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ALLÁ DE LAS TRANSICIONES :~!, L
A LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA LA TINA J" .\
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~'-~ 1" . lA' parte de los bancos privados extranjeros, el fu!jo de inversiones de caRital sufrió
I1 if{\ también una brusca interru ciórr', En este último sentido se produjo, por tanto, una
rj:9}'~d-C/ {, rev~sión completa de las tendencias que habían predominaclodesde la década de
l,~ ,cuan o as mvcrsiones extranjeras en la industria manufacturera aumentaron
~i~Y' significativamente y se reorientaron a la producción para el mercado interno.,
La crisis de la deuda coincidió, y esto no fue enteramente accidental, con la
convergencia de las tray,ectorias poiíticas de cinco de los países más industriali;;dos
de contmente: México, Brasil y las tres naciones del Cono Sur, es decir, Chile,
, t:r~ Argent¡;; En todos ellos se desataron crisis olfticas mu seri~da
.,.. un"O"'deSusGobiernos --las cuatro dictaduras militares sudamericanas y el régimen
no emocrático del PRI-- ingresó en un período de turbulencia Qolítica gue no fue
ajeno a las conmociones económicas. Estas conmociones, si bien estuvieron aso-
cia as con a moratoria e la aeuoa, tuvieron ue ver asimismo, con otros factores
domésticos e internacionales.
. En realidad, uno de los asQectos más singulares de la convergencia de 1982
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fue que después de una «larga década», la de 1970, durante la cual los
itinerarios olíticos de los cinco alsesabían sido notoriarriente~diver en~¡:sJ.~l
la Ar~enti ('I~ inestabilidad y la militarización de la olítica se intensifi a
partir de 1 69.jEStos en menos rapldamente se extendieron a sus dos vecinos,
C Ie y ay, que trai tetona mente habían respetado las normas.y prácticas
democráticas, En cambio en México; bajo los sexenios de Echeverría y López
Portillo, el régimen del Partido Revolucionario Institucional ado 16 olíticas rela-
tivamente inclusivas que, en arte estuvieron orientadas a neutralizar el im acto
de la ola de protesta p<ilitica y las nueVils demandas sociales que siguió a la rna-
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nificativas a la comprensión de los procesos políticos en general y más (!j)Des~rganiz"ación económic~'y d~sÚst~'político e'; las nUeVas':democracia,s'
específicamente a los cambios ae régiiñéñ en menca Latina y otras regiones del ........ ' -",~: ~: "'-'::'~ :,.~.-- ' '..,-, -. :.:p.;.:.~:
mundo. Como Stark y Bruszt (1990) también han destacado, una de las contribu-: '. ." .... Durante la década de 1980, la mayoría de los nuevos Gobiernos democráti-
ci-;;es más importantes del modelo ha sido la de es ecificat ue los resultados de cos de Aiñérica Latina ha sufrido un deterioro drástico'i:n la efectividad c!e las
¡a"stransiciones son subdeterminados y, en buena medida, efecto. de elecciones con- "políticas económicas. No sólo las políticas ..de ingresos.tradicionalmente asociadas.. "
tillgcnle.s.. " con el modelo d;'economía cerrada y la industrialización substitutiva de importa- -
. . «El rechazo por parte del modelo interaccionista del argumento de los de- I ciones han perdido casi completamente su eficacia. Más modestamente; también se
han esfumado, en parte, tanto la ca acidad de enerar recursos fiscales a travésde
tenninantes/precondiciones estructurales no ha volcado a los mejores analistas en
el campo a adoptar una posición voluntarista en la cual, «dado que todo es posi- ir~s (sobre todo, los que afectan a las clases propietarias) como la de lograr
ble», los resultados dependerían del deseo de los actores políticos clave o, alterna- que los actores rivados res eten las obligaciones vinculadas con los sistemas de
tivamente, de la fuerza de su personalidad, sus habilidades, su imaginación o su 1 ~e undad cial. El corolario rinciIJal es que los Gobiernos no sólo son incapaces
creatividad. Para O'Donnell, Przcworski y Schmitter, la estructura social importa, I de resolver los crecientes roblemas. T~m oco logran alimentar la es eranza, aun-
pero no al punto de determinar los resultados concretos. Más bien la estructura que mínima, de que las tendencias revalecientes uedan ser revertidas. Como con-
limita, restringe y enrnarca posibilidades» (op. cit., pág. 12). secuencia.Ja inayoría de la población se re,Rlie a de la ,Rolítica; esto contribuye, a .
Cuando examinamos el período de la pos transición, y más específicamente su vez.ial deshilachamiento de las redes de mecanismos privados y públicos que
las tendencias dc los últimos dos o tres años en Sudamérica y México, r~evi- podrían servir para articular las arenas de negociación y resolución de intereses y
dente que el desenlace de los rocesos de democratización está todavía abierto en orientaciones conflictivas en torno a las cuestiones económicas centrales.
la mavoría de los casos. Recapitulando los factores ue han causado la ncertidu La creciente desorganización económica ha estado relacionada con un se-
bre a~erca de las probabi I a es e consohdacion emocrallca varioso' e os gundo fenómeno: «el ritmo de consumo» de las opciones políticas; est~ha
csian ligados a la modalidad de rcsolución de las "gue odrían ser denominadas sido vertíginoso. Los - artidos de gobierno están sufriendo una rotación aceler.ada,
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como las tipicas «cuestiones de la transición». En uno o más de los cinco casos y además los sistemas de partidos en sí están desgastiíndose rápidamente. ~to ~ "
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anill izados, al una de las re 'untas siguientes resulta relevante: pue e evar al «vaciamiento» de la democracia, es decir, a una situación-en la cual f
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a Serán las fuerzas democratizantes capaces de elevar los costos para el . a eternllnación tanto de quién gobierna como del método a través del cual los
integrante del ensemble autoritario de intentar el bloqueo de una plena dernocrati- gobernantes sean elegidos tendría un impacto decreciente en «qué» se gobierna. En r
zación del proceso electoral, en la cual estos últimos combinen una liberalización otras palabras: por un lado, la selección democrática de los funcionarios públicos,
parcia~a continuidad de las prácticas coercitivas? y por el otro, el respeto de la Constitución y las disposiciones legales podrían trans-
WJC0mo las prerrogativas de los militares que hayan sobrevivido durante la formarse en procedimientos con mínimo impacto en la consolidación de las arenas
transición, o incluso las que hayan reemergido después de ella, pueden impedir, o públicas requeridas tanto para definir cuáles son las cuestiones colectivas signifi-
al rucuos erosionar, la consolidación (empowerment¡ definitiva de las instituciones \ cativas como para resolverIas. Por. tanto, en esa situación de «vaciamiento» demo-
de la democracia política?, y " . " crático se incrementaria el ries o de ue las instituciones ierdan relcvancia ara la
G) De acuerdo a lo que Hagopian sugirió en su análisis del caso brasilero vida cotidIana de la·ma oría de la gente.
(1990). cómo pueden las transacciones realizadas durante la transición +por ejem- La ín ole de: los fenómenos recientes sugiere que el marco analítico ¡pra
plo. las que llevaron al refortalecimiento de las redes clientelísticas controladas analizar los actores que afectan a la consorl aCIón de ademoéracia en Amér~ca
por políticos tradicionales y oligarquías regionales-- debilitar la efectividad y Latina debe ser ex andido, La debilid d de s' s 't i es re(:!resentativas con-
represematividad (accountability) de las instituciones? tem oráneas en la región no es simplemente una consecuencia de la ~n~a
Sin embargo, la probabilidad de que la democracia se consolide no de ende como se han desplegado las respectivas transiciones (o de cómo está avanzando en
solamente e la modalidad de transición. Al examinar las tendencias recientes en México. Mas concretamente, píenso ue el examen de las dostendencias rnencio- .
