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LOS DERECHOS DE LA NATURALEZA EN SERIO

RESPUESTAS Y APORTES DESDE LA ECOLOGÍA POLÍTICA


Autor: Eduardo Gudynas
Estudiantes: Mauricio Illescas, Johanna Carvajal, Dania Crespo M, Irina Yánez, Josselyn
Muentes, Diego Rogel. Profesor: Biolg. María Elisa Durán
Universidad de Cuenca, Facultad de Ciencias Químicas, Carrera de Ingeniería Ambiental
Asignatura: Gestión de Recursos Naturales, Fecha de entrega: miércoles, 04 de abril del 2018.

El Mandato de Montecristi

En el año 2008 en Ecuador se realizó la Nueva Constitución de la República, la misma que surgió
a partir de varios debates de los representantes políticos y que como uno de sus resultados más
relevantes incorporó en la legislación el denominado “mandato ecológico”, que reconoce los
derechos de la Naturaleza. Éstos se encuentran plasmados en los artículos 71, 72, 73 y 74 y por
tal motivo Ecuador se ha establecido como pionero en tomar en cuenta criterios normativos en
lo que respecta al ambiente.

Los derechos de la naturaleza presentes en la Constitución se basan en tres aspectos:

 La Naturaleza deja de ser un agregado de objetos que sirven como medios para fines
humanos y pasa a ser un sujeto de derechos, que cuenta con valores intrínsecos.
 Se articula el concepto occidental de naturaleza con el tradicional de Pachamama (de
origen andino), a partir de lo que el entendimiento de entorno se amplía y se diversifica.
 Se reconoce el derecho de la Naturaleza a la “restauración integral”, estableciendo el
requerimiento de una recuperación de los ecosistemas degradados o modificados a una
condición similar a su estado original.

Valores intrínsecos

La necesidad de reconocer los derechos de la Naturaleza, implica admitir que tiene un valor
propio e independiente del que el ser humano puede asignar. Es decir, la Naturaleza posee un
valor intrínseco, que se puede entender como:
 El valor no-instrumental de la Naturaleza, aquel valor que posee en ella por sí sola y para
ella misma sin la búsqueda de fines humanos.
 El valor derivado de las propiedades intrínsecas e independientes que tiene la
Naturaleza.
 El valor objetivo, propio de cada objeto e independiente de la asignación de valor que
se le puede otorgar.
En cuanto a las consideraciones de valor, los conceptos de valor no-instrumental y valor de las
propiedades intrínsecas, son los que mejor se ajustan a la Constitución de Montecristi, debido a
que en ella, se reconoce a los atributos de la Naturaleza independiente de los humanos y además
contempla que estas cualidades permanecerán aún en ausencia de ellos. La Carta Constitucional
de Montecristi al reconocer el valor intrínseco de la Naturaleza, permite que la Naturaleza sea
considerada un sujeto de derecho. A partir de esto, los derechos que posee, generarán nuevas
obligaciones con el ambiente, por ejemplo, el derecho de vivir en un ambiente sano incluirá el
nuevo enfoque de cuidado de la Naturaleza.

Utilidad y valor económico


Actualmente, se ha recurrido al enfoque de que la Naturaleza posee un valor útil para el ser
humano, para su cuidado y conservación, de ahí el término utilitarista. Es decir la Naturaleza es
defendida por la utilidad que genera, más no por el valor que posee.
Desde su inicio, la valoración económica de la Naturaleza intentó fomentar la conservación de
los recursos, pero al excluir aspectos como la ecología, estética, valor cultural y otros factores
que también conforman el entorno, se ha logrado que los recursos se valoricen únicamente
como bienes y servicios ambientales y que la conservación dependa de su utilidad para el ser
humano. Al reconocer los derechos de la Naturaleza y la existencia de los valores propios del
ambiente se incluye un factor intrínseco a la valoración económica, por lo que aparte de
representar a los recursos mediante un valor numérico se crean otras perspectivas como el valor
espiritual que los recursos y la naturaleza representan.

El caso de las especies inútiles y feas

La valoración estética de recursos y ecosistemas es uno de los factores intrínsecos que al ser
subjetivo depende de la percepción humana lo que hace imposible que se valoren
equitativamente los recursos o ecosistemas, provocando que los esfuerzos, programas o
proyectos destinados a la protección y conservación dependan más de que si algo es bonito o
útil que de su vulnerabilidad o prioridad. Dentro de este contexto se incluyen, por ejemplo, las
especies que no pueden satisfacer una necesidad humana, por lo que pierden su valor
económico, y las especies consideradas desagradables o poco llamativas. Al incluir los derechos
de la Naturaleza, se garantiza que las especies y ecosistemas sean protegidos de igual manera,
tomando en cuenta la importancia de cada organismo.

