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La evolución de la formación profesional en

España.

El concepto de formación profesional. ..................................................................... 2

El aprendizaje industrial. .......................................................................................... 2

Primer intento de control estatal de la enseñanza: Estatuto de Formación


Profesional y Aprendizaje. ....................................................................................... 4

Consolidación de la vía institucional como alternativa al aprendizaje tradicional:


Ley Orgánica de Formación Profesional Industrial de 1955.................................... 4

La integración de la formación profesional en el sistema educativo. Ley 1970 ...... 6

La consolidación de la formación profesional moderna y los subsistemas paralelos.


LOGSE 1990. ........................................................................................................... 8

La FP en el sistema educativo. .................................................................. 8

La formación ocupacional. ........................................................................ 9

La formación continua............................................................................... 9

La integración de los sistemas de la formación profesional moderna. Situación


actual. Ley 5/2002. ................................................................................................. 10

El sistema integrado de formación profesional. ...................................... 10

La formación para el empleo. .................................................................. 14

Sistema de evaluación y reconocimiento de la competencia................... 15

La formación profesional en el sistema educativo (formación profesional


inicial)...................................................................................................... 15

Un ejemplo de evolución de un centro a lo largo del tiempo: La “Elemental” de


Bergara (Gipuzkoa). ............................................................................................... 17

Algunas experiencias en formación profesional del sistema educativo. ................ 19

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La evolución de la formación profesional en
España.
El concepto de formación profesional.
Según en qué contexto nos desenvolvamos, puede entenderse por formación
profesional el sistema mediante el cual un país organiza su esquema formativo
para atender a las necesidades específicas de cualificación de la población y de
las empresas con relación a sus trabajadores, pero también suele entenderse como
algo ligado a la trayectoria personal y profesional de los individuos, al concepto
cada vez más extendido de aprendizaje a lo largo de la vida.

La primera de las acepciones mencionadas, de cualificación para el ejercicio del


empleo, es la que ha tenido peso histórico y en ella nos centraremos en esta
exposición. Hay estudiosos del tema que se sitúan en los albores de la Edad Media,
y otros incluso antes, para mencionar las actividades llevadas a cabo por los
gremios de artesanos como antecedente de un sistema organizado de cualificación
de las personas para el adecuado ejercicio de su actividad laboral.

El aprendizaje industrial.
Los esquemas de la formación profesional han ido variando a lo largo del tiempo,
en función del contexto socio-cultural y también en función de los países que se
analicen. No obstante, fue el momento de la revolución industrial el que marcó un
punto de comienzo de unos sistemas de formación imperiosamente demandados
por un sistema productivo diferente, cada vez más mecanizado y menos artesanal.

En aquellos comienzos se producían fundamentalmente iniciativas de empresas


que necesitaban adaptar a sus nuevos sistemas a los trabajadores de nula
cualificación, coexistiendo con otras minoritarias de instituciones de ámbito local o
de otras organizaciones religiosas, etc. El peso de unas y otras puede ser diferente
en función del tiempo y del país que se analice.

La debilidad del inicio a finales del siglo XIX de la industrialización en España,


ubicada esencialmente en el País Vasco y Cataluña, no permitieron el desarrollo de
un sistema de formación profesional propiamente dicho. Las empresas formaban
en sus instalaciones la mano de obra que necesitaban por la necesidad de atender
las necesidades de cualificación de sus trabajadores de las empresas, sin una
contribución significativa de tipo institucional. Se ligaba fundamentalmente a la
figura del aprendiz, actividad desarrollada en el puesto de trabajo y bajo la tutela
del profesional maestro, con una relación casi paterno-filial. Este modelo fue
utilizado en bastantes casos como mano de obra de bajo costo, aunque también
existieron marcos legales reguladores de esta figura.

En coexistencia con esta práctica mayoritaria se dieron también iniciativas públicas


de ámbito local para la organización de la formación profesional o de la
orientación profesional, aunque de forma desordenada, junto con iniciativas
minoritarias vinculadas a sindicatos obreros o a la Iglesia Católica.

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De las escasos intentos de regulación estatal cabe reseñar el contenido en la
denominada Ley Moyano de 1857, mediante la que se crearon las “Enseñanzas
Especiales”, que se dirigían a la formación de maestros, ingenieros, etc., es decir a
la élite. No obstante, dejaba al margen a una clase trabajadora que no tenía
asegurada ni la formación primaria.

En 1881 se crearon las “Escuelas Profesionales de Artes y Oficios”, que pueden


considerarse el embrión de la iniciativa institucional en el mundo del aprendizaje
industrial (Escuelas Superiores de Industria, Escuelas Industriales), cuya
reglamentación y clasificación sufrió diversas modificaciones posteriores (RD de 4
de enero de 1900, RD de 8 de junio de 1910, etc.). En esta última reglamentación
se indicaba la edad de 12 años para el acceso, además de saber leer, escribir y
conocer las cuatro reglas aritméticas.

En 1911 se publicó la “Ley de Aprendizaje Industrial”, de 17 de julio, que es


uno de los hitos importantes en el marco de la formación profesional, regulando el
contrato de aprendizaje y los derechos y obligaciones de aprendices y patronos.

Como ya hemos indicado, en aquellos momentos se daba un tipo de relación entre


maestro y aprendiz continuador de la de carácter paterno-filial. Sin embargo la
realidad del desarrollo industrial llevó a variar la relación establecida a otra en la
que el patrón buscaba operarios a bajo salario y el aprendiz buscaba un trabajo que
le permitiera aprender un oficio y ganarse un jornal.

