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Imprime: Línea 2015, S. L.
D.L.: Z-3535-2006
A Fernando y Salomé. Simplemente por todo
Fernando Casado ha escrito un libro que se lee con facilidad —se nota su
experiencia como periodista— y conduce al lector hasta el lindero mismo de las
preguntas esenciales acerca de la responsabilidad social empresarial (RSE). En
ese sentido, es un libro para subrayar con cierta abundancia y que avivará, segu-
ro, las cavilaciones de quienes se acerquen a sus páginas.
Es un libro con abundante bibliografía pero, contrariando algunas cos-
tumbres, se nota que está bien digerida, que las ideas de unos y de otros auto-
res están bien trabadas en el texto del libro, que las citas son las pertinentes…
Además, es un libro necesario en la España actual. Y es un libro necesario por
varias razones. En nuestro país mucha gente tiene la impresión de que la respon-
sabilidad social corporativa (RSC) o la responsabilidad social empresarial (RSE) es
una creación de las grandes empresas multinacionales que en las últimas décadas han
dado con un nuevo argumento de ventas. Sin embargo, el autor muestra los oríge-
nes de la RSE, su anclaje en el siglo XIX, sus avances y retrocesos en el siglo XX.
La RSE se suele discutir desde una visión bipolar en nuestro país: unos dis-
cuten de la RSE con los pies anclados en la tradición mas conservadora de la
empresas, contemplando los problemas de la sociedad como un mero paisaje en
el que las empresas actúan. Otros, extramuros de la empresa y de sus limitaciones
e historia, e interiorizando una visión muy negativa acerca de la posibilidad
sustantiva de inyectar en el ADN de las empresas algo distinto a la codicia, creen
que si se trata de construir una sociedad más libre, más justa, más ecológica…
las empresas poco tienen que decir y que hacer.
En realidad, ambas posiciones, aparentemente tan enfrentadas, compar-
ten una misma profecía: las empresas «deben» limitarse a buscar la maximi-
12 Presentación
zación de los beneficios para el accionista, dicen unos. Las empresas sólo «quie-
ren» la maximización de los beneficios para el accionista, dicen otros.
Fernando Casado no niega la pragmática empresarial, pero afirma la nece-
sidad de contar con las empresas para resolver los desafíos de la sostenibilidad del
planeta. Una sociedad sostenible precisa de empresas responsables y sostenibles.
El autor engarza lo macro, los problemas del planeta, con lo micro, los pro-
blemas de gestión en la empresa. Y anuda en un telar argumental razonado y
razonable el cambio empresarial y el desarrollo sostenible.
Su trabajo en Naciones Unidas le ayuda a contemplar los problemas con
una perspectiva global, porque global es el mundo en el que actuamos. Porque
globales son muchos de los problemas que hemos creado y porque también una
parte de las soluciones es global.
La Fundación Ecología y Desarrollo, hace ya años, con un enfoque simi-
lar al del autor, percibió que una enorme palanca para construir el desarrollo
sostenible era promover el mercado de la sostenibilidad. Dicho de otra mane-
ra, que las empresas que producen bienes o servicios más sostenibles, mejores que
la media, que no es lo mismo que decir las empresas éticas o las empresas bue-
nas, sean recompensadas por el mercado. Es decir, que vendan más que sus com-
petidoras o capten mas inversión que sus competidoras. Es sencillo enunciarlo y
un poco mas difícil lograrlo en nuestro país.
En España, pareciera como si sólo hubiera dos caminos para construir un
desarrollo sostenible: o la coerción, que promueven las administraciones públi-
cas con las regulaciones que aprueban, o la convicción de los propietarios o ges-
tores de las empresas, conmovidos por las heridas del mundo.
Nuestra fundación defiende que, sin negar la pertinencia de ambos caminos,
el que comparativamente está infradesarrollado en nuestro país es el de crear incen-
tivos económicos que premien a las mejores empresas: bien a traves de la inversión
socialmente responsable o a través del consumo responsable (público o privado).
Por eso nuestro esfuerzos, además de ir dirigidos desde hace años a promover
las «fuerzas internas» de la empresa para que, por convicción, se enfoquen hacia
la RSE, además de animar a las autoridades públicas, «fuerzas externas», para
que creen un marco regulatorio estimulador de la RSE, nos hemos focalizado
en promover activamente las dos grandes «fuerzas tractoras» de la RSE: el con-
sumo y la inversión responsables.
Presentación 13
Ambas prácticas están muy poco extendidas en España. Apunto una tesis
para explicar esta situación. Los españoles, cuando nos preguntan, sí que decla-
ramos, en un número abundante, nuestras buenas intenciones hacia la soste-
niblidad. Sin embargo, cuando las estadísticas reflejan los datos de nuestras com-
pras o de nuestras inversiones nos quedamos desnudos frente al espejo y finalmente
éste nos devuelve nuestra real imagen: practicamos muy poco nuestro discurso…
nuestros hechos desmienten nuestras palabras. Y al final, mal que nos pese, no
somos lo que pensamos, somos lo que hacemos.
Para nuestra fundación la RSE es una palanca para incorporar a las empre-
sas a la construcción de un desarrollo sostenible. Estamos convencidos de que las
ONG somos muy eficaces en crear nueva cultura. Pero para generalizar las prác-
ticas y las conductas sostenibles son imprescindibles las empresas. Ese mismo con-
vencimiento tiene Fernando Casado. Por eso desde el principio queríamos cola-
borar en la edición de este libro. En él se reflexiona sobre la empresa real, la que
está inserta dentro de un mundo real: nuestro planeta, nuestra biosfera, nues-
tra tecnosfera… Hay mucha reflexión endogámica dentro de los cada vez más
abundantes textos sobre RSE. En las páginas de este libro, sin embargo, los pro-
blemas de la empresa y los problemas de la sociedad dialogan, se encuentran…
Fernando Casado lleva a la RSE ante el espejo. Pero éste devuelve, con la
habilidad habitual de los espejos, un doble escenario futuro con el que el libro
acaba: «[…] que sea simplemente una estrategia de autoempleo para los depar-
tamentos RSE, los consultores y los auditores sociales, o se convierta en una herra-
mienta transformadora de la cultura empresarial y la sociedad en que vivimos».
En realidad, desde mi punto de vista, el potencial germinativo de la RSE
depende un poco de lo que ocurra dentro de los edificios empresariales y depen-
de muchísimo de lo que hagan los consumidores, los inversores y las adminis-
traciones públicas. La respuesta, como diría Bob Dylan, está en el viento… y
el viento somos nosotros, los ciudadanos, la gente común.
Víctor VIÑUALES
Director de la Fundación Ecología y Desarrollo
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PRÓLOGO
¿Qué es la RSE? ¿A qué responde? ¿Cuáles son las fuerzas que la impulsan?
¿Cuáles sus carencias y obstáculos? ¿Cuál será su futuro? ¿Será simplemente una
cuestión pasajera? ¿Es una moda? ¿Es una técnica de gestión? ¿Corresponde a un
nuevo invento de un gurú de la gestión empresarial o responde a fuerzas más estruc-
turales y por tanto de mayor proyección? A estas y a otras muchas preguntas trata
de responder el libro de Fernando Casado, La responsabilidad social ante el espe-
jo, que tengo el honor de presentar.
