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Capítulo IV

Date la Buena Vida.

“Hacer lo que quieras” palabras con las que se intenta dejarse de órdenes,
costumbres, premios y castigos; sin embargo esta frase también expresa
contrariedad pues tal pareciera que también es una orden: “haz esto y no lo otro”.
Tiende a ser muy complicado si lo haces desobedeces pues no haces lo que
quieres, y, si la cumples haces tu deseo y no lo que se te manda.

Siempre debemos preguntarnos a nosotros mismos que es lo que queremos ya


que perdemos nuestra libertad al ponernos al servicio de otros; no se trata de
pasar tiempo sino de vivirlo bien.

Dentro de una palabra se resumen todos los conflictos de la vida humana: la


libertad. Se vuelve más una condena eterna pues se tiene pero con límites y esos
límites precisamente son los que nos hacer no tenerla también.

Incluso dentro de nuestra propia libertad podemos confinarnos a ser esclavos, y


aunque así sea nunca se renuncia a elegir lo que se cree es mejor,
desgraciadamente no se elige ser libre o no serlo, pues así se nace: “estamos
condenados a la libertad”.

Hay que definir que lo que nos venga en gana no tiene nada que ver con hacer lo
que uno quiera, es decir, en el primero se actúa por impulso y en el segundo caso
lo hacemos porque nos nace y sabemos lo que la toma de decisiones traerá para
nosotros.

Después de todo esto entendemos que libertad es querer, aunque en momentos


los deseos se interponen entre la toma de las correctas decisiones. A veces los
hombres queremos cosas contradictorias que nos hacen entrar en conflicto e
irregularidad: libertad. Es importante establecer prioridades e imponer jerarquía
aunque nos haga pensar que en la vida haya pocas cosas que realmente valgan
la pena. Hacer lo que quieras es atreverse a vivir la vida humana.

La vida está hecha a tiempo.


Capítulo V
¡Despierta Baby!

El hombre no nace siendo hombre, se hace según va creciendo cuando


aprendemos y heredamos; eso es lo que nos reconoce como seres humanos, el
trato mismo que nos debemos entre nosotros y la reciprocidad.

Hay momentos en los que el ser humano asegura que el dinero compra todo, y
tenerlo todo es lo mismo que darse “una buena vida”, sin embargo estamos
equivocados, pues se sabe lo que se quiere, pero, se ignora en qué consiste eso
mismo. Siempre el deseo nos hace querer más y más; las manos ocupadas limitan
nuestras necesidades, el poder nos ciega.

Para tener hay que sacrificar, la vida es siempre complejidad y complicaciones;


nadie es capaz de dar lo que no tiene y mucho menos nada puede dar más de lo
que es. Si nos tratamos como cosas entonces obtenemos “cosas” que las cosas
no tienen, pero si queremos ser humanos entonces nos debemos comportar como
tales, la complicidad nos abre el camino al trato.

Cuando buscamos respuestas ante situaciones debemos contar primero con el


respeto de una persona: nosotros mismos. Al no convertir a los demás en cosas
defendemos por lo menos nuestro derecho de no ser cosas para los demás.

En momentos sentimos perdernos, no es que no nos tengamos es sólo que ya ni


siquiera nos merecemos. Podemos estar rodeados de todo aquello que muchos
consideran hace feliz a una persona, pero nos olvidamos que lo que hace vivir feliz
a un individuo es desenvolverse y sentir, disfrutar y convivir con otros lo que tiene,
sea poco: tendrás todo.

La ética trata de averiguar todo lo que llevamos dentro (en el fondo), más allá de lo
que nos cuentan y de lo que vemos. El humano debe disfrutar, debes poner
atención a tu vida y a lo que necesitas, lo que deseas, lo que tienes y sé feliz: sólo
así aprendes a vivir humanamente, sin cómodas pero peligrosas simplificaciones.

Procura comprender la complejidad de todo lo que te rodea.


Capítulo VI
Aparece Pepito Grillo.

Lo más importante siempre es saber comprender de qué va la vida y que es lo que


puede hacerla buena, ante todo, no sentirse satisfecho con lo que llaman bueno,
quedar bien o que nos aprueben lo que hicimos: nadie puede ser libre por ti.

