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1.

“UNA EXPLOSIÓN PERPETUA”

por
Francisco Jota-Pérez

CORTOMETRAJE

Primer borrador
2.

1. INT. APARTAMENTO / DORMITORIO – NOCHE

VIRGINIA (25), una mujer joven vestida con sólo una camiseta
de manga corta y unos pantalones de pijama, entra en el
dormitorio de su casa, iluminado apenas por la pequeña
lámpara de lectura en una de las mesillas de noche que
flanquean la cama de matrimonio que ocupa el centro de la
estancia. En la cama, se intuye la presencia de un segundo
personaje, ELÍAS (26), un hombre joven, tumbado de costado y
arropado hasta la barbilla, presumiblemente dormido.

VIRGINIA rodea la cama hasta el lado que le corresponde en


ella, corre las sábanas y se recuesta junto a ELÍAS, que le
da la espalda. Pasando por alto el hecho de que el hombre
pueda estar dormido, VIRGINIA le habla en voz monocorde y
queda, acariciando distraída el cabello de él.

VIRGINIA
Al principio... Al principio, lo que más
me gustaba de ti era esa capacidad tuya
para ser una persona distinta cada día.
Parecía que te comías el tiempo.

CORTE A:

2. INT. APARTAMENTO / CUARTO DE BAÑO – DÍA

A la mañana siguiente, VIRGINIA entra al cuarto de baño


bostezando, con el pelo revuelto y todo el aspecto de no
haberse sacudido de encima aún las horas de sueño. Se acerca
al espejo sobre el lavamos y se mira. El espejo es un
peculiar artefacto, cuya superficie está pintada de negro
brillante y aun así devuelve reflejo, aunque lo que allí se
ve no es el rostro de VIRGINIA, sino el de LIVIA (50), una
mujer que dobla la edad a la primera y es sorprendentemente
parecida a ella. Al ver el extraño reflejo, VIRGINIA se
sobresalta y aparta la mirada, sorprendida aunque no
asustada. Se acoda en el lavamanos y permanece así unos
segundos, pensativa, considerando la conveniencia de volver a
mirarse al espejo o no.

CORTE A:
3.

3. INT. APARTAMENTO / DORMITORIO – DÍA

Retomando la acción en la primera escena, VIRGINIA está


acostada junto a ELÍAS, acariciándole el pelo y hablándole
mientras se queda dormida gradualmente.

VIRGINIA
Y eso es justo lo que me cabrea de ti
ahora, Elías. Tiene gracia, ¿eh? Que
tanta indeterminación me esté sorbiendo
la vida...

VIRGINIA apaga la luz de su mesilla de noche, dejando el


dormitorio envuelto en sombras, a oscuras y a merced del
sonido del tráfico afuera.

FUNDIDO A:

4. INT. APARTAMENTO / CUARTO DE BAÑO / PASILLO / DORMITORIO –


DÍA

Retomando la acción en la segunda escena, VIRGINIA hace


acopio de fuerzas y vuelve a mirarse al espejo. Ahí está otra
vez LIVIA, devolviéndole una mirada extraviada y soñolienta.
VIRGINIA se encoge de hombros, resignada. Bufa, abre el
grifo, se lava las manos y sale al pasillo. Camina despacio
hacia el dormitorio.

Una vez allí, VIRGINIA tira de las sábanas para destapar a


ELÍAS, quien más que dormido parece encontrarse en coma
profundo, pues no reacciona en absoluto ni a la luz diurna
que se filtra por las finas cortinas que cubren la única
ventana en la habitación, ni a las palabras que VIRGINIA le
dirige.

VIRGINIA
¡Buenos días! Hora de ponerse en marcha.

VIRGINIA se acerca a ELÍAS, inconsciente y vestido únicamente


con una camiseta de manga corta y unos calzoncillos bóxer.
VIRGINIA revuelve al hombre en la cama hasta colocarlo boca
arriba, le agarra por las axilas y tira de él hasta hacerle
caer de la cama.

CORTE A:
4.

5. INT. APARTAMENTO / PASILLO / SALÓN – DÍA

VIRGINIA arrastra con esfuerzo a ELÍAS, tirando de él por los


tobillos, a lo largo del pasillo, hasta el salón. Esta nueva
estancia es un espacio diáfano, decorado de forma
minimalista, que contiene algunas estanterías, un funcional y
barato tresillo y una mesa cuadrada de apenas un metro por un
metro sobre la que descansan un ordenador portátil abierto,
una taza de café aún humeante, un paquete de cigarrillos, un
mechero y un cenicero vacío. En las estanterías del salón,
repletas de libros y revistas, destacan algunos marcos para
fotos en los que aparecen imágenes de LIVIA junto con pedazos
recortados del mapa de alguna gran ciudad.