Es un tema que me interesa desde hace años. A comienzos de este siglo, el
debate de la responsabilidad social de las empresas invade los foros y los espa-
cios de reflexión sociolaboral y sociopolíticos, además de los debates sobre gestión
empresarial de todo el mundo. La RSE aparece como una cuestión imprescin-
dible en cualquier proyección estratégica de las empresas y arrastra consigo un
importantísimo debate respecto a las actitudes que deben mantener las admi-
nistraciones públicas y los Gobiernos respecto a su promoción y su fomento.
La responsabilidad social de las empresas puede ser abordada desde muchos
puntos de vista. Hay quienes se acercan al tema por simple evolución de lo que
fue una actitud más o menos paternalista de algunos empresarios hacia el mundo
de los empleados o de la comunidad que los rodeaba. Hay quienes lo hacen como
una derivada lógica de las viejas estrategias de mecenazgo. Los hay que se han
acercado a la responsabilidad social como consecuencia de la enorme importan-
cia que adquiere el marketing en la nueva sociedad. Las marcas y los logos comer-
ciales se adhieren a la estrategia de comunicación con una importante dimen-
sión de marketing social y creen que con ello se han incorporado a la
responsabilidad social. Los hay también que se adhieren a esta cultura desde una
concepción ética de la vida de las personas y de las empresas, porque desean que
16 Prólogo
imparable que está configurando una nueva organización internacional del tra-
bajo y está determinando un sistema sociolaboral consecuente. De todo ello se
deriva un marco sociolaboral distinto en cada uno de los países, que aprovecha
las ventajas competitivas de legislaciones laborales menos exigentes o de marcos
más flexibles o sencillamente de costes laborales más bajos, que van estableciendo
un marco general de relaciones laborales o de niveles económicos en los diferentes
países. Son las empresas las que están determinando en gran parte estos hábi-
tats sociolaborales en la mayoría de los países del mundo, en función de sus deci-
siones de producción, de subcontratación, de deslocalización, etc. En definiti-
va, se trata de afirmar algo que resulta evidente, y es que el impacto sociolaboral
de las empresas en el mundo es cada vez mayor.
No hay que olvidar además que este conjunto de cambios se está produ-
ciendo en un contexto ideológico concreto en el que cabe hablar del triunfo de
la economía de mercado una vez desaparecido el comunismo, y en el que una
fuerte ofensiva neoconservadora en lo político y neoliberal en lo económico ha
colocado a la izquierda socialdemócrata en una compleja situación. La empre-
sa no es ajena a estos cambios, y a la desaparición de la vieja «lucha de clases»
se añade ahora una nueva cultura de la cooperación y de la corresponsabili-
dad, en la que están más presentes los elementos colectivos de comunidad empre-
sarial o la importancia de la comunidad de intereses dentro de la empresa. No
quiere esto decir que en la empresa ya no hay conflictos entre trabajadores y
empresarios o intereses antagónicos entre ellos, pero lo que sí parece evidente es
que el viejo conflicto social, cargado de ideología, que arrastraba un cuestio-
namiento de la empresa misma y del capitalismo en general, ha desaparecido.
Aumenta así la legitimación de la empresa y del emprendedor ante la ciuda-
danía y desde luego ante sus propios trabajadores. Cabe decir, pues, aunque la
simplificación es siempre exagerada, que ha desaparecido el antagonismo de
clase y ha surgido la corresponsabilidad de intereses en el seno de la empresa.
Hay dos nuevos elementos que debemos citar respecto a los cambios estruc-
turales que atraviesan la ecuación entre empresa y sociedad. El primero de ellos
tiene que ver con las nuevas formas de participación de la sociedad en las empre-
sas. Efectivamente, la empresa hace ya mucho tiempo que dejó de ser de un solo
titular o de un solo propietario. Salvo las empresas de titularidad familiar, la
mayor parte de las empresas son empresas de millones de accionistas. De mane-
ra que la sociedad en su conjunto, muchísimos ciudadanos a través de acciones
en la bolsa o de fondos de inversión o de fondos de pensiones, etc., participan
Prólogo 19
en la propiedad de las empresas. Y esto hace que haya surgido una ecuación,
todavía sin desarrollar suficientemente, sobre lo que llamamos «ciudadanía cor-
porativa» y que requiere una profundización importante, no sólo en términos
de buen gobierno y de transparencia, sino en términos de progresiva participa-
ción de los ciudadanos en el devenir de la empresa.
El segundo se refiere a la aparición de nuevos agentes que interfieren en el
ámbito de la empresa y que han convertido en vieja y simplificada aquella cla-
sificación que otorgaba a las empresas relaciones sólo con sus accionistas, sus
empleados y sus clientes. El resto del mundo no existía. Hasta hace no mucho
tiempo las empresas eran entidades casi secretas, cerradas sobre sí mismas, ocul-
tas a las demás empresas, e inclusive a la información en general, sobre sus méto-
dos de producción, sobre sus tecnologías o sus estrategias empresariales. Suele
decirse que eran como cajas de caudales, espacios de intimidad profesional. Pero
desde hace ya varios años las empresas son como los invernaderos, de cristal: todo
el mundo las mira, todo el mundo las observa, todo el mundo puede saber todo
sobre ellas. Y esto les obliga a ser empresas transparentes. No solamente porque
tienen que rendir cuentas, como antes decíamos, a un conjunto de accionistas
y de ciudadanos cada vez mayor, sino también porque hay muchos agentes que
las observan y analizan. El crecimiento de los periódicos económicos y de los pro-
gramas informativos en radio y televisión es una buena prueba de ello. Pero no
es sólo eso. Además hay nuevos agentes que están instalados en la sociedad de la
información. ONG que investigan comportamientos empresariales. ONG que
denuncian prácticas contra los derechos humanos de una multinacional en un
país o en otro. La red de internet, que puede informar sobre actuaciones leta-
les para el medioambiente o violadoras de derechos humanos, a las cuales las
empresas son cada vez más sensibles. Los consumidores, que pueden desarrollar
una campaña de castigo contra una compañía por cualquier razón a la que sea
sensible la ciudadanía, como por ejemplo una mala conducta en relación con
el trabajo infantil o una actuación medioambiental lesiva. De manera que las
empresas son especialmente sensibles y vulnerables en la nueva sociedad de la
comunicación, al mismo tiempo que buscan una empatía social a través de sus
logos comerciales.
Es todo este conjunto de cambios el que configura un camino de transfor-
mación de la ecuación entre la empresa y la sociedad a lo largo del próximo siglo
y que motiva esta nueva concepción de la empresa en la nueva sociedad. Por eso
decimos algunos que la RSE no es una moda o una cuestión de gestión empre-
20 Prólogo
sarial, ni una simple actitud ética de algunos de los dirigentes de las empresas,
mucho menos una cuestión de marketing social o de mecenazgo perfeccionado
y desarrollado. No. Es algo más profundo. Responde a una corriente de fondo
más transformadora, más estable, más seria. Y en ese sentido es en el que situa-
mos la RSE como una renovación conceptual, ontológica del ser de la empresa,
de sus fines y de sus objetivos en una nueva sociedad.
