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ALLÁ DE LAS TRANSICIONES :~!, L
A LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA LA TINA J" .\

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~lJI'1 En agosto de 1982, Jesús Silva Herzog, el ministro de Hacienda de México, ¡v


llegó a los Estados Unidos y anunció u~ aís no continuaría a ando la deuda' r:
externa. omo bien se sabe, ese evento marcó una divisoria de aauas en la historia' e
e;mica de América Latina; a moratoria mexicana fue rá idamente imitada por
~ muc os otros 3 ses el continente, 3n o inICIOa a cnsls económica más seria de
~# -rrr'" la re ión durante el si o XX. Uno de os aspectos fundamentales de la crisis fue la
C9J-,t., cJJI-, eA- . [~'c..' () j ruptura parcial de los vínculos comerciales y financieros de América L tina con la
,~--¡//~ • economía mundial. Además del total cese en la concesión de nuevos cré~itospor

~'-~ 1" . lA' parte de los bancos privados extranjeros, el fu!jo de inversiones de caRital sufrió
I1 if{\ también una brusca interru ciórr', En este último sentido se produjo, por tanto, una
rj:9}'~d-C/ {, rev~sión completa de las tendencias que habían predominaclodesde la década de
l,~ ,cuan o as mvcrsiones extranjeras en la industria manufacturera aumentaron
~i~Y' significativamente y se reorientaron a la producción para el mercado interno.,
La crisis de la deuda coincidió, y esto no fue enteramente accidental, con la
convergencia de las tray,ectorias poiíticas de cinco de los países más industriali;;dos
de contmente: México, Brasil y las tres naciones del Cono Sur, es decir, Chile,
, t:r~ Argent¡;; En todos ellos se desataron crisis olfticas mu seri~da
.,.. un"O"'deSusGobiernos --las cuatro dictaduras militares sudamericanas y el régimen
no emocrático del PRI-- ingresó en un período de turbulencia Qolítica gue no fue
ajeno a las conmociones económicas. Estas conmociones, si bien estuvieron aso-
cia as con a moratoria e la aeuoa, tuvieron ue ver asimismo, con otros factores
domésticos e internacionales.
. En realidad, uno de los asQectos más singulares de la convergencia de 1982
SO¡;~hlO
fue que después de una «larga década», la de 1970, durante la cual los
itinerarios olíticos de los cinco alsesabían sido notoriarriente~diver en~¡:sJ.~l
la Ar~enti ('I~ inestabilidad y la militarización de la olítica se intensifi a
partir de 1 69.jEStos en menos rapldamente se extendieron a sus dos vecinos,
C Ie y ay, que trai tetona mente habían respetado las normas.y prácticas
democráticas, En cambio en México; bajo los sexenios de Echeverría y López
Portillo, el régimen del Partido Revolucionario Institucional ado 16 olíticas rela-
tivamente inclusivas que, en arte estuvieron orientadas a neutralizar el im acto
de la ola de protesta p<ilitica y las nueVils demandas sociales que siguió a la rna-

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'A su vez, en Chi\c, Pinochet se vio forzado, en parte, a partir de 12,&2, a


". acre de estudiantes de 1968 e atelo co. Finalmente, en el caso de Brasil, el poner en marcha una liberalización limitada, que incluyó el nombramiento de Scrgio
" ~mpulso del óoom económico de i9óS-'l973 reforzó' a inte.nc:él~ del presidente Ono re J~ como ministro dellnterior. Ja a, si bien provenía de ias filas de la
Geisel y de su eminencia gris, el general Golbery, de enfilar a su als o,r el sen ero . derecha que había apo):ado el golpC.JDilitílr, no p-odia ser manejado discreciOllal~llc
:. de la descompresión olitica y. de una a ertura controlada qqe. culminaraen UlI .... ..._.por el presidente, y aspiraba a articular un juego político autónomo. Adcm:j¡. al
r'etorno gradual a un Gobierno civil. . . .. poco tiempo se inició una ola de protestas sociales masivas, cuyos principales pro-
'Sin embargo, durante la década de 1970 no s610 los escenarios Qoiltlcos tagonistas fueron los pobladores de las barriadas marginales de Santiago. S~cm-
fueron muy 1 érentes. Durante esos años, los royectos económicos dominantes bargo, Pinochet logró finalmente ree uilibrar su Gobierno: la capacidad de inicia-
abarcaron, en un extremo, ti los modelos desarrollistas, todavía exitosos de Méxi- tiVapropia de Jarpa fue primero menguada y luego anulada, y el viejo líder del ex
c~sil, y en el otro, a la nueva ortodoxia monetarista del Cono Sur, d~ los Partido Nacional terminó renunciando al Ministerio. Por su parte:, las protcst<lS 110
flamantesGo~s militares embarcaron a los tres países en las políticas de ~per- se tradujeron en la articulación de objetivos poi íticos ue Unl Icaran a las o osi.cjo-
tura comercIa y antHn aClOnanas que esta an Isei1aOas para a terar drásticamente nes ma mente se extinauieron, De todos modos, Pinochct no ¡Judo eludir que
la Ínatnz mgista prevaleciente desde la década de 19304• . el plebiscito prometido por la Constitllclón autOritaria de 1980, en el cual se debía
os rocesos osteriores a 1982 son domina os uniformemente or 1. s- deci Ir su permanencia en el cargo hasta 1998, se realizara cn condiciones casi
tión de la de ocratiza'ción en los cinco ses. Y es ésa la razón, precisamente, ~r irreprochables. La ya unificada opo~ición Dudo organizar dic:azl1l\'nte su c~mpy'\:¡
.la que dichos roJ:;esos si en cursos diferentes; .como apunto más ade~ante: las "1 y se garanti;ó la lim ieza del acto elect~ral. La derrota del dictador en el pkbissito
transiciones a la democracia (o del autoritarismo) se caracterizan or la dlyers áad 1 d~ 1988 a~rió el camino ~ara las ele~ciones pre~idencial~s del año siguiente, ,~s
intrínseca de sus cursos res ectivos, , cuales se 1m uso el candidato opositor, el demócrata-cristiano l~o :\ylwJ.ll.
En la Argentina, el Gobierno militar del «Proceso de Reorganización Na- Finalmente en México el partido dominante se enfrentó a d ~safíos sin m:·
'. cional» se alltodestru Ó irremisibl e e tras la aventura 'ÓI Atlántico Sur, E.l!ra- '~' .
cedentes. Nunca como en el eriodo osterior al terremoto de 1985 en la CIudad de
caso del programa económicQ. se sumó a los permanentes conflictos interno~ de las Méxi~o u~p;esidente del PRI había aparecido tan incapaz, tanto para coordinar
Fuerzas Armadas; el general Galtieri, tras expu sar a su colega, el general VIOla, de acciones gubernamentales como ara controlar las no\'cdosas Illo(blidadcs de oro
l~ Presidencia, intentó una fuga hacia adelante, El descalabro militar en la guerra ganización social quc surgieron a raíz de la catástrof~. Tampoco et PRl se b¡!.bía
'. contra Gran Bretal a precI itó una aralela debacle o [tica, y los militares se vie- VIsto forzado, como ocurrió en las elecciones presidenciales d? 19l1 ,a reconocer'
ron forzados a entre ar el Gobierno, incondicionalmente al olítico civil ue me- I la i'Ort'aTézade la oposición y el carácter dudoso de su triunfo. D~ modos, en
nos les atraía, el radical Raúl Alfonsí Los militares de Brasil y Uruguay también
perdieron la iniciativa política y no udieron tampoco im edir las transiciones a I contraposición con el desenlace de las transiciones sudalllericanas.;I..1 lidcrazpü del
PRl retuvo el control del poder político y está tratando de auspiciar la liberaliza-
Gobiernos civiles, Sin embargo, a diferencia de sus colegas argentinos, los genera-
les b!'asileros ~!.!ruC'1~",!.!¿ieron neg ~i~ :!!g..~..!na$.2sne~t0s de !~~1"es.pe"':t~,,'!:lS II ción del régimen político (desde adentro'). Sin embargo, a pesar de las promesas
fOfmuiadas por Salinas de Gonari en j 988, las evidencias de cuanto se ha avanza-
transiciones, en especii\1 el~(lextremadament~ importante de rease urar la
I do enla democratización, o siquiera en laIiberalización, S0n, en e! mejor ,ic: les
amnistía reventiva de los militares acusados de violaciones a los derechos hl!ma-
nos, Además, en ambos paises, las elecciones gue marcaron las transiciones estu-
'VÍer6n~s acondicionamientos no democráticos: en el caso uruguayo, Wilson
Ferrelra Aldunate, el opositor más tenaz del Gobierno militar y líder del Partido c,..
1
I
casos, contradictorias.
Los rasgos más destacados de los procesos
confirman la mayoría de las generalizaciones
ela oración fue Inspirada por las transiciones
olíticos de la década dc 1980
e hipótesis delllUC\'O cnfo( lié, cuya
sudamericanas. El «m..Q.4elo
Blanco, no fue autorizado a presentar su candidatura presidencial. En el Brasil, a interaccionista», como Stark y Bruszt han bautizado su propia síntesis de las pro-
,
pesar de las movilizaciones populares en favor de las direitasj~,.las más m~sivas V posiciones de O'Donnell, Schrnitter y Przeworski, h~ desta~do, entre otros pun-
en toda la historia del país, los militares forzaron que la selección del presidente ~~Ie(Jj)las transiciones a la e oel"' cia (o del autoritarismo) pu<~guir
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I civil se hiciera a través del Congreso, donde contaban.supuestamente, con el apo- rutas diversa 2 estas rutas, o modalidades de transición --y las respectivas insti-
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yo de una mayoría de los parlamentario-s, Sin embargo, las desavenencias dentro 1I tuciones y prácticas ccn la que cada una está asociada-- conducen a distintas
del propio .frente interno militar permitieron que el candidato de la oposición, . subes ecies del género «democracia». A su vez estas subespecies tienen ditersn-
¡ Tancredo Neves, resultara electo. De todas maneras, corno, es bien conocido, la ' tes robabilidades de consolidarse. Por últim 3 el desenlace de toda transición es
i, muerte de Tancredo, pocas horas antes de que debiera asumir la Presidencia, per- siempre incierto, y el riesgo de regresiones autoritarias nunca está completamente
mitió que su compañero de fórmula; José Sarney, finalmente ocupara el cargo.
! Sarney, antes de su incorporación al semiopositor PFL (Partido del Frente Liberal),
~U~, .1 '. " .

