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Mario Pereyra

CONSTRUYENDO
FAMILIAS FELICES
LA PAREJA

Montemorelos
Publicaciones Universidad de Montemorelos
CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES
I LA PAREJA

Autor: Mario Pereyra


Primera edición: Universidad de Montemorelos, Montemorelos, N.L., México,
julio de 2008
Página web: www.mpereyra.com
E-mail: pereyram@um.edu.mx

Editor: Luis Alberto del Pozo Moras


Diseño de carátula: Mayana Salguero S.
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Impreso en los talleres de


Editorial Montemorelos, S.A. de C.V.
Montemorelos, N .L., México

Impreso en México I Printed in Mexico


ÍNDICE

INTRODUCCIÓN 5

CAPÍTULO 1 – Hacia un hogar sin sombras 15


Del amor al desprecio. La virtud del
agradecimiento. Un testimonio de
gratitud.

CAPÍTULO 2 - El arte de amar 29


El mimetismo conyugal. Aceptación
y estímulo. El arte de amar. Conjuro
Sioux.

CAPÍTULO 3 – El secreto encanto del amor 41


“Adentrando en la niebla”. El virus de
la desesperanza. La esencia del amor.
49
CAPÍTULO 4 – Etapas y estilos conyugales
El amor en tiempos de divorcio. En qué
etapa del matrimonio me encuentro?
Estilos de relación conyugal

CAPÍTULO 5 – ¿Cómo están las relaciones en casa? 67


Ambivalencia. Conflicto. Cómo ser más
solidario.

CAPÍTULO 6 – El compromiso matrimonial 77


Ante el altar. “Los primeros principios”.

CAPÍTULO 7 - El terror detrás de la puerta:


La violencia doméstica 91
El límite de la infamia. El circuito de la
violencia. Hacia una sana convivencia.
CAPÍTULO 8 - ¿Hay solución para el adulterio? 101
Radiografía de la traición. Los mitos
de la infidelidad. La terapia del
adulterio.

CAPÍTULO 9 – ¿Cómo liberarse de los celos? 113


“El monstruo de ojos verdes”. Tipos
de celos. ¿Cómo controlar los celos?
CAPÍTULO 10 -La fórmula de la felicidad
conyugal: 5 x 1 123
Mitos y realidades. Predictores del
divorcio. Estilos matrimonial. La
fórmula 5 x 1.

CAPÍTULO 11 –¿Qué dicen las investigaciones? 137


Matrimonio y bienestar. ¿Cómo
duermen los casados?. Felicidad, pero
con anillo. Matrimonio feliz, corazón
contento.
CAPÍTULO 12 -¿Cuál es el grado de su
satisfacción conyugal? 151
La evaluación de la satisfacción
conyugal. Evaluación del ESM.
Interpretación.

BIBLIOGRAFÍA 163
Introducción

INTRODUCCIÓN

“Mejores son dos que uno;


Porque tienen mejor paga de su trabajo.
Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero;
pero ¡ay del solo! que cuando cayere,
no habrá segundo que lo levante.
También si dos durmieren juntos,
se calentarán mutuamente;
mas ¿cómo se calentará uno solo?
y si alguno prevaleciere contra uno,
dos le resistirán;
y cordón de tres dobleces no se rompe pronto.”
Eclesiastés 4: 9-12.

En las crónicas del suplemento social del diario Mi-


lenio de Monterrey, “¡hey!”, aparece la noticia del divor-
cio de la periodista Carmen Dominicci y el regiomontano
Fernando del Rincón. El título de la información es: “Sólo
10 meses de matrimonio”, ya que ese fue todo el tiempo
que duró la pareja. Agrega que “la causa de la ruptura
es diferencias irreconciliables” y lo que originó la debacle
conyugal “fue un suceso de violencia doméstica ocurrido
el pasado fin de semana”. Un dato llamativo que incluye
la información periodística es que la Dominicci “estuvo
casada antes con el actor puertorriqueño Oswaldo Ríos,
con quien vivió una relación en la que también hubo vio-
lencia física y psicológica”.

MARIO PEREYRA

5
Introducción

Después de leer estas noticias —que cada vez son más


frecuentes—, uno se pregunta, ¿dónde ha quedado el ideal
matrimonial de “hasta que la muerte nos separe”? ¿Acaso
Carmen y Fernando no hicieron un compromiso, ante el
juez y quizás ante Dios, de consumar el matrimonio has-
ta el fin de sus vidas? ¿Por qué en tan breve plazo ahora
deciden terminar con esa promesa? Parece que Carmen
fue quien dio por finiquitado el matrimonio al sufrir un
acto de violencia de su esposo. Es cierto que esas situa-
ciones son graves y pueden ser razones apropiadas para
terminar una relación que se ha convertido en dañina o
peligrosa. Pero no es la primera vez que le sucede, ¿cómo
se casó otra vez con un hombre violento? ¿Han hecho al-
gún tratamiento de pareja para superar la violencia? ¿No
hay que luchar para vencer las diferencias? ¿No resulta
muy apresurado etiquetar los desacuerdos como “irrecon-
ciliables”? Estas y otras preguntas quedan suspendidas
en el espacio ante el anuncio de un divorcio, especialmen-
te ante matrimonios estables. Queda la sensación que
no se hizo todo lo posible por sobreponerse y vencer la
desavenencia. Por lo general, las parejas más fuertes y
exitosas son aquellas que han derrotado las discrepancias
y lucharon por sostener el vínculo. ¿Por qué todos no lo
hacen? ¿Les faltó información de que hay tratamientos
efectivos para triunfar sobre las divergencias y disputas
y poder alcanzar una relación feliz y satisfactoria? Uno de
los objetivos de este libro es intentar hacer un aporte en
esa dirección.

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Introducción

Uno de los investigadores sobre parejas más reconoci-


do a nivel mundial que ha estudiado miles de matrimo-
nios durante más de veinte años seguidos, es el Dr. John
M. Gottman de la Universidad de Washington. Sinteti-
zando su vasta experiencia en el tema, ha propuesto “sie-
te reglas de oro para vivir en pareja” (Gottman y Silver,
2000). El primer principio se titula: “mejora tus mapas
de amor”. ¿Qué significa tal cosa? “El mapa de amor es
esa parte de la mente donde almacenamos toda la infor-
mación relevante sobre la vida de nuestra pareja” (Ídem,
66). Se trata de conocer bien al otro, recordar los eventos
importantes de la vida de nuestro compañero, saber cuá-
les son sus preocupaciones, intereses, deseos, esperanzas,
temores, lo más posible. “Si ella trabaja hasta tarde, él le
graba en el vídeo su programa favorito porque sabe cuál
es y cuándo lo emiten. Él sabe lo que ella piensa de su jefe
y sabe cómo llegar a su despacho desde el ascensor. Sabe
que para ella la religión es importante… Ella sabe que a
él le da miedo parecerse demasiado a su padre y que se
considera un ‘espíritu libre” (Íbid).

¿Será que Carmen y Fernando —el caso que mencio-


namos al principio— llegaron a conocer sus respectivos
“mapas de amor” para alcanzar esa compenetración pro-
funda que debe existir en todo matrimonio? Aunque la
información periodística no lo menciona, nos queda mu-
chísimas dudas que ello haya acontecido, más bien, dan la
impresión que no llegaron a conocerse, al punto que Car-

MARIO PEREYRA

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Introducción

men se sorprendió ante ese acto de violencia de la semana


anterior y llena de indignación “descubrió” que Fernando
era un hombre violento igual que Oswaldo. Probablemen-
te si Carmen hubiera conocido bien a Fernando no se ha-
bría casado con él. ¿Cuántas parejas fracasan por falta de
conocimiento mutuo? Afirma bellamente Khalil Gibrán:
“Vuestro prójimo es vuestro otro ego que vive detrás de
un muro. Con el conocimiento todos los muros caerán.” Es
cierto, el conocimiento mutuo derrumba muchos muros de
separación, aun aquellos que parecen “irreconciliables”.

Si bien las estadísticas proclaman estrepitosamente


la debacle conyugal con el incremento incesante de sepa-
raciones y divorcios, también es cierto que no es la insti-
tución matrimonial la que está en crisis, sino las parejas
que no logran armonizar y prefieren transitar el camino
de la ruptura que persistir en la concordia. La prueba
de esta afirmación es que la gente continúa casándose,
aun aquellos que fracasan persisten en volver a casarse,
como ocurrió con Carmen Dominicci. Pero también las es-
tadísticas se empeñan en pregonar que son los casados
quienes gozan de mayor felicidad, en comparación con los
solteros, los divorciados o los separados. Un solo ejemplo
es suficiente. En un estudio realizado sobre 35.024 casos,
el porcentaje de aquellos que reportaron sentirse “muy
feliz” fueron los casados en casi el 40%, en relación a los
solteros, divorciados y separados que puntuaron en me-
nos del 20% (Myers, 2000). Quizás una explicación para

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Introducción

sentirse así pueda ser que el “matrimonio ofrece intimi-


dad psicológica y física, un contexto en el que tener hijos y
crear un hogar, un rol social como cónyuge y progenitor y
un contexto en el que afirmar la propia identidad y crear
una posteridad” (Carr, 2007, 44). Esto significa que el ma-
trimonio proporciona un soporte social mayor que otras
organizaciones, como lo ha comprobado la investigación
(v.gr., Mueller, 2006; North et al., 2008).

Si la institución conyugal monogámica, fiel y perma-


nente es el mejor tipo de convivencia existente, ya que
la inventó el mismo Dios (ver Génesis 1:27-28; 2:18-25),
¿por qué no estudiar, conocer, investigar y poner toda la
energía en saber más de cómo vivir la comunidad matri-
monial? Hay muchos buenos libros (también regulares
y malos) sobre el matrimonio. Este intenta proveer un
aporte positivo al conocimiento de la conyugalidad e in-
crementar la satisfacción marital.

Al recorrer las librerías y observar los libros sobre ma-


trimonios se encuentran una enorme cantidad de obras
que enseñan cómo “hacer” el amor: “Técnicas sexuales
modernas”, “Yoga sexual”, “La pareja multiorgásmica”,
“Nuevo informe Kinsey sobre sexo”, “Sexo, ecología y es-
piritualidad”, “Tantra, espiritualidad y sexo”... ¿Qué es lo
que la gente busca en esos manuales del placer? ¿Acre-
centar la satisfacción conyugal o el placer sexual? ¿La
satisfacción de la vida matrimonial se obtiene con ejer-

MARIO PEREYRA

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Introducción

cicios sexuales, con nuevas y mejores técnicas de obte-


ner placer? ¿Es necesario “erotizar el cuarto”, “con luces,
sábanas nuevas, ubicación estratégica de algún espejo”,
como aconseja uno de esos libros? ¿Dónde se encuentra la
verdad, tanto de la mujer como del hombre, que buscan
un matrimonio dichoso y satisfactorio?

Decía el filósofo francés Jean Guitton: “El sexo se sirve


del otro, el amor sirve al otro”. Es cierto que el sexo es un
componente importante en la vida matrimonial feliz, pero
no es el único ni forzosamente exclusivo. Conozco muchos
matrimonios que me han confesado que tienen muy buen
sexo, pero no pueden congeniar la mayor parte del tiempo,
alentando ideas de separación. Actualmente hay espacios
suficientes para catar las mieles y también las hieles del
sexo, televisión erótica, videos y CDs eróticos, sexo de la
Internet, sin embargo, toda esa información no ha mejo-
rado los matrimonios, que continúan su curva descenden-
te en las estadísticas de separación y divorcios.

Hay otros que sostienen que la base de todas las pare-


jas es el enamoramiento. El enamoramiento es una emo-
ción y tiene un fuerte componente de pasión, afecto, ter-
nura y sexo. Para ello es preciso desarrollar la intimidad
y la validación. Intimidad supone abrirse y contar cosas
y recibir aceptación por parte del otro. Cuando estamos
enamorados nos ponemos completamente en manos de
nuestra pareja y de esta forma construimos la intimidad.

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Introducción

Pero una emoción es pasajera, está sometida a la ley de


la habituación. Por lo general, el enamoramiento se pasa
y muchas parejas, basadas solamente en esa emoción, se
disuelven.

Otros aseguran que para convivir es preciso saber


comunicarse, escucharse y respetarse. La capacidad de
comunicarse y de resolver los conflictos es fundamental
para la continuidad de la pareja. También otro aspecto
muy importante es el apoyo mutuo. Se materializa en la
fórmula de estar juntos en la salud y en enfermedad, en
las alegrías y en las tristezas. Así, pues, el cónyuge es el
principal sostén en las dificultades, el mejor medio para
enfrentar las amenazas de la vida y el apoyo en el de-
sarrollo personal y social, como asegura el proverbio del
sabio Salomón que transcribimos en el epígrafe.

Por otra parte, en la vida matrimonial hay conver-


gencias y divergencias, momentos de encuentros y des-
encuentros, acuerdos y desacuerdos, situaciones de ar-
monía y de discordia. No es anormal tal cosa ni tampoco
necesariamente malo. Lo malo es cuando frecuentemente
hay desavenencias y disconformidades e incluso cuando
nunca ocurre una diferencia, porque probablemente es un
indicador de sometimiento y autoritarismo; alguien siem-
pre impone su voluntad y el otro siempre dice que sí. Pero
si bien son normales las afinidades y las disparidades, lo
ideal es que incrementemos las primeras y aprendamos

MARIO PEREYRA

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Introducción

a aceptar las segundas. Es importante crecer en las co-


incidencias y en los acuerdos, desarrollar la armonía y la
satisfacción del uno hacia el otro. A medida que se avanza
en la experiencia conyugal es muy bueno compartir idea-
les y valores, concordar, por ejemplo, en cómo manejar
el dinero y educar a los hijos. ¡Qué hermoso es cuando
los esposos pueden orar juntos por los mismos motivos
y con idénticos propósitos! El matrimonio es un trabajo
en equipo que requiere luchar juntos para alcanzar los
objetivos y las metas que como pareja se han propuesto.
Seguramente el amor crece y fructifica cuando domina un
espíritu de concordia y colaboración.

De estos temas tratamos en este libro. En él vuelco mi


experiencia de 30 años de terapeuta asistiendo a miles
de parejas en el consultorio y de casi una década como
educador familiar, dirigiendo talleres, seminarios, con-
ferencias y otros eventos de enriquecimiento conyugal.
También incluyo los conocimientos que trasmito como
profesor universitario del posgrado de la maestría de Re-
laciones Familiares de la Universidad de Montemorelos y
como profesor visitante en diversos países, como Argen-
tina, Chile, Perú, El Salvador, Haití, España y Francia
de ultramar (Martinica, Guadalupe y Guyana francesa).
Finalmente, otra fuente de conocimientos son los reportes
de las investigaciones sobre los matrimonios que día a día
se multiplican y nos presenta hallazgos novedosos sobre

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Introducción

las variables que los estudios científicos demuestran que


están asociadas con los matrimonios felices.

Esperamos que este libro responda a las expectativas


que ha generado y pueda ofrecer un aporte útil para cons-
truir familias y matrimonios de éxito.

Dr. Mario Pereyra


Ciudad de Montemorelos, Nuevo León, México
30 de junio de 2008

MARIO PEREYRA

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CAPÍTULO 1

HACIA UN HOGAR SIN SOMBRAS

De la admiración al desprecio

«¿Por qué ya no me amaba Emilia?


¿Cómo había llegado a esa indiferencia?”
Alberto Moravia

El novelista italiano Alberto Moravia escribió acerca


de las desventuras de la vida matrimonial en un célebre
libro, titulado: El desprecio; que fue llevado al cine por
Jean-Luc Godard. Narra las vicisitudes de la pareja de
Ricardo, un guionista de cine, y su esposa Emilia. Los dos
primeros años del matrimonio fueron «perfectos», según
reconoció Ricardo, quien relata la historia. Fueron años
de dificultades económicas ya que apenas se las arregla-
ban con el precario trabajo de Ricardo como crítico de cine.
Las condiciones mejoraron cuando un productor cinema-
tográfico le ofreció trabajo como guionista. Sin embargo,

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Hacia un hogar sin sombras

de alguna manera, la mejora financiera trajo el empeora-


miento progresivo de las relaciones matrimoniales.

Ricardo observó, al principio, sin darse claramente


cuenta, que Emilia fue perdiendo su amor. «En aquellos
momentos, únicamente advertía que el comportamiento
de Emilia para conmigo era cada vez más tenso, por más
que yo no le encontraba explicación alguna y me resul-
taba imposible de comprender; era como cuando, en un
cielo todavía despejado y sereno, uno nota, por un cam-
bio en el aire, que se hace más espeso, que se acerca una
tormenta(p.14). Varios indicios exhibían el deterioro pro-
gresivo del matrimonio: Emilia ya no le disgustaban sus
ausencias, incluso parecía alegrarse cuando él se iba, se
fue a dormir a la sala porque no soportaba que el marido
tuviera abierta la ventana y, especialmente, el cariño de
otrora se convertía en indiferencia y rechazo. Con dolor,
Riccardo tuvo que reconocer que el sentimiento de uni-
dad y amor que antes le unía a su esposa, ahora ya no
existía y para peor, tenía la horrible sensación que había
desaparecido para siempre. Invadido por un agudo sen-
timiento de impotencia, intentó hablar varias veces con
Emilia para aclarar la situación, sin que ella diera una
respuesta satisfactoria. Esa etapa fue fatal para Ricardo.
«Acepté, pues, vivir como un hombre que lleva dentro de
sí el malestar de una enfermedad amenazadora, pero que
no acaba de decidirse a ir al médico; es decir, intentan-
do no reflexionar demasiado ni sobre el comportamiento

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Hacia un hogar sin sombras

de Emilia respecto a mí, ni sobre mi trabajo(p.40). Sin


embargo, no podía dejar de sentirse intensamente desdi-
chado. «De pronto me pregunté: ‘¿Por qué me siento tan
desgraciado?’ Y entonces recordé que la primera punzada
de dolor vino cuando escuché, hacía poco, la voz de Emilia
por teléfono, una voz tan fría, tan cuerda… » (p.48).

En esas circunstancias ocurre una escena clave donde


Ricardo toma conciencia de la importancia del amor con-
yugal. Aconteció cuando visitó la casa de un empresario
que lo había contratado. Estaban comiendo cuando Ricar-
do observó algo que le llamó profundamente la atención
y le hizo reflexionar en la trascendencia de la mirada del
amor. Así describe el protagonista el caso: «Luego la cria-
da cambió los platos y yo, por romper el silencio, le for-
mulé una vaga pregunta a Pasetti (el empresario) sobre
sus proyectos inmediatos. El me contestó con su voz fría,
precisa y mezquina, en la que la falta de imaginación y
la modestia parecían inspirar no sólo la elección de las
palabras, sino también la de las más leves entonaciones.
Yo callaba, porque los proyectos de Pasetti no me intere-
saban y porque, aunque me hubieran interesado, su voz
monótona y descolorida hubiera conseguido que los abo-
rreciera. Como sea que mis ojos fastidiados erraban de un
objeto a otro sin hallar nada que retuviera mi atención,
se detuvieron en el rostro de la mujer de Pasetti que, con
la mano en el mentón, estaba escuchando también a su
marido, la mirada fija en él, como de costumbre. Fue en-

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Hacia un hogar sin sombras

tonces, mirando aquel rostro, cuando me impresionó la


expresión de sus ojos: amorosa, lánguida, con una mezcla
de admiración sumisa, de gratitud sin reservas, de ena-
moramiento físico y timidez casi melancólica. La expre-
sión me dejó intrigado, quizá porque el sentimiento que
transmitía era para mí un completo misterio: Pasetti, tan
descolorido, tan canijo, tan mediocre, tan visiblemente
privado de las cualidades que pueden gustar a una mujer,
parecía un objeto indigno de atención semejante. Luego
me dije que todo hombre acaba por encontrar a la mujer
que le quiere y le aprecia, y que juzgar los sentimientos
de los demás partiendo de los propios es un error. Sentí
simpatía por ella, tan devota de su hombre, y complacen-
cia por Pasetti, hacia el que, como ya he dicho sentía una
especie de amistad irónica. Y, de pronto, cuando empeza-
ba a distraerme y a dirigir los ojos hacia otra parte, un
pensamiento o, mejor dicho, una súbita percepción venida
de no sé dónde me conmovió: ‘En estos ojos se halla todo
el amor de esta mujer por su marido… Y él está contento
de sí mismo y de su trabajo porque ella le quiere… Pero
en los ojos de Emilia hace ya mucho tiempo que no luce
un sentimiento semejante: Emilia no me quiere y ya no
me querrá jamás’.»

Ricardo comprendió que la confianza de un hombre en


sí mismo, su éxito y su felicidad dependen de tener una
mujer que lo admire y lo quiera. Cuando se carece de ese
sentimiento, de ser objeto de una mirada de amor por una

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mujer afectuosa, la vida del hombre se torna árida, vacía


y desgraciada. Esa fue la experiencia de Ricardo, que por
su incapacidad para corresponder al amor de Emilia, hizo
que esta se fuera alejando, hasta la indiferencia y aún
peor, hasta llegar a despreciarlo. «¡Esta es la verdad! ¡Te
desprecio y me das asco!», finalmente le confiesa.

Cómo conservar el amor

La triste historia de Ricardo y Emilia es un mode-


lo de lo que ocurre en muchos matrimonios. El relato de
Ricardo presenta evidencias que él tenía una concepción
equivocada de lo que es amar y ser amado y lo más grave
es que a pesar del fracaso y la tragedia de su matrimonio
(Emilia muere en un accidente automovilístico probable-
mente queriendo escapar a su desgracia) no queda claro
si finalmente se dio cuenta de su error. Ricardo tenía un
alto concepto de sí mismo y en realidad consideraba en
menos a su esposa, quien provenía de una familia humil-
de y había sido una simple mecanógrafa antes de cono-
cerlo. No se interesaba mucho en Emilia hasta que ésta
se decepcionó de su marido. Él creía que el amor era algo
«mecánico», «natural», como respirar, que Emilia debía
amarlo incondicionalmente sin que él tuviera que hacer
algo para cultivar ese amor. Ricardo creía poseer cuali-
dades superiores, ya que era muy inteligente, creativo,
un intelectual sobresaliente, un escritor agudo destina-

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Hacia un hogar sin sombras

do a grandes triunfos. Si la mujer de Pasetti admiraba y


amaba a su esposo siendo tan inferior a él, ¿cómo podía
ser posible que Emilia no lo amara? Eso era algo que no
podía entender, un profundo misterio para él. Al contra-
rio, suponía que siendo él tan grandioso, Emilia debía es-
tar agradecida a Dios por tener junto a ella un hombre
tan excelente. Es cierto, que eso nunca llegó a decirlo; al
ser tan inteligente jamás caería en una vulgaridad, sin
embargo, da evidencias para creer que ese era su pensa-
miento íntimo. Lo cierto es que no protegió a su esposa
cuando ella esperaba que actuara como un hombre que la
quiere, cuando la dejó viajar junto a un seductor y muje-
riego como Battista, uno de los empresarios que lo contra-
tó. También Emilia se cansó de soportar las imposiciones
de su esposo (tenía que dormir con la ventana abierta to-
das las noches porque él se «asfixiaba» y no podía descan-
sar bien porque él se acostaba muy tarde) y el hecho que
fuera tan engreído y que la subestimara. Por eso, el amor
se transformó en indiferencia y finalmente en desprecio.

¿Qué hacer para mantener el amor conyugal siem-


pre activo y fragante? ¿Cómo evitar el desgaste del tiem-
po y el deterioro de la rutina? A lo largo de este libro es-
taremos dando muchas orientaciones y sugerencias para
conservar y aún incrementar el vínculo del cariño, aquí
solamente queremos enfatizar una virtud muy importan-
te para la buena salud matrimonial: el agradecimiento.
Ricardo nunca le reconoció a Emilia lo importante que

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Hacia un hogar sin sombras

era para su vida; nunca le dijo que ella era su principal


motivación, que sin ella su talento era estéril y que era
ella quien le hacía sentir dichoso. Realmente ella era la
esencia de su vida, quien le daba energía para salir ade-
lante y quien le hacía experimentar la alegría para vivir.
¿Por qué nunca se lo dijo? Ernesto Sábato declaró una vez:
«Gozos verdaderos son aquellos que embargan el alma de
gratitud y nos predisponen al amor» (2000, 81). La grati-
tud es una expresión del amor y fomenta el amor. ¿Cuán
agradecidos somos con los que amamos? ¿Se lo decimos?
¿No deberíamos cultivar más el agradecimiento en el ma-
trimonio? ¿De qué sirven las flores después de muerto el
cónyuge? No es el testimonio del amor póstumo lo que
ayuda, sino cuando ambos gozan de vida y de oportunida-
des para gratificar la relación.

En nuestro libro Sea feliz (Pereyra y Mussi, 2005), pro-


poníamos un ejercicio de gratitud siguiendo la sugeren-
cia de Martín Seligman (2003). A esos fines, indicábamos
seguir las pautas que aparecen el Cuadro 1, que sigue a
continuación. Lo que ahora agregamos es realizarlo con
su cónyuge. ¿Qué le parece si lo lleva a la práctica? Yo
me decidí hacerlo y mi esposa se emocionó mucho. Quedó
muy satisfecha. En la siguiente sección comparto mi ex-
periencia.

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Hacia un hogar sin sombras

Cuadro 1 - Ejercicio de agradecimiento

1. Escoja a una persona importante de su pasado


(esposa o esposo) que haya marcado una gran
diferencia positiva en su vida y a la que nunca
ha expresado su agradecimiento por completo.

2. Escriba un testimonio lo suficientemente largo


para llenar una página.

3. Tómese su tiempo para redactarlo.

4. Invite a esa persona a su casa, o viaje hasta


donde ella vive. Es importante que lo exprese en
forma personal, no por teléfono o por escrito. No
informe previamente a la persona del propósito
de su visita. Un sencillo “quiero verte” bastará.

5. Lleve una versión plastificada de su discurso


como regalo.

