3-4, 3-7.
pF a 33 kPa 4,83 0,0004 33,7 30,6 24,6 32,9 24,6 38,7 26,7 1-3, 3-7, 5-7, 7-8.
1-2, 1-3, 1-5, 1-8, 2-4, 2-7, 3-4, 3-7, 4-5, 4-8,
pF a 1500 kPa 13,01 0,0000 26,5 16,8 11,2 25,1 15,1 28,9 15,7
5-7, 7-8.
1-2, 1-3, 1-5, 1-8, 2-7, 3-4, 3-7, 4-5, 4-8, 5-7,
Porosidad total (cm3 cm-3) 9,28 0,0000 0,6 0,5 0,5 0,6 0,5 0,6 0,5
7-8.
Macroporos (cm3 cm-3) 6,37 0,0000 0,3 0,1 0,1 0,3 0,1 0,3 0,1 1-2, 1-3, 1-5, 1-8, 4-5, 5-7.
1-2, 1-3, 1-5, 1-8, 2-7, 3-4, 3-7, 4-5, 4-8, 5-7,
D. aparente (g cm-3) 10,92 0,0000 0,9 1,2 1,3 0,9 1,3 0,9 1,3
7-8.
Agua disponible (mm) 1,44 0,2133 23,1 35,8 29,4 31,9 42,0 19,9 37,1 -
1-3, 1-5, 1-8, 2-5, 2-8, 3-4, 3-7, 4-5, 4-8, 5-7,
Erodib., factor USLE 12,66 0,0000 0,1 0,1 0,2 0,1 0,3 0,1 0,3
7-8.
Estabilidad estructural 14,38 0,0000 0,9 0,9 0,9 0,9 0,8 0,9 0,7 1-8, 2-8, 3-8, 4-8, 5-8, 7-8.
% Material agregado 3,56 0,0044 125,4 138,0 148,0 112,9 120,0 122,4 106,1 3-4, 3-8.

Niveles empleados en la variable de clasificación. Usos del suelo: Grupo 1= Pinar natural (n=10); Grupo 2 = Pinar de repoblación antigua, entre 60 y 90 años (n=12);
Grupo 3 = Pinar de repoblación reciente, menor de 60 años (n=12); Grupo 4 = Encinar (n=10); Grupo 5 = Matorral degradado (n=8); Grupo 7 = Sabinar (n=5);
Grupo 8 = Cultivos (n=11). ††Sólo se muestran las diferencias significativas (P < 0.05) en el test de Bonferroni.

358
Resultados y Discusión

IV.6.3. Efecto del uso del suelo

La pérdida de la vegetación natural altera las propiedades fisicoquímicas de los suelos


(Boyle, 1975; Mroz et al., 1985; Spaans et al., 1989) y afecta adversamente al régimen
hidrológico, al microclima, al balance energético y a la erodibilidad del suelo (Lal, 1989).
Numerosos autores han investigado el deterioro de la calidad del suelo como consecuencia de
la deforestación y la transformación de los suelos forestales en suelos agrícolas con la
consiguiente pérdida de materia orgánica, nitrógeno y otros nutrientes (Bauer and Black,
1981; Gupta and Germida, 1988; Srivastava and Singh, 1989; Singh and Tripathy, 1992;
Jurgensen et al., 1996; Sahani and Behera, 2001). Los ambientes mediterráneos son
especialmente sensibles al cambio de uso por sus peculiares condiciones climáticas y la
cercanía de los grandes desiertos africanos que hacen que los efectos provocados por el
cambio de uso sean más drásticos y más difíciles de corregir (Nardi et al., 1996; Islam et al.,
1999). Sin embargo, no existen muchos estudios sobre calidad del suelo en ambientes
mediterráneos y sobre el efecto del cambio de uso sobre la calidad de los mismos. Es
necesario profundizar en el conocimiento de estos cambios para tener criterios que permitan
dilucidar la sostenibilidad de los usos del suelo en dichos ambientes.

De acuerdo con los resultados obtenidos, los suelos forestales naturales (pinar y encinar),
el matorral cacuminal y en menor grado el sabinar, presentaron los niveles más elevados de
materia orgánica y nitrógeno, los cuales constituyen una fuente de energía y nutrientes para
las plantas y edafofauna. Las condiciones más favorables de humedad y temperatura, que
prevalecen bajo la cobertura vegetal natural, inducen una mayor actividad biológica, que junto
con los mayores contenidos de materia orgánica procedente de los restos vegetales, permiten
la formación de agregados estables en dichos suelos (Blackburn and Pierson, 1994; Imeson et
al., 1996), incrementando la retención de agua, cationes y aniones, y amortiguando las
variaciones del pH del suelo (Smith, et al, 2000; Schoenholtz, 2000; Nambiar, 1997). La
formación de agregados estables promueve un aumento de la porosidad total y
macroporosidad, mejorando la aireación y la percolación del agua en los suelos, lo cual
beneficia el desarrollo del sistema radicular de las plantas. La densa cobertura vegetal de estos
suelos y su elevado contenido en materia orgánica, frenan la escorrentía superficial y
favorecen la infiltración, disminuyendo la erosionabilidad de los suelos (Bulygin and
Lisetskty, 1991). Todo ello es indicativo de un adecuado funcionamiento del biociclo de
nutrientes, drenaje, almacenamiento de agua, y resistencia a la erosión hídrica, funciones que
repercuten en mejorar la calidad ambiental de los suelos (Rhoton and Lindbo, 1997; Guilley
et al., 1997).

También se ha observado un aumento progresivo del contenido en materia orgánica,


nitrógeno, porosidad total, macroporosidad y estabilidad estructural, y una disminución de la
densidad aparente, erosionabilidad y pH en los suelos con repoblación antigua (entre 60 y 90
años), frente a los suelos de repoblación reciente (menos de 60 años) y matorral degradado,
los cuales presentaron valores muy similares en la mayoría de indicadores de calidad.

Los suelos cultivados presentaron los valores más bajos de materia orgánica y nitrógeno,
como consecuencia de la pérdida de la cobertura vegetal y las labores agrícolas. El arado
condiciona un incremento de oxígeno disponible y, por tanto, la oxidación de la materia
orgánica, lo que repercute en una disminución de la estabilidad estructural, (Mullar-Harvey et
al., 1985; Girma, 1998; Paustian et al., 1997; Smith, 2000). A su vez, el labrado periódico de
los suelos destruye los macroagregados, exponiendo la materia orgánica previamente
protegida en los mismos (Nardi et al., 1996). Debido a la compactación producida por las
labores agrícolas y al pastoreo, aumenta la densidad aparente y disminuye considerablemente

359
Resultados y Discusión

la porosidad (Islam and Weil, 2000). Esto influye específicamente en la transmisión y el


drenaje de los poros, reduciendo la capacidad de infiltración del agua y aumentando el riesgo
de erosión del suelo por escorrentía (Doran and Jones, 1996; Islam and Weil, 2000).

Así pues, como era de esperar, los suelos forestales nativos presentaron los valores mas
favorables en todos los indicadores de calidad frente a los suelos cultivados y con matorral
degradado, ya que cuando los suelos son desforestados y utilizados para la producción
agrícola, se altera su ciclo biogeoquímico, se incrementa la oxidación del carbono orgánico, y
tiende a establecerse un nuevo equilibrio en el contenido de carbono (Lemenih et al., 2005).
En la zona de estudio, tan solo aquellos suelos donde existe repoblación antigua de pinos, se
aprecia que se comienzan a recuperar los niveles de materia orgánica, mejorando a su vez la
aireación y drenaje de los suelos, su capacidad de almacenamiento de agua, y resistencia a la
erosión hídrica. No obstante, estos suelos con repoblaciones entre 60 y 90 años, todavía
presentan unos valores en los indicadores de calidad inferiores a los encontrados en suelos
forestales nativos. Sin embargo, todo sugiere que dichos suelos tienden a recuperar el nivel de
calidad inicial, tomando como referencia de calidad los suelos forestales autóctonos de la
zona de estudio. Patrones similares han sido descritos por numerosos investigadores en otros
ambientes climáticos (Islam and Weil, 2000; Lemenih et al., 2005; Mummey et al., 2002;
Nogueira et al, 2006).

Por otro lado, los suelos forestales con encinas y sabinas presentaron valores equilibrados
de la relación C/N, lo cual favorece la proliferación de los microorganismos y la
descomposición rápida de la materia orgánica, debido posiblemente al tipo de hojarasca y
restos vegetales incorporados al suelo, que son fácilmente degradables. En este sentido, las
plantas disponen de una fuente rápida y eficaz de nutrientes fácilmente asimilables. Por el
contrario, los suelos forestales con pinos presentaron valores muy elevados de la relación
C/N, por lo que en este caso, la materia orgánica suministra mucha energía y poco nitrógeno,
o es difícilmente degradable por la gran cantidad de ligninas tipo guayacil, muy resistentes a
la biodegradación, y con poco nitrógeno (Doerr et al., 1998 y 2000; Fengel and Wegener,
1984). Además, el tiempo transcurrido en estos pinares climácicos, muy poco antropizados,
ha permitido la acumulación de gran cantidad de materia orgánica fresca, favoreciendo la
formación, en estos suelos, de un horizonte O muy desarrollado. En este caso, los
microorganismos no proliferan activamente, y la matera orgánica se descompone con lentitud.
Los suelos con repoblaciones recientes y antiguas de pinos presentaron valores equilibrados
de la relación C/N, posiblemente por no haber transcurrido el tiempo necesario para la
acumulación de este tipo de hojarasca difícilmente biodegradable. Los suelos bajo matorral
degradado, mostraron los valores más bajos de la relación C/N, indicando que en muchos de
estos suelos, la materia orgánica suministra poca energía y mucho nitrógeno.

Destacan los bajos niveles de la reserva de agua, como se ha mencionado anteriormente,


en los suelos forestales y naturales, respecto a los suelos con matorral degradado y cultivos,
como consecuencia, posiblemente, de la aparición del fenómeno de hidrofobicidad. Así, los
valores mas bajos de la reserva de agua, se observaron en los suelos con mayores contenidos
de materia orgánica, generalmente con un humus próximo a mor (Sevink et al., 1989; Imeson
et al., 1992), y en los suelos como pinares y encinares climácicos, con un horizonte O
desarrollado (Scott y Van Wyk, 1990; Crockford et al., 1991). La descomposición de la
hojarasca de este tipo de cobertura vegetal, favorece la entrada en el suelo de ciertos
compuestos de carácter alifático que se asocian con la hidrofobicidad del mismo. Tal es el
caso de ciertas muestras (SM 20, SM11, SM19, SM10, SM9, SM3; donde SM=perfil), cuyos
espectros de infrarrojos mostraron una elevada intensidad de la banda a 2920 cm-1
(alifaticidad), así como la elevada intensidad de las bandas a 1510, 1460, 1420, 1270, 1230 y

360
Resultados y Discusión

1030 cm-1, que describen el patrón de la lignina (Fengel and Wegener, 1984; Farmer y
Morrison, 1960; Yonebayashi y Hattori, 1989), y un baja intensidad a 1130 cm-1, como se
esperaba de la lignina tipo guayacil de las gimnospermas (Fengel and Wegener, 1984), la cual
es mas resistente a la degradación que las ligninas del tipo siringil, propias de las plantas
angiospermas. Así, el test de hidrofobicidad WDPT aplicado a los perfiles dictaminó una
resistencia al agua severa en la muestra SM3 (900-3600 seg) (suelo bajo encinar), y ligera en
las muestras SM11, SM9, SM10 y SM19 (10-60 seg) (suelos bajo pinares) (Ver capítulo
IV.8).

Según Tinoco (2000), estos suelos que presentan una elevada repelencia al agua, plantean
una serie de problemas físico-químicos que afectan a los procesos de infiltración y, en el caso
de encontrarse en situaciones de acusada pendiente, se manifiestan en fenómenos de erosión,
escorrentía superficial, migración de la fertilidad y decapitación de horizontes superficiales
(con sus efectos derivados de pérdida de suelo); tal es el caso de las muestras SM3, SM9 y
SM10 (45, 61, 40% de pendiente) donde se observaron importantes procesos erosivos, que
dieron lugar a la formación de profundas cárcavas y barrancos.

También existe una disminución progresiva del agua disponible en todos los suelos bajo
pinar, a medida que aumenta la edad del mismo, este hecho ha sido descrito también por otros
autores (Teramura, 1980). La lenta descomposición de los restos de este tipo vegetación,
favorece la formación de horizontes O en los pinares climácicos, y por tanto, la acumulación
de una mayor cantidad de materia orgánica muy hidrofóbica, pues las acículas de los pinos, al
descomponerse, aportan sustancias a los suelos (ceras, resinas, aceites aromáticos, etc.) que
repelen el agua (Doerr, 1987; Walter, 2002).

La composición textural reveló notables cambios entre los suelos forestales y aquellos
bajo matorral degradado y cultivados. Así, los suelos forestales y naturales presentaron
valores más elevados de arcilla y, por el contrario, los suelos con repoblación reciente,
matorral y cultivos mostraron porcentajes más elevados de arenas. Esto puede deberse al
efecto de la erosión del suelo en ausencia de cobertura vegetal. La erosión hídrica del suelo,
que generalmente aumenta con la deforestación y las prácticas agrícolas, conduce al
movimiento preferencial o pérdida selectiva de la fracción arcilla durante los meses más
húmedos (Lal, 1976 y 1989; Narain et al., 1990; Hassan and Majumder, 1990). De hecho,
numerosos investigadores han estudiado la pérdida de la fracción de arcilla debido a la
transformación de los suelos forestales a otros usos (Basu and Behera, 1993; Prasad et al.,
1994; Hajabbasi et al., 1997). Las partículas de arcilla también están relacionadas con la
estabilidad estructural (Gupta and Germida, 1988) ya que actúan como núcleos de adsorción
de la materia orgánica (Marshman and Marshall, 1991) y como agentes cementantes de las
partículas de esqueleto en los agregados. El aumento de la fracción de arcilla también
favorece la estabilidad estructural y por tanto, contribuye a disminuir la denudación de estos
suelos (Sahani, 2001). Asimismo, el aumento del contenido de arcilla en suelos con materiales
originales y condiciones climáticas similares es un signo de evolución edáfica.

IV.6.4. Estudio de la distribución espacial de los indicadores de calidad mediante


geoestadística

La Geoestadística ha sido principalmente desarrollada por geólogos y matemáticos para


modelar características espaciales de los depósitos de minerales y proporcionar estimaciones
de los contenidos minerales en localizaciones desconocidas. Los métodos geoestadísticos
pueden también ser usados para detectar, modelizar, y estimar los patrones espaciales de

361
Resultados y Discusión

diversos tipos de datos, tales como parámetros de suelos (Warrick et al., 1986) o fenómenos
ecológicos (Rossi et al., 1992).

La geoestadística está basada en la teoría de variables regionalizadas, que son aquellas


cuyos valores dependen de la localización en el espacio. Las técnicas geoestadísticas de
interpolación hacen referencia a los métodos de krikeaje (kriging), los cuales, a diferencia de
los métodos deterministas, incluyen un modelo estadístico de probabilidad que asocian a las
predicciones. Dichas técnicas consideran que el valor de una variable de interés, Z(s), en una
localizacion determinada (s), puede ser descompuesta en una tendencia determinista µ(s) y en
errores aleatorios autocorrelacionados ε(s), es decir, Z(s) = µ(s) + ε(s). El método de krikeage
ordinario se basa en esta ecuación con ligeras modificaciones según la técnica (Cressie, 1993).
De esta forma, el método Kriging simple asume el modelo Z(s) = µ + ε(s), donde la tendencia
µ (media real de los datos) es completamente conocida y constante. El de Kriging ordinario
asume el modelo Z(s) = µ + ε(s), donde la tendencia µ es una constante desconocida para
todas las localizaciones. El método de Kriging universal asume el modelo Z(s) = µ(s) + ε(s),
donde la tendencia µ(s) es una función determinista (Ortega, 2006).

Los métodos de krikeage desempeñan dos funciones diferentes, en primer lugar


cuantifican la estructura espacial de los datos. Este proceso que recibe el nombre de
variografía, nos permite ajustar los datos a un modelo. En segundo lugar, los métodos de
krikeage producen una predicción utilizando el modelo ajustado mediante variografía, la
configuración espacial de los datos y los valores de las muestras medidas alrededor de la
localización que queremos estimar. Así, para predecir el valor de localizaciones desconocidas,
los métodos de krikeage asignan un peso a cada localización conocida basándose en la
distancia entre puntos conocidos y no conocidos, y en el ajuste espacial entre las
localizaciones muestreadas (Johnston, 2001; Isaaks and Strivastava, 1989; Rossi et al., 1992;
David, 1977).

El análisis geoestadístico de las variables edáficas y de los indicadores de calidad


medioambiental, mediante krigeaje, nos ha permitido estimar la calidad del suelo en
localizaciones no muestreadas de la zona de estudio (Jeffrey, et al., 1993). Hay que destacar el
hecho de que la calidad del suelo tiene carácter dinámico, cambiando en el espacio y en el
tiempo en función de las actuaciones de manejo y conservación, así como en función de los
procesos naturales. La calidad del suelo debe ser estudiada no solo a nivel de pedión o perfil,
sino distribuida espacialmente al objeto de extrapolar las conclusiones extraídas a nivel local
hasta el nivel cartográfico. Esto es importante a la hora optimizar la distribución de los usos
del suelo a través de los planes directores de los Parques Naturales o zonas protegidas. Es
necesario delimitar las zonas de actuación, establecer prioridades, analizar los costes
económicos de los cambios de uso según la superficie afectada, y realizar predicciones de la
evolución de la calidad tras un cambio de uso.

Se han obtenido cartografías de predicción y de error estándar de la estimación mediante


krigeage ordinario de las siguientes variables: carbono orgánico (C.O.), nitrógeno, textura,
conductividad eléctrica, hierro, carbonatos, pH medido en agua y en KCl, capacidad de
intercambio catiónico (C.E.C), pF a 33 kPa, pF a 1500 kPa, reserva de agua (R.A.), porosidad
total, macroporosidad, densidad aparente, erosionabilidad, índice de estabilidad estructural y
material agregado (Figuras IV.6.4.11, IV.6.4.12, IV.6.4.13, IV.6.4.14, IV.6.4.15, IV.6.4.16 y
IV.6.4.17). En la tabla IV.6.4.1 se indica el método geoestadístico aplicado para cada variable
estudiada y los valores de los estadísticos derivados de los mapas de predicción creados según
dichos métodos. Las ecuaciones que definen dichos estadísticos se recogen en la tabla
III.2.9.2. del capítulo de material y métodos. Se ha elegido para cada variable el modelo en

362
Resultados y Discusión

que la media estandarizada de los errores de predicción sea más cercana a cero, la raíz de la
media de los errores de predicción al cuadrado sea más pequeña, el error estándar medio más
cercano al parámetro anterior y la raíz de la media estandarizada de los errores de predicción
al cuadrado más cercano a uno.

Tabla IV.6.4.1 Estadísticos derivados de los mapas de predicción.


VARIABLE MÉTODO MEP RMEPC EEM MEEP RMEEPC
C (g kg-1) K. Ordinario 0.10 3.81 4.49 0.02 0.91
N (g kg-1) K. Ordinario 0.01 0.25 0.32 0.03 0.85
Arena (%) K. Ordinario 0.07 15.17 21.92 -0.02 0.77
Arcilla (%) K. Ordinario 0.19 12.47 12.50 0.01 0.99
Limo (%) K. Ordinario 0.30 10.14 9.94 0.02 1.01
Fe (g kg-1) K. Ordinario -0.06 5.47 5.33 -0.01 1.02
CaCO3 (g kg-1) K. Ordinario 0.00 25.50 27.70 0.00 0.92
pH H2O K. Simple -0.02 0.32 0.27 -0.06 1.20
pH KCl K. Ordinario 0.00 0.22 0.23 0.01 0.94
CEC (cmol kg-1) K. Ordinario 0.14 11.08 12.06 0.01 0.92
pF 33 kPa K. Ordinario 0.38 10.22 11.37 0.00 0.95
pF 1500 kPa K. Ordinario 0.51 12.28 12.67 0.00 0.92
P.T. (cm3 cm-3) K. Simple 0.00 0.12 0.12 0.03 1.03
Map. (cm3 cm-3) K. Simple 0.01 0.18 0.17 0.03 1.03
Da (g cm-3) K. Ordinario -0.01 0.29 0.32 -0.02 0.91
Erodibilidad K. Ordinario -0.00 0.16 0.21 -0.01 0.74
R.A. (mm) K. Ordinario 0.13 19.22 18.99 0.01 1.01
I.E.E. K. Ordinario 0.00 0.16 0.17 0.00 0.96
Mat. Agregegado K. Simple -0.09 31.59 31.33 -0.00 1.01
C.E. (dS/m) K. Ordinario 0.02 2.43 2.05 0.00 1.19
C: Carbono; N: Nitrógeno; CEC: Capacidad de intercambio catiónico; P.T.: Porosidad total; Map:
Macroporosidad; Da: Densidad aparente; R.A.: Reserva de agua; I.E.E.: Índice de estabilidad estructural; Mat.
Agregado: Porcentaje de material agregado; C.E.: Conductividad eléctrica; K: Kriging; MEP: Media de los
errores de predicción; RMEPC: Raíz de la Media de los errores de predicción al cuadrado; EEM: Error estándar
medio; MEEP: Media estandarizada de los errores de predicción; RMEEPC: Raíz de la media estandarizada de
los errores de predicción al cuadrado

Todas las variables estudiadas, excepto el porcentaje de limos y la conductividad eléctrica,


presentan una buena autocorrelación espacial. Sin embargo, los errores estándar medios de
estimación son moderados o elevados en la mayoría de las variables analizadas (Tabla
IV.6.4.1), sugiriendo la necesidad de incrementar la densidad de muestreo para estas
variables. No obstante, incluso con estos errores elevados de estimación, estos mapas resultan
de especial interés para el análisis de tendencias espaciales. Las variables pH medido en agua
y en cloruro potásico, densidad aparente, capacidad de intercambio catiónico, porosidad total
y porcentaje de material agregado presentan unos errores estándar medios generalmente bajos,
en relación con el valor medio del mapa de predicción (pH H2O = 8.26; pH KCl = 7.50; Da =
1.20; CEC = 25.53; P.T. = 0.60 y Mat. Agregado = 125.95), lo que nos permite obtener unas
buenas estimaciones de dichos parámetros (Figuras IV.6.4.16 y IV.6.4.17).

Según la raíz de la media estandarizada de los errores de predicción al cuadrado


(RMEEPC), las predicciones obtenidas para las variables: conductividad eléctrica, porcentaje
de material agregado, reserva de agua, porosidad total, macroporosidad, pH medido en agua,
concentración de hierro y porcentaje de limos, subestiman los valores reales. Si bien, para el
resto de las variables, los valores reales son sobreestimados (Tabla IV.6.4.1).

363
Resultados y Discusión

El patrón de distribución espacial del contenido de materia orgánica en el Parque Natural


de Sierra María-los Vélez (Figura IV.6.4.11), alcanza los valores más elevados en las zonas
de mayor altitud del núcleo central de la Sierra de María, donde nos encontramos suelos con
mayor grado de desarrollo, debido a las mayores precipitaciones, que favorecen la cubierta
vegetal, constituida principalmente por pinar natural y repoblaciones antiguas de pinos,
encinar y matorral denso, así como la acumulación de materia orgánica debido a las bajas
temperaturas (Smith et al., 2000). Por el contrario, los niveles de materia orgánica disminuyen
progresivamente en zonas de menor altitud, hacia el este y oeste del Parque, donde imperan
suelos con menor grado de desarrollo, e influenciados por el factor antrópico. También se
observa un aumento del contenido de materia orgánica en las sierras del Mahimón y Gabar, y
hacia el Noereste del Parque (Sierra Larga, Morra Grande, Cerro de la Sima, y las zonas más
inaccesibles de las Muelas), con suelos establecidos bajo pinar natural, encinar y pinar
antiguo de repoblación.

Se ha realizado el análisis de tendencia del contenido en materia orgánica de los suelos


con objeto de conocer la distribución espacial de dicha variable en la zona de estudio (Figura
IV.6.4.1). El análisis de tendencia es una técnica de los métodos de krikeage que nos permite
hacer una visualización previa de los datos con una perspectiva tridimensional. Así, las
localizaciones de los puntos muestreados se representan en el plano x,y y el valor de la
variable en dichos puntos se muestra sobre el eje z. Estos valores pueden ser proyectados
sobre los planos x,z e y,z como nubes de puntos a los que se les pueden ajustar polinomios
sobre los planos proyectados. Estos polinomios nos indican la tendencia de los datos en las
direcciones norte-sur y este-oeste (Johnston et al., 2001). Observamos en la figura IV.6.4.1
que el contenido en materia orgánica aumenta ligeramente hacia el este (ejes ZX) y hacia el
sur (ejes YZ).

Figura IV.6.4.1. Análisis de tendencia de Materia orgánica en el Parque Natural de Sierra María-Los
Vélez.

El cálculo del semivariograma empírico nos permite visualizar gráficamente la


autocorrelación espacial, según el cual, los parámetros que están más cercanos entre sí, son
más parecidos que aquellos que se encuentran mas alejados (Tobler, 1970). Para cuantificar la
autocorrelación espacial de las variables es necesario que se cumplan los principios de
estacionaridad de segundo orden para la covarianza, que asume que la covarianza depende
de la distancia entre dos valores y no de su localización, y de estacionaridad intrínseca para

364
Resultados y Discusión

los semivariogramas, según el cual la varianza de la diferencia es la misma entre dos puntos
cualesquiera que estén a la misma distancia y dirección.

El semivariograma, por tanto, proporciona información de la autocorrelación espacial del


conjunto de datos. Sin embargo, no proporciona información para todas las posibles
direcciones y distancias. Por esta razón, y para asegurar que las predicciones de krikeage
tengan varianzas positivas, es necesario ajustar el semivariograma a un modelo circular,
esférico, tetraesférico, pentaesférico, exponencial, gaussiano, etc. El semivariograma de la
variable materia orgánica se ajusta al modelo esférico:

0,40108*Spherical(7002,4)+0,4569*Nugget

El modelo esférico (Spherical) queda definido por la siguiente función:

Donde θs = es el valor umbral.


h = Es la distancia entre dos localizaciones.
θr = Es el rango del modelo.

El modelo esférico muestra un progresivo decrecimiento de la autocorrelación espacial


(un progresivo incremento de la semivarianza), hasta una cierta distancia, a partir de la cual el
modelo se hace plano (autocorrelación = 0). A esta distancia se le denomina rango. Todos los
puntos que se encuentran separados por una distancia inferior al rango, se encuentran
espacialmente correlacionados. Por el contrario, no presentan autocorrelación espacial,
aquellos puntos que se encuentran separados por distancias superiores a dicho rango.

Teóricamente, a una distancia de separación nula entre dos localizaciones, el valor del
semivariograma debe de ser 0. Sin embargo, a una distancia infinitesimalmente pequeña, las
diferencias entre los valores no tienden a cero. Este fenómeno recibe el nombre de efecto
pepita (nugget). El efecto pepita será igual al valor que toma el semivariograma sobre el eje
y, donde la curva intercepta a dicho eje. El efecto pepita puede ser atribuido por un lado, a
errores en las medidas o a una variabilidad en distancias más pequeñas que la distancia de
muestreo, y por tanto, no cuantificada, o a ambos fenómenos. Respecto a los errores en las
medidas, estos son inherentes a las técnicas de muestreo. Por otro lado, los fenómenos
naturales pueden variar espacialmente a lo largo de distintas escalas. Las variaciones a nivel
de escalas más pequeñas que las distancias de muestreo aparecerán como parte del efecto
pepita. El valor del rango proyectado sobre el eje y del semivariograma se llama valor
umbral, definiéndose a su vez el valor umbral parcial como el valor umbral menos el valor
del efecto pepita.

En el semivariograma de la materia orgánica (Figura IV.6.4.2) muestra el valor umbral


(sill = 0,40108), el valor del efecto pepita (nugget = 0,4569) y el rango (range = 7002,4).

365
Resultados y Discusión

VALOR
UMBRAL
EFECTO
PEPITA

RANGO

Figura IV.6.4.2. Semivariograma de la variable materia orgánica.

Referente a los patrones de distribución espacial de la textura, los suelos más arcillosos se
localizan al este de la parte norte del Parque Natural de Sierra María-Los Vélez (Figura
IV.6.4.11), en torno a Sierra Larga, Los Enebrales, Morra Grande, Cerro de la Sima y parte de
la Muela Chica, coincidiendo con el modelo de distribución espacial de la materia orgánica y
del hierro. Esto es debido a la correlación positiva existente entre dichas variables (Tabla
IV.7.1 del capítulo IV.7), característica de los suelos más evolucionados. En la parte sur del
Parque Natural, el contenido de arcillas disminuye desde las zonas cacuminales de la Sierra de
María en dirección norte, acumulándose los porcentajes más elevados en las cotas más bajas,
en torno a la Umbría de la Virgen. Esto es debido al arrastre, por erosión hídrica, de los
materiales más finos a zonas de menor altitud. Sin embargo, los mayores porcentajes de
arenas se encuentran en la solana de la Sierra de María, en suelos menos evolucionados y más
esqueléticos, que reciben las mayores tasas de insolación, y que se encuentran bajo una
cubierta vegetal de matorral abierto y degradado principalmente, y bajo suelos de cultivo ó
repoblaciones recientes. En la figura IV.6.4.3, se observa la tendencia del porcentaje de
arcilla, que aumenta de oeste a este en la parte norte de la zona de estudio, y hacia la Umbría
en la parte sur del Parque Natural. Por el contrario, el porcentaje de arena aumenta hacia la
Solana en la Sierra de María, y en la parte norte del Parque, aumenta hacia el oeste.

a) b)

Gráfico IV.6.4.3. Análisis de tendencia del porcentaje de arcillas (a) y arenas (b).

Los modelos a los que se ajustan el semivariograma de los porcentajes de arenas y arcillas
son: 0,1671 * Spherical (23742) + 0,26831 * Nugget y 0,091434 * Spherical (23742) +
0,12622 * Nugget, respectivamente.

366
Resultados y Discusión

El contenido de nitrógeno sigue un patrón de distribución espacial paralelo al que presenta


la materia orgánica, aumentando en las cotas más altas de las Sierras de María, Mahimón,
Gabar, Sierra Larga, Morra Grande, Cerro de la Sima, y las Muelas, donde la vegetación es
muy densa y está constituida principalmente por pinar natural, encinar y matorral denso
(Figuras IV.6.4.4 y IV.6.4.11). Dicho comportamiento se explica por la elevada correlación
positiva existente entre el nitrógeno y la materia orgánica (0.902) (Ver tabla IV.7.1 del
capítulo IV.7). En la tabla IV.7.2 de correlación de Pearson (Capítulo IV.7) se comprueba la
correlación positiva (0.436) existente entre la altitud y el contenido en nitrógeno. El contenido
de hierro también presenta unas pautas de distribución espacial similares a las de materia
orgánica, y especialmente al porcentaje de arcilla, aumentando progresivamente hacia el oeste
de la parte norte Parque, aunque también presenta valores elevados en torno a la Sierra del
Gabar (Figuras IV.6.4.4 y IV.6.4.11). En la parte sur de la zona de estudio, la cantidad de
hierro disponible aumenta gradualmente hacia el oeste, encontrándose los valores más
elevados principalmente en suelos evolucionados bajo pinar natural y encinar, en torno a la
Dehesa de la Alfahuara y parte de la Umbría de la Virgen. Por el contrario, el modelo de
distribución espacial de los carbonatos es similar al que presenta el porcentaje de arenas. Esta
conducta también es debida a la correlación positiva entre ambas variables (0.471), como se
puede observar en la tabla IV.7.1 de correlación de Pearson (Capítulo IV.7). De esta forma, el
porcentaje de carbonato cálcico equivalente aumenta progresivamente hacia el sureste en la
parte sur del Parque Natural Sierra María-Los Vélez, y hacia el sur-suroeste en la parte norte
del Parque (Figuras IV.6.4.4 y IV.6.4.11), en torno a suelos menos evolucionados, bajo
matorral degradado, repoblaciones recientes de pinos ó cultivos, y donde los procesos
erosivos son más importantes. La escorrentía superficial es responsable de la disminución de
las fracciones finas del suelo y el aumento del porcentaje de arenas.

a) b)

Gráfico IV.6.4.4. Análisis de la


tendencia del contenido de hierro
disponible (a), carbonatos (b) y
nitrógeno (c) en el Parque Natural de
Sierra María-Los Vélez.

c)

367
Resultados y Discusión

Los semivariogramas del contenido de nitrógeno, hierro y carbonatos se ajustan a los


modelos: 0,31803 * Spherical (6380,6) + 0,57335 * Nugget; 21,29 * Spherical (23742) +
23,598 * Nugget y 258,56 * Spherical (7588,4) + 606 * Nugget, respectivamente.

La distribución espacial de la macroporosidad y porosidad total siguen un patrón muy


similar al de la materia orgánica (Figura IV.6.4.14). Este comportamiento se puede explicar
por la correlación positiva, con alto grado de significación (0.808 y 0.803, respectivamente),
que existe entre el contenido de materia orgánica y ambos indicadores de calidad, como se
puede observar en el análisis de correlación de Pearson (Tabla IV.7.1. Capítulo IV.7). Así, los
suelos de mayor porosidad total y de transmisión, los encontraríamos en torno al núcleo
central de Sierra de María, disminuyendo progresivamente hacia el este y oeste. La parte del
norte del Parque Natural, presentaría un aumento de ambos indicadores hacia el este. Este
comportamiento se ratifica en el análisis de tendencias que presentan los dos indicadores
(Figura IV.6.4.5).

a) b)
Gráfico IV.6.4.5. Análisis de tendencia de la porosidad total (a) y la macroporosidad (b) en la zona de
estudio.

El semivariograma de la porosidad total se ajusta al modelo esférico: 0,0053254 *


Spherical (6275,7) + 0,010628 * Nugget y el semivariograma de la macroporosidad se ajusta
al modelo: 0,010084 * Spherical (6673,9) + 0,024641 * Nugget.

La materia orgánica también presenta una elevada correlación positiva con la capacidad
de intercambio catiónico (0.801), con el pF a 33 kPa (0.831) y pF a 1500 kPa (0.894), de ahí
que dichos indicadores de calidad manifiesten una distribución en el espacio similar al
contenido de materia orgánica de los suelos (Tabla IV.7.1 del capítulo IV.7), aumentando
progresivamente hacia el este en la parte norte del Parque Natural de Sierra María-Los Vélez,
donde los suelos soportan una densa cobertura vegetal de pinar natural y encinar. Los valores
más bajos de estos parámetros se localizan en torno a Sierra del Mahimón, al este de la parte
sur del Parque y alrededor de Loma de Casa Blanca al Oeste (Figuras IV.6.4.6 y IV.6.4.13),
en suelos poco evolucionados, cultivados principalmente, bajo matorral degradado ó con
repoblaciones recientes, y con un elevado porcentaje de arenas y carbonatos, de ahí la
correlación inversa existente entre la CEC, pF a 33 kPa y pF a 1500 kPa, con el porcentaje de
arenas y carbonatos (Tabla IV.7.1. Capítulo IV.7).

Los semivariogramas de la capacidad de intercambio catiónico, pF a 33 kPa y pF a 1500


kPa se ajustan a los modelos: 14,506 * Spherical (8168,3) + 129,52 * Nugget; 0,036931 *
Spherical (4188,2) + 0,090117 * Nugget, y 0,073045 * Spherical (2361,2) + 0,19241 *
Nugget, respectivamente.
368
Resultados y Discusión

a) b)

Gráfico IV.6.4.6. Análisis de


tendencia de pF a 33 kPa (a), pF a
1500 kPa (b) y capacidad de
intercambio catiónico (c) en al
Parque Natural de Sierra María-
Los Vélez.

c)

Por el contrario, el modelo de distribución espacial de la materia orgánica es opuesto a las


pautas que siguen los indicadores de calidad de pH medido en agua y KCl, densidad aparente,
erosionabilidad y reserva de agua (Figuras IV.6.4.13 y IV.6.4.14). Este comportamiento se
explica también, por la correlación negativa existente entre estas variables y el contenido de
materia orgánica (Tabla IV.7.1. Capítulo IV.7). Así los suelos más esqueléticos, cultivados y
degradados, que se encuentran en torno a la Serrata Alta, Hoya de las Vacas, Las Almohallas,
parte de la Sierra del Mahimón, y en torno al Cerro de los Faces y Loma de Casa Blanca,
presentan mayor densidad aparente y susceptibilidad a la erosión. Los valores más bajos de
pH medido en agua y KCl se localizan principalmente, en torno a las zonas de mayor altitud
de la Sierra de María y hacia el este, en la parte norte de la zona de estudio. Dicho
comportamiento se explica por el elevado contenido de materia orgánica, que presenta una
gran capacidad amortiguadora de pH (Smith, et al, 2000; Schoenholtz, 2000), y por las bajas
temperaturas y elevadas precipitaciones de las zonas de mayor altitud, responsables del
lixiviado de los suelos (En la tabla IV.7.2 del capítulo IV.7, podemos observar la correlación
inversa existente entre el pH medido en agua (-0.449) y pH medido en KCl (-0.351) con la
altitud). La figura IV.6.4.7 presenta la tendencia a disminuir que siguen dichos indicadores de
calidad hacia las zonas ubicadas al este del Parque Natural de Sierra María-Los Vélez, donde
nos encontrábamos los valores más elevados de materia orgánica. La erosionabilidad y pH
disminuyen también hacia el sur, siguiendo un patrón opuesto al de la materia orgánica.

369
Resultados y Discusión

a) b)

c) d)

Figura IV.6.4.7. Análisis de tendencia de la densidad aparente (a), pH medido en agua (b), pH medido en
KCl (c) y erosionabilidad (d) en el Parque Natural de Sierra María-Los Vélez.

Los semivariogramas de la densidad aparente, pH medido en agua, pH medido en KCl y


erosionabilidad de ajustan al modelo esférico y son: 0,019913 * Spherical (8481,5) +
0,090276 * Nugget; 0,096282 * Spherical (4778,3) + 0,025323 * Nugget; 0,05158 *
Spherical (3343,5) + 0,01792 * Nugget y 0,042849 * Spherical (806,02) + 0,00055173 *
Nugget, respectivamente.

