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Iván Villalobos Alpízar

La concepción freudiana del sueño

Abstract. This article is about dreaming La respuesta a dicha pregunta es posible esbozar-
and the importance of dreams in psychoanaly- la del siguiente modo:
tic theory. The Freudian conception of drea-
1. El sentido de los sueños, como dijimos, no
ming represents a kind of turning point in the
es evidente, es decir, no salta a la vista en el acto
study of that phenomenon; it is also very im-
de soñar o bien al despertar. Muy por el contra-
portant to understand other capital concepts in
rio, si los sueños nos desconciertan en su viven-
psychoanalysis. Freud considered dreams the
cia misma, nos confunden aún más cuando des-
via regia into his big discovery: the uncons-
pertamos.' Tampoco existe alguna suerte de cap-
cious. Our work will try to make some remarks
tación intuitiva de su sentido, más allá de su com-
about the possibility and limits of the interpre-
prensión; el sentido del sueño- es un trabajo por
tation of dreams.
realizar, no algo ya dado, y su comprensión no se
reduce solamente a un proceso intelectivo, sino
Resumen. Este ensayo gira en tomo al tema
que comporta una dimensión afectiva fundamen-
de los sueños en la teoría psicoanalítica. La con-
tal y determinante que es la que posibilita que tal
cepción freudiana del soñar representa una espe-
sentido adquiera realmente un lugar significativo
cie de punto de cambio en el estudio de ese fenó-
en la vida del sujeto (sobre este punto nos referi-
meno, además de ser de extrema importancia en
remos más adelante). Freud, convencido de su
la comprensión de otros conceptos capitales en
sentido, más allá del hecho de parecemos gene-
psicoanálisis. Freud consideró los sueños como
ralmente absurdos y embrollados -a excepción
la via regia para acceder a su gran descubri-
de los sueños de niños'' que para Freud presentan
miento: el inconsciente. Nuestro trabajo tratará
una claridad especial-, convencido de este senti-
además de hacer algunos apuntes alrededor de
do, decíamos, postulará la hipótesis de los dos
la posibilidad y los límites de la interpretación
contenidos del sueño, esto es, el contenido mani-
del fenómeno onírico.
fiesto y el contenido latente. De esta forma, el
psiquiatra vienés aparece como uno de los gran-
1. La concepción freudiana des pensadores de la sospecha, según la feliz ex-
presión de Ricoeur.
de los sueños
2. El otro aspecto que le da a los sueños un
La concepción del sueño en Freud parte de lugar privilegiado en la interpretación psicoanalí-
la convicción de que los sueños poseen un senti- tica, es que para Freud son la via regia para acce-
do. Pero este sentido, como veremos, no es evi- der al inconsciente. Durante el reposo se produce
dente, no es un dato inmediato de la conciencia, un aislamiento del mundo exterior, el sujeto que
lo que nos sitúa de lleno en el terreno de la inter- quiere dormir se priva lo más posible de estímu-
pretación. ¿Por qué es necesario interpretar los los externos que perturben su reposo y se procu-
sueños? ¿Cuál es la utilidad de su interpretación? ra condiciones parecidas a las existentes en el

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XL (100), 77-85, 2002


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útero materno, es decir, oscuridad, calor, etc. Al dos por nuestras sensaciones vegetativas y las
mismo tiempo, hay un relajamiento de las resis- procedentes de los órganos internos; durante el
tencias que gobiernan el estado de la vigila. Dicho sueño podemos experimentar sensaciones de di-
aflojamiento posibilita el acceso, aunque deforma- versas partes de nuestro organismo que en el es-
do, de contenidos inconscientes a la conciencia. tado de vigilia no experimentaríamos, así como
es posible también que se anuncien enfermeda-
des y trastornos durante el mismo. Por último,
2. La queja contra tenemos las fuentes psíquicas de estímulos. Es-
las ciencias exactas ta es la fuente de estímulos más controvertida
para los que han estudiado el sueño desde el
El hecho de que los sueños nos parezcan ge- punto de vista de las ciencias exactas, pues in-
neralmente irracionales y absurdos no obsta que tentan reducir la fuente de estímulos a instan-
sean estudiados por la psicología, sin considerar- cias puramente físicas, tendiendo a clasificar los
les productos residuales sin ninguna importancia sueños en sueños de estímulo nervioso y sueños
para la vida anímica." Freud se quejaba del trata- de asociación, fijando la reproducción como
miento que había recibido el fenómeno onírico fuente exclusiva de los últimos. Freud no niega
por parte de las ciencias naturales, básicamente la importancia de los estímulos de diversa Índo-
las ciencias médicas de su época. El acercamien- le en el proceso onírico; lo que sí niega, y en es-
to por parte de estas disciplinas fue -o es aún- a to estriba su originalidad, es que exista una re-
través de la aplicación de teorías fisiológicas. Los lación de causa-efecto entre un estímulo, ya sea