6. Cuando llegue el momento adecuado, lea su tes-


timonio lentamente, de forma expresiva y man-
teniendo el contacto visual con la otra persona.

7. Luego, deje que ésta responda sin prisas. Re-


cuerden juntos los acontecimientos concretos por
los cuales esa persona es importante para usted.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

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Hacia un hogar sin sombras

Un testimonio de gratitud

“Pues no hay otra propiedad del hombre


que sea tan adecuada para conocer
su estado de salud interior, espiritual y moral
como la capacidad de sentir gratitud”

Otto F. Bollnow (1962).

“Mi querida esposa:

Desde aquel glorioso 28 de septiembre cuando nos


prometimos, ante el trono de Dios, amarnos hasta que
la muerte nos separe, en la Iglesia Central de Montevi-
deo, hasta el día de hoy ha transcurrido mucho tiempo
(no voy a decir cuánto, porque a ti no te gusta contar las
edades). Sin duda, hemos recorrido más de la mitad del
camino que iniciamos en aquella feliz ocasión. Y en todo
este tiempo tengo que reconocer, un tanto avergonzado,
que no te he agradecido suficientemente lo que has signi-
ficado para mí. Ahora trato de remediar esa falta. Pienso
que durante mucho tiempo no me he dado cuenta de todo
tu valor. ¡Qué horrible ceguera! ¿Cómo uno puede creerse
inteligente y no darse cuenta de la trascendencia que tie-
ne una esposa?

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Hacia un hogar sin sombras

Me siento un poco (debería decir mucho) identifi-


cado con Riccardo, el personaje de la novela de Moravia.
Gracias a Dios me tuviste más paciencia que la que tuvo
Emilia con su esposo. Ese es otro motivo que debo recono-
cer y agradecerte. Uno de los hechos que me hizo tomar
conciencia de tu función protectora fue cuando sufrí aquel
accidente automovilístico, al dormirme en la ruta. No es-
tabas a mi lado y por eso casi perezco. Fueron los ángeles
de Dios quienes me salvaron y seguramente tus oraciones
a la distancia. Mi compañero de ruta venía durmiendo y
no tenía ni una pizca de tu cautela y cuidado. Comprendí
que habías sido mi ángel de la guarda durante muchísimo
tiempo sin que lo notara. Tu compañía a mi lado, en la in-
finidad de viajes que hemos realizado en auto, fue mi se-
guro de vida. Reconozco que muchas veces me fastidiaban
tus constantes advertencias y tus reclamos exaltados a
manejar más lento; pero desde aquella ocasión compren-
dí que ellos me libraron de muchos posibles accidentes.
¡Muchas gracias por tu cuidado protector durante tantos
años de servicio no reconocido! ¡Perdona mi inconscien-
cia y mis reacciones destempladas! Ahora lo entiendo y
como habrás observado en los últimos tiempos, ya no me
molestan tanto tus exhortaciones y amonestaciones, aún
cuando sean reiteradas y dichas con esa impaciencia que
a veces gana tu ánimo.

Hace poco comprendí otra dimensión increíble de


tu interés por mí, que cada vez que lo recuerdo me emo-

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Hacia un hogar sin sombras

ciona hasta las lágrimas (te lo digo en serio). Fue un he-


cho que terminó siendo cómico, pero que en el fondo es
enternecedor. Tiene que ver con tus temores por la inse-
guridad que domina en México ante tanta gente muerta
por criminales a sueldo. Seguro que te acuerdas cuando
aquella noche sentiste ruidos como de disparos y viste
fogonazos en el patio, junto a nuestra recámara. No sé
cómo hiciste para pegar ese salto prodigioso, sacarme de
la cama y tirarme al piso en el baño. Fue una proeza in-
creíble. Yo sentí que me levantaban en vilo y me llevaban
por el aire hasta aterrizar en el suelo del baño, viéndote
encima de mí en forma amparadora. Recuerdo que me di-
jiste que andaban matones a los balazos. Cuando escuché
bien, descubrí que el ruido que parecía de metralla y los
fogonazos, provenían del cortocircuito del transformador
de la esquina. Efectivamente había muchos chispazos
producidos por la electricidad chirriante del aparato. Al
concluir los mismos todo quedó a oscuras y entonces en-
tendiste que mi explicación era correcta. Terminamos a
las risas por tu temor exagerado. Pero lo que nunca te
agradecí fue tu gesto asombroso de amor protector. Toda
ese acto audaz y heroico fue para defenderme de un posi-
ble intento de asesinato, y te echaste encima de mí para
salvaguardarme con tu propio cuerpo. ¡Estabas salvando
mi vida, cuando era yo quien debería protegerte! Mil gra-
cias. ¡Eres increíble, aun mientras duermes!

MARIO PEREYRA

25
1
Hacia un hogar sin sombras

Son tantas las cosas que debería agradecerte y pe-


dirte perdón por mi insensibilidad que todo el libro no me
alcanzaría. Sólo quiero agradecerte profundamente por
tu cariño, tu interés en mí y en todo lo que yo hago, el
seguirme aun a lugares que sé que no son de tu agrado.
También, muchas gracias, porque me has librado de ir a
sitios que hubieran sido arriesgados y peligrosos, como
cuando quise ir a estudiar a aquel país tan precario (¿te
acuerdas?).

Gracias por tu fe en Dios, tan intensa, sentida y


sincera. Me ha ayudado mucho en mi propia experiencia
religiosa. Me asombra cómo Dios te escucha y responde tus
oraciones, tanto en cosas pequeñas (por ejemplo, cuando
habíamos perdido los tickets de avión y después de orar
el ángel te dijo dónde estaban) como en cosas grandes.
Me acuerdo cuando aquel funcionario de inmigración de
los Estados Unidos no te quería dejar pasar la frontera,
poniéndonos en una situación desesperante. “Vamos a
orar a Dios para que solucione este problema”, dijiste con
esa convicción tan segura que te caracteriza. No lo podía
creer cuando vino el jefe de la sección y te dijo: “Señora,
puede pasar”. Eso fue un milagro increíble. Estoy seguro,
que si finalmente llego a ir al cielo, te lo voy a deber en un
noventa, sino en el ciento por ciento. Si no fuera por ti, yo
ni estaría en la iglesia. Fueron tu fe, tus oraciones y tus
palabras tan emotivas las que me trajeron a Dios. Nunca

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

26
1
Hacia un hogar sin sombras

olvidaré cuando te confesé mis dudas y mi incredulidad, y


me respondiste emocionada: “Mario, quiero entrar conti-
go en el Reino de los Cielos.” Eso me conmovió tanto que
el castillo de dudas que había construido con tantas lec-
turas de filósofos ateos, se desmoronaron al instante. Así
que, como puedes ver, este agradecimiento es una simple
introducción insuficiente, del agradecimiento que tendré
que seguir dándote en el cielo por toda la eternidad. Es-
pero que no te canse.

Un beso de quien mucho te quiere,

Mario

MARIO PEREYRA

27
CAPÍTULO 2

EL ARTE DE AMAR

MIMETISMO CONYUGAL

“Dos que duermen sobre el mismo colchón


acaban siendo de la misma condición”.
Aforismo español

Una investigación ha demostrado la veracidad del re-


frán del epígrafe. Se trata de un estudio efectuado por
Robert Zajonc, psicólogo de la Universidad de Michigan,
Estados Unidos, quien presentó a distintos observadores
fotografías de frente de hombres y mujeres, pidiéndoles
que emparejaran cada varón con la mujer a la que más
se pareciera. Veinticuatro fotografías correspondían a
parejas de recién casados y otras veinticuatro a parejas
retratadas 25 años después de casados. Los observado-
res pudieron descubrir las parejas de fotografías que co-
rrespondían a los matrimonios de 25 años de existencia
en una proporción altamente significativa con relación a
los matrimonios recién casados. Según la interpretación
de Zajonc, eso fue posible porque los cónyuges tienden a

MARIO PEREYRA

29
2
El arte de amar

imitar las expresiones del marido o de la esposa en una


especie de fenómeno de entendimiento silencioso.

Durante la vida en común se llega a compartir expre-


siones análogas que terminan por dar una configuración
parecida a la cara. De acuerdo a la hipótesis de los psicó-
logos que han estudiado el tema, un matrimonio compar-
te a lo largo de 25 años numerosas experiencias alegres
y tristes, que por un fenómeno de imitación gradual y en
forma imperceptible imprimen su huella en los rasgos fa-
ciales hasta darle un aspecto parecido. El psicólogo sueco
Olaf Dimberg, confirmó esta idea en un interesante ex-
perimento donde midió las tensiones de los músculos fa-
ciales cuando una persona miraba una fotografía de una
cara con expresión de disgusto. Por medio de una serie
de aparatos se encontró que los músculos del rostro del
observador imitaban, en un grado invisible pero mensu-
rable, los gestos de la persona de la fotografía.

Se ha dado en llamar “mimetismo conyugal” a ese fe-


nómeno de compenetración empática física, aludiendo al
conocido mecanismo que tienen algunos animales, como
el camaleón, para camuflarse y pasar inadvertidos, repro-
duciendo el color del lugar en que se encuentra. El propó-
sito de estas reflexiones es mostrar que si este mecanis-
mo de identificación física pudiera conseguirse también
en el plano emocional y espiritual, en una forma positiva
y mutuamente satisfactoria, descubriríamos la naturale-

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

30
2
El arte de amar

za última del amor conyugal y la razón básica que da-


ría consistencia a los matrimonios para que no fracasen
y puedan cumplir con el mentado ideal —cada día más
lejano— “hasta que la muerte nos separe”.

De acuerdo, con el psiquiatra español Enrique Rojas,


padecemos una suerte de “analfabetismo sentimental”
que nos incapacita para el uso adecuado de nuestras emo-
ciones. La educación se ha ocupado casi exclusivamente
de lo intelectual y la razón abstracta, desdeñando lo con-
cerniente a la vida afectiva. Por eso fracasan las parejas,
debido a la ignorancia para entender las leyes que rigen
los sentimientos, especialmente aquellas relacionadas
con el trato interpersonal. El remedio que propone Rojas
es cultivar el “amor inteligente”. En su obra —que lle-
va precisamente ese nombre—, convertida en best seller,
propone una serie de pautas, consejos y reglas destinadas
a lograr la convivencia armoniosa y alcanzar el mimetis-
mo en el sentir y en hacer de la pareja. ¿Cuáles son esas
normas de compenetración conyugal? Son las conocidas
desde siempre, pero igualmente difícil de practicarlas. La
necesidad de fomentar lo positivo, utilizar palabras ama-
bles, poner buena cara, tratar a la pareja de forma casi
excepcional, ser diplomático con ella o con él, elogiar al
cónyuge y admirarlo, con alguna frecuencia en público,
ser espontáneo, natural, desarrollar la ternura en el trato
y mantenerse siempre enamorado. ¿Cómo puede hacerse
eso posible?

MARIO PEREYRA

31
2
El arte de amar

Aceptación y estímulo

El Dr.Robert Lauer y su equipo de la U.S. Internatio-


nal University de San Diego, California, estudiaron a 351
parejas que llevaban por lo menos 15 años de casadas.
Descubrieron que una de las características de la mayoría
de los matrimonios felices era la capacidad de reconocer
y fomentar las cualidades ocultas del cónyuge. Es decir,
darse cuenta de las cosas que gustan e interesan al otro
para brindárselas o favorecerlas, lo que podríamos llamar
el arte de estimularse mutuamente a mejorar y crecer.
Colaborar para que nuestro cónyuge se supere no es lo
mismo que tratar de cambiarlo. Cuando uno intenta cam-
biar al otro, inevitablemente ejerce presión, manipula y
promueve una lucha de poder por someter. Se quiere im-
poner el criterio de perfección propio, cómo debe actuar el
cónyuge, corregirlo si lo hace mal, provocando un estado
de descontento y malestar continuo. Es absolutamente
distinto el hecho de aceptar al otro tal cual es y alentar-
lo a descubrir por sí mismo sus dones y condiciones que
quiera desarrollar. Procurar que el otro llegue a ser todo
lo que puede ser.

En cierta ocasión me invitaron a dictar una serie de


conferencias en Miami y tomar algunas horas para el
aconsejamiento matrimonial. Entre quienes atendí esta-
ba una pareja joven. Después de ocho años de matrimonio
feliz y dos hijos, descubrieron que no podían vivir juntos.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

32
2
El arte de amar

Los últimos seis meses los pasaron separados. Me resultó


muy curioso cuando ambos reconocieron virtudes excelen-
tes en el otro y lamentaron profundamente la separación,
viviéndolo con dolor, como una desgracia. Si había tantas
cosas que los unían, ¿por qué estaban separados? Des-
pués de dos consultas pude esclarecer varios desacuerdos.
El esposo finalmente me confesó la razón principal de la
discordia. Su rostro airado daba evidencia de un gran dis-
gusto. Contó lo siguiente: “Juzgue usted, doctor. Durante
ocho años de convivencia me cansé de decirle a esta mujer
(señalando a la esposa) que no me lavara mi ropa. A mí
me gusta tener la ropa bien planchada, doblada, ubicada
en su lugar en el closet. Ella lava toda la ropa junta y
la deja entreverada, sin doblarla, en un recipiente. Eso
me pone frenético. Ver mis camisas hechas un nudo con
sus polleras y la ropa de los chicos no lo soporto. Le he
pedido de mil maneras, que al sacarla del secarropa, la
doble y me la deje separada, incluso le pedí que no lave mi
ropa, que yo lo haría, así la ordeno a mi gusto. Pero nunca
conseguí que me hiciera caso. No entiende, no me explico
cómo alguien tan inteligente como ella no pueda entender
algo tan simple. ¿Cómo cree usted que pueda vivir con
una mujer así?”

Me quedé sorprendido mirándolo. No podía creer que


un matrimonio promisorio, de personas cultas, de profe-
sionales exitosos y sensatos, con dos hijos chicos, que de-
cían quererse y valorarse, estuviesen separados por esa

MARIO PEREYRA

33
2
El arte de amar

tontería. Le pregunté:

— ¿Durante ocho años estuvo diciéndole que no lave


su ropa junto a la de ella?

—Sí, doctor— respondió con énfasis.

— ¿Y siempre fracasó?

— Sí, doctor.

— ¿Y aún así continuó insistiendo en el fracaso duran-


te todos estos años?

— Sí, volvió a responder sin tanto entusiasmo.

— No puedo creerlo

— Sí, es increíble, ¿no es cierto?

Él pensaba que estaba reconociendo la insensatez de


la señora, pero yo no me refería a ella sino a él.

— No, es su actitud lo que no entiendo

— ¿Por qué? preguntó intrigado.

— Porque si a usted le produce tanto fastidio este asun-


to, ¿por qué estuvo insistiendo tanto tiempo si no funcio-
naba? Si se dio cuenta que no lograba cambiarla, ¿por qué
persistió? Es como dar un puntapié descalzo a un clavo con
el propósito de doblarlo. Es usted quien se daña.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

34
2
El arte de amar

Me miraba con los ojos bien abiertos, sorprendido,


como quien escucha una revelación insólita. Continué.

— Siempre hay cosas que podemos cambiar y otras


que no podemos hacerlo, ¿qué hacer? Pues, aceptar al
otro como es. Si ella tiene tantas virtudes ¿por qué no to-
lerar un defecto? Y si no pudiera hacerlo, mande su ropa
al lavadero.

Quedó mirándome un rato en silencio, como si estu-


viera ante un prodigio, hasta que contesto:

— Nunca lo había pensado de esa forma.

Desde ese momento cambió totalmente su actitud. A


la próxima entrevista parecían novios. Me comunicaron
que habían solucionado el problema de la ropa y del ma-
trimonio. Habían acordado mandar la ropa al lavadero y
el esposo había decidido volver al hogar. Estaban de fies-
ta. Indudablemente, la reconciliación es una experiencia
maravillosa que recupera la alegría de vivir y descubre el
arte de la convivencia.

El arte de amar

Vivimos la hora del desencanto. Después de la caída


del muro de Berlín, el derrumbe del marxismo, el fin de
las utopías y de todas las ideologías hay un vacío flotando
por doquier. Hoy se ha perdido la fe. Las creencias es-

MARIO PEREYRA

35
2
El arte de amar

tán en crisis. La desconfianza y la sospecha ensombrecen


la cotidianidad. La incertidumbre gana espacio. El ma-
trimonio no es ajeno a este panorama. Muchas veces un
signo de duda pende sobre la fidelidad y el amor del cón-
yuge. ¿Cómo salvaguardar la pareja del recelo erosivo y
destructivo? ¿Qué hacer para recuperar la fe en el otro?
¿Cómo puede un matrimonio sobrevivir a la decepción?
Entre la fugacidad de la dicha y la continuidad del desen-
canto, ¿se puede eliminar toda disonancia? Sí, se puede,
la respuesta es el amor, la eterna fórmula del amor. Pero,
¿qué es el amor?, ¿cómo desarrollar el arte de amar?

Amar no es ir a refugiarse en casa de mamá o papá


cuando surgen las dificultades sino buscar juntos la so-
lución. Amar no es comparar con quien realmente sabe
hacer las cosas, sino callar y decir: “No importa querido
o querida, ya saldrá mejor”. Amar es ir juntos al ginecó-
logo y tranquilizar al cónyuge que teme la aparición del
hijo; es ayudarse mutuamente a asumir el rol de padre o
madre y todos los demás roles. Amar es planear juntos,
no imponer sino elegir de común acuerdo, es satisfacer
los antojos (no todos, por cierto), acompañar en el parto,
levantarse de noche a pasear el bebé para que el cónyuge
descanse, cambiar los pañales sucios, colaborar con las
tareas del hogar, jugar con los hijos.

Amar no es desaparecer a la hora de los compromisos,


sino ser responsable, tener una actitud de cuidado y apo-

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

36
2
El arte de amar

yo permanente. Amar es dejar de decir “yo” y aprender a


decir “nosotros”. Amar de verdad significa, “te respeta-
ré como persona”. Implica lealtad, valoración y recono-
cimiento de la individualidad del cónyuge. Esta idea de
unidad y aceptación de las diferencias en el matrimonio,
la expresa bellamente una poesía de Khalil Gibrán, que
recita estas palabras:

Nacisteis juntos y juntos permaneceréis para siem-


pre. Estaréis juntos cuando las alas blancas de la
muerte esparzan vuestros días. Sí; estaréis juntos
aun en la memoria silenciosa de Dios. Pero dejad
que haya espacios en vuestra unión, y dejad que los
vientos dancen entre vosotros. Amaos el uno al otro,
pero no hagáis del amor una cadena; que sea, me-
jor un mar moviéndose entre las orillas de vuestras
almas. Llenaos uno al otro vuestras copas, pero no
bebáis de una misma copa. Compartid vuestro pan,
pero, no comáis del mismo trozo. Cantad y bailad
juntos, y estad felices, pero que cada uno de vosotros
sea independiente. Las cuerdas de un laúd, están
solas, aunque palpiten con la misma música. Dad
vuestro corazón, pero no para que vuestro compañe-
ro lo tenga, porque únicamente la mano de la Vida
puede contener los corazones. Y estad juntos, pero
no demasiado juntos. Porque los pilares del templo
están separados. Y, ni el roble crece bajo la sombra
del ciprés, ni el ciprés bajo la del roble.

MARIO PEREYRA

37
2
El arte de amar

Se dice que a los veinte años todo se ve brillar esplen-


dorosamente bajo los cálidos rayos del sol. A los treinta
empieza a aparecer la luna y luego deviene la hora del
desencanto. Es un hecho irrefutable que la vida matrimo-
nial y familiar es una escuela, quizás la más importante,
donde nos desarrollamos, crecemos, maduramos y reali-
zamos el aprendizaje del arte de las relaciones humanos,
en su forma más ardua, el arte de amar. Aprenderlo, ejer-
citarlo cada día y cada noche, mantenerlo siempre fresco
y lozano, he ahí el secreto del éxito conyugal.

Conjuro Sioux

Cuenta una vieja leyenda de los indios Sioux, que una


vez llegaron hasta la tienda del viejo brujo de la tribu,
tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y hono-
rable de los jóvenes guerreros, y Nube Azul, la hija del
cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.

— Nos amamos —empezó el joven.

— Y nos vamos a casar —dijo ella.

— Y nos queremos tanto que tenemos miedo, quere-


mos un hechizo, un conjuro, o un talismán, algo que nos
garantice que podremos estar siempre juntos, que nos
asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encon-
trar la muerte.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

38
2
El arte de amar

— Por favor —repitieron—, ¿hay algo que podamos ha-


cer?

El viejo los miró y se emocionó al verlos tan jóvenes, tan


enamorados y tan anhelantes esperando su palabra.

— Hay algo.... —dijo el viejo— pero no sé, es una tarea


muy difícil y sacrificada.

— Nube Azul... —dijo el brujo— ¿ves el monte al norte


de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola y sin más armas
que una red y tus manos. Deberás cazar el halcón más her-
moso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo
aquí con vida el tercer día después de luna llena. ¿Com-
prendiste?

— Y tú, Toro Bravo —siguió el brujo—, deberás escalar


la montaña del trueno, cuando llegues a la cima, encontra-
rás la más brava de todas las águilas, y solamente con tus
manos y una red, deberás atraparla sin heridas y traerla
ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Azul. ¡Sal-
gan ahora!

Los jóvenes se abrazaron con ternura y luego partieron


a cumplir la misión encomendada... ella hacia el norte y él
hacia el sur. El día establecido, frente a la tienda del brujo,
los dos jóvenes esperaban con las bolsas que contenían las
aves solicitadas.

MARIO PEREYRA

39
2
El arte de amar

El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de


las bolsas. Eran verdaderamente hermosos ejemplares.

— Y, ahora, ¿qué haremos? —preguntó el joven— ¿los


mataremos y beberemos el honor de su sangre?

— No, —dijo el viejo.

— ¿Los cocinaremos y comeremos el valor en su car-


ne? —propuso la joven.

— No —repitió el viejo—. Harán lo que les digo: tomen


las aves y átenlas entre sí por las patas con estas tiras
de cuero. Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que
vuelen libres.

El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y


soltaron los pájaros. El águila y el halcón intentaron le-
vantar vuelo pero sólo consiguieron revolcarse por el piso.
Unos minutos después, irritados por la incapacidad, las
aves arremetieron a picotazos entre sí hasta lastimarse.

—Este es el conjuro. Jamás olviden lo que han visto.


Son ustedes como un águila y un halcón. Si se atan el uno
al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arras-
trándose. Sino que además, tarde o temprano, empezarán
a lastimarse el uno al otro. Si quieren que el amor entre
ustedes perdure... ¡Vuelen juntos!, pero jamás atados”.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

40
CAPÍTULO 3

EL SECRETO ENCANTO DEL AMOR

“Adentrando en la niebla”

“Vuestro amor sea sin fingimiento; detestando el mal,


adhiriéndoos al bien; amándoos cordialmente
los unos a los otros; estimando en más cada uno a los otros;
con un celo sin negligencia; con espíritu fervoroso...
con la alegría de la esperanza...”
San Pablo (Rom.12:9 12)

¿Como evitar las desdichas monogámicas? ¿Sólo es


posible alcanzar la aleación de cuerpo y alma más que
en ráfagas fugaces? ¿Hay alguna clave que permita pre-
servar las alianzas matrimoniales sin que el tiempo las
dañe? Quizás una respuesta posible pueda extraerse de
un espléndido poema escrito por Mario Benedetti que lle-
va como título: “La culpa es de uno”. Describe el drama de
un hombre que sufre la pérdida de su amor. En primera
persona, narra la vivencia atroz de padecer “una hecatom-
be de esperanzas”, a partir de la decisión de su amante de
ponerle fin a la relación, considerado como “una manera

MARIO PEREYRA

41
3
El secreto encanto del amor

tierna y a la vez implacable de desahuciar mi amor”. El


protagonista está meditando en “sus lóbregos cuarteles
de invierno, con los ojos bien secos, por si acaso”, recor-
dando las palabras de despedida, envuelto “en nostalgia”,
mirando “como te vas adentrando en la niebla”.

¿Qué pasó en el último encuentro? No lo dice explícita-


mente, pero fue cuando se concretó la separación y se hizo
evidente el fracaso. El protagonista tenía muchas ilusio-
nes depositadas en el futuro de la relación (“hasta aquí
había hecho y rehecho mis trayectos contigo, hasta aquí
había apostado a inventar la verdad”), por eso fue terrible
cuando conoció el “pronóstico” fatídico, de ser dejado en
“los suburbios de tu vida posible”. Entonces, en la soledad
de su desgracia, mirándose al espejo, descubre que él es el
único culpable. Confiesa: “Creo que tenés razón, la culpa
es de uno cuando no enamora y no de los pretextos, ni del
tiempo”. Esa fue la causa principal de la ruptura, su inca-
pacidad para despertar amor y trasmitir la certidumbre
de estar frente al ser de la vida. Cuando se enamora sien-
te que no hay otro, que nadie más que el ser amado puede
proporcionar la felicidad. “La culpa es de uno” cuando no
se consigue germinar el apego apasionado, la exaltación
anímica y física, cuando no se logra despertar la esperan-
za de la dicha compartida.

La parte más trágica del poema es el final, cuando “to-


das mis intuiciones se asomaron” para descubrir, “un de-

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

42
3
El secreto encanto del amor

rrumbe de algún modo previsto”. ¿Por qué? ¿Si sabía que


la relación estaba destinada al fracaso, por qué solamente
intentó “forzar la realidad”, “inventando” otra verdad, en
lugar de ejercer el auténtico arte de amar? Si en su fue-
ro íntimo sabía que su incapacidad para enamorar era la
razón que llevaría al fracaso, no intentó alguna otra cosa
que cambiara el desenlace final. Hay que pensar, que en
última instancia, fue su pesimismo el que lo hundió en
el ruina; fue su desesperanza lo que impuso inexorable-
mente el destino adverso, la ineptitud para construir un
nuevo futuro iluminado por la fuerza de la esperanza. Por
eso sucumbió en el abismo de la soledad, quedando conde-
nado a escuchar el eco repetido de su desgracia, frente al
espejo de su cobardía.

