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Fig.1
1
Conversación entre nómades. Chiclayo. Perú 2010
_La primera enseñanza.
“Me parece no tener ojos suficientes para verlo todo…”2
Al partir de viaje nuestro primer encuentro fue con esta frase del otrora nómade Raimondi,
investigador italiano que recorrió el territorio peruano y quedo maravillado ante tal
riqueza cultural de nuestro País, de sus ciudades y su gente.
Fue en San Pedro de Lloc, provincia de Pacasmayo, Trujillo, al interior de una casona
colonial donde encontramos nuestra catequesis de trashumancia que nos animó a seguir
adelante, como congelada en el tiempo, los espacios y sus altos muros amarillos como
pétalos de girasol encerraban un espacio con aves y flores de acuarela entre archivos de
largos viajes épicos hacia los andes para estudiar al elemento en su entorno natural, estos
ambientes estaban llenos de su espíritu curioso, científico, casi biológico, con
autograbados de estelas y puyas que llevarían su nombre; supimos que estábamos en el
camino correcto y que podíamos actuar de manera distinta, cambiar el mirar por el
admirar de todo lo que nos rodeaba, sobre todo la naturaleza que tanto pinto y descubrió,
ponerla delante de nosotros con un gran significado que todo arquitecto debe conocer, la
sensibilidad fue nuestra primera enseñanza.
Al recorrer este pequeño distrito nos dimos cuenta que, en la tranquilidad de sus zaguanes
coloniales, su traza fundacional estrecha y la gente amable que nos acogió, la sensibilidad
ante el sitio y el hecho histórico donde pereció aquel nómade, ayudó a darle más valor a
nuestra profesión y demostrarnos que tal fácil es andar.
2
Frase extraída de un grabado de Antonio Raimondi, Lloc. Perú 2010
_La enseñanza del lugar.
Siguiendo hacia el sur, nos internamos en la sierra de Lima hacía la provincia de Barranca,
en el distrito de Supe para visitar el primer recinto arqueológico más antiguo de
Latinoamérica y al aproximarnos descubrimos como en Caral, la contaminación visual de
propaganda política, con colores estridentes y medidas desproporcionadas había llegado
al ingreso de nuestra ciudad sagrada, desmereciéndolo sin ningún control y norma por las
autoridades, dándonos a entender que valía más la demagogia que nuestra identidad.
Entre las montañas había historias alrededor del fuego hace 5000 años, donde antiguos
arquitectos peruanos entendían al entorno y coexistían con ella, con el sol, la luna y las
estrellas para formas plazas, templos, calles y oficios donde rendirles culto, soluciones
urbanas admirables de pobladores que solo con conocer los materiales gratuitos que la
naturaleza les brindaba sabían emplazar, posicionar y ordenar su arquitectura, de esta
forma avizoramos las fuerzas del lugar y la técnica, un legado propio de constructores,
que competían con el lucro actual y la falta de compromiso con descubrir quienes fuimos.
Kahn y Mies decían que, si conversas con el material, te susurrara el tipo de arquitectura
que proyectarás y será fiel a su época, una atemporalidad que sentimos en esta ciudad de
piedra y espiritualidad, así debemos proyectar sin engañar al material, fieles a su
naturaleza y a nosotros mismos.
“ … Caminaremos por la calle de piedra que dobla hacia un callejón de contrafuertes y
se conecta con un pasaje que copia los ocres de la tierra para transmutarse en el patio
principal del monasterio, sembrado de buganvillas y piletas, rondaremos por
deambulatorios sumergiéndonos en cocinas con grandes fogones de quincha que apuntan
al cielo como implorando la bendición del pan, olvidados salones de talleres para oficios
comunitarios; oratorios con ecos de canticos y murmureos de oración, lavanderías sin
lavanderas y claustros sin enclaustradas, todos conectados mediante un sin fin de
recovecos y espacios que convertirían a este monasterio, como a los tantos más, en
pequeños pueblos confinados entre sí mediante innumerables piezas de múltiples
funciones…y toca la puerta, no desesperes , alguien ya abrirá”3
3
Develación al postigo y su llamador. Blog: elarquitectotrashumante.wordpress.com. 2010
_ De pertenencias y presencias.