Brasil y la Argentina, como así también en casos como el peruano, se constat!,9ue nadas al comienzo de esta sección nos puede dar algunas pistas para evaluar más
la lista de «cucstiones de la transición» no agota el conjunto de los factores rele- aclecua amente as probabílidades de consolidación democrática en el continente y .
vantes que influyen sobre el curso el desenlace de los rocesos contem oráneos los obstáculos que se le oponen. En realidad, las transiciones a I~ democracia --es
de democratización en los cinco países aquí analizados. Analicemos algunas de las decir, las transiciones de un tipo de régimen político a otro-» han velado la er- ",',:.
tc~dcncias recientes. cepción de un segundo cambio de iii'!.al im ortancia al primero. A pesar de que ";:.:::-
algunos de sus aspectos se manifestaron inicialmente en los tres países del Cono ¡.):~
Sur en la segunda mitad de la década de 1970, dicho cambio se definió más clara- :':
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Por un ado la crisis fiscal del Estado se intensificó. Como resultado, la calidad de Brasil 22,0 7,5 17,9
los servicio~ públicos se deterioró sistemáticamente y.la inverSIón úblic~u- Chile 17,6 12,8 1'1,9
jo en casi todos los casos, ~ niveles prácticamente insignificantes. Por el otro lado, México 25,7 18,6 16,8
~ déficit de balanzas de a os se transformaron en un fenómeno crónico. Como
Fa~elli el al. (1990) han señalado, esto último estuvo vinculado al cambio de natu-
raleza de dichos déflcit. Ellos dejaron de ser un efecto del exceso de la absorción
doméstica en relación al ingreso nacional, como había ocurrido en el período de @1 sistema económico mundial evolucionó en direcciones contradictorias.
posguerra. Los déficit se deben ahora más bien a la combinació de n 'o ice de Por una parte, una serie de ramas 'i subrarnas en los sectores manufactureros y de
endeudamiento externo mucho más elevado y a la fuga de capitales que se genera- ser;-s han fomlado parte de la tendcncia a la globalización de la producci9n.~1
lizó a artir de la década de 1980s. mIsmo tiempo, sin embargo, se ha tornado más dificultosa la tarea de ddillir «ni-
. . El comportamiento de las firmas rivadas, tanto nacionales como extra n- chos» en el nuevo orden industrial, gue se ha internacional izado crecienteme'~te.
jeras, registró alteraciones significativas. El! princi io, los ca italistas redujeron La nueva situación demanda mayor flexibilidad de parte de las firmas y los Gobier-
drásticamente los niveles e mversion. Este vira'e no fue independiente de los fe- nos nacionales, así como el dominio de redes tecnológicas y de infl)rJlIación de
nomenos e uga e ca Ita es, evaslOn im ositiva creciente y de ex a si' de las caracter mas com ejo 'ar otra pa os mecanismos financieros y comerciales
operacIOnes dentro de a llamada econo ía informal. crea os espués de ia Segun a .Gucrra sc an desartJcuiado ell buena medida .. 61
Frenkel ha apuntado que después de 1981 las tasas de inversión cayeron y e ccto com inado dc estas tendencias ha sido la parcial desvinculación (dc-iillkillg)
que no han recuperado el nivel de precrisis ni siquiera en la success story de la de as economías latinoamericanas en rclaCión al sistema internacional. La participa-
década, es decir, Chile. ciÓn de América Latina, tanto dentro del comercio mundial corno del flujo de capi-
3.' a inflación saltó de los niveles «baios» (en México) e «Intermedios» tales, se ha reducido considerablemente. El flujo de fondos externos --tanto de
(Brasil y el Cono Sur), q~e habían predominado durante tres décadas, y se ingresó prestamos como de inversiones de capital-- se redujo dramáticamente.
en el ré imen de «alta inflación». ·Como 'consecuencia, los· mecanismos' I5)Los actores colectivos del asado --por ejemplo, los empresarios (Gf-
indexatorios se generalizaron y el riesgo de colapso monetario, y de consiguiente ganiz~s o no), los sindicatos de trabajadores y los cuadros de gerentes y tecnó-
.. (. desorganización económica, se incrernentó considerablemente. cratas públicos-- han atravesado un roces o de desintegración que se ha traducido
en su gradual evaporación. Además, las organizaciones sectoriales y los grupos
sociales han visto reducir su 'capael a e Involucrar a sus rmembros. Tanto el
compromIso e os individuos en relación a las organizaciones como 'Ia adheSTOñ a
«¡:Jroyectos) colectivos se ha reducido sistemáticamente: este fenómeno [luede ca-
racterizarse como de erosión intraorganizacionaL Además, se han desorganizado
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los patrones de interacción entre actores colectivos, e-;¡a medida en que as reglas,
formales e 1I1 orrnales, que las gobernaron han ido perdiendo efectividad. E~e-
gundo fenómeno uede definirse como de erosión interor anizacional.
Los cinco fenómenos que he descrito no representan una' mera tendencia
coyunturaC como así tamp~co la curva descendente de II)~ciclos políticos y econó-
micos <mormales) de estos países. Por tanto no ueden ser neutralizados recu-
rriendo a los mecanismos tradicionales de «administración
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de crisis)
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creados .• a
partir de 1930. Tampoco pueden ~er asimilados a las dificultades enfrentadas eor ......•- ha sido opacada por los debates cargados ideológicamente de la ultima década. La
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nU""merososEstados naciona es, incluyendo a la mayoría de los del capitalismo avan- . regulación política de la economía, y más esp·ecíficamente de los flujos de ca ira¡:
z:ado, en ,el contexto de crisis generalizada que ha prevalecido a partir de la década roe uncJOna ara el crecimiento. A travese os mecanismos de regulación se
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pasada.
En realidad, los fenómenos mencionados· sugieren el colapso de lo~me-
canismos ·construidos a artir de la década de 1930. Más genéricamente, ellos~-
generó capital de inversión, se crear~n externahoades dinámicas y se impusieron
límites a los comportamientos de las firmas capitalistas que no favorecían el crecí-
miento. ToClo esto avore ió, en vez de peIjuoicar, la'ex an ión de sistemas econó-
d~n al agotamiento de la matriz político-económica que prevaleció en estos países m~ naci~nales que, en últim¡¡ instanciª, estaban controlados por las grandetfir- .
latllloameflcanos durante casi medio siglo, es decir, desde las postrimerías de la mas e sector rivado.