Una vez en el salón, VIRGINIA se afana en alzar con torpeza a


ELÍAS para dejarlo tirado en el tresillo.

Realizada la ardua tarea, Virginia estira la espalda, echa un


rápido vistazo a ELÍAS y va a sentarse a la mesa frente al
ordenador. Da un sorbo a la taza de café, enciende un
cigarrillo y teclea a buen ritmo en el ordenador portátil
mientras fuma.

Acabado el pitillo, VIRGINIA se detiene para dirigirse a


ELÍAS, en una suerte de diálogo no correspondido que parece
estar teniendo lugar sólo en la cabeza de ella.

VIRGINIA
(sonriente)
Se llama “Una Explosión Perpetua”.
(hace una pausa)
Va a ser un cortometraje, sí.
(pausa)
¿De qué va? Es complicado... Podría
decirse que va de una chica de unos
veinticinco años...
(se interrumpe)
Sí, como yo. Esta chica ha perdido algo,
aunque nunca se nos llega a explicar qué
es exactamente lo que ha perdido. Ella
se refiere a lo que sea que le falta
como
(señalando unas comillas en el aire con un gesto)
“El Vínculo”. Y es muy, muy importante
que lo recupere, porque, si no lo hace,
explotará. Es como si llevase una bomba
dentro, una bomba de palabras y
conceptos e imágenes. Una bomba con un
5.

mecanismo que se activa si el vacío


dentro de la chica, la pérdida de ese
vínculo, crece demasiado. Si las dos
puntas de la rotura del hilo que la
vinculaba a la humanidad se alejan hasta
cierto punto, la bomba detonará.
(pausa)
Dame un segundo...

VIRGINIA deja de hablar un momento para teclear en el


portátil. Echa mano al paquete de tabaco y extrae y enciende
otro cigarrillo. Al otro lado del salón, Elías sigue
desmayado en el tresillo, en la misma posición en que le
dejase la mujer. VIRGINIA da una larga calada, expele el
humo, deja de teclear y sigue hablando.

VIRGINIA
Esta chica lo intenta de todos los modos
posibles. O, cuanto menos, por todos los
medios que conoce. Primero, se dedica a
ver porno en Internet e intenta
masturbarse... Es como hacer trampa, una
forma rápida de recuperar El Vínculo,
por estimulación directa... Pero nada.
El vacío se hace más grande. Así que
sale a la calle, en busca de un parque
en el que haya niños jugando.
(pausa, da una calada al cigarrillo)
Allí encuentra a una niña y tiene una
conversación extraña con ella. Las dos
hablan como en una obra de teatro del
absurdo. Es difícil seguirlas, pero se
deduce que la niña sabe lo del Vínculo y
lo que pasa cuando se pierde. La niña le
dice a la chica que no hay nada que
hacer, que el vacío ya es demasiado
grande. Un poco, muy poco después, la
chica explota.
(pausa)
¿Qué? Claro que no... Es una explosión
perpetua, una explosión hiperlenta y que
dura para siempre. Una explosión
esotérica. Para la chica, el mundo se
detiene. La gente a su alrededor queda
congelada en el sitio, paralizada. El
parque se deshace, como plastelina
fundiéndose. La realidad se
descascarilla...
6.

(pausa, da una calada al cigarrillo)


Eso es lo que llevo hasta ahora. Estoy
en el parque.

VIRGINIA da una última calada al cigarrillo y lo apaga en el


cenicero.

FUNDIDO A:

6. INT. APARTAMENTO / SALÓN – DÍA

En el mismo salón, en una línea narrativa alternativa como


una dimensión paralela, ELÍAS está sentado en el tresillo,
ahora perfectamente consciente, vestido con una camisa de
manga corta y unos pantalones vaqueros, descalzo. Respira con
dificultad y está sudando, febril, con la vista fija en una
de las paredes de la estancia.

LIVIA entra al salón, ataviada con un ligero vestido de


verano. Lleva en las manos un vaso de agua, una cucharilla y
un sobre de medicamento para diluir. Al llegar al tresillo,
abre el sobre, vierte el contenido en el vaso y remueve la
mezcla con la cucharilla, mientras ELÍAS balbucea en su
dirección.

ELÍAS
Esto no puede seguir así, Virginia. Cada
día pareces una persona diferente. Te
estás perdiendo. Y me estás arrastrando
contigo. Me estás perdiendo a mí
también.

LIVIA
(calmada, consoladora)
¿Otra vez, Elías?

