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INSTITUTO GASTRONOMICO CORBUSE

Cocina Prehispánica
Conocimientos básicos sobre la cocina
prehispánica

Esther Sharon Manzewitsch

Santiago de Querétaro, 2012

Para obtener el título técnico de Master Chef


Agradecimientos:

Quiero agradecerle a Dios por la vida de cada uno de las personas que me han
apoyado con este sueño:

A mis Padres, porque sin ellos este sueño y esta pasión nunca hubiera nacido
dentro de mi.

A mis maestros que me han ayudado a emprender esta carrera.

A mis compañeros que siempre han estado para animar mi pasión hacia esta
carrera.

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CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO 1
1. Comidas de origen animal
1.1 Ingredientes de Origen Animal

CAPÍTULO 2
2. Alimentos de origen vegetal
2.1 Ingredientes de Origen Vegetal
2.2 Maíz
2.3 Frijol
2.4 Semillas
2.5 Verduras
2.6 Frutas

CAPÍTULO 3
3. Especias
3.1 Especias Usadas en Comidas
3.2 Moles
3.3 Vainilla
3.4 Cacao

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CAPÍTULO 4
4. Métodos de Cocción
4.1 Técnicas de cocción
4.2 Procesos culinarios

CAPÍTULO 5
5. Utensilios
5.1 Utensilios para procesar los alimentos
5.2 Utensilios para cocer los alimentos
5.3 Utensilios para conservar los alimentos
5.4 Otros utensilios básicos

CAPÍTULO 6
6. Bebidas
6.1 El Atole
6.2 El Chocolate
6.3 El Aguamiel
6.4 La Chía
6.5 La Tuba

CAPÍTULO 7
7. Grasas

CONCLUSIÓN

BIBLIOGRAFÍA

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INTRODUCCIÓN

Nací en los Estados Unidos, me crié en el Norte de Argentina, y estudio en


México. La familia de mi papá es de origen ruso. La de mi mamá, españoles e
italianos. Mi vida, en retrospectiva, la veo como si fuera en un viaje, una constante
sucesión de sorpresas: la gente, el idioma, los paisajes, y por supuesto, la comida.
Mis primeras memorias son de aromas, sabores, gustos, los guisados de mi
madre, las sopas rusas de mi abuelita, el pan y las pastas que mi papá hacía.
Quizás en estas experiencias tempranas esté el origen de mi deseo de cocinar, de
conocer países a partir de sus gastronomías, de experimentar nuevos colores,
sabores y texturas en los platillos regionales que encuentro en los viajes que hice
y los que tengo planeados hacer.

A más de completar un requisito para obtener mi título en el prestigioso Instituto en


el que estudio, me propongo con este trabajo hilvanar memorias, vivencias,
experiencias, que marcaron mi vida y que seguramente influenciarán en mi carrera
profesional, dando una identidad propia al arte culinario que intento practicar.

Lo que hoy vivimos nos fue heredado de nuestros antepasados. Teniendo yo


tantos orígenes, reconozco que es una bendición poder identificarme con distintas
razas y estirpes, y reclamarlas como mías. Mi abuela, por ejemplo, cocina la
comida tradicional rusa, que transmitió a mi madre, aunque ella no es del mismo
origen. Hasta el día de hoy, mi platillo favorito es el borscht blanco, una sopa ácida
que se hace con el repollo encurtido, huesos de puerco salados, tocino, papa y
espesada con harina y crema. Una comida que tiene su origen en los largos y fríos
inviernos rusos, hecha con ingredientes que fueron conservados desde el verano y
el otoño en barriles (el sauerkraut), cajones (huesos y tocino salados) y bodegas
bajo tierra (papas). Los piroguis (empanaditas de ricota) y barenekes (una especie
de pasta rellena de papa y queso) también son tradicionales en la casa de mis
abuelos.

Por parte de mis abuelos maternos, conocí la comida del campo argentino. Mi
abuelo era un hombre de campo. Su oficio era esquilar ovejas y, fuera de la

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temporada de esquila, alambraba campos. Las cenas familiares a las que asistí
tenían como protagonista un cordero asado a la estaca, unos chorizos a la parrilla,
y un par de platos de ensalada (para tranquilizar la conciencia por tanta carne que
comíamos). Mi abuela hacía unos guisos de pasta, papas, zapallo (calabazas) con
la carne que nunca podía faltar en la mesa argentina.

En los Estados Unidos, conocí la importancia de las celebraciones tradicionales,


como el Thanksgiving (la comida de acción de gracias que se hace en Noviembre)
y la Navidad. El pavo era el personaje principal de estas dos fiestas, acompañadas
de elote, calabaza, gravy (salsa a base de harina, mantequilla y los jugos del
pavo) y la jalea de arándano, que estoy segura que los indios primitivos
disfrutaban, pero que para mí no tenía mucho sentido en esa mesa.

Cuento estas cosas para afirmar que lo que comemos hoy a diario nos viene de
mucho tiempo atrás. Alguien comió este mismo platillo, con más o menos
ingredientes, siglos en el pasado. La identidad cultural que tenemos,
especialmente en el área de la comida, viene trazada a través de centenas de
años. Y eso es tan cierto en los Estados Unidos como en Argentina y aquí, en el
hermoso México donde me he radicado.

Mientras cuento mis experiencias con algunos de los productos, ingredientes,


técnicas y utensilios que expongo en este trabajo, espero que este ejercicio sirva
para reforzar nuestro compromiso con la herencia culinaria que hemos recibido en
México, y en la humanidad toda.

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CAPÍTULO 1

COMIDAS DE ORIGEN ANIMAL

México cuenta con una fauna envidiable. Basta ir al sur del país, visitar
Campeche, Tabasco o Chiapas, para ver los bosques y selvas que contienen todo
tipo de animales. Los antepasados sabían cazar, domesticar y cruzar animales
para su consumo. Sin saber de nutrición como nosotros hoy en día, sabían
aprovechar los recursos animales que la naturaleza les daba. Utilizaban la piel,
carne, grasa para comer, y otros derivados, como lana, para vestirse.