Gran Depresión hasta los finales de la década de 1970. En el a artado siouie te me Los anal istas han tendido a ignorar el hecho de que la MEC evolucionó con
propongo analizar los asgos rinci ales de la ue definiré como la matriz Esta90- más o menos éxito dentro ael marco oe regímenes políticos extremadamente varia-
cé·ntnca (MEC, en adelante). dos. El abanico de regímenes incluyó las democracias estables de Uruguay y Chile
-~e fueron, en realidad, las economías menos dinámicas-- y el autoritarismo
incIusionario del PRI mexicano, pasando por las inestables fórmulas políticas que
11r. La matriz Estado-Céntrica prevalecieron en Brasil y Argentina. Esta diversidad asible or ue la ma oría
de las decisiones estratégicas en materia de políticas económicas estuvieron relati-
Varios autores, entre ellos Díaz-Alejandro, Sunkel, Fishlow, Furtado, Ca- vamente aisladas de la« olíticaa". En el marco de este artículo defino a la política
nitrot v Chico de Oliveira han discutido los as ectoseconómicos de la C, es
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c~mo las interacciones desarrolla, das tanto dentro de las instituciones represen-
decir, Ía industrialización sustitutiva, la economía cerrada o semieerrada, la re uÍa- tativas asociadas con los partidos políticos y el Parlamento como a través de los
cíÓn estatal de los mercados y el patrón de inflación «moderada». A pesar de que mecanismos corporativistas controlados por el Estado, ~los rituales simbólicos
los aspectos políticos de la MCE fueron implícitamente aludidos cuando se descri- de la participación popular'. '.
bían los mecanismos de regulación estatal, ellos no han recibido una atención com- El segundo mecanismo de la MEC relacionó la sociedad civil por un ladC!y
parable. En realiuad, las características específicas de dichos mecanismos no fue- el Estado or otro. En este caso, me refiero a otra aimensión estatal: aquella que
ron discutidas sistemáticamente, con la excepción de dos pioneros: el capitulo so- engloba los diferentes estratos de agencias y políticas encargados de on~mar-
bre regímenes nacional-populares de Cardoso y Faletto --que entretejía inteligen- cha ¡ferentes tipos de control, directo (institucional) e indirecto (cultural), sobre
temente política, sociedad y economia-- y las sugestivas hipótesis de Touraine so- la part¡ClpaClOn po ¡tica y social. El espaci~in) de la sociedad civil se e~an-
bre la matriz política latinoamericana. Los análisis, por lo general, no han sobrepa- dió bajo la MEC; el fenómeno abarcó"tanto la emergencia y fortalecimiento de
sudo el uso de imágenes, a veces sugerentes, como la de «Estado de compromiso», organizaciones de trabajadores, pobres urbanos y, en menor medida, los carnpesi- , ....
a veces estridentes, como la de «empate hegemónico». En las próximas páginas 1I ños como el sur<>i ·e t o . i ntos so s gue, más tarde declinaron ine-
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quisiera desarrollar algunos elementos para explorarcómo ia MEC operó política- vitablemente. La expansión de la sociedad civil incluyó asimismo fenómenos so- 'o ' •.
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consloeradas comQ desafios intolerables a las rerro ativas absolutas e los due-
a inducciones y límites, para utilizar los co~ceptos de Collier, desi nados y contro- ños .
la·dos por el Estado. De~o, las economías de mercado latinoamericanas gma- .
ron en diversidad y ··d d du st Reríodo. La roducció P.ara el er-
cado interno se transformó en el núeleo dinámico de la economía, y varios países
alcanzaron tasas de crecimiento elevadas; por ejemplo, Brasil y México, especial-
mente de la década de 1950 a la de 1980, y más erráticamente Argentina
Los rocesos centrados en el mercado or un lado y a uéllos centrados en el
Estado por el otro no fueron antitéticos, sino complement;rios. Esta circunstancia
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',,' ..etapa oJigfu.quica, 'si bien estos fueron arc'al te.recentrados en to'mo a agen- temas vinculados conflictivamente, crecimiento y estabilización, dominaron los
cias estatale"Z TatÍlbién
· scm;corpóTativista~
implicó la creación
vinculados con organizaciones
de canales corQorativistas
publicas, partidos políticos,
y
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debates, tanto en los ámbitos académicos' coiñOpolíticos. La tensión entre di~hos
temas fue más allá de las connotaciones obvias de ambos concept9~'. SI patrón de
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asociaciones pro eSlOnales y smdicat s. crecimiento de la MEC fue inherentemente . estao. e: cada envión de desarrollo
n el caso del rilner mecanismo de relación, aquél establecido entre el ocultó los as ectos mas'visibles de la ilieslabilidad, pero sólo tell\pOralmCllle y al
y
mercado y el Estado, se lo 6 un balance entre din¡¡.mismo regulación. En el caso precio de generar nuevas fuentes de desequilibrio~o .
de segundo mecanismo ue vinculó a sociedad civil Y..Estado, la inclüsi'óñ"}r la , En el nivel olítico, el funcionamiento de la MEC estuvo asociado con la
activación crecieron de manera aralela a la eficacia de las diterentes modalidades emergencia e incorporación política de nuevos actores sociales y económicos, que
· de" control. En este segundo mecanismo, las características específicas de cada ré- V' ganaron en diferenciaCión y heterogeneidad intc~ichos aclon;s tendieron i\
g~polltico tuvieron una mayor relevancia, Esto es, los variados mecanismos a niu ti lear sus eman as, que se acumularon en ea as sucesivas, a las irccxistcnu-x .
trilVes e os cuales se -implernentaron la inclusión y el control en cada sociedad . Estas oleadas de demandas secueneialcs con frecuencia se opusicr:sn
nacional fueron moldeados decisivamente or al a im ortancia relativa ~tu-
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~ntagónica~lente, pero lo: conflictos que ellas g,eneraru.n a.menudo se negociaron
raleza de los partidos políticos b el ti o de sistema de partidos o la ausencia de tal en arenas aisladas entre SI, con lo que se blo ueo la pOSibilIdad de entre!t:Jer redes
sistem e) la estabilidad de las normas constltuclOna es y. e gra o en gue fueron tf/.:\ de mtercamolO po ItlCOgeneralizado. Uno de~corolarios or el que prcvakció
· i¡:,pt;i.,entadas oJ:!o, d) I rol Dolíticode los militares. ... . ~ 'e:te-patrón de negociacion~s scgiT;enlada~ fue ~ue cad,. act,.?r, o bloque de :1<.:ID,-'::S,
. En resumen, los cinco países se caracterizaron por patrones de desarrollo se vmcu o a Estado a tra'vés de canales mutuamentc excluyenres.
económico y esta I Idad política extremadamente variados. Por un lado, el.grado ".!. - - . sta o, o mas precisamente las diferentes agencias y (anillos burocrári-
de Inamlsmo economlco vanó sig jfi 'atr ame te: las tasas de crecimiento fueron
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sobre otro, sin lIe se desarrollaran los mecanismos para rcsolvcrlos de manera
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negociada y ordenada. Esto no significa afirmar ue los conflictos no fueran dilu- ":,, Fanelli et al. han destacado las p'rincipales desventa'~d~ 1;Mr:C (cfr. 1990).
¿idaelos. A vcces lo fuc'ron, pero la resolución dependió de decisiones estataÍes Por un lado, la '«sustitución de importaciones a cualquier precio» llevó(]' . a
a~rias ue no g~erai-on co~promisos activos de parte e los eventuales «ga- pérdida de economías de escala a la creación de posiciories monopo!ísticas en
'nadores» o «p.erdedores». Dado el patrón discrecional de toma de decisiones los varias ramas industr~es, favoreciendo especialmente a 13$ 100 subsidiarias de
anadorcs nUllca tuvieron ICl~fianza en que las futuras eCISlOnes serian i~~I- compañías extranjeras, atraídas por los altos niveles deprotección, e a ~n-
mente favorables; a su vez, los perdedores tampoco pudieron alimentar la es eran- cia e mcentlvos para la expansión de las exportaciones industriales. Por el otro
za que mecanismos políticos y admmistrativos más «neutrales» He arían a rendir . lado, el predominio de mecanismos de «represión financiera»
resultados más favorables en futuros conflictos". «... impidió que el sistema financiero cumpliera su rol de canalización efí-
Hasta la década de 1970, el funcionamiento de la MEC rodu'o sucesivas ciente de fondos de los ahorradores hacia los inversores. Los principales aspectos
(
elislocacloncs, pero se evitó llegar a instancias de rupturas radicales. Diferentes de la represión financiera fueron la tendencia a fijar tasas de interés a niveles infe-
mecarusmos permItieron a la matrIZ restaurar temporalmente la sit;¡ón ~Ii- riores que la inflación ... y políticas de créditos sesgadas en favor de sectores privi-
b~aric(Q§íe estos mecanismos ~e la inflación; los ni~eles e In ación legiados» (ibidem, pág. 7).