.1 Es evidente que el «modelo interaccionistal) ha hecho contribucio~sig-


haola sido el residente de A ENA, el partido óficialista durante el régimen m~i-
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nificativas a la comprensión de los procesos políticos en general y más (!j)Des~rganiz"ación económic~'y d~sÚst~'político e'; las nUeVas':democracia,s'
específicamente a los cambios ae régiiñéñ en menca Latina y otras regiones del ........ ' -",~: ~: "'-'::'~ :,.~.-- ' '..,-, -. :.:p.;.:.~:
mundo. Como Stark y Bruszt (1990) también han destacado, una de las contribu-: '. ." .... Durante la década de 1980, la mayoría de los nuevos Gobiernos democráti-
ci-;;es más importantes del modelo ha sido la de es ecificat ue los resultados de cos de Aiñérica Latina ha sufrido un deterioro drástico'i:n la efectividad c!e las
¡a"stransiciones son subdeterminados y, en buena medida, efecto. de elecciones con- "políticas económicas. No sólo las políticas ..de ingresos.tradicionalmente asociadas.. "
tillgcnle.s.. " con el modelo d;'economía cerrada y la industrialización substitutiva de importa- -
. . «El rechazo por parte del modelo interaccionista del argumento de los de- I ciones han perdido casi completamente su eficacia. Más modestamente; también se
han esfumado, en parte, tanto la ca acidad de enerar recursos fiscales a travésde
tenninantes/precondiciones estructurales no ha volcado a los mejores analistas en
el campo a adoptar una posición voluntarista en la cual, «dado que todo es posi- ir~s (sobre todo, los que afectan a las clases propietarias) como la de lograr
ble», los resultados dependerían del deseo de los actores políticos clave o, alterna- que los actores rivados res eten las obligaciones vinculadas con los sistemas de
tivamente, de la fuerza de su personalidad, sus habilidades, su imaginación o su 1 ~e undad cial. El corolario rinciIJal es que los Gobiernos no sólo son incapaces
creatividad. Para O'Donnell, Przcworski y Schmitter, la estructura social importa, I de resolver los crecientes roblemas. T~m oco logran alimentar la es eranza, aun-
pero no al punto de determinar los resultados concretos. Más bien la estructura que mínima, de que las tendencias revalecientes uedan ser revertidas. Como con-
limita, restringe y enrnarca posibilidades» (op. cit., pág. 12). secuencia.Ja inayoría de la población se re,Rlie a de la ,Rolítica; esto contribuye, a .
Cuando examinamos el período de la pos transición, y más específicamente su vez.ial deshilachamiento de las redes de mecanismos privados y públicos que
las tendencias dc los últimos dos o tres años en Sudamérica y México, r~evi- podrían servir para articular las arenas de negociación y resolución de intereses y
dente que el desenlace de los rocesos de democratización está todavía abierto en orientaciones conflictivas en torno a las cuestiones económicas centrales.
la mavoría de los casos. Recapitulando los factores ue han causado la ncertidu La creciente desorganización económica ha estado relacionada con un se-
bre a~erca de las probabi I a es e consohdacion emocrallca varioso' e os gundo fenómeno: «el ritmo de consumo» de las opciones políticas; est~ha
csian ligados a la modalidad de rcsolución de las "gue odrían ser denominadas sido vertíginoso. Los - artidos de gobierno están sufriendo una rotación aceler.ada,
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como las tipicas «cuestiones de la transición». En uno o más de los cinco casos y además los sistemas de partidos en sí están desgastiíndose rápidamente. ~to ~ "
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anill izados, al una de las re 'untas siguientes resulta relevante: pue e evar al «vaciamiento» de la democracia, es decir, a una situación-en la cual f
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a Serán las fuerzas democratizantes capaces de elevar los costos para el . a eternllnación tanto de quién gobierna como del método a través del cual los
integrante del ensemble autoritario de intentar el bloqueo de una plena dernocrati- gobernantes sean elegidos tendría un impacto decreciente en «qué» se gobierna. En r
zación del proceso electoral, en la cual estos últimos combinen una liberalización otras palabras: por un lado, la selección democrática de los funcionarios públicos,
parcia~a continuidad de las prácticas coercitivas? y por el otro, el respeto de la Constitución y las disposiciones legales podrían trans-
WJC0mo las prerrogativas de los militares que hayan sobrevivido durante la formarse en procedimientos con mínimo impacto en la consolidación de las arenas
transición, o incluso las que hayan reemergido después de ella, pueden impedir, o públicas requeridas tanto para definir cuáles son las cuestiones colectivas signifi-
al rucuos erosionar, la consolidación (empowerment¡ definitiva de las instituciones \ cativas como para resolverIas. Por. tanto, en esa situación de «vaciamiento» demo-
de la democracia política?, y " . " crático se incrementaria el ries o de ue las instituciones ierdan relcvancia ara la
G) De acuerdo a lo que Hagopian sugirió en su análisis del caso brasilero vida cotidIana de la·ma oría de la gente.
(1990). cómo pueden las transacciones realizadas durante la transición +por ejem- La ín ole de: los fenómenos recientes sugiere que el marco analítico ¡pra
plo. las que llevaron al refortalecimiento de las redes clientelísticas controladas analizar los actores que afectan a la consorl aCIón de ademoéracia en Amér~ca
por políticos tradicionales y oligarquías regionales-- debilitar la efectividad y Latina debe ser ex andido, La debilid d de s' s 't i es re(:!resentativas con-
represematividad (accountability) de las instituciones? tem oráneas en la región no es simplemente una consecuencia de la ~n~a
Sin embargo, la probabilidad de que la democracia se consolide no de ende como se han desplegado las respectivas transiciones (o de cómo está avanzando en
solamente e la modalidad de transición. Al examinar las tendencias recientes en México. Mas concretamente, píenso ue el examen de las dostendencias rnencio- .
Brasil y la Argentina, como así también en casos como el peruano, se constat!,9ue nadas al comienzo de esta sección nos puede dar algunas pistas para evaluar más
la lista de «cucstiones de la transición» no agota el conjunto de los factores rele- aclecua amente as probabílidades de consolidación democrática en el continente y .
vantes que influyen sobre el curso el desenlace de los rocesos contem oráneos los obstáculos que se le oponen. En realidad, las transiciones a I~ democracia --es
de democratización en los cinco países aquí analizados. Analicemos algunas de las decir, las transiciones de un tipo de régimen político a otro-» han velado la er- ",',:.

tc~dcncias recientes. cepción de un segundo cambio de iii'!.al im ortancia al primero. A pesar de que ";:.:::-
algunos de sus aspectos se manifestaron inicialmente en los tres países del Cono ¡.):~
Sur en la segunda mitad de la década de 1970, dicho cambio se definió más clara- :':

108 109
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.. ',ri1ente en la ~igúientedécada; y.consistió ~ásicamcmte en el a atamiento dela ma- . TABLA 1


triz Estado-céntricaqu.e se había estructurado gradualmente en estos cinco aíses a TASA DE INVERSIÓN AGREGAOA
.. partir de la década de 1930. . .. '. .' .. (En % del Producto Bruto Interno)
.' .. ara ana izar este fenómeno resulta conveniente recapitular, retornando a la
coyuntura de la crisis de la deuda en 1982 para describir más detalladamente algu- .'
nas de. las cuestiones que despuntaron en ese momento. 1985- I 988 1980-1981 1982-1984
Durante los últimos quince años, y especialmente a artir de 1981-82, cinco
tendencias, re ativamente interde endientes se han erfilado en América Latina:
l. a llamada «doble crisis» se a udizó se tornó cada vez más inmanejable. Argentina 20,9 13,8 12,1

J
Por un ado la crisis fiscal del Estado se intensificó. Como resultado, la calidad de Brasil 22,0 7,5 17,9
los servicio~ públicos se deterioró sistemáticamente y.la inverSIón úblic~u- Chile 17,6 12,8 1'1,9
jo en casi todos los casos, ~ niveles prácticamente insignificantes. Por el otro lado, México 25,7 18,6 16,8
~ déficit de balanzas de a os se transformaron en un fenómeno crónico. Como
Fa~elli el al. (1990) han señalado, esto último estuvo vinculado al cambio de natu-
raleza de dichos déflcit. Ellos dejaron de ser un efecto del exceso de la absorción
doméstica en relación al ingreso nacional, como había ocurrido en el período de @1 sistema económico mundial evolucionó en direcciones contradictorias.
posguerra. Los déficit se deben ahora más bien a la combinació de n 'o ice de Por una parte, una serie de ramas 'i subrarnas en los sectores manufactureros y de
endeudamiento externo mucho más elevado y a la fuga de capitales que se genera- ser;-s han fomlado parte de la tendcncia a la globalización de la producci9n.~1
lizó a artir de la década de 1980s. mIsmo tiempo, sin embargo, se ha tornado más dificultosa la tarea de ddillir «ni-
. . El comportamiento de las firmas rivadas, tanto nacionales como extra n- chos» en el nuevo orden industrial, gue se ha internacional izado crecienteme'~te.
jeras, registró alteraciones significativas. El! princi io, los ca italistas redujeron La nueva situación demanda mayor flexibilidad de parte de las firmas y los Gobier-
drásticamente los niveles e mversion. Este vira'e no fue independiente de los fe- nos nacionales, así como el dominio de redes tecnológicas y de infl)rJlIación de
nomenos e uga e ca Ita es, evaslOn im ositiva creciente y de ex a si' de las caracter mas com ejo 'ar otra pa os mecanismos financieros y comerciales
operacIOnes dentro de a llamada econo ía informal. crea os espués de ia Segun a .Gucrra sc an desartJcuiado ell buena medida .. 61
Frenkel ha apuntado que después de 1981 las tasas de inversión cayeron y e ccto com inado dc estas tendencias ha sido la parcial desvinculación (dc-iillkillg)
que no han recuperado el nivel de precrisis ni siquiera en la success story de la de as economías latinoamericanas en rclaCión al sistema internacional. La participa-
década, es decir, Chile. ciÓn de América Latina, tanto dentro del comercio mundial corno del flujo de capi-
3.' a inflación saltó de los niveles «baios» (en México) e «Intermedios» tales, se ha reducido considerablemente. El flujo de fondos externos --tanto de
(Brasil y el Cono Sur), q~e habían predominado durante tres décadas, y se ingresó prestamos como de inversiones de capital-- se redujo dramáticamente.
en el ré imen de «alta inflación». ·Como 'consecuencia, los· mecanismos' I5)Los actores colectivos del asado --por ejemplo, los empresarios (Gf-
indexatorios se generalizaron y el riesgo de colapso monetario, y de consiguiente ganiz~s o no), los sindicatos de trabajadores y los cuadros de gerentes y tecnó-
.. (. desorganización económica, se incrernentó considerablemente. cratas públicos-- han atravesado un roces o de desintegración que se ha traducido
en su gradual evaporación. Además, las organizaciones sectoriales y los grupos
sociales han visto reducir su 'capael a e Involucrar a sus rmembros. Tanto el
compromIso e os individuos en relación a las organizaciones como 'Ia adheSTOñ a
«¡:Jroyectos) colectivos se ha reducido sistemáticamente: este fenómeno [luede ca-
racterizarse como de erosión intraorganizacionaL Además, se han desorganizado
: f:
los patrones de interacción entre actores colectivos, e-;¡a medida en que as reglas,
formales e 1I1 orrnales, que las gobernaron han ido perdiendo efectividad. E~e-
gundo fenómeno uede definirse como de erosión interor anizacional.
Los cinco fenómenos que he descrito no representan una' mera tendencia
coyunturaC como así tamp~co la curva descendente de II)~ciclos políticos y econó-
micos <mormales) de estos países. Por tanto no ueden ser neutralizados recu-
rriendo a los mecanismos tradicionales de «administración