ELÍAS
¿Otra vez, qué?

LIVIA
Me has llamado Virginia.

ELÍAS
Virginia, Livia, mamá... ¿Qué más da?
7.

LIVIA tiende a ELÍAS el vaso con el medicamento diluido.


ELÍAS se bebe la mezcla de un trago. Disimula un eructo.
Devuelve el vaso vacío a LIVIA.

ELÍAS
Gracias.
(recostándose)
Pero seguimos juntos ¿verdad, mamá?

LIVIA dirige a ELÍAS una mirada acusadora, que le obliga a


rectificar.

ELÍAS
(rectificando)
Perdona... Livia. Seguimos teniendo ese
vínculo ¿no, Livia?

LIVIA
(suspirando)
Claro, cariño.
(alzando el vaso vacío)
Ahora, descansa. Cuando esto te haga
efecto, te encontrarás mucho mejor.

ELÍAS
No dejes que me congele, por favor. Yo
no.

LIVIA, ignorando estas últimas palabras, sale del salón.


ELÍAS se repantiga en el tresillo y cierra los ojos.

FUNDIDO A:

7. INT. APARTAMENTO / PASILLO / CUARTO DE BAÑO – DÍA

LIVIA cruza el pasillo, llevando en las manos el vaso vacío,


hasta el cuarto de baño. Deja el vaso en el lavamanos y se
mira al espejo negro. El reflejo que éste le devuelve es el
de VIRGINIA. LIVIA sonríe y VIRGINIA hace lo mismo. LIVIA se
arregla el pelo y, en el espejo, VIRGINIA la imita.

CORTE A:
8.

8. INT. APARTAMENTO / SALÓN – DÍA

En la línea narrativa original, VIRGINIA está fumando su


enésimo cigarrillo mientras teclea en el ordenador portátil.
Ahora se detiene, apaga el pitillo en el cenicero y se
levanta, sonriendo, dirigiéndose al tresillo. Se abalanza
sobre ELÍAS, que sigue desmayado, y le besa en la frente.

VIRGINIA
Lo del porno te ha gustado, ¿eh? Suele
ayudar...

VIRGINIA besa a ELÍAS en el cuello, pero el hombre no


reacciona. VIRGINIA le acaricia el pecho, vuelve a besarle la
frente, le frota el vientre.

VIRGINIA
Eres un guarro... Para nada congelado.
Aun ahogado en ataraxia... Tan caliente.

VIRGINIA pasa la mano por la entrepierna de ELÍAS, la


entremete bajo los calzoncillos. Muerde al hombre en el
cuello mientras dirige la mirada a las fotos enmarcadas en la
estantería, en una de las cuales aparece una risueña LIVIA.
VIRGINIA sonríe y vuelve a morder a ELÍAS en el cuello.

CORTE A:

9. INT. APARTAMENTO / SALÓN – DÍA

En la línea narrativa paralela, ahora es LIVIA la que está


sentada a la mesa, tecleando a buen ritmo en el portátil
mientras fuma. Se detiene un momento y levanta la vista de la
pantalla del ordenador para echar una mirada al tresillo,
donde ELÍAS yace desmayado. LIVIA niega con la cabeza.

LIVIA
No, no, no...

Apaga el cigarrillo en el cenicero y vuelve a teclear,


musitando en voz alta lo que está escribiendo.

LIVIA
Quise salvarte. Darte... Yo qué sé... Un
año sabático. O cien años sabáticos. Una
existencia sabática, a poder ser, y que
9.

no tuvieses que preocuparte nunca más de


nada; sólo de ser feliz.

LIVIA vuelve a mirar al tresillo. Ahora ELÍAS ha


desaparecido, se ha esfumado con las últimas palabras
escritas por la mujer. Complacida, LIVIA echa mano del
paquete de tabaco, para descubrirlo vacío. Con un gesto de
disgusto, pulsa un par de teclas en el portátil y se levanta,
dejando el salón.

CORTE A:

10. EXT. PARQUE – DÍA

En un parque en el que varios niños juegan a última hora de


la tarde, VIRGINIA, vestida con una camiseta de manga corta y
unos vaqueros, toma asiento en un banco a la sombra de unos
árboles. Sudando, inquieta, mirando a derecha e izquierda,
apoya los codos en las rodillas y se sujeta la cabeza con
ambas manos.

VIRGINIA
No, no, no...
(tratando de calmarse)
La chica va a un parque, ¿vale? Y en el
parque se encuentra con una niña. Sí.
Una niña de primavera. Resurrección. Eso
es lo que quiere decir. La niña de
primavera lleva un vestido. Un vestido
anticipo del verano. Va vestida con la
ciudad en verano.