«moderada» que prevalecieron desde fines de la guerra hasta principios de la dicha Las olíticas públicas bajo la MEC es ecialmente en el área de la promoción
década =básicamcnte, en torno a promedios anuales que fluctuaron ente el40 y el industrial, se transformar.on en un caso extremo del fenómeno ue Bhagwati ba!;!ii-
50 por 100-- «lubricaron» íos conflictos económicos ; sociales sin roducir una zó como a DUP busqueda de beneficies directamente improductivos)".
desorganización severa de la economía. . ., No resultó sóipreridénte, por tanto, ue las sociedades latinoamericanas,
Asimismo, la expropiación de una porción de los excedentes' enerados or gobernadas por regímenes emocráticos o autoritarios. no udieran res onder sa-
las export~s primarias, agrícolas mineras, ermitieron al Estado desarrollar tis actonamente a las nuevas tendencias que se generaron en la economía mundial
mecanismos para redistribuir el ingreso en favoultios secjore urbanos. Por últi- a partir e la década de 1970IJ• Corno ya señalé, después del primer alza de los
mo, el patrón de ex ansión es asmódica, típico de la industrialización sustitutiva, p¡'ecios del petróleo, y especialmente desdefines de aquella década, la economía
p;;miiió a la matriz de'ar de lado aliviar, ~i bien temporalmente, los cuellos de mundial experimentó una doble transformación, que no dejó de ser con~ria.
botell~iclicos en la balanza de ¡)ag~y las cuentas fiscales. En otras palabras: la Por una ~arte, el proceso de iz" de a roducción de las tecnologías,
sl;stitución de importaciones permitió dar «saltos hacia adelante» en el proceso de especialmente en el sector manufacturero, generó un fenómeno de integración de
t
. industrial ización, que suavizaron, y a corto plazo ocultaron, el carácter crónico de
los cuellos de botella.
las tn ustnas y os serviCIOS que no respetó las fronteras nacion~!es. A ucllas fir-
mas que no están integradas a las nuevas cadenas corren un riesgo creciente de
En realidad. la naturaleza del roceso sustitutivo --es decir, su tendencia a quedar desvinculadas e inked) de las redes de intercambio internacionaI:POr la
«saltar hacia a e ante» cuando se enfrentó con cuellos de botella-- y la ri idcz de otra parte, la contracción del crédito infernacional y la mayor selectividad deTos
los re!.:ím~ncs loliticos de la MEC se transforma on en mecanismos c:¡u~se in~s de caprta , fenómenos que se agudiz;;:'on cn"cl~ontexto de dislocación
rcalimcntaron mutuamente. Una de las consecuencias del «enlazamiento hacia atrás» d~ los mecanism~ financieros y comerciales internacionales que habían sido crea-
(b~7CkH'ard Iinkages) en el sector manufacturero fue la multilicación de actores dos después de 1945, llevaron a oner un remio es ecial a la estabilidad moncta- '..~
...
que rápidamente adquincron la ca acidad ara defender sus intereses, con lo ual ria y al equilibrio financiero. Esto ocurrió precisamente en la coyuntura en la que,
se lIcron aoreoando nuevos «estratos» a un sistema com le' o 'lue carecía de are- . . con excepción e Co ornbia y de Chile a partir de 1975, Ias economías latinoame::.
nas cOlllunes de negociación política. A su vez, las eliles políticas, fueran éstas ricanas estaban sufriendo el colapso irreversible de los equilibrios precarios que
ci'viles o militares, cuando se vieron con ontaaas con demandas contrapuestas, ~ habían sostenido a la MEC. '. ..
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tendieron a adoptar la resolución menos costosa, es dccir, la de la «fuga hacia ade-
la"ntc». Por tanto, las elites generalmente no intentaron promover, o forzar, proce-
~l:;s7tle iln llicaran desandar arte del camino ya transita Da través e acuerdos IV. Hacia una nueva matriz: dilema/teóricos
generados cn torno a reglas ara la re-negociación de costos beneficios. y políticos en la década de 1990
a combinación del modelo sustitutivo autárguico y la fórmula olítica de
la :\-lEC careció de las ca acidades ara revertir las inercias ue se generaron; por Las dictaduras militares im lantadas en el Cono Sur a mediados de la déca-
t.!lide, la matriz resultó articularmente ineficaz ara enfrentar restricciones irnpre- da de 1970 intentaron la primera respuesta coherente a la crisis de la MÉC. En
\i~ll!bo al2rovechar rcsquicios 'l.ue se abrieron en el sistema internacional. La,MEC:_ ~
no tuvo flexibilidad. Esta fue una de las rinci ales razones al' las ue la ineficíencia
dela matriz aumentó significativamente a artir de la década de I 970. ~.
dicho intento, corno.ya comenté, ellas se.apartaron radicalmentedel
bí~ado
~urso qu~ _.a~'.
los desarrollismos militares de Brasil 1964 y Arge~na (19~).
Pinochet, las juntas argentinas y el Colegio de Genera es ae Uruguay ~
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f:. .• propusier~n desmantel~r léi m¡¡quina~ia del intervencioni~mo estatal. Desde ha~¡a
. 'A lo largó'de la década de 1980 la mayoría de los países de nuestro cruno .
experimentáron instancias de «ajuste caótico» o estuvieron muy cercanos a c~~r ~Jl
~... _~:tiempo, en realidad desde fines de la década de 1930, los preceptos del liberalismo
. él. e lOS CinCO casos aquí analizados, Argc:ntiña se constituyó en el caso mas
idecirrionónico habían sido recitados por algunos economistas e ídeólogos conser-V
negativo. La economía argentina, y la soéTedaa toda, se ha estado «ajusta;;do
vadores con escaso éxito. A fines dela década de 1970, las viejas recetas fueron - , -
renovadasatractivarrienté-por"los teóricos neornonetaristás y.Tinalmente, fueron! - --- caóticarnente: desde 1982. El único período en e cual e país pareció r~'1ertir la
ten encia en direcci6n a una decadencia continuada fue el de la etapa inicial de
aceptadas por la nueva generación de dictadores militares. Como apuntó O'Donnell,
éxito del Plan Austral; ésta se extendió entre junio de 1985 y fines de 198ó.
el antiestatismo suministró la retórica ara lograr una fusión ideológica bastante'
Por su parte, México, excepto en lo referido a la fuga de capitales, nunca
poderosa: por un lado ofrecl una inte!:p'retación coherente de cómo el malestar
alcanzó os n1ve es argentinos en relación a los indicadores clave de «ajuste 2;óii-
ecO'ii&nico, 'las crisis eriódicas y el estancamiento eran generados or las Rrácti-
casestatales vinculadas a la ME.c. P~o, la ideología antiestatista diagnosticó S2»; tanto los niveles de inflación como de caída del PIB siempre fueron más redu-
cidos. Sin embargo, este país estuvo muy cerca de caer al abismo durante el sexenio
que· as IspUtas intra e intersectoriales en tomo a la re&!!laci6n estatal de la diStri-
de Miguel de la Madrid, especialmente al comienzo del mismo =cuando todavia se
/" bUClOn e Ingresos eran la rinciQal causa de los conflictos sociales y el carácter
hacía sentir el impacto de la estrepitosa salida de López Portillo-- y después del
cr hlCO e as movilizacioncs de masas. La nat ral aversión de los militares hacia
e¡'conflicto social y el «desorden» facilit6 todavía más que se le pudiera atribuir a terremoto de 1985. El nuevo programa de estabilización diseñado cuando Salinas
~ ambos fenómenos el carácter de causas' profundas de la subversión comunista, que, ,de Gortari se hizo cargad e la Presidencia, a fines de 1988, no introdujo innovacio-
nes demasiado radicales en relación al de su predecesor; sin embargo, tuvo éx iro en
por tanto, debían ser extirpadas de raíz.
