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Hubert L. Dreyfus*
dreyfus@cogsci.berkeley.edu
RESUMEN
En este trabajo pretendo mostrar que dos importantes componentes del comportamiento
inteligente, el aprendizaje y la acción diestra, pueden ser descritos y explicados sin recurrir
a la mente o a las representaciones mentales. Para hacerlo, explicaré dos conceptos centrales
de la Fenomenología de la percepción de Merleau-Ponty: el arco intencional y el logro de un
control máximo.
PALABRAS CLAVE: fenomenología, neurociencia, comportamiento inteligente, representación
mental.
ABSTRACT
(Title: Merleau-Ponty Vindicated by Neuro-Science) In this paper I seek to show that two
important components of intelligent behaviour, learning, and skillful action can be described
and exrlained without recourse to mind or brain representations. To do this I will explain
two central concepts in Merleau-Ponty’s Phenomenology of Perception: the intentional arc
and getting a maximal grip.
9
KEY WORDS: phenomenology, neuroscience, intelligent behavior, mental representation.
*
Hubert L. Dreyfus (1929) es doctor en filosofía por la universidad de Harvard. Fue
profesor en el M.I.T. de 1960 a 1968 y desde entonces ha sido profesor de filosofía en la universidad
de California en Berkeley. Los temas que marcan su carrera son su interés por la Inteligencia Artifi-
cial (IA) y por la filosofía Continental, en especial la fenomenología. Dreyfus se ha caracterizado por
mantener que la Inteligencia Artificial consiste básicamente en convertir el proyecto racionalista
tradicional en un programa de investigación empírico y por esto mismo la IA adolecería de los
mismos problemas que el racionalismo. Dreyfus opina que la IA en su forma actual, y el cognitivismo
en general, debería ser abandonado y se muestra partidario del pensamiento de autores como Hei-
degger, Merleau-Ponty o Wittgenstein. Además, se trata de uno de los principales responsables de la
recepción que autores como Foucault y Heidegger han tenido en los EE.UU. Entre sus publicacio-
nes destacan las siguientes: What Computers Can’t Do: The Limits of Artificial Intelligence (Harper and
Row, 1972), (con Paul Rabinow) Michel Foucault: Beyond Structuralism and Hermeneutics (University
of Chicago Press 1982), (con Stuart Dreyfus) Mind Over Machine: The Power of Human Intuitive
Expertise in the Era of the Computer (Free Press, 1986), Being-in-the-World: A Commentary on Heidegger’s
Being and Time, Division I (M.I.T. Press, 1991), What Computers Still Can’t Do: A Critique of Artifi-
cial Reason (1992), (con Charles Spinosa y Fernando Flores) Disclosing New Worlds: Entrepreneurship,
Democractic Action, and the Cultivation of Solidarity (MIT Press, 1997), Heidegger and Foucault on
the Ordering of Things (University of California Press, pendiente de publicación). El presente artícu-
lo fue originalmente publicado como: «Merleau-Ponty Vindicated by Neuro-Science», en
Phenomenological and Hermeneutical Perspectives on Information Technology, Symposium in Honor of
Professor Hubert L. Dreyfus, Center for Philosophy of Information and Communication Technology,
Erasmus University, Rotterdam, nov. 1999. (N. del T.).
1
Para un tratamiento adecuado de la fenomenología de la adquisición de habilidades ver
H. Dreyfus y S. Dreyfus, Mind Over Machine, Free Press, 1982.
agente podía concluir que no había recibido las reglas adecuadas antes que preocu-
parse por un posible error. Ahora, el aprendiz se siente responsable del posible de-
sastre. Por supuesto, en esta etapa, a menudo, las cosas salen bien y el agente compe-
tente experimenta una satisfacción desconocida por el principiante. De manera que
los aprendices se ven a sí mismos en una montaña rusa emocional.
Un conductor competente que abandona una autopista en una rampa de
salida curva, puede decidir que circula muy deprisa después de haber considerado la
velocidad, las condiciones del asfalto y si tiene prisa o no. A partir de ese momento
puede optar por levantar un poco el pie del acelerador, levantarlo del todo o pisar el
freno, y se sentirá aliviado si sale del trance sin mayores problemas, o todo lo contra-
rio si (su vehículo) comienza a derrapar.
Un ajedrecista de nivel A, que aquí consideramos competente, puede deci-
dir, tras haber estudiado una posición en la que su oponente ha debilitado las defen-
sas de su rey, que un ataque contra éste es un objetivo viable. Si decide atacar, puede
ignorar ciertos aspectos del ataque que debilitarán su propia posición, así como la
pérdida de piezas que no son esenciales para llevar a cabo el ataque. Los planes exito-
sos llevan a la euforia, mientras que los errores los sentimos en la boca del estómago.
