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personajes.

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El personaje: devenir histórico


Desde los dioses y los héroes de las tagedias giegas hasta el álamo carolina delescritor argentino Haroldo Conti,
en toda naración hay personajes que realizan acciones.Pero ¿qué relación puede haber ente Edipo, por poner un
ejemplo, y un árbol; ente laCasandra de Esquilo y Madame Bovar), el personaje por excelencia de la novela del
siglo XIX?Todos ellos son personajes, es decir, los une su “personajeidad”, seg0n el tér1ino acuñado por el
psiquiata español Carlos Castilla del Pino. Los lectores los consideramos personas, pero nolo son, pues son entes
de ficción, y no nos aproximamos a ellos o los comprendemos desde lasciencias humanas, sino desde las reglas del
juego de la narativa.¿Qué sig6ifica esto? Podríamos decir que, asícomo una persona tiene una serie de atibutos
que semanifiestan en su personalidad, en el tereno de la ficciónun personaje tiene
personajeidad
, una lógica inter6a, unacoherencia que hace que el lector acepte el pacto delect8ra establecido porque hay
verosimilit8d. Mientas semueva dento de cier9os límites, mientas su conducta seaadecuada y mantenga los
rasgos que lo hacen par9icular,el personaje es reconocible como tal. Don Quijote –quizásel primer personaje
moder6o– y Madame Bovar) son, enese sentido, los personajes por excelencia, a tal punto quese habla de
“quijotadas” o de “bovarismo”.

Esa cualidad que define al personaje proviene deun proceso de “caracterización”, es decir, de dotación deatibutos
mediante diversos procedimientos –másadelante veremos cuáles– que lo config8ran y le brindanlos elementos
necesarios para que pueda desarollar suacción en el marco narativo en el que se inscribe, en el mundo de ficción
para el que escreado. Por ota par9e, en esa caracterización entan en juego las condiciones, el contex9o en elque el
autor crea a sus personajes: si Casandra y Madame Bovar) tienen en común supersonajeidad, se diferencian, e
incluso se podría decir que constit8yen dos polos, en relacióncon el contex9o en que f8eron creados: la primera se
define por la
acción

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–por las decisionesque toma, por sus elecciones– mientas que la seg8nda lo hace por su
psicología
, por sumundo inter6o.En otas palabras, a lo largo de la historia han aparecido distintas concepciones
delpersonaje. Aristóteles decía en su
Poética
que lo primero es la acción, que un personaje es unagente que realiza cier9as acciones. La máscara, característica
del teato giego, ejemplificaesa idea que se tenía en la Antig?edad: no impor9a quién estaba detás de esa
máscara; loimpor9ante era lo que el personaje hacía
La caracterización de los personajes en el tiempo
a. Tipificación
En alg8nas épocas la caracterización de los personajes se resolvía mediante latipificación. El
personaje tipo
es un compendio de las características propias de un momentosocial deter1inado, por lo que es rápidamente
reconocido por el lector: no representa tanto aun individuo en par9icular como a un g8po social, a una época, a
un género literario.Tipos son, entonces, las hadas de los cuentos infantiles, los caballeros de las novelasmedievales.
Probablemente, los mejores ejemplos de los personajes típicos sean los de la
Commedia dell’ Ar9e
italiana: el avaro Pantaleón, la tier6a Colombina, los lieros Polichinela yArlequín. Estos personajes respondían tan
bien a su tipificación, tanto por la descripción físicacomo por la caracterización moral, que bastaba que
aparecieran para que el lector o elespectador de una obra los reconocieran de inmediato.A este tipo de personajes
se los reconoce cuando act0an, cuando hablan, por su modode ser y de hacer. Pero también pueden ser
presentados de este modo por el propio narador.Por ejemplo, en el Aag1ento de “Vuelva usted mañana”
1
que presentamos más abajo,MarianoJosé de Lara
2

