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El Cáncer y el Ser humano como Unidad psicosomática

RESUMEN: Se estudia la relación entre el sistema nervioso central, el sistema inmune y el cáncer. Se propone una
visión que supere el reduccionismo a lo meramente orgánico o psíquico.

Los seres humanos somos más que un conjunto de células, gracias al sistema nervioso central (SNC), que permite
una organización, regulación y elaboración de la información, sin la cual no existiría la vida.

El SNC subordina y maneja todos los órganos, tejidos y funciones, mediante estímulos provenientes de esos
mismos sistemas o del exterior.

El cáncer no es sólo un fenómeno biológico, sino también biopsicosocial. Son factores fundamentales los agentes
estresantes y las respuestas a los mismos, que pueden inhibir o favorecer el desarrollo del cáncer. En este sentido, se
puede ver al cáncer como una conducta adaptativa.

El SNC cuenta con un grupo de núcleos subcorticales, conocido como el sistema límbico, y el lóbulo frontal (área
asociativa). Los núcleos límbicos son la sede de las emociones y de la memoria, siendo la base de los afectos, de las
emociones y del sistema inmunológico. Tienen conexiones con la corteza cerebral y de ellos dependen, a su vez, los
sistemas reguladores hipotalámicos, que controlan la vida vegetativa.

El sistema límbico, entonces, posee enlaces hacia la corteza que lo conectan con el exterior, y también conexiones
descendentes hacia la totalidad del organismo, con participación del “área asociativa”. El sistema límbico es la
encrucijada entre la mente y el cuerpo.

La unidad mente-cuerpo es hoy un hecho fisiológico, y esto hace inaceptable la psicologización o la somatización en
la visión médica y terapéutica, porque la persona funciona y se enferma como una unidad. Debemos considerar al “ser
humano enfermo”, que se pone de manifiesto cuando tratamos al paciente como persona.

El sistema inmune (el SNC en última instancia) reacciona ante la introducción de proteínas extrañas y se inicia un
mecanismo de rechazo. Se acepta y se incorpora aquello que nuestro sistema límbico y área asociativa reconocen como
propio y, por el contrario, se relepe lo que se desconoce, considerado como peligroso y potencialmente lesivo.

La idea tradicional del cáncer como una reproducción desordenada de células que escaparon del control del SNC, no es
tan así, ya que el tejido tumoral tiene una organización y estructura características. No necesariamente es anarquía,
sino otro orden.

Durante la reproducción celular y la renovación de los tejidos, aparecen algunas células diferentes a las del tejido en
cuestión, siendo reconocidas como extrañas por el organismo y eliminadas. Este fenómeno es la “vigilancia
inmunológica”.

Fundamental para la comprensión del cáncer es el hecho de que el organismo no desarrolle defensas efectivas
contra él, y no dé síntomas propios hasta estados muy avanzados. El cáncer, para ser aparecer y crecer, debe ser
aceptado y reconocido como propio por el sistema inmune.

En el cáncer no existe una deficiencia inmunológica general, sino una indiferencia o neutralidad inmune hacia ese
tumor, similar a la que existe hacia cualquier órgano propio.

Entonces, el objetivo del tratamiento es lograr que el sistema inmune reconozca al tumor canceroso como
ajeno o extraño y desarrolle defensas efectivas.

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