En la dieta prehispánica las proteínas animales eran importantes, y representaban


una buena proporción de la dieta diaria. Las proteínas, hoy como ayer, son uno de
los nutrientes más importantes en la alimentación, pues constituyen las principales
estructuras del cuerpo, necesarias para la sangre, los órganos, músculos,
hormonas, etc. Las de origen animal son importantes y esenciales para el cuerpo
humano ya que están formadas por aminoácidos. Algunos de estos aminoácidos
pueden ser formados en el cuerpo, pero existen otros que el organismo humano
no puede producir, y necesariamente los tiene que obtener de los animales.

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1.1 Ingredientes de origen animal

Para complementar su alimentación, los antiguos pobladores de México acudieron


a dos estrategias, por un lado, la crianza (en Mesoamérica) de guajolotes (pavos)
y xoloitzcuintles (perros) que entrenaban para cazar y también los criaban para
comerlos; o bien, la caza de todo tipo de animales, y esto vale para todos los
pueblos de América.

Mucho de lo que comemos en México hoy proviene de la época anterior a la


conquista española. Los pueblos costeros basaban su alimentación en lo que el
mar les proveía. En la isla de Ciudad del Carmen, en el Estado de Campeche,
comí los camarones más grandes que yo recuerde, a la orilla de la Laguna de
Términos. Era una señora que sólo tenía como utensilios una gran olla de
aluminio, en los que hervía los camarones al fuego de leña. Los servía con tortilla
de maíz y una salsa de cebolla morada y chile habanero. Riquísimos. Sospecho
que, salvo por la olla de aluminio, así comían los nobles pobladores de la zona
antes de la llegada de Cortés. Allí en el sur pescan el camarón, y también peces
pequeños, usando la tarraya, que es una red circular que lanzan en las aguas
mansas de la Laguna, desde una canoa.

Entre Mérida y Cancún comí en un restaurante de comida típica yucateca. Era una
hacienda vieja, al costado de un arroyo. El ambiente era precioso y nos atendieron
señoras vestidas con trajes típicos de la zona. El menú anunciaba platillos
prehispánicos. Allí comí un pescado cocido al vapor, envuelto en hojas de plátano,
condimentado con achiote. Creo que lo llamaban pescado pibil. También comí Pol-
Chuc, el cerdo asado y ahumado, cortado en rebajadas finas, que se acompaña
de repollo encurtido y con guarnición de frijoles negros y tostones de plátano.
Dicen que era comida de la realeza maya. Y debe haber sido así, pues me sentí
comiendo como una reina.

Para los habitantes de las montañas, la carne que provenía de la caza y de los
animales domésticos eran la base alimentaria. El desafío para ellos era conservar

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la carne del animal cazado. Esto se hacía salando y ahumando. Todavía hoy
entramos a un mercado y podemos comprar costillas de puerco ahumadas.
Cuando voy con mis padres a la Sierra Gorda de Querétaro, en Jalpan de Serra
comemos en un restaurantito al costado del camino, antes de ir hacia Río Verde,
que ofrece la cecina más rica del pueblo. Allí cortan finamente la carne, y la
preparan con sal y jugo de lima. El clima seco de la sierra hace el resto. Servida
con frijoles y arroz, no se me ocurre mejor plato para representar las montañas
queretanas. Esas técnicas de conservación, que además hacen a una comida
exquisita, ya eran usadas por los habitantes de esa región antes que Fray
Junípero Serra los evangelizara.

Los habitantes precolombinos utilizaban para su alimentación el venado, conejos,


liebres, tapir, perros (xoloitzcuintli), pecarí, armadillo, tuzas, topos, ardillas,
guajolote (pavo), faisán, codorniz, patos, garzas, grullas, gansos, iguana, ranas,
tortuga (de mar y de tierra, carne y huevos), culebras, lagartigas, serpientes,
gusanos, insectos varios y sus huevos (los más apreciados: chapulines y
langostas), larvas, hormigas, peces de agua dulce y de mar (bagre, trucha,
pescado blanco, tiburón, robalo, mantarraya, mojarra, sierra, mero, cherna) y
mariscos (cangrejos, mejillones, ostras, acamayas, pulpos, camarón)

En las playas de Mazatlán, que visité en vacaciones con mi familia, ofrecían


almejas recién sacadas de la arena, servidas sólo con limón. En Paraíso,
Tabasco, cerca del puerto Dos Bocas, donde están los depósitos de Pemex, hay
un pueblito que se llama El Bellote. Está a la orilla del río Grijalva. Allí sirven
ostiones y almejas ahumadas con hojas de palma. Debajo de una palapa, al lado
del río, y con música de arpa y guitarra, se antoja comer y comer ese platillo. Ya lo
comían así ahumados los pueblos de aquel tiempo antes de Colón.

También usaban huevos de gallina, pescado, guajolote, faisán, palomas, aves


mayores y aves menores como el pato y la tortolita.

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CAPÍTULO 2

ALIMENTOS DE ORIGEN VEGETAL

A más de la fauna, México ofrece una flora privilegiada. Nuestros antepasados


supieron extraer de la tierra, incluso de los terrenos más difíciles, alimentos que
nos llegan hasta hoy. Estos vegetales son ricos en sustancias nutritivas. Proveen
proteínas, grasas, vitaminas y minerales que ayudan al crecimiento, a tener una
inmunidad apropiada, a mantener la piel hidratada y saludable, además de
proporcionar energía para el trabajo diario.

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2.1 Ingredientes De Origen Vegetal

Entre los productos vegetales que figuraron en la alimentación de los indígenas


antiguos prehispánicos (muchos de ellos aparecen aún en la cocina mexicana), el
que más se destaca es el maíz. En la zona norte de Argentina donde viví,
específicamente la provincia de Tucumán, se come mucho el maíz. Se come el
elote (choclo se le llama allí) hervido, o en humita, que es maíz fresco rallado y
cocido con cebolla verde y zapallo (calabaza). Se puede presentar envuelto en las
hojas verdes del maíz que se utilizó, humita en chala (chala es la hoja del maíz) o
servido desde una olla humita de olla. También, y eso heredado de los italianos,
se come mucho la polenta, maíz amarillo molido, cocido con sal.

