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Entrevista a

Enrique P. Haba[1]

Sumario: 1. Para conocimiento del público


brasileño, háblenos un poco de sus es-
1. Estudios universitarios, activi-
tudios universitarios, actividades pro-
dades profesionales y trayectoria
fesionales y trayectoria académica.
académica-
2. Formación intelectual, autores
Me formé básicamente en la Fa-
más influyentes.
cultad de Derecho de la Universidad
3. Sobre "cientificidad" de la activi-
de la República Oriental del Uruguay,
dad de los juristas.
donde en 1967 obtuve el título de Doc-
4. Configuración actual de la Teoría
tor en Derecho y Ciencias Sociales. En
del Derecho.
esa misma Facultad inicié, en 1968, el
5. Crítica a Dworkin.
período de aspirante a profesor para
6. En cuanto a “crisis del positivismo
las materias Filosofía del Derecho y
jurídico”.
Teoría General del Derecho, bajo la
7. Con respecto a “aportes” de Ha-
tutela de su Catedrático, Julio Luis
bermas.
Moreno. En 1969, luego de cumplir
8. Enseñanza del derecho.
con las pruebas reglamentarias cor-
9. Derechos Humanos y multicultu-
respondientes, obtuve la designación
ralismo.
como Profesor Adscripto en Filosofía
10. Papel de la reflexión teórica en el
del Derecho; al año siguiente, me fue
campo jurídico.
asignada también en Teoría General
11. Colofón (unas lecturas como “va-
del Derecho. Durante esos años y el
cuna” contra el efecto-Vicente).
siguiente ejercí la profesión liberal de
abogado.
Habiendo conseguido una beca
del gobierno francés para llevar a

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cabo estudios de doctorado en Francia guir la subvención económica necesa-
relativos a esas materias, hacia fines ria para ello.
de 1970 me trasladé a ese país, don- Inmediatamente después regresé
de me inscribí en la Faculté de Droit, a Uruguay, en donde no halle condi-
d’Économie et de Sciences Sociales de ciones propicias para quedarme, ple-
Paris (Panthéon – Paris II). Realicé na época de la dictadura militar. A
esos estudios bajo la dirección oficial mediados de ese mismo año viajé a
de Michel Villey, pero aprovechan- Costa Rica, allí me incorporé como
do también las orientaciones recibi- profesor a la Facultad de Derecho
das de Henri Battifol. Allí permanecí de la Universidad de Costa Rica. Me
hasta que me trasladé a Alemania, mantuve como Catedrático activo en
en mayo de 1974, habiendo dejado esa institución hasta mediados de
todavía pendiente de concluir mi te- 2006, habiendo impartido alternati-
sis de doctorado francesa. Entretanto vamente cursos de: Filosofía del Dere-
había efectuado también, por aparte, cho, Métodos de Investigación Jurídi-
unos estudios de especialización en ca, Derechos Humanos, Metodología
derechos humanos, entre mediados de de las Ciencias Sociales y Teoría Polí-
1973 y mediados de 1974, becado por tica (las dos últimas en la Escuela de
Unesco. Ciencias Políticas). En dicho año fui
Pasé luego de inmediato a ser ganador del Premio al Investigador de
investigador de la Alexander von la Universidad de Costa Rica, Área de
Humbold-Stiftung en el Rechtssemi- Ciencias Sociales, “en reconocimiento
nar de la Universidad de Tübingen, por su trayectoria y aportes a la in-
allí bajo la dirección de Josef Esser, vestigación”, premio abierto a con-
hasta diciembre de 1976. Regresé a curso por primera vez en tal ocasión.
Francia en marzo de 1977, donde en- Antes me desempeñé también como
tonces sostuve mi tesis de doctorado Director de Investigaciones del Insti-
en la antes mencionada Facultad de tuto de Derechos Humanos (San José,
París: Langage juridique et interpré- entre 1982 y 1983), nuevamente in-
tation littérale, envisagés sous l’angle vestigador de la Fundación Alexander
de la possibilité d’une méthologie von Humboldt (1996, Universidad de
pour l’interprétation des lois, xxvi-448 Saarbrücken) y luego lo fui en la Uni-
págs.; el tribunal (Michel Villey, Hen- versidad Carlos III de Madrid (2004).
ri Batttifol, Georges Kalinowski) reco- Entre 2004 y 2006 impartí cursos de
mendó la publicación de dicho trabajo, metodología jurídica en la Escuela Ju-
pero finalmente no fue posible conse- dicial de la Corte Suprema de Justi-

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cia de Costa Rica. Desde 2006 he sido cabalmente a la interrogación efec-
profesor en la Maestría de Derecho tuada, tendría que efectuar un largo
Constitucional de la Universidad Es- relato cronológico señalando cómo pe-
tatal a Distancia (Costa Rica). Desde netraron sucesivamente en mí unas
el año pasado (2011) soy profesor de ideas fundamentales de distintos au-
Metodología del Razonamiento Jurí- tores, qué fue específicamente lo que
dico en el Doctorado de Derecho que más me impresionó de cada uno, y
se imparte en la Facultad de Derecho también cómo fue cambiando mi ac-
de la Universidad de Costa Rica. titud básica con respecto a algunos
A partir de 1969 fui publicando de ellos (especialmente frente a los
estudios relativos a las materias an- marxismos). No me siento con el valor
tes indicadas: los primeros en el Uru- para efectuar una recapitulación tan
guay, luego en Francia y en Alemania, minuciosa aquí. Por lo demás, pienso
después en Costa Rica, más adelante que para escritores de importancia se-
en España y otros países. cundaria, como es mi caso, entrar en
tanto detalle no se justifica, no haría
2. ¿En su formación intelectual, más que recargar porque sí el tedio
cuáles fueron los autores que más lo del lector.
influenciaron? De todos modos, voy a dejar seña-
lado un buen número de obras que
Esta pregunta no me resulta para fueron de singular importancia en la
nada fácil de responder, pues han in- evolución de mi propio pensamiento.
fluido sobre mí autores numerosos y Pero sobre todo las indico porque, a
de orientaciones bastante diversas, mi juicio, su interés de formación inte-
a lo largo de muchos años. Siempre lectual, para cualquiera que se mueva
procuré no dejar que mis lecturas en el campo de las ciencias sociales,
quedaran encerradas en una sola “lí- sigue siendo de primerísima valía,
nea”, muchísimo menos aún dentro acaso todavía más que ayer, para no
de alguna capilla académica en par- ser tan fácilmente víctima de múlti-
ticular, ni tampoco que ellas se res- ples corrientes teoréticas escapistas
tringieran al campo de una sola o dos que hoy están de moda en el seno de
“especialidades”. Así, pues, he reco- dichas ciencias. Trabajos como los que
gido influencias de direcciones muy nombraré son poco menos que insusti-
variadas (hasta de algunas que he cri- tuibles, al menos buena parte de ellos,
ticado fuertemente: p. ej., hegelianos, para todo aquel que esté dispuesto a
hermeneutistas, etc.). Para contestar hacer un esfuerzo por superar la den-

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sa neblina general que en las mentes – *Andreski: Las ciencias sociales
de quienes se ocupan de nuestras ma- como forma de brujería.
terias producen las teorizaciones do- – Arnold: The Simbols of Govern-
minantes en el marketing académico ment.
que tiene la voz cantante en la actual – *Aubenque: La prudence chez Aris-
Teoría del Derecho. tote.
Paso a mencionar esos estudios, – *Berger: Introducción a la sociolo-
que recojo simplemente a vuelo de gía
memoria (de seguro se me escapa más – **Berger y Luckmann: La construc-
de un texto que merecería estar en la ción social de la realidad.
lista). Van en orden alfabético de au- – *Blanché: Le raisonnement. – La
tores, el cual obviamente no coincide axiomática.
con la sucesión temporal en que los fui – Bloch: Sujeto-Objeto.
conociendo yo mismo; por lo demás, – *Brecht (Arnold): Teoría Política.
esta última tampoco coincide con la de – ***Carrió: Notas sobre derecho y
las respectivas publicaciones origina- lenguaje (sobre todo el ensayo ori-
les. Menciono las traducciones en es-
ginal, de 1965).
pañol, siempre que las haya, aun para
– *Debray: Crítica de la razón políti-
aquellos textos que leí en su idioma
ca [a pesar del estilo grandilocuen-
original. En todos esos estudios he re-
te y lo defectuosa que es la traduc-
cogido ideas que son básicas para mis
ción].
puntos de vista, pero destaco con as-
– *Dewey: “Logical Method and Law”.
teriscos aquellos que influyeron más
– Dubos: Los sueños de la razón.
decisivamente sobre mis maneras de
– Elias: Sociología fundamental.
pensar (hasta donde yo pueda darme
– *Engels: Anti-Dühring [conserva
cuenta de ello).
valor sobre todo como ejemplo para
– ***Albert: “El mito de razón total.
la actitud intelectual de “aterrizar”
Pretensiones dialécticas a la luz de
frente a palabreríos no menos va-
una crítica no dialéctica” y “¿A es-
paldas del positivismo?” (ambos tex- cuos que pretenciosos].
tos en Adorno, Popper et al., La dis- – Fetscher: Carlos Marx y el marxis-
puta del positivismo en la sociología mo.
alemana) – Tratado sobre la razón – Feuerbach: La esencia del cristia-
crítica [pierde bastante con la forma nismo.
de estar presentada la traducción, – Feyerabend: Tratado contra el mé-
hasta falta la visión panorámica de todo.
los subtítulos].

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– **Frank (Jerome): Law and the Mo- – **Llewellyn: “A Realistic Jurispru-
dern Mind dence – The Next Step” (Columbia
– *Freud: El malestar en la cultura y Law Review)
otros ensayos (Alianza Editorial) – – MacDonald (Margaret): “The Lan-
“Animismo, magia y omnipotencia guage of Political Theory”.
de las ideas”. – Marcuse: El hombre unidimiensio-
– Fromm: El corazón del hombre. nal.
– Gadamer: Verdad y método [recogí – Marx: Manuscritos económico-filo-
de ahí algunas ideas importantes, sóficos.
aunque he criticado decididamente – Mill (J.S.): La libertad.
la orientación central de ese libro]. – *Mourgeon: Les droits de l’homme
– Gellner. Palabras y cosas. (PUF, col. Que sais-je?, Nº 1728)
– Goffman: La presentación de la per- [¡insustituible para esa materia!]
sona en la vida cotidiana [confirma – *Nordau: Las mentiras convencio-
lo de La Rochefoucauld]. nales de la civilización.
– Heller: Teoría del Estado. – **Perelman: De la justicia. –– Tra-
– Hobbes: Leviatán. tado de la argumentación (con L.
– Hospers: Introducción al análisis fi- Olbrechts-Tyteca) [¡ojo!: no con-
losófico. funcir con trabajos posteriores de
– Horney: La personalidad neurótica ese auto, ya sin mayor “filo” crítico:
de nuetro tiempo. La lógica jurídica y la nueva retóri-
– Hume: Historia natural de la reli- ca, etc.].
gión. Diálogos sobre la religión na- – **Pitkin: Wittgenstein: El lengua-
tural. je, la política y la justicia [valiosa
– *Jhering: Broma y veras en la Juris- presentación, detallada, de las ide-
prudencia (Parte III). as fundamentales de Wittgenstein,
– *Kelsen: Qué es la Teoría Pura del aunque bastante desordenada en la
Derecho (Universidad de Córdoba, presentaición de sus contenidos y la
R.A.) – Teoría pura del derecho (úl- traducción es poco cuidadosa].
tima edición: cap. VIII). – *Platón: La República.
– *Kolakowski: El hombre sin alter- – *Ross (Alf): Sobre el derecho y la
nativa –– Tratado sobre la motali- justicia (sobre todo caps. IV y XII-
dad de la razón — La presencia del -XVI).
mito. – **Rousseau: Discurso sobre el ori-
– **La Rochefoucauld: Máximas. gen de la desigualdad entre los
hombres.

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– Russell (B): varias obras. bert, Lexzek Kolakowski, **Ernst
– Savater: Panfleto contra el Todo. Topitsch, Horst Neumann-Dues-
– Schopenhauer: El amor, las muje- berg (Sprache im Recht), *Wilhelm.
res y la muerte. Scheuerle, *Bernd Rüthers, Iring
– *Schumpeter: Capitalismo, socia- Fetscher, Rüdiger Lautmann (Jus-
lismo y democracia (caps. XXI y tiz – die stille Gewalt), Karl-Dieter
XXII: también en Anthony Quin- Opp, *Dieter Horn (Studien zur
ton, Filosofía política, Breviarios Role der Logik bei der Anwendung
del Fondo de Cultura Económica, des Gesetzes), Franz Horak (Ratio-
N° 239). nes decidendi I)
– Sokal y Bricmont: Imposturas inte- [Nota: los datos editoriales precisos de estas
lectuales. publicaciones se obtienen en internet.]
– *Sorokin: Achaques y manías de la
Sociología moderna y Ciencias afi- * * *
nes. Pero, ¡qué nombres de autor tan
– *Strassser: La razón científica en raros, esos! (casi todos ellos). ¿Quién
política y sociología [siguiendo a los conoce? Y sobre todo: ¿para qué
Polanyi]. tomarse la molestia de conocerlos,
– ***Vaz Ferreira: Lógica viva [prin- dado que no va por ahí la moda? Es
cipalmente; y también otras obras]. palmario que muy difícilmente dichos
– Waismann (Friedrich) : “Verifiabili- textos, u otros que contengan explica-
ty”, “Language Strata” y “Mi visión ciones similares, podrán asomar (con
de la filosofía”. raras excepciones: p. ej., tal vez algu-
– Wallas: Human Nature in Politics. na referencia a Perelman o Kelsen,
– *Weber (Max): El político y el cientí- apenas al pasar, como para “cumplir”
fico (Alianza Editorial); Ensayos so- en no mostrarse ignorante del todo)
bre metodología sociológica (Amor- en la literatura de cogitaciones side-
rortu). rales –Rawls, Habermas, Alexy, Fer-
– Weldon: The langage of Politics. rajoli, etc.– que en la actualidad domi-
– *Wimpi: El gusano loco y otras na bajo el establishment internacional
compilaciones de sus charlas radio- de Teoría del Derecho. El no ir más
telefónicas [la influencia sobre mí allá del cerco intelectual tendido por
fue por escuchar directamente esas esas elucubraciones escapistas, sino
charlas]. satisfacerse en desmenuzar unas u
– Además, textos fundamentales en otras de ellas que tengan mucha difu-
alemán pertenecientes a: *Hans Al- sión en el seno de ese gran género de

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fantasías profesorales: ¡he ahí en qué en ella). No sabría decirlo mejor que
suelen primordialmente concentrar recogiendo dos formulaciones ajenas
su atención las generaciones actuales [sólo incorporándole las cursivas por
de profesores de Teoría del Derecho! mi cuenta]:
De modo tal que, consiguientemen- “Nunca escribo sobre tema alguno, sal-
te, confinan dentro de los límites de vo cuando creo equivocada la opinión
de quienes gozan de fe pública” (Samuel
eso mismo el pensamiento de sus así Buttler).
narcotizados alumnos. Desde luego,
¡cómo podría ser de otra manera! Si “El máximo respeto a la cientificidad
consiste en aprehender las cosas que
los “capos” académicos de ese esta- son como lo que son, no como quisié-
blishment permitieran abrir la corti- ramos que fueran” (Carlos Castilla del
na sobre estudios como los señalados Pino).