Al mismo tiempo que el agente competente se va viendo más y más emocio-
nalmente involucrado en sus tareas, se hace más difícil mantenerse al margen y
adoptar la postura distante del aprendiz que aún sigue reglas. Si bien puede parecer
NIVEL 4: DESTREZA
NIVEL 5: EXPERTO
realizar sus movimientos con tanta rapidez dependen casi enteramente de su intui-
ción y difícilmente se apoyan en el análisis y la comparación de alternativas. Se
estima que un jugador de ajedrez que ha alcanzado el nivel de maestro puede distin-
guir, aproximadamente, 50.000 clases de posiciones. Para una actuación aún más
experta, el número de clases de situaciones discriminables, construidas sobre la base
de la experiencia, debe ser, en comparación, grande.
La conducción de un automóvil implica, probablemente, la habilidad de
discriminar un número parecido de situaciones típicas. El conductor experto, sin
ser, por lo general, consciente de ello no sólo siente cuando debe disminuir la velo-
cidad en una rampa de salida, sino que él o ella sabe cómo llevar a cabo la acción
apropiada sin calcular y comparar alternativas. Hace lo que debe y punto.
Lo similar me recuerda a lo similar y, por analogía con lo que fue dado con lo
similar en un lado, espero algo similar en el otro lado. Está asociado con él y me lo
«recuerda»2.
Aquí Husserl emplea la típica suposición empirista según la cual, los acon-
tecimientos que alguna vez han desempeñado un papel en nuestra experiencia son,
de alguna manera, «recordados» y constituyen nuestras percepciones actuales. Pero
esta construcción es poco fiable. De hecho, puede ser incoherente porque, como
señala Merleau-Ponty, hay muchas dimensiones en las cuales la experiencia puede
ser similar, de forma que el empirista no puede explicar porqué una experiencia, por
el mero hecho de ser similar a él, activa un recuerdo específico. Tal como lo expresa
Merleau-Ponty:
Una impresión nunca puede, de por sí, asociarse a otra. Tampoco tiene el poder de
reavivar otras impresiones. Si lo hace, será a condición de estar, primero, compren-
dida en la perspectiva de la experiencia pasada en donde se encontraba coexistien-
do con aquellas impresiones que se trata de reavivar3.
Así pues, uno podría haber reconocido una impresión como un aspecto de
2
Edmund Husserl, Ideas II, p. 237.
3
Maurice Merleau-Ponty, Phenomenology of Perception, Routledge & Kegan Paul, 1962, p.
14 (Traducción esp.: Fenomenología de la percepción, Barcelona, Península, 1975).
instructor de forma que ese input se empareje con lo que él opine que es el output
apropiado. A partir de ahí, los mismos inputs producirán el mismo o parecido output.
Las redes neuronales de alimentación positiva, por tanto, proveen un mo-
delo de cómo el pasado puede afectar a la percepción y a la acción actuales sin que
el cerebro necesite almacenar recuerdos específicos. La ventaja de las redes neuronales
simuladas radica precisamente en que la experiencia pasada, antes que ser almacena-
da en la memoria, modifica la fuerza de las conexiones entre las neuronas simuladas.
Nuevos inputs pueden producir outputs basados en la experiencia pasada sin que la
red tenga que, o incluso sea capaz de, extraer un recuerdo específico. Lo importante
no es que las redes neuronales provean una explicación para la asociación. En vez de
eso, permiten que dejemos de buscar una explicación asociativa para el modo en el
que la experiencia pasada afecta a la percepción y a la acción actual.
Algunos psicólogos alegan que los modelos neuronales son sólo una nueva
versión de asociacionismo, pero al hacerlo no aprecian el núcleo del asunto. En las
redes neuronales sofisticadas que mejor modelan el cerebro, los inputs, en efecto, se
asocian con los outputs, pero los nodos ocultos de la red siempre se encuentran en
4
Ibídem, 136.
ciones de forma que todos los seres humanos aprendan a responder al mismo con-
junto de inputs de la misma forma. Resulta, sin embargo, que el orden y la frecuen-
cia de los inputs limita la forma en que, en lo sucesivo, generalizará una red. Este
orden está determinado por el instructor que supervisa el aprendizaje, pero si se
pretende que la red aprenda por sí sola, esto es, si se debe permitir que la fuerza de
las conexiones se ajuste por sí misma a partir del encuentro con pares input/output,
entonces el orden y la frecuencia de los inputs dependerá de la interacción de la
estructura de la red biológica y la estructura del mundo. Por ejemplo, las cosas
cercanas las percibimos más rápidamente y con mayor frecuencia. Las diferentes
maneras en las que podemos alcanzarlas y el tipo de control que proveen será una
fuente obvia de similitudes compartidas. Así, el orden de presentación dependiente
del cuerpo provee la segunda limitación de la generalización.
