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Sexólicos Anónimos

1. Adicto al Sexo
Si crees que las palabras adicto al sexo resuenan en tu vida (o en la de
un familiar), en sus diferentes formas o patrones, haciendo un uso
descontrolado u obsesivo de la pornografía, la masturbación, la
promiscuidad, el romanticismo, la prostitución, las fantasías sexuales,
las relaciones de pareja, etc. es posible que tengas una adicción a la
lujuria y necesites ayuda. Esta adicción es conocida también como
hipersexualidad.

Tener Adicción al Sexo


Muchos de nosotros llegamos aquí desesperados por que perdimos el
control de nuestras vidas, la adicción al sexo nos impedía llevar una
vida digna, equilibrada y feliz. La compulsión sexual era tan fuerte que,
tras intentar numerosas veces dejarlo sin éxito y volver a recaer, nos
hizo perder la confianza en nosotros mismos y la esperanza de vernos
libres de su tiranía; llegamos a sentirnos aislados del mundo y
perdidos.

Está compulsión esta algo muy extendida y sin embargo no sale mucho
a la luz pública, porque tener adicción al sexo conlleva muchos
prejuicios sociales, y también porque a la mayoría de las personas que
lo son les gustaría librase de la lujuria por sí mismos. Lo que empezó
como un juego placentero, con el tiempo nos fue llevando a la
necesidad de más y más, en cuanto a tiempo y cantidad de consumo
de sexo.

Tras llegar a Sexólicos Anónimos todo comenzó a cambiar, la


desesperación se convirtió en esperanza por primera vez y la obsesión
fue convirtiéndose en sobriedad sexual. Gracias al programa de
Sexólicos Anónimos y al grupo de personas que lo conforman, ser
adicto al sexo comenzó a tomar una nueva dimensión, es posible
avanzar en la vida de una forma más sana, feliz y alegre. Sexolicos
Anónimos nos abre la puerta para salir de la adicción al sexo y
recuperarnos.

Sexólicos Anónimos
“Sexólicos Anónimos es una comunidad de hombres y mujeres que
comparten su mutua experiencia, fortaleza y esperanza para resolver
su problema común de adicción al sexo y ayudar a otros a recuperarse.
El único requisito para ser miembro es el deseo de liberarse de la
lujuria y alcanzar la sobriedad sexual. Para ser miembro de SA no se
pagan honorarios ni cuotas; nos mantenemos con nuestras propias
aportaciones. SA no está vinculada a ninguna secta, confesión religiosa,
partido político, organización o institución alguna; no desea intervenir
en controversias; no respalda ni se opone a ninguna causa. Nuestro
objetivo primordial es mantenernos sexualmente sobrios y ayudar a
otros sexólicos a alcanzar la sobriedad sexual.”

Hay Solución

Dar el primer paso es lo más difícil y también lo más liberador; siendo


un adicto al sexo lo más normal es que esta compulsión se manifieste
cada vez con más fuerza, sin embargo, una vez dado el primer paso
uno comienza a convertir la compulsión en solución a la lujuria.

Juntarte con otras personas que tienen adicción al sexo te hace salir
del aislamiento; poder compartir nuestro dolor nos ayuda a dejar de
sentirnos culpables, y a ser más sinceros con nosotros mismos, con el
fin de alcanzar la recuperación que todo adicto al sexo busca.

2. Quienes Somos Nosotros


Sexólicos Anónimos: Una solución para la adicción al sexo y a la lujuria

Si crees que puedes ser adicto a la lujuria o al sexo, quizá te interese


saber algo acerca de Sexólicos Anónimos.

Aunque la idea de que el sexo pueda ser adictivo resulte nueva para
muchos, hoy sabemos, cada vez con más certeza, que el sexo es uno de
los muchos instrumentos que la gente usa para aliviar el aislamiento, la
apatía y la tensión; para solucionar los conflictos, conseguir poder y
encontrar una vía de escape; o para adquirir una seguridad emocional
o espiritual falsa.

Muchos de nosotros nos dimos cuenta de que independientemente de


cómo, por qué o cuándo comenzó, llegó un momento en el que
actuábamos contra nuestra voluntad. Sólo al intentar parar, pudimos
percatarnos de que éramos adictos a la lujuria, al sexo o a las
relaciones de pareja. Éramos sex-alcohólicos.

Sexólicos Anónimos la fundaron personas a las que el programa de los


doce pasos procedente de Alcohólicos Anónimos les sirvió de
instrumento de recuperación, cuando todo lo demás les había fallado.
A medida que su sobriedad se prolongaba y se consolidaba, descubrían
que estos principios representaban un estilo de vida que había
transformado su existencia, comenzando por un cambio interno de
actitudes, y terminando en la conducta exterior.

