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Derribando mitos sobre la calidad de la educación on- line

La globalización ha alcanzado enormes progresos y ha avanzado enormemente en los


últimos años. Esto ha tenido un gran impacto en todos los aspectos de nuestras vidas,
incluyendo el ámbito educativo. A su vez ha permitido la introducción de nuevas
tecnologías en las aulas de clase e incluso ha dado pie a nuevas modalidades
educativas. Una de ellas es la llamada e- learning o educación a distancia que involucra
nuevos proyectos de formación académica donde se aprecia una mayor flexibilidad por
parte de los docentes y alumnos, desapareciendo las barreras espacio temporales.
A pesar de los múltiples beneficios que esto puede implicar, hay quienes aún se resienten
a esta nueva forma de aprendizaje ya que se consideran algunos mitos relacionados con
varios aspectos importantes que involucra el proceso enseñanza-aprendizaje.

Personalmente, debo señalar que no de mis mayores cuestionamientos, como docente


radica en la calidad de la educación on-line, entendiéndose por calidad desde la
satisfacción de los usuarios ( Fainhole 2004 ) hasta la realización de la docencia en
múltiples espacios de aprendizaje y actividades formativas.
Sin embargo, para evaluar la calidad de la educación se han desarrollado distintos
modelos que intentan cubrir varias dimensiones del proceso enseñanza – aprendizaje.
Se han considerado factores directamente relacionados con los cursos como son el
diseño, el contenido, los docentes y sistemas de apoyo. La calidad de la educación on-
line ha sido una preocupación constante, es por ello que los modelos desarrollados están
en constante evolución, considerando aspectos como la evaluación permanente que
involucra la calidad de los programas virtuales ofrecidos como una revisión periódica de
los mismos para así mejorar tanto los elementos que constituyen dichos programas como
las fases por los cuales pasan durante su existencia. Dicha autoevaluación permite
identificar fortalezas y debilidades.
Podemos mencionar además, que existen estándares para garantizar la calidad, como
por ejemplo Quality Matters y Quality Scorecard. El primero certifica la calidad mediante
rubricas compuestas por ocho estándares generales 40 criterios de evaluación tanto de
clases virtuales como semipresenciales. El segundo se centra en la evaluación de la
calidad de los programas en línea.
Además, existen ciertas directrices, para la educación a distancia (HECQ 1997), que
citan ciertos elementos que se deben incluir. Más aun, han ido surgiendo nuevos
modelos previamente validados, que si bien, poseen algunas limitaciones en relación a
la selección de indicadores, o al alcance que pudiese tener, no impiden que se desarrolle
dicho modelo ni limita su rigurosidad.

Si bien el elaborar un modelo para mejorar la calidad educativa on- line suele ser una
tarea bastante compleja, se han podido creer ciertos parámetros sometidos a una
autoevaluación continua y permanente que establezca tanto las características de dichos
programas como las fases por los cuales atraviesa. Por ende, queda establecido que la
educación on- line ha sido certificado como de calidad en cuanto a que dichos modelos
han sido correctamente validados y se han ido perfeccionando con el tiempo.

Bibliografía

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