Esta Ley fue de eficacia muy dudosa por el incumplimiento sistemático tanto por la
ausencia de voluntad de muchos patronos como por la ignorancia absoluta por
parte de los aprendices. Es significativo que en el Código de Trabajo de 1926 se
escribiera textualmente:

Existe, ciertamente, en nuestra legislación la ley de contrato de aprendizaje, que


establece las obligaciones y derechos del patrono y del aprendiz, pero cuya eficacia
práctica podemos asegurar que ha sido nula. La resistencia de los patronos a cumplir
dicha ley, la indiferencia o el desconocimiento absoluto que de dicha norma legal tienen
los aprendices, aparte de la falta de un reglamento que, en los trece años que lleva
existiendo dicha ley, no se ha elaborado todavía, (…)

En estos tiempos se producen también diversas iniciativas en las áreas industriales


por parte de instituciones públicas (Escuela del Trabajo de Barcelona -1913-,
centros de Mancomunidades,…), escuelas de aprendices de grandes empresas
(Duró Felguera, Reales Fábricas, Altos Hornos de Vizcaya, Escuela de
Armería,…), y así mismo por instituciones de carácter religioso, con planes de
estudios avanzados para la época, pensando en el bajo nivel general de instrucción
que predominaba. Cabe entonces decir que la formación profesional en esta etapa
era gestionada por las empresas, para sus trabajadores o para los hijos de sus
trabajadores, instituciones públicas locales o instituciones de carácter benéfico o
religioso.

Mayoritariamente, aprendizaje en las empresas, aunque llegando a abusos.


Iniciativas institucionales de ámbito local.
Iniciativas particulares de grandes empresas.

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Iniciativas aisladas particulares (sindicatos, …)
Falta de control.

Primer intento de control estatal de la enseñanza:


Estatuto de Formación Profesional y Aprendizaje.
En una segunda etapa, es el Estado el que toma el timón de una regulación de las
enseñanzas de formación profesional. Coincide con la Dictadura de Primo Rivera,
preocupada por reducir el analfabetismo técnico predominante en la época,
mediante la creación de una adecuada enseñanza profesional. Algunos autores
indican que en estos momentos existían en España 20 Escuelas Industriales,
además de las otras de Artes y Oficios.

En este contexto se publican el “Estatuto de Enseñanza Industrial” de 1924 y el


“Estatuto de Formación Profesional y Aprendizaje” de 1928, que
complementaba al anterior. Este último se componía de seis libros, que trataban de
la Organización de la formación profesional, Orientación y selección profesional,
Formación obrera, Formación profesional del artesano, Escuelas industriales y
Perfeccionamiento profesional e investigación. Planteaba una fórmula de gestión
basada en una Junta Central y Patronatos locales, sostenidos por el Estado, las
Diputaciones y los Municipios, con la facultad de Inspección asignada al Estado.

Se considera este último Estatuto como la norma que de manera clara cubría las
necesidades de una verdadera formación profesional institucional, creando una red
de centros organizados a nivel provincial (Escuelas Elementales de Trabajo y
Escuelas Superiores de Trabajo) y dependientes del Ministerio de Trabajo y
Previsión. El alumnado de estas escuelas era, en general o bien trabajadores o bien
aprendices.

Este intento de centralización tropezó con las reticencias de las instituciones


locales o religiosas que hasta ese momento protagonizaban la actividad de la
formación profesional, y también con las carencias económicas del momento.

Iniciativas particulares + aprendizaje en las empresas


Intento de crear una red estatal de centros: Estatuto de Formación Profesional y
Aprendizaje.

Consolidación de la vía institucional como alternativa al


aprendizaje tradicional: Ley Orgánica de Formación
Profesional Industrial de 1955.
No obstante, esta estructura perduró sin cambios relevantes hasta después de la
guerra civil. En 1949 se publicó la “Ley de Bases de la Enseñanza Media y

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Profesional” y en 1955 la “Ley Orgánica de Formación Profesional
Industrial”.

Mediante la primera se crea un bachillerato laboral, distinto del llamado


bachillerato universitario. Las bases de la ley perfilan un bachillerato técnico con
un año de carácter formativo general y cuatro de especialización profesional. Las
especializaciones impartidas eran: agrícola y ganadera, industrial, minera, marítima
y “profesiones femeninas”. Este bachillerato no tuvo mucha aceptación aunque su
mayor asistencia era en la modalidad de agrícola-ganadera. Esta ordenación se
complementa con la publicación del Decreto de 6-7-1956 sobre el Bachillerato
Laboral Superior, con acceso a las Escuelas Técnicas Superiores.

Mediante la segunda, de 20 de julio de 1955 sobre Formación Profesional


Industrial, se produce el cambio más significativo en la formación profesional,
debido, quizá, al despliegue económico que en estos años se inicia. Dicha ley
garantiza la presencia de la Iglesia casi en los mismos términos que la ley de
Ordenación de la Enseñanza Media de 1953 del ministro Ruiz-Giménez, aunque
hay que subrayar el cauce independiente que abre a la formación profesional, en
estrecha relación ahora con la industria del país. Las grandes empresas seguían
manteniendo sus escuelas de aprendices, aunque siguiendo los nuevos planes
formativos.

La ley crea escuelas de preaprendizaje (formada por dos cursos de duración, y


exigencia del certificado de escolaridad para el ingreso), escuelas de aprendizaje
(acceso con 12 años, tres años de duración) y escuelas de maestría (dos años para
el título de oficial y otros dos para el de maestro industrial) al mismo tiempo se
consagra la obligación para las empresas de la cuota de formación profesional que
introdujera el decreto de 8 de enero de 1954. Coexistirán dentro del sistema los
institutos laborales que crearon la ley de Bases de 1949 y las escuelas
anteriormente citadas, aunque los primeros, sufrirían un estancamiento importante
hasta su desaparición y las segundas, estimuladas por la Iglesia, la Organización
Sindical y la industria privada fundamentalmente, experimentaran un notable
crecimiento.