Es todo esto lo que hace pensar que la responsabilidad social de las empre-
sas acabará resultando un componente fundamental de una empresa sostenible
y de una empresa competitiva del siglo XXI. Es la convicción de que una socie-
dad madura y exigente acabará presionando a las empresas para que encuentren
una relación armoniosa y conciliada con todos sus grupos de interés, una rela-
ción honrada y transparente con accionistas, con trabajadores, con proveedores,
con clientes, con comunidad, con su entorno ecológico. Es todo este conjunto de
exigencias el que acabará imponiendo una especie de pacto implícito entre empre-
sa y sociedad que inspirará una estrategia responsable en la gestión económica,
productiva, medioambiental y de recursos humanos. En definitiva, una concep-
ción tan profunda de la responsabilidad social de las empresas implicará una prác-
tica voluntaria, eso sí, pero superadora de los mínimos exigidos por las leyes, que
buscará la excelencia en sus comportamientos internos y externos. Será, pues, la
responsabilidad social de la empresa una práctica que promoverá la defensa acti-
va de los derechos humanos y que establecerá condiciones laborales dignas para
sus trabajadores, respetando también el medio ambiente.
Todas estas definiciones aparecen, desde luego, en el libro de Fernando
Casado. La RSE ante el espejo no es una obra de aproximación técnica a la
responsabilidad social de las empresas. Ya hay muchos libros sobre las reflexio-
nes teóricas de la gestión empresarial o de los aspectos técnicos de la responsa-
bilidad social. El libro de Fernando Casado nos ofrece una visión que inclu-
ye también una mirada ideológica o social de la responsabilidad social, es decir,
que integra la empresa en un análisis más poliédrico, más sociopolítico, inclu-
so geopolítico, y describe el fenómeno con una visión más integral que la que
se desprende de los enfoques técnicos y de gestión empresarial, algo que podrí-
amos llamar enfoque economicista de la responsabilidad social. Me apresuro
a señalar que no excluye esta obra los elementos técnicos que implica el tema.
Porque, es evidente, hay un buen número de aspectos que son puramente téc-
nicos a la hora de concebir la manera de implementar una política de res-
ponsabilidad social. Por ejemplo, cuando hablamos de herramientas de gestión,
Prólogo 21
logables para todo el mundo sobre lo que es, o no es, una empresa responsable.
No hay que olvidar que el fin último de una política de RSE es que la socie-
dad pueda distinguir a las empresas en función de su comportamiento social y
por tanto pueda premiarlas y castigarlas en sus inversiones o en su consumo. Pero
si la definición o la etiqueta de responsabilidad social está preñada de confu-
sión respecto de los sistemas que otorgan esa calificación, es probable que la socie-
dad acabe por despreciar toda esta cuestión y desentenderse absolutamente de esta
materia.
Un tercer factor de influencia en el futuro de la RSE es el que se deriva de
los sistemas de producción externalizados que caracterizan, hoy en día, la pro-
ducción de todas las empresas en el mundo entero. En la medida en la que el
número de proveedores de las empresas principales es enorme y que la mayor parte
de los servicios que acompañan el proceso productivo de las grandes compañías
se externalizan, es imprescindible tener en cuenta que la expansión de la RSE
sólo avanzará en la pequeña y mediana empresa si las grandes empresas inclu-
yen códigos de exigencia de RSE a sus proveedores. Ésta es una cuestión también
incipiente, en la que muy pocas empresas que presumen de políticas integrales
de RSE están entrando. En la mayor parte de las memorias y de los informes
sociolaborales y medioambientales que se ofrecen por parte de las grandes com-
pañías se contiene la información correspondiente a la empresa principal, pero
las informaciones y las verificaciones respecto a la cadena de proveedores, en gene-
ral, brillan por su ausencia.
Por último, entre los elementos que debemos analizar en la reflexión sobre
el futuro de la RSE, hay que hablar de la sociedad misma. La capacidad de pre-
miar y castigar a las empresas dependerá en gran parte de una sociedad capaz
primero de conocer cuál es el comportamiento social o medioambiental de las
empresas y, en función de su conocimiento, la capacidad discriminadora que
tenga en sus inversiones o en su consumo.
Desgraciadamente el conjunto de agentes que hemos descrito como impul-
sores de una nueva sociedad informada y por tanto capaz de influir sobre las
empresas, en función del comportamiento de éstas, es más débil del que dese-
amos. Las ONG, los sindicatos, las organizaciones de consumidores, los medios
de comunicación, etc., no responden a una única dirección. Por ejemplo, los
medios de comunicación, que son la base de la pirámide de una sociedad infor-
mada, no informan sobre el comportamiento de las empresas con la profun-
didad y con la objetividad que sería deseable. Los medios de comunicación per-
24 Prólogo
Algunos eventos a lo largo del último cuarto del siglo XX han cambia-
do irreversiblemente la historia de las multinacionales y su relación con la
sociedad. En 1989, el accidente de la petrolera Exxon Valdez en Alaska ver-
tió 110 000 metros cúbicos de petróleo que afectaron a 1900 kilómetros
de costa, condicionando drásticamente el ecosistema y las vidas de las comu-
nidades indígenas y pesqueras de la región. Fue, después de Bhopal, uno de
los accidentes más notorios contra el medioambiente, y creó una conster-
nación mundial sobre el impacto nocivo que pueden tener las empresas en
su entorno. La gravedad del accidente quedó marcada por el suicidio del
alcalde de una de las ciudades principales de la región, Bob Van Brocklin,
pidiendo en su última declaración que se esparcieran sus cenizas en la zona
del accidente. En un juicio legal sin precedente, Exxon fue declarada cul-
pable por haber incumplido varias regulaciones medioambientales y se vio
obligada a pagar 4500 millones de dólares para intentar mitigar el daño
socioambiental; la mayor penalización económica por infracciones ambien-
tales de la historia.
Unos años después, el 10 de noviembre de 1995, el activista y escritor
Ken Saro Wiwa y ocho miembros de la comunidad Ogoni, en Nigeria, fue-
ron ejecutados por el Gobierno militar del general Sani Abacha. Saro Wiwa
era presidente del Movimiento para la Supervivencia de los Ogoni
(MOSOP), y lideraba un movimiento pacifista que denunciaba los daños
ambientales en la región por parte de diversas multinacionales, especial-
mente Shell. En la declaración que escribió antes de ser ahorcado, Saro
Wiwa declaró que él y sus compañeros no eran los únicos que estaban sien-
do juzgados: «Shell está también siendo juzgada […] y llegará el día en que
32 Introducción
tión para paliar los efectos negativos e internalizar las externalidades cor-
porativas. Todo indica que llegamos a la nueva era de la RSE. Parece que,
finalmente, se ha vencido la batalla a los Milton Friedman’s del mundo.
Sin embargo, a medida que las prácticas y la aceptación de la RSE por
parte de la empresa es cada vez mayor, también crecen las críticas y el escep-
ticismo sobre la intención de las mismas. A pesar de todo, la RSE no ha con-
seguido que la sociedad civil acepte al sector privado. La opinión generali-
zada es que la empresa incorpora aspectos socioambientales en su gestión por
intereses puramente estéticos, muy alejados de una preocupación real sobre
su impacto en el medioambiente y en la sociedad. De hecho, muchos empie-
zan a cuestionar si la RSE es tan solo una moda pasajera fruto de la bonan-
za económica de los últimos años, y que tal y como se implementa actual-
mente nunca superaría una fase de recesión económica.
El libro La RSE ante el espejo describe la evolución histórica de la RSE
y las herramientas actuales disponibles para gestionar sus efectos, expo-
niendo que existen varias carencias que impiden que se logre integrar de
manera armónica a la gestión diaria de la empresa.