El virus de la desesperanza

El apóstol Pablo enseña —en el texto que aparece en-


cabezando el capítulo—, que el amor debe ser “sin fingi-
miento”, es decir, sin sospechas, ni vaciado de contenidos.
Ahora, pues, ¿con qué llenarlo? El Apóstol prescribe una
serie de componentes esenciales. Ellos son la cordialidad,
la actitud cálida y condescendiente; debe sobrestimar las
excelencias del ser amado no las propias, manifestando
una entrega total, “sin negligencias”, con un ánimo fer-
viente. Pero hay otro rasgo, quizás el más importante, el
amor debe contener la “alegría de la esperanza”. En el
célebre himno al amor de la primera carta a los Corintios,

MARIO PEREYRA

43
3
El secreto encanto del amor

capítulo 13, Pablo enfatiza que “el amor... todo lo espe-


ra” (vers. 7). Así, pues el amor debe estar imbuido o im-
pregnado totalmente de esperanza. Pero, ¿qué significa
esperar con alegría? ¿Qué tipo de espera es esa cuando
la esperanza acerca del ser amado es jubilosa o exulta de
contento?

Para ilustrarlo, vemos un caso por contraste. Norma,


una señora de 33 años, internada en tratamiento psicológi-
co, lloraba, al confesar su decepción con el marido: “Me dejó
sola; cuando más necesitaba de él, no estuvo. No estuvo al
nacer mis hijos y ahora que me enfermé, tampoco está; me
internó en el hospital y se fue”. Ella esperaba la compañía
del esposo en esas circunstancias crítica en que se encon-
traba, anhelaba oír su palabra de afecto y consuelo, pero
sus expectativas se frustraron por su ausencia. Le pregun-
té si era apropiado esperar eso del esposo. “¿Será que está
capacitado para ayudarla en su angustia?” Conozco ese
hombre sencillo, trabajador incansable, que jamás le había
dejado faltar nada, pero a quien las tristezas y aflicciones
lo paralizan, no sabiendo otra cosa que salir corriendo. Es
forzoso diferenciar la esperanza de la ilusión o la utopía. Se
nos pide que pongamos esperanza en el amor no fantasías
irrealizables. La esperanza es realista, espera y cree en lo
posible, no en lo quimérico. Entendemos que el texto pau-
lino indica que debemos esperar del otro todo lo que pueda
dar, lo mejor de sí, lo que surge con alegría no en forma
forzada, que escapa a sus posibilidades.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

44
3
El secreto encanto del amor

En muchas parejas se percibe una suerte de resigna-


ción, donde el amor aparece congelado por actitudes frías
y rutinarias, donde se ha apagado la pasión y la esperan-
za. Cuando no se espera nada del otro, el amor muere
fatalmente. Aparece ese desolado paisaje de pérdida de
la fe en las construcciones del futuro, donde sólo perviven
las huellas gastadas del pasado. Esas parejas que care-
cen de la “alegría de la esperanza” son seres obligados a
transitar por la marchita geografía de la convivencia en
una atmósfera de esfuerzo y, quizás, de doloroso suplicio.
Podrían incluirse dentro de aquella sombría declaración
de Borges: “no nos une el amor sino el espanto”. Matri-
monios que padecen del síndrome de inmunodeficiencia
conyugal, víctimas del virus letal de la desesperanza.

La esencia del amor

Cuando estalla la magia del amor con sus dulces arre-


batos emocionales, se experimenta el encanto de las exce-
lencias del ser amado y el corazón se llena de entusiastas
ilusiones, más que de una esperanza auténtica. En ese
momento se espera todo del otro. El futuro aparece ilu-
minado por un optimismo exacerbado. En esa etapa, es-
tremecida por las oleadas de la pasión, domina la ficción
idealista, los espejismos del ensueño y la fantasía en una
quimera erigida por la imagen soñada del ser amado. A
esto se llama “enamoramiento”. Por lo general, se mantie-
ne durante el noviazgo y la “luna de miel”, después suele

MARIO PEREYRA

45
3
El secreto encanto del amor

sobrevenir la “luna de hiel”. Es la hora de la desilusión (a


veces, sobreviene después de varios años de matrimonio),
cuando la clarividencia de la dura realidad resquebraja
los sueños románticos.

En los casos en que el amor persiste más allá del des-


encanto, es frecuente encontrar que se mantiene el apa-
sionado apego a la imagen del amor idealizado. Entonces
se somete al cónyuge al acoso permanente para forzarlo
a desempeñar ese modelo de fantasías; se espera que lo
cumpla en todo, que se ajuste plenamente a él. “Tienes
que adelgazar, te estás poniendo gordo(a)”, “vístete me-
jor”, “no hagas eso”, “quiero que seas más ordenado(a)”
y otras exigencias por el estilo. Es la dictadura del ideal
conyugal, una suerte de servicio militar obligatorio que
impone el aprendizaje del ideal del otro, la lucha por con-
servar la ilusión. Esta es una etapa de prueba y desgaste
del matrimonio. Inevitablemente suceden las crisis. Mu-
chas parejas sucumben en ella y se separan. Es el fracaso
de no poder responder a lo esperado del amor romántico.

Si el amor sobrevive a esa difícil prueba, entonces,


puede aparecer la auténtica esperanza. ¿En que consiste?
En abandonar el ideal del amor y aceptar la realidad de
la persona amada. En renunciar al terrorismo conyugal,
aceptando la libertad de conciencia, no exigiendo nada,
respetando la personalidad de la pareja. Cuando se re-
conoce al otro en su forma de ser y de querer, se abre la

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

46
3
El secreto encanto del amor

posibilidad de experimentar la alegría de la esperanza.


Consiste en esperar todo lo que el otro realmente puede
dar, sin exigirlo, asumiendo una actitud comprensiva, de
confianza, creyendo en sus virtudes, estimulando las ex-
celencias de su carácter y expresando continuamente el
amor en el mejor de los lenguajes posibles.

Erich Fromm, en su famosa obra El arte de Amar, definió


el amor maduro como la actitud de dar más que de reci-
bir. No es dar cosas meramente sino darse a sí mismo. Dar
aquello que uno tiene de vivo, las alegrías y tristezas, los
intereses y todas las expresiones de aquello que palpitan en
uno. Este tipo de amor que da, no para recibir sino por el
acto mismo de dar, según Fromm, tiene cuatro componen-
tes básicos. Ellos son: cuidado, responsabilidad, respeto y
conocimiento. Cuidado es la preocupación activa por la vida
y el crecimiento de quien amamos. La responsabilidad es la
capacidad de responder, el deber de estar a disposición del
amor. Respeto es reconocer al otro en la realidad de su per-
sona no en función de mis deseos. Por último, el conocimien-
to es un saber del interior del otro, un responder sin que
haya un pedido sino porque se conoce sus necesidades. Pero
a esta lista le falta otro componente, como hemos visto, la
esperanza. El amor no consiste solamente en conocer y reco-
nocer a la pareja, valorarla, cuidarla y respetarla, también
implica verla en todas sus posibilidades futuras, no como es
sino como podría llegar a ser en la medida que crezca como
persona, en todos sus valores humanos y espirituales.

MARIO PEREYRA

47
3
El secreto encanto del amor

Elena de White, describe con notable claridad cómo


Jesús veía a la gente. El ejemplo del gran Maestro cris-
tiano de todos los tiempos, puede constituirse en modelo
de aplicación matrimonial, con respecto a la actitud de
esperanza que debería dominar en el hogar. Jesús, en
cada ser humano, “percibía posibilidades infinitas. Veía a
los hombres según podrían ser transformados por su gra-
cia... Al mirarlos con esperanza, inspiraba esperanza. Al
saludarlos con confianza, inspiraba confianza. Al revelar
en sí mismo el verdadero ideal del hombre, despertaba el
deseo y la fe de obtenerlo. En su presencia, las almas des-
preciadas y caídas se percataban de que aún eran seres
humanos, y anhelaban demostrar que eran dignas de su
consideración. En más de un corazón que parecía muerto
a todas las cosas santas, se despertaron nuevos impulsos.
A más de un desesperado se presentó la posibilidad de
una nueva vida” (1978, 80).

Este ejemplo y modelo es la mejor definición del amor,


la expresión tangible de la “alegría de la esperanza” ope-
rando en el vínculo de las relaciones humanas, particu-
larmente en el ámbito de la intimidad de la vida matri-
monial.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

48
CAPÍTULO 4

ETAPAS Y ESTILOS CONYUGALES

El amor en tiempos de divorcio

“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas,


y no tengo amor,
vengo a ser como metal que resuena,
o címbalo que retiñe.
Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios
y toda ciencia,
y si tuviese toda la fe,
de tal manera que trasladase los montes,
y no tengo amor, nada soy”
1 Corintios 13:1-2

Se ha roto la postal del amor. La foto de la felicidad


que retrataba la pareja abrazada, con una amplia sonri-
sa de ilusiones, duerme amarillenta en algún álbum em-
polvado del desván. El sueño del hogar feliz hoy es, para
muchos, la pesadilla de padres separados y de hijos que
sufren el abandono o el maltrato. La familia tradicional,
constituida por el padre, la madre y los hijos, está siendo
sustituida por la familia “monoparental” —madre o padre

MARIO PEREYRA

49
4
Etapas y estilos conyugales

solos con sus hijos—; la familia “ensamblada” —la de “los


tuyos, los míos y los nuestros”, pareja con hijos de ma-
trimonios anteriores—; la familia “extendida” —quienes
viven con parientes u otros integrantes—; la pareja con
“cama afuera” —cada uno pernocta en su casa—; los “des-
acompañados” o solos, y otras fórmulas de asociaciones
exóticas y a veces perversas, como las “parejas de tres”,
de gays y de lesbianas.

La crisis que vivimos es colosal y desestabilizadora.


Pero lo abrumador no es que estemos en crisis, porque hace
mucho que vivimos en este estado de cosas, lo nuevo es el
tamaño de la crisis. Nunca nuestra sociedad ha vivido una
crisis como la actual. Jamás el dulce hogar de antaño ha
pasado por un proceso de disolución de tanta envergadura,
que para peor, aparece con la siniestra sensación de algo
irreversible. Hace mucho tiempo existían las familias
ampliadas, integradas por los parientes que se reunían
y compartían frecuentes encuentros llenos de algarabía
y risa. Luego el matrimonio y sus hijos impusieron la
modalidad “cápsula” o “nuclear”, abandonándose aquellas
apoteóticas jornadas de la parentela para ocuparse
exclusivamente cada cual en su cónyuge e hijos. Hoy, este
proceso de disgregación alcanzó el matrimonio, haciendo
que los padres funcionen en los turnos indicados por el
juez, en el rincón infantil de una plaza, del shopping o un
cine.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

50
4
Etapas y estilos conyugales

Vivimos tiempos de cambio. Ha desaparecido la figu-


ra del tío, convertido en un mito del pasado, igual que el
padrino o la madrina. También el abuelo o la “nona”, que
antes vivían en casa, en el centro de las reuniones fami-
liares de los domingos, ahora hay que visitarlos en el ge-
riátrico. Las nuevas figuras del escenario familiar actual
son el “tercero”, el “novio” de mamá o la “novia” de papá,
el novio-esposo o la novia-esposa del hijo adolescente, que
frecuentemente pasa la noche en casa, el padre ausen-
te o el “esposo de fin de semana”. Prevalece el sistema
de amor-negociación, es decir, la relación de pareja como
algo transaccional y de conveniencia.

En este contexto, las escenas que se despliegan sue-


len exhibir espectáculos dramáticos y novelescos, cuando
no trágicos, como el maltrato, los abusos, el incesto y la
violencia. Otros permanecen enzarzados en pleitos y dis-
putas, alimentando odios y resentimientos por años. El
hogar, cada vez más, dejó de ser aquel refugio idílico, pla-
centero, el espacio íntimo de tregua y refrigerio. En mu-
chos casos es un buen hotel. Cada vez son menos los que
cumplen las funciones para la cual Dios destinó al hogar.
En síntesis, las sombras de la crisis están apagando las
risas y alegrías del firmamento familiar. Los románticos
días del amor y de la dicha compartida ha devenido en
desencanto y frustración.

MARIO PEREYRA

51
4
Etapas y estilos conyugales

Las estadísticas proclaman elocuentemente los signos


del deterioro. Informan que cada vez la gente se casa me-
nos, se divorcia más y tiene menos hijos. Además, es más
probable nacer de una relación extramatrimonial que en
el seno de un hogar bien constituido que espera al niño.
Las evidencias de la desorganización familiar son sólidas
y preocupantes. Por ejemplo, en Estados Unidos los ín-
dices de divorcio durante la década del 80 oscilaban en
torno al 50%, es decir, fracasaban la mitad de los matri-
monios. En cambio, durante los años de esta década la
información establece que se divorcian el 67% de los que
se casan, esto es, casi dos de cada tres matrimonios. Con
posterioridad a 1990, el número anual de matrimonios
y de nacimientos aceleró bruscamente su caída. La pro-
gresión del porcentaje de los hijos extramatrimoniales ha
aumentado sensiblemente en los últimos años. Otro dato
significativo indica que las uniones consensuales han au-
mentado su tendencia ascendente.

Según los especialistas las causas principales de los


trastornos familiares son los problemas económicos, la
desocupación, la salida de la mujer del hogar y la falta
de inserción laboral estable. Esto conduce a posponer la
formación de uniones legales (más difíciles de romper) y
la llegada de los hijos. A nuestro criterio este proceso de
desestructuración obedece a razones más profundas que
una cuestión económica o laboral. Denuncia una crisis de
valores. Son responsables la actitud hedonista, autocom-

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

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4
Etapas y estilos conyugales

placiente, egoísta, la falta de solidaridad y altruismo, la


superficialidad o actitud light y especialmente, la pérdi-
da de la fe, el haber olvidado de mirar hacia el cielo, lo
trascendente o los valores eternos. Sin embargo, más que
explicaciones necesitamos soluciones, más que buenos
diagnósticos lo importante son los buenos tratamientos.
Por eso hay que preguntarse, ¿cómo recuperar lo recu-
perable? ¿Cómo alcanzar un hogar sin sombras? Un me-
dio es conocer los procesos de la vida conyugal y familiar,
entender que la existencia transita por etapas y estilos
determinados; eso nos permitirá comprender y optimizar
nuestro funcionamiento, de acuerdo al rol que desempe-
ñemos en la familia. Estudiaremos estos desarrollos y
transformaciones que vivimos a lo largo del ciclo vital de
la familia.

¿En qué etapa de la vida matrimonial se encuentra?

Las etapas son fases predecibles y necesarias en el


proceso normal del desarrollo que involucran componen-
tes físicos, emocionales, relacionales y espirituales. Un
ejemplo de ellas son los niveles de maduración que atra-
viesa el niño, desde su nacimiento hasta la edad adulta.
En forma similar, el matrimonio avanza normalmente
de etapa en etapa en su desarrollo, de acuerdo al núme-
ro de años que lleva desde su inicio. La importancia de
estudiar las etapas se debe a que éstas son indicadoras
de crecimiento y permiten evaluar una pareja, en un mo-

MARIO PEREYRA

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4
Etapas y estilos conyugales

mento determinado. Por ejemplo, un niño de cinco años


debe tener todas las características correspondientes a
su edad, si un niño específico le faltara algunas de esas
características, tendría un déficit (v.gr., que todavía no
haya aprendido a hablar) que requerirá un tratamiento
para superarlo. Lo mismo ocurre con las etapas del ma-
trimonio, ellas nos informan si la pareja está creciendo o
ha quedado estancada en su maduración.

Si el matrimonio no crece, como ocurre con cualquier


organismo vivo, está mostrando alguna perturbación o
está en proceso de enfermarse. Como decíamos, cada vez
son más los matrimonios que fracasan en completar el
ciclo completo, y fallan en lograr superar las dificultades
que encuentran en cada etapa que tienen que atravesar.
Entonces, ¿cuáles son las etapas que transitan los matri-
monios a lo largo de la vida? ¿Qué tipos de problemas apa-
recen en cada una de ellas? Aunque no hay pleno acuerdo
entre los expertos de cuáles son las etapas y sus respec-
tivas dificultades, consideramos los planteamientos de
los doctores Minirth, Newman y Hemfelt (1994) son los
que tienen bases más sólidas y resultan más instructivos.
Ellos sugieren la existencia de cinco etapas, con sus pro-
blemas y desafíos. En forma sintética, las mismas son las
siguientes:

Primera etapa. Se denomina Amor joven. Comprende


los primeros dos años de vida matrimonial. La tarea prin-

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

54
4
Etapas y estilos conyugales

cipal de esta etapa es lograr el acople o la unidad entre


los dos miembros de la pareja, que son independientes y
diferentes. Es necesario dejar atrás los patrones familia-
res de origen, construir nuevas ideas y comportamientos,
determinar quién manda y cómo hacer para sobreponerse
a la tendencia de luchar por el control e imponerse. Hay
que decidir en forma realista y responsable entre las dife-
rentes opciones, edificar la unión sexual y lograr un com-
promiso de unidad de propósito y de acción, para crecer
en todos los aspectos, como pareja y como individuos.

Segunda etapa. Es la del Amor realista. Va del terce-


ro al décimo años. Los desafíos son “persistir en el amor
aunque la realidad golpee”, “reconocer los contratos ocul-
tos” (v.gr., expectativas, mensajes, conductas e ideas que
cada uno tiene con respecto al otro, no siempre conscien-
tes) que maneja el matrimonio, para crear nuevos acuer-
dos. Es la etapa cuando frecuentemente aparecen los hi-
jos, donde hay que desarrollar la paternidad y reforzar la
pareja para que pueda soportar la prueba de mantener la
unidad del vínculo y acordar los criterios educativos y su
aplicación.

Tercera etapa. Va desde el decimoprimero al vigésimo


quinto años y es distinguida como Amor confortable.
Aquí la cuestión es saber mantener la individualidad pro-
pia y una interdependencia saludable, sin caer en depen-
dencias o independencias exageradas. Suelen aparecer

MARIO PEREYRA

55
4
Etapas y estilos conyugales

los desencantos producidos por la ilusión del sexo y del


compañero perfecto. Muchas veces surgen los adulterios,
que exigen un adecuado tratamiento, y la práctica del
verdadero perdón. Es un período de crisis y cambios, don-
de hay que aceptar las pérdidas inevitables (por ejemplo,
la pérdida de la juventud, de la buena salud, de los sue-
ños financieros, de los padres, etc.) y lidiar con los hijos
adolescentes para ayudarlos a conseguir la autonomía. El
matrimonio debe aprender a trabajar como equipo y ad-
quirir nuevas formas de satisfacción mutua en compañe-
rismo y en intimidad.

Cuarta etapa. Es la del Amor renovado. Va desde el


vigésimo sexto al trigésimo quinto años. Es la etapa que
atraviesa por el “nido vacío” (cuando se van los hijos), la
menopausia y la andropausia, la jubilación, los efectos
negativos de los cambios psicofísicos y se sufren pérdidas
importantes (por ejemplo, de los padres, amigos, finanzas
y otras). Todavía persiste la amenaza de la infidelidad.
Por lo tanto, hay que combatir las crisis generadas por
todos estos factores. Según los autores, la tarea principal
del matrimonio en esta etapa es la renovación de la inti-
midad, el compañerismo y la unidad.

Quinta etapa. Es la del Amor trascendente. Del tri-


gésimo sexto año en adelante. Es cuando hay que apren-
der a vivir como jubilado, lo cual no significa pasividad.
Al contrario, es importantísimo la actividad física e inte-

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

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4
Etapas y estilos conyugales

lectual, mantener una red de relaciones amplia y hacer


nuevos planes de vida. Como dice el dicho, “tiburón que se
duerme se lo lleva la corriente”. La pareja debe continuar
renovando su amor e intimidad. Sin embargo, la tarea
principal para la etapa es desarrollar una “perspectiva
trascendente” de vida, que les permita crecer espiritual-
mente y enfrentar la muerte como una culminación de la
vida y un paso hacia la eternidad.

Seguramente, esta descripción no abarca todos los


aspectos de la compleja e inmensa variedad de la vida
conyugal, pero es importante para que cada uno pueda
evaluarse en si ha completado exitosamente las etapas
del matrimonio. Para los especialistas, la raíz del desas-
tre es cuando se atasca en una etapa y no se avanza. En
esos casos hay que investigar las razones y luchar por su-
perarlas. El hogar puede llegar a ser un “pedazo de cielo
en la tierra”, pero es necesario trabajar diligentemente
para disfrutar los frutos de un matrimonio maduro y rea-
lizado.

Estilos de relación conyugal

Todas las parejas adoptan una manera característi-


ca de relacionarse con el otro, una modalidad principal
que constituye su “impronta personal”, durante cualquier
etapa del ciclo matrimonial, aunque puede variar en si-
tuaciones especiales. La calidad de la interacción marital

MARIO PEREYRA

57
4
Etapas y estilos conyugales

dependerá de esta modalidad peculiar de la pareja; ella


establece una relación única, determinada por su contra-
to interaccional, ya sea explícito o tácito.

Según Clifford Sager (1977), hay siete modos princi-


pales de reaccionar ante el compañero, los que denominó
“perfiles de conducta”. Cada uno de estos tipos de cón-
yuge representa una modalidad de relación con amplias
características generales. No son categorías rígidas; la
mayoría de las personas manifiestan rasgos correspon-
dientes a diferentes perfiles, o pueden pasar de uno a otro
en un mismo día. Personalmente, al aconsejar a parejas,
procuro descubrir cual es el perfil que utilizan con mayor
frecuencia en sus interacciones decisivas, el que mejor re-
fleja el estilo y la calidad de la relación. Resulta muy útil
para identificar los patrones disfuncionales con los cuales
están operando.

Toda pareja constituye un sistema dotado de sus pro-


pias reglas, convenciones, costumbres, prohibiciones,
obligaciones y maneras de hacer o no hacer las cosas, las
cuales pueden coincidir o no con las creencias personales
de uno o ambos esposos, o con su forma de actuar con
otras personas. Conforman un sistema determinado, por
la suma de la herencia y de las experiencias vitales de
cada uno, independiente y distinto de otras díadas, que es
como las impresiones digitales de cada persona.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

58
4
Etapas y estilos conyugales

Al considerar los siete patrones de Seger, hay que te-


ner presente tres puntos importantes. Primero: ellos no
comprenden todos los tipos posibles, sino aquellos más
comunes y generales. Segundo: el individuo puede elegir
pareja guiándose por su percepción de pertenecer a un
tipo determinado, aunque no es igual para todos. Tercero:
uno y otro cónyuge pueden comportarse (repentina o gra-
dualmente) en forma distinta a la típica de la relación, ya
que las experiencias y las circunstancias pueden alterar
la dinámica individual y la del sistema marital.

Cada uno de los perfiles aquí descritos tipifican casos


normales o con algún grado leve o moderado de patología,
lo que podría rotularse como “patología diádica interaccio-
nal de la vida cotidiana”. Cada perfil se define, en parte,
de acuerdo con un tipo conyugal complementario, lo cual
esclarece las dimensiones de la interacción y la índole del
tipo de esposo. Los siete perfiles, que exponemos son: el
cónyuge igualitario, el romántico, el parental, el infantil,
el racional, el camarada y el paralelo.

Cónyuge igualitario

La persona que interactúa como cónyuge igualitario


busca una relación basada en la nivelación de ambos es-
posos, la desee o no su compañero. Espera que los dos
tendrán los mismos derechos, privilegios y obligaciones,
aunque no haya ninguna cláusula cubierta o encubierta.

MARIO PEREYRA

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4
Etapas y estilos conyugales

Espera que él y ella serán personas completas por derecho


propio, autónomas en sus trabajos y amistades, pero sen-
sibles a las necesidades del compañero y emocionalmente
interdependientes. En consecuencia, cada cual respetará
la individualidad del otro, incluyendo sus debilidades y
falencias.

Frederick S. Perls buscó resumir esta relación, tenida


por “ideal” en la década de 1960, escribiendo el siguiente
poema:

Yo hago lo mío y tú lo tuyo.


No estoy en este mundo para vivir según tus expectativas,
ni tú lo estás para vivir según las mías.
tú eres tú y yo soy yo.
Y si, por casualidad, nos encontramos el uno al otro,
eso es hermoso.

Cuando leí por primera vez estos versos me parecie-


ron convincentes, pero poco a poco me di cuenta del indi-
vidualismo atroz que encierran. No hay ninguna alusión
a “lo nuestro”, no trasmite ninguna noción de compromiso
ni proyecto común futuro por el cual luchar, ninguna vo-
luntad para tratar de mantener vivo el matrimonio. El
cónyuge igualitario debe ser razonablemente capaz de
aceptar y tolerar una relación de paridad madura, no ri-
valizar demasiado con el compañero, y comprender y res-
petar las diferencias.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

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4
Etapas y estilos conyugales

Cónyuge romántico

El elemento excitante y multiforme del amor ad-


quiere una importancia suprema para este tipo de estilo.
Como cree que sólo puede ser feliz y funcionar en forma
óptima relacionándose con otro romántico, se vuelve vul-
nerable cuando su cónyuge se niega a desempeñar ese
papel, e insiste en tratar de hacer de él un romántico.
La romántica dice que su esposo “no es sensible, aman-
te, etc.” y el otro protesta porque “vive aferrándose a mí
y planteándome exigencias, ya que siempre quiere estar
conmigo, siempre quiere poner a prueba mi amor”.

El cónyuge romántico sobrevalora mucho a su com-


pañero y se siente incompleto sin él, por eso, tiende a ser
muy celoso y a proteger excesivamente la relación. Suelen
ser muy posesivos y dominantes, aunque parezcan sumi-
sos. Los románticos tienden a dar gran importancia a los
símbolos sentimentales, posiblemente como un método
para materializar su exclusividad y aferrarse a la pasión
de los primeros tiempos, o buscar recuperarla. Por eso
dan enorme repercusión a los aniversarios (la fecha de su
primer encuentro, su primer beso o su primera relación
sexual), así como a compartir canciones que encierran un
significado especial para ellos.