La distribución espacial de la reserva de agua (Figura IV.6.4.13), que disminuye


progresivamente en los suelos que presentan las mayores coberturas de vegetación, mayor
grado de evolución y altos porcentajes de materia orgánica, se explicaría por la hidrofobicidad
del suelo causada por compuestos orgánicos como resinas, ceras, aceites aromáticos,
derivados de la descomposición de las plantas (Neinhuis and Barthlott, 1997; Doerr et al.,
2000) y por los microorganismos edáficos responsables de las estructuras fúngicas (micelios,
hifas, ect.), las cuales impiden o dificultan la infiltración del agua (Bayliss, 1911; Doerr et al.,
2000). El semivariograma de la reserva de agua se ajusta al modelo: 116,86 * Spherical
(7512,4) + 286,14 * Nugget.

370
Resultados y Discusión

Figura IV.6.4.8. Análisis de tendencia de la reserva de agua en la zona de estudio.

Respecto al patrón de distribución espacial que sigue el índice de estabilidad estructural,


los valores más elevados se alcanzan en las zonas de mayor altitud de las Sierras de María,
Mahimón, Gabar, Sierra Larga, Morra Grande, Cerro de la Sima, y las Muelas (Figura
IV.6.4.14), donde el contenido en materia orgánica es más elevado, dada la densa cobertura
vegetal, las elevadas precipitaciones y las bajas temperaturas. Lógicamente, la materia
orgánica favorece la estructuración del suelo, como podemos observar en la correlación
positiva (0.403) existente entre ambas variables (Tabla IV.7.1 del capítulo IV.7). La tabla
IV.7.2 (Capítulo IV.7) muestra la correlación positiva existente entre la altitud y el índice de
estabilidad estructural (0.357). Por el contrario, el porcentaje de material agregado aumenta
hacia el sur-sureste de la parte sur del Parque, coincidiendo con la solana de Sierra de María y
Sierra del Mahimón, y hacia la periferia en la parte norte del Parque, en aquellas zonas donde
los suelos presentaban matorral degradado, repoblaciones recientes o cultivos. Dichas zonas
se caracterizaban por presentar los mayores porcentajes de arenas y carbonatos. En este caso,
los carbonatos actuarían como importantes agentes cementantes en la zona de estudio,
favoreciendo la formación de agregados. De ahí la correlación positiva (0.396) existente entre
el porcentaje de material agregado y la cantidad de carbonatos (Tabla IV.7.1. Capítulo IV.7).
La figura IV.6.4.9 muestra el análisis de tendencia que siguen ambos indicadores de calidad.

a) b)

Figura IV.6.4.9. Análisis de tendencia del índice de estabilidad estructural (a) y porcentaje de material
agregado (b) en la zona de estudio.

371
Resultados y Discusión

Las variables conductividad y porcentaje de limos, no presentan una buena


autocorrelación espacial (Figura IV.6.4.11), debido a la elevada variabilidad que manifiestan
dichos parámetros en la zona de estudio. Para solventar este problema, habría que intensificar
el muestreo en las zonas de mayores contrastes. El análisis de tendencia (Figura IV.6.4.10)
muestra un ligero aumento de la conductividad y el porcentaje de limos hacia el Sur, y una
disminución del porcentaje de limos hacia el Este.

a) b)

Figura IV.6.4.10. Análisis de tendencia de la conductividad (a) y porcentaje de limos (b) en la zona de
estudio.

Atendiendo a la regionalización que presentan los indicadores de calidad en el Parque


Natural de Sierra María-Los Vélez, podemos determinar las zonas que presentan suelos con
mayor calidad ambiental. Estos suelos deben tener los niveles más altos de los indicadores de
materia orgánica, nitrógeno, porosidad total, macroporosidad, estabilidad estructural, pFs a 33
kPa y a 1500 kPa, hierro, arcillas y capacidad de intercambio catiónico, y los valores más
bajos de erosionabilidad, pH, carbonatos, arenas, porcentaje de material agregado y densidad
aparente. Así, los suelos de mayor calidad ambiental se encuentran en las zonas de vegetación
natural densas como son las partes altas de las laderas y zonas cacuminales de Sierra de
María, y en torno a Sierra Larga, Morra Grande, Cerro la Sima y parte de la Muela Chica. El
resto de la zona de estudio ha sido roturada y cultivada originando un grave deterioro en todos
los indicadores de calidad. Las zonas de repoblación reciente se encuentran en vías de
recuperación, si bien la lentitud de los procesos edafogenéticos en zonas semiáridas explica
que la calidad de los suelos diste aun mucho de los más evolucionados bajo vegetación
natural o repoblaciones antiguas.

372
Resultados y Discusión

Figura IV.6.4.11. Mapas de predicción (a) y error estándar de la predicción (b) del porcentaje de limos y
conductividad eléctrica (C.E.).

373
Resultados y Discusión

Figura IV.6.4.12. Mapa de predicción de la distribución espacial de las variables carbono orgánico (C.O.), nitrógeno (N), hierro (Fe), porcentaje de
arenas, porcentaje de arcillas y concentración de carbonato cálcico.
374
Resultados y Discusión

Figura IV.6.4.13. Mapa de predicción de la distribución espacial de las variables pH medido en H2O, pH medido en KCl, capacidad de intercambio
catiónico, pF a 33 kPa, pF a 1500 kPa y reserva de agua (R.A.).
375
Resultados y Discusión

Figura IV.6.4.14. Mapa de predicción de la distribución espacial de las variables porosidad total, macroporosidad, densidad aparente, erosionabilidad,
índice de estabilidad estructural y porcentaje de material agregado.
376
Resultados y Discusión

Figura IV.6.4.15. Mapa de error estándar de predicción de la distribución espacial de las variables carbono orgánico (C.O.), nitrógeno (N), hierro (Fe),
porcentaje de arenas, porcentaje de arcillas y concentración de carbonato cálcico.
377
Resultados y Discusión

Figura IV.6.4.16. Mapa de error estándar de predicción de la distribución espacial de las variables pH medido en H2O, pH medido en KCl, capacidad
de intercambio catiónico, pF a 33 kPa, pF a 1500 kPa y reserva de agua (R.A.).
378
Resultados y Discusión

Figura IV.6.4.17. Mapa de error estándar de predicción de la distribución espacial de las variables porosidad total, macroporosidad, densidad
aparente, erosionabilidad, índice de estabilidad estructural y porcentaje de material agregado.
379
Resultados y Discusión

IV.7. RELACIONES ENTRE VARIABLES


Para el estudio de las relaciones existentes entre variables se ha empleado
análisis de correlación de Pearson, análisis factorial de componentes principales y
análisis de regresión, utilizándose las muestras de capa arable y los perfiles ponderados
a los 30 centímetros superficiales (Ver capítulo III.2.8). Las variables empleadas han
sido: Carbono orgánico, nitrógeno, textura, hierro, CaCO3, pH en H2O y KCl, CEC, pF
a 33 kPa y a 1500 kPa, porosidad total, macroporosidad, densidad aparente, reserva de
agua, erodibilidad, índice de estabilidad estructural, material agregado, altitud,
pendiente, curvatura transversal a la pendiente, curvatura longitudinal a la pendiente,
distancia a los cauces, índice de transporte potencial de sedimentos (LSF), Wetness
index (W), y radiación solar directa y global en el solsticio de invierno. Debido al
elevado número de variables estudiadas y para una exposición más clara de los
resultados, la matriz de correlación se ha dividido en dos tablas, exponiendo de forma
separada las correlaciones entre variables edáficas y entre variables topográficas y
edáficas.

IV.7.1. Relaciones entre las propiedades físicas y químicas de los suelos

La Tabla IV.7.1 recoge los resultados obtenidos para el análisis de correlación de


Pearson entre variables edáficas. En primer lugar, se aprecia la existencia de gran
número de correlaciones significativas entre las variables edáficas. Las variables
carbono orgánico, nitrógeno y capacidad de intercambio catiónico son las presentan
índices de correlación más elevados. Así, la materia orgánica presenta correlaciones
superiores a 0.8 con el nitrógeno, porosidad total, macroporosidad, densidad aparente,
erosionabilidad, pF a 33 kPa y pF a 1500 kPa (Tabla IV.7.1). Estas correlaciones
expresan el hecho de que la materia orgánica favorece la formación y estabilización de
la estructura del suelo, mejorando la aireación y la estabilidad de los agregados, de
forma que al aumentar el contenido en carbono orgánico aumenta la porosidad total y la
porosidad de transmisión (macroporosidad), aumentando la infiltración y disminuyendo
el riesgo de erosión hídrica del suelo. Asimismo, al aumentar la proporción de materia
orgánica disminuye la densidad aparente, debido fundamentalmente al aumento de la
porosidad del suelo. Esto confirma el papel fundamental que la materia orgánica
desempeña en el mantenimiento y mejora de las propiedades físicas, químicas y
biológicas en los ecosistemas mediterráneos (Stevenson, 1994, 1986; Sánchez-Marañón,
2002).

La materia orgánica presenta asimismo correlación negativa con el pH medido en


agua, pH en KCl (r = -0.67; r = -0.54), y el contenido de carbonato cálcico equivalente
(r=-0.42), y positiva con la capacidad de intercambio catiónico (r=-0.80). Esto se
explica por su capacidad para amortiguar los cambios de pH, así, a medida que aumenta
el contenido de materia orgánica, disminuye el pH de los suelos estudiados, los cuales
están desarrollados en todos los casos sobre materiales de carácter básico. También se
incrementa la capacidad de intercambio catiónico, ya que la materia orgánica es el
componente con mayor poder de fijación de iones en el suelo. La correlación negativa
con el contenido de carbonato cálcico equivalente podría interpretarse como indicativa
de evolución del suelo, ya que la erosión es menos intensa e impera el lavado de
carbonatos en los horizontes superficiales, los cuáles presumiblemente se acumularían
en profundidad, como podemos observar en los análisis de los perfiles completos
(perfiles 1, 3, 5, 6, 9, 10 y 15). La correlación negativa existente entre el contenido de

380
Resultados y Discusión

materia orgánica y la reserva de agua podría deberse al carácter hidrofóbico de la


materia orgánica generada por la descomposición de las acículas de los pinos (los
pinares son el tipo de vegetación mayoritario en la zona), que puede afectar a las
propiedades de retención de agua del suelo (Doerr, 1987; Walter, 2002).

Los contenidos de arcilla, nitrógeno e hierro libre presentan un patrón de


correlaciones similar al de la materia orgánica. El aumento paralelo de estas variables es
un signo indicativo de alteración y de evolución de los suelos.

El contenido de carbonato cálcico equivalente se relaciona positivamente con el


contenido de arena, pH, densidad aparente, erosionabilidad y material agregado, y de
forma negativa con el contenido de materia orgánica, nitrógeno, arcilla, hierro,
porosidad total, macroporosidad, pF a 33 kPa y pF a 1500 kPa. Hay que hacer constar
que en todos casos, los suelos estudiados son carbonatados. No obstante, los suelos con
contenidos más altos de carbonatos, y de acuerdo con las relaciones anteriores, serian
más esqueléticos y menos evolucionados, con menores contenidos de materia orgánica,
menor porosidad y mayor densidad aparente, siendo por tanto más susceptibles a la
erosión, al disminuir la infiltración y favorecerse la escorrentía superficial. Ello implica
disminución de las fracciones finas por erosión y el aumento del contenido de arenas. Al
disminuir el contenido en arcillas y materia orgánica, también disminuye la capacidad
de intercambio catiónico y la retención de agua. La relación positiva con el pH se
explica por el carácter básico del carbonato cálcico que presenta un pH de hidrólisis
teórico de 8.2.

El patrón de correlaciones observado para el pH del suelo está relacionado de una


forma directa o indirecta con las relaciones que presenta esta variable con el contenido
de materia orgánica y de carbonatos, comentadas anteriormente. Las correlaciones
observadas entre pF a 33 kPa, pF a 1500 kPa, porosidad total, macroporosidad, densidad
aparente, erosionabilidad, retención de agua y estabilidad estructural del suelo se
adaptan también a los comentarios realizados con anterioridad.

Se ha observado la existencia de una correlación positiva entre el porcentaje de


material agregado y el contenido de arena y carbonatos, y negativa con el contenido en
arcilla e hierro. Boix-Fayos et al. (2001) encontraron que los agregados con tamaños
comprendidos entre 2-0.105 mm se relacionan positivamente con la arena fina y muy
fina, mientras que los agregados con tamaños inferiores a 0.105 mm se relacionan
positivamente con el contenido de arcilla y materia orgánica. Hay que tener en cuenta
que el método experimental que hemos empleado para la determinación del porcentaje
de material agregado, ha sido mediante tamizado en húmedo con un tamiz de 0,250 mm
(tamaños de material agregado entre 2 y 0.250 mm; ver capítulo III.2.7.2). Así pues, las
relaciones encontradas en nuestro caso se adaptan bien a lo descrito en la bibliografía,
de tal forma que el material agregado, de acuerdo con el método empleado, estaría
constituido por agregados con tamaños comprendidos entre 2 y 0,250 mm formados
principalmente por partículas de arena cementadas por carbonato cálcico. Estos
extremos han sido confirmados directamente mediante el estudio de la ultramicrofábrica
de las muestras mediante SEM-EDX, (Capítulo III.2.7.1) encontrando en las muestras
correspondientes a los perfiles 2, 5 y 8 (suelos bajo matorral, cultivo y pinar reciente),
donde los agregados están formados mayoritariamente por la unión de granos de
esqueleto, siendo el carbonato cálcico el principal agente cementante. Además, como se
ha comentado anteriormente, en los suelos estudiados, aquellos con mayor contenido en

381
Resultados y Discusión

arena, presentan también elevados porcentajes de carbonatos y bajo contenido de


materia orgánica. El porcentaje de material agregado también se relaciona
negativamente con la retención de agua y positivamente con la estabilidad estructural
(Tabla IV.7.1).

IV.7.2. Relaciones entre las propiedades físicas y químicas y las características


topográficas de los suelos

En términos generales, se aprecia que las variables topográficas presentan menor


número de correlaciones significativas con el resto de las variables estudiadas. Esto
puede deberse a que su efecto sobre las variables edáficas es complejo y puede estar
influenciado por múltiples factores (Uset and Borroto, 2001; Miralles, 2002). Podemos
destacar la correlación positiva entre la altitud y los contenidos de materia orgánica y
nitrógeno. Así, las zonas de mayor altitud presentan cantidades mas elevadas de materia
orgánica y nitrógeno, debido principalmente a la concentración en dichas zonas de las
principales zonas boscosas del Parque Natural de Sierra María- Los Vélez, al aumento
de precipitaciones y a las bajas temperaturas que frenan la mineralización de la materia
orgánica (Tabla IV.7.2). El aumento de materia orgánica con la altitud implica una
mayor capacidad de intercambio catiónico (r= 0.42, p<0.001), mayor retención de agua
en el suelo a 1500 kPa (r= 0.32, p<0.01), y mayor estabilidad estructural (Tabla IV.7.2).
Esto favorece la infiltración de agua y disminuye la erosionabilidad (r= 0.40, p<0.001).
La correlación inversa entre altitud, carbonato cálcico equivalente y pH (Tabla IV.7.2)
se debe a que a menores altitudes se localizan preferentemente los suelos más
degradados, cultivados y desforestados, con menores porcentajes de materia orgánica y
mayores cantidades de CaCO3. A su vez, el clima presenta una clara gradación
altitudinal, aumentando las precipitaciones con la altitud, lo que implica lavado de
carbonatos y bases de cambio, y la consecuente disminución del pH. La relación inversa
entre altitud y reserva de agua (r= -0.26, p<0.05), se puede explicar por los fenómenos
de hidrofobicidad producidos por la mayor cantidad de materia orgánica a elevadas
altitudes y el tipo de materia orgánica, procedente de la descomposición de las acículas
de los pinos.

En cuanto a las relaciones entre la pendiente y el resto de variables edáficas hay que
destacar que los mayores valores de carbono orgánico, nitrógeno, CEC, estabilidad de
los agregados y porcentaje de material agregado aparecen en zonas de elevada pendiente
(Tabla IV.7.2), que generalmente se encuentran a mayores altitudes, y donde existe
mayor densidad de cobertura vegetal. En general, las zonas con menores pendientes y
altitud han sido roturadas y cultivadas, degradándose sus propiedades originales. A
pesar de las elevadas pendientes, la mayor cobertura vegetal y cantidad de materia
orgánica en los suelos, favorecen la infiltración, frenan la escorrentía superficial, y por
tanto disminuyen la erosionabilidad de los suelos (r= -0.29, p<0.02).

Se observa la existencia de una correlación significativa entre la curvatura longitudinal a


la pendiente y el contenido de carbono orgánico, nitrógeno y pF a 33 kPa (Tabla
IV.7.2), de tal forma que cuanto más cóncavo es el punto en dirección longitudinal a la
pendiente, mayores son los contenidos de dichas variables. De esta forma, en la zona de
estudio los puntos más estables desde el punto de vista geomorfológico son las áreas
cóncavas, en dichas zonas se encontrarían los suelos más evolucionados, con mayores
contenidos en carbono orgánico y nitrógeno (Walter, 2002).

382
Resultados y Discusión

pH pF
C.O. N Arena Arcilla Limo Fe CaCO3 pH kCl CEC pF 33 P. T. Mp. Da R.A. Erod I.E.E.
H2O 1500
N 0,902
Arena -0,315‡ -0,314‡
Arcilla 0,257* 0,207 -0,801
Limo 0,110 0,187 -0,374 -0,255*
Fe 0,129 0,117 -0,434 0,532 -0,123
CaCO3 -0,423 -0,401 0,471 -0,598 0,165 -0,605
pH H2O -0,675 -0,641 0,435 -0,510 0,088 -0,266* 0,565
pH kCl -0,542 -0,493 0,375 -0,576 0,288# -0,384 0,685 0,827
C.E. -0,045 -0,034 -0,206 0,286# -0,110 0,097 -0,010 -0,002 0,002
CEC 0,801 0,735 -0,501 0,536 -0,022 0,435 -0,728 -0,752 -0,693
pF 33 0,831 0,801 -0,430 0,354‡ 0,146 0,174 -0,405 -0,613 -0,482 0,731
pF 1500 0,894 0,849 -0,518 0,496 0,068 0,217 -0,600 -0,716 -0,655 0,849 0,784
P. T. 0,803 0,634 -0,516 0,505 0,051 0,290# -0,507 -0,666 -0,555 0,767 0,694 0,758
Mp. 0,808 0,615 -0,240* 0,285# -0,054 0,173 -0,396 -0,583 -0,472 0,676 0,623 0,692 0,939
Da -0,831 -0,667 0,455 -0,470 -0,006 -0,302# 0,527 0,731 0,599 -0,815 -0,706 -0,767 -0,976 -0,940
R.A. -0,372 -0,334 -0,047 -0,099 0,228 -0,174 0,141 0,500 0,400 -0,321‡ -0,294# -0,308‡ -0,416 -0,529 0,489
Erod. -0,914 -0,826 0,277# -0,356‡ 0,105 -0,195 0,556 0,635 0,561 -0,834 -0,768 -0,862 -0,700 -0,692 0,746 0,313‡
I.E.E. 0,403 0,334 -0,007 0,024 -0,025 0,150 -0,173 -0,442 -0,299# 0,423 0,277# 0,277# 0,359‡ 0,363‡ -0,463 -0,328‡ -0,433
M. Ag. 0,118 0,143 0,604 -0,545 -0,131 -0,319‡ 0,396 -0,066 0,127 -0,067 -0,051 -0,144 -0,142 0,045 0,022 -0,324 -0,089 0,524
Tabla IV.7.1. Los valores sombreados representan las correlaciones significativas para p<0.001, los valores con ‡ representan correlaciones significativas para p<0,01, los valores con
# representan correlaciones significativas para p<0,02, y los valores con * representan correlaciones significativas para p<0,05.
C.O.: Carbono orgánico; CEC: Capacidad de intercambio catiónico; P.T.: Porosidad total; Mp.: Macroporosidad; Da: Densidad aparente; R.A.: Reserva de agua; Erod:
Erodibilidad; I.E.E.: Índice de estabilidad estructural; M. Ag.: Material agregado.

383
Resultados y Discusión

Curv. Curv. Dist. Rad. Rad.


Altura Pendiente LSF W
transv. longit. cauces directa global
C. O. 0,357‡ 0,272* 0,014 -0,243* 0,091 0,103 -0,196 -0,223 -0,212
N 0,436 0,252* -0,010 -0,310‡ 0,244* 0,065 -0,198 -0,179 -0,166
Arena -0,034 -0,096 0,120 -0,140 -0,054 0,044 0,186 0,244* 0,246*
Arcilla -0,030 -0,020 -0,084 0,161 0,057 -0,154 -0,139 -0,081 -0,087
Limo 0,102 0,186 -0,064 -0,023 0,000 0,167 -0,086 -0,268* -0,263*
Fe -0,003 -0,056 -0,143 0,246* -0,034 -0,092 -0,115 -0,003 -0,001
CaCO3 -0,247* 0,038 0,083 -0,015 -0,001 0,173 0,161 0,049 0,040
pH H2O -0,449 -0,180 0,040 0,103 -0,261* 0,060 0,326‡ 0,016 0,006
pH kCl -0,351‡ -0,083 0,070 0,085 -0,212 0,039 0,190 -0,054 -0,059
C.E. -0,080 -0,098 -0,061 0,055 -0,009 -0,117 -0,081 -0,044 -0,039
CEC 0,420 0,261* 0,016 -0,134 0,050 0,087 -0,217 -0,255* -0,246*
pF 33 0,170 0,145 0,012 -0,245* 0,057 0,042 -0,207 -0,321‡ -0,310‡
pF 1500 0,325‡ 0,150 -0,073 -0,214 0,111 -0,024 -0,118 -0,233 -0,221
P. T. 0,110 0,183 -0,002 -0,059 -0,047 -0,014 -0,262* -0,223 -0,220
Mp. 0,106 0,138 0,043 -0,102 -0,069 -0,004 -0,195 -0,182 -0,176
Da -0,201 -0,226 0,001 0,057 0,002 -0,028 0,269* 0,205 0,201
R.A. -0,258* -0,111 0,043 -0,048 -0,277# -0,005 0,210 -0,018 -0,033
Erod. -0,396 -0,285# 0,007 0,225 -0,075 -0,106 0,165 0,180 0,172
I.E.E. 0,357‡ 0,449 -0,004 -0,044 0,097 0,358‡ -0,233 -0,080 -0,084
M. Ag. 0,332‡ 0,240* 0,090 -0,108 0,113 0,264* 0,005 0,116 0,122
Tabla IV.7.2. Los valores sombreados representan las correlaciones significativas para p<0.001, los valores con ‡ representan correlaciones significativas para p<0,01, los valores con
# representan correlaciones significativas para p<0,02, y los valores con * representan correlaciones significativas para p<0,05.
C.O.: Carbono orgánico; CEC: Capacidad de intercambio catiónico; P.T.: Porosidad total; Mp.: Macroporosidad; Da: Densidad aparente; R.A.: Reserva de agua; Erod:
Erodibilidad; I.E.E.: Índice de estabilidad estructural; M. Ag.: Material agregado; Curv. transv.: Curvatura transversal a la pendiente; Curv. longit.: Curvatura longitudinal a la
pendiente; Dist. cauces: Distancia a los cauces; LSF: Índice de transporte potencial de sedimentos (Length Slope Factor); W: Índice topográfico (Wetness index); Rad. directa:
Radiación solar directa en el solsticio de invierno; Rad. global: Radiación solar global en el solsticio de invierno.

384
Resultados y Discusión

Existe una correlación significativa entre la radiación directa y global y los


contenidos de arenas y limos (Tabla IV.7.2). De acuerdo con los correspondientes
coeficientes de correlación, el aumento de radiación implica un aumento del contenido
de arena y disminución del limo. Esto podría indicar que los suelos con mayor
insolación presentan texturas más gruesas, que de acuerdo con el conjunto de
correlaciones comentadas anteriormente, seria indicativo de una menor evolución del
suelo. Estos suelos con menor grado de evolución y mas degradados suelen presentar
bajos contenidos de materia orgánica, y por tanto, menor capacidad de intercambio
catiónico (r= -0.26, p<0.05). A su vez, la evaporación causada por exposición directa de
la superficie del suelo a la radiación incidente, explicaría la menor capacidad de
retención de agua a una presión de 33 kPa (Lal, 1989).

Se observa asimismo que el índice W se correlaciona positivamente con la densidad


aparente y negativamente con la porosidad total (Tabla IV.7.2), indicando la existencia
de compactación en las zonas de acumulación de agua de escorrentía. La existencia de
una correlación positiva significativa (r= 0.33, p<0.01) entre el pH y le índice W podría
ser indicativa de que las aguas de escorrentía superficial estarían saturadas en
carbonatos, que podrían concentrarse en las zonas del relieve con tendencia a la
acumulación de agua (mayores valores de W).

Se observa además que aquellos suelos próximos a los cauces acumulan mayor
cantidad de nitrógeno, y presentan valores más bajos de reserva de agua y pH (Tabla
IV.7.2). Por otro lado, de forma contraria a lo que cabría esperar, los suelos que
presentan valores más elevados del índice LSF (índice de transporte potencial de
sedimentos), poseen mayor estabilidad estructural y mayor porcentaje de material
agregado (Tabla IV.7.2). Esto se podría explicar por el hecho ya comentado de que las
zonas de bosque con suelos más evolucionados se sitúan en las posiciones topográficas
más desfavorables, ya que las zonas de menores pendientes han sido desforestadas y
cultivadas.

IV.7.3. Análisis factorial

Para simplificar y elucidar los patrones complejos de correlaciones existentes entre


las variables, se ha empleado análisis factorial de componentes principales, que es una
técnica estadística de análisis multivariante que permite reducir la complejidad de las
relaciones entre un elevado número de variables, agrupándolas en torno a un reducido
conjunto de factores, los cuales son combinación lineal de dichas variables (Johnson,
1992).

Las variables se han agrupado en tres factores principales que explican el 81.70% de
la varianza de las muestras (Tabla IV.7.3). Se han seleccionado las variables con
mayores comunalidades y que resultan en mayores porcentajes de varianza explicada
por el modelo. Se han eliminado de la Matriz factorial los pesos de las variables que
sean inferiores a 0.2500. El primer Factor se ha denominado “factor materia orgánica” y
explica el 45.4 % de la variabilidad de las muestras, incluyendo nueve variables con
elevado peso (>0.800, Tabla IV.7.3) y tres con pesos menores. El contenido de carbono
orgánico es la variable principal de este factor (peso 0.9526) relacionada de forma
directa con el nitrógeno, arcilla, capacidad de intercambio catiónico, pF a 33 kPa, pF a
1500 kPa y porosidad total, y de forma inversa con el contenido de carbonato cálcico
equivalente, arena, pH, densidad aparente y erodibilidad. Esto indica que la materia

385
Resultados y Discusión

orgánica es la variable con mayor influencia en las propiedades de los suelos de la zona
de estudio, especialmente aquellas relacionadas con la calidad como son, nitrógeno, pH,
capacidad de intercambio catiónico, porosidad, densidad aparente y erosionabilidad,
cuyos pesos en este factor son superiores a 0.8000.

Tabla IV.7.3. Matriz factorial tras rotación Varimax (n =70).


Factor 1 Factor 2 Factor 3
(45.4%) (16.6%) (13.7%)
Pendiente - 0,4063 0,6133
LSF - 0,4804 0,6753
Rad directa - - -0,9137
Rad global - - -0,9274
Carbono 0,9526 - -
Nitrógeno 0,8420 - -
Arena -0,3006 0,8050 -0,2500
Arcilla 0,3505 -0,7994 -
Hierro - -0,5972 -
CaCO3 -0,5704 0,5933 -
pH en agua -0,8357 -
CEC 0,8789 -0,3000 -
pF 33 kPa 0,7983 - -
pF 1500 kPa 0,8867 -0,2670 -
Porosidad Total 0,8344 - -
Densidad aparente -0,8794 - -
Erodibilidad -0,9323 - -
Material agregado - 0,8553 -
Varianza explicada 45,3953 16,5818 13,7236
Varianza acumulada 45,3953 61,9771 75,7007

El Factor 2, denominado “factor textural”, explica el 16.6% de la varianza de las


muestras, e incluye siete variables edáficas y dos topográficas. Las variables de mayor
peso (>0,6000) son el contenido de arena, arcilla, hierro, carbonato cálcico equivalente
y porcentaje de material agregado, aunque también aparecen con menor peso las
variables CEC, pF a 1500 kPa, índice LSF y pendiente. El contenido de arcilla se asocia
directamente con el hierro libre, capacidad de intercambio catiónico, pF a 1500 kPa,
índice LSF y pendiente, e inversamente con el contenido de arena, carbonato cálcico
equivalente y porcentaje de material agregado. Estas relaciones estadísticas indican un
efecto contrapuesto entre arena y arcilla; de forma que el contenido de arcilla e hierro
libre son signos de alteración y evolución del suelo, mientras que la arena y los
carbonatos son indicativos de poco desarrollo edáfico (los suelos están en todos los
casos sobre materiales carbonatados). Así, los suelos con mayor contenido de arena son
menos desarrollados, y presentan un elevado porcentaje de material agregado
cementado por CaCO3. Por el contrario, en la zona de estudio, los suelos más
desarrollados se encuentran a mayores altitudes y bajo pendientes pronunciadas donde,
a pesar de que los procesos erosivos son importantes, la densa cobertura vegetal
favorece la acumulación de materia orgánica, que permite a su vez una mayor capacidad
de intercambio catiónico y un mayor desarrollo del suelo.

El Factor 3 se ha denominado “factor topográfico”, explica el 13.7 de la variabilidad


de las muestras, e incluye cuatro variables topográficas (Radiación solar directa y global

386
Resultados y Discusión

en el solsticio de invierno, pendiente e índice LSF) y una edáfica (porcentaje de arenas).


La radiación solar incidente parece ejercer un efecto notable sobre este factor, de forma
que las zonas con mayor insolación, presentan suelos con menor grado de desarrollo, y
por tanto, con mayor porcentaje de arena. La causa podría ser la falta de recursos
hídricos, pues el Parque Natural de Sierra María-Los Vélez se encuentra en una zona
semiárida donde la humedad es el principal limitante del desarrollo vegetal e
indirectamente de los suelos. Por el contrario, en la zona de estudio, los suelos forestales
mas evolucionados se encuentran principalmente en zonas de mayor altitud y con
elevadas pendientes. Dichos suelos presentan mayor cantidad carbono orgánico y suelen
ir acompañados de altos contenidos de arcilla.

La adscripción de las variables a cada factor se muestra gráficamente en la Figura 1,


la cual representa las proyecciones en dos dimensiones de la Matriz Factorial que es de
tridimensional en nuestro caso (tres factores). El nivel de adscripción a cada factor en
esta figura se define por la distancia euclídea al correspondiente eje (factor). Asimismo,
la proximidad entre variables es indicativa de un comportamiento similar (variables
positivamente correlacionadas) y al contrario, variables del mismo factor en posiciones
distantes indican comportamiento opuesto (variables negativamente correlacionadas).
En primer lugar, se aprecia la existencia de varios grupos de variables claramente
definidos y que presentarían un comportamiento similar (Figura IV.7.1, Factor 1 frente
a Factor 2, el eje del Factor 3 estaría situado perpendicularmente a los otros dos). Así, la
arcilla se asocia con el hierro; la arena con los carbonatos; el carbono con porosidad
total, capacidad de intercambio catiónico, nitrógeno, pF a 33 kPa y pF a 1500 kPa; la
densidad aparente con pH y erodibilidad; la radiación directa con la global y la
pendiente con el índice LSF. Las variables topográficas y el porcentaje del material
agregado se agrupan en el centro del diagrama. La materia orgánica, el pF a 1500 kPa y
la erodibilidad, que son las variables de mayor peso del Factor 1, se sitúan muy
próximas al eje correspondiente a dicho Factor (eje horizontal), y la arena y el
porcentaje de material agregado al eje del Factor 2. Se observa asimismo, como hierro y
arcilla se encuentran próximas al eje correspondiente al Factor 2 al que pertenecen (eje
vertical), pero en posición opuesta a carbonatos y arena, lo que implica un efecto
contrario a estos. Como ya se ha comentado, hierro y arcilla son signos de alteración
mientras que arena y carbonatos lo son de escaso desarrollo. La figura IV.7.2 muestra la
proyección del Factor 1 frente al Factor 3 (podría idealizarse como un corte transversal
(según el eje Z) de la figura IV.7.1), se aprecia como las variables topográficas que en la
anterior figura se encontraban próximas al centro del diagrama, se distribuyen realmente
en la tercera dimensión, a lo largo del eje correspondiente al Factor 3 (eje Z). Se observa
como el índice LSF y la pendiente se encuentran próximas al Factor 3, aunque en
posiciones opuestas a la radiación global y directa, indicativo de alineación negativa
entre ellas. Asimismo, el porcentaje de material agregado en esta proyección se
encuentra próximo al Factor 3 y a la variable arena, de forma que realmente está en tres
dimensiones. Los carbonatos están equidistantes de los ejes correspondientes a los
factores 1 y 2 como se comprueba con los pesos similares que presentan en dichos
factores (Tabla IV.7.3). Igual ocurre con la pendiente y el índice LSF para los factores 2
y 3, aunque presentan un peso algo superior en el factor 3 (menor distancia euclídea).

387
Resultados y Discusión

1,0

0,8
LSF
Pendiente

0,6

0,4

CaCO3 CEC
0,2 pH Pt N C
Factor 2

Mat. agreg. pF 33 pF 1500


0,0
Da Arcillas
Arenas
Erodibilidad Fe
-0,2

-0,4

-0,6

-0,8 Rad. directa


Rad. global
-1,0
-1,0 -0,8 -0,6 -0,4 -0,2 0,0 0,2 0,4 0,6 0,8 1,0 1,2

Factor 1
Figura IV.7.1. Proyección en dos dimensiones de la Matriz Factorial.

1,0

Arenas
0,8 Mat. agreg
CaCO3
0,6

0,4 LSF
Da Pendiente

0,2 pH Rad. directa


NC
Erodibilidad Rad. global
0,0
Factor 3

pF 33

-0,2 pF 1500
Pt CEC
-0,4

-0,6 Fe

Arcillas
-0,8

-1,0
-1,0 -0,8 -0,6 -0,4 -0,2 0,0 0,2 0,4 0,6 0,8 1,0 1,2

Factor 1
Figura IV.7.2. Proyección en dos dimensiones de la Matriz Factorial.

388
Resultados y Discusión

IV.7.4. Análisis de regresión

Las relaciones encontradas entre las variables, permiten realizar estimaciones de


variables edáficas, incluyendo los indicadores de calidad del suelo, a partir del resto de
las variables, mediante la obtención de funciones de pedotransferencia, utilizando
modelos de regresión (Tabla IV.7.4). Se han desarrollado dos grupos de modelos, el
primer grupo incluye los modelos para la estimación de variables edáficas a partir de
otras variables edáficas y el segundo grupo incluye los modelos para la estimación de
variables edáficas a partir de variables topográficas. La varianza explicada (R2) por los
modelos del primer grupo (modelos 1 al 11) es superior al 50% en todos los casos a
excepción de la reserva de agua (modelo 5), siendo especialmente destacables la
capacidad de intercambio catiónico, densidad aparente y pF 1500 kPa con coeficientes
de determinación superiores al 80 % (modelos 2, 4 y 9). En general, el contenido de
carbono orgánico, la arcilla y el contenido de carbonato cálcico equivalente son las
variables independientes con mayor significación en los modelos estimados,
apareciendo en la mayoría de ellos.

Los modelos del segundo grupo (modelos 12 al 20), estimados con variables
topográficas, presentan unos coeficientes de determinación mucho más bajos, siendo en
general la altitud, la variable independiente con mayor significación y la que aparece en
el mayor número de modelos.

Tabla IV.7.4. Modelos de regresión y funciones de pedotransferencia (n= 70).


MODELOS F-Ratio R2 E.E.E.

Variables edáficas

[1] pHw = 8,7519 - 0,0591 C - 0,0082 ARCILLA 45,65 56,77 0,21

[2] CEC = 21,3395 + 1,9950 C + 0,1197 ARCILLA - 0,1475 CaCO3 114,67 83,38 4,45

[3] POROS T = 0,3475 + 0,0392 C + 0,0021 ARCILLA 118,82 77,86 0,05

[4] Da = 1,5933 - 0,1139 C - 0,0038 ARCILLA 217,26 86,58 0,09

[5] RA = -219,413 + 30,5475 pHw 30,80 32,834 14,69

[6] MACROPOROSIDAD = 0,0155 + 0,0615 C 218,35 77,601 0,06

[7] MICROPORSIDAD = 0,4584 - 0,0161 C - 0,0024 ARENA 47,65 57,84 0,03

[8] ARCILLA = 60,1784 - 0,6359 ARENA - 0,1393 CaCO3 78,15 69,41 7,64

[9] PF1500 = 7,1892 + 2,9865 C + 0,1841 ARCILLA - 0,0652 CaCO3 171,76 88,28 4,29

[10] PF33 = 26,7025 + 2,5342 C - 0,1378 ARENA 85,79 71,38 5,75

[11] FE = 4,66431 + 22,5951/CaCO3 72,60 52,38 4,15

Variables edáficas-Variables topográficas


C = -20,2283 + 0,2740 slope - 166,434 curv_long - 0,0367 LSF -
[12] 6,33 28,18 2,78
0,0380*Radinvdir + 0,0366 Radinvglb
N = -0,2006 + 0,0004 ALTITUD + 0,0115 slope -
[13] 8,43 35,33 0,19
12,4078 curv_long - 0,0034 LSF - 0,0001 Radinvdir

389
Resultados y Discusión

[14] pHw = 8,76096 - 0,0008 ALTITUD + 0,0021 LSF + 0,0366 W 11,30 31,57 0,27

CEC = -1,0072 + 0,0285 ALTITUD + 0,4478 slope - 0,1306 LSF -


[15] 9,04 32,76 9,02
0,0047 Radinvglb
PF0,33 = -12,8011 - 734,086 curv_trans - 960,051 curv_long - 1,2998 W
[16] 8,72 36,89 8,39
- 0,1122 Radinvdir + 0,1039 Radinvglb
PF1500 = -5,3657 + 0,0322 ALTITUD - 1132,67 curv_trans -
[17] 9,62 40,24 9,67
920,79 curv_long - 0,0962 LSF - 0,0094 Radinvdir
[18] ESTAB = 0,7432 + 0,0088 slope 28,64 31,25 0,11

MAGREG = -68,4654 + 0,3874 LSF - 0,2367 Radinvdir +


[19] 8,18 24,88 22,91
0,2562 Radinvglb
[20] CaCO3 = 96,9425 - 0,0540 ALTITUD + 0,2856 LSF 9,39 20,52 24,38

z
Las abreviaturas se explican en la Tabla 1. Todos los modelos fueron significativos con P<0.001
excepto 2, 4 y 16 donde fueron significativos con P<0.01.
R2 : Coeficiente de determinación ajustado a los grados de libertad.
E.E.E.: Error estándar de la estimación.
F-ratio: Valor F del test de significación por análisis de la varianza de la regresión.