Este plan de estudios marcaba un itinerario demasiado largo, y fue modificado


mediante el Decreto de 21 de marzo de 1958, que estableció un nuevo plan que
modificaba sustancialmente la previsión de la Ley Orgánica de 1955 y reducía a
tres cursos académicos el grado de Aprendizaje (Oficial) y a dos el de Maestro
Industrial.

Planteaba una formación práctica, muy ligada al sector industrial, incorporando


algunos pocos aspectos ligados al desarrollo de las competencias personales y
sociales. Se desplegó en un país e muy bajo desarrollo cultural y que sentía una
gran necesidad de personal cualificado para atender las necesidades de un país en
pleno desarrollo.

Mediante esta Ley se aseguraba una financiación estatal de la formación


profesional y se daba participación a la Organización Sindical (instituciones
laborales), a la Iglesia (escuelas profesionales) y a las empresas (escuelas de
aprendices).

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Este sistema gozó de un gran reconocimiento en su época, debido a que atendía a
las necesidades de un tejido industrial en plena expansión y, además, facilitaba una
formación orientada hacia el trabajo y al mismo tiempo educadora, ofreciendo
esperanzas de progreso y promoción para los hijos de los trabajadores.

Financiación estatal.
Participación de la Organización sindical, instituciones religiosas y empresas, con sus
redes de centros. Cada Ministerio gestionaba su propio sistema.
Formación larga, práctica y ligada a la profesión. Formación para obreros, centrada
en el sector industrial.
Vía alternativa a la educación general, con valor y prestigio en un estado de bienestar.

La integración de la formación profesional en el sistema


educativo. Ley 1970
A pesar del prestigio que el sistema derivado de la Ley de 1955 había adquirido, el
incesante progreso económico y tecnológico, con la aparición de las nuevas
tecnologías en el sector eléctrico y electrónico que permitían avances en la
automatización de los sistemas productivos, la aparición de nuevos sectores de
empleo ligados al sector servicios y la influencia de las corrientes europeas hacían
pensar que el modelo de formación profesional industrial, como alternativa a los
estudios generales debía ser reestructurado.

En este contexto, la Ley General de Educación de 1970 planteó una revolución del
modelo vigente, tratando de acercarlo a la idea que en Europa estaba entonces
vigente, además de integrar la formación profesional en el sistema educativo.

Por una parte, el sector servicios comenzaba a ser clave en la economía del país,
debiéndose formar también al personal especializado para el empleo en el mismo.
De hecho se incorporaron nuevas ramas, con profesiones y especialidades ligadas a
estos sectores, como comercio, administración, sanidad, hostelería, turismo, etc.,
que antes o no existían o estaban dispersas entre diferentes Ministerios,
integrándolas en el sistema educativo

Por otra parte, la formación profesional no debía tener la función de una carrera
alternativa para los hijos de los trabajadores, sino que debía incorporar las
pasarelas necesarias que permitieran el tránsito entre los diferentes niveles del
sistema educativo para poder incorporar a los jóvenes al mercado de trabajo con
una formación especializada con mayor nivel en educación general y a la vez
flexible.

Como la prioridad del momento era la generalización de la escolarización hasta los


16 años, se planteó un primer nivel de FPI como alternativa de escolarización para
quienes no obtuvieran el Graduado de EGB y con una pasarela al siguiente nivel,
un nivel de FPII para la continuidad de los estudios de BUP y un nivel de FPIII,
ligado a la Universidad, que nunca llegó a implantarse.

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Era una Formación Profesional "academicista", tratando de compaginar la
formación en cultura general (científica y humanística) con una formación
específica de la especialidad profesional. Es decir, la carga horaria de cultura
general era tan importante como la técnico-práctica.

Esta organización respondía a un planteamiento político-social de la educación


global como posible "ascensor" social. No se concebía que la formación técnica de
los alumnos no fuera acompañada de una fuerte formación "intelectual".

Este modelo generó un intenso debate (de hecho su ordenación se produjo en 1976)
entre los defensores del nuevo modelo y los sectores de mayor influencia en el
antiguo modelo de formación profesional industrial (fundamentalmente la Iglesia y
la Organización Sindical). Todo esto unido a la escasa financiación prevista y a la
situación de debilidad política de aquel momento, originó una reorientación de
hecho del esquema propuesto, volviendo a una superposición de modelos, con
recuperación de hecho de las vías paralelas, lleno de contradicciones. Como
resultado, el desprestigio de la formación profesional se extendió rápidamente,
sobre todo en los primeros niveles, a pesar del gran número de alumnos que
accedieron en esos momentos a alguna formación profesionalizadora.

Por otra parte, ante la asunción de la formación profesional por el sistema


educativo y la crisis que en aquellos años se extendió por el mundo occidental, las
empresas abandonaron sus prestigiosas y solicitadas escuelas de aprendices,
quedando entonces un modelo con dos vías: la del sistema educativo y la del
sistema laboral o sindical.

Como último detalle, y en un periodo de muy rápida evolución tecnológica, la


autoridad educativa fue incapaz de garantizar un esquema de renovación regular
de los programas, dando lugar a que muchos centros acometieran esta renovación
por cuenta de su profesorado, sin ningún control ni garantía de estandarización en
la formación, mientras que en otros se perpetuaba la obsolescencia.

A pesar de este fracaso, y tal como se ha dicho antes, se aportaron dos elementos
muy importantes para la nueva formación profesional:

Se integró la formación profesional en el sistema educativo en conexión con


la formación general y se integraron en este sistema muchas actividades
formativas dispersas, bien en la actividad privada o bien en otros Ministerios.

