Está en la página 1de 2

Diario DPI Suplemento Derecho Civil, Bioética y Derechos Humanos Nro 12 – 07.06.

2016

Adopción integrativa o de integración familiar


Belén Loguercio1

El Código Civil y Comercial de la Nación establece la adopción de integración como uno de los tipos de adopción
aceptados por el ordenamiento jurídico (artículo 619 CCC).
Dicha figura tiene por finalidad reconocer legalmente un núcleo familiar ya consolidado entre el niño o adolescente y
el conviviente o cónyuge de su progenitor de origen; o bien la relación entre el hijo adoptivo de este último y su
pareja, sea ésta matrimonial o extramatrimonial.
Ello es así por cuanto se determinan los mismos efectos (art. 558 CCC) al vínculo entre el hijo y su progenitor sin
importar la fuente de la filiación, es decir que derive de la filiación por naturaleza, por técnicas de reproducción
humana asistida o adoptiva.
En vista a esta construcción heterogénea de los distintos modelos familiares reconocida en los Tratados
Internacionales (art. 75 inc 22 CN) y en el art. 14 bis última parte de la Constitución Nacional, el concepto amplio de
familia es el que impera en nuestro sistema jurídico.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso “Fornerón e hija vs. Argentina”2 ha puesto de manifiesto
que “…en la Convención Americana no se encuentra determinado un concepto cerrado de familia, ni mucho menos se
protege sólo un modelo tradicional de la misma”…"el concepto de vida familiar no está reducido únicamente al
matrimonio y debe abarcar otros lazos familiares de hecho donde las partes tienen vida en común por fuera del
matrimonio”.
En igual sentido, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en el caso “Marcky c/ Bélgica”3 precisó que la frase
“vida familiar” (art.8 del Convenio de Roma) “no se limita a las relaciones fundadas en el matrimonio, sino que puede
englobar otros lazos familiares de facto respecto de personas que cohabitan fuera del matrimonio” y, esta noción de
familia debe ser interpretada “conforme las concepciones prevalecientes en las sociedades democráticas, determinadas
por el pluralismo, la tolerancia y el espíritu de apertura”4.
Caracteriza a la adopción por integración la distinción existente con el concepto legal de adopción (art. 594 CCC), por
cuanto aquélla no tiene por objeto la protección del derecho de los niños a vivir y desarrollarse en una familia que le
procure los cuidados tendientes a satisfacer sus necesidades afectivas y materiales cuando no pueden ser
proporcionadas por su familia de origen, dado que la misma no resulta de una situación de vulnerabilidad previa, sino
que pretende incorporar legalmente al hijo a una única familia, la que se ha consolidado con anterioridad al planteo
legal.
La legislación reconoce, bajo esta modalidad, la relación parental gestada en vínculos afectivos enraizados a partir de
la convivencia y el ejercicio de la crianza; entendiéndose el vínculo familiar en función de los roles que se
desempeñan en lo cotidiano.
De tal manera, la pretensión adoptiva integrativa, tiene aquí como objeto plausible, que el adoptado vea transformada
esa relación de hecho en una de jure, es decir que incorpore legalmente a su vida la figura del adoptante, asociándolo a
modo de ensamblaje con el vínculo ya existente de su progenitor5.
Lo dicho denota que la adopción por integración no está destinada a extinguir o restringir vínculos sino, por el
contrario, ampliarlos. Por ello, corresponderá analizar los efectos que la adopción por integración produce entre
adoptado y adoptante.
En virtud de ello, cabe destacar que la adopción por integración puede ser otorgada en forma simple o plena conforme
lo establecen los arts. 631 y 621 del CCC.
Resulta así, por cuanto el interés superior del niño, principio rector de interpretación, es el que los jueces deben
utilizar en los procesos de familia en los que estén involucrados derechos y garantías de éstos (arts. 595 inc. a) y 706
inc. c) del CCC), aportando una mayor flexibilidad o amplitud en materia de adopción por integración6 para poder dar
una solución jurídica específica a las diversas historias que se presentan en cumplimiento del principio de realidad y
complejidad social.