de crisis)
_
creados .• a
partir de 1930. Tampoco pueden ~er asimilados a las dificultades enfrentadas eor ......•- ha sido opacada por los debates cargados ideológicamente de la ultima década. La
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nU""merososEstados naciona es, incluyendo a la mayoría de los del capitalismo avan- . regulación política de la economía, y más esp·ecíficamente de los flujos de ca ira¡:
z:ado, en ,el contexto de crisis generalizada que ha prevalecido a partir de la década roe uncJOna ara el crecimiento. A travese os mecanismos de regulación se

<-
pasada.
En realidad, los fenómenos mencionados· sugieren el colapso de lo~me-
canismos ·construidos a artir de la década de 1930. Más genéricamente, ellos~-
generó capital de inversión, se crear~n externahoades dinámicas y se impusieron
límites a los comportamientos de las firmas capitalistas que no favorecían el crecí-
miento. ToClo esto avore ió, en vez de peIjuoicar, la'ex an ión de sistemas econó-
d~n al agotamiento de la matriz político-económica que prevaleció en estos países m~ naci~nales que, en últim¡¡ instanciª, estaban controlados por las grandetfir- .
latllloameflcanos durante casi medio siglo, es decir, desde las postrimerías de la mas e sector rivado.
Gran Depresión hasta los finales de la década de 1970. En el a artado siouie te me Los anal istas han tendido a ignorar el hecho de que la MEC evolucionó con
propongo analizar los asgos rinci ales de la ue definiré como la matriz Esta90- más o menos éxito dentro ael marco oe regímenes políticos extremadamente varia-
cé·ntnca (MEC, en adelante). dos. El abanico de regímenes incluyó las democracias estables de Uruguay y Chile
-~e fueron, en realidad, las economías menos dinámicas-- y el autoritarismo
incIusionario del PRI mexicano, pasando por las inestables fórmulas políticas que
11r. La matriz Estado-Céntrica prevalecieron en Brasil y Argentina. Esta diversidad asible or ue la ma oría
de las decisiones estratégicas en materia de políticas económicas estuvieron relati-
Varios autores, entre ellos Díaz-Alejandro, Sunkel, Fishlow, Furtado, Ca- vamente aisladas de la« olíticaa". En el marco de este artículo defino a la política
nitrot v Chico de Oliveira han discutido los as ectoseconómicos de la C, es

I
c~mo las interacciones desarrolla, das tanto dentro de las instituciones represen-
decir, Ía industrialización sustitutiva, la economía cerrada o semieerrada, la re uÍa- tativas asociadas con los partidos políticos y el Parlamento como a través de los
cíÓn estatal de los mercados y el patrón de inflación «moderada». A pesar de que mecanismos corporativistas controlados por el Estado, ~los rituales simbólicos
los aspectos políticos de la MCE fueron implícitamente aludidos cuando se descri- de la participación popular'. '.
bían los mecanismos de regulación estatal, ellos no han recibido una atención com- El segundo mecanismo de la MEC relacionó la sociedad civil por un ladC!y
parable. En realiuad, las características específicas de dichos mecanismos no fue- el Estado or otro. En este caso, me refiero a otra aimensión estatal: aquella que
ron discutidas sistemáticamente, con la excepción de dos pioneros: el capitulo so- engloba los diferentes estratos de agencias y políticas encargados de on~mar-
bre regímenes nacional-populares de Cardoso y Faletto --que entretejía inteligen- cha ¡ferentes tipos de control, directo (institucional) e indirecto (cultural), sobre
temente política, sociedad y economia-- y las sugestivas hipótesis de Touraine so- la part¡ClpaClOn po ¡tica y social. El espaci~in) de la sociedad civil se e~an-
bre la matriz política latinoamericana. Los análisis, por lo general, no han sobrepa- dió bajo la MEC; el fenómeno abarcó"tanto la emergencia y fortalecimiento de
sudo el uso de imágenes, a veces sugerentes, como la de «Estado de compromiso», organizaciones de trabajadores, pobres urbanos y, en menor medida, los carnpesi- , ....
a veces estridentes, como la de «empate hegemónico». En las próximas páginas 1I ños como el sur<>i ·e t o . i ntos so s gue, más tarde declinaron ine-
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l. "

quisiera desarrollar algunos elementos para explorarcómo ia MEC operó política- vitablemente. La expansión de la sociedad civil incluyó asimismo fenómenos so- 'o ' •.

mente. cIa es y político-culturales más difusos, como la «rnodernizacióm y secularización


El funcionamiento de la MEC se basó en dos ares de rocesos, o mecanis- de espacios privados --como los de la familia, la escuela y el lugar de trabajo--.
mos, comp ementanos, que le permitieron a la matriz alcanzar un cierto grado de . ,..Estos u tImos procesos se desarrollaron bajo el ojo vigilante del Est_ago. ~~ela-
equilibr"io, gue no fue en to o caso es be. ciones parentales y de género devinieron al o menos autoritarias "L' erár uicas ue
El rimer mecanismo se basó en la relación entre mercado 'Estado. Los en e pasa o; asimismo, la vida en las fábricas y otros lugares de trabajo se trans-
mercados de bienes de traba· o no cesaron e o erar durante las cinco décadas foññóSiiStancia !TIente, a ejar algunas de las demandas de los trabajadores de ser
posteriores a la Gran Depresión. Sin embargo, dichos mercados estuvieron sujetos

-
consloeradas comQ desafios intolerables a las rerro ativas absolutas e los due-
a inducciones y límites, para utilizar los co~ceptos de Collier, desi nados y contro- ños .
la·dos por el Estado. De~o, las economías de mercado latinoamericanas gma- .
ron en diversidad y ··d d du st Reríodo. La roducció P.ara el er-
cado interno se transformó en el núeleo dinámico de la economía, y varios países
alcanzaron tasas de crecimiento elevadas; por ejemplo, Brasil y México, especial-
mente de la década de 1950 a la de 1980, y más erráticamente Argentina
Los rocesos centrados en el mercado or un lado y a uéllos centrados en el
Estado por el otro no fueron antitéticos, sino complement;rios. Esta circunstancia

112 113
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',,' ..etapa oJigfu.quica, 'si bien estos fueron arc'al te.recentrados en to'mo a agen- temas vinculados conflictivamente, crecimiento y estabilización, dominaron los
cias estatale"Z TatÍlbién
· scm;corpóTativista~
implicó la creación
vinculados con organizaciones
de canales corQorativistas
publicas, partidos políticos,
y
-- '. . ...--.
debates, tanto en los ámbitos académicos' coiñOpolíticos. La tensión entre di~hos
temas fue más allá de las connotaciones obvias de ambos concept9~'. SI patrón de
: "

asociaciones pro eSlOnales y smdicat s. crecimiento de la MEC fue inherentemente . estao. e: cada envión de desarrollo
n el caso del rilner mecanismo de relación, aquél establecido entre el ocultó los as ectos mas'visibles de la ilieslabilidad, pero sólo tell\pOralmCllle y al
y
mercado y el Estado, se lo 6 un balance entre din¡¡.mismo regulación. En el caso precio de generar nuevas fuentes de desequilibrio~o .
de segundo mecanismo ue vinculó a sociedad civil Y..Estado, la inclüsi'óñ"}r la , En el nivel olítico, el funcionamiento de la MEC estuvo asociado con la
activación crecieron de manera aralela a la eficacia de las diterentes modalidades emergencia e incorporación política de nuevos actores sociales y económicos, que
· de" control. En este segundo mecanismo, las características específicas de cada ré- V' ganaron en diferenciaCión y heterogeneidad intc~ichos aclon;s tendieron i\
g~polltico tuvieron una mayor relevancia, Esto es, los variados mecanismos a niu ti lear sus eman as, que se acumularon en ea as sucesivas, a las irccxistcnu-x .
trilVes e os cuales se -implernentaron la inclusión y el control en cada sociedad . Estas oleadas de demandas secueneialcs con frecuencia se opusicr:sn
nacional fueron moldeados decisivamente or al a im ortancia relativa ~tu-

l
~ntagónica~lente, pero lo: conflictos que ellas g,eneraru.n a.menudo se negociaron
raleza de los partidos políticos b el ti o de sistema de partidos o la ausencia de tal en arenas aisladas entre SI, con lo que se blo ueo la pOSibilIdad de entre!t:Jer redes
sistem e) la estabilidad de las normas constltuclOna es y. e gra o en gue fueron tf/.:\ de mtercamolO po ItlCOgeneralizado. Uno de~corolarios or el que prcvakció
· i¡:,pt;i.,entadas oJ:!o, d) I rol Dolíticode los militares. ... . ~ 'e:te-patrón de negociacion~s scgiT;enlada~ fue ~ue cad,. act,.?r, o bloque de :1<.:ID,-'::S,
. En resumen, los cinco países se caracterizaron por patrones de desarrollo se vmcu o a Estado a tra'vés de canales mutuamentc excluyenres.
económico y esta I Idad política extremadamente variados. Por un lado, el.grado ".!. - - . sta o, o mas precisamente las diferentes agencias y (anillos burocrári-
de Inamlsmo economlco vanó sig jfi 'atr ame te: las tasas de crecimiento fueron
~ .. ;