por mí, u otros de estirpe incisivamen-


te realista, ¿quién podría continuar 3. ¿El tema de "cientificidad" de
creyéndoles sus cuentos de hadas la actividad de los juristas es un tema
raciocinadoras sobre discursos jurídi- todavía relevante?
cos, concebidos desde y para el “cielo”
(decía Jhering)? Cuentos bien rendi- Nada es “relevante” de manera tal
dores para estos profesores mismos, que lo sea simplemente en sí y por sí
eso sí, como legitimación ideológica de mismo. Cuando sostengo que A es “re-
su propio estatus profesoral, con las levante” (o que no lo es) me estoy refi-
consiguientes ventajas de relaciones riendo a un algo, llamémosle X, para
internacionales así tejidas para mu- lo cual se da (o no se da) tal relevan-
chos de ellos. cia. Que A sea relevante para X, no
Por mi parte, si se me pide sinte- implica que haya de serlo necesaria-
tizar de la manera más apretada lo mente para Z también; o bien, si no lo
fundamental que he extraído como es para X, no quiere decir que no pue-
aporte fundamental de lecturas como da acaso serlo para Z. [Cuando digo
aquellas otras, me parece que consis- ahí X, Z, etc., no me estoy refiriendo
te, sobre toda otra cosa, en una ACTI- necesariamente a los gustos, ya sean
TUD intelectual de base. Justamente muy personales o unos colectivos, de
la contraria de cuanto constituye el tales o cuales personas. Esas letras
negocio más rendidor en los círculos representan sobre todo la elección de
académicos de la especialidad que temas, subtemas, apectos especiales
hoy suele conocerse como Teoría del de ciertos asuntos, etc.]
Derecho (pero tal cosa se da no solo

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Significa que la pregunta plante- En todo caso, sí les halagará su
ada no tiene sentido si no empezamos ego profesional poder invocar unos
por aclarar, antes que nada, para qué autores de prestigio que, mediante
X se supone que pueda ser “relevan- ciertas teorizaciones que gozan de
te” (o no) nuestro A (= “cientificidad”). renombre, permitan legitimar propa-
Más aún, también tendríamos que gandísticamente lo que comúnmente
precisar qué vamos a entender jus- los juristas hacen; o mejor dicho, lo
tamente por “cientificidad” en este que dicen hacer. En esto consisten,
contexto específico, el constituido por notoriamente, las dos propagandas al
unas actividades jurídicas: ¿cuál noci- respecto que en la actualidad tienen
ón de “ciencia”? Para no caer en una mayor eco para justificar las mane-
mera controversia de definiciones, no ras tradicionales de razonar cultiva-
voy a entrar en detalles con respecto das en el desempeño de los discursos
a esto último –aunque haría falta, por jurídicos profesionales. Por un lado,
supuesto2–. Encararé la pregunta des- en el nivel más simplista, ahí están
de otro ángulo, para el cual entiendo los más conocidos planteamientos de
poder prescindir de proporcionar tales Dworkin3. Por otros lados, con base en
definiciones. conocimientos teoréticos muchísimo
Con vistas a influir sobre los com- más aguzados y estableciendo pre-
portamientos de quienes protagoni- cisiones más penetrantes, pero cum-
zan normalmente el desempeño de los pliendo esencialmente el mismo papel
razonamientos jurídicos profesionales teorético de “embellecer”, disimular
(jueces, abogados, funcionarios públi- idealisticamente cómo funcionan los
cos, etc.), creo que la discusión sobre razonamientos más habituales en la
si eso merece o no merece el galardón práctica jurídica misma, está lo que
lingüístico de calificarlo como “cien- se presenta bajo el nombre de Teoría
tífico” carece de toda importancia de la Argumentación jurídica, en las
práctica. Ellos no van a cambiar sus visiones más difundidas al respecto
costumbres discursivas en la materia (Perelman 2a. etapa, Alexy, Atienza,
porque alguien venga a decirles, si es etc.)4.
que se encuentre dispuestos siquiera Empero, si bien esos dos tipos de
a escucharlo, que cuanto están ha- salidas, que por lo demás no son in-
ciendo es o no es debidamente “cientí- compatibles entre sí, están tan de
fico” –sea lo que fuere aquello que ese moda, no menos cierto es que ellas ca-
alguien entienda bajo tal palabra–. recen de efectos reales para cambiar
sustancialmente, ni para bien ni para

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mal, los hábitos fundamentales de ra- Voy a continuar tomando como
zonamiento cultivados en dicha pro- ejemplo la Teoría (idealista) de la Ar-
fesión. Puede que algún juez invoque gumentación jurídica, dado que está
oportunamente a Dworkin o a Alexy tan de moda. No quita que el papel
o a Ferrajoli, p. ej., si él entiende que de encubrimiento que cumplen ella
ello le proporcionará algún “lustre” misma y lo de Dworkin se da también,
de mampara legitimadora para tal o aun cuando echando recurso de otros
cual fundamentación puesta en una expedientes de disimulación especí-
sentencia suya. Pero lo cierto es que ficos (no pocas veces muchísimo más
tanto da, para determinar de hecho celestialmente pedantes: p. ej., las
las conclusiones resolutivas a que ahí axiomatizaciones de Ferrajoli5), me-
se llegue en definitiva, que aquel re- diante numerosas otras variantes que
curra o no recurra a tal mano de bar- aparecen en los estudios que se publi-
niz-adorno lingüístico en el rubro de can para dicha disciplina Ya hice no-
su fundamentación expresa. Con o sin tar que tal Teoría constituye, al fin de
rellenarla con semejantes barnices, cuentas, una propaganda académica
igualmente es dable legitimar discur- legitimadora con respecto a la “cien-
sivamente aquellas conclusiones me- cia” jurídica tradicional. Ahora bien,
diante tales o cuales topoi jurídicos aquella reivindica la validez racional
tradicionales. de esta última mediante dos “pases de
manga” básicos:
4. ¿Cuál es su evaluación de la i) Esos autores presentan las co-
configuración actual de la Teoría del sas como si se tratara simplemente
Derecho? de una alternativa entre ciencias “du-
ras” y ciencias “blandas”, de manera
Esta Teoría se encuentra confor- tal que, por no calzar los discursos
mada sobre todo por aproximaciones jurídicos en las condiciones exigidas
que son primordialmente tributarias por la primera (eso es cierto), enton-
de tales o cuales storytelling: “posici- ces estos discursos calzarían necesa-
ón original”, “situación ideal de habla”, riamente con lo que son las segundas.
“Hércules”, argumentación jurídica Mas semejante alternativa, presen-
“razonable”, narratología, esquemas tada así como única y excluyente de
de lógica deóntica y las semióticas for- toda otra posibilidad (tertium non da-
malistas en general, teorías de siste- tur), no constituye sino una simplifi-
mas... cación burdamente generalizante con
respecto a las ciencias “blandas”. No

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tiene nada, o en todo caso muy poco, estos divertimentos semánticos se evi-
de cierto que estas últimas incurran ta abordar las problemáticas “vivas”
forzosamente y de manera indiscri- acuciantes en las prácticas cotidianas
minadamente generalizada en unos de esa profesión: Síndrome norma-
vicios de razonamiento como los que tivista, encubrimientos ideológicos,
son muy habituales en los razona- mediocrización de la judicatura y ca-
mientos jurídicos profesionales: espe- rácter kafkaiano de muy buena par-
cífica y principalmente, esto último te de los trámites judiciales, intere-
consiste en dar rienda suelta a lo que ses privilegiados de sectores sociales
he llamado el “Síndrome normativis- dominantes y en general múltiples
ta”6. La verdad es que, contrariamen- factores de condicionamientos social-
te a lo encarnado por ese Síndrome y -efectivos. Dejando todo esto entre
otros vicios de razonamiento caracte- bambalinas, los estudios que respon-
rísticos del pensamiento jurídico ha- den a esas orientaciones se conforman
bitual, hay un “tertium” ocultado por con dar por pre-supuesto, ¡sin más!,
dicho planteamiento excluyente: ¡las que aun las prácticas efectivas de los
ciencias sociales en general (“blan- operadores jurídicos reales se inspi-
das”) NO suelen ser víctimas de las ran principalmente en aquellas abs-
trampas retóricas específicas (ese Sín- tracciones idealistas pergeñadas por
drome y más) que corrientemente ca- esos autores, conformadas a su propio
racterizan, en cambio, a los discursos gusto. Con ello se provoca la ilusión
jurídicos normales! –muy oportuna para el éxito comer-
ii) Por lo demás, los autores de cial de sus pregoneros– de que cuan-
dicha Teoría no consagran los prin- to tales teorías señalan a propósito
cipales esfuerzos a examinar argu- de unas formas jurídicas ideales rige
mentaciones jurídicas reales, sino que igualmente, o al menos muy aproxi-
sobre todo dedican sus estudios a des- madamente así y de manera bastante
tacar unos modelos IDEALES al respec- generalizada, también para el común
to. Mas sobre esto no advierten ellos de los discursos profesionales desem-
a sus lectores. Para nada son francos peñados en las prácticas jurídicas or-
al respecto, antes bien sus discursos dinarias.
teoréticos se empeñan en disimular La diferencia clave entre esas te-
lo más posible tal encubrimiento. Se orizaciones dominantes y algunos es-
dedican a hablar de OTRAS cosas, unas tudios que tienen la osadía de no re-
elucidaciones sobre juegos de concep- zarle a los “cielos” en que se mueven
tos académico-“celestiales”. Mediante aquellas, es que estos otros exámenes

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consiguen despejar la mirada hacia la trecho!”. Es de tales “trechos”, justa-
dinámica propiamente “terrenal” de mente, aquello de lo cual la abruma-
los fenómenos jurídicos. Ello resulta, dora mayoría de los estudios de Teoría
en definitiva, de la posición básica del Derecho se contentan con apartar
adoptada con respecto a una distin- olímpicamente la vista.
ción muy elemental, corrientemente Sí, las orientaciones dominantes
pasada por alto. Se trata ni más ni se concentran en elaborar toda suer-
menos que de la diferencia funda- te de disquisiciones con respecto a la
mental existente entre dos grandes semántica de unos discursos jurídicos,
planos lingüísticos, en todo discurso: señaladamente los propios de unos ju-
su semántica frente a su pragmática. ristas idealizados. A estos se les puede
Una cosa son los rubros de significa- llamar “Hércules” o de cualquier otra
dos –tales o cuales de estos– que unos manera, mas por lo general esos auto-
intérpretes (sean muchos o pocos) ha- res proceden simplemente a no distin-
gan notar como posibles contenidos de guirlos de los jueces corrientes. Cua-
la semántica de los discursos conside- lesquiera fueren las diferencias, que
rados. Otra cosa, en cambio, es la di- hasta pueden ser considerables, entre
mensión pragmática de esos mismos unas y otras de esas teorizaciones, ya
discursos, vale decir, qué es lo que sean estas últimas celestiales del todo
pasa en la práctica cuando los locuto- (ej., lógica deóntica) o cuasicelestia-
res (en nuestro caso, son los operado- les (ej., teorías idealistas de la argu-
res del derecho) hablan así: puede ser mentación), todas ellas cumplen por
que pase algo, puede ser que no pase lo esencial el mismo papel ideológico:
nada, puede ser que pase en la “vida” elevar la vista hacia las condiciones
de unos sujetos de derecho y no pase de unos juristas idealizados, imagina-
en la de otros, puede ser que pase a ve- rios, dejando fuera de foco las prácti-
ces y no pase en otras, puede ser que cas “vivientes” que dominan entre los
pase en forma bastante parecida a lo protagonistas de carne y hueso de las
que se dice o puede ser que pase en actividades jurídicas. Así también en
forma muy distinta o hasta puede pa- unas divagaciones sobre modelos es-
sar todo lo contrario, puede ser que...7. tratosféricos tipo Rawls y otros, teorí-
Semántica es lo que un discurso DICE, as de sistemas, narratologías, semió-
sus sentidos mentales. Pragmática es ticas formalistas en general, y mucho
lo que se hace (¡o no!) cuando algunos más.
dicen aquello. “Del dicho [semántica] Lo que a esas aproximaciones, que
al hecho [pragmática]... ¡hay mucho yo he llamado ilusionistas, las manco-

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muna más allá de sus innumerables ser tan o más decisivos –eso va-
diferencias en detalles, ya sean estos ría según casos y tipos de situa-
ínfimos o de mucho destaque, es que ciones– que la “letra” del dere-
todas ellas se dedican a “mirar para cho (leyes, fundamentos explíci-
otros lados”. Pasan por encima de las tos de las sentencias, etc.).
maneras que en la práctica resultan Es verdad que esos teóricos no lle-
ser las más decisivas para determinar gan hasta el extremo de negar en for-
cómo funcionan los discursos jurídicos ma expresa que pueda haber por ahí
en la realidad cotidiana. Asimismo se “celadas” (I) ni que existan tales con-
desentienden de fijarse en cuáles re- dicionamientos empíricos (II)... ¡les
sultan ser las consecuencias efectivas, basta con concentrar la atención en
muy distintas según los casos y tipos fijarse primordialmente, si acaso no
de situaciones, que los discursos jurídi- es exclusivamente, en cuanto para la
cos tienen para unos y otros individu- PRESENTACIÓN de los discursos jurídicos
os de carne y hueso. Bajo esos ropajes consiste en NO HABLAR acerca de todo
teoréticos idílicos quedan maquillados aquello. Así contribuyen, en definiti-
los razonamientos jurídicos, mediante va, a legitimar el stato quo de la labor
las dos siguientes maniobras principa- judicial, al dejar fuera de foco tanto
les de “embellecimientos”: sus vicios de razonamiento más comu-
– Disimulos tipo I: se aparta la nes como los condicionamientos mate-
vista de las “celadas” (Wittgens- riales de los operadores jurídicos y las
tein) del lenguaje con base en repercusiones fácticas de todo ello.
las cuales están normalmente Por el contrario, los exámenes
estructurados los discursos ju- realistas acerca del derecho se fi-
rídicos profesionales [señalada- jan primordialmente en cómo unos u
mente, eso que he denominado otros elementos semánticos-jurídicos
“el Síndrome normativista”8]. invocados se traducen en la pragmáti-
– Disimulos tipo II: tras las bam- ca de dichos discursos. Tales estudios
balinas de esas teorizaciones no se quedan en elucidar cuestiones
quedan confinados, completa- de su semántica en sí y por sí. Si bien
mente fuera de foco, un montón no hacen abstracción tampoco de las
de condicionamientos fácticos influencias semánticas, en la medida
empíricos (ideologías, presiones en que ellas tengan influencias verda-
sociales, condiciones materia- deras sobre las conductas de los seres
les de los tribunales de justicia, humanos involucrados, en todo caso
etc.), que en la práctica pueden sacan a luz cómo tales cuestiones re-

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percuten –de maneras que son muy * * *
variadas– en las prácticas mismas de
Todo ello tiene no poco que ver, en
los operadores jurídicos “vivientes”.
el plano de los conocimientos propia-
Los realistas se interesan primordial-
mente dichos y de la actitud intelec-
mente en radiografiar cómo funcionan
tual como “forma de vida” académica,
determinadas ideas jurídicas –las que
con dos hechos que no pueden ser más
sean tomadas en consideración– en la
decisivos:
vida REAL de los tribunales de justicia
Primero. – En los planteamien-
y en general en las experiencias efec-
tos que actualmente dominan el pa-
tivas de los sujetos de derecho afecta-
norama de esta materia se revela un
dos de maneras prácticas por las co-
grado de ignorancia poco menos que
sas que se dicen bajo el rubro derecho.
absoluto con respecto a lo ya elucida-
En síntesis. – Por un lado, están
do anteriormente en ella: lo explicado
las distintas orientaciones idealistas
por grandes autores y en numerosos
predominantes en esa disciplina, de-
estudios secundarios, a lo largo de la
dicadas a elucidar unas “novelas” 9 de
historia de tal disciplina (al menos
conceptos jurídicos (“cielos” semánti-
desde mediados del siglo XIX). Tales
cos). Por otro lado, aunque muy mino-
planteamientos dan la impresión de
ritario y poco o nada difundido inter-
volver a algo así como una pre-histo-
nacionalmente, a pesar de todo están
ria en la materia, sólo que muy pin-
disponibles aún estudios realistas
turajeada con toda suerte de pedan-
sobre las dinámicas efectivas del de-
tismos flamantes (...pour la galérie de
recho (pragmática de los discursos ju-
los colegas) Si bien Dworkin es el caso
rídicos). Estos últimos se diferencian
más formidablemente notorio de igno-
sobre todo por no echar para nada en
rancias fundamentales10, lo cierto es
saco roto aquello sobre lo cual tan grá-
que hasta autores mucho mejor infor-
ficamente llama la atención la más ca-
mados que él (p. ej., Alexy y Ferrajoli)
pital de las advertencias con respecto
vienen a caer, al fin de cuentas, en algo
a los desempeños del lenguaje huma-
por el estilo: sencillamente, se abstie-
no en las relaciones interindividuales:
nen de confrontar sus propios plan-
“¡No le mires a la boca [semántica],
teamientos –los disimulos recientes–
mírale los puños [pragmática]!” (Lu-
con lo más relevante de lo señalado
tero).
anteriormente sobre tales órdenes de
escapismos. Aun en el caso de señalar
unas referencias históricas, entre es-

