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ÁREA DE PSICOPATOLOGÍA

Personalidades impulsivas y trastornos por uso


de sustancias: algo más que un diagnóstico
dual
Impulsive personalities and substance use disorders:
something more than a dual diagnosis
BOLINCHES, F.*, DE VICENTE, P.**, CASTELLANO GÓMEZ, M.***, PÉREZ-GÁLVEZ, B.***, HARO, G.****,
MARTÍNEZ-RAGA, J.***** y CERVERA, G.****

*Unidad de Conductas Adictivas. Área 3. Servicio Valenciano de Salud (SVS). **Unidad de Alcohología. Áreas 16-18. SVS. ***Dirección
General de Drogodependencias. Generalitat Valenciana. ****Servicio de Psiquiatría. Hospital Clínico de Valencia. SVS. *****Unidad de
Conductas Adictivas. Área 9. SVS.

«Las personas creen ser libres simplemente porque Conclusiones: Desde estos posicionamientos psi-
son conscientes de sus acciones e inconscientes
de las causas que determinan esas acciones» cobiológicos y genéticos, comprenderemos mejor la
Spinoza, siglo XVII. relación entre estos trastornos del Eje I y II del
DSM-IV-TR, relación que consideramos como algo
más que un diagnóstico dual, y que habría que asu-
RESUMEN: Objetivo: Los trastornos impulsivos de mir en la génesis de esta comorbilidad, así como en
la personalidad están asociados frecuentemente a las estrategias de intervención.
los trastornos por uso de sustancias, esta relación PALABRAS CLAVE: Trastornos de la personalidad.
hay que entenderla en base a la vulnerabilidad que Impulsividad. Trastornos por uso de sustancias.
tienen estos trastornos de la personalidad para Genética. Neurociencias. Diagnóstico dual.
consumir sustancias, sin medir el riesgo que signifi-
ca su uso, y caer en la adicción tras el consumo. ABSTRACT: Objective: Impulsive personality di-
Material y método: Revisión bibliográfica acerca sorders are frequently associated with substance
de los trabajos referidos a este campo de la psico- use disorders. This relationship needs to be unders-
patología (desde la psicología a la psiquiatría), sin tood on the basis of the vulnerability that indivi-
olvidar la importante aportación que las neuro- duals with these personality disorders have to use
ciencias hacen a este complejo campo del diagnós- substances, without measuring the risks involved in
tico dual. developing an addiction after the initial use.
Resultados: Los trastornos impulsivos de la per- Material and methods: Bibliographic review on
sonalidad (límite y antisocial) son politéticos, con the papers on psychopathology focusing on this
un espectro complejo de patrones de comporta- area (from psychology to psychiatry), without for-
miento en los que, cuando se presenta abuso de getting the important contribution made by neu-
sustancias, hay que considerar la psicobiología del rosciences to this complex field of diagnosis.
circuito de la recompensa y el funcionalismo de los Results: Impulsive personality disorders (bor-
lóbulos frontales. derline and antisocial) are polythetic, with a com-
plex spectrum of behavioral patterns in which the
complex psychobiology of the reward circuit and
Correspondencia: the functioning of the frontal lobes need to be con-
GASPAR CERVERA sidered when substance abuse is present.
Servicio de Psiquiatría Conclusion: From these psychobiological and ge-
Hospital Clínico de Valencia
Avda. Blasco Ibáñez, 17
netic standpoints we can understand better the re-
46010 Valencia lationship between these Axes I and II disorders of

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DSM-IV-TR, a relationship that we consider as so- que se imbrican imperceptiblemente con la normali-
mething more than a dual diagnosis and that ought dad, y entre ellos mismos. Los modelos dimensionales
to be assumed in the genesis of this comorbidity as son varios, e incluso los tres cluster del DSM (raro-
well as in the intervention strategies. excéntrico, dramático-emocional y ansioso-temeroso),
KEY WORDS: Personality disorders. Impulsivity. también pueden considerarse dimensiones que repre-
Substance use disorders. Genetics neurosciences. sentan el espectro de disfunciones de la personalidad
Dual diagnosis. en un continuum con los trastornos del eje I. La inte-
gración de los modelos dimensionales y sus relaciones
con los categoriales son un reto que ayudará a la clíni-
ca de estos trastornos 2.