Los programas económicos ortodoxos establecidos en Chile Argentina revertir la tendencia a la desestabilización. Las tasas inflacionarias fueron reduci-
hacia fines de la déca a e 1970 se ropusieron reconstruir el mercado de ca itales das sistemáticamente durante los dos arios y medio siguientes, y el Gobierno pare-
y disciplinar a los productores nacionales, forzándolos a ser más eficientes a través ció recuperar la capacidad de controlar en parte la evasión irnpositiva. Es dema-
- -de a apertura e los mercados domésticos i la com etencia externa", La gestión siado pronto, de todas maneras, para evaluar si los comportamientos recientes de la
irresponsable e os créditos externos, abundantes y baratos hasta 1981, Y la economía mexicana son parte de una tendencia permanente o no.
so' revaluaclOn de las monedas domésticas, en as que se asaron as recetas inicia- La evolución de Brasil durante la década de 1980 ha sido mucho mas con-
les e monetarismo, generaron severas crisis' fi a icieras y recesión cirea 1981- tr,adictoria y dificil de entender. A pesar del lastre de una deuda externa enorme,
1982 Y además de'aron el lastre de una deuda externa uintuRI~ Por tanto, no hasta el año 1987 ¡:Jareció ue la economía brasilei'ía podría combinar con éxito dos
fue una sorpresa que tanto Martínez de Hoz y losteóricos del Banco Central eomo e~ementos difícilmente com atibles: .por un lado, los leoados ositivos del
Jorge Cauas, Sergio de Castro y los «Chicago Boys» fueran despedidos poco cere- desarrollismo más atente del continente --que había sido impulsado por los envites
moniosamente. sucesivos de fines de la década de 1940, de Kubitschek; del boom de los años de
. Sin embargo, como ya apunté, las res¡:>ectivas trayectorias nacionales co- Medici, y del push postrero de la industrialización sustitutiva, nutrido por Geisel y
l?cnza'roña apartarse.desde 1982 en adelante. En Chile, Pinochet mantuvo la cuota cosechado por su inhábil sucesor; por el otro la a ertura externa ue convirtió al
de poder que lepermitió nombrar un nuevo equipo económico; que puso en marcha país en el sé timo ex ortador mundial. Sin embargo, a panir de J 987 todos les
políticas mone~arias ~~ razonables y enfatizó la apertura exportadora y no sim- indicadores se han deteriorado intensa ~ si·stemáticamente. .as tasas anuales de
I
. plemente la de rrnportaciones. Esto condujo a un exitoso reequilibramiento
_ mico ya tasas de crecimiento sostenidas, si bien no tan elevadas como hacían su-
poner las alabanzas de los aliadosextemos
econó-
119
... :.'~ I ;' .' .'""'~. ", . . ,',
se ha mantenido alrededor de un promedio anual del 20 por LOO.De todas maneras, .. mica y social. Al mismo ti!!mpo, y esto fue lo más trágico; esos enormes ~ostos se
el producto per capita de 1988 estuvo todavía por debajo del de 1981, Y los niveles p'agaron en vano: or una arte, no fueron erradicadas las condiciones de inestabi-
de inversión fija siguieron siendo inferiores a los ya deprimidos de México y Brasil , 't.
bien, es cómo se lograron estos ajustes y cuáles han sido las consecuencias de este Pero quiero subrayar que la noción de «mecanismos arnplificadores» está ,.'
.,
patrón de ajuste. aludiendo, al menos implícitamente, a un fenómeno más global y de carácter polí-
Uno de los factores principales del ajuste fue la caída de im¡:>ortaciones r~- tico: la de-construcción de toda autoridad pública. El «ajuste caótico» no es mera-
sultante del rusco (ec ¡ve ae os mve es e activIdad económica. Se puede desta- mente un roceso económico; es, más bien, la mani estación de I~crisis termi!Ial
car que una de las consecuencias paradójicas de los paquetes estabilizadores reco- de una matriz, la quc denomino MEC. Por tanto, el «a'uste caótico» no com rende
mendados por los partidarios del libre comercio ha sido una resustitución de im- úiucamente e co a so de los mecanismos técnicos burocráticos de regulacign
portaciones inducida por la recesión. Los deficit fiscales, a su vez, fu~~ci- es tata ; también inclu e la ru tura de los instrumentos. ¡Jolíticos a través. de los
dos (L .. sin tener en cucnta los efectos de largo ¡:>lazo» (cfr. FANELLI et al.: op. cua es el Estado promueve el consenso, o al menos la aquiescencia, de la ma)'oría
(7l., pág. 58). Estos autores detallan cuáles han sido algunas de las irracionales 7 de a oblación en tomo a ob' etivos fijados colectivamente.
políticas de ajuste típicamente impuestas por los reductores-de-déficit-a- cualquier- t? El régimen de alta inflación y la fragilidad de los instrumentos financieros
precio: son simp emen e a punta el Iceberg. Ellos constituyen una evidencia, ci~ente
«(tz;bla reducción de los salarios reales en el sector pÚblico a niveles que la más rarnátrca, de un proceso más olobal: el descrédito gener~lizado . góni.~o
van mús "arí{l de lo ue es golíticamcntc sostenible y aconsejable en términos de de 'ue el Gobierno central, sea a través de inducciones o de im osiciones, ser;í
cficaci b la aplicación de impuestos tCIlII:>orariosy extremadamente ineticientes; ca'paz de convencer a la mayoría de la población, y es ecialmente a las randes
~ostcrgación de gastos operativ,os y de manteni~ie,nto im res~indibles ¿a- finnas ca ¡tallstas iie ue sus olíticas pueden lograr una mínima efectividad. La
ñando irreparablemcnte la roductlvldad del sector ¡JublJco y reduciendo la Vida deva uación aguda de la moneda, como asi también de los instrumentos financie-
út ii de valiosos activos como carreteras, edificios y vehículoO el atraso de (2é\gos ros domésticos, se transforman en la ilustración monetaria de la evaporación de
a" proveedores domésticos y prestamistas internacionales, )j e li uidando los toda autoridad pública.
inventaries de las cmg esaqlÚbl'cas.» La comparación entre, por un lado, Argentina y Brasil (y quizá Uruguay) y,
Sin embargo, el punto que uiero enfatizar es ue los ajustes fueron más por otro, Chile (y quizá México) nos estaría revelando que la a licación rigurosa
bien el resultado dc rocesos inconlrolados de deterioro Y.: no el efecto deliberado de las políticas de ajuste insEiradas por los partidarios del libre mercado no consti-
de as po ¡t¡cas ¡¡¡;¡"sí.En los últimos años de la década de 1980, Argentina y Brasil tuye la panacea que los enfoques disciplinarios apoyados por instituciones como el
I
mostraron ejemplos repetidos de políticas convulsivas: intentos de ajuste, cada vez Fondo Mone"t;io querrían hacemos creer.
más extremos. y al mismo tiempo rápidamente frustrados. se combinaron con ver- Este trabajo sugiere que las causas que explican los casos de éxito de ajuste
siones de corto plazo y medidas contradictorias. A su vez, cada nuevo paquete de y las pistas para intentar soluciones más satisfactorias a los problemas contempo-
aj uste fue implementado partiendo de situaciones más difíciles; en ese contexto, el ráneos de América Latina hay que buscarlas por otro lado. En primer lugar s~be
fenómeno de histéresis caracterizó crecienternentc al proceso de fijación de politi- analizar ué eso tuvo en cada caso una serie de factores ad hoc que ex andieron,
cas. o re u· eron la ca¡:>aeidad del Gobierno central Rara controlar el roces o de aJu~te.