390
Resultados y Discusión

IV.8. ESTUDIO DE LA MATERIA ORGÁNICA

La materia orgánica ha sido considerada como un factor clave de calidad de los suelos, de
hecho, Larson and Pierce (1991) sugirieron que la materia orgánica es el indicador mas
importante de calidad y productividad de los suelos, ya que influye de forma decisiva en la
mayor parte de sus propiedades, incluidas aquellas que afectan directamente a su calidad, como
la porosidad, erodibilidad, estabilidad estructural y población microbiana de los suelos. No
obstante, y pese a la gran importancia de este indicador, existen pocos estudios profundos sobre
las relaciones entre la composición y tipo de materia orgánica y la calidad del suelo. Es por ello
por lo que hemos considerado importante en la presente tesis la realización de un apartado
específico dedicado al estudio de la materia orgánica de los suelos, y su relación con otros
indicadores de calidad y factores locales, tales como topografía, vegetación, clima, material
original y actuación antrópica.

IV.8.1. Fracción humus del suelo

Se ha realizado un fraccionamiento cuantitativo de la materia orgánica a partir de


muestras de los horizontes superficiales de ocho perfiles representativos, muestreados bajo
diferentes usos del suelo, en el Parque Natural de Sierra María-Los Vélez, para separar la
materia orgánica libre (MOL), los ácidos húmicos (AH), los ácidos fúlvicos (AF) y AF
extraídos con ácido fosfórico (AFP), del residuo correspondiente a la humina de
insolubilización no extraíble (HNE). También se realizó un fraccionamiento cualitativo de la
materia orgánica a los doce perfiles restantes muestreados en la zona de estudio, para
cuantificar el contenido de materia orgánica libre y AH, así como para llevar a cabo la
caracterización molecular de los AH.

En términos generales, el Parque Natural de Sierra María-Los Vélez, presenta los valores
más altos de carbono orgánico total a un rango de altitudes intermedias (aproximadamente
entre los 1400 y 1700 m), y tiende a disminuir por encima y por debajo de dicho límite (cita
trabajo Galicia). Esta variación en el contenido de carbono orgánico de los suelos de la zona
de estudio, puede deberse a los cambios en la cobertura vegetal que, a su vez, varía con la
altitud y, consecuentemente, con el clima, e incluso con la actividad antrópica. De esta forma,
se establecerían los cambios del contenido en carbono orgánico en función de los distintos
pisos bioclimáticos: Mesomediterráneo, a una altitud inferior a 1400 m, en el que los suelos
tienden a presentar valores muy bajos de C orgánico total (Tablas IV.8.1 y IV.8.2), como
consecuencia de la influencia antrópica: roturación agrícola, pastoreo, graves procesos de
erosión, etc (SM5, SM12, SM17 y SM18). Las zonas de matorral degradado (SM2 y SM7), y
aquellas donde se han llevado a cabo recientemente algunas repoblaciones de Pinus
halepensis (SM1, SM8 y SM13), también presentan bajos porcentajes de C orgánico, salvo
aquellos lugares ubicados en la reserva del Parque, donde todavían permanecen algunos restos
de vegetación natural, adaptados a suelos degradados y a la sequía, que se componen de restos
de encinar y sabinar (SM6, SM14 y SM15), y algunos pinares relícticos de Pinus halepensis
(SM19). En el piso Supramediterráneo, entre 1400-1750 m, donde se desarrollan grandes
extensiones de pinar de repoblación (Pinus halepensis), y junto a ellas, en aquellas zonas
donde la influencia antrópica es muy escasa, también se extienden gran parte de bosques
esclerófilos de encina (Quercus ilex) y abundantes restos del pinar (Pinus nigra) y sabinar
(SM3, SM9, SM10, SM11 y SM16), se encuentran los valores más elevados de carbono
orgánico (Tablas IV.8.1 y IV.8.2). En los pisos Oromediterráneo (entre 1750 y 1800 m),
donde imperan escasos bosques esclerófilos de encina, y algunos restos dispersos de pinar y
sabinar, y en piso crioromediterráneo (> de 1800 m), en el que las bajas temperaturas solo

391
Resultados y Discusión

permiten el desarrollo de matorral natural cacuminal (SM 20), se encuentran los porcentajes
mas bajos de carbono orgánico.

En general, los porcentajes de MOL son bajos (0,01 – 0,78 g C 100 g suelo-1) en todas las
muestras analizadas. No obstante, los suelos que presentaron mayor porcentaje de C en forma
de MOL fueron los encinares (SM3, SM14) y sabinares (SM15, SM11 Y SM16), seguidas de
las muestras tomadas de bosques climácicos de pinos (SM9, SM10). Los suelos de cultivo,
matorral y pinar de repoblación reciente, presentaron los contenidos más bajos de MOL,
debiéndose estas diferencias principalmente, a la distinta velocidad con que se desarrollan los
ciclos biogeoquímicos de cada ambiente geoclimático, así como al tipo de cubierta vegetal
sobre la que se ha desarrollado cada suelo. De tal forma, los suelos de encinar, sabinar y pinar
climácico presentan una vegetación leñosa acidificante, que aporta restos de lenta
descomposición, y los suelos de matorral y cultivos poseen una vegetación herbácea que
facilita los procesos de biodegradación de los restos vegetales. La muestra SM19, también
bajo pinar climácico, presentó la mayor cantidad de MOL (0,78), aunque estos suelos
presentaban un horizonte orgánico muy desarrollado, con acículas y restos vegetales apenas
descompuestos.

Los AH y AF se asocian con las arcillas y los óxidos metálicos del suelo mediante
enlaces estables, y son las fracciones mayoritarias en los suelos más evolucionados
(Duchaufour, 1984). Los suelos con mayor contenido de AH y fúlvicos se muestrearon en
pinares climácicos (SM19, SM9, SM10) y en encinar (SM3), seguidos de suelos bajo sabinar
(SM15), matorral (SM2, SM20) y cultivos (SM5).

El elevado contenido en fracciones de humina de insolubilización no extraíble (HNE),


suele considerarse indicador de suelos con humus muy evolucionado (Duchaufour, 1984),
siendo mayor en suelos bajo pinar (SM19, SM9, SM10) y, encinar y sabinar (SM3, SM15).

La tabla IV.8.1 muestra la concentración de las diferentes formas de C orgánico (AH, AF


y HNE), mientras que en la figura IV.8.1 los valores son calculados como porcentaje de C
total, y las muestras fueron clasificadas en función de la altitud de los lugares muestreados. La
tabla IV.8.2 muestra la concentración de C orgánico, MOL y AH en los horizontes en que se
realizó un fraccionamiento cualitativo.

En general, la transformación, casi completa, de los residuos de las plantas tras su


incorporación al suelo, esta determinada principalmente por los bajos porcentajes de materia
orgánica libre, y no por el tipo de vegetación. Respecto a la fracción coloidal, el suelo
presenta unos valores comparativamente más altos de AF, extraídos directamente del suelo a
pH ácido, o separados del extracto húmico total a través de tratamientos alcalinos, como se
observa en los valores inferiores a 1, obtenidos en la relación de los AH entre AF.

Los valores más elevados de AF que de AH, así como la cantidad relativamente alta de
humina, podrían ser debidos a la retención física de las fracciones particuladas y al efecto de
insolubilización de las fracciones solubles, característicos, ambos procesos, de sustratos
calizos (Duchaufour, 1977).

392
Resultados y Discusión

Tabla IV.8.1. Distribución del carbono del suelo en sus distintas fracciones orgánicas.

CO MOL EHT AH AFP FA HNE HA/FA


-1 -1
g kg / g C (100 g suelo)
SM2 21,73 0,02 1,44 0,67 0,36 0,76 1,34 0,88
SM3 95,01 0,23 4,67 2,07 0,55 2,59 2,67 0,80
SM5 16,99 0,08 0,50 0,23 0,14 0,27 1,04 0,83
SM9 99,91 0,14 4,03 0,86 0,49 3,17 3,89 0,27
SM10 87,03 0,07 2,80 0,72 0,66 2,08 3,28 0,34
SM15 57,35 0,21 2,51 0,74 0,41 1,77 2,95 0,42
SM19 228,52 0,78 7,11 2,63 1,02 4,48 10,62 0,59
SM20 29,23 0,06 1,44 0,29 0,29 1,14 2,17 0,25
CO: carbono orgánico; MOL: materia orgánica libre; EHT: extracto húmico total; AH: ácidos húmicos; AFP: ácidos
fúlvicos extraídos de H3PO4-; AF: ácidos fúlvicos extraídos de NaOH; HNE: humina de insolubilización no extraíble;
SM: perfil (SM2=perfil 2, SM3=perfil 3; SM5=perfil 5; SM9=perfil 9; SM10=perfil 10; SM15=perfil 15; SM19=perfil
19; SM20=perfil 20)

Figura IV.8.1. Distribución cuantitativa del C total del suelo en las diferentes fracciones de materia
orgánica. Clasificación de las muestras según el gradiente altitudinal y los tipos de vegetación.

393
Resultados y Discusión

Tabla IV.8.2. Concentración de materia orgánica libre y ácidos húmicos en los horizontes superficiales de doce
perfiles muestreados en la zona de estudio.

CO MOL AH
PERFILES
g kg-1 / g C (100 g suelo)-1
SM1 27,10 0,03 0,78
SM4 36,63 0,21 2,39
SM6 37,73 0,02 1,75
SM7 15,48 0,27 0,76
SM8 15,44 0,03 0,69
SM11 125,64 0,70 9,59
SM12 8,12 0,01 0,44
SM13 22,24 0,01 0,44
SM14 58,88 0,22 1,20
SM16 61,92 0,07 0,14
SM17 27,39 0,04 0,88
SM18 6,88 0,02 0,52
CO: carbono orgánico; MOL: materia orgánica libre; AH: ácidos húmicos; SM: perfil

IV.8.2. Propiedades ópticas

IV.8.2.1. Estudios espectroscópicos

IV.8.2.1.1. Espectroscopía visible


Uno de los métodos no degradativos usados para la caracterización de las sustancias
húmicas es la espectrofotometría en el rango de radiación ultravioleta (UV) y el de la región
visible (Ganuza, 2002). El estudio de los AH mediante espectroscopía visible permite
obtener información estructural sobre su grado de condensación y aromaticidad (Stevenson,
1982).
En la tabla IV.8.3 se muestran los valores de extinción específica a 465 nm (E4) y 665
nm (E6), la relación entre ambas (denominada E4/E6) y la intensidad de los valles a 570 y
620 nm en la segunda derivada del espectro.

394
Resultados y Discusión

Tabla IV.8.3 Parámetros espectroscópicos de ácidos húmicos en el rango visible.


Densidad optica. Valores en
AH el rango visible
Intensidad de los picos en la segunda derivada*

E4 E6 E4/E6 620 nm 570 nm


SM1 0,70 0,15 4,69 0,0020 0,0007
SM2 1,23 0,03 4,02 0,0024 0,0011
SM3 0,56 0,10 5,51 0,0016 0,0006
SM4 1,16 0,26 4,45 0,0027 0,0012
SM5 0,66 0,15 4,47 0,0018 0,0006
SM6 0,71 0,14 5,17 0,0019 0,0007
SM7 0,97 0,21 4,72 0,0018 0,0008
SM8 0,63 0,11 5,81 0,0021 0,0007
SM9 0,86 0,18 4,74 0,0020 0,0008
SM10 0,73 0,16 4,71 0,0019 0,0007
SM11 0,84 0,18 4,60 0,0020 0,0007
SM12 1,26 0,27 4,63 0,0020 0,0009
SM13 0,59 0,09 6,63 0,0018 0,0010
SM14 0,62 0,13 4,70 0,0009 0,0004
SM15 0,95 0,19 4,95 0,0021 0,0008
SM16 1,10 0,25 4,43 0,0019 0,0011
SM17 0,87 0,18 4,80 0,0021 0,0009
SM18 0,30 0,04 7,20 0,0013 0,0003
SM19 0,52 0,08 6,40 0,0015 0,0004
SM20 0,64 0,13 4,92 0,0028 0,0011
*unidades de absorción; E4= extinción a 465 nm [0,2 mg C mL-1]; E6= extinción a 665 nm [0,2 mg C mL-1].
Para obtener la segunda derivada de los espectros visibles de los AH (donde se midieron la intensidad de los
valles a 620 y 570 nm) se utilizó una concentración de 0,1 mg C mL-1. SM:perfil.

En la figura IV.8.2 se muestran los espectros visibles de los 20 AH estudiados. Son


curvas de absorción monótonas, sin máximos ni mínimos marcados (excepcionalmente puede
haber máximos poco marcados, especialmente en los AH que pueden contener algún tipo de
cromóforo), donde la densidad óptica disminuye al aumentar la longitud de onda (Schnitzer,
1978).

El color de las sustancias húmicas procede de los denominados grupos cromóforos y de


otros grupos denominados auxócromos potenciadores del color, muy relacionados con los
radicales libres estables (RLE) con un alto grado de resonancia. Empíricamente, la intensidad
del color se relaciona con la aromaticidad (Traina et al., 1990), aumentando con la madurez
de las sustancias húmicas. En este sentido, la espectroscopía visible de los AH, presentó
espectros prácticamente monótonos, aunque la extinción específica variaba entre 0.3 y 1.2
(E4), y el rango de la relación E4/E6 variaba entre 4 y 7 (Tabla IV.8.3).

Kononova (1982) propuso que un valor elevado del cociente E4/E6, era indicativo de una
alta proporción de estructuras alifáticas y un bajo grado de condensación aromática, y por el
contrario, un valor bajo de la relación E4/E6 reflejaba un alto grado de aromaticidad. La

395
Resultados y Discusión

relación E4/E6 puede considerarse como un indicador de los procesos de humificación en


relación con las condiciones ambientales, pues se relaciona negativamente con el tamaño, el
peso molecular y el grado de asociación entre las moléculas de las sustancias húmicas (Chen
et al., 1978; Anderson, 1979). Así, los valores relativamente altos de E4/E6 de las muestras
SM18 (7,20), SM19 (6,40), SM13 (6,63), SM8 (5,81) y SM3 (5,51) indican tamaños de
partícula pequeños, propios de los AF (la relación E4/E6 típica para un AF se encuentra
comprendida entre 6 y 11,5, y para un AH es menor de 5), reflejando un menor grado de
condensación inter- e intramolecular, y pesos moleculares inferiores al resto de las muestras
que presentan valores de E4/E6 entre 4 y 5, con tamaños de partícula grandes, mas típicos de
los AH (Stevenson, 1982; Clapp y Hayes, 1999; Leenheer, 1980).

La solución de AH presentó altas densidades ópticas durante su medida y, obedeciendo a


la ley de Lambert-Beer´s, las medidas fueron realizadas a partir de soluciones tres veces
diluidas, en lugar de lo que requería la concentración estándar propuesta por Kononova
(1961). Esto podría ser interpretado, desde un primer punto de vista, como la presencia de
formas aromáticas dominantes en las macromoléculas de AH de las muestras, como
consecuencia, probablemente, de las condiciones climáticas y la intensa actividad
biogeoquímica en la zona de estudio.

La inspección detallada del espectro visible (Figura IV.8.2) sugirió algunos picos poco
marcados en algunas de las muestras, que fueron claramente resueltos en la segunda derivada
del espectro, mostrando algunos valles en la intensidad de las variables, por ejemplo a 465,
530, 570 y 620 nm. Este es un patrón típico de los pigmentos de suelos (fracciones Pg)
citados por Kumada y Hurst (1967) como “AH verdes” y considerados como productos
fúngicos que contienen pigmentos perelenquinónicos obtenidos durante la síntesis de
melaninas derivadas de hidroxinaftaleno (Bell y Wheeler, 1986). Estos pigmentos tienden a
concentrarse en las fracciones húmicas mas establemente asociadas a la fracción mineral del
suelo, ligándose de forma irreversible a las arcillas y a los óxidos de hierro y aluminio
(Almendros & Dorado, 1985).

La presencia de estos máximos espectroscópicos, no es general en todos los tipos de AH


(Oyonarte et al., 1994; Almendros et el., 2005). De hecho, en los suelos de los diferentes
ecosistemas españoles, solo se han encontrado en sitios concretos como ocurre en el Macizo
de Ayllón, donde su abundancia parece estar relacionada con los estados más avanzados de
degradación del suelo, de acuerdo con la presencia de micorrizas en ecosistemas de
condiciones más desfavorables (Almendros et al., 1982b). También se han encontrado en
hayedos del Puerto de la Quesera del Macizo Central (Almendros et al., 1982a), en
ecosistemas montañosos de la Sierra de Urbasa en Navarra (Almendros et al., 1982a), Sierra
de Gádor en Almería (Oyonarte, 1994), etc. La presencia de estos pigmentos se interpreta a
menudo como un biomarcador subrogado, válido para identificar la actividad fúngica, que
desempeña un papel apreciable en la acumulación de formas estables de C en los suelos. De
hecho, estos pigmentos son muy reactivos, por lo que poseen, además, gran interés desde el
punto de vista de la agregación y la formación de complejos organominerales, desempeñando
un importante papel en las propiedades fisicoquímicas del suelo. Así, estas fracciones verdes
de los AH obtenidas por cromatografía poseen una elevada capacidad de intercambio
catiónico, bajo peso molecular, elevada resistencia a la degradación térmica y biológica, bajo
contenido en N y menor contenido de constituyentes alifáticos (Kumada y Sato, 1980;
Almendros et al., 1982b). Estas características hacen suponer que desempeñarán una función
mejorante en los suelos, favoreciendo los procesos de agregación e intercambio catiónico en
mayor medida que los AH de diferente origen (Kumada y Sato, 1967; Almendros et al.,
1982ab; Almendros y Dorado, 1984; Oyonarte et al., 1994).

396
Resultados y Discusión

0,025 - - 1,25 0,025 - - 1,25

-0,00 - - 1,00 -0,00 - - 1,00


l l
l l 530 l
l 530
620 570 570
620
(2ªª derivada)

(2ªª derivada)
- 0,075 - - 0,75 - 0,075 - - 0,75

D.O.
D.O.

D.O. (2
D.O. (2

- 0,050 - - 0,50 - 0,050 - - 0,50

- 0,025 - - 0,25 - 0,025 - - 0,25

1120 2120
- 0,010 - l l l- 0 - 0,010 -l l l l- 0
l
750 650 550 450 750 650 550 450

λ (nm)
nm) λ (nm)
nm)

0,025 - - 1,25 0,025 - - 1,25

-0,00 - - 1,00 -0,00 - - 1,00


l l
l l
530 l l 530
620 570
620 570
(2ªª derivada)

(2ªª derivada)

- 0,075 - - 0,75 - 0,075 - - 0,75


D.O.

D.O.
D.O. (2

D.O. (2

- 0,050 - - 0,50 - 0,050 - - 0,50

- 0,025 - - 0,25 - 0,025 - - 0,25

3120 4120
- 0,010 - l l l- 0 - 0,010 - l l l- 0
l l
750 650 550 450 750 650 550 450

λ (nm)
nm) λ (nm)
nm)

Figura IV.8.2. Segundas derivadas de los espectros visibles de los ácidos húmicos de las muestras
estudiadas, a partir de las cuales puede medirse la intensidad de los máximos espectrales en el rango
visible, relacionados con la presencia de pigmentos perilenquinónicos.

397
Resultados y Discusión

0,025 - - 1,25 0,025 - - 1,25

-0,00 - - 1,00 -0,00 - - 1,00


l l
l l l l
530 530
620 570 620 570

(2ªª derivada)
(2ªª derivada)

- 0,075 - - 0,75 - 0,075 - - 0,75

D.O.
D.O.

D.O. (2
D.O. (2

- 0,050 - - 0,50 - 0,050 - - 0,50

- 0,025 - - 0,25 - 0,025 - - 0,25

5120 6120
- 0,010 - l l l- 0 - 0,010 - l l l- 0
l l
750 650 550 450 750 650 550 450

λ (nm)
nm) λ (nm)
nm)

0,025 - - 1,25 0,025 - - 1,25

-0,00 - - 1,00 -0,00 - - 1,00


l l
l l l
530 l 530
620 570 570
620
(2ªª derivada)

(2ªª derivada)

- 0,075 - - 0,75 - 0,075 - - 0,75


D.O.

D.O.
D.O. (2

D.O. (2

- 0,050 - - 0,50 - 0,050 - - 0,50

- 0,025 - - 0,25 - 0,025 - - 0,25

7120 8120
- 0,010 - l l l- 0 - 0,010 - l l l- 0
l l
750 650 550 450 750 650 550 450

λ (nm)
nm) λ (nm)
nm)

Figura IV.8.2. Segundas derivadas de los espectros visibles de los ácidos húmicos de las muestras
estudiadas, a partir de las cuales puede medirse la intensidad de los máximos espectrales en el rango
visible, relacionados con la presencia de pigmentos perilenquinónicos. Continuación.

398
Resultados y Discusión

0,025 - - 1,25 0,025 - - 1,25

-0,00 - - 1,00 -0,00 - - 1,00


l l
l l l l
530 530
620 570 620 570

(2ªª derivada)
(2ªª derivada)

- 0,075 - - 0,75 - 0,075 - - 0,75

D.O.
D.O.

D.O. (2
D.O. (2

- 0,050 - - 0,50 - 0,050 - - 0,50

- 0,025 - - 0,25 - 0,025 - - 0,25

9120 10120
- 0,010 - - 0,010 - l- 0
l l l l- 0 l l l
650 550 450 750 650 550 450
750

λ (nm)
nm) λ (nm)
nm)

0,025 - - 1,25 0,025 - - 1,25

-0,00 - - 1,00 -0,00 - - 1,00


l
l l l l 530
l
570 530 620 570
620
(2ªª derivada)
(2ªª derivada)

- 0,075 - - 0,75 - 0,075 - - 0,75


D.O.
D.O.

D.O. (2
D.O. (2

- 0,050 - - 0,50 - 0,050 - - 0,50

- 0,025 - - 0,25 - 0,025 - - 0,25

11120 12120
- 0,010 - l- 0 - 0,010 - l l l- 0
l l l l
750 650 550 450 750 650 550 450

λ (nm)
nm) λ (nm)
nm)

Figura IV.8.2. Segundas derivadas de los espectros visibles de los ácidos húmicos de las muestras
estudiadas, a partir de las cuales puede medirse la intensidad de los máximos espectrales en el rango
visible, relacionados con la presencia de pigmentos perilenquinónicos. Continuación.

399
Resultados y Discusión

0,025 - - 1,25 0,025 - - 1,25

-0,00 - - 1,00 -0,00 - - 1,00


l l l
l 530 l
l 620 570 530
570
620
(2ªª derivada)

(2ªª derivada)
- 0,075 - - 0,75 - 0,075 - - 0,75

D.O.

D.O.
D.O. (2

D.O. (2
- 0,050 - - 0,50 - 0,050 - - 0,50

- 0,025 - - 0,25 - 0,025 - - 0,25

13220 14120
- 0,010 - l l l- 0 - 0,010 - l l l- 0
l l
750 650 550 450 750 650 550 450

λ (nm)
nm) λ (nm)
nm)

0,025 - - 1,25
0,025 - - 1,25

-0,00 - - 1,00 -0,00 - - 1,00


l l l
l
620 570 530 l 530
l
570
620
(2ªª derivada)

(2ªª derivada)

- 0,075 - - 0,75 - 0,075 - - 0,75


D.O.

D.O.
D.O. (2

D.O. (2

- 0,050 - - 0,50 - 0,050 - - 0,50

- 0,025 - - 0,25 - 0,025 - - 0,25

15120 16120
- 0,010 - l- 0 - 0,010 -
l l l l l l l- 0
750 650 550 450 750 650 550 450

λ (nm)
nm) λ (nm)
nm)

Figura IV.8.2. Segundas derivadas de los espectros visibles de los ácidos húmicos de las muestras
estudiadas, a partir de las cuales puede medirse la intensidad de los máximos espectrales en el rango
visible, relacionados con la presencia de pigmentos perilenquinónicos. Continuación.

400
Resultados y Discusión

0,025 - - 1,25 0,025 - - 1,25

-0,00 - - 1,00 -0,00 - - 1,00


l l l l
l l 530 620 570 530
620 570

(2ªª derivada)
(2ªª derivada)

- 0,075 - - 0,75 - 0,075 - - 0,75

D.O.

D.O.
D.O. (2

D.O. (2
- 0,050 - - 0,50 - 0,050 - - 0,50

- 0,025 - - 0,25 - 0,025 - - 0,25

17120 18120
- 0,010 - l l l- 0 - 0,010 - l l l- 0
l l
750 650 550 450 750 650 550 450

λ (nm)
nm) λ (nm)
nm)

0,025 - - 1,25 0,025 - - 1,25

-0,00 - - 1,00 -0,00 - - 1,00


l l l
l
570 530 l 530
620
l 570
620
(2ªª derivada)

(2ªª derivada)

- 0,075 - - 0,75 - 0,075 - - 0,75


D.O.

D.O.
D.O. (2

D.O. (2

- 0,050 - - 0,50 - 0,050 - - 0,50

- 0,025 - - 0,25 - 0,025 - - 0,25

19120 20120
- 0,010 - l l l- 0 - 0,010 - l l l- 0
l l
750 650 550 450 750 650 550 450

λ (nm)
nm) λ (nm)
nm)

Figura IV.8.2. Segundas derivadas de los espectros visibles de los ácidos húmicos de las muestras
estudiadas, a partir de las cuales puede medirse la intensidad de los máximos espectrales en el rango
visible, relacionados con la presencia de pigmentos perilenquinónicos. Continuación.

401
Resultados y Discusión

IV.8.2.1.2. Espectroscopia infrarroja

La espectroscopía FT-IR permite la caracterización de los elementos estructurales


químicos que componen los materiales húmicos de suelos y sedimentos (Stevenson, 1982;
MacCarthy y Rice, 1985), y permite obtener información acerca de la naturaleza de los grupos
funcionales, así como reconocer la presencia de restos de proteínas, ligninas, hidratos de
carbono y material inorgánico.

La tabla IV.8.4 presenta las densidades ópticas de las diferentes bandas de los espectros
de IR de las muestras de AH que son más significativas, y aquellas de resolución aumentada
para la zona considerada “diagnóstica”, en ambos casos normalizada en intensidad en el
máximo a 1620 cm-1. En la “zona diagnóstica” (2000–700 cm-1) se incluyen las bandas que
aportan una información muy valiosa sobre la calidad y cantidad de diferencias estructurales
de los AH. Para un óptimo reconocimiento de dichas bandas espectrales, se emplean los
espectros de resolución aumentada (Figura IV.8.3). La figura IV.8.4 recoge los espectros IR
completos originales.

1120
- 1720

- 1720

2120
1620

-1460
- 1650

- 1620
- 1270

- 1030
_

- 1230
- 1420
- 1370
-1510
- 1550

- 1270
- 1230
- 1130

-1460
- 1650

- 1420

- 1030
- 1370
- 1550
- 1775

-1510

- 1130
- 830

- 1775

- 830
I I I I I I I
I I I I I I I I I
I I
I I
I I
I I
I I
I I

2000 1600 1200 800 cm-1 cm-1


2000 1600 1200 800
- 1720

- 1720
- 1620

3120 4120
-1460

- 1620
- 1650

-1510

- 1030
- 1420

- 1270
- 1230
- 1370

- 1130
- 1550

- 1270
- 1230
-1460
- 1650

- 1420
- 1330

- 1370
- 1775

- 1030
- 1775

-1510

- 1130
- 830

- 830

I I I I I
I I I I I I I I
I I
I I I
I I I I I I I I I I cm-1
2000 1600 1200 800
2000 1600 1200 800 cm-1

Figura IV.8.3. Espectros infrarrojos de resolución aumentada.

402
I

I
I
I

2000
2000
2000
2000

I
I
I
I

I
I
I
I
- 1775 - 1775 - 1775 - 1775
- 1720 - 1720

I
I

I
I
- 1720 - 1720
- 1650 - 1650 - 1650

I
I
I
- 1620 - 1620 - 1620 - 1620

1600
1600

1600
1600
- 1550 - 1550 - 1550 - 1550

I
I
I
-1510 -1510 -1510 -1510
-1460 -1460 -1460 -1460

I
I

I
I
- 1420 - 1420 - 1420 - 1420
- 1370 - 1370 - 1370 - 1370
- 1330

I
I
I
- 1330
- 1270 - 1270 - 1270 - 1270

I
I

I
I
- 1230 - 1230 - 1230 - 1230

1200
1200

1200
1200

I
I
I
I
- 1130 - 1130 - 1130 - 1130

- 1030

I
I
I
I

- 1030 - 1030 - 1030

I
I

I
I
I
I

I
I
- 830 - 830 - 830 - 830

800

800
800
800

I
I

I
I
7120
5120

9120

11120
cm-1

cm-1

cm-1
cm-1
I

I
I
2000

2000

2000
I

I
I
2000
I

I
- 1775 - 1775 - 1775
I

- 1720 - 1720 - 1775

I
- 1720
I

- 1720
- 1650 - 1650 - 1650

I
- 1620

I
- 1620 - 1620 _
I

1600

1600

1600
- 1550 1620
- 1550 - 1550
1600

I
-1510 -1510 -1510 - 1550
I

-1460 -1460 -1460


-1460
I

I
- 1420 - 1420 - 1420 - 1420
I

- 1370 - 1370 - 1370


- 1370
- 1330
I

I
I

Figura IV.8.3. Espectros infrarrojos de resolución aumentada. Continuación.


- 1270 - 1270 - 1270 - 1270
I

I
I

- 1230 - 1230 - 1230 - 1230


1200

1200

1200
1200
I

- 1130
I

I
- 1130 - 1130 - 1130
- 1030
I

I
- 1030 - 1030

I
- 1030
I

I
I

- 830
I

I
- 830 - 830 - 830
800

800

800

800
I

I
8120
6120

12120
10120
cm-1

cm-1

cm-1

cm-1

403
Resultados y Discusión
I
I
I

2000
2000
2000
I

I
I
I
2000
I

I
I
I
- 1775 - 1775 - 1775

I
- 1720 - 1720 - 1775

I
I
I
- 1720

I
- 1720
- 1650
- 1620

I
I
I
- 1620 - 1620

I
- 1620

1600
1600
1600
- 1550 - 1550 - 1550

1600

I
I
I
-1510 -1510 -1510 - 1550

I
-1460 -1460 -1460 -1510
-1460

I
I
I
- 1420 - 1420 - 1420

I
- 1370 - 1370 - 1370 - 1420

I
I
I
- 1330 - 1330

I
- 1270 - 1270 - 1270 - 1270

I
I
I
I
- 1230 - 1230 - 1230 - 1230

1200
1200
1200
1200
I

I
I
I
- 1130 - 1130 - 1130
I

I
I
I
- 1030 - 1030 - 1030 - 1030
I

I
I
I
I

I
I
I
- 830 - 830 - 830
800

800
800
800
I

I
I
I
15120

19120
17120
13120

cm-1

cm-1
cm-1
cm-1

I
2000
I

2000
I
2000

2000

I
I

I
- 1775
I

I
- 1775
- 1775 - 1775

I
- 1720 - 1720

I
I

I
- 1720 - 1720
- 1650 - 1650
- 1650

I
_ - 1620

I
I

I
1620 - 1620 - 1620

1600

1600
- 1550
1600

1600

I
- 1550 -1510 - 1550 - 1550
I

I
-1510 -1510
-1460 -1460 -1460 -1460

I
- 1420
I

- 1420

Figura IV.8.3. Espectros infrarrojos de resolución aumentada. Continuación.


- 1420 - 1420

I
- 1370 - 1370
- 1370 - 1370
- 1330

I
I

- 1330

I
- 1270 - 1270 - 1270
- 1270

I
I

- 1230 - 1230 - 1230

I
- 1230

1200
1200

1200

1200
I

I
- 1130 - 1130 - 1130

I
- 1130
- 1030
I

- 1030 - 1030

I
- 1030

I
I

I
I

- 830 - 830

I
- 830
800

800

I
- 830

800
I

800
I

I
16120
14120

18120

20120
cm-1

cm-1

cm-1

cm-1

404
Resultados y Discusión
Resultados y Discusión

La interpretación de las principales bandas de los espectros infrarrojos de sustancias


húmicas y materiales lignocelulósicos están basadas, principalmente, en los trabajos de
Farmer y Morrison (1960), Schnitzer y Khan (1972), Flaig et al. (1975), Hayes y Swift
(1978), Stevenson (1982), Fengel y Wegener (1984), MacCarthy y Rice (1985): 3400 cm-1
(tensión O–H en carboxilos, fenoles y alcoholes), 2920 cm-1 (tensión C–H alifática), 1720 cm-
1
(vibraciones C=O de ácidos carboxílicos no-conjugados y cetonas alifáticas), 1600–1650
cm-1 (C=C olefínico y aromático conjugado con grupos C=O), 1660–1630 cm-1 (tensión C=O
en amidas), 1590–1517 cm-1 (flexión N–H en amidas), 1510 cm-1 (C=C aromático), 1470–
1380 cm-1 (flexión C–H alifática), 1460 cm-1 (flexión asimétrica C–H en estructuras alquílicas
y en OCH3 de grupos siringil y guaiacil), 1435–1420 cm-1 (flexión ArO–CH3 en grupos
siringil y guaiacil), 1330–1325 cm-1 (vibración de anillos tipo siringil), 1270 cm-1 (tensión
asimétrica C–O–C de éteres, vibración C–OCH3 en estructuras de tipo guaiacil), 1230 cm-1
(tensión O–H en grupos carboxilo) y 1120–1000 cm-1 (tensión C–O en alcoholes).

En todos los espectros obtenidos para las diferentes muestras analizadas (Tabla IV.8.4),
fueron muy evidentes las estructuras esqueléticas de los AH, tanto alquílicas (reflejadas por la
intensidad medio alta de las bandas a 2920, 1460, 1370 y 1720 cm-1) y arílicas (picos
resueltos a vibración aromática a 1510 y 1620 cm-1), que fueron también usadas para calcular
la relación 2920/1510 (C alifático/C aromático) como otro índice indicativo del grado de
aromaticidad de los AH (Dupuis y Jambu, 1969). Así, las muestras con mayor relación
2920/1510, y por tanto, con menor grado de aromaticidad, fueron las muestras recogidas bajo
pinar antiguo (SM9, SM10, SM19) y bajo bosque climácico de encinas (SM3 y SM14).

Respecto a los grupos funcionales que contienen oxígeno, todos los espectros mostraron
la banda a 3400 cm-1 para vibraciones de tensión O-H de grupos carboxílicos, hidroxilos, etc.
También mostraron la banda de grupos carboxo, bien definida, a 1720 cm-1, con valores mas
elevados en muestras de suelos bajo matorral (SM2, SM7, SM8) y cultivo (SM5, SM17,
SM18) y, en el espectro de resolución aumentada, los espectros presentaban una banda
próxima a 1775 cm-1 que podría corresponder a oxígeno en ésteres o estructuras
heterocíclicas. Algunos espectros mostraron bandas anchas de amidas (por ejemplo a 1660,
1535 cm-1), aunque la contribución de algunos grupos carboxílicos conjugados a anillos
aromáticos podrían también ser considerados en el anterior.

La relación 1720/1510 indica el carácter ácido de los AH debido al contenido en grupos


COOH. Dicho carácter dota a los AH de propiedades favorables, relacionadas principalmente
con el intercambio cationico (Aranda, 1998). En términos generales, las muestras que
presentan mayor relación 1720/1510 fueron aquellas bajo vegetación de pinar (SM4, SM9,
SM10, SM19), aunque también presentó valores elevados alguna muestra sobre encinar
(SM3), sabinar (SM15) y matorral (SM2). Los valores más bajos se obtuvieron en las
muestras de suelos cultivados.

Un rasgo característico de los espectros infrarrojos de resolución aumentada, en las


muestras analizadas, es el patrón de picos a 1510, 1460, 1420, 1270, 1230 y 1030 cm-1, que
coincide con lo que tradicionalmente descrito en las ligninas (Fengel y Wegener, 1984;
Farmer y Morrison, 1960; Yonebayashi y Hattori, 1989). Este patrón indica, en aquellos
suelos donde aparecen más definidas dichas bandas, que el origen de las sustancias húmicas
procede, en cierta medida, de la alteración oxidativa de esta biomacromolécula. Dependiendo
del tipo de vegetación varían los componentes básicos de las ligninas. Así, en las ligninas
procedentes de gimnospermas predominan los constituyentes de tipo guaiacil (banda 1270 cm-
1
), y en las de angiospermas hay una mezcla de unidades de tipo guaiacil y siringil (Fengel y
Wegener, 1984).

405
Resultados y Discusión

En los espectros de resolución aumentada, aparece desdoblada la regíon con máximo


centrado sobre 1000 cm-1; la absorción en esta región puede corresponder a grupos metoxilo
(1030 cm-1), además de algunos éteres y grupos alcohólicos. De hecho, en las muestras
analizadas se observó que, en comparación con la mayoría de espectros IR de los AH, no
había bandas de minerales de arcilla (produciendo también intensos picos a 1020 cm-1y en el
rango 700–300 cm-1).

– 1610

– 1610
/ 1720
1120
/ 1720
– 3400

2120

– 1270
– 2920

– 1460
– 1270

– 3400

– 1510
– 1460
– 2920
– 1130

– 1130
4000 3000 2000 1000 cm-1 4000 3000 2000 1000 cm-1
– 3400

– 1610

– 1610
/ 1720
/ 1720

3120 4120

– 1270
– 2920

– 3400

– 1510
– 2920
– 1270
– 1510

– 1460
– 1460

– 1130

– 1130
4000 3000 2000 1000 cm-1 4000 3000 2000 1000 cm-1
– 1610
– 1610

– 3400
/ 1720

/ 1720

5120 6120
– 3400

– 2920
– 2920

– 1460
– 1270
– 1460
– 1270
– 1510

– 1130

– 1130

4000 3000 2000 1000 cm-1 4000 3000 2000 1000 cm-1

Figura IV.8.4. Espectros de IR completos originales.

406
4000
4000
4000

4000
– 3400
– 3400 – 3400 – 3400

3000
– 2920

3000
3000
3000
– 2920 – 2920 – 2920

2000
2000

2000
2000

/ 1720
– 1610 / 1720 / 1720 / 1720
– 1610 – 1610 – 1610
– 1460 – 1510 – 1510 – 1510
– 1460 – 1460 – 1460
– 1270
– 1270 – 1270 – 1270
– 1130

1000
– 1130 – 1130 – 1130

1000

1000
1000

9120
7120

13120
11120

cm-1
cm-1 4000
cm-1 4000

cm-1 4000

4000
– 3400 – 3400 – 3400
– 3400

Figura IV.8.4. Espectros de IR completos originales. Continuación.