Introducción Los trastornos de la personalidad pueden estar so-
brerepresentados en algunos grupos. Sin duda los su-
Varios siglos antes de Cristo ya se describieron (Teo- jetos con trastornos por uso de sustancias son uno de
frasto, 372-288 a.c.) 1 diferentes tipos de seres huma- ellos, lo cual lleva a plantearse el problema de solapa-
nos que presentan semejanzas con los trastornos de miento de criterios diagnósticos o de diagnóstico dife-
rasgo actuales. La relación entre la personalidad y sus rencial, cuando no de jerarquía diagnóstica 3.
bases biológicas también es más antigua de lo que se La relación entre algunos trastornos de la personali-
podría suponer; no olvidemos que la personalidad san- dad y los trastornos por uso de sustancias está basada
guínea (optimista y extrovertida), melancólica (pesi- en una cuestión clave, y común a ambos trastornos,
mista y triste), flemática (impasible) o colérica (amar- como es la impulsividad. Aunque la impulsividad apa-
gado e irritable) se relacionaban, para la escuela rece mencionada explícitamente entre los criterios
hipocrática, con un exceso de sangre, bilis negra (del diagnósticos de diversos trastornos, sigue presentando
bazo), flema (mucosidad en la garganta), o bilis ama- problemas de definición. Así se puede entender a la
rilla (del hígado). Estos rasgos hipocráticos se mantie- misma, desde su perspectiva ya clásica, como una ac-
nen vigentes durante siglos hasta que Pinel primero, y ción rápida en ausencia de una reflexión previa o de
otros maestros de la psiquiatría como Kraepelin, una valoración consciente de los hechos. En la actuali-
Kretschner, Schneider y Alexander, fueron integrando dad están en uso criterios más amplios, con una pers-
estos rasgos cuando son inflexibles y desadaptativos, pectiva bio-psico-social que incluyen: una menor sen-
en la psiquiatría clínica 1. sibilidad para detectar las consecuencias negativas de
Los rasgos de personalidad son patrones persistentes una conducta, y reacciones rápidas, no planificadas, a
de formas de percibir, relacionarse y pensar sobre el los estímulos, antes de procesar completamente la in-
entorno y sobre uno mismo que se ponen de manifiesto formación. Estos puntos determinan una predisposi-
en una amplia gama de contextos sociales y persona- ción, como parte de un patrón comportamental, más
les, constituyendo trastornos si causan un deterioro que como un acto único, y una acción rápida no plani-
funcional significativo o un malestar subjetivo. Recor- ficada que sucede antes de poder sopesar deliberada-
demos que la característica principal de un trastorno de mente las consecuencias de una conducta 4.
la personalidad es un patrón persistente de experiencia Numerosos estudios han demostrado que los tras-
interna y de comportamiento que se aparta acusada- tornos de la personalidad de tipo impulsivo son muy
mente de las expectativas de la cultura del sujeto, y que prevalentes entre los individuos con trastornos por uso
se manifiesta al menos en dos de las siguientes áreas: de sustancias. En una reciente revisión 3 se encuentra
cognoscitiva, afectiva, de la actividad interpersonal o que el porcentaje del Trastorno Límite de la Personali-
del control de los impulsos. Además, según los crite- dad (TLP) en población normal es 1,7 y en adictos tra-
rios DSM-IV-TR, este patrón es persistente e inflexi- tados sube a 17,7; mientras que el Trastorno Antiso-
ble, se remonta al menos a la adolescencia, o al princi- cial de la Personalidad (TAP) pasa de 2,2 en población
pio de la edad adulta y se extiende a una amplia gama general a 22,9 en toxicómanos en tratamiento. Estos
de situaciones personales, provocando malestar clíni- hallazgos se han confirmado en adictos no tratados,
camente significativo o deterioro social, laboral o de por lo cual no puede achacarse al sesgo de Berkson.
