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Principios de La Oracion Completo Serie de Teologia de Kim Ki Dong
Principios de La Oracion Completo Serie de Teologia de Kim Ki Dong
15
Principios
de la Oración
Perfeccionándose y Esforzándose Para Pedir
Seriamente
IMPRENTA DE BEREA
SERIE DE TEOLOGÍA DE KIM KI DONG
15
Principios
de la Oración
Perfeccionándose y
Esforzándose
Para Pedir Seriamente
IMPRENTA DE BEREA
355 – 356 Shingil 3-Dong, Youndeungpo-Gu. Seúl 150-
849, Corea
Fono +82-2-831-3851 Fax +82-2-831-3854
Dr. Ki Dong Kim
Supervisor Mayor, Misión de Berea Siglo XXI de la
Iglesia Shungrak de Seúl, Corea
Fundador y Presidente Honorario del Seminario
Teológico Internacional de Berea, Seúl, Corea
US $ 19.99
IMPRENTA DE BEREA
A menos que se indique lo contrario, todas las
referencias a la Escritura corresponden a la Nueva
Versión Internacional.
PREFACIO
Febrero de 2007
Ki Dong Kim, alias Semone
CONTENIDOS
Prefacio
El hizo salir de un solo principio a todo el género humano para que habite
sobre toda la tierra, y señaló de antemano a cada pueblo sus épocas y sus
fronteras, para que ellos busquen a Dios, aunque sea a tientas, y puedan
encontrarlo. Porque en realidad, él no está lejos de cada uno de nosotros.
(Hechos 17:26-27)
1. Golpee
En la palabra Jesús dice que se debe "golpear" primero. A
saber, el humano carnal debe golpear a la puerta del palacio
divino. No hay límite en relación a cuánto debe uno golpear.
Golpee hasta que se abra. Uno no puede abrir esta puerta con su
carne. Uno no puede golpear con su naturaleza carnal. Uno puede
golpear en esta puerta sólo en el espíritu. Cualquier persona llena
del Espíritu sabe esto.
El Espíritu Santo indicó esto y enseñó este camino. Golpee.
Golpee más en esta puerta en espíritu. Incluso si está cerrada, el
Señor dijo que será abierta no a causa de relaciones amistosas
sino a causa de su persistente ruego.
Pensemos si será el alma o la naturaleza pecadora la que
golpeará a esta puerta. Si es la última la que lo hace, no podrá
siquiera encontrar la puerta y mucho menos golpear a ella. No hay
razón en absoluto, tampoco, para que el Espíritu Santo, que se
supone escucha nuestra oración, nos ayude en nuestra súplica,
por la naturaleza pecadora de la carne. Uno podría luchar toda la
noche, pero éstos son sólo esfuerzos vanos. Por eso necesitamos
la clase de oraciones que el Espíritu Santo apoya.
El Espíritu Santo es el que vino para ayudar a las almas. Ni
siquiera vino cuando la carne observaba entusiastamente los
mandamientos de Dios y oraba. Vino a los que han sido redimidos
y les ayuda. Por lo tanto, a menos que permitamos que él obre, él
no intercede por nosotros (Isaías 62:6-7).
Así como dice en Zacarías 12:10, "Sobre la casa real de
David y los habitantes de Jerusalén derramaré un espíritu de
gracia y de súplica, y entonces pondrán sus ojos en mí. Harán
lamentación por el que traspasaron, como quien hace lamentación
por su hijo único; llorarán amargamente, como llora por su
primogénito”, el Espíritu Santo vierte el espíritu de súplica en
nuestras almas. Cuando el Espíritu Santo lo hace así, realmente
gritan y gimen.
Experimenté cómo mi alma pudo gemir y lamentar. A causa
de su impotencia y sed, las lágrimas salían de mis ojos sin parar.
Y, pude negar los deseos pecadores de mi carne. Pensé que esto
había durado sólo un rato, pero cuando miré mi reloj, vi que había
orado en este estado durante cuatro horas. Después, sucedió con
frecuencia que no me daba cuenta del paso del tiempo cuando
oraba en el espíritu.
Incluso si golpeo a la puerta del palacio de Dios con mis
deseos carnales, nunca se abrirá. Sin embargo, si mi alma golpea,
lo hará. No se abrirá cuando mi alma golpee un rato; mi alma debe
continuar golpeando hasta que Dios la abra. Es así como
paciencia y perseverancia pueden aliviar mucho el alma.
La naturaleza pecadora de la carne no está calificada para
orar. Incluso si busca algo, buscará sólo el pan diario. Con la
naturaleza carnal, uno no puede ver la gloria eterna, así como la
justicia de Dios y el reino eterno. Sin embargo, la súplica del alma
las puede adquirir, con seguridad. La oración para los que buscan
con deseos carnales aburre y difícilmente pueden orar durante
largas horas. Es decir, no tienen el poder de suplicar ni la
paciencia para la oración. Por otro lado, la súplica del alma
trasciende el tiempo, trasciende tremendamente todos los
ambientes. Cuando Dios abre la puerta, el alma lo sabe, es
movida y comienza a lamentarse.