3000
3000

3000
– 2920 – 2920

3000
– 2920
– 2920
2000
2000

2000

2000
/ 1720 / 1720 / 1720
/ 1720
– 1610 – 1610 – 1610
– 1610 – 1510 – 1510 – 1510
– 1460 – 1460 – 1460
– 1460
– 1270 – 1270 – 1270
– 1270
– 1130 – 1130 – 1130
1000
1000

1000
– 1130

1000
8120

10120

12120

14120
cm-1
cm-1

cm-1

407
Resultados y Discusión

cm-1
4000

4000
4000
– 3400 – 3400
– 3400

3000

3000
– 2920 – 2920

3000
– 2920

2000

2000
2000

/ 1720 / 1720
– 1610 – 1610 / 1720
– 1510 – 1510
– 1610
– 1460 – 1460 – 1510
– 1270 – 1270 – 1460

– 1130 – 1270
– 1130

1000

1000
– 1130
1000

17120

19120
15120

cm-1
cm-1 4000
cm-1 4000

4000
– 3400
– 3400

Figura IV.8.4. Espectros de IR completos originales. Continuación.


– 3400
3000
3000

– 2920
– 2920

3000
– 2920
2000

2000

/ 1720
/ 1720

2000
– 1610 – 1610
– 1510
/ 1720 – 1460
– 1460
– 1610 – 1270
– 1510 – 1270
– 1130
– 1460 – 1130
1000

1000

– 1270
– 1130

1000
16120

18120
cm-1

cm-1

20120

408
Resultados y Discusión

cm-1
Resultados y Discusión

Tabla IV.8.4. Intensidades relativas (en cm-1 y normalizados en el máximo a 1620 cm-1) de las principales bandas de los espectros infrarrojos de los ácidos húmicos
completos originales y de los espectros infrarrojos de resolución aumentada de los ácidos húmicos. Densidades Ópticas Relativas (DOR) de diferentes bandas del
espectro de IR de los ácidos húmicos

AH 3400 2920 1720 1660 1510 1530 1460 1330 1270 1030 S/G 2920/1510 2920/1620 3400/1510 1720/1510
SM1 6173 5330 6279 7388 4288 4952 4894 3802 4521 3852 0,841 1,243 0,721 1,440 1,464
SM2 4996 4784 7042 7087 4099 4764 4458 3989 5802 3346 0,688 1,167 0,675 1,219 1,718
SM3 7110 5284 6355 6966 3764 4299 4287 3869 4699 3793 0,823 1,404 0,759 1,889 1,688
SM4 4957 4405 6645 6545 3674 4372 3986 3637 5260 2887 0,691 1,199 0,673 1,349 1,809
SM5 6191 5425 6765 7930 4549 5237 5244 4550 5451 4453 0,835 1,193 0,684 1,361 1,487
SM6 6122 4885 6021 7165 4171 5006 4558 3698 4863 3619 0,760 1,171 0,682 1,468 1,444
SM7 5967 4995 6345 6806 4232 4606 4083 4142 4922 3640 0,842 1,180 0,734 1,410 1,499
SM8 7000 5767 7024 7540 4594 5087 4721 4205 5317 4130 0,791 1,255 0,765 1,524 1,529
SM9 6857 5045 5910 6456 3683 4058 3892 3451 4394 3363 0,785 1,370 0,781 1,862 1,605
SM10 6691 5689 6461 6841 4080 4491 4296 3897 4909 4013 0,794 1,394 0,832 1,640 1,584
SM11 6110 5135 6250 6801 4142 4650 3885 3448 4752 3365 0,726 1,240 0,755 1,475 1,509
SM12 5933 4915 7082 7104 3857 5085 4228 3717 5660 3200 0,657 1,274 0,692 1,538 1,836
SM13 6507 4415 5674 7056 4021 4544 4463 3616 4521 3344 0,800 1,098 0,626 1,618 1,411
SM14 6893 5551 6150 7263 4168 4824 4621 3891 4976 3731 0,782 1,332 0,764 1,654 1,476
SM15 6247 4884 6841 7001 3864 4555 4173 3741 5179 3286 0,722 1,264 0,698 1,617 1,770
SM16 6911 4551 6150 7263 4342 4824 4621 3471 5279 3852 0,658 1,048 0,627 1,592 1,416
SM17 6175 5274 6826 7245 4561 5004 4544 3982 5349 3754 0,744 1,156 0,728 1,354 1,497
SM18 7456 4919 5918 7876 4339 4678 4550 5083 4812 4825 1,056 1,134 0,625 1,718 1,364
SM19 7263 5837 6795 6985 3893 4027 4405 4261 5104 4250 0,835 1,499 0,836 1,866 1,745
SM20 6457 5784 6716 7671 4864 5223 4909 4649 5354 4809 0,868 1,189 0,754 1,328 1,381

409
Resultados y Discusión

IV.8.3. Origen de la variabilidad de las características de la materia orgánica en los suelos

Las carácterísticas de la materia orgánica del suelo están estrechamente relacionadas por las
condiciones ambientales: naturaleza de la vegetación, clima, topografía y propiedades físicas,
químicas y biológicas de los suelos. Los procesos de humificación derivan en la formación de
sustancias macromoleculares complejas, que desempeñan un papel fundamental en las
propiedades del suelo, que son resistentes a la biodegradación, y que tienen gran variablidad
estructural dependiendo de sus condiciones de formación (Kononova, 1966; Duchaufour, 1977).

IV.8.3.1. Fraccionamiento cuantitativo

El análisis de la distribución del C total del suelo en las diferentes fracciones del humus
sugiere, en general, intensos procesos biogeoquímicos en un medio con saturación en calcio,
favoreciendo la insolubilización de los precursores húmicos de bajo peso molecular, si no están
sometidos a biodegradación o lixiviación. Por otro lado, la concentración relativamente alta de
humina, en la mayoría de los casos superior a la mitad del C total del suelo, también podría ser
considerada como un efecto de la insolubilización y preservación de la materia orgánica en la
zona de estudio.

No se han encontrado demasiadas diferencias significativas al considerar únicamente los


diferentes tipos de vegetación o usos del suelo, pero en la figura IV.8.1, donde la fracción
orgánica es calculada como porcentaje del C total, y el diagrama de barras muestra la
distribución del C según la altitud en los distintos suelos, se observan nuevos aspectos
dependiendo del clima y los usos del suelo. Así, en los suelos desarrollados sobre altitudes más
elevadas, principalmente pobladas por pinos forestales y vegetación herbácea (SM9, SM10,
SM20…), no está especialmente favorecida la formación de AH; siendo similar la concentración
de AH a la de los AF extraídos directamente a pH ácido. Las pautas de acumulación de C en
dichas zonas, son en gran parte producidos por la acumulación de sustancias húmicas de bajo
peso molecular. El humus de mayor calidad (al menos definido como el resultado de la
acumulación preferente de fracciones húmicas coloidales, y el balance de la relación AH/AF) se
encontró en un rango intermedio de las series altitudinales (SM2, SM3…), y podría ser atribuido
al carácter mejorante tradicionalmente atribuido a la vegetación esclerófila caducifolia
mediterránea, tanto bosques de encinas como formaciones de matorral. Finalmente, la materia
orgánica de los suelos muestreados a altitudes más bajas (SM15, SM19…) mostró, comparados
con los suelos a altitudes mas elevadas, un estado de transformación intermedia, ya que dichos
suelos acumulan restos de plantas no descompuestas (materia orgánica libre), y menor cantidad
de AH que de AF y humina. Dicha composición podría indicar una humedad mas baja en esas
zonas, pero también una intensa actividad biogeoquímica en las estaciones húmedas. De hecho, la
acumulación preferente de AH, afectada por el incremento de la perturbación humana, podría
estar favorecida por períodos de desecación y la formación de sales cálcicas insolubles de los
productos de biodegradación de bajo peso molecular (Duchaufour y Jacquin, 1975).

IV.8.3.2. Aspectos cualitativos

La inspección de los datos espectroscópicos en el rango visible, indica una conspicua


tendencia, consistente en el hecho de que cuanto mayor era la densidad óptica, las bandas
perilenquinónicas eran mayores y la relación E4/E6 menor. Esto apunta a la existencia de
mecanismos de humificación que conducen a la maduración de AH (p. ej. El incremento en el
porcentaje de aromaticidad y condensación), a expensas de una intensa actividad biogeoquímica,
responsable de la acumulación de AH intensamiente modificados por la actividad microbiana, de

410
Resultados y Discusión

tamaños moleculares comparativamente mayores (baja relación E4/E6). De hecho, la alta


significación observada en el análisis de regresión simple (p>0,01) entre la E4 y la intensidad del
valle a 570 nm de la segunda derivada del espectro visible (E4 = 0,22 + 740,19 • DHPQ570),
parece corresponderse con el predominio de procesos de neoformación de AH a partir, entre otras
causas, de la actividad de los microorganismos del suelo, y sería un efecto concomitante a la
ausencia de formas alteradas de lignina en los AH. De esta forma, las muestras con predominio
de estructuras de tipo perilenquinona podrían indicar mecanismos complejos de formación de
sustancias húmicas de alta madurez, en tanto que los patrones de lignina en los espectros
infrarrojos de resolución aumentada estarían indicando medios poco activos, donde la
acumulación del carbono tendría lugar mediante preservación selectiva.

La correlación negativa existente entre la relación E4/E6 y altitud (Altitud = 1808,14 – 123,88
• E4/E6; p>0,01) parece relacionarse con el alto contenido de AF en las cotas más elevadas,
indicando que en dichas zonas ocurren las condiciones mas adecuadas para su formación o
acumulación, como por ejemplo que se dificultara la condensación de AF a formas mas
complejas (AH o humina).

Comparando los espectros infrarrojos de resolución aumentada de los diferentes AH (Figura


IV.8.3), se observó que los “patrones de lignina” eran más o menos evidentes dependiendo de la
muestra. La inspección visual del espectro se utilizó como un criterio para establecer una
ordenación de los espectros, que abarcaría desde espectros donde los patrones de lignina están en
su mayor parte suavizados (p. ej. SM4, SM16…), hasta los espectros donde no solamente se
distinguen bandas de lignina, sino también bandas de proteínas (1660, 1550 cm-1). Además,
también fueron típicas de la lignina otras bandas de baja intensidad (vibraciones metoxifenólicas
para grupos siringil y vanillil a 1270, 1230 cm-1), así como la vibración siringílica a 1130 cm-1 o
el pico para grupos metoxilos a 1030 cm-1. No obstante, en estos complejos espectros IR, podría
también apuntarse que el pico a 1130 cm-1 presenta baja intensidad en los AH de suelos bajo
vegetación de pinar, como se espera de la lignina tipo guayacil de las gimnospermas (Fengel y
Wegener, 1984), mientras que su intensidad es mas alta en los AH de suelos desarrollados bajo
vegetación de angiospermas (Figura IV.8.3).

411
Resultados y Discusión

Figura IV.8.5. Detalle de la región de 2000–700 cm-1 de los espectros infrarrojos de resolución aumentada de
las muestras de ácidos húmicos mostrando una progresiva alteración de los niveles de lignina en los diferentes
suelos, comparándolos con el valor de la densidad óptica E4 (Tablas IV.8.3 y IV.8.4).

Los resultados de esta ordenación progresiva de los espectros se ilustra en la figura IV.8.5,
donde los espectros de resolución aumentada se clasifican de acuerdo con la preservación
selectiva aparente de las estructuras de lignina en los AH. Para los tratamientos estadísticos de los
datos, este rango (1 a 12) fue utilizado como un índice adicional que informaba de la magnitud
relativa de la transformación diagenética de las macromoléculas de plantas, respecto a los
procesos alternativos de condensación de macromoléculas previamente degradadas. De hecho,
cuando el valor de la densidad óptica E4, obtenido por espectroscopía visible, es examinado en
comparación con el espectro infrarrojo (Figura IV.8.5), se observó una clara tendencia a colores
más oscuros en los AHs que presentaban patrones de lignina menos definidos, (había correlación
altamente significativa, p<0,01, entre el valor de E4 y este índice semicuantitativo de alteración
de la lignina). A su vez, la correlación existente entre la intensidad de la banda a 1720 cm-1
(grupos carboxilo) y la densidad óptica (E4 = -0,8376 + 0,0003 • ir1720; p>0,01) indica alta
intensidad de grupos carboxilo en muestras donde el patrón de lignina es poco aparente, y sugiere
que la intensidad de esta banda esta actuando también como indicador de madurez o evolución.

412
Resultados y Discusión

Así pues, los AH que muestran un patrón bien definido de lignina en sus espectros
infrarrojos son los de menor densidad óptica (aromaticidad), lo que sugiere que los AH de
elevada densidad óptica se están formando por otros mecanismos diferentes como puede ser
acumulación de melaninas microbianas, condensación de productos solubles provenientes de la
degradación de la lignina o de lixiviados foliares o radiculares, pero no de la diagénesis o
modificación progresiva de la estructura de la lignina (IR_Lig_Pat = 23,87 – 16,84 • E4;
p>0,0001). A su vez, esto se confirmaría por el hecho de que los AH con un patrón de lignina
poco definido en el infrarrojo, son los que presentan mayor intensidad en las bandas a 570 nm en
el espectro visible (IR_Lig_Pat = 21,1 – 13715,5 • DHPQ570; p>0,001), resaltando los dos
diferentes mecanismos de humificación (alteración de la lignina y neoformación biofisicoquímica
o microbiana).

También se observa que el grado de alteración de la lignina esta claramente reflejado por la
relación S/G (IR_Lig_Pat = -31,8 + 53,9 • S/G; p<0,0001), determinada a partir de la intensidad
de las correspondientes bandas en el espectro infrarrojo: alto contenido en grupos siringilo
corresponde alto contenido en grupos metoxilo (la relación S/G tiende a bajar con al progreso de
la humificación porque en la materia orgánica mas evolucionada se concentran ligninas de tipo
condensado, con alto contenido en grupos guayacilo, y por tanto mayor número de enlaces
intramoleculares y mayor resistencia a la degradación). (IR_Lig_Pat = -20,4921 + 0,0082 •
ir1030; p>0,0001)

IV.8.4. Factores relacionados con procesos de secuestración del carbono

Hemos pretendido determinar aquellos factores que permiten la acumulación de C en el


suelo, dado el importante papel que desempeña la materia orgánica en la fertilidad física y
productividad de los ecosistemas, con objeto de categorizar los factores responsables del
equilibrio entre los procesos de biodegradación y acumulación de la materia orgánica en los
suelos de la zona de estudio. Este equilibrio virtual es el responsable de la actuación del suelo
como sumidero de C orgánico afectando a la reserva de CO2 atmosférico y al cambio climático
(Hontoria et al., 1999).
El análisis de los factores que afectan la secuestración de carbono en la zona de estudio, fue
llevado a cabo a través de modelos de regresión múltiple y mediante métodos no lineales
(“multidimensional scaling”, Kruskal, 1964). Comparado al análisis de componentes principales,
este procedimiento de clasificación numérica no lineal, fuerza a explicar toda la información
descrita por las variables originales, en un espacio n-dimensional, eludiendo la selección
supervisada de ejes factoriales, pero explicando la totalidad de la inercia del sistema (Figura
IV.8.6). El algoritmo iterativo conduce a una disposición final de los puntos, que representan las
variables convergentes en una configuración donde los valores del índice de clasificación (en este
caso los los cuadrados de las distancias euclídeas) y las distancias en el espacio del plano
resultante son mínimas. Este sistema de ordenación está asociado inevitablemente a una
distorsión de la monotonía de las distancias en los gráficos (Eshuis et al., 1977) y su extensión,
cuya magnitud viene indicada por el valor del parámetro referido como estrés (en este caso 0,077,
sugiriendo fiabilidad en la representación bidimensional). Este procedimiento fue seleccionado
debido a que no requiere hacer presuposiciones estadísticas de la distribución de los datos. De
hecho, la inspección previa de los gráficos de regresión entre las variables, sugiere, entre varios
casos, relaciones no lineales (Figura.IV.8.6). El multidimensional scaling fue utilizado aquí como
una herramienta prospectiva para poder aislar aquellas variables relevantes, de ser consideradas
en modelos de regresión múltiple, para detectar factores medioambientales significativos,
relacionados con la acumulación de C en suelos.

413
Resultados y Discusión

Figura IV.8.6. Multidimensional scaling de factores medioambientales relacionados con la concentración del
carbono en el suelo. Las variables encerradas en el círculo presentan una significación (coeficientes P<0.05) en
los modelos de regresión múltiple, que explican la acumulación del C del suelo en términos de variables
independientes mostradas en la imagen: LSF: Indice de transporte potencial de sedimentos, W: Indice de
humedad; RSG_E: radiación Solar Global en los equinoccios, HS_E: Horas de Sol en los equinoccios.

El gráfico mostrado en la figura IV.8.6 sugirió la existencia de variables independientes


asociadas al contenido de C en la superficie del suelo. Aquellas variables encerradas en los
círculos están correlacionadas positivamente con la concentración de C, y las que estaban en el
interior del círculo (pendiente, LSF) permanecen en los modelos de regresión múltiple,
independientemente calculadas mediante la opción de selección automática de las variables hacia
atrás (C = 0.304 • pendiente – 0,057 • LSF). La permanencia de las variables dependientes fue
automáticamente eliminada (o no fueron consideradas supervisadamente) en el modelo, debido a
los efectos de colinearidad o a su baja (p>0.05) contribución a la inercia total del modelo. En
conjunto, este gráfico sugirió una elevada influencia de los factores locales en la acumulación de
C (topográfica y litológicamente). Esto apunta a la acumulación preferente de C, favorecida por
la retención de agua, el transporte de materia orgánica sedimentaria y la fracción mineral fina del
suelo. Por otro lado, la intensa radiación solar y los carbonatos en microambientes de carácter
semiárido mas acentuado, podrían estar ejerciendo un papel importante en la biodegradación de
la materia orgánica.

IV.8.5. Criterios de calidad de la materia orgánica del suelo basados en los procesos de
formación de los ácidos húmicos

Se utilizaron varios tratamientos multivariantes de datos para investigar el origen de la


variabilidad del humus en la zona de estudio. En particular los métodos previos de taxonomía
numérica (análisis de clusters o enjambres. Figura IV.8.7), análisis de la varianza y análisis
discriminante (no mostrado) nos permiten considerar un efecto pequeño de la vegetación en la
calidad de los suelos. Se examinaron varios factores de la clasificación supervisada relacionados
con la vegetación, considerando sus diferencias taxonómicas y ecofisiológicas, así como la edad
forestal y los usos del suelo.

414
Resultados y Discusión

En la figura IV.8.7 se observa que los altos contenidos en carbono (cluster rojo) van
asociados a una mayor riqueza de bases, elevada capacidad de intercambio catiónico y capacidad
de retención de agua a 1500 kPa, y un mayor porcentaje de arcillas y hierro, propiedades típicas
de suelos más evolucionados desarrollados bajo bosques climáticos; aunque también se asocia
con variables que indican bajo grado de transformación de la materia orgáncia, como bajo peso
molecular y mayor alifaticidad, que parece ser debida a a acumulación de lignina menos
transformada. Por otro lado (cluster verde), se observa otro grupo de variables que indican el alto
grado de transformación de los AH (alta aromaticidad, presencia de pigmentos fúngicos, alta
oxidación de materia orgánica, etc.), que se asocian con variables típicas de suelos mas
esqueléticos y menos evolucionados, como mayor contenido de arenas y carbonatos, y elevados
pH y densidad aparente, desarrollados bajo matorral degradado, repoblaciones recientes y
cultivos.

Figura IV.8.7. Análisis cluster de variables del humus y variables edáficas de los suelos de la zona de
estudio.

El análisis de componentes principales permitió diferenciar claramente dos grupos de


muestras definidas por diferentes descriptores de calidad (Figura IV.8.7; Tabla IV.8.5). También
se observó que los tipos de vegetación no se encontraban asociados con los patrones de
formación de la materia orgánica de los suelos. Las muestras, caracterizadas a priori por una baja
calidad ambiental de los suelos (ej. SM10, SM9, SM3, SM14, SM19, etc., procedentes de zonas
forestales antiguas de matorral secundario (subserial), mostraron los niveles de carbono más
elevados. Esta acumulación de formas brutas de C en suelos con una elevada relación C/N, estaba
también asociada a una alta intensidad de las bandas IR a 2920 cm-1, al patrón de lignina marcado
en el espectro IR, y la elevada relación E4/E6. Estas características sugieren la acumulación de
macromoléculas escasamente alteradas, como consecuencia, probablemente, de los procesos de
preservación selectiva de materia orgánica (ej. LSF, W y arcilla) y que podría estar relacionado
con la acumulación de agua y partículas finas de suelos. Según algunos criterios, la calidad de la
materia orgánica en esos lugares dependería de la cantidad, y no de la calidad de la misma, pues
los suelos presentan valores de pH próximos a la neutralidad, elevada porosidad, baja densidad

415
Resultados y Discusión

aparente, una elevada CEC, etc. Sin embargo, cuando esas variables son procesadas junto con la
cantidad de carbono, como por ejemplo CEC/C, la dirección de los vectores propios cambia,
como se esperaba, al segundo cluster (muestras SM18, SM13, SM8, SM1…), incluyendo
formaciones forestales jóvenes, zonas de matorral, así como áreas cultivadas. En este segundo
cluster de muestras, los factores sugieren una elevada trasformación biogeoquímica de la materia
orgánica; los AH presentan una elevada aromaticidad y la presencia de pigmentos quinónicos
microbianos. En este sentido, el papel de los carbonatos junto con el elevado pH, podría no estar
descartado como factor que favorece los procesos de mineralización e incremento de la madurez
de la materia orgánica. Además, los valores de la radiación solar total y las horas de sol (RGS_V,
HS_V) podrían estar asociados a fuertes cambios estacionales de humedad, típicos de los climas
mediterráneos continentales, hecho que se considera favorable para la formación y maduración de
los AH.

Figura IV.8.7. Representación, en el plano obtenida mediante análisis de componentes principales, y definido
por los dos primeros factores calculados a partir de datos de veinte perfiles de los suelos muestreados de
grupos de muestras definidas por diferentes criterios de calidad. El análisis muestra dos grupos que
interpretan distintos mecanismos de humificación. La contribución de las variables originales a cada factor se
muestran mediante los correspondientes vectores: CEC: capacidad de intercambio catiónico, IR_lig_Pat:
grado de preservación relativa de las estructuras de lignina sugeridas por espectroscopia infrarroja (Figura
IV.8.5), IR_2920/1510: índice de aliaticidad en espectroscopia infrarroja, LSF: índice de transporte potencial
de sedimentos, C/N: relación carbono-nitrógeno, E4/E6: índice de densidad óptica que decrece con el
incremente de la talla molecular, DHPQ620: intensidad de los picos a 620 nm en la segunda derivada del
espectro visible de ácidos húmicos, producida por pigmentos quinónicos (Figura IV.8.2), GSR_S: radiación
solar global en el solsticio de verano, E4: Densidad óptica de ácidos húmicos (índice de aromaticidad), SH_E:
horas de sol en los equinoccios, W: índice de humedad, pHw: pH en agua (1:1).

416
Resultados y Discusión

Tabla IV.8.5. Análisis de componentes principales


FACTOR 1 (31%) FACTOR 2 (22.9%)
Carbono 0,687 -0,449
AH -0,322 0,182
E4 -0,517 -0,397
E4/E6 0,313 0,561
DHPQ620 -0,579 -0,104
IR_2920/1510 0,802 -0,163
CaCO3 -0,311 0,853
ARCILLA 0,109 -0,620
PHW -0,582 0,619
CEC 0,427 -0,790
IR_Lig_Pat 0,472 0,316
LSF 0,744 0,193
W 0,120 -0,295
RSG_S -0,726 -0,405
SE_E -0,758 -0,209
C/N 0,615 0,614

417
Resultados y Discusión

IV.9. ESTUDIO DE LAS PROPIEDADES BIOQUÍMICAS


La actividad microbiana de los suelos actúa como un excelente indicador de la
fertilidad biológica y bioquímica de los suelos, y por tanto, de su calidad, pues los
microorganismos desempeñan un papel muy importante en los ciclos biogeoquímicos
del suelo. A su vez, los indicadores de la actividad microbiana son muy sensibles a los
cambios temporales que se producen en el suelo, generados por acción antrópica o por
estrés medioambiental (Dick y Grupta, 1994; Vanhala y Ahtianen, 1994), e indican de
forma precoz las variaciones en los niveles de materia orgánica del suelo. Así, los
parámetros bioquímicos permitirían, debido a su elevada sensibilidad, conocer de una
forma rápida y eficaz los cambios que se producen ante una puntual modificación de la
calidad de los suelos (García et al., 2003). Además, es necesario el estudio de las
propiedades bioquímicas en suelos forestales mediterráneos, debido a la ausencia casi
general de datos en dichas zonas, con el objetivo de cumplir con las recomendaciones
de la International Scientific Community de compilar bases de datos de propiedades
bioquímicas de los suelos en diversas zonas geográficas y bajo diferentes condiciones
ecológicas (Burger and Kelting, 1998; Gil-Sotres et al., 2005). Todo ello justifica en la
presente tesis, la realización en este capítulo de un estudio detallado de las propiedades
bioquímicas, y su relación con la topografía, los usos del suelo y el resto de indicadores
de calidad.

IV.9.1. Carbono asociado a la biomasa

Los valores del carbono de biomasa microbiana en los suelos de la zona de estudio
muestran una gran variabilidad (Tabla IV.9.1). El valor medio de C ha sido de 895.13
mg kg-1, con valores extremos de 358.62 y 2256.46 mg kg-1. La desviación estándar fue
de 663.73, resultando un coeficiente de variación de 74.15.

Los valores más elevados en el Parque Natural de Sierra María-Los Vélez,


correspondieron a las muestras recogidas en suelos forestales bajo pinar antiguo natural
de P. halepensis (2256.46 mg kg-1) y P. nigra (1071.49 mg kg-1). Cabe destacar
también el valor anormalmente alto de la muestra SM19 (2256.46 mg kg-1),
perteneciente a zonas constituidas por un pinar adulto natural de Pinus halepensis. Por
el contrario, los valores mínimos se registraron en zonas de cultivos (358.62 mg kg-1),
de matorral de gramíneas (366.31 mg kg-1) y de matorral pulvinular situado en las
cumbres (464.34 mg kg-1). Los suelos bajo bosques de encinar (Quercus ilex) y bajo
sabinar-encinar presentaron valores de 924.01 y 824.66 mg kg-1 respectivamente. Así
pues, considerando que el carbono de biomasa microbiana nos informa acerca del
tamaño de las poblaciones microbianas en el suelo, hemos de indicar que los suelos
cultivados y degradados del Parque Natural de Sierra María-Los Vélez disponen de una
baja población microbiana en comparación con los suelos forestales del mismo, lo que
influirá claramente en una deficiente calidad biológica en dichos suelos (García et al.,
2003).

En relación a los datos bibliográficos, los valores obtenidos para los suelos
forestales del Parque Natural de Sierra María-Los Vélez, son, por lo general, similares a
los citados por otros investigadores para horizontes Ah de suelos forestales. Así pues, el
intervalo obtenido para los suelos de dicha zona es semejante al citado por Joergensen et
al. (1995) para un amplio grupo de suelos forestales en hayedos (248-1480 mg kg-1);
para los suelos ácidos bajo vegetación clímácica de Galicia aludidos por Leirós et al.

418
Resultados y Discusión

(2000), con rangos de valores entre 250-1483 mg kg-1; para suelos bajo bosques
deciduos estudiados por Vance et al. (1987) para un conjunto de horizontes superficiales
(554 y 900 mg kg-1), o para ecosistemas forestales bajo repoblación de P. pinaster, con
valores de C asociados a la biomasa entre 250 y 1483 mg kg-1, mencionados por Prieto
Fernández (1996).

Los resultados obtenidos en la zona de estudio fueron notablemente superiores en


zonas bajo pinar, que los encontrados en suelos naturales de otros ecosistemas
mediterráneos, como el Parque Nacional de Sierra Nevada, donde se obtuvieron valores
de C asociados a biomasa microbiana, para horizontes Ah, entre 139.36 y 923.28 mg kg-
1
(con una media de 539.37 mg kg-1 y un coeficiente de variación de 52%).

IV.9.2. Porcentaje de C asociado a la biomasa/C total del suelo

La gran disparidad que ofrecen los datos bibliográficos de C asociado a la biomasa


microbiana puede deberse a los diferentes contenidos en C orgánico de las muestras. Por
lo que los autores suelen hacer alusión al porcentaje de C asociado a la biomasa frente al
C total del suelo.

Wardle (1992) afirmó que el porcentaje de la biomasa frente al C total del suelo
depende de la cobertura vegetal y de la zona climática mundial. Dicho autor consideró
que el valor promedio de los horizontes minerales superficiales, en suelos forestales de
zonas templadas, es de 1.43%.

También cabe destacar, entre los autores que estudiaron el porcentaje de C asociado
a la biomasa/C en ecosistemas forestales, a Sparling et al. (1994) quienes apuntaron que
los valores suelen oscilar entre 1.1 y 1.5%, a Smolander y Malkomen (1994), que
afirmaron que los valores oscilan entre 1.6 y 9.9%, a Dilly y Munch (1995) según los
cuales los valores de C-biomasa/C se encuentran entre 2.9 y el 1.1%, y a Joergensen et
al. (1995), quienes afirmaron que la relación C-biomasa/C estaba entre el 0.5 y el 2.3%.

Los datos de C-biomasa/C en el Parque Natural de Sierra María-Los Vélez se


encuentran dentro de los rangos anteriormente citados (entre 1.14 y 2.47%), con un
valor medio de 1.67±0.48, y un coeficiente de variación de 28.53.

En este caso, al expresar la biomasa microbiana como un cociente entre el carbono


total del suelo, los resultados más elevados se obtuvieron en suelos con cultivos
(2.47%), con matorral degradado y con matorral de alta montaña (1.97 y 1.86%
respectivamente). Los valores mas bajos se registraron en los suelos de pinar, encinar y
sabinar (SM19=1.16%, SM10=1.44%, SM3=1.14%, SM15=1.68%).

Los resultados obtenidos en otro ambiente natural mediterráneo (Parque Nacional de


Sierra Nevada) presentaron porcentajes de C de biomasa/C inferiores a los obtenidos en
la zona de estudio. Así los valores oscilaron entre 1.02 y 1.61%, con un valor medio de
1.37±0.22, y un coeficiente de variación de 16.19.

IV.9.3. Respiración microbiana del suelo

Para los suelos estudiados, la cantidad de CO2 emitido durante las incubaciones de
10 días en los horizontes Ah osciló entre 114.98 y 261.72 mg kg-1, siendo el valor

419
Resultados y Discusión

medio 165.35 ± 48.98 mg kg-1 (30% de coeficiente de variación). Los valores más
elevados de respiración microbiana se obtuvieron en los suelos forestales (entre 160.43
y 261.72 mg kg-1) y en los suelos bajo matorral en altura pluriespecífico y pulvinular
(163.56 mg kg-1). Dentro del conjunto de suelos analizados (Tabla IV.9.1) se observa
cómo los valores mas bajos de respiración basal se corresponden con los valores más
pequeños obtenidos para el carbono de biomasa microbiana, confirmándose la
existencia en dichos suelos de una actividad microbiana inferior.

Los valores de respiración microbiana obtenidos en suelos forestales y naturales de


la zona de estudio son considerablemente más bajos que en suelos forestales gallegos
(teniendo en cuenta que los experimentos se realizaron en idénticas condiciones
experimentales). Así, Fernández-Ferro y Díaz-Fierros (1977) obtuvieron valores de
1000 mg kg-1 en horizontes minerales superficiales bajo vegetación de robledal
atlántico. Gil Sotres (1981) obtuvo valores entre 243 y 2800 mg kg-1, con un valor
medio de 1594±778, en suelos forestales bajo P. radiata y P. pinaster. Díaz-Raviña et
al. (1993) encontró valores entre 917 y 3410 mg kg-1(valor medio de 1907±917), en
horizontes Ah de suelos gallegos bajo diferentes tipos de vegetación forestal. Leirós et
al (2000) también determinó una producción de CO2 en suelos forestales gallegos, bajo
una cobertura vegetal de Q. pyrenaica L. y Q. robur L., cuatro veces superior que la
obtenida en la zona de estudio (valor medio de 624 mg kg-1). Por el contrario, los
valores de respiración microbiana del Parque Natural de Sierra María-Los Vélez son
similares a los obtenidos en el Parque Nacional de Sierra Nevada, donde el rango de
valores osciló entre 0 y 354.72 mg kg-1 (media 173.92 mg kg-1 y coeficiente de
variación 79%).

IV.9.4. Coeficiente metabólico

El valor medio de qCO2 en los horizontes minerales superficiales del Parque Natural
de Sierra María-Los Vélez fue 1.02±0.44 µg C-CO2 mg C-biomasa h-1, (43% de
coeficiente de variación), con un rango entre 0.30 y 1.48 µg C-CO2 mg C-biomasa h-1.
Destaca el valor particularmente bajo que presenta la muestra bajo pinar antiguo de P.
halepensis (0.30 µg C-CO2 mg C-biomasa h-1), frente al resto de suelos forestales, y los
valores tan altos presentados por los suelos bajo matorral cacuminal, cultivos y matorral
degradado (1.47, 1.34 y 1.48 µg C-CO2 mg C-biomasa h-1, respectivamente). Así pues,
los suelos cultivados y degradados, al presentar menor actividad microbiana y valores
mayores de qCO2, podrían considerarse como ecosistemas más jóvenes que los suelos
forestales del Parque, con valores más bajos de qCO2 (Anderson y Domsch, 1993).

No obstante, es difícil aceptar que los suelos naturales y forestales del Parque
Natural de Sierra María-Los Vélez presenten menor respiración por unidad de biomasa
que los suelos cultivados y degradados. Esto sugiere que la intensa competición por el
carbono disponible en ecosistemas agrícolas y perturbados, favorece a aquellos
microorganismos que utilizan la energía del carbono fundamentalmente para su
mantenimiento e integridad celular (Islam and Weil, 2000). Así pues, en los suelos
cultivados se favorece la biomasa microbiana dominada principalmente por bacterias,
las cuales poseen baja eficiencia de asimilación del C y una tasa de crecimiento más
rápida, que la biomasa microbiana dominada por microorganismos fúngios, que
imperan principalmente en los ecosistemas forestales naturales (Hendrix et al., 1986;
Sakamoto and Oba, 1994).

420
Resultados y Discusión

Los resultados obtenidos para los suelos de la zona de estudio son ligeramente mas
bajos que los medidos en horizontes Ah de los suelos forestales gallegos, con un rango
de valores de qCO2 entre 1.5 y 8.5 µg C-CO2 mg C-biomasa h-1 y una media 3.5 ±1.3.
(Leiros et al., 2000); y similares a los obtenidos en otros ecosistemas montañosos
mediterráneos, como el Parque Nacional de Sierra Nevada, donde el rango de valores
del coeficiente metabólico oscila entre 0 y 1.8 µg C-CO2 mg C-biomasa h-1 (media 1.08
± 0.72 y 67% de coeficiente de variación).

IV.9.5. Mineralización del nitrógeno

Para describir la capacidad de mineralización del nitrógeno en el Parque Natural de


Sierra María-Los Vélez se tuvo en cuenta el nitrógeno inorgánico inicialmente presente
en la muestra (amonio y nitratos), así como el mineralizado neto, es decir, la diferencia
entre el existente al final de la incubación durante 10 días y el inicialmente presente.

El nitrógeno amoniacal inicial osciló, en los suelos de Sierra María, entre 2.64 y
7.28 mg kg-1, con un valor medio de 4.25 mg kg-1. El contenido en nitratos osciló entre
0.38 y 5.42 mg kg-1. El nitrógeno amoniacal supuso como termino medio el 65%. El
nitrógeno total inorgánico osciló entre 3.45 y 11.36 mg kg-1, con un valor medio de 6.84
mg kg-1.

Las cantidades de N mineralizado que aparecen bajo formas amoniacales oscilaron,


entre -0.79 y -3.22 mg kg-1, valores que nos indican una inmovilización de las formas
amoniacales del N en todos los suelos. El valor medio medido fue de -1.88 ± 0.95 mg
kg-1.

Las formas mineralizadas que aparecieron como nitratos oscilaron entre 4.36 y -
2.89 mg kg-1, lo que indica también nitrificación e inmovilización. El valor medio es de
-0.54 ± 2.71 mg kg-1, predominando la inmovilización neta del N mineralizado en forma
nitratos.

Las cantidades de N total inorgánico mineralizado oscilaron entre 2.07 y -4.76 mg


kg-1, indicando mineralización neta y también inmovilización. El valor medio fue de -
1.84 ± 3.06 mg kg-1 lo que indica un predominio de la inmovilización de las formas del
N.

Los datos sobre la capacidad de mineralización de nitrógeno en relación con los


suelos gallegos son bastante inferiores, ya que en varios suelos de la zona de estudio se
produce inmovilización de las formas de nitrógeno (Leiros et al., 2000). También son
inferiores a los resultados obtenidos en Sierra Nevada, donde impera la mineralización
neta del nitrógeno (entre 0.18 y 18.00 mg Kg-1, con un valor medio de nitrógeno
mineralizado de 5.43±7.19 mg Kg-1).

IV.9.6. Actividad deshidrogenasa

El intervalo de valores obtenidos en los horizontes minerales superficiales del


Parque Natural de Sierra María-Los Vélez osciló entre 0.34 y 0.80 µmoles INTF g-1 h-1,
obteniéndose los valores más elevados (0.80 y 0.73 µmoles INTF g-1 h-1) en los bosques
de pino laricio y pino carrasco respectivamente, seguidos de las muestras recogidas en
zonas boscosas donde predominaban encinares (0.49 µmoles INTF g-1 h-1) y encinares-

421
Resultados y Discusión

sabinares (0.47 µmoles INTF g-1 h-1). Los valores mas bajos se obtuvieron en suelos
bajo matorral degradado y cultivos (0.37 y 0.34 µmoles INTF g-1 h-1, respectivamente).
El valor medio fue 0.52 ± 0.18, (C.V= 34%).

Analizando los datos obtenidos, observamos como los suelos del Parque Natural de
Sierra María-Los Vélez, que presentaban valores mas elevados de otros parámetros
bioquímicos (carbono de biomasa microbiana y respiración basal), también muestran
valores mas altos para esta enzima (Tabla IV.9.1). Es por esto por lo que la actividad
deshidrogenasa en estos suelos refleja fielmente la actividad metabólica total de los
microorganismos existentes (García et al., 2003), siendo ésta superior en los suelos
forestales de la zona de estudio.