En el nuevo entorno global, ante los actuales retos a los que nos enfren-
tamos de crecimiento demográfico, consumo insostenible de recursos, terro-
rismo e inestabilidad política, y situación socioeconómica en la que vive un
porcentaje tan alto de la humanidad, algunas empresas han entendido que
tienen una responsabilidad moral a la hora de responder a los problemas glo-
bales, pero muy pocas son conscientes de que su supervivencia dependerá
de su capacidad de resolverlos.
Once años después de la ejecución de Saro Wiwa y sus ocho compa-
ñeros en Nigeria, el 11 de enero de 2006, miembros de un grupo armado
de la etnia ijaw, autodenominado Movimiento por la Emancipación del Del-
ta del Níger (Movement for Emancipation of Niger Delta —MEND—),
secuestraban a cuatro trabajadores de Shell (luego secuestraron a otros
nueve), y anunciaban una campaña denominada «Operación Cambio Cli-
mático» con el objetivo de cometer atentados contra plantas de extracción
y secuestrar a trabajadores extranjeros para proteger a la región de la explo-
tación de las multinacionales. La campaña de extorsión, que también afec-
taba a empresas como la italiana Agip y la francesa Total, les obligó a eva-
cuar a gran parte de su personal, y reducir las exportaciones de crudo del
Introducción 35
tados por las actividades de la empresa. Para su desarrollo deben establecerse los
cauces necesarios para llegar a identificar fielmente a los diferentes grupos de inte-
rés y sus necesidades, desde una perspectiva global y se deben introducir crite-
rios de responsabilidad en la gestión que afecten a toda la organización y a toda
su cadena de valor.8
FIGURA 1
EVOLUCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD CORPORATIVA
FIGURA 2
MIEMBROS PERTENECIENTES A SINDICATOS (1895-1995)
14
12
10
Millones aprox.
0
35
45
55
65
75
85
95
95
05
15
25
19
19
19
19
19
19
19
18
19
19
19
TABLA 1
PROYECTOS REALIZADOS POR SOCIAL AUDIT LTD.
sentado a las elecciones. Consiguió casi tres millones de votos y varios gru-
pos demócratas le acusan de haber sido el culpable de que Bush y el Gobier-
no republicano llegara al poder.
Paralelamente, en la misma época, se crea la Counter Information Ser-
vices; una organización de objetivos más radicales y con un mayor interés
en el fortalecimiento del trabajador. Es la primera organización que empie-
za a realizar «anti-informes» de empresas dando a conocer su mal proceder
en asuntos sociales (ver tabla 2).
TABLA 2
FUENTE: Bob Gray, Jan Bebbington y Diane Walters (1993), Accounting for the Environment.
¿De dónde sale? 47
15 Hoffman (2001).
16 Dierkes y Preston (1977).
17 Chevalier (1976).
18 Capron (1997).
19 Broadben (1998).
20 Hoffman (2001).
48 Definición e historia de la RSE
TABLA 3
CONFERENCIAS DE NACIONES UNIDAS A PARTIR DE LOS AÑOS NOVENTA
DONDE SE HA ENFATIZADO EL PAPEL DEL SECTOR PRIVADO
EN EL DESARROLLO HUMANO
tigaciones que buscan razones de este por qué, el estudio realizado por la
Future Foundation en su informe The Responsible Organization,23 estable-
ce tres motivos concretos (ver figura 3): la responsabilidad moral del patro-
no; un acercamiento paternal hacia las necesidades y derechos de sus emple-
ados; y/o una visión clara de la relación entre las actividades económicas y
una sociedad estable y próspera con la integración de los agentes de interés.
FIGURA 3
IMPORTANCIA DE LA RSE
2. Optimiza el negocio
3. Sociedad
1. Moral/ética
en la que vivimos
FUENTE: The Future Foundation (1998).
FIGURA 4
PRIORIDADES DE RESPONSABILIDADES EMPRESARIALES
SEGÚN SUS CONSUMIDORES
70
60
50
Porcentajes
40
30
20
10
0
Formación laboral
Derechos humanos
Educación juvenil
Salud de la población
Regeneración urbana
Apoyo a deportes
Apoyo al arte
TABLA 4
DIFERENTES ENFOQUES DE LA RSE EN LOS AÑOS NOVENTA
25 Conferencia «Standards for the new millenium» realizada en Vancouver, B.C. Cana-
dá. Octubre, 19-21, 1998.
¿Quiénes fueron las empresas pioneras? 55
TABLA 5
ORIGEN DE LOS INFORMES SOCIALES EN EL MUNDO EMPRESARIAL
¿Verificado
Compañía Enfoque Páginas Comentarios
por auditor?
Ben & Jerry’s Participación 36 Sí Una presentación muy clara
(EE. UU.) social
Body Shop Relaciones 134 Sí Enfoque sobre casi todos
(Reino Unido) humanas los agentes de interés
GM Temas de interés 65 No Lo han realizado durante 22 años
(EE. UU.) público
CRS Objetivos 31 No Parte de las celebraciones
(Reino Unido) sociales/prácticas del 60 aniversario de la CRS
empresariales
Grandmet Responsabilidad 92 No Detalla el apoyo del director
(Reino Unido) de la corporación, no ejecutivo
ciudadanía
Happy Computers Rendimiento 24 Sí Una de los pocos informes
(Reino Unido) social que habla de la diversión
Italian Consumer Impactos sociales, – No Evolución interesante sobre
Cooperative (Italia) contabilidad su integración
Sbn Bank Contabilidad 26 No Ha habido otros, pero
(Dinamarca) ética ¡en holandés!
Tata Steel (India) Responsabilidades 90 Sí Informe realizado
sociales y morales con un comité independiente
Traidcraft Exchange Cuentas sociales 20 Sí Discusión positiva de métodos
(Reino Unido) y contabilidad
Van City (Canadá) Comunidad, 6, en informe No El informe de auditoría cubre
medioambiente anual de el balance financiero
y personal 44 páginas
TABLA 6
HITOS EN EL BIENESTAR LABORAL INTRODUCIDOS POR TATA
Año de Año de
Valores aprobados aprobación aprobación Medida legal
de Tata por ley
Día laboral de 8 horas 1912 1948 Factories Act (Ley de fábricas)
Asistencia médica gratis 1915 1948 Employees State Insurance Act
(Ley de Seguro de empleados del Estado)
Constitución del 1917 1948 Factories Act (Ley de fábricas)
departamento de bienestar
Centros educativos de niños 1917
Creación del comité 1918 1947 Industrial Disputes Act
de reclamaciones laborales (Ley sobre conflictos laborales)
Baja con sueldo 1920 1948 Factories Act (Ley de fábricas)
Plan de fondos de protección 1920 1952 Employees Provident Fund Act
laboral (seguridad social) (Ley de fondos de protección laboral)
Plan de compensación 1920 1924 Workmen’s Compensation Act
para accidente laboral (Ley de compensación laboral)
Instituto técnico para 1921 1961 Apprentice Act (Ley de aprendices)
la formación de aprendices
Prestaciones por maternidad 1928 1946 Bihar Maternity Benefit Act
(Ley de prestaciones de maternidad)
Distribución de beneficios 1934 1965 Bonus Act (Ley de prestaciones)
Gratificación por jubilación 1937 1972 Payment of Gratuity Act
(Ley de pago de gratificación)
Pago por accidentes de tráfico 1979
en el traslado al trabajo
Una empresa que merece una mención especial por su fuerte com-
promiso con la comunidad y la influencia que ha tenido en la evolución que
ha adoptado la RSE es Tata, de origen indio. Motivados por la persistente
visión de su fundador, Jamsetji Nusserwanji Tata, revolucionaron el con-
cepto fideicomisario o administrativo de la gestión empresarial. Jamsetji
27 Muchas de estas medidas fueron propuestas y adoptadas por Tata Steel, la casa matriz
del Grupo. Bombay.