2. Pregunte.
¿A quién pregunto? Uno debe saber claramente quién es y
preguntar a quien uno quiere preguntar. El Uno al que le estoy
preguntando puede no contestar; más bien, el tentador puede
tentar inesperadamente. Así como el diablo se acercó a Eva y la
sedujo, así como él se acercó Judas Iscariote y lo sedujo, así
como él se acercó a Ananías y Safira y los sedujo, el enemigo
tentará inesperadamente. Por eso pregunte al que usted pregunta
con una voz clara y un corazón santo.
El Uno al que mi alma pregunta es quien envió al Señor
Jesús al mundo, lo hizo morir en la cruz, lo levantó nuevamente
para hacerlo subir al cielo; es también el Uno que envió al Espíritu
Santo. Es el Uno a quien el reino, el poder y la gloria pertenecen
para siempre.
El rey Saúl no tuvo a nadie que le permitiera saber de su
destino y le preguntó a un muerto a través de un médium (1
Samuel 28). Los profetas de Baal en el Monte Carmelo invocaron
el nombre de sus dioses, cada uno de los pasajeros en el buque a
Tarsis invocaba en nombre de su dios.
¿A quién preguntamos nosotros? ¿A un dios de este
mundo? ¿A un dios en el aire? Asegúrese de a quién llama. La
Biblia dice,”…pues por falta de conocimiento mi pueblo ha sido
destruido.” (Oseas 4:6). Por lo tanto, pida "Conozcamos al
SEÑOR; vayamos tras su conocimiento.” (Oseas 6:3). Nos
inclinamos de rodillas y oramos ante Él (Filipenses 2:10-11). "no
hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres mediante el cual
podamos ser salvos" (Hechos 4:12).
Muchos oran diciendo, "¡Señor! ¡Señor!” Los chamanes
también llaman a sus dioses "señor". Esta es la razón por la qué
Jesús también nos enseñó "es así como se debe orar," y luego
“Padre nuestro en el cielo, santificado sea tu nombre...” (Mateo
6:9). Quien está para recibir nuestras oraciones es quien tiene el
nombre eterno, el que debe ser glorificado. Los demonios son
malditos ante este nombre mientras que los santos obtienen la
salvación. Pregunte al dueño de este nombre.
Así como esto está en Salmos 23:3, “…Él restaura mi alma.
Me guía por sendas de justicia por amor de Su nombre”. Dios
preparó todas las cosas "por amor de Su nombre". Por lo tanto, Él
distingue claramente al que invoca Su nombre del que no lo hace
(Juan 1:12). Por consiguiente, no diga vagamente '¡Señor, Señor!”,
sino llame en Su nombre. Invocar Su nombre es preguntarle a Él.
El apelativo "señor" no es un nombre. Puesto que significa
sólo "el que le gobierna," invoque Su nombre. El nombre de aquel
al que le pedimos para glorificar y conmemorarle (Oseas 12:5).
¿Porque las mujeres que vinieron a su tumba buscaban el
cuerpo de un muerto. El Señor les preguntó, "¿Por qué lloras,
mujer? ¿A quién buscas?" (Juan 20:15). ¿Así como los ángeles
dijeron, "¿Por qué buscan ustedes entre los muertos al que vive?
(Lucas 24:5), debo conocer ciertamente a quien le pregunto. Pido
al Uno que me ayudará. Pido al Uno que me contestará. Pido al
que me otorgará gracia. Uno debe buscar al Uno de quien habla la
Biblia. Uno no debe preguntar a un famoso dios o humano, sino al
Uno del que habla la Biblia. Esto es fe desprovista de mentira.
Algunos sólo corren tras el así llamado poderoso. Ellos irán
dondequiera que se diga que está Cristo. Estas son personas
traicioneras que no buscan al que vino según la Biblia; ellos siguen
sus deseos carnales. Por lo tanto, dobléguese ante el nombre de
Jesús y pregunte a su Padre, Dios. Él dará el Espíritu Santo. Si
uno pregunta a Dios, a saber, Dios el Padre de Jesucristo, Él dará
el regalo del Espíritu Santo.
3. Busque.
Puesto que Él ordenó "buscar", el alma conoce su
carne así como todas las otras condiciones y suplicará. Por
lo tanto, busque lo mejor. Esto beneficiará al alma. Y, lo
mejor es el Espíritu Santo. Busque al Espíritu Santo, busque
la plenitud más grande y busque sus dones. Busque cosas
espirituales. Si el alma prospera, todas las cosas
prosperarán y la carne llegará a ser fuerte.
No busque algo que puede obtener fácilmente en este
mundo, sino más bien busque cosas de la espiritualidad que
puede ser obtenida sólo de Dios. Busque lo que sólo Dios
puede dar. Busque cosas valiosas y eternas. Porque Dios
distingue entre lo que debe ser buscado primero y lo que
debe ser buscado último, Él no escucha cuando uno busca
primero lo que debe ser buscado último.
Se dijo, "Así que no se preocupen diciendo: “¿Qué
comeremos?” o “¿Qué beberemos?” o “¿Con qué nos
vestiremos” Porque los paganos andan tras todas estas
cosas, y el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan.
Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su
justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.” (Mateo
6:31-33). Además, ¿Él preguntó que es lo más importante
entre recibir el perdón de pecados y recibir los esplendores
de este mundo? Por eso él dijo, ¿de qué le sirve al hombre
ganar el mundo entero, si pierde su alma?