Apenas existen datos sobre la actividad deshidrogenasa medida en suelos utilizando


INT como sustrato. Tan solo los obtenidos por Leirós et al. (2000) en suelos forestales
gallegos bajo vegetación clímax, donde el rango de valores fue inferior al obtenido en la
zona de estudio (entre 0.096 y 0.340 µmoles INTF g-1 h-1, con un valor medio de 0.207
± 5,8 µmoles INTF g-1 h-1). En otros ecosistemas mediterráneos, como el Parque
Nacional de Sierra Nevada, los datos obtenidos fueron muy similares a los hallados en
Sierra María, con un valor medio de la actividad deshidrogenada, en los horizontes Ah,
del fue 0.43 ± 0.26 (62% de coeficiente de variación), y con un rango de valores que
osciló entre 0.19 y 0.82.

IV.9.7. Actividad catalasa

El valor medio de actividad catalasa, para los horizontes Ah de los suelos de la zona
de estudio, fue de 2.65 mmoles H2O2 consumidos g-1 h-1, con valores extremos de 1.74 y
3.38. La desviación estándar es de 0.63, lo que significa un coeficiente de variación de
un 24%. Los valores más altos se obtuvieron en los suelos forestales de P. nigra, P.
halepensis y Q. ilex (3.38, 3.13, 3.38 mmoles H2O2 consumidos g-1 h-1) seguidos de
suelos cultivados y bajo encinar-sabinar (3.06 y 2.43 mmoles H2O2 consumidos g-1 h-1,
respectivamente). Los datos mas bajos se obtuvieron en suelos bajo matorral cacuminal
y matorral degradado (1.94 y 1.74 mmoles H2O2 consumidos g-1 h-1, respectivamente).

Al igual que con la actividad deshidrogenasa se hace muy difícil la comparación de


los datos de actividad catalasa, debido a la diversidad de métodos usados para medir
dicha enzima. Además, en ocasiones los datos bibliográficos encontrados no indican
correctamente las unidades de medida o el tiempo de incubación. Por otra parte, la
actividad de la catalasa se ha medido especialmente en estudios de fertilidad sobre
suelos agrícolas y, en muy pocas ocasiones, sobre suelos naturales y forestales (Pérez-
Mateos y González-Carcedo, 1987; García-Álvarez e Ibáñez, 1994). En otros
ecosistemas mediterráneos como Sierra Nevada, el rango de valores era ligeramente
inferior que el obtenido en la zona de estudio, oscilando entre 0.41 y 2.63 mmoles H2O2
g-1 h-1, con un valor medio de 1.53 ± 0.85 (55% de coeficiente de variación). Estos
valores son similares a los obtenidos en idénticas condiciones experimentales para
suelos forestales gallegos, que oscilaban entre 0.6 y 4.2 mmoles H2O2 consumidos g-1 h-
1
, con un valor medio de 2.0 ± 0.9 mmoles H2O2 consumidos g-1 h-1 (Leirós et al., 2000).

422
Resultados y Discusión

IV.9.8. Actividad fosfodiesterasa

El valor medio de esta actividad enzimática para los horizontes minerales


superficiales del Parque Natural de Sierra María-Los Vélez fue 1.22 ± 0.42 (34% de
coeficiente de variación) µmoles p-nitrofenol g-1 h-1, el rango de valores osciló entre
0.65 y 1.74 µmoles p-nitrofenol g-1 h-1. Nuevamente, los valores más elevados de esta
actividad se hallaron en suelos forestales bajo pinar, seguidos de los suelos forestales
bajo encinar y encinar-sabinar; siendo los valores mas bajos los encontrados en suelos
cultivados y bajo matorral degradado.

Las citas bibliográficas para esta propiedad son muy escasas y generalmente no
sistemáticas. Prado et al. (1982) y Frankerberger y Dick (1983), encontraron valores de
actividad fosfodiesterasa entre 0.2 y 1.5 µmoles p-nitrofenol g-1 h-1, similar al rango de
valores obtenido por Trasar-Cepeda et al. (2000), entre 0.30 y 2.69 µmoles p-nitrofenol
g-1 h-1 (con un valor medio de 0.96±0.50, y C.V. = 52%), en suelos forestales gallegos
bajo vegetación clímax, dominada por Quercus robur L. o Quercus pyrenaica L. Los
resultados obtenidos en dichos trabajos de investigación, fueron también similares a los
hallados en la zona de estudio. Destacan los valores anormalmente bajos mencionados
por Rastin et al. (1988, 1990a,b), entre 0 y 0.02 µmoles p-nitrofenol g-1 h-1, y los datos
anormalmente altos aportados por Ross et al. (1995 a,b), entre 7 y 22 µmoles p-
nitrofenol g-1 h-1.

Los datos obtenidos en la zona de estudio también fueron similares a los medidos en
otros ecosistemas mediterráneos naturales como el Parque Nacional de Sierra Nevada,
donde el valor medio fue 0.92 ± 0.78 µmoles p-nitrofenol g-1 h-1 (C.V = 84%), con un
rango de valores entre 0.20 y 2.10 µmoles p-nitrofenol g-1 h-1.

IV.9.9. Actividad proteasa-caseína

El rango de valores de la actividad proteasa-caseína en los horizontes superficiales


minerales de los suelos de Parque Natural de Sierra María-Los Vélez fluctuó entre 0.10
y 1.00 µmoles tirosina g-1 h-1 (media de 0.39 ± 0.31 µmoles tirosina g-1 h-1, coeficiente
de variación 80%). Se obtuvo el valor más elevado en la muestra recogida en un suelo
bajo P. nigra (1.00 µmoles tirosina g-1 h-1), seguido de la muestra en un suelo bajo P.
halepensis (0.60 µmoles tirosina g-1 h-1). El resto de los datos obtenidos en suelos bajo
encinar, encinar-sabinar, matorral cacuminal y matorral degradado fueron muy
similares. El valor más bajo se dio en la muestra recogida en la zona cultivada (0.10
µmoles tirosina g-1 h-1).

En otros ecosistemas mediterráneos, como el Parque Nacional de Sierra Nevada, el


rango de valores, en los horizontes Ah fue similar al obtenido en la zona de estudio,
oscilando entre 0.04 y 2.06 µmoles tirosina g-1 h-1 (media 0.79 ± 0.86 µmoles tirosina g-1
h-1).

Los resultados obtenidos en ambas zonas entran dentro del rango de valores citados
por Trasar-Cepeda et al. (2000) en horizontes Ah de suelos forestales gallegos bajo
vegetación clímax, que osciló entre 0.36 y 1.75 µmoles tirosina g-1 h-1 (con un valor
medio de 0.94 ± 0.32 µmoles tirosina g-1 h-1 y un coeficiente de variación de 43%).

423
Resultados y Discusión

IV.9.10. Actividad ureasa

El rango de datos de la actividad ureasa en los horizontes Ah del Parque Natural de


Sierra María-Los Vélez fluctuó entre 4.28 y 13.26 µmoles NH3 g-1 h-1, con un valor
medio de 8.31 ± 3.41 µmoles NH3 g-1 h-1 (41% de coeficiente de variación). Los valores
más elevados se obtuvieron en los suelos forestales bajo P. halepensis y Quercus ilex
(13.26 y 12.15 µmoles NH3 g-1 h-1 respectivamente); los suelos bajo P. nigra
presentaban valores en dicha actividad enzimática similares a los suelos bajo matorral
degradado (8.32 y 8.28 µmoles NH3 g-1 h-1, respectivamente), y a su vez superiores
incluso al valor obtenido en suelos bajo encinar-sabinar (7.22 µmoles NH3 g-1 h-1). Los
valores más bajos se obtuvieron en suelos con matorral pulvinular y cultivos (4.70 y
4.28 µmoles NH3 g-1 h-1, respectivamente).

A pesar de que la ureasa es una de las enzimas del suelo más ampliamente estudiada
(Burns, 1978), la mayoría de los trabajos publicados están referidos a suelos agrícolas.
El nivel de actividad de esta enzima en el suelo depende del tipo de vegetación, siendo
superior en suelos forestales que en suelos agrícolas (Cochran et al, 1989; González-
Carcedo et al., 1990).

Los datos obtenidos en la zona de estudio son inferiores a los datos aportados por
Trasar-Cepeda et al. (2000) en horizontes Ah de suelos forestales gallegos bajo Q. robur
L. o Quercus pyrenaica L., con un valor medio 16.58 ± 10.67 (64% de coeficiente de
variación) y un rango de valores de 3.17 a 49.78 µmoles NH3 g-1 h-1. Los valores
observados en la zona de estudio fueron similares a los encontrados por Nannipieri et al.
(1980) en los suelos de la Montañas Apeninas, pero entre 2 y 20 veces mayores que los
aportados por Speir (1977), Speir et al. (1980), Saratchandra et al. (1984) y Deng y
Tabatabai (1996a); y muy similares también a los de otros ecosistemas mediterráneos
como el Parque Nacional de Sierra Nevada, donde se obtuvo un valor medio de 8.97 ±
5.76 µmoles NH3 g-1 h-1 (64% de coeficiente de variación), con un rango de valores
entre 4.90 y 19.05 µmoles NH3 g-1 h-1.

IV.9.11. Actividad β-Glucosidasa

La actividad media de β-glucosidasa en los horizontes minerales superficiales de los


suelos del Parque Natural de Sierra María-Los Vélez fue 2.16 ± 0.46 µmoles p-
nitrofenol g-1 h-1 (21% de coeficiente de variación), con un rango de valores que osciló
entre 1.61 y 2.69 µmoles p-nitrofenol g-1 h-1. Los datos más elevados se obtuvieron en
las muestras recogidas en suelos forestales bajo encinar, pinar (P. halepensis), encinar-
sabinar y matorral cacuminal (2.69, 2.63, 2.58, 2.05 µmoles p-nitrofenol g-1 h-1,
respectivamente). Destaca el valor de este enzima de la muestra recogida en un suelo
forestal bajo P. nigra (1.73 µmoles p-nitrofenol g-1 h-1), inferior incluso al valor de la
muestra en suelo cultivado (1.85 µmoles p-nitrofenol g-1 h-1).

Los suelos naturales y forestales estudiados, salvo la muestra SM10, mantienen


nuevamente los niveles mas elevados para esta enzima (Tabla IV.9.1), debido a que
cuentan con un nivel adecuado de actividad microbiana y con elevados contenidos en
materia orgánica, dada la densa cobertura vegetal. Esto favorece que en el medio existan
sustratos capaces de activar la síntesis de esta enzima (García et al., 2003).

424
Resultados y Discusión

Según la bibliografía los datos de actividad β-glucosidasa obtenidos en los suelos


del Parque Natural de Sierra María-Los Vélez son similares, aunque ligeramente
inferiores, a los aportados por Trasar-Cepeda et al. (2000) en suelos forestales gallegos,
con un valor medio de 1.55 µmoles p-nitrofenol g-1 h-1 en los horizontes Ah (D.E =
0.89, CV = 57%), y un rango de datos que osciló entre 0.67 y 4.58 µmoles p-nitrofenol
g-1 h-1. El nivel de actividad de este enzima también es inferior al hallado en los suelos
naturales del Parque Nacional de Sierra Nevada, con un valor medio de 2.87 ± 2.66
µmoles p-nitrofenol g-1 h-1, y un rango de valores que fluctuó entre 0.55 y 7.35 µmoles
p-nitrofenol g-1 h-1.

425
Resultados y Discusión

Tabla IV.9.1. Propiedades bioquímicas generales y específicas de los suelos del Parque Natural de Sierra María-Los Vélez.

Respiración Deshidro- Fosfodies- β-


C-Biomasa qCO2 N mineralizado Catalasa Ureasa Proteasa-caseína
basal genasa terasa Glucosidasa
µmoles INTF mmoles H2O2 µmoles NH3 µmoles tirosina
mg kg-1 mg kg-1 µmoles p-nitrofenol g-1 h-1
g-1 h-1 g-1 h-1 g-1 h-1 g-1 h-1
SM2 366,31 130,40 1,48 -3,68 0,37 1,74 0,69 1,61 8,28 0,27
SM3 924,01 188,78 0,85 2,07 0,49 2,87 1,17 2,69 12,15 0,30
SM5 358,62 114,98 1,34 -4,76 0,34 3,06 0,65 1,85 4,28 0,10
SM10 824,66 137,56 0,70 -0,05 0,47 2,43 1,31 2,58 7,22 0,18
SM15 1071,49 261,72 1,02 -3,77 0,80 3,38 1,43 1,73 8,32 1,00
SM19 2256,46 160,43 0,30 -4,65 0,73 3,13 1,74 2,63 13,26 0,60
SM20 464,34 163,56 1,47 1,92 0,44 1,94 1,57 2,05 4,70 0,28
Media 895,13 165,35 1,02 -1,85 0,52 2,65 1,22 2,16 8,31 0,39
Max. 2256,46 261,72 1,48 2,07 0,80 3,38 1,74 2,69 13,26 1,00
Min. 358,62 114,98 0,30 -4,76 0,34 1,74 0,65 1,61 4,28 0,10
P ۩P
D.E. 663,73 48,98 0,44 3,06 0,18 0,63 0,42 0,46 3,41 0,31

C.V. 74,15 29,62 43,30 -165,76 34,28 23,62 34,09 21,26 41,00 80,06
P ۩P
Desviación estándar.

Coeficiente de variación (%)
SM:perfil
SM2 : suelos con matorral degradado (Genista scorpius, Artemisia sp., Stipa tenacisima, Lygeum spartum, etc.); SM3: suelos bajo encinar (Quercus ilex); SM5: suelos con
cultivos de almendros; SM10: suelos bajo pinar natural (Pinus nigra); SM15: suelos bajo encinar-sabinar (Juniperus phoenicia y Quercus ilex); SM19: suelos con pinar
natural (Pinus halepensis); SM20: suelos con matorral cacuminal (Erinacea anthyllis, Vella spinosa, Lygeum spartum).

426
Resultados y Discusión

IV.9.12. Rango de valores de las propiedades bioquímicas en la zona de estudio


respecto a otros suelos forestales españoles

La escasez de datos sobre propiedades bioquímicas del suelo, dificulta la posibilidad


de realizar comparaciones exhaustivas, no obstante los resultados obtenidos pueden
considerarse como normales, ya que, en general, están dentro de los valores descritos
para otros suelos forestales (Leirós et al. 2000, Trasar-Cepeda et al, 2000, García et al.
2003), a pesar de las diferencias climáticas y edáficas existentes entre la zona de estudio
y las de los trabajos citados. De todas maneras, hay que indicar que los valores de
respiración son muy inferiores a los obtenidos por otros autores (Spehn et al., 2000;
Wardle and Ghani, 1995), posiblemente debido a que, a pesar de que el muestreo se
realizó después de las primeras lluvias de otoño, los suelos presentaban niveles de
humedad muy bajos, sugiriendo que el agua caída con estas primeras lluvias fue
insuficiente para activar la actividad microbiana después del período de sequía estival.
Como consecuencia de los bajos valores de respiración el qCO2 muestra unos niveles
extremadamente bajos, y muy inferiores a los usualmente obtenidos para este parámetro
(Leirós et al., 2000). Igualmente, la actividad ureasa y la mineralización del nitrógeno
presentan valores inferiores a los apuntados en la bibliografía. Además imperan los
procesos de inmovilización frente a los de mineralización neta de nitrógeno, poniendo
de manifiesto el déficit de nitrógeno disponible para los microorganismos en la solución
del suelo. Por otra parte, la actividad deshidrogenasa tiende a presentar valores
superiores a los publicados en la bibliografía. Sin embargo, cuando los valores de las
propiedades bioquímicas se expresan por unidad de C orgánico (actividades
específicas), se aprecia que los niveles obtenidos se encuentran dentro de los rangos
citados por la bibliografía (Leirós et al., 2000; Trasar-Cepeda et al., 2000),
especialmente para la biomasa, deshidrogenasa, proteasa-caseína y ureasa (Tabla
IV.9.2). Hay que tener en cuenta que se trata de suelos ubicados en una zona de
condiciones meteorológicas adversas (largos períodos estivales, precipitaciones
torrenciales, etc), con relieves muy abruptos, materiales litológicos susceptibles de ser
fácilmente erosionados, y en algunos casos con una escasa cubierta vegetal. La única
propiedad bioquímica con valores claramente inferiores a los citados en la bibliografía,
ha sido la respiración del suelo expresada por unidad de carbono.
Tabla IV.9.2. Valores máximo y mínimo de las propiedades bioquímicas expresadas en función del
contenido en C de los suelos forestales y naturales de los Parques de Sierra María y Sierra Nevada,
así como valores obtenidos para suelos clímax de Galicia por Leirós et al. (2000) y Trasar-Cepeda
et al. (2000) utilizados como comparación.

Sierra María Sierra Nevada Suelos Gallegos


Biomasa-C/Ca 11,4 – 18,6 10,2 – 16,1 3,8 – 12,6
CO2-C/Cb 0,8 – 6,6 0,0 – 7,5 1,0 – 18,5
Deshidrogenasa/Cc 3,8 – 17,0 6,3 – 18,8 1,5 – 9,3
Catalasa/Cd 16,0 – 74,9 29,2 – 48,8 6,8 – 48,6
Fosfodiesterasa/Ce 8,9 – 60,6 10,4 – 30,9 2,0 – 22,3
ß-glucosidasa/Ce 13,4 – 78,9 36,7 – 81,5 3,7 – 40,7
Ureasa/Cf 67,9 – 180,9 127,0 – 566,7 31,3 – 641,5
Proteasa-caseína/Cg 3,1 – 14,3 1,0 – 29,8 2,9 – 22,1
a
, mg g-1 C; b, mg CO2-C g-1 C 10 d-1, c, µmol INTF g-1 C h-1; d, mmol H2O2 consumidos g-1 C h-1; e, µmol
p-nitrofenol g-1 C h-1; f, µmol NH3 g-1 C h-1; g, µmol tirosina g-1 C h-1

427
Resultados y Discusión

En el caso de la actividad ureasa, si bien los valores máximos obtenidos por unidad
de C son inferiores a los obtenidos por Trasar-Cepeda et al (2000), los valores mínimos
son más elevados que los obtenidos por dichos autores (Tabla IV.9.2).

En resumen, se puede indicar que la actividad bioquímica de los suelos de la zona de


estudio no es muy diferente a la de otros suelos forestales de zonas con unas
condiciones climáticas, litológicas y de vegetación a priori más favorables, lo cual
podría sugerir una adaptación de los microorganismos de estos suelos a los ambientes
semiáridos.

IV.9.13. Influencia de la vegetación en las propiedades bioquímicas de los suelos

Las propiedades bioquímicas en el Parque Natural de Sierra María-Los Vélez se ven


claramente influenciadas por la historia de los usos del suelo y la cobertura vegetal
actual, la cuál está a su vez condicionada por la altitud y, consecuentemente, por el
clima. Así, los suelos forestales presentaron los valores mas elevados de carbono de
biomasa microbiana, respiración basal y actividades deshidrogenasa, fosfodiesterasa,
proteasa-caseína, ureasa y β-glucosidasa (Tabla IV.9.1), siendo los suelos bajo pinar
natural de Pinus halepensis y Pinus nigra, los que mantuvieron los valores mas altos en
la mayoría de las propiedades bioquímicas. Los suelos bajo vegetación de encinar
(Quercus ilex) y encinar-sabinar (Quercus ilex y Juniperus phoenicia), también
mostraron valores elevados en dichas propiedades, si bien, algo inferiores a los suelos
de pinar. Esto se debe posiblemente a que los suelos de pinar presentaron contenidos
más elevados de materia orgánica. Hay que tener en cuenta así mismo, que los encinares
de la zona estudio son escasos, no muy desarrollados (encinas de bajo porte), y se
encuentran siempre mezclados con pinos. Resultados similares se han obtenido en el
capítulo de materia orgánica (Ver capítulo IV.8), concretamente la relación S/G de la
lignina presenta valores bajos en todos los casos, indicando una avanzada
transformación de la lignina, y/o la mezcla de especies vegetales en la zona de estudio.

Los suelos de matorral degradado y bajo matorral de alta montaña presentaron


valores similares entre sí en la mayoría de las propiedades bioquímicas, e inferiores a su
vez a los suelos forestales (Tabla IV.9.1). Los suelos cultivados son los que mostraron
los valores más bajos en todas las propiedades bioquímicas (Figura IV.9.1), salvo en la
actividad catalasa. Así pues, la deforestación y transformación al uso agrícola, ha
desencadenado una clara disminución, respecto a los suelos forestales, en la actividad
biológica y en los procesos mediados por microorganismos edáficos en suelos
cultivados, lo que determina una peor calidad biológica de los mismos. El tiempo
transcurrido en las zonas de uso agrícola después de la desforestación marca el grado de
declive de la actividad biológica (Islam and Weil, 2000; Salamanca et al., 2002; Dinesh
et al., 2003; Lemenih et al., 2005; Nogueira et al., 2006).

Los suelos del Parque Natural de Sierra María-Los Vélez se caracterizan, a su vez,
por la dominancia de los procesos de inmovilización, salvo en los suelos bajo matorral
cacuminal y encinar, donde imperan los procesos de mineralización neta (Tabla IV.9.1).
Esto implica que el ciclo del nitrógeno, en los encinares y zonas cacuminales de la zona
de estudio, es menos eficaz que en suelos con otras coberturas vegetales, debido
posiblemente al tipo de vegetación, cuyos restos se degradan más fácilmente liberando
nitrógeno inorgánico, el cuál está potencialmente sometido a pérdidas por lixiviación o
denitrificación (Mummey et al., 2002), o incluso por volatilización, ya que el sustrato
calizo favorece las pérdidas de nitrógeno en forma de amoníaco gaseoso. Por el

428
Resultados y Discusión

contrario, en el resto de ecosistemas naturales, e incluso en las zonas agrícolas, la


inmovilización del N en la biomasa microbiana, a menudo representa una reserva de N
en los suelos de la zona de estudio (Singh et al., 1989). Resulta especialmente llamativo
el hecho de que en los suelos cultivados exista inmovilización, contrariamente a los
datos aportados por otros investigadores en suelos con cultivos de trigo y barbecho,
donde se obtuvieron valores más elevados de N mineral, que en suelos forestales
naturales y reforestados (Nogueira et al., 2006). Hay que tener en cuenta además, que
los suelos agrícolas, según los definió Brussaard et al. (2004), son sistemas abiertos
donde existe una dependencia de aportes de nitrógeno inorgánico mediante abonado,
para compensar las pérdidas por lavado, erosión y recolecta de la cosecha, por lo que
deberían dominar los procesos de mineralización de N frente a los de inmovilización.
Esto podría indicar que, en la zona de estudio, los microorganismos de dichos suelos se
encuentran adaptados a las condiciones de estrés imperantes, pese a ser muy escasos en
número (García et al., 2003).

En este sentido, aunque en valores absolutos las propiedades bioquímicas de los


suelos cultivados y degradados de la zona de estudio presentan valores más bajos que en
los suelos forestales, al expresarlas por unidad de C (actividades específicas) ocurre lo
contrario (Tabla IV.9.3). Esto corroboraría la idea de que los microorganismos presentes
en los suelos agrícolas y bajo matorral disperso y degradado, a pesar de ser más escasos,
están más adaptados a las condiciones climáticas propias de los ecosistemas
mediterráneos (déficit hídrico, altas tasas de insolación, precipitaciones torrenciales que
ocasionan importantes procesos de erosión y pérdida de materia orgánica, etc.) (García
et al., 2003), así como a determinadas actuaciones antrópicas (tareas agrícolas, pastoreo,
etc.).
Tabla IV.9.3. Valores de las propiedades bioquímicas expresadas en función del contenido en C de
los suelos con diferentes usos del Parque Natural de Sierra María-Los Vélez.
P2SM P3SM P5SM P10SM P15SM P19SM P20SM
a
Biomasa-C/C 19,7 11,4 24,7 14,4 16,8 11,6 18,6
CO2-C/Cb 5,5 2,3 12,4 3,7 2,8 0,8 6,3
Deshidrogenasa/Cc 15,4 6,1 36,2 11,4 9,6 3,8 17,0
Catalasa/Cd 73,6 35,4 329,4 48,3 49,6 16,0 74,9
e
Fosfodiesterasa/C 29,3 14,4 70,3 20,4 26,7 8,9 60,6
e
ß-glucosidasa/C 68,0 33,1 199,2 24,7 52,6 13,4 78,9
f
Ureasa/C 349,7 149,6 460,4 118,7 147,4 67,9 180,9
g
Proteasa-caseína/C 11,6 3,6 10,6 14,3 3,6 3,1 10,8
a
, mg g-1 C; b, mg CO2-C g-1 C 10 d-1, c, µmol INTF g-1 C h-1; d, mmol H2O2 consumidos g-1 C h-1; e, µmol
p-nitrofenol g-1 C h-1; f, µmol NH3 g-1 C h-1; g, µmol tirosina g-1 C h-1

El coeficiente metabólico (qCO2) también presentó valores significativamente más


altos en zonas cultivadas y bajo matorral degradado que en zonas forestales. Insam y
Domsch (1988) hallaron que los valores más elevados de la razón qCO2 aparecen en
ambientes que no se encuentran en equilibrio, aunque la disponibilidad del sustrato para
la actividad microbiana, también desempeñaba un papel muy importante en esta razón
(Joergensen and Castillo, 2001). En este sentido, Insam (1990) afirmó que en aquellos
suelos con escasa cobertura vegetal, y por tanto, con muy pocos restos de materia
orgánica fresca, como ocurre por ejemplo en los suelos agrícolas, predominan
principalmente ecotipos microbianos con estrategia r (pocas especies microbianas con

429
Resultados y Discusión

una alta tasa de crecimiento). Dichos microorganismos desarrollan mas CO2 por unidad
de carbono degradable que los microorganismos con estrategias k (mayor cantidad de
especies microbianas, pero similares entre sí y con una menor tasa de crecimiento), que
dominarían principalmente en suelos forestales con importantes aportes de materia
orgánica fresca. De acuerdo con esto, existiría un contraste en la composición de las
comunidades microbianas entre los suelos agrícolas y degradados, frente a los suelos
naturales y forestales.

2500

2000
C-Biomasa

1500

1000

500

0
Pinar Pinar Encinar Sabinar Matorral Matorral Cultivo
(SM19) (SM10) (SM3) (SM15) cumbre degradado (SM5)
(SM20) (SM2)

300

200
Respiración

100

0
Pinar Pinar Encinar Sabinar Matorral Matorral Cultivo
(SM19) (SM10) (SM3) (SM15) cumbre degradado (SM5)
(SM20) (SM2)

430
Resultados y Discusión

Actividad enzimática

0
Pinar (SM19) Pinar (SM10) Encinar (SM3) Sabinar Matorral Matorral Cultivo (SM5)
(SM15) cumbre degradado
(SM20) (SM2)

Deshidrogenasa Fosfodiesterasa Proteasa-caseína

15

10
Actividad enzimática

0
Pinar (SM19) Pinar (SM10) Encinar Sabinar Matorral Matorral Cultivo (SM5)
(SM3) (SM15) cumbre degradado
(SM20) (SM2)

Catalasa Glucosidasa Ureasa

Figura 1. Relación entre usos del suelo-parámetros bioquímicos generales y específicos en los suelos
de Sierra María.

IV.9.14. Relaciones entre las propiedades bioquímicas y propiedades edáficas de


los suelos de la zona de estudio

En general, las diferentes propiedades bioquímicas analizadas en el Parque Natural


de Sierra María-Los Vélez aparecen fuertemente relacionadas entre sí (Tabla IV.9.4),
mostrando que su comportamiento aparece desligado del tipo de suelo, material original
o altitud. De hecho, el carbono asociado a la biomasa se correlaciona, de forma
significativa (p<0.10), con las actividades ureasa (0.78), deshidrogenasa (0.78) y con el
qCO2 (-0.89). Por su parte, la relación biomasa/C se correlaciona positivamente con
CO2/C (0.93) y la mayoría de actividades específicas de los enzimas. A su vez, el CO2

431
Resultados y Discusión

se correlaciona positivamente con los enzimas deshidrogenasa (0.79) y proteasa-caseína


(0.88), y la relación CO2/C se correlaciona negativamente (0.81) con ureasa. Respecto a
las actividades enzimáticas, aunque existen correlaciones entre la mayoría de sus
actividades específicas (actividades enzimáticas expresadas por unidad de carbono),
cuando se consideran valores absolutos, sólo se correlacionan positivamente la actividad
deshidrogenasa con la proteasa-caseína (0.93). Estadísticamente, tal número de
correlaciones, indica un correcto acoplamiento entre la actividad microbiana y los
procesos de descomposición de los compuestos carbonaceos, nitrogenados y fosfatados.

Las propiedades bioquímicas también mostraron importantes correlaciones con los


parámetros edáficos (Tabla IV.9.5). De hecho, el C total del suelo aparece altamente
correlacionado con las propiedades bioquímicas, a excepción de la capacidad de
mineralización del nitrógeno, deshidrogenasa, β-glucosidasa y proteasa-caseína. Esto
sugiere que el nivel de actividad bioquímica de los suelos es función, en gran parte, de
su contenido en materia orgánica, similarmente a lo citado por otros investigadores
(Haynes, 1999; Trasar-Cepeda et al., 2000). De hecho, cuando los datos de las
propiedades físicas, químicas y bioquímicas de los suelos fueron analizados
conjuntamente, gran parte de los parámetros bioquímicos considerados mostraron
estrechas correlaciones positivas con los contenidos en C y N total (Tablas IV.9.4 y
IV.9.5). Esto podría indicar la presencia, en los suelos de la zona de estudio, de un
balance entre las propiedades bioquímicas y el contenido en materia orgánica, que
estaría reflejado en las relaciones simples existentes entre el N y C total y ciertas
propiedades bioquímicas (Trasar-Cepeda et al., 1998; Leirós et al., 2000). A su vez,
existe una importante correlación positiva (0.99) entre el contenido en C de la biomasa
microbiana y el C total, ya que el crecimiento microbiano depende principalmente del
carbono total del suelo (Nogueira et al., 2006). Por el contrario, existe una correlación
negativa entre el carbono de biomasa y el porcentaje de limos (-0.82), pues estas
texturas eran propias, en la zona de estudio, de suelos mas deteriorados, con escasa
cubierta vegetal, y por tanto, con menor contenido en materia orgánica (-0.85).

Por otra parte, la capacidad de campo se correlaciona positivamente con el C de


biomasa (0.89) y con las actividades ureasa (0.88) y β-glucosidasa (0.84), ya que la
disponibilidad de agua es fundamental para el crecimiento de la microbiota edáfica,
especialmente en las zonas semiáridas, donde la humedad es uno de los principales
factores limitantes de la actividad microbiana, aunque el qCO2, la biomasa/C y las
actividades deshidrogenada y proteasa-caseína se correlacionan negativamente con la
capacidad de campo (Tabla IV.9.5). Esto podría indicar la existencia de cambios en la
composición de las comunidades microbianas en suelos semiáridos (Nogueira et al.,
2006), donde imperan aquellos microorganismos que son más resistentes a los períodos
de escasez hídrica típicos de dichos suelos. También existe correlación positiva entre el
pF a 1500 kPa (punto de marchitamiento), el C de biomasa (0.97) y la fosfodiesterasa
(0.78), aunque se correlaciona negativamente con el qCO2. La capacidad de intercambio
catiónico se correlaciona positivamente con la β-glucosidasa (0.88) y negativamente con
la proteasa caseína (-0.96). Por el contrario, el pH se correlaciona negativamente con la
β-glucosidasa (-0.89) y positivamente con la poteasa-caseína (0.88). Las pocas
correlaciones significativas existentes entre las propiedades bioquímicas y el pH podrían
ser debidas principalmente al estrecho rango de variación de esta variable en los suelos
analizados.

Los datos estudiados mostraron buenas correlaciones entre el contenido en


nutrientes de los suelos y algunos parámetros bioquímicos. Concretamente, los suelos

432
Resultados y Discusión

con mayores concentraciones de ion Ca2+ presentaron valores más elevados de carbono
de biomasa (0.92) y ureasa (0.85), y los suelos con mayores concentraciones de ion
Mg2+, se correlacionaron positivamente con la respiración endógena (0.87) y con los
enzimas deshidrogenasa y proteasa-caseína (0.76 y 0.91, respectivamente). El índice de
estabilidad estructural presentó también elevadas correlaciones positivas con la
deshidrogenasa (0.76) y fosfodiesterasa (0.88), lo cual indica que la biomasa microbiana
desempeña un papel importante en la estabilización física de los agregados del suelo, y
que recíprocamente una buena estructura favorece el crecimiento microbiano
(Franzluebbers et al., 1999; Doran et al., 1998; Limon-Ortega et al., 2002). Sin
embargo, también presentó una correlación negativa con la ureasa (-0.90).

Para conocer con más detalles las relaciones entre las propiedades de los suelos se
realizó un análisis de componentes principales (PCA). Dicho análisis incluyó
propiedades físicas, químicas y bioquímicas, y puso de manifiesto (Tabla IV.9.6) que el
91% de la varianza puede ser explicado por tres factores. El primero de ellos, que
explica el 53% de la varianza total, viene definido por el contenido en C y N total, la
CEC, la capacidad de campo y las propiedades bioquímicas, a excepción de la
mineralización potencial de nitrógeno, la respiración endógena y la actividad proteasa-
caseína. Este primer factor sugiere, que la humedad y el contenido en C total del suelo,
controlan el crecimiento de la biomasa edáfica y la actividad enzimática de
microorganismos implicados en el ciclo del C, N y P. A su vez, el contenido total de
materia orgánica del suelo influye en la capacidad de intercambio catiónico de los
suelos. Se observa además, que el nitrógeno se encuentra ligado al carbono de los
suelos. El segundo de los factores (27% de la varianza) aparece definido por el
contenido en carbonatos, el pH, la actividad proteasa-caseína y la respiración basal,
sugiriendo que los pH excesivamente elevados de los suelos ricos en carbonatos,
generan un medio físico-químico adecuado para el desarrollo de la microflora
nitrificante (Dommergues y Mangenot, 1970). El tercero de los factores, que explica un
10% de la varianza total, viene determinado por el contenido en nitrógeno total
mineralizado que, al parecer se desliga del contenido total de C y del resto de
propiedades bioquímicas. Esto podría señalar que la influencia de la actividad
microbiana en el ciclo del nitrógeno de los suelos de la zona de estudio no depende
principalmente de la cantidad de microorganismos, sino del grado de adaptación de los
mismos a las condiciones de estrés típicas de los medios semiáridos (sequía, erosión,
pérdida de cobertura vegetal, etc.).

Tabla IV.9.6. Valores de los factores del análisis factorial y varianza explicada de cada factor.

Factor 1 Factor 2 Factor 3


C total -0,95 n.s. n.s.
N total -0,94 n.s. n.s.
C-Biomasa n.s. 0,77 n.s.
Respiración de suelo n.s. n.s. 0,89
N Tot. Mineralizado -0,69 n.s. n.s.
Deshidrogenasa -0,83 n.s. n.s.
Ureasa -0,80 n.s. n.s.
ß-Glucosidasa -0,75 n.s. n.s.
Fosfodiesterasa n.s. 0,91 n.s.
P-Caseína n.s. 0,80 n.s.
% Carbonatos n.s. 0,75 n.s.

433
Resultados y Discusión

pH Agua -0,96 n.s. n.s.


CEC -0,93 n.s. n.s.
Capacidad de campo -0,94 n.s. n.s.
% Varianza explicada 53 27 10
% Varianza acumulada 53 80 91

IV.9.15. Relación entre la altitud y las propiedades bioquímicas

La zona de estudio se caracteriza por la existencia de un amplio rango altitudinal,


debido a la abrupta orografía formada por importantes núcleos montañosos, separados
por corredores intermontañosos de menor altitud. Esta topografía, junto con la
diversidad litológica y climatológica, propias de los ecosistemas mediterráneos, así
como a la existencia de varios pisos bioclimáticos (que condicionan la distribución de
los ecosistemas vegetales), influyen de forma decisiva sobre el contenido en materia
orgánica de los suelos y, a largo plazo, sobre la actividad bioquímica de los mismos.

En general, puede apreciarse que el contenido en materia orgánica de los suelos


naturales del Parque de Sierra María-Los Vélez muestra un comportamiento sigmoidal
con la altitud, hasta el máximo entre 1400-1600 m, donde se alcanzan contenidos de C
de aproximadamente el 20%. En las posiciones de cumbre el nivel de C orgánico de los
suelos disminuye y se sitúa entre el 2 y 7% y en las zonas de menor altitud es inferior al
13% (no hemos considerado la muestra SM19, ya que se trata de un horizonte
básicamente orgánico, muestreado en una zona relíctica de un pinar a 892 m que se ha
conservado en la reserva del parque) (Figura IV.9.2). Este cambio en el contenido de
materia orgánica está fuertemente relacionado con el tipo de cobertura vegetal, que a su
vez depende de los cambios de temperatura y humedad que se producen con la altitud.
Así pues, el porcentaje de materia orgánica varía en función de los diferentes pisos
bioclimáticos, pasando de zonas principalmente agrícolas o con matorral degradado en
el termotipo mesomediterráneo (a una altitud inferior a 1400 m), a zonas boscosas con
un sotobosque muy denso en los termotipos supramediterráneo y oromediterráneo (entre
1400-1800 m), y finalmente al cinturón arbustivo cacuminal, abierto y de pequeño porte
en el termotipo crioromediterráneo (por encima de 1800 m). Además, con la altitud,
aumenta la relación nieve/lluvia y el número de días de helada. La disminución de
actividad biológica que genera este gradiente, esta afectada a su vez por el régimen
hídrico del suelo, que pasa de condiciones acusadas de sequía a menores altitudes, a
condiciones de mucho menor déficit estival a mayor altitud. En otras palabras, a bajas
altitudes los procesos biológicos aparecen condicionados por la fuerte sequía estival,
propia de los ambientes meridionales; mientras que a altitudes más elevadas se
encuentran limitados por las bajas temperaturas, inferiores al cero biológico (5°C)
durante la mayor parte del año (Delgado y Ortega, 1985). De ahí ese comportamiento
sigmoidal, cuyo máximo refleja la altitud a la que el balance climático es el óptimo para
el desarrollo de los procesos microbianos (Figura IV.9.2).