Pero hay que venir a México para apreciar todo el uso y el sabor que el maíz tiene.
Fue aquí donde me enamoré del elote hervido o asado, con crema, chile y queso
cotija. O los esquites (Elote en Vaso). O con rajas de chile poblano y crema. Es
interesante que en el norte de Argentina, Bolivia y Perú, no conocieron la tortilla.
En Jujuy o Salta, por ejemplo, que son provincias que limitan con Bolivia, se usa
mucho el maíz. Tienen una bebida que se llama api, que básicamente es un atole
de maíz. También se lo hierve y se hace mote, los granos hervidos que uno tiene
que quitarles la piel para comerlos. Pero no conocieron la nixtamalización, que
hace más digerible el maíz y permite que se haga tortilla.

Cuando comí tortilla de maíz por primera vez, no me gustó mucho. Pienso que por
el sabor alcalino, a tiza. Pero fue cuestión de ponerle mantequilla y sal para lograr
una combinación extraordinaria. La tortilla sirvió, como sirve aún, como cuchara,
tenedor y cuchillo a nuestros antepasados. También en las celebraciones de la
Sierra Gorda de Querétaro, con música de huapangos de fondo, me sirvieron un
mole de gallina absolutamente notable. El plato iba acompañado de frijoles de olla
y arroz. Como cubiertos, me dieron una pila de tortillas hechas al comal. Mi camisa
no sobrevivió a la experiencia, pero aprendí a comer como si fuese una otomí
más.

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No se concibe la comida mexicana sin los chiles. ¡Asombrosa variedad de chiles!
Frescos, secos, ahumados, molidos. Eso también lo recibimos de nuestros
antepasados. El aguacate y el tomate son originarios de América. El guacamole,
hecho con estos tres ingredientes (aguacate, chile y tomate) data de tiempos
prehispánicos. Y en una tortilla de maíz seca al comal, es una experiencia
inolvidable.

Son muchos los ingredientes vegetales de la cocina mexicana prehispánica:

2.2 Maíz

El Maíz, ingrediente importantísimo, "regalo de los dioses", se usa en tortillas,


tamales, tlacoyos y otros antojitos, chocolate, atole y pinole, todos ellos se
elaboraban con masa de nixtamal. Las palomitas (granos secos tostados), elotes
cocidos (mazorca tierna), elotes asados, hojas para envolver los tamales, espigas
para hacer panes, hojas de la mazorca para tamales, cabellos de la mazorca para
infusiones, esquites (granos tiernos cocidos con sal y chile) y pozole. Interesante
se me hace destacar la diferencia entre los tamales del norte de Argentina, donde
me crié, y los de México. Allá se usa harina de maíz amarillo, que se cuece como
si fuese polenta, y se mezcla con zapallo (calabaza). Se lo rellena con carne de
cara de res o de puerco, y lleva pasas de uvas. Allí nunca se oyó hablar de
tamales dulces, con fresa o tamarindo, de mole verde, de chipilín, de flor de
calabaza, y mucho menos envueltos en hojas de plátano, o de masa colada. Todo
por no conocer la nixtamalización.

2.3 Frijol

Las culturas prehispánicas ya cultivaban el frijol y lo consideraban uno de los


alimentos indispensables de la cocina mexicana. Era accesible, sabroso, versátil y
de alto contenido nutritivo. Para el pobre, era la fuente principal de proteínas. El
frijol tambien es uno de los ingredientes mas usados, hoy en día, en México.

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Bayos en el norte, negros en el sur, la variedad es increíble. Casi no se concibe
una comida en México sin la presencia de frijoles (refritos, de olla, charros). Mi
favorito es el frijol refrito, con unas buenas tortillas de maiz y un arroz a la
mexicana.

2.4 Semillas

Las semillas de amaranto o alegría (huautli en náhuatl) eran molidas hasta hacer
una harina muy fina, que luego se amasaba con maíz y miel (“tzoalli” en náhuatl)
para hacer panes o figurillas de dioses y montañas que luego de ser adoradas se
sacrificaban y consumían en ceremonias y rituales. Se las comía tostadas y
apelmazadas con miel de maguey; o tostadas y molidas como harina para hacer
tortillas y tamales. El amaranto era considerado uno de los principales cultivos
para los aztecas, pero fue hasta que llegaron los conquistadores españoles que
dejaron de utilizarse y de consumir, ya que ellos prohibieron su cultivo y todo tipo
de ritual en el cual se utilizaran. Hoy se encuentra el amaranto en postres y
bebidas. Uno de los postres de amaranto que descubrí sólo en México y me ha
gustado mucho se llama Chocotrozo (amaranto de chocolate), mini cubos de
amaranto mezclado con chocolate amargo, con un sabor inigualable. Los conseguí
en las dulcerías de Morelia, Michoacán, como regalo de un amigo de mi padre que
fabrica dulces y palanquetas como lo hacían los antiguos.

Otras semillas que se usaban (y se usan) son las de calabaza, las de cacao (los
aztecas las usaban como moneda para el comercio), de chía o salvia, cacahuate
(maní), piñón, y teocinte o maíz silvestre.

2.5 Verduras

Muchas verduras también nos llegan de la época prehispánica: chiles, quelites,


acuyo, chaya, chipilín, acedera, flores (calabaza, biznaga, yuca, maguey, frijol,
colorín, entre otras), hojas carnosas de nopal y maguey, vainas, chayotes,

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calabacitas, calabaza, jícama, distintas raíces y bulbos, algas, hongos, tomate
verde, jitomate (tomate rojo), una especie de cebolla americana (xonácatl), y otras
más. Sólo aquí en México supe lo refrescante que es un vaso de jícama con limón
y chile, en una tarde de verano mientras paseas en el Jardín Central.

