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PLATANO

MANZANA

DURAZNO
PERA

MELON

FRUTILLA
KIWI

NARANJA

FRAMBUESA
UVAS

ZANAHORIAS

LECHUGA
APIO

COLIFLOR

AJO
CEBOLLA

MORRON

CHOCLO
PALTA

ESPINACA

PIZZA
HAMBURGUESA

TALLARINES

POROTOS
HUMITAS

EMPANADAS

PAPAS FRITAS
LASAÑA

CAZUELA
COMER

SALTAR

CORRER
TEJER

ESCRIBIR

LEER
NADAR

SURFEAR

BUCEAR
PINTAR

COCINAR

BARRER
CANTAR

DORMIR

ESCALAR
PESCAR

HABLAR POR
TELEFONO

SALUDAR
TOMAR AGUA

LAVARSE
LOS DIENTES

MANEJAR
VER TELE

CEBRA

LEON
CERDO

GATO

PERRO
ELEFANTE

COCODRILO

GALLINA
SERPIENTE

AVION

MOTO
BICICLETA

AUTO

CAMION
FURGON

HELICOPTERO

CRUCERO
BUS

TREN

EQUIPO
CAMA

PLANCHA

LAVADORA
REFRIGERADOR

LAMPARA

COCINA A GAS
COMPUTADOR

ESTUFA A LEÑA

MESA
CALCETINES

PARKA

GORRO
GUANTES

PANTALON

CAMISA
POLERA

VESTIDO

ZAPATOS
BUFANDA

VACA
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Ñ Ñ Ñ
O O O

P P P
Q Q Q
R R R

S S S
T T T
U U U

V V V
W W W
X X X

Y Y Y
Z Z Z
0 0 0

1 1 1

2 2 2
3 3 3

4 4 4

5 5 5
6 6 6

7 7 7

8 8 8
9 9 9
Cierre los ojos

Levante la mano

Muestre la ventana

Muestre la ventana y luego


el suelo

De dos golpes con un dedo


sobre su hombro
La manzana es dulce

Llego tarde a la casa

El vaso está en la mesa

El perro se escapó con la


comida

El hombre corre para llegar


temprano al trabajo
Cuando se descubrió un nuevo continente, los europeos
pensaron que allí iban a encontrar aquellos seres místicos
que llenaban sus fantasías. Así, no dudaron en decir con
seguridad que habían visto sirenas, gigantes, poblaciones
donde las mujeres eran las líderes, llamándolas amazonas, y
muchas variedades de seres extraños. También hablaban de
una comunidad que vivía bajo la tierra y que sus miembros no
tenían sistema digestivo, decían que estos seres sudaban por
la espalda y se alimentaban del olor de las frutas y flores.
Algunos también pensaban que en América se encontraba el
paraíso terrenal o que había una ciudad de oro y un país de
la canela.
Cuando entré en la casa, me sentí en otro mundo. Observaba
los viejos cuadros y las añejas fotografías colgadas en la
pared; la vitrina llena de curiosidades y pequeños juguetes,
un juego de té de porcelana, que según mi amiga, fue traído
en la Nao de China; a un lado, colgaban un par de espadas,
junto a ellas, un escudo, con el emblema de la ciudad de
Castilla; al verlos más de cerca, se les notaba óxido y
algunas mellas en el filo. Después supe que fueron utilizados
durante las guerras de Conquista, allá por 1525, y quién sabe
en cuántas batallas más. En otro rincón, partes de una
armadura y un viejo mosquetón, probablemente de la misma
época. Era la sala, pero más parecía el salón de una
anticuario.
Puede parecer irreal la idea de que la gente estará leyendo
documentos descansadamente en tabletas portátiles para el
año 2010, dado el estado actual de las tecnologías de
computación y de las posibilidades de presentación en
pantalla, pero no es más fantástica que la visión de 1980 de
gente que usara rutinariamente teléfonos celulares móviles,
máquinas de Fax y reproductores de CD. Si bien uno puede
equivocarse en más o menos unos años, la mayoría de los
ejecutivos de compañías de productos de consumo de
computación y electrónica ahora se muestran
razonablemente confiados en que tabletas adecuadas para
presentar e interactuar con medios digitales impresos pueden
llegar a ser muy comunes en la próxima década.
Las ballenas son unos enormes animales que pueden
alcanzar los veinte metros de largo. A pesar de su tamaño, se
alimentan de plancton. El plancton está formado por
pequeños animales que viven en la superficie del mar. Lo
forman millones de larvas que cuando se hacen grandes se
transforman en cangrejos, gambas, etc. La ballena, para
comerlos, abre la boca y traga una gran cantidad de agua. El
agua es filtrada y devuelta al mar. El plancton queda atrapado
en una especie de filtro y le sirve de alimento. Luego vuelve a
tragar otra gran cantidad de agua y así muchas veces. De
esta forma, el animal más grande de la tierra, se alimenta de