cos», actuaron a menudo de manera no coordinada y t,111HlrOndeclslllllcS ,~II ~r o


bajas en Chile y Uruguay, y un tanto más altas, pero muy erráticas, en el caso
argentino. Por el contrarío, tanto en México como en Brasil el crecimiento total del
período fue elevado. Por el otro lado, el nivel de estabilidad institucional ~jn
en contra de Istmtos intere'e v orientaciones.
--
Obviamente. estas decisiones
sustantivas generaron adhesiones y oposiciones, dependiendo de cómo fueron asig-
nados los respectivos costos y beneficios, Sin embargo, sólo muy ocasionalmente
varió en cada caso. Fue alto en México, especialmente después del régimen políti- los procesos decisionales contribuyeron a la creación de roceclimientos
co bajo Lázaro Cárdenas. También en Chile y Uruguay las normas y prácticas institucionalizados para dilucidar las controversias conflictos que emergieron
institucionales se mantuvieron estables hasta 1973. Sin embargo, en ambos casos, entre los I erentes actores económicos 'sociales.
la estabilidad comenzó a erosionarse mucho antes de los respectivos golpes milita- Quiero subr.ª)'ar dos corolarios referidos a los regímenes políticos vincu-
res". finalmente, el patrón de intervenciones militares crónicas que predominó en lados con este patrón de toma de decisiones. El wimero es que i¡'¡ legitimidad de los
Brasil y Argentina estuvo obviamente asociado con un grado de inestabilidad mu-
cho más alto. distfl Ulr eneficios-- ofundocional=es
. -
recímenes tendió a ser de carácter snstantivo =esto es, dependiÓ de la capacid"d de
,'"
decir, estLlvo asociada a la fortalCla rela-
A pesar de esa diversidad, ¡os as ectos blisicos de la !\lEC o eraron de ma- tiva e os respectivos mItos futldantes, como la revolución nacionalista y
nera semeJmne en os cinco aíses -,Algunos de los elementos· de-Ia mátriz también antio igárquica mexicana, el legado consensual del battlismo uruguayo o el en vión
estuvieron presentes en otros tres pal es, en os cuales un sistema electoral cornpe- incorporante del peronismo en la Argentina. El} cambio, la leoi.timidad de los ccí-
. tiuvo y a a teman~ia partidaria e"i'íel poder fueron prácticas normales desde la menes políticos de la MEC no fue del tipo procedural. En otras. alabras: c::uando
década de 1950 --esto es, Costa Rica, Colombia y Venezuela-o. Sin embargo, en los reglmenes no tuvieron a ca acidad para ofrecer beneficios tan ib)es, o cU3IJ.do
estos tres casos los recesos ~sarrollo~trial y'de incorporación políticajíe sus mitos fundantes se debilitaron, los procedimientos de torna de decisiones.no
los sectores populares fueron fenómenos más recientes, a la vez ue los atrones de cO,!1tribuyeron a reforzar la legitimida e régimen «de abajo hacia :miba».
regu aCI n estata e la economía fueron menos intensivos (en Costa Rica y Co- El se undo corolano es ue el patrón de resolución de los contlictos I;izo
lombia) o configuraron un caso muy es ecial de distribución de la renta petrolífera. muy dificil que se pudieran renegociar decisionesya tomadas; por tanto. los bene-
La !Y ue frágil)' rí ida al mismo tiem o. Tanto económica comoppo- lClOS e un momento tornaron a transformarse en privilegios congelados o incluso
, líticamente, el es iegue de la matriz 11evó a sucesivos cul-de-sacs !le groduje¡;on eñ-prerrogativas que devinieron, a su vez, en ele;;emos constitutivos del ropio
severas dislocaciones. régimen, Esto condujo a la conformación de "{Incom lejo patrón de acumulación
En el nivel económico, como ha sido analizado por Fishlow en un artículo de=;flictos y Qposjcio es Itidi ensÍal ales, al gue aludiré corno de sedimenta-
reciente (1990), ja _matriz desembocó en recurrentes cuellos de botella en la ción de contlictos. .
balanza de agos d~.ticit fiscales perió ICOSy, excepto en el caso bl'asileñoQ) En dicho patrón, múlti les nivelcs suce!>ivos de conflictos se apilaron U!IO
estancamiento de a producción agrícola. Desde fines de la década de 1940, dos

I
sobre otro, sin lIe se desarrollaran los mecanismos para rcsolvcrlos de manera
.t ----.

i'
negociada y ordenada. Esto no significa afirmar ue los conflictos no fueran dilu- ":,, Fanelli et al. han destacado las p'rincipales desventa'~d~ 1;Mr:C (cfr. 1990).
¿idaelos. A vcces lo fuc'ron, pero la resolución dependió de decisiones estataÍes Por un lado, la '«sustitución de importaciones a cualquier precio» llevó(]' . a
a~rias ue no g~erai-on co~promisos activos de parte e los eventuales «ga- pérdida de economías de escala a la creación de posiciories monopo!ísticas en
'nadores» o «p.erdedores». Dado el patrón discrecional de toma de decisiones los varias ramas industr~es, favoreciendo especialmente a 13$ 100 subsidiarias de
anadorcs nUllca tuvieron ICl~fianza en que las futuras eCISlOnes serian i~~I- compañías extranjeras, atraídas por los altos niveles deprotección, e a ~n-
mente favorables; a su vez, los perdedores tampoco pudieron alimentar la es eran- cia e mcentlvos para la expansión de las exportaciones industriales. Por el otro
za que mecanismos políticos y admmistrativos más «neutrales» He arían a rendir . lado, el predominio de mecanismos de «represión financiera»
resultados más favorables en futuros conflictos". «... impidió que el sistema financiero cumpliera su rol de canalización efí-
Hasta la década de 1970, el funcionamiento de la MEC rodu'o sucesivas ciente de fondos de los ahorradores hacia los inversores. Los principales aspectos
(
elislocacloncs, pero se evitó llegar a instancias de rupturas radicales. Diferentes de la represión financiera fueron la tendencia a fijar tasas de interés a niveles infe-
mecarusmos permItieron a la matrIZ restaurar temporalmente la sit;¡ón ~Ii- riores que la inflación ... y políticas de créditos sesgadas en favor de sectores privi-
b~aric(Q§íe estos mecanismos ~e la inflación; los ni~eles e In ación legiados» (ibidem, pág. 7).
«moderada» que prevalecieron desde fines de la guerra hasta principios de la dicha Las olíticas públicas bajo la MEC es ecialmente en el área de la promoción
década =básicamcnte, en torno a promedios anuales que fluctuaron ente el40 y el industrial, se transformar.on en un caso extremo del fenómeno ue Bhagwati ba!;!ii-
50 por 100-- «lubricaron» íos conflictos económicos ; sociales sin roducir una zó como a DUP busqueda de beneficies directamente improductivos)".
desorganización severa de la economía. . ., No resultó sóipreridénte, por tanto, ue las sociedades latinoamericanas,
Asimismo, la expropiación de una porción de los excedentes' enerados or gobernadas por regímenes emocráticos o autoritarios. no udieran res onder sa-
las export~s primarias, agrícolas mineras, ermitieron al Estado desarrollar tis actonamente a las nuevas tendencias que se generaron en la economía mundial
mecanismos para redistribuir el ingreso en favoultios secjore urbanos. Por últi- a partir e la década de 1970IJ• Corno ya señalé, después del primer alza de los
mo, el patrón de ex ansión es asmódica, típico de la industrialización sustitutiva, p¡'ecios del petróleo, y especialmente desdefines de aquella década, la economía
p;;miiió a la matriz de'ar de lado aliviar, ~i bien temporalmente, los cuellos de mundial experimentó una doble transformación, que no dejó de ser con~ria.
botell~iclicos en la balanza de ¡)ag~y las cuentas fiscales. En otras palabras: la Por una ~arte, el proceso de iz" de a roducción de las tecnologías,
sl;stitución de importaciones permitió dar «saltos hacia adelante» en el proceso de especialmente en el sector manufacturero, generó un fenómeno de integración de