otras áreas importantes de la actividad del individuo. La explicación a esta comorbilidad hay que buscarla
Sin duda el planteamiento categorial que el DSM en las formulaciones científicas contemporáneas de la
adopta no suprime la perspectiva dimensional, en la etiología de la adicción, que deriva de una interacción
que los trastornos de la personalidad representan va- recíproca continua entre la vulnerabilidad (biológica y
riantes desadaptativas de los rasgos de personalidad psicológica) y las circunstancias psico-sociales por

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otra. En lo que respecto al TLP y TAP se ha descrito tes con la vivencia de realidad (noveno criterio, que
una vía, la de la desinhibición del comportamiento, fue añadido en el DSM-IV), podrían también presen-
como una explicación a la forma por la cual los facto- tarse. Este modelo de clasificación, en distintos subti-
res de la personalidad pueden representar un factor pos de trastornos, puede ser útil como una forma de
etiológico importante en la génesis del trastorno adic- definir distintos tipos de TLP y para planificar un tra-
tivo. Así esta vía predice que las personas con rasgos tamiento adecuado y consecuente. De cualquier forma
disociales e impulsivos tienen umbrales bajos para se han establecidos unas variables pronósticas negati-
comportamientos desviados como son los trastornos vas entre las que figuran la impulsividad o el abuso de
por uso de sustancias. Muy probablemente la relación sustancias 5.
de la desinhibición del comportamiento lleva a un El TAP también tiene una definición politética, lo
trastorno adictivo más temprano, deficiente socializa- cual significa que de los siete criterios diagnósticos
ción, fracaso escolar y relaciones con iguales. En el deben de estar presentes al menos tres de ellos, y lleva
ámbito biológico se asocia esta vía a déficit en los sis- a que exista un espectro complejo de patrones de com-
temas serotoninérgicos 3. portamiento, de forma que el trastorno puede ser leve
y modificable, o grave e incurable 6.
El TAP presenta una prevalencia del 3% en hom-
La impulsividad en los trastornos de la bres y del 1% en mujeres, si hablamos de población
personalidad y la dependencia de general. Sus criterios diagnósticos exigen tres, o más,
sustancias de una serie de ítems entre los que figura, como punto
3, la impulsividad o incapacidad para planificar el fu-
Los conocidos como trastornos impulsivos de la turo. Por supuesto que un paciente con los rasgos 2, 3
personalidad son el TLP y el TAP. Con respecto al y 6 (deshonesto, impulsivo e irresponsable) será so-
primero es un patrón de inestabilidad en las relacio- cialmente más adaptativo que uno que presente los
nes interpersonales, la autoimagen y los afectos, con criterios 4, 5 y 7 (irritabilidad y agresividad, despreo-
una notable impulsividad. En lo que respecta al TAP cupación imprudente por su seguridad o la de los de-
predomina un patrón de desprecio y violación de los más y falta de remordimientos) 5,6.
derechos de los demás, en el que también la impulsi- Un problema clásico del TAP es la relación entre el
vidad constituye un criterio diagnóstico muy preva- eje I, en este caso el trastorno por uso de sustancias y
lente 2. el rasgo disocial. En este sentido el DSM-IV-TR a la
El TLP es una de las entidades clínicas que mayor hora de hacer el diagnóstico diferencial tiene en
interés despierta en la práctica psiquiátrica actual, in- cuenta que no se debe de hacer el diagnóstico de TAP
terés que trasciende los ámbitos asistenciales y lleva a en los drogodependientes si los rasgos no comenza-
la creación de asociaciones, existiendo, cuanto menos, ron en la infancia y continuaron en la edad adulta 2.
dos asociaciones en nuestro país (una catalana y una Esta preocupación de falsos positivos continúa en la
madrileña) de ayuda a la investigación del TLP. actualidad, como prueba de ello un reciente trabajo
La prevalencia del TLP en población general es de cuyo título es esclarecedor: «¿Deberían los criterios
un 2%, se diagnostica con preferencia en mujeres (so- diagnósticos de trastorno disocial del DSM-IV tener
bre un 75%) y forma el grueso en las poblaciones clí- en cuenta el contexto social?» 7.