Se introdujo un mensaje capital de que los jóvenes debían seguir estudiando,


por cualquiera de las vías que se ofertaban en los centros educativos, aunque
esto se vio favorecido por el contexto económico favorable del momento.

Aunque de forma experimental, se comenzaron experiencias de prácticas en


empresas para alumnos de la formación profesional, con la colaboración de
las asociaciones de empresarios

Integración de la FP en el sistema educativo.


Integración de aspectos de educación general con la profesional, buscando un
mayor nivel de cualificación.

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Amplio abanico de profesiones y especialidades integradas en la oferta
educativa.
Modelo de pasarelas alternativas no excluyentes.
Perversión posterior del modelo, consolidando las vías alternativas de
educación.
Consolidación del mensaje de seguir estudiando para una mejor cualificación.
La Universidad como mejor “formación profesional”

La consolidación de la formación profesional moderna y


los subsistemas paralelos. LOGSE 1990.
La FP en el sistema educativo.

En una época política diferente y tras ciertas etapas de grandes crisis de empleo,
con gran número de población joven con ganas o necesidad de estudiar y con un
país integrado en la comunidad europea y por lo tanto sujeto de alguna forma a sus
directrices, se vuelve a abordar la reforma del modelo de formación profesional. Y
se hace en el contexto de la reforma educativa de la LOGSE de 1990.

• La escolarización se prolongó hasta los 16 años en un tronco común, con


alternativas metodológicas.
• Se recuperó el modelo educativo inicialmente previsto, aunque no
implantado, en la Ley de 1970, con pasarelas de comunicación entre los
niveles.
• Se integró la formación profesional específica en los IES.
• Se establecieron requisitos académicos de acceso a esos niveles de
formación profesional específica.
• Se estableció un sistema de elaboración de títulos de formación profesional
basado en el análisis de las actividades en el sector productivo y la
asociación de programas formativos a las competencias formuladas para la
ejecución de dichas actividades y que permiten desempeñar las situaciones
de trabajo requeridas en el empleo.
• Institucionalización de las prácticas en empresas, ayudando a la
aproximación escuela-empresa y a dar valor a esta formación como vía de
acceso al empleo.
• 22 familias profesionales y unos 141 títulos de grado medio y superior.

En este nuevo contexto socio-económico incide el hecho de que los hijos de los
obreros ya no quieren ser obreros y que las nuevas tecnologías exigían capacidades
más generales y amplias para el progreso a niveles más altos de cualificación.
Como se ha dicho, ayudó también la abundancia de personas jóvenes sin empleo
debido a la crisis en el periodo entre finales de los años 70 y mediados de los 90, a
la vez que la integración de las enseñanzas en los IES contribuyó a paliar el
estereotipo de vía alternativa de educación para pobres.

No obstante, tal vez esta ley fue demasiado radical en el esquema de pasarelas.
En un tiempo en el que el aprendizaje a lo lago de la ida adquiere gran importancia,

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conviene abrir brechas controladas entre esas pasarelas para ampliar las
oportunidades de progresión en los estudios.

Además, la LOGSE dejó sin resolver el problema de los jóvenes que no


conseguían obtener el título de Graduado, lo cual ha producido tasas de
abandono del sistema por parte de jóvenes sin ningún tipo de titulación que son
inasumibles en una sociedad moderna, a pesar de los débiles intentos para
consolidar y dar valor a los Programas de Garantía Social, destinados a estos
jóvenes.

La formación ocupacional.

Por otra parte, y en paralelo con la formación profesional del sistema educativo, se
institucionalizó un sistema de formación ocupacional gestionado desde entonces
por el INEM y dotado de un potente soporte económico.

A raíz del ingreso en la Comunidad Europea en 1985, se tuvo acceso a los fondos
estructurales del Fondo Social Europeo, lo cual permitió poner en marcha el Plan
de Formación e Inserción Profesional (Plan FIP), desarrollado por Orden de 31 de
julio de 1985 y prorrogado sucesivamente. Estaba destinado a los parados, que por
aquel entonces superaban el 20%. Esta norma fue consolidada por el Real Decreto
1618/1990 y, posteriormente, por el Real Decreto 631/1993, que derogó al anterior.

El concepto de trabajo al acabar los estudios y para toda la vida nacido en los años
60 quedaba superado en aquellos momentos de crisis de empresas y de empleo.
Surgió una necesidad y una conciencia de adaptación a los nuevos requerimientos
de los puestos de trabajo y a la competencia por el empleo, derivadas de la nueva
situación y de las nuevas políticas emanadas de Europa. Fue el citado Real Decreto
631/1993, de 3 de mayo, el que reguló el Plan Nacional de Formación e Inserción
Profesional.

Además, con estos fondos europeos se promovió la creación de las escuelas-taller


para la formación también de la población desempleada.

No obstante, la abundancia de fondos y la necesidad de gastarlos en cada ejercicio


originó que no se crearan unas infraestructuras y unos equipamientos que
soportaran un subsistema de formación ocupacional complementario del educativo,
sino que se gestionaran cursos de formación por los que pasarían multitud de
desempleados. Estos Fondos europeos también ayudaron a financiar iniciativas de
ámbito comarcal y local. Además, la burocratización del sistema y la
descentralización de las competencias tampoco ayudaron a la consolidación de este
subsistema de una manera eficaz.

La formación continua.

Posteriormente, como consecuencia de la firma del Primer Acuerdo Tripartito de


1992 entre el Gobierno los representantes de los empresarios y de los trabajadores
y la creación del FORCEM, surgió un tercer subsistema: la formación continua
para empleados, financiado con las cuotas para la formación profesional de
empresas y trabajadores.