Biocentrismo y antropocentrismo

El biocentrismo establece que toda vida tiene valor, mientras que, el antropocentrismo centra
al ser humano, sus ideas, necesidades e intereses en medio de todas las cosas, priorizando la
existencia humana y su superioridad frente a otras especies. Bajo este último concepto, la
Naturaleza no puede tener derechos porque es un objeto sin valor propio. El antropocentrismo
es la base del concepto del desarrollo actual, en donde se prioriza la explotación y manipulación
de recursos, por ello, la inclusión del biocentrismo genera polémica ya que ataca a la base de la
cultura actual.

En los derechos de la Naturaleza se menciona que las especies pueden aprovechar el entorno
natural para el desarrollo de sus procesos vitales, incluida la especie humana, la cual puede dar
uso de la naturaleza en pro de su calidad de vida, sin que haya una destrucción, es decir, que a
partir de ideas haya una sustentabilidad en donde a los ecosistemas se les atribuya la debida
importancia. Los recursos naturales se pueden consumir, pero de una forma regulada y
sustentable, considerando a la Naturaleza como algo que no es duradero y que llegará a un
punto de extinción.

Concepciones de la Naturaleza y el desarrollo

La concepción de la Naturaleza fue creada desde un ámbito social, en tiempos de la conquista,


los hombres generaron ideas donde la Naturaleza podía ser dominada y manipulada con un solo
fin que era el progreso. Todo lo dicho desencadenó un deseo de crecimiento económico a partir
de la explotación de los recursos. Esta idea generada tuvo relación con otras concepciones de
progreso y desarrollo determinados de una forma dialéctica.

El Ecuador, en lo referente a los derechos de la Naturaleza muestra al ambiente ya no como una


reunión de cosas, sino algo que va más allá, sin que esta se fragmente en los diversos recursos
existentes, adquiriendo un nombre más tradicional y cultural como lo es la Pachamama, ésto es
necesario para establecer una relacionalidad entre los seres vivos conjuntamente con los
humanos y los objetos inanimados, abordado una apertura multicultural.

Pachamama como expresión plural

La Pachamama es un término que tiene un origen tradicionalista y andino, englobando no solo


a grupos de comunidades, sino a lugares, dejando a un lado los conceptos antropocéntricos,
para crear un concepto de igualdad, es decir, que el hombre está inmerso en el ambiente.
Este término de Pachamama se puede entender como una diversidad antropológica, siempre y
cuando se considere las diferentes posturas que otros pueblos, como los andinos la definen,
Madre Tierra es uno de ellos, sobresaliendo el humanismo, la cultura y la tradición, relacionado
con actividades como la agricultura, intervenciones de tierra, sistemas de riego, construcción de
terrazas, erradicación de malezas, etc. De la misma forma para los pueblos amazónicos se
considera las selvas tropicales, cultura y vivencia amazónica y donde la Naturaleza es menos
intervenida por el hombre. Al tomar en serio los derechos de la Naturaleza se permite una
multiculturalidad que fomenta el valor intrínseco de la Pachamama. Sin embargo, existe un
relativismo cultural debido a las distintas concepciones y definiciones del ambiente.

Iguales y diferentes en la Pachamama

Recientemente se han planteado posturas sobre la Pachamama, algunas de ellas merecen ser
analizadas, como el caso ideológico de David Choquehuanca, Ministro de Relaciones Exteriores
en Bolivia, que dijo “Para nosotros los indígenas, lo más importante es la vida, el hombre está
en último lugar, para nosotros lo más importante son los cerros, nuestros ríos, nuestro aire. En
primer lugar, están las mariposas, las hormigas, están las estrellas, nuestros cerros y en último
lugar está el hombre”. Aunque su ideología es de apariencia biocéntrica, su posición promueve
la desigualdad entre los seres vivos, mientras que los defensores del biocentrismo reconocen
los valores propios de la Naturaleza en su totalidad sin asignar mayor valor a unos que a otros.
Seguir la postura de Choquehuanca no resulta factible ya que su ideología extrema no está en
concordancia con el concepto de Pachamama.

En Bolivia no se han incluido los derechos de la Naturaleza en su reforma constitucional, por lo


que actualmente el enfoque es contribuir a los derechos humanos; como en el caso de garantizar
un ambiente sano. De esta manera se pueden contraponer los objetivos de aprovechar los
recursos naturales y preservar el ambiente.

Otra justicia para los derechos de la Naturaleza.