No hagan como ellos, pues antes de que ustedes pidan, su Padre ya sabe lo
que necesitan.” (Mateo 6:8).
La Oración Es el Fruto de
la Fe del Humilde
"Y este es el mensaje que oímos de él, y os anunciamos: Que Dios es luz, y en Él no
hay ningunas tinieblas. Si nosotros dijéremos que tenemos comunión con él, y
andamos en tinieblas, mentimos, y no hacemos la verdad; mas si andamos en luz,
como él está en luz, tenemos comunión entre nosotros, y la sangre de Jesucristo su
Hijo nos limpia de todo pecado. Si dijéremos que no tenemos pecado, nos
engañamos á nosotros mismos, y no hay verdad en nosotros. Si confesamos nuestros
pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de
toda maldad. Si dijéremos que no hemos pecado, lo hacemos á él mentiroso, y su
palabra no está en nosotros." (1 Juan 1:5-10).
"Tan sólo reconoce tu culpa, y que te rebelaste contra el SEÑOR tu Dios. Bajo todo
árbol frondoso has brindado a dioses extraños tus favores, y no has querido
obedecerme, afirma el SEÑOR." (Jeremías 3:13).
La naturaleza pecadora de la carne es exactamente contraria
a Dios. Además la palabra de Dios es también contraria a la
naturaleza pecadora. Como resultado las dos se dificultan y se
oponen una a la otra. La naturaleza pecadora llega a ser enemiga
de la palabra de Dios y la palabra de Dios llega a ser enemiga de la
naturaleza pecadora y la rechaza. Entonces ¿cuál de las dos se
rendirá, la palabra de Dios o la naturaleza carnal pecadora? Si la
naturaleza carnal gana, uno perecerá; si la palabra de Dios gana,
uno obtendrá la vida y las bendiciones.
Pecado significa desconfiar de Dios y oponerse a Él. El
resultado es la corrupción. Dios abandonará al que se corrompió.
Cuando uno llega a ser corrupto, llega a ser un ser completamente
inútil para Dios. ¿Puede tener su oración algo que ver con Dios?
Muchas oraciones vienen de los corruptos. Dios no les pone
oídos a ellos por mucho que griten intensamente. La fe significa
comprender primero que el pecado lo hace a uno enemigo de
Dios. Por esta misma razón, Él dijo, "Arrepiéntase para el perdón
de los pecados y será perdonado", lo que significa reconciliarse
con Dios y así ser amados por Él. Algunos piensan erróneamente
que Dios no debe tener todas las cosas para lograr la gloria. Sin
embargo, Dios es el único Uno al que no le falta nada. Puesto que
Él es auto existente, no tiene necesidad de nada. No hay nadie a
quien puede envidiar. Por otro lado, los humanos son criaturas a
las que les falta todo, porque fueron hechos para vivir de la ayuda
de Dios.
Si uno está determinado a perecer o a no desear ninguna
comunión con Dios, entonces no hay absolutamente ninguna
solución. Pero, si uno añora la ayuda de Dios o la vida, uno debe
arrepentirse primero y quitar la maldad, que es enemiga de Dios.
Incluso, Dios envió a Su Hijo al mundo y permitió que Él
muriera en la cruz; Jesucristo sufrió en la cruz y derramó su sangre
para obedecer al Padre, el propósito de lo cual fue el perdón de
nuestros pecados. Puesto que Dios desea comunión, uno debe
arrepentirse hasta el punto de derramar su sangre, y así
reemplazar su crucifixión, para destruir la maldad que lo bloquea a
uno. ¿No es mejor escoger la felicidad de ser perdonado del
pecado antes que la miseria de estar todavía en el pecado?
Uno debe tomar una determinación verdadera para
transmitir su oración. Dios quitará al que quiera engañarlo
mediante hipocresía y formalidad. Dios no escucha porque no
oramos suficientemente fuerte. Dios no escucha tampoco porque
no tenemos la postura correcta. El sólo no escucha la oración de
los pecadores. El más despreciable entre los hijos de los humanos
es aquel cuyo espíritu no puede ver a Dios, cuya oración no puede
ser oída por Dios.
[Yo soy realmente feliz no porque no pequé. Soy feliz
porque confieso mi pecado y no asumo la responsabilidad por ello;
soy feliz porque he sido liberado por la redención de mis pecados y
porque puedo suplicar a Dios en cualquier momento con la voz de
mi espíritu. La palabra de Dios va siempre en contra de los deseos
pecadores de mi carne, pero escogí esta palabra y me abandono.
Dependo del Espíritu Santo del Señor y recibo su ayuda para luchar
contra lo que he intentado en vano abandonar, para luchar y
ganar. Soy feliz porque siempre mis movimientos pueden ser
hechos a través de la puerta rociada con la sangre del Cordero].
El infiel construye una pared contra Dios. Quien no tiene, no
tiene a Dios en primer lugar. Nada es más peligroso que poner a
prueba a Dios. La persona sin fe mantiene su pecado con él
mientras que la persona de fe permite que el Señor lleve su
pecado. ¿Mantendremos nuestros pecados y ofreceremos la clase
de oración que no alcanza a Dios, o confiaremos nuestras
iniquidades al Señor y transmitiremos nuestras oraciones con
corazones pacíficos? Esta es nuestra elección.