Las formas, figuras y estereotipos arquitectónicos son fiel reflejo de la memoria del lugar
de origen, de su pertenencia al sitio que acentúan esa particularidad; en el malecón de Ilo,
al sur del Perú, una artesa 4 invertida en negativo da forma al vacío que enmarca el mar
y cielo en este lado del litoral, ¿..de donde viene esta forma...? está grabada en la mente
de quien lo concibió, las techumbres de la arquitectura civil publica Moqueguana en
forma de pirámides truncas invertidas, se identifican con ello y lo vuelven perecedero,
como un patrón que se repite haciéndolo suyo, una especie de archivo en la mente que
ayuda a dar soluciones bellas sin perder ese herencia arquitectónica.
4
Recipiente cuadrilongo con forma de tronco de pirámide invertida. Fuente: Google
Fig.9. El junco, los uros y la ciudad de Puno
Las presencias están dadas por la naturaleza, el hombre y su manufactura para manipular
los recursos, esta imagen congelada en el tiempo sobre el Lago Titicaca a más de 3800
m.s.n.m (Fig.9) refleja la consonancia y coherencia del empleo del material de la zona, su
manipulación, uso y su adaptación en la vida cotidiana, para construir plataformas y
ciudades flotantes, las presencias son factores muy importantes para la formación del
carácter y ética que todo arquitecto debe lidiar, dándole entendimiento de como poder
diseñar a partir de una materia prima particular y una realidad propia de cada lugar.
A finales de septiembre del 2010 cruzamos la frontera hacia el hermano país de Bolivia,
sin saber que nuestra cultura y la suya no eran tan distintas, una cultura que surgió de la
confluencia y de la conquista, el mestizaje estaba presente a donde fuéramos, supimos
que teníamos mucho en común, en toda la Latinoamérica compartíamos el lago navegable
más alto del mundo, curiosa naturaleza que quiso de dos países compartan el recurso más
importante para la formación de las ciudades desde la antigüedad, era un lazo difícil de
romper.
La frontera como espacio físico aun denotan cierta informalidad, el comercio, la vivienda
y el transporte se confunden, como si la sutura urbana entre Perú y Bolivia aun no cerrara,
esa herida política se ve reflejada en muchas partes de los territorios vecinos que luchan
con adaptarse día a día.
No era necesario viajar hasta Chicago para demostrar la teoría de Mies del “menos es
más” lo teníamos delante de nosotros, que hubiera pensado el arquitecto carioca
Niemeyer al contarle que los dos colores que siempre uso estaban aquí para surgir como
una arquitectura propia.
“Un plano neutro, que puede decir lo que sea, dependiendo de la fantasía y la capacidad
del hombre. El más blanco de los blancos. No contiene ninguna receta; nada obliga al
hombre a hacer esto o aquello. Es una circunstancia extraña y única. Una persona
creativa dispone de un instrumento receptor sensible que le atrae e inspira aquello que
ha de venir”5
Elementos como el silencio, la paz, la quietud y desprendimiento de lo incensario fueron
aquellas sensaciones que, si bien cierto el reflejo del sol te obligaba a entrecerrar los ojos
por la blancura extrema, te ayudaba a pensar, ejercicio que todo arquitecto debe hacer,
tomar un momento para abstraerse, poner su mente en blanco y comenzar a proyectar.
5
Texto extraído de Alvar Aalto, Det Vita bordet (La Mesa Blanca)
_La Paz es capaz
_La terminal
El rol del arquitecto en Sudamérica y en especial en Perú y Bolivia, no solo lidia con la
pobreza, la densidad desordenada, el trafico insostenible, lucha con la idea que aun somos
países en vías de desarrollo donde tienen en común una política social en formación,
tenemos similitudes formales y no somos muy diferentes, nuestra profesión aún no se
consolida como partícipe del desarrollo comunitario y pase a ser un instrumento justo
para sociedades que necesitan no solo belleza sino espacios amigables, de expansión
ordenada incluyendo a la naturaleza dentro de la ciudad.
Así el vasto territorio sudamericano en donde Perú, Bolivia, Colombia, Brasil, Paraguay
y Argentina sus diferentes maneras de vivir, edificar y enfrentar el futuro se convirtió en
un libro vivo y fue para nosotros un adiestramiento de ideas conceptuales, del modo
vivendi de las personas con respuestas para cada situación, creemos que todo arquitecto
debe permitirse enseñarse a sí mismo mediante el conocimiento de lo demás y que mejor
forma la de mantener el contacto directo con la arquitectura y el hombre.
Viajar para conocer, aprender, aplicar y vivir.