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Hace unos 20 a 30 años atrás, muchos de estos niños y niñas, hoy adultos, sólo
teníamos la música como compañera invisible para jugar, bailar y cantar, hasta
dormirnos y olvidar.
Ejemplo: marco, siempre en el bosque, lulu, y otras. O algunas rondas.
educativo o terapéutico puede hacer que surja la empatía entre los integrantes de
una familia, sin importar la edad, el género o la personalidad de cada uno de ellos.
madurar.
La musicoterapia en familia
Trabajar con la musicoterapia tanto en sesiones individuales, como
grupales (con la familia, si esto es posible), permite establecer analogías
entre los roles familiares, y desde un mundo creativo y menos hostil para el
niñ@, se pueden llegar a reestablecer flujos de energía interrumpidas entre
los integrantes de la familia.
La Musicoterapia, utilizada desde hace más de seis décadas como tratamiento eficaz para
diferentes problemáticas individuales y grupales, no cuenta con demasiadas investigaciones
sobre su utilización en el ámbito de la Terapia Familiar.
La Musicoterapia como una disciplina que a través del sonido, el silencio y el movimiento
pretende contribuir a la restauración de la salud, y el bienestar de un paciente identificado y el
sistema familiar al cual pertenece, incidiendo sobre los patrones relacionales disfuncionales y
rescatando las capacidades individuales y grupales con las que cuentan.
Algunas de las fuentes principales que nutren la epistemología de la Terapia Familiar coinciden
con los principios fundamentales de la Musicoterapia:
•Principio de circularidad: Todos influyen en todos, la actividad de uno de los elementos tiene
la capacidad de variar el contexto en que se sitúa.
La Terapia Familiar contempla a las familias desde su sistema de roles, a partir del conjunto de
funciones que asume cada miembro; dicha relación de roles es también inherente a cualquier
actividad musical, lo que hace que en determinadas circunstancias haya solistas y
acompañantes, y como tal, es abordada desde la Musicoterapia. La Musicoterapia, al igual que
la Terapia Familiar, centra su mirada en las reglas, musicales y familiares respectivamente,
entendidas éstas como los “acuerdos” entre los miembros de la familia – experiencia musical
para obrar de un determinado modo. La Terapia Familiar plantea que un sistema familiar
aglutina diferentes subsistemas (conyugal, parental, fraterno, etc.), de la misma manera que la
Musicoterapia entiende que la música, concretamente su organización instrumental, está
compuesta por diferentes subsistemas musicales: percusión, cuerda y viento. En conclusión,
cualquier actividad musical grupal representa una metáfora perfecta de cómo funciona un
sistema familiar, y viceversa, la conjugación de objetivos comunes e individuales bajo un
sistema de reglas compartido, la adecuada definición de roles y la comunicación entre los
miembros como pilar fundamental, son parte de los elementos necesarios para que tanto la
experiencia familiar como musical sea positiva.
La música puede considerarse un lenguaje universal no verbal (con su propio código) que
expresa emociones, estados de ánimo, sentimientos respecto a determinadas situaciones o
personas; es una vía de comunicación que puede hacer emerger la empatía entre los miembros
de una familia, además, la música también es un medio de comunicación intergeneracional,
que permite reflexionar sobre el ayer, el hoy y el del mañana, dándonos la oportunidad de
aprender del pasado. La música como elemento fundamental de la comunicación emocional
familiar, fomenta sentimientos de cohesión familiar, confianza interpersonal y vinculación.
Minuchin y Fishman hablan de la existencia de tres holones familiares: holón conyugal, holón
parental y holón fraternal, la música juega un papel protagonista en los tres holones de la
siguiente manera:
•Holón conyugal: El hecho de que la música haya unido a la pareja en el pasado es un eslabón
de esa gran cadena que debe seguir así, que les produzca agrado, que los una, además porque
los beneficios son grandes en el sentido en que no solo entra la música por los oídos, sino que
vuelve a hacer vibrar, a generar emociones, a ser ese anclaje hacia la felicidad.
•Holón parental: La música es parte inherente de este holón desde antes del nacimiento del
niño/a. A las 17 semanas de gestación el bebé ya escucha sonidos del mundo exterior, la voz de
sus padres, los sonidos de la casa, etc. Después, las canciones de cuna son un elemento
fundamental ya que contribuyen no solo a fortalecer el lazo afectivo entre los padres y el hijo,
sino que además sirven para fomentar el desarrollo intelectual del bebé. Para el adolescente, la
música desempeña un papel crucial a la hora de “apropiarse de los deseos”, se convierte en un
símbolo de su búsqueda de identidad y diferenciación.
•Holón fraternal: La música para el holón fraterno puede ser un lugar de encuentro, una
experiencia comunicativa y lúdica que les ayude a intercambiar experiencias, preocupaciones y
sentimientos. La música, como herramienta terapéutica, puede favorecer la cohesión del
subsistema fraterno.
Las herramientas musicoterapéuticas para la intervención con familias son las siguientes:
•Ficha Musicoterapéutica: Tiene como objetivo recopilar información sobre la historia sonoro-
musical de los diferentes miembros de la familia y de su entorno.
Las técnicas de musicoterapia que podemos emplear con las familias son las siguientes:
•La música en los rituales familiares: La música, como parte inherente de la identidad de las
familias, juega un papel fundamental ya desde épocas ancestrales en el desarrollo de los
rituales. La propuesta de este trabajo es “rescatar” el uso de la música y las canciones en los
rituales terapéuticos familiares, para darles un carácter original e innovador, y también, para
utilizar elementos simbólicos propios de cada familia.