MARIO PEREYRA

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4
Etapas y estilos conyugales

Cónyuge parental

Este cónyuge puede considerarse una suerte de amo,


aunque suele percibirse a sí mismo como un progenitor,
un maestro, preceptor o profesor, que se relaciona con el
compañero como si este fuera un niño. Otra variante es
el cónyuge “salvador”. Domina a su pareja gobernándola
y velando por él o ella, infantilizándolo(a). Puede actuar
así por inclinación propia, porque el otro de alguna mane-
ra lo induce a hacerlo, o por una combinación de ambas.
El cónyuge parental puede desempeñar un rol benévolo
y cariñoso, fomentando la necesidad de crecimiento e in-
dependencia del “niño”, dentro de ciertos límites, o bien
puede mostrarse riguroso y autoritario, procurando que
su pareja desempeñe el papel de hijo obediente sometién-
dolo a una servidumbre psicológica.

La esencia de su dinámica consiste en que el cónyuge


parental necesita apuntalar su sentido de adultez actuan-
do como progenitor de un partenaire infantil y obediente.
Su palabra es ley. Tal vez tolere las transgresiones, pero
sólo mientras representen las acciones de un niño tonto
o apenas rebelde, cuyas flaquezas irresponsables pueden
ser perdonadas por el progenitor comprensivo, benévolo y
condescendiente. Este cónyuge no tiene tiempo para es-
cuchar a su compañero cuando le habla de crecer y tomar
decisiones por sí mismo. Cuando el cónyuge “niño” llega a
trabajar, estudiar o realizar algún acto de autonomía y de

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

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4
Etapas y estilos conyugales

realización personal, es posible que el cónyuge parental


reaccione contra esas conductas, mediante un sabotaje
sutil o con miedo o con ira, al verse amenazado por esos
cambios que probablemente los estimará como una trai-
ción a la relación.

Cónyuge infantil

Es la contrapartida del anterior, en su forma extrema


y más enfermiza. El cónyuge “niño” se convertirá en el
“esclavo” del “cónyuge amo”. Busca que lo cuiden, prote-
jan, corrijan y guíen; a cambio de esto, le ofrece al cónyu-
ge parental el derecho de sentirse más adulto y necesa-
rio. Actúa en forma dependiente y pasiva, experimenta
un miedo intenso o angustia al abandono, lo que motiva
que se adhiera con tenacidad a su pareja. Por lo general,
se somete a la posesión y el dominio del cónyuge, sin em-
bargo, en algunos casos puede utilizar su posición down
para controlar y exigir atenciones especiales, manipulan-
do a su compañero. También el cónyuge dominante puede
aprovechar la situación de dependencia emocional de su
pareja para ejercer poder e imponer su voluntad.

Cónyuge racional

Como su nombre lo indica, este tipo de cónyuge se nie-


ga a admitir que las emociones puedan influir en su con-
ducta, y trata de establecer una relación marital razona-

MARIO PEREYRA

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4
Etapas y estilos conyugales

da, lógica y bien ordenada, estableciendo con claridad las


obligaciones y responsabilidades de cada uno. El cumple
las suyas y le resulta difícil entender cuando su compañe-
ro no hace lo mismo. Si esta falla en la ejecución de una
tarea o la asunción de una responsabilidad, es posible que
reaccione dando explicaciones lógicas y pacientes. Si el
otro no se corrige puede llegar a la exasperación y a reac-
ciones hostiles.

El cónyuge racional es pragmático, realista, compren-


de las reglas del sistema y tiene la tendencia inherente a
vivir de acuerdo con ellas; rara vez crea reglas nuevas o
cambia las existentes. Con frecuencia, el cónyuge racio-
nal es bondadoso, considerado y cortés en el trato y suele
acudir cuando su esposo o esposa lo necesita, aunque no
parezca sensible a todos los matices de sus sentimientos.
Empero, su aparente insensibilidad hacia los sentimien-
tos y necesidades emocionales del compañero contribuye
muchas veces a producir malestar y crear discordias.

Cónyuge camarada

Este tipo de cónyuge actúa, más que nada, para evi-


tar la soledad; por lo común, es capaz de aceptar el trato
íntimo. No espera recibir amor, pero sí busca bondad y
cuidado y está dispuesto a retribuir, quizá con el agrega-
do de una seguridad económica. Esencialmente busca un
camarada con quien compartir la vida diaria y no aspira

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

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4
Etapas y estilos conyugales

a un amor romántico (aunque pueda desearlo profunda-


mente) y acepta de buena gana las transacciones exigidas
por la vida conyugal. Algunos pueden clasificarse como
“románticos apagados”. Ven su relación como un acuerdo
realista entre personas que ya no tienen ilusiones, que sa-
ben cuáles son sus necesidades y lo que están dispuestos
a dar a cambio de una buena y segura compañía.

Cónyuge paralelo

Este tipo de cónyuge interactúa evitando una rela-


ción íntima compartida. Por más que asegure lo contra-
rio, quiere que el compañero respete su distanciamiento
emocional y su independencia. Desea todos los accesorios
convencionales del matrimonio, incluyendo la casa, los
hijos, el perro, las pantuflas y el lavarropas, pero no quie-
re mantener un trato íntimo. Prefiere dormir en camas
o dormitorios separados, y hasta vivir en lugares distin-
tos. En una palabra, prefiere rozarse con la punta de los
dedos antes que estrecharse en un abrazo. “Compartirá”
los hijos, las reuniones familiares y las comunitarias, en-
tre otras, sin más compromisos. El cónyuge paralelo y su
compañero pueden aparecer unidos ante los ojos de los
demás, pero sin que lo estén en la íntimdad.

Es de hacer notar, que los estilos de conducta inte-


rrelacional pueden ir cambiando con el transcurso del
tiempo, debido al influjo de los hechos y las circunstan-

MARIO PEREYRA

65
4
Etapas y estilos conyugales

cias externas; el sistema no es estático y siempre hay un


potencial de cambio. Diríamos que lo importante, más
allá del estilo de relación, es alcanzar un vínculo satis-
factorio y duradero. Para ello es preciso que los esposos
se acepten a sí mismos y a su compañero tal como son,
construyendo una relación basada en la esperanza o en la
promesa del amor. La mayoría de las relaciones buenas
tienden a presentar una adecuada compatibilidad —no
es necesario que haya similitud— de propósitos y cierta
homogeneidad de comportamiento. También puede darse
una complementariedad sin ambivalencias, además de
una falta de hostilidad.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

66
CAPÍTULO 5

¿CÓMO ESTÁN LAS RELACIONES


POR CASA?

Ambivalencia

“La posibilidad de que dos seres humanos


se miren directamente a los ojos y se escuchen
—de que tengan una relación yo-tú— es un milagro.
En general, cuando dos personas hablan,
aunque estén enamoradas, no se están escuchando.
Por eso un diálogo real,un momento de verdadero encuentro,
es un milagro.”
Anónimo

Si bien las relaciones familiares comportan una im-


portante complejidad emocional y presentan diferentes
configuraciones, de acuerdo con los especialistas, se pue-
den distinguir tres tipos frecuentes de organización de los
vínculos del hogar. Ellos son las relaciones ambivalentes,
las conflictivas y las de solidaridad. ¿Cómo se caracteri-
zan cada uno de estos comportamientos? ¿Qué podemos
aprender de ellos para mejorar los intercambios en nues-
tra propia vida de familia? Las páginas que siguen bus-
can responder estas preguntas y conocer más acerca de
cómo funcionan las relaciones familiares.

MARIO PEREYRA

67
5
¿Cómo están las relaciones por casa?

El escritor argentino, Jorge Luis Borges, decía de su


unión con la ciudad de Buenos Aires algo que probable-
mente describa muchas relaciones de pareja: “No nos une
el amor sino el espanto. ¿Será por eso que la quiero tanto?”
Querer y espanto, atracción y rechazo, pasión y repulsión,
son actitudes opuestas pero habitualmente vigentes y pre-
sentes al mismo tiempo en los comportamientos familia-
res. Por ejemplo, en los bebes o niños pequeños es usual
que lloren desconsoladamente cuando se encaprichan por
algo que no puede obtener, pero si simultáneamente se
les hace cosquillas o algún gesto cómico, el rostro lloroso
empieza a dibujar una sonrisa y por momentos el lloro se
confunde con la risa. También los adolescentes son dados
a comportamientos ambivalentes, abrazando a los padres
con ardor y gran fogosidad, para un momento más tar-
de encolerizarse y reaccionar con desconsideración hacia
quienes antes les había jurado un amor absoluto e ilimi-
tado. Un hecho destacado es que esas conductas ambiva-
lentes no son patrimonio exclusivo de los pequeños o más
jóvenes; a veces ocurren entre los mayores, quienes debe-
rían dar muestras de equilibrio emocional, ecuanimidad
o estabilidad anímica.

Las conductas ambivalentes describen las contradic-


ciones que se experimentan en las relaciones interper-
sonales. Pueden manifestarse en los deseos de cercanía
y de distanciamiento, la búsqueda de intimidad y el re-
chazo, el ansia de pasión y la frialdad de la indiferencia.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

68
5
¿Cómo están las relaciones por casa?

La ambivalencia es una realidad de la experiencia hu-


mana universal, un reflejo de los dilemas que padecemos
en la interioridad, resultado de sentimientos opuestos,
que aparecen confundidos o disociados. Es probable que
engendre sentimientos de malestar y puede ser también
un síntoma de estado transitorio de crisis o una etapa de
cambios bruscos.

Se distinguen dos tipos de ambivalencia: una, estruc-


tural y otra, circunstancial. La primera es cuando las
contradicciones están instaladas en la estructura misma
de las relaciones familiares, cuando existen diferencias
enquistadas en las entrañas del vínculos. Así, por ejem-
plo, si un hijo siempre es favorecido por los padres con
regalos y privilegios es normal que los otros hijos actúen
con ambivalencia, reaccionando, a veces, con enojo por la
injusticia y otras veces con expresiones de cariñoso mo-
vidos por el sentimiento filial. Otro ejemplo, es cuando
la esposa reprocha con acritud la indiferencia del esposo
y luego adopta conductas zalameras y de mucho cariño
para despertar el sentimiento amoroso de su cónyuge.
Es obvio, que en estos casos, corresponde modificar esos
patrones arraigados de ambivalencia, modificándolos por
otros más justos y ecuánimes.

La ambivalencia circunstancial es cuando ella apare-


ce espontáneamente, por algún motivo fortuito. Aquí hay
que detectar la causa que la produjo y proceder a superar-

MARIO PEREYRA

69
5
¿Cómo están las relaciones por casa?

la. Quizás alguien se enojó en casa por algún hecho que


interpretó como arbitrario. Entonces habrá que negociar
las demandas y las posibilidades de cambio para suprimir
las ambivalencias y recuperar la armonía familiar.

Conflicto

Dostoievsky, en una de sus obras, ha descrito un


conflicto hogareño con gran emotividad y lucidez. Son si-
tuaciones de alta tensión, que muchas veces llegan a la
violencia. Es la historia de Nicolás Sergueich Ikmeniev,
un modesto granjero, excelente administrador y persona.
El problema surgió con el príncipe Pedro Alejandrovich
Valkovski, quien había contratado a Ikmeniev como ad-
ministrador de su hacienda. Durante años la sociedad
marchó de maravillas, hasta que el príncipe creyó en las
calumnias de quienes envidiaban al administrador y trató
de ladrón a Ikmeniev en presencia de testigos. Sostuvie-
ron una violentísima escena y se entabló un juicio. Ambos
hombres se transformaron en enemigos acérrimos. Un
destino aciago quiso que el hijo del príncipe y la única
hija de Ikmeniev, Natacha, se enamoraran. La tragedia
ocurrió cuando Natacha, no pudiendo sufrir más el amor
clandestino, después de varios días de agonía, decidió
huir del hogar para vivir con su amante.

La noche de la partida sucedió una escena dramática,


muy emotiva. Natacha silenciosamente besó la mano de

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

70
5
¿Cómo están las relaciones por casa?

su madre y dio un paso hacia la puerta; pero de repente,


girando sobre sus pasos, se aproximó a su padre.

― Papá, bendíceme tú también! ―dijo entre sollozos,


cayendo arrodillada a sus pies.

El padre, aturdido, la miró unos instantes.

―¡Natacha! ¡Hija mía, mi querida pequeña, mi cariño!


¿Qué te sucede? ―pudo preguntar finalmente, derraman-
do abundantes lágrimas― ¿Cuál es tu pena? ¿Por qué llo-
ras día y noche?.. Natacha, mi querida niña, dímelo todo.
Confía tus penas a tu viejo padre, y nosotros...

No pudo acabar: cogió a su hija entre los brazos y la


estrechó contra sí. Ella se apretó convulsivamente contra
el pecho del anciano, ocultando la cabeza en su hombro.

― Nada, no es nada; tan sólo que... no me encuentro


bien... ―repetía entre sacudidas de llanto reprimido.

Sollozando, vacilando y presa de una gran emoción,


Natacha no confesó su huida ni el abandono que hacía de
sus padres, hasta que salió de la casa.

Otra escena patética, de alta tensión, fue cuando se


planteó el tema del perdón, varios meses después. El viejo
Ikmeniev permanecía hosco, irritable, estallando ante la

MARIO PEREYRA

71
5
¿Cómo están las relaciones por casa?

mínima causa, aunque en su fuero íntimo sufría intensa-


mente la falta de su hija y el dolor de la esposa, que pasa-
ba llorando en silencio su enorme pesar e indirectamente
suplicando perdonar a Natacha.

Ante el pedido de piedad y clemencia, más violento


se pone el viejo, que trata a su hija de depravada y mal-
dita, “¡Por culpa de ella he sido deshonrado y difamado!”
La pobre madre suplica a los gritos, “¡No maldigas a tu
hija! ¡Todo menos eso!” Con los ojos ardiendo de furia y el
rostro arrebato, continuó vociferando la humillación reci-
bida, como el príncipe estaba aprovechando esas circuns-
tancias para derrotarlo en el juicio, tirando sobre la mesa
los papeles del tribunal que tenía en su bolsillo, hasta que
ocurrió algo inesperado. Un medallón perdido, que tenía
pintado el rostro de Natacha cae del bolsillo del padre, de-
jándolo perplejo. Era evidente que el anciano padre, en la
intimidad de su soledad, había contemplado con infinito
amor, la carita de su amada hija. Sin poder contenerse, la
madre corrió a abrazarlo:

― ¡Querido, querido mío! ¿Verdad que aún la quieres?

Al oír tales exclamaciones, los ojos del anciano se en-


cendieron coléricos otra vez. Impulsivamente cogió el me-
dallón, lo arrojó violentamente contra el suelo y lo pisoteó
furiosamente.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

72
5
¿Cómo están las relaciones por casa?

―¡Maldita, maldita sea por siempre! ―gritó fuerte-


mente.

―¡Señor Dios mío! ―suplicó Ana Andreievna. ¡Ella!


¡Ella! ¡Mi Natacha! ¡Pisotear su carita! ¡Tirano! ¡Cruel!
¡Orgulloso! ¡Tienes el corazón de piedra!

Al oír los lamentos de su mujer, el insensato anciano


se detuvo y, horrorizado de lo que estaba haciendo, reco-
gió el medallón y trató de salir precipitadamente de la
habitación; pero apenas había dado algunos pasos se le
doblaron las piernas, vaciló, apoyó las manos en un sofá
cercano y, agotado, reclinó en él la cabeza.

Lloraba como un niño. Los sollozos le ahogaban y di-


ríase que su pecho iba a estallar. En unos segundos, el
terrible anciano se había convertido en una tierna y débil
criatura... La ternura hacia su hija, durante mucho tiem-
po oculta en su corazón, se le escapaba ahora sin poder
resistirla, sacudiendo con violencia todo su ser.

―¡Perdónala, perdónala! ―gritó la mujer, deshecha en


llanto, abrazándose a él―. ¡Tráela a nuestro lado! ¡Dios,
en el Día del Juicio, tendrá en cuenta tu humildad y tu
clemencia!

―¡No, no! ¡Jamás! ―negó tercamente, con voz entre-


cortada y ronca―. ¡Nunca! ¡Nunca!

MARIO PEREYRA

73
5
¿Cómo están las relaciones por casa?

Cómo ser más solidario

El otro tipo de relaciones familiares está constituido


por los procesos de solidaridad. Son los que contribuyen
a la integración de la familia, ya que favorecen la cohe-
sión y la unidad de objetivos y propósitos. Es útil señalar
que el término solidaridad viene del latín “solidus”, que
designaba una moneda de oro sólido. De ahí se derivó al
español, “soldada”, “soldar”, “solidez”, “consolidado”, y a
mediados del siglo XIX, aparece la expresión solidaria y
solidaridad. Por lo tanto, la palabra solidaridad alude a
algo configurado, sólido, y terminado en el ensamblaje
de una realidad, que aplicado a las relaciones familiares
significa la composición segura y estable de los vínculos
hogareños.

Según Bengtson y sus colaboradores (2002), hay seis


diferentes dimensiones de la solidaridad. Ellas son,

1) La “solidaridad afectiva” o emocional, repre-


sentada por las expresiones de acercamiento y apoyo
emocional, especialmente en circunstancias donde se
requiere consuelo, aliento o reconocimiento;

2) La “solidaridad consensual”, consiste en estable-


cer acuerdos, que superen las disensiones y estimulan
la colaboración mutua;

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

74
5
¿Cómo están las relaciones por casa?

3) La solidaridad funcional, es la que ayuda a no


caer en situaciones de dependencia, ni en el extremo del
individualismo, que separa a los miembros de la familia
entre sí.

4) La solidaridad de asociación, es la que llega a la


integración y a evitar el aislamiento;

5) La solidaridad estructural, crea oportunidades de


ayuda mutua e impide que surjan barreras que distan-
cien a los miembros de la familia;

6) La solidaridad normativa, es tener por norma


que la familia está primero y entender que todos son un
equipo que deben trabajar juntos.

Los autores aseguran que estas diferentes dimensio-


nes de la solidaridad están sinérgicamente relacionadas,
unas con otras, de maneras tal que se enriquecen mutua-
mente. Hay muchas oportunidades para mostrar solida-
ridad en la familia, por ejemplo, cuando algún miembro
se encuentra enfermo y no puede comer alguna cosa, di-
gamos un helado por estar dolorido de la garganta, la so-
lidaridad es dejar de saborear el helado, aunque se tenga
deseos, para no hacer sufrir al enfermo. Otro ejemplo de
solidaridad es cuando alguien de la familia necesita silen-
cio porque tiene que estudiar para un examen, entonces
los otros miembros van apagar la radio o la TV para no

MARIO PEREYRA

75
5
¿Cómo están las relaciones por casa?

molestar. Esos pequeños detalles son los que ayudan a


conformar la armonía en la familia, gracias a la solidari-
dad de todos sus integrantes y de la buena comunicación
existente. En esta época cuando las familias se diversi-
fican, desintegran y las normas son cada vez más ambi-
guas, el hogar debiera ser el principal lugar de solida-
ridad, haciendo que las responsabilidades se compartan
entre todos sus integrantes.

También la solidaridad se muestra hacia fuera, pues


podemos ser solidarios con nuestros tíos, primos u algún
otro familiar, de diferentes maneras que pueden ir des-
de la colaboración a realizar alguna actividad hogareña
(ejemplo, ayudar en la limpieza de la casa o el jardín o en
cambiar los muebles) o doméstica (ayudar en la prepara-
ción de la comida) hasta otras tareas más específicas. No
podemos dejar pasar por alto que la solidaridad desempe-
ña un papel importante especialmente en las situaciones
adversas, en las crisis o en la enfermedad. En esos mo-
mentos es cuando más se necesita de las demás personas
para recibir su apoyo, una mano que levante o consuele,
en fin, ese alguien que muestre solidaridad.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

76
CAPÍTULO 6

EL COMPROMISO MATRIMONIAL

Ante el altar

“Sin confianza,
se desintegra el entramado
de compromisos humanos
haciendo del mundo un lugar
todavía más peligroso y temible”
Zygmunt Bauman (2005).

Ante el púlpito el ministro pregunta públicamente


a los novios: “¿Vinieron con plena libertad a celebrar el
matrimonio?”. La Iglesia quiere cerciorarse de que los
contrayentes quieren casarse de verdad, es decir, si asu-
men libre y conscientemente los compromisos naturales
y cristianos que son inherentes al estado matrimonial.
Al casarse, los esposos se comprometen a ayudarse mu-
tuamente a conseguir los fines fundamentales de la vida
matrimonial. Dicho de otra forma, el “si” que se dan el
uno al otro si supone la libre y consciente aceptación de la
serie de compromisos inherentes a la relación de pareja,

MARIO PEREYRA

77
6
El compromiso matrimonial

si se comprometen a poner todo en pro del matrimonio,


a luchar el uno por el otro, además de si son capaces de
“consagrarse” en fidelidad mutua de manera exclusiva.

La causa de muchos de los fracasos matrimoniales


proviene de que los contrayentes no tienen una idea clara
sobre la naturaleza de la relación que decidieron aceptar.
El compromiso matrimonial (con sus componentes espe-
cíficos) es algo sagrado y constituye el punto central del
vínculo conyugal. La manera como los esposos compren-
dan y vivan esos compromisos determinará la calidad hu-
mana y cristiana del matrimonio.

Cada cultura enfoca los compromisos de una manera


peculiar. Eso no quiere decir que todos los enfoques sean
igualmente válidos, ni favorables para la formación de
una sana relación de pareja casada. Los cristianos tene-
mos una visión sobre la vida matrimonial basada en la fe
religiosa, que a menudo contradice la visión de la cultura
secular prevaleciente. Los patrones de vida matrimonial
que ofrece la sociedad no siempre son garantía de inspira-
ción para los cristianos que quieren vivir de acuerdo con
la vocación contraída delante de Dios. Por eso se impone
la necesidad de reflexionar acerca del significado del com-
promiso, tanto en el nivel de los novios, como en el de los
esposos que quieren crecer en su relación conyugal cris-
tiana. También esta reflexión es útil para quienes hayan
convivido antes de casarse. El hecho del matrimonio cam-

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

78
6
El compromiso matrimonial

bia señaladamente las reglas de la relación existente en-


tre ambos. ¿En qué se diferencian una pareja de esposos,
de la relación entre novios, amantes o amigos? Hay per-
sonas que no son conscientes de esas diferencias, porque
no son conscientes de las exigencias que el compromiso
matrimonial implica. Por eso es frecuente que quienes de
novios juegan a ser esposos, luego cuando están casados
tienen la tendencia a jugar a ser solteros.

Conviene hacer explícitas las responsabilidades con-


cretas que incluye el compromiso de los que se casan.
Cuando no sabemos a qué nos comprometemos no estare-
mos dispuestos a cumplir con los mismos. Y cuando estos
compromisos no se cumplen, es imposible que el matri-
monio traiga las satisfacciones que se esperan de él; lo
contrario, puede ser la fuente de malestares y fastidios.

“LOS PRIMEROS PRINCIPIOS”

A. H. Chapman (2004) expone las cláusulas que cons-


tituyen el compromiso matrimonial, que él califica de
“primeros principios”. Este autor recomienda que las pa-
rejas que experimentan dificultades en la relación revisen
estos compromisos como un camino para buscar solucio-
nes a los problemas que tienen. La experiencia ha demos-
trado la utilidad, tanto para los novios que se preparan
para el matrimonio, como para las parejas casadas que
se esmeran en mejorar la calidad de su relación; incluso

MARIO PEREYRA

79
6
El compromiso matrimonial

es útil para las parejas que se preparan para renovar su


compromiso matrimonial en un retiro espiritual, un semi-
nario, taller o en reuniones de enriquecimiento conyugal.
Estos principios o componentes del compromiso matrimo-
nial constituyen un decálogo que el autor explica de la
siguiente manera:

1. Compromiso de vivir juntos en afectuosa


armonía

Este compromiso es obvio, pero por lo mismo son mu-


chos los cónyuges que no lo tienen en cuenta. No ven más
allá del capricho del momento, la intoxicación sexual y la
diversión de la luna de miel. Cuando empiezan las res-
ponsabilidades de la vida conyugal cotidiana (sostener la
economía familiar, cambiar pañales, atender y cuidar del
otro, tolerar las diferencias, etc.), aparecen las incomodi-
dades y las exasperaciones que ello implica. Enamorarse
de una persona y disfrutar una luna de miel son expe-
riencias muy placenteras y atractivas, pero una relación
afectuosa y armónica requiere una cadena de duros es-
fuerzos, flexibilidad y tolerancia recíproca, cosas que no
siempre se está dispuesto a soportar. La idea de lograr
que un matrimonio se desenvuelva dentro de los límites
de una cariñosa armonía quizá no resulte muy romántica,
pero es una necesidad básica que todo matrimonio debe
lograr.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

80
6
El compromiso matrimonial

2. Compromiso de mantener una relación


sexual sana, dentro del matrimonio

A los esposos que celebran su matrimonio el minis-


tro no les pregunta qué tan locamente enamorados están,
sino: “Al elegir el estado del matrimonio, ¿están dispues-
tos a amarse, a honrarse y a respetarse durante toda la
vida?”. El “sí” que dan ambos no es sólo para una fiesta
y una luna de miel, es para vivir juntos, luchando dia-
riamente para que su convivencia sea, no sólo tolerable,
sino agradable y enriquecedora. Dicho de otra forma, a
mantener entre los dos una relación sexual fiel, exclusiva
y sana. Por más que digan otra cosa la inmensa mayoría
de los que se casan tienen en mente, al menos el día de
la boda, mantener una relación sexual sana sólo con su
respectivo cónyuge y no andar en aventuras amorosas.
Si ambos no ponen empeño en lograr esta buena relación
sexual o si uno de los cónyuges descubre que el otro se en-
trega a galanteos, vienen los disgustos, las reclamaciones
y los resentimientos y el matrimonio fracasa.