En la América prehíspánica se conocían y usaban tubérculos, como la papa, el


camote y la yuca. En el sur de México y en Centroamérica la yuca (en el norte de
Argentina y en Paraguay se la conoce como mandioca) es parte importante de la
dieta diaria.

Un "gusto adquirido" que desarrollé aquí es por el huitlacoche, el hongo del maíz.
Su aspecto me disgustaba, pero preparado en quesadillas, su sabor terroso no
tardó en conquistarme.

2.6 Frutas

En una tierra tan rica como la mexicana es muy difícil no encontrar algún lugar
donde la fruta no se dé, incluso en los mismísimos territorios desérticos esta tierra
nos regala tunas, xoconostles, etc. Antes de la llegada de los españoles a
América, el gran Imperio Azteca ya le daba una gran importancia a la comida, y las
frutas ocupaban un lugar especial, pues ellos consideraban que las frutas eran
una especie de fuente de la juventud, y que comerlas mantenía la piel de las
mujeres muy tersa por sus propiedades. Hoy en dia, cuando visitas México, una
de las cosas que más se queda en la mente del turista son los puestos de frutas
en las calles. Casi en cada esquina encuentras un puesto con frutas frescas, listas
para ser condimentadas con chile en polvo, leche condensada, miel, yogurt, o
granola. Esto no lo vi en Argentina, ni siquiera en los Estados Unidos. Me parece
una marca de la disposición de nuestro pueblo mexicano a la comida saludable.

La tuna, que se encuentra en todos lados, es una fruta muy deliciosa de la cual se
difruta más cuando esta frio. Las ciruelas, que vi muchas en la Sierra Queretana,
se usaban para acompañar bebidas y carnes.

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Una fruta que me intriga es el mamey. Uno de los platillos, casi olvidados, que me
gustaría resucitar (cuanto más pronto, mejor, pues dicen que el mamey esta en
peligro de extincion) es “Enchiladas de Pixtle”, receta tradicional de la región de la
Sierra Norte del estado de Puebla. Es una salsa elaborada con la almendra molida
contenida en la semilla del Mamey , con un poco de su pulpa, ajo tatemado y chile
morita. Las tortillas se bañan en esa salsa. Si se quiere (¿para qué, si así ya están
deliciosas?) se puede agregar queso fresco y cecina.

La papaya también aparece en la comida mexicana anterior a la conquista.


Especialmente en el sur del país. Además de comerse la fruta, las semillas podían
usarse para ablandar las carnes antes de cocinarlas.

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CAPÍTULO 3

ESPECIAS

Las especies en la cocina prehispánica tomaban un rol muy importante ya que, en


muchos platillos, era lo que le daba su sabor único y especial. Condimentaban sus
platillos con lo que tenían a su alrededor de acuerdo a su entorno botánico.
Algunas de las especias más usadas en esos tiempos (y que se siguen usando
hoy en dia) son los siguientes:

Chiles (secos, frescos y ahumados), Pimienta tabasco (comúnmente usada para


condimentar carnes), Epazote (aplicada en caldos y sopas), Hoja santa (se
utilizaba para dar aroma al chocolate), Achiote (con un uso similar al del azafrán),
Hoja de aguacate (molido, se utilizaba para los moles y tamales), Azafrancillo,
Apio de Rió, Mexixi (una especie de berro con lo que aliñaban los tamales y las
tortillas), Chien (producto parecido a la semilla de linaza, de la cual se obtenía
aceite), Xonacalt (una especie de cebolla), Xocoxochilt (tipo de pimienta de
tabasco), Ajenjo, Payco (con el que aderezaban los guisados), Siqui (corresponde
al culantro), Suana (colorante de color rojizo), Sopo, Quishuar (flor que se usaba
molida para dar color al guisado).

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3.1 Especias Usadas en Comidas

Hay una gran variedad de especies prehispánicas de la cual no muchas han sido
encontradas o están extintas. Hay también una interesante variedad de
condimentos que se usa en la cocina diaria mexicana. Por ejemplo el chile es
usado (y lo ha sido por siglos) en la cultura y gastronomía de México. Su uso
principal era para preparación de moles o salsas, condimento de sopas y carnes.

Es un ingrediente que distingue la comida mexicana de muchas otras. Junto con el


maíz y el frijol, formó parte de la dieta esencial de los antiguos habitantes de este
país. Su cultivo incluso se remonta antes del maíz y tomate. Se usaba también
como elemento para pago de tributo. Al llegar la conquista, el chile se llevó a
diversos lugares de Asia y Europa. Hoy en día es una especia esencial en el
comer diario del mexicano. Se usa en casi todo tipo de comidas saladas. De
tradicionales a modernos, se puede apreciar el sabor picante de cada platillo
gracias a los diversos tipos de chiles que existen. Una de las primeras cosas que
aprendí cuando llegué a México es que, cuando un mexicano te dice "no pica",
¡No le creas! Casi no existe comida en México que no pique. "Pero pica rico",
acostumbran a decir mis amigos.

En la actualidad cada región del país se distingue por algún chile en particular,
aunque aprendí que el chile jalapeño no es originario de Jalapa (así como el
queso oaxaqueño tampoco lo es de Oaxaca).

3.2 Moles

Originalmente una salsa de chiles, tomates y hierbas, se convirtió en un platillo


mestizo al agregar almendras o algún tipo de nuez, ajo, pimienta, clavo, canela.
Se cubría carne de guajolote, de pollo, e incluso de cerdo o pescado.
Dependiendo en la region que estés, siempre habrá una manera de hacer el mole.
Por ahora el mole más rico que he probado es el mole verde de Jalpan de Serra,

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preparado por una señora cuyos únicos instrumentos fueron una cazuela de barro,
una paleta de madera y una fogata. En las afueras de Tehuacán, Puebla, paramos
con mi familia a comer en una sencilla casa al costado del camino al pueblo de
Ajalpan. Unas señoras de edad indistinguibles cocinaban un mole rojo, con puros
chiles, en grandes cazos de barro alimentados con fuego de leña. Lo servían con
guajolote o gallina. A juzgar por la cantidad de gente que había comiendo, eran las
"moleras" más famosas de la región.

