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José María Arguedas es uno de los mas grandes representantes de la narrativa del

indigenismo peruano, fue una de las pocas personas que se preocupo mucho por
la realidad lo que vivía el indio y por recatar las costumbres y tradiciones.

Esto le sirvió a José María Arguedas de inspiración para muchas de sus obras
principalmente eran cuentos, como El sueño del pongo o Agua. Las cuales
buscaban la revalorización del indio también preservar y promover la cultura andina.

Además de escritor, fue antropólogo y etnólogo peruano, pero esa labor no fue
difundida, bueno y su labor literaria ha sido muy reconocida por la cual ha celebrado
diversos acontecimientos en honor a su centenario por su nacimiento.

Sus obras han tenido también un gran reconocimiento, por una de sus novelas por
eso una de sus novelas: “Yawar Fiesta” fue llevada al cine por el cineasta cusqueño
Luis Figueroa. Por esta razón este ensayo tiene como objetivo dar a conocer la vida
de José María Arguedas, así como su producción literaria, su estilo y la importancia
que tuvo como literato y su preocupación a la realidad que tuvo el Perú.
José María Arguedas Altamirano nació el 18 de enero de 1911 en la ciudad
de Andahuaylas, Era hijo de Víctor Manuel Arguedas Arellano, un abogado cuzqueño que
ejercía de Juez en diversos pueblos, y de Victoria Altamirano Navarro. Tenía dos años y
medio de edad, falleció su madre, pasó entonces a vivir a la casa de su abuela paterna.

En 1915, su padre al ser nombrado Juez de primera instancia de la provincia de Lucanas,


se trasladó a dicha sede, donde poco después se casó con una rica hacendada del San
Juan de Lucanas, Grimanesa Arangoitia Iturbi viuda de Pacheco. El pequeño José María
viajó entonces a Lucanas, para reunirse con su madrastra. La familia se instaló
en Puquio capital de la provincia de Lucanas. José María y su hermano Arístides, dos años
mayor que él, fueron matriculados en una escuela particular. Al año siguiente, 1918, los dos
hermanos continuaron sus estudios en San Juan de Lucanas, viviendo en la casa de la
madrastra. En 1919, Arístides fue enviado a estudiar a Lima y José María continuó viviendo
con la madrastra.

En 1920, tras la ascensión al poder de Augusto B. Leguía, el padre de José María ―que
era del partido contrario (pardista)― fue removido de su cargo de juez y tuvo que retornar
a su profesión de abogado litigante, Esta etapa de la vida del niño José María estuvo
marcada por la difícil relación que sostuvo con su madrastra y con su hermanastro Pablo
Pacheco. Aquella sentía por su hijastro un evidente desprecio, y constantemente lo
mandaba a convivir con los criados indígenas de la hacienda, de la cual solo lo recogía a la
llegada de su padre. Por su parte el hermanastro lo maltrataba física y psicológicamente e
incluso en una ocasión le obligó a presenciar la violación de una de sus tías, que era a la
vez la mamá de uno de sus compañeritos de escuela (los «escoleros» mencionados en
varios de sus cuentos). Al parecer, esa fue solo una de las tantas escenas sexuales que
fue obligado a presenciar, ya que el hermanastro tenía muchas amantes en el pueblo. 1 La
figura de este hermanastro habría de perdurar en su obra literaria personificando al gamonal
abusivo, cruel y lujurioso.

A mediados de julio de 1921 José María se escapó de la casa de la madrastra junto con su
hermano Arístides, que había retornado de Lima; ambos fueron a la hacienda Viseca,
propiedad de su tío Manuel Perea Arellano, situada a 8 km de San Juan de Lucanas. Allí
vivió durante dos años, en ausencia del padre, conviviendo con los campesinos indios a
quienes ayudaban en las faenas agrícolas. De dos campesinos guardaría un especial
recuerdo: don Felipe Maywa y don Víctor Pusa. Para José María fueron los años más felices
de su vida.
Hasta que en 1923 los recogió su padre, quien los llevó en peregrinaje por diversos pueblos
y ciudades de la sierra, para finalmente establecerse en Abancay.

