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En la actualidad coexisten diversidad de posiciones que proponen la

definición y el recorte del campo de la Psicología Educacional intentando


delimitar sus alcances y restricciones. A pesar del debate instalado y de tratarse
de un campo en construcción se ha llegado a establecer un reconocimiento
acerca de su carácter disciplinar independiente y de su naturaleza aplicada.
Definida como una disciplina particular, la Psicología Educacional articula
saberes psicológicos y educativos y se orienta hacia la comprensión de los
procesos y prácticas que tienen lugar en los contextos educativos, la resolución
de los problemas que se entretejen en tales contextos y la toma de decisiones
basada en el diseño de prácticas fundamentadas, es decir, un análisis crítico de
los conocimientos y su contextualización, evitando las traspolaciones de teorías
no emergidas desde el campo educativo.
El conocimiento psicológico, desde antes de la aparición misma de la
psicología científica, ha jugado un papel destacado en la elaboración de
propuestas pedagógicas y en la configuración de la teoría educativa
Ya con lo primeros indicios de aparición de la psicología científica (finales
del siglo XIX) se cree que el desarrollo de la misma brindara a la teoría de la
educación un impulso definitivo para abordar y solucionar los problemas mas
acuciantes.
Castorina menciona que la relación que establecieron estas dos grandes
disciplinas estaba caracterizada por una fuerte concepción aplicacionista:
historia del aplicacionismo al campo educativo.
Se le llama aplicacionismo desde el punto de vista epistemológico, a la utilización
de una teoría en cualquier campo de la ciencia que es distinto de aquel donde
fue originariamente formulada. Esta “aplicación” no implica ningún cambio en la
teoría, se busca en el nuevo campo una ilustración de la teoría original.

Este aplicacionismo lo podemos ver en el caso de la psicología genética en la


educación en la década de los 60 hasta los 80 aproximadamente; donde se creyó
que la escuela era un lugar en donde el niño desarrollaba su actividad operatoria,
y que el ron de la docencia era crear condiciones para que los niños desarrollaran
su actividad intelectual.
El objetivo que se buscaba era hacer girar toda la práctica educativa sobre el
desarrollo espontaneo intelectual de los niños; y los maestros tenían que
promoverlo, dando como resultado una psicologizacion muy notoria y aguda de
la practica educativa.

Se subordinaron los contenidos curriculares al desarrollo intelectual de los niños,


desconociendo la naturaleza política y social de los contenidos y de las prácticas
educativas.

Hablamos entonces de un constructivismo espontaneista en el cual se creía que


los niños avanzaban de un nivel a otro de pensamiento, donde el logro escolar
estaba depositado en el avance de los estadios más avanzados del desarrollo
operatorio, ignorando que estos mismos estadios son absolutamente
subordinados y secundarios en la obra de Piaget.

La psicología genética no puede quedarse solo reducida a estudiar el


pensamiento concreto o el pensamiento lógico formal, porque eso no aclara y no
agota la complejidad de los conocimientos que adquirimos acerca del mundo.

Es preciso a su vez distinguir tres tipos de saberes en el aula: saberes


personales, saberes escolares y saberes que son representaciones sociales.

El desafío para esta psicología es estudiar como los niños conectan lo que saben
por si mismos con lo que enseña la maestra, habida cuentas que esos saberes
de los niños conviven con saberes que son de origen social.

Nos encontramos con un estado de tensión entre estos tres saberes, conflictos,
contradicciones, donde el rol de la didáctica es ponerlos en dialogo.

Introducimos entonces según Vygotsky, un niño social en el aula, y no solo un


niño individual y/o epistémico, sino un sujeto histórico con creencias que no son
construidas por ellos de forma individual, sino que hay una ontogénesis de las
representaciones sociales en los niños como apropiaciones que vienen de sus
familias, de sus vidas cotidianas, de la escuela.
Introducimos la historia dentro de los chicos en forma de representaciones
sociales que caracteriza la historia de la sociedad en la que los chicos están
inmersos.

Entonces el chico no habla solo por él, sino por el grupo que posee una identidad
social determinada de las que derivan las creencias colectivas de las que el niño
se apropia.

El niño que tiene enfrente a un maestro, es un niño que construye conocimiento,


pero lo construye teniendo otros saberes personales adquiridos anteriormente y
sumado a eso las creencias colectivas de las que el niño participa.

