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…Ese día bajaron del camión, fue justo después de que ella se diera cuenta que

se dirigía al centro y que ese camión no era el correcto. Bajaron y se ella se culpó
por tomar esa decisión errónea. Después fueron a CU, él se dirigía a entregar un
libro, pero primero tenía que sacar copias, pues tenía que entregar algunas cosas
para el otro día. Ella le dijo que lo esperaría en biblioteca central. Él se apuró a
hacer lo que debía lo más rápido posible, y de paso compro unas paletas, un buen
detalle para ella.

En fin llego a biblioteca central y él le chiflo para avisarle que ya partieran, que ya
no había más por hacer ahí. Él le entrego una paleta “una para ti, otra para tu
mamá”, acto seguido le pregunto sobre su madre, pues ella dijo que tal vez su
madre pasaría por ellos. Luego todo se vuelve confuso, supongo que a ella no le
respondieron, pues ella le pregunto que debían salir por el lado de tollocan, y se
fueron por el camino de graba.

Él le platico sobre su nuevo celular, que no tenía whatsapp; le dijo que su mamá le
compraría otro…”!!!Neta jefa¡¡¡” fue lo que el exclamo.

Siguieron caminando mientras platicaban del lugar, y de la anécdota del Capoeira,


la cual se relacionaba con el arte, y con la argumentación de la obra a partir de la
gráfica como escritura. Muchos puntos de vista encontrados, ella hablaba de
medio expresivo de los esclavos, de lo que hay detrás, una historia (un pedo así),
el trataba de explicar la problemática de la gráfica como escritura, y de la
argumentación de las obras plásticas. Nada decidido, siempre a un punto medio.

Salieron de CU, él le pregunto si se la rifaban, o puente. Ella dijo puente. Él le


platico si recordaba algo que platicaron hacía tiempo. Ella no lo recordó,
enseguida llegaron las réplicas de él, pues el si pone atención a ella y ella a el no.
Ella le dijo “no te sientas mal amigo, a casi nadie le pongo atención”. El de cierta
forma se alivió, un alivio raro, casi como saber que era intrascendente.

Siguieron caminando, bajaron del puente, sacaron dinero para tomar el autobús,
de repente, el teléfono sale a escena, supongo que una llamada. De inmediato
guardaron su dinero, ella le dijo que se quedara con los dos pesos restantes, por
las papas. El le dijo “un volado va” comenzaron el juego. “yo tengo mucha suerte,
no perderé” fue lo que ella menciona, casi advirtiendo “perderás”.

Voló la moneda, las dos veces pierde y se gana una moneda. Tan raro como
suena, ella perdió, y gano dos monedas; uno juega para ganar monedas pero ese
juego fue para perderlas. Al final la suerte de ella la hizo perder, y ganar dos
monedas.
Siguieron caminando, el teléfono una vez más, la madre de ella los esperaría
afuera de ciencias políticas. Del otro lado dijo ella, repitiéndolo unas 5 veces.
Cuelga. “que tan difícil es saber dónde está el otro lado” pregunto ella. “El chiste
de la gallina”, contesto él. “cual chiste de la gallina” pregunto ella. “el de por qué la
gallina cruzo la calle, ¿no te lo sabes?”. Por azares del destino ella no lo sabía.
Risas, decepciones, preguntas. Él le conto el chiste y ella rio.

Siguió la caminata, mientras las conversaciones seguían. Él le conto algo sobre lo


angustiante de la mañana en el taxi hacia la escuela. “sentí que debía salir de ese
taxi, que algo no andaba bien”, ella le platico “si, se siente feo cuando te pasa eso”
dijo “si me da miedo eso de la muerte”. Acto reflexivo histórico en este punto, “la
muerte no debería darnos miedo, nos reímos de ella, nuestra cultura lo ha
escogido así” dijo él “los samuráis creían que existía algo honorable en la muerte,
por eso no sentían miedo en morir” algunas cosas antes de subir al puente.

Este punto del puente podría ser el clímax de la conversación, aun cuando la
historia detrás solo sea una suerte de preparación para este momento.

Subimos platicando sobre la muerte.

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