. ,
La consecuencia más importante del patrón de «ajuste caóticQ» fue que se Los factores más relevantes fuero a' a cantidad de financiamiento externo reci-
al~lIdizaron los efectos más ne attvos del a otamiento de la MEC, es decir,~in- bido por el sector públic b el gra o 'de control que el sector público tuvo sobre
t;;,sillcacióll de la recesión y el incremento de los niveles de marginalidad econó- lás rentas de recursos natural e c. la eficiencia de los mecanismos de reduccign
120 121
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'i~'to público,. especialmente cuando el grueso del ajuste afectó las inversiones ", ,.
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. .,. La reiterada calificación de los años ochenta como la década del estanca
. icas, YI
'pu a eficacia en, al menos, mantener la carga im ositiva (cfr. FANELLI miento es correcta. Sólo dos o tres paises han evitado un retroceso económico, Y en
'-'.~ et al.: op. Cit.,' págs. 31-3'2) .. " ," -v u algunos casos, como el boliviano, ajustes extremadamente severos han tenido co:1I0
En segundo lugar, la ca acidad de control del Gobierno es la variable estra- resultado lograr equilibrios «en el fondo del pozo». Tampoco las perspecri v as para
a
·tégica de' cual depende'e1 éxito de- todo programa de ajuste; evidentemente, esta la.década de 1290.se presentan muy prornisorias. En la mayoría de los casos,.<:I
es unll vana e vinculada a factores políticos. La posibilidad de que el ajustepro- panorama futuro augura más de lo mismo: la profundización de la declinación eco-
vea as ases para un crecimiento económico sostenido re uiere que el Estado re- nómica Y la continuada desintegración de la autoridad políticu".
tenga, o recupere, el control de algunos de los procesos económicos clave. El con- Existe una sola alternativa, si bien harto improbable, a la decadencia po-
traste entre la segunda mitad del sexenio de Miguel de la Madrid y los primeros dos lítica Y económica; Esta implicaría la (re)fundación, y subsiguie!~olidación,
años y medió de Carlos Salinas de Gortari sugiere muy claramente cuán decisivas de a emocracia olítica. Por qué uso este concepto ambiguo (e «refú'ñ'(f;!Siión
son las variables políticas en el proceso de reconstruir los instrumentos para la d~mocrática»? Porque, haciendo un paralelo con la cuestión de las politicas ccono-
puesta en marcha de políticas económicas. Sin embargo, este es un proceso com- micas, dicho proceso constituiría una combinación de des-regulación olílica X de
plejo e incluso contradictorio. Por un lado, ini. Iica desmantelar la ma aria de los construcción de instituciones democráticas rcdefinidas.
mecanismos tradicionales de regl.lkc.ión..cconómika..aso.ciadn.s_con la MEC. Como Como analicé en las secciones previas, la fórmula política de la A,lEC tuvo
hemos visto, estos mecanismos se han erosionadohasta el Dunto de constit\;¡;'"un . I
I un carácter íbrido. Por unlado, bajo dicha fórmllla se establecieron las tradiciones
I~: no son efectIVOs y, más:m-lJl, los intentos de mantene;¡os a flote sólo sirven I d;Participación po lIlar en la política y tambiéi se COI frontaron las idcolo"ías de
para reducir la posibilidad de que el Estado pueda regenerar la confianza de los I
I
la po ítica oligár uica y, en menor medida sus rácticas, Pero, por el otro, UIlele-
sectores empresariales. mento constitutivo de la MEC fue la imnkn1entación de mecani~mos de control ;10
I
Por el otro lado, algunos de los mecanismos re lato ios debiell.~er
rediseñados, a a vez ue otros nuevos deben ser creados. Un ejemplo de lo primero
son os instrumentos de política anticíclica del tipo de los que el Estado colombia-
no utilizó renovada y eficazmente durante el Gobierno de Virgilio Barco en el pe-
ríodo 1986-1990. Un ejemplo de mecanismos de regulación todavía no desarrolla-
I
e democrático sobre la artici ación olític:.l; asimismo, la falta dc acuerdo C;Itorno
a reglas para la dilucidación de contlictos contribuyó a que el incremento de los
niveles de participación desestabilizaran al régimen político; el caso chileno quizá
constituyo el ejemplo más evidente de este último fenómeno.
Vista desde esa perspectiva, una des-regulación de signo democrático im-
dos en América Latina son los vinculados a las políticas industriales del tipo que se 11 plicaría desact!var los elementos autoritarios de la MEcC que todavía no han sido
han promovido en NTCS del Sudeste Asiático, especialmente en Taiwan y Corea completamente eliminados; por ende, llevaría a desmantelar plenarne:ltc l,)s con-
del Sur. Por cierto que la implementación de estos mecanismos requeriría un fuerte troles cor orativistas y clienteJísticos ejercidos sobre los sectores populares, a re-
poder de negociación vis-a-vis del empresariado y también que se desarrollaran vertir la se aración ue existe entre los mecanismos e ¡¡ación de olítícas eco-
I
organismos técnicos y administrativos de mayor sofisticación que los que caracte-
rizaron a ia ivfEC. I n,ómlcas as instituciones re resentativas --separaciÓn que, en realidad, :;e-ha
ahcndadc durante las transicicnes recientes-> y a erradicar toda [oflna de tutela
I
i En resumen la COnSl!ucción de 'Jn Estado desarrollista renovado tendría
-
militar de la wlítica.
.,I
I
i que descansar en una combinación de ~.. eguJación e-re ulación. Para alcanzar P~ro también la construcción de instituc'o es democ(áticas reQucriría ~l.ue
I
este ifícil equilibrio, el Estado tendría ue transitar oe un senderó muy estrecho, se estabilizara un con'unto de com le'os mecanismos de equilibrio. EIl.Bril1ler lu-
i dejando, por un lado o erar al mercado sin ahogarlo y por otro asumiendo ro"les gar, entre as demandas de artici J<!ción y la ado ción de autolimitacioncs-En
i
i de coordinación 'Xsupervisión que ninauna ( ano invisible» desempeñaría. En el secundo lugar, generando instituciones que flleran fuertes =es decir, eficaces para
! contexto actual, las firmas capitalistas operando en América Latina tienden a adap- gobernar incluso bajo condiciones de crisis-o Y a la vez re resentati as (en el sen-
tarse pasivamente a la inercia caótica, lo que realimenta los aspectos más pernicio- tido éeaccountabitityí. Por último, la necesidad de fundar un sólido sislema de
j sos del ajuste. El predominio irrestrictivo de las «leves del mercado» se traduce en
I partidos no debe ocultar las limitaciones de los artid s. (ue se revelan de J1l~do
I
0
plantación de los regímenes autoritarios (para evitar regenerarlas), y 2) las conse-
SHAPIRO, HiTA YLOR, L.: «The State and Industrial Strategy», en World Development, 18:6,
cuencias que tienen modalidades de transición específicas sobre la probabilidad de V 1990.
consolidar la democracia política. STARK, D.IBRUZST, 1..: «Negotiating the Institutions of'Dernocracy: Contingent Cboieesand
Mi énfasis en el agotamiento de la MEC apunta en la dirección de analizar I {- Strategic Interactions in the Hungarian and Polish Trasitions», en Working Papers on Transi/io~s
un conjunto diferente de factores que también afectan la consolidación democráti- • from State Socialism, Center for Intemational Studies, Comell University, 1990.
ea 18. En ese sentido me interesa reflexionar acerca de los procesos de largo plazo, a
los quc aludo en el concepto de matriz, que subyacieron a la emergencia de los
regímcnes autoritarios y a las transiciones recientes. Sin embargo, queda todavía 1:
I
l.
