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El ultimo abrazo

- ¡Nena, nena despierta! ¡Nena! – sentí un poco de alivio al escuchar su voz, mi padre trataba
de despertarme, pero aun así seguía en esa horrible pesadilla, en mi pesadilla se me caían
los diente, yo siempre lloraba y gritaba. Ya eran tres días seguidos con esa horrible
pesadilla.
Abrí los ojos con cierto temor y vi mi habitación, luego a mi padre pero aun así seguí con
ese sentimiento de asfixia, y con ese sentimiento de seguir llorando, pero poco a poco ya
iba despertando.
- ¿Ya estas mejor Paula? - pregunto mi padre con preocupación en los ojos- ¿fue ora vez esa
pesadilla? ¿por qué no me la cuentas, cariño?- no supe que responder solo lo abrace con
fuerza- Está bien no me lo cuentes, pero alístate para el colegio que ya es tarde – me dio un
fuerte abrazo y un beso en la frente – Tu madre nos espera abajo con un rico desayuno- me
dijo con una sonrisa cálida y yo solo seguía callada sin decir nada, no quería decir nada.
- Ok Papá – por fin me atreví a hablar, las palabras salieron de mi boca sin pensarlo – ahorita
bajo.
Tome una ducha de 5 minutos pues ya se había hecho tarde me puse mi uniforme y cuando
bajaba las escaleras escuche una voz que se me hacía familiar. Reconocí la voz de mi amiga
Ariana pero…
“¿qué hace ella aquí?”
“¡vino a verte! Ayer le dijiste que viniera”
“¡ah cierto!”
“está subiendo las escaleras has algo”
“¿Por qué no puede caminar? y ¿Por qué estoy hablando conmigo misma?”
“está loca”
“siiii”
Después de terminar de hablar conmigo misma empecé a bajar la escalera, vi que Ariana
ya había avanzado tres escalones y se quedó esperando a que bajara, di mis pisadas sin
pensar y fue ahí cuando tropecé y caí encima de Ariana. El haberme caído me quito el
estado “zombi” que tenía por esa pesadilla
- Lo siento – lo dije con un poco de risa burlona
- No te preocupes, estoy acostumbrada a tus sonseras – dijo riendo, me contagio su risa y no
paramos de reír - ¿Te parece si te quitas de encima? ¡estas gorda! – dijo entre risas
- No lo había pensado – dije con sarcásticamente
Salude a mi madre con un cálido beso y a mi padre con un fuerte abrazo e igualmente lo
hizo Ariana. Desayune con rapidez pues mi padre nos llevaría a la escuela. Ariana se había
convertido en mi hermana pues las dos éramos hijas únicas, teníamos los mismos gustos
musicales, lo diferente entre nosotras era que ella sabía cantar y yo sabía bailar, ella era de
test blanca y yo de test morena.
Mi padre nos llevó a la escuela en su carro pero tuvo que soportar escucharnos cantar. Con
Ariana el tiempo pasaba rápido, cuando llegamos a la escuela todo fue normal, nos
sentábamos juntas, ya era de costumbre escuchar a Ariana opinar de los profesores, de los
compañeros nuevos de mitad de año y el que siempre tenga hambre.
Al salir de clases su madre vino a recogerla, teníamos pensado irnos junas pero su mamá
dijo que tenían que hacer compras y se la llevo.
Yo me fui en el autobús con mis audífonos puestos, cuando llegue no había nadie como era
de esperarse, solo una nota de mi madre:
“El almuerzo está en el refri almuerza y no olvides que tus clases de baile son a las 5, no
llegues tarde. Te quiere, mamá”
Almorcé, mire un poco de tele pero me aburrí rápido, subí a mi cuarto, encendí mi mp3 y
acompañada de la música hice la tarea, cuando termine era aún las 3, así que decidí dormir
un poco.
Me desperté con el sonido de la alarma, cuando mire la hora me di cuenta que ya era tarde,
eran las 4:30 y mis clases de baile eran a las 5 “Rayos”. Me aliste rápido, lleve un poco de
ropa en mi bolso por si sudaba mucho, una botella de agua y listo.
Tome el autobús y llegue 15 minutos tarde, calentamos un poco, y practicamos otra
coreografía de salsa. Cuando termine de ensayar me cambie de ropa y cuando ya estaba
por salir escuche una melodía que nunca antes la había escuchado, venia del salón de
música y como si esa melodía me jalara fui caminando hasta la puerta, me asome y vi a
una chica más o menos de 18 años, tendría dos años más que yo, ella estaba tocando el
Bach sello, me fascino ese sonido que emitía ese instrumento era como de tristeza y
melancolía.