t
. industrial ización, que suavizaron, y a corto plazo ocultaron, el carácter crónico de
los cuellos de botella.
las tn ustnas y os serviCIOS que no respetó las fronteras nacion~!es. A ucllas fir-
mas que no están integradas a las nuevas cadenas corren un riesgo creciente de
En realidad. la naturaleza del roceso sustitutivo --es decir, su tendencia a quedar desvinculadas e inked) de las redes de intercambio internacionaI:POr la
«saltar hacia a e ante» cuando se enfrentó con cuellos de botella-- y la ri idcz de otra parte, la contracción del crédito infernacional y la mayor selectividad deTos
los re!.:ím~ncs loliticos de la MEC se transforma on en mecanismos c:¡u~se in~s de caprta , fenómenos que se agudiz;;:'on cn"cl~ontexto de dislocación
rcalimcntaron mutuamente. Una de las consecuencias del «enlazamiento hacia atrás» d~ los mecanism~ financieros y comerciales internacionales que habían sido crea-
(b~7CkH'ard Iinkages) en el sector manufacturero fue la multilicación de actores dos después de 1945, llevaron a oner un remio es ecial a la estabilidad moncta- '..~
...
que rápidamente adquincron la ca acidad ara defender sus intereses, con lo ual ria y al equilibrio financiero. Esto ocurrió precisamente en la coyuntura en la que,
se lIcron aoreoando nuevos «estratos» a un sistema com le' o 'lue carecía de are- . . con excepción e Co ornbia y de Chile a partir de 1975, Ias economías latinoame::.
nas cOlllunes de negociación política. A su vez, las eliles políticas, fueran éstas ricanas estaban sufriendo el colapso irreversible de los equilibrios precarios que
ci'viles o militares, cuando se vieron con ontaaas con demandas contrapuestas, ~ habían sostenido a la MEC. '. ..
'.,'"
tendieron a adoptar la resolución menos costosa, es dccir, la de la «fuga hacia ade-
la"ntc». Por tanto, las elites generalmente no intentaron promover, o forzar, proce-
~l:;s7tle iln llicaran desandar arte del camino ya transita Da través e acuerdos IV. Hacia una nueva matriz: dilema/teóricos
generados cn torno a reglas ara la re-negociación de costos beneficios. y políticos en la década de 1990
a combinación del modelo sustitutivo autárguico y la fórmula olítica de
la :\-lEC careció de las ca acidades ara revertir las inercias ue se generaron; por Las dictaduras militares im lantadas en el Cono Sur a mediados de la déca-
t.!lide, la matriz resultó articularmente ineficaz ara enfrentar restricciones irnpre- da de 1970 intentaron la primera respuesta coherente a la crisis de la MÉC. En
\i~ll!bo al2rovechar rcsquicios 'l.ue se abrieron en el sistema internacional. La,MEC:_ ~
no tuvo flexibilidad. Esta fue una de las rinci ales razones al' las ue la ineficíencia
dela matriz aumentó significativamente a artir de la década de I 970. ~.
dicho intento, corno.ya comenté, ellas se.apartaron radicalmentedel
bí~ado
~urso qu~ _.a~'.
los desarrollismos militares de Brasil 1964 y Arge~na (19~).
Pinochet, las juntas argentinas y el Colegio de Genera es ae Uruguay ~
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f:. .• propusier~n desmantel~r léi m¡¡quina~ia del intervencioni~mo estatal. Desde ha~¡a
. 'A lo largó'de la década de 1980 la mayoría de los países de nuestro cruno .
experimentáron instancias de «ajuste caótico» o estuvieron muy cercanos a c~~r ~Jl
~... _~:tiempo, en realidad desde fines de la década de 1930, los preceptos del liberalismo
. él. e lOS CinCO casos aquí analizados, Argc:ntiña se constituyó en el caso mas
idecirrionónico habían sido recitados por algunos economistas e ídeólogos conser-V
negativo. La economía argentina, y la soéTedaa toda, se ha estado «ajusta;;do
vadores con escaso éxito. A fines dela década de 1970, las viejas recetas fueron - , -
renovadasatractivarrienté-por"los teóricos neornonetaristás y.Tinalmente, fueron! - --- caóticarnente: desde 1982. El único período en e cual e país pareció r~'1ertir la
ten encia en direcci6n a una decadencia continuada fue el de la etapa inicial de
aceptadas por la nueva generación de dictadores militares. Como apuntó O'Donnell,
éxito del Plan Austral; ésta se extendió entre junio de 1985 y fines de 198ó.
el antiestatismo suministró la retórica ara lograr una fusión ideológica bastante'
Por su parte, México, excepto en lo referido a la fuga de capitales, nunca
poderosa: por un lado ofrecl una inte!:p'retación coherente de cómo el malestar
alcanzó os n1ve es argentinos en relación a los indicadores clave de «ajuste 2;óii-
ecO'ii&nico, 'las crisis eriódicas y el estancamiento eran generados or las Rrácti-
casestatales vinculadas a la ME.c. P~o, la ideología antiestatista diagnosticó S2»; tanto los niveles de inflación como de caída del PIB siempre fueron más redu-
cidos. Sin embargo, este país estuvo muy cerca de caer al abismo durante el sexenio
que· as IspUtas intra e intersectoriales en tomo a la re&!!laci6n estatal de la diStri-
de Miguel de la Madrid, especialmente al comienzo del mismo =cuando todavia se
/" bUClOn e Ingresos eran la rinciQal causa de los conflictos sociales y el carácter
hacía sentir el impacto de la estrepitosa salida de López Portillo-- y después del
cr hlCO e as movilizacioncs de masas. La nat ral aversión de los militares hacia
e¡'conflicto social y el «desorden» facilit6 todavía más que se le pudiera atribuir a terremoto de 1985. El nuevo programa de estabilización diseñado cuando Salinas
~ ambos fenómenos el carácter de causas' profundas de la subversión comunista, que, ,de Gortari se hizo cargad e la Presidencia, a fines de 1988, no introdujo innovacio-
nes demasiado radicales en relación al de su predecesor; sin embargo, tuvo éx iro en
por tanto, debían ser extirpadas de raíz.
Los programas económicos ortodoxos establecidos en Chile Argentina revertir la tendencia a la desestabilización. Las tasas inflacionarias fueron reduci-
hacia fines de la déca a e 1970 se ropusieron reconstruir el mercado de ca itales das sistemáticamente durante los dos arios y medio siguientes, y el Gobierno pare-
y disciplinar a los productores nacionales, forzándolos a ser más eficientes a través ció recuperar la capacidad de controlar en parte la evasión irnpositiva. Es dema-
- -de a apertura e los mercados domésticos i la com etencia externa", La gestión siado pronto, de todas maneras, para evaluar si los comportamientos recientes de la
irresponsable e os créditos externos, abundantes y baratos hasta 1981, Y la economía mexicana son parte de una tendencia permanente o no.
so' revaluaclOn de las monedas domésticas, en as que se asaron as recetas inicia- La evolución de Brasil durante la década de 1980 ha sido mucho mas con-
les e monetarismo, generaron severas crisis' fi a icieras y recesión cirea 1981- tr,adictoria y dificil de entender. A pesar del lastre de una deuda externa enorme,
1982 Y además de'aron el lastre de una deuda externa uintuRI~ Por tanto, no hasta el año 1987 ¡:Jareció ue la economía brasilei'ía podría combinar con éxito dos
fue una sorpresa que tanto Martínez de Hoz y losteóricos del Banco Central eomo e~ementos difícilmente com atibles: .por un lado, los leoados ositivos del
Jorge Cauas, Sergio de Castro y los «Chicago Boys» fueran despedidos poco cere- desarrollismo más atente del continente --que había sido impulsado por los envites
moniosamente. sucesivos de fines de la década de 1940, de Kubitschek; del boom de los años de
. Sin embargo, como ya apunté, las res¡:>ectivas trayectorias nacionales co- Medici, y del push postrero de la industrialización sustitutiva, nutrido por Geisel y
l?cnza'roña apartarse.desde 1982 en adelante. En Chile, Pinochet mantuvo la cuota cosechado por su inhábil sucesor; por el otro la a ertura externa ue convirtió al
de poder que lepermitió nombrar un nuevo equipo económico; que puso en marcha país en el sé timo ex ortador mundial. Sin embargo, a panir de J 987 todos les
políticas mone~arias ~~ razonables y enfatizó la apertura exportadora y no sim- indicadores se han deteriorado intensa ~ si·stemáticamente. .as tasas anuales de

I
. plemente la de rrnportaciones. Esto condujo a un exitoso reequilibramiento
_ mico ya tasas de crecimiento sostenidas, si bien no tan elevadas como hacían su-
poner las alabanzas de los aliadosextemos
econó-

de Pinochet". Por el contrario, en el


caso de la Argentina, el Gobierno militar se transformó en un es- eetador asi~ y
i
inflación (de diciembre a diciembre) no han bajado los cuatro dígitos desde 1988, y
la fuga d_ecapitales ha :Icanz~d~ una illtensid~d inéd~ta. De hecho, en sólo tres o
If cuatro anos la econorrna brasileña se ha hundido a niveles de desorganización y
recesión, desconocidos durante el siglo XX, y comparables a los de Argentina.
Uruguay, en cambio, tuvo la ea acidad durante el período ¡:Í~sidencial de
practicamente inerme, del roceso d <a'uste caótico» q~profundizó .•la recesión
hasta mve es inéditos y uso al aís al borde de la hi erinflación en 198316• Sanguin~colchonar su economía en relación a los bandazos de sus más san-
"'. ¿ or qué me parece instructivo contrastar las experiencias de los dos ve- guíneos vecinos. ntre 1985 y 1990, la economía creció, si 'b-ten de manera muy
.' einos conosureños a partir de 1982? Porque, en realidad, después del estallido de la modesta, y las tasas de inflación no se aceleraron. Sin embargo, después de que
.' crisis de la deuda, Chile y Argentina seconvi . e'e p-. p-olare de Lacalle llegó a la presidencia en 1990, la situación se ha venido deteriorando aun-
cómo los cinco aíses latinoamericanos analizados en este·traba·o reaccionaron que los indicadores no han alcanzado los niveles catastróficos de Brasil y Argenti-
f:énte a colapso de matriz dominante, y más es .ecíficamente a la trartsforma~ión nao
d: or en económico mundial del cual habían formado parte durante casi medio Finalmente, Chile fue el único caso en el '1ue el ajuste estuvo vinculado a un
sig o. . crecimiento ininterrumpido desde 1983 en adelante; además, la tasa inflacion,:ria

119
... :.'~ I ;' .' .'""'~. ", . . ,',
se ha mantenido alrededor de un promedio anual del 20 por LOO.De todas maneras, .. mica y social. Al mismo ti!!mpo, y esto fue lo más trágico; esos enormes ~ostos se
el producto per capita de 1988 estuvo todavía por debajo del de 1981, Y los niveles p'agaron en vano: or una arte, no fueron erradicadas las condiciones de inestabi-
de inversión fija siguieron siendo inferiores a los ya deprimidos de México y Brasil , 't.