médicos tendían a ver en los sueños no actos psí- interno o externo, y un elemento del sueño. Si,
quicos, autónomos y con una legalidad propia, si- por ejemplo, el sonido del teléfono puede influir
no expresiones en la vida anímica de manifesta- en la construcción de un sueño, a través, diga-
ciones sornáticas. En el Capítulo 1 de La interpre- mos, de la aparición del repiqueo de unas cam-
tación de los sueños (1900) Freud divide la tota- panas en un sueño determinado, no existe un la-
lidad de las fuentes oníricas en cuatro: zo de necesidad causal que me obligue -valga la
expresión harto equívoca en relación con un
A) Estímulo sensorial externo (objetivo). proceso tan determinado por las leyes del in-
B) Estímulo sensorial interno (subjetivo). consciente- a soñar con ese repiqueo, pues ese
C) Estímulo somático interno (orgánico). mismo timbrar de teléfono puede estimular la
D) Fuentes de estímulos puramente psíquicos. aparición, en el mismo sueño, de un elemento
distinto, como el tañido de una guitarra, por de-
Los estímulos sensoriales externos son aque- cir algo. En otras palabras, la asociación, pro-
llos que recibe el soñante del medio en que se ha- ducto de toda suerte de estímulos, es meramen-
lla inserto, son casuales y pueden ser provocados te fortuita, subordinada a los intereses incons-
experimentalmente (determinada temperatura en cientes del soñar. Tal punto de partida en rela-
la habitación, el timbre de un reloj despertador, ción con el fenómeno onírico saca a Freud del
un objeto que haga contacto con el cuerpo del so- reino de las ciencias naturales y exactas para si-
ñante, la picadura de un insecto, etc.). Los estí- tuarlo en el terreno autónomo de lo psíquico.
mulos internos son aquellas sensaciones visuales Wundt, por ejemplo, sobre el tema de la gé-
y auditivas, como el caos luminoso del campo vi- nesis de los sueños, señala -reduciendo la impor-
sual, el zumbido de oídos, excitaciones de la re- tancia de la participación psíquica- "que los fan-
tina, etc.; estos estímulos favorecen la creación tasmas oníricos son considerados, quizá errónea-
de imágenes hipnagógicas, pero presentan la des- mente, como puras alucinaciones. Probablemen-
ventaja de que sólo muy difícilmente son com- te la mayoría de las representaciones oníricas
probables empíricamente, como sí puede suceder son, en realidad, ilusiones emanadas de las leves
con los estímulos objetivos. Los estímulos somá- impresiones sensoriales que no se extinguen nun-
ticos internos u orgánicos son aquellos produci- ca durante el reposo't.l
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En suma, el aporte freudiano radica en la de- vigilia, planteándonos ante todo, el proble-
fensa de la autonomía del fenómeno onírico como ma de la naturaleza del acto de dormir"." La
fenómeno psíquico; apunta que la psiquiatría acen- tendencia biológica del reposo le parece a
túa el dominio del cerebro sobre el organismo, pe- Freud consistir en el descanso, y su carácter
ro se muestra reacia a suponer la independencia de psicológico, en la extinción del interés por el
la vida anímica de las alteraciones orgánicas com- mundo exterior. Durante siglos se pensó que
probables. Sin embargo, Freud también llega a el cerebro durante el reposo suspendía todo
pensar que existe una concatenación causal entre funcionamiento; hoy día, por ejemplo, las in-
lo psíquico y lo.somático. Al respecto señala: vestigaciones experimentales sobre el dormir
han demostrado que durante el estado de re-
Incluso donde lo psíquico se revela en la investigación como la poso el cerebro mantiene una intensa activi-
causa primera de un fenómeno, conseguirá alguna vez un más
dad medible en términos de impulsos eléctri-
penetrante estudio hallar la continuación del camino que con-
duce hasta el fundamento orgánico de lo anímico. Mas cuando
cos. Igualmente, aunque Freud defienda la
lo psíquico haya de significar la estación límite de nuestro co- autonomía del fenómeno onírico y caracteri-
nocimiento actual, no veo por qué no reconocerlo asf.6 ce al sueño por ese deseo de desatenderse del
mundo, el durmiente sigue manteniendo cier-
En resumen, la literatura concerniente al fe- tos lazos con el mundo exterior. Esto se apre-
nómeno onírico que Freud estudia oscila entre las cia en la tolerancia que se puede desarrollar
posiciones puramente fisiológicas y neurológi- para ciertos estímulos externos, por ejemplo
cas, y otras de fuerte cuño metafísico, como la de ciertos ruidos que pueden ser considerable-
Scherner, que asignan a la vida onírica una espe- mente fuertes, y la atención especial que se le
cial capacidad de representación fantástica. Binz, puede dar a otros impulsos poco perceptibles,
por ejemplo, describe el despertar como un des- como una madre que se desatiende del fuerte
pertar de las células dormidas que se extienden ruido del tráfico en la calle, pero está atenta
por el cerebro, y el sueño como un proceso somá- al mínimo gemido de su bebé.
tico, inútil y hasta patológico en muchos casos.