Aunque la ciudad de Nínive iba a ser castigada por Dios, ellos
se arrepintieron y fueron puestos en libertad luego de escuchar la
evangelización de Jonás. Como resultado, ellos fueron todos
salvados. Igualmente, la evangelización es el ultimátum.
Si uno tiene la menor sombra de duda en el corazón, no
puede relacionarse con el Señor. Creyente se refiere a alguien que
está totalmente libre de dudas, no a alguien cuya fe es a veces
salpicada con dudas. Por esta razón, arrepiéntase por dudar y sea
ayudado por el Espíritu Santo para liberarse de las dudas. El
Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad e intercede por
nosotros con gemidos que las palabras no pueden expresar
(Romanos 8:26).
La consecuencia de la duda es la conducta desobediente. El
desobediente es el adversario de Dios que se Le opone
abiertamente. Blasfema contra la voluntad de Dios. Es el enemigo
que trata de dañar el trabajo de Dios. Si usted ha cerrado los ojos y
se ha arrodillado ante Dios para la oración, piense si actúa
correctamente. Si usted todavía continúa oponiéndose a Él, su
oración nunca Lo alcanzará.
Escuche los testimonios de aquellos cuyas oraciones fueron
contestados. ¿Alguna vez dijeron que ellos se opusieron a Dios y
fueron contestados? En ninguna parte de la Biblia puede usted
encontrar tal posibilidad. No ponga a prueba a Dios. Dios no es
engañado por el que se opone a Él, aunque llore mucho, si no
cambia. Incluso si sus ojos están cerrados para la oración, su
insubordinación parecerá como una montaña inmensa que lo
bloquea a usted de Dios.
El abominable no es un hombre de los cielos; quien puede
transmitir sus oraciones es un hombre del cielo. Hombre del cielo
se refiere al que está dedicado al reino de los cielos, el que
obedece sin duda por consideración a Su reino. Jesús mostró a su
madre, sus hermanos y sus hermanas diciendo, "¿Quién es mi
madre, y quienes mis hermanos?" (Mateo 12:48-50), y dibujó una
clara línea. Era la familia con la que había estado viviendo durante
treinta años y había desarrollado cariño por ella. Sin embargo,
cuando comenzó su vida pública, él cortó todos esos sentimientos
y amarras humanos, y proclamó que Él se manifestaría a sí mismo
sólo por medio de la justicia. ¿Si ese es el caso, a quién mostrará él
sus sentimientos y cariño personales?
Cualquiera que no actúa de acuerdo con Dios nunca podrá
pararse ante Él. Porque en Salmos 32:5 dice, “Pero te confesé mi
pecado, y no te oculté mi maldad.” Me dije: “Voy a confesar mis
transgresiones al SEÑOR”, y “tú perdonaste mi maldad y mi
pecado.” Quien no se oculta ante Dios y recibe el perdón
prosperará. También dice en Salmos 32:2, "Dichoso aquel a quien
el SEÑOR no toma en cuenta su maldad y en cuyo espíritu no hay
engaño.”
Si quien ora tiene algo que ocultar ante Dios, significa que no
quiere tener ninguna relación con Él. Si uno desea relacionarse con
Dios, no debe tener absolutamente nada que ocultar. Decir la
verdad ante Él es auto-confesión.
El camino correcto de la fe enseñado por la Biblia es la
petición para utilizar la sinceridad de uno así como Dios utilizó a Su
Hijo; la palabra para utilizar el pecado de uno así como el Hijo de
Dios vertió Su sangre. No confesar los pecados de uno es ocultarse
a sí mismo, lo que decepciona a Dios. Además, es un acto que
avergüenza a Dios. De esta manera, dialogar con Él se hace
imposible. El diálogo es la garantía que Dios nos otorga acerca de
lo que ha prometido darnos luego de oír nuestras oraciones. A
menos que uno confiese sus pecados por sí mismo, todo esto
puede desaparecer como entre la niebla.
Dios nos prometió muchas cosas. Él nos prometió vida
eterna, bendiciones, el reino de Dios, el Espíritu Santo y sus dones,
los poderes, las señales, la redención, la sanidad, la prosperidad y
todas las cosas.
Entre ellos, está la promesa que "Usted y sus descendientes
serán bendecidos por mil generaciones". Sin embargo, aún antes
que esta promesa venga a nosotros, las maldiciones advertidas por
Dios nos agobian. El diablo, aprovechándose de la tontería, la
pereza, la desobediencia y la falta de fe de los humanos, ha
capturado a los que cayeron de esta promesa y los considera como
sus posesiones; por lo tanto, no pueden sino finalmente, perecer.
El árbol del fruto del conocimiento del bien y el mal le
permite a uno conocer el bien y el mal. "Bien" se refiere a la vida y
la justicia. Dios estimó suficiente para los humanos conocer sólo el
bien, pero los humanos se opusieron y experimentaron incluso el
mal y llegaron a ser como un cierto ángel corrupto en el mundo
espiritual (Génesis 3:22).
A pesar de la advertencia de Dios para prevenir a los
humanos de experimentar falta de justicia, su vanidad, que ignoró
o apartó Su voluntad, terminó oponiéndosele. Es así como ellos
llegaron a encarar las espantosas maldiciones de Dios.
