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Etapas de duelo
Negación: negativa a aceptar la realidad. Mucha ansiedad y miedo. Negar o minimizar
la pérdida. Negar cualquier sentimiento de pérdida o evitarla. Nos resguarda la
negación hasta que seamos capaces de reunir los recursos para afrontarlo.
Ira: razonable o irracional, sobre cualquier cosa o persona. Culpar a cualquiera por lo
que estamos pasando.
Regateo: negociar con la vida, con nosotros mismos, con los demás o con Dios.
Intentar evitar lo imposible. Pueden ser razonables o irracionales, benéficos o no
benéficos.
Depresión: exhaustos de luchar contra la realidad. Esencia del duelo, en su máxima
expresión. Lo que se había evitado a toda costa. Requiere el perdón.
Aceptación: no es una etapa feliz, es el vacío de sentimientos. El dolor se va y la lucha
termina. Ajustarse a la realidad. Liberación final de la energía psíquica.
Manejo de la ira
Poder sentirnos enojados.
Sentir la emoción. No juzgarla, no es buena o mala. No justificarla o
racionalizarla.
Reconocer los pensamientos que acompañan dicho sentimiento.
Examinar los pensamientos que vienen con el sentimiento, sacarlos a la luz,
notar si existe alguna incongruencia, detectar si hay patrones que se repitan.
Tomar una decisión responsable de qué se hará al respecto.
No dejar que la ira nos controle. No dejar que nos haga perder el control.
Cuando sea el momento adecuado, hablar claramente y sinceramente sobre
nuestra ira. Expresarla abiertamente.
Expresar lo que necesitamos de una persona, sin necesidad de expresarle la ira
de manera agresiva.
Responsabilizarnos de nuestra ira, sin culpar a los demás.
Hablar con personas en quien confiemos.
Quemar la energía de la ira: ejercicio, bailar, salir a caminar, etc.
No reaccionar violentamente.
Escribir cartas para no mandarlas. Podemos dejar la ira en este trozo de papel,
junto con la culpa.
Manejar los sentimientos de culpabilidad.