3.3 Vainilla

Para perfumar los alimentos, los primitivos habitantes de México utilizaban la


vainilla. Originaria de mesoamérica, esta vaina era muy preciada por su agradable
aroma, su origen se narra en una leyenda totonaca. Se usaba principalmente para
aromatizar o para mezclar con el cacao en bebida. Tras la llegada de los
españoles, se tomaba mezclado con leche, repostería, helados, dulces y bebidas.
Hoy en día es muy apreciada en la cocina dulce, como parte importante de los
mejores postres mexicanos. En Papantla, Veracruz, donde están los famosos
"voladores", la vainilla es el producto más reconocido. Todo alrededor del pueblo
habla de vainilla. Los helados están hechos con el producto auténtico, no con la
imitación. El pay de queso, las natillas, hasta los platos salados, todo tiene su
parte de vainilla.

3.4 Cacao

En el sur de México se cultiva el cacao. Era antes usado como moneda, para
pagar tributos y para consumo. Se bebía solo o con miel, podía ser fermentada,
como tajate (cacao, maiz y su flor), con maíz y agua, y era ingrediente en moles.
Se decía ser el manjar de los dioses y sólo los sacerdotes tenían el privilegio de
alimentarse de este condimento. Con la llegada de los españoles se empezó a
mezclar con azúcar, leche, a usarse en repostería, en helados y postres. Tan

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popular fue su uso, que se sabe que la última comida del héroe Miguel Hidalgo
antes de ser fusilado fue un desayuno de leche con cacao y pan dulce. En el
camino al cadalso, se quejó con el carcelero por lo tacaño que fue en la cantidad
de cacao en el chocolate que recibió.

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CAPÍTULO 4

MÉTODOS DE COCCIÓN

Estas son las técnicas de cocción que utilizaron los hombres y mujeres del pasado
prehispánico. Todas ellas siguen en uso actualmente. Estas maneras de cocinar
solucionaron problemas básicos de cocina, como el Tapesco en el rústico norte de
México, y otras, más complejas, sirvieron para crear platillos únicos, como las
técnicas de Tamal y Mixiote.

El mobiliario de la casa era escaso, se elaboraba de madera, hojas y fibras


vegetales como en el caso de los petates. Los combustibles que utilizaban eran
leña de diferentes tipos de árboles, las pencas de maguey, las hojas del maíz y los
elotes. Para conservar los alimentos, utilizaban el ahumado, salado, deshidratado
para los pescados, fermentado y elaboración de harinas, pastas y masas, por
mencionar algunas.

4.1 Técnicas de cocción

Entre las técnicas de cocción que se usaban, menciono:

Cocido al vapor (para los tamales). Cocinado en horno subterráneo, se hacían


especies de barbacoas y tamales como el pibipollo típico del área maya. Nada
más característico de Mérida que la cochinita pibil, en tamales, tacos o tortas.

Reventado, para el amaranto y el maíz, que expuestos al calor extremo se


convertían en palomitas. Interesante técnica de cocción era el caldo de piedras,
las que se calentaban al fuego, y se colocaban luego en una cazuela que contenía
vegetales y carne en un caldo. El calor de la piedra cocinaba el plato. El tatemado
se utilizaba especialmente para el jitomate, cebolla, ajo y chiles frescos. En
utensilios de alfarería, se hervía la comida, por ejemplo para el pozole. Se cocía
también en un recipiente con agua o al vapor, envolviendo los alimentos en
diferentes hojas comestibles. Se asaba la comida, directamente con las brasas, o

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usando el comal como difusor del calor, o en la ceniza o en hornos bajo tierra
(barbacoa o pib-bil).

Había muchos más tipos de recipientes y técnicas de cocción y preparación, pero


éstos eran los principales. La técnica de freír fue introducida por los españoles
después de la conquista.

4.2 Procesos culinarios

NIXTAMALIZACIÓN. Este proceso culinario se ha utilizado desde hace miles de


años en México para lograr la transformación y el mejor aprovechamiento de los
nutrientes del maíz. Con el maíz nixtamalizado se hace la masa para las tortillas y
un sinfín de productos semejantes. La nixtamalización es una de las grandes
aportaciones de los pueblos prehispánicos al mundo, porque gracias a ella se
obtienen alimentos alcalinos (casi todo lo que comemos es ácido).

La nixtamalización del maíz se debe hacer con cal o cenizas del fogón y una larga
cocción, que le afloja la piel u hollejo y vuelve al grano más nutritivo. Ya comenté
que en el norte de Argentina, y en Bolivia, con todo lo que se usa el maíz, no se
conocía este proceso para elaborar el maíz.

El PIB es un horno subterráneo desarrollado en el sureste de México. Este horno


tradicional se hace cavando un hoyo grande donde se entierra el alimento
condimentado para su cocimiento al calor de las brasas y piedras calientes.

El XIMBÓ es un horno tradicional del Valle del Mezquital y el norte de México.


Para cocer los alimentos, se les envuelve en pencas de maguey, como en el caso
de la barbacoa.

Existieron en México al menos dos alimentos que pudieron ser procesados


culinariamente por medio de la técnica de cocción del REVENTADO. Me refiero al
maíz palomero y a las semillas de amaranto. El reventado se hace normalmente
sobre un comal o en una olla cerrada que pueda agitarse y consiste en hacer

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ebullir la pequeña cantidad de humedad que existe al interior de granos sellados
por un hollejo. Esta ebullición interna cuece la "carne" de los granos haciendo que
ésta se dilate y haga explotar al hollejo.

Cuando en el cine comemos palomitas de maíz, no se nos ocurre pensar que


proviene de nuestros ancestros indígenas.

 CUITLATZANILIZTLI = Acción de reventar de adentro hacia afuera.


 TLECUEPONILIZTLI =Acción de reventar por medio del fuego y haciendo
ruido, sonando.