A los miembros, que procedemos de todas las capas y ambientes


sociales, nos une nuestro problema común; y nos une a pesar de que la
mayoría de nosotros creíamos que el nuestro era diferente, el más
doloroso, y que nadie podría ni identificarse con nosotros ni
comprendernos. Al reunirnos regularmente, al hablar con otros
sexólicos y ayudarles, podemos, con la ayuda del nuestro Poder
Superior, interrumpir nuestras actividades lujuriosas y liberarnos de las
obsesiones.

Si crees que tu situación corresponde a lo que aquí hemos descrito, te


ofrecemos nuestra ayuda y nos ponemos a tu disposición.
3. ¿Quieres Salir de la Adicción al Sexo?

¿Necesitas Ayuda para Salir de la Adicción al Sexo?

Si quieres salir de la adicción al sexo, esto es lo que puedes hacer, y lo


que sucederá si contactas con Sexólicos Anónimos:

1. Lee, si puedes, el resto de información de esta Web.


2. Llámanos por teléfono cuanto antes; aprovecha el momento, no
esperes a volver a vivir momentos de sufrimiento y desesperación.
Salir de la adicción al sexo quizá no sea fácil, pero si es posible.
Nuestra experiencia lo atestigua.
 Teléfono de Madrid: 633 65 88 12 – Teléfono en Barcelona:
608 84 38 10
 Si vives en otra provincia puedes llamar a cualquiera de los dos
números anteriores.
 Si vives fuera de España sigue las indicaciones que se dan en
Contactos y Enlaces.
3. Si nos envías un correo te contestaremos invitándote a que nos
llames, salvo que por alguna circunstancia esto no sea posible o
conveniente, en cuyo caso te diremos como continuar el contacto.
 Correo electrónico: contacto@sexolicosanonimos.org
4. No tengas miedo ni te de vergüenza, no te atenderán profesionales,
sino personas en recuperación que hacen este servicio y han vivido
una situación similar a la tuya. Comprendemos perfectamente tu
situación, las dificultades, vergüenza y miedo que se siente ante la
necesidad de pedir ayuda, para salir de la adicción al sexo.
5. Tras un primer contacto telefónico, dos compañeros quedarán
contigo para darte su experiencia de recuperación en SA, explicarte
el Programa de los 12 Pasos de SA y aclarar tus dudas (esto es lo
que llamamos hacer el “Paso 12”).
6. Si estás interesado y quieres iniciar tu recuperación con nuestro
Programa, podrás acompañar a estos compañeros e incorporarte a
alguna de nuestras reuniones. Si en tu localidad no hay todavía
reuniones presenciales y no fuera posible quedar contigo para
hacer un “Paso 12” presencial, quedarán contigo para hacerlo
telefónicamente. Ellos te indicarán la forma de iniciar el programa
de recuperación de SA y cómo continuar, aunque de momento no
haya grupo en tu ciudad. En nuestras reuniones no participa nadie
que no sea sexólico.
7. En esta reunión de “Paso 12” hablarán contigo hombres si eres
hombre, o mujeres si eres mujer.
8. Algunos recordatorios:
a. La experiencia ratifica lo que dice uno de nuestros lemas:
“andarnos con medías tintas no nos sirve de nada”, por eso
recordarte que para ser miembro de SA sólo se pide que tengas
el deseo de liberarte de la lujuria y de alcanzar la sobriedad
sexual de SA. SA no excluye a nadie que se acerca a nosotros con
el deseo de salir de la adicción. La experiencia nos enseña que
para los sexólicos de nuestra clase, la definición de sobriedad de
SA ha resultado ser clave en nuestra recuperación. No es una
condición frustrante, sino un servicio a la honestidad y un
camino de gozo y libertad.
b. No hay que pagar nada ahora ni nunca por ser miembro de SA.
c. Para seguir nuestro programa de 12 Pasos no hace falta tener
ninguna fe religiosa o sensibilidad espiritual. Tampoco es ningún
problema tener fe religiosa o ser creyente. Hablamos de un
Poder Superior o de Dios “como tú lo concibas” pero no
pertenecemos como grupo, a ninguna confesión religiosa,
partido, ideología, filosofía, etc. Entre nosotros hay personas de
todo tipo cuyo objetivo es recuperarse de la lujuria, alcanzar la
sobriedad sexual y la victoria progresiva sobre la lujuria y llevar
el mensaje al adicto que aún está sufriendo. No hemos salido de
la adicción siguiendo nuestros criterios, buenos propósitos y
soluciones; sino que ha sido el Programa de 12 Pasos de SA lo
que nos ha funcionado.
d. Garantizamos el anonimato de todas las personas que contactan
con nosotros. Entre nosotros el anonimato es fundamental.
e. Ya no estarás tú solo.
4. El Problema

Muchos de nosotros nos considerábamos inferiores, despreciables y


nos sentíamos asustados y solos. Lo que veíamos en nuestro interior
nunca igualaba lo que veíamos en el exterior de los demás.