El juicio y el infierno, la maldición y la corrupción, la
enfermedad y la desgracia cayeron sobre ellos. Llegaron a ser
aquellos a quien Dios odia, abandonados por Dios, hijos del diablo,
propiedad de los demonios. Además, ellos se oponen a Dios,
carecen de compasión, están llenos de maldad, son asesinos,
causando envidia y rivalidad, se burlan, se oponen a sus padres y
maldicen a sus hermanos y cometen actos de ilegalidad. Todo esto
como resultado de las maldiciones de Dios.
Cuando está a punto de orar, ¿piensa usted dónde está
parado realmente, a la derecha de Dios, o a la izquierda? Dios
ordenó habitar en Su buena voluntad sólo removiendo el mal de
los humanos, al punto de sacrificar a Su Hijo Unigénito. Aún así,
ellos no escuchan.
Incluso si los humanos fueran maldecidos conociendo el bien
y el mal, Dios, quitando el mal de los humanos, quiere parar las
maldiciones y permitir que ellos prueben Su justicia y la vida
contenida en el bien. Sin embargo, su falta de fe los hace
desobedecer Su voluntad, y quedar en el pecado. El llamativo
testimonio de que usted se queda en el pecado es que su oración
no lo alcanza a Él.
"Ustedes traen animales ciegos para el sacrificio, y piensan que no tiene nada
de malo; sacrifican animales cojos o enfermos, y piensan que no tiene nada de
malo. ¿Por qué no tratan de ofrecérselos a su gobernante? ¿Creen que estaría
él contento con ustedes? ¿Se ganarían su favor? —dice el SEÑOR
Todopoderoso—. Ahora pues, traten de apaciguar a Dios para que se apiade
de nosotros. ¿Creen que con esta clase de ofrendas se van a ganar su favor?
—dice el SEÑOR Todopoderoso-. (Malaquías 1:8-9).
"De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro
nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos". (Hechos
4:12).
5
Quien Ora Debe Reconocer
al Creador
"El corazón de la gente clama al Señor con angustia. Bella Sión amurallada,
¡deja que día y noche corran tus lágrimas como un río! ¡No te des un
momento de descanso! ¡No retengas el llanto de tus ojos! Levántate y
clama por las noches, cuando empiece la vigilancia nocturna. Deja correr el
llanto de tu corazón como ofrenda derramada ante el Señor. Eleva tus
manos a Dios en oración por la vida de tus hijos, que desfallecen de hambre
y quedan tendidos por las calles." (Lamentaciones 2:18-19).
"El hijo honra a su padre y el siervo a su señor. Ahora bien, si soy padre, ¿dónde está
el honor que merezco? Y si soy señor, ¿dónde está el respeto que se me debe? Yo, el
SEÑOR Todopoderoso, les pregunto a ustedes, sacerdotes que desprecian mi nombre.
Y encima preguntan: "¿En qué hemos despreciado tu nombre?" Pues en que ustedes
traen a mi altar alimento mancillado. Y todavía preguntan: "¿En qué te hemos
mancillado?" Pues en que tienen la mesa del SEÑOR como algo despreciable."
(Malaquías 1:6-7).
“...para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y
debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de
Dios Padre." (Filipenses 2:10-11).
Por lo tanto, uno debe ser humilde ante el nombre Jesús. Así
como uno hace todo en el nombre Jesús, como si lo hiciera al Uno
Vivo, uno debe ser sincero, santo, confiado y respetuoso. Si uno le
atribuye gloria a Él y lo ama, es como amar a Dios y depender de
Su nombre. Dice en Salmos 5:11, "Pero que se alegren todos los
que en ti buscan refugio; ¡que canten siempre jubilosos! Extiende
tu protección, y que en ti se regocijen todos los que aman tu
nombre" y en Salmos 9:2-3, "Quiero alegrarme y regocijarme en ti,
y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. Mis enemigos
retroceden; tropiezan y perecen ante ti". Y también, en Jeremías
10:6, “¡No hay nadie como tu, SEÑOR! ¡Grande eres tú, y grande y
poderoso es tu nombre!”.
Uno debe verdaderamente saber qué hacer para glorificar el
nombre del Señor, cómo puede ser glorificado. Nadie ha visto a
Dios el Padre, pero viendo al Hijo de Hombre a quien Él envió, es
decir, al Hijo de Dios, nosotros Le vemos (Juan 14:9). Además,
aunque no podemos ver a Jesús nuevamente porque Él se fue al
cielo, debemos creer en Jesús, Su nombre que Él dejó en el mundo,
depender de Él, honrarlo, obedecerle y servirle gloriosamente.
Si servimos al nombre como si estuviésemos viendo al Hijo
de Hombre con nuestros ojos y le servimos verdaderamente, la
justicia de Jesucristo se manifestará en Él. Debido a que esto es
igual que ver a Jesucristo, el que sirve al nombre Jesús llega a ser el
que ha visto al Señor, incluso si no está interesado en ver a
Jesucristo con sus ojos (Juan 16:10)
Nuestra fe consiste en buscar a Dios. Para este propósito,
hemos visto al enviado por Dios y hemos confiado en Él, es decir, a
Jesucristo (Juan 14:16). En Jesucristo hemos visto el camino que
lleva al Padre. Ese camino que ya no podíamos ver con los ojos fue
descubierto otra vez en el nombre de Jesús. Puesto que el Espíritu
Santo reside en el nombre Jesús, Él manifiesta el poder, la verdad,
y la justicia de Jesús.