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tas no son visibles (en el mejor de los a sus plenas anchas el “efecto Mateo”
casos llegan a mencionarse apenas de (así le llamó Merton a la costumbre de
paso y sin examinar propiamente sus citar siempre, una y otra vez, cada vez
principales argumentos) los exámenes más, los autores ya citados por otros)
de carácter severamente analítico-crí- y el “efecto Vicente” (así le he llamado
tico en el plano realista. Proceden así, yo a la costumbre de quedarse en re-
escaparse por la tangente, los autores coger sumisamente las modas acadé-
de mayor notoriedad... ¡y ni qué ha- micas, seguirlas sin más11). Nadie, o
blar de las legiones de seguidores! No casi nadie, se atreve a cuestionar “sin
menos unos que otros se cuidan bien piedad”, vale decir A FONDO, lo que diga
de no asomar la cabeza en escenarios un autor de moda; en todo caso, si uno
donde corra riesgo de ser cuestionada prefiere rezarle al autor de moda X y
A FONDO, no simplemente en cuanto a no al autor de moda Z, se calla la boca
tales o cuales detalles secundarios, acerca de este último.
la palabra de aquellos oráculos cuyos La generalidad de los profesores
dogmas doctrinarios son sacralizados de Teoría del Derecho se dedican, ante
por el establishment académico cor- todo y por encima de todo, a cultivar su
respondiente. propio negocio: publicaciones, congre-
Segundo. – En efecto, ha ido sos, conferencias y demás. Siempre bajo
quedando por el camino el “espíri- la condición de exponer ante auditorios
tu” propiamente académico, esto es, preparados de antemano para adular-
la búsqueda por encima de todo de los, NO cuestionarles radicalmente sus
la “verdad” acerca de las cuestiones propias posiciones. Allí estas son “in-
principales. Cuando digo “verdad”, munizadas” de antemano, al ser pre-
por supuesto no ignoro que abundan sentado el expositor en cuestión como
visiones distintas al respecto, discre- un Experto de saber cuasi-Divino sobre
pancias sobre sus contenidos específi- los asuntos de que va a hablar allí, di-
cos. A lo que me refiero, es al hecho de fusor de algo así como unas Verdades
que se impone a rajatablas el espíri- reveladas en la materia. Raro es quien
tu de capilla académica, no poner en se atreva a destapar tal actitud públi-
dificultades a los respectivos autores- camente, poner sobre el tapete que: “...
-estrellas, no arriesgarse a confrontar todos esos que parecen hábitos cientí-
las “verdades” en que uno cree con la ficos y no suelen ser más que ritos gre-
eventual crítica proveniente de OTRAS miales, como un órdago a toda la pa-
tiendas, cuando esta última no tiene rafernalia de publicaciones, congresos,
nada de contemporizadora. Dominan encuentros, reuniones, proyectos, con-

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ferencias, cursos, convenios..., heteró- cer unas maneras de razonar que NO
clito conjunto que en muchas ocasiones sean víctimas –o al menos no lo sean
no encierra más cosa que la circulari- tan del todo y tan comúnmente– de
dad de un discurso vacío y la compli- dichos vicios dominantes (así, p. ej.:
cidad de colegas que en su relación se desenredarlos mediante una Platafor-
rigen más por el viejo principio de do ma anti-Síndrome y contraponerles
ut des que por el más mínimo apego a un consiguiente modelo metodológico
la verdad o la decencia científica”12. de “cuatro pasos” para el razonamien-
* * * to judicial15). Sin embargo, reconozco
que esta última opción no tiene po-
La alternativa frente a lo que la
sibilidades de llegar a ser puesta en
pregunta llama “la configuración ac-
práctica; salvo, si acaso, por parte de
tual de la Teoría del Derecho”, en
algún que otro juez, muy excepciona-
cuanto a sus versiones más difundi-
les tanto por su lucidez supradogmá-
das, necesita partir, antes que nada,
tica (¿...de dónde van a sacarla?) como
de poner francamente sobre la mesa
también por su voluntad personal de
lo que los autores internacionalmen-
aplicarlo en la práctica.
te más connotados de ella toman muy
Quiere decir que, si bien el rea-
poco o nada en cuenta en sus eluci-
lismo jurídico no deja de ser una po-
daciones: el hecho de que los discur-
sibilidad en el seno de la Teoría del
sos jurídicos profesionales suelen ser
Derecho, él no está en condiciones de
tributarios del “Basic Legal Myth”
constituir otra cosa que una ilumina-
(Frank)13 y de una serie de falacias
ción –auténtica, no escapista– del co-
discursivas concomitantes (Síndrome
nocimiento (¡sin tapujos!) con respecto
normativista14 y demás). Sólo a par-
al pensamiento jurídico. Esto quedará
tir de colocar el máximo énfasis en
reservado, eso sí, para quienes lleguen
NO confinar a bambalinas ese hecho
a enterarse (ya es mucho decir) de que
que resulta tan decisivo en la prácti-
existe también de esa tendencia tan
ca, sólo así es dable abocarse a unos
minoritaria y tengan interés –sacudi-
u otros exámenes realistas sobre esos
éndose de encima la abrumadora pre-
discursos mismos. Vale decir, también
sión ejercida por el efecto-Vicente– en
a ese respecto: “...aprehender las cosas
conocer lo puntualizado en estudios
que son [tales discursos] como lo que
de tal índole. Empero, si bien todo ello
son, no como QUISIÉRAMOS que fueran
diferencia radicalmente al realismo
(Castilla del Pino). Con esta base es
jurídico de las teorizaciones que están
posible también, eventualmente, ofre-
de moda en dicha disciplina, al fin de

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cuentas tampoco él se halla de hecho conceptos16 (“cielo”) para unos
en condiciones, no más que aquellas, consumos primordialmente aca-
de promover modificaciones impor- démicos;
tantes en los hábitos de razonamiento – mas también forman parte de la
MISMOS que cultivan los juristas profe- Teoría del Derecho la pequeña
sionales por lo general. minoría de estudios que se ocu-
Para ser realista a fondo, no es pan, en buena medida, de “cazar
cuestión de retroceder tampoco –¡con- mitos” (Elias) dominantes en
trariamente a las fantasías de acti- la actividad jurídica cotidiana,
vismo político que se autoadjudican como además dar “caza” igual-
buena parte de quienes se ubican en mente a los storytelling propios
unas posiciones que se autocalifican pergeñados por los adalides oca-
como corrientes “críticas” (“derecho sionales de aquellas corrientes
alternativo”, “Critical Legal Studies”, dominantes.
etc.)– ante el reconocimiento de este Para aquilatar “la configuración
hecho que acabo de señalar, prácti- actual de la Teoría del Derecho” (así
camente inevitable. Vale decir, el re- reza la pregunta), pienso que lo prin-
alismo jurídico sin concesiones no ha cipal es saber advertir la diferencia,
de ocultar tampoco ese carácter me- absolutamente decisiva, entre esos
ramente académico-cognoscitivo a dos grandes caminos transitados allí.
que está confinada, quiéralo o no, la Está de más señalar que yo he trata-
Teoría del Derecho como disciplina en do de tomar siempre, hasta donde den
general, sea cual fuere la orientación mis propias luces (apoyadas en lectu-
que se adopte en el seno de ella. La ras que no son muy populares), por la
verdadera diferencia crucial, allí, se segunda de esas sendas. La versión
da sobre todo en el plano propiamente más integral de mis planteamientos
cognitivo. Esto es, entre dos grandes de orden metodológico general al res-
caminos, irreconciliables entre sí: pecto es mi obra publicada reciente-
– el gran dominio que en la Teoría mente, Metodología (realista) del De-
del Derecho ejercen toda suerte recho (o bien, mucho más breve: Me-
de corrientes ilusionistas, esca- todología jurídica irreverente)17; junto
pistas, disimuladoras, algunas con los estudios que he reunido en un
más de moda que otras, todas libro complementario, La ciencia de
ellas hermanadas –de hecho– los juristas: ¿qué “ciencia”?18. La pre-
en su impronta general de pro- sentación más elemental, también la
ducir variedades de novelas de más sencilla (creo), de mis puntos de

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vista fundamentales en tal sentido papel de no escasa importancia tam-
son las dos conferencias que confor- bién en cuanto a ellos. Por cierto, no
man “Normativismo y realismo como he afirmado que ellos carezcan de
opciones del juez (De la Razón prácti- conocimientos básicos de la materia
ca amputada a la racionalidad jurídica ni que sus planteamientos teoréticos
integral)”19; la versión más sintética sean propiamente simplistas, cuando
de todas es el artículo “«Metodología no triviales. Que esos autores escri-
realista-crítica y ética del razonamien- ben desde y para la luna, ¡claro que
to judicial (Realismo jurídico como al- sí! Mas esa es una luna que, no pue-
ternativa práctica al discurso norma- do negarlo, para creársela requiere
tivista de los jueces)»20. [Mis estudios ciertos talentos de imaginación inte-
principales sobre epistemología jurí- lectual que no son los más comunes
dica son: “Kirchmann sabía menos... entre quienes publican estudios sobre
¡pero vio mejor”21 y “La opción capital la materia. En cambio, el suceso al-
para los razonamientos jurídicos: ¿no- canzado por Dworkin (Taking Rights
velas de conceptos o una tecnología Seriously) constituye el escándalo
social?)”22.] más grande que se haya dado a lo lar-
Eso sí, la gran corriente de dicha go de toda la historia de esta materia.
disciplina va en muy otras direccio- Lo escandaloso no es lo que ese autor
nes. Como dicen los franceses: À cha- dice, ello no está por debajo de lo to-
cun son goût... lerable en tantos otros que escribie-
ron antes y ahora en el marco de esa
5. ¿En su obra hay una crítica con- disciplina; pero sí es inaudito el hecho
tundente a Ronald Dworkin, autor que de que a eso se le haya podido otorgar
ganó visibilidad internacional en los mucha importancia en el plano teoré-
últimos años, inclusive en Brasil. De tico. No es muy difícil darse cuenta, a
una manera general, ¿cuáles son los menos de conocer muy poco sobre los
elementos que aún sustentarían una antecedentes en la materia o encara-
crítica al pensamiento de Dworkin? marse de antemano un inconmovible
capuchón Vicente sobre ojos y oídos,
En el caso de autores muy cono- cuán palmariamente pobres son sus
cidos como, por ejemplo, Rawls, Ha- niveles de penetración. Aun si no los
bermas, Alexy o Ferrajoli, de ninguna comparamos ni siquiera con conocidos
manera yo diría que son un producto estudios publicados en otras lenguas
simplemente de marketing, si bien sobre esas mismas cuestiones23, no
esto último no deja de jugar ahí un menos escuálidos se ven igualmente

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los análisis de Dworkin frente a otros los contraargumentos presentados –si
trabajos en inglés; para lo cual ni si- acaso existen– para invalidar las ob-
quiera hace falta acudir a los clásicos, jeciones puntuales que he dado a co-
basta con fijarse en algunos de tales nocer públicamente en sitios muy fre-
estudios que son solo un poco anterio- cuentados por los especialistas de la
res o posteriores a dicho libro de ese materia? Estos sitios no han estado,
autor (véase, p. ej.: The Logic of Choi- ni están, guardados en secreto. Quien
ce, de G. Gottlieb; o Legal Discourse. esté verdaderamente interesado en
Studies in Linguistik, Rhetorik and conocer esas objeciones de una mane-
Legal Analisis, de P. Goodrich). ra rigurosa (y si no es así, ¿para qué
Semejante renuncia al espíritu referirse a ellas?), vale decir, con las
crítico, por parte de tantos académi- PRUEBAS correspondientes, tiene todas
cos que no dudan en tomarse bien “en las facilidades actuales para exami-
serio” tales simplismos, hubiera sido nar mi análisis publicado desde hace
imposible antes de la globalización; al tantos años, en una versión que no es
menos, no hubiera conseguido echar muy extensa y de muy fácil acceso24.
pie en el pensamiento académico de De todas maneras, sólo para no dejar
los círculos especializados en Europa. aquí totalmente en el aire eso, he aquí
Hoy día eso ha cambiado mucho. Lo de una apretadísima síntesis que forma
dicho autor no constituye sino el ejem- parte de dicha publicación:
plo más extremo de lo que ya señalé – “One right answer” [o “la” res-
al responder a la pregunta anterior, puesta “mejor”, etc.]: reformula-
en cuanto al apagamiento generali- ción de un mito corriente.
zado del espíritu de independencia de – El derecho como “novela”: sim-
pensamiento en los profesores actu- plemente una metáfora, y más
ales de esta materia y en general su bien despistante.
ignorancia acerca de lo ya aclarado en – Crítica acerca de “el” positivismo
estudios fundamentales difundidos jurídico: muy grosera simplifica-
anteriormente dentro de ella misma. ción de las cuestiones abarcadas
Se me pregunta: “¿... cuáles son bajo ese rubro, elaborada con
los elementos que aún sustentarí- base en el desconocimiento casi
an una crítica al pensamiento de total de la principal literatura
Dworkin?”. Ahora bien, yo me pre- existente sobre estas cuestiones.
gunto: ¿para qué exponerlos una vez – Diferenciación entre “principios
más? Antes bien la pregunta debiera ”/“reglas”/”directrices”: una clasi-
ser otra: ¿quién conoce, y cuáles son, ficación entre tantas otras, por lo

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demás vinculada a un tratamien- la “seriedad” que su abundante ma-
to muy simplista en cuanto a los rketing pre-supone. Son profusas las
“principios”; con entero descono- discusiones académicas sobre cuestio-
cimiento, una vez más, de funda- nes de detalle al respecto que son sólo
mentales comprobaciones y pre- secundarias, pero siempre, ¡eso sí!,
cisiones efectuadas al respecto en SIN empezar (ni terminar) por tomar
estudios (algunos son muy cono- alguna distancia de esa “seriedad” vi-
cidos) publicados antes. centianamente acreditada.
Pero, insisto, lo que importa no es Bueno, pero digamos que las razo-
esta síntesis, ni cualquier otra posible, nes ofrecidas por mí están todas equi-
sino los argumentos de fondo y las vocadas; desde luego, no es imposible.
pruebas puntuales que para respaldar Supongamos que también lo están las
cada una de tales conclusiones expon- observaciones efectuadas por Carrió
go en dicho sitio. Estos argumentos, desde mucho antes25, como asimismo
y menos que menos las pruebas ofre- erró Guastini26, se equivocó también
cidas al respecto, no han sido objeto Röhl27, y algunos muy pocos más. De to-
de ni siquiera el menor intento de en- dos modos debiera llamar la atención,
frentarlos argumentativamente por digo yo, el abrumador silencio que al
parte de quienes continuaron, y con- respecto guardan quienes se toman
tinúan, y seguramente continuarán “en serio” la publicidad desencadena-
(mientras no haya cambio de moda) da en torno a Dworkin. ¿Por qué na-
tomándose bien “en serio” las sim- die (que yo sepa) ha contestado frente
plezas de Dworkin, ya sea aquellas a los puntos específicos señalados en
mismas o cualquier otra cosa que a mi crítica, a pesar de haber aparecido
él se le dé por hacer publicar. Entre ellos en unos sitios de tanta difusión,
quienes sostienen la cola de este rey para especialistas de la materia, como
desnudo, alabando sus preciosos ropa- son Rechtstheorie y Doxa? Tampoco
jes, nadie se ha interesado en hacer estoy enterado de que Dworkin haya
frente a las razones de fondo que he enfrentado la crítica originaria de
presentado. Casi todos sus feligreses Carrió, a pesar de haber sido publica-
se contentan con tomar simplemente da en inglés, en un sitio conocido por
a priori posición de ojos beatificantes el propio Dworkin, y por cierto fue he-
en ese cortejo. Se conforman con dar cha en tono bien respetuoso. Insisto:
simplemente por descontado que, por ¿por qué ningún chambelán de cuan-
tratarse de un best seller, lo que él tos sostienen la cola de este rey desnu-
dice tiene que brindar forzosamente do (¡es uno más!) se digna a presentar