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La abundancia de fondos y la burocratización de un sistema complejo hicieron que
se crearan algunas tensiones en el ámbito del diálogo social y se constataran ciertas
prácticas de mala gestión, lo cual motivó la intervención más próxima por parte de
la Administración y la publicación del Real Decreto 1046/2003, de 1 de agosto, por
el que se reguló el subsistema de formación profesional continua.

Este esquema de tres subsistemas, inédito en Europa, duró hasta 2007, con la
creación del sistema de formación para el empleo gestionado por el Servicio
Público Estatal de Empleo.

Modelo de formación profesional en el ámbito educativo con pasarelas de comunicación.


Diseño de la Formación Profesional Específica basada en el análisis de las actividades
del sector productivo.
Requisitos académicos de acceso.
Prácticas en empresas formadoras y motivadoras.
Falta de alternativas para jóvenes que no alcanzan el título necesario para acceder a la
formación profesional.
Esquema paralelo de formación profesional ocupacional y formación continua,
gestionados por el la autoridad laboral y por ésta con los representantes sociales,
respectivamente.

La integración de los sistemas de la formación


profesional moderna. Situación actual. Ley 5/2002.
El sistema integrado de formación profesional.

Como consecuencia del acuerdo del Consejo Europeo de Lisboa, en marzo de 2000
y las iniciativas comunitarias posteriores, en España se abordó también un proceso
de integración del sistema de formación profesional.

La Ley Orgánica 5/2002 de las Cualificaciones y de la Formación Profesional


supuso un paso trascendental en la formulación el actual sistema de formación
profesional en España. Esta Ley instituye el “Sistema Nacional de
Cualificaciones y Formación Profesional” (SNCFP) y consolida la tendencia de
considerar la formación profesional con una visión sistémica, comprensiva de
todos los tipos de formación y estrechamente ligada al mercado de trabajo,
relacionada con las cualificaciones profesionales.

Esta Ley define la formación profesional como “un conjunto de acciones


formativas que capacitan para el desempeño cualificado de diversas profesiones,
el acceso al empleo y la participación activa en la vida social, cultural y
económica, y que incluye las enseñanzas propias de la formación profesional
inicial, las acciones de inserción y reinserción laboral de los trabajadores, así
como las orientadas a la formación continua en las empresas, que facilitan la
adquisición y actualización permanente de las competencias profesionales”.

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La Ley 5/2002 prevé que el Sistema Nacional de Cualificaciones y Formación
Profesional estará conformado por una serie de instrumentos y acciones básicas,
que contribuyen a promover y desarrollar la integración de las ofertas de la
formación profesional para adecuarlas a los requerimientos de los sectores
productivos y favorecer el aprendizaje a lo largo de toda la vida:

• El Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales, que ordenará las


identificadas en el sistema productivo en función de las competencias
apropiadas para el ejercicio profesional que sean susceptibles de
reconocimiento y acreditación.
• El catálogo modular, que incluirá el contenido de la formación profesional
asociada a cada cualificación, tendrá estructura modular.
• Un procedimiento de reconocimiento, evaluación, acreditación y registro de
las cualificaciones profesionales.
• La información y orientación en materia de formación profesional y
empleo.
• La evaluación y mejora de la calidad del Sistema Nacional de
Cualificaciones y Formación Profesional que proporcione la oportuna
información sobre el funcionamiento de éste y sobre su adecuación a las
necesidades formativas individuales y a las del sistema productivo.

Anteriormente, mediante el Real Decreto 375/1999 se creó el Instituto Nacional


de las Cualificaciones (INCUAL). Este instituto es el responsable de definir,
elaborar y mantener actualizado el Catálogo Nacional de Cualificaciones
Profesionales (CNCP).

Estructura del sistema y sus diferentes modalidades de oferta de formación profesional


(INCUAL)

El Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales es el instrumento del


Sistema Nacional de las Cualificaciones y Formación Profesional que ordena las
cualificaciones profesionales susceptibles de reconocimiento y acreditación,
identificadas en el sistema productivo en función de las competencias apropiadas

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para el ejercicio profesional. Comprende las cualificaciones profesionales más
significativas del sistema productivo español, organizadas en familias
profesionales y niveles de cualificación. Constituye la base para elaborar la oferta
formativa de los títulos y los certificados de profesionalidad.

Las cualificaciones se agruparon inicialmente en 22 familias profesionales y


actualmente en 26, y se han desarrollado los 3 primeros niveles de cualificación.

Tanto los títulos de formación profesional del sistema educativo como los
certificados de profesionalidad del sistema de formación para el empleo acreditan
las correspondientes cualificaciones profesionales a quienes los hayan obtenido.

Por otra parte, en la Ley 5/2002 se prevé también la creación de los Servicios de
Orientación e Información Profesional y un proceso de evaluación del SNCP y de
la calidad de las ofertas formativas que se desarrollen.

También se consolida una red estable de centros de formación profesional


dependientes de las Administraciones Públicas, que permita armonizar la oferta y
avanzar en la calidad de la misma.
• Centros públicos y privados concertados del sistema educativo que oferten
formación profesional.
• Centros integrados públicos y privados concertados de formación
profesional, conforme a lo dispuesto en el artículo 11 de la Ley Orgánica
5/2002, de 19 de junio, de las Cualificaciones Profesionales y de la
Formación Profesional, y en el Real Decreto 1558/2005, de 23 de
diciembre, por el que se regulan los requisitos básicos de los centros
integrados de formación profesional.
• Centros de referencia nacional, en las condiciones y para los fines
establecidos en el Real Decreto 229/2008, de 15 de febrero, por el que se

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regula los centros de referencia nacional en el ámbito de la formación
profesional.
• Centros públicos del Sistema Nacional de Empleo.
• Centros privados acreditados por el Sistema Nacional de Empleo que
oferten formación profesional para el empleo.

