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El Lenguaje y El Cerebro
El Lenguaje y El Cerebro
Semestre 2-2017
1. El lenguaje y el cerebro1
¿Dónde se encuentra ubicada la capacidad para utilizar el lenguaje? Para dar una respuesta concreta
debemos remitirnos a los estudios hechos en neurolingüística, rama de la lingüística que estudia la
relación entre el lenguaje y el cerebro. Según la mayoría de las investigaciones (autopsias,
exámenes de cerebro de personas con discapacidad) la capacidad del lenguaje se encuentra
localizada en el hemisferio izquierdo.2
Las áreas más relevantes del hemisferio izquierdo del cerebro, que deben su nombre a los
neurocirujanos que descubrieron su función con relación a la capacidad del lenguaje, se pueden
describir de la siguiente forma:
Zona 3: córtex motor Articulación física concreta del habla (músculos articulatorios)
(Penfield y Roberts)
Identificar un conjunto de “ubicaciones del lenguaje” es, hasta cierto punto, simplista, ya
que olvidamos y obviamos las intrincadas interconexiones que se producen en el sistema nervioso
1
Tomado de: Yule, George. 2003. El lenguaje. Cambridge: Cambridge University Press.
2
No obstante, casos como el de Genie (una niña que estuvo 13 años aislada y que no era capaz de usar el
lenguaje) muestran que algunas personas pueden, en circunstancias especiales, usar el hemisferio derecho
para las funciones del lenguaje. Casos como estos parecieran indicar, por otra parte, que no hay
necesariamente una ubicación cerebral exclusiva para la capacidad del lenguaje.
central, el papel tan complejo del riego sanguíneo y la naturaleza interdependiente de la mayoría de
las funciones cerebrales.
La hipótesis de la situación es una manera de decir que nuestra capacidad lingüística tiene
ubicaciones identificables en el cerebro. Sin embargo, otros investigadores del cerebro argumentan
repetidamente que hay muchas evidencias en contra de esta hipótesis. Cualquier lesión en un área
del cerebro parece tener repercusiones en otras áreas y, por consiguiente, deberíamos ser muy
cautos al asignar conexiones muy concretas entre aspectos particulares del comportamiento
lingüístico y sitios en los pliegues de materia gris que hay dentro de la cabeza” (Yule 2003: 189).
Algunos investigadores han notado que, como usuarios del lenguaje, todos nosotros
experimentamos alguna vez algunas dificultades para conseguir que el cerebro y la producción del
habla colaboren correctamente. Estas dificultades menores de producción se han investigado como
posibles pistas de la forma en que puede estar organizado nuestro conocimiento lingüístico dentro
del cerebro. Los errores más frecuentes del habla son:
Sí, yo lo sabía, cómo era? empezaba con S…lo tengo en la punta de la lengua [Secante,
sexteto y sexto… en lugar de sextante]; La película que vi se llama Magadascar,
Malagascar o algo así… en lugar de Madagascar.
Rúmero romano [en lugar de número romano]; Pásame la ventana por la llave,
Recuerden no [dejar de] venir al examen; Si no vengo a clase debo entrar más tarde
los martes y jueves para recuperar el tiempo.
3
Esta experiencia sucede normalmente con términos o nombres poco frecuentes. Sugiere, además, que el
almacenamiento de palabras podría estar organizado sobre la base de alguna información fonológica y que
algunas palabras de este “almacén” se recuperan más fácilmente que otras. Cuando se producen errores en
este proceso de recuperación, a menudo hay un gran parecido fonológico entre la palabra deseada y el error.
Lapsos de oído: Cuando oímos algo diferente a lo que realmente pronunció nuestro
interlocutor. Por ejemplo:
Latita azul [en lugar de la tinta azul]; Nana [en lugar de enana].
Estos ejemplos de errores nos pueden dar pistas sobre el funcionamiento normal del cerebro
humano cuando trabaja con el lenguaje; sin embargo, como veremos a continuación, algunos
problemas en la producción y comprensión del lenguaje son el resultado de disfunciones mucho
más serias del cerebro.
3.4. Afasia
Afasia de Wernicke
Una técnica experimental que ha demostrado, en la mayoría de los sujetos sometidos a estas
pruebas, que las funciones del lenguaje deben estar situadas en el hemisferio izquierdo es la llamada
prueba de la escucha dicótica. Esta técnica utiliza el hecho generalmente aceptado de que cualquier
cosa que se experimente en la parte derecha del cuerpo se procesa en el hemisferio izquierdo del
cerebro y lo que se experimenta en la parte izquierda del cuerpo se procesa en el hemisferio
derecho.5 Una suposición básica sería que una señal recibida por el oído derecho irá al hemisferio
izquierdo y viceversa.
¿Cómo es la prueba?: a un sujeto equipado con unos auriculares se le presentan diferentes
señales sonoras simultáneamente, cada una por un auricular. A través de un auricular llega el sonido
gato o perro, y por el otro, exactamente al mismo tiempo, llega el sonido pa o gato. Cuando se le
pregunta al sujeto por lo que ha oído, éste normalmente identifica mejor lo que ha oído por el oído
derecho (ventaja del oído derecho para los sonidos lingüísticos). La explicación es que una señal
lingüística recibida por el oído izquierdo es primero enviada al hemisferio derecho para luego ser
enviada al izquierdo para ser procesada. Por el contrario, cuando una señal lingüística es recibida
por el oído derecho, ésta va directamente al hemisferio izquierdo (centro de lenguaje). Esta prueba
de escucha dicótica ha demostrado también que el procesamiento de muchos otros estímulos de
naturaleza no lingüística se da en el hemisferio derecho. Por ejemplo, se reconocen mejor los
sonidos no verbales (música, tos, cantos de pájaros, etc.) por el oído izquierdo, es decir, son
procesados más rápidamente vía hemisferio derecho.6
4 Rodeo de palabras para dar a entender algo que hubiera podido expresarse más brevemente.
5
Una lesión grave del hemisferio izquierdo puede llevar a una parálisis de la parte derecha del cuerpo.
6
No obstante, como lo explica Yule (2003: 195), investigaciones más recientes en esta área han indicado que
la especialización de los dos hemisferios podría estar más relacionada con el tipo de “procesamiento”, más
que con el tipo de “material” procesado.