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Texto Preu
Texto Preu
Por su parte, históricamente las clases populares han buscado salida a los problemas que
aquejan sus vidas. Problemas generales, problemas sistémicos, problemas que trascienden el
ámbito meramente individual, interrogantes que encarnan los más profundos pesares del
sufrimiento humano, una especie de cavilación profunda sobre su posición histórica como
pueblo y la posibilidad de alcanzar la libertad absoluta. Es de esta manera que durante los
últimos 30 años, el pueblo ha buscado sistemáticamente la forma de reinventarse independiente
al aparataje institucional, buscando propuestas gestadas desde la organización y participación
directa, reclamando abiertamente a la comunidad los derechos fundamentales, construyendo
espacios políticos de acción y discusión de estos derechos, combatiendo la mezquinidad de los
medios masivos de comunicación a través de la creación medios autónomos y eficientes de
difusión informada sobre los intereses de la clase popular. Y -cómo no- a través de la creación de
preuniversitarios populares, como nuestro querido Pepe Tapia que hace su aporte a la
educación, tanto en manera disciplinar en la preparación de estudiantes vulnerables para el
ingreso a la universidad, como también a modo de ejemplo de organizaciones que promueven la
voz soterrada de la ciudadanía.
Terror y Miedo
Se puede decir que en los inicios de la dictadura se desató impulsivamente el terror, en principio
hubo una violencia que venía desde un impulso vengativo por parte de las fuerzas militares,
que se desató de manera indiscriminada y casi azarozamente, algo así como un duro remezón
general y arrollador, sin objetivos específicos, que pretende mostrar la fuerza y capacidades de
un lider inepto e ignorante como el Tirano . Pero la violencia, así, a tontas y a locas, tuvo una
corta duración, duró mientras se afinaban los últimos detalles para empezar la represión, por
decirlo así, a conciencia o racional. Más bien los actos contra la vida humana que sucedieron
durante los primeros 5 años, fueron actos sistemáticos y planificados, se quería aniquilar a los
movimientos sociales de izquierda que en la época de la unidad popular tomaban cierto
protagonismo y fuerza.
A través de numerosos estudios acerca de los asesinados en los años se 70, se constató como es
que la represión operó de manera racional y dirigida. Fue posible distinguir que claramente que
el año 74 fueron asesinados principalmente militantes Miristas, los años 75-76 los socialistas, y
el 76-77 fue el turno de los comunistas.
Si bien, los asesinatos en la década de los 80 continuaron, esto no fue de manera generalizada,
en el sentido de que en este período fue a las capas populares a las que se les siguió aplicando
de manera sistemática la política del terror . Las capas medias en esta época ya no sufrían, salvo
excepciones, del asedio indiscriminado del aparataje militar (cosa que si ocurrió en el terror
generalizado mencionado anteriormente), pues en esta época la mayor parte de las muertes
que dieron los militares, se dieron en las manifestaciones y marchas de los sectores populares. El
gran azote lo dieron los militares de manera categórica, con una violencia racional remecieron a
todo el pueblo chileno a fin de armar el clima preciso para la arremetida pesada del asunto,
pues en esta década lo que sigue es el plan de incorporación de la economía chilena a los
grandes mercados internacionales, a la industria extranjera de la minería, la industria forestal, la
industria energética, también la industria asociada a los derechos fundamentales de las
personas, la educación, salud, vivienda, alimentación.
Los medios de comunicación masivos cumplían (y lo siguen haciendo) una doble función que
muy bien parece intencionada. Por un lado poniendo en cartelera programas que no muestran
por ningún lado intereses provenientes de las mayorías, imponiendo una visión absolutamente
sesgada de la información relevante para la gente, programas en donde se ponen de manifiesto
los egoístas intereses de las clases dominantes, programas en que se difunde las mejores formas
de la vida capitalista (como no recordar al cabezón Don Francisco y todo el jolgorio que hacía
para entregar una tele, o una lavadora, etc).
Por otro lado, los medios masivos de comunicación fueron el lugar ideal de la casta política para
difundir la pasividad política a través del miedo. Estamos haciendo la distinción, miedo y terror
no son lo mismo, pues el terror como bien fue dicho más atrás, es objetivable a través de la
constatación de la crueldad de los hechos. En cambio, el miedo no fue sino una estrategia de
control político sobre la población, y los medios masivos de comunicación tienen mucho que ver
en la difusión de este. La gente lo pasaba bien, reía con Don Francisco, las noticias nos tenían
diariamente informados acerca del acontecer nacional, nos mostraban las virtudes del trabajar
para consumir, comprar un auto, la casa, obtenga su tarjeta de crédito, pida plata prestada con
poco interés,etc. Pero también se encargaban, a través de los noticieros, de mantaner a la
población en pasividad política. En la década de los 80 los integrantes de los partidos políticos
de izquierda como el PS, PPD, Concertación mostraban la imposibilidad que tenían al intentar
hacer efectiva la voz altiva de los movimientos sociales, usando como excusa ,casi sin excepción,
que el control total lo tenían todavía las fuerzas militares. Se amenazaba con que cualquier
sublevación podría traer denuevo consigo el terror que tanto se sufrió, se apelaba al recuerdo, a
la memoria,a un sentimentalismo que se asemeja mucho a lo que hoy, estos mismos medios,
ponen de manifiesto cuando insisten constantemente en la idea de que sólo el pobre puede ser
llamado ladrón.