Para un creyente, encontrar a Dios es encontrar Su justicia,
manifestada en Su Hijo, el Hijo de Hombre, y en la ascensión al
cielo de este último; esta justicia es manifestada en Su nombre, es
decir, Jesús. Para ponerlo en otros términos, el Hijo de Hombre es
la justicia de Dios y el nombre Jesús es la justicia de Dios.
Cristo que es el Hijo de Hombre es la realidad que testifica al
hecho que el Padre está vivo; su nombre Jesús es el nombre que
testifica que Jesucristo está vivo. El Espíritu Santo mora en el
nombre Jesús y es la realidad que testifica que este nombre está
vivo.
Ningún nombre bajo el cielo muestra una realidad viva.
“Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más
cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más
profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos…”
(Hebreos 4:12). La palabra de Dios es una existencia espiritual
similar a una realidad. Además, el nombre de Jesús por el Espíritu
Santo, -también ‘vivo y poderoso, y más cortante que cualquier
espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del
espíritu, hasta la médula de los huesos’- tiene la misma realidad
que la existencia del Dios Vivo.
Debemos comprender bien que el nombre Jesús y el Espíritu
Santo son inseparables. El Espíritu Santo mora indefectiblemente
en el nombre Jesús y obra con Él. Quienquiera que no tiene el
Espíritu Santo no tiene el nombre Jesús. Quienquiera que tiene el
Espíritu Santo en él tiene el nombre Jesús en él.
Así como el Espíritu Santo se manifestó con el Hijo de
Hombre (Mateo 3:16-17), él se manifestó con el nombre Jesús
(Juan 14:26). El Espíritu Santo no hace su obra solo, sin el nombre
Jesús, sino que obra con él. Por lo tanto, la salvación no se
encuentra en ningún otro nombre bajo el cielo, dado a los
hombres por medio del cual los humanos pueden ser salvos
(Hechos 4:12).
En el mundo, el nombre llega a ser una garantía siempre que
uno viva, pero si el poseedor del nombre se muere, nadie puede
garantizar el nombre. Por eso cuando esa persona muere, su
nombre pierde efecto, mientras que el nombre Jesús, por estar
con el Espíritu Santo, siempre manifiesta su eficacia. Así, la justicia
de Dios se manifiesta en Él.
El que no manifiesta la justicia de Dios no vive. Cuando la
justicia de Dios es manifestada, se vive. Por lo tanto, estar "vivo"
significa manifestar la justicia de Dios, estar "muertos" significa no
manifestarla. Que la palabra de Dios esté viva significa que Su
justicia es manifestada en ella; que la fe esté viva significa también
que la justicia de Dios es manifestada en ella. Igualmente, el
nombre Jesús es descrito como la realidad viva porque la justicia
de Dios es manifestada en Él. La justicia es aquella que está viva.
Como resultado, quien ora no ha recibido separadamente el
Espíritu Santo y el nombre Jesús. Recibir el nombre Jesús y haberse
arrodillado ante Él significa haberse arrodillado ante el Espíritu
Santo que vino en Su nombre. El nombre Jesús por el Espíritu
Santo posee autoridad y poder semejante a la persona del Dios
Vivo. Así posee, todo lo de Su reino y de Su gloria y de Su
autoridad.
La vida está en el nombre Jesús porque el Espíritu Santo
mora en el nombre de Jesús y manifiesta el nombre Jesús porque
manifiesta la justicia del Dios vivo. Así como Dios está con el
Espíritu Santo y el Hijo de Hombre está con el Espíritu Santo, el
nombre Jesús está con el Espíritu Santo, de modo que no hay
ningún otro nombre semejante bajo el cielo y en la tierra.
Porque es un nombre vivo y activo, y porque es un nombre
que vino por el Espíritu Santo a reemplazar al Hijo de Hombre,
dotó con toda la autoridad y el poder sobre el cielo y sobre todas
las cosas, después de que fuera al cielo, este nombre de Dios, lo
que no es simplemente una afirmación con propósitos honoríficos
(Mateo 1:23). Consecuentemente, quien no puede recibir el
Espíritu Santo no conoce la realidad del nombre Jesús. No
aguantando su larga vida eclesiástica; tuvo solamente una vida
religiosa, conducida ignorando el nombre Jesús.
En el mundo, si una celebridad muere, también lo hace su
nombre, por lo que venerarlo es como idolatría. Por otro lado,
puesto que el nombre Jesús es el reverendo nombre siempre vivo,
condena a las generaciones malas y salva a los creyentes. Así como
Dios honró a Su Hijo y Le confió todas las cosas, Su Hijo honró Su
nombre, Jesús, y le confió todas las cosas. Este mismo nombre
mora por el Espíritu Santo en todos los que lo reciben y
manifiestan la justicia de Dios. La justicia de Dios es Su dignidad.