La tercera limitación depende de lo que cuente como éxito. En el aprendi-
zaje por refuerzo, lo que cuenta como refuerzo en cada dominio específico lo define
el investigador. Sin embargo, el éxito para un agente en el mundo depende de algu-
na medida de satisfacción. Así, los pares input/output que cuentan como similares
son los que llevan al agente hacia un estado de satisfacción. En breve nos ocupare-
mos de lo que cuenta como satisfacción.
Pero antes, a modo de resumen, estas tres funciones corporales estructurales
—la estructura cerebral, prominencia y orden de las experiencias y la similitud de
5
Para una versión fenomenológica de este argumento véase el capítulo 7 de H. Dreyfus,
What Computers Still Can’t Do, M.I.T. Press, 1991.
6
Para una concepción elaborada de la estructura del cuerpo humano y de cómo es corre-
lativa con la estructura del mundo humano, véase Samuel Todes, The Human Body as Material
Subject of the World, Garland Publishing, 1990.
Para cada objeto, como para cada cuadro en una galería de pintura, se da una
distancia óptima de la que solicita ser visto, una orientación bajo la cual da más de
sí mismo: más acá y más allá, no tenemos más que una percepción confusa por
exceso o por defecto, tendemos luego hacia el máximo de visibilidad y buscamos
como con el microscopio un ajuste mejor8.
Mi cuerpo hace presa en el mundo cuando mi percepción me ofrece un espectácu-
lo tan variado y tan claramente articulado como sea posible, y cuando, al desplegarse,
mis intenciones motrices reciben del mundo las respuestas que esperan9.
7
Merleau-Ponty, op. cit., p. 446.
8
Ibídem, p. 302.
9
Ibídem, p. 250.
10
Ibídem, p. 153.
Mover el cuerpo es apuntar, a través del mismo, hacia las cosas, es dejarle que
responda a la solicitud que éstas ejercen en él sin representación ninguna11.
HUBERT L. DREYFUS 22
Searle, por su parte, alega que la sensación de ser el causante del movimien-
to de mi cuerpo para satisfacer las condiciones de satisfacción que persigo —lo que
él denomina una intención-en-acción— es el único modo en el que puedo experi-
mentar la diferencia entre que yo mueva mi cuerpo y que mi cuerpo sea movido,
por ejemplo, por un electrodo que se encuentra en mi cerebro.
La única causa en cuestión podría ser la que diferencia el hecho de que, en efecto,
lo estoy haciendo intencionalmente y que lo está experimentando pasivamente. Y
esa diferencia deriva del hecho de que en el caso de hacerlo intencionalmente exis-
te una intención-en-acción12.
11
Ibídem, p. 139.
12
John Searle and his Critics, ed. Ernest Lepore y Robert Van Gulich, Blackwell, 1991, p. 294.
(1) Controlo mis movimientos en el sentido de que puedo dejar de hacer lo que
estoy haciendo si deseo hacerlo, y
(2) si mis movimientos son causados por la gestalt que se ha formado por mi y mi
situación. Esto, como hemos visto, significa que experimentamos que la
situación extrae de mí la acción apropiada.
ser la base para procesos de más alto nivel. El aprendizaje consiste en ajustar las
conexiones de forma que la explosión de una actividad puede caer en diferentes
atrayentes caóticos. Así pues, el papel del input empobrecido de los órganos sensoria-
les consiste simplemente en limitar la explosión de manera que caiga en un valle de
atracción específico, el cual, en virtud del aprendizaje, ha sido asociado con el objeto
causante de ese input concreto. De esta manera, el cerebro no responde al input
empobrecido, sino al objeto que produce éste y otros inputs similares. (Recordemos
que Merleau-Ponty decía que el aprendiz se dirigía directamente al objeto).
Pasemos ahora al fenómeno del control máximo. Según Freeman, cuando
un mamífero, como por ejemplo un conejo, experimenta éxitos y fracasos en deter-
minada situación, su cerebro forma conexiones neuronales que, cuando el conejo
vuelva a encontrarse en esa situación, producirán una explosión de actividad neuronal
global que constituye un punto concreto en un paisaje energético específico. Un
punto en ese paisaje describe la cantidad de energía que se necesita para que la
configuración entera alcance ese estado y los puntos vecinos a él en ese perfil son
13
Cfr., Walter J. Freeman, «The physiology of perception», Scientific American, 264: 78-
85, 1991.