¿Se ha consolidado finalmente la RSE? 57
28 Elkington (2004).
58 Definición e historia de la RSE
sa. Asimismo, han permitido crear redes virtuales uniendo a diversos gru-
pos de la sociedad civil, y facilitando la comunicación sobre las actitudes
poco éticas de las empresas.
El valor de la reputación: a raíz de diversos escándalos que causaron un
impacto negativo en la cuenta de resultados, como por ejemplo, salarios de
directores, prestigio o solvencia financiera, ventas poco éticas, degradación
medioambiental, calidad del producto o prácticas laborales poco solidarias
la reputación empieza a considerarse como un intangible importante que
hay que gestionar y potenciar.
La dimensión de las empresas: actualmente, 51 de las 100 economías más
grandes del mundo son empresas privadas,29 y el poder creciente que está
adquiriendo el sector privado en el orden internacional lo convierte en un
agente cada vez más esencial a la hora de garantizar ciertos bienes públicos y
establecer unas reglas de juego que mantengan los valores de justicia, respe-
to a los derechos humanos y aseguren la sostenibilidad medioambiental. Este
nuevo papel también ha generado más expectativas externas sobre la actitud
social de la empresa, y por lo tanto, más exigencias por parte de la sociedad.
Independientemente de la razón que sea, se ha demostrado que las res-
ponsabilidades de las empresas van más allá de simplemente complacer a los
inversores. Tal y como el director ejecutivo de la British Petroleum Cor-
poration, John Browne, reafirmó en una conferencia dada en el Council of
Foreign Relations en Nueva York:30
Indudablemente tenemos la habilidad de tomar decisiones independien-
tes o autónomas que afectan a otros; decisiones en inversiones que proporcio-
nan trabajo y rentas de modo que pueden afectar a la riqueza de comunidades
y gobiernos, y decisiones en el modo de hacer o trabajar de la empresa que pue-
dan afectar a la sociedad de la que se forma parte. Es por ello que la pregunta
sobre cómo se usa el poder es legítima.
Anita Roddick, Presidente del Body Shop International plc,31 afirmó que
[…] el concepto de la Nueva Responsabilidad Corporativa es tan complejo como
cambiar nuestras nociones básicas de lo que nos motiva como empresarios, y lo
que nuestras metas de negocio deberían ser. Esto sorprende a mucha gente: pien-
san que es una idea radical considerar cualquier otra cosa que no sea beneficios
financieros […] Nosotros, como líderes empresariales, podemos y debemos cam-
biar nuestra visión y nuestros objetivos.
35 MaxGillivray (2002).
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CAPÍTULO 2
HERRAMIENTAS PARA GESTIONAR LA RSE
TABLA 7
ALGUNAS DE LAS HERRAMIENTAS PRINCIPALES A LA HORA DE GESTIONAR LA RSE
FIGURA 5
PRINCIPALES INSTRUMENTOS PARA GESTIONAR LA RSE SEGÚN SU CATEGORÍA
GRI
Principios
Sullivan
38 <http://www.cepaa.org> (02-05).
Guías de estándares y sistemas de certificación social 67
FIGURA 6
PAÍSES QUE HAN CERTIFICADO CENTROS PRODUCTIVOS A TRAVÉS DE LA SA8000
Italia
China
India
Brasil
Pakistán
Vietnam
España
Turquía
Polonia
Tailandia
70 Herramientas para gestionar la RSE
York, apoyada por las agencias especializadas del Programa de Naciones Uni-
das para el Desarrollo (PNUD), el Programa de Naciones Unidas para el
Medio Ambiente (PNUMA), la Organización Internacional del Trabajo
(OIT), el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Huma-
nos (ACNUDH), la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo
Industrial (ONUDI) y, por último, la Oficina de Drogas y Crimen de
Naciones Unidas (ODCNU).
Asimismo, está formada por un consejo de asesores y por un grupo de
empresas adscritas, universidades, sindicatos, organismos de la sociedad civil
y asociaciones empresariales (ver figura 7) que participan activamente en la
formación de sus contenidos.
FIGURA 7
COMPOSICIÓN ESTRUCTURAL DEL PACTO MUNDIAL
Para promover los diez principios éticos del Pacto Mundial, su ofici-
na ha generado una serie de mecanismos de integración e involucración cate-
gorizados de la siguiente manera:
Guías de códigos de conducta o principios éticos 73
FIGURA 8
FASES DE LA AA1000
FUENTE: Accountability.
41 Para una lista detallada de todas las organizaciones utilizando esta norma, ir a
<http://www.accountability.org.uk/aa1000>.
Guías de informes sociales o sistemas de información 81
42 <http://www.ceres.org> (5-05).
43 Willis (1998).
82 Herramientas para gestionar la RSE
FIGURA 9
ASPECTOS ESENCIALES EN LA MEMORIA PROPUESTA POR EL GRI
FUENTE: Ana Isabel Balaguer Vegas e Isabel Caballero Caballero, Notas técnicas de Prevención del
Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.
TABLA 8
CATEGORÍAS DEL GRI
TABLA 9
EMPRESAS QUE PARTICIPARON EN LA PRIMERA GUÍA DEL GRI
TABLA 10
PRINCIPALES GRUPOS INDUSTRIALES VALORADOS
POR EL ÍNDICE DOW JONES, 2004
2.6. Conclusiones
Los estándares más utilizados son los propuestos por Naciones Unidas
(Pacto Mundial y la OIT), aunque no ofrecen ninguna opción para incluir
la gestión con los grupos de interés o para ser verificados externamente
(como el AA1000 por ejemplo).
FIGURA 10
UTILIZACIÓN DE HERRAMIENTAS RSE POR LAS FORTUNE 250
0 10 20 30 40 50
Global Compact 35 %
OIT 19 %
Guías OCDE 7%
Principios de Ecuador 5%
FUENTE: Elaboración propia con información de KPMG Global Sustainability Services (2005).
45 Cowe (2001).
94 Las carencias de la RSE
FIGURA 11
EXPECTATIVAS DE LA SOCIEDAD VS. GESTIÓN DE LA RSE
Expectativas
Gestión
2001
2003
2005
FUENTE: Globescan (2005).
FIGURA 12
PORCENTAJE QUE AFIRMA QUE LA RSE NO ESTÁ INTEGRADA EN LA EMPRESA
100
90 95%
80 90%
85%
70
60
50
40
30
20
10
0
Multinacionales ONG Pymes
FIGURA 13
CARENCIAS ACTUALES DE LA RSE
Estrategia de la empresa
Evaluación de sistemas
III) Necesidad de
cuantificar intangibles
52 Elkington (1997).
53 Doane (2004).
100 Las carencias de la RSE
cierto deseo a nivel de dirección que no altere las líneas de negocio tradi-
cional ni el funcionamiento usual de la empresa. El perfil del equipo huma-
no del departamento RSE suele ser el de técnicos convencidos del poten-
cial de su empresa en generar valor social, buenos oradores y comunicadores
sociales, con grandes dotes de relaciones públicas, pero con poca inciden-
cia en las líneas tradicionales del negocio, y en cierta medida, ignorados por
su consejo de dirección.