A la técnica de cocción que consiste en envolver alimentos condimentados o


sazonados con TOTOMOCHTLES u hojas de maíz, se le conoció como TAMALLI.
Esta técnica de envoltorio y cocinada al vapor da como resultado, efectivamente,
tamales. Un tamal no necesita forzosamente estar relleno de maíz, sino sólo
envuelto en sus hojas. De este modo, hay tamales de charales llamados
TLAPIQUES, o de nopales o de carne, todos ellos sin masa y en ocasiones
cocidos a las brasas.

 TAMALLI = Envoltorio en hojas de maíz.

COCIDO AL RESCOLDO o COCIDO A LAS BRASAS. Este tipo de cocimiento


pone en contacto a los alimentos con el fuego o los rescoldos, tizones o cenizas
ardientes de un fogón. Se utiliza para carnes, pero también para envoltorios de
alimentos, como es el caso de los TLALPIQUES. Estos son tamales, envueltos en
Totomochtles, rellenos de pequeños pescados condimentados y cocidos
directamente sobre los tizones del fogón.

Recordemos que llamamos "Tamal" no sólo al objeto comestible, sino a la técnica


con que fue confeccionado, en este caso, el envoltorio es en hojas de mazorca.

 TLALPIXQUE = TLALLI (tierra) + PIA (Guardar, cuidar) + -QUE (quien


realiza la acción). "Cuidador de la tierra o las cenizas".
 METLAPIQUE = nombre propio de un tipo de charal "de color amarillo"

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TAPESCO o TAPECHTLE. Esta técnica de cocción, utilizada en el norte de
México, consiste en una especie de emparrillado hecho de ramas, otates o de
cañas que se coloca sobre un fogón al aire libre. Sobre el emparrillado se puden
cocer carnes, peces, mariscos, tamales o vegetales.

 TLALPEPECHTLE = TLALLI (tierra) + PEPECHTLI (colchón lugar para


recostarse o recostar algo)

CALDO DE PIEDRA. Las piedras de río se calentaban durante horas en el fogón


mientras se cortaban las verduras, hongos, hierbas y carne del caldo. La piedra
ardiente se ponía en la olla, donde se cocían los ingredientes. Una técnica
nómada de la que nos hemos olvidado quienes vivimos en un ambiente urbano.

COCIDO AL NOPAL VIEJO. Esta técnica de cocción es verdaderamente simple y


antigua. Se toma una penca u hoja vieja de nopal (es decir, de grandes
dimensiones, fibrosa, demasiado vieja para ser consumida como una tierna) y se
le abre por la mitad, de manera que se le pueda rellenar con cualquier tipo de
alimentos.

En la zona de Hidalgo y del Estado de México hay pequeñas fondas que ofrecen
en su menú PENCA RELLENA, que es básicamente el mismo plato que comían
los antepasados. El nopal viejo se rellenaba de Gualumbos (flores de maguey) y
Chapulines. Una vez relleno, el nopal se cosía con el mismo hilo que la penca
tiene, para que el contenido no se salga. Finalmente, el nopal viejo relleno se pone
sobre las brasas hasta que se cueza por completo (y con ello, la comida que
contiene). El resultado es un delicioso alimento cocido en su propio jugo y el del
nopal.

En el Estado de Hidalgo comí MIXIOTES, carne preparada con chiles y guisadas


al vapor, envueltas en la membrana casi transparente de la hoja de maguey. El
principio de cocción es prácticamente el mismo que se usaba hace siglos.

PAPATLA. Esta hoja ancha y larga, nativa de América, se parece muchísimo a la


hoja del plátano que trajeron los conquistadores y tiene el mismo uso: envolver

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tamales. En la Huasteca sirve para envolver el Zacahuil, un tamal de hasta cinco
metros de longitud, muy gustado en las bodas, que se cuece de manera
subterránea. Se le conoce como "Platanillo".

 PAPATLAHUAC = PATLAHUAC (ancho, espacioso. "Muy ancho" con la


duplicación de la sílaba "Pa")

25
CAPÍTULO 5

UTENSILIOS

La casa típica mesoamericana contaba con una sola habitación cerrada donde se
realizaban todas las actividades. La cocina no fue la excepción. Ésta se componía
únicamente de tres o cuatro piedras acomodadas en círculo a nivel del piso que
fungían como fogón.

5.1 Utensilios para procesar los alimentos

 El metate y mano cilíndrica: mortero rectangular plano con tres patas de


piedra volcánica, para moler granos y semillas. Me acuerdo de la primera
vez que usé (o mas bien, intenté usar) el metate. Al principio no sabía bien
como utilizarlo y me era bastante difícil logran moler los granos de maiz,
pero despues de un tiempo le agarré la mano y pude empezar a sentirme
como una verdadera mexicana.
 El molcajete: recipiente cóncavo de piedra o de barro, para triturar y moler
diversos alimentos, entre ellos los necesarios para elaborar las salsas
picantes, con ayuda del tejolote o cilindro pequeño del mismo material. Mi
familia tiene el privilegio de ser dueños de un molcajete del cual, de vez en
cuando, usamos para hacer un rico guacamole. He comido también carnes
asadas dentro de molcajetes, con queso, nopal y cebollas cambray. El
molcajete así cargado se coloca dentro de un horno hasta que todo está
cocido. No sé si así comían los antepasados, pero resulta una comida
memorable.

Estos dos utensilios prehispanicos se siguen usando en la actualidad en las


cocinas de los hogares mexicanos.

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5.2 Utensilios para cocer los alimentos

 Comal: consistía en un disco de barro cocido de 50 centímetros de


diámetro. Se colocaba sobre unas piedras, debajo ardía el fuego. Servía
para cocer las tortillas y otros alimentos, también se usaba como sostén
para calentar agua contenida en vasijas. Honestamente, el comal no se me
da para nada todavía. El hecho de tener que voltear las tortillas de maiz a
mano me es un poco doloroso pero se disfruta despues de un tiempo poder
voltearlas sin quemarte las yemas de los dedos. Además, no hay nada más
rico que una tortilla recién sacada del comal, con una pizca de sal y
enrolladita bien prietita.
 Comitalli o Tecontamalli: era una olla de barro que servía específicamente
para cocinar los tamales, funcionaba como una olla moderna. En el fondo
se acomodaba una rejilla, donde se colocaban los tamales, abajo se ponía
un poco de agua para que evaporara.
 Jarras y ollas de barro cocido para cocinar y guardar semillas.