Después de realizar sus estudios secundarios en Ica, Huancayo y Lima, ingresó en 1931
en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima para
estudiar literatura. Entre 1932 y 1937 trabajó como auxiliar de la Administración Central de
Correos de Lima, pero perdió el puesto al ser apresado por participar en una manifestación
estudiantil a favor de la República Española.

Tras permanecer alrededor de un año en la prisión El Sexto, fue nombrado profesor de


castellano y geografía en Sicuani, en el departamento de Cuzco, cargo en que descubrió
su vocación de etnólogo. En octubre de 1941 fue agregado al Ministerio de Educación para
colaborar en la reforma de los planes de estudios secundarios. Tras representar al
profesorado peruano en el Congreso Indigenista Interamericano de Patzcuaro (1942),
reasumió su labor de profesor de castellano en los colegios nacionales Alfonso Ugarte,
Nuestra Señora de Guadalupe y Mariano Melgar de Lima, hasta que en 1949 fue cesado
por considerársele comunista.

En marzo de 1947 fue nombrado Conservador General de Folklore en el Ministerio de


Educación, para posteriormente ser promovido a Jefe de la Sección Folklore, Bellas Artes
y Despacho del mismo ministerio (1950-52). En 1953 fue nombrado Jefe del Instituto de
Estudios Etnológicos del Museo de la Cultura Peruana, y el mismo año comenzó a publicar
la revista Folklore Americano (órgano del Comité Interamericano de Folklore, del que era
secretario), la cual dirigió durante diez años.

A este cargo sucedieron el de director de la Casa de la Cultura del Perú (1963-1964) y


director del Museo Nacional de Historia (1964-1966), desde los cuales editaría las
revistas Cultura y Pueblo e Historia y Cultura. También fue profesor de etnología y quechua
en el Instituto Pedagógico Nacional de Varones (1950-53), catedrático del Departamento
de Etnología de la Universidad de San Marcos (1958-68) y profesor en la Universidad
Nacional Agraria de la Molina desde 1964 hasta su muerte, ocurrida a consecuencia de un
balazo que se disparó en la sien y que ocasionaría su fallecimiento cuatro días después.
Fue galardonado con el Premio Fomento a la Cultura en las áreas de Ciencias Sociales
(1958) y Literatura (1959, 1962) y con el Premio Inca Garcilaso de la Vega (1968).

La obra de José María Arguedas

La producción intelectual de Arguedas es bastante amplia y comprende, además de obras


de ficción, diversos trabajos, ensayos y artículos sobre el idioma quechua, la mitología
prehispánica, el folclore y la educación popular, entre otros aspectos de la cultura peruana.
La circunstancia especial de haberse educado dentro de dos tradiciones culturales, la
occidental y la indígena, unido a una delicada sensibilidad, le permitieron comprender y
describir como ningún otro intelectual peruano la compleja realidad del indio nativo, con la
que se identificó de una manera desgarradora.

Por otro lado, en Arguedas la labor del literato y la del etnólogo no están nunca totalmente
disociadas, e incluso en sus estudios más académicos encontramos el mismo lenguaje
lírico que en sus narraciones. Y aunque no era diestro en el manejo de las técnicas
narrativas modernas, su literatura (basada especialmente en las descripciones) supo
comunicar con gran intensidad la esencia de la cultura y el paisaje andinos.

Arguedas vivió un conflicto profundo entre su amor a la cultura indígena, que deseaba se
mantuviera en un estado "puro", y su deseo de redimir al indio de sus condiciones
económicas y sociales. Se puede decir que la añoranza a las formas tradicionales de la
vida andina hizo que postulara un estatismo social, en abierta contradicción con su
adhesión al socialismo.