Castorina manifiesta que se creyp por mucho tiempo que la psicología, aquella
disciplina fruto de un proceso de transformaciones por parte de los saberes “PSI”
y como aquella herramienta y conocimientos se podían relacionar de manera
directa con la educación, es decir, con la práctica educativa.

Estamos entonces hablando de una relación obvia ,pero es esta obviedad la que
debemos cuestionar, es decir, la aplicación directa sin el estudio ni la
investigación de las dinámicas específicas de lo que sucede en el sistema
educativo.

Este aplicacionismo fue modificando y cambiando dando comienzo a lo que


Castorina llama el nacimiento de una nueva disciplina en el campo científico, la
didáctica de los años 80 en Francia, que luego se desarrolla en el resto del
mundo.

La idea central es que la didáctica deja de ser sencillamente una normativa


educativa, una tecnología de transmisión de conocimientos para convertirse en
una disciplina que analiza el modo en que se comunican los saberes en el aula.

Didáctica, la nueva disciplina que se encargaría o se preguntaría de qué manera


se comunican los haberes, o de qué manera esta comunicación promueve la
transformación cognoscitiva de los estudiantes.

Es esencial considerar que cuando hablamos de didáctica estamos hablando de


una disciplina social, es decir, es una ciencia que tiene consecuencias
tecnológicas que indagan los mecanismos de producción de los saberes en el
aula y transmisión de los mismos.

A partir de la autonomía que porta esta disciplina, la situación y la posición de la


psicología cambia sustancialmente; el cambio se dio en que las teorías
psicológicas (cualquiera sea la corriente) dejando de ser el saber de referencia
para producir situaciones didácticas en el aula y se convirtieron en un saber
subordinado.

La psicología educacional que surge a fines del siglo XIX como una ciencia
estratégica que provee a los educadores la estructura o la secuencia de sus
intervenciones y todo un saber relativo a las condiciones de sus decisiones . Esta
nueva disciplina procura posibilitar el funcionamiento de la escuela como
dispositivo

La naciente psicología de la educación será la encargada de asegurar los medios


para el logro de los objetivos pedagógicos y garantizar una pedagogía con base
científica.

Sin embargo existe cierta tensión entre la psicología y la educación


caracterizando la psicología educacional como una disciplina estratégica debido
a la relación entre el surgimiento de los saberes psicoeducativos y los de la
psicología del desarrollo infantil concierto régimen en las prácticas de gobierno.

Y todo esto nos lleva también a hablar de los efectos impensados o no pensados
del uso de instrumentos en el sentido de no problematizar o tematizarlos por los
agentes de intervención llevando también así a esta tensión existente entre la
psicología y la educación.

Castorina Comenta que si bien hoy la psicología ha recuperado su valor como


disciplina investigativa, como aquella que conoce del proceso de aprendizaje y
enseñanza en el aula, ya no es suficiente con solo saber qué es lo que el niño
trae como sabido antes de entrar al aula sino que hay que estudiar a dentro del
aula, como los saberes son afectados, estructurados por el modo en que los
profesores plantean los problemas, cuáles son los espacios disponibles para que
los alumnos formulan sus propios problemas, cuál es el espacio para que los
alumnos puedan entrar en conflicto con sus conocimientos.
La psicología ocupa un lugar hoy como disciplina que contribuye al estudio
didáctico tratando de dejar atrás el puro aplicacionismo que por muchos años ha
caracterizado a la psicología y su relación con la educación.

Piaget sostenía como problema central de su teoría la relación que existe entre
el sujeto y el objeto en la construcción de conocimiento, queriendo decir con esto
que sólo podemos adquirir saberes con ayuda de un otro que nos lo posibilite
dentro de un contexto didáctico.

Enseñar es entonces mucho más que sólo el acto de dar clases, es plantear
problemas, hacer que otros plantean sus propios problemas, permitir que los
alumnos interactúen para formular resoluciones, posibilitar un espacio donde
poner en tensión los conocimientos para que construyan y reconstruyan
conocimientos avanzando hacia el saber. Hablamos entonces de renovar sus
conocimientos en un contexto que lo posibilite.

Si bien la psicología de la educación es una disciplina psicológica y educacional


de naturaleza aplicada, es como dice César Coll, una disciplina puente que
contribuye a la comprensión y mejora de los procesos educativos con el objetivo
de provocar cambios comportamentales o cambios en los procesos de
aprendizaje.

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