3. Compromiso de formar una unión feliz

El hecho de que muchos de los futuros contrayentes


han tenido una sucesión de relaciones sexuales antes del
matrimonio complica las cosas. Porque el compromiso de
limitarse en lo sucesivo a una sola persona significa un
notable cambio del estilo de vida, no imposible pero sí di-

MARIO PEREYRA

81
6
El compromiso matrimonial

fícil. Además, como los que han de someterse a este cam-


bio son los dos, el porcentaje de posibilidades de fracaso
en este punto se duplica. Los futuros esposos van a nece-
sitar tiempo y paciencia y mucho amor para lograr una
relación sexual armónica y mutuamente satisfactoria.

4. Compromiso de convivir los dos con los


hijos

La satisfacción de las necesidades y los caprichos de


ambos han de pagarse de los ingresos comunes; ingresos
que aportará un sólo cónyuge o los dos. Surge entonces el
problema de las prioridades. Y como los anhelos de cosas
y servicios han de satisfacerse de la misma fuente básica,
las ocasiones de conflicto se presentan a cada paso. Des-
pués de satisfacer las necesidades básicas comunes (vi-
vienda, salud, alimentación, vestido, impuestos) la pareja
debe establecer acuerdos sobre lo que puede gastar cada
uno en otras cosas (ella en lujos y cosméticos, él en depor-
tes y hobbies). Cada uno tendrá que asegurarse de que
sus propios gastos no se excedan y ofendan al otro. Cuan-
do este acuerdo no se hace o cuando se hace y no se cum-
ple, vendrán a fin de cada mes peleas y mutuos reproches
por los gastos realizados. La austeridad (diferente de la
tacañería) y la generosidad (diferente del despilfarro) son
dos virtudes que ambos deben aprender a practicar para
lograr una armónica gestión de la economía hogareña.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

82
6
El compromiso matrimonial

5. Compromiso de actuar en común acuerdo

La relación con los hijos aporta muchas satisfacciones


a la pareja, pero también implica mantener con ellos re-
laciones que pueden ser difíciles o enojosas. Cuando los
hijos entran en escena, la relación entre los esposos se
vuelve más compleja. Y si a esto se agrega la presencia de
hijos provenientes de anteriores uniones de uno o ambos
cónyuges, la cosa se complica todavía más. Los hijos son
de los dos y ambos tienen que velar igualmente por ellos.
La pareja debe ser consciente de que el ingreso de los hi-
jos en sus vidas va a exigirles cambios y adaptaciones que
van a perturbar la comodidad de ambos. La pareja debe
lograr un buen entendimiento sobre los criterios de crian-
za, la educación, el ejercicio de la disciplina, cómo formar
sus personalidades y cómo habrán de desarrollar las rela-
ciones con papá y mamá con cada uno de sus niños.

6. Compromiso de dar preferencia al cónyuge


por encima de toda otra persona

Esto significa que ambos deben presentarse ante pa-


rientes y conocidos y ante el público en general, como per-
sonas unidas por un lazo especial y exclusivo. Ya no son
sólo novios o amigos, son esposos. En sus relaciones con
amigos y conocidos, especialmente si son del otro sexo,
ambos deben evitar todos aquellos comportamientos que
puedan ofender al otro, respetando las exigencias de la

MARIO PEREYRA

83
6
El compromiso matrimonial

fidelidad conyugal. Tal vez sea necesario revisar las re-


laciones sociales que se tenían antes de casarse. Con fre-
cuencia las amistades de solteros no siempre son conve-
nientes como amistades de casados. Hay que respetar las
sanas costumbres que establecen las fronteras entre los
solteros y los casados.

7. Compromiso de mantener entre los dos


una íntima comunicación que incluya ideas,
sentimientos y actitudes

El viejo precepto bíblico de “dejar padre y madre” ex-


presa una necesidad de la vida de pareja y, por tanto, im-
plica un compromiso que ambos deben respetar. El esposo
debe estar más atento a las necesidades y a los sentimien-
tos de su esposa que a los de su propia madre. La mujer
debe conceder prioridad a las necesidades y sentimientos
de su marido que a los de sus queridos padres o herma-
nos. Son muchos los matrimonios que fracasan porque no
se cumple este compromiso. Quienes dicen “Primero co-
nocí a mis padres y a mis hermanos que a mi esposa o a
mi marido” están afirmando algo obvio; pero olvidan algo,
también obvio, que al casarse se comprometieron dar a su
cónyuge la prioridad. Aún las relaciones con los hijos que
tienen una especial preponderancia sobre otras relacio-
nes, tampoco deben sobrepasar la primacía que se deben
los esposos entre sí. El matrimonio queda más protegido
cuando las relaciones con los hijos se enfocan en forma de

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

84
6
El compromiso matrimonial

pareja-hijo que cuando se enfocan unilateralmente padre-


hijo o madre-hijo.

8. Compromiso de ayuda mutua en todas las


formas posibles

La comunicación es fundamental en el matrimonio.


Sin ella no se mantiene la vida de pareja. No es posible
enriquecer el matrimonio sin una buena comunicación.
Cuando los esposos ignoran la existencia de este compro-
miso o no lo cumplen, o conociéndolo y queriéndolo cum-
plir no saben cómo hacerlo, crean entre ellos una situa-
ción que hace imposible el mantenimiento de una vida
matrimonial sana. La pareja necesita destinar tiempo
y crear un ambiente propicio para mantener la comuni-
cación, aislándose de personas y de situaciones que los
distraigan (televisión, teléfono, etc.). Los especialistas en
matrimonio y familia aconsejamos, por lo menos, tener
una reunión matrimonial de una hora por semana. Un
alto porcentaje de problemas matrimoniales se soluciona-
rían adecuada y oportunamente, sin necesidad de llegar
hasta el psicólogo o el psiquiatra, si los esposos dedicaran
un tiempo para estar a solas y conversar juntos de sus
dificultades en forma periódica. La mayor parte del tra-
bajo de los consejeros matrimoniales se dedica a ayudar a
las parejas a reiniciar la comunicación interrumpida y, a
veces, hasta iniciarla porque de novios tampoco supieron
hacerlo.

MARIO PEREYRA

85
6
El compromiso matrimonial

Este compromiso tiene como objetivo hacer efectiva la


solidaridad que debe caracterizar la vida de los esposos,
como se prometió en el voto matrimonial: “Tanto en la
alegría, como en la adversidad; en el dolor, como en la
salud; en la pobreza como en la prosperidad”. En la volun-
tad creadora de Dios nos hizo varón y mujer para ser una
mutua ayuda y compañía. Cada uno debe ser para el otro
la persona con quien pueda contar siempre en las necesi-
dades, la primera a quien habrá de llamar para compar-
tir las penas y las alegrías. Esta mutua ayuda debe ser
habitual, pero debe darse especialmente en los momentos
de necesidad extrema. El anhelo profundo de los que se
casan es tener compañía en las buenas y en las malas. Y
el matrimonio ofrece la esperanza de garantizar esta ayu-
da y esta compañía. Cuando este compromiso se rompe,
así sea en pequeñas cosas, la soledad invadirá a la pareja
y se arriesgará a dar lugar a intervenciones de extraños,
tal vez necesarias pero que pueden ser dañinas y llevar a
la disolución del matrimonio.

9. Compromiso de pasar mucho tiempo en


mutua compañía

Hay parejas que durante el noviazgo y el primer tiem-


po de vida matrimonial pasan mucho tiempo juntos, pero
después, frecuentemente, permiten que el trabajo, las re-
laciones sociales invadan el tiempo de la pareja, la tele-
visión, los hijos y al final pueden llegar a mirarse como

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

86
6
El compromiso matrimonial

extraños. Si hicieran un recuento de las horas semanales


que pasan juntos, se darían cuenta de que él permanece
más tiempo en la oficina con su secretaria que con su es-
posa, y ella está más tiempo con sus amigas, parientes o
con sus compañeros de trabajo que con su marido. Duran-
te el matrimonio van a necesitar revisar con frecuencia
las prioridades de tiempo y la forma como aprovechan las
oportunidades de estar juntos y solos. El pretexto de “no
tengo tiempo” arruina muchos matrimonios y es indicio
de no querer empeñarse en conseguir una vida matrimo-
nial de buena calidad. Las parejas que de verdad, por ra-
zones independientes a la voluntad de cada uno (v.g., las
condiciones de trabajo y la profesión de los dos o de uno),
tienen especial dificultad para dedicar tiempo a estar jun-
tos, necesitan ingeniarse para aprovechar el tiempo hasta
el máximo. De lo contrario se generaría una situación de
abandono emocional, de pésimas consecuencias.

10. Compromiso de formar juntos una


relación que dure toda la vida

Para los esposos cristianos el compromiso de indisolu-


bilidad significa empeñarse en una relación que nada ni
nadie pueda romper: “Lo que Dios ha unido, no lo separe
el hombre”. Es empeñarse en que la relación dure. Los
novios o los amantes pueden romper su relación cuando
lo estimen conveniente, los esposos no. Esta afirmación
quizá parezca anticuada, ingenua o tonta cuando el por-

MARIO PEREYRA

87
6
El compromiso matrimonial

centaje de divorcios y separaciones aumenta con mayor


velocidad que los precios en los supermercados. Pero esto
es lo que los cónyuges se prometieron ante el altar: “Me
entrego a ti y te acepto como cónyuge... para amarte y
honrarte hasta que la muerte nos separe”, o más clara-
mente “por todos los días de nuestra vida”.

A propósito de la mentalidad divorcista, tan en boga


hoy, observa Chapman: “Actualmente está de moda, en
algunos círculos, el proponer que los cónyuges se sepa-
ren voluntariamente y formen nuevas uniones. Según un
autor, la primera boda sería por amor, la segunda para
criar hijos y la tercera para tener compañía en la edad
madura y en la vejez. Desde el punto de vista cristiano,
tal recomendación es perniciosa e insensata. Este consejo
presupone que ciertas personas en diferentes épocas de
sus vidas están mejor dotadas para el amor, o para criar
hijos, o para hacerse compañía la una a la otra. Tal com-
binación sólo serviría para triplicar las probabilidades de
que formarán matrimonios desdichados… El casarse con
la idea concreta de divorciarse al cabo de un tiempo, signi-
fica decidirse a perder el partido antes de empezarlo. Un
matrimonio laborioso, feliz, con todas las complejidades
de la educación de los hijos y sus consecuencias sociales
y económicas es mucho mejor que la superficialidad y la
inestabilidad de una relación fundada en el tic-tac de una
bomba de relojería”.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

88
6
El compromiso matrimonial

Esto lo dice un especialista desde la óptica de la psi-


quiatra. El cristiano por la fe sabe que el matrimonio es
obra de Dios y que debe tratarse como él manda. El ma-
trimonio es un pacto para perfeccionarlo en la realidad
diaria y no para romperlo ante las primeras o segundas
dificultades. El conflicto es inherente a toda relación en-
tre personas diferentes. Aprender a resolverlo en forma
constructiva es la tarea y el desafío que tienen los espo-
sos, desde antes de casarse. La oración de cada esposa y
esposo que se aman sinceramente debe ser: “Señor, con-
cédenos que los dos lleguemos juntos a la vejez”. Y no sólo
un anhelo, sino también un programa de vida. Dios les
regala el tiempo, pero es responsabilidad de cada pareja
de esposos aprender a caminar juntos cada día para lle-
gar juntos a la vejez, con la ventaja de abrirse un espacio
para la eternidad en el hogar de los redimidos.

MARIO PEREYRA

89
CAPÍTULO 7

EL TERROR DETRÁS DE LA PUERTA:


LA VIOLENCIA DOMÉSTICA

Ante el altar

“Aún no sabía con claridad lo que iba a hacer,


pero sí sabía que ya no se dominaba,
que bastaría el más pequeño empujón
para que llegara en un santiamén
hasta el último límite de alguna infamia”.
Fedor Dostoyevski

América González hace un esfuerzo para levantarse a


la mañana. Tiene dolorido todo el cuerpo y la cara llena
de moretones. La noche pasada, Correa, su amante, se
puso furioso y le propinó una nueva paliza. Mirándose al
espejo, coloca gran cantidad de maquillaje sobre los he-
matomas y zonas inflamadas, cambiando la raya del pelo
para tapar el ojo amoratado, a fin de mostrar una imagen
más presentable para cumplir sus tareas de mucama en
el hotel donde trabaja. Otro caso: Viviana fue abusada
sexualmente cuando tenía seis años. Durante su infancia
vivió aterrorizada con el pensamiento que nunca tendría

MARIO PEREYRA

91
7
El terror detrás de la puerta: la violencia doméstica

hijos. Hizo una crisis al llegar a la pubertad y atrasar-


se la menstruación. Ahora, a los treinta años, con mucha
angustia y fuertes deseos suicidas, está convencida que
ese episodio infantil fue el responsable de su vida desgra-
ciada. José es un alcohólico crónico. Cuando llega a casa
ebrio los hijos temen lo peor. Por eso huyen por la ventana
y quedan escondidos afuera, a la intemperie, escuchando
los gritos, peleas y golpes. Cuando, finalmente se apagan
las voces desaforadas y la luz del dormitorio, los niños se
dan cuenta que el padre se ha dormido y el peligro ha pa-
sado, entonces dejan el escondite y regresan al lecho.

Escenas como éstas y otras peores (publicadas en las


crónicas policiales, como el mentado caso del boxeador
Carlos Monzón que mató a su esposa a golpes), se repi-
ten por millones en el mundo actual. La violencia se ha
instalado en el hogar en forma oprobiosa y brutalmen-
te destructiva. Las estadísticas estiman que una tercera
parte de las mujeres van a ser físicamente abusadas por
su pareja entre los 25 y los 45 años. “De acuerdo con datos
proporcionados por la directora de Atención y Prevención
de la Violencia Familiar del Gobierno del Distrito Federal
(México), Susana Tenreyra, el fenómeno se presenta en
uno de cada tres hogares de esta capital. Ello implicaría a
más de siete millones y medio de viviendas” (MujeresHoy,
2002). ¿Cómo es posible que el golpe y la barbarie aparez-
can en el contexto del amor y de los sentimientos filiales?
¿De qué manera entender el dicho, “como te amo te apo-

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

92
7
El terror detrás de la puerta: la violencia doméstica

rreo”, que algunos declaran denunciando su confusión?


¿Qué produce tales salvajismos? ¿Por qué se ocultan?

La violencia familiar asume diferentes formas, pero


todas son igualmente crueles y abominables. Quizás una
de las peores sea el maltrato al niño. Se ha confeccionado
una lista de las infamias más comunes que se perpetran
a los menores:

1. recluir al niño en un espacio cerrado;


2. alentarlo a la delincuencia;
3. humillarlo y denigrar sus cualidades, capacidades
y sentimientos;
4. amenazarlo y atemorizarlo;
5. someterlo a demandas inapropiadas a su edad;
6. hacerle dudar de la veracidad de lo que siente,
piensa o percibe;
7. someterlo a estados de ánimo inconsistentes del
mayor;
8. culparlo de cosas que no puede controlar;
9. criticarlo por todo lo que hace;
10. ejercer un control extremo sobre el niño;
11. triangularlo entre los padres, al hacerlo participar
en secretos de adultos;

MARIO PEREYRA

93
7
El terror detrás de la puerta: la violencia doméstica

12. expresarle hostilidad;


13. el Síndrome de Cenicienta, separar a uno de los hi-
jos de sus hermanos para explotarlo, tratarlo con
desprecio o darle las tareas más humillantes de la
casa (Martín, 1997, 13 14).

Además, de estas formas específicas, en sentido gene-


ral, podemos decir, que toda actitud de falta de amor es,
en esencia, un acto de violencia.

Ciertamente habitamos un mundo contaminado por


la violencia (v.gr., social, política, delictiva), pero la origi-
nada, actuada y sostenida en la domesticidad es la más
grave ya que muchas veces llega a ser la escuela de los
otros tipos. Es un hecho distintivo que frecuentemente la
violencia hogareña es repetida y encubierta, solapada con
una cosmética de silencio o disimulo (como hacía América
González), que de alguna manera la alimenta y perpetúa.
Pero, por otro lado, cuando ella se la enfrenta, entiende y
trata adecuadamente puede ser superada. De allí la im-
portancia de lanzar un grito de alerta que impida mayo-
res males y ayude a su tratamiento. Es entonces cuando
la esperanza puede ser liberada y se abre un camino para
construir una sana convivencia. Decía muy bien Teilhard
de Chardin:
Somos una esperanza acorralada
que debemos liberar o
sólo seremos una desesperanza.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

94
7
El terror detrás de la puerta: la violencia doméstica

El circuito de la violencia

En toda historia de iracundia familiar actúan tres


personajes claves: el agresor, la víctima y los testigos. El
abusador por lo general es el marido o el padre, ocasional-
mente, la esposa, la madre, un pariente o un amigo de la
familia. La víctima suele ser la esposa o el hijo, algunas
veces un anciano. Con respecto al tercer actor hay que
decir que ocupa un lugar importante, que a veces resulta
clave para cortar el circuito perverso entre el abusador y
el abusado. Los testigos son aquellos que están en contac-
to con la familia afectada, pueden ser los padres, abue-
los, vecinos, la maestra del hijo, el sacerdote, el médico o
alguna otra persona significativa que pueda intervenir.
Estas personas, que por alguna circunstancia llegan a ser
testigos o conocedores de la violencia, pueden ejercer una
acción decisiva para frenar esos actos destructivos, influ-
yendo sobre cada una de las partes intervinientes o sobre
todos a la vez, asesorando o tomando alguna medida que
pueda detener las hostilidades.

Además de los actores en juego hay también ciertas


condiciones facilitadoras de los actos punitivos. Es impor-
tante identificarlas para interrumpir su circulación y sus
efectos perniciosos. ¿Cuáles son esos móviles, patrones o
circunstancias que propician la violencia? Según Ravazzo-
la (1997), una experta en estos temas, las variables fun-
damentales son tres: a) determinadas ideas o creencias;

MARIO PEREYRA

95
7
El terror detrás de la puerta: la violencia doméstica

b) ciertas acciones; y c) algunos tipos de relacionales espe-


ciales. En síntesis, las ideas más importantes que suelen
estar asociadas a la violencia familiar son: “la persona abu-
sadora no puede controlarse”, “la persona abusada es infe-
rior”, “la familia debe mantenerse unida a cualquier costo”
y “en cuestiones familiares no deben intervenir los de afue-
ra”. Por supuesto, que estas creencias o cualesquiera otras
(derivadas del “machismo”), no justifican ni legitiman los
actos de barbarie. Por otra parte, algunas ideas que pue-
den ser viables en ciertos contextos dejan de serlo en otros.
Por ejemplo, apelar a la privacidad, diciendo: “Nadie tiene
derecho a intervenir en mi relación con mi esposa” o “en mi
casa mando yo”, es legítimo en cierto ámbito, pero cuando
se ataca el derecho a la vida o se avasalla la integridad fí-
sica, los otros derechos quedan suspendidos y la autoridad
puede intervenir en el matrimonio e incluso puede ingre-
sar al hogar tomando medidas controladoras o de sanción.

Con respecto a las acciones de maltrato que se obser-


van con mayor frecuencia son:

• N
o ayudar a la víctima cuando está seriamente
lesionada.
• M
inimizar la lesión, el dolor y las consecuencias
(ejemplo: “No es nada, ella es un poco frágil”).
• S
ilenciar o tratar de ocultar el daño sufrido por la
víctima.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

96
7
El terror detrás de la puerta: la violencia doméstica

• U
sar frases descalificadores (por ejemplo: ella es
tonta, es torpe, etc.).
• M
anifestar gestos de desprecio, amenazas u
órdenes.
• U
tilizar frases disciplinadoras, imponiendo lo que
la víctima tiene que hacer (ejemplo: “es bueno
que..”; “deberías hacer...”, “haz esto...).

En lo que se refiere a las relaciones que favorecen y


sostienen la violencia, Ravazzola, insiste en que las mis-
mas dependen de los sistemas autoritarios. Aunque nues-
tro sistema jurídico dice apoyar la igualdad, los derechos
humanos individuales y la democracia, todavía quedan
residuos de organizaciones que favorecen la moral del
amo sobre el esclavo, el poder del hombre y la autoridad
jerarquizada y rígida. Algunas ideas están tan interna-
lizadas que muchas veces hasta la misma víctima pien-
sa que es normal ser castigada y que seguramente se lo
merece. “La persona abusada siente genuina vergüenza
y supone que hizo o está haciendo algo que nadie debe
saber... Las mujeres y los niños abusados creen genuina-
mente que están en falta, y esto les impide muchas veces,
hablar francamente con otros sobre lo que están viviendo”
(Ídem, 87).

Estos componentes del circuito terrorífico que prota-


gonizan las desgracias y tragedias que se vive detrás de la

MARIO PEREYRA

97
7
El terror detrás de la puerta: la violencia doméstica

puerta del hogar, operan como anestesia y facilitan la rei-


teración de esos actos de barbarie. Insistimos que son im-
portantes descubrirlos y enfrentarlos con coraje, incluso
denunciarlos, como reclama las leyes en muchos países,
como México. Por lo general, se necesita la ayuda idónea
para asistir a las víctimas, que pueden ser: el asesor ju-
rídico, las asociaciones expertas en el tema que brindan
ayuda y orientación (como los DIF), el profesional de la
salud mental y, a veces, la intervención de la fuerza poli-
cial. Cuando una puerta se cierra, muchas otras pueden
abrirse. Lo importante es buscar la mejor de solución po-
sible.

Hacia una sana convivencia

¿Es posible convivir en armonía y con dicha después


de una historia de abusos y crueldades? Sofía, una joven
señora de treinta años, no pudo tolerar más los golpes de
su esposo. A pesar del cariño que sentía por él, compren-
dió que era enfermizo sostener una relación así y decidió
ponerle fin, iniciando la separación. Ahora vive con su
hija, manteniendo una relación amistosa y pacífica con
su ex esposo. Otra historia es la de José y Mabel, quie-
nes después del último episodio terrible de violencia, se
dieron cuenta que el problema los superaba y decidieron
buscar ayuda. En la terapia de pareja descubrieron al-
gunos motivos que alimentaban la hostilidad recíproca y
asu-mieron el desafío de superarlos. Todavía tienen algu-

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

98
7
El terror detrás de la puerta: la violencia doméstica

nos roces y disgustos, pero han hecho avances notables.


Aprendieron a distinguir las señales que anunciaban los
estallidos de violencia, tomando algunas providencias que
les ayudaron a evitarlos. Además, empezaron a cultivar el
diálogo en la resolución de problemas, por ejemplo, a dis-
cutir como manejar ciertas situaciones que les planteaba
Raquel, la hija adolescente, con sus salidas y regresos en
la madrugada. Encontraron fórmulas de acuerdo que los
unió como parejas y ayudó a la hija a tener parámetros
más claros en su comportamiento

Quizás, como en el caso de Sofía, la actitud más sana


sea la separación y poner entre el agresor y la víctima
una distancia física protectora. Especialmente, esa con-
ducta está prescrita cuando el vínculo está muy sobre-
cargado de experiencias traumáticas que han construido
una historia perversa, que ha sofocado o matado el afecto.
Pero, también es cierto, que en muchas ocasiones el amor
puede triunfar sobre el mal. Cuando persiste el cariño
y la voluntad de sostener la convivencia más allá de los
episodios de violencia, es posible encontrar un camino de
concordia, paz y restauración. Entonces, habrá que escri-
bir una nueva historia, realizar el duro aprendizaje de la
convivencia sana y respetuosa, que reconozca los límites
y los derechos del otro. Es difícil, pero no imposible. Pro-
bablemente se requerirá la ayuda externa. Pero debe ser
bienvenido todo aquello que propenda a la reconciliación
y a los intercambios felices.

MARIO PEREYRA

99
7
El terror detrás de la puerta: la violencia doméstica

Es de destacar que hay programas que enseñan a en-


contrar las claves de una adecuada convivencia familiar.
Un proyecto muy interesante es el dirigido por el Grupo
Bert Hellinger basado en el desarrollo de catorce valo-
res. Los valores que ellos proponen para alcanzar el ideal
de una sana convivencia familiar son: la actitud hacia el
cambio, el respeto por la diferencia, confianza, solidari-
dad, manejo de conflictos y negociación, trabajo en equipo,
responsabilidad social, autoestima, habilidades sociales,
toma de decisiones, sinceridad, honestidad, autocontrol y
actitud de servicio. Estamos persuadidos que desarrollar
estos valores y las actitudes como los comportamientos
que los mismos comprende ayudará al manejo de los con-
flictos en forma pacífica y ha incrementar el bienestar de
las partes y de toda la familia.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

100
CAPÍTULO 8

¿HAY SOLUCIÓN PARA EL ADULTERIO?

Radiografía de la traición

“Amor que el alma emociona, con sus locas fantasías,


amor que el amor traiciona, con una cruel cobardía,
amor que causa tristeza, amor que causa dolor,
amor que enciende mi cuerpo y mata mi corazón.”
Anónimo

De acuerdo con los datos estadísticos de las encuestas


norteamericanas, entre el 50 y el 70% de los hombres y el
30 al 50% de las mujeres serán infieles en algún momento
de la vida matrimonial. Las informaciones indican que
los índices de infidelidad van aumentando entre las mu-
jeres. Por ejemplo, una encuesta del año 80 de una revista
femenina de Estados Unidos, encontró que el 50% de las
mujeres habían tenido por lo menos un affaire; en 1987,
otro estudio descubrió que el 70% de las mujeres casadas
hacía más de cinco años habían sido infieles (Eaker, 1994,
32). Las estimaciones dan cuenta que el 80% de los matri-
monios sufren alguna vez una experiencia de infidelidad.
Del número de las parejas fracasadas, se calcula que el
65% llegan a la separación a causa del adulterio.

MARIO PEREYRA

101
8
¿Hay solución para el adulterio?

