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España.
La formación continua............................................................................... 9
El aprendizaje industrial.
Los esquemas de la formación profesional han ido variando a lo largo del tiempo,
en función del contexto socio-cultural y también en función de los países que se
analicen. No obstante, fue el momento de la revolución industrial el que marcó un
punto de comienzo de unos sistemas de formación imperiosamente demandados
por un sistema productivo diferente, cada vez más mecanizado y menos artesanal.
Esta Ley fue de eficacia muy dudosa por el incumplimiento sistemático tanto por la
ausencia de voluntad de muchos patronos como por la ignorancia absoluta por
parte de los aprendices. Es significativo que en el Código de Trabajo de 1926 se
escribiera textualmente:
Se considera este último Estatuto como la norma que de manera clara cubría las
necesidades de una verdadera formación profesional institucional, creando una red
de centros organizados a nivel provincial (Escuelas Elementales de Trabajo y
Escuelas Superiores de Trabajo) y dependientes del Ministerio de Trabajo y
Previsión. El alumnado de estas escuelas era, en general o bien trabajadores o bien
aprendices.
Financiación estatal.
Participación de la Organización sindical, instituciones religiosas y empresas, con sus
redes de centros. Cada Ministerio gestionaba su propio sistema.
Formación larga, práctica y ligada a la profesión. Formación para obreros, centrada
en el sector industrial.
Vía alternativa a la educación general, con valor y prestigio en un estado de bienestar.
En este contexto, la Ley General de Educación de 1970 planteó una revolución del
modelo vigente, tratando de acercarlo a la idea que en Europa estaba entonces
vigente, además de integrar la formación profesional en el sistema educativo.
Por una parte, el sector servicios comenzaba a ser clave en la economía del país,
debiéndose formar también al personal especializado para el empleo en el mismo.
De hecho se incorporaron nuevas ramas, con profesiones y especialidades ligadas a
estos sectores, como comercio, administración, sanidad, hostelería, turismo, etc.,
que antes o no existían o estaban dispersas entre diferentes Ministerios,
integrándolas en el sistema educativo
Por otra parte, la formación profesional no debía tener la función de una carrera
alternativa para los hijos de los trabajadores, sino que debía incorporar las
pasarelas necesarias que permitieran el tránsito entre los diferentes niveles del
sistema educativo para poder incorporar a los jóvenes al mercado de trabajo con
una formación especializada con mayor nivel en educación general y a la vez
flexible.
Este modelo generó un intenso debate (de hecho su ordenación se produjo en 1976)
entre los defensores del nuevo modelo y los sectores de mayor influencia en el
antiguo modelo de formación profesional industrial (fundamentalmente la Iglesia y
la Organización Sindical). Todo esto unido a la escasa financiación prevista y a la
situación de debilidad política de aquel momento, originó una reorientación de
hecho del esquema propuesto, volviendo a una superposición de modelos, con
recuperación de hecho de las vías paralelas, lleno de contradicciones. Como
resultado, el desprestigio de la formación profesional se extendió rápidamente,
sobre todo en los primeros niveles, a pesar del gran número de alumnos que
accedieron en esos momentos a alguna formación profesionalizadora.
A pesar de este fracaso, y tal como se ha dicho antes, se aportaron dos elementos
muy importantes para la nueva formación profesional:
En una época política diferente y tras ciertas etapas de grandes crisis de empleo,
con gran número de población joven con ganas o necesidad de estudiar y con un
país integrado en la comunidad europea y por lo tanto sujeto de alguna forma a sus
directrices, se vuelve a abordar la reforma del modelo de formación profesional. Y
se hace en el contexto de la reforma educativa de la LOGSE de 1990.
En este nuevo contexto socio-económico incide el hecho de que los hijos de los
obreros ya no quieren ser obreros y que las nuevas tecnologías exigían capacidades
más generales y amplias para el progreso a niveles más altos de cualificación.
Como se ha dicho, ayudó también la abundancia de personas jóvenes sin empleo
debido a la crisis en el periodo entre finales de los años 70 y mediados de los 90, a
la vez que la integración de las enseñanzas en los IES contribuyó a paliar el
estereotipo de vía alternativa de educación para pobres.
No obstante, tal vez esta ley fue demasiado radical en el esquema de pasarelas.
En un tiempo en el que el aprendizaje a lo lago de la ida adquiere gran importancia,
La formación ocupacional.
Por otra parte, y en paralelo con la formación profesional del sistema educativo, se
institucionalizó un sistema de formación ocupacional gestionado desde entonces
por el INEM y dotado de un potente soporte económico.