“Nuestra única obligación es aprender a andar por el mundo sin bastón”, es decir,
que nuestro ánimo no nos haga cojear. Hay tipos de cojos como: a) el que cree no
querer nada, b) el que lo quiere todo, c) el que no sabe lo que quiere, d) el que
sabe que quiere y e) aquel que desea algo con fuerza. Todos ellos necesitan de
un bastón, (cosas ajenas que los hagan sujetarse).

A desgracia todos terminan mal, pues ninguno logra lo que de verdad deseaba. Lo
contrario de ser moralmente imbécil es tener conciencia, pero para tenerla
necesitamos ciertos rasgos: saber, fijar, practicar, renunciar y responsabilizarse.
Todo esto para evitar caer en el egoísmo. El que quiere lo mejor para sí mismo
puede ser egoísta sin ser un imbécil.

Quien no sabe como ser egoísta desea serlo, aunque nos sintamos como alguien
malo, ese pensamientos nos ciega y nos quita la sed de ambición, eso no nos deja
darnos la buena vida pues para conseguirla debemos ser egoístas y querer lo
mejor para uno mismo, siempre voy primero yo.

Hay que saber lo que uno quiere y sentirse bien con sigo mismo. El remordimiento
lo tenemos cuando nos damos cuenta de que hemos hecho algo mal, pero cuando
nos damos cuenta nosotros, no si alguien nos dice que hemos obrado mal. Ese es
el verdadero castigo.

Como somos libres podemos equivocarnos y por eso tenemos remordimientos,


porque nos damos cuenta de que hemos sido nosotros los que hemos hecho algo
en contra de lo que verdaderamente queríamos hacer. Por eso lo escondemos
detrás de un ¡YO NO HE SIDO! Pero si lo que hemos hecho esta bien, enseguida
nos damos los honores, sabemos que hemos vivido.
Capítulo VII
Ponte en su Lugar.

Contra el remordimiento lo que debemos hacer es ser responsables, y si no,


pensar antes lo que vamos a hacer y las consecuencias que nos puede traer; y lo
que es más importante saber aceptar las consecuencias. Hay que saber también
que las decisiones tomamos ahora van formando nuestro interior y nuestro futuro
día a día.

A la ética lo que le interesa es la vida humana que transcurre entre humanos, el


saber que sólo entre dos hombres puede haber conversaciones, discusiones, etc.,
aunque estos dos no tengan nada en común pero se pueden poner a discutir
sobre las razones que les hacen pensar así.

Hay que tener claro que a los hombres que no consideramos buenos los debemos
mantener a distancia, pero también debemos tener en cuenta que son humanos y
aunque nosotros los consideremos malos, pueden darnos humanidad.

Y tratarlo a todos los seres humanos como se merecen, según su calidad, con esa
dignidad también nos hace humanos. Desde luego si vamos dando enemistad no
vamos a recibir amistad y siempre es mejor unirse al pequeño grupo de los
buenos que al gran grupo de los malos, porque ser del montón si puedo ser “YO”.

Si hacemos el mal a los demás nos lo hacemos también a nosotros mismos,


porque ese mal nos va a ser devuelto, tarde o temprano. Antes de hacer algo a
alguien debemos ponernos en su lugar y ver como nos afectaría, a eso se le llama
humanidad. Esa es la diferencia que nos vuelve humanos pensantes y capaces de
relacionarnos.

Amar a los que son como nosotros, y también a los que no lo son, significa que
nos amamos a nosotros mismos, que sabemos vivir una vida humana, una buena
vida.
Capítulo VIII
Tanto Gusto.

Desgraciadamente con el tiempo las cosas siempre cambian, nos guste o no nos
guste, así tiene que pasar porque es inevitable; ejemplo de ello es ver algo tan
normal como el sexo ha pasado a ser obsceno e inmoral, y que se debe tener
pudor al hablar de ello.

A diferencia de los humanos, los animales no disfrutan de un acto tan íntimo como
tal, pues al seguir a su instinto puramente de reproducción y de dominio en el
número, renuncian a sentir.

El placer y el darle gusto al cuerpo es una parte importante para darse la buena
vida de la que nunca estamos conformes. Hay que buscar los placeres de hoy,
hay que saber disfrutar lo que tenemos en el presente y no amargarnos buscando
algo mejor. Podemos disfrutar el presente y con él construir un futuro que nos dé
felicidad.