Su obra revela el profundo amor del escritor por la cultura andina peruana, a la que debió
su más temprana formación, y representa, sin duda, la cumbre del indigenismo peruano.
Dos circunstancias ayudan a explicar la estrecha relación de Arguedas con el mundo
campesino. En primer término, que naciera en una zona de los Andes que no tenía mayor
roce con los estratos occidentalizados; en segundo lugar, que su madrastra lo obligara a
permanecer entre los indios tras la muerte de su madre. De esa manera asimiló la lengua
quechua, y lo mismo sucedió con las costumbres y los valores éticos y culturales del
poblador andino.

Esta precoz experiencia, vivida primero y simbolizada en su escritura por la oposición


indios/señores, se vería más tarde reforzada con los estudios antropológicos. Como
resultado de esta trama, la vida de Arguedas transcurrió entre dos mundos no sólo distintos,
sino además en contienda. De allí surgió su voraz voluntad de interpretar la realidad
peruana, la permanente corrección de sus ideas sobre el país y la definición de su obra
como la búsqueda de una imagen válida de éste.

Ya desde sus primeros relatos se advierte la problemática que terminaría por presidir toda
su escritura: la vida, los azares y los sufrimientos de los indios en las haciendas y aldeas
de la sierra del Perú. Allí también se presenta esa escisión esencial de dos grupos, señores
e indios, que será una constante en su obra narrativa. El espacio en que se desarrollan sus
relatos es limitado, lo que permite a esta oposición social y cultural mostrarse en sus
aspectos más dramáticos y dolorosos. El derrotero de Arguedas ya está trazado; aunque
en su fuero interno vive intensamente la ambigüedad de pertenecer a dos mundos, su
actitud literaria es muy clara, en la medida en que determina una adhesión sin atenuantes
al universo de los indígenas, generando dos cauces de expresión que se convertirán en
sendos rasgos de estilo: la representación épica y la introspección lírica.

Su primer libro reúne tres cuentos con el título de Agua (1935), que describen aspectos de
la vida en una aldea de los Andes peruanos. En estos relatos se advierte el primer problema
al que se tuvo que enfrentar en su narrativa, que es el de encontrar un lenguaje que
permitiera que sus personajes indígenas (monolingües quechuas) se pudieran expresar en
idioma español sin que sonara falso. Ello se resolvería de manera adecuada con el empleo
de un "lenguaje inventado": sobre una base léxica fundamentalmente española, injerta el
ritmo sintáctico del quechua. En Agua los conflictos sociales y culturales del mundo andino
se observan a través de los ojos de un niño. El mundo indígena aparece como depositario
de valores de solidaridad y ternura, en oposición a la violencia del mundo de los blancos.
Los ríos profundos
Novela. Premio Nacional de Fomento a la Cultura Ricardo Palma en 1959. Fue reeditada
en 1978 por la Biblioteca Ayacucho de Caracas con prólogo de Mario Vargas Llosa.

Los ríos profundos es la tercera novela del escritor peruano José María Arguedas.
Publicada por la Editorial Losada en Buenos Aires (1958), recibió en el Perú el Premio
Nacional de Fomento a la Cultura «Ricardo Palma» (1959) y fue finalista en Estados
Unidos del premio William Faulkner (1963). Desde entonces creció el interés de la crítica
por la obra de Arguedas y en las décadas siguientes el libro se tradujo a varios idiomas.1

Según la crítica especializada, esta novela marcó el comienzo de la corriente neo


indigenista, pues presentaba por primera vez una lectura del problema del indio desde una
perspectiva más cercana. La mayoría de los críticos coinciden en que esta novela es la obra
maestra de Arguedas.

El título de la obra (en quechua Uku Mayu) alude a la profundidad de los ríos andinos, que
nacen en la cima de la Cordillera, pero a la vez se refiere a las sólidas y ancestrales raíces
de la cultura andina, la que, según Arguedas, es la verdadera identidad nacional del Perú.