A raíz del ingreso en la Comunidad Europea en 1985, se tuvo acceso a los fondos
estructurales del Fondo Social Europeo, lo cual permitió poner en marcha el Plan
de Formación e Inserción Profesional (Plan FIP), desarrollado por Orden de 31 de
julio de 1985 y prorrogado sucesivamente. Estaba destinado a los parados, que por
aquel entonces superaban el 20%. Esta norma fue consolidada por el Real Decreto
1618/1990 y, posteriormente, por el Real Decreto 631/1993, que derogó al anterior.
El concepto de trabajo al acabar los estudios y para toda la vida nacido en los años
60 quedaba superado en aquellos momentos de crisis de empresas y de empleo.
Surgió una necesidad y una conciencia de adaptación a los nuevos requerimientos
de los puestos de trabajo y a la competencia por el empleo, derivadas de la nueva
situación y de las nuevas políticas emanadas de Europa. Fue el citado Real Decreto
631/1993, de 3 de mayo, el que reguló el Plan Nacional de Formación e Inserción
Profesional.
La formación continua.
Este esquema de tres subsistemas, inédito en Europa, duró hasta 2007, con la
creación del sistema de formación para el empleo gestionado por el Servicio
Público Estatal de Empleo.
Como consecuencia del acuerdo del Consejo Europeo de Lisboa, en marzo de 2000
y las iniciativas comunitarias posteriores, en España se abordó también un proceso
de integración del sistema de formación profesional.
Tanto los títulos de formación profesional del sistema educativo como los
certificados de profesionalidad del sistema de formación para el empleo acreditan
las correspondientes cualificaciones profesionales a quienes los hayan obtenido.
Por otra parte, en la Ley 5/2002 se prevé también la creación de los Servicios de
Orientación e Información Profesional y un proceso de evaluación del SNCP y de
la calidad de las ofertas formativas que se desarrollen.
FORMACION
FORMACIÓN
PROFESIONAL
PARA EL
DEL SISTEMA
EMPLEO
EDUCATIVO
Más tarde se publicó el Real Decreto 34/2008 que regula los Certificados de
Profesionalidad (CP), que se configuran como la vía para el desarrollo y
acreditación de las acciones formativas en este subsistema. Los certificados de
profesionalidad están también asociados al Catálogo Nacional de Cualificaciones,
en las familias y niveles citados. Estos certificados de profesionalidad tienen
validez en todo el territorio nacional. Los módulos formativos (MF) que los
configuran son los del CMFP. Los CP permiten la convalidación con los módulos
profesionales (MP) de los títulos de la formación profesional del sistema
educativo, según se determina en la regulación de cada título.
La Ley Orgánica 2/2006 (LOE) asentaba las bases de una formación profesional
dentro del sistema educativo, basada al igual que la anterior LOGSE en un
esquema de familias profesionales y títulos, aunque en esta ocasión relacionados
con el Catálogo Nacional de Cualificaciones, al igual que los Certificados de
Profesionalidad.
Tras este nuevo Real Decreto, se introducen algunas novedades sobre el sistema
anterior:
A mediados del siglo XIX existían en este municipio de Bergara (Gizpuzkoa) dos
centros dedicados al ámbito de la Industria y oficios.
Hoy en día oferta formación profesional de grado medio y superior, todas las
modalidades de formación para el empleo, formación a distancia y, desde 1996, la
Ingeniería IMH en Alternancia, reconocida por un universidad francesa y que
conlleva un plan de estudios de tres años, durante los cuales se combina el trabajo
remunerado en una empresa con los estudios. Cuenta con la ventaja fundamental
de la implicación del mundo empresarial en la estructura directiva del centro.
Se planteó como un nuevo modelo organizativo de los ciclos formativos con una
oferta flexible que permitía combinar formación y actividad laboral remunerada a
media jornada, mediante un contrato indefinido a tiempo parcial.
Una vez organizado todo el plan para el primer curso, la crisis económica estalló y
originó una retirada de las empresas debido a las dificultades de trabajo. Como
consecuencia, en la mitad del curso de inicio del plan ya hubo que adoptar medidas
para solucionar la situación sobrevenida con los alumnos que habían sido
desplazados de los puestos de trabajo. En consecuencia, el plan fracasó nada más
comenzar.
Proyecto Demai.
Proyecto de curso de especialización para titulados de de grado superior, soportado
mediante Orden de la Consejería de Educación de 22 de noviembre de 2005.