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INTRODUCCIÓN
El problema es que existen diferentes formas de ver la eficacia que una institución
puede tener, generalmente, solo se ve la institución desde una perspectiva, lo que
otros puedan pensar que será evaluado muchas veces es ignorado por estar mirando
hacia otros partes de la realidad de la institución.
Hay que reconocer que estos son algunos elementos que pueden poner a pensar
cuando se esté frente a la institución, próximo a ejecutar una evaluación o a rendir un
informe de esta:
Muchas veces al comenzar una labor de evaluación de un centro educativo, puede que
un elemento se resalte más, como por ejemplo la realidad social de una institución X
que ha generado todo tipo de comentarios sobre la imagen que sus estudiantes dan
sobre ella, una mala imagen posiblemente que sea percibida con mucha prominencia a
la salida de clases. Ocurre entonces que de pasar a ser una evaluación enfocada en la
gestión institucional en el nivel administrativo, pase a ser una enfocada en el
problema de los alumnos, porque como es una situación prominente que puede
jugarse la imagen de la institución, pueda darse una prioridad involuntaria a ver las
causas y consecuencias de esta situación.
Se debe tener claro que lo que se busca evaluar es el grado en que la institución
alcanza los objetivos que se ha trazado. Si existiera una situación que puede
preponderar más que otras variables, esto nos hace pensar sobre los criterios que
servirán para saber que tan buenas son las escuelas. Entonces existe un razonamiento
interesante:
En primer lugar, la idea que suele surgir al hablar de evaluación de una institución es
saber en términos cuantitativos que tan eficiente es esta. La eficiencia es vista desde
muy diferentes perspectivas, los profesores suelen decir que la eficiencia es percibida
en la forma en que los alumnos les responden a sus preguntas, si no se quedan
dormidos cuando hacen sus astrales planteamientos carentes de gracia, si prestan
atención a sus clases, llenas de la subjetividad de cada profesor. La eficiencia también
puede ser vista desde la perspectiva del alumno, que puede llevar la valoración de su
colegio o escuela a los oídos de todo el entorno dentro de los 4 kilómetros que rodean
su escuela. Todos tienen diferentes concepciones a las que les dan mayor importancia
según sea su rol en la institución. Los directivos suelen pensar en la mejor forma de
administrar el desembolso que hace el ministerio de educación, o el grupo de
propietarios de la institución, que los organismos que ofrecen donaciones respondan
favorablemente a sus peticiones, o que los profesores le respondan puntualmente a
sus formularios, reuniones, cosas de dirección.
Como se puede ver, existen campos de visión diferentes que pueden determinar la
forma en que un proceso de evaluación puede ser conducido.
Ante todo este monstro de diferentes perspectivas, criterios y variables, aparece una
pequeña figura cuyo propósito es evaluar la institución tratando de ignorar el ruido
exterior y tratando de ver la realidad de la institución lo más objetivamente posible,
aunque evidentemente es humano… tiene subjetividad…
Un evaluador tiene un criterio que puede ser diferente del que el staff de maestros, o
el estudiante, o el director tenga sobre la escuela. Debe ante todo ser claro en sus
observaciones, no hacer caso a los argumentos que puedan desviar el curso de su
trabajo, pero sobre todo hay un reto que es muy personal, tratar de ser objetivo.
CONCLUSIÓN
Mi opinión personal es que se abra el panorama del evaluador, ser holístico y observar
las diferentes perspectivas que existen y desde las que puede verse la escuela o
colegio. Siendo holístico y prestando atención a los detalles que cada perspectiva
visualiza, es posible generar un informe de evaluación que evidencie las cosas que
cada grupo de participantes como el staff de maestros, la dirección, los estudiantes y
otros esperan que sean expresados, y de esa forma mejorar, mejorar tomando en
cuenta lo que cada uno de ellos necesita, de una forma justa y objetiva. Es la forma
ideal de evaluar con humanidad, un recinto o una institución en la que conviven
humanos