Se crea la plataforma de Formación Profesional a distancia, promovida por el


Gobierno y desarrollada en colaboración con las Comunidades Autónomas, con
objeto de permitir combinar el estudio con otras actividades.

Así mismo, la Ley 5/2002 prevé un sistema de evaluación y reconocimiento de la


competencia adquiridas a través de la experiencia laboral o de vías no formales o
informales de formación. Mediante este procedimiento, previa convocatoria por
parte de las administraciones competentes (educativa y laboral), se facilita el
reconocimiento de las competencias profesionales a personas que no hayan
seguido las vías formativas de títulos o certificados de profesionalidad.

La doble dependencia de ambos subsistemas de formación profesional (autoridades


laboral y educativa) hace dificultoso el desarrollo armonizado y coherente de la
formación con un enfoque global.

La Ley 5/2002 ha sido recientemente modificada como consecuencia de la Ley


2/2011 de Economía Sostenible y la consiguiente Ley Orgánica 4/2011.

Sistema Nacional de Sistema de evaluación y


Cualificaciones y Catálogo Nacional acreditación de las
Formación de Cualificaciones competencias
Profesional Profesionales profesionales
(SNCFP)
Ley 5/2002 RD 1224/2009

FORMACION
FORMACIÓN
PROFESIONAL
PARA EL
DEL SISTEMA
EMPLEO
EDUCATIVO

LOE 2/2006 Ley 56/2003


RD 395/2007

Programas de Ciclos Formativos


de grado medio y Certificados de
Cualificación
superior Profesionalidad
Profesional Inicial
RD 1147/2011 RD 34/2008
Normativa reguladora de los diferentes elementos del sistema

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La formación para el empleo.

Este subsistema se apoya en la Ley 56/2003 de Empleo. Consecuente con ella, se


publicó también el Real Decreto 395/2007, de 23 de marzo, por el que se regula el
subsistema de formación profesional para el empleo y se derogaron los anteriores
reales decretos que daban soporte a las anteriores formación profesional
ocupacional y formación profesional continua. Así, la formación para el empleo se
constituía en un único subsistema dependiente de la autoridad laboral, integrando
las anteriores formación ocupacional y formación continua.

No obstante, esta reciente integración es compleja, debido a la falta de


consolidación y de una trayectoria anterior, y en muchos casos se concreta
solamente en un mecanismo de financiación de acciones formativas, aunque acusa
la inercia de los dos subsistemas anteriores y las diferentes fuentes de financiación
que los soportan (fondos europeos y cuotas de la formación profesional). La tutela
corresponde al Ministerio de Trabajo y la gestión ha sido traspasada a las
Comunidades Autónomas, salvo en los casos de Ceuta y Melilla. El traspaso de la
competencia al País Vasco se ha producido en enero de 2011.

La norma reguladora prevé cuatro posibles iniciativas de formación bajo este


subsistema:

Formación de demanda: acciones formativas de las empresas con bonificación


o con permisos individuales.

Formación de oferta: acciones formativas específicas dirigidas a personas


ocupadas o desempleadas.

Formación en alternancia: acciones formativas con contratos de formación o


programas en alternancia (escuelas-taller, casas de oficios, etc.)

Acciones de apoyo y acompañamiento: línea de subvención para promover


estudios, programas, metodologías, et. enfocados a la mejora de las acciones
formativas.

Más tarde se publicó el Real Decreto 34/2008 que regula los Certificados de
Profesionalidad (CP), que se configuran como la vía para el desarrollo y
acreditación de las acciones formativas en este subsistema. Los certificados de
profesionalidad están también asociados al Catálogo Nacional de Cualificaciones,
en las familias y niveles citados. Estos certificados de profesionalidad tienen
validez en todo el territorio nacional. Los módulos formativos (MF) que los
configuran son los del CMFP. Los CP permiten la convalidación con los módulos
profesionales (MP) de los títulos de la formación profesional del sistema
educativo, según se determina en la regulación de cada título.

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Sistema de evaluación y reconocimiento de la competencia
Este sistema ocupa un papel clave en la integración de los diferentes subsistemas,
ya que facilita que las personas trabajadoras puedan poner en valor su aprendizaje
no formal o informal y obtener un reconocimiento de su cualificación o, si reúne
los requisitos académicos, un título.

El artículo 8 de la Ley 5/2002 establece en su apartado 2 que la evaluación y


acreditación de las competencias profesionales adquiridas a través de la
experiencia laboral o de vías no formales de formación tendrá como referente el
Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales y se desarrollará siguiendo, en
todo caso, criterios que garanticen la fiabilidad, objetividad y rigor técnico de la
evaluación. Indica, asimismo, que las competencias profesionales así evaluadas,
cuando no completen las cualificaciones recogidas en algún título de formación
profesional o certificado de profesionalidad, se reconocerán a través de una
acreditación parcial acumulable con la finalidad, en su caso, de completar la
formación conducente a la obtención del correspondiente título o certificado.

Este procedimiento fue regulado mediante el Real Decreto 1224/2009, de 17 de


julio, y se está poniendo en marcha de modo paulatino.

De modo experimental, en algunas Comunidades Autónomas se han producido


actividades de reconocimiento al amparo de la legislación anterior.

En la Comunidad del País Vasco, hasta el fin de su actividad como consecuencia la


puesta en marcha del nuevo sistema basado en el RD 1224/2009, han acudido a
este Dispositivo más de seis mil personas y el nivel de éxito de competencias
reconocidas respecto a las solicitadas por los candidatos se sitúa en torno al 85%.
Unas 2500 personas han obtenido su título por esta vía.

La formación profesional en el sistema educativo (formación


profesional inicial)

La Ley Orgánica 2/2006 (LOE) asentaba las bases de una formación profesional
dentro del sistema educativo, basada al igual que la anterior LOGSE en un
esquema de familias profesionales y títulos, aunque en esta ocasión relacionados
con el Catálogo Nacional de Cualificaciones, al igual que los Certificados de
Profesionalidad.