Desde un principio, nos sentimos desconectados: de nuestros padres,


de nuestros semejantes y de nosotros mismos. Nos aislábamos del
mundo mediante la fantasía y la masturbación. Tratábamos de
establecer alguna conexión sumergiéndonos en fotos e imágenes y
persiguiendo a los objetos de nuestras fantasías. Perseguíamos con
lujuria, y deseábamos que se nos persiguiese con lujuria también.

Nos convertimos en verdaderos adictos: relaciones sexuales con


nosotros mismos, promiscuidad, adulterio, relaciones de dependencia
y fantasía en aumento. Conseguíamos el sexo con la mirada; lo
comprábamos, lo vendíamos, lo intercambiábamos, lo regalábamos.
Éramos adictos al coqueteo, a la provocación y a lo prohibido. La única
manera que conocíamos de liberarnos de la tiranía del sexo consistía
en hundirnos aún más en él. “Por favor, relaciónate conmigo y
lléname”, implorábamos de rodillas. A la vez que buscábamos con
lujuria tratando de lograr el estado de trance definitivo, cedíamos
nuestra propia voluntad a los demás.

Esto nos producía sentimientos de culpabilidad, odio a nosotros


mismos, remordimientos, vacío interior y dolor. Nos encerrábamos
cada vez más dentro de nosotros mismos, alejados de la realidad, del
amor, y perdidos en nuestro interior.

Nuestra conducta imposibilitaba la verdadera intimidad.


Desconocíamos lo que era la unión real con alguien, porque nos
interesaba sólo lo ilusorio. Nos atraía el “hechizo” de lo físico-sexual, el
contacto que producía efectos mágicos; precisamente porque así
evitábamos la intimidad y la unión verdadera. La fantasía corrompía lo
real, la lujuria mataba al amor.

Primero adictos, después incapaces de dar amor, recibíamos de los


demás para llenar el vacío que existía en nuestro interior. Nos
engañábamos una y otra vez al pensar que la siguiente persona sería la
que nos salvara, y mientras tanto, íbamos desperdiciando nuestras
vidas.

¿Soy Adicto al Sexo?

Examínate a Ti Mismo

1. ¿Se te ha ocurrido alguna vez que necesitas ayuda para modificar tu


comportamiento o pensamientos sexuales?
2. ¿Qué te iría mucho mejor si no te “dejaras llevar” por los impulsos
sexuales?
3. ¿Qué el sexo o los estímulos exteriores te controlan?
4. ¿Has tratado alguna vez de parar o limitar aquello que consideras
perjudicial en tu conducta sexual?
5. ¿Utilizas el sexo para huir de la realidad, aliviar la ansiedad o porque
no sabes resolver los problemas que la vida te plantea?
6. ¿Tienes sentimientos de culpa, remordimientos o depresiones
después?
7. ¿Se ha vuelto más compulsiva tu búsqueda de sexo?
8. ¿Perjudica a las relaciones con tu cónyuge?
9. ¿Te ves obligado a recurrir a imágenes o a recuerdos durante el
acto sexual?
10.¿Se apodera de ti un impulso irresistible cuando la otra parte toma
la iniciativa o te propone relaciones sexuales?
11.¿Estás siempre saltando de pareja en pareja o de amante en
amante?
12.¿Crees que “el amor verdadero” te ayudaría a liberarte de la lujuria,
a abandonar la masturbación o a dejar de ser tan promiscuo?
13.¿Tienes una necesidad destructiva, una necesidad sexual y
emocional desesperada de alguien?
14.La búsqueda de sexo, ¿hace que no prestes atención a tus
necesidades o al bienestar de tu familia y de los demás?
15.¿Se ha reducido tu rendimiento y tu capacidad de concentración en
la medida en que el sexo se ha vuelto más compulsivo?
16.¿Te roba tiempo que debieras dedicar al trabajo?
17.¿Cuándo buscas sexo acudes a un medio social más bajo?
18.¿Te entran ganas de alejarte lo más rápidamente posible de la otra
persona una vez finalizado el acto sexual?
19.¿Te masturbas y tienes relaciones sexuales con otras personas, a
pesar de que tu cónyuge es sexualmente satisfactorio?
20.¿Te han arrestado alguna vez por algún delito relacionado con el
sexo?
Pornografía en Internet
¿Tienes un problema con la pornografía o lujuria en Internet?

 ¿El uso ilícito de Internet ha puesto tu trabajo en riesgo?


 ¿Has perdido horas de sueño debido al uso obsesivo de
Internet?
 ¿Has mentido a otros para continuar viendo pornografía en
Internet?
 ¿Has dejado de asistir a importantes eventos o reuniones
porque estabas en Internet?
 ¿Crees que estás atrapado en la Red?