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públicamente razones, para acreditar cipios en ese terreno. (A decir verdad,
la “seriedad” de Dworkin, contra razo- incluso las observaciones que él pre-
nes, las presentadas para demostrar senta sobre estos otros asuntos son,
que aquél es un teórico ignorante y en general, bastante superficiales;
superficial? Pienso que la respuesta compárese, p. ej., con unos verdaderos
no es difícil de colegir: el intocable es- análisis como los efectuados por Hos-
píritu de cúpulas que en la actualidad pers29.) Empero, si por azar fuera cier-
se impone, para venga lo que venga, to que ulteriormente él hubiere llega-
en el establishment académico de las do a exponer algo verdaderamente im-
publicaciones y los congresos interna- portante para desarrollar la Teoría del
cionales de Teoría del Derecho. Derecho, es obvio que las observacio-
nes por mí presentadas NO se refieren
* * * a eso. No entiendo ocuparme de la vida
De todos modos, para no dejar un y obra del Sr. Dworkin in toto, sino de
resquicio fácil por donde cualquier sus simplismos teoréticos básicos: es-
vicentito dworkiniano pueda cómoda- pecíficamente, de esos que provocaron
mente evadirse por la tangente, excu- el efecto-Vicente en torno de cuanto él
sarse a priori de abordar las puntua- tenga a bien publicar.
les objeciones señaladas en mi estudio No sé si haya quien, aun estando
sobre ese autor28, me importa dejar dispuesto a reconocer que lo de Taking
bien aclarado lo siguiente (extracto Rights Seriously es muy desinforma-
unas líneas de lo que me adelanté a do y bien superficial como examen del
precisar ya en dicho estudio): pensamiento jurídico, quiera argüir
Por mi parte, no entiendo ocupar- que, no obstante, es SÓLO ulteriormen-
me sino de lo afirmado por Dworkin te cuando dicho autor vino a presen-
en cuanto a ciertas cuestiones funda- tar –por alguna formidable transfor-
mentales concernientes a metodología mación en su nivel de conocimientos
del discurso jurídico, lo indicado por y de perspicacia– lo que serían acaso
él a ese respecto en Taking Rights Se- sus estudios verdaderamente impor-
riously y algunos estudios posteriores. tantes, unas inéditas genialidades
Significa que no examino sus puntos que antes no le habían pasado por
de vista sobre ciertas cuestiones de las mientes... Si eso fuera cierto, ahí
política jurídica, así sobre unos asun- estaríamos ante algo así como un sor-
tos de derecho constitucional; hasta prendente Dworkin II, cuyas tesis no
sería posible que yo esté de acuerdo tendrían más remedio que ser OPUES-
TAS a las del Dworkin I (aquellas de
con él en defender tales o cuales prin-

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que me he ocupado yo), al punto tal Derecho. Las vertebrales confusiones
que para las ideas del segundo no le enhebradas al respecto –unas burdas
serían aplicables en nada las obje- simplificaciones, de las cuales obser-
ciones que caben contra el primero. vaciones como las popularizadas por
Ahora bien, yo no tengo necesidad de Dworkin no fueron sino una reedición
pronunciarme acerca de tal posibili- más– quedaron netamente aclaradas
dad. Ni la suscribo, ni la niego: de ese por lo menos desde el clásico estu-
asombroso Dworkin II, si es que lo dio de Bobbio al respecto (originales
hay, para nada ha pretendido ocupar- 1958-1962); hubo también algunos
se lo señalado por mí [ni en mi estudio otros estudios bastante conocidos –
señalado30, ni tampoco aquí mismo]. – señaladamente uno de Scarpelli y otro
En fin: si existen quienes consideren de Carrió– que terminaron de poner
que Dworkin II (si acaso lo hay) es un sobre la mesa, por si falta hiciere aún,
genio, pero aceptando que Dworkin I aclaraciones complementarias31. Esos
es un simplote, ¡sobre tal opinión no estudios no quedaron en secreto, o
tengo nada que decir! poco menos, pues fueron bastante co-
mentados32. La “crisis” que menciona
6. ¿En el escenario brasileño, des- la pregunta existe, si se quiere, pero
de la década de 1970, por lo menos, se no más allá de las propias cabezas de
habla de la crisis del positivismo jurí- aquellos profesores de la materia a
dico. Sin embargo, al parecer, el tema quienes, ya sea por desconocer dichos
permanece vivo en los círculos acadé- estudios o simplemente porque no les
micos y en las prácticas instituciona- interesa o no saben ocuparse de temas
les. ¿Cómo observa usted este tema en menos remanidos, ya no se les ocurre
el escenario jurídico contemporáneo ? nada mejor para entretenerse en rel-
lenar revistas y libros como pretexto
Todo ese asunto de darle vueltas y de actividades académicas.
revueltas, una y otra vez, más otras y En cuanto a lo de las prácticas
otras y otras veces, y así sucesivamen- institucionales mismas, lo de endil-
te, a elucidaciones en torno a la etique- garle o no la calificación “positivismo
ta “positivismo” jurídico, me parece de jurídico” a tales o cuales de ellas, si-
lo más revelador sobre, justamente, gue siendo tan confuso ahora como
el carácter predominantemente ES- antes del fundamental escrito de Bo-
CAPISTA que caracteriza a la inmensa bbio. Empero, pocos comienzan por
mayoría de los estudios actuales en la hacer al respecto las cardinales dife-
especialidad denominada Teoría del renciaciones efectuadas por ese autor,

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para encarar el asunto. Y si por acaso Mi punto de vista: ¡no perder tiem-
se hacen, ¿qué habría de nuevo, en las po en producir o remover más diva-
“cabezas” mismas de los juristas prác- gaciones en torno a dicha palabreja!
ticos, para las conductas así cataloga- Cuanto quepa comprobar sobre la re-
das? alidad jurídica, incluida las mentali-
Por cierto, permanece siempre en dades de sus protagonistas habituales,
pie UNA modalidad de positivismo ju- antes bien debiera ser planteado sin
rídico, entre las tantas subsumibles distraer la atención hacia semejantes
bajo este multívoco letrero. Ella ha divagaciones genéricas, ya harto elu-
sido, es y será consubstancial como cidadas y por demás aclaradas desde
ideología legitimante del desempeño hace por lo menos alrededor de medio
judicial. Es esta misma la que se sigue siglo.
invocando corrientemente como auto-
justificación por parte de los funciona- 7. También en la línea del proce-
rios públicos. Se trata del positivismo so de visibilidad del pensamiento de
legalista, la ideología profesional con- Dworkin, Jürgen Habermas ha sido
sistente en pregonar el mito de que muy trabajado en el campo de la te-
hay la única interpretación “verdade- oría jurídica. ¿Usted observa, en este
ra” de las leyes frente a cada caso; y proceso, una asimilación a-crítica de
que, por tanto, única y exclusivamen- estos aportes en el escenario latino
te esa misma es “derecho” para el caso americano?
considerado. Sólo que, como se sabe
desde hace muchísimo tiempo, esto Hace casi un siglo y medio, Jhe-
no es más que “una ficción de la que ring no tuvo pelos en la lengua para
se sirve la jurisprudencia tradicional llamar la atención sobre cómo la dog-
para mantener el ideal de la seguridad mática jurídica se mueve en lo que el
jurídica” (Kelsen)33. Nada de eso cons- llamó “el cielo de los conceptos jurí-
tituye un misterio, ni antes ni ahora. dicos”. Jhering subrayó que siempre
No hay mayor cosa que agregar al res- debiera tratarse, en cambio, de ver
pecto, ni posibilidad de que los juris- qué pasa con el derecho en “la tier-
tas renuncien a esta ficción autolegi- ra”. Unos decenios antes, Marx había
timante. Que ella sea metida o no bajo señalado más o menos lo mismo con
el membrete “positivismo jurídico”, ni respecto a la filosofía social dominan-
le agrega ni le quita nada sustancial al te en su época, la llevada a cabo por
asunto mismo. los autores de eso que él calificó como
otra Santa Familia: “El enemigo más

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peligroso del humanismo real... es el cuyos contenidos van muy por aparte
espiritualismo o idealismo especulati- de poner sobre el tapete los funciona-
vo, que suplanta al hombre individual mientos del derecho en la práctica.
y real por la ‘Autoconciencia’ o el ‘Espí- [Reitero, por las dudas: no preten-
ritu’...” [hoy la suplantación es por la do decir que Habermas sea un autor
«posición original» o la «situación ideal indigente en su formación intelectual
de habla», u otras entelequias aná- como Dworkin, ni niego que tiene des-
logas, la argumentación “razonable”, treza y hasta cierto grado de creati-
unos “sistemas”, etc.]. vidad para moverse en esos “cielos”.
Con autores como Rawls y Haber- Pero ello no hace a lo más sustancial:
mas, y en general quienes se ocupan sus divagaciones se quedan todavía
de desmenuzar escolasticismos como más en la luna que las del propio
los de estos mismos autores u otros Dworkin, y para peor son infinita-
escritores por el estilo, estamos más o mente más pedantes.]
menos por ahí mismo. Sólo que ahora Eso sí, mucho me importa dejar
se trata de unos “cielos” o “idealismos bien en claro lo siguiente. Por mi pro-
especulativos” pergeñados en torno pia parte no sostengo, en modo alguno,
de arcángeles que se visten discursi- que la reflexión académica no haya de
vamente echando a volar imaginerías ir más allá del pensamiento cotidiano,
algo distintas, unas de cuño más re- que acaso deba ella quedarse en algo
ciente34. Si uno consiente en “darle bo- así como un refrendamiento de las ide-
lilla” a las divagaciones de Habermas, as vulgares acerca del mundo circun-
entonces se acepta confinar la mente dante, unos cultos del fait accompli.
a dar vueltas y más vueltas en el in- Muy por el contrario, considero que la
terior de un laberinto donde todos los tarea más encomiable –para mi gus-
caminos llevan justamente a que, en el to– del estudio académico consiste en
pensamiento, se “...suplanta al hom- DES-mitificar las falsas percepciones –
bre individual y real” por algo así como ideologías y demás– que dominan la
unas novelas de conceptos (así le he lla- “construcción social de la realidad” (cf.
mado por mi parte)35. En efecto, se tra- Berger/Luckmann). Para cumplir tal
ta de planteamientos donde la “tierra” tarea, cae por su peso que el pensa-
es confundida con tal o cual “cielo” de miento académico necesita moverse
entes conceptuales creados en, y limi- en unos niveles de profundidad que
tados a moverse en el propio seno de, resultan prácticamente irreconocibles
los intercambios académicos de unos para la gente en general.
discursos esencialmente escapistas,

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Lo que critico acerca de Haber- mi parte, todo análisis que permita
mas, y otros autores de lo que he de- “ver” lo que justamente NO se percibe
nominado la “Santa (charla-)Familia” a primera vista, ¡pero sí ello está ahí
[Heilige (Rede-) Familie]36 en general, de veras, vigente y activo en la rea-
no es que ellos recurran al pensamien- lidad social MISMA! (p. ej., lo sacado a
to abstracto (por llamarle así37), sino luz en obras como las que mencioné
las maneras cómo ello se hace allí, al comienzo: § 2). En cambio, me son
esto es: su plétora de conceptuacio- muy malvenidos, para mi gusto, los
nes que NO dan cuenta de la realidad jueguitos académicos con unos uni-
sino todo lo contrario, ¡la disfrazan y versos de conceptuaciones que antes
la ocultan! Tampoco digo que los ni- bien llevan a apartar la vista de las
veles de la reflexión teorética, la cual realidades sociales tal como estas
por cierto ha de penetrar muchísimo verdaderamente son. Vale decir: que
más allá que el mero sentido común, estas se venga a “estetizarlas” intelec-
tengan necesariamente que ser bas- tualmente, y no pocas veces también a
tante “fáciles” de seguir; más bien es legitimar por tales vías –mediante los
común que no lo sean (salvo, en cier- velos que tienden esos disfraces idea-
ta medida, en expositores tan excep- listas– aquellas “llagas” que resultan
cionalmente dotados para lograr la ser las más decisivas en la práctica.
diafanidad como lo son Vaz Ferreira o Sí, una cosa son las elucidaciones aca-
Bertrand Russell o Popper, por ejem- démicas “cazadoras de mitos” (Elias),
plo). Donde la zanja decisiva se abre sobre todo si son unos que tengan
no es entre lo más y lo menos “abs- señalada efectividad confusionista en
tracto”, ni entre lo “fácil” y lo “difícil”, la realidad social38. Otra, muy distin-
sino entre: abstracciones de contenido ta, las elucidaciones académicas CREA-
realista (“tierra”) y abstracciones disi- DORAS de mitos, unos específicamente
muladoras (“cielos”). profesorales, las cuales en definitiva
Lejos de mí el adoptar una ac- no sirven sino para motivar intercam-
titud anti-intelectualista, si quiere bios discursivos entre profesores para
llamársele así. No me revelo contra efectos de papelería universitaria (p.
el intelecto, ¡qué va!, sino contra los ej.: disquisiciones tipo Habermas,
expedientes de echar recurso a él Rawls, Dworkin, Alexy, Ferrajoli...).
para pergeñar discursos académicos Sería magnífico que en la Teoría
engañadores, y tanto más cuanto más del Derecho se pusiera en discusión,
minuciosamente pedantes sean seme- por ejemplo, qué aplicaciones para
jantes escapismos. Bienvenido, por ella pueden tener algunas de las ex-

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plicaciones proporcionadas por Sokal cuales es inundado el mercado acadé-
y Bricmont en su libro sobre las Im- mico con profusiones de escritos que
posturas intelectuales o lo señala- responden a semejantes orientaciones
do por Salmon sobre Storytelling en idealistas. Solo que, hasta donde he
el pensamiento social. En cambio, podido ver, tal actitud no es para nada
ocuparse en meros divertimentos con- exclusiva de “el escenario latino ame-
ceptuales, ponerse a rezar unos ora- ricano”. Se produce análogamente en
torios de discriminaciones entre la otros sitios también: así de manera
pléyade de conceptos tipo storytelling muy notoria en España, por ejemplo.
como aquellos que se entretiene en
manipular, de acá para allá y de allá 8. La cuestión de la enseñanza ju-
para acá, Habermas en su mamotre- rídica es tema de constante polémica
to Facticidad y validez...: todo eso me en Brasil. Para conocimiento del pú-
parece –¡qué quieren que les diga!– un blico brasileño, háblenos un poco de la
formidable desperdicio de las faculta- enseñanza del derecho en su contexto
des intelectuales (mas ello da también de actuación.
una utilidad, desde luego, por cuanto
sirve para tener cargos y realizar pa- Sobre eso he publicado un libro
seos académicos de quienes viven jus- bastante extenso y otro complemen-
tamente de eso mismo, su desempeño tario más breve. Lo que señalado
de cierta peculiar especie de discursos en ellos, tomado básicamente de mi
consistentes en hablar de y para unos propia experiencia en la Facultad de
“cielos” lingüísticos propios). Derecho de la Universidad de Costa
En conclusión: pues sí, yo conside- Rica, gente de otros lados me ha dicho
ro que en los círculos académicos que que se da también, de manera genera-
se ocupan de tales temas dominan, lizada o poco menos, en universidades
poco menos que absolutamente (son europeas y latinoamericanas. Aquí
escasas y poco difundas las excepcio- no puedo explicarlo ni siquiera resu-
nes), unos credos-Vicente hacia au- midamente; mas para ofrecer aunque
tores como esos mencionados en esta sea alguna impresión muy primaria
pregunta. Los especialistas de la ma- sobre el contenido de esas obras, a
teria suelen no dudar en embarcarse, continuación reproduciré lo señalado
sin más, en lo que la pregunta bien lla- en la contratapa de cada una de di-
ma “una asimilación a-crítica de estos chas publicaciones.
aportes” (idealizantes, disimuladores, Pedagogismo y “mala fe”. De la
“celestiales –añado yo–), mediante los fantasía curricular (y algunas otras