Como consecuencia de esta dependencia única, se establecen también las


relaciones entre las acreditaciones emanadas de ambos subsistemas, permitiendo
un sistema de reconocimientos mutuos de las formaciones desarrolladas bajo la
tutela de las autoridades laboral y educativa. De esta manera, un certificado de
profesionalidad puede dar lugar a una convalidación en el sistema educativo y la
superación de módulos profesionales asociados a títulos de formación profesional
conlleva al reconocimiento en el ámbito laboral de acreditaciones parciales o de las
cualificaciones asociadas.

Uno de los valores esenciales fue el establecimiento en su momento (LOGSE) y el


mantenimiento en la normativa posterior de los requisitos académicos para el

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acceso a los ciclos formativos de grado medio y superior, lo cual elimina el
antiguo efecto de vías alternativas y permite el mantenimiento de un nivel mínimo
homogéneo de conocimientos y capacidades, contribuyendo a elevar la calidad de
la formación en estos ciclos.

La LOE 2/2006 ha sido recientemente modificada como consecuencia de la Ley


2/2011 de Economía Sostenible y la consiguiente Ley Orgánica 4/2011.

La formación profesional en el sistema educativo fue regulada en su día mediante


el Real Decreto 1538/2006, que recientemente ha sido derogado por el Real
Decreto 1147/2011, como consecuencia de la modificación de la LOE antes citada.

Tras este nuevo Real Decreto, se introducen algunas novedades sobre el sistema
anterior:

• La integración en la ordenación de la formación profesional de los módulos


profesionales específicos de los Programas de Cualificación Profesional
Inicial, tratando de paliar el déficit clamoroso que la LOGSE había
contraído al generalizar las enseñanzas de tronco común hasta los 16 años. .

• Los cursos de especialización de los ciclos formativos, apoyados en


cualificaciones profesionales no integradas en los títulos y con certificación
oficial de los mismos.

• La ampliación de las posibilidades de acceder a los diferentes niveles de


formación profesional (esencialmente a los ciclos de grado medio y
superior), a través de una nueva regulación del acceso y admisión. La
novedad más relevante es la posibilidad de acceso directo a los ciclos de
grado medio de los alumnos que superen los módulos obligatorios de los
Programas de Cualificación Profesional Inicial, rompiendo otra barrera en
el sistema de pasarelas.

• Las convalidaciones y exenciones.

• La flexibilización de la oferta formativa para garantizar una mejora


adaptación a las demandas de entorno socioeconómico.

Además, se recogen en esta norma otras disposiciones en materia de formación


profesional, como son la formación profesional a distancia, la información y
orientación profesional, la red de centros de formación profesional o la
colaboración con el sistema universitario.

De esta manera, las ofertas de la formación profesional en el sistema educativo se


ordenan de la siguiente manera:
• Los módulos profesionales específicos de los programas de cualificación
profesional inicial.
• Los ciclos formativos de grado medio.
• Los ciclos formativos de grado superior.
• Los cursos de especialización, para quienes ya dispongan de un título de
formación profesional.

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También se habilita a las administraciones educativas para organizar programas
formativos que tengan como objetivo formar a las personas mayores de 17 años
cumplidos en el año de inicio del programa, que abandonaron prematuramente el
sistema educativo sin ninguna cualificación profesional, para facilitar su acceso a
una actividad profesional concreta. Estos programas formativos se podrán
desarrollar tanto en la modalidad presencial como en alternancia con la actividad
en la empresa.

Un ejemplo de evolución de un centro a lo largo del


tiempo: La “Elemental” de Bergara (Gipuzkoa).
Podemos tomar este centro de formación profesional como modelo de evolución en
todo el periodo que hemos descrito en este trabajo.

A mediados del siglo XIX existían en este municipio de Bergara (Gizpuzkoa) dos
centros dedicados al ámbito de la Industria y oficios.

• La Escuela Industrial (1850-1860)


• Escuela de Artes y oficios 1903-1928.

Ambas favorecieron y gestaron la creación del primer Centro de Formación


Profesional al que dio impulso el Estatuto Profesional de 1928, al que se le
denominó como Escuela Elemental de Trabajo y Profesional Textil de Bergara.

Tras el paréntesis de la Guerra Civil y por iniciativa de la empresa Unión Cerrajera


de Mondragón, la Escuela abrió nuevamente sus puertas el 16 de Octubre de 1944.
Durante esa época el profesorado provenía de la propia empresa Unión Cerrajera e
impartía matemáticas, tecnología, dibujo y taller.

Como consecuencia de la ley de 1955, el centro pasó a denominarse Escuela de


Maestría Industrial de Bergara y dio paso a un nuevo plan de estudios que
ampliaba en un 1 año su duración. Oficialía Industrial (3 años) Maestría Industrial
(2 años).

La ley General de Educación de 1970 hizo que los programas y titulaciones se


modificaran, desaparecieron Oficialía y Maestría, y en su lugar se implantaron el
Primer y Segundo grado de Formación Profesional (FPI, FPII) con una duración de
2 y 3 años respectivamente. El Centro pasó a denominarse Centro Nacional de
Formación Profesional de Bergara. Durante esta década la oferta se amplió al
sector servicios y comenzaron a impartirse las especialidades de Administrativo y
Delineación

En 1994 propiciado por la implantación de la nueva ley LOGSE comenzaron a


impartirse los Bachilleratos Humanístico y Tecnológico, a la vez que se continuaba
con el plan experimental de REM (Reforma de Enseñanzas Medias) iniciado a
mediados de la década de los años 80.