nicas con trastornos de la personalidad (30 al 60%). En lo que concierne al abuso / dependencia de sus-
Existe, para algunos autores, un subtipo de TLP tancias, es una conducta compleja, con fuertes cargas
que sería el impulsivo, caracterizado por un predomi- ambientales y culturales por un lado; y biológicas, por
nio de dos criterios, el 4 (impulsividad en al menos dos el efecto de las sustancias en los circuitos de la recom-
áreas, potencialmente dañina para sí mismo) y el 5 (com- pensa, por el otro extremo. Pero la impulsividad, en
portamientos, intento o amenazas suicidas recurrentes base a los estímulos ambientales o al estrés, es sin
o comportamiento de auto mutilación), de los nueve duda una variable a tener en cuenta. De hecho en pa-
criterios diagnósticos dados por el DSM-IV-TR. Con cientes impulsivos (pirómanos y trastornos explosivos
respecto a este subtipo impulsivo del TLP, dicho tras- intermitentes), se encontraron índices superiores de
torno se definiría mejor como un trastorno del espec- consumo abusivo o de dependencia de sustancias que
tro impulsivo (como el trastorno por uso de sustancias en población general. Por otra parte, en pacientes con
o el otro trastorno impulsivo de la personalidad, el trastorno con uso de sustancias se encontraron niveles
TAP) con una tendencia a la acción. Otros criterios, superiores de impulsividad y los más impulsivos de-
como el déficit cognitivo o las dificultades intermiten- pendían de más sustancias 4.

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Genética y neurociencias de los trastornos la densidad de receptores glucocorticoides (RG). En


impulsivos de la personalidad conjunto parece que los trastornos de la personalidad,
que no padecen diagnósticos comórbidos de stress
En la actualidad no hay dudas que los factores ge- postraumático ni de depresión mayor, presentan un
néticos influyen considerablemente en los caracteres descenso del cortisol basal e hipersupresión del corti-
complejos del comportamiento humano, lo cual posi- sol, junto a un aumento de la densidad de RG. Los dos
blemente generó polémica por un concepto erróneo de primeros hallazgos pueden ser un marcador de trastor-
la heredabilidad. Hoy se sabe que la influencia genéti- no de la personalidad, mientras que el descenso de la
ca del comportamiento es únicamente esto, una in- densidad de los RG podría servir como medición del
fluencia o un factor, no algo preprogramado o deter- estado asociado con el estrés postraumático.
minístico. La influencia ambiental generalmente es Llegados a este punto hay que valorar sistemas, que
tan importante como la genética. desde la perspectiva neuroendocrina, actúan sobre la
A nivel psicopatológico los estudios de gemelos y vía o eje HHS. El sistema serotoninérgico es quizá el
de adopción, apuntan en general a una influencia ge- que más modula este eje y viceversa, por otra parte los
nética, especialmente para trastornos graves como la niveles altos de cortisol dan lugar a un aumento de la
esquizofrenia y el trastorno bipolar del estado de áni- actividad triptófano-hidroxilasa que es la enzima limi-
mo. Otros trastornos como el trastorno por déficit de tante de la formación de serotonina 9.
atención y del comportamiento incluye un trastorno Para cerrar esta visión neuroendocrina hay que citar
heredable, el trastorno de hiperactividad con déficit de una reciente revisión 10 sobre el trastorno por consumo
atención. de sustancias en pacientes con trastorno por estrés
Con respecto a los trastornos de la personalidad la postraumático; lo cual nos ayuda a completar el circu-
mayoría de las investigaciones se han centrado en el lo de trastorno de la personalidad, adicción y trastorno
tipo antisocial, encontrándose que desde la adolescen- por estrés postraumático, que los clínicos vemos con
cia hasta la edad adulta la influencia genética aumenta frecuencia. En este trabajo se concluye que la investi-
y disminuye la del ambiente. También se han encon- gación clínica sugiere que en estos pacientes la activa-
trado asociaciones entre varios genes candidatos y ras- ción fisiológica de la abstinencia, especialmente a los
gos de personalidad como la búsqueda de novedades y depresores del SNC, podría ser mucho más fuerte (in-
la agresión impulsiva. soportable incluso), debido al efecto sumatorio que
De cualquier forma los genes no son el destino, lleva a altos niveles de hormona liberadora de cortico-
representan progresiones probabilísticas, no progre- tropina (CRH), especialmente en la amígdala.