Puesto que quien ora se arrodilla ante el nombre vivo, a
diferencia del adorador de ídolos, que no se para ante nada, este
nombre recibe la gloria. En otras palabras, Dios recibe la gloria, y
es así como el que viene ante Dios en el nombre Jesús es el que
viene ante Dios Mismo.
Cualquiera que desprecia el nombre de Dios y lo toma en
vano, comete pecado semejante a la blasfemia contra el Espíritu
Santo, el que nunca será perdonado en esta era ni en las eras
venideras y ni nunca será considerado como inmaculado. Hemos
conocido la realidad del nombre de Dios y nos arrodillamos ante Él.
7
Uno Debe Buscar la Justicia de Dios
"No sean como ellos, porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes
de que se lo pidan. " (Mateo 6:8).
10
El propósito de la oración
es buscar bendiciones
Dios dio a las criaturas cosas espirituales y entre
ellas, bendiciones antes que todo lo demás. Estos son los
dones supremos que puede conceder a las criaturas en
términos de la espiritualidad.
"… y los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense; llenen
las aguas de los mares. ¡Que las aves se multipliquen sobre la tierra! "
(Génesis 1:22)
“…y los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense; llenen
la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, a
todos los reptiles que se arrastran por el suelo.»" (Génesis 1:28).
"Dios bendijo el séptimo día, y lo santificó, porque en ese día descansó de toda
su obra creadora." (Génesis 2:3).
"Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido
en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo. Dios nos
escogió en Él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin
mancha delante de Él. En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos
suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de Su voluntad, para
alabanza de Su gloriosa gracia, que nos concedió en Su Amado. En él tenemos
la redención mediante Su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a
las riquezas de la gracia" (Efesios 1:3-7).
"Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas
prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran
extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a
entender que andaban en busca de una patria." (Hebreos 11:13-14).
"Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo Unigénito, para que todo
el que cree en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna" (Juan 3:16).
"Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue
el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza." (Efesios 6:13).
Como está registrado en los versículos bíblicos
anteriores el diablo del pasado es un espíritu que está
realmente trabajando para molestar a los humanos, y
oponiéndose a los santos. Es el que causó a última hora la
corrupción de incluso un santo ferviente (Mateo 16:23), y
de un discípulo de Jesús (Juan 13:2). Por lo tanto, la vida
espiritual no es una de ociosidad, sino una en la cual se
debe estar alerta y combatir con el poder.
Algunos cuestionan la existencia del diablo en la
etapa actual del desarrollo científico. Estas personas
insensatas ya están alistadas en su ejército y retuercen la
verdad. Dios todavía derrama hoy el Espíritu Santo en la
Iglesia para permitirle habitar en numerosas almas, para
ayudarlas a resistir al diablo por medio del poder profuso,
el conocimiento y la sabiduría. Sin embargo, los que
declaran que el diablo no existe son los que confían en su
propia fuerza, haciéndolos negar su existencia.
¿Sabe uno por qué es difícil evangelizar? Porque el
diablo, con gran afán, impide que uno crea y reciba la
verdad. El diablo está trabajando noche y día sin
descanso. El se aprovecha de la religión ampliamente
extendida en el mundo; se aprovecha de las doctrinas; se
aprovecha de las ciencias y la civilización; toma ventaja de
los que tienen autoridad; se aprovecha del conocimiento;
se aprovecha de la cultura, y hace todo lo que puede para
causar la corrupción de incluso el elegido. Si un espíritu
holgazán y perezoso cae en su trampa, la fe que construyó
toda su vida se desplomará súbitamente. De ahí la
necesidad de recibir el poder que Dios da.
El poder de Dios es la fuerza para vencer al diablo y
resistir a los demonios. Si solamente uno lo puede
manejar, Dios lo da sin límite. Sin embargo, para manejar
el poder, es necesario también el poder. Aunque sólo la fe
lo puede manejar, sin el poder no es posible que esta fe
maneje el poder más grande. Con este fin, ora y suplica
fervorosamente para que Dios trabaje para el bien de los
santos suplicantes (Romanos 8:26-27). El Espíritu Santo así
como el Señor Jesús cooperan cuando se trata de la
intercesión.
El poder que Dios da permite resistir
tremendamente al diablo y ganar la victoria. A menos que
los santos tengan el poder, no es fácil para ellos hacer
nada en el mundo. Porque las dificultades espirituales son
invisibles a los ojos, sin el poder espiritual es difícil estar
en control.
De repente, las familias se desintegran porque caen
en la tentación del diablo. Por eso el poder es también
necesario para la casa de uno. Si uno trata de vivir el día a
día para mantener la impotencia, uno terminará en el
fracaso.
Nada en el mundo puede dificultar del todo al
diablo porque es un ser espiritual que sobrepasa a la
naturaleza. No obstante, es el Enemigo que quiere luchar
hasta el fin, aunque haya sido lanzado hacia abajo, a la
tierra, y el poder de Dios es lo único que él no puede
derrotar.
Quien pastorea necesita aún más el poder. El
ministerio pastoral mismo no es un asunto mundanal,
sino el trabajo del reino de Dios; porque es el trabajo para
la justicia de Dios, es el ministerio fatal para el diablo.