La voluntad del departamento RSE no suele tener incidencia en la
estrategia general de la empresa y, por lo general, la siguen considerando
como una asignación presupuestaria específica para mejorar la imagen cor-
porativa, no para cambiar la cultura empresarial.
55 White (2005).
102 Las carencias de la RSE
56 White (2005).
57 Referencia del artículo de C. Handy en Harvard Business Review on Corporate Res-
ponsibility (2005).
58 Gallup Survey: Confidence on Institutions (2004).
59 Ghoshal (2004).
Volviendo a los orígenes 103
e identificando
fielmente a los diferentes grupos de interés y sus necesidades.61
Esto nos obliga a replantear una serie de preguntas sobre lo que se pre-
tende con la RSE, en función de qué es lo que se quiere promover, a quién
se quiere impactar y cómo se va a realizar (ver figura 14).
FIGURA 14
CUESTIONES ESENCIALES DE LA RSE
FIGURA 15
VARIABLES ESENCIALES DE LA RSE
Respetar y promover
los derechos
humanos
Asumir códigos
Aplicar normas de éticos de buena
seguridad e higiene conducta
EMPRESA
Promover principios
Promover la
de igualdad a través
gobernabilidad
del diálogo
Promover el Asegurar la
desarrollo sostenibilidad
económico social medioambiental
2) Promover la gobernanza
La gobernanza es la forma en que se ejecuta el poder por parte de las
instituciones, asegurando que tenga en consideración el bien común de la
ciudadanía y no sea perjudicial. Esto incluye el proceso por el cual aquellos
que ejercen el poder son elegidos, monitoreados y reemplazados; la capaci-
dad de una empresa de gestionar efectivamente sus recursos, y el grado de
respeto que tiene a los ciudadanos y a las instituciones públicas que gobiernan.
A la hora de cuantificar la gobernanza, se debería tener en cuenta as-
pectos como el fomento de la participación ciudadana, la manera en que la
empresa consolida su estabilidad en el país donde opera, el respeto y cum-
plimiento de la regulación vigente, el control de prácticas de corrupción y
la promoción de la transparencia en las políticas y en la toma de decisiones.
63 Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Huma-
nos (OACNUDH) <http://www.unhchr.ch/business.htm> (07-05).
106 Las carencias de la RSE
65 <http://www.ilo.org/public/spanish/dialogue/themes/sd.htm> (07-05).
108 Las carencias de la RSE
FIGURA 16
AGENTES DE INTERÉS RELEVANTES PARA LA EMPRESA
Accionistas
Organizaciones
del conocimiento
Empleados
EMPRESA
Administración
Pública
Sindicatos
Clientes
FIGURA 17
TRES GENERACIONES DE RELACIONES EMPRESARIALES
CON AGENTES DE INTERÉS
3.ª generación
Relación integral y
estratégica para logar la
competitividad sostenible
2.ª generación
Relación sistemática para gestión de riesgo
y mayor comprensión de los agentes
1.ª generación
Convocatoria bajo presión para mitigar el
impacto a través de beneficios localizados
TABLA 11
LOS BENEFICIOS DE LAS RELACIONES CON LOS STAKEHOLDERS
reciben de ellos, y tan sólo el 7 % identifica quiénes son los agentes de inte-
rés involucrados con las actividades de la empresa (ver figura 18).
Por otro lado, el BSR y el Ministerio holandés afirma que el 74 % de
las empresas reconoce que su gestión no satisface las demandas de los agen-
tes de interés, y el 70 % que los esfuerzos que se realizan no son llevados a
cabo de manera transparente.68
Por lo general, las empresas interesadas en promover el diálogo con los
agentes de interés practican la comunicación unilateral, a través de la cual
informan a los agentes sobre cuáles son sus intenciones. En algunos casos,
aunque son breves, se genera una comunicación bilateral, en la que las
empresas piden la opinión de los agentes sobre los temas que repercuten en
su informe social. Pero la relación dista mucho de fomentar el diálogo que
se necesita para que las consideraciones y sensibilidades de los agentes de
interés tengan algún impacto en la toma de decisiones de la empresa y la
planificación estratégica de sus prioridades.
FIGURA 18
INVOLUCRACIÓN DE LOS AGENTES DE INTERÉS
POR PARTE DE LAS FORTUNE 250
0 20 40 60 80 100
Agentes de interés mencionados 57 %
Algunas predicciones van incluso mas allá señalando que las relaciones
entre los agentes de interés y las empresas devendrán extremadamente sofis-
ticadas y se convertirán en una de las áreas de ventaja competitiva, incluso
involucrando el diseño de productos y la innovación de servicios a través
de solución de problemas conjuntos.71
TABLA 12
ESTUDIOS COMPARATIVOS SOBRE HERRAMIENTAS DE LA RSE
Herramientas limitadas
COBERTURA DE LAS DIMENSIONES DE RSE A TRAVÉS DE SUS HERRAMIENTAS
Aspectos Calidad
Desarrollo relacionados Derechos Relación Inversión de aire Energía Residuos
Herramientas Financieros económico con humanos con en la Corrupción Biodiversidad y polución y agua y recursos
consumidores empleados comunidad del ruido naurales
Guías de estándares
y certificación social
SA8000 √√√ √√√ √
ISO 9000/14000
E MAS √√√ √√√ √√√ √√√
E U E co-Label √√√ √√√ √√√ √√√ √√√
Guías de códigos de conducta
o principios éticos
Pacto Mundial √ √√ √ √√√ √√√ √√ √ √√ √ √ √
Códigos de Amnistía √ √√√ √√ √√
Líneas directrices de la ODCE √√ √ √ √√
Principios Sullivan √ √√√ √
Guías de informes sociales
o sistemas de información
AA1000 √√ √√√ √√√ √√√ √√√ √√√ √ √ √ √
GRI √√ √√√ √√√ √√√ √√√ √√√ √√√ √√√ √√√ √√√ √√√
Ratios e índices para fondos
de inversión RSE
Dow Sustainability Index √ √ √ √ √ √
FTSE GOOD √ √ √ √ √ √
No inclusión
√ Inclusión moderada
√√ Inclusión con cobertura
119
FUENTE: Comisión Europea (2003). √√√ Inclusión con extensa cobertura
120 Las carencias de la RSE
74 Kaku (2004).
124 La responsabilidad de la empresa moderna
FIGURA 20
PRINCIPALES RETOS DE LA HUMANIDAD
Presión
demográfica
Terrorismo Consumo
y seguridad de recursos
Situación
socioeconómica
1) Presión demográfica
En los últimos cincuenta años, la humanidad ha experimentado un cre-
cimiento sin precedente histórico. Desde 1950 se ha triplicado la población
en la tierra pasando de dos mil a seis mil millones de personas. Mirando la
proyección histórica desde 1950, la población tardó 250 años en triplicar-
se, teniéndose que remontar al año 1700 para experimentar este aumento.
FIGURA 21
CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO DESDE 1950
8
Población (en miles de millones)
0
1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010 2020 2030 2040 2050
2) Consumo de recursos
El consumo es una de las herramientas principales del desarrollo huma-
no, y genera oportunidades para acceder a una calidad de vida basada en
una salud estable, con niveles de nutrición adecuados, empleo, capacidad
de transporte y educación. La pobreza está caracterizada por falta de acce-
so al consumo, implicando falta de acceso a las oportunidades que puede
ofrecer la vida. A pesar de sus beneficios a la calidad de vida, el consumo
desmesurado, sobre todo cuando no se considera la capacidad regenerati-
va de los recursos naturales, puede generar desequilibrios medioambienta-
les que amenazan la sostenibilidad del ecosistema.