Argumento
La novela narra el proceso de maduración de Ernesto, un muchacho de 14 años quien debe
enfrentar a las injusticias del mundo adulto del que empieza a formar parte y en el que debe
elegir un camino. El relato empieza en el Cuzco, ciudad a la que arriban Ernesto y su padre,
Gabriel, un abogado itinerante, en busca de un pariente rico denominado El Viejo, con el
propósito de solicitarle trabajo y amparo. Pero no tienen éxito. Entonces reemprenden sus
andanzas a lo largo de muchas ciudades y pueblos del sur peruano. En Abancay, Ernesto
es matriculado como interno en un colegio religioso mientras su padre continúa sus viajes
en busca de trabajo. Ernesto tendrá entonces que convivir con los alumnos del internado
que son un microcosmos de la sociedad peruana y donde priman normas crueles y
violentas. Más adelante, ya fuera de los límites del colegio, el amotinamiento de un grupo
de chicheras exigiendo el reparto de la sal, y la entrada en masa de los colonos o
campesinos indios a la ciudad que venían a pedir una misa para las víctimas de la epidemia
de tifo, originará en Ernesto una profunda toma de conciencia: elegirá los valores de la
liberación en vez de la seguridad económica. Con ello culmina una fase de su proceso de
aprendizaje. La novela finaliza cuando Ernesto abandona Abancay y se dirige a una
hacienda de propiedad de «El Viejo», situada en el valle del Apurímac, a la espera del
retorno de su padre.
El sexto
Novela. Premio Nacional de Fomento a la Cultura Ricardo Palma en 1962.

El Sexto es la cuarta novela del escritor peruano José María Arguedas publicada
en 1961 y que mereció el Premio Nacional de Fomento a la Cultura Ricardo Palma en 1962.
Es una breve novela basada en la experiencia carcelaria del autor en la prisión limeña del
mismo nombre, entre los años de 1937 y 1938, bajo la dictadura de Oscar R. Benavides.
Aunque ambientada en un contexto urbano y con personajes mayoritariamente costeños y
criollos, no deja de tener elementos en común con sus anteriores novelas neo indigenistas,
en especial con Los ríos profundos, pues su protagonista-narrador (que usa el sobrenombre
de Gabriel) es también un ser marginal, sensible e idealista, escindido entre dos mundos
(el serrano-andino y el costeño-criollo) y entre dos culturas (la quechua y la castellana).
Asimismo la novela es un cuadro descarnado de la vida carcelaria, que se desarrolla en un
edificio lóbrego donde conviven presos comunes con presos políticos. El dolor, la angustia,
el sufrimiento y la muerte, son los elementos vitales que giran alrededor de la obra.

Tema central
La denuncia del horror carcelario, las experiencias del estudiante universitario Gabriel. En
este lugar será testigo de las injusticias y demás aberraciones que se cometen dentro de
una prisión, como el dolor, la angustia, el sufrimiento y la muerte.

Mensaje
Arguedas define a "El Sexto" como una escuela del vicio, pero a la vez como una escuela
de generosidad. Y es que en ese lugar el escritor encontró lo peor que la sociedad ha parido
pero a la vez la esperanza de quienes luchaban por cambiarla, sufriendo no solo la privación
de la libertad sino torturas y sufrimientos. Al margen de las menudas disputas doctrinarias
que se dan entre los presos políticos, existe ideales comunes que en determinados
momentos hermana a todos ellos: la lucha contra una dictadura totalitaria y el deseo por
implantar en el país la justicia social.
El zorro de arriba y el zorro de abajo
Novela que dejó inconclusa y que fue publicada póstumamente.

El zorro de arriba y el zorro de abajo

Son la sexta y última novela del escritor peruano Arguedas publicada póstumamente
en 1971. Es una novela trunca, es decir, no culminada, y que se halla intercalada por unos
diarios personales e intimistas donde el autor refiere los tormentos que le agobiaban
mientras iba escribiendo la novela, para finalmente anunciar su inminente suicidio.
Complementan la obra dos cartas y un epílogo. La novela pinta las consecuencias del
acelerado proceso de modernización del puerto de Chimbote, motivado por el boom
pesquero; hacía allí llegan miles de inmigrantes andinos atraídos por la oportunidad de
ganarse la vida en una pujante urbe industrial, y al mismo tiempo asimilarse a la llamada
«modernidad», todo lo cual, según la óptica del escritor, trae consecuencias nefastas: la
pérdida de la identidad cultural del hombre andino y su degeneración moral al sucumbir
ante los vicios de la ciudad, en bares y burdeles.