Estaba tan distraída con ese sonido del Bach sello que cuando mi celular sonó me asuste.
Salí de mis pensamientos al ver que tenía dos llamadas perdidas de mi padre, sonó otra vez
y esta vez sí conteste de inmediato
- ¿Alo?
- Nena, estamos afuera, te estamos esperando
- Ok ya voy – dije y colgué, mi padre tenía el tono de voz que utilizaba cuando discutía con
mi madre.
Decidí salir, subí feliz al auto por aquella melodía, pero mi felicidad se fue cuando mis
padres comenzaron a discutir, ya era cotidiano esas discusiones, yo siempre sacaba cara
por mi padre, defendía a mi padre a toda costa, quería, amaba, adoraba a mi padre el me
crio desde muy pequeña, él era el único en quien podía confiar, él sabía mis más grandes
secretos, pero en esta discusión algo fue diferente, yo no defendí a mi padre, al contrario
decidí ponerme los audífonos para escuchar mi canción favorita “All things she said” de
T.A.T.U me concentraba en la letra, cuando de pronto todo paso muy lento, cuando voltee
a ver a mis padres vi como un auto venía a toda velocidad, reaccione lo más rápido que
pude para ver si mi madre tenia cinturón de seguridad, fue un gran alivio al ver que si lo
tenía puesto, pero cuando voltee a ver a mi padre me paralice por completo, él no tenía el
cinturón puesto , lo único que hice fue abrazar a mi padre, ¡que estúpida reacción! , como
si yo una niña de 16 años podría salvar a mi padre con un simple abrazo, pero lo abrace y
cerré los ojos, escuche el grito de desesperación de mi madre cuando nos impactó aquel
otro auto, mi padre no supo que hacer y como no tenía cinturón de seguridad sufrió más
daños yo perdí el conocimiento
Cuando desperté estaba en la clínica, vi a mi tía agarrándome la mano, cuando vio que
desperté llamo rápidamente al doctor para que me revisara, me reviso y dijo que necesitaba
descansar, pero mi tía se quedó a mi lado, cuando él doctor nos dejó, pregunte a mi tía con
una voz débil, casi en un susurro:
- ¿Qué paso? – mi tía no respondía, hubo el silencio más largo
- Tuvieron un accidente, un auto los impacto – empiezo a recordar todo, mi madre, mi padre,
me asusto al recordar que mi padre no tenía el cinturón puesto. Fue ahí cuando un mal
presentimiento me invadió
- ¿D-Donde está mi padre? – dije con una voz entrecortada, mi tía no decía nada, vi como
sus ojos se inundaban de lágrimas sus labios temblaban, sentí como mi corazón se rompió
dentro mío, al suponer sus siguiente palabras
- E-El… Paula… el murió, no tenía el cinturón puesto sufrió daños graves, los médicos no
pudieron hacer nada
- Q-Quiero verlo – dije llorando, sentí como mis lágrimas recorrían mi rostro – ¿Donde esta?
Él no puede estar muerto, el no, él está vivo y vendrá a verme – me negué a ver la realidad
– él está a fuera o en alguna habitación de esta clínica, esperando a que nos vayamos a
casa y cuando lleguemos veremos su película favorita y va a preparan el postre que tanto
nos gusta…él no puede estar muerto – dije esas últimas palabras con un sentimiento de
asfixia, mi tía lloraba al igual que yo, me dio un abrazo y lloramos juntas. Mi tía me decía
que me calmara, pero como quería que me calmara si mi padre estaba muerto, llore mucho
esa noche hasta caer en un largo sueño.
Cuando desperté asimile la dura realidad, mi padre había fallecido, mis lágrimas no iban a
traerlo de nuevo, además ahora mi madre necesitaría de mi ayuda, pero como iba yo a
apoyarla si yo era más débil ¿Cómo iba hacerlo?
Aunque discutían mucho, ella lo quería mucho. Pase dos días más internada en la clínica,
cuando salí lo único que hice fue dirigirme hacia la habitación de mi madre.
Cuando entre ella ya está lista para irnos, me sonrió de manera cálida, lo que me hizo
suponer que ella aun no sabía de la muerte de mi padre.

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