Quizás te identifiques con algunas de estas preguntas. Quizá la


pornografía en Internet sea ya una actividad habitual en ti. Si es así,
debes saber que no estás solo. Algunos de nosotros hemos pasado
muchas horas buscando imágenes pornográficas o buscando contactos
sexuales ilícitos en Internet. Sitios de chat o sitios de pornografía,
accesos gratuito en el mundo de la Web donde hemos consumido
nuestras vidas. Nuestra obsesión con el sexo y la lujuria ha invadido
nuestros hogares, matrimonios, sitios de trabajo, ordenadores,
portátiles, teléfono móviles, tablets. Hemos estado atrapados.
Para liberarnos de todo esto, nos dimos cuenta de que necesitamos un
poder superior a nosotros mismos y además más poderoso que
nuestra droga. A través del programa de Sexólicos Anónimos, hemos
encontrado este poder superior y la recuperación comenzó. En esta
Web puedes leer historias de miembros* de SA que comparten su
experiencia; lo que funciona para nosotros para superar nuestra
adicción a los chat y pornografía de Internet. Estamos agradecidos,
recuperándonos de la adicción al sexo, estando sexualmente sobrios y
creciendo en recuperación de día en día.

Si deseas parar el abuso de Internet y te identificas con alguna de las


historias de esta página, tal vez quieras aprender más de nuestro
sencillo programa de recuperación. Deseamos que descubras el camino
del regreso feliz al sano juicio.

¿Qué son los Sexólicos? ¿Qué es la Sobriedad?

Hablamos por nosotros mismos. La naturaleza especializada de SA


puede entenderse mejor en términos de lo que llamamos sexólico. Los
sexólicos se han situado ellos mismos fuera del contexto de lo que
llamamos lo bueno y lo malo. Han perdido el control y ya no tienen el
poder de elegir. Ya no pueden detenerse. La lujuria se ha convertido en
una adicción. Nuestra situación es como la de los alcohólicos que ya no
pueden tolerar el alcohol y deben dejar de beber por completo, pero
su relación de dependencia es tan grande que no pueden lograrlo. Así
sucede con los sexólicos o borrachos del sexo, que no pueden tolerar la
lujuria pero al mismo tiempo no pueden prescindir de ella.

Así, para los sexólicos, cualquier forma de relación sexual consigo


mismo o con personas distintas a su cónyuge es progresivamente
adictiva y destructiva. También somos conscientes de que la lujuria es
la fuerza impulsora de nuestros comportamientos sexuales y que la
verdadera sobriedad incluye la victoria progresiva sobre la misma.
Llegamos a estas conclusiones a través de nuestras experiencias y del
proceso de recuperación; no tenemos otra opción. Pero reconocemos
que aceptar esta realidad es la clave para una libertad feliz y gozosa
que no podríamos conocer de ninguna otra forma.

Esto debiera desanimar a muchos de los que nos visitan que admiten
ser víctimas de la obsesión y compulsión sexual, pero que lo que en el
fondo quieren es controlarla y disfrutarla, del mismo modo que a los
alcohólicos les gustaría recuperar el control y disfrutar la bebida. Hasta
que llegamos a la desesperación, hasta que quisimos parar de verdad
pero vimos que no éramos capaces, no pudimos tomar en serio este
programa de recuperación. SA es para los que no tienen más opción
que parar y es su propio interés personal el que debe convencerles de
ello.

¿Qué es la Lujuria?

¿Por qué hablamos en SA de Lujuria y no solo de Adicción al Sexo?

Un Punto de Vista Personal

Es difícil de explicar, pero he aquí lo que la lujuria representa en mi


vida. Es un tirano que quiere controlar el sexo en su propio provecho, a
su manera y en el momento que le apetece. Es un ruido mental-
espiritual que tergiversa o pervierte el sexo, de la misma manera que
una interferencia ronca de radio estropea la audición de una melodía
agradable.

La lujuria no es el sexo y no es física. Es una pantalla de fantasía


autocondescendiente que me separa de la realidad, o de la realidad de
mi persona en el acto sexual conmigo mismo, o de la realidad de mi
cónyuge. Funciona de la misma forma ya se trate de la novia, de una
prostituta o de mi esposa. De esta manera niega la identidad personal,
la mía o la de la otra persona, y va contra la realidad, contra mi propia
realidad, va contra mí.

Me resulta imposible disfrutar de una unión auténtica con mi esposa


en la medida en que la lujuria esté viva, porque ella como persona no
cuenta; es incluso un estorbo; es un mero objeto sexual. La verdadera
unidad conmigo mismo es imposible si yo me divido en dos para tener
un acto sexual conmigo mismo. El compañero fantástico que he creado
en mi mente en realidad ¡es parte de mí! Con la lujuria el acto sexual
no resulta de la unión personal; el sexo no fluye de la unión. El sexo
activado por la lujuria hace imposible la unión verdadera.