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cosas) en la programación universi- ble de recursos materiales o carencias
taria39.– Pedagogismo es otra variante decisivas en cuanto a estos?
más del metodologismo en discursos de El presente libro, a diferencia de
las ciencias sociales, toda la atención se las proclamas pedagogistas, procura
concentra en cumplir con unas forma- hacer ver que dichos tipos de planifi-
lidades procedimentales. Así se hace cación para la enseñanza, verborreica
abstracción de cómo sean los resultados trinchera donde pululan las fantasías
prácticos encubiertos mediante seme- curriculares del gremio de los profe-
jantes requisitos de presentación; se ve sionales en producir esas floraciones
a estos mismos como autosuficientes. de expedienterío, no son sino otras
De tales maneras, en vez de sacar tantas versiones alambicadas de un
a luz qué factores son los verdadera- wishful thinking acomodaticio. Me-
mente decisivos en los desempeños que ros cambios de maquillajes, una y
de manera efectiva tienen lugar en las otra vez, reciclando el sempiterno fa-
instituciones de enseñanza, los Exper- cilismo/aprobismo. En los hechos, eso
tos en pedagogismos se vuelcan a pro- no sirve más que para fomentar una
ducir unos discursos criptotécnicos que enseñanza burocratizada y burocrati-
apartan la vista (‘mala fe’) frente a esas zante.
conductas en sí mismas. Hacen abs-
tracción de cuáles son y cómo funcio- * * *
nan los factores reales que dan lugar a Docencia vs, bu(r)rocracia. A con-
los comportamientos universitarios en travía de la simbiosis entre facilismo/
la práctica. Se contentan con pergeñar aprobismo y burocratilitis, abruma-
informes en donde simulan cobrar vida doramente dominantes40.– Los cuatro
unos constructos idílicos de “objetivos”, Alegatos de que se compone este libro
“perfiles”, fetichismos cuantofrénicos hacen hincapié en ciertos criterios
(“teología de los numeritos”) y demás básicos, nada complicados, que son
celestialidades de su literatura profe- cruciales para no sucumbir ante la
sional. Pero, muy otras son las condi- credulidad de tomarse en serio unos
ciones reales de que depende la calidad encubrimientos burocrático-formulis-
de la enseñanza: sobre todo, ¿profeso- tas. Ello permite desenmascarar las
res de buen nivel académico e impar- engañifas a que abren camino los pro-
tiendo cursos cuya aprobación sea de cedimientos dominantes para progra-
veras exigente o, en cambio, culto al mar la enseñanza universitaria, espe-
“pobrecito” (estudiante) y soberanía del cialmente en cuanto a:
facilismo/aprobismo? — ¿nivel acepta-

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– unos disfraces de “métodos” pro- ciencia de tales bases de conocimiento
gramáticos, que en la práctica despeja el camino para lograr adver-
conducen a apartar la vista de tir que también es dable transitar por
las cuestiones sustantivas (¡cali- OTRAS vías, las contrabu(r)rocráticas,
dad!) para la enseñanza y para en la docencia y en la investigación.
la investigación en serio;
– los empeños de ciertas instan- * * *
cias burocráticas por “domesti- Puesto de la manera más sintéti-
car” la docencia universitaria en ca posible, los dos frentes que ataco en
general; para lo cual, mediante esos libros son sobre todo los siguien-
dichos expedientes de mediocri- tes: facilismo/aprobismo (radical baja
zación coercitiva, consiguen que en la exigencia académica, haciendo
la actividad cognoscitivo-acadé- de la enseñanza un “negocio” masivo
mica quede rebajada a ocuparse para la aprobación al barrer de inep-
principalmente de cumplir con tos en el plano intelectual y tenden-
unos u otros formalismos esteri- cialmente corruptos en el ejercicio
lizantes; profesional) + burocratización de la
– así se consigue que las univer- docencia y también de la investiga-
sidades estén dedicadas sobre ción (sometimiento a toda suerte de
todo a realizar la meta sobera- formalismos administrativos para
na de satisfacer la producción aherrojar el “espíritu” propiamente
de títulos profesionales en gran académico, los cuales son delineados
masa, ¡a como haya lugar! –efi- por unos homo mechanicus del pen-
ciencia le llaman–. samiento: los llamados “expertos” en
Las observaciones que la presen- pedagogía y en metodologísmos me-
te obra pone sobre el tapete procuran diocrizantes, esos profesionales en
dirigir la atención en sentido muy pergeñar toda suerte de detallismos
opuesto al de los tipos de recetas más esquematistas esterilizantes). Ambos
divulgadas en la programación uni- extremos están íntimamente relacio-
versitaria. Si esas observaciones van nados, por lo demás, con el enorme
«a “contravía” es porque, en cambio, fraude que produce la demagogia de
justamente alientan a tratar de sor- la, así llamada, “democratización” de
la enseñanza:
tear esos esterilizantes formulismos
– proletarización de los egresados
encubridores del facilismo/aprobismo
en esas producciones “al barrer”
y a frenar hasta donde sea posible las
de títulos universitarios, lo cual
medidas bu(r)rocráticas. Tomar con-

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tiene como resultado la prolife- centros de enseñanza, distribución
ración de bandadas de profesio- inconveniente de las cifras de profe-
nales incapaces y que en su gran sionales entre unas y otras carreras,
mayoría estarán dispuestos a etcétera. Mas aun estos otros ítems
ganar dinero sin escrúpulos (ni están muy vinculados, al fin de cuen-
intelectuales ni morales); tas, también con aquellos elementos
– desperdicio de esa fuerza labo- básicos que acabo de señalar.
ral, la cual podría ser utilizada [Digresión. –– El lema “TODOS han
más provechosamente en otros de poder estudiar” se traduce, de he-
tipos de trabajos, no necesaria- cho, en que cualquiera tiene la posibi-
mente sujetos a algún papelito lidad de alcanzar, sin mayor esfuerzo
de acreditación universitario; intelectual, un título legitimante que
– serios perjuicios ocasionados a le permita perjudicar cómodamente a
la población en general, recibi- los sectores de población que requie-
dos en “carne propia” por la gen- ran servicios “técnicos” del área res-
te que termina siendo víctima pectiva. Por el contrario, los profesio-
de los servicios deficientes reci- nales capaces no pueden resultar sino
bidos de esa masa de profesio- de estudios universitarios muy exi-
nales irresponsables, aquellos gentes. Estos últimos no están en con-
cuyos títulos han sido obtenidos diciones de ser llevados a cabo, quié-
merced al todopoderío del faci- rase o no, sino por las muy pequeñas
lismo/aprobismo. (si su número se compara con el de la
En Costa Rica, todo ello se da en población global en un país) minorías
forma no poco abundante: tremenda de personas que demuestran ser espe-
superpoblación de Lienciados en De- cialmente capaces para poder seguir-
recho, lanzados al mercado por toda los y que pongan en práctica la firme
suerte de universidades (públicas y voluntad de someterse a muchas ho-
privadas), los cuales salen a ganarse ras de estudios “duros”.
la vida “a como haya lugar”...¡caiga Empero, ¿podría acaso darse una
quien caiga! 41. democratización NO demagógica? Sí,
No se me oculta que también hay pero siempre y cuando ella no se halle
otros problemas importantes: serios sometida por encima de todo a la ley
desfases entre los contenidos de la del mayor número. Este otro tipo de
enseñanza universitaria y la práctica democratización tiene muy poco que
profesional misma, infraestructuras ver con la que vemos en la actuali-
materiales inadecuadas en muchos dad, tendría que asentarse más bien

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en todo lo contrario del rasgo predo- do básico de derechos humanos, sino
minante en esta última. Me atrevo además numerosos trabajos comple-
a llamarles, respectivamente: demo- mentarios42. Tal vez mis conclusiones
cratización embrutecedora y demo- principales al respecto son las que
cratización superadora. Esta última he extraído en dos de mis últimos es-
consistiría, no en abrirle el camino de tudios al respecto, por cierto breves,
estudios universitarios (facilongos) publicados sobre esa temática: “¿De
a la mayor cantidad de aspirantes, qué ‘viven’ los que hablan de derechos
sino en garantizar que a esos estudios humanos?” y “El lenguaje de los dere-
estén prácticamente en condiciones chos humanos como un ‘mal menor’ ”
de acceder también –mediante becas (el texto completo de cada uno puede
suficientemente generosas– quienes ser bajado de internet43).
provengan de familias económica- En los debates donde se invoca
mente débiles. Esto bajo la condición ese talismán lingüístico, no hay que
sine qua non de que cualquiera, rico o dejarse marear por la mucha charla-
pobre, que aspire a esos títulos profe- tanería que cunde al respecto, sino sa-
sionales necesite acreditar no simple- ber distinguir muy bien, en cada caso,
mente sus deseos de obtenerlo (“... a dos niveles: a) por un lado, están los
como haya lugar”), sino el poseer di- problemas “vivientes” de tantos seres
cha capacidad (¡verdaderamente!); y humanos que sienten en carne propia
que la ponga en ejercicio pleno, claro las violaciones graves que los poderes
está, lo cual tendrá que demostrar en instituidos, pero también otras ins-
los hechos mediante su propio trabajo tancias sociales (los grupos parami-
de satisfacer los niveles de exigencia litares de derecha y las guerrillas de
altos (¡verdaderamente!) que se re- izquierda), practican al respecto + en
quieren para aprobar esos estudios.] el lado de enfrente, las conductas de
quienes arriesgan el pellejo para com-
9. ¿Cómo observa usted el deba- batir tales violaciones; b) los mares
te acerca de los Derechos Humanos de discursos académicos y en general
y multiculturalismo en el contexto burocrático-internacionales de quie-
actual? nes lucran charlataneando sobre esas
cuestiones, en foros muy bien pagados,
Sobre los discursos acerca de los, trasladándolas a unas elucidaciones
así llamados, “derechos humanos” he en planos generalísimos, cómodamen-
escrito mucho, seguramente dema- te “celestiales” (discusiones estériles
siado: no solo los tomos de mi Trata- sobre la “esencia”, los “fundamentos”

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y demás44 de cuanto se convenga en el de la teorización sobre “derechos
llamarle “derechos humanos”, sea ello humanos”, de sus múltiples trampas
lo que fuere en la práctica). retóricas y en general de sus cardina-
Por lo general, quienes se entre- les vaguedades, propicias para toda
tienen en –y no pocos hasta viven suerte de discursos efectistas. Pero
de– la discurseadera (b), señalada- es muy difícil que cierta eventual “hi-
mente aprovechándose para ello de gienización” (tarea que de por sí no
fondos generosamente disponibles en sería nada sencilla aun en el plano
organismos internacionales (financia- intelectual, y hasta ahí mismo no es
dos hasta por los propios gobiernos realizable más que en alguna medida
violadores), dan por sobreentendido secundaria) fuera dable imponerla en
que mediante semejantes peroratas, la práctica, esto es, en los discursos de
no menos pretenciosas que pletóricas las instancias políticas y las judiciales
de conceptos emocionalizantes cuyos encargadas de aplicar esos derechos.
contenidos son muy indeterminados, Ya hice la advertencia de que, por el
vale decir, manipulables a piacere y carácter consubstancialmente retóri-
aceptables en principio por todas las co de tales discursos, en el mejor de
ideologías, así es cómo vendría a de- los casos –¡muy deseable, por cier-
cidirse en la práctica lo de (a): ¡qué to!– ellos no pueden ser conformados
mentira más descomunal! sino de acuerdo con ciertas maneras
No niego que pueda valer la pena lingüísticas que constituyan un “mal
en el plano del conocimiento intelec- menor”.
tual –cuando no se trata de un pre-
texto para llevar adelante el “negocio” * * *
de cierto establishment académico in- El tema del “multiculturalismo”
ternacional dedicado a turistear bien se presta mucho para tales ejercicios
lucrativamente amparándose bajo de habladeras pour la galérie, pero
dicha etiqueta prestigiosa– elucidar también es posible, desde luego, enca-
y debatir sobre la materia; siempre rarlo con verdadera penetración. Para
y cuando se trate de aspectos que hacer esto último es necesario, ante
atañen a decisiones concretas sobre todo, cuidarse de no confundir entre sí
aspectos vitales denominados así, ya cuatro grandes rubros de cuestiones,
sea sobre algunas en especial o un bien diferentes las unas de las otras
grupo característico de ellas. Aun en en cuanto a sus respectivas condicio-
tal caso, sería bueno empezar por “hi- nes veritativas (a-d) y a las posibles
gienizar” debidamente ese lenguaje, consecuencias (e) que respectivamen-

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te se sigan de ello –sin perjuicio, claro el medio social correspondien-
está, de no dejar de tener asimismo te).
muy en cuenta las relaciones (¡no es lo – e. Especialmente en cuanto a
mismo que no distinguir!) que de ma- (d), mucho importa no pasar por
nera efectiva se producen entre ellas encima de que unos y otros en-
mediante las prácticas discursivas en tre los criterios valorativos (b)
cuestión–: pueden muy bien CONTRADECIRSE
– a. Asuntos de “es”, descripción en la práctica (puede contrade-
de HECHOS pertinentes (sin nece- cirse un principio con otro, pero
sidad de entreverarlos con posi- también pueden ser antinómi-
bles valoraciones al respecto). cas entre sí distintas interpreta-
– b. Asuntos de “debe”, unos crite- ciones con respecto a la formula-
rios valorativos que se asumen ción de un mismo principio); en
como AXIOMAS pre-supuestos los hechos, la efectividad de unos
para esos contextos. “derechos humanos” va en per-
– c. Relaciones entre (a) y (b), vale juicio de la efectividad de otros
decir, juicios de valor resultan- “derechos humanos” (ej., leyes
tes de calificar aquellos hechos de “seguridad social” de unos
con base en dichas pautas valo- contra “libertad de producción”
rativas. eficiente de otros), así como la
– d. Para corregir aspectos de (a), efectividad de cierto derecho hu-
que se juzguen indeseables a la mano de unos va en perjuicio de
luz de (c), ¿qué medidas efecti- la efectividad del mismo derecho
vas –esto es, ¡no solamente unos humano en cuanto a otras per-
sueños bien intencionados!– se- sonas (ej., libertad de expresión
ría dable adoptar con cierta po- de los dueños –sean estatales
sibilidad fáctica de lograr ser o privados– de medios públicos
puestas realmente en práctica?: versus libertad de expresión de
TECNOLOGÍA social (vale decir, ciudadanos comunes)45.
aplicar líneas de causa-efecto Tengo la impresión de que en las
que sean verdaderamente posi- elucidaciones corrientes sobre “mul-
bles, con buenos grados de pro- ticulturalismo” no se está para nada
babilidad empírica, en función cerca de adoptar estas precauciones
de las mentalidades individua- metodológicas elementales. Como con-
les reales y de unas dinámicas secuencia, el asunto queda enredado
sociales reales movilizables en en toda suerte de pensamientos fala-