·1
I ..
oo •
I
¡ l. Ponencia presentada al XVI Congreso de la Latin American Studies Association (LAS A), 4-
6 abril de 1991, Washington, Estados Unidos, En este trabajo discuto una serie de ideas e
hipótesis 'que han sido elaboradas conjuntamente con MANUEL ANTONIO GARRETÓN. De
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS todas. maneras, este. texto es de mi exclusiva responsabilidad. Quiero agradecer las críticas y
aportes hechos a esta versión por los participantes en el curso que dicté en el MIT en la prima-
vera de 1991 y en especial a Sandra Aidar, Iván Alves Soria, EIsa Bardalez, Agustín Fallas,
Lydia Fraile, Alvaro González.Mc-Carmen
Seth Racusen y Anny Rivera-Ottenberger,
de Mello Lemos, Stephen Page, Pablo Policzer,' ..n~
HURTON, M./GUNnrER. R./HIGLEY J.: «Introduction: Elite Transformations and Democratic 2. La única excepción a este patrón fue la de Chile, donde su Gobierno militar continuó reci-
R"giIlICS», CII 1I1GLEY,J./GLJNTIJER, R.
(comps.): Elites 0/1(/ Democratic Consolida/ion in biendo nuevos créditos, a pesar del descalabro de sus finanzas en 1982.
l.atin America and Southern Europe, Carnbridge/New York, Cambridge University Press, 1991. .'
l'·
r.'
e,\ VAR01ZI, M.: «The Governrnent and the Industrial Bourgeoisic in Chile. 1938-1964,) (te-
sis doctoral), Universidad de California, Berkeley, 1975.
FANELLl, J. M./FRENKEL, R.fROZENWURCEL, G.: Growth and Structura Reform in La/in
Amcrica. Where We Stand", Buenos Aires, CEDES, 1990.
FlSflLOW, A.: «The Latin American State», en The Journal 01 Economic Perspective, 4:3, ve-
rano 1990.
FPJ-::NKEL, R.: Ajuste y estabilización: Revisión de algunas experiencias latinoamericanas,
mili reo, !990.
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:.--_
...-·,~
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~::":=::.'~~~"
"n~_':~=;:2:':=:::~~I:~;~é"~ ,~ti~~.,;'Gri;~"';"
, .1968 y 1962 ,el! tomo a un haz de eventos y procesos que, por un lado, constituyeron irnportan-
-tes divisorias de aguas en un sentido político, y por otro, se dieron en un espacio muy apretado
~~~.' .. '
10. Quizá el único caso en el que desarrollo y estabilidad estuvieron relacionados más o .ncnos
armónicamcntc durante un período relativamente largo fue el del «desarrollo csrabilivudor»
mexicano, que se extendió de 1952 a 1970. .
de tiempo: 'el' inicio del boom económico brasileño. La masacre de la plaza de las Tres Culturas,
el «cordobeeoe=-comienzo del fin del Gobierno oWitBLlk-la «Revolución argentina»-- y la 11. Por cierto que en muchas instancias de resolución de conflictos, actores privados influyeron
'matanza de Puerto Montl -vevidencia detlnitiva delñacaso'del audaz proyecto de la Dernocra- _.,- en los resultados (GUir.omes). Sin embargo, el patrón de resolución tuvo una e[,\'entaja adicio-
· cia Cristiana chilena--. A su vez, como ya señalé,la década culminó con el estallido de la crisis .. nal: en general, los representantes sectoriales pudieron evitar asumir los costos de transaccio-
de la deuda. :1. 'Oc . nes y del proceso de toma y daca, Esto faciiitó que. cuando los resultados 110 fueron totalmente
~n un artículo reciente, HÉCTOR SCHAMIS anaÚza si~t~~áticamente las diferencias e~tre favorables, las agencias y los funcionarios estatales fueran imputados como los responsables
..~(desarrollismos militares» de la década de 1960:y las. dictaduras militares del Cono Sur de exclusivos,
· la década siguiente (como resulta obvio, el caso argentino tuvo el dudoso privilegio de registrar 12. SHAPIRO y TAYLOR subrayan que « ..• la competencia por rentas que favorecen a los
un «doblcte»), SCHAMIS elabora una crltica devastadora del intento de extender el modelo _ beneficiarios de la generosidad del Gobierno lleva a la generalización del fenómeno del nup
burocrático-autoritario a los regímenes militares m4s recientes. Sin embargo, el autor yerra, (... ). En la medida que casi todas las intervenciones del Estado abren la posibilidad de generar
pecando de un cierto grado de economicismo, cuandoargumenta que la fórmula neoconservadora una renta (desde las cuotas de importación hasta los contratos militares, pasando por la policía
del Cono Sur fue simplemente una versión más durade la aplicada en algunos paises capitalis- de tránsito, la lista es inagotable), el riesgo es que la búsqueda de los favores gubernamentales
tas avanza~o~,-,omo la Inglaterra de Margaret Thatcher, Corno sugiero más adelante, los dife- desplace a las actividades normales del mercado. La búsqueda de la rnaxiruización de la renta.
· rentes-modelos políticos, por .ejemplo, de Chile e Inglaterra, no son.un componente «externo» que, desde el punto de vista del individuo, resulta enteramente racional, puede producir una
de una fórmula económica común, que simplemente afectan a esta última en términos del grado situación de extrema suboptirnalidad para la economía en su conjunto (... ) la escuela del DUt'
1 está en lo cierto cuando cnfatiza que la intervención estatal. tanto por razones dclibcr •.,uas corno
de dureza conque se implementa, ·La·política y la:ep~>nomía de los regímenes militares de la
década de 1970 son parte del intento de fundar una-nueva matriz, de la cual los componentes
políticos y culturales son parte constitutiva. '" j no previstas no gellera necesariamente resultados eficientes» (cfr. 1990. págs. 364· 865).
13. La única excepción a esta afirmación tan rotunda es el caso colombiano, que no discuto en
S. FANELLI el al. analizan cómo 'Ia fuga de capitales ha sido la contrapartida de la expansión este trabajo. La economía colombiana atravesó con bastante felicidad las rurbulentus aguas de
di: la deuda externa. Mientras que los intereses devengados de activos externos que son percibidos la década de 1980; su tasa de crecimiento fue el doble de la chilena; su grado de endeudamiento
por latinoamericanos no son registrados en las cuentas nacionales, los intereses de la deuda relativamente bajo y la distribución del ingreso no empeoró. a di Iercncia del resto de los paises
externa sí, en cambio, afectan decisivamente a la balanza de pagos. Este desequilibrio crónico del continente (cfr. FANELU et al.: op. cit., 1990).