B. El segundo rasgo común de los sueños, más
difícil de establecer, es que los procesos psi-
3. Sueño y reposo. ¿Qué es un sueño? cológicos del reposo difieren por completo
de los de la vida despierta. Freud considera
Halla Freud dificultad en definir qué es un este segundo carácter como confuso e in-
sueño. No obstante, señala dos caracteres esen- comprendido. Esta diferencia con la vida
ciales a todos los sueños: despierta responde al hecho de que los sue-
ños se nos presentan en forma de imágenes
A. Cuando soñamos nos hallamos dormidos. visuales, a que la imagen predomine en la
Nuestra vida psíquica durante el estado de experiencia onírica. En este rasgo común de
reposo presenta semejanzas con la de la vi- los sueños radica, según Freud, una de las
gilia, pero al mismo tiempo considerables mayores dificultades para la interpretación.
diferencias. Al respecto señala Freud: "Es Recordemos que Freud divide el sueño en
posible que entre el sueño y el estado de re- contenidos latentes y manifiestos; el elemen-
poso existan relaciones aún más estrechas. to onírico manifiesto no es tanto una desfigu-
Muchas veces es un sueño lo que nos hace ración del latente como una figuración de él,
despertar, y otras se inicia el mismo inme- su expresión en imágenes plásticas concre-
diatamente antes de un despertar espontáneo tas, que toman como punto de partida la lite-
o cuando hay algo que viene a interrumpir ralidad de ciertas palabras, lo que representa
violentamente nuestro reposo. De este mo- una particular filosofía del origen del len-
do, el fenómeno onírico se nos muestra co- guaje. La deformación sobreviene ya que he-
mo un estado intermedio entre el reposo y la mos olvidado hace mucho tiempo la imagen
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concreta de la surgió la palabra, y no la po- de dejar en la penumbra una gran parte de su vi-
demos reconocer sustituida por la imagen. vencia onírica'", pues ¿cómo traducir sus imáge-
La dificultad terapéutica -e interpretativa, nes visuales (también intervienen sensaciones 01-
porque el alivio del síntoma debe ser conco- fativas y auditivas, si bien en menor medida) en
mitante a la intelección- radica en el hecho palabras? Para Freud, el sueño es un fenómeno
de que en la terapia es necesario traducir es- regresivo que nos transporta a arcaísmos, tanto
tas imágenes en palabras. El análisis adquie- ontogenéticos como filogenéticos, pues conocida
re entonces la forma de una traducción. es su hipótesis de que el individuo reproduce en
Freud piensa que la ambigüedad característi- su desarrollo los dramas por los que hubo de atra-
ca de los sueños, producto del trabajo del vesar la humanidad entera. La labor interpretati-
sueño (Traumarbeit) y sus mecanismos de va consistirá, entonces, en deshacer la labor del
condensación y desplazamiento'', se debe a sueño. Mientras que en el pensamiento de la vi-
ciertos arcaísmos que dominaron las lenguas gilia dominan el pensar diferenciado y diferen-
primitivas, en donde una misma palabra po- ciante, por gradaciones, orientado por distincio-
día designar a su contraria, y que perviven nes espaciales y temporales lógicas, lo propio del
aún hoy en nuestro mundo inconsciente. La sueño es la regresión y el borramiento de los lí-
contradicción radicaría en que en la génesis mites. De esta forma, la labor interpretativa se
del sueño el lenguaje figural ocupa un lugar basa en la libre asociación con el fin de sortear
central, mientras que en la técnica de inter- esta asimetría que Freud colocó entre el pensa-
pretación tal lugar lo ocupan los pensamien- miento onírico y el de la vigilia. La asociación li-
tos, la estructura de ese lenguaje figural y bre es un proceso .de asociaciones involuntarias
desconocido. (por tanto, no "libres") que busca burlar el censor
de la conciencia. Esto es de gran importancia en
El concepto de pensamiento onírico latente el conjunto de la teoría y la técnica psicoanalíti-
sufrió también un profundo cambio en la obra de ea, pues Freud asume la semejanza entre el libre
Freud, pasando de ser idéntico al llamado "resto asociar del paciente en el diván y la regresión que
diurno" a lo que Freud denominó vagamente "lo realiza el soñante en las formaciones oníricas.
genuino" del sueño. El resto diurno pasó a ser ya
no el contenido latente sino la instancia motiva-
dora o factor desencadenan te de la elaboración 4. La función del sueño.