El derecho humano a un ambiente sano conlleva a la justicia ambiental, que se centra en cómo
son afectadas las personas en una situación que englobe al medio ambiente. Sin embargo, si se
tomaran los derechos de la Naturaleza en serio, se plantearía otro tipo de justicia llamado
Justicia ecológica, la cual difiere de la anterior al enfocarse en una Naturaleza como sujeto con
el objetivo de mantener la integridad y restaurar ecosistemas afectados independientemente
de su costo económico. El objetivo de la justicia ecológica no es cobrar multas o
indemnizaciones, pues estas competen a la justicia ambiental.

Desde diferentes perspectivas podemos llegar a una justicia ecología, incluso con las
perspectivas que no aceptan a la naturaleza sea sujeto de derechos, una crítica apela a la
capacidad de la naturaleza de defenderse a sí misma, siendo en estos casos que los derechos de
la Naturaleza permiten a los humanos actuar como representantes.

Derechos de la Naturaleza globales y locales.

El presidente Evo Morales en los últimos meses, ha insistido en enfocar los derechos de la Madre
Tierra a una escala planetaria, criticando el papel de las naciones industrializadas en el cambio
climático, pero es sorpréndete que este reclamo se lo haga a una escala planetaria sin ver la
misma preocupación dentro del país, como ya lo han venido denunciando distintas
organizaciones, existe un creciente deterioro ambiental dentro de Bolivia, existiendo una
disonancia radical de los derechos de la Madre Tierra a escala global y a escala local.

Política, ambiente y desarrollo

Actualmente los estilos de desarrollo en América latina rechazan frontalmente los derechos de
la Naturaleza, debido al pensamiento de que primero se debe crecer económicamente y una vez
resueltos los problemas sociales, se podría comenzar a preocuparse por el ambiente. Este
pensamiento se puede observar desde gobiernos progresistas hasta conservadores los cuales
repiten estilos de desarrollo con intensos impactos ambientales. Al obedecer los derechos de la
Naturaleza se impondría un cambio de rumbo en el desarrollo de los países de Latinoamérica,
desacoplando el sendero extractivista para un enfoque en la calidad de vida y conservación de
la naturaleza.

Se ha iniciado un nuevo camino

Ecuador ha marcado un nuevo rumbo con su constitución de Montecristi, se encuentra muy


adelantados de otros países latinoamericanos, en los cuales recién se comienza a discutir los
derechos de la Naturaleza. Dentro de Ecuador la aceptación de un nuevo contrato social, donde
se reconoce los derechos de la Naturaleza, obligando a considerar estos derechos junto a otros
en los debates y administración de la justicia.

Conclusiones:

La Constitución ecuatoriana tiene bases en la ecología política, ya que ha dado un paso en el


reconocimiento del valor de la Naturaleza. A pesar de ello, existen varios hechos que
contradicen esta posición, por ejemplo, al contar con depósitos de recursos naturales amplios,
así como personas que sostienen que la realidad ambiental sudamericana no es crítica, la
realidad es que pocas son las medidas que se toman desde el ámbito político para compensar
los efectos adversos del daño ambiental. Además, al tomar en cuenta datos actuales sobre los
impactos ambientales existentes (tasas de deforestación, contaminación petrolera, pérdida de
biodiversidad, etc) en el Ecuador y a nivel global, se identifica que los derechos de la Naturaleza
son un requerimiento inminente, a pesar de que no son reconocidos en su totalidad.
Es evidente la necesidad de proteger el medio ambiente, sin embargo, el desarrollo de una
cultura basada en el antropocentrismo ha generado la desvalorización y destrucción de la
Naturaleza. Si bien, las decisiones sobre el uso y distribución de recursos aún ubican a los seres
humanos sobre la necesidad de otros, se puede afirmar que se han dado pasos para el
reconocimiento del valor propio de la naturaleza y sus derechos. Ahora se reconoce la
importancia de cada vida y cada acción se encamina a alcanzar la igualdad entre seres vivos y el
equilibrio.

De todas las concepciones y posturas que hemos mencionado anteriormente se puede decir
que, las más sobresalientes son las que consideran al hombre dentro de la naturaleza, es decir
un equilibrio entre todo, sin que haya la exterminación y destrucción competa de esta pero
tampoco que el hombre se quede sin satisfacer sus necesidades básicas.

Ecuador se destaca porque es uno de los pocos países latinoamericanos que considera
importante al medio ambiente, sin embargo, falta que se efectúe lo planteado en la
Constitución, ya que todavía el pensamiento progresista y el crecimiento económico está
arraigado en los ideales de las personas.

Bibliografía:

Gudynas, E. (2011). Los derechos de la Naturaleza en serio, Respuestas y aportes desde la


ecología política. Quito.

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