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realiza ex profeso una caracterización del ex9anjero que llega a España comoun personaje estereotipado:“Estas
reflexiones hacía yo casualmente no hace muchos días, cuando se presentó enmi casa un ex9anjero de estos que,
en buena o en mala par9e, han de tener siempre denuesto país una idea exagerada e hiperbólica; de estos que, o
creen que los hombresaquí son todavía los espléndidos, Aancos, generosos y caballerescos seres de hacedos siglos,
o que son aún las tibus nómadas del oto lado del Atlante: en el primer caso vienen imaginando que nuesto
carácter se conserFa tan intacto como [nuestas
1
El tex9o puede leerse completo en hHI://www.ensayistas.org/antologia/XIXE/lara/lara12.ht1
2
Sobre el autor, puede consultarse la entada corespondiente de la Biblioteca CerFantes
Vir98al:hHI://www.cerFantesvir98al.com/bib_autor/lara/

Podemos decir entonces que el tér1ino “


caracterización
” proviene, comopuede inferirse, de “carácter”, es decir, de las cualidades que “ador6an” al personaje yque rigen su
compor9amiento, su ética –tér1ino que proviene del giego
ethos,
ysig6ifica “cost8mbre”–.Los personajes de la Grecia clásica eran, ante todo,
caracteres
, como lomuestan la tagedia y la comedia –con sus máscaras– y las fábulas –naraciones enlas que las
cualidades de los personajes aparecen más exIlicitadas a nuestos ojos.3
La caracterización de los personajes en el tiempo
a. Tipificación
En alg8nas épocas la caracterización de los personajes se resolvía mediante latipificación. El
personaje tipo

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es un compendio de las características propias de un momentosocial deter1inado, por lo que es rápidamente
reconocido por el lector: no representa tanto aun individuo en par9icular como a un g8po social, a una época, a
un género literario.Tipos son, entonces, las hadas de los cuentos infantiles, los caballeros de las novelasmedievales.
Probablemente, los mejores ejemplos de los personajes típicos sean los de la
Commedia dell’ Ar9e
italiana: el avaro Pantaleón, la tier6a Colombina, los lieros Polichinela yArlequín. Estos personajes respondían tan
bien a su tipificación, tanto por la descripción físicacomo por la caracterización moral, que bastaba que
aparecieran para que el lector o elespectador de una obra los reconocieran de inmediato.A este tipo de personajes
se los reconoce cuando act0an, cuando hablan, por su modode ser y de hacer. Pero también pueden ser
presentados de este modo por el propio narador.Por ejemplo, en el Aag1ento de “Vuelva usted mañana”
1
que presentamos más abajo,MarianoJosé de Lara
2
realiza ex profeso una caracterización del ex9anjero que llega a España comoun personaje estereotipado:“Estas
reflexiones hacía yo casualmente no hace muchos días, cuando se presentó enmi casa un ex9anjero de estos que,
en buena o en mala par9e, han de tener siempre denuesto país una idea exagerada e hiperbólica; de estos que, o
creen que los hombresaquí son todavía los espléndidos, Aancos, generosos y caballerescos seres de hacedos siglos,
o que son aún las tibus nómadas del oto lado del Atlante: en el primer caso vienen imaginando que nuesto
carácter se conserFa tan intacto como [nuestas
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El tex9o puede leerse completo en hHI://www.ensayistas.org/antologia/XIXE/lara/lara12.ht1
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Sobre el autor, puede consultarse la entada corespondiente de la Biblioteca CerFantes
Vir98al:hHI://www.cerFantesvir98al.com/bib_autor/lara/

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Podemos decir entonces que el tér1ino “
caracterización
” proviene, comopuede inferirse, de “carácter”, es decir, de las cualidades que “ador6an” al personaje yque rigen su
compor9amiento, su ética –tér1ino que proviene del giego
ethos,
ysig6ifica “cost8mbre”–.Los personajes de la Grecia clásica eran, ante todo,
caracteres
, como lomuestan la tagedia y la comedia –con sus máscaras– y las fábulas –naraciones enlas que las
cualidades de los personajes aparecen más exIlicitadas a nuestos ojos.3