5.3 Utensilios para conservar los alimentos

 Guajes, tecomates, jícaras y otras calabazas huecas para recolectar y


almacenar líquidos. Había jícaras que se usaban para depositar el agua
que era utilizada para lavarse las manos antes y después de la comida; otro
tipo de jícaras llamada tzonhuacalli tlayoaloni que estaban pintadas con
diversos colores y servían para beber atole.
 Cestos de tule y carrizos trenzados, también llamados chiquihuites para
guardar las tortillas y otros alimentos.
 Manojos de varitas y hojas de maíz para revolver.
 Aventador de palma y tule, para soplar el fuego: Algunos tienen motivos
decorativos y se usan como abanicos.

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5.4 Otros utensilios básicos

Aparte de los mencionados, otros eran confeccionados de madera o de guajes.

 Guajes y Bules: Estas plantas crecen en distintas partes del país y al


eliminarse el relleno, secarlas y curarlas con agua de nejayote (agua
residual tras la nixtamalización del maíz) se convierten en recipientes o
cuencos térmicos que no transmiten ningún sabor.

Algunos utensilios casi están desaparecidos y muy pocas comunidades los llegan
a utilizar.

 Atl cuahuitl: espátulas de madera oaxaqueñas que servían para degustar la


espuma del chocolate, se han transformado en abrecartas llamados
alcahuetes.
 Cucharas de carey, guaje y hueso: han sido reemplazadas por las de
madera debido a que los otros materiales se han encarecido o son difíciles
de labrar.
 Cortador de ixtle: esta fibra del maguey se incluía en un objeto que se
asemeja al cortador de quesos con alambre actual.
 Cuchillo de obsidiana: actualmente ha adquirido la categoría ornamental y
no se usa en la cocina.

"Todos estos instrumentos se originan en la prehistoria, cuando la acción de


romper una piedra contra otra servía para quebrar semillas. Arqueólogos han
encontrado vestigios de pueblos nómadas estacionales que rompían productos
con piedras", describe Marco Buenrostro, investigador en cocina y cultura popular
mexicana.

Se tienen datos de que en metates y molcajetes se molían piñones para hacer


unas bolas que se almacenaban y se comían en épocas de escasez. Estos
utensilios también se utilizaban para triturar semillas de tuna y obtener una harina
fina, así como espinas de pescado deshidratadas.

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Hoy en día hemos podido avanzar mas en la forma de usar y de hacer utensilios
de los cuales, facilitan el cocinar diario del mexicano.

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CAPÍTULO 6

BEBIDAS

A partir de que los agricultores neolíticos buscaran bebidas capaces de


provocarles excitación, alegría o tranquilidad emocional, se dio origen en nuestra
tierra a una gran variedad de bebidas, algunas de ellas fermentadas. Para estas
últimas, se buscó sobre todo los frutos silvestres, que tengan cierta cantidad de
azúcar, para hacer fermentar su jugo, o ingredientes con alto contenido de
almidón, que también puede fermentarse. De estos tiempos en que aprendieron a
cultivar, y se asentaron en comunidades, los hombres nos han dejado huellas
duraderas, entre las que se encuentran pinturas, grabados, monumentos de piedra
e incluso textos escritos todo un conjunto que constituye un tesoro de arte
prehistórico. En esas pinturas rupestres aparecen a menudo tinajas con alguna
clase de líquido, y vasos que sacerdotes sostienen en sus manos,
presumiblemente ofreciendo libaciones de bebidas fermentadas a los dioses.
Algunos de esos grabados tuve la oportunidad de ver en las ruinas de Chichén
Itzá, en la península de Yucatán, en una visita junto a mi familia.

Las bebidas tradicionales y más populares se elaboraban con maíz, cacao o


maguey. Se preparaban de muchas maneras, y sus nombres cambian de acuerdo
a la combinación que de ellos se haga y a la región de origen.

Las bebidas más comunes que se preparaban en esos tiempos eran:

6.1 El Atole

Fue la bebida mas popular entre los indígenas. Esta bebida la preparaban del
maíz, le agregaban piloncillo para endulzarla y a veces le agregaban frutas para
darle un sabor en especial. Al atole cuando le añadían chocolate lo conocían como
“champurrado” y cuando le ponían salsa y elote se conocía como “chileatole”. En

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lo personal, el atole al probarlo por primera vez, no fue de mi gusto ya que tenia
una textura arenosa y un poco espesa. Claro, ahora lo disfruto más con un tamal
dulce para acompañarlo.

6.2 El Chocolate

Conocido como la “Bebida de los Dioses”. Lo preparaban moliendo y cociendo las


semillas del cacao, después le agregaban maíz y miel. Para servirlo usaban
molinillos para sacarle espuma y además lo perfumaban con flores. Todo este
proceso era considerado un ritual. Dato curioso: la palabra ''xocolatl'', chocolate,
pasó a ser parte de todos los idiomas sin sufrir una marcada alteración fonética.
Los señores, nobles y reyes mexicas, tomaban cacao por la mañana aromatizado
con vainilla (tlil xóchitl o flor negra, orquídea que aún se cultiva en Papantla,
Veracruz) y para tomarlo se servía en jícaras (xicalli) bellamente decoradas, sobre
las que se dejaba caer para hacerlo espumoso.

En verdad creo que los reyes disfrutaban esta bebida más que cualquier otra por
la manera en que es contaba en las crónicas antiguas. Pero creo que el chocolate
era accesible al pueblo común de la tierra. ¡No concibo México sin chocolate!