En 1998, acogiéndose a las previsiones del I Plan Vasco de Formación Profesional,


se convirtió en Instituto Específico de Formación Profesional Superior Miguel

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Altuna que unido a su condición de Centro Integral, le permite impartir en los tres
subsistemas de Formación Profesional: Formación Inicial (Ciclos Formativos),
Formación Continua (Trabajadores en activo) y Formación Ocupacional
(Desempleados)

En la década de los 90 el Miguel Altuna apostó por la Calidad implantando el


modelo EFQM y consiguiendo en 1998 la certificación ISO 9001. Continuando el
camino emprendido, en abril del 2005 obtuvo la certificación Investors in People.

En la actualidad la oferta educativa del Centro responde al tejido industrial de la


comarca de Bergara y se compone de Formación Inicial en la que se imparten
Ciclos de Grado Medio, Ciclos de Grado Superior, Preparación Prueba de Acceso
a Ciclos, enseñanzas Postgrado y la modalidad Oferta Parcial en las familias
Fabricación Mecánica, Electricidad Electrónica, Instalación y Mantenimiento, y
Administración. Además ofrece cursos del ámbito de la Formación para el Empleo.

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Algunas experiencias en formación profesional del
sistema educativo.

Instituto de la Máquina Herramienta (IMH) de Elgoibar.


El Instituto de la Máquina Herramienta (IMH) de Elgoibar, actual Centro de
Referencia Nacional en Fabricación Mecánica, fue pionero desde 1991 en la
relación entre centro formativo y empresas.

Mediante una fundación constituida en 1989, apoyándose en profesorado del IES


próximo y bajo el impulso de la Viceconsejería de Educación, Universidades e
Investigación, de la Diputación Foral de Gipuzkoa, del Ayuntamiento de Elgoibar
y de las asociaciones AFM (Asociación de Fabricantes de Máquina-Herramienta) y
ADEGI (Asociación de Empresarios de Gipuzkoa), se constituyó como centro
tractor en el sector de la Máquina Herramienta.

Hoy en día oferta formación profesional de grado medio y superior, todas las
modalidades de formación para el empleo, formación a distancia y, desde 1996, la
Ingeniería IMH en Alternancia, reconocida por un universidad francesa y que
conlleva un plan de estudios de tres años, durante los cuales se combina el trabajo
remunerado en una empresa con los estudios. Cuenta con la ventaja fundamental
de la implicación del mundo empresarial en la estructura directiva del centro.

Proyecto Ikasi eta Lan (estudia y trabaja).


Se trata de un proyecto de formación en alternancia para alumnado de ciclos
formativos de grado superior, soportado mediante Orden conjunta de las
Consejerías de Educación y de Empleo de 28 de diciembre de 2007.

Se planteó como un nuevo modelo organizativo de los ciclos formativos con una
oferta flexible que permitía combinar formación y actividad laboral remunerada a
media jornada, mediante un contrato indefinido a tiempo parcial.

El plan de estudios contemplaba 3 cursos académicos con un promedio de 20 horas


semanales de dedicación en el centro educativo y un máximo de 20 horas en el
centro de trabajo. La experiencia se inició con las familias profesionales de
Fabricación Mecánica y de Electricidad y Electrónica en el curso 2008-09, con 9
centros educativos y 13 grupos de alumnos.

El Departamento de Empleo estableció una serie de condiciones con respecto a la


contratación, además de las propias de los contratos:

• Empresas de más de 10 trabajadores, con al menos un 80% de plantilla fija.


• Contrato indefinido desde el comienzo.
• Que la entrada de los alumnos supusiera un incremento neto en la plantilla
de la empresa.

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Las empresas en principio acordadas para el plan no reunían, en general, estos
requisitos o no estaban conformes con ellos, por lo que hubo que recurrir a
pequeñas empresas, con menor capacidad de absorción de alumnos y con menor
cartel entre éstos. También se obligó a que los alumnos trabajaran en las empresas
solamente durante el calendario escolar. Además, el planteamiento inicial de la
jornada diaria compartida suponía un problema con empresas cuyas actividades se
prestaban fuera del centro de producción (instalaciones eléctricas, etc.). Este
problema se palió con una interpretación flexible del concepto de jornada
compartida.

Una vez organizado todo el plan para el primer curso, la crisis económica estalló y
originó una retirada de las empresas debido a las dificultades de trabajo. Como
consecuencia, en la mitad del curso de inicio del plan ya hubo que adoptar medidas
para solucionar la situación sobrevenida con los alumnos que habían sido
desplazados de los puestos de trabajo. En consecuencia, el plan fracasó nada más
comenzar.

Proyecto Demai.
Proyecto de curso de especialización para titulados de de grado superior, soportado
mediante Orden de la Consejería de Educación de 22 de noviembre de 2005.

Se basa en un acuerdo entre un centro de formación profesional y una


multinacional del automóvil, mediante le cual los titulados de grado superior o
FPII con al menos 3 años de experiencia completan un plan formativo al margen
de su horario laboral, homologado por la Cámara de Comercio de Alemania en
España y soportado con una certificación del Departamento de Educación del
Gobierno Vasco. El plan contempla tres áreas de formación: técnica,
organizacional y desarrollo y liderazgo personal.

Esta certificación hace equiparable la formación de estas personas con la


homologada en Alemania para los mandos intermedios, lo cual permite la
equiparación de la formación de este personal con los estándares homologados por
la empresa matriz, además de facilitar la movilidad del personal entre las diferentes
plantas productivas en Europa.

Los cursos comenzaron en 2005, y han pasado ya 193 personas de la empresa


mencionada o de otras interesadas después en el proyecto. En enero de 2011 se ha
iniciado la 6ª promoción con 2 grupos de 15 personas cada uno.

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