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ciosos y de indeterminaciones en ge- arrastrado como si tal cosa entre las
neral, por más bien intencionados que ruedas del pre-juicio de asumir que lo
acaso puedan ser algunos de quienes que “la gente” dice –en este caso, si-
presentan “ponencias” al respecto. guiendo a unas cúpulas del marketing
académico– tenga necesariamente
10. Para finalizar, agradecien- que ser acertado. Puede serlo... ¡o no!
do por la entrevista: en función de su Empero, ¿cómo hacer para juzgar
rica experiencia académica y de vida, al respecto? O sea, como dijo una vez
¿cuál es, a su juicio, la contribución y Max Weber: saber “...mantener la ca-
el desafío de la reflexión teórica en el beza fría frente a los ideales [inclui-
campo jurídico? das las ideologías académicas] domi-
nantes, aun los más mayestáticos, en
Para mí, la alternativa es muy el sentido de conservar la capacidad
clara y casi siempre se da en forma personal de ‘nadar contra la corriente’
bastante neta cada vez que uno deci- en caso necesario” (p. ej., no tragar-
de qué se propone alcanzar como aca- se así como así unas celestialidades
démico. Lo más habitual es tomar por tipo Habermas). Desde luego, no exis-
el camino de rendirle culto al efecto- te ninguna “fórmula” para lograrlo.
-Vicente, sea cual fuere la moda actu- También depende, en mucho, no solo
al así seguida mas no es imposible, de tener las “ganas” de hacerlo –lo
claro está, que la oleada contenga cual, de por sí, no es muy frecuente,
metidas también algunas cosas inte- menos que menos en la vida acadé-
lectualmente iluminadoras). O bien, mica globalizada– sino de los talentos
por el contrario, uno trata de largarse naturales de cada quien.
como pueda. aun con la medianía de Ahora bien, ¿quiere decir que ese
sus capacidades intelectuales propias, es un camino reservado a genios?
por el camino del incómodo consejo ¡Claro que no! Aun los intelectuales
kantiano: Sapere aude! (Ten el valor de talentos no excepcionales pueden
de servirte de tu propia razón). Para seguirlo, si quieren, siempre y cuan-
intentar esto último, lo fundamental do tomen el cuidado de adoptar sobre
es no tenerle miedo a DESCONFIAR de todo una precaución heurística decisi-
las modas académicas imperantes. va, no menos fundamental que muy
No digo que esas modas, solo por ser poco puesta en práctica. Es sencilla:
tales, uno deba rechazarlas a priori. no conformarse con leer únicamente a
Sólo digo que es cuestión de evitar, si los autores más mencionados, y a los
es que a uno le importa hacerlo, ser secundarios que les hacen eco, sino

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prestar mucha atención también a las En nuestro caso, se trata sobre
orientaciones que estén más radical- todo de conocer justamente los ór-
mente en contra de posiciones como denes de razones sobre los cuales
las de aquellos. Vale decir que, en vez aquellos autores de moda sobre los
de encerrarse en el paradigma teoré- cuales se me ha preguntado, y sus se-
tico básico adoptado por uno mismo, guidores en general, hacen mutis por
ese proporcionado por los autores con el foro. No simplemente, claro está,
quienes se simpatiza en primera ins- enterarse de unas objeciones sobre
tancia o simplemente tomar al azar detalles más o detalles menos de te-
alguno de los más nombrados en su sis como las formuladas por ellos mis-
entorno, es cuestión de estar dispues- mos, en los aspectos –al fin de cuentas
to a abrir el pensamiento para cono- secundarios– sobre los cuales sí acep-
cer también estudios que ponen sobre tan debatir esos autores y su cortejo.
el tapete paradigmas incompatibles Lo cierto es que esto último hasta les
con aquellos; sobre todo, estar atento complace, pues al fin de cuentas viene
a examinar atentamente las pruebas a echar agua hacia su propio molino:
–razones y experiencias reales– ofre- dado que así no se impugna la vali-
cidas en apoyo de estos otros. Solo dez fundamental de este mismo, su
una vez conocido a fondo (esto es, no pre-supuesta “seriedad”, sino apenas
apenas mediante unos resumencitos el tamaño relativo de alguna de sus
tomados de por ahí, que tal vez has- astas o el color de unos ladrillos del
ta sean los estampados en textos de borde. No, las razones a que me re-
los propios autores de moda o de sus fiero son ni más ni menos unas que
seguidores) cuáles son verdaderamen- a esos autores no les gusta para nada
te los principales argumentos de esos que salgan al ruedo, esas de las que
otros estudios también, los “heréticos” ellos que prefieren no hablar. Pasa
podríamos llamarles, entonces sí se como en un diálogo imaginario escrito
está en condiciones adecuadas de to- por Jhering:
mar partido hacia uno u otro lado con “...Lo único que tiene que hacer respecto
conocimiento de causa. En efecto, sólo de ellos [ante tales novelas de concep-
tos] un espíritu pensante es entregarse
así es dable tener verdaderamente un a ellos por completo y bucear en lo más
juicio propio (sapere aude) al respecto, hondo de su esencia para sacar a relucir
en vez de conformarse con adherir al y dar a conocer toda la riqueza de con-
tenido que un concepto encierra. Lo que
efecto-Vicente que impere en el medio produzca por esa vía es verdad y tiene,
académico donde uno se mueve predo- como toda verdad, derecho a la validez
minantemente. absoluta.

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“— En vuestro cielo, podrá ser. Pero en la práctica, por lo general los lectores
la tierra...
de la materia no llegan a enterarse
“— ¡Déjame en paz con tu tierra!”.
de la existencia de opiniones radical-
* ** mente cuestionadoras de los marcos
Mateo/Vicente [supra: a la altura de
A menudo no resulta fácil, por la n. 11] que estén de moda. Por lo
más que uno lo quiera, acertar a dar demás, no menos cierto es que, al fin
con tales críticas. Ni los dueños de la de cuentas, aun los propios eventua-
capilla, ni sus comentaristas en gene- les lectores (profesores de esa materia
ral, le van a hacer saber a usted que y sus obedientes alumnos) de los te-
ellas existen. Si bien es raro que no mas en cuestión, casi todos ellos con-
las haya, uno no suele toparse con dicionan igualmente sus intereses de
estas a las primeras de cambio. Por conocimiento a ni más ni menos que
ejemplo: ¿qué feligrés de Rawls, de esos mismos cerrojos mentales Mateo/
Habermas, de Alexy, de Dworkin, de Vicente. La tónica abrumadoramente
Ferrajoli, etc., va a llamar la atención dominante ante críticas realistas a las
sobre trabajos como los que indiqué al corrientes de moda en la actual Teoría
principio (ni siquiera los bastante re- del Derecho es el consabido: mejor no
cientes)? O bien, ¿como se va a ente- meneallo...
rar usted, salvo por casualidad, de ob- El acceder a la literatura crítica
jeciones tan puntuales como, p. ej., las más pertinente depende casi siempre
presentadas por mí mismo (y posible- de un buen porcentaje de azar, pues
mente las de muchos otros, a quienes no es ella la que uno va a encontrar ci-
ni conozco)? El ambiente académico tada una y otra vez en corrientes que
no suele ser nada favorable a difundir están de moda. Permítaseme men-
exámenes que cuestionen a fondo las cionar algo de mi propia experiencia,
costumbres discursivas dominantes como ilustración. Si yo no me hubie-
allí mismo46. Aun si se logra publicar ra formado en el Uruguay, ¿de dónde
en algún sitio tales tipos de estudios, habría venido a conocer una obra tan
y tanto más cuando estos no son solo absolutamente fundamental, para no
heterodoxos sino radicalmente críti- ser víctima de engaños discursivos,
cos frente a esas costumbres genera- como es la Lógica viva de Vaz Ferrei-
les, entonces el propio establishment ra? ¿O acaso hubiera yo leído las fun-
profesoral se encarga de no referirse damentalísimas Notas sobre derecho
a estos exámenes, hace simplemente y lenguaje de Carrió, si me hubiera
como si no existieran. Así es cómo, en formado en España o en el Brasil? Si

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no hubiera estudiado en Alemania, cuestión de amarrarse de pies y ma-
¿quién me hubiera remitido a estudios nos al efecto-Vicente en general, y
imprescindibles como los de Albert y como consecuencia encerrarse tambi-
Topitsch?; más aún, hasta estando én en el trillo-Mateo, cuando uno va a
allí mismo, ¿cómo hubiera logrado investigar sobre cualquier tema.
descubrir los excepcionalísimos análi- Una buena precaución anti-
sis de Scheuerle, sobre toda suerte de -Vicente y anti-Mateo, al alcance de
trampas argumentativas corrientes cualquiera, es revisar las revistas de
en discursos jurídicos, si no hubiera la materia y fijarse especialmente en
sido el propio Esser quien me los reco- estudios cuyo título sugiera ofrecer
mendó? Y hasta el célebre estudio de argumentos en contra de lo que uno
Llewellyn A Realistic Jurisprudence, mismo cree (mejor dicho, de lo que le
básicamente insuperable, tal vez nun- han enseñado a creer). Igualmente,
ca me hubiera decidido a leerlo (aun- prestar mucha atención en indagar
que lo vi citado ocasionalmente por eso al mirar las bibliografías de esos
ahí), yo hubiera seguido ignorando lo mismos artículos y en general las de
absolutamente fundamental que es, si todos los libros que uno consulte, total
no se me hubiera dado la casualidad o parcialmente, por cualquier motivo.
de topar con su traducción al alemán Lo más probable es que, si se proce-
en una compilación de sociología jurí- de así, sería muy raro no terminar
dica que por casualidad vine a leer. por caer sobre algún estudio no con-
Sí, hay mucho de contingente formista, es decir, de orientación no
en eso de llegar a dar con las obras vicentiana. A partir de ahí, sea o no
apropiadas para “abrirle” a uno los sea valioso en sí mismo ese estudio en
ojos... Por el contrario, con aquellas particular, es probable que revisando
que le “tiran pimienta en los ojos” se la bibliografía allí mencionada se en-
va a topar usted, quiera o no quiera, cuentre la referencia de alguna o va-
desde sus primeros contactos con dis- rias obras importantes de tendencias
ciplinas como la nuestra. Pero es de fundamentales no consideradas en el
buena ayuda tener al menos la acti- área vicentiana donde uno se formó; y
tud dirigida a buscar, en lo posible, así sucesivamente, pues cada estudio
estudios no conformistas en relación no conformista suele contener refe-
con lo pregonado por el establishment rencias a algunos otros. Una vez que
académico, o en todo caso no desapro- se consiguió abrir, aunque sea algún
vechar la suerte de que alguien se los poquitito (al principio), unas “hendi-
mencione. Tener bien claro que no es jas” en la mampara vicentiana, posi-

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189
blemente la rasgadura se irá haciendo como también fuera de él, desde siem-
cada vez mayor a medida que uno co- pre. La globalización ha hecho, em-
nozca, de remisión en remisión, más pero, que cumplir con él sea cada vez
trabajos importantes en donde se lla- menos común en los círculos académi-
me la atención sobre las dificultades cos de Teoría del Derecho. Como dijo
fundamentales no tomadas en cuenta Andreski, hace ya unos cuantos años:
en los estudios de aquellos autores (y “Aunque no se atrevan a proclamarlo,
sus seguidores) que la globalización la divisa del rebaño académico actual-
académica impone como moda. mente parecería ser la siguiente: ‘No
En síntesis: la cuestión no es que piense [¡confórmese con repetir tipos
usted esté o no esté de acuerdo con de discursos que estén a la moda!].
ciertos autores de moda, sino la dispo- El pensamiento podría hacerlo impo-
sición personal que se tenga de no ten- pular en el próximo encuentro anual
derle de antemano una carta de acep- de su Sociedad Seudológica’”. Hoy tal
tación en blanco al maremoto Vicente situación es, por cierto, aun muchísi-
en que le toque estar inmerso. Empe- mo más generalizada que entonces. Y,
ro, si esos autores le convencen aun por cierto, la oleada del establishment
después de conocer usted –no menos académico internacional en Teoría del
cuidadosamente que lo de ellos mis- Derecho (Habermas, Rawls, Dworkin,
mos– también las principales RAZONES Alexy, Ferrajoli, etc.) va en la dirección,
que otros autores –no acreditados en a toda máquina, de hacer que así sea
el círculo vicentiano– esgrimen para siempre de más en más.
estar radicalmente en desacuerdo con Para decirlo con las mismas pa-
aquellos... ¡bienvenido sea si, en tales labras de la pregunta formulada: “...
condiciones, usted no haya cambiado el desafío de la reflexión teórica en
de opinión! Entonces sí, aunque usted el campo jurídico” depende, al fin de
comparta aquellas posiciones “nor- cuentas, de cada académico por sí
males” (por decir así), ya no lo hará mismo: ¿sapere aude o alineación bajo
por efecto-Vicente, sino en virtud de unas u otras rutas del efecto-Vicente?
haber alcanzado a calibrar el asunto Un desafío intelectual, cuando hay ver-
“con su PROPIA razón”: Sapere aude... daderamente tal, no puede consistir
Yo pienso que es ni más ni menos que sino en atreverse a anteponer el sape-
este, justamente, el atrevimiento que re aude a las comodidades –tanto las
constituye el principal “desafío de la teoréticas como las práctico-institucio-
reflexión teórica en el campo jurídico” nales– de los derroteros universitarios
(palabras de la pregunta formulada), tipo Vicente. Sólo que, el tomar por el

JUSTIÇA DO DIREITO v. 1, n. 1, jan./jun. 2011 - p. 155-200

190
lado de tales “desafíos” no puede nun- es no meneallo... Pero, difícilmente se
ca constituir un camino colectivo. Eso, alcance a percibir tales horizontes si
por su propia naturaleza (no-Vicente), uno no llega a estar “vacunado”, al
no puede ser llevado a cabo sino como menos en alguna medida, contra la in-
una opción personal de cada quien clinación general a la “celestialidad”
(sea o no sea compartida también por que es propia, ya sea mediante unas u
algunos de sus colegas, probablemente otras variedades de engañifas discur-
muy escasos). Si es que tales “desafí- sivas (también las de apariencia más
os” son aun posibles en el campo de la “técnica”), en los planteamientos do-
actual Teoría del Derecho, no podrí- minantes en ese vasto y caleidoscópi-
an sino consistir, a mi juicio, en unas co género de la literatura más citada
u otras maneras de lograr que en esa actualmente en los círculos académi-
Teoría tengan una voz audible, tambi- cos de Teoría del Derecho.
én, las posiciones liberadas de transi-
tar por “cielos” discursivos como esos 11. Colofón.–
a que confinan sus planteamientos los [Nota.– Me tomo la libertad de añadir el
presente complemento, no contemplado
autores internacionalmente más cita- específicamente por las preguntas que me
dos (efecto Mateo) de dicha disciplina. fueron efectuadas.]

* * * Para obtener unas “vacunas” del


tipo señalado al final del parágrafo
Si bien se mira, lo que he ido seña-
anterior, no hay más remedio que ha-
lando a lo largo de mis respuestas a
cer todo lo contrario de cuanto le su-
las preguntas formuladas podría resu-
giere a uno el clima Vicente. Sí, para
mirse en recalcar lo siguiente: sólo si
eso no hay más remedio que leer aten-
uno se anima a NO confiar ciegamen-
tamente unos estudios que en las bi-
te en lo que el marketing de la Teoría
bliografías del imperio Vicente actual
del Derecho globalizada impone como
no asoman la cara. En tal sentido, tra-
efecto-Vicente, en las esferas acadé-
bajos como los que indiqué al princi-
micas sumisas al establishment inter-
pio [§ 2] (también hay muchos otros)
nacional de esa disciplina, sólo así es
son especialmente indicados. Pero no
posible tener interés en abrir los ojos
se me oculta, ¡faltaba más!, que un
hacia unos horizontes de pensamien-
académico joven no puede esperarse a
to incómodamente “terrenales” que
leer todo eso, y aun mucho más, antes
allí quedan sencillamente afuera del
de empezar a formarse alguna opinión
ruedo, descartados de antemano me-
que no sea del todo aventurada sobre
diante la inapelable eficacia del mejor

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191
los autores y las obras que estén de Adonde quiero llegar, ahora, es
moda. Desde luego, yo mismo no fui a hacer ver que existe la posibilidad
conociendo esa literatura, la poco con- efectiva de salirse del laberinto-Vicen-
vencional, sino a través de un proceso te de los planteamientos “celestiales”
de muchos años Y, por cierto, ¡no es- que están de moda, y de no importa
peré a leérmela toda antes de opinar qué otros que cualquier día de estos
sobre la materia! vendrán a tomar su lugar, siempre y
De muy buena parte de esas cuando usted tenga la voluntad para
obras, las poco o nada ilusionistas, intentarlo, aun sin necesidad de pedir-
no tuve noticia alguna sino en etapas le cantidades imposibles como lectura
ya bastante avanzadas de mi carrera previa. Por eso me parece oportuno
académica. ¿Quiere decir que los tra- no concluir el presente documento sin
bajos míos anteriores a tales o cuales dejar de señalar, para quienes estén
de esas lecturas estaban muy desca- dispuestos a intentar la “aventura”
minados? Pues bien, yo diría que no. intelectual de bajar del cielo a la tier-
Creo, sí, que algunos de mis desar- ra en Teoría del Derecho, y en general
rollos podrían haber sido más matiza- en materia de teoría social, unos tra-
dos, como también algo mejor adverti- bajos que ponen el acento en aspectos
dos en cuanto a tales o cuales aspec- absolutamente fundamentales, cuya
tos secundarios, si en la época en que lectura no es muy difícil ni de mucha
los escribí hubiera conocido ciertos extensión [marco con un asterisco* al-
estudios que leí sólo más tarde; pero gunos de ellos que me parecen espe-
pienso que, así y todo, aun aquellos cialmente indicados para orientarse
estaban bien orientados en lo princi- en direcciones realistas al abordar el
pal. ¿Es un milagro, o tal vez simple examen de los discursos jurídicos]:
casualidad, que ya por entonces yo no – *Vaz Ferreira, Lógica viva.
haya sido víctima de “celestialidades” – *Carrió, Notas sobre derecho y
como las actuales (tampoco faltaron lenguaje (edición original; pero
en aquella época)? No, no lo es. He no es indispensable leer el Apén-
aquí la explicación: yo me había leído dice ubicado al final, pág. 91 y
al menos algunos estudios fundamen- sigs. ).
tales de neta raigambre realista, en- – *Kelsen, Teoría Pura del Dere-
tre los cuales me sirvió especialmente cho (su cap. VIII en la edición
de “vacuna” para toda la vida la Lógi- definitiva).
ca viva de Vaz Ferreira. – Jhering, Bromas y veras en la
Jurisprudencia (Parte III).