Durante estas últimas décadas, se ha experimentado un crecimiento en
el consumo per cápita que ha aumentado a un ritmo superior al de la pobla-
ción. Por ejemplo, tan solo desde 1980 el consumo energético se ha tripli-
cado, siendo la mayor parte de su origen recursos no renovables.
La concentración de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efec-
to invernadero en la atmósfera —como el metano (CH4), el óxido nitroso
(N2O), los halocarbonos o los halones— provocan el llamado «calenta-
miento de la tierra». Durante el siglo XX, el calentamiento global ha aumen-
tado aproximadamente 0,6 ºC, siendo la década de los noventa la más calu-
rosa del siglo, y los últimos nueve años los más calientes de la historia desde
que se mantienen registros oficiales, en 1850. El Grupo Intergubernamental
de Expertos sobre Cambios Climáticos (IPCC) afirmó que «la mayor parte
del calentamiento observado durante los últimos 50 años es atribuible a las
actividades humanas». El consenso de este grupo formado por más de 2500
científicos reconocidos estima que en los próximos cien años la tempera-
tura puede aumentar entre 1,5 ºC y 4,5 ºC. Este calentamiento tiene efec-
tos devastadores provocando tormentas cada vez más violentas, huracanes
cada vez más intensos, sequías, fusión de los glaciares y las capas de hielos,
inundaciones y aumento del nivel de los océanos con la consecuente des-
aparición de islas y zonas costeras.
A su vez, alrededor de la mitad de los ríos del mundo están seriamen-
te degradados y contaminados. El 60 % de los 227 mayores ríos del mundo
han sido fragmentados intensa o moderadamente mediante presas y otras
obras de ingeniería. Los beneficios han incluido un aumento en la pro-
ducción de alimentos e hidroelectricidad, pero tierras pantanosas y otros
128 La responsabilidad de la empresa moderna
3) Seguridad y terrorismo
El siglo XX está considerado como el más sangriento de la historia de
la humanidad, marcado primero por guerras entre países (Primera y Segun-
da Guerra Mundial), luego por la guerra fría, enfrentando a las dos super-
potencias, y después por las guerras regionales de la década de los noven-
ta, libradas predominantemente en los países pobres con estados débiles o
fracasados, con preferencia por armas pequeñas. A pesar de que hoy exis-
ten menos conflictos que en 1990, la cantidad de ellos en los países pobres
4) Situación socioeconómica
Otro gran reto es resolver la condición en la que vive un gran porcentaje
de la humanidad. Actualmente, siguen existiendo más de 1200 millones de
personas viviendo por debajo de la extrema pobreza, con menos de un dólar
al día; 800 millones padecen las secuelas del hambre; 120 millones de niños
todavía no van ni siquiera a la escuela primaria y 1200 mueren cada hora
por causas prevenibles, algunos de ellos simplemente por no tener acceso
a agua potable o a una mosquitera de 3 dólares.
TABLA 13
OBJETIVOS DEL MILENIO
Enfrentarse a este reto global es ante todo una asignación política que
recae en las responsabilidades públicas de los Estados. Kofi Annan propu-
so generar un cambio drástico en las políticas de desarrollo para poder cum-
plir con la Declaración del Milenio y enfrentarse a este reto. Este cambio
se presenta en forma de una alianza global para el desarrollo propuesta por
el objetivo ocho del milenio.
Por un lado, los países en vías de desarrollo se comprometieron a for-
talecer sus instituciones; mejorar su gobernabilidad, generando mecanismos
para luchar contra la corrupción; y diseñar una estrategia de desarrollo que
priorice las inversiones en necesidades y servicios básicos y asigne más recur-
sos domésticos a los objetivos del milenio. Por el otro, los países desarro-
llados se comprometieron a aumentar su ayuda oficial al desarrollo; a con-
donar la deuda externa de los países pobres altamente endeudados (PPAE);
y a generar unas condiciones de mercado más justas que no discriminaran
el acceso de productos de países pobres al mercado global. Todos estos com-
promisos fueron reafirmados también en el Consenso de Monterrey y en
la Cumbre Mundial del Desarrollo Sostenible en Johannesburgo.
Pero los Estados son conscientes de sus limitaciones a la hora de ofre-
cer respuestas a los principales problemas que afectan a los seres humanos.
Incluso las organizaciones internacionales, tanto la ONU como las insti-
tuciones de Bretton Woods (Fondo Monetario Internacional y Banco Mun-
dial), están experimentando el proceso transformador más significativo
desde su creación después de la Segunda Guerra Mundial, ya que han enten-
dido la necesidad de abrir sus foros de diálogo a nuevos actores.
Kofi Annan enfatizó que,
para ser un instrumento útil que ayude a los Estados miembros y a los pueblos
del mundo a responder a los desafíos […], la Organización de Naciones Unidas
debe adaptarse plenamente a las necesidades y circunstancias del siglo XXI. Deben
estar abiertas no sólo a los Estados sino también a la sociedad civil que desem-
peña, en los planos nacional e internacional, un papel cada vez más importan-
te en los asuntos mundiales. Deben derivar su fortaleza de las asociaciones que
establezcan y de su capacidad de hacer participar a sus asociados en coaliciones
eficaces para impulsar el cambio en todas las esferas en que es necesario actuar
para promover un concepto más amplio de libertad.89
La complejidad de lograr los ODM en tan sólo diez años exige traba-
jar a través de alianzas que aporten recursos, tanto públicos como privados,
que sean capaces de transformar los recursos financieros y las capacidades
técnicas y humanas para que permitan lograr objetivos comunes.
En este sentido, el sector privado tiene un papel crucial en promover
el crecimiento económico de un país y se ha convertido en un agente indis-
pensable a la hora de erradicar la pobreza en los países más empobrecidos.
Si en 2004 la ayuda oficial al desarrollo (AOD) alcanzó los 50 000
millones de dólares, el sector privado invirtió más de 100 000 millones en
estos países, fomentando el crecimiento económico y contribuyendo enor-
memente a la erradicación de la pobreza, especialmente en India y China.90
Es evidente que estas inversiones deberían realizarse en un marco que
garantizara criterios sociales y medioambientales, que no fomentara prác-
ticas corruptas y que fueran orientadas a promover un crecimiento soste-
nible a largo plazo, fomentando el empleo local y la vida digna de las comu-
nidades donde se opera, y asegurando la acumulación de capital en los países
en desarrollo en vez de transferir los beneficios fuera del país.
El papel de garantizar servicios públicos básicos excede los límites e
intereses de la actividad empresarial y, debido a ello, es importante que los
Gobiernos creen un marco regulatorio que limite y prevenga los efectos
negativos que tienen las actividades empresariales en bienes públicos glo-
bales. Después de evaluar experiencias públicas y privadas de sistemas de
seguridad social, salud, educación, agua y energía, Ernst Ulrico von Weiz-
säcker recomienda que no se debería privatizar lo que el sector público aún
puede garantizar.91
Sin embargo, 51 de las 100 economías más grandes del mundo per-
tenecen a empresas privadas,92 y el poder creciente que está adquiriendo el
sector privado en el orden internacional lo convierte en un aliado esencial
en la lucha por la erradicación de la pobreza, ya que sin su participación no
será posible garantizar un crecimiento económico global que permita dis-
tribuir los beneficios de la globalización.