434
Resultados y Discusión

1200 300

1000 250

800 200

Respiración
C-Biomasa

600 150

400 100

200 50

0 0
900 1200 1500 1800 2100 900 1200 1500 1800 2100
Altitud (m ) Altitud (m )

2
12

Actividad enzimática
Actividad enzimática

0
900 1200 1500 1800 2100 0
900 1200 1500 1800 2100
Altitud (m)
Altitud (m)
Catalasa Ureasa Glucosidasa Deshidrogenasa Fosfodiesterasa Proteasa-caseina

Figura IV.9.2. Relación entre altitud-parámetros bioquímicos generales y específicos en los suelos
naturales de Sierra María.

Las propiedades bioquímicas siguen, evidentemente, la misma tendencia marcada


por la variación de C orgánico (Figura IV.9.3): valores máximos a altitudes medias,
posiblemente debido a la variación en tipos de vegetación existentes en la zona de
estudio. De todas maneras, cuando los valores de las propiedades bioquímicas se
expresan en relación al contenido en C, la relación altitudinal se modifica, obteniéndose
los máximos de actividades específicas a menores altitudes que los máximos de valores
absolutos de dichas propiedades bioquímicas. No obstante, se mantiene el patrón
sigmoidal con la altitud, y muchos de los máximos de actividades específicas se
localizan en el suelo a 2043 m de altitud, indicando que el clima influye en la
vegetación, provocando cambios en las características de los restos vegetales aportados,
y probablemente en el tipo de microorganismos existentes. A altitudes cercanas a los
2000 m se produce un cambio notable en la vegetación, pasando de una cobertura
vegetal dominada por los termotipos oromediterráneo, como son encinares y pinares
principalmente (Quercus ilex y Pinus nigra), y abundante sotobosque (Juniperus
sabina, Vella spinosa, Erynacea anthyllis, Bupleurum spinosum, Teucrium sp., Stipa
tenacissima, etc.) a otra vegetación dominada por los tipos crioromediterráneos (donde
impera, principalmente, un matorral cacuminal pluriespecífico y especializado de
caméfitos pulvinulares (Erinacea anthyllis, Vella spinosa, Lygeum spartum, etc.). De
hecho, los análisis del humus en los suelos de Sierra María muestran, que los suelos que
presentaron mayor porcentaje de C en forma de materia orgánica libre fueron los
encinares y sabinares (SM3 y SM15), que se desarrollan a altitudes menores, seguidas
de las muestras tomadas de bosques climácicos de pinos (SM10). Los suelos de
matorral de alta montaña (SM20) presentaron los contenidos mas bajos de materia
orgánica libre, debiéndose estas diferencias principalmente a que los suelos de encinar,
sabinar y especialmente de pinar, presentan una vegetación leñosa acidificante que
aporta restos de lenta descomposición microbiana, y los suelos de matorral poseen una

435
Resultados y Discusión

vegetación herbácea que facilita los procesos de biodegradación de los restos vegetales
(Ver capítulo IV.8).

El comportamiento sigmoidal de las propiedades bioquímicas con la altitud aparece


muy claro cuando se usan los diagramas de estrella (Figura IV.9.3) descritos por Dilly
and Blume (1998), en los que cada coordenada corresponde al valor de una propiedad,
expresado en proporción a un valor máximo. A pesar de los problemas que plantea su
uso, por la subjetividad que representa el atribuir los máximos a cada coordenada,
permiten una rápida comparación de todas las propiedades bioquímicas en muestras
diferentes. En los suelos de Sierra María no existe una variación muy clara, pero en
todos los casos existe una deformación en el perfil de las estrellas, mucho más acusada a
altitudes mayores que a las inferiores. Las muestras a altitudes intermedias (SM3 y
SM10) son las que presentaron el comportamiento mas equilibrado en sus propiedades
bioquímicas, indicando que se trata de ecosistemas de clara vitalidad (Dilly and Blume,
1998). Así pues, a mayores altitudes (SM20) el espectro se modifica fuertemente,
reduciéndose en general los valores de todas las propiedades, y mostrando cómo las
condiciones climáticas de menor temperatura generan una fuerte disminución de todos
los parámetros bioquímicos, especialmente el C asociado a la biomasa microbiana,
posiblemente relacionado con la disminución de materia orgánica que sufren los suelos
a mayor altitud, aunque también se observó un exceso de actividad ß-glucosidasa y
fosfodiesterasa, indicando una especialización microbiana. En cambio, a altitudes bajas
(SM2, SM5 y SM15) los diagramas aparecen deformados, presentando algunas
propiedades altos valores y mostrando déficit únicamente algunas de ellas, atribuibles
bien a las características de la vegetación (que podrían justificar el déficit de proteasa-
caseína) o al déficit hídrico (al que se podría responsabilizar de la falta de biomasa).

SM15 C-Biomasa SM2 C-Biomasa


988 m 100 1141 m 100

80 80
Proteasa-caseina Respiración Proteasa-caseina Respiración
60 60

40 40

20 20

Fosfodiesterasa 0 Catalasa Fosfodiesterasa 0 Catalasa

Glucosidasa Deshidrogenasa Glucosidasa Deshidrogenasa

Ureasa Ureasa

SM3 C-Biomasa
SM5 C-Biomasa 1398 m 100

1230 m 100
80
80
Proteasa-caseina Respiración
Proteasa-caseina Respiración 60
60
40
40
20
20
Fosfodiesterasa 0 Catalasa
Fosfodiesterasa 0 Catalasa

Glucosidasa Deshidrogenasa
Glucosidasa Deshidrogenasa

Ureasa
Ureasa

Figura IV.9.3. Diagramas de estrella de las propiedades bioquímicas de los diferentes suelos de la
zona de estudio.

436
Resultados y Discusión

SM10 C-Biomasa SM20


1520 m 100
C-Biomasa
2043 m 100
80
Proteasa-caseina Respiración 80
60 Proteasa-caseina Respiración
60
40
40
20
20
Fosfodiesterasa 0 Catalasa Fosfodiesterasa 0 Catalasa

Glucosidasa Deshidrogenasa Glucosidasa Deshidrogenasa

Ureasa Ureasa

Figura IV.9.3. Diagramas de estrella de las propiedades bioquímicas de los diferentes suelos de la
zona de estudio. Continuación.

437
Resultados y Discusión

Tabla IV.9.4. Datos de correlación de Pearson entre las propiedades bioquímicas generales y específicas.

‡ β-
C.O. C-Biomasa CO2 qCO2 Deshidrogenasa Ureasa Fosfodiesterasa Biomasa/C
Gluscosidasa
C-Biomasa 0,989****
qCO2 -0,873*** -0,894*** -0,188
Deshidrogenasa 0,732 0,786* 0,789* -0,636
Ureasa 0,846** 0,785* 0,306 -0,750 0,561
β-Gluscosidasa 0,603 0,574 -0,059 -0,791* 0,197 0,591
Proteasa-Caseina 0,488 0,540 0,879*** -0,318 0,925*** 0,389 -0,160 0,524
Biomasa/C -0,783* -0,751 -0,596 0,739 -0,724 -0,872*** -0,648 -0,696
CO2 /C -0,722 -0,699 -0,441 0,726 -0,639 -0,808* -0,613 -0,678 0,929***
PP۞
Catalasa -0,543 -0,513 -0,482 0,480 -0,559 -0,654 -0,421 -0,668 0,842**
PP۞
Deshidrogenasa -0,691 -0,659 -0,454 0,671 -0,611 -0,802* -0,594 -0,671 0,932***
PP۞
Ureasa -0,704 -0,717 -0,609 0,707 -0,774* -0,616 -0,608 -0,909*** 0,898***
PP۞
β-Gluscosidasa -0,648 -0,628 -0,592 0,581 -0,701 -0,744 -0,425 -0,683 0,909***
PP۞
Fosfodiesterasa -0,723 -0,697 -0,459 0,725 -0,653 -0,906*** -0,478 -0,412 0,879***
PP۞
Proteasa-
-0,577 -0,536 0,289 0,767* -0,045 -0,602 -0,956**** -0,326 0,530
Caseina

Actividad específica.

Carbono Orgánico.
*P<0,05, **P<0,02, ***P<0,01, ****P<0,001

438
Resultados y Discusión

Tabla IV.9.5. Datos de correlación de Pearson entre las propiedades bioquímicas generales y específicas con los parámetros físicos y químicos de los suelos.

Deshidro- ß-Gluco- Fosfodi- Deshidro- Proteasa-


C-Biomasa CO2 qCO2 Ureasa P-Caseina Biomasa/C Ureasa
genasa sidasa esterasa genasa caseina
pH H2O -0,296 0,277 0,6278 0,077 -0,271 -0,891*** -0,206 0,419 0,288 0,214 0,270 0,878***
Nitrógeno 0,843** 0,047 -0,799* 0,466 0,706 0,812* 0,759* 0,150 -0,733 -0,698 -0,735 -0,769*
Limo -0,823** -0,096 0,657 -0,484 -0,643 -0,562 -0,539 -0,248 0,545 0,341 0,437 0,515
Pf 33 0,883*** 0,103 -0,906*** 0,512 0,884*** 0,838** 0,593 0,205 -0,820* -0,759* -0,700 -0,832**
Pf 1500 0,968**** 0,209 -0,905*** 0,697 0,702 0,702 0,782* 0,397 -0,725 -0,642 -0,751 -0,644
CEC 0,490 -0,431 -0,632 -0,087 0,534 0,884*** 0,267 -0,425 -0,401 -0,371 -0,289 -0,945***
Ca 0,917*** 0,064 -0,835** 0,537 0,851** 0,698 0,627 0,263 -0,758* -0,734 -0,670 -0,715
Mg 0,275 0,874*** -0,127 0,758* 0,213 -0,329 0,198 0,909*** -0,333 -0,174 -0,299 0,472

IEE 0,644 0,639 -0,693 0,759* 0,409 0,617 0,881*** 0,543 -0,749 -0,635 -0,901*** -0,392


Indice Estabilidad Estructural
*P<0,05, **P<0,02, ***P<0,01, ****P<0,001

439
Resultados y Discusión

IV.10. ESTUDIO DE LA ESTRUCTURA DEL SUELO


IV.10.1. Observaciones con SEM de la micro y ultramicrofábrica de los agregados de
suelo.

La estructura del suelo, está relacionada en última instancia con la mayor parte de los
indicadores de calidad descritos en la bibliografía. Por ello, hemos considerado interesante
incluir un apartado específico para el estudio del aspecto estructural del suelo mediante
diferentes técnicas. En primer lugar, se abordará el análisis de la estructura del suelo por
observación de la superficie y la matriz de los agregados a diferentes escalas de
magnificación, desde la escala macroscópica (macroestructura o fábrica) hasta la
ultramicroscópica (ultramicroestructura o ultramicrofábrica) mediante observación con
Microscopio Electrónico de Barrido; si bien nos centraremos en los niveles microscópico y
ultramicroscópico. Se empleará el esquema de descripción mínima de la ultramicrofábrica
propuesto por Delgado, R. (1993).

Se han escogido nueve muestras representativas de diferentes tipos de usos: perfiles 10 y


19, correspondientes al uso definido como pinar antiguo, perfiles 3 y 14 (encinar), perfil 15
(sabinar), perfil 8 (pinar reciente), perfil 5 (cultivos), perfil 2 (matorral degradado), y perfil 20
(matorral cacuminal). En todos los casos se han analizado agregados del horizonte superficial
de los perfiles.

IV.10.1.1. Perfil 10

El perfil número 10, representativo del tipo de uso definido como pinar antiguo, se ha
recogido en la parte medio alta de una ladera de roca caliza, en un ecosistema maduro, donde
la especie arbórea dominante es pino laricio. Se trata de un pinar natural con un buen estado
de conservación, ya que constituiría un pequeño relicto, con más de 500 años de antigüedad,
estabilizado y donde la acción antrópica ha sido muy limitada.

Comenzaremos describiendo la estructura a nivel microscópico. La microestructura está


formada por agregados redondeados, con tamaños de 1 a 2 mm, correspondiendo al tipo
granular compuesta. Los agregados aparecen imbricados, con formas arracimadas, indicativas
de origen biológico (Figura IV.10.1). Los peds presentan en superficie estructuras fúngicas,
que están puenteando los agregados, y algunos restos vegetales. La presencia de estas redes de
hifas, junto con los restos de las acículas de los pinos, que presentan una considerable
cantidad de resinas, ceras o aceites aromáticos, pueden ser responsables de la resistencia a la
humectación que manifiesta este suelo (Doerr et al., 2000; McGhie y Posner, 1981). El
sistema de poros, a este nivel, estaría formado por grietas de 100 a 200 µm entre los
agregados. La figura IV.10.2 es una foto de detalle de la parte superior derecha de la foto
anterior, se observa una cobertura superficial de micelios o hifas que forman entramados con
el agregado, colaborando, de esta forma, a la estabilización de la estructura (De Hendrix et al.,
1990; Ternan et al., 1996). A este nivel, el agregado presenta también una superficie lisa
constituida por enlosamiento de partículas orientadas tangencialemente, con recubrimientos
irregulares de aspecto muscilaginoso y de origen orgánico (probablemente ácidos fúlvicos), y
algunos restos vegetales primarios. La figura IV.10.3 muestra una película de origen
biológico sobreimpuesta sobre las estructuras fúngicas del agregado y rodeada de pequeñas
excretas con formas esféricas, indicativo de un origen coprogénico del agregado.

440
Resultados y Discusión

A nivel de ultramicrofábrica se ha estudiado de forma separada la superficie de los


agregados y el interior de los mismos. El estudio en detalle de la superficie de los agregados
(figura IV.10.4) nos permite determinar la existencia de una fábrica laminar esquelética
orientada y cementada por actividad biológica y cementos de carbonatos. Se observa que
presenta jerarquización, apreciándose existencia de cluster y dominios. Existen varias
jerarquías de cluster con formas y tamaños muy variados, algunos son ligeramente
redondeados y otros más alargados e irregulares con tamaños entre 20 y 100 µm
aproximadamente. También presenta una abundancia moderada de granos de esqueleto de
naturaleza carbonatada, cementados, con tamaños comprendidos entre 15 y 30 µm, y con
rasgos superficiales de alteración en algunos fenocristales (huellas de disolución). Los
dominios de arcilla presentan una forma laminar y apilamiento intercrecido, con uniones entre
láminas cara-cara, cementadas presumiblemente por agentes cementantes de origen orgánico
y carbonatos. Aunque a menor aumento parecía que la superficie estaba formada por un
enlosamiento de partículas, a elevados aumentos se observa que existe un moderado grado de
anisotropía distribuido por toda la superficie, estando los cluster orientados en direcciones
diferentes y no en la misma dirección (Figuras IV.10.4 y IV.10.5). Se aprecian abundantes
poros entre las partículas y las coberturas orgánicas, con diferentes tamaños, desde 0.9 a 17
µm, apreciándose algunos anillos de recubrimientos en torno a ellos (Figuras IV.10.4 y
IV.10.5).

En cuanto a la ultramicrofábrica del interior de los agregados (Figuras IV.10.6 y IV.10.7),


presenta también jerarquización de los cluster hasta llegar al dominio. Los cluster tienen
formas irregulares y tamaños diversos (5 – 15 µm). Los granos de esqueleto son más
abundantes y de menor tamaño (10 – 20 µm) que en la superficie del agregado, en general de
naturaleza carbonatada, con golfos de corrosión en algunos casos. Las unidades de
organización o dominios presentan formas redondeadas y alargadas, y diversos tamaños. Las
láminas están intercrecidas con uniones cara-cara y cara-borde, y cementadas por puentes de
carbonato cálcico (Figuras IV.10.8 y IV.10.9). El interior presenta mayor anisotropía que la
superficie con cristales en diferentes orientaciones, distribuida de igual forma por todo el
interior. Tiene una porosidad abundante, irregular, jerarquizada y con tamaño de poro muy
variado, entre 3 y 15 µm.

441
Resultados y Discusión

a) b) c)

500 µm
100 µm 50 µm

d) e) f)

30 µm 6 µm 50 µm

Figuras IV.10.1 (a), IV.10.2 (b), IV.10.3 (c), IV.10.4 (d), IV.10.5 (f), IV.10.6 (g).

442
Resultados y Discusión

g)

A
Figuras IV.10.7 (g); IV.10.8 (h):
Microanálisis EDX de los agentes
cementantes de la muestra
IV.10.7. Punto A.; IV.10.9 (i):
B Microanálisis EDX de los agentes
cementantes de la muestra
IV.10.7. Punto B.

20 µm

h) i)

443
Resultados y Discusión

IV.10.1.2. Perfil 8

A continuación, se estudia el horizonte superficial del perfil número 8, muestreado sobre


un pinar de repoblación, de pino negral, de unos 20 a 30 años de edad, en un ecosistema
bastante menos evolucionado que el anterior.

La microestructura del perfil 8, difiere bastante de la del perfil 10 comentada


anteriormente (Figuras IV.10.10 y IV.10.11). El perfil 8 presenta una estructura en bloques
subangulares finos y medianos. En la figura 7.18h se observa un único agregado con forma
subangular de 2 mm de diámetro, constituido a su vez por dos tipos de microagregados unos
más débiles y pequeños (entre 50 y 250 µm), con formas esferoidales o irregulares, porosos
(figura 7.19a, detalle de la anterior), y otros más fuertes, de mayor tamaño (aproximadamente
1 mm), menos porosos y con una superficie lisa (pápula de arcilla). A este nivel el sistema de
poros está formado por las de grietas de mayor tamaño (de 50 a 100 µm) que originan
superficies de debilidad con posible ruptura en peds más pequeños, y sistemas de huecos más
pequeños entre los microagregados. Se aprecian signos de actividad biológica, algunas hifas y
recubrimientos zonales de materia orgánica (aparece una raíz -corte transversal- en la esquina
superior izquierda.

A nivel de ultramicrofábrica, la morfología de la superficie y el interior de los


agregados son análogas por lo que se describen conjuntamente. El estudio de detalle del
agregado (figuras IV.10.12, IV.10.13, IV.10.14), nos permite dictaminar la presencia de una
fábrica jerárquica formada por abundantes fenocristales tamaño arena que están cementados y
puenteados entre sí a través de cluster de arcillas con formas irregulares, y de pequeño tamaño
(menor de 10 µm). Los granos de esqueleto son de carbonatos, muy abundantes en relación al
plasma con tamaños entre 10 y 100 µm, y con algunas huellas de disolución (figura IV.10.12).
Existen dominios y paquetes de láminas de arcilla y limos finos, con formas redondeadas y
alargadas, con un modelo de unión cara-cara principalmente, están intercrecidos, y se
encuentran cementados por carbonato cálcico (Figura IV.10.15). La ultramicrofábrica es
bastante anisótropa, aunque la anisotropía varía por zonas. Se observan también, abundantes
poros entre los granos de esqueleto con tamaños variados. A pesar de que se aprecian zonas
donde las hifas ayudan a la formación de la estructura del suelo (Figuras IV.10.13 y
IV.10.14), las evidencias de actividad biológica, son mucho menos frecuentes que en el perfil
anterior (perfil 10). En este sentido, cabe destacar que este suelo presentaba mucha menor
hidrofobicidad que el suelo bajo pinar natural (perfil 10), a pesar de tener el mismo tipo de
vegetación. Esto es posiblemente debido al menor contenido de materia orgánica y de
estructuras fúngicas, dado el menor grado de evolución del suelo y la edad del pinar
(Teramura, 1980). En general la ultramicrofábrica presenta un patrón morfológico genético de
tipo esquelético, puenteada por láminas de arcillas, abierta, más débil, menos evolucionada,
menos porosa y menos estabilizada por materia orgánica que en el caso anterior,
correspondiendo a un estado inicial de desarrollo de estructura. La pápula de arcilla de mayor
tamaño (realmente tendría tamaño ped), presenta una estructura diferente al resto, pudiendo
tratarse de un resto de suelo de mayor antigüedad, previo al movimiento de tierra para la
reforestación.

444
Resultados y Discusión

a) b)

400 µm 200 µm

c) d)

20 µm 30 µm

Figuras IV.10.10 (a); IV.10.11 (b); IV.10.13 (c); IV.10.14 (d).

445
Resultados y Discusión

e) f)

20 µm

Figuras IV.10.12 (e); IV.10.15 (f): Microanálisis EDX de los agentes cementantes de la muestra IV.10.12. Punto A.

446
Resultados y Discusión

IV.10.1.3. Perfil 5

El perfil 5 corresponde a un suelo de cultivo, clasificado como un Luvisol calcáreo,


situado en una terraza a 1200 m de altitud. La microestructura de este perfil es granular
compuesta débil que rompe en bloques angulares y subangulares. Los agregados son
esferoidales con tamaños variados (entre 0.5 y 2 mm), están arracimados e imbricados, y
presentan distintos grados de rugosidad superficial. Se observan también algunos
microagregados esferoidales con tamaños entre 50 y 200 µm. No se aprecian granos de
esqueleto a este nivel, pero sí algunos rasgos de origen biológico.

Realizaremos la descripción de la ultramicroestructura tanto de los agregados con


superficie rugosa como de los de superficie menos rugosa. Comenzaremos por estos últimos,
la figura IV.10.16 es una imagen de detalle de la zona de ruptura de los agregados con
superficie menos rugosa. Nos permite observar la zona exterior a la izquierda y la zona
interior del agregado a la derecha, con una estructura compuesta por superposición de capas
cementadas, con partículas planas y orientadas en la misma dirección. Centrándonos en la
ultramicrofábrica de la superficie de estos agregados (Figura IV.10.17), se observa la
existencia de jerarquización en cluster y dominios, los cluster tienen formas irregulares y
pequeño tamaño (entre 5 y 15 µm). Existen muy pocos granos de esqueleto, pequeños e
incluidos en el plasma mayoritario. Los dominios son laminares con tamaños diversos, en
algunos casos de menos de 1 µm. La unión entre láminas es fundamentalmente cara-cara y en
algunos casos cara-borde. Dichas láminas están intercrecidas y cementadas por materia
orgánica y óxidos de hierro (Figuras IV.10.18 y IV.10.19). El agregado presenta, en general,
poca anisotropía y poros poco abundantes, con tamaños entre 0.5 y 5 µm, situados entre las
láminas de arcilla.

Por otro lado, la superficie de los agregados de menor tamaño y más rugosos difiere
bastante de la anterior (Figuras IV.10.20 y IV.10.22). Es una ultramicroestructura jerárquica
con cluster de formas y tamaños muy irregulares, tendiendo a esferoidales. Presenta un
contenido intermedio de granos de esqueleto de tamaños muy variados (10 – 50 µm) de
naturaleza carbonatada, integrados en el plasma y cementados por dicho plasma. Se aprecian
además rasgos de origen biológico (algunas hifas). Existen dominios y paquetes laminares y
algunos esferoidales con tamaños variables. Las láminas presentan principalmente uniones
cara-cara y en menor medida cara-borde, intercrecidas y apiladas con cementos de óxidos de
hierro y carbonatos (Figura IV.10.21).

Presenta un grado intermedio de anisotropía de distribución localizada. La porosidad es


moderada, con tamaños ente 10 y 50 µm y se distribuye entre los cluster y microagregados,
siendo posiblemente puntos de circulación de agua. La figura IV.10.23, muestra en detalle
uno de los cluster esferoidales masivo y muy cementado por carbonato cálcico, con algunos
poros, que podrían haber sido producidos por actividad biológica o por la expansión de
vacuolas de gases. Presenta también abundantes granos de esqueleto unidos en capas. Los
cementos de este suelo son, por tanto, polimineralógicos con agregados cementados por
carbonato cálcico y óxidos de hierro. (Figura IV.10.24)

La figura IV.10.25 muestra una zona de lavado de un agregado. Este presenta


microagregados esferoidales muy cementados por carbonatos y óxidos de hierro. Entre los
microagregados existen grietas de circulación de agua ocupadas por restos vegetales, raíces e
hifas de hongos. La estructura está algo disturbada por la manipulación de la muestra.

447
Resultados y Discusión

La ultramicrofábrica del interior de los agregados rugosos y menos rugosos es similar


(Figuras IV.10.26 y IV.10.27), presenta una estructura jerárquica, con cluster de tamaño y
formas variadas dispuestos en celdas alrededor de los fenocristales, con una moderada
abundancia de granos de esqueleto insertados en el plasma. Existen dominios laminares y
algunos paquetes esféroidales. Las uniones entre las láminas de arcilla son cara-cara y cara-
borde, apiladas e intercrecidas y cementadas por carbonatos. Existe moderada anisotropía
localizada por zonas, con porosidad moderada, con poros situados entre cluster y tamaños
entre 2 y 15 µm. Se observan algunos filamentos de origen biológico. El patrón morfológico
genético del interior de los agregados es floculado, si bien en algunos agregados existen
patrones de fábricas precipitadas.

448
Resultados y Discusión

a) b)

50 µm 10 µm

c) d) Figuras IV.10.16 (a); IV.10.17 (b); IV.10.18


(c): Microanálisis EDX de los agentes
cementantes de la muestra IV.10.17. Punto
A.; IV.10.19 (d): Microanálisis EDX de los
agentes cementantes de la muestra IV.10.17.
Punto B.

449
Resultados y Discusión

e) f)

50 µm

g) h)

6 µm 200 µm

Figuras IV.10.20 (e); IV.10.21 (f): Microanálisis EDX de los agentes cementantes de la muestra IV.10.20. Punto A.; IV.10.22 (g); IV.10.25 (h).

450
Resultados y Discusión

i)
j)

3 µm

k) l)

30 µm 10 µm

Figuras IV.10.23 (i); IV.10.24 (j): Microanálisis EDX de los agentes cementantes de la muestra IV.10.23. Punto A.; IV.10.26 (k); IV.10.27 (l).
451
Resultados y Discusión

IV.10.1.4. Perfil 2

El perfil 2 corresponde al tipo de uso de matorral denso, clasificado como Leptosol


Rendzico. La microestructura del perfil, difiere bastante de la estructura de las anteriores
muestras. Tiene una buena estructura en bloques subangulares con abundantes cavidades y
poros entre los peds y micropeds, debido posiblemente a la actividad biológica. Presenta
agregados esferoidales, arracimados, con abundantes raíces y restos vegetales entre sus grietas
y, a diferencia de los suelos bajo pinar, no tienen un recubrimiento superficial formado por
estructuras fúngicas. Se aprecia a este nivel que la estructura es muy esquelética, con
abundantes granos de esqueleto de tamaños arena y limo fino fuertemente cementados por
carbonato cálcico (Figuras IV.10.28 y IV.10.31). La Figura 7.7 muestra los resultados del
microanálisis realizado, donde se ratifica la gran cantidad de carbonato cálcico que presenta
esta muestra, aunque también existe una mezcla de cuarzo, feldespatos, micas, óxidos de
hierro, etc.

A nivel ultramicroestructural, la superficie del agregado (Figuras IV.10.28 y IV.10.31)


está poco jerarquizada, con cluster de formas elongadas aunque también hay cluster algo más
equidimensionales. Los granos de esqueleto son muy abundantes, de tamaños variados (5 – 50
µm), carbonatados, y puenteados por cementos de carbonato cálcico, óxidos de hierro y
arcillas. Los dominios son de tamaños variados (inferiores a 2 µm), con formas semiesféricas
y angulares, principalmente de carbonato cálcico y en mucho menor grado de filosilicatos,
que originan formas laminares, con uniones cara-cara y cara-borde muy cementados, estando
apilados e intercrecidos. Existe una moderada anisotropía de distribución localizada y una
moderada porosidad, con tamaño de poros entre 5 y 20 µm, generados entre los granos de
esqueleto. El patrón morfológico genético correspondería a una fábrica esquelética
cementada.

El interior del agregado tiene una ultramicrofábrica muy parecida a la superficie del
mismo (Figuras IV.10.29 y IV.10.30), aunque es más porosa. Presenta una estructura
constituida por capas concéntricas cementadas por carbonato cálcico que originan cluster, con
formas discoidales, si bien existen otras zonas con una estructura más homogénea. La
porosidad está gradada verticalmente y tiende a disminuir hacia la superficie del agregado. La
figura IV.10.30 muestra una visión oblicua de los cluster del agregado, hay una zona
constituida por capas de abundantes fenocristales, con cluster que se organizan constituyendo
celdas respecto a otros cluster en diferentes direcciones. La estructura esta muy cementada
por carbonato cálcico y es moderadamente porosa.

452
Resultados y Discusión.

a) b) c)

50 µm 10 µm 20 µm

d) e)
Figuras IV.10.28 (a); IV.10.29 (b); IV.10.30
(c); IV.10.31 (d) y (e): Microanálisis EDX de
los agentes cementantes de la muestra
IV.10.31. Punto A.

6 µm

453
Resultados y Discusión

IV.10.1.5. Perfil 14

El perfil 14 representa un encinar, ubicado en la parte alta de una ladera caliza,


presentando Quercus ilex como especie dominante y algunas repoblaciones de Pinus
halepensis realizadas en 1949. El sotobosque que acompaña al encinar es escaso, y está
dominado por Quercus coccifera, Rosmarinus officinalis, Thymus sp., Genista scorpius,
Cistus albidus, Juniperus oxycedrus, Cistus clusii, Helianthemum sp., Teucrium sp., y
gramíneas como Stipa tenacisima. La influencia humana ha sido pequeña, encontrándose el
encinar en un buen estado de conservación.

A nivel macroscópico la estructura se define como migajosa, mediana y fuerte, que rompe
en bloques subangulares medianos y fuertes de aproximadamente 3-4 mm de diámetro.

A nivel de microestructura, los anteriores agregados subangulares (3-4 mm) rompen en


microagregados esferoidales, de aproximadamente 1 mm de tamaño (Figura IV.10.32). La
mayor parte de la porosidad se encuentra en las fisuras que separan dichos microagregados, y
que son del orden de 50 a 100 µm, no obstante, también se observan algunos poros de pequeño
tamaño en los micropeds. Dichas fisuras se encuentran rellenas de material fino, indicando que
no son estables. Se observa además, como todos los microagregados presentan un cráter
(Figura IV.10.33), en cuyo interior están recreciendo láminas de arcilla y granos de cuarzo, con
abundante carbonato cálcico e hierro (Figura IV.10.36 muestra el microanálisis realizado al
material que se acumula en el interior del cráter de un microagregado). Su origen puede
deberse a la acumulación de material mineral y gotas de agua en el interior de los cráteres,
permitiendo la recristalización de los minerales. Sobre el grano de mineral también se observa
una superficie rugosa que puede deberse a la cristalización, e incluso se observan nuevas capas
de formación, proporcionando una cara ideomorfa del mineral, el cuál, se encuentra unido a la
base del cráter.

Los micropeds, recubiertos de una pátina de arcilla, manifiestan una cierta actividad
biológica, como raíces muy finas e hifas fúngicas, que favorecen la estructura del suelo, ya que
producen compuestos orgánicos que ensamblan los agregados (De Hendrix et al., 1990; Ternan
et al., 1996), de ahí que los microagregados que se alejan de la zona de las raíces, son de mayor
tamaño que los próximos a las mismas. A su vez las hifas aglutinan las partículas dentro de los
agregados (De Hendrix et al., 1990; Ternan et al., 1996), como podemos observar en la Figura
IV.10.34, donde pequeñas granos de esqueleto tienden a concentrarse en torno a las hifas de
hongos. Un detalle de la parte superior derecha de la fotografía anterior (Figura IV.10.35),
muestra los recubrimientos de minerales de la arcilla (esmectitas y micas), y cementos de
carbonatos, formas de hierro y feldespato potásico (el microanálisis realizado a los cementos,
IV.10.37, mostró picos de Si, Al, C, O, Fe, Ca, Ti, K y Mg). Las raíces e hifas, junto a algunos
micelios de carbonato, se desarrollan por las fisuras que separan los microagregados.

La ultramicroestructura de la superficie de los agregados, presenta un cierto grado de


jerarquización, aunque no es muy patente. Se observan pocos granos de esqueleto con
tamaños comprendidos entre 5 y 20 µm, de naturaleza carbonatada y silícica, con pocos
signos de alteración, y en cuya superficie se acumulan pápulas de arcilla. En la figura
IV.10.38 se muestra un mineral ideomorfo recrecido, o bien en la roca, o en el suelo, sobre él
se han realizado dos microanálisis, uno en la cobertura superficial del mismo, que determinó
la existencia de Fe, CaCO3 y minerales de arcilla (Si, Al, O, C, Ti, K, Mg); y un segundo
microanálisis realizado en el cuerpo del mineral, revelando, que por el contenido químico (Si,
Al, Mg, Fe, O, C, Na y algo de Ca) podría tratarse de un feldespato, aunque por su

454
Resultados y Discusión

morfología, parece ser un grano de cuarzo o un piroxeno (Ver capítulo IV.5). En las figuras
IV.10.39, IV.10.40 y IV.10.41 se observa la presencia de clusters de 20-25 µm, laminares y
discoidales, jerarquizados y con diferentes orientaciones, entre los cuales se constituyen los
poros. También se observan cluster residuales, cluster en formación por deposición de
arcillas, cluster que se están lavando, etc. El microanálisis realizado a los mismos muestra la
existencia de micas, esmectitas y algo de carbonatos (Figura IV.10.42). Existen abundantes
dominios laminares, planos, de tamaño limo muy fino y arcilla (< 5 µm), con uniones cara-
cara y cara-borde en algunos casos, cementados de forma paralela a la superficie, por óxidos
de hierro y arcillas y están intercrecidos (no hay paquetes). La fábrica tiene un grado variable
de anisotropía localizada en determinas zonas, desde zonas con un elevado grado a
anisotropía, a zonas poco anisotrópicas (Figuras IV.10.39 y IV.10.41). En general la fábrica
es poco porosa, aunque la porosidad varía por zonas, y tiende a distribuirse entre los clusters.

La ultramicrofábrica del interior de los microagregados (figuras IV.10.43 y IV.10.44),


presenta también jerarquización, repitiéndose el esquema que aparece en la superficie de los
agregados. Apenas se observan fenocristales, los cuales pueden encontrarse muy imbricados
en la masa. Los cluster están formados por la asociación de dominios tamaño arcilla, unidos
entre sí por procesos de lavado e iluviación, son laminares, con formas discoidales. Los
dominios, con formas angulosas y alargadas, y diversos tamaños, son intercrecidos y parecen
tener formas de hierro. Las láminas son de gran tamaño y muy finas, en contraste con las
capas más gruesas y discontinuas que observábamos en la superficie. Dichas láminas están
intercrecidas, presentan uniones cara-cara, y se encuentran muy cementadas (por una
considerable cantidad de hierro, IV.10.46), formando una cobertura compacta sobre la que se
depositan cordones de arcillas por iluviación (Figura IV.10.45). La porosidad es superior que
en la superficie del agregado, con tamaños de poro muy variados, y tiende a localizarse entre
las láminas. Asimismo, el interior presenta menor anisotropía que la superficie.

A modo de resumen, podemos concluir que en este suelo coexisten tres procesos
fundamentales:

a) Salida de aire generando pequeños cráteres en los microagregados y circulación del


agua a través de las grietas y poros, acumulándose arcillas silicatadas y limos muy finos en
dichas grietas y en los huecos de los cráteres. La fábrica es poco porosa debido al lavado e
iluviación de arcillas. La figura IV.10.41 también muestra una zona de lavado, donde
coexisten dos fábricas: una fábrica laminar espesa, muy densa, con restos de coberturas
superficiales, muy poco porosa y muy anisótropa; y la segunda fábrica presenta dominios
sueltos por lavado, con anisotropía, en este caso, localizada, mucho más abierta que la
anterior.

b) Ruptura de la masa por movimientos vérticos. En las figuras IV.10.35 y IV.10.47 se


observa que el conjunto de la masa se encuentra, en su mayor parte, cuarteada o reticulada por
retracción (líneas de cizalla), debido a los movimientos vérticos que sufre el conjunto de la
masa de suelo al humectarse, cuando el agua discurre a través de los poros y fisuras,
generándose una cierta tensión, que acaba con la fracturación de la masa.

c) Sedimentación y cristalización de arcillas con óxidos de hierro. La figura IV.10.48,


muestra una zona de acumulación de arcillas, donde las láminas están rodeadas de unos
bordes constituidos por arcillas coaguladas, y en cuyo interior se produce iluviación de éstas.
En la superficie de los fenocristales también se produce acumulación de pápulas de arcilla.

455
Resultados y Discusión

a) b)

750 µm
50 µm

c) d)

A
50 µm 6 µm

Figuras IV.10.32 (a); IV.10.33 (b); IV.10.34 (c) y IV.10.35 (d).

456
Resultados y Discusión

e) f) Figuras IV.10.36 (e): Microanálisis


EDX de los agentes cementantes de
la muestra IV.10.33. Punto A.;
IV.10.37 (f): Microanálisis EDX de
los agentes cementantes de la
muestra IV.10.34. Punto A.;
IV.10.39 (g) y IV.10.40 (h).

g) h)

50 µm 20 µm

457
Resultados y Discusión

B Figura IV.10.38 (i): Microanálisis


EDX de los agentes cementantes de
A la muestra IV.10.38. Punto A., y
(j): Microanálisis EDX de los
agentes cementantes de la muestra
IV.10.38. Punto B.

10 µm

i) j)

458
Resultados y Discusión

k) l)

10 µm 30 µm

ll) m) Figuras IV.10.41 (k); IV.10.42 (l);


(ll): Microanálisis EDX de los
agentes cementantes de la muestra
IV.10.42. Punto A.; (m):
Microanálisis EDX de los agentes
cementantes de la muestra
IV.10.42. Punto B.

459
Resultados y Discusión

n) ñ) o)

30 µm 30 µm 30 µm

p)
q)

15 µm

Figuras IV.10.43 (n); IV.10.44 (ñ); IV.10.45 (o); IV.10.46 (p); (q): Microanálisis EDX de los agentes cementantes de la muestra IV.10.46.
Punto A.

460
Resultados y Discusión

r) s)

100 µm 20 µm

Figuras IV.10.47 (r) y IV.10.48 (s).

461
Resultados y Discusión

IV.10.1.6. Perfil 15

El perfil 15 se tomó de un sabinar de Juniperus phoenicia, donde también se desarrollaban


algunos pies de Pinus halepenis y Quercus ilex, aproximadamente en la mitad de una ladera
caliza escarpada. Esta zona apenas se encontraba influenciada por la acción humana, y tan
solo aparecían algunos indicios de erosión hídrica laminar en las proximidades del perfil.

A nivel macroscópico, la estructura se define como migajosa, fuerte, muy desarrollada, que
rompe en bloques angulares y subangulares medianos, moderados, y que a su vez se dividen
en agregados esferoidales de menor tamaño (2-3 mm).

A nivel de microestructura (Figura IV.10.49), se observa que los peds esferoidales de 2-3
mm, a su vez se jerarquizan en microagregados protuberantes, también redondeados, de 1
mm. A este nivel se observa un enraizamiento muy importante que tiende a conformar la
estructura del agregado (Czarnes et al., 2000; Rilling et al., 2002).