Con facilidad caemos en abismos de dolor que solo bloquean nuestros sueños y
opacan nuestros éxitos, por eso es importante saber que para todo incluso para la
felicidad hay límites; la felicidad termina donde debe empezar el equilibrio.

Hay una gran diferencia entre el uso y el abuso del placer. Si abusamos de un
placer que es bueno lo podemos convertir en malo si dependemos ampliamente
de él. La conclusión final seria que hay que disfrutar de los placeres pero sin
abusar de ellos ya que entonces pueden llegar a ser peligrosos.

Como todo en esta vida depende de un equilibrio o una estabilidad, nosotros


debemos de aprender la importancia de ello, la manera en que influye en nuestro
entorno y por consiguiente a los que nos rodean. Nuestras decisiones siempre
afectarán a más de uno, sea para bien, o sea para mal.
Capítulo IX
Elecciones Generales.

El mejor gobierno desde el punto de vista ético no es el que dice que todo el
mundo es victima de las circunstancias, no es una dictadura porque lo que
queremos es ser libres. La única política que nos puede favorecer es una política
que nos trate a todos por igual, que no pisotee a los que están abajo y destruya
por envidia a los que están arriba, que se asocie a lo poco bueno y no a lo mucho
malo.

En resumen todos deberíamos ser más solidarios respecto al mundo entero, que
no se gastarán tanto dinero en armas que solo sirven para destrozar el mundo y
las gasten para favorecerlo (el tercer mundo por ejemplo). Todo esto termina
regresando el origen de tanto conflictos, de que ha servido tantos años de luchas,
tantas muertes, si no han cambiado las cosas, seguimos siendo esclavos de
nosotros mismos.

Ya que todos estamos unidos por la comunicación porque no hacer un esfuerzo


común para ayudar a los demás y en especial a nosotros mismos, si no
intentamos convivir en una sociedad que esté formada por “HUMANOS”
terminaremos destruyéndonos como humanidad.

Si no comprendemos que lo mejor de la vida es cometer errores, siempre y


cuando aprendamos de ellos y no volvamos a caer en lo mismo, sabremos tomar
decisiones, riesgos y tendremos la satisfacción de ser FELICES, seremos
humanos completamente realizados como tales, y aprenderemos a disfrutar la
vida misma.

Nuestra naturaleza nos hace caminar y caer, solo nosotros decidimos si nos
levantamos y seguimos adelante, o nos rendimos y nos quedamos viendo nuestra
vida pasar sabiendo que somos imbéciles por no intentar.

Si bien la perfección no existe, sería grandioso descubrir que es lo más cercano


que estamos de la vida perfecta.
CONCLUSIONES.

Muchas veces perdemos tiempo sufriendo por cosas que no ameritan nuestro
dolor; pasamos mucho tiempo ocupados viendo como la vida se nos va en
decisiones, buenas, malas, en momentos que nos cambian la vida, y la
predicciones erróneas que hacemos con respecto al futuro que queremos y al que
merecemos.

Al leer este libro he comprendido que desde que llegamos al mundo, somos
nosotros a la raza que se le dio el poder de decidir. Porque nosotros decidimos
ser.

Nacemos condenados a vivir en libertad, pero no asumimos sus consecuencias;


creemos que es muy fácil perdernos entre la gente, y mentirle al mundo diciendo
que el “destino” no es justo. Es que no comprendemos que las vías fáciles son las
más largas, que los tropiezos son pruebas que se tienen que superar, y que
sostenernos de alguien o de algo nos vuelve inútiles.

A que hemos venido si no sabemos lo que queremos de nosotros, por qué


preguntarse que es lo que los demás ven y que nos une a ellos como humanos.
Tomar riesgos, equivocarse y continuar, siempre hay algo más allá, atreverse es lo
que nos vuelve superiores.

Seremos muchos, pero solo los egoístas triunfan en un mundo de egoístas;


reconocer que pensar y querer lo mejor para sí, es el primer paso para llegar a la
conquista de nuestra vida, es comprender que aún siendo humanos somos
diferentes, aprender a convivir con esas diferencias, es ser HUMANO.

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