siones determinantes sobre todo para caracteres com- Otras técnicas neurocientíficas que están aportando
plejos (¿y hay algo más complejo que la conducta hu- datos son las de neuroimagen; en conjunto muchos de
mana?); además cuando se habla de efectos genéticos los datos de los estudios con tomografía por emisión
se habla de efectos medios sobre la población, no so- de positrones (PET) parecen apoyar la hipótesis de
bre individuos en particular, y es erróneo pensar que que el control disminuido de la impulsividad y agresi-
las explicaciones ambientales son buenas y las genéti- vidad parece correlacionarse con una actividad meta-
cas peligrosas. El ambientalismo, predominante du- bólica disminuida en la corteza frontal orbital, y con
rante mucho tiempo, ha causado mucho daño, y hay algún descenso añadido en las áreas corticales circun-
que recordar que la Asociación Americana de Psicolo- dantes y en los lóbulos temporales. A esto hay que
gía reconoció que la genética del comportamiento es añadir alteraciones en la actividad serotoninérgica,
uno de los dos temas que mejores expectativas de in- siendo importante recordar que la corteza frontal, así
vestigación psicológica tienen 8. como el lóbulo temporal, tienen una rica innervación
Los hallazgos más interesantes en los trastornos im- de neuronas serotoninérgicas. Estos datos nos permi-
pulsivos de la personalidad, desde la perspectiva neu- ten delimitar algunas de las alteraciones neurobiológi-
robiológica, están en relación al trauma traducido por cas que subyacen detrás de los síntomas de impulsivi-
un abuso crónico o precoz que involucran a este tras- dad y del mal control de la agresividad, que se observan
torno con los trastornos por stress postraumático, los en estos subgrupos de trastornos impulsivos de la per-
cuales centran su acción en el eje hipotálamo-hipófi- sonalidad 10,11.
sis-suprarrenal (HHS), que es en buena medida el re- La relación entre la personalidad y la adicción no se
gulador de la respuesta central neuroendocrina ante el basa, solamente, en estudios clínicos y epidemiológi-
stress. Las técnicas para estudiar este eje van del co- cos. Los estudios neurobiológicos han llegado a conclu-
nocido test de supresión con dexametasona (DST), a siones que nos permiten comprender mejor el tema. Así

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se cree que el sistema dopaminérgico mesolimbocorti- Estrategias de intervención


cal es especialmente importante para la función adecua-
da de los lóbulos frontales, y que la corteza cingulada La asociación de un trastorno adictivo y ciertos
(que junto a la amígdala y los hipocampos forman el trastornos de la personalidad comórbidos predicen,
llamado sistema límbico) que supuestamente trabaja para algunos autores, una mala respuesta al tratamien-
con la incertidumbre, está íntimamente ligada a la cor- to. Frente a ellos, otros autores 3, aun reconociendo
teza prefrontal 11. Recordemos que el circuito de la re- que estos trastornos se relacionan con mayor gravedad
compensa está muy imbricado con el sistema límbico 12. del trastorno adictivo, piensan que estos pacientes se
Los lóbulos frontales que son cruciales para cual- benefician del tratamiento al menos tanto como los
quier comportamiento finalista de orden superior que no tienen esta comorbilidad.
(identificar el objetivo, proyectar la meta y establecer En lo que respecta a estos trastornos de personali-
planes para lograr tales objetivos, controlar las conse- dad impulsivos (TLP y TAP) y de forma independien-
cuencias para ver que todo se ha conseguido tal como te a la posible toxicomanía comórbida, sus formas
se pretendía); tienen más que ver con nuestra persona- más graves pueden representar un riesgo de autolesio-
lidad que cualquier parte del cerebro, y su daño pro- nes y suicidio (cuando no de otras formas de muerte
duce un cambio en la personalidad, por lo cual, en violenta) incluso mayor que la esquizofrenia 5,6,14,15.
buena medida las diferencias en los estilos de toma de Para algunos autores estos diagnósticos pueden ser
decisiones deben de relacionarse con las diferencias formas psicopatológicas muy relacionadas y las dife-
en la autonomía y la química de estos lóbulos. En este rencias están probablemente relacionadas con el sexo,
sentido se ha encontrado una reducción del 11% en la tanto desde una perspectiva genética como ambiental.