La naturaleza de la interferencia ruido-lujuria que yo sobrepongo al


sexo puede consistir en diferentes cosas: recuerdos, fantasías que van
desde lo erótico hasta aquellas que rebosan venganza o incluso
violencia. O puede tratarse de la imagen mental de un fetiche o de otra
persona. A la luz de todo esto, la lujuria puede existir al margen del
sexo. De hecho, hay personas que afirman que están obsesionadas con
el sexo y que no pueden mantener relaciones sexuales. Considero la
lujuria una fuerza que invade y pervierte también otros instintos: la
comida, la bebida, el trabajo, la ira… Reconozco que tengo una
tendencia casi lujuriosa al resentimiento, y que es tan fuerte como la
lujuria lo ha sido en sus mejores momentos.

En mi caso, la lujuria no es física; incluso no es un deseo sexual más


potente. Es una fuerza espiritual que pervierte mis instintos; y cuando
me abandono en un área, trata de infectar también a las demás. Como
la lujuria tiene carácter asexual, atraviesa todas las barreras, incluso las
de género. Cuando las aviva la lujuria, mis fantasías o actividades
pueden dispararse en cualquier dirección, modeladas por lo que
experimento. Por ello, cuanto más me entrego a la lujuria, menos
sexual me vuelvo.

Por tanto, mi problema básico como adicto al sexo en vías de


recuperación es el de vivir libre de la lujuria. Cuando la tolero en
cualquiera de sus formas, más tarde o más temprano trata de
manifestarse en las demás. De esta forma, la lujuria llega a ser el
exponente, no sólo de lo que hago, sino de lo que soy.
Pero hay motivos sobrados de esperanza. Al renunciar a la lujuria y a
sus manifestaciones cada vez que me tienta, y al experimentar la
liberación dadora de vida de origen divino, se producen la
recuperación y la curación y se me restaura la integridad ─primero la
verdadera unidad dentro de mí mismo y después la unión con los otros
y con la Fuente de mi vida.

La Lujuria es…

 No saber decir que no


 Encontrarse constantemente en situaciones peligrosas
 Volver la cabeza sediento de sexo a cada paso
 Sentirse atraído exclusivamente por la belleza
 Las fantasías eróticas
 El uso de objetos eróticos
 La adicción a la pareja como si de una droga se tratara
 Perder la identidad por fundirse con la pareja
 La obsesión con lo romántico- la búsqueda del “efecto mágico”
 El deseo de excitar a la otra persona

Otra Perspectiva Personal

 La lujuria mata
 La lujuria es la cosa más importante de mi vida, es más importante
que yo.
 Esclavo de la lujuria, me es imposible ser yo mismo.
 La lujuria me esclaviza, mata la libertad, me mata a mí.
 La lujuria siempre quiere más, la lujuria produce más lujuria.
 La lujuria es celosa, quiere poseerme.
 La lujuria hace que me obsesione conmigo mismo, hace que me
encierre dentro de mí.
 La lujuria hace que el sexo sea imposible sin ella
 La lujuria destruye la capacidad de amar, mata al amor.
 La lujuria elimina la capacidad de recibir amor; me mata a mí.
 La lujuria genera sentimientos de culpa y la culpa hay que expiarla.
 La lujuria hace que parte de mí desee la muerte, porque no puedo
soportar lo que me hago a mí mismo y carezco de fuerzas para
evitarlo.
 La lujuria me destruye a mí y a los que me rodean.
 La lujuria mata al espíritu; mi espíritu soy yo, ¡la lujuria me mata!

¿Por qué Renunciar a la Lujuria?

¿Quiero y puedo renunciar a la lujuria?

Muchos de nosotros acudimos a Sexólicos Anónimos (SA) debido a que


nuestros pensamientos y actividades sexuales autodestructivas nos
habían conducido a la desesperación total. En las reuniones de SA
descubrimos, para sorpresa nuestra, que la lujuria era la fuerza que
impulsaba nuestras prácticas sexuales adictivas. La lujuria sexual es un
pensamiento o apetito que nos lleva a utilizarnos a nosotros mismos, a
otros o a determinadas cosas con propósitos destructivos y
egocéntricos.

La enfermedad espiritual de la lujuria nos exige estímulos sexuales en


vez de lo que un Poder Superior o Dios, tal como lo entendemos, nos
ofrece en ese momento. Más tarde llegamos a comprender que lujuria
es querer cualquier cosa menos lo que un Poder Superior, o Dios tal
como nosotros lo entendemos, nos proporciona. En un principio nos
resultaba difícil de creer. A medida que comenzábamos a aceptar este
hecho, nos preguntábamos cómo íbamos a poder vivir sin lujuria.
Estaba claro que teníamos que renunciar a la misma, pero a su vez
dudábamos que fuera posible la vida sin lujuria.

En la fraternidad de SA, conocimos a personas que habían encontrado


la forma de interrumpir sus conductas sexuales autodestructivas. Eso
también nos resultaba increíble. Sin embargo, su sinceridad y la
felicidad que irradiaban sus rostros nos decían que era verdad. Habían
logrado la respuesta que con tanta desesperación buscábamos.
¿Por qué no puedo “disfrutar” de la lujuria, aunque sea “sólo un
poquito”?