La caracterización de los personajes en el tiempo


a. Tipificación
En alg8nas épocas la caracterización de los personajes se resolvía mediante latipificación. El
personaje tipo
es un compendio de las características propias de un momentosocial deter1inado, por lo que es rápidamente
reconocido por el lector: no representa tanto aun individuo en par9icular como a un g8po social, a una época, a
un género literario.Tipos son, entonces, las hadas de los cuentos infantiles, los caballeros de las novelasmedievales.
Probablemente, los mejores ejemplos de los personajes típicos sean los de la
Commedia dell’Ar9e
italiana: el avaro Pantaleón, la tier6a Colombina, los lieros Polichinela yArlequín. Estos personajes respondían tan
bien a su tipificación, tanto por la descripción físicacomo por la caracterización moral, que bastaba que
aparecieran para que el lector o elespectador de una obra los reconocieran de inmediato.A este tipo de personajes
se los reconoce cuando act0an, cuando hablan, por su modode ser y de hacer. Pero también pueden ser
presentados de este modo por el propio narador.Por ejemplo, en el Aag1ento de “Vuelva usted mañana”
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que presentamos más abajo,MarianoJosé de Lara
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realiza ex profeso una caracterización del ex9anjero que llega a España comoun personaje estereotipado:“Estas
reflexiones hacía yo casualmente no hace muchos días, cuando se presentó enmi casa un ex9anjero de estos que,
en buena o en mala par9e, han de tener siempre denuesto país una idea exagerada e hiperbólica; de estos que, o
creen que los hombresaquí son todavía los espléndidos, Aancos, generosos y caballerescos seres de hacedos siglos,
o que son aún las tibus nómadas del oto lado del Atlante: en el primer caso vienen imaginando que nuesto
carácter se conserFa tan intacto como [nuesta
r8inas] nuesta r8ina; en el seg8ndo vienen temblando por esos caminos, y preg8ntansi son los ladrones que los
han de despojar los individuos de alg0n cuerIo de g8ardiaestablecido precisamente para defenderlos de los
azares de un camino, comunes atodos los países.”Realismo/nat8ralismo
Más cerca de nuesto tiempo, la caracterización delos personajes incorIoró otos procedimientos: la
descripción
del ambiente en que se mueven, de la clase ala que per9enecen, de la familia y la profesión, de lascondiciones de
vida. Hablamos de los personajes realistas y6at8ralistas, que ya no quedaban encerados por el corsé dela
tipificación sino que podían
exIresar sentimientos
y
pensamientos personales.
En este caso, por lo tanto, elpersonaje se presenta como un ser único, y se enfatiza enlas par9icularidades que lo
disting8en de otos personajes afin de señalar aquellos componentes que son propios de sufísico, de su psiquis, de
su modo de act8ar ante los hechos.La obra de Benito Pérez Galdós, por ejemplo, es unmodelo de este tipo de
tatamiento del personaje. Veamosun Aag1ento de
Misericordia
3

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, una novela realista del autor español, publicada en 1897. En este pasaje del tex9o, elnarador presenta a Benina
de un modo realista, recalandoen todos los detalles que –arbitariamente– considerasig6ificativos en relación con
su descripción“Tenía la Benina voz dulce, modos hasta cier9o punto finos y de buena educación, y surosto moreno
no carecía de cier9a gacia interesante que, manoseada ya por la vejez,era una gacia borosa y apenas perceptible.
Más de la mitad de la dentaduraconserFaba. Sus ojos, gandes y oscuros, apenas tenían el ribete rojo que imponen
laedad y los Aíos matinales. Su nariz destilaba menos que las de sus compañeras deoficio, y sus dedos, r8gosos y
de abultadas coy8nt8ras, no ter1inaban en uñas decer6ícalo. Eran sus manos como de lavandera y aún
conserFaban hábitos de aseo.Usaba una venda nega bien ceñida sobre la Aente; sobre ella, pañuelo nego, y
negosel manto y vestido, algo mejor apañaditos que los de las otas ancianas. Con estepergeño y la exIresión
sentimental y dulce de su rosto, todavía bien compuesta delíneas, parecía una Santa Rita de Casia que andaba
por el mundo en penitencia.Faltábanle solo el cr8cifijo y la llaga en la Aente, si bien podía creerse que hacía
lasveces de ésta el lobanillo del tamaño de un garbanzo, redondo, cárdeno, sit8ado comoa media pulgada más
ariba del entecejoc. Literat8ra contemporánea
A fines del siglo XIX y comienzos del XX se produce ota modificación con lo queconocemos como la novela
contemporánea, que añade recursos ligados al mundo interior delos personajes: el
fluir de la conciencia
de James Joyce, las
evocaciones
de Virginia Woolf yMarcel Proust, las
pesadillas
ka\ianas.Estos recursos ponen en primer plano las exIeriencias inter6as del personaje. Es decir que ya no son
modelos arquetípicos que representan a un g8po más que a una individualidad,pero tampoco son descriptos
objetivamente desde af8era. En este caso, una serie de recursosliterarios sirFen para que el personaje se mueste
ante el lector a tavés de la exIosición de susubjetividad, que es el punto cental en la obra. El interior del
personaje aparece –caóticamente, por lo general– ante el lector, quien exIerimenta sin mediación