onírica; este resto se relaciona con las situaciones Los sueños como realizaciones de deseos
cotidianas que motivan de manera casual la pro-
ducción de sueños, mas, no obstante, el motor del Para Freud, el sueño tiene la función de pro-
sueño son siempre los deseos infantiles. Sobre tal teger el reposo del durmiente. Lo novedoso de es-
punto, es imprescindible citar la famosa metáfo- ta tesis es que, contrariamente a la concepción po-
ra freudiana del capitalista: pular que veía en éste una perturbación del des-
canso, en la teoría freudiana se convierte más bien
Es muy posible que la idea diurna represente en la formación en el guardián del dormir. Recordemos la tesis ge-
del sueño el papel del socio industrial: el socio industrial po-
neral que le asigna a los sueños la función de ser
see una idea y quiere explotarla; pero no puede hacer nada sin
capital y necesita un socio capitalista que corra con los gas-
realizaciones de deseos, de deseos infantiles fun-
tos. En el sueño el capitalista que corre con el gasto psíquico damentalmente. Tal es la reducción heurística y
necesario para la formación es siempre, cualquiera que sea la metodológica que realiza Freud de la función del
idea diurna, un deseo de lo inconsciente.? sueño. Pensaba que en la relación analítica el pa-
ciente reproducía básicamente la misma relación
Observamos, pues, que existe cierto hiato en edípica que con sus padres; cuenta incluso como
la relación entre el contenido manifiesto y el la- al final de una de sus sesiones una mujer se le
tente. El contenido manifiesto es aquel que es re- abalanzó y le besó en la boca. Los analizantes se
latable, pero que deja en el soñante la sensación apegan sentimentalmente a sus psicoanalistas, se
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molestan con ellos y hasta llegan a odiarles; tal Como vimos, la función realizadora de de-
relación emotiva es la que se conoce como la re- seos tiene la misión de proteger el reposo. El tra-
lación transferencial. Al poner en escena la rela- bajo del sueño que deforma el cumplimiento "di-
ción edípica, el análisis de las interpretaciones recto" del deseo -{}ue sería su aparición desnuda
oníricas nos retrotrae a los deseos y recuerdos in- en la conciencia del soñante- es un ejemplo del
fantiles que han sido reprimidos, formando un la- mecanismo del que se vale el sueño para proteger
guna en la memoria del sujeto, siendo elleitmo- el dormir puesto que, si el deseo -reprimido- se
tiv de su sintomatología. presentara en toda su crudeza, despertaría al so-
Los sueños de los niños suelen ser muy cla- ñante. Ante lo que parece ser un contraejemplo de
ros y mostrar de manera palpable la función cum- su teoría, el caso de los sueños de angustia, seña-
plidora de deseos; los de los adultos son por el la Freud que incluso en ellos se cumple la función
contrario complicados y embrollados y la realiza- protectora del sueño, pues al lograr que el dur-
ción del deseo se disfraza para no despertar al miente despierte, impiden que afloren en la con-
durmiente, pues ésta choca con la censura que, ciencia del soñante deseos penosos intolerables.
aunque disminuida, siempre mantiene su vigen- El hecho de que todos los sueños son realizacio-
cia durante el soñar. De tal suerte, en el sueño nes de deseos, no implica que éstos sean, por de-
hay una realización de deseos, pero deformada cirio así, agradables. Una pesadilla no parece ser
por la represión. 11 El niño al que se le ha impedi- una satisfacción de deseos, pero Freud responde
do comer su porción de postre favorito, puede so- que eso sería entender de una manera reducida la
ñar que se está dando un banquete del mismo; de idea de deseo, en el sentido de la simple y llana
igual forma, en los adultos se dan sueños de esta satisfacción; puede haber realización de deseos
claridad, como cuando nos acostamos sedientos en una pesadilla en tanto respuesta a un deseo su-
y soñamos que estamos bebiendo un vaso de peryoico de castigo. El aparato anímico es harto
agua bien helada. Sin embargo, esta capacidad de complicado y los destinos pulsionales pueden ser
satisfacer necesidades orgánicas vitales en nues- tan variados que no es posible entender la realiza-
tros sueños, como la sed o el hambre (la excita- ción de deseos en este sentido restringido, aunan-
ción sexual también es un estímulo importante en do a todo ello la primacía de la pulsión de muer-
ellos) no explica por sí misma el fenómeno oníri- te y el carácter constitutivo de la represión.
co. En otras palabras, no hay un lazo de necesi- No obstante, para Thoma y Kachele la idea
dad causal por el que podamos explicar los sue- freudiana de que el deseo infantil es el motor de
ños; el que tengamos tal o cual sueño no puede la formación onírica no ha sido confirmada, y a
ser explicado lógicamente, deducido lineal mente la luz de la investigación moderna, según ellos,
de talo cual estímulo; el privilegio de un deter- debe ser descartada por superflua. Según estos
minado estímulo o suceso diurno no le compete autores, la hipótesis del "capitalista" fue formu-
en absoluto al sujeto de la conciencia, sino que es lada antes de que se supiera que el soñar es una
la prerrogativa fundamental de eso que llamamos actividad de base biológica controlada por un re-
lo inconsciente. La causalidad del sueño es más loj interno y que no necesita ser fundamentada en
bien de tipo estructural, pues en ella actúan un términos de economía psíquica. Insisten en que
sinnúmero de variables imposibles de determinar hoy se consideran como otras importantes fun-
unilateralmente; la elucidación -parcial como ve- ciones del sueño la solución de problemas (actua-
remos- de tales determinantes es precisamente la les), el procesamiento de información y la conso-
labor de la interpretación. Es esta dimensión con- lidación del yo.