lidad crónica; parla otra, no rueronconstruidoslos'cimientos . ara la emergencia


(FANELLI ct al.: op. cit., págs. 75 Y 79). . . de un nuevo modelo economicista, dirigista o de libre mercado. -
A esta altura quisiera definir los aspectos centrales del ¡:>roceso de «ajuste. unos economIstas han a reherldido arte del fenómeno de «ajuste caóti-
caótico»: amo a e anta a en a nota 15, a partir de 1982 la balanza comercial cm) al referirse a concepto de «mecanismos am Iificadores» (FANELLI el al. ~ op.
argcntina ha arrojado saldos positivos; similares resultados se han dado en los ea- V cit., P gs.33- 8 .Ellos destacan que, a partir de la década de 1970, la combinación
sos de Brasi.l y. México. Asimism~, la mag~itud de los défi~it fiscales ha tend!do a V de alta (e hiper) inflación y la fragilidad de los instmmentos financieros han lleva-
disminuir, SI bien este cornportarruento ha Sido menos consistente que el antenor, y do a un patrón de funcionamiento en el que los efectos de shocks y dislocaciOlles,
los altibajos han sido un dato habitual. Durante la década de 1980, por ende,l!s inCluso en e caso de que éstos no sean demasiado intensos, rep'~rcuten inmedi~ta y
economías latinoamericanas más grandes han mostrado al unas «mej.2!:!.a» si se las «amplificadamente» en el conjunto de la economía. Uno de los corolarios del pre-
1111 e de acuerdo a las recomendaciones de los planes de estabilización tradici.Qna-
, domimo de los ~~canismos ~~plificadores e~ ~ue las po~íticas.tradicio!1almente
les inspirados por el Fondo Monetario Internacional. Lo que quiero subrayar, más t usadas para administrar las CflSIS se tornan prácticamente inservibles. . ~::
~"

bien, es cómo se lograron estos ajustes y cuáles han sido las consecuencias de este Pero quiero subrayar que la noción de «mecanismos arnplificadores» está ,.'
.,
patrón de ajuste. aludiendo, al menos implícitamente, a un fenómeno más global y de carácter polí-
Uno de los factores principales del ajuste fue la caída de im¡:>ortaciones r~- tico: la de-construcción de toda autoridad pública. El «ajuste caótico» no es mera-
sultante del rusco (ec ¡ve ae os mve es e activIdad económica. Se puede desta- mente un roceso económico; es, más bien, la mani estación de I~crisis termi!Ial
car que una de las consecuencias paradójicas de los paquetes estabilizadores reco- de una matriz, la quc denomino MEC. Por tanto, el «a'uste caótico» no com rende
mendados por los partidarios del libre comercio ha sido una resustitución de im- úiucamente e co a so de los mecanismos técnicos burocráticos de regulacign
portaciones inducida por la recesión. Los deficit fiscales, a su vez, fu~~ci- es tata ; también inclu e la ru tura de los instrumentos. ¡Jolíticos a través. de los
dos (L .. sin tener en cucnta los efectos de largo ¡:>lazo» (cfr. FANELLI et al.: op. cua es el Estado promueve el consenso, o al menos la aquiescencia, de la ma)'oría
(7l., pág. 58). Estos autores detallan cuáles han sido algunas de las irracionales 7 de a oblación en tomo a ob' etivos fijados colectivamente.
políticas de ajuste típicamente impuestas por los reductores-de-déficit-a- cualquier- t? El régimen de alta inflación y la fragilidad de los instrumentos financieros
precio: son simp emen e a punta el Iceberg. Ellos constituyen una evidencia, ci~ente
«(tz;bla reducción de los salarios reales en el sector pÚblico a niveles que la más rarnátrca, de un proceso más olobal: el descrédito gener~lizado . góni.~o
van mús "arí{l de lo ue es golíticamcntc sostenible y aconsejable en términos de de 'ue el Gobierno central, sea a través de inducciones o de im osiciones, ser;í
cficaci b la aplicación de impuestos tCIlII:>orariosy extremadamente ineticientes; ca'paz de convencer a la mayoría de la población, y es ecialmente a las randes
~ostcrgación de gastos operativ,os y de manteni~ie,nto im res~indibles ¿a- finnas ca ¡tallstas iie ue sus olíticas pueden lograr una mínima efectividad. La
ñando irreparablemcnte la roductlvldad del sector ¡JublJco y reduciendo la Vida deva uación aguda de la moneda, como asi también de los instrumentos financie-
út ii de valiosos activos como carreteras, edificios y vehículoO el atraso de (2é\gos ros domésticos, se transforman en la ilustración monetaria de la evaporación de
a" proveedores domésticos y prestamistas internacionales, )j e li uidando los toda autoridad pública.
inventaries de las cmg esaqlÚbl'cas.» La comparación entre, por un lado, Argentina y Brasil (y quizá Uruguay) y,
Sin embargo, el punto que uiero enfatizar es ue los ajustes fueron más por otro, Chile (y quizá México) nos estaría revelando que la a licación rigurosa
bien el resultado dc rocesos inconlrolados de deterioro Y.: no el efecto deliberado de las políticas de ajuste insEiradas por los partidarios del libre mercado no consti-
de as po ¡t¡cas ¡¡¡;¡"sí.En los últimos años de la década de 1980, Argentina y Brasil tuye la panacea que los enfoques disciplinarios apoyados por instituciones como el

I
mostraron ejemplos repetidos de políticas convulsivas: intentos de ajuste, cada vez Fondo Mone"t;io querrían hacemos creer.
más extremos. y al mismo tiempo rápidamente frustrados. se combinaron con ver- Este trabajo sugiere que las causas que explican los casos de éxito de ajuste
siones de corto plazo y medidas contradictorias. A su vez, cada nuevo paquete de y las pistas para intentar soluciones más satisfactorias a los problemas contempo-
aj uste fue implementado partiendo de situaciones más difíciles; en ese contexto, el ráneos de América Latina hay que buscarlas por otro lado. En primer lugar s~be
fenómeno de histéresis caracterizó crecienternentc al proceso de fijación de politi- analizar ué eso tuvo en cada caso una serie de factores ad hoc que ex andieron,
cas. o re u· eron la ca¡:>aeidad del Gobierno central Rara controlar el roces o de aJu~te.
. ,
La consecuencia más importante del patrón de «ajuste caóticQ» fue que se Los factores más relevantes fuero a' a cantidad de financiamiento externo reci-
al~lIdizaron los efectos más ne attvos del a otamiento de la MEC, es decir,~in- bido por el sector públic b el gra o 'de control que el sector público tuvo sobre
t;;,sillcacióll de la recesión y el incremento de los niveles de marginalidad econó- lás rentas de recursos natural e c. la eficiencia de los mecanismos de reduccign

120 121
'~.'~~~.,.·~~.:~~.:-;:-.:~"~
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'i~'to público,. especialmente cuando el grueso del ajuste afectó las inversiones ", ,.

-...-x.
. .,. La reiterada calificación de los años ochenta como la década del estanca
. icas, YI
'pu a eficacia en, al menos, mantener la carga im ositiva (cfr. FANELLI miento es correcta. Sólo dos o tres paises han evitado un retroceso económico, Y en
'-'.~ et al.: op. Cit.,' págs. 31-3'2) .. " ," -v u algunos casos, como el boliviano, ajustes extremadamente severos han tenido co:1I0
En segundo lugar, la ca acidad de control del Gobierno es la variable estra- resultado lograr equilibrios «en el fondo del pozo». Tampoco las perspecri v as para
a
·tégica de' cual depende'e1 éxito de- todo programa de ajuste; evidentemente, esta la.década de 1290.se presentan muy prornisorias. En la mayoría de los casos,.<:I
es unll vana e vinculada a factores políticos. La posibilidad de que el ajustepro- panorama futuro augura más de lo mismo: la profundización de la declinación eco-
vea as ases para un crecimiento económico sostenido re uiere que el Estado re- nómica Y la continuada desintegración de la autoridad políticu".
tenga, o recupere, el control de algunos de los procesos económicos clave. El con- Existe una sola alternativa, si bien harto improbable, a la decadencia po-
traste entre la segunda mitad del sexenio de Miguel de la Madrid y los primeros dos lítica Y económica; Esta implicaría la (re)fundación, y subsiguie!~olidación,
años y medió de Carlos Salinas de Gortari sugiere muy claramente cuán decisivas de a emocracia olítica. Por qué uso este concepto ambiguo (e «refú'ñ'(f;!Siión
son las variables políticas en el proceso de reconstruir los instrumentos para la d~mocrática»? Porque, haciendo un paralelo con la cuestión de las politicas ccono-
puesta en marcha de políticas económicas. Sin embargo, este es un proceso com- micas, dicho proceso constituiría una combinación de des-regulación olílica X de
plejo e incluso contradictorio. Por un lado, ini. Iica desmantelar la ma aria de los construcción de instituciones democráticas rcdefinidas.
mecanismos tradicionales de regl.lkc.ión..cconómika..aso.ciadn.s_con la MEC. Como Como analicé en las secciones previas, la fórmula política de la A,lEC tuvo
hemos visto, estos mecanismos se han erosionadohasta el Dunto de constit\;¡;'"un . I
I un carácter íbrido. Por unlado, bajo dicha fórmllla se establecieron las tradiciones
I~: no son efectIVOs y, más:m-lJl, los intentos de mantene;¡os a flote sólo sirven I d;Participación po lIlar en la política y tambiéi se COI frontaron las idcolo"ías de
para reducir la posibilidad de que el Estado pueda regenerar la confianza de los I
I
la po ítica oligár uica y, en menor medida sus rácticas, Pero, por el otro, UIlele-
sectores empresariales. mento constitutivo de la MEC fue la imnkn1entación de mecani~mos de control ;10
I
Por el otro lado, algunos de los mecanismos re lato ios debiell.~er
rediseñados, a a vez ue otros nuevos deben ser creados. Un ejemplo de lo primero
son os instrumentos de política anticíclica del tipo de los que el Estado colombia-
no utilizó renovada y eficazmente durante el Gobierno de Virgilio Barco en el pe-
ríodo 1986-1990. Un ejemplo de mecanismos de regulación todavía no desarrolla-
I
e democrático sobre la artici ación olític:.l; asimismo, la falta dc acuerdo C;Itorno
a reglas para la dilucidación de contlictos contribuyó a que el incremento de los
niveles de participación desestabilizaran al régimen político; el caso chileno quizá
constituyo el ejemplo más evidente de este último fenómeno.
Vista desde esa perspectiva, una des-regulación de signo democrático im-
dos en América Latina son los vinculados a las políticas industriales del tipo que se 11 plicaría desact!var los elementos autoritarios de la MEcC que todavía no han sido
han promovido en NTCS del Sudeste Asiático, especialmente en Taiwan y Corea completamente eliminados; por ende, llevaría a desmantelar plenarne:ltc l,)s con-
del Sur. Por cierto que la implementación de estos mecanismos requeriría un fuerte troles cor orativistas y clienteJísticos ejercidos sobre los sectores populares, a re-
poder de negociación vis-a-vis del empresariado y también que se desarrollaran vertir la se aración ue existe entre los mecanismos e ¡¡ación de olítícas eco-

I
organismos técnicos y administrativos de mayor sofisticación que los que caracte-
rizaron a ia ivfEC. I n,ómlcas as instituciones re resentativas --separaciÓn que, en realidad, :;e-ha
ahcndadc durante las transicicnes recientes-> y a erradicar toda [oflna de tutela
I
i En resumen la COnSl!ucción de 'Jn Estado desarrollista renovado tendría
-
militar de la wlítica.