Las investigaciones agregan otros datos de interés,


por ejemplo, la época del año de mayor riesgo a las aven-
turas amorosas es Navidad y Año Nuevo, favorecidas por
el espíritu de diversión y el incremento del consumo de
bebidas alcohólicas. También se ha descubierto que la in-
fidelidad es significativamente más frecuente cuando hay
antecedentes en la familia. La Dra. Bonnie Eaker (1994),
quien trató más de 1000 parejas, declaró que “nueve de
cada diez casos” tienen, por lo menos, un antecedente de
padre adúltero. En otro estudio realizado en 1992 por Mc-
Gue, de la Universidad de Minnesota, halló que los índi-
ces de adulterio aumentaban según el grado de parentes-
co, siendo mayor en gemelos, que en mellizos y cuando
había un padre infiel. Estos datos han llevado a sostener
la hipótesis de la presencia de un gen portador del sexo
extramarital. Otra explicación sería aquella que asigna
al acto desleal un patrón de comportamiento aprendido
durante la infancia, sin dejar de reconocer una cuota de
responsabilidad en los sujetos intervinientes.

Otro aspecto de la traición al vínculo conyugal son las


emociones que despiertan en la víctima. En una encues-
ta que preguntó, “¿qué haría si sospechase que su esposo/a
tiene una aventura?”, el 75% respondió que reaccionaría
violentamente contra el engañador y el 6% afirmó que lo
echaría de la casa. Como mencionamos más arriba, más
de la mitad de los divorcios se producen por esa causa.
La frialdad de las estadísticas son incapaces de reprodu-

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

102
8
¿Hay solución para el adulterio?

cir las vivencias perturbadoras y terriblemente dolorosas


que acompañan los actos de infidelidad. Un señor me con-
fesaba: “Hace nueve años que pasé por esa experiencia y
todavía tengo la herida abierta. ¡No se lo deseo a nadie!
Para mí era todo jarana hasta el día que encontré a mi es-
posa moribunda. Ahí me di cuenta el daño enorme que le
había hecho. No puedo dejar de pensar en eso”. Una dama
que se había enredado en una relación extramarital des-
cribía, con lágrimas en sus ojos, las angustias que vivía
con su conflicto de conciencia y las situaciones que tenía
que afrontar con su esposo herido, al cual quería amar sin
lograrlo y con el amante que la perseguía, al cual quería
abandonar sin lograrlo totalmente.

La faceta positiva de esta triste y dramática realidad


es que si el adulterio se trata, en el momento oportuno,
por profesionales competentes, la gran mayoría de las pa-
rejas superan la discordia (hay fuentes que aseguran un
98% de éxito) y aún pueden conseguir una experiencia de
fortalecimiento y crecimiento para el matrimonio.

LOS MITOS DE LA INFIDELIDAD

Los mitos son creencias falsas que suelen ser comparti-


das por la mayor parte de la gente o sostenida por la socie-
dad como verdades indiscutibles, dificultando la compren-
sión de las cosas y creando confusión. Los más importantes,
con respecto al adulterio, son los siguientes:

MARIO PEREYRA

103
8
¿Hay solución para el adulterio?

1. El adulterio siempre tiene que ver con el sexo

Muchas veces causa sorpresa conocer que el o la aman-


te no tiene cualidades físicas superiores al cónyuge, ni
tampoco valores morales, intelectuales y de otro tipo que
los destaquen. La gente se pregunta: “¿Qué le vio?” Lo que
ocurre es que la aventura puede estar motivada por una
multitud de razones, que muchas veces no tiene nada que
ver con el sexo o la pasión. Hay quienes se involucran en
relaciones extramaritales buscando compañía o por conve-
niencia o por curiosidad o para llamar la atención al con-
sorte o para vengarse de él o por mil razones más.

2. El adulterio puede beneficiar al matrimonio

Un paciente manifestó: “Sentí que si obtenía el sexo que


necesitaba en algún otro lugar, me mantendría más feliz y
satisfecho, y salvaría mi matrimonio”. Hay quienes llegan
a decir que el sexo extracurricular enseña a ser mejores
amantes y contribuye al goce de todos. Tal creencia es un
error peligroso y artero; es un pretexto para justificar las
transgresiones. La realidad es que el adulterio destruye la
pareja, traumatiza a los hijos y desintegra la familia.

3. El adulterio es inofensivo

Hay expresiones populares que consideran el adulte-


rio en forma liviana y jocosa, por ejemplo, “aventura de

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

104
8
¿Hay solución para el adulterio?

una noche”, tirarse una “cana al aire”, una “travesura ju-


venil”, etc. Se trata de eufemismos para liberar al infiel
de la culpa, calificándolo de simple placer pasajero que
no daña a nadie. Alguien decía: “No es para tanto, sólo
un poco de estímulo y excitación. No le afecta a nadie.
Para mi no es sólo una cuestión del momento y mi esposa
no sabe nada. Es como ir al cine”. Tratar el adulterio con
indulgencia es negar la realidad, igual al alcohólico que
subestima su enfermedad para seguir bebiendo. Además,
de los peligros para la salud física, la mayoría de las veces
es falso que constituya un placer pasajero intrascendente;
suelen ser relaciones reiteradas y complejas. El adulterio
es, por lo general, una forma de adicción, con los síntomas
típicos de toda toxicomanía: negación de la realidad, bús-
queda compulsiva del consumo, síndrome de abstinencia
y la inconsciencia progresiva de autodestrucción.

4. El adulterio debe terminar en el divorcio

Podemos asegurar que el adulterio es un mal curable.


Los resultados recogidos en la experiencia clínica como la
información trasmitida por la bibliografía especializada
lo confirman. El remedio es el perdón. Administrado ade-
cuadamente, ya sea por medio de un tratamiento profe-
sional o por un manejo conveniente de parte de los involu-
crados, puede recuperar la salud matrimonial y familiar.
Es un grave error pensar que la infidelidad es un pecado
imperdonable. No sólo es tratable sino, como afirmamos

MARIO PEREYRA

105
8
¿Hay solución para el adulterio?

anteriormente, la experiencia puede ayudar a un creci-


miento y maduración de la pareja.

La terapia del adulterio

Élida (52) y Jorge (53), llegaron a la consulta en situa-


ción crítica. La señora, con su rostro crispado por la indig-
nación e invadida por el llanto, decía: “Odio a mi esposo.
No puedo aceptar que me haya mentido”. Reconoce haberlo
“idealizado”, creyendo que jamás la engañaría. Jorge tuvo
relaciones con su secretaria y después de algún tiempo,
sintiéndose culpable por el hecho, lo confesó todo a su es-
posa. A partir de ese momento, la armonía conyugal de 20
años, se hizo añicos. Élida agredía violentamente a Jor-
ge, hasta que éste, superado en su paciencia, reaccionaba
contratacando. Sucedieron hechos dolorosos con agrias
discusiones. Cuando llegaban a los momentos álgidos,
pensando en los hijos y en la conveniencia de preservar
la familia, proponían una tregua. Pero luego de algunos
días, nuevamente estallaba el conflicto y se reanudaba el
clima belicoso. Durante siete meses habían vivido en ese
infierno. Intentaron varios tratamientos de psicoterapia
individual y de pareja sin resultados positivos. Estaban
agotados, a punto de claudicar. El deterioro de la relación
amenazaba con la separación. Jorge no sabía qué más
hacer. Élida estaba sumida en una profunda depresión
ansiosa. El recuerdo lacerante e insistente del engaño es-

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

106
8
¿Hay solución para el adulterio?

taba siempre presente en su mente como una obsesión. Le


asaltaba impulsos incontrolables de agresión a su esposo.
“No lo hago a propósito, es que no puedo asumirlo”. Reco-
nocía que no podía vivir torturándolo permanentemente,
ni sometiendo a sus hijos a la angustia continua de ver a
sus padres peleando, pero la compulsión era incontenible.
“Este es nuestro último intento. No quiero ser una mujer
resignada, sino una esposa enamorada. Necesito volver a
creer en él”, manifestó en la primera entrevista.

Decidimos internar a Élida y permitir el encuentro de


pareja únicamente en las comidas para descomprimir la
tensión. Trabajamos intensamente con Élida y liberamos
a Jorge del acoso culpabilizador. Acordamos ciertas nor-
mas para guiar esos encuentros; básicamente un pacto
de no agresión y abstenerse a dialogar sobre cuestiones
conflictivas. Uno de los miembros del equipo trabajó con
Élida con técnicas de control de sus obsesiones. Además
le preparamos un programa de actividades diarias (hidro-
terapia, musicoterapia, expresión corporal, caminatas,
deportes, actividades grupales recreativas, etc) que le
dejaba poco tiempo libre. Asimismo, recibió la asistencia
psiquiátrica y clínica para su depresión. A los pocos días
cambió su rostro. Se la veía sonriente, participando con
buen ánimo en las actividades y dando evidencia de estar
aprendiendo algunos recursos para manejar sus pensa-
mientos perturbadores. Le sugerimos a Élida entrevis-

MARIO PEREYRA

107
8
¿Hay solución para el adulterio?

tar al capellán del servicio para buscar ayuda espiritual


y trabajar con el perdón. Aceptó por complacernos, pero
manifestó su “falta de fe”. “Me gustaría creer —dijo—,
estoy segura que eso me ayudaría, pero lamentablemente
no tengo fe. No he recibido educación religiosa y tengo
muchas dudas sobre Dios.”

A Jorge le dimos libertad de acción. Se dedicó a la lec-


tura de libros de Psicología, especialmente sobre depre-
sión, para intentar comprender el estado de su esposa. A
la semana tuvimos la primera sesión de pareja. Encon-
tramos un clima distendido. Élida admitió sentirse mejor
de ánimo, había disminuido la angustia y la tristeza, des-
cansando bien (se había internado con un insomnio perti-
naz). Lo único que le preocupaba era el regreso. Una som-
bra de dudas nubló su rostro. Intervino Jorge: “Estoy más
tranquilo que cuando vine —declaró—. Leí muchas cosas
interesantes sobre la depresión.” Y continuó hablando de
cómo construir un futuro nuevo, aunque también le temía
al “fantasma” de los recuerdos. Entonces presentó algu-
nas ideas posibles de cambio para intentar contrarrestar
esos espectros, como mudarse de la ciudad, establecerse
en otro lugar con buenas perspectivas laborales para am-
bos, etc. Se habló de comenzar “una nueva etapa, una hoja
en blanco”. Élida insistió con su miedo y la dificultad para
olvidar. “A veces me siento como que tengo todo superado,
pero cuando vuelvo a hablar del tema me doy cuenta que
no he superado nada”. Realizamos algunas intervencio-

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

108
8
¿Hay solución para el adulterio?

nes para redefinir la situación de manera positiva. Sin


embargo, en determinado momento, Élida reivindicó su
condición de víctima “¿Por qué me tiene que pasar esto a
mí?” La frustración y desilusión se pintó en su rostro. “No
entiendo que queriéndolo tanto me haya engañado”. A
pesar de estas expresiones de dudas, dominaba un clima
apacible, de respeto mutuo. Estas mejorías nos predispu-
sieron a aceptar el pedido del matrimonio para salir una
tarde juntos. Esa salida fue nefasta. En el mismo momen-
to de subir al coche aparecieron las obsesiones de Élida
y se reanudaron nuevamente los reproches hostiles. Fue
muy duro para Jorge soportar esas horas de persistente
recriminación. Ambos volvieron desesperanzados.

Al otro día tuvimos otra sesión de pareja donde eva-


luamos la situación. Fuimos pesimistas. Les dijimos que
estaban dando pruebas de la imposibilidad de vivir juntos
y que pensaran seriamente en la separación. Propusimos
hacer una separación transitoria de prueba. Jorge se iría
y Élida quedaría internada. El objetivo era intensificar
el tratamiento de las impulsiones agresivas de la señora
y que Jorge pensara en la separación o contrarrestar los
agravios de su esposa. Fue una prescripción muy dura
para los dos. A pesar de vivir peleando jamás se habían
separado. Sentían que no podían vivir uno sin el otro, pero
tampoco podían vivir juntos. Élida tuvo una crisis de ner-
vios. Jorge quedó apesadumbrado. Finalmente aceptaron
tener un distanciamiento.

MARIO PEREYRA

109
8
¿Hay solución para el adulterio?

Para Élida fue una semana de cambios espectacula-


res. Comprendió que podía vivir sin estar dependiente
y pendiente de Jorge y consiguió comunicarse mejor con
otros pacientes y el personal. La terapia psicológico des-
cubrió las motivaciones de su resentimiento profundo; es-
taba originado en un sentimiento de desvalorización pro-
pia. El no haber podido tener hijos (lo habían adoptado) le
hacía sentir inferior. Ciertas escenas de rechazos sufridos
alimentaban más la subestimación. Comprendió que la
fidelidad de Jorge era lo que la confirmaba como mujer y
lo que encubría su falta de autoestima. Incluso entendió
que esa falta de valoración propia había promovido la re-
tracción en la vida sexual que era otra de las causas que
llevó a Jorge al adulterio. Por primera vez percibió que
no era la víctima inocente, sino que también tenía algo
de responsabilidad. Ese cambio de actitud fue decisivo.
Hasta sintió la necesidad de hablar con el capellán. En
una de esas entrevistas, mientras oraban, experimentó la
emocionante sensación de la fe. De alguna manera empe-
zó a percibir que era ella quien necesitaba ser perdonada.
La obsesión fue desapareciendo y el resentimiento dilu-
yéndose como la niebla del amanecer.

Cuando se reencontró con Jorge era otra persona. Las


próximas entrevistas psicoterapéuticas fueron muy pro-
ductivas; se logró esclarecer cuestiones muy importantes
de la vida de pareja que habían quedado encubiertas por
el silencio. Fue como realizar un nuevo contrato conyu-

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

110
8
¿Hay solución para el adulterio?

gal sobre pautas más claras, definidas y sólidas, tenien-


do como base el amor perdonador. Lamentablemente no
siempre las historias de las vicisitudes de las parejas
terminan bien, pero en el caso de Élida y Jorge, gracias
a Dios, se logró desarrollos de maduración importantes.
Incluso tuvo escenas emocionantes de reconciliación, que
nos hizo pensar que Élida finalmente había alcanzando
su propósito de “no ser una mujer resignada sino una es-
posa enamorada”. Son los milagros que logra el remedio
del perdón auténtico.

MARIO PEREYRA

111
CAPÍTULO 9

¿CÓMO LIBERARSE DE LOS CELOS?

El monstruo de ojos verdes

Yago: ¡Señor, cuidado con los celos!


El monstruo de ojos verdes
que se burla del alma en que se ceba.
Es venturoso el engañado que su oprobio sabe,
y odia a la engañadora; pero en cambio,
¡qué ratos tan amargos pasa el pobre que adora
y duda, que recela y quiere!
Shakespeare, Otelo.

Narra la Biblia que los primeros hijos gestados en este


mundo, Caín y Abel, inauguraron la desdichada historia
de los males que nos azotan, protagonizando la primera
tragedia. El conocido relato del Génesis cuenta que los
hijos de Adán y Eva ejercieron oficios diferentes, siendo
el primogénito labrador y el segundo, pastor de ovejas.
Pasado el tiempo, ocurrió que “un día Caín llevó al Señor
una ofrenda del producto de su cosecha. También Abel
llevó al Señor las primeras y mejores crías de sus ovejas.

MARIO PEREYRA

113
9
¿Cómo liberarse de los celos?

El Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no


miró así a Caín ni a su ofrenda, por lo que Caín se enojó
muchísimo y puso muy mala cara. Entonces el Señor le
dijo: ‘Por qué te enojas y pones tan mala cara? Si hicieras
lo bueno, podrías levantar la cara; pero como no lo haces,
el pecado está esperando el momento de dominarte. Sin
embargo, tú puedes dominarlo a él’” (Gén.4:3 7, DHH). A
pesar de la advertencia ese primer arrebato de celos no
pudo ser controlado, por el contrario, continuó su cauce de
enojo y venganza, causando el primer crimen.

Se ha dado en llamar Complejo de Caín (Orbis, 1985,


T.1, 49), el sentimiento de rivalidad fraterna que suele
manifestarse en el hijo mayor en ocasión del nacimien-
to de un hermano. El cariño que hasta ese momento era
exclusivamente suyo ahora se ve obligado a compartirlo,
provocando animadversión hacia el intruso, que puede
manifestarse en actitudes de hostilidad y rechazo, has-
ta actos de agresión física. Estos sentimientos de aborre-
cimiento del hermano probablemente sean la expresión
más temprana de los celos.

Otro relato muy conocido de celos es el célebre drama


de Shakespeare, Otelo, considerado por los críticos como
su realización máxima (Pagés, 1952, XXXIX). El protago-
nista principal que da nombre a la obra, es un noble moro
que ostenta el cargo de general del Ejército de Venecia. Se
casa con Desdémona, hija del senador Brabantio, en con-

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

114
9
¿Cómo liberarse de los celos?

tra de los deseos del padre de ella. El asistente de Otelo,


Yago, ofendido porque su jefe prefiriera a Cassio para un
ascenso, conspira una venganza contra ambos. Estimula
los celos de Otelo, sugiriendo que Desdémona mantiene
una relación amorosa con Cassio. Otelo, enloquecido y ce-
gado por “las pérfidas sospechas”, estrangula a Desdémo-
na y se suicida. En esta obra, Yago personifica a Lucifer,
un monstruo subterráneo y perverso que conduce sutil-
mente su tarea corrosiva por medio de maquinaciones la-
dinas buscando promover la furia celotípica, hasta lograr
su cruel objetivo. El mismo Yago sabe que los celos son un
“veneno” que en un principio “ni al paladar ofenden, mas
en filtrando luego por la sangre, abrazan como cráteres de
azufre” (Shakespeare, 1952, 305). La obra describe, pre-
cisamente, cómo opera la acción ponzoñosa de la maldad,
que inyecta el veneno de los celos en una pareja despreve-
nida e inocente hasta llevarla a la destrucción.

Los celos son visitantes conocidos por todos. Consti-


tuye una emoción universal. No depende de la condición
social, ni del nivel intelectual, poderío económico o edu-
cación. Cualquiera puede ser víctima de esos arrebatos
apasionados. Además, de los celos entre hermanos y la
pareja, esas pasiones pueden atacar la amistad, el com-
pañerismo y todo tipo de vínculo de afecto. Aparece cuan-
do el sentimiento de posesión egoísta se ve frustrado o
cree descubrir su falta de exclusividad. Pero seguramente
donde adquiere mayor virulencia e intensidad es en la

MARIO PEREYRA

115
9
¿Cómo liberarse de los celos?

vida matrimonial. La expresión más terrible de los celos


es cuando cae bajo sospecha el amor que une a una pare-
ja. Es cuando el “monstruo de ojos verdes” amenaza con
destruirlo todo; donde el amor se convierte en espanto y
tortura, transformando el cariño en desprecio.

La palabra “celos” deriva etimológicamente del latín


zelus, que significa “ardor”. Es sinónimo de “aplicación”,
“entusiasmo”, “fervor”. Tiene varias acepciones, desde
“Amor extremado y eficaz a la gloria de Dios y al bien
de las almas”, a la sospecha, inquietud y recelo de que
la persona amada haya mudado o mude su cariño, po-
niéndola en otra” (Peuser, 1962, Vol.II, 402). Podría expli-
carse como una ansiedad caracterizada por los continuos
sentimientos de desconfianza y sospecha en relación con
la persona amada. Es un intenso dolor hecho de insegu-
ridad, inquietud y suspicacia. Sin embargo, hay que reco-
nocer que existen diferentes manifestaciones de los celos:
algunas son positivas; pero la mayoría penetra profunda-
mente en la parte oscura del ser, y marchita la flor de la
alegría.

TIPOS DE CELOS

Una esposa recelosa lanzaba frecuentes alusiones a su


cónyuge en público, como arañazos, tales como: “La ver-
dad que no sé que opina Daniel (el esposo), últimamente
lo veo tan poco...” O bien: “¿Conocen ustedes a la nueva

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

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9
¿Cómo liberarse de los celos?

secretaria de Daniel? Debiera trabajar en un sauna, don-


de están de moda las rubias oxigenadas”. O respondiendo:
“No, nunca le pregunto donde se queda hasta tan tarde,
¡me da miedo saberlo!” Las indirectas o expresiones vela-
das, que a veces son dichas en broma: “No tomes en serio
estas cosas, querido, son ocurrencias mías”, pueden ser
fatales. Los celos se inician en el recelo. Esas suspicacias
son un juego peligroso para la salud de la relación. Las
dudas siembran desconfianza y cosechan destrucción.
Esas formas incipientes de sospechas pueden provocar
situaciones inimaginables.

Además, de los celos “normales”, se distinguen los celos


neuróticos y los delirios celotípicos derivado de trastornos
psicóticos o demenciales. Un ejemplo de tipo neurótico, es
el caso de Otelo; son personas que enferman de celos, ha-
ciendo que cualquier hecho, por insignificante que parezca:
por ejemplo, un cabello en la ropa, el olor de un perfume,
una tardanza, sea considerado como una “evidencia” de
infidelidad, que lleva a protagonizar una crisis de nervios
o promover una multitud de reproches. “Sombras livianas
como el aire vano son a los ojos del celoso (las) pruebas”,
afirma Shakespeare. Lo trágico de esos episodios es que
muchas veces se transforman en profecías autocumplido-
ras, es decir, las críticas y las desconfianzas pueden llevar
a que el cónyuge, harto de tanta persecución, finalmente
cometa adulterio como represalia. Por lo general, quienes
tienen la tendencia a celar son personas que han vivido

MARIO PEREYRA

117
9
¿Cómo liberarse de los celos?

en la infancia experiencias traumáticas, por ejemplo, el


abandono del padre de la casa con una amante.

Cuando los celos llegan al delirio, adquiere su forma


más exagerada; es cuando la imaginación inventa la fi-
gura del rival afortunado y cree que la persona amada
se conduce escandalosamente. Aunque no existe ningu-
na “evidencia” ni razones para sospechar, el pensamiento
alterado construye una obra de ficción que la vive como
real. Una perspicacia morbosa lo mantiene en vigilancia
continua, lo lleva a sondear los sentimientos del ser ama-
do, a descubrir intenciones en gestos y actos nimios y a
buscar desbaratar el complot perverso de artimañas que
imagina. Sobre esas ideas se movilizan resentimientos y
odios, que pueden llevar a reacciones violentas contra la
pareja. Las ideas delirantes celotípicas son frecuentes en-
tre los alcohólicos crónicos y en quienes padecen procesos
demenciales por involución (personas que sufren deterio-
ro mental durante el envejecimiento). Por supuesto, que
en estos casos los celos son síntomas de patologías seve-
ras que requiere un tratamiento especializado.

Si bien hay distintos tipos de celos, en todos está el


tercero, amenazante, intruso y competitivo. Por eso, se
ha dicho que los celos tienen la misma raíz que la envidia,
donde también aparece la figura del rival que posee el
objeto deseado. Por otra parte, los celos y la envidia son
emociones emparentados por el sentimiento de posesión.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

118
9
¿Cómo liberarse de los celos?

Decía La Rochefoucauld: “Hay en los celos más amor


propio que amor”, ya que la naturaleza de estos afectos
es el egoísmo. El fenómeno de los celos, antigua debilidad
humana, parece haberse convertido en la actualidad en
signo de nuestro tiempo. Hoy todo el mundo quiere gozar
del sexo y disfrutar del derecho irrenunciable de amar
con la mayor libertad posible, aunque rechaza y teme esa
conducta en el ser amado. Vivimos bajo la hegemonía de
la desconfianza. La sospecha impera en todos los campos,
haciendo germinar los celos, el rumor, el chisme, la críti-
ca, la maledicencia, los miedos, el rencor y otras conduc-
tas detestables.

¿Cómo controlar los celos?

Proponemos, a continuación, una lista de orientacio-


nes prácticas que pueden ayudar a la hora de luchar con-
tra la esclavitud de los celos.
1) Hable de sus celos. Silenciar el sufrimiento es ne-
gativo para quien lo reprime como para la relación. No
hablar, frecuentemente, potencia el problema y sabotea
cualquier posibilidad de ayuda. A veces la infidelidad es
un hecho comprobado o declarado, lo cual abre otras alter-
nativas y tratamientos, desde la separación al perdón.

De cualquier forma es más sano enfrentar la luz de la


verdad, aun cuando sea cruel y brutal, que vivir torturado
bajo las sombras de la sospecha.

MARIO PEREYRA

119
9
¿Cómo liberarse de los celos?

2) Busque información objetiva. Cuando los celos ase-


chan es fácil caer en susceptibilidades o en arrebatos que
incapacitan para entender la realidad. A veces los celos
son fundados, pero muchas veces son presunciones ficti-
cias. Actuar apresurado y bajo los efectos de las emocio-
nes puede ser fatal. Es preferible esperar a sobreponerse
del impacto para intentar asimilar la cuestión. Esfuér-
cese en ser objetivo y aprende a diferenciar lo que son
hechos reales de los que pueden ser manipulación de su
imaginación. Esto no es otra cosa que tomar verdadera
conciencia del problema e intentar hacer algo al respecto.
Otro consejo es el de Liberman (1991, 174 5). Él sugiere:
“No utilice palabras definitivas, ni amenace estérilmente
con decisiones súbitas ni de ultimatum... No se refiera al
tercero desvalorizándolo ni desacreditándolo ante los ojos
de su pareja... En fin, no abrume a su pareja, no la aco-
rrale ni con promesas ni con actos demostrativos de su
propio deseo de cambio... Hable, dialogue, busque razones
y motivaciones, pero sepa esperar”.

3) Trate de aumentar sus atractivos. A una esposa ator-


mentada por los celos, Vila (1976) le sugería que se ocu-
pase en ser más atractiva para su marido. Sugería: “Un
nuevo vestido y un peinado pueden ser de ayuda” (p.77).
Por lo menos, es importante no atacarse a sí mismo, ni
llenarse de culpas, procurando conservar una adecuada
autoestima. Quizás es el momento de pensar en uno mis-
mo y buscar aquellas cosas que ayuden a crecer. Todo lo

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

120
9
¿Cómo liberarse de los celos?

que haga por sí misma seguramente contribuirá más a


mejorar la relación de pareja que alimentar los celos.