unos animalitos tan pequeños, que es difícil verlos a simple
vista
Apenas dieron las 6 de la mañana, despuntaba el sol, e
iluminaba la población, mostrando lo que la oscuridad de la
noche no había dejado ver a mi arribo: varias casas con tejas
esmaltadas, brillando bajo los primeros rayos del sol; la
sombra de la torre de la iglesia pasando por el centro de la
plaza hasta terminar con la sombra de la cruz sobre la puerta
del palacio municipal. A un lado, los comercios del mercado
que ha abierto antes del alba: la carnicería, la recaudería, con
verduras recién cortadas, en la tienda de abarrotes, frijol y
maíz de la última cosecha... Después de 40 años, ese
amanecer me llenó el corazón.
Al sureste de Perú, se asentaba la cultura chiribaya. Esta
cultura poco conocida es poco conocida, ya que a diferencia
de otras culturas, no dejaron monumentos ni joyería de oro o
piedras preciosas. Los conocemos gracias a las momias que
se han encontrado en la región, debidas a circunstancias
extraordinarias de preservación por momificación, en unos
casos en forma naturales inducidas, en la que se secaba el
cuerpo en el desierto, antes de que entrara en estado de
descomposición. Esto permitió que se conservaran los
materiales orgánicos como los textiles y la comida, además
de los propios cuerpos.
Era un hombre de mediana edad, de complexión recia, buena
talla, ancho de espaldas, resuelto de ademanes, firme de
andadura, basto de facciones, de mirar osado y vivo, ligero a
pesar de su regular obesidad, y (dígase de una vez aunque
sea prematuro) excelente persona por doquiera que se le
mirara. Vestía el traje propio de los señores acomodados que
viajan en verano, con el redondo sombrerete, que debe a su
fealdad el nombre de hongo, gemelos de campo pendientes
de una correa, y grueso bastón que, entre paso y paso, le
servía para apalear las zarzas cuando extendían sus ramas
llenas de afiladas uñas para atraparle la ropa.
Los postres es algo que siempre me ha gustado preparar, tal
vez sea porque no he encontrado otra actividad que me guste
más. Es verdad tengo otras virtudes, pero las personas no
comparten mis preferencias como leer libros, aunque leo
mucha fantasía, a nadie le parece interesante. Por eso hago
postres porque a la gente le gusta mucho. Al principio dudaba
que fuera buena repostera pero ahora me encuentro
totalmente segura, porque cada vez que alguien prueba uno,
sus caras muestran que estuvo delicioso y sus expresiones
son como: ¡Que delicioso! ¡Deberías dedicarte a esto! , entre
otras. Definitivamente es lo que me gusta hacer y lo
importante es que los demás lo disfrutan tanto como yo.
En algunos pueblecitos de provincias se encuentran casas
cuya vista inspira una melancolía igual a la que provocan los
claustros más sombríos, las landas más desiertas o las ruinas
más tristes. Y es que sin duda participan a la vez esas casas
del silencio del claustro, de la aridez de las landas y de los
despojos de las ruinas: la vida y el movimiento son en ellas
tan reposados, que un extranjero las creería deshabitadas si
no encontrase de pronto la mirada fría y sin expresión de una
persona inmóvil, cuyo rostro medio monástico asoma por una
ventana al oír el ruido de pasos desconocidos. Este aspecto
melancólico lo posee un edificio situado en Saumur, al
extremo de la calle montuosa que conduce al castillo por la
parte alta de la villa.
Las caras rojas, barnizadas por el sol, brillaban con el reflejo
de las llamas del hogar: los cuerpos rezumaban el sudor de la
penosa jornada, saturando de grosera vitalidad la atmósfera
ardiente de la cocina, y a través de la puerta de la masía, bajo
un cielo de color violeta en el que comenzaban a brillar las
estrellas, veíanse los campos pálidos e indecisos en la
penumbra del crepúsculo, unos segados ya, exhalando por
las resquebrajaduras de su corteza el calor del día, otros con
ondulantes mantos de espigas, estremeciéndose bajo los
primeros soplos de la brisa nocturna.

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