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OSHER KAVOD MALKHUT

No abajo sino en la corteza.


Una externalidad primaria, endurecida, cómo la profusión de materiales se coagula en lo
material que, al no poder pensarse a sí mismo requiere de aún más materiales con los que
articular(se) en el sueño que no despega, en este sueño de lo experimentable, en el golpe que no
quiebra la costra —el sonido monótono de la metáfora que queda cristalizada entre los oídos,
cuando uno, uno mismo, no despega, cuando el golpe de uno no quiebra la costra de la correlación.

Las externalidades son efectos indirectos de las actividades de consumo o producción, es decir, los
efectos sobre agentes distintos al originador de tal actividad —y— que no funcionan a través del
sistema de precios —aunque el efecto de distorsión del tiempo sobre el mercado de lo que es traiga
un estado transitivo que vestir, localizable, cuantificable y explícito, sangre chatarra, un ahora
quieto en el ahora de su propia paradoja consciente, chatarra estímulo, el arrojo de lo que no puede
no ser en la forma, estímulo consciente, la transformación que pierde sentido en el tiempo,
consciente enlace que se pregunta dónde se es.

Suponiendo que todos los objetos son igualmente eficientes, una expansión de las riquezas del
glorioso Reino debida a la incorporación de un nuevo medio comunicante —la estación climática en
que lo que es explica qué es a lo que es a través de notas— reduce los costos medios de todos los
otros medios, incluyendo el nuevo. Dado que la reducción total experimentada por todos los medios
comunicantes intramarginales es atribuida a la entrada del nuevo medio, el verdadero ser del objeto
y su externalidad no es el ser total —hiperobjeto— calculado por este medio, sino ese ser total
menos los ahorros padecidos por los otros medios.
No abajo sino en la corteza.

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