La Declaración del Milenio de 2000 fue consciente de la necesidad de
integrar de forma más activa al sector privado en el proceso de desarrollo.
Sin embargo, tan sólo se menciona en los artículos 20 y 30, donde los gober-
nantes se comprometen a
Parece claro que el sector privado puede jugar un papel esencial para
que se logren los ODM y, al parecer, tanto el sector público como los orga-
nismos internacionales solicitan un papel más activo del sector privado en
el desarrollo. Pero la pregunta que formula el sector privado también es legí-
tima y debería escucharse: ¿Por qué he de involucrarme en mejorar el desa-
rrollo de la humanidad y cómo se verán afectados mis beneficios?
El dilema del sector privado vuelve a recaer en el principio conceptual
de la propia esencia de la RSE. ¿Es preciso involucrarse y responsabilizarse
en generar un impacto positivo en el desarrollo respondiendo a valores éti-
cos y morales? ¿Qué pasa cuándo la responsabilidad social amenaza la ren-
tabilidad y la propia sobrevivencia de la empresa? ¿Puede existir una sinto-
nía entre los intereses éticos y el objetivo principal de generar beneficios?
¿Podría la empresa generar productos y servicios que fueran a la vez lucra-
tivos y contribuyeran a lograr un mejor desarrollo y aliviar la situación en
la que vive un porcentaje tan grande de la humanidad?
De hecho, sí que existe un interés concreto por parte del sector priva-
do en proveer productos y servicios a las zonas más pobres del planeta, y a
convertirse en un agente activo, con una presencia en países en vías de de-
sarrollo que fomente su productividad a largo plazo y promueva el desarrollo
humano en todos sus ámbitos. C. K. Prahalad y Stuart L. Hart ya demos-
traron el enorme potencial que representan las comunidades pobres a tra-
vés de su «pirámide económica mundial,» segmentando la población humana
en cuatro niveles en función de su ingreso per cápita (ver figura 22).95 El úl-
timo nivel esta formado por la población con menos de 1500 dólares al año,
que no puede participar de forma activa en la economía global. Esta esfera
FIGURA 22
LA PIRÁMIDE ECONÓMICA MUNDIAL
II SEGMENTO
III SEGMENTO
(base de la pirámide)
96 Annan (2002).
97 World Business Council for Sustainable Development (2005).
140 La responsabilidad de la empresa moderna
FIGURA 23
ACCIONES DE LAS EMPRESAS PARA LOGRAR LOS OBJETIVOS DEL MILENIO
Sin embargo, las estadísticas hablan por sí solas, y para muchos, la situa-
ción actual en cuanto al deterioro ambiental y la desigualdad social son tan
graves, que la RSE, tal y como se entiende hoy en día, es totalmente inca-
paz de transformar la realidad cultural de la empresa y su papel como cata-
lizadora de desarrollo social en el mundo.
Por poner un ejemplo, la empresa Enron tenía una estrategia de RSE,
un departamento entero dedicado a implementar sus prácticas e incluso una
auditoría social en proceso (en el momento del cierre, todavía no había sido
verificada). Esto no impidió que Enron se colapsara creando uno de los
mayores debacles financieros de la historia.
Existen obvias discrepancias y diferentes perspectivas a la hora de defi-
nir dónde estamos en relación con la RSE. Pero lo que parece quedar claro
es que si en un futuro cercano la RSE es incapaz de convertir a la empresa
en un agente activo trabajando conjuntamente con la sociedad civil apor-
tando soluciones a los problemas de pobreza, polución, desigualdad o injus-
ticia, será una herramienta inútil destinada a desaparecer de la gestión
empresarial. Por lo tanto, las principales preguntas que nos deberíamos for-
mular serían ¿qué habrá sido de la RSE en los próximos diez años?, ¿ten-
derá a incorporarse de manera cada vez más integral en la gestión de la
empresa? O, ¿irá desapareciendo poco a poco debido a su incapacidad de
ubicarla en torno a los retos y conflictos sociales de su entorno?
Alan White ha definido tres escenarios posibles trasladándonos al año
2015, y aventurándose a lo que probablemente serán los principales retos
del sector de la RSE en los próximos diez años:103
Escenario primero: Desaparición paulatina de la RSE: White describe un
mundo caracterizado por una recesión económica, alimentada a través de
crisis energéticas, saturación de las industrias extractivas, reducción de la
inversión extranjera y fracaso de instituciones financieras y fondos de inver-
sión. Las empresas multinacionales se fragmentan reduciendo la generación
de empleo y los contratos con los proveedores. Predomina la actitud empre-
sarial de sobrevivir económicamente y recuperarse de la crisis. La única prio-
ridad es la cuenta de resultados tradicional, y la RSE desaparece paulati-
namente, limitándose a su primera fase inicial: cumplir con requisitos legales
y realizar aportaciones filantrópicas puntuales.
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Figuras
1. Evolución de la responsabilidad corporativa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
2. Miembros pertenecientes a sindicatos (1895-1995) . . . . . . . . . . . . . 45
3. Importancia de la RSE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
4. Prioridades de responsabilidades empresariales según sus consumi-
dores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
5. Principales instrumentos para gestionar la RSE según su categoría . . 65
6. Países que han certificado centros productivos a través de la SA8000 . 69
7. Composición estructural del Pacto Mundial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
8. Fases de la AA1000 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
9. Aspectos esenciales en la memoria propuesta por el GRI . . . . . . . . . . 83
10. Utilización de herramientas RSE por las Fortune 250 . . . . . . . . . . . . 91
11. Expectativas de la sociedad vs. gestión de la RSE . . . . . . . . . . . . . . . 95
12. Porcentaje que afirma que la RSE no está integrada en la empresa . . 96
13. Carencias actuales de la RSE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
14. Cuestiones esenciales de la RSE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104
15. Variables esenciales de la RSE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
16. Agentes de interés relevantes para la empresa . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109
17. Tres generaciones de relaciones empresariales con agentes de interés . 111
18. Involucración de los agentes de interés por parte de las Fortune 250 . 116
19. Cobertura de las dimensiones de RSE a través de sus herramientas . . 119
20. Principales retos de la humanidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
21. Crecimiento demográfico desde 1950 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126
22. La pirámide económica mundial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139
23. Acciones de las empresas para lograr los Objetivos del Milenio . . . . . 143
164 Índice de figuras y tablas
Tablas
1. Proyectos realizados por Social Audit Ltd. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
2. Proyectos realizados por Counter Information Services . . . . . . . . . . . 46
3. Conferencias de Naciones Unidas a partir de los años noventa donde
se ha enfatizado el papel del sector privado en el desarrollo humano . 50
4. Diferentes enfoques de la RSE en los años noventa . . . . . . . . . . . . . . 54
5. Origen de los informes sociales en el mundo empresarial . . . . . . . . . 55
6. Hitos en el bienestar laboral introducidos por Tata . . . . . . . . . . . . . . 56
7. Algunas de las herramientas principales a la hora de gestionar la RSE 64
8. Categorías del GRI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
9. Empresas que participaron en la primera guía del GRI . . . . . . . . . . . 86
10. Principales grupos industriales valorados por el Índice Dow Jones,
2004 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
11. Los beneficios de las relaciones con los stakeholders . . . . . . . . . . . . . . 115
12. Estudios comparativos sobre herramientas de la RSE . . . . . . . . . . . . 117
13. Objetivos del Milenio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131
ÍNDICE