Desde los primeros días de nuestra enfermedad habíamos pensado


que la lujuria era nuestra amiga. La utilizábamos por muchas razones:
para divertirnos, para tapar el dolor, para no tener que enfrentarnos a
nuestros problemas. En un momento determinado nos dimos cuenta
de que la lujuria se había convertido en un problema mayor que los
problemas de los que tratábamos de huir. La medicina se había
convertido en un veneno. La “solución” se había transformado en el
problema. Habíamos perdido el control.

La lujuria, para nosotros, es como montarnos en una montaña rusa en


un parque de atracciones. Una vez que el vehículo se pone en marcha,
es imposible parar. Por tanto, la lujuria debe ser frenada justo en su
comienzo, antes del primer trago. Para liberarnos de la influencia de la
lujuria, por tanto, debemos tratar de impedir que penetre en nosotros.
Esto implicaba dejar de buscar emociones y riesgos. Pero, ¿cómo
íbamos a abandonar algo que con nuestro consentimiento había
dominado nuestra vida durante tantos años? ¿Cómo íbamos a
conseguir aquello que mil y una veces nos había resultado imposible
lograr?

Nuestra adicción a la lujuria es como el problema del alcohólico con el


alcohol. De la misma manera que el alcohólico no puede tolerar una
gota de alcohol, los sexólicos no podemos tolerar el más mínimo trago
de lujuria. La lujuria siempre exige más lujuria, hasta que al final
acabamos borrachos. Una vez embriagados, el deseo de realizar
conductas sexuales adictivas es imposible de resistir. Y lo que es
incluso peor, la lujuria nos arrastra cada vez con más fuerza hacia
conductas que nos habíamos prometido a nosotros mismos que nunca
practicaríamos. La vergüenza que estas conductas nos ocasionan, nos
exigía a su vez todavía más lujuria para taparlas. Disfrutar “sólo un
poquito” no funciona para sexólicos de nuestra clase.
¿Cómo puedo renunciar a la lujuria?

En primer lugar aceptamos el hecho de que si permitíamos que la


lujuria se alojara en nuestro interior ello nos llevaría a practicar alguna
conducta sexual adictiva. La idea de que podíamos interrumpir
nuestras conductas sexuales perjudiciales y a la vez permitir que
hubiera lujuria en nuestra cabeza debería ser superada. La conclusión
era clarísima: teníamos que liberarnos de la lujuria si queríamos
interrumpir nuestras prácticas sexuales adictivas.

En segundo lugar admitimos que no disponíamos de la fuerza necesaria


para parar y que necesitábamos un poder superior a nosotros mismos.
Reconocer nuestra debilidad equivale a reconocer la necesidad del
proceso de recuperación de los doce pasos, del apoyo de otros
miembros en recuperación, y de un Poder Superior o Dios tal como
nosotros lo entendemos.

En tercer lugar decidimos seguir el sencillo programa de recuperación


de SA.

Estos tres puntos se transformaron en las claves de nuestra progresiva


victoria sobre la lujuria. Dejamos de luchar con la lujuria, comenzamos
a renunciar a la misma y a ponerla en manos de nuestro Poder
Superior. Una vez que superamos nuestra desesperación inicial, fuimos
capaces de entregarnos por completo a este programa de
recuperación conocido como de los doce pasos.

¿Qué va a ser de mí?

Nosotros, los que tenemos problemas con la lujuria, conocemos a la


perfección qué efectos tiene. La lujuria es un muro que nos separa y
nos impide el muro de la adicción al sexo disfrutar de relaciones
satisfactorias con Dios y con la gente que nos rodea. La lujuria nos
empuja y encierra, cada vez con más fuerza, hacia nuestro interior
provocando nuestro aislamiento, soledad y desesperación. Pero en la
medida en la que superamos el ciclo de la lujuria al trabajar los pasos
de la recuperación, nuestra vida experimenta un cambio notable.

A medida que nos recuperamos, adquirimos un nuevo sentimiento de


dignidad y nos sentimos felices por estar vivos. ¡Ya no tenemos que
escondernos! Se quedan atrás las mentiras y la doble vida que nos
caracterizaba. A medida que desaparece el peso de la vergüenza y la
culpa disponemos de mayor energía para nuestra familia y nuestros
amigos, para el trabajo y para el ocio. Nuestro rostro, que antes
expresaba preocupación y amargura, pasa a irradiar una vida
resplandeciente de felicidad, gozo y libertad.

Superar las conductas lujuriosas que tenemos

Nuestra experiencia personal nos enseña que la lujuria es astuta,


desconcertante y poderosa, y muy paciente. En nuestra rutina
cotidiana, nos planteamos cómo vamos a poder vencer a un enemigo
que nunca descansa y nunca se rinde.

En el pasado, cuando la lujuria llamaba a la puerta, siempre le


abríamos. No teníamos otra opción. Pero hoy, con la recuperación,
tenemos otras alternativas. Disponemos de muchas herramientas que
podemos emplear para mantener la puerta cerrada a la lujuria.