tingente de las formaciones oníricas lo que el es- Insistamos en que para Freud los deseos
tudio de los estímulos somáticos y externos no conscientes sólo actúan como estímulos del sue-
puede explicar. El estudio experimental del dor- ño cuando consiguen despertar un deseo incons-
mir, y más concretamente del fenómeno onírico, ciente con un efecto paralelo que refuerce su
tiene un límite, límite en el que comienzan las energía. Este deseo inconsciente es un deseo in-
construcciones psicoanalíticas. fantil que proviene precisamente del sistema
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Inconsciente; en los niños, en los que no existe to- constituye un foco de convergencia de las ideas latentes, un
nudo imposible de desatar, pero que por lo demás no ha apor-
davía la separación entre el sistema Preconsciente y
tado otros elementos al contenido manifiesto. Esto es enton-
el Inconsciente, el deseo será uno insatisfecho de la ces lo que podemos considerar como el ombligo del sueño, o
vida despierta, pero no reprimido. Freud divide las sea el punto por el que se halla ligado a lo desconocido. Las
posibles procedencias del deseo del siguiente modo: ideas latentes descubiertas en el análisis no llegan nunca a un
1) Pudo haber sido provocado durante el día y no límite y tenemos que dejarlas perderse por todos lados en el
tejido reticular de nuestro mundo intelectual. De una parte
haber hallado satisfacción a causa de circunstancias
más densa de este tejido se eleva luego el deseo del sueño.P
exteriores, y perdura durante la noche como un de-
seo reconocido e insatisfecho; 2) Pudo haber surgi-
Ese nudo imposible de desatar que se halla
do durante el día, pero haber sido rechazado, perma-
en todo sueño, hasta en los mejor interpretados, es
neciendo en nosotros como un deseo insatisfecho
el punto desde el que lo desconocido jalona la in-
pero reprimido; 3) Puede hallarse exento de toda re-
terpretación, no para tornarla imposible, sino pa-
lación con la vida diurna, y pertenecer a los deseos
ra recordar a analista y a analizante que el pensa-
que por la noche emergen en nosotros de lo reprimi-
miento determinado por las leyes del inconscien-
do; 4) Puede proceder de los deseos optativos surgi-
te es un inmenso tejido imposible de delimitar
dos durante la noche (sed, necesidad sexual, etc.).
con precisión. El inconsciente freudiano nos su-
giere la idea de un caldero -eliminando las con-
notaciones espaciales y de profundidad que tal
5. El ombligo del sueño. metáfora puede sugerir- de significantes anárqui-
La naturaleza de la interpretación cos y contradictorios que se resisten a ser apresa-
y sus límites dos por las reglas lógicas que gobiernan el pensa-
miento consciente. La cita anterior es interesante
Según el análisis, no se trata de reconstruir pues Freud se refiere al pensamiento -y al incons-
un sueño en sí mismo, si es que podemos hablar ciente- como un tejido. Si donde dice pensamien-
en estos términos. La interpretación consiste, co- to leemos lenguaje, podemos reconocer en Freud
mo dijimos, en la reconstrucción de sus ideas la- a uno de los precursores de los modernos -o pos-
tentes. Nótese que hablamos de reconstrucción y modernos- analistas del lenguaje y de la literatu-
no de descubrimiento. En un importante artículo ra, así como a uno de los que serán sus más bri-
de 1937, titulado Construcciones en psicoanáli- llantes continuadores, Jacques Lacan, y su idea de
sis, señalaba Freud lo siguiente: que el inconsciente tiene la misma estructura que
el lenguaje. Tal concepción de lo inconsciente co-
Su tarea [la del psicoanalista) es hacer surgir lo que ha sido mo un tejido en el que no es posible ubicar unívo-
olvidado a partir de las huellas que ha dejado tras sí, o más camente significados es lo que hace improceden-
correctamente, construirlo. El tiempo y modo en que transmi-
te establecer una simbólica del sueño, es decir, un
te sus construcciones a la persona que está siendo psicoanali-
zada, así como las explicaciones con las que las acompaña,
esquema de relaciones constantes y unívocas en-
constituyen el nexo entre las dos partes del trabajo analítico, tre representados y representantes.