.,I
I
i que descansar en una combinación de ~.. eguJación e-re ulación. Para alcanzar P~ro también la construcción de instituc'o es democ(áticas reQucriría ~l.ue
I
este ifícil equilibrio, el Estado tendría ue transitar oe un senderó muy estrecho, se estabilizara un con'unto de com le'os mecanismos de equilibrio. EIl.Bril1ler lu-
i dejando, por un lado o erar al mercado sin ahogarlo y por otro asumiendo ro"les gar, entre as demandas de artici J<!ción y la ado ción de autolimitacioncs-En
i
i de coordinación 'Xsupervisión que ninauna ( ano invisible» desempeñaría. En el secundo lugar, generando instituciones que flleran fuertes =es decir, eficaces para
! contexto actual, las firmas capitalistas operando en América Latina tienden a adap- gobernar incluso bajo condiciones de crisis-o Y a la vez re resentati as (en el sen-
tarse pasivamente a la inercia caótica, lo que realimenta los aspectos más pernicio- tido éeaccountabitityí. Por último, la necesidad de fundar un sólido sislema de
j sos del ajuste. El predominio irrestrictivo de las «leves del mercado» se traduce en
I partidos no debe ocultar las limitaciones de los artid s. (ue se revelan de J1l~do
I

II . ( I la evaporación de las restricciones para la maximiz~ción de beneficios a corto pla-


zo, con consecuencias negativas para el crecimiento global.
¿Qué ti ° de re ímenes olítico garece me'or dotados para afrontar la
más crudo precisamente cuando la democracia se «normaliza». Es decir, por más
qu~ los partidos ganen en fuerza y representatividad,
formas de expresión de identidades sociales y culturales
ellos no agotan las múltigles
'i, a menudo, tampoco son
ta_rea monumental de revertir el proceso de «ajuste caóticc}» Y_Rara relanzar ..•por .> instrumentos eficientes para la negociación intersectori;;l.
! tanto, a as sociedades de América Latina hacia un desÍtrrollo sostenido? . Ciertamente, la obabi idad de éxito de esta formidable agenda cconóm~p
I a experiencia de los ú timos ;ezaños~s, en"principio, desalentado~ );; en
cierta medida, contradictoria.
y' política es aja. Además de la habilidad de las elites políticas y económicas y la
responsa ui ad de las oposiciones sociales y políticas, se requerirán dosis no des-
r
1 .. ''''''l'''')
171
oreciables de fortuna y de paciencia de los sectores marginados. Este listado me . HAGOPIAN, F,:'«Democracy by Undemoc~atic Means? Elites, Políti~~I Pa~ts;imd Regirne
¡leva a una última disgresión teórica y al fin de mis comentarios. Transition in Brazil», en Comparative Political Studies, 23:2, julio 1990.
El enfoque «intcraccionista» de Stark y Bruzst enfatiza los prerrequisitos O'DONNELL, G,: '«Las Fuc~asA.n;-;ad~ y el Estado a~toritario delCono Sur de América
Latina», en N. LECHNER (comp.): Estado y política en América Latina, México, Siglo XXI,
de corto-plazo para la consolidación democrática, es decir, aquéllos vinculados 1981.' '. .
directamente con la modalidad de transición. Dicho enfoque se concentra en los
SCHAMIS, H.: «Reconceptualizing Latín American Authoritarianism in the 1970s. From .
factores relacionados con 1) las condiciones inmediatamente precedentes a la im- V Bureaucratic-Authorítarianisrn to Neoccnservatismxen Comparative Politics, enero 1991 .. '

0
plantación de los regímenes autoritarios (para evitar regenerarlas), y 2) las conse-
SHAPIRO, HiTA YLOR, L.: «The State and Industrial Strategy», en World Development, 18:6,
cuencias que tienen modalidades de transición específicas sobre la probabilidad de V 1990.
consolidar la democracia política. STARK, D.IBRUZST, 1..: «Negotiating the Institutions of'Dernocracy: Contingent Cboieesand
Mi énfasis en el agotamiento de la MEC apunta en la dirección de analizar I {- Strategic Interactions in the Hungarian and Polish Trasitions», en Working Papers on Transi/io~s
un conjunto diferente de factores que también afectan la consolidación democráti- • from State Socialism, Center for Intemational Studies, Comell University, 1990.
ea 18. En ese sentido me interesa reflexionar acerca de los procesos de largo plazo, a
los quc aludo en el concepto de matriz, que subyacieron a la emergencia de los
regímcnes autoritarios y a las transiciones recientes. Sin embargo, queda todavía 1:

un par de problemas teóricos por resolver. El primero se refiere. a las' relaciones ~


entre variables pol iticas y económicas; en este trabajo no he ido más allá de la
alusión a desarrollos paralelos, sin detenermc suficientemente en las mutuas
imbricaciones. El segundo problema se vincula al entretejido de procesos de corto
y de largo plazo; a éste lo he dejado de lado totalmente.

'1 NOTAS 1:'.

I
l.
·1
I ..
oo •

I
¡ l. Ponencia presentada al XVI Congreso de la Latin American Studies Association (LAS A), 4-
6 abril de 1991, Washington, Estados Unidos, En este trabajo discuto una serie de ideas e
hipótesis 'que han sido elaboradas conjuntamente con MANUEL ANTONIO GARRETÓN. De
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS todas. maneras, este. texto es de mi exclusiva responsabilidad. Quiero agradecer las críticas y
aportes hechos a esta versión por los participantes en el curso que dicté en el MIT en la prima-
vera de 1991 y en especial a Sandra Aidar, Iván Alves Soria, EIsa Bardalez, Agustín Fallas,
Lydia Fraile, Alvaro González.Mc-Carmen
Seth Racusen y Anny Rivera-Ottenberger,
de Mello Lemos, Stephen Page, Pablo Policzer,' ..n~
HURTON, M./GUNnrER. R./HIGLEY J.: «Introduction: Elite Transformations and Democratic 2. La única excepción a este patrón fue la de Chile, donde su Gobierno militar continuó reci-
R"giIlICS», CII 1I1GLEY,J./GLJNTIJER, R.
(comps.): Elites 0/1(/ Democratic Consolida/ion in biendo nuevos créditos, a pesar del descalabro de sus finanzas en 1982.
l.atin America and Southern Europe, Carnbridge/New York, Cambridge University Press, 1991. .'
l'·
r.'
e,\ VAR01ZI, M.: «The Governrnent and the Industrial Bourgeoisic in Chile. 1938-1964,) (te-
sis doctoral), Universidad de California, Berkeley, 1975.
FANELLl, J. M./FRENKEL, R.fROZENWURCEL, G.: Growth and Structura Reform in La/in
Amcrica. Where We Stand", Buenos Aires, CEDES, 1990.
FlSflLOW, A.: «The Latin American State», en The Journal 01 Economic Perspective, 4:3, ve-
rano 1990.
FPJ-::NKEL, R.: Ajuste y estabilización: Revisión de algunas experiencias latinoamericanas,
mili reo, !990.

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124 125 1'.'