6.3 El Aguamiel

Lo sacaban de la planta del maguey, la cual era considerada sagrada por todas
las aplicaciones que tenía. A esta planta le hacían huecos y por medio de succión
obtenían el aguamiel. A esta bebida le agregaban jugos y cáscaras de frutas.
Cuando el aguamiel se deja a fermentar se convierte en “Pulque”. El Pulque
tambien es usado para elaborar salsas y moles. En el norte de México hacen un
pan dulce especial (yo lo probé en Saltillo, Coahuila) al que le agregan pulque y, a
veces, piloncillo. Le llaman "pan de pulque", y es exquisito en invierno, si se
acompaña con chocolate.

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6.4 La chía

La chía (chiematl) es una semilla muy pequeña que se muele o tritura; para
beberse se le agrega agua y se bate mucho para que no se hagan grumos, se
deja un rato en el agua para que se esponje y se endulce. Algunas personas le
agregan unas gotas de limón; a esta bebida en Nayarit le dicen Bote. La primera
vez que lo probé, puede decirse que me enamoró su sabor, el hecho de sentir un
nuevo sabor refrescante en una tarde calurosa fue una experiencia excepcional de
la cual sigue clavada en mi mente.

6.5 La tuba

Es una bebida refrescante importada, que se naturalizó en Colima y Guerrero. Se


hace mediante la fermentación de la savia de la palmera de coco. Se mezcla con
jugo de frutas frescas, apio, cebolla, canela y chile. Esta bebida ya destilada, se
convierte en un tipo de aguardiente.

El Xocolatl

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CAPÍTULO 7

GRASAS

En tiempos prehispánicos la gastronomía mexicana era muy sana, comparada con


los estándares actuales, pues el consumo de grasas se limitaba a la que
contenían los alimentos. A partir de la conquista de América, y la incorporación de
ingredientes como las especias, ganado porcino, bovino y sus derivados como la
manteca del cerdo, ésta última, empleada en exceso, los platillos se volvieron
altos en grasas. Hoy en día es una lucha constante en la cocina el uso excesivo
de las grasas, que hace preocupar a los gobiernos por el alto índice de obesidad
en nuestro país.

Los indígenas prehispánicos usaban poco las grasas, a no ser las de los animales
que guisaban en su propia gordura; allí los freían y les agregaban, si era
necesario, las grasas de los animales más provistos de ellas. Usaban también
algunas grasas vegetales, como las que obtenían del cacahuate, la alegría o el
amaranto y la chía, sobre todo el aceite de esta semilla, que daba un sabor muy
delicioso.

Los aztecas de México cultivaban esta planta (el amaranto) que era muy
apreciada por sus cualidades nutritivas. Era tan apreciada que hacían uso de ella
en ceremonias religiosas. Se cree que fabricaban ídolos con su harina mezclada
con miel y en ocasiones con sangre humana y que ofrecían estos ídolos a los
dioses como tributo. En la época del emperador Moctezuma, era junto con el
huauzontle, el cuarto cultivo en importancia, después del maíz, el frijol y la chía.
Cuando los conquistadores españoles del siglo XVI consiguieron dominar el
Imperio Azteca, prohibieron estos rituales y el cultivo del amaranto.

En la actualidad la planta continúa cultivándose después de un largo periodo de


abandono, y es muy apreciada por sus propiedades nutricionales, además posee
la particularidad de no contener gluten, lo que la hace apta para la dieta de los
enfermos celíacos. Una teoría bastante popular afirma que el origen de la palabra
Caracas proviene del nombre de esta planta, el amaranto, tal cual lo pronunciaban

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desde épocas prehispánicas los habitantes de la zona conocida por el mismo
nombre: el valle de Caracas. Ellos llamaban a esta planta "caraca".

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CONCLUSIÓN

Se puede decir que de mis 19 años de vida, los 7 años que llevo viviendo en
México, he conocido más de la gastronomía de lo que me había imaginado. y he
vivido cosas enriquecedoras y unicas de las cuales me han ido enseñando al
pasar de los años. Estudié un año en un instituto de gastronomía aquí en México,
otro año de gastronomía en Argentina, y dos en este prestigioso Instituto
Gastronómico. Hoy en día puedo decir que México se ha convertido en mi hogar y
de la cual estoy muy orgullosa de poder formar parte de su familia; tener la
oportunidad de aprender sus costumbres, culturas, tradiciones, historia y mucho
más. Cada día aprendo más sobre el pasado de este país, y cada día me encariño
mas de sus personas, colores, sabores, olores y experiencias únicas.

Espero que algún día, cuando tenga mi propio restaurante, pueda yo implementar
un poco de lo que he aprendido en México, y quizás ayudar a revivir platillos los
que quizás hayan sido olvidados, y hacer que la gente (nacional o extranjera) se
enamore de este país y su gastronomía tanto como yo. No se escapa de mi mente
que, algún día, nuestros hijos y nietos estudiarán la comida que elaboramos hoy, y
la llamarán "la comida de nuestros antepasados". Esa es una responsabilidad para
mí.

Creo que cada dia es una oportunidad de aprender algo nuevo, pero también es
más importante aprender sobre el pasado. Gracias a ello, tenemos el México en
el que vivimos, en el que amamos, y en el que comemos. Tal como nuestros
ancestros.

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BIBLIOGRAFÍA

- “Cocina Mexicana”- Salvador Novo- Ed.Porrúa- 7ª Edición, México, 1997.

- “Conquista y Comida-Consecuencias del Encuentro de Dos Mundos”-


Coordinación de Janet Long – Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM – 2ª
Edición, México, 1997.

- “La Cocina Mexicana a Través de los Siglos” – Volúmenes I y II – Fundación


Herdez-AC y Editorial Clío- 1ª Edición, 1996.

- “El Pueblo del Sol” – Alfonso Caso – Ed. Fondo de Cultura Económica – 6ª
Edición – México, 1993.

- “La Vida Cotidiana de los Aztecas en Vísperas de la Conquista” – Jacques


Soustelle – Ed.Fondo de Cultura Económica – 10ª Edición – México. 1994.

- “Cocina prehispanica mexicana” - Heriberto Garcia Rivas - Panorama México -


Noviembre 1991.

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