4) Procure ser más tolerante. Deje espacio a su pareja:


evite ese impulso irrefrenable que lleva a estar en todo
momento controlando, llamando por el celular, revisando
las llamadas y los e-mailes o preguntando sobre lo que
está haciendo y con quien está. De esta forma lo único
que se consigue es que la pareja se sienta cada vez más
agobiada y atosigada. También evite utilizar amenazas.
Hable claramente de lo que le ocurre, no permita que la
rabia lo ciegue e intenta buscar soluciones al problema.

5) No tema pedir ayuda profesional si la necesita. Mu-


chas veces adoptamos una actitud omnipotente, creyendo
que podemos salir adelante solos. Cuando el sufrimiento
arrecia y el dolor se ensaña con uno, el apoyo del amigo o
la ayuda profesional es de gran valor. Reconocer esa nece-
sidad no es un gesto de debilidad; por el contrario, es una
expresión de entereza para afrontar la verdad y asumir el
problema de manera adecuada.

6) Alimente la fe en su pareja. Si los celos son la enfer-


medad del amor, la fe es su remedio. Alguien exclamaba:
“¡Ay de las esposas de poca fe!” También se podría decir lo
mismo de los esposos. Cuando falta la fe el mundo se hun-
de. El edificio del amor se cimienta en la confianza mutua,
cuando está falla hay peligro de derrumbe. Es preferible

MARIO PEREYRA

121
9
¿Cómo liberarse de los celos?

pecar de crédulo que de desconfiado; por lo menos, así la


vida no resulta tan desgraciada. Si no hay razones justifi-
cables para dudar ¿por qué no creer? Y ¿si se puede creer,
por qué dudar? Cuando se siembra fe, por lo general, se
cosecha confianza. Evita pensamientos destructivos que
hacen que el problema de los celos se agrave e intenta
sustituirlos por otros de seguridad y confianza que ayu-
den a frenarlos. Una actitud franca y transparente hacia
la otra parte contribuye al sinceramiento y cultiva la leal-
tad; disipa las sombras de las dudas y estimula la comu-
nicación sana del amor.

La parte positiva en todo este proceso es que si se


aprende a controlar esos impulsos, los celos pueden ayu-
dar a apreciar y valorar a la persona que tiene a su lado y
a cuidar el amor del otro sin darlo siempre por supuesto.
También, desarrollar el autocontrol y el aprendizaje de la
objetividad aporta mayor madurez y crecimiento espiri-
tual, favorece la autoestima y la independencia emocio-
nal.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

122
CAPÍTULO 10

LA FÓRMULA DE LA FELICIDAD
CONYUGAL: 5 x 1

Mitos y realidades

“El secreto de la felicidad conyugal consiste


en exigir mucho de sí mismo y poco del otro”.
Guinón

Hay parejas en apariencia incompatibles que tiene


cada semana (a veces con más frecuencias) peleas espec-
taculares, dignas de los mejores teleteatros, que, sin em-
bargo, siguen juntas toda la vida, a diferencia de otras
que se tratan con respecto y consideración, pareciendo
muy bien avenidas, no obstante, sucumben rápidamente
en el divorcio. Asimismo, los especialistas en cuestiones
conyugales suelen dar mal pronóstico a los matrimonios
que jamás discuten y eluden las diferencias y problemas,
considerándolas parejas “negadoras” o “reprimidas”, sin
embargo, muchas de ellas llegan a festejar las bodas de
plata, de oro y aun de diamante. Entonces, ¿la vida con-
yugal es un enigma misterioso e inexplicable? ¿Existe al-

MARIO PEREYRA

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10
La fórmula de la felicidad conyugal 5x1

gún tipo de regla que regule su funcionamiento o depende


de tantos factores y componentes sutiles que resulta im-
posible anticipar resultados?

A pesar de que las investigaciones y la práctica de la


terapia familiar tiene alrededor de cincuenta años de tra-
bajo fecundo, hay que reconocer que todavía desconoce-
mos mucho acerca de los procesos emocionales e interre-
lacionales que ocurren entre dos personas de diferentes
sexos que deciden compartir su vida. Aún cuando los tra-
tamientos de parejas logran resultados positivos en mu-
chos casos, las estadísticas informan que la mitad de las
parejas que recibieron algún tipo de terapia marital no
mejoraron y llegaron al divorcio. Considerando los altos
índices de divorcio, habría que pensar que la enorme di-
vulgación de los conocimientos psicológicos sobre el buen
funcionamiento matrimonial y familiar, los millones de
libros de autoayuda, revistas de circulación masiva y pro-
gramas televisivos sobre temas del hogar, además de la
multitud de seminarios que se dictan para el enriqueci-
miento de la pareja, no han sido de mucho ayuda.

Se han volcado ríos de tinta para enseñar y señalar


cuales son los factores culpables de esta avalancha de fra-
casos domésticos, sin que los resultados hayan contribui-
do a neutralizarlos. Los matrimonios de hoy no son más
felices que lo que era hace 50 años atrás. Ciertamente hay
una constelación de problemas y circunstancias responsa-

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

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10
La fórmula de la felicidad conyugal 5x1

bles de estos cambios que no existían medio siglo atrás,


como son la salida de la mujer del hogar para incorporar-
se al mercado laboral, la decadencia de la religión y los
valores morales, la indulgencia de las leyes de divorcio, el
estrés de las grandes ciudades, la competencia despiada-
da y salvaje, el individualismo hedonista, el consumismo
insaciable que nos induce a comprar más y más confort,
etcétera, etcétera. Si bien todas estas razones pueden ex-
plicar algunas de las causas del divorcio no pueden pre-
decir que parejas se separarán o permanecerán juntas y
cuales son más vulnerables o más resistentes a los emba-
tes destructores de la disolución familiar.

Probablemente quien más ha avanzado en el cono-


cimiento de este tema es el Dr. John Gottman, profesor
de psicología de la Universidad de Washington. Él inves-
tigó durante más de veinte años miles de parejas para
identificar las pautas específicas de los comportamientos,
las actitudes, las emociones y reacciones fisiológicas que
pudieran predecir el éxito o el fracaso matrimonial. De
esa manera, construyó una base de datos con un total de
dos mil parejas a las cuales videofilmó, aplicó decenas de
cuestionarios, entrevistas y análisis clínicos de laborato-
rio. Estudió la expresión emocional, la voz, el lenguaje,
los niveles de sentimiento, interés, diversión, alegría y
otras emociones placenteras o displacenteras, como tipos
determinados de conducta, a fin de estudiar cómo todas
ellas interactúan en las parejas en diferentes circunstan-

MARIO PEREYRA

125
10
La fórmula de la felicidad conyugal 5x1

cias. También, correlacionó esa información con datos fi-


siológicos, como el ritmo cardíaco, los índices de irrigación
sanguínea y sudor en momentos de estrés, los movimien-
tos de la musculatura gruesa y la presencia de hormonas
asociadas al estrés en orina o sangre. Con todos esos da-
tos siguió a las parejas estudiadas a través del tiempo,
indagándolas cada dos años para averiguar cuáles eran
los factores que podían predecir el divorcio. Un grupo de
484 parejas fueron seguidas por más de diez años y otro
grupo por veinte años. Finalmente, Gottman llegó a iden-
tificar siete variables que son capaces de predecir, con
una precisión del 96%, cuáles son los matrimonios que se
encaminan al divorcio.

PREDICTORES DEL DIVORCIO

Los primeros cuatro patrones destructivos de los ma-


trimonios, que pueden predecir el divorcio en el 82% de
los casos, son los más letales. John Gottman (2000) los
calificó: “los cuatro jinetes del Apocalipsis”. Ellos son los
siguientes:

a). Las críticas. Las críticas son diferentes de las que-


jas. Una queja se refiere a una acción específica que es
objeto de la censura del cónyuge. La crítica, por lo con-
trario, es más global, incluye palabras negativas sobre el
carácter o la personalidad de la pareja. Supongamos que
Raúl le dice a Raquel:

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

126
10
La fórmula de la felicidad conyugal 5x1

―El coche se ha quedado sin gasolina. ¿Por qué no lo


llenaste como te pedí?

Eso es una queja. Pero si le hubiera dicho:

―¿Por qué nunca te acuerdas de nada? ¡Te he dicho


mil veces que llenes el tanque!

Eso una crítica. Aunque las críticas son comunes en


los matrimonios, con el tiempo desgastan la relación y
pueden dar lugar a que empiecen a cabalgar con los otros
jinetes el camino que se dirige al divorcio.

b). Desprecio. Sigamos con el ejemplo. Supongamos la


siguiente respuesta de Raquel después de la crítica.

―¿Cómo si a ti nunca se te olvida de nada? ¿Desde


cuándo te has convertido en perfecto que no me había
dado cuenta?

Asume una actitud sarcástica y de burla. Otras formas


de desprecio son el escepticismo, la burla, el humor hostil,
los insultos o los gestos mordaces. Esas actitudes aumentan
el conflicto en lugar de ayudar a la reconciliación. El despre-
cio es el peor de los cuatro jinetes, envenena las relaciones
y las personas. Las parejas que muestran desprecio tienen
más probabilidades de sufrir enfermedades infecciosas (res-
friado, gripes, etc.) que otras que no recurren a esa actitud.

MARIO PEREYRA

127
10
La fórmula de la felicidad conyugal 5x1

c). Actitud defensiva. Consiste en sentirse atacado y de-


fenderse atacando. Imaginemos a Raquel seguir dicien-
do:

―De paso, a ti se te olvidó pagar la luz la semana pa-


sada, que casi nos cortan el servicio. Me parece que el
Alzeimher te esta atacando más fuerte que a mí (con iro-
nía).

El cónyuge agresivo no da su brazo a torcer ni pide


perdón, lo que hace es culpar a la pareja, diciendo en
esencia: “El problema no soy yo. Eres tú.” Las críticas,
el desprecio y la actitud defensiva no siempre aparecen
en ese estricto orden. Funcionan como una carrera de re-
levos, pasándose de una a otra, muchas veces sin saber
cómo ponerles fin.

d). Actitud evasiva. Es posible que Raúl, ante esas res-


puestas de Raquel no diga nada y se vaya a encerrarse
en su escritorio. Quizás en el futuro también evite otras
quejas temiendo una respuesta agresiva de parte de Ra-
quel. Así se va alejando, amurallándose detrás del diario
o mirando tele o trabajando en la computadora, hasta que
el distanciamiento se profundice hasta llegar a la separa-
ción. Es un espiral negativo con resultados trágicos. La
actitud evasiva, por lo general, aparece más tarde que los
otros tres jinetes destructivos del matrimonio.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

128
10
La fórmula de la felicidad conyugal 5x1

A la presencia de estas cuatro actitudes —los 4 jine-


tes— que predicen el 82% de los divorcios se le agregan
otros tres factores más, que puede predecir el 96% de los
casos de separación. De modo que es importante también
explicar estos otros agentes perjudiciales para estar pre-
venidos contra ellos. Los mismos son:

1. El fracaso en pedir perdón. Cuando después de


una pelea no se habla más del asunto o se intenta
resolverlo sin lograrlo, aumentan las posibilidades
de separación.

2. Los malos recuerdos es otro factor destructivo.


Cuánto más dominen los recuerdos negativos más
las parejas se acercan al fin. Si se logra recordar
momentos gratos y felices, la situación puede
cambiar.

3. El sentirse abrumado. Cuando el grado de tole-


rancia ha disminuido y uno o los dos cónyuges se
sienten muy mal con la relación es alta la posibi-
lidad de la ruptura. Es decir, el grado de malestar
acumulado es un indicador amenazador. Muchas
veces son los actos de violencia que protagonizan
los cónyuges los que llevan al agobio, el cansancio y
finalmente al naufragio de la relación.

MARIO PEREYRA

129
10
La fórmula de la felicidad conyugal 5x1

Estilos matrimoniales

La investigación de Gottman descubrió otros detalles


interesantes sobre la dinámica de las relaciones matri-
moniales. Uno de esos hallazgos se refiere a tres tipos de
estilos matrimoniales diferentes.

1) el “convalidante”,

2) el “explosivo” y
3) el “evitador del conflicto”.

El primer tipo, es el “buen” matrimonio, el que se


caracteriza por la compatibilidad, el concordar en cues-
tiones importantes (religión, sexo, dinero, crianza de los
hijos) y saber negociar en todos los otros asuntos. No es
que no discutan nunca, pero lo hacen sin mala intención
y acaloramiento. Tienden a reconocer y expresar sus con-
flictos y diferencias, enfocándolos con calma y sinceridad
sin hacer de ellos una guerra para ver quién gana. Suelen
escucharse respetuosamente y comprender el punto de
vista del otro, no interrumpir cuando el otro habla y si no
se pueden convencer, negocian una solución de compro-
miso. Por supuesto, que este modelo de interacción con-
yugal tiene buen futuro, siendo reconocido por todos los
especialistas y sugerido a que todos los matrimonios lo re-
produzcan. Sin embargo, la investigación demostró que el
éxito conyugal no depende de todas las características de

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

130
10
La fórmula de la felicidad conyugal 5x1

los matrimonios compatibles, sino de algunas específicas


que pueden encontrarse en otros estilos de pareja.

El tipo “explosivo” es de los esposos peleadores. Son


parejas muy emocionales, celosas, con entredichos espi-
nosos, indirectas, irónicas y con conductas impulsivas. A
diferencia del primer tipo que mantienen lides caballe-
rescas, estos se excitan, atacan ferozmente y gritan para
imponer su punto de vista, tratando de someter al otro.
Son torrentes arrolladores, volcanes en erupción. Sin em-
bargo, —¡oh enigmática naturaleza humana!—, pueden
llegar a constituir matrimonios de toda la vida, que no
pueden vivir el uno sin el otro. Por ser tan emotivos, tam-
bién suelen tener escenas super románticas (para festejar
la reconciliación) y vivir idilios apasionados después de
muchos años de matrimonio a diferencia del modelo con-
vencional del primer grupo, que son más estables, pero
menos fogosos. En este tipo, también se descubrió que la
fórmula de la felicidad no pasaba por el hecho de pelearse
sino por otras condiciones básicas.

Por último, el tipo evitador de conflicto, es totalmen-


te contrario al anterior, eluden la lucha, minimizan sus
conflictos, desvían la mirada de las dificultades, le tienen
terror a pelear y todo lo tapan con “no hay problemas”;
“está todo bien”. Estos se asemejan a un lago apacible y
calmado. En el mejor de los casos, ante la evidencia insos-
layable de un desacuerdo, manejan la discrepancia ter-

MARIO PEREYRA

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10
La fórmula de la felicidad conyugal 5x1

minando en un diplomático empate, estando de acuerdo


que están en desacuerdo, sin procurar convencer al otro
ni negociar ninguna salida. Es el tipo clásico que cual-
quier terapeuta de familia diría que está condenado al
fracaso, porque negar, reprimir o evadir los conflictos es
un signo de mala salud mental. Sin embargo, aquí nueva-
mente las apariencias engañan y la práctica desmiente la
teoría. Cuando en estos matrimonios se da la fórmula de
la felicidad sobreviven como los anteriores ¿Cuál es esa
dichosa fórmula?

LA FÓRMULA: 5 x 1

La investigación de Gottman no solo identificó los pre-


dictores del divorcio, sino también logró descubrir cuáles
son los factores que favorecen a la satisfacción conyugal
y predicen que los matrimonios continuarán juntos, por
lo menos en los próximos dos años. Claro, que si se man-
tiene los altos índices de satisfacción conyugal podrán ser
felices hasta que la muerte los separe.

El notable descubrimiento que realizó Gottman (1995)


fue que el bienestar de una pareja está determinado por
el saldo de las interacciones emocionales positivas sobre
las negativas. Es decir, cuando los buenos momentos de
pasión, placer mutuo, buen humor, afecto, generosidad,
bondad y otros por el estilo sobrepasan cinco veces a uno,

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

132
10
La fórmula de la felicidad conyugal 5x1

a los malos momentos de crítica, ira, disgusto, indiferen-


cias, frialdad y otros de la misma especie, se puede prede-
cir que esa pareja tendrá buen futuro. Gottman, compro-
bó que las parejas felices, no tenían relación con el estilo o
tipo de la relación, ni con el hecho de si peleaban o nunca
se enojaban, sino con el saldo global de sus interacciones
positivas y negativas. Afirma el investigador: “Del mis-
mo modo que cualquier otro ser vivo, el matrimonio debe
mantener una suerte de equilibrio emocional ecológico
si pretende sobrevivir. Los matrimonios parecen prospe-
rar cuando se da en ellos, proporcionalmente, un poco de
negatividad y mucha positividad. Las cantidades totales
varían en forma sustancial de un estilo matrimonial al
otro, pero la proporción de interacciones positivas y nega-
tivas debe ser la misma. Un matrimonio exitoso mostrará
gran cantidad de afecto positivo y algunos de tipo nega-
tivo, otro mostrará un monto moderado de ambos, y un
tercero, una pequeña cantidad, pero en todos deberá exis-
tir la misma proporción... Comprobamos que las parejas
satisfechas, no importaba el parangón que guardara su
relación matrimonial con la ideal, eran en las que había
una proporción de cinco momentos positivos por cada mo-
mento negativo” (1995, 28 y 26).

No fue ese el único descubrimiento realizado por


Gottman. También pudo “comprobar que si el hombre
participaba en los quehaceres hogareños, era más probable
que, cuatro años después de la primera entrevista en el

MARIO PEREYRA

133
10
La fórmula de la felicidad conyugal 5x1

laboratorio, fuese más feliz y estuviese más comprometido


con su matrimonio, menos solitario, tensionado y propenso
a contraer enfermedades” (Ídem, 31). La investigación
reveló algo que todos los maridos debemos saber para
aumentar nuestra salud, aunque sea en menoscabo de
otras actividades que pueden resultarnos más placenteras
(ir a la cancha, ver tele, pescar o simplemente no hacer
nada): “los quehaceres hogareños, por sí solos, cuando
se los examinaba como factor aislado en los hombres,
se vinculaban con un menor ritmo cardíaco, una menor
activación fisiológica en general y una mayor salud cuatro
años después” (Ibíd.). Lo llamativo es que la participación
masculina en la vida doméstica no sólo favorece el
vínculo matrimonial, si no también constituye un factor de
bienestar del organismo.

Otro dato interesante de la investigación fue encon-


trar qué cosas enferman a las mujeres. Se descubrió
que fue la indiferencia y el “amurallamiento” del esposo
para no responder a sus preguntas y quejas. El desdén
del marido predijo la tendencia a enfermar de la esposa.
Por ejemplo, declara Gottman: “Contando la cantidad de
expresiones faciales de desdén que mantenía un marido
hacia su esposa, pudo calcular correctamente la cantidad
de enfermedades infecciosas que ella habría de sufrir en
los cuatro años siguientes” (Ibid).

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

134
10
La fórmula de la felicidad conyugal 5x1

En general, el estudio mostró que los matrimonios


hostiles y distantes, tenían un carácter tóxico, comprome-
tiendo el sistema inmunitario del organismo, aumentando
la vulnerabilidad de ambos para contraer distintos tipos
de enfermedades. Por el contrario, aquellos que habían
descubierto la fórmula de la felicidad demostraron me-
jor salud física y mental. Hay que concluir con la verdad
inexorable, que si queremos vivir mejor en pareja y en
salud, hay que seguir la vieja y eterna fórmula del amor,
de proporcionar afecto y expresiones de reconocimiento,
especialmente de manera quintuplicada si hemos tenido
una discusión o un disgusto con nuestro ser amado.

MARIO PEREYRA

135
11
¿Qué dicen las investigaciones?

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

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11
¿Qué dicen las investigaciones?

CAPÍTULO 11

¿QUÉ ENSEÑAN LAS


INVESTIGACIONES?

Matrimonio y bienestar

“..horas en que palpando el telón de la vida y del amor,


no sabía aún qué habría de encontrar detrás de él”
Herman Hesse (2004).

En los últimos 50 años, una creciente bibliografía


ha investigado las familias y los matrimonios, tanto en
cuestiones generales de la vida conyugal como en áreas
específicas. Múltiples investigaciones se han enfocado en
comparar los casados con quienes no lo son en el grado
de felicidad, la economía, el estado de salud, tanto físi-
ca como mental. ¿Será que los casados son más felices?
¿Viven más? ¿Gozan de mejor salud? ¿Cuáles son los be-
neficios o los perjuicios de la vida en pareja? Esas y otras
preguntas han promovido muchos estudios con grandes
poblaciones, en diversos países, grupos étnicos, culturas y
sociedades para descubrir, por lo general, que los casados
son más felices, gozan de mejor salud, viven más y mejor,

MARIO PEREYRA

137
11
¿Qué dicen las investigaciones?

además de contar con una mejor condición económica que


aquellos que no viven en pareja. También se han publi-
cado artículos que muestran conductas específicas de la
conyugalidad, como por ejemplo, cómo duermen los casa-
dos felices, si en la misma cama o en camas separadas, o
cómo tienen la presión arterial los casados con respecto a
los solteros, divorciados o viudos, hasta otras cuestiones
si el hecho de haber pasado por el registro civil o haberse
consumado la ceremonia religiosa cambia con respecto a
a las parejas que simplemente deciden vivir juntos, sin
haber hecho ningún trámite legal o religioso.

La mayoría de esos estudios son realizados por acadé-


micos, ya sea por tesistas doctorales o profesores univer-
sitarios que dedican parte de su trabajo a la investigación
y publican sus hallazgos en revistas científicas o manua-
les de difícil acceso; la mayor parte de esa información
permanece desconocida por el gran público, a no ser que
algún medio popular decida difundirla. Asimismo, como
las revistas especializadas son escritas en inglés, en el
mundo latino también son poco leídos. Por eso, nos pare-
ce importante dar a conocer, por lo menos, los resultados
más importantes o interesantes, para esclarecer algunos
aspectos de la vida matrimonial.

En esta sección nos referimos a investigaciones re-


lacionadas con la condición de estar casados. Varios es-
tudios han reportado que las personas casadas son más

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

138
11
¿Qué dicen las investigaciones?

felices que otros grupos. Basados en los datos proporcio-


nados por 35.024 casos, del General Social Survey (USA),
E. Myers (2000), encontró que tantos los hombres como
las mujeres que están casados informaron sentirse “muy
felices” en más del doble que los solteros y en un grado
aún mayor que los divorciados y separados (ver Gráfica
1). Estos resultados se han observado en diferentes paí-
ses (Mastekaasa, 1994) y en otras culturas (Diener et al.,
2000). Ser feliz es muy importante ya que la investigación
ha encontrado que se correlaciona fuertemente con tener
mejores ingresos (Diener et al., 2002), mejor salud mental
(Koivumaa-Honkanen et al., 2004) y una vida más pro-
longada (Danner et al., 2001). Precisamente, un estudio
realizado por Diener y Seligman (2002) las personas que
puntuaron alto en una escala de felicidad fueron más so-
ciables y mantuvieron relaciones afectivas y sociales más
estables, que las personas que puntuaron bajo en la mis-
ma escala. Así mismo obtuvieron mayores puntajes en la
escala de extraversión y menores en la de neuroticismo;
también puntuaron más bajo en algunas escalas de psico-
patología de acuerdo con el MMPI. Los resultados de este
estudio sugieren que las personas más felices tienen un
sistema emocional funcional que les permite reaccionar
apropiadamente ante los eventos de la vida. Otro estudio
realizado en Japón (Keiko Otake et al., 2006), encontró
que la felicidad está asociada a conductas bondadosas y
de gratitud, suponiendo los autores que estas últimas son
las que predisponen a ser más felices. Quizás, cultivar el

MARIO PEREYRA

139
11
¿Qué dicen las investigaciones?

agradecimiento y la bondad en la pareja, contribuye a ser


más felices ambos.

GRÁFICO 1 – Felicidad y estado civil

Un dato muy llamativo es que los casados tienen mejor


situación económica. Parecería que los solteros deberían
tener menos gastos, al poseer menos obligaciones (como
sostener los hijos y otros compromisos) y, por lo tanto, de-
berían contar con más recursos. Sin embargo, un informe
de Christopher R. Tamborini (2007), de la administración
del Social Security de los Estados Unidos, realizado sobre
una población de más de 35 millones de personas, encon-
tró que los que nunca se casaron tienen un porcentaje de
21,9 de pobreza, con relación al 4,5% de los casados (ver
Gráfico 2). Es decir, los que jamás se casaron son casi 5
veces más pobres que los casados. Asimismo, el promedio
de los ingresos de los casados, durante el año 2004, fue
de 34.900 dólares, en comparación con los que nunca se

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

140
11
¿Qué dicen las investigaciones?

casaron que dispusieron un promedio de 15.000 dólares


de ingresos (menos de la mitad de los casados), en tanto,
los divorciados recibieron 19.979 y los viudos, 18.013 dó-
lares. Estos datos dan la razón a la declaración bíblica del
Eclesiastés que afirma: “Mejores son dos que uno; porque
tienen mejor paga de su trabajo” (4:9).

GRÁFICO 2 – Porcentajes de personas de 65 años o


más que están por debajo de la línea de pobreza, según
su estado civil

Según Jane R. Rosen-Grandon y sus colaboradores


(2004), del departamento de Aconsejamiento y Desarro-
llo Educacional de la Universidad de Carolina del Norte,
el “matrimonio ha sido descrito como la relación humana
más importante y fundamental, porque provee la estruc-
tura primaria para establecer las relaciones familiares y
construir la próxima generación” (Ídem, 58). Estos auto-
res, reconocen que a pesar de los muchos beneficios de

MARIO PEREYRA

141
11
¿Qué dicen las investigaciones?

vivir en pareja, no es fácil lograr convivir felices como lo


demuestran fehacientemente los altos índices de divorcio,
que alcanza entre el 50% y el 67% de los matrimonios en
los Estados Unidos. Sin embargo, cinco años después del
divorcio, el 77% de las mujeres y el 84% de los hombres,
vuelven a casarse (Brubaker y Kimberly, 1993), aunque
el 60% de los tales se vuelven a divorciar. De allí que sea
tan importante descubrir como se puede conservar y aún
incrementar la satisfacción conyugal, no solo durante un
tiempo, sino en forma prolongada.