Entre los años 83 y 86 se produjieron las más grandes marchas populares con ánimos
reivindicatiorios de la dictadura militar, lo que muestra la gran capacidad que tuvo el pueblo
chileno para superar drásticamente el miedo. El miedo tuvo corta duración, y digo esto porque
hay quienes (por ejemplo los políticos de la hoy llamada nueva mayoría) que hacían alarde del
poder del Tirano por sobre todo y todos, con el fin de hacer ver que todavía las fuerzas militares
estaban en posesión de arremeter armadamente contra el pueblo. Por un lado, esto no era más
que un juego teatral para preparar el terreno hacía la vía democrática de sostener el modelo.
Pero por otro, era la evidente muestra de que el poder del Tirano y del ejercito ya no era
requerido por las clases dominantes para la consolidación del modelo, porque de otro modo, en
necesidad de sus servicios, no hubiesen dudado frenar el proceso de transición a través de la
fuerza, pues vieron, astutamente en su favor, que la "democracia" era la manera más eficiente
de sostener el modelo Neoliberal.
De algun modo resulta incómodo para la clase popular afirmar que durante toda la década de los
80 existió el miedo, pues con tal afirmación tendríamos que aceptar, en consecuencia, el quitarle
peso a las multitudinarias actividades que en esa misma época se gestaron, el florecimiento de
la actividad cultural, académica y el nacimiento de nuevos medios de comunicación pupulares.
La ciudadanía estaba pensando un nuevo orden de cosas, cambios en la constitución,
cuestionamiento a la educación, nuevas proposiciones en los temas relativos al orden social y
económico, sin miedo, abalanzándose sobre la base de la estructura defendida por sus perros
guardianes y paulatinamente validada por los políticos parlamentaristas y los burócratas.
Grandes marchas invocaban a lo largo de gran parte de las ciudades grandes barricadas, una
manera de mostrar la resistencia de un pueblo que no posee las armas para enfrentarse al
enemigo, una actividad que muestra a todas luces como es posible visibilizar la rabia e
impotencia del pueblo ante un Estado que usaba ha usado las técnicas más brutales para
desestabilizar toda arremetida del pueblo con contenido izquierdista.
En la difusión del miedo entre la población hay una complicidad no asumida todavía , entre los
medios masivos de comunicación y las políticas represivas que en los 80 se llevaban a cabo. Se
hizo uso, para estos efectos, de asesinatos notorios, al que los medios dieron publicidad masiva.
Son los casos de Tucapel Jiménes, Manuel Guerrero, José Manuel Parada y Santiago Nattino,
entre otros casos que fueron puestos a la luz pública con maniobras editoriales en las notas, en
que el único objetivo que perseguía era el de difundir el miedo en la gente, para mantenerlos
callados y sometidos, pues la pasividad política ha resultado ser el mejor alimento del monstruo
Neoliberal.
En resumen, resulta interesante observar claramente las distinciones entre terror y miedo,
podemos decir que el terror se manifestó de manera objetiva, existen claramente actos que
permiten decir que en los primeros años de la dictadura efectivamente hubo terror. Y por el
contrario, el miedo fue una maniobra política de quienes buscaban arremeter contra los
movimientos populares de izquierda, y cualquier tipo de sublevación que buscara desestabilizar
el modelo Neoliberal. Terror y miedo, claramente diferenciables, así es que cuando vean esas
películas que llaman de "terror", diganles de "miedo" o que producen "miedo", pues no tiene
nada de terrorífico estar frente a una pantalla (a menos que estén en los zapatos de **naranja
mecánica**).
Los movimientos sociales que se habían organizado ante el histórico populismo arraigado en la
élite política previa al golpe de estado, no se atemorizaron ni cedieron ante la intensa represión
en los años posteriores, sino más bien que esto acrecentó el carácter antagónico de la lucha de
un pueblo que venía siendo vulnerado en sus derechos en todo orden de cosas. Las
organizaciones populares, antes del gobierno de Salvador Allende, ya mostraba sus capacidades
en la llamada "Acción Directa" -Nombre que con Clotario Blest tomó una connotación histórica-
y dejaban en claro que esto ya no se trataba solamente de un moviemiento de masas, sino la
expresión pensante de una clase que busca consolidar derechos fundamentales para su
existencia. Ora una expresión de una política no partidista ni parlamentaria, sino que en acciones
directas que apuntaban a dar soluciones concretas a las condiciones materiales del pueblo.