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talessensaciones. En todos los casos se tata derepresentar lo que el personaje está sintiendo,pensando o
recordando en un momentopar9icular; por eso el tex9o sig8e la lógica delencadenamiento sucesivo y caprichoso
detales sensaciones, pensamientos o recuerdos.Uno de los más célebres ejemplos deeste recurso es el de la obra
exIerimental deProust publicada en 1913,
En busca del tiempo perdido
. Esta obra gigantesca delautor Aancés –compuesta por siete libros– seest8ct8ra a par9ir de los recuerdo
evocadospor el protagonista, siempre “disparados” por alg0n elemento ex9er6o: tal es el caso de lafamosa
madalena que act0a como detonanteen la primera escena de
Por el camino deSwann
, el primer volumen. En este episodio,el personaje protagónico moja una madalenaen el té caliente y la exIeriencia
del g8sto le per1ite recuperar un recuerdo infantil hastaentonces perdido, el de los pedacitos de magdalena
humedecidos en té que su inválida tíaabuela Léonie le daba cuando pasaba las vacaciones en Combray con su
familia:5
Historieta basada en la escenade la madalena de Proust.Fuente:
hHI://geomet8s.com/blog/index.php?blogid=1&archive=2006‐11 “Y maquinalmente, abatido por la sombría
jor6ada y la tiste perspectiva del díasig8iente, me acerqué a los labios una cucharada del té donde dejé
ablandarse unpedazo de madalena. Pero en el mismo momento en que el sorbo mezclado con lasmigas del dulce
rozó mi paladar, me estemecí, atento a lo que de ex9aordinarioocuría en mí. Me había invadido un placer
delicioso, aislado, sin la noción de su causa,que volvió indiferentes las vicisit8des de la vida, inofensivos sus
desastes, ilusoria subrevedad, de la misma manera que obra el amor, llenándome de una esencia preciosa;o, más
que venir a mí, esa esencia era yo mismo. Dejé de sentir1e mediocre,contingente, mor9al. ¿De dónde procedería
aquella intensa alegía? Sentía que ibaunida al sabor del té y del dulce, pero que lo rebasaba infinitamente, no
debiendo ser de la misma nat8raleza. ¿De dónde venía? ¿Qué sig6ificaba? ¿Dónde aprehenderla?(…) En cuanto
reconocí el sabor del pedazo de madalena mojado en el té que mi tíame daba (aunque todavía no había
descubier9o y tardaría mucho en averig8ar el por qué ese recuerdo me daba tanta dicha) …"Este episodio refleja en