se tomo evidente primero en el caso argentino y luego se manifestó en México y finalmente en 14. Como destacari FANELLI et al., la apertura de la economía chilena fue implernentada a un
Brasil. ritmo más acelerado que en la Argentina. Obviamente, los intentos apcrturisras en Brasil y
6. DIAZ-ALETANDRO ha demostrado convincentemente que: las políticas aplicadas en los México fueron mucho más tibios; esos países todavía no habían abandonado el modelo
cinco países fueron bastante semejantes. I desarrollista. Las reformas rnonetaristas y liberalizantes del Uruguay. lanzadas por el gurú
7. Los límites entre, por UII lado, los canales a través. de los cuales se fijaban las políticas y, por
·el otro .. las instituciones de representación territorial y sectorial estuvieron más claramente
¡ económico de los militares, Alejandro Vegh Villegas, fueron menos draconianas y mas rnode-
radas que las de sus vecinos cisplatinos.
demarcados en los casos de Brasil y México. Pero iRtluso en el caso de Chile. durante las dos i 15. El Gobierno chileno continuó recibiendo apoyo crediticio externo, a pesar de ia desfavora-
décadas que siguieron a la formación del Frente Popdlar --en las cuales los partidos de derecha ble situación de su economía. Este excepcional comportamiento de los prestamistas extranjc-
'. no controlaron el ejecutivo-s, Un conjunto estratégico de agencias descentralizadas actuaron de
. manera casi totalmente independiente del Congreso¡ 105 partidos y los funcionarios políticos
!. ros, bancos y organismos intcrnacicnaies, en una etapa en );:,cual se sll:~p;;ndiú e! t1;;ju de
nuevos capitales hacia el resto del continente, reveló el componente ideológico que subyacia
· que estaban ñ cargo de los Ministerios. Como analicé-en mi tesis doctoral, estas instituciones, y por detrás de las justificaciones técnicas.
especialmente la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO).y el Banco Central, 16. La economía argentina se «ajustó» en el sentido que su balance comercial mejoró draruari-
desempeñaron un papel' decisivo en el diseño e irnplementación de las políticas de industriali- carnente. A partir de 1982, la recesión contribuyó a la depresión de las importaciones al 60 por
zación. d 100 de los niveles promedio de la década anterior. Esta información es suministrada por F/\NELLI
8. Este patrón, de creciente legitimidad de la activaciiln~deJos sectores populares, tuvo impor- el al. (cfr;-,op. cit., 1990). Quiero destacar que varios de los puntos que desarrollo en esta
tantes excepciones, como en el caso del campesinado eñ.Brasil y Chile. sección se apoyan en el análisis que estos autores han hecho de los planes de estabilización
9, En Chile, el retorno de Ibáñez a la Presidencia enÍl952,collstituyó quizá el punto de viraje. implementados en la década de 1980 en Brasil, México, Chile, Argentina y Colombia.
Con las elecciones presidenciales de ese año, el Partido Radical fue definitivamente desplazado 17. Dentro del universo más restringido de nuestros cinco casos, el único desvío con éxito del
de la posición central basculante que había ocupada en la escena política desde la década de (ajuste caótico» se logró en el contexto de un régimen no democrático: el Chile de I'inochet. Y,
1930. Después de esas elecciones, el sistema de partidos sumó una serie de dislocaciones suce- en verdad, el otro caso en el que un país parece estar virando en dirección de un ajuste contro-
sivas que desembocaron en el descalabro institucional de 1973. A su vez, en 1958 el Partido lado es México, que tampoco podría ser calificado como un régimen democrático. Sin embar-
Colo:rado ~rug(¡ayo fue derrotado por primera vez ~:una elección presidencial en el siglo XX .. go, quiero marcar un elemento que ambos casos parecen compartir, a pesar de las escasas
Este evento marcó el definitivo ocaso del baitlismo (j del neóbatilísmo) y'e'J fin de lá iiifluencia semejanzas de las trayectorias políticas de los dos países durante ei siglo XX, La comparación
moderado!'.,8 .9~e dicha facción colorada ejerció en I~política nacional durante más de medio del Chile de 1982 a 1989 y del México salinista sugiere que ninguno de los dos regímenes
126' 127
podría ser considerado como un autoritarismo consolidado. Los dos eran regímenes «sitiados»
y sometidos a «tensiones democratizantes». Pinochet enfrentaba fuertes protestas sociales, ya
pcs.rr de que las pudo neutralizar hacia mediados de la Meada, no pudo eludir la realización de!
':J:' ..
plebiscito contemplado en la Constitución de 1980 en condiciones no deseadas por el dictador.
Como bicn se sabe, la limpieza del acto plebiscitario contribuyó a frustrar las aspiraciones de
Pinochet a perpetuarse en el poder hasta casi fines del siglo. Esas «tensiones», sin embargo, no
nacieron en la coyuntura del plebiscito, sino que afectaron a la dictadura chilena desde el mo-
mento mismo de incepción del boom económico inaugurado en 1982. Por su parte, Salinas de LA' POLITICA: CLAVE DEL LARGO PL
Gortari inició su Presidencia en condiciones escasamente propicias si se le compara con cual-
quier otro de sus antecesores del l'RI. Su victoria electoral fue percibida como ilegítima, e
LATINOAMERlCANO(*)
incluso fraudulenta, lo que forzó al nuevo mandatario a prometer la democratización efectiva
de las prácticas electorales. De todos rnodos.Ios eventos de los tres últimos años no indican que
se haya avanzado lineal mente en el proceso de liberalización; el balance de período 1988-1990
es, en el mejor de los casos, contradictorio. Sin embargo, parece evidente que la dirección del ¡
I'RI no podrá repetir los manejos de 1988, si es que las elecciones presidenciales de 1994
I
recditan el cuadro electoral de aquel año; en todo caso, una manipulación de esa índole consti-
tuiria una clara regresión autoritaria y una quiebra de la transición iniciada en 19~8. Introducción: /
/_. I
I~. En su sugerente: análisis. BURTON, GUNTHER e HIGLEY discuten las condiciones «fun- . I /
damentales» de las democracias consolidadas y su vinculación con los patrones de acuerdos de Durante la década de 1980, la mayoría/de los países de América del Sur
clites ielite seulcmentsv (cfr. 1991). Extendiendo el argumento de esos autores, se podría soste- transitó del autoritarismo militar a la demo acia política. Al mismo tiempo, el
ner que los patrones de negociación inter e intraelitarios que prevalecieron en América Latina patrón de las relaciones entre el Estado y I ociedad que s/había estructurado en
durante los estadios iniciales de la MEC favorecieron los impulsos hacia la democratización,
los países de industralización más tempra sufrió transfOlraciones radicales.' Esta
pero ai mismo tiempo di ticultaron, a largo plazo, la estabilización de la democracia política.
«segunda transición» se tradujo en el ag tamiento de la matriz Estado-céntrica (en
adelante MEC) que se habí~ desplegado en los países dI! Cono Sur, Brasil y Méxi-
co durante el medio siglo posterior IIa depresión intrt-nacional de 1929-1932.2
Ambos procesos dieron orfn a enfoques in~erpretativos que han predomi-
nado en el análisis sociológico J económico de I~ssociedades latinoamericanas,
especialmente de aquellas a las que aludo en eJ' párrafo anterior. El primero de
dichos enfoques se centró~n I corto plazo: estudió básicamente la dinámica de las
transiciones a la democraci política de la déc~da de 1980 y las estrategias de las
coaliciones que protagol zaron dichas transjciones. El segundo, desarrollado so-
bre todo a partir de~J res de esa misma década, puso mayor énfasis en el largo
plazo. En particular tudió los procesos d& ajuste estructural vinculado al achica- :.:.:
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miento d~l Estad~o la expansió.n concoí'nitante de la influencia de la lógica del ,. "
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mercado sobre la conductas sociales. / ¡:
Los enfi ues interpretativos a/los que hago referencia se fueron desarro- ::':::.
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llando con b ante autonomía entre/ií. El enfoque de las transiciones se elaboró a :;', '
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