materia gris de los lóbulos frontales en TAP 11,13. Esta diferencia puede verse influida por las experien-
Los hallazgos genéticos determinan que un mínimo cias ambientales que fomentan la socialización en ni-
de 10 genes son candidatos a tener relación con los ñas y la competencia en las actividades de los niños 16.
rasgos de un trastorno de la personalidad, siendo la Groso modo se establece que el TAP (por lo menos
impulsividad uno de los rasgos más estudiados. En en sus formas más graves), es relativamente resisten-
esta línea hay prometedoras líneas de investigación 8,9 te, con respecto a la comorbilidad que puede padecer
que permiten identificar la relación entre los genotipos el paciente (en este caso la toxicomanía), debe de ser
relacionados con la transmisión serotoninérgica y la tratado mediante los abordajes convencionales. En
conducta agresiva-impulsiva. este sentido se considera la capacidad para cumplir el
Cada día se comprende mejor que la patogenia de contrato terapéutico (acudir a las visitas concertadas y
los trastornos de la personalidad es multifactorial y se no hacerlo bajo el efecto de sustancias por ejemplo), o
basa en los trastornos impulsivos, en la interacción de el nivel de funcionamiento (la escala global de funcio-
múltiples genes con antecedentes personales, en los namiento se ha demostrado como un útil predictor),
casos más graves, de abuso o trauma. A nivel global la junto al compromiso para el cambio, paradigma muy
relación entre los trastornos por uso de sustancias y el conocido para los profesionales que trabajan en tras-
diagnóstico dual, entre los que predominan los trastor- tornos adictivos, como indicadores de un posible buen
nos impulsivos de la personalidad, son, y serán toda- pronóstico. También se ha considerado el grado de an-
vía más en el futuro, un problema clínico de primera tisocialidad como un factor de primer orden en lo que
magnitud, y a su vez un campo abierto a la investiga- respecta a la comorbilidad entre TAP y trastorno por
ción en neurociencias. En este sentido los trastornos uso de sustancias, por lo cual hay que calibrar muy
de personalidad después de décadas de escaso interés bien hasta que punto el uso de sustancias «obliga» a
para la psiquiatría, están recobrando la importancia una conducta antisocial, que puede reducirse o desa-
que nunca debieron perder y más si inciden sobre la parecer tras la abstinencia 5,6,13.
evolución de otros trastornos en eje I 1-3,5,14. En lo que concierne al TLP hay que comenzar con
Sin duda está por resolver la relación entre trastor- un interrogante, ¿qué tipo de TLP presenta? Ya con el
nos en eje I y eje II, e incluso hasta que punto otras DSM-III se publicó que había 56 formas en que un
variables como es el caso de la impulsividad influyen paciente podía recibir el diagnóstico de TLP en base a
en la génesis y evolución de estos trastornos. En el fu- los 8 criterios politéticos. Estas 56 formas aumentan
turo, una mayor precisión diagnóstica y la compren- con los 9 criterios que hoy tiene el DSM-IV-TR. Sin
sión de la psicopatología y psicobiología de estos tras- llegar a estas 56 formas, cada día se imponen más cin-
tornos, nos permitirán avanzar en su clasificación y co subtipos de TLP, entre los que destaca el tipo im-
tratamiento. pulsivo 5,6,15.

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Como en la práctica muchos pacientes con trastorno saltar que los ISRS, como se ve, son fármacos de elec-
de personalidad presentan más de un diagnóstico, ción por su relativamente baja toxicidad y escasa apa-
siendo especialmente frecuente la asociación antiso- rición de efectos secundarios, así como por el apoyo
cial-límite (quizá por su raíz común de un trastorno de empírico relativamente sólido a su eficacia 16.
la impulsividad); a la hora de establecer las estrategias De cualquier forma esta separación de los tres sín-
de intervención lo haremos desde una perspectiva in- tomas diana no es tan clara, en un estudio longitudinal
tegradora (psicoterapéutica y farmacológica), y con un se vio que los TLP recibían 3,5 fármacos de media
enfoque diana en los síntomas, entre los que destacan (¿terapia en perdigonada?), además la duración del
los impulsivos-conductuales, siempre presente en es- tratamiento añade dificultades al tema 1,5.