1
Abogada. Consejera de familia en el Juzgado de Primera Instancia de Familia nº 9 del Depto. Judicial de Lomas de
Zamora.
2
CIDH, caso “Fornerón e hija vs Argentina”, sentencia del 27/4/2012, disponible online en http://www.corteidh.or.cr/.
3
TEDH, caso “Marcky c/ Bélgica” sentencia del 13 de junio de 1979, A31, disponible on line en
htpp://www.echr.coe.int/.
4 Kemelmajer de Carlucci, Alberdi, precursor de la Constitucionalización del Derecho de Familia, en Homenaje a
Juan Bautista Alberdi, Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba, Córboba 2002, T II, p 233.
5
SCJBA Ac 2078 9/12/10; Ac 70.180 13/12/09 on line http://juba.scba.gov.ar; Cam.Nac.Civ., Sala C, 1-6-00 E.D
188-688).
6
Marisa Herrera, “Manual derechos de la Familias”, op. Cit., pág. 571
En la adopción por integración la sentencia que declare el nuevo emplazamiento adoptivo se dictará considerando la
estructura familiar; y de ese modo, apelando a la innovación que trae al sistema el art 621 del CCC mantendrá los
vínculos jurídicos con parientes biológicos o creará los necesarios con los parientes del adoptante.
Para ello el Juez, deberá conocer, en primer término, la opinión del niño o adolescente en relación al trámite y tipo de
adopción; escucha que valorará conforme su edad y grado de madurez, adicionándole a ello su conformidad expresa a
partir de los diez años.
Deberá, también el Magistrado, entrevistar personalmente a los progenitores y escucharlos, de acuerdo al principio
procesal de inmediación que dispone el deber del Juez de oír de manera personal a las partes como modalidad esencial
en el juicio de familia (art. 706 CCC); salvo que existan causas graves que impidan la escucha como podrá ser una
enfermedad física o psíquica de gravedad, el desconocimiento del paradero, entre otras, las cuales deberán ser
evaluadas en cada caso concreto.
Dado que la adopción por integración presupone la existencia a priori de una comunidad familiar idónea para la
protección y crecimiento del niño, el adoptante no deberá encontrarse inscripto previamente en el registro de
adoptantes ni se aplicará la prohibición en materia de guarda de hecho, como así tampoco, se requerirá la declaración
judicial de adoptabilidad ni la guarda previa con fines de adopción.
Otra nota distintiva es que la adopción por integración es revocable, se haya otorgado con carácter de simple o plena.
Si la adopción por integración se hubiera otorgado de manera simple, puede revocarse por haber incurrido el adoptado
o adoptante en las causales de indignidad reguladas en el art 2281 del CCC, por petición justificada del adoptado
mayor de edad en caso de haber desaparecido o, bien, verse entorpecido el afecto, o por acuerdo de este último y el
adoptante manifestado judicialmente.
En el caso que fuera otorgada en forma plena es posible su revocación dado que en la adopción por integración se
mantienen los vínculos filiales entre el adoptado y su progenitor de origen, por lo que si el mejor interés del adoptado
es revocar la adopción no quedará en una situación de desprotección por que ha conservado los lazos afectivos y
jurídicos con este. Por ello se diferencia de la irrevocabilidad de la adopción plena en la que el adoptado ha extinguido
el vínculo jurídico con su familia de origen.
La sentencia que haga lugar a la revocación tendrá efectos hacia el futuro e importará la extinción de la adopción
desde el momento en que la sentencia quede firme.
La incorporación de la figura de la adopción por integración en el Código Civil y Comercial da cuenta del
reconocimiento de la noción de socioafectividad en las relaciones familiares.
El respeto a los vínculos afectivos y significativos entre los integrantes de la familia y a los roles que estos cumplen a
favor de la construcción y sostenimiento de la misma, más allá de los estereotipos sociales, hacen a la protección de la
misma. Por ende la valoración de la función de cuidado que, sobre los niños y adolescentes, ejercen quienes no son
sus progenitores de origen facilita la construcción democrática de los vínculos filiales y legitima los deberes y
derechos de los adultos en relación estos últimos.
Por ello, el acompañamiento de los cambios en las conformaciones familiares a través de la aplicación de las normas
en materia de “familias” importan el gran desafío de este nuevo Código Civil y Comercial en el que el respeto por los
afectos, la identidad dinámica y la igualdad de las relaciones familiares de sus integrantes resultan los pilares básicos
para la formación de una sociedad más justa.

También podría gustarte