Uno de los aspectos esenciales que dinamizan los movimientos sociales son las relaciones
comunitarias que mantienen un sentimiento de solidaridad con cada compañero de lucha, un
sentimiento generado por la angustia y el malestar subjetivo, por ejemplo, por la impotencia de
saber que familiares han muerto a manos de los militares. También por la impotencia misma de
no saber que ha pasado con ellos, o bien, por saber y sentir el terror de frente ante situaciones
extremadamente crueles. También este sentimiento es generado de manera defensiva ante
iniciativas que se sabía que a largo plazo tendrían efectos nocivos para la ciudadanía, por
ejemplo, el presenciar como Chile iba cediendo terreno a la industria extranjera, transformando
a Chile así en un país propicio para el saqueo del mercado trasnacional (cosa que hoy ya
notamos parte de las devastadoras consecuencias que esto ha traido. Por ejemplo el proyecto
Alto Maipo, y todos los trabajos elaborados por la empresea española Aguas Andinas en el
sector del Río el Yeso, en el Cajón del Maipo, a los cuales se les puede responsabilizar por la
contaminación de las aguas, y en parte por los aludes ocurridos en febrero del 2017. Las
empresas del cobre****, Proyectos de electricidad, Empresas forestales y también las empresas
pesqueras), y el derroche en las instituciones políticas y militares. Todas, situaciones en que está
encarnada la contradicción.
Pero hay que reconocer que el sentimiento de comunidad es intenso , duradero y con fuerte
contenido político. Deben primar en él aspectos organizacionales, formas colectivas de pensar y
códigos propios entremezclados al nivel de la subjetividad, comprometiendo a los integrantes de
la comunidad en actividades que superan cuaquier ámbito de lo meramente individual. Tiene
que ver con el orden social, como nos relacionamos unos con otros, el respeto a la vida y el
bienestar. Mejores ejemplo de este sentir es el de la lucha de los trabajadores, que
históricamente han debido organizarse para arremeter contra la clase burguesa y su aparataje
estatal en la reivindicación de los derechos básicos, tan básicos como el derecho a descansar, el
derecho a una paga digna, derecho al ocio (consecuencia directa de la reducción de las horas de
trabajo), derecho a organizarse libremente a través de sindicatos con las debidas garantías
legales que beneficien al trabajador ante conflictos de este tipo contra el empleador, y con las
debidas garantías prácticas que comprometan a que dichos derechos se cumplan.
Por su parte, en materia eduacional, los estudiantes han dado en los últimos años extensivas
muestras de lo colectivo. Es merecedor de análisis el aporte que han tenido los movimientos
sociales por la educación, en el sentido de los aspectos organizacionales que están en su esencia.
"ser comunidad", ser no en un sentido débil, que sería ser como algo quieto, sino en el sentido
fuerte, entenderlo como pura actividad de llegar a ser. Esto no es sino el acto de mantenerse
aferrado a la totalidad, como una tensión entre lo que se puede llamar "uno mismo" y la
totalidad contenedora de ese yo. En este sentido, cualquier estudiante que se ha hecho partícipe
de esta actividad ha tenido que lidiar con la tensión entre la autodeterminación y los aspectos
intersubjetivos que constituyen cada espacio de sociabilización. Ejemplo de estos son las
numerosas asambleas estudiantiles en que se discute y actúa respecto de nuestras
preocupaciones más profundas, aquellas cosas que son nuestros pesares históricos, la mochila
que cargamos desde que nacemos, y que esperamos como todo buen viajero, alivianar antes del
camino de regreso.
En muchas ocasiones las asambleas y actividades que se desprenden de ellas no son sólo
estudiantiles, pues en el afán de agarrar el todo como horizonte revolucionario, buscamos
incesantemente hacer el contrapunto con otros movimientos sociales, y los estudiantes lo han
hecho así junto a los movimientos tanto de trabajadores como también de pobladores, pues lo
absoluto que mueve a la actividad "ser comunidad" atraviesa a cualquier diversidad particular, y
las atraviesa como unidad de estas, como si fueran uno solo, una totalidad. Y cómo totalidad es
diferenciada, es decir no homogénea y llena de determinaciones de las que resultamos nostros,
los particulares apetentes de esa totalidad.
¡Fuerza Compañeros!
15/04/2017