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192
– *Dewey, “Logical Method and – Weber: “La política como voca-
Law” (Cornell Law Quarterly, N° ción” (en El político y el científi-
10, 1924). co).
– Kantorowicz: “La lucha por la – *Perelman/Olbrechts-Tyteca,
ciencia del derecho” (en: La cien- Tratado de la argumentación
cia del derecho, Losada, Buenos (Introducción, Primera Parte y
Aires). Segunda Parte).
– *Llewellyn, “A Realistic Juris- – Waismann, “Verifiability” (en
prudence – The Next Step” (Co- A.G.N. Flew, Essays on Logic
lumbia Law Review, t. 30, 1930; and Language, 1a Serie).
se puede prescindir de las notas – *Brecht, Teoría política (pp.
subpaginales)47. 122-131).
– *Ross, Sobre el derecho y la justi- – Haba, “Kirchmann sabía me-
cia (§§ LXIII, LXIV, LXIX, LXX- nos... ¡pero vio mejor!”49.
XIV y cap. XIV). – *Haba, “Normativismo y realis-
– *Haba, “La opción capital para mo como opciones del juez”50 [ex-
los razonamientos jurídicos: posición bastante sencilla, para
¿novelas de conceptos o una tec- tomar a modo de recapitulación
nología social?”48. elemental sobre las conclusio-
– Salas, “Presentación” (en Al- nes metodológicas básicas más
bert, La ciencia del derecho generales para orientarse rea-
como ciencia social). listicamente en el pensamiento
– Frank, Derecho e incertidumbre. jurídico].
– Freud, “Animismo, magia y om- Tal vez el orden más recomen-
nipotencia de las ideas” (en Tó- dable para proceder a efectuar esas
tem y tabú, Alianza Editorial). lecturas es el indicado, pero no hay
– MacDonald, “The langage of po- inconveniente en que sea cualquier
litical theory” (en A.G.N. Flew, otro. Para realizarlas en su totalidad,
Essays on Logic and Language, bien pueden bastar unos pocos meses,
1a Serie). si se dispone del tiempo para ello; mas
– Salas, “La Falacia del Todo: no hay inconveniente, desde luego, en
Claves para la crítica del ho- ir efectuándolas más espaciadamente.
lismo metodológico en las Pienso que a la luz de dichas lecturas,
ciencias sociales y jurídicas” tal vez con apenas algunas de ellas
(en Revista Telemática de Filoso- (digamos alrededor de seis semanas
fía del Derecho Nº 10) para conocer al menos los textos indi-

v. 1, n. 1, jan./jun. 2011 - p. 155-200 JUSTIÇA DO DIREITO

193
cados de Vaz Ferreira, Carrió, Dewey – Salmon, Storytelling. La máqui-
y Llewellyn), podría ya tenerse unas na de fabricar historias y forma-
herramientas de pensamiento que pre- tear las mentes.
vengan de caer con tanta facilidad en – Schopenhauer, El arte de tener
las redes de unas “storytelling” como razón.
las pergeñadas por Rawls, Habermas, – Goodrich, Legal Discourse. Stu-
Ferrajoli e tutti quanti. dies in Linguistik, Rhetorik and
Claro que sería muy recomendable Legal Analisis.
ir estudiando después, aunque sea de – Haba, Metodología jurídica irre-
a poco, obras como las siguientes, muy verente [o bien, muchísimo más
iluminadoras, si bien son más extensas amplio: Metodología (realista)
(casi todas) que las de la lista anterior, del Derecho, 3 ts.]; pero no es ne-
y aunque algunas de ellas (las menos) cesario leer la obra de punta a
pueden resultar un tanto difíciles: punta, ni siguiendo exactamente
– Berger, Introducción a la Sociolo- el mismo orden en que los temas
gía. van siendo presentados allí, sino
– Arnold, The Simbols of Govern- que el lector queda habilitado (al
ment. consultar los detallados índices
– Berger y Luckmann, La cons- que se ofrecen allí) para elegir
trucción social de la realidad. por sí mismo a qué Secciones o
– Hospers, Introducción al análi- a qué numerales en especial pre-
sis filosófico (cap. 1) y La con- fiere dedicarle atención en unos
ducta humana (sobre todo: caps. u otros momentos.
1, 5, 8, 9). Ojalá lo expuesto a lo largo de mis
– Albert, Tratado de la razón crítica. respuestas a las preguntas que se ha
– Pitkin, Wittgenstein, El lenguaje, tenido la amabilidad de formularme,
la política y la justicia. pueda contribuir en algo a despertar,
– Frank, Law and the Modern en quienes hayan tenido la pacien-
Mind. cia de leer hasta aquí, cierta curiosi-
– Gottlieb, The Logic of Choice. dad como para aventurarse a “perder
– Andreski, Las ciencias sociales el tiempo” (desde el punto de vista
como forma de brujería. Vicente) en estudiar algunos de las
– Sokal y Bricmont, Imposturas trabajos por mí señalados. Si acaso
intelectuales (sobre todo: págs. es así, mis contestaciones habrán al-
13-33, 63-113, 139-151, 201-229, canzado su propósito más ambicioso.
283-294). Esto es: conseguir llamar la atención

JUSTIÇA DO DIREITO v. 1, n. 1, jan./jun. 2011 - p. 155-200

194
sobre el hecho de que existen también de dicha discusión asimismo un extenso estu-
dio mío publicado aparte, “Debate sobre Teoría
unas herramientas intelectuales que, de la Argumentación: Avatares de lo ‘racional’
si uno está dispuesto a conocerlas, y lo ‘razonable’, cuando son eximidos de tener
carnet de identidad (como también sobre unos
suministran las armas mentales ca- ecos, en Teoría del Derecho, de la perenne dico-
paces de permitirle a cada quien res- tomía entre ‘el científico y el político’)” [Revista
Telemática de Filosofía del Derecho (www.rtfd.
quebrajar sus propios cercos-Vicente, es), N° 14-2001: 239-316], texto del cual en Doxa
vengan estos de donde vengan, en la no se incluyó sino una “(versión fragmentaria)”
[pp. 409-428]; por lo demás, sólo en la RTFD. se
Teoría del Derecho y para las ciencias encuentra mi respuesta a las objeciones de Gar-
sociales en general. cía Amado, “V. Postscriptum (con respecto a un
malentendido mayor, curiosamente pertinaz)” (p.
311-316). – Años atrás yo había presentado un
Notas estudio donde examiné en particular el libro “Te-
oría de la argumentación jurídica” de R. Alexy:
1 «Teorización constructivista como “forma de vida”
El cuestionario de esta entrevista se formuló en
(Sobre “formas y reglas” del discurso jurídico en
2009; fue respondido por correo electrónico en
los tribunales inexistentes)». Doxa-21(1998)/ v. I,
junio de ese mismo año. Dicha respuesta, la ori-
p. 147-170 [http://www.cervantesvirtual.com/por-
ginal, no llegó a ser publicada sino muy reciente-
tal/DOXA/cuadernos.shtml]; este examen había
mente: Revista Justiça do Direito (2012). La pre-
aparecido previamente en alemán, como parte (§
sente versión (octubre de 2012) presenta cambios
VI) de mi estudio sobre la “Heilige (Rede-)Familie”
que sólo son leves, y en general de importancia
[ref. infra: n. 36]; ahora pasa a formar parte, en
secundaria, con respecto a la original: el autor
versión revisada y ampliada, de La ciencia de los
ha aprovechado esta ocasión para corregir sobre
juristas... [ref. n. 2]: cap. VI. [No estoy enterado de
todo algunos pequeños detalles en la redacción y
que ninguno de los numerosísimos comentadores
poner al día las referencias a mis propios traba-
de los planteamientos de Alexy haya respondido,
jos. — Direcciones del autor: ehaba@ice.co.cr //
ni en Doxa (donde con no poca asiduidad se escribe
enriquepedrohaba@gmail.com // enrique.haba@
sobre ese autor) ni en ningún otro sitio (tampoco
ucr.ac.cr .
en alemán), a las críticas, por cierto bien puntu-
2
De eso me ocupo detalladamente en mi libro: La ales, que pongo sobre el tapete en dicho estudio.]
ciencia de los juristas: ¿qué “ciencia”? De la cien- 5
Hasta donde estoy enterado, en ningún sitio se
cia jurídica normal a la ciencia jurídica exquisita,
ha publicado un análisis a fondo sobre la gran ar-
Editorial Jurídica Continental, San José (C.R.),
tificialidad que tienen los planteamientos doctri-
2012 (en prensa) [será obtenible en: http://www.
narios propuestos por ese autor. Así, en las varia-
libreriaucr.com/catalogo/].
das contribuciones reunidas en las dos oportuni-
3
Infra: § 5. dades donde la prestigiosa revista española Doxa
4
Hace poco tiempo fue publicado en Doxa (N° 33- ha considerado del caso ocuparse especialmente
2010): “Un debate sobre las teorías de la argu- de examinar obras de Ferrajoli (N° 31-2008, pp.
mentación jurídica” (pp 319-450). A partir de un 201-234; N° 34-2011, in toto), todos los exámenes
ensayo mío, “Razones para no creer en la actual allí presentados responden esencialmente a enfo-
Teoría (ilusionista) de la Argumentación. Pa- ques ditirámbicos al respecto; las objeciones que
pel que tales teorizaciones cumplen como más a aquel se le formulan, cuando las hay, son de
nueva ideología de legitimación con respecto, orden muy secundario. – Por mi propia parte, no
especialmente, al discurso jurídico profesional” he llegado a referirme sino muy de paso a lo de
(p. 321-360), allí ese tema es discutido mediante dicho autor, así en: Doxa 33, p. 383, n. 38; y aho-
artículos de los profesores M. Atienza, O. Sarlo ra en mi estudio sobre las “novelas de conceptos”
y J.A. García Amado, los cuales se refieren al [ref. infra: n. 16], allí en el comentario “Novelísti-
mío, y también hay tres artículos míos más en ca de Ferrajoli (y otras)”, digresión ubicada en su
contestación respectivamente a las dos interven- § 3. Permanece inédito el lúcido estudio del Prof.
ciones de Atienza y a la de Sarlo. Forma parte Minor E. Salas: “Sin Derecho ni Razón. Sobre el

v. 1, n. 1, jan./jun. 2011 - p. 155-200 JUSTIÇA DO DIREITO

195
16
garantismo penal de L. Ferrajoli: su carencia de Sobre las “novelas de conceptos” en la Teoría del
validez científica y de practicidad real” (manus- Derecho, véase Metodología (realista) del Derecho
crito ofrecido para publicar en Doxa, pero aún [ref. n. 6], Sec. F.2; o véase La ciencia de los juris-
pendiente de aceptación allí). tas... [ref. n. 2], cap. VII.2. Un tratamiento más
6
Cf. mi libro Metodología jurídica irreverente. circunstanciado de esta cuestión se encuentra en
Elementos de profilaxis para encarar los discur- un estudio mío no publicado aún: “La opción capi-
sos jurídicos terrenales, Dykinson [http://www. tal para los razonamientos jurídicos: ¿novelas de
dykinson,com], Madrid, 2006: véase ahí la Sec. conceptos o una tecnología social?)” [presentado
C.II, especialmente págs. 262-263. Dicho libro es para publicar en Doxa-35 (2012), pero cuya acep-
la versión sensiblemente reducida de una obra tación está pendiente].
17
que he venido preparando desde hace muchos Ref. supra: n. 6.
años, la cual acaba de ser publicada en Costa 18
Ref. supra: n. 2
Rica: Metodología (realista) del Derecho. Claves 19
Publicado en: J.M. Delgado Ocando y L.I. Zerpa
para el razonamiento jurídico de visión social
(Coordinadores), Curso de Capacitación Judicial
práctica, Tomos I y II textos impresos) + Tomo III
sobre Razonamiento Judicial y Argumentación
(texto en CD), San José, Editorial UCR [http://
Jurídica. Tribunal Supremo de Justicia (Serie
www.libreriaucr.com/catalogo/]; véase ahí la Sec.
Eventos Nº 3), Caracas, 2001, p. 39-161. De este
E.I, esp. págs. 578-579.
trabajo hay una versión revisada y algo ampliada,
7
Véase, por todos, el capital estudio de K.L independiente (inédita), bajo el título: Invitación al
Llewellyn: “A Realistic Jurisprudence — The razonamiento jurídico realista. (tal vez se publica-
Next Step”, Columbia LawReview 30 (1930), p. rá en 2013).
431-465. – He conseguido localizar una traducci- 20
Doxa-25 (2002), pp. 503-531 [http://www.cervan-
ón al español en el siguiente sitio: http://es.scribd.
tesvirtual.com/portal/DOXA/cuadernos.shtml].
com/doc/57797109/40018088-LLEWELLYN-
Los contenidos de este estudio pasaron luego, en
-Karl-Una-Teoria-Del-Derecho-Realista-El-Si-
presentación corregida y ampliada, a formar par-
guiente-Paso. O bien, un resumen mío de las ide-
te de Metodología jurídica irreverente [ref. n. 6]:
as claves de ese estudio fundamentalísimo puede
Secs. C.II-III y E.5 [o Metodología (realista. del
verse en Metodología (realista) del Derecho [ref.
Derecho: Secs. E.I-IV y G.5].
supra: n. 6]: Sec. D.III.6.
21
8 E. P. Haba, “Kirchmann sabía menos... ¡pero vio
Supra: n. 6.
mejor! Vigencia de un antiguo diagnóstico, más
9
Infra: n. 16. algunas observaciones (que no son simpáticas)
10
Infra: § 5. sobre la actual Teoría del Derecho”, Doxa-14
11
– ¿Adónde vas Vicente? – ¡Adonde va la gente! [cf. (1993), p. 269-317 [http://www.cervantesvirtual.
mi estudio señalado infra: n. 24]. com/portal/DOXA/cuadernos.shtml]. Una versión
12
revisada y ampliada se incluyó en el libro : J.F.
J. A. García Amado, “Prólogo”, en: E. P. Haba,
Palomino Manchego (Ed.), Discusión sobre el ca-
Entre tecnócratas y wishful thinkers. La visión mi-
rácter anti-científico del Derecho (De Kirchmann
sionera” en las ciencias sociales, Comares, Grana-
a la discusión epistemológica actual), p. 47-123,
da, 2010.
Grijley, Lima, 1999. Finalmente ese examen ha
13
Véase J. Frank, Law and the Modern Mind; Pe- pasado a formar parte, en versión nuevamente re-
ter Smith, Gloucester (Mass.), 1970 (reed. de la visada (definitiva), de La ciencia de los juristas...
ed. 1963 publ. por Anchor Books; ed. or. 1930, ed. [ref. n. 2] : allí cap. II.
ampl. 1949). Un resumen en español de la idea 22
Inédito [ref. supra: n. 16 in fine]. Ese trabajo
central se encuentra en Metodología jurídica irre-
ofrece desarrollos más circunstanciados sobre la
verente [ref. n. 6]: Sec. C.I.2 (El “mito básico” de
alternativa, absolutamente fundamental para la
los juristas) [también en Metodología (realista) del
Teoría del Derecho en general, señalada en su tí-
Derecho: Sec. D.II.1].
tulo.
14
Supra: n. 6. 23
Considérese la bibliografía al respecto señalada
15
Cf. Metodología jurídica irreverente [ref. n. 6]: Sec. en el estudio que se indica en la nota siguiente
C.III (esp. 293-310) [o bien, Metodología (realista) (allí en las págs. 197-201 de la versión abreviada
del Derecho: Sec. E.II (esp. 611-627]. Más breve, en y 248-255 de la versión completa); desde luego,
“Metodología realista-crítica...” [ref. íbíd.]: §§ 4-8. hay mucho más.