A nivel de ultramicroestructura de la superficie se distinguen tres zonas con diferentes


fábricas: a) zonas de iluviación, en las cuales los fenocristales y los granos de esqueleto se
encuentran imbuidos en la masa, b) zonas con abundantes granos de esqueleto sueltos, y
c)zonas que se encuentran próximas a las raíces.

a) En las zonas de iluviación existe jerarquización de los cluster hasta llegar al dominio.
Los cluster son irregulares, con formas discoidales, y tamaños que oscilan en torno a 20 µm
(Figura IV.10.50). Existen pequeños granos de esqueleto de naturaleza carbonatada, y algunos
fenocristales, sin rasgos evidentes de alteración y cementados entre sí. Los dominios de
arcilla, también imbricados en la masa, presentan formas laminares y esféricas, con uniones
entre láminas cara-cara, cementadas por agentes de origen orgánico y por carbonatos. La
muestra es poco anisótropa en toda la superficie de iluviación, pues los cluster no presentan
diferentes orientaciones, sino que se encuentran incluidos en el conjunto de la masa.
Alrededor de las zonas de iluviación surgen abundantes poros de desgasificación, aunque
pueden también ser de origen biológico, con diferentes tamaños, entre 2 y 7 µm
aproximadamente.

b) Respecto a las zonas con abundantes granos de esqueleto, presentan una importante
jerarquización de cluster a dominio, e incluso aparecen varias generaciones de cluster que
comienzan a agruparse entre sí, formando otro cluster de mayor tamaño, que no llega a la
jerarquía de microagregado. Los cluster tienen formas y tamaños muy variados, algunos son
ligeramente redondeados, y otros más alargados e irregulares. Presenta abundantes granos de
esqueleto y fenocristales sin apenas signos de alteración, cementados por carbonatos, silicatos
y materia orgánica, y con tamaños muy variados. La imagen IV.10.54 demuestra que en este
suelo también está recreciendo cuarzo, como así se observa en el microanálisis realizado a la
cobertura y al cuerpo del mineral. Los depósitos son de sílice, posiblemente sílice amorfa, que
es la responsable del recrecimiento del cuarzo. Los dominios, tamaño arcilla, presentan
formas redondeadas y también se encuentran cementados presumiblemente por agentes
cementantes de origen orgánico, por carbonatos y silicatos. En este caso, la anisotropía es
superior que en las zonas de iluviación, aunque en esta zona se presenta de forma localizada,
pues los cluster se agrupan tomando diferentes orientaciones. Las evidencias de actividad
biológica también son mayores que en el caso anterior, como se puede observar en los puentes
cementantes de origen orgánico (Figura IV.10.52), y en la cobertura amorfa de materia
orgánica que enlosa los pequeños granos de esqueleto (Figura IV.10.53). La porosidad, debida

462
Resultados y Discusión

a la liberación de gases y a la acción de los microorganismos, es muy abundante,


distribuyéndose principalmente entre las distintas generaciones de cluster, con tamaños de
poro muy variados, y con formas muy irregulares, aunque tienden conformar pequeños
tabiques u orificios redondeados (Figura IV.10.51).

La microfábrica de la zona próxima a las raíces presenta micropeds con formas


esferoidales a subangulares, muy heterométricos, con diferentes tamaños, que salen de una
masa lobulada, y cuya estructura está siendo conformada, en gran parte, por las raíces (Figura
IV.10.55). No obstante, también se observa otro grupo de microagregados de pequeño
tamaño, que podrían tener un origen coprogénico, recubiertos por una cobertura de aspecto
mucilaginoso, de origen orgánico, como así mostraron los picos de Al, Na, K, Ca, Si, Fe, y las
importantes bandas de C, N, O obtenidas por el microanálisis (Figura IV.10.56).

A nivel de la ultramicrofábrica de la superficie, los micropeds próximos a las raíces se


encuentran muy jerarquizados, con cluster irregulares de muy diversos tamaños, con formas
redondeadas, y otros con un aspecto más subangular y alargado. También presenta una
abundancia moderada de granos de esqueleto tamaño limo y arcilla, con formas planas,
cementados, aunque no en exceso, por carbonatos, silicatos y materia orgánica. Los dominios
de arcilla (< 5 µm) presentan formas redondeadas y laminares, apilamiento intercrecido, y
uniones entre láminas cara-cara, cementadas también por agentes cementantes de origen
orgánico, carbonatos y silicatos (Figura IV.10.57). Los microagregados presentan anisotropía
organizada y abundante porosidad. En estos micropeds, se pueden observar importantes
rasgos de actividad biológica, como es la presencia de posibles núcleos de microrrizas,
secuestradas por el material silicatado (Figura IV.10.58) donde las raíces contribuyen a
conformar la estructura de los microagregados (Czarnes et al., 2000; Rilling et al., 2002).
Tanto la raíz como el microagregado, se encuentran recubiertos por una cobertura silicatada y
Fe. El microanálisis realizado al microagregado presentó además un poco de Ca (Figura
IV.10.58). La fábrica de la superficie de estos microagregados es porosa, cementada,
esquelética, y algo laminar.

La ultramicroestructura del interior de estos micropeds se puede observar en la zona


donde se rompe el agregado de la figura IV.10.59, y se diferencian claramente dos zonas: una
de paso de agua y otra con precipitación y recristalización de CaCO3 (Figura IV.10.60).

La ultramicrofábrica del interior se encuentra muy jerarquizada, con cluster esferoidales,


aunque tienden a ser muy heterogéneos, de aproximadamente 20 µm, y muy sueltos en
apariencia. Estos cluster están constituidos por apilamientos de láminas de mica intercrecidas,
orientadas, con uniones cara-cara, y cementadas por carbonatos (Figura IV.10.60). Los
dominios son planos, con uniones cara-cara, están intercrecidos, y también se encuentran
cementados por carbonatos. La fábrica interna está muy desordenada, es decir, es muy
anisótropa, y más porosa que la superficie (Figura IV.10.61). El sistema de poros está
formado por un conjunto de poros y tabiques, recubiertos de carbonatos, silicatos, etc., que
están separando los cluster, y conformando las paredes del agregado (Figura IV.10.62).

La fábrica del interior también muestra evidencias de una gran actividad biológica. Así,
todos los microanálisis realizados a la muestra presentan importantes picos de C y O, y
algunos de N. A su vez, la imagen IV.10.64 mostró aglomeraciones de restos de cuerpos
bacterianos de 1 µm por toda la muestra. Estas bacterias son reductoras, precipitan hierro y
están recubiertas de una cobertura de carbonatos. Así, el microanálisis realizado a dichos
cuerpos bacterianos, dictaminó la existencia de abundante materia orgánica, carbonatos,

463
Resultados y Discusión

hierro, y algo de silicatos (Figura IV.10.66). La muestra presenta también abundantes


excretas, con una estructura interna muy floculenta, semejante a un panel de abejas (Figura
IV.10.63), y próximas a las mismas, se observan una gran cantidad minerales laminares, con
bordes netos, de esméctica que se está neoformando, las cuales parecen estar colaborando con
la estructura laminar del agregado (Figura IV.10.65). El microanálisis realizado a dichas
láminas mostró picos de Si, Al, Fe, C, Ca, O, y algo de Na, K, Mg. La relación Si-Al es muy
grande, así que su fórmula es Si y Al con K, Na y Mg en la interlámina, y con abundante Fe
en la capa octaédrica, por lo que se trata de una esméctica tipo nontronita.

Las zonas de paso de agua e iluviación (Figura IV.10.63), también son micrositios para la
neoformación de arcillas, de hecho, se observan láminas de arcilla de esmectitas (con pinta de
tactoide) en los poros. El microanálisis que se ha hecho a la zona de neoformación muestra un
pico importante de hierro (ferrialquilán), apoyando la hipótesis de que se trata de una zona de
iluviación. El resto de los componentes apuntan a minerales del tipo 2:1 (ilitas o esmectitas).

En resumen la fábrica de esta muestra es muy heterogénea, tanto en la superficie, donde se


distinguen zonas de iluviación, zonas muy esqueléticas y zonas cuya estructura estaba siendo
conformada, en gran parte, por las raíces; como en el interior, en el que coexisten procesos de
circulación de agua e iluviación, donde se favorece la neoformación de arcillas, y procesos de
precipitación y recristalización de CaCO3. La actividad biológica también desempeña un
papel fundamental en el desarrollo de la estructura interna de estos suelos, como se ha
comentado anteriormente.

464
Resultados y Discusión

a) b) c)

500 µm 15 µm 15 µm

d) e) f)

A
B

3 µm 3 µm 10 µm

Figuras IV.10.49 (a); IV.10.50 (b); IV.10.51 (c); IV.10.52 (d); IV.10.53 (e) y IV.10.54 (f).

465
Resultados y Discusión

g) h)
IV.10.54 (g): Microanálisis EDX
de los agentes cementantes de la
muestra IV.10.54. Punto A;
IV.10.54 (h): Microanálisis EDX
de los agentes cementantes de la
muestra IV.10.54. Punto B.
Figuras IV.10.55 (i) y IV.10.56
(j).

i) j)

B
A

500 µm 10 µm

466
Resultados y Discusión

k) l) IV.10.56 (K): Microanálisis EDX


de los agentes cementantes de la
muestra IV.10.56. Punto A; y
IV.10.56 (l): Microanálisis EDX
de los agentes cementantes de la
muestra IV.10.56. Punto B.
Figuras IV.10.57 (ll) y IV.10.58
(m).

ll) m)

30 µm 200 µm

467
Resultados y Discusión

n) ñ) IV.10.58 (n): Microanálisis


EDX de los agentes
cementantes de la muestra
IV.10.58. Punto A; y IV.10.58
(ñ): Microanálisis EDX de
los agentes cementantes de la
muestra IV.10.58. Punto B.
Figuras IV.10.59 (o) y
IV.10.60 (p).

o) p)

500 µm 30 µm

468
Resultados y Discusión

q) r) IV.10.60 (q): Microanálisis


EDX de los agentes
cementantes de la muestra
IV.10.60. Punto A; y
IV.10.60 (r): Microanálisis
EDX de los agentes
cementantes de la muestra
IV.10.60. Punto B. Figura
IV.10.61 (s) y IV.10.62 (t).

s) t)

40 µm 3 µm

469
Resultados y Discusión

u)

Figura IV.10.63 (u); IV.10.63


(v): Microanálisis EDX de los
agentes cementantes de la
muestra IV.10.63. Punto A;
A IV.10.63 (w): Microanálisis
B EDX de los agentes
cementantes de la muestra
IV.10.63. Punto B.

20 µm

v) w)

470
Resultados y Discusión

x)

Figura IV.10.64 (x); IV.10.64


A (y): Microanálisis EDX de los
agentes cementantes de la
muestra IV.10.64. Punto A;
IV.10.64 (z): Microanálisis
EDX de los agentes
cementantes de la muestra
IV.10.64. Punto B.
B

10 µm

y)
z)

471
Resultados y Discusión

aa) ab)

A
B

50 µm 2 µm

ac) ad) Figuras IV.10.65 (aa);


IV.10.66 (ab); IV.10.66 (ac):
Microanálisis EDX de los
agentes cementantes de la
muestra IV.10.66. Punto A;
IV.10.66 (ad): Microanálisis
EDX de los agentes
cementantes de la muestra
IV.10.66. Punto B.

472
Resultados y Discusión

IV.10.1.7. Perfil 20

El perfil 20 se tomo en un zona de matorral pluriespecífico y especializado (Erinacea


anthyllis, Vella spinosa, Lygeum spartum, etc.) en la cumbre de Sierra de María (Alto de la
Burrica), sobre rocas calizas. Aunque está permitida la caza y el pastoreo, la influencia
humana es mínima, ya que dicha zona se encuentra en la reserva del Parque.

A nivel microscópico, los micropeds presentan formas esferoidales, y con una gran
microporosidad. Estos microagregados se encuentran imbricados unos con otros,
constituyendo una estructura migajosa, moderada y fina, a la que se le incorpora una gran
cantidad de materia orgánica fresca (Figura IV.10.67). Incluso algunos micropeds tienen
origen coprogénico (Figura IV.10.68), como revela el microanálisis realizado a uno de ellos
(Figura IV.10.69), que se trata de una excreta con una cobertura mucilaginosa de materia
orgánica, con restos vegetales y minerales, e incluso con sales de cloruro y sodio (importantes
picos de C, O, Na, Fe, Si, Al, Ca, Ti, k, Cl y Ni). Aunque también se observan algunos
agregados coprogénicos que carecen de dicha cobertura.

A nivel ultramicroscópico, la fábrica de la superficie se encuentra jerarquizada en cluster


y dominios. Los cluster tienen tamaños y formas muy variados, aunque generalmente son
ligeramente redondeados, y se conforman a partir de láminas superpuestas cementadas entre
sí. La fábrica es muy esquelética, presentando abundantes granos de feldespato, con evidentes
huellas de alteración como golfos de corrosión, y con pátinas de hierro, carbono, y también K,
Ca y Mg. Otros granos de feldespato además presentaron picos muy grandes de Ca y
aluminosilicatos (Si, Al, Mg, k, Na, C, Cl, Fe, Ni, O, Ti), y se encuentran cementados entre sí
por puentes de cementos orgánicos y ferrosos (picos elevados de Fe, C, O y Na, y algo de Al,
Si, Ca, Ti, Cl, Mg, K, Ni). Los dominios tamaño arcilla, presentan formas redondeadas y
alargadas, están intercrecidos, con uniones cara-cara, y también se encuentran cementados por
coberturas de origen orgánico y ferroso. La muestra presenta anisotropía localizada y poca
porosidad (Figura IV.10.70). A este nivel se observan algunas evidencias de actividad
biológica, como presencia de algunas hifas fúngicas, que contribuyen con el desarrollo de la
estructura de estos suelos (Ternan et al., 1996).

La ultramicrofábrica interna es bastante heterogénea, diferenciándose zonas cuyas


estructura queda muy configurada por la actividad de microorganismos edáficos, de otras
zonas más esqueléticas, donde las raíces, hifas y micelios desempeñan un papel fundamental
en el desarrollo de la estructura.

Las zonas donde la ultramicroestructura está configurada por la actividad de los


microorganismos, se encuentran jerarquizadas en cluster y dominios. Los cluster son muy
irregulares, aunque generalmente alargados, circulares y discoidales, muy pequeños (15-
20µm), formados por laminillas de filosilicatos (micas o esmectitas), cementadas por una
cobertura orgánica, con algo de silicatos, carbonatos y hierro, como así muestran los espectros
de microanálisis (Al, Si, Fe, K, C, Ca, Mg, O, Ti, Cl, y un pico mas pequeño de Na). No se
observan fenocristales, ni granos de esqueleto, los cuales estarían incluidos en la masa. Los
dominios son laminares, redondeados, están intercrecidos y tienen uniones cara-cara y cara-
borde. Las láminas presentan una cierta orientación entre sí, por lo que la muestra presentaría
una cierta anisotropía localizada. El sistema de poros está constituido por poros de gran
tamaño, muy abundantes, con formas generalmente circulares, con una cierta continuidad
entre ellos, y cuyo origen puede deberse a la generación de gases durante el proceso de
maduración microbiana, una vez depositada la excreta. El sistema de poros también está

473
Resultados y Discusión

formado por un entramado de cavernas, resultado de la disposición que adoptan las láminas
en su paso por el tracto intestinal de los microorganismos (Figura IV.10.71) (Amezketa,
1999).

Una peculiaridad típica de esta fábrica, es la presencia en todos los diagramas de


microanálisis de Na, Cl, Ca, Fe, C y O, que confirma la teoría de que la microfauna edáfica
favorece la meteorización de los minerales durante el proceso de digestión, así como en su
paso por el tracto intestinal de los microorganismos. A su vez, en la imagen IV.10.72 se
ratifica el origen biológico de esta muestra, pues se observa como la masa, constituida a partir
de láminas perfectamente orientadas, alrededor del poro de mayor tamaño, ha ido fluyendo y
girándose sobre sí misma en el sistema digestivo de los microorganismos, hasta adquirir una
forma muy peculiar, que parece organizada en “capas de cebolla”. Dicha masa también
presenta una importante cantidad de cementos orgánicos, que van soldando las láminas,
ofreciendo, en algunos sitios, un aspecto masivo. El microanálisis realizado a la zona masiva,
denota la existencia de Fe, Si, C, O, Ar, Ca, Ti, Cl, Mg, Na, Ni, y gran cantidad de Al, por lo
que puede tratarse de esmectitas, aunque dada la enorme cantidad de Al, también pueden
existir separaciones de aluminio por gibsita.

Respecto a la ultramicrofábrica interna de las zonas donde la estructura queda configurada


por la presencia raíces e hifas fúngicas (foto IV.10.73), los micropeds son más poligonales,
con algunas protuberancias esferoidales, en cuya superficie hay multitud de hifas de hongos.
La estructura es mas compacta que en el caso anterior, pues es más arcillosa y menos porosa
(Figura IV.10.74). Presenta jerarquización de cluster hasta llegar al domino, con cluster
alargados y redondeados. Estos cluster están formados por láminas cementadas entre sí por
esmectitas, con una importante cantidad de material orgánico, carbonatos, sales de sodio y
cloruro, y hierro, sobre las que se acumulan un conjunto de partículas de limos muy finos y
arcillas, formando un flóculo. La fábrica es muy esquelética, con una gran cantidad de granos
de esqueleto y fenocristales, sin marcas evidentes de alteración, y con formas irregulares.
Algunos de estos fenocristales se están neoformando, y parecen ser aluminosilicatos (en la
imagen IV.10.75 el microanálisis realizado al fenocristal presentó bandas de Al, Si, Fe, C, O,
Ca, ect.). Los granos de esqueleto parecen ser atraídos y ensamblados por las hifas o micelios
(Hendrix et al., 1990). Dichas hifas están recubiertas por cementos con la misma composición
elemental comentada anteriormente. Los dominios están intercrecidos, con uniones cara-cara,
cementados también por esmectitas, materia orgánica, carbonatos, sales de sodio y cloruro, y
hierro (el microanálisis realizado a la cobertura de la figura IV.10.78 mostró importantes
picos de Fe, Al, Si, K, Ca, Mg, Na, O y C). La fábrica presenta anisotropía localizada, ya que
las láminas muestran un cierto orden en determinados lugares, es decir, tiene una cierta
tendencia a la planaridad (Foto IV.10.76). En general, la estructura interna de estas zonas es
poco porosa, con tamaños de poro variados y formas redondeadas. En esta zona también se
observó una importante aglomeración de cuerpos bacterianos, confirmándose la existencia de
abundantes procesos de fermentación (Foto IV.10.75).

Otros casos menos frecuentes en la ultramicroestructura interna de estos agregados, se


observan en la imagen IV.10.77, que presenta, en la parte izquierda, una fábrica que coexiste
con la anteriormente descrita, con una orientación distinta, con cluster lobulados, discoidales,
o con forma de trébol y bastante más porosa; y en la figura IV.10.79, donde se observa una
superficie más plana, que pertenece a la parte mas blocosa de los agregados, y que carece de
la cobertura orgánica que hemos estudiado en la anterior fábrica. En este caso, también hay
abundantes granos de esqueleto y puentes cementantes en determinadas zonas. Las láminas de

474
Resultados y Discusión

mica/esmectita, con abundantes carbonatos y formas de hierro, se apilan con uniones cara-
cara (Fe, Ca, Si, Al, K, C, O, Mg, Ti).

En resumen, en este perfil, el mecanismo de formación de la estructura es bastante


complejo, ya que coexisten varios procesos simultáneamente como son la selección de granos
de esqueleto por hifas o micelios, y cementados por arcillas, materia orgánica, hierro y sales,
excretas conformadas por la actividad biológica y posibles fermentaciones dentro de la masa.

475
Resultados y Discusión

a) b)

200 µm 200 µm

c) d)
A

B
A

B
30 µm
30 µm

Figuras IV.10.67 (a); IV.10.68 (b); IV.10.69 (c) y IV.10.70 (d).

476
Resultados y Discusión

e)
f) IV.10.69 (e): Microanálisis EDX de los agentes
cementantes de la muestra IV.10.69. Punto A;
IV.10.69 (f): Microanálisis EDX de los agentes
cementantes de la muestra IV.10.69. Punto B;
IV.10.70 (g): Microanálisis EDX de los agentes
cementantes de la muestra IV.10.70. Punto A;
IV.10.70 (h): Microanálisis EDX de los agentes
cementantes de la muestra IV.10.70. Punto B.

g) h)

477
Resultados y Discusión

i)
j) Figuras IV.10.71 (i); IV.10.71 (j):
Microanálisis EDX de los agentes
cementantes de la muestra
A IV.10.71. Punto A; IV.10.72 (k);
IV.10.72 (l): Microanálisis EDX de
los agentes cementantes de la
muestra IV.10.72. Punto A.

10 µm

k)
l)

15 µm

478
Resultados y Discusión

ll) m)

200 µm 100 µm

n) ñ)
Figuras IV.10.73 (ll); IV.10.74
(m); IV.10.75 (n); IV.10.75 (ñ):
Microanálisis EDX de los
agentes cementantes de la
muestra IV.10.75. Punto A.
A

30 µm

479
Resultados y Discusión

o) p)

40 µm 40 µm

q) r)

30 µm 30 µm

Figuras IV.10.76 (o); IV.10.77 (p); IV.10.78 (q) y IV.10.79 (r).


480
Resultados y Discusión

IV.10.1.8. Perfil 3

El perfil 3 se he muestreado en un encinar de Quercus ilex, sobre calizas, y con abundante


sotobosque en el que imperan Quercus coccifera, Cistus laurifolius, Rosmarinus officinalis,
Thymus sp., Salvia sp., Erinacea Anthyllis, Festuca sp., Helianthemum sp., Vella spinosa,
Genista scorpius, Teucrium sp., etc. La influencia antrópica es nimia ya que la zona se
encuentra en la reserva del Parque.

La microestructura de este suelo presenta micropeds esferoidales de 1.5-2 mm, que se van
jerarquizando sucesivamente en microagregados de menor tamaño (< 1mm), más lábiles, con
formas arracimadas y caras comunes, separadas por grietas de diferentes tamaños. La
estructura migajosa de dichos micropeds, parece estar conformada, en gran medida, por raíces
muy finas y colonias fúngicas, aunque algunos de los agregados de menor tamaño tienen un
origen coprogénico. Los micropeds más grandes se encuentran completamente cubiertos por
unas coberturas muy densas fisuradas (Figura IV.10.80). Sin embargo, los micropeds de
tamaño inferior a 1mm, presentan coberturas de menor espesor (Figura IV.10.81).

A nivel de la ultramicroestructura de la superficie, las coberturas de los agregados de


mayor tamaño, se van apilando sucesivamente, en varias generaciones (hasta seis capas en
determinadas zonas), junto con algunos filamentos de hifas, constituyendo una capa de gran
espesor. Dichas coberturas también presentan profundas grietas y estrías producidas por
movimientos vérticos (Figura IV.10.82), así como una gran cantidad de láminas de arcilla
neoformadas, e incluso grupos de arcillas cristalizadas y cútanes de presión (Figura IV.10.85).
Según muestra el microanálisis, el material de estas coberturas es de mica (Ca, C, O, Si, Al,
Fe, Mg, P, Ti, Na, K). La jerarquización no es muy clara, ya que los cluster presentan gran
continuidad en determinadas zonas. Dichos cluster tienen tamaños del orden de 10 µm, son
laminares, con formas lenticulares o discoidales irregulares, con uniones cara-cara (Figura
IV.10.83). Los dominios, que parecen individualizarse de las láminas, o ser el resultado de
una descamación progresiva de las mismas, con tamaños del orden de 2 µm, están
intercrecidos, con formas laminares, y contornos hexagonales y afilados, por lo que es
probable que estas arcillas sean neoformadas (Figura IV.10.84). El microanálisis realizado a
dichas láminas mostró que se trata de filosilicatos, con una gran cantidad de carbonato cálcico
(C, O, Si, Al, Ca, Fe, y algo de Na, Mg y K), a su vez el microanálisis realizado a los
cementos presentó una mayor proporción de Si frente al Al, por lo que se trata de un material
más esmectítico (Si, Ca, Al, C, O, y en mucha menor concentración Fe, K y Mg). La muestra
presenta una gran anisotropía, pues las láminas están orientadas de forma paralela a la
superficie, y es muy poco porosa. En la superficie de los agregados también se observan otras
evidencias de actividad biológica, como es la presencia de bacterias con formas esferoidales
del orden de 1-2 µm.

La ultramicroestructura del interior de los agregados, es más esquelética, menos arcillosa


y las coberturas son más delgadas que en la superficie (Figura IV.10.86). La jerarquización y
clusterización es similar a la observada en la superficie del agregado, aunque los cluster son
más discontinuos (Figura IV.10.87). Los cluster, laminares, con formas alargadas e
irregulares, con tamaños comprendidos entre 7-10 µm y un grosor de aproximadamente 0.8
µm, están jerarquizados agrupándose en familias de cluster de menor tamaño (Figuras
IV.10.88 y IV.10.89). El microanálisis realizado a los cluster (Figura IV.10.90), muestra
diagramas típicos de esmectitas con carbonatos y algo de hierro y fósforo (Si, Al, Mg, Fe, Ca,
K, C, O, P y Ti). La fábrica interna es bastante esquelética, con abundantes láminas de gran
tamaño, que se disponen formando un castillo de naipes, con uniones cara-cara. Las láminas

481
Resultados y Discusión

de arcilla tienen una forma curvada, llegando a conformar, en algunas ocasiones, cavidades
con formas tubulares (Figura IV.10.89). Los dominios, a su vez, son muy pequeños, del orden
de 0.5-1 µm, laminares y con uniones cara-cara entre ellos. La fábrica interna es mas
desordenada que en la superficie, y por tanto, menos anisótropa, aunque se observa un curioso
proceso de selección de anisótropa desde el centro a la periferia (Figura IV.10.88). El interior
también es más poroso que la superficie, disponiéndose una gran cantidad de poros entre las
láminas. Así, la fábrica del interior podría definirse como fábrica esmectítica plegada muy
porosa.

La visión oblicua de dicha fábrica (Figura IV.10.91), muestra las láminas neoformándose,
el reticulado, los poros oblicuos entre las láminas y los puentes de cementos. El microanálisis
realizado a los puentes de cementos mostró picos de Fe, Ca, Al, Si, K, Au, C, O, Mg y Na, y
en las láminas mostró picos de Si, Al, A,u, O, C, K, Ca, Fe, Mg, Na.

Otra característica de estos suelos con vertisolación, aparte de su morfología, es que la


materia orgánica se intercala entre las láminas de esmectitas, originando un color muy oscuro
en el suelo, aunque el contenido en materia orgánica total del mismo no sea muy elevado
(Figura IV.10.91).

Al igual que los suelos, la fábrica de los agregados también suele ser muy heterogénea,
por lo que generalmente se describen los casos más frecuentes. Sin embargo, en este suelo
destacan ciertas peculiaridades respecto a la ultramicrofábrica del interior de los agregados
que se pueden observar en la imagen IV.10.92, que muestra un microagregado jerarquizado
en cuatro micropeds de menor tamaño, cuya estructura está conformada, en gran parte, por la
actividad biológica, así como por las hifas fúngicas o micorrizas que envuelven el agregado.
Dichas micorrizas atraen y acumulan láminas tamaño limo fino y arcilla, con una cierta
cementación entre ellas (Ternan et al., 1996). El estudio en detalle del microped, muestra una
cobertura laminar, aunque las láminas de arcilla no están tan fundidas en la matriz del suelo,
como en la superficie de los agregados anteriormente descrita (Figura IV.10.93). El
microanálisis realizado a las láminas mostró una composición elemental de Si, Al, Fe, O, C,
Na, K y Mg, pero sin nada de Ca (Figura IV.10.94). Sin embargo, otro microanálisis realizado
al micropeds, mostró la misma composición elemental que el anterior, pero con mayor
cantidad de carbonatos (Figura IV.10.95). En este caso, la fábrica del interior es similar a la
estructura del interior del agregado comentada anteriormente, donde las láminas de arcilla se
agrupaban constituyendo un castillo de naipes, pero es mas desordenada, mas esquelética,
más anisótropa, mas compacta por la presencia de cementos carbonatados, y menos porosa
(Figura IV.10.95 y IV.10.96).

La imagen IV.10.97 también muestra otra particularidad de la estructura, en un agregado


roto, donde se observa la superficie e interior del mismo. En la superficie quedan restos de
coberturas muy gruesas, agrietadas en determinadas zonas, y su interior se encuentra
colonizado por hifas fúngicas que permiten un grado de evolución importante en esta fábrica.

El interior del agregado (Figura IV.10.98) muestra un ultramicrofábrica más jerarquizada


que la fábrica general que presentan estos suelos, posiblemente debido a una mayor cantidad
de materia orgánica. Los cluster, que presentan tamaños muy variados, se desarrollan en torno
a los poros, adoptando formas de anillo. Estos cluster reproducen la teoría de los fractales, ya
que los cluster de mayor tamaño se conforman a partir de otros cluster más pequeños, pero
con su misma morfología (Mandelbrot, 1982; Bartoli et al., 1991; Rasiah et al., 1992 y 1995).
Así por ejemplo, en el centro de la foto 109 se desarrolla un cluster de 60-80 µm en torno a un

482
Resultados y Discusión

poro, y la observación en detalle de dicho cluster (Figura IV.10.99), muestra que se compone
de otros cluster de menor tamaño (aproximadamente 20 µm), que reproducen su misma
forma, los cuales a su vez, se van conformando de clusters de orden de 5-7 µm, relativamente
bien cementados, que se componen de abundantes dominios. La fábrica interna es muy
esquelética, con abundantes láminas, con uniones cara-cara y cara-borde, intercrecidas y en
ocasiones apiladas conformando una especie de escalera. Los dominios tienen un tamaño
comprendido entre 1 y 3 µm, son laminares, intercrecidos, con uniones cara-cara. El
microanálisis realizado a los dominios mostró que se trata de micas fengíticas con abundantes
cementos de carbonatos y hierro (muestra importantes picos de Si, Al, O, Fe, Ca, K y
pequeños picos de Mg y C). La muestra es muy anisótropa en toda la superficie, y la
porosidad es muy superior a la estudiada en la fábrica interna común de esta muestra. La
porosidad se define como celdas de 200 µm, en torno a los cuales se conforman los cluster.

483
Resultados y Discusión

a) b) c)

500 µm 500 µm 50 µm

d) e) f)

10 µm 2 µm 10 µm

Figuras IV.10.80 (a); IV.10.81 (b); IV.10.82 (c); IV.10.83 (d); IV.10.84 (e); y IV.10.85 (f).

484
Resultados y Discusión

g) h) IV.10.84 (g): Microanálisis


EDX de los agentes
cementantes de la muestra
IV.10.84. Punto A.; IV.10.85
(h): Microanálisis EDX de los
agentes cementantes de la
muestra IV.10.85. Punto A.
Figuras IV.10.86 (i) y IV.10.87
(j).

i) j)

100 µm 10 µm

485
Resultados y Discusión

k) l)

2 µm 10 µm

ll) m)
Figuras IV.10.88 (k);
IV.10.89 (l); IV.10.90
A (ll) y IV.10.90 (m):
Microanálisis EDX de
los agentes cementantes
de la muestra IV.10.90.
Punto A.

5 µm

486
Resultados y Discusión

n)
ñ)
Figura IV.10.91 (n); IV.10.91
(ñ): Microanálisis EDX de
los agentes cementantes de la
muestra IV.10.91. Punto A.
IV.10.92 (o); IV.10.93 (p);
IV.10.94 (q).

6 µm

o) p) q)

75 µm 10 µm 20 µm

487
Resultados y Discusión

r) s) t)

20 µm 6 µm 100 µm

u) v) w)

30 µm 10 µm

Figuras IV.10.95 (r); IV.10.96 (s); IV.10.97 (t); IV.10.98 (u); IV.10.99 (v) y IV.10.99 (w): Microanálisis EDX de los agentes cementantes de la muestra
IV.10.99. Punto A.

488
Resultados y Discusión

IV.10.1.9. Perfil 19

El perfil 19 se ha recogido en un pinar de Pinus halepensis, en la base de las Muelas, de


roca caliza, con abundante matorral y con muy poca influencia antrópica.

A nivel microscópico, la estructura está formada por racimos de microagregados


esferoidales, entre 1-2 mm, colonizados por una gran cantidad de hifas de hongos, y con un
posible origen coprogénico. En este suelo, la estructura está muy evolucionada, y parece
repetir el mismo patrón de microestructura, que en otros pinares antiguos, como ocurría en la
muestra p10 bajo pinar natural de Pinus nigra, discutida anteriormente (Figura IV.10.100). En
otras zonas, los micropeds adoptan formas poligonales, lo cual corrobora su origen biológico,
pues en estos casos, la estructura está sometida a una serie de procesos, además del propio
coprogénico, que va poligonizando los agregados (Figura IV.10.101).

A nivel ultramicroscópico, la superficie de los agregados es bastante esquelética, con


abundantes fenocristales, granos de esqueleto y partículas de filosilicatos, tamaño limo y
arena fina, con una disposición plana sobre la superficie y con un cierto orden, enlosadas por
cementos y recubrimientos de arcillas. Las coberturas que se disponen sobre los fenocristales
presentan una composición elemental de Si, Al, Au, K, C, O, Fe, Mg y picos muy elevados de
Ca. Algunos de los cementos que unen los granos de esqueleto parecen ser secreciones de las
hifas (Figura IV.10.104), con una composición elemental de C, O, Ca, Na, Mg, Al, Si, Au, K
y Fe, por lo que se trata de materiales micáceos con abundante carbonato cálcico. Otros
cementos próximos a las hifas, además mostraron picos de Cl y Na, patrón que se repite en
otras muestras orgánicas. En este sentido, es probable que las hifas fúngicas ejerzan de núcleo
de cristalización de carbonatos, generando estas formas peliculares de cementos. El
microanálisis realizado a las hifas mostró picos de Ca, Fe, K, Au, Al, Si, Mg, C, O; aunque
tiene mayor concentración de Ca que de Si. Los cráteres que se desarrollan en la superficie de
estos agregados (Figura IV.10.102) parecen formarse como resultado de la acumulación de
sustancias que se van expeliendo y cementando alrededor de los poros (Figura IV.10.103). La
jerarquización de cluster hasta llegar al dominio no es demasiado evidente. Los cluster
presentan formas esféricas y discoidales, y los dominios, con formas esféricas y laminares,
están intercrecidos y presentan uniones cara-cara. La superficie es poco anisótropa y poco
porosa.

Respecto al interior de los agregados, a nivel ultramicroscópico podrían describirse dos


modalidades diferentes de fábrica interna, ambas con una gran actividad biológica. Así, en
determinadas zonas del interior, los cluster esféricos de mayor tamaño se van jerarquizando
en cluster cada vez más pequeños hasta llegar al dominio (Figura IV.10.105). Existen
abundantes clusters de aproximadamente 20 µm, de aspecto elipsoidal, conformados por una
gran cantidad de láminas de esmectitas, apiladas de forma piramidal, y que parecen estar
neoformándose (los espectros a las láminas de arcilla mostraron picos Ca, K, Mg, Na, Ti, P,
Si, Fe, e importantes picos de C y O, corroborando que existe una gran actividad biológica).
Dichas láminas presentan uniones mayoritariamente intraclusters, del tipo cara-cara, y están
bastante cementadas por carbonatos, esmectitas y materia orgánica (Si, AL, O, C, Ca, K, Fe,
P, Mg) (Figura IV.10.106 y IV.10.107). Esta fábrica interna también es muy esquelética con
abundantes fenocristales y granos de esqueleto (el microanálisis realizado a los fenocristales
mostró bandas de Si, Al, Mg, C, O, Fe, P, K, Ti, picos muy grandes de Ca y muy poco Na).
Los dominios son laminares, con formas esferoidales y discoidales principalmente, están
intercrecidos, con uniones cara-cara, y están cementados entre sí por arcillas, carbonatos y

489
Resultados y Discusión

materia orgánica. La muestra presenta anisótropía localizada y mayor porosidad que la


superficie.

A este nivel, también queda patente la actividad biológica de estos suelos, con abundantes
raíces e hifas fúngicas carbonatadas (Figura IV.10.108). Los espectros de la composición
elemental de las raíces mostraron bandas de O, C, Na, Fe, P, Zn, Ni y algo de Si, tiene pues
metales pesados. Las concentraciones más elevadas pertenecieron a los picos de Na, P y C.
Dada la gran actividad biológica de estos suelos, existe una liberación importante de CO2,
durante el proceso de respiración microbiana, y acumulación de carbonatos (Figura
IV.10.109). Estos suelos también parecen presentar algunos restos de cuerpos bacterianos
carbonatados (parte superior y centro de la imagen IV.10.107). El microanálisis a dichas
bacterias mostró picos muy importantes de Ca, O y C y filosilicatos pertenecientes a la matriz
donde se encuentra los restos de cuerpos bacterianos (Si, Al, Mg, K, Fe, Na).

Otra modalidad de ultramicrofábrica del interior de esta muestra, se observa en la imagen


IV.10.110, en la que la fábrica interna es mucho más esponjosa que la fábrica anteriormente
descrita, y está mucho mas cementada por carbonatos y materia orgánica. Los cluster se
encuentran jerarquizados hasta llegar al dominio (Figura IV.10.113), resolviéndose
progresivamente en otros clusters de tamaño inferior, que reproducen la forma de los mas
grandes, según la teoría de los fractales. Los cluster son esferoidales, o elípticos, y
groseramente elipsoidales, y se encuentran trabados por las hifas o micelios de hongos, que
configuran esta fábrica. Estos cluster se conforman a partir de la superposición de láminas de
esmectitas que se están neoformando (Si, Al, Ca, K, Fe, C, O, Mg), y además están rodeados
por cementos orgánicos, que presentan un aspecto suave y coloidal (Figura IV.10.112). La
fábrica es esquelética, con abundantes fenocristales de mica (El microanálisis realizado al
filosilicato, determina que se trata de una mica blanca fengítica con Mg en la capa octaédrica,
de muy baja carga, o de un feldespato, con una composición elemental de C, Ca, O, Fe, Mg,
K, Si, Al y muy poco Ti. Otros diagramas realizados a fenocristales mostraron
aproximadamente la misma composición elemental) y granos de esqueleto de cuarzo (Si, O,
C, Fe, Al, Mg, K, Ca), con coberturas de esmectitas y carbonatos, que se encuentran unidos a
las hifas mediante cementos, las cuales también se componen de esmectitas y carbonatos (Si,
Al, C, O, Ca, Ti, Fe, K, Mg) (Figura IV.10.113). Los dominios tamaño limo fino de 10-15
µm y arcilla (< 5 µm), son laminares, con uniones cara.cara, y están intercrecidos. La muestra
presenta anisotropía localizada, y es bastante porosa. Los poros se distribuyen entre los
cluster y en el interior de los mismos.