tos pacientes. La perspectiva integradora se basa en Clínicamente se ha considerado que los trastornos
impresiones clínicas, pues muchos pacientes con tras- en Eje I son egodistónicos y provocan malestar subje-
torno de la personalidad parecen presentar una evolu- tivo en el paciente; mientras que los del Eje II se con-
ción mejor con ella, en base a que los fármacos pue- sideran trastornos egosintónicos, y por tanto es más
den incidir sobre el temperamento, sobre los síntomas probable que provoquen malestar en los demás. Sin
diana específicos y, como es lógico, sobre los trastor- embargo cada día hay mayor evidencia que los sujetos
nos comórbidos del eje 1. con trastornos de la personalidad presentan un males-
Antes de continuar hay un problema de base que es tar significativo y que probablemente no se supo com-
la existencia de un terapeuta o dos. A este nivel y por prender la idiosincrasia de estos trastornos, llegando a
diversos motivos (desde el cambio de la orientación un punto de rechazo mutuo entre los afectados y los
clínica, hasta la integración de diversos profesionales), terapeutas, por lo cual no terminaríamos de forma
cada vez se tiende más a un modelo bipersonal, cuyo adecuada este apartado de estrategias de intervención
manejo de riesgos y demás cuestiones consideraremos sin entrar en dos temas como son el manejo de las cri-
más adelante. De cualquier forma resaltar que ningún sis y la flexibilidad, tan frecuentes en los trastornos de
fármaco puede tratar con eficacia un trastorno de la personalidad en general y en los TLP en particular.
personalidad, sin una intervención psicoterapéutica Con respecto a las crisis es importante hacer una pre-
asociada 5,6. vención con identificación de sus desencadenantes.
La actuación de algunos psicofármacos sobre el Como estos pacientes son muy sensibles al stress am-
temperamento se basan en el modelo de Cloninger biental, es importante analizar cuidadosamente que si-
que determina que aproximadamente el 50% de la per- tuaciones particulares ambientales se sabe que son es-
sonalidad puede atribuirse al temperamento, fuerte- tresantes; entendiendo por crisis, algunos tipos de
mente determinado por variables genéticas; y que fár- comportamiento, como la conducta suicida o autolesi-
macos como los ISRS, el litio, los neurolépticos y va. También el comportamiento violento, la conducta
algunos anticomiciales, pueden modificar variables desinhibida o peligrosa, pueden ser incluidas.
temperamentales como la impulsividad. De cualquier En lo concerniente a la flexibilidad, es fundamental
forma la orientación integradora tiene que tener en pues estos pacientes presentan frecuentes fluctuacio-
cuenta los síntomas diana. En primer lugar considera- nes en cuanto al estado de ánimo, su motivación hacia
remos que los síntomas cognitivo-perceptivos, como el tratamiento, etc. En este sentido se han descrito una
las ideas de referencia, despersonalización, desrealiza- serie de intervenciones que incluyen: la contención, el
ción y otras formas del trastorno del pensamiento, res- apoyo, la estructura, el compromiso y la validación.
ponden bien a los neurolépticos atípicos y dosis altas Estas cinco funciones terapéuticas inherentes al trata-
de fluoxetina. miento de pacientes con TLP, utilizadas de forma fle-
Los síntomas impulsivo-conductuales responden a xible y adecuada, nos sirven como pautas conceptua-
ISRS (solos o con neurolépticos a dosis bajas), valproa- les y prácticas 6,16.
to sódico y otros anticomiciales (gabapentina, topira- Para terminar recordar que en la última década se
mato, etc.), o incluso a naltrexona. Por último, el clo- ha reconocido la elevada prevalencia de estos pacien-
nacepan en compañía de un ISRS también puede tes en poblaciones clínicas (la mayor de todas entre
constituir una pauta apropiada, pero controlando la ca- los trastornos por uso de sustancias), el elevado coste
pacidad adictiva de esta benzodiacepina. personal, familiar y social y la incapacidad que supo-
Por último, entre los síntomas diana figuran los nen estos trastornos, así como en la eficacia de los
afectivos que son tratados con ISRS 1,4,5. Hay que re- nuevos enfoques terapéuticos 1,5,14,16.

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