Innecesario decir, él no se quedará sólo como un
espectador de este trabajo espiritual: moviliza todos los
medios posibles y trata de dificultar el ministerio pastoral.
Que un pastor no pueda orar es también la victoria del
diablo. Que un pastor no tenga el poder espiritual es
igualmente la victoria del diablo. Que un pastor no se
base en la verdad sino sea un esclavo de las doctrinas es,
otra vez, la victoria del diablo. Estos no son amenazas
para el diablo; por el contrario, viven como sus
colaboradores.
Sobre todo, insto a los siervos del Señor a orar
abundantemente. Es difícil orar incluso si uno tiene el
corazón para ello, porque uno no tiene el poder para
neutralizar las dificultades que impone el diablo. El poder
no se manifiesta sólo por haber recibido el Espíritu Santo.
El poder no es una abstracción, sino las señales que lo
acompañan (Mateo 12:28). Jesús dijo que estas señales
acompañarán a aquellos que creen en Él, como sigue, "En
mi nombre expulsarán demonios;…pondrán sus manos
sobre los enfermos, y éstos recobrarán la salud" (Marcos
16:17-18). Esto no es una palabra del pasado.
La palabra en Hebreos 3:12-13, "Cuídense,
hermanos, de que ninguno de ustedes tenga un corazón
pecaminoso e incrédulo que los haga apartarse del Dios
vivo. Más bien, mientras dure ese “hoy”, anímense unos
a otros cada día, para que ninguno de ustedes se
endurezca por el engaño del pecado", significa no abolir el
vivir diario de obediencia humilde siempre que sea
llamado "hoy". Uno no lo puede manejar, sin embargo, sin
el poder.
Uno puede mantener la vida espiritual para el
espíritu sólo por medio del poder. Uno no puede
mantener una vida santa sólo con la fuerza de la carne;
uno puede mantener una vida santa sólo con el poder de
Dios. Sin el poder, sólo habrá grandes penas en la vida
espiritual.
El poder es acompañado por la venida del Espíritu
Santo, pero uno no lo puede recibir por no tener su
plenitud. No hay razón para limitar el poder de Dios. No
será un peligro recibir abundantemente el poder que Dios
está dispuesto a dar, ni un tema de burla, tampoco. Si
Dios está dispuesto a dar, uno debe recibir de acuerdo a la
extensión de esa voluntad. Los santos deben más bien
preocuparse de la falta del poder de Dios, y lamentarla.
La vida espiritual desprovista del poder es una
hipocresía. Eliseo buscó una doble porción de la
inspiración de Elías. No fue la vanidad. Necesitó mucho
más poder porque el mundo en sus tiempos había llegado
a ser más malo. Puesto que el mundo es aún más malo
ahora, se necesita mucho más poder.
Eliseo contuvo la capa de la mano Elías y golpeó el
Jordán gritando, "¿dónde está el Dios de Elías?" Entonces,
el poder de Elías se manifestó en él. Su grito significó,
"¿dónde está el Dios que Elías monopoliza?" Dios no es
monopolizado por nadie en el mundo. Es el Dios del que
Le desea y Le desea. Dios le da el poder al que lo añora,
quienquiera que él sea.
El Dios que perteneció exclusivamente a Moisés no
existe. Es el Dios del que Le desea y Le desea. La
naturaleza de Elías era idéntica a la nuestra como
humanos. Su oración de fe paró la lluvia, y luego la hizo
caer otra vez, y esto fue su fe y poder. Eliseo había
aspirado a tal poder. Por eso Dios también vertió el poder
de Elías en él.
El Dios que rechazará a los que quieren hacer Su
trabajo con Su poder no existe ni en el cielo ni en la tierra.
Él coopera con quien quiere hacer Su trabajo recibiendo
Su poder.
No hay un tiempo especial para la oración que busca
el poder. Dios escucha si uno ora siempre y si suplica más
fervorosamente. Dios amará y le contestará al que declara
verdaderamente hacer Su trabajo e implora por el poder
para hacerlo. Oremos siempre que sepamos primero la
misión de la oración.
La oración no es el medio de auto-cultivo, sino la
promesa dada por Dios para rogar. Es un medio utilizado
por la petición de uno para obtener lo que está en Su
posesión. Usemos la oración en una manera santa. Dios se
complace con tales usuarios. Busque el poder trabajando
y ejérzalo, preguntando seriamente.
Mejor morir que ser impotente. Mejor vivir como un
mendigo en este mundo que ser impotente. Ore tanto
como para no ser marcado como impotente otra vez. Sea
conocido como un siervo poderoso, un santo poderoso y
permita que Dios le utilice en cualquier momento para Su
trabajo.
Alguien puede haber expulsado demonios en el
nombre de Jesús, pero esto es diferente del poder del
Espíritu Santo. El poder de esta persona no expulsó a esos
demonios, sino el nombre de Jesús lo hizo. Por lo tanto,
haber expulsado demonios no significa necesariamente
tener el poder.
El poder de Dios debe entrar en el espíritu de uno.
Los dones de Dios que uno puede utilizar, deben entrar.
Estos vienen por el Espíritu Santo sólo en la oración.
14
"Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del
mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. Quien es así no
piense que va a recibir cosa alguna del Señor; es indeciso e inconstante en
todo lo que hace." (Santiago 1:6-8).