Invocada por estas palabras de VIRGINIA, LIVIA aparece en el


parque llevando su ligero vestido de verano y un pequeño
bolso. Toma asiento en el mismo anco que VIRGINIA. Abre el
bolso y extrae un paquete de tabaco recién comprado, al que
retira el precinto. Se hace con un cigarrillo y, como si
acabase de reparar en la presencia de la otra mujer, le
ofrece el paquete a VIRGINIA.

LIVIA
¿Fumas?

VIRGINIA
(cogiendo un pitillo)
Como una chimenea.
10.

LIVIA
(encendiendo su cigarrillo y el de VIRGINIA)
Una pequeña licencia.

VIRGINIA
¿El cigarrillo?

LIVIA
Yo. No soy la niña de primavera, pero te
tendrá que servir así.

VIRGINIA
¿Voy a explotar?

LIVIA
Por supuesto. Para eso has venido al
parque, ¿no?

VIRGINIA
Una explosión perpetua.

LIVIA
Lenta e infinita. Infinitamente lenta.
Me parece maravilloso.

VIRGINIA
No te lo parecería tanto si fueses yo.

LIVIA
Ya lo he sido. Vengo siéndolo desde
siempre. Igual que tú has sido yo y aún
lo eres. Pero tienes razón, desde tu
lado es un asco.

VIRGINIA
Al final resulta que era yo la que se
comía el tiempo.

LIVIA
Explotando, lenta e infinita.

Ambas mujeres dirigen la atención al lugar donde un grupo de


niños juega. Ante los niños, pasa un ELÍAS absolutamente
relajado, silbando y con las manos hundidas en los bolsillos
de sus vaqueros.

CORTE A:
11.

11. INT. APARTAMENTO / DORMITORIO – NOCHE

Retomando la acción de la tercera escena, VIRGINIA susurra


unas palabras en la densa oscuridad del dormitorio, a punto
de quedarse dormida.

VIRGINIA
Antes quise que no tuvieses que
preocuparte nunca más de nada; sólo de
ser feliz.
(pausa)
Ya... Ya lo sé. Todo ese asunto de ser
feliz ha quedado hoy desgastado por
tanta repetición sin sentido. Pero...
Era una meta noble. Parecía una meta
noble.

VIRGINIA carraspea, y la estancia vuelve a quedar a merced


del sonido del tráfico afuera.

FUNDIDO A:

12. INT. APARTAMENTO / CUARTO DE BAÑO / PASILLO / SALÓN – DIA

La densa oscuridad del dormitorio en la escena anterior se


convierte en la superficie del espejo negro. LIVIA se está
mirando en él, aunque el reflejo que le devuelve es el de
VIRGINIA.

LIVIA
Desbrozar... Limpiar los escombros
interiores.

LIVIA sale del cuarto de baño y emboca el pasillo hasta el


salón. Allí, echa un rápido vistazo. No hay nadie en el
tresillo. No hay nadie en casa, más que ella. Se sienta a la
mesa, frente al portátil, y observa lo último que ha escrito.

La pantalla muestra una página en el procesador de textos.


Una página formateada como un guión cinematográfico en el que
puede leerse la descripción de la escena 10 en esta misma
historia.

CORTE A:
12.

13. EXT. PARQUE – DÍA

En el parque, VIRGINIA y LIVIA observan cómo ELÍAS desaparece


en la distancia, mientras fuman en silencio. Cuando LIVIA
acaba su pitillo, respira hondo, pone una mano sobre uno de
los muslos de VIRGINIA y se dirige a ella en un tono
candoroso, maternal.

LIVIA
Déjale ir, Virginia. El hilo se ha roto,
y te has quedado con un trozo de cordel
en la mano. El otro trozo se lo lleva
volando el globo que se te acaba de
escapar.

VIRGINIA mira a LIVIA y esboza media sonrisa, que la otra


mujer replica.

VIRGINIA
¿Mamá?

LIVIA
(mandando callar a VIRGINIA)
Shhhh.

VIRGINIA se encoge en un escalofrío y vuelve a reposar la


cabeza en las manos. LIVIA le acaricia la espalda.

LIVIA
Sigue explotando.

Dicho esto, LIVIA queda congelada en el gesto de acariciar la


espalda de VIRGINIA, la cual empieza a respirar rápida y
superficialmente.

Un súbito destello cegador, como el reflejo del sol en el


parabrisas de un coche o en una ventana reflectante, golpea y
deshace la escena, introduciendo los TÍTULO DE CRÉDITO.

TÍTULOS DE CRÉDITO

FIN

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