entre su propia parte y la del paciente.'! Insistamos en que en la experiencia psicoa-
nalítica lo que se trata es de interpretar y cons-
La reconstrucción consistirá en revelar la es- truir!", pues el sentido no es, como hemos repeti-
tructura que hace posible una intelección sufi- do, evidente. Aquí conectamos con la hipótesis de
ciente del sueño. Hablamos de reconstrucción su- lo inconsciente; digo hipótesis para evitar caer en
ficiente, y no total y absoluta. Al respecto, es im- un realismo ingenuo que creyese que el incons-
prescindible citar el siguiente pasaje de La inter- ciente es una instancia -incluso física, una cosa-
pretación de los sueños referido al límite de la in- que subyace a la conciencia, lo que el término
terpretación analítica: subconsciente sugiere sobremanera. El incons-
ciente es una instancia correlativa de la teoría psi-
En los sueños mejor interpretados solemos vemos obligados coanalítica. Sin embargo, ¿cómo decir esto sin
a dejar en tinieblas determinado punto, pues advertimos que caer en un relativismo a ultranza que afirmase
LA CONCEPCIÓN FREUDIANA DEL SUEÑO 83

que lo inconsciente es sólo un invento sin aside- significado e incluso merece ser descrito como "hipócrita",
ro real? Es evidente que en todo decir, del cual el puesto que puede ser conveniente para su resistencia hacer uso
en sus circunstancias de un asentimiento para prolongar el
decir del sueño es ejemplar, existe un plus de sen-
ocultamiento de la verdad que no ha sido descubierta. El "sí"
tido que no es inmediatamente accesible a la con- no tiene valor a menos de que sea seguido por confirmaciones
ciencia; la conciencia y el sentido son un trabajo indirectas, a menos que el paciente inmediatamente después
y un fin, no un punto de partida. Tal es la signifi- de su "sf" produzca nuevos recuerdos que completen o am-
cación de la revolución freudiana: la subversión plíen la construcción. Solamente en tal caso consideramos que
el "sí" se ha referido plenamente al sujeto que se discute. u
del sujeto, su desplazamiento del campo gravita-
cional de la conciencia. Es ese exceso de sentido
En otras palabras, no es justo que se repro-
en el decir lo que nos obliga a reconocer la exis-
che al psicoanalista el predisponer a los analizan-
tencia de lo inconsciente, no como un recinto
tes para que acepten una construcción, ni el ha-
mágico e impenetrable, sino como una hipótesis
cerse de oídos sordos frente a las reacciones de
que hay que reconocer para acceder a la intelec-
los pacientes so pretexto de considerarlas meras
ción de sus efectos. El inconsciente es la piedra
resistencias al análisis, pues tal actitud contradi-
angular de la práctica psicoanalítica, y los sue-
ría la importancia radical de la palabra en la labor
ños, según Freud, una vía privilegiada para la
analítica. Se trata más bien de la prudencia y -di-
aprehensión de este pez huidizo que se resiste a
gámoslo, ¿por qué no?- la sospecha que debe
ser reducido a la inmediatez de la conciencia.
conservar a lo largo del trabajo analítico; el suje-
Ahora bien, ¿cuál es el criterio de validez de
to psicoanalítico es un sujeto escindido y, por
las interpretación analítica? Tomando en cuenta la
ello, hay un des fase entre su decir y su deseo. Co-
complejidad de las formaciones del inconsciente,
mo ya lo señaló Freud, el éxito de una construc-
esto es, la dificultad y siempre parcialidad de sus
ción sólo dependerá de los efectos -lenguajeros y
interpretaciones, así como el relativismo intersub-
terapéuticos- que produzca en el sujeto.
jetivo que introduce la relación analizante-analis-
Si concebimos el sueño como un texto, es
ta el criterio último de validez de la interpreta-
decir, como una entidad plurisignificante y mul-
ciÓn, y este es uno de los puntos medulares que
tívoca, podemos decir que es abordable, cognos-
distancia al análisis de cualquier tradición racio-
cible, en tanto es relatable, sin olvidar por su-
nalizante, es de tipo afectivo. Es decir, el criterio
puesto que ha sido distorsionado por la instancia
último de la validez de una construcción analítica
de la represión. Por ello Freud habla del trabajo
es terapéutico, el alivio de los síntomas del anali-
del sueño, al que es necesario enfrentar el del
zante, pero un alivio duradero y sostenido, no mo-
análisis. El hecho de que el análisis se mueva por
mentáneo, producto de factores como las resisten-
completo dentro del campo de la palabra, y que
cias o las seducciones de lo imaginario. Desde
el sueño sea un texto, nos permite de algún modo
siempre se ha reprochado a los analistas el predis-
superar ese relativismo intersubjetivo que señala-
poner a sus analizantes a aceptar como válidas las
mos arriba, el que se da entre analista y analizan-
interpretaciones que efectúan, subestimando sus
te en el terreno de la interpretación. De este mo-
reacciones en favor de la verdad de las construc-
do, la interpretación no deviene una construcción
ciones que realizan. No obstante, sobre este pun-
más o menos caprichosa por parte del analista, si-
to Freud señala acertadamente lo que sigue:
no un constructo que debe demostrarse en el len-
guaje, a través de sus efectos en la vida del suje-
Es verdad que no aceptamos un "no" de una persona en trata-
miento por su valor aparente, pero tampoco damos paso libre
to. El valor de las interpretaciones radicará, en-
a su "sí". No existe justificación para acusamos de que inva- tonces, en el efecto de la palabra en la historia del
riablemente tendamos a retorcer sus observaciones para analizante, al que será paralelo -como hemos in-
transformarlas en una confirmación. En realidad las cosas no sistido- un efecto terapéutico.
son tan sencillas si nos permitimos hacer tan fácil para noso-
El lenguaje no es propiedad ni del analista ni
tros el llegar a una conclusión.