He aquí unas cuantas:

 La sinceridad: Durante mucho tiempo no nos atrevíamos a decirle a


nadie lo que pasaba por nuestra cabeza. Los secretos permitían que
nuestros pensamientos adictivos se consolidaran y aumentaran. Al
decirle a otros miembros de SA lo que pensábamos y lo que
hacíamos, comprobamos que disminuía gran parte del poder que
sobre nosotros ejercían. Por tanto, es conveniente que los
miembros de SA sean sinceros tanto a la hora de intervenir en las
reuniones como al hablar con otros miembros fuera de las mismas.
 Evitar los disparadores o detonantes: Son muchas las cosas que
pueden desencadenar la lujuria: las películas, las revistas, las playas
y piscinas, Internet, incluso determinadas partes del periódico. No
hay duda de que disponemos de innumerables oportunidades de
satisfacer la lujuria. Un examen detenido y sincero de nuestra vida
nos puede ayudar a identificar los pensamientos, personas, lugares
y objetos que normalmente nos causan más problemas. Una vez
identificados, los evitamos para reducir las oportunidades de caer
en la lujuria.
 La oración: Recurrimos a todo tipo de oraciones para liberarnos de
la lujuria. Una muy breve puede ser: “Dios mío, ayúdame”. Muchos
de nosotros pedimos a Dios que bendiga a la persona objeto de
nuestra tentación. Le pedimos a Dios que le proporcione todas las
cosas buenas que deseamos para nosotros mismos. Al actuar así,
dicha persona deja de ser un objeto lujurioso para convertirse en
una criatura de Dios. Otra oración, muy sencilla, es: “Dios mío, que
encuentre en ti lo que busco en esa persona”.
 El apadrinamiento: Un padrino o una madrina es un miembro con
más experiencia que nos ayuda a trabajar los doce pasos de la
recuperación. En teoría un padrino o madrina ha de trabajar los
pasos, acudir a las reuniones y al mismo tiempo tener un padrino o
madrina que a su vez le ayude. Esta persona nos puede ayudar a
utilizar los pasos para renunciar a la obsesión con la lujuria para así
vivir una vida equilibrada y gozosa.
¿Cómo podemos estar seguros de que estas herramientas nos servirán?
La experiencia de miles de sexólicos en recuperación nos indica que les
resultan útiles en su vida, día a día.
¡No perdamos la esperanza!
La victoria progresiva sobre la lujuria es posible. Le pedimos ayuda a Dios,
tal como nosotros lo entendemos; recibimos ayuda de la fraternidad de
SA; y trabajamos los doce pasos para recuperarnos. Quien siga este plan
encontrará sin duda un gran alivio frente a las arremetidas de la lujuria.

Recuerda, la lujuria no va a desaparecer de la noche a la mañana. Hemos


de enfrentarnos a la lujuria paso a paso, día a día. La lujuria es tenaz; no
renunciará fácilmente. Nuestra experiencia, sin embargo, nos muestra
que cualquier persona que padezca de sexolismo puede mejorar si está
dispuesto a ser sincero al abordar su problema y trabaja los doce pasos y
tradiciones del programa de recuperación de SA. Una vida de libertad está
al alcance de todos.
¡Recuerda que ya no estás solo! Hay muchas otras personas que tienen tu
mismo problema pero están recuperándose y te están esperando para
ayudarte a caminar por esa senda. Nunca más tienes por qué estar solo.

Nota: Según un estudio de la Universidad de Cambridge, el cerebro de los


adictos a las drogas reacciona de forma muy parecida al de quienes sufren
de adicción sexual.
5. La Solución

Nos dimos cuenta que nuestro problema tenía tres dimensiones: la física, la
emocional y la espiritual y que, por tanto, la curación tendría que producirse
en las tres.

El cambio de actitud decisivo comenzó cuando admitimos que éramos


incapaces de curarnos, que nuestra adicción era más poderosa que nosotros
y nos había vencido. Asistimos a las reuniones e interrumpimos nuestras
conductas. Para algunos ésto significaba no practicar ninguna actividad
sexual, en solitario o acompañados, además de abstenernos de relaciones de
pareja. Para otros significaba un periodo de abstinencia sexual con su
cónyuge para poder recuperarse de la lujuria.

Descubrimos que éramos capaces de parar, que no satisfacer el hambre no


nos mataba, ¡y que en realidad el sexo era opcional!. ¡La esperanza de
libertad nació y comenzamos a sentirnos libres!. Con más ánimo para
proseguir, renunciamos a nuestra obsesión con el sexo y con nosotros
mismos, que nos empujaba al aislamiento, y nos volvimos hacia Dios y hacia
los demás.