En este caso, también son evidentes los signos de actividad biológica, dada la gran
cantidad de estructuras fúngicas, presencia de huevos o bolsas de polen de la microfauna
edáfica (detalle de la parte superior derecha de la figura IV.10.111) y de bacterias.

490
Resultados y Discusión

a) b)

300 µm 500 µm

c) d)

20 µm 10 µm

Figura IV.10.100 (a); IV.10.101 (b); IV.10.102 (c) y IV.10.103 (d).

491
Resultados y Discusión

e)
f)

2 µm

g)

Figura IV.10.104 (e); IV.10.104 (f): Microanálisis EDX de los


agentes cementantes de la muestra IV.10.104. Punto A;
IV.10.105 (g).

200 µm

492
Resultados y Discusión

h)
i)

50 µm

j)
k) Figuras IV.10.106 (h); IV.10.106
(i): Microanálisis EDX de los
agentes cementantes de la muestra
IV.10.106. Punto A; IV.10.107 (j);
IV.10.107 (k): Microanálisis EDX
A de los agentes cementantes de la
muestra IV.10.107. Punto A.

10 µm

493
Resultados y Discusión

l) ll)

50 µm 20 µm

m) n)

75 µm 20 µm

Figuras IV.10.108 (l); IV.10.109 (ll); IV.10.110 (m) y IV.10.11 (n).

494
Resultados y Discusión

ñ) A
o) Figuras IV.10.112 (ñ); IV.10.112 (o):
Microanálisis EDX de los agentes
cementantes de la muestra IV.10.112.
Punto A. IV.10.113 (p); IV.10.113
(q): Microanálisis EDX de los agentes
cementantes de la muestra IV.10.113.
Punto A.

10 µm

p)
q)

20 µm

495
Resultados y Discusión

IV.10.2. Factores que influyen en la formación y estabilización de la estructura de los


suelos

La vegetación desempeña un papel fundamental en la génesis de la estructura del suelo,


especialmente en la zona de estudio, donde debido a sus peculiaridades climáticas (largos
períodos de sequía estival interrumpidos por lluvias torrenciales con gran poder erosivo,
importantes tasas de insolación durante todo el año, y escasez hídrica), la abrupta orografía,
que condiciona pérdidas importantes de suelo por procesos erosivos, así como al manejo de
los suelos, sólo se conserva parte de la vegetación natural en zonas muy reducidas (De Kimpe
et al., 1999; Eswaran et al., 1999). La cobertura vegetal favorece la actividad microbiana a
través de la formación de sustancias húmicas, que constituyen una fuente energética para los
microorganismos edáficos. A su vez, la cubierta vegetal protege los agregados de la erosión
hídrica y del impacto de las gotas de lluvia (Fuentes, 1997), favorece la acumulación de
materia orgánica, y disminuye las fluctuaciones en la temperatura y humedad del suelo, lo
cual permite que los agregados del suelo sean más estables (Sanroque et al., 1990; Ternan et
al., 1994; Cerdá et al., 1995; Cerdá, 1996; Cerdá, 1998). Así, los suelos del Parque Natural de
Sierra María-Los Vélez, presentaron los valores más elevados de estabilidad estructural en los
suelos bajo pinar natural (perfiles 10 y 19 = 0.99), pinar de repoblación (perfil 8 = 0.98),
encinar (perfiles 3 y 14 = 0.95) y sabinar (perfil 15 = 0.96), donde los horizontes superficiales
presentan mayores contenidos en materia orgánica (Tabla IV.10.1). Por el contrario, los
suelos con menor cobertura vegetal, como los suelos de matorral cacuminal, matorral
degradado y cultivos, presentaron los valores más bajos de estabilidad estructural (perfil 20 =
0.92, perfil 2 = 0.68 y perfil 5 = 0.77). Estos resultados ponen de manifiesto la importancia de
la materia orgánica como agente estabilizador de la estructura, e indica el efecto de este
componente edáfico en la formación de la estructura (Ternan et al., 1996; Cerdà, 1998;
Barragán et al., 1999).

Los compuestos húmicos cementan las partículas minerales y las agrupan en forma de
agregados, lo que provoca la aparición de estructuras migajosas, de gran porosidad (Tabla
IV.10.1), con una adecuada distribución del tamaño de poros, y con gran capacidad de
retención de agua. Así, cuando la cantidad de materia orgánica en los agregados es elevada, la
presencia de grietas o poros grandes e irregulares, a veces interconectados, es más frecuente.
Los suelos bien estructurados presentan unos contenidos de este tipo de poros particularmente
altos. Estos serán responsables de los incrementos en la porosidad total (Dalal and Bridge,
199), la cual favorece la infiltración y la calidad de los suelos, y dificulta la acción de los
agentes erosivos. Tales resultados se han puesto de manifiesto en las imágenes obtenidas con
Microscopio Electrónico de Barrido (SEM). Las imágenes del SEM de las muestras de suelo
bajo pinar natural (perfiles 10 y 19), encinar (perfiles 3 y 14), sabinar y matorral cacuminal
(perfiles 15 y 20, respectivamente), presentan una estructura migajosa constituida por
microagregados esferoidales imbricados entre sí, con formas arracimadas, y caras comunes,
indicativas de un claro origen biológico. En estos suelos se observa una porosidad muy
abundante, constituida principalmente por un sistema de grietas entre los peds, y por poros de
menor tamaño y formas irregulares en los micropeds. Por el contrario, los suelos bajo
repoblación reciente de pinos, matorral degradado y cultivos (perfiles 8, 2 y 5
respectivamente), manifestaron una estructura en bloques subangulares muy similar entre sí, y
con una porosidad inferior a los tipos de usos comentados anteriormente.

La estabilidad estructural también aumenta al hacerlo la biomasa radicular (Perfect et al.,


1990), y la actividad microbiológica del suelo, que, a través de secreciones polisacáricas, y
con el crecimiento de las hifas fungoideas y mucílago bacteriano, aumenta la estabilidad de

496
Resultados y Discusión

los agregados del suelo (Metzger et al., 1987; Levy et al., 1991; Roberson et al., 1991). De
hecho, el estudio del estado biológico del suelo, puede ser utilizado como un indicador de
calidad muy útil para detectar posibles procesos degradativos, que no podrían estimarse con
otros métodos, como cambios en el carbono orgánico total, estado de la cubierta vegetal, etc
(Aranda, 1998). Las imágenes del SEM mostraron abundantes colonias fúngicas y raíces muy
finas, tanto en la superficie, como en el interior de los agregados de suelo bajo pinar natural
(perfiles 10 y 19) y encinar (perfiles 3 y 14). Los microanálisis realizados en las zonas
próximas a las raíces y redes de hifas o micelios mostraron picos más elevados de carbono y
oxígeno, ratificando que éstos exudaban compuestos orgánicos que ensamblan los agregados
(Ternan et al., 1996). A su vez, las imágenes realizadas con SEM mostraron que las hifas
tienden a enredar partículas dentro de dichos agregados conformando la estructura de dichos
suelos (Ternan et al., 1996). Cabe destacar también que estos suelos presentaron mayor
hidrofobicidad que los suelos con repoblación reciente de pinos, matorral y cultivos. Según
Bayliss 1911, McGhie y Posner, 1981 y Doerr et al., 2000, la presencia de estas redes de
hifas, junto con los restos de las acículas de los pinos, que presentan una considerable
cantidad de resinas, ceras o aceites aromáticos, pueden ser responsables de la resistencia a la
humectación que manifiestan estos suelos (Ver capítulo IV.6).

El perfil 19 no sólo presentó abundantes raíces y colonias de estructuras fúngicas en el


interior de los agregados, sino también algunos restos de cuerpos bacterianos carbonatados.
La gran actividad biológica de este suelo también se puede corroborar con los datos obtenidos
en los análisis de las propiedades bioquímicas generales y específicas, donde se obtuvieron
resultados elevados de carbono de biomasa (2256.5 mg kg-1), respiración microbiana (160.4
mg kg-1), deshidrogenasa (0.73 µmoles INTFg-1 h-1), catalasa (3.13 mmoles H2O2 g-1 h-1),
fosfodiesterasa y β-glucosidasa (1.74 y 2.63 µmoles p-nitrofenol g-1 h-1, respectivamente),
ureasa (13.26 µmoles NH3) y proteasa-caseína (0.60 µmoles tirosina g-1 h-1) (Tabla IV.9.1.
Capítulo IV. 9).

Al igual que en los suelos bajo pinar natural y encinar, los suelos de sabinar y matorral
cacuminal (perfiles 15 y 20, respectivamente), también mostraron rasgos de actividad
biológica en la superficie de los agregados (puentes cementantes de origen orgánico y
coberturas amorfas de materia orgánica), si bien las imágenes realizadas al SEM de estos
suelos apenas mostraron estructuras fúngicas. No obstante, la fábrica del interior del perfil 15
presentó evidencias de una gran actividad biológica (aglomeraciones de restos de cuerpos
bacterianos, abundantes excretas, etc.), superior a la observada en la superficie del agregado.
Dichos resultados se verificaron en los espectros obtenidos por microanálisis, donde aparecían
importantes picos de carbono, oxígeno y nitrógeno, así como en los datos obtenidos en el
estudio de las propiedades bioquímicas, donde se obtuvieron valores altos de carbono de
biomasa (1071.5 mg kg-1), respiración microbiana (261.7 mg kg-1), deshidrogenasa (0.80
µmoles INTFg-1 h-1), catalasa (3.38 mmoles H2O2 g-1 h-1), fosfodiesterasa y β-glucosidasa
(1.43 y 1.73 µmoles p-nitrofenol g-1 h-1, respectivamente), ureasa (8.32 µmoles NH3) y
proteasa-caseína (1.00 µmoles tirosina g-1 h-1) (Tabla IV.9.1. Capítulo IV. 9).

Los suelos bajo pinar de repoblación reciente (perfil 8) presentaron algunas evidencias de
actividad biológica (algunas raíces muy finas, hifas o micelios de hongos y recubrimientos
zonales de materia orgánica), aunque mucho menos frecuentes que en los suelos bajo pinar
natural, encinar y sabinar. En este sentido, cabe destacar que este suelo presentaba mucha
menor hidrofobicidad que los suelos bajo pinar natural (perfiles 10 y 19) y encinar (perfil 3)
(Ver capítulo IV.6). Esto es posiblemente debido al menor contenido de materia orgánica y de
estructuras fúngicas, dado el menor grado de evolución del suelo y la edad del pinar

497
Resultados y Discusión

(Teramura, 1980). Los suelos bajo matorral degradado y cultivos, apenas presentaron rasgos
de actividad biológica (algunas raíces muy finas y restos vegetales primarios entre los peds)
en las imágenes realizadas con SEM.

Cabe destacar la influencia de la fauna edáfica (insectos, lombrices, nematodos, ect.) en la


estabilización de la estructura de los suelos bajo pinar natural, encinar, sabinar y matorral
cacuminal. Estos macroorganismos a través de la ingesta de material edáfico, traslado de
material vegetal y formación de madrigueras (Amezketa, 1999), mejoran la aireación,
porosidad, infiltración, estabilidad de los agregados, y favorecen la disponibilidad de
nutrientes, estabilización de nitrógeno y carbono, y la movilidad de metales (Amezketa, 1999;
Brown et al., 2000). Algunas imágenes realizadas con SEM recogieron evidencias de la
actividad de lombrices y nematodos en dichos suelos. Éstas ingieren y mezclan la tierra y los
restos de materia orgánica parcialmente descompuesta, para devolverla al suelo con una mejor
estructuración, ya que durante el proceso de digestión se favorece la orientación de las
partículas, y producen una mezcla de componentes minerales y orgánicos que actúan como
agentes cementes, aumentando la estabilidad de los agregados. Además, favorecen la
porosidad del suelo, desarrollando un sistema de galerías o túneles que facilitan el crecimiento
de las raíces, el movimiento del agua y aire, y el paso de la restante fauna del suelo (Browun
et al., 2000; Jegou et al., 2001).

El estudio realizado con el SEM y microanálisis a las distintas muestras de suelo, también
ha revelado el importante papel que desempeñan los diferentes agentes cementantes en la
estabilización de la estructura de los suelos de la zona de estudio. Dichos cementos originan
frecuentemente recubrimientos sobre otras partículas del suelo, estabilizando las uniones entre
ellas (Sánchez-Marañón, 2005). Así, los agregados de suelo de las zonas de pinar natural
(perfiles 10 y 19), sabinar (perfil 15) y matorral cacuminal (perfil 20), presentaban coberturas
principalmente orgánicas y carbonatadas, si bien en el perfil 19 las esmectitas también
cementaban las partículas y granos de esqueleto. Por el contrario, en los suelos de encinar
(perfiles 3 y 14) los cementos no son principalmente orgánicos, sino de esmectitas y óxidos de
hierro. En los suelos de repoblación reciente (perfil 8), los granos de esqueleto están
cementados principalmente por carbonatos, aunque también se observaron al SEM algunos
recubrimientos zonales de materia orgánica. Los suelos bajo matorral degradado y cultivos
(perfil 2 y 5, respectivamente), presentaron como principales agentes cementantes los
carbonatos, aunque los microanálisis realizados a las coberturas del perfil 5, también
mostraron picos importantes de hierro.

Por otro lado, los suelos con mejor estructura, no sólo presentan agregados bien
diferenciados, estables en el tiempo frente a la acción de agentes desestabilizantes, con un
elevado volumen de poros y una adecuada distribución de la macro y microporosidad, sino
que además los agregados de suelo deben presentar un marcado carácter jerárquico,
rompiendo en unidades estructurales más pequeñas, y no desmoronándose completamente en
material no agregado tras la ruptura (Kemper, 1986). A su vez, dichas unidades estructurales
deben mostrar una cierta anisotropía tanto en superficie como en el interior de los agregados.
En este sentido, las imágenes del SEM de las muestras de suelo bajo pinar natural (perfil 10),
encinar (perfiles 3 y 14) pusieron de manifiesto la existencia de una ultramicrofábrica de la
superficie de los agregados jerarquizada, con una abundancia moderada de granos de
esqueleto, y algunas signos de alteración en ciertos fenocristales, y con un grado moderado de
anisotropía distribuido por toda la superficie. Por el contrario, el perfil 19 presentó una
ultramicrofábrica superficial bastante esquelética, propia de suelos menos evolucionados
(Capítulo IV.7), con abundantes fenocristales, granos de esqueleto y partículas de

498
Resultados y Discusión

filosilicatos, enlosadas por cementos y recubrimientos de esmectitas, materia orgánica y


carbonatos. En este caso, la superficie es además poco anisótropa y la jerarquización no es
demasiado evidente. Las imágenes con SEM mostraron, tanto en los suelos de pinar natural
como de encinar, una ultramicrofábrica interna jerarquizada, y con mayor cantidad de granos
de esqueleto de menor tamaño (salvo el perfil 14 que apenas presentaba granos de esqueleto
ni fenocristales) y más porosa que la superficie de los agregados. Los suelos bajo sabinar
(perfil 15) y matorral cacuminal (perfil 20), presentaron fábricas muy heterogéneas. En
general, presentaron una importante jerarquización, anisotropía localizada, abundantes poros,
y abundantes granos de esqueleto y fenocristales sin rasgos evidentes de alteración. En ambos
casos, la ultramicrofábrica interna manifestó signos de actividad biológica más abundante que
en la superficie de los agregados. Los suelos bajo pinar de repoblación, matorral degradado y
cultivos presentaron fábricas similares entre sí. En general son muy esqueléticas, con
abundantes granos de esqueleto tamaño arena y limo, fuertemente cementados con carbonato
cálcico principalmente. Así pues, el estudio de microanálisis y las imágenes con SEM
realizados a las distintas muestras, ratifican la gran cantidad de carbonato cálcico (939.8 g kg-
1
en el perfil 8; 528.2 g kg-1 en el perfil 2; 175.1 g kg-1 en el perfil 5) y arenas (51.3 % en el
perfil 8; 39,1 % en el perfil 2; 31.0 % en el perfil 5) que presentan los horizontes superficiales
de estos suelos, fruto de los menores contenidos de materia orgánica (13.2 g kg-1 en el perfil 8;
18,6 g kg-1 en el perfil 2; 14.5 g kg-1 en el perfil 5), que disminuyen el espacio poroso, e
incrementan la densidad aparente de estos suelos (1.30 g cm-3 en el perfil 8; 1.32 g cm-3 en el
perfil 2; 1.02 g cm-3 en el perfil 5), reduciendo su capacidad de infiltración, y favoreciendo la
erosión hídrica de los mismos. Las fábricas están poco jerarquizadas, presentan una moderada
anisotropía con distribución localizada, y menor porosidad total (Ver capítulo IV.6) que los
suelos de pinar natural, encinar y sabinar, generada principalmente entre los granos de
esqueleto. En dichos suelos el interior de los agregados tiene una ultramicrofábrica muy
parecida a la superficie de los mismos, aunque es más poroso.

En general, la micro y ultramicroestructura de los suelos del Parque Natural de Sierra


María-Los Vélez están fuertemente condicionadas por el tipo de uso del suelo, la actividad
microbiológica y naturaleza de los agentes cementantes, y la actividad de la fauna edáfica.
Así, los suelos bajo pinar natural, encinar y sabinar, presentan fábricas con agregados bien
diferenciados, jerarquizadas, anisótropas, muy porosas y estabilizadas por la acción de
microorganismos, y por cementos húmicos y arcillosos principalmente. Por el contrario, los
suelos cultivados y aquellos que se encuentran colonizados por matorral, presentan
características propias de suelos poco evolucionados, tales como fábricas muy esqueléticas y
poco jerárquicas, cementadas principalmente por carbonatos, y con escasa porosidad. Incluso
los suelos repoblados recientemente presentan fábricas esqueléticas, puenteadas por láminas
de arcilla, abiertas, más débiles, menos evolucionadas, menos porosas y menos estabilizadas
por materia orgánica que los suelos de pinar natural, encinar y sabinar, correspondiendo a un
estado inicial de desarrollo de estructura.

Muestra PT Microp Macrop Da Erodib. IEE Mat. Agr.


P1/Ah 0,48 0,39 0,08 1,20 0,14 0,96 163,00
P1/ABwk 0,45 0,41 0,04 1,34 0,25 0,97 152,75
P1/Bwk 0,48 0,46 0,02 1,39 0,29 0,97 149,25
P2/Ah 0,44 0,40 0,04 1,32 0,26 0,69 143,75
P3/Ah 0,78 0,23 0,55 0,50 0,02 0,95 161,00
P3/ABw 0,66 0,37 0,28 0,78 0,10 0,97 138,25
P3/ACk 0,46 0,33 0,13 1,25 0,19 0,92 164,00
P4/Ah 0,44 0,30 0,15 1,29 0,07 0,99 180,25

499
Resultados y Discusión

P4/Ahk 0,49 0,55 0,01 1,19 0,14 0,99 166,50


P4/Ck 0,34 0,31 0,04 1,52 0,13 0,95 192,75
P5/Ap 0,60 0,28 0,32 1,02 0,18 0,77 105,25
P5/Bt 0,46 0,36 0,10 1,38 0,22 0,85 104,00
P5/Ck 0,33 0,20 0,13 1,57 0,33 0,89 169,00
P5/2Ck 0,43 0,40 0,03 1,39 0,22 0,89 110,25
P6/Ah 0,72 0,19 0,53 0,69 0,12 0,96 131,50
P6/AC 0,46 0,37 0,09 1,35 0,25 0,95 124,00
P6/Ck 0,43 0,38 0,05 1,42 0,27 0,88 140,75
P7/A1 0,54 0,26 0,28 1,17 0,27 0,74 135,25
P7/A2 0,42 0,31 0,10 1,45 0,24 0,70 128,25
P8/A 0,46 0,21 0,25 1,31 0,33 0,99 194,25
P8/B 0,42 0,30 0,12 1,40 0,27 0,99 180,75
P9/Ah1 0,78 0,49 0,01 0,48 0,04 0,99 137,00
P9Ah2 0,67 0,29 0,37 0,76 0,01 0,99 155,75
P9/ACk 0,54 0,33 0,21 1,03 0,16 0,99 127,25
P10/Ah 0,73 0,34 0,19 0,62 0,03 0,99 151,25
P10/AB 0,43 0,33 0,10 1,37 0,25 0,93 148,75
P10/BC 0,44 0,32 0,12 1,33 0,27 0,96 163,25
P10/Ck 0,44 0,34 0,10 1,36 0,19 0,99 182,75
P11/Ah 0,46 0,62 0,05 1,26 0,03 0,95 118,50
P12/Ap1 0,57 0,40 0,18 1,10 0,17 0,69 81,25
P12/Ap2 0,49 0,48 0,02 1,33 0,17 0,71 79,50
P12/AB 0,48 0,46 0,02 1,34 0,17 0,74 95,50
P12/ACk 0,48 0,41 0,06 1,35 0,18 0,82 96,75
P12/ACkg 0,49 0,49 0,00 1,34 0,16 0,84 102,00
P13/A 0,63 0,22 0,41 0,96 0,36 0,85 126,75
P13/ACk 0,43 0,36 0,07 1,50 0,46 0,79 94,75
P13/Ck 0,43 0,36 0,07 1,50 0,52 0,49 57,00
P14/Ah 0,71 0,27 0,44 0,70 0,10 0,95 99,50
P14/ABw 0,68 0,28 0,40 0,80 0,16 0,92 98,75
P14/Btk 0,55 0,43 0,12 1,12 0,16 0,87 91,25
P15/Ah 0,77 0,22 0,55 0,55 0,09 0,96 119,25
P15/ACk 0,69 0,27 0,42 0,76 0,18 0,98 137,00
P15/CAk 0,44 0,48 0,03 1,38 0,22 0,98 153,25
P16/A 0,54 0,45 0,09 1,05 0,04 0,97 113,50
P17/Ap 0,56 0,29 0,27 1,05 0,25 0,78 138,75
P17/ACk 0,63 0,26 0,37 0,90 0,29 0,78 83,25
P18/Ap 0,57 0,25 0,31 1,09 0,33 0,39 73,50
P18/C 0,42 0,29 0,13 1,45 0,35 0,58 95,75
P19/O2 0,72 0,33 0,39 0,59 0,03 0,99 150,25
P19/ABk 0,63 0,31 0,32 0,92 0,23 0,96 122,00
P19/BAk 0,65 0,29 0,36 0,85 0,28 0,93 121,00
P19/Abk 0,51 0,37 0,14 1,17 0,21 0,98 139,00
P19/Bbwk 0,44 0,44 0,02 1,39 0,29 0,81 111,25
P20/Ah 0,43 0,41 0,03 1,33 0,10 0,92 148,00
Tabla IV.10.1. Valores de porosidad total (PT), microporosidad (Microp.), macroporosidad
(Macrop.), densidad aparente (Da), erodibilidad (Erodib.), índice de estabilidad estructural (IEE) y
porcentaje de material agregado (Mat. Agr.) de los horizontes de los perfiles de suelo.

500
CAPÍTULO V.
CONCLUSIONES
Conclusiones

CAPÍTULO V. CONCLUSIONES
1. Las condiciones climáticas del Parque Natural de Sierra María-Los Vélez,
caracterizadas por un régimen de humedad xérico y un régimen de temperatura mésico,
sumadas a la naturaleza caliza de los materiales litológicos y la vegetación potencial de
cada piso altitudinal, hacen posible la existencia de dos vías principales de edafización
en la zona de estudio: la humificación, que permite la generación de horizontes de
diagnóstico móllico, incluso en suelos delgados sobre roca dura; y la acumulación de
CaCO3 secundario en horizontes subsuperficiales de los suelos sobre materiales
coluviales, depósitos detríticos más finos, o margas. En el área se han descrito los
siguientes grupos de suelos: Calcisol, Leptosol, Chernozem, Vertisol, Luvisol y
Kastanozem. A pesar de esta variabilidad tipológica todos los suelos presentan pHs
básicos (agua = 8.23 ± 0.35; KCl = 7.49 ± 0.25), contenidos en carbonato cálcico
elevados (426.9 ± 289.2 g kg-1) y están saturados en bases (el ion mayoritario es Ca2+).
Los Calcisoles son el grupo de suelos mayoritario, aunque los Chernozems y los
Leptosoles también están ampliamente representados en la zona de estudio.

2. La combinación específica de los factores formadores: clima, material original,


relieve y vegetación, controla los procesos de humificación, carbonatación, y
empardecimiento en menor medida. Los suelos localizados en las partes altas de las
laderas (entre 1400 y 2000 m), orientados principalmente hacia el norte, bajo una densa
cobertura de vegetación natural, presentan los mayores contenidos de materia orgánica
(62.20 ± 48.4 g kg-1), hierro (9.83 ± 7.74 g kg-1) y arcilla (41.35 ± 15.39%), y poseen
mejor estructura y mayor capacidad de intercambio catiónico (35.26 ± 10.32 cmol(+)
kg-1). Por el contrario, los suelos localizados, a menor altitud (<1400 m), en aquellas
zonas más erosionadas, expuestas a elevados valores de radiación solar, y con una
cubierta vegetal muy escasa, dominada fundamentalmente por cultivos, pinar de
repoblación poco denso o matorral degradado, presentan mayor porcentaje de arena
(37.05 ± 16.24%) y carbonatos (610.94 ± 221.15 g kg-1), y menor cantidad de materia
orgánica (15.93 ± 9.93 g kg-1) y hierro (4.65 ± 3.19 g kg-1). El material original actúa
como fuente inicial de carbonatos, e influye en el pH ligeramente alcalino y en la
elevada cantidad de ion Ca2+ existente en los suelos de la zona de estudio. A su vez, el
lavado y precipitación de CaCO3 en los suelos está condicionado por la altitud y el tipo
de cubierta vegetal. Así, en las zonas de mayor altitud, las elevadas precipitaciones
junto con la vegetación acidificante del pino promueven la pérdida por lixiviación de
carbonatos; en cambio, la vegetación mejorante caducifolia de los bosques autóctonos y
la vegetación de matorral, favorecen el mantenimiento de CaCO3 en superficie.

3. Los minerales identificados en los suelos son: calcita, dolomita, cuarzo, laminares
(esencialmente ilita, paragonita, esmectita y caolinita), feldespato potásico, feldespato
sódico, goetita, hematites, clorita y yeso. La calcita es el mineral más abundante de la
fracción arena (media = 60.54), aparece en elevadas proporciones (>80%) en la mayoría
de los perfiles de suelo. Siguen a la calcita en abundancia, dolomita (media = 19.51),
cuarzo (media = 12.89), y los minerales laminares (media = 4.44). Apenas se detectan
clorita, goetita, hematites y feldespatos sódicos y potásicos. La fracción limo presenta
en general menores contenidos de cuarzo (media = 14.45), dolomita (media = 15.75) y
calcita (media = 40.04), y mayores contenidos de laminares (media = 20.22) y clorita
(media = 2.21) que la fracción arena. El feldespato sódico y potásico aumentan en la
fracción del limo (media = 0.89 y 2.60, respectivamente). Los óxidos de hierro (goetita
y hematites) también presentan una clara tendencia a concentrarse en la fracción limo

501
Conclusiones

(media = 2.21 y 1.60, respectivamente), en relación a la arena (media = 0.43 y 0.54,


respectivamente). En la fracción arcilla el mineral más abundante es la ilita (media =
39.61), seguida de la esmectita (media = 22.93). La naturaleza carbonatada del material
original implica un pH alcalino y una alta actividad de calcio en el medio, que serían
responsables de la neoformación de esmectita, o de la transformación desde la mica en
el medio edáfico; incluso cabe la posibilidad de herencia. La caolinita se encuentra
presente en todos los horizontes de los perfiles generalmente en cantidades pequeñas o
moderadas. Por el contrario, los minerales interestratificados aparecen en cantidades
importantes en todos los suelos estudiados (media = 20.59). Esto podría interpretarse
como un signo de alteración y evolución edáfica, considerándose pues estos minerales
como fases transformadas.

4. Los indicadores de calidad están influenciados por la edad y el grado de


conservación de las masas forestales. Los suelos forestales naturales (pinar, encinar y
sabinar) y los suelos con matorral cacuminal, pueden considerarse como los niveles de
referencia de calidad de los suelos en la zona de estudio para altitudes medias y altas
(entre 1400 y 2000 m), ya que presentaron los valores más elevados en todos los
indicadores de calidad (porosidad total = 0.64 ± 0.13 cm3 cm-1; macroporosidad = 0.35
± 0.21 cm3 cm-1; materia orgánica = 62.24 ± 48.44 g kg-1; nitrógeno = 3.61 ± 3.36 g kg-
1
; índice de estabilidad estructural = 0.94 ± 0.04; CEC = 35.26 ± 10.32 cmol(+) kg-1; pF
a 1500 kPa = 29.91 ± 14.56; pF a 33 kPa = 37.17 ± 12.42), y los niveles más bajos de
erodibilidad (0.02 ± 0.18), pH (8.01 ± 0.31) y densidad aparente (0.85 ± 0.32 g cm-3).
Los suelos forestales naturales presentaron diferencias significativas con los suelos
repoblados con pinos entre 60 y 90 años, y con repoblaciones de menos de 60 años, y
con los suelos bajo matorral degradado y cultivos. No obstante, los resultados
obtenidos, también indicaron que los suelos repoblados con pinos entre 60 y 90 años
tienden a recuperar el nivel de calidad inicial, tomando como referencia de calidad los
suelos forestales autóctonos de la zona de estudio. Las zonas de repoblación reciente
(pinos con menos de 60 años) también se encuentran en vías de recuperación, si bien la
lentitud de los procesos edafogenéticos en zonas semiáridas explica que la calidad de
los suelos diste aun mucho de los suelos más evolucionados bajo vegetación natural.

5. Con técnicas geoestadísticas se ha estimado la distribución espacial de las


variables edáficas y de calidad. Todas las variables estudiadas, salvo el porcentaje de
limos y la conductividad eléctrica, presentaron una buena autocorrelación espacial,
aunque los errores estándar medios de estimación son moderados o elevados en la
mayoría de las variables analizadas. Sin embargo, los mapas obtenidos resultaron de
gran interés para el análisis de tendencias espaciales de calidad en los suelos en la zona
de estudio. Los mapas con menor error de predicción corresponden a los de los
parámetros: pH medido en agua y en cloruro potásico, densidad aparente, capacidad de
intercambio catiónico, porosidad total y porcentaje de material agregado. Las
predicciones obtenidas para las variables: conductividad eléctrica, porcentaje de
material agregado, reserva de agua, porosidad total, macroporosidad, pH medido en
agua, concentración de hierro y porcentaje de limos, subestiman los valores reales; si
bien, para el resto de las variables (porcentaje de nitrógeno, carbono, arena, arcilla,
carbonatos, CEC, pF a 1500 kPa, pF a 33 kPa, densidad aparente, e índice de estabilidad
estructural), los valores reales son sobreestimados.

6. Las variables edáficas y de calidad presentan un gran número de correlaciones


significativas entre ellas. Las variables que presentan índices de correlación más

502
Conclusiones

elevados son el carbono orgánico, nitrógeno y capacidad de intercambio catiónico. La


materia orgánica es la variable con mayor influencia en las propiedades de los suelos de
la zona de estudio, especialmente aquellas relacionadas con la calidad de los suelos
como son nitrógeno, pH, CEC, porosidad, densidad aparente y erosionabilidad, con las
que presenta los índices de correlación más elevados (>0.80). El análisis factorial de
componentes principales señala además un efecto contrapuesto entre el contenido en
arcilla y hierro, y el porcentaje de arenas y carbonatos en los suelos. Así, el contenido
en arcilla y hierro libre son signos de alteración y evolución del suelo, mientras que el
contenido en arenas y carbonatos son indicativos de poco desarrollo edáfico.

Las condiciones más favorables de carbono orgánico, nitrógeno, CEC, pF a 1500


kPa, e índice de estabilidad estructural y porcentaje de agregación, se relacionan
estadísticamente con pendientes y altitudes elevadas, con elevados valores del índice
LSF y con los valores más bajos de curvatura longitudinal a la pendiente. A su vez, el
aumento de radiación implica un aumento en el contenido de arena, y el aumento del
índice W se relaciona con una mayor densidad aparente del suelo. Estas relaciones
indican que la topografía influye sobre la calidad ambiental de los suelos de la zona de
estudio.

El contenido de carbono orgánico, la arcilla y el contenido de carbonato cálcico


equivalente son las variables independientes con mayor significación en las funciones
de pedotransferencia que nos permiten estimar (R2 > 50%) pH, CEC, porosidad total,
macroporosidad, microporosidad, porcentaje de arcilla, pF a 1500 kPa, pF a 33 kPa y
hierro. Los modelos estimados con variables topográficas presentan unos coeficientes
de determinación mucho más bajos (R2 < 40%), siendo en general la altitud la variable
independiente con mayor significación y la que aparece en el mayor número de
modelos.

7. La caracterización espectroscópica de los ácidos húmicos de los suelos de la zona


de estudio sugieren la posibilidad de definir la calidad del suelo a partir de dos
mecanismos de humificación. De hecho, algunos suelos (tales como bosques antiguos y
suelos desarrollados en zonas de elevada altitud) presentan propiedades físicas y
biogeoquímicas asociadas a la elevada concentración de materia orgánica poco
humificada. Estas formaciones de humus consisten, principalmente, en ácidos húmicos
y fúlvicos con un fuerte carácter alifático, aparentemente formadas a partir de una
transformación progresiva de la lignina de las plantas, en tipos de humus relativamente
poco alterados y con una baja actividad biológica. Este patrón contrasta con la situación
propia de suelos con menor cantidad de materia orgánica, pero presumiblemente
formada a partir de policondensación de productos de degradación de plantas y
constituyentes microbianos de bajo peso molecular. Las características de la materia
orgánica en estos suelos (alta aromaticidad y estructura compleja y desordenada), son
indicativas de un alto potencial para mantener sus propiedades sin alterarse por efecto
de las perturbaciones ambientales. Por lo tanto, en estos casos, y desde el punto de vista
de la fertilidad de los ecosistemas, estas sustancias húmicas, constituirían un importante
factor de recarga continuado de la solución del suelo, con su efecto favorable sobre la
productividad del ecosistema. Esta situación tiende a coincidir, principalmente, en
formaciones tipo mediterráneo semiárido y bosques de pinos muy antiguos.

Desde un punto de vista práctico, la gestión y los usos del suelo en todo el
ecosistema han conducido a una convergencia a dos situaciones cualitativas: Por un

503
Conclusiones

lado, un conjunto de suelos (principalmente desarrollados bajo bosque antiguos),


muestran una considerable calidad agrobiológica, exclusivamente debida a los elevados
niveles de carbono heredados de sustancias húmicas con una baja transformación
diagenética del material procedente de la cobertura vegetal. Por otro lado, aquellas
zonas con matorral, cultivos o recientemente reforestadas, presentaron niveles mas bajos
de carbono, pero con un alto porcentaje de humificación, presentando presumiblemente
actuar una elevada resiliencia, independientemente de los usos del suelo y cambios
medioambientales.

8. Los suelos de la zona de estudio presentan un espectro de propiedades


bioquímicas que, en general, es similar al de otros suelos forestales de zonas con unas
condiciones climáticas, litológicas y de vegetación a priori más favorables, lo cual
sugiere una adaptación de los microorganismos de estos suelos a los ambientes
semiáridos.

Las propiedades bioquímicas en el Parque Natural de Sierra María-Los Vélez se


ven claramente influenciadas por la historia de los usos del suelo y la cobertura vegetal.
Así, los suelos forestales presentaron los valores mas elevados en todas las propiedades
bioquímicas que los suelos bajo matorral degradado y cultivos. No obstante, los valores
más elevados de las actividades específicas en los suelos bajo matorral y cultivos,
corroboran la idea de que los microorganismos presentes en dichos suelos, se
encuentran más adaptados a las condiciones climáticas propias de los ecosistemas
mediterráneos (déficit hídrico, altas tasas de insolación, precipitaciones torrenciales que
ocasionan importantes procesos de erosión y pérdida de materia orgánica, etc.) y a
determinadas actuaciones antrópicas (tareas agrícolas, pastoreo, etc.). Por otro lado, los
espectros de propiedades bioquímicas más equilibrados se presentan en los suelos de
altitudes intermedias (entre 1400 y 1600 m), indicando que bajo esas condiciones
climáticas se desarrolla de forma armónica todo el potencial bioquímico del suelo. Por
el contrario, a bajas altitudes y a altitudes muy elevadas, los espectros bioquímicos
muestran bien carencias de algunas propiedades bioquímicas o bien espectros muy
deformados indicando que las características altitudinales afectan en el fondo a la
expresión de las propiedades bioquímicas.

Los enzimas de los ciclos del C, N y P aparecen altamente interrelacionados tanto


entre sí, como con la actividad y el número de microorganismos. La fuerte correlación
positiva entre gran parte de las propiedades bioquímicas de los suelos, con el contenido
total de carbono y la capacidad de campo, indica que el crecimiento de la microbiota
edáfica en dichos suelos depende principalmente del carbono total, y que la escasez
hídrica es uno de los principales factores limitantes de la actividad microbiana en la
zona de estudio.

9. En general, la micro y ultramicroestructura de los suelos del Parque Natural de


Sierra María-Los Vélez están fuertemente condicionadas por el tipo de uso del suelo, la
actividad microbiológica, la naturaleza de los agentes cementantes, y la actividad de la
fauna edáfica. Así, los suelos forestales naturales (pinar natural, encinar y sabinar),
presentan fábricas con agregados bien diferenciados, jerarquizadas, anisótropas, muy
porosas, con una adecuada distribución de macroporos y microporos, y estabilizadas por
cementos húmicos y arcillosos principalmente, y por la acción de microorganismos
(secreciones polisacáricas, redes de hifas fungoideas y mucílago bacteriano), y
macroorganismos (lombrices, insectos y nematodos). Por el contrario, los suelos

504
Conclusiones

cultivados y aquellos que se encuentran colonizados por matorral, presentan


características propias de suelos poco evolucionados, tales como fábricas muy
esqueléticas y poco jerárquicas, cementadas principalmente por carbonatos, y con
escasa porosidad. Incluso los suelos repoblados recientemente presentan fábricas
esqueléticas, puenteadas por láminas de arcilla, abiertas, más débiles, menos
evolucionadas, menos porosas y menos estabilizadas por materia orgánica que los
suelos de pinar natural, encinar y sabinar, correspondiendo a un estado inicial de
desarrollo de estructura.

505
CAPÍTULO VI.
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