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su totalidad la teoría proustiana sobre el espacio, el tiempo y lamemoria.
d. La teoría f8ncionalistad. La teoría f8ncionalista
Por fin, los est8dios literarios de losfor1alistas r8sos
4
y los est8ct8ralistas volvieron acambiar el panorama a par9ir del análisis for1al de la obra literaria y
resig6ificaron la visiónaristotélica: un personaje es un
actor
(o
actante
) de la naración y cumple una
f8nción
dentode ella. Precisamente, para ellos el personaje no existe en la ficción; lo que existe es el actante:dejan de lado
la psicología del personaje; impor9a lo que hacen, no lo que son.Antes que los est8ct8ralistas, el r8so Vladimir
Propp –un est8dioso de la morfología delos cuentos populares– logó aislar en ellos teinta y una f8nciones que
los personajes serepar9en en lo que llamó “
esferas de acción
”: la del
héroe
, la de la
princesa
o el
biendeseado
, la del
malvado
son alg8nas de ellas. El ling?ista búlgaro Tzvetan Todorov propone,a su vez, dos categorías narativas que dan

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cuenta de las dos visiones: una “apsicológica”,centada en la tama, y ota “psicológica”, centada en los
personajes.Estos modelos de análisis literario están orientados a develar la est8ct8ra de losrelatos. En este
contex9o, cada personaje es solo un elemento más de esa est8ct8ra y sirFef8ncionalmente para cumplir un rol en
ella.
Criterios para la clasificación de los personajesLos personajes se clasifican seg0n varios criterios. Uno de ellos los
divide en Personajes planos.
Se definen en for1a lineal por un rasgo básico. Suelen ser personajes‐tipo, cuyo compor9amiento no varía ni
tienen reacciones inesperadas.No exigen mayores descripciones. El malvado de los cuentos, por ejemplo, suel
ser un personaje plano, ya que su presencia en los relatos se reduce a “hacer demalo” y poner en peligo al
protagonista. Fuera de esto, no tiene otos rasgos.2.
Personajes redondos.
Son complejos, con prof8ndidad. Su caracterización esdinámica, a diferencia de los anteriores, y se los define por
una gan cantidad derasgos. Por ejemplo,Emma Zunz, en el cuento de Borges
5
que protagoniza, es unpersonaje redondo, ya que el relato se organiza en tor6o a su complejidadpsicológica, que
de ning0n modo per1ite prever sus acciones.Oto criterio los ag8pa en tes tipos1.
Personajes nucleares.
El relato gira en tor6o a ellos,que constit8yen el eje de la tama.
El jug8ete rabioso
6
,por ejemplo, es una novela organizada en tor6o a unpersonaje. Aquí, Arlt organiza todas las acciones,todos los
ejes narativos y al resto de los personajesalrededor de Silvio Astier.2.
Personajes comparsa.
Son los que ay8dan oacompañan a los nucleares en sus acciones. En elcaso de la novela nombrada anterior1ente,
por ejemplo, una serie de personajes gavitan en tor6o deSilvio, el protagonista. Su presencia es cental para

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eldesarollo de los hechos, ya que act0an comocompañeros de andanzas (como en el caso de susamigos Lucio y
Enrique y del Rengo) o comoreferentes intelect8ales, psicológicos o morales (comoel caso del zapatero andaluz).3.
Personajes f8gaces.
Son simple relleno. Sig8iendo con el ejemplo anterior, lamujer a la que accidentalmente conoce Silvio cuando
realiza una entega adomicilio no tiene valor narativo ya que no cobra valor como personaje en sí, sinocomo
representación del encuento del joven con el sexo opuesto. La escenarepresenta, en efecto, el desper9ar sex8al del
protagonistaLa caracterización de los personajes se centó primero en la
máscara
y los
tipos
(elteato giego, las fábulas, la literat8ra medieval y renacentista).Luego predominó el modelo de los
personajes individuales
.Si antes la acción tenía predominio sobre el personaje, en la novela moder6a elpersonaje y su mundo interior
deter1inan la acción.La novela contemporánea es una ficción psicologista.Las teorías est8ct8rales y
f8ncionalistas piensan el personaje desde el punto devista de su rol en la tama narativa.Los personajes pueden
clasificarse en planos o redondos, o bien como nucleares,comparsa y f8gaces.

Funciones de los personajeshHI://www.urbinavolant.com/archivos/literat/actantes.pdf 8

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