En una investigación realizada por Fenell (1993), se


descubrió cuáles son las diez características más impor-
tantes asociadas al éxito de los matrimonios a largo plazo.
Ese decálogo que hace posible conservar el pareja está
compuesto por los siguientes: 1) el compromiso por el cur-
so del matrimonio; 2) la lealtad; 3) los fuertes valores mo-
rales; 4) el respeto mutuo; 5) el compromiso de fidelidad
sexual; 6) el deseo de ser buen padre; 7) la fe en Dios y
compromiso espiritual; 8) el complacer y sostener al cón-
yuge; 9) el proveer buena compañía; 10) la voluntad de
perdonar y ser perdonado. Por su parte, Collins y Coltra-
ne (1991), en una encuesta pública, encontraron que los
componentes del matrimonio exitoso según la opinión de
la gente, son: la confianza (93%), el entendimiento (86%),
la buena vida sexual (75%), el tener niños (59%), los inte-
reses comunes (52%), el compartir las tareas domésticas
(43%), el tener bastante dinero (41%) y el compartir un

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

142
11
¿Qué dicen las investigaciones?

pasado similar (25%). Para ver cuáles de estas caracterís-


ticas eran las que realmente influían significativamente
en la satisfacción conyugal, Rosen-Grandon et al. (2004),
estudiaron a 201 personas casadas, aplicando un modelo
de ecuación estructural, para descubrir que son el amor,
la fidelidad y el compartir valores los factores de mayor
peso. Por lo tanto, si queremos un matrimonio satisfacto-
rio, siguiendo los resultados de las investigaciones, habría
que dedicarse a cultivar el amor y hacer sentir al cónyuge
la lealtad y evitar conflictos en cuestión de valores.

¿Cómo duermen los casados?

Otros estudios exploran detalles curiosos e interesan-


tes. Por ejemplo, una nueva investigación halla que las
mujeres que son felices en su matrimonio tienden a dor-
mir más profundamente que las esposas de matrimonios
infelices. La investigación ha encontrado que las mujeres
que son felices en su matrimonio tienen una probabilidad
casi 10% mayor de dormir plácidamente, en comparación
con las que son infelices. “El matrimonio puede ser bueno
para el sueño, si es feliz. Sin embargo, un matrimonio in-
feliz puede constituir un factor de riesgo para los trastor-
nos del sueño”, aseguró Wendy M. Troxel (Gordon, 2008),
psicóloga de la Universidad de Pittsburg, quien dirigió el
estudio.

MARIO PEREYRA

143
11
¿Qué dicen las investigaciones?

Troxel y sus colegas revisaron los datos de casi 2,000


mujeres casadas que participaron en el estudio “Salud de
las mujeres” por todo el país (SWAN, por su sigla en in-
glés). Las mujeres tenían una edad promedio de 46 años.
Un poco más de la mitad eran blancas, el 20% de raza
negra, el 9% hispanas, el 9% chinas y el 11% japonesas.
Todas las mujeres informaron sobre la calidad del sue-
ño, el estado de su matrimonio, la frecuencia con la que
tenían problemas para dormir, si tenían insomnio y qué
tan temprano se despertaban. Las mujeres que estaban
felizmente casadas tenían menos problemas de sueño, se
quejaban menos del sueño, dormían más plácidamente y
eran menos propensas a levantarse temprano o en medio
de la noche que las mujeres cuyo matrimonio no era ideal.
Incluso después de ajustar los datos para tomar en cuen-
ta otros factores conocidos que causan problemas de sue-
ño, los investigadores hallaron que las mujeres, que eran
felices en su matrimonio, aún así dormían más profunda-
mente. Y estos hallazgos parecían mantenerse en todos
los grupos raciales. Los únicos grupos para los que los
hallazgos no fueron estadísticamente significativos fue-
ron para las mujeres chinas y japonesas, pero Troxel sos-
pecha que podría deberse a que no había tantas mujeres
chinas o japonesas en el estudio como blancas o negras.

Hay otro estudio sobre el dormir de las parejas que


es bastante polémico y genera muchas discusiones. Un
estudio que reveló que las parejas que duran más tiempo

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

144
11
¿Qué dicen las investigaciones?

duermen en camas separadas o en habitaciones separa-


das. Incluso un sondeo de la Asociación Nacional de Cons-
tructores de Casas predijo que para el año 2015, el 60%
de las casas construidas a pedido tendrán dos dormitorios
principales para el matrimonio. Se ha argumento que el
deseo de descansar mejor está detrás de esta tendencia,
pues los expertos aseguran que la falta de un sueño de-
cente puede provocar tensión marital.

El tema ha sido debatido por algunas páginas de la


Internet, provocando respuestas variadas, algunas muy
cómicas. Alguien se opuso, comentando: “Huy noooooooo,
para nada, dormir junto a la persona que amas es deli-
cioso, además si tienes pesadillas lo abrazas y te sientes
más segura, pierdes el temor, sientes su calor, duermen
entrepiernados wowwwwwwwwwwww, te lo recomiendo,
de allí a hacer el amor solo hay un paso!!!! Éxitos!!!” En
cambio, otra persona opinó: “Hace tiempo vi una película
que habla de eso. Al principio lo tomé en broma; pero fí-
jate que no es tan mala opción siempre y cuándo los dos
estén de acuerdo es decir: si duermen en camas separa-
das se puede jugar a las visitas nocturnas, a que son des-
conocidos; no se lo crean, que si están de acuerdo sería
divertido y sexy.” En cambio, otro participante optó por
una solución intermedia según la etapa que va cursando
el matrimonio. Dijo así: “Entre los 18 y los 25, juntitos y
mezclados. Entre los 26 y los 35, cama super grande, o
dos camas, con poquitita separación. Entre los 36 y los 40,

MARIO PEREYRA

145
11
¿Qué dicen las investigaciones?

ella en la cama, y él en el sofá. De los 40 en adelante, cada


pareja ya tiene las cosas muy pero muy claritas, y deciden
qué quieren hacer.”

Felicidad, pero con anillo

Nick Powdthavee (2008), un estudiante de Tailandia,


que actualmente está cursando un doctorado en el Depar-
tamento de Economía de la universidad de Warwick hizo
un hallazgo sorprendente. Él está interesado en investi-
gaciones en el campo de la economía laboral, la economía
del desarrollo, la economía familiar y en el uso de los da-
tos de la felicidad en el análisis económico. Como mencio-
namos más arriba, las parejas comparten el hogar, sus
ingresos y las lágrimas como las alegrías de criar a sus hi-
jos y otras experiencias que viven juntos. De esa manera,
experimentan felicidad, beneficiándose grandemente por
ese motivo. Pero el hecho que la investigación realizada
en Warwick puso de manifiesto es que esos beneficios de
la felicidad conyugal son verdaderos si las parejas han
contraído nupcias, es decir, si ha formalizado su unión.

Lo que hasta el momento se ha demostrado que un


hombre o una mujer casados están considerablemente
más satisfechos con su vida cuando comparten un matri-
monio feliz, pero llama la atención que no había pruebas
de que eso sea sólo verdadero para las parejas que se ca-
saron no con aquellas que simplemente cohabitan. Du-

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

146
11
¿Qué dicen las investigaciones?

rante la investigación que realizó Powdthavee, se estudió


la felicidad de 4.852 parejas casadas durante un período
de seis años para indagar qué tan cierto era la creencia
en ellos de que una persona casada es más feliz cuando su
cónyuge es feliz. Esa certidumbre hace que sea más fácil
pensar en el matrimonio como un intercambio en el cual
dos personas acuerdan compartir las posesiones materia-
les, los buenos y malos momentos, como otras cosas no
materiales que inciden en la felicidad de las personas. El
autor descubrió que si un esposo o una esposa no compar-
ten directamente la buena fortuna de su pareja, estaban
más satisfechos de sí mismos si su pareja era feliz.

El estudio encontró que el efecto estimado de satisfac-


ción con la vida de un esposo es considerablemente alto
al casarse, el cual se estimó en un incremento del 30% en
la puntuación con la satisfacción exhibida el año anterior
o antes de casarse. Ese grado de satisfacción puede com-
pensar completamente el impacto negativo de la insatis-
facción que generaría el desempleo, por ejemplo, conside-
rado como un factor alto de estrés displacentero. También
se calculó como considerablemente mayor que el efecto de
ser dueños del propio hogar, es decir, la adquisición de la
vivienda y es superior también al disgusto que originaría
tener que pasar casi dos meses en el hospital.

Todos estos cálculos se realizaron también con pare-


jas que cohabitaban y se descubrió que el hombre y la

MARIO PEREYRA

147
11
¿Qué dicen las investigaciones?

mujer en estas parejas no dependen uno del otro hasta el


mismo punto para su felicidad. La explicación que da el
autor, que esto podría deberse al menor compromiso que
se tiene en esas relaciones y, por consiguiente, al hecho
que ambos miembros de la pareja podría importarles más
su autonomía personal que la felicidad del otro. Esos ha-
llazgos fueron presentados en la Conferencia Anual de la
Royal Economic Society en Nottingham, el 22 de marzo
de 2007.

MATRIMONIO FELIZ, CORAZÓN CONTENTO

Otro reporte proviene de la Brigham Young University,


donde han descubierto que las personas felizmente casadas
tienen una presión arterial menor que los casados infelices
o los solteros. En el estudio participaron 204 adultos
casados y 99 solteros, que usaron monitores portátiles
de presión arterial durante 24 horas. Los monitores
registraron la presión arterial en intervalos aleatorios
y suministraron un total de 72 lecturas. “Deseábamos
capturar la presión arterial de los participantes mientras
hacían las cosas normales cotidianas. Obtener una o
dos lecturas en una clínica no representa realmente las
fluctuaciones que ocurren durante el día”, apuntó Holt-
Lunstad, la psicóloga que dirigió el estudio, especialista
en temas de relaciones humanas y salud.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

148
11
¿Qué dicen las investigaciones?

Los resultados encontrados fueron, en términos gene-


rales, que las personas felizmente casadas tenían cuatro
puntos menos en las lecturas de la presión arterial que
los adultos solteros. El estudio también encontró que la
presión arterial entre la gente casada, sobre todo en los
matrimonios felices, bajaba más durante el sueño que
entre la gente soltera. Este último dato confirma lo que
mencionábamos anteriormente acerca del dormir de las
mujeres felizmente casadas. La explicación que dio la au-
tora, fue el siguiente: “Parece que el matrimonio conlleva
algunos beneficios de salud exclusivos. Lo que beneficia
la salud no es sólo estar casados, lo que más la protege es
tener un matrimonio feliz.”

El descubrimiento es importante, porque las inves-


tigaciones en el tema habían observado que tener una
red social de apoyo no se traduce en un beneficio para la
presión arterial, sino el hecho de estar casados en forma
feliz. “La investigación ha demostrado que las personas
cuya presión arterial permanece elevada durante la no-
che tienen un riesgo mucho mayor de tener problemas
cardiovasculares que aquellas cuya presión arterial se
reduce”, dijo Holt-Lunstad. También la autora aconsejó
que “los cónyuges pueden fomentar hábitos saludables el
uno en el otro, por ejemplo, llevando una dieta saludable
y haciéndose revisiones médicas de manera regular. Las
personas que tienen matrimonios felices también cuen-
tan con una fuente mayor de apoyo emocional”, enfatizó

MARIO PEREYRA

149
CAPÍTULO 12

¿CUÁL ES EL GRADO DE SU
SATISFACCIÓN CONYUGAL?

La evaluación de la satisfacción conyugal

“Además, corresponde señalar que la satisfacción


y el placer derivados por ambos cónyuges
del acto matrimonial forman parte de la razón
por la cual Dios instituyó el matrimonio”
Comentario Bíblico Adventista (tomo 6, 703).

Como hemos señalado más arriba, el grado de satis-


facción conyugal entre los esposos es un termómetro efec-
tivo para medir el estado actual de la pareja, pudiendo
pronosticar la buena salud conyugal si muestra altos ni-
veles, pero también puede augurar la separación si se en-
cuentra muy baja. Por ese motivo se ha investigado sobre
los procesos que contribuyen a incrementar o erosionar la
satisfacción marital. Por ejemplo, algunos estudios han
enfatizado que depende de los estilos comunicacionales
(Noller et al., 2002), en tanto otros, han encontrado que
lo gravitante es la actitud que se tenga hacia la pareja;
por ejemplo, culpar al cónyuge por sus errores predice

MARIO PEREYRA

151
12
¿Cuál es el grado de su satisfacción conyugal?

resultados negativos, mientras que perdonarlo eleva la


satisfacción (Bradbury et al., 1990) y la estabilidad de la
pareja (Orathinkal et al., 2006). También tener expectati-
vas positivas sobre la pareja predice una alta satisfacción
y la estabilidad del matrimonio a lo largo del tiempo, a
diferencia de tener bajas expectativas, que se asocia a la
declinación importante de la satisfacción (McNulty et al.,
2004).

Otro descubrimiento interesante fue observar que si


los hombres expresan gran empatía hacia sus esposas
y éstas manifiestan afecto hacia el esposo, esas parejas
permanecían juntas cinco años después (Waldinger et al.,
2004). Mahoney y colaboradores (1999), encontraron que
compartir las creencias y las prácticas religiosas incre-
mentan la satisfacción conyugal y contribuye al ajuste
de la pareja en diferentes áreas de la relación. Incluso
la satisfacción marital no solo ayuda al éxito y a la bue-
na salud de la pareja, también disminuye los riesgos de
sufrir una enfermedad cardíaca (Gallo et al., 2003) y per-
mite recuperarse más rápidamente de un cáncer de seno
(Wimberly et al., 2005).

En consecuencia, la evaluación de la medida de satis-


facción o insatisfacción es un indicador confiable de cómo
se encuentra el matrimonio, una suerte de radiografía de
su condición. Por eso es importante diagnosticar la salud
matrimonial, ya sea para sentirse contento si los resulta-

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

152
12
¿Cuál es el grado de su satisfacción conyugal?

dos son positivos o para administrar algún tratamiento si


las conclusiones son negativas. En este capítulo propone-
mos un método de autoevaluación de la relación, de fácil
realización, que todo interesado puede hacer en forma rá-
pida y efectiva.

Hay diferentes instrumentos para evaluar la satisfac-


ción conyugal. Aquí sugerimos una escala, muy amigable
y de fácil aplicación, la “Escala de Satisfacción Marital”
(ESM) de Susan Pick y Patricia Andrade, dos psicólogas
de la Universidad Nacional Autónoma de México. Como
es de esperarse, esta prueba está concebida para ser apli-
cada a personas adultas casadas o que viven en pareja.
Técnicamente se la define como una escala Likert con tres
opciones graduadas (me gusta como sucede actualmente,
me gustaría que fuera un poco diferente y me gustaría
que fuera muy diferente), compuesta de veinticuatro íte-
mes. Para su realización, que ocupa aproximadamente
diez minutos, debe procederse de acuerdo a lo establecido
en la consigna del Protocolo, que expresa lo siguiente:

La prueba evalúa el grado total de la satisfacción


conyugal y también aspectos específicos de la relación, ya
que comprende tres escalas. La primera de ellas trata de
la “Satisfacción con la Interacción Marital” (SIM, los íte-
mes 1 al 10 inclusive), la segunda, la “Satisfacción con as-
pectos emocionales del cónyuge” (SEM, ítemes 11 al 15) y,
la última, la “Satisfacción con aspectos organizacionales

MARIO PEREYRA

153
12
¿Cuál es el grado de su satisfacción conyugal?

y estructurales del cónyuge” (SOE, ítemes del 16 al 24).


Los autores reportan los resultados de una investigación
realizada en ocho colonias del Distrito Federal de México,
elegidas al azar, sobre una muestra de 330 sujetos casa-
dos, 176 mujeres y 154 hombres. La edad promedio de los
sujetos fue de 30 años, con un rango de 20 a 69 años. La
escolaridad promedio fue de 12 años. El promedio de hijos
de 3.1 y un 6.4% no tenían hijos. El promedio de casados
fue de 13.87, con un rango de 1 a 42 años. Los sujetos
fueron seleccionados de ocho colonias del Distrito Fede-
ral, elegidos al azar. Asimismo, hay información de otra
investigación con la misma prueba, realizada por Isabel
Reyes Lagunas, de la Universidad Nacional Autónoma
de México, Teresita Castillo León y Ana María Anguas
Plata, de la Universidad Autónoma de Yucatán, que ad-
ministraron el ESM en Mérida sobre 150 sujetos. Allí en-
contraron 4 factores en lugar de los tres que encontraron
las autoras.

Por nuestra parte, también investigamos el ESM en


varias aplicaciones. Trabajamos con una población de 336
padres con hijos, 168 mujeres y 168 hombres, la mayo-
ría adventistas (91,9%), que informaron edades que os-
cilaban entre 21 y 67 años, con un promedio de 36 años.
La mayoría tenían estudios universitarios (61,4%) o de
posgrado (12,4%), que profesan sus creencias en forma
práctica (41,5%) o siendo muy practicantes (51,6%). Se
presentan los baremos de esta muestra.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

154
12
¿Cuál es el grado de su satisfacción conyugal?

Consigna

Lo invitamos a completar el cuestionario siguiente.


Para ello conteste las declaraciones que aparecen más
abajo colocando una x en el casillero en blanco que ex-
prese mejor su estimación con respecto a su esposo(a), en
cada una de las situaciones planteadas. Cada declaración
presenta tres opciones, la primera indica conformidad con
el tema planteado: “Me gusta como sucede actualmente”-;
la segunda expresa cierta disconformidad, con un deseo
de cambio del caso: “Me gustaría que fuera un poco dife-
rente”; y la tercera indica una total disconformidad con el
tema: “Me gustaría que fuera muy diferente”. Es muy im-
portante que responda todas las preguntas con una sola
alternativa. Conteste con espontaneidad y sinceridad.
Muchas gracias por su colaboración.

Me gusta Me gustaría Me gustaría


como sucede que fuera que fuera
Puntos
actualmente un poco muy
diferente diferente

1. El tiempo que mi
cónyuge dedica a nuestro
matrimonio.
2. La frecuencia con que
mi cónyuge me dice algo
bonito.
3. El grado en que mi
cónyuge me atiende

MARIO PEREYRA

155
12
¿Cuál es el grado de su satisfacción conyugal?

4. La frecuencia con que


mi cónyuge me abraza.
5. La atención que mi
cónyuge pone en mi
apariencia.
6. La comunicación con mi
cónyuge.
7. La conducta de mi
cónyuge frente a otras
personas.
8. La forma como mi
cónyuge me pide que
tengamos relaciones
sexuales.
9. El tiempo que me dedica
a mí.
10. El interés que mi
cónyuge pone en lo que
yo hago.
11. La forma como mi
cónyuge se comporta
cuando está triste.
12. La forma como mi
cónyuge se comporta
cuando está enojado.
13. La forma como se
comporta cuando está
preocupado.

14. La forma como mi


cónyuge se comporta
cuando está de mal
humor.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

156
12
¿Cuál es el grado de su satisfacción conyugal?

15. Las reacción de mi


cónyuge cuando no
quiere tener relaciones
sexuales.
16. El tiempo que mi
cónyuge dedica a sí
mismo.
17. La forma como se
organiza mi cónyuge.
18. Las prioridades que mi
cónyuge tiene en la vida.
19. La forma como mi pareja
pasa su tiempo libre.
20. La puntualidad de mi
cónyuge.
21. El cuidado que mi
cónyuge le tiene a su
salud.
22. El tiempo que pasamos
juntos.
23. La forma como mi
cónyuge trata de
solucionar los problemas.
24. Las reglas que mi
cónyuge hace para que
se sigan en casa.

Puntaje total

MARIO PEREYRA

157
12
¿Cuál es el grado de su satisfacción conyugal?

EVALUACIÓN DEL ESM

Para corregir la prueba debe procederse siguiendo


las indicaciones que se presentan a continuación.

1. Calcule el puntaje de cada uno de los ítemes, adjudi-


cando los puntos que corresponda al valor de la co-
lumna marcada con la cruz por parte del sujeto, de
acuerdo a las indicaciones que aparecen en la tabla
que se encuentra más abajo. La cantidad se especi-
fica a continuación, de acuerdo al encabezamiento
respectivo que cuantifica el grado de frecuencia del
caso:

Para la columna Corresponde el puntaje

Me gusta como sucede actualmente 1 puntos


Me gustaría que fuera un poco diferente 2 puntos
Me gustaría que fuera muy diferente 3 puntos

2. Como puede apreciarse, debe acreditarse un núme-


ro entre 1 al 3 a cada uno de los ítemes siguiendo
el valor de las columnas, en dirección de izquierda a
derecha.

3. Anote la cifra respectiva en la columna de PUNTAJE,


para cada una de las filas correspondientes a las 24 de-
claraciones.

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

158
12
¿Cuál es el grado de su satisfacción conyugal?

4. Luego, sume el total de los 24 ítemes, registrando el


resultado en el casillero que está al final de la prue-
ba, en la fila donde dice PUNTAJE TOTAL

5. Con la información precedente está en condiciones de


proceder a la interpretación de los datos. A esos fines,
siga los criterios que se instruye a partir de la página
siguiente.

Interpretación

La interpretación de los resultados puede realizarse


en tres niveles diferentes y consecutivos de análisis, a sa-
ber:
1. Análisis de los ítemes.
2. Análisis de los factores o subescalas de la
satisfacción marital
3. Análisis del resultado total.

El primer punto, el análisis de los ítemes puede reali-


zarse observando la ubicación de las respuestas dadas por
el sujeto. Las mismas tienen tres posibilidades. Todas las
respuestas de la columna izquierda que le corresponde
un punto, son indicadores de satisfacción conyugal y por
lo tanto están dentro de lo esperado. Las respuestas con
significación diagnóstico son las ubicadas en la columna
del medio y especialmente las asentadas en la columna

MARIO PEREYRA

159
12
¿Cuál es el grado de su satisfacción conyugal?

de la derecha, que se anotan con tres puntos. La regla


general es que todas esas respuestas son indicadoras de
insatisfacción marital, en cuestiones específicas según el
tipo de declaración que aparece en la fila respectiva. En
consecuencia, en este primer nivel de análisis, puede fá-
cilmente observarse cuántos puntos de insatisfacción pre-
senta la prueba y en que áreas corresponde.

Con respecto al análisis de los factores, según los au-


tores de la prueba, encontró tres factores, a saber:

F1 – Satisfacción con la interacción marital


comprende los 10 primeros ítemes.
F2 – Satisfacción con aspectos emocionales del cónyuge:
comprende los ítemes del número 11 al 15 inclusive.
F3 – Satisfacción con aspectos organizacionales y
estructurales del cónyuge
Corresponde a los ítemes 16 al 24.

El segundo nivel de análisis consiste en determinar


los puntajes para cada una de las tres subescalas. Para
determinar la ubicación del puntaje de un sujeto espe-
cífico hay que consultar la Tabla 2, donde se consignan
los percentiles de la muestra de referencia que hemos to-
mado sobre la base de una población mexicana de 336
sujetos, estableciéndose cuáles son los puntos y la inter-
pretación que le corresponde (muy bajo, bajo, medio, alto,
muy alto).

CONSTRUYENDO FAMILIAS FELICES - 1 - LA PAREJA

160
12
¿Cuál es el grado de su satisfacción conyugal?

Finalmente, se puede evaluar el puntaje total recu-


rriendo a la Tabla 1 de la sección estadística, interpretan-
do el resultado de acuerdo de acuerdo al nivel percentilar
que le corresponde. Como puede apreciarse diferenciamos
cinco categorías, que se refieren a los niveles de: Muy Bajo
(percentiles de 0 a 5), Bajo (percentiles del 6 al 25), Tér-
mino Medio (percentiles del 26 al 75), Alto (percentiles del
76 al 95) y Muy Alto (percentiles 96 al 100). También, en
esta escala, discriminamos en el nivel medio, una franja
baja, otra media y otra alta, para dar mayor precisión de
la ubicación.

Es de destacar, reiteramos, que los baremos fueron


elaborados a partir de una muestra compuesta por 336
sujetos adultos, mexicanos, correspondiente al área de
Montemorelos, Nuevo León, integrada por padres con hi-
jos, de una edad promedio de 36 años, según puede obser-
varse en los datos de la ficha técnica.

Esperamos que los resultados de su evaluación exhi-


ban una alta o muy alta satisfacción marital (SM). En ese
caso, le expresamos nuestra efusiva felicitación, animán-
dolo a sostener esos niveles para asegurar una excelente
calidad de vida matrimonial. Pero si los resultados estu-
vieran en los rangos medios (medio alto, medio o medio
bajo), no están mal, aunque hay puntos de la relación (ver
la prueba cuáles respuestas estuvieron en la columna del
medio o de la derecha) que presentan el desafío de me-

MARIO PEREYRA

161
12
¿Cuál es el grado de su satisfacción conyugal?

jorarlos. Si los puntajes de su prueba estuvieran en las


categorías de baja o muy baja SM, es aconsejable visitar
a un consejero matrimonial para ayudarlos a superar las
dificultades y alcanzar el ideal de una relación altamente
satisfactoria. ¡Mucho éxito!

TABLA 1 - Distribución de la escala total del ESM

PERCENTILES PUNTAJE INTERPRETACIÓN

1 al 5 24-27 Muy Alta SM


6 al 24 28-31 Alta SM
25 al 39 32-34 Media alta SM
40 al 60 35-38 Término medio SM
61 al 74 39-43 Media baja SM
75 al 94 44-55 Baja SM
95 al 100 56-72 Muy baja SM

TABLA 2 - Distribución de los factores del ESM

PERCENTILES PUNTAJES INTERPRETACIÓN


F1 F2 F3

1 al 5 10 5 9 Muy Alta SM
6 al 24 11 6 10 Alta SM
25 al 39 12 7-8 11 Media alta SM
40 al 60 13-14 9 12-13 Término medio SM
61 al 74 15-17 10 14-15 Media baja SM
75 al 94 18-23 11-13 16-21 Baja SM
95 al 100 24-30 14-15 22-27 Muy baja SM

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