Todo esto nos aterrorizaba. No podíamos ver lo que había más adelante,
salvo que otros habían seguido anteriormente ese mismo camino. Cada
nuevo acto de rendición se asemejaba a un salto al abismo, pero lo dábamos.
Y en vez de matarnos, ¡la capitulación mataba la obsesión!. Habíamos dado
un paso hacia la luz, hacia un modo de vida completamente nuevo.

La fraternidad nos ayudaba a no sentirnos abrumados y a mantenernos


alerta; era un refugio en el que al fin podíamos enfrentarnos a nosotros
mismos. En vez de cubrir nuestras emociones con sexo compulsivo,
comenzamos a exponer las raíces de nuestra hambre y de nuestro vacío
espiritual. Y comenzó la curación.

Al enfrentarnos a nuestros defectos, sentíamos deseos de cambiar; el


ponerlos en manos de Dios hizo que perdieran el poder que sobre nosotros
tenían. Por primera vez comenzamos a sentirnos más cómodos con nosotros
mismos y con los demás sin necesidad de recurrir a nuestra “droga”.

Tratamos de enmendar nuestros errores perdonando a cuantos nos habían


ofendido y tratando de no ofender a los demás. Con cada enmienda, el peso
de la culpa que nos atormentaba iba disminuyendo, hasta que pudimos
erguir la cabeza, mirar al mundo a los ojos y respirar libres.

Comenzamos a vivir una sobriedad positiva, realizando actos de amor para


mejorar nuestras relaciones con los demás. Estábamos aprendiendo a dar, y
en la medida en la que dábamos, recibíamos. Conseguíamos lo que ninguno
de esos sustitutos jamás fue capaz de proporcionarnos. Estábamos
estableciendo la Conexión verdadera. Habíamos llegado.

Los 12 Pasos de SA

1. Admitimos que éramos impotentes ante la lujuria, que nuestras


vidas se habían vuelto ingobernables.
2. Llegamos al convencimiento de que sólo un Poder Superior a
nosotros mismos podría devolvernos el sano juicio.
3. Decidimos poner nuestra voluntad y nuestras vidas al cuidado de
Dios tal como nosotros lo concebimos.
4. Sin ningún temor, hicimos un minucioso inventario moral de
nosotros mismos.
5. Admitimos a Dios, a nosotros mismos y a otro ser humano la
naturaleza exacta de nuestras faltas.
6. Estuvimos dispuestos a dejar que Dios eliminase todos estos
defectos de carácter.
7. Le pedimos humildemente que nos liberase de nuestros
defectos.
8. Hicimos una lista de todas las personas a las que habíamos
ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les
habíamos causado.
9. Reparamos directamente a cuantos nos fue posible el daño que
les habíamos causado, salvo en aquellos casos en que el hacerlo
perjudicara a ellos o a otros.
10.Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos
equivocábamos lo admitíamos inmediatamente.
11.Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro
contacto consciente con Dios tal como nosotros Lo concebimos,
pidiéndole solamente que nos permitiese conocer su voluntad
para con nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla.
12.Habiendo experimentado un despertar espiritual como resultado
de estos pasos, tratamos de llevar este mensaje a los sexólicos y
de practicar estos principios en todos nuestros actos.

Las 12 Tradiciones de SA

1. Nuestro bienestar común debe prevalecer frente a todo lo


demás; la recuperación personal depende de la unidad de SA.
2. Para el propósito de nuestro grupo sólo existe una autoridad
suprema: un Dios bondadoso tal como se manifiesta en la
conciencia de nuestro grupo. Nuestros líderes no son más que
fieles servidores; no gobiernan.
3. El único requisito para ser miembro de SA es el deseo de
liberarse de la lujuria y de alcanzar la sobriedad sexual.
4. Cada grupo debe ser autónomo, excepto en asuntos que afecten
a otros grupos o a SA en su conjunto.
5. Cada grupo tiene un objetivo prioritario: transmitir su mensaje a
los sexólicos que aún sufren.
6. Un grupo de SA nunca debe respaldar, financiar o prestar el
nombre de SA a ninguna entidad allegada o empresa ajena para
evitar que problemas de dinero, propiedad y prestigio nos
desvíen de nuestro objetivo primordial.
7. El sostenimiento económico de cada grupo corre a cuenta del
mismo. Nos negamos a recibir contribuciones exteriores.
8. SA nunca tendrá carácter profesional, pero nuestros centros de
servicios pueden contratar personal especializado.
9. SA, como tal, nunca debe adoptar una estructura organizada;
pero podemos crear juntas de servicios o comités directamente
responsables ante aquellos que sirven.
10.SA carece de opiniones sobre asuntos ajenos a sus actividades;
por consiguiente su nombre nunca debe mezclarse en polémicas
públicas.
11.Nuestra política de relaciones públicas se basa en la atracción y
no en la promoción; debemos mantener siempre el anonimato
ante la prensa, la radio, el cine y la televisión.
12.El anonimato es el fundamento espiritual de nuestras tradiciones
y nos recuerda que debemos anteponer los principios a las
personalidades.

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