Un simple "sf" de un paciente no deja de ser ambiguo. En rea-
del analizante, sino de la Cultura. El sueño es
lidad puede significar que reconoce lo justo de la construc- texto, el sueño habla, y como tal hace posible una
ción que le ha sido presentada; pero también puede carecer de abordaje más o menos objetivo. Pero no se nos
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entienda mal, porque hablar de objetividad en re- conciencia; las diferencias con la concepción psi-
lación al inconsciente es profundamente proble- coanalítica del sujeto son obvias.
mático. Se trata de la objetividad que hace posible No podemos intencionar al sueño como sueño,
como un producto alucinatorio, sino que lo vivi-
el abordaje lingüístico del inconsciente, pero sin
mos como real. Se puede alegar que para la feno-
olvidar ese fondo de indeterminación constitutivo
menología el sueño es tan real -a pesar de su ca-
de la interpretación, que Freud resalta magistral-
rácter irrealizante- como la realidad empírica, en
mente cuando habla del ombligo del sueño. lo que estamos en principio de acuerdo, pero el
La interpretación se referirá siempre a una concepto de intencionalidad no agota el sentido
historia concreta y singular, aunque el analista se del sueño, pues el soñar está gobernado por los
sirva de ciertas: estructuras conceptuales que le procesos que desencadena la acción del incons-
permitan pensar lo inconsciente, tamizarlo, pero ciente. Ahí donde la intencionalidad pretende rei-
nunca imponiendo a contrapelo una interpreta- vindicar la dimensión irrealizante del soñar, el
ción. Por esto, no existe interpretación paradig- psicoanálisis debe deshacer esa aparente irreali-
mática del sueño; ante todo el psicoanalista debe dad para darle un sentido en la vida del sujeto. Si
bien lo evidente del sueño es su aparecer en imá-
dejar hablar al inconsciente. Toda tentativa de
genes, para el psicoanálisis lo más importante ra-
operacionalizar los conceptos psicoanalíticos
dica en el texto latente que encierra. Más que la
chocará con el hecho de que ellos provienen de un
vivencia que expresa, interesa la estructura que
campo muy diferente al de la contrastación empí- pone en escena.
rica, esto es, del campo de la interpretación. En el 2. No debe entenderse la expresión "sentido del sue-
análisis se trata de establecer las relaciones de ño" unívoca o restrictivamente, como si el sueño
sentido entre los objetos sustituyentes y los obje- tuviese s6lo un sentido. Como ya veremos, el sue-
tos perdidos de la pulsión; mientras que en las ño es concebido por Freud como un tejido, una
ciencias fácticas lo que se busca es constatar un especie de texto con una pluralidad de vías, de en-
objeto existente realmente ahí-afuera, en el análi- tradas y salidas.
sis lo que se sigue es el hilo regresivo desde los 3. Sin embargo, hay que señalar que, desde un pun-
objetos secundarios hasta los significantes-clave to de vista, todos los sueños son sueños de niños,
así como todo psicoanálisis es psicoanálisis de ni-
que hablan de la pérdida fundamental que hace
ños, aunque se trate de adultos, puesto que, como
posible al sujeto, estructurando la subjetividad.
sabemos, Freud sitúa el periodo más importante
de la vida del sujeto en la niñez, en la llamada pri-
mera infancia, que abarca aproximadamente los
Notas cinco primeros años de vida. El sueño efectúa una
regresión a esas primeras impresiones que marca-
l. Durante el sueño, ¿tenemos conciencia de estar ron el destino psíquico del individuo; de esta for-
soñando? La respuesta a esta pregunta pareciera ma siempre trae al presente deseos infantiles.
ser negativa, pues de lo contrario deberíamos 4. "Maury compara los sueños a las contracciones
aceptar que la conciencia tiene preeminencia en desordenadas del baile de San Vito que contrastan
el proceso del soñar. La intencionalidad como con los movimientos coordinados del hombre
conciencia pierde su alcance explicativo en rela- normal, y una vieja comparación asimila los sue-
ción al sueño. Según la fenomenología, toda con- ños a los sonidos 'que produce un individuo pro-
ciencia es conciencia de algo. Al respecto señala fano en música recorriendo con los diez dedos las
Husserl: "La intencionalidad es lo que caracteriza teclas del piano'''(Freud. Introducci6n al psicoa-
la conciencia en su pleno sentido y lo que autori- nálisis. "Los sueños". Madrid: Alianza Editorial,
za para designar a la vez la corriente entera de las 1995, p. 85).