Explicación del titulo


Los zorros a los que hace referencia el singular título de la obra (el de arriba y el de abajo)
son personajes mitológicos tomados por el autor de unas leyendas indígenas recopilados
a fines del siglo XVI o comienzos del siglo XVII por el doctrinero hispano peruano
don Francisco de Ávila en la provincia de Huarochirí. Estas leyendas escritas
en quechua fueron traducidas al castellano y editadas por el mismo Arguedas bajo el título
de Dioses y hombres de Huarochirí (1966).

La leyenda de los zorros es la siguiente: en tiempos remotos dos zorros se encontraron en


el cerro Latausaco, en Huarochirí (sierra del actual departamento de Lima), junto al cuerpo
dormido de Huatyacuri, hijo del dios Pariacaca. El mundo se hallaba dividido en dos
regiones, de donde provenía cada zorro:

 La región de abajo, cerca al mar, estrecho litoral caluroso donde no llueve; y


 La región de arriba, de montañas y abismos de altura.

Es decir lo que después vino a llamarse respectivamente la costa y la sierra, división


tradicional del territorio que hoy conocemos como el Perú. Los zorros se convierten en
consejeros de Huatyacuri, quienes le ayudan a vencer los retos que le impone el yerno del
dios Tamtañamca, pero a la vez son observadores discretos y algo burlones de todo lo que
ocurre.

Estructura
La obra consta de dos partes y un epílogo; la primera parte consta de cuatro capítulos, los
únicos terminados.

Mensaje
La obra es un fresco elocuente y crudo de las consecuencias negativas que conlleva la
modernidad y el desmedido afán de lucro. El indio inmigrante, al llegar a la ciudad, sucumbe
a la presión del entorno y va perdiendo paulatinamente su identidad cultural; sus hijos se
«acriollan» y adquieren otras costumbres; pero tal vez lo más grave sea la degeneración
moral del hombre andino que cae en los vicios urbanos cuyos santuarios son los bares y
burdeles del puerto. De otro lado, la industrialización, símbolo por antonomasia de la
modernidad, tiene consecuencias catastróficas en el medio ambiente: la pesca
indiscriminada y la contaminación que producen las fábricas disloca el equilibrio natural; por
ejemplo las aves marinas agonizan tristemente de inanición al perder su alimento que es
absorbido por el monstruo llamado industria pesquera. Los alcatraces o cochos deambulan
desesperadamente por el puerto, buscando alimento en los basurales y son víctimas fáciles
de los hombres y los perros. Una humareda densa se eleva desde las chimeneas de las
fábricas y las fundiciones, y un hedor domina toda la ciudad, todo lo cual da el marco
conveniente a una ciudad caída en la degeneración física y moral.
Bueno al realizar este ensayo he llegado a las siguientes conclusiones:

 José maría Arguedas, ha sido un personaje muy importante para el Perú, porque
además de su trabajo como literato, ha contribuido notablemente al Perú como
docente, etnólogo y antropólogo.
 Perteneció a la corriente literaria del indigenismo, una corriente que buscaba reflejar
la realidad en la que se encontraban.
 Fue uno de los grandes narradores de su época, junto con Ciro Alegría y Enrique
López Albujar.
 Su primera novela Yawar Fiesta fue tan reconocida, que llego a aparecer en el cine.
 Sus aportes han sido tan importantes al ayudar a preservar y promover la cultura
andina.
 La vida de José María Arguedas influyó notablemente en la creación de sus obras,
a través de la presentación de diversos elementos de la cultura andina, para la
reivindicación de dicha cultura, por lo tanto el contribuyó a revalorar nuestra cultura
andina.

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