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, .1968 y 1962 ,el! tomo a un haz de eventos y procesos que, por un lado, constituyeron irnportan-
-tes divisorias de aguas en un sentido político, y por otro, se dieron en un espacio muy apretado
~~~.' .. '

10. Quizá el único caso en el que desarrollo y estabilidad estuvieron relacionados más o .ncnos
armónicamcntc durante un período relativamente largo fue el del «desarrollo csrabilivudor»
mexicano, que se extendió de 1952 a 1970. .
de tiempo: 'el' inicio del boom económico brasileño. La masacre de la plaza de las Tres Culturas,
el «cordobeeoe=-comienzo del fin del Gobierno oWitBLlk-la «Revolución argentina»-- y la 11. Por cierto que en muchas instancias de resolución de conflictos, actores privados influyeron
'matanza de Puerto Montl -vevidencia detlnitiva delñacaso'del audaz proyecto de la Dernocra- _.,- en los resultados (GUir.omes). Sin embargo, el patrón de resolución tuvo una e[,\'entaja adicio-
· cia Cristiana chilena--. A su vez, como ya señalé,la década culminó con el estallido de la crisis .. nal: en general, los representantes sectoriales pudieron evitar asumir los costos de transaccio-
de la deuda. :1. 'Oc . nes y del proceso de toma y daca, Esto faciiitó que. cuando los resultados 110 fueron totalmente
~n un artículo reciente, HÉCTOR SCHAMIS anaÚza si~t~~áticamente las diferencias e~tre favorables, las agencias y los funcionarios estatales fueran imputados como los responsables
..~(desarrollismos militares» de la década de 1960:y las. dictaduras militares del Cono Sur de exclusivos,
· la década siguiente (como resulta obvio, el caso argentino tuvo el dudoso privilegio de registrar 12. SHAPIRO y TAYLOR subrayan que « ..• la competencia por rentas que favorecen a los
un «doblcte»), SCHAMIS elabora una crltica devastadora del intento de extender el modelo _ beneficiarios de la generosidad del Gobierno lleva a la generalización del fenómeno del nup
burocrático-autoritario a los regímenes militares m4s recientes. Sin embargo, el autor yerra, (... ). En la medida que casi todas las intervenciones del Estado abren la posibilidad de generar
pecando de un cierto grado de economicismo, cuandoargumenta que la fórmula neoconservadora una renta (desde las cuotas de importación hasta los contratos militares, pasando por la policía
del Cono Sur fue simplemente una versión más durade la aplicada en algunos paises capitalis- de tránsito, la lista es inagotable), el riesgo es que la búsqueda de los favores gubernamentales
tas avanza~o~,-,omo la Inglaterra de Margaret Thatcher, Corno sugiero más adelante, los dife- desplace a las actividades normales del mercado. La búsqueda de la rnaxiruización de la renta.
· rentes-modelos políticos, por .ejemplo, de Chile e Inglaterra, no son.un componente «externo» que, desde el punto de vista del individuo, resulta enteramente racional, puede producir una
de una fórmula económica común, que simplemente afectan a esta última en términos del grado situación de extrema suboptirnalidad para la economía en su conjunto (... ) la escuela del DUt'
1 está en lo cierto cuando cnfatiza que la intervención estatal. tanto por razones dclibcr •.,uas corno
de dureza conque se implementa, ·La·política y la:ep~>nomía de los regímenes militares de la
década de 1970 son parte del intento de fundar una-nueva matriz, de la cual los componentes
políticos y culturales son parte constitutiva. '" j no previstas no gellera necesariamente resultados eficientes» (cfr. 1990. págs. 364· 865).
13. La única excepción a esta afirmación tan rotunda es el caso colombiano, que no discuto en
S. FANELLI el al. analizan cómo 'Ia fuga de capitales ha sido la contrapartida de la expansión este trabajo. La economía colombiana atravesó con bastante felicidad las rurbulentus aguas de
di: la deuda externa. Mientras que los intereses devengados de activos externos que son percibidos la década de 1980; su tasa de crecimiento fue el doble de la chilena; su grado de endeudamiento
por latinoamericanos no son registrados en las cuentas nacionales, los intereses de la deuda relativamente bajo y la distribución del ingreso no empeoró. a di Iercncia del resto de los paises
externa sí, en cambio, afectan decisivamente a la balanza de pagos. Este desequilibrio crónico del continente (cfr. FANELU et al.: op. cit., 1990).
se tomo evidente primero en el caso argentino y luego se manifestó en México y finalmente en 14. Como destacari FANELLI et al., la apertura de la economía chilena fue implernentada a un
Brasil. ritmo más acelerado que en la Argentina. Obviamente, los intentos apcrturisras en Brasil y
6. DIAZ-ALETANDRO ha demostrado convincentemente que: las políticas aplicadas en los México fueron mucho más tibios; esos países todavía no habían abandonado el modelo
cinco países fueron bastante semejantes. I desarrollista. Las reformas rnonetaristas y liberalizantes del Uruguay. lanzadas por el gurú
7. Los límites entre, por UII lado, los canales a través. de los cuales se fijaban las políticas y, por
·el otro .. las instituciones de representación territorial y sectorial estuvieron más claramente
¡ económico de los militares, Alejandro Vegh Villegas, fueron menos draconianas y mas rnode-
radas que las de sus vecinos cisplatinos.
demarcados en los casos de Brasil y México. Pero iRtluso en el caso de Chile. durante las dos i 15. El Gobierno chileno continuó recibiendo apoyo crediticio externo, a pesar de ia desfavora-
décadas que siguieron a la formación del Frente Popdlar --en las cuales los partidos de derecha ble situación de su economía. Este excepcional comportamiento de los prestamistas extranjc-
'. no controlaron el ejecutivo-s, Un conjunto estratégico de agencias descentralizadas actuaron de
. manera casi totalmente independiente del Congreso¡ 105 partidos y los funcionarios políticos
!. ros, bancos y organismos intcrnacicnaies, en una etapa en );:,cual se sll:~p;;ndiú e! t1;;ju de
nuevos capitales hacia el resto del continente, reveló el componente ideológico que subyacia
· que estaban ñ cargo de los Ministerios. Como analicé-en mi tesis doctoral, estas instituciones, y por detrás de las justificaciones técnicas.
especialmente la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO).y el Banco Central, 16. La economía argentina se «ajustó» en el sentido que su balance comercial mejoró draruari-
desempeñaron un papel' decisivo en el diseño e irnplementación de las políticas de industriali- carnente. A partir de 1982, la recesión contribuyó a la depresión de las importaciones al 60 por
zación. d 100 de los niveles promedio de la década anterior. Esta información es suministrada por F/\NELLI
8. Este patrón, de creciente legitimidad de la activaciiln~deJos sectores populares, tuvo impor- el al. (cfr;-,op. cit., 1990). Quiero destacar que varios de los puntos que desarrollo en esta
tantes excepciones, como en el caso del campesinado eñ.Brasil y Chile. sección se apoyan en el análisis que estos autores han hecho de los planes de estabilización
9, En Chile, el retorno de Ibáñez a la Presidencia enÍl952,collstituyó quizá el punto de viraje. implementados en la década de 1980 en Brasil, México, Chile, Argentina y Colombia.
Con las elecciones presidenciales de ese año, el Partido Radical fue definitivamente desplazado 17. Dentro del universo más restringido de nuestros cinco casos, el único desvío con éxito del
de la posición central basculante que había ocupada en la escena política desde la década de (ajuste caótico» se logró en el contexto de un régimen no democrático: el Chile de I'inochet. Y,
1930. Después de esas elecciones, el sistema de partidos sumó una serie de dislocaciones suce- en verdad, el otro caso en el que un país parece estar virando en dirección de un ajuste contro-
sivas que desembocaron en el descalabro institucional de 1973. A su vez, en 1958 el Partido lado es México, que tampoco podría ser calificado como un régimen democrático. Sin embar-
Colo:rado ~rug(¡ayo fue derrotado por primera vez ~:una elección presidencial en el siglo XX .. go, quiero marcar un elemento que ambos casos parecen compartir, a pesar de las escasas
Este evento marcó el definitivo ocaso del baitlismo (j del neóbatilísmo) y'e'J fin de lá iiifluencia semejanzas de las trayectorias políticas de los dos países durante ei siglo XX, La comparación
moderado!'.,8 .9~e dicha facción colorada ejerció en I~política nacional durante más de medio del Chile de 1982 a 1989 y del México salinista sugiere que ninguno de los dos regímenes

126' 127
podría ser considerado como un autoritarismo consolidado. Los dos eran regímenes «sitiados»
y sometidos a «tensiones democratizantes». Pinochet enfrentaba fuertes protestas sociales, ya
pcs.rr de que las pudo neutralizar hacia mediados de la Meada, no pudo eludir la realización de!
':J:' ..
plebiscito contemplado en la Constitución de 1980 en condiciones no deseadas por el dictador.
Como bicn se sabe, la limpieza del acto plebiscitario contribuyó a frustrar las aspiraciones de
Pinochet a perpetuarse en el poder hasta casi fines del siglo. Esas «tensiones», sin embargo, no
nacieron en la coyuntura del plebiscito, sino que afectaron a la dictadura chilena desde el mo-
mento mismo de incepción del boom económico inaugurado en 1982. Por su parte, Salinas de LA' POLITICA: CLAVE DEL LARGO PL
Gortari inició su Presidencia en condiciones escasamente propicias si se le compara con cual-
quier otro de sus antecesores del l'RI. Su victoria electoral fue percibida como ilegítima, e
LATINOAMERlCANO(*)
incluso fraudulenta, lo que forzó al nuevo mandatario a prometer la democratización efectiva
de las prácticas electorales. De todos rnodos.Ios eventos de los tres últimos años no indican que
se haya avanzado lineal mente en el proceso de liberalización; el balance de período 1988-1990
es, en el mejor de los casos, contradictorio. Sin embargo, parece evidente que la dirección del ¡
I'RI no podrá repetir los manejos de 1988, si es que las elecciones presidenciales de 1994
I
recditan el cuadro electoral de aquel año; en todo caso, una manipulación de esa índole consti-
tuiria una clara regresión autoritaria y una quiebra de la transición iniciada en 19~8. Introducción: /
/_. I
I~. En su sugerente: análisis. BURTON, GUNTHER e HIGLEY discuten las condiciones «fun- . I /
damentales» de las democracias consolidadas y su vinculación con los patrones de acuerdos de Durante la década de 1980, la mayoría/de los países de América del Sur
clites ielite seulcmentsv (cfr. 1991). Extendiendo el argumento de esos autores, se podría soste- transitó del autoritarismo militar a la demo acia política. Al mismo tiempo, el
ner que los patrones de negociación inter e intraelitarios que prevalecieron en América Latina patrón de las relaciones entre el Estado y I ociedad que s/había estructurado en
durante los estadios iniciales de la MEC favorecieron los impulsos hacia la democratización,
los países de industralización más tempra sufrió transfOlraciones radicales.' Esta
pero ai mismo tiempo di ticultaron, a largo plazo, la estabilización de la democracia política.
«segunda transición» se tradujo en el ag tamiento de la matriz Estado-céntrica (en
adelante MEC) que se habí~ desplegado en los países dI! Cono Sur, Brasil y Méxi-
co durante el medio siglo posterior IIa depresión intrt-nacional de 1929-1932.2
Ambos procesos dieron orfn a enfoques in~erpretativos que han predomi-
nado en el análisis sociológico J económico de I~ssociedades latinoamericanas,
especialmente de aquellas a las que aludo en eJ' párrafo anterior. El primero de
dichos enfoques se centró~n I corto plazo: estudió básicamente la dinámica de las
transiciones a la democraci política de la déc~da de 1980 y las estrategias de las
coaliciones que protagol zaron dichas transjciones. El segundo, desarrollado so-
bre todo a partir de~J res de esa misma década, puso mayor énfasis en el largo
plazo. En particular tudió los procesos d& ajuste estructural vinculado al achica- :.:.:
1,':.:
miento d~l Estad~o la expansió.n concoí'nitante de la influencia de la lógica del ,. "

!.::.
mercado sobre la conductas sociales. / ¡:
Los enfi ues interpretativos a/los que hago referencia se fueron desarro- ::':::.
i,-.".
llando con b ante autonomía entre/ií. El enfoque de las transiciones se elaboró a :;', '

partir de lo elementos sugeridos por el texto pionero de O'Donnell y Schmitter ;',;"


~:..'.
que prop ° un marco para el estu&io comparativo de las salidas del autoritarismo ~'" >
en Amrca del Sur y Europa MeBdional.; En él se enfatizaron los factores relacio-
nadaron (1) las condiciones i¡/mediatamente precedentes a la implantación de los
( ::.;
re ' enes autoritarios =procurando ~valuar el como evitar regenerarlas-« y (2) las
e nsecuencias que tienen midalidades de transición específicas sobre la probabili-
dad de c?nsolidar la dem9~racia política. Estas «cuestion~s de la transición» no
agotan, sin embargo, el qó'nJunto de factores relevantes que influyen sobre el curso
y el desenlace de los p ócesos contemporáneos de democratización política.
Las teoría:;: ajuste estructural, a su vez, han te.ndido a prestar una aten-

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