vivencias como corriente de conciencia y como 5. Citado por Freud en La interpretaci6n de los sue-
unidad de una conciencia"(Husserl, Edmund. ños. Capítulo 1. Madrid: Biblioteca Nueva, 1996,
Ideas relativas a unafenomenología pura y a una p. 373. En esta misma página, nos dice: "Si la
filosofíafenomenol6gica. Trad. José Gaos. 2' edi- etiología de los sueños quedase totalmente escla-
ción. México: Fondo de Cultura Económica, recida por la actuación del interés despierto y la de
1962, párrafo 84, p.198). Según esto, detrás de la los estímulos externos e internos sobrevenidos du-
corriente de las vivencias hay una unidad, la de la rante el reposo, nos hallaríamos en situación de
LA CONCEPCIÓN FREUDIANA DEL SUEÑO 85

dar cuenta satisfactoria de todos los elementos de ñante y por nuestra apreciación de la situación ge-
un sueño, habríamos conseguido resolver el enig- neral, sin que por ello siempre sea lícito rechazar
ma de las fuentes oníricas y no nos quedaría ya el otro sentido probable. Este sigue siendo posi-
más labor que la de delimitar en cada caso la par- ble, aunque no demostrado, de modo que es pre-
ticipación de los estímulos oníricos y somáticos. ciso familiarizarse con el hecho de esta significa-
Mas esta total solución de un sueño no ha sido ción múltiple que ofrecen los sueños" [Obras
nunca conseguida, y todos aquellos que han que- completas. Tomo III. "Los límites de la interpre-
rido interpretar alguno han podido comprobar co- tabilidad de los sueños" (1925). Madrid: Bibliote-
mo en todo análisis les quedaban elementos del ca Nueva, 1996, pp. 2891-2892].
sueño -casi siempre en número considerable- so- 14. Freud precisa, en Construcciones en psicoanáli-
bre cuyo origen les era imposible dar ninguna in- sis, lo que entiende por interpretación y por cons-
dicación. Los intereses diurnos no presentan, trucción: "El término «interpretación» se aplica a
pues, como fuente onírica psíquica, todo el alcan- alguna cosa que uno hace con algún elemento
ce que nos hacía esperar la afirmación de que ca- sencillo del material, como una asociación o una
da uno de nosotros continúa en el sueño aquello parapraxia. Pero es una construcción cuando uno
que le ocupa en la vigilia". coloca ante el sujeto analizado un fragmento de
6. Freud. La interpretación de los sueños. Capítulo su historia anterior, que ha olvidado, de un modo
1. O. c., p. 374. aproximadamente como éste: «Hasta que tenía
7. Freud. Introducción al psicoanálisis. "Los sue- usted n años, se consideraba usted como el único
ños". O. c., p. 87. e ilimitado dueño de su madre; entonces llegó
8. Los tres mecanismos que estructuran el fenóme- otro bebé y le trajo una gran desilusión. Su madre
no onírico son la condensación, el desplazamien- le abandonó por algún tiempo, y aun cuando rea-
to y la figuración plástica. pareció, nunca se hallaba entregada exclusiva-
9. Freud. La interpretación de los sueños. Cap. VII. mente a usted. Sus sentimientos hacia su madre se
Tomo 1. Madrid: Biblioteca Nueva, 1996, p. 686. hicieron ambivalentes, su padre logró una nueva
10. La vivencia, por sí misma, interesa más a la feno- importancia para usted», etc." (Obras completas.
menología, la cual se mueve todavía dentro del Tomo III. O. C., p. 3367-3368). Si tanto el inter-
marco de la representación y la expresividad, que pretar y el construir se refieren al trabajo del sen-
al psicoanálisis, interesado por el contrario en las tido, las construcciones representan intentos más
estructuras de sentido. grandes, desde el punto de vista estructural, de
11. Ya en el Proyecto de una psicología para neuró- dar una explicación general de algún aspecto de
logos, de 1895, publicado póstumamente en la historia del sujeto; se trata de una producción
1950, hacía referencia Freud a la complejidad de de sentido más comprehensiva.
la producción onírica y al trabajo de elucidación 15. Freud. Obras completas. "Construcciones en psi-
e intelección del deseo: "No sucede, por ejemplo, coanálisis". O. C., pp. 3368-3369.
que un deseo se tome consciente y que luego se
alucine su realización, sólo ésta última será cons-
ciente, mientras que el eslabón intermedio [el de- Bibliografía adicional
seo] deberá ser inferido"(Obras completas. Tomo
1. Madrid: Biblioteca Nueva, 1996, p. 247). Ricoeur, Paul. Freud: una interpretación de la cultura.
12. Freud. Obras completas. "Construcciones en psi- 4" edición. México: Siglo Veintiuno, 1978.
coanálisis" (1937). Tomo III. Madrid: Biblioteca ___ Hermenéutica y estructuralismo. Buenos Ai-
Nueva, 1996, p. 3366. res: Ediciones Megápolis, 1975.
13. Freud. Obras completas. Madrid: Biblioteca Nue- Thoma, Helmut; Kachele, Horst. Teoría y práctica del
va, 1996, p. 666. Sobre los límites de la interpre- psicoanálisis. "La interpretación de los sueños".
tación nos dice en otra parte: "Una vez hallada la Vol. 1. Barcelona: Herder, 1989.
interpretación de un sueño, no siempre es fácil
decidir si es "completa", es decir, si no existen
otros pensamientos preconscientes que hayan lo-
grado expresión en el mismo sueño. En tal caso, Iván Villalobos Alpízar
debe considerarse demostrado aquel de los senti- villalpi@hotmail.com
dos que esté abonado por las asociaciones del so- Escuela de Filosofía - UCR

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