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196
24 32
Cf. E.P. Haba, “Rehabilitación del no-saber en la ac- Se conocieron mucho, sobre todo, esos prolijos
tual Teoría del Derecho: El bluff Dworkin (Retorno al análisis de Bobbio y Scarpelli; mas también tuvo
realismo ingenuo y apogeo del efecto-Vicente, lan- su difusión el comentario de Carrió.
zados por una reencarnación más del Prof. Beale)», 33
Hans Kelsen, Teoría pura del derecho (trad. R.J.
Doxa-24 (2001), p. 165-201 [http://www.cervantes- Vernengo, de la 2. ed. alem. 1960), México, 1982 (2.
virtual.com/portal/DOXA/cuadernos.shtml]. Aun- reed.): 356 (curs. añadida aquí).
que esa es una presentación abreviada de mi exa- 34
Véase mis detalladas críticas sobre las fanta-
men sobre dicho autor, ella contiene lo principal de
siosidades propagadas por dichos autores (y por
mi argumentación al respecto; la versión completa
quienes siguen ese camino), así como en general
fue publicada posteriormente, en la revista colom-
acerca del tipo –ilusionista, escapista– de pensa-
biana Criterio Jurídico, v. 9, N° 1 (2009-1), p. 155-
mientos que se cultiva en tales orientaciones te-
258 [http://criteriojuridico.puj.edu.co].
oréticas. Mi exposición más breve al respecto es:
25
G. R. Carrió, “Professor Dworkin Views on Le- “Variantes del pensamiento escapista en una mo-
gal Positivism», Indiana Law Journal, t. 55/Nº derna ‘Santa Familia’: sobre Rawls, Habermas,
2, 1979-1980, pp. 209-246. Este estudio fue pos- etcétera (Acerca de la concepción ‘misionera”
teriormente traducido al español por su autor, se para las ciencias sociales)”, Sistema, Nº 137 (mar-
encuentra así en su libro: Notas sobre derecho y zo 1997), p. 109-125. Con mucho más detalle se
lenguaje, 4. ed. corregida y muy ampliada, Buenos abordan esas cuestiones en los siguientes traba-
Aires, 1990 (y reediciones). jos, complementarios entre sí: “Contra la ‘Santa
26
R. Guastini, “Théorie et ontologie du droit chez (charla-)Familia’. Anclajes básicos de la vocación
Dworkin”, en Droit et Société. Revue internationale astronáutica promovida por Rawls, Habermas y
de théorie du droit et de sociologie juridique, Nº 2 otros apóstoles del wishful thinking académico”,
(enero 1986), p. 15-22. Doxa 30 (2007), p. 491-524 [http://www.cervan-
27
K. F. Röhl, Allgemeine Rechtslehre. Ein Lehr- tesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=035419];
buch [Teoría general del Derecho. Un manual], “Rawls: El extraterrestre raciocinante. Teoría
Colonia-Berlín-Bonn-Munich, 2001 (2. ed., ree- social en tanto que mero divertimento discursivo
laborada): “No queda más que asombrarse, una (Sobre la neoescolástica social de J. Rawls como
y otra vez, de que un autor alcance prominencia paradigma de teorización alienada)”, Revista Te-
a pesar de que, o justamente porque, él ignora lemática de Filosofía del Derecho, N° 12-2009,
soberanamente la amplia discusión europea...” p. 223-267 [www.rtfd.es]. – La mayor parte de lo
(p. 420 –trad. y énfasis, E.P.H.–). presentado en esos tres estudios pasó a formar par-
28
te de mi libro: Entre tecnócratas... [ref. supra: n. 12]
Ref. supra: n. 24.
(es recogido sobre todo en los caps. I.1 y V; empero,
29
Cf. J. Hospers, La conducta humana (trad. J. Ce- no está ahí buena parte de lo señalado en los §§ 1-3
rón), Madrid, 1964: vid.. esp. cap. 8. (p. 493-511) del trabajo publicado en Doxa. [Véase
30
Ref. supra: n. 24. también infra: n. 36].
35
31
N. Bobbio, Giusnaturalismo e positivismo giuridi- Supra: n. 16.
co, Milán, 1965. [Trad. parcial E. Garzón Valdés, 36
Supra: n. 34. La indicación entre corchetes seña-
con rev. técn. a cargo del trad. y de G.R. Carrió: la esta calificación en alemán, utilizada por mí
El problema del positivismo jurídico, Buenos Ai- en el amplio estudio donde por primera vez me
res, 1965]. U. Scarpelli, Cos’è il positivismo giu- ocupé detalladamente de esos autores (Rechts-
ridico; Milán, 1965, 153 p. (hay trad. al español theorie, v. 27-1996, Cuaderno 3, p. 277-327); luego
publ. en México). G.R. Carrió, Principios jurídicos lo traduje al español, publicándolo así por partes
y positivismo jurídico, Buenos Aires, 1970. Véa- (en versiones revisadas y con ampliaciones), prin-
se también: A. Ross, “El concepto de validez y el cipalmente en los sitios que he indicado en las nn.
conflicto entre el positivismo jurídico y el derecho 4 (in fine: sobre Alexy), 24, 34.
natural”; incluido en los estudios de dicho autor 37
El término “abstracto” aparece entendido de dis-
reunidos en El concepto de validez y otros ensayos
tintas maneras; por lo demás, hay grados y gra-
(trad. G.R. Carrió et al.), Centro Editor de Améri-
dos de abstracciones. Cf. E. P. Haba, Los juicios
ca Latina, Buenos Aires, 1969 [dicho texto había
de valor. Elementos básicos de Axiología General.
sido publicado ya años antes: así en versión bi-
Epistemología del discurso valorativo práctico
lingüe ingl./esp., en Revista Jurídica de Buenos
(Materiales para discernir condiciones de racio-
Aires, 1961-IV].

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nalidad en esos discursos), Editorial UCR [http:// catalogo/]. —Se trata de una edición reelaborada
www.libreriaucr.com/catalogo/], Ciudad Universi- y muy ampliada de lo que antes se publicó bajo
taria Rodrigo Facio (San José, C. R.), 2010: Sec. D. el título: Metodología contrabu(r)rocrática para la
V. (“¿Concreto” o “abstracto”?). [Esa obra es la ver- docencia y la investigación del Derecho, Editorial
sión revisada y aumentada de lo que en la misma Jurídica Continental, San José (C. R.), 2008.
editorial había sido publicada anteriormente (2004 41
Véase mi estudio: “El desafío (contraacadémi-
–1. ed.–, 2007/2008 –eds. rev.–) llevando como títu- co) de las Universidades privadas en Costa
lo principal el que en la nueva edición pasó a ser su Rica. Buenos negocios, facilismo/aprobismo,
primer subtítulo: Elementos básicos...] acreditación y algunas floraciones concomi-
38
Aclaro, por las dudas: no pretendo decir, lo cual tantes”, Revista de Ciencias Sociales (Universi-
sería caer en la mar de las ingenuidades, que dad de Costa Rica), Nº 97 (2002-III), pp. 79-93
la “realidad” social sea un en sí que no depen- [http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.
de también de los esquemas mentales mediante jsp?iCve=15309707&iCveNum=720]. Pasó luego a
los que los propios seres humanos “construyen” formar parte de Pedagogismo... [ref. n. 39]: ahí el
cap. II.5.
(Berger/Luckmann) tal realidad. Sólo que, si bien
42
todas las investigaciones sobre lo social acuden E. P. Haba, Tratado básico de derechos humanos,
a esquemas de tal naturaleza (ya sean unos u con especial referencia al Derecho Constitucional
otros), eso no quita que, mientras las aproxima- latinoamericano y al Derecho Internacional. Exa-
ciones de unos logren dar cuenta bastante apro- men realista-crítico, tomos I (Conceptos Funda-
ximadamente sobre conductas y pensamientos mentales) y II (Indicadores Constitucionales); Juri-
efectivamente realizados en prácticas sociales centro, San José (Costa Rica), 1986, xlvi-970 p.; es
corrientes (“tierra”), en cambio las de otros den posible que el tomo III sea finalmente publicado
cuenta sobre todo de cómo hablan estos mismos, en 2013, por la misma editorial. Una visión ge-
neral sobre los estudios míos complementarios,
principalmente para los efectos de desempeñar
señalando cada uno de ellos [algunos de estos se
ciertos roles académicos (sus invocaciones, allí,
mencionan también aquí,, infra: n. 43, 44 y 45] y
a tales o cuales “cielos” doctrinarios). – No des-
con breves referencias a sus respectivos conteni-
conozco, tampoco, que en este asunto está invo-
dos, componen mi texto: “En torno a las formas de
lucrada una cuestión epistemológica difícil, en
discursear sobre el talismán ‘derechos humanos’.
la cual aquí me es imposible detenerme: “¿Qué
Un compendio de observaciones poco edificantes
quiere decir ‘realidad’ y cómo aprehenderla?” sobre maneras de decir mucho y no decir nada”
(este es el título de un estudio mío muy recien- [espero poder hacerlo publicar próximamente en
te, no muy breve, que estimo aconsejable ofrecer RTFD (www.rtfd.es)].
como complemento del artículo sobre las “novelas 43
“¿De qué viven los que hablan de derechos hu-
de conceptos” teoréticas [ref.: n. 16] –espero po-
manos? (Tres tipos de discursos-DH: ‘de’, ‘para’,
der publicarlo después que haya aparecido este
‘con’)”, Doxa-26 (2003), p. 869-885 [http://www.
último–). De todas maneras, si no se presupone
cervantesvirtual.com/portal/DOXA/cuadernos.
una concepción absolutamente idealista sobre ese
shtml]. “El lenguaje de los derechos humanos
asunto, nadie pondrá en duda que los estudios so-
como un ‘mal menor’ (Anotaciones complemen-
bre lo social pueden estar ya sea más cerca o más tarias sobre la ‘practicidad’, extra-científica, de
distantes de exponer verdaderamente cómo son los discursos con que se reclaman esos derechos),
unas realidades sociales a que ellos pretendan Criterio Jurídico: V. 8/N° 2-Diciembre 2008,
referirse. Saber si lo están o no lo están, en cada p. 25-44 [http://criteriojuridico.puj.edu.co/publi-
caso, al fin de cuentas es una cuestión de pruebas caciones.php?seleccion=ver_publicacion&id_pu-
al respecto. [Al asunto de las “pruebas”, para Te- blicaciones=15]. – En la bibliografía ubicada al
oría del Derecho, me he referido brevemente en final de cada una de esas dos publicaciones (y en
“Avatares de lo ‘racional’...” (RTFD 14 –ref. n. 4–: el trabajo todavía inédito indicado al final de la
§ 2]; algo más ampliamente lo examino en "Qué n. 42, supra) se consigna la lista completa de mis
quiere decir ‘realidad’...?” (§§ ix-xi).]. estudios sobre la temática-DH.
39
Educatex, San José (C. R.), 2008 (ed. ampliamente 44
Cf. E. P. Haba, “El asunto del ‘fundamento’ para
reelaborada) [obtenible en: http://www.libreriaucr. los derechos humanos: ¡pseudoproblema! (o bien,
com/catalogo/]. cuestión de unas elucidaciones cuasiteológicas)”,
40
Editorial Isolma, San José (C. R.), 2012.(en pren- Doxa-27 (2004), p. 429-435 [http://www.cervantes-
sa) [será obtenible en: http://www.libreriaucr.com/ virtual.com/portal/DOXA/cuadernos.shtml].

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45
“Hay que partir de la obvia afirmación de que no con tanta inocencia y por añadidura dogmatismo
se puede instituir un derecho a favor de una ca- absoluto, sostuvieron en dichos informes estos
tegoría de personas sin suprimir un derecho de censores, ellos mismos). 3) En la revista españo-
otras categorías de personas. (...) En la mayor la Sistema no se aceptó publicar mi estudio “Re-
parte de las situaciones en las que está en cues- tórica de ‘la’ Libertad contra las libertades” [pu-
tión un derecho humano ocurre, en cambio, que blicado después en varios sitios] y años después
dos derechos igualmente fundamentales se en- fue rechazado el artículo “¿De qué viven los que
frentan y no se puede proteger uno incondicional- hablan de derechos humanos?” (y si bien este úl-
mente sin hacer inoperante el otro” (N. Bobbio, timo logré luego publicarlo en Doxa [ref. supra: n.
“Presente y porvenir de los derechos humanos”, 43], aun ahí sucedió que uno de los dos primeros
Anuario de Derechos Humanos 1981, Madrid, informantes se pronunció por la censura; tuve la
p. 7-28 –cit. de la p. 25–). Vid. también E. P. suerte de que un tercer informante, el llamado
Haba, «Doctrina ideal y doctrina real de la se- a “desempatar”, recomendase la publicación, a
guridad nacional», en Los derechos humanos y su pesar de manifestar aun este mismo reservas
protección por parte del Estado. Memoria del Pri- en cuanto a que ese trabajo mío carecería, a su
mer Congreso Mundial de Derechos Humanos, v. juicio, de suficientes “pruebas” para poder sus-
IV, p. 153-203, Imprenta Nacional, San José (C. tentar debidamente mis afirmaciones [sobre tal
R.), 1984: 177-181. De una manera más general, orden de reservas véase, en “¿Qué quiere decir
sobre las múltiples contradicciones entre distin- ‘realidad´...?” (ref. supra: n. 38), en el Addendum
tos valores invocados en los discursos jurídicos, ubicado hacia el final de su § ix, mi comentario
véase E. P. Haba, Axiología jurídica fundamen- “A) Metainforme”]. 4) Desde hace unos quince
tal. Bases de valoración en el discurso jurídico, años no logro vencer la invicta censura del medio
Editorial UCR [http://www.libreriaucr.com/cata- jurídico uruguayo para impedir que sea publica-
logo/], San José (C,R.), 2008: Sección D (Tensio- do allí un breve estudio crítico mío sobre la me-
nes, antinomias). [De esta última obra será pu- todología del Prof. Jorge Gamarra en su Tratado
blicada más adelante una reedición, en la misma de Derecho Civil Uruguayo. – Eso sí, la verdad es
editorial, bajo el título: Las valoraciones de los que yo he tenido bastante suerte para conseguir,
juristas (Axiología II). a pesar de todo, hacer publicar mis “irreveren-
46
Mi propia experiencia ha puesto pone en eviden- cias” –más tarde o más temprano (única excep-
cia eso, más de una vez. Tal vez puede resultar ción, hasta el presente, la infranqueable censura
ilustrativo indicar unos ejemplos de ello (no han que el credo gamarrista impone en el Uruguay)–,
sido los únicos a lo largo de mi vida académica). en sitios incluso de bastante difusión para la
1) En cuanto a mi estudio sobre Dworkin [ref. materia. Mucha más fortuna, pues, que quienes
supra: n. 24]: el Prof. Juan Ramón Capella im- terminan resignándose ante las trabas, muchas
pidió que fuera publicado como libro en una co- veces insuperables, de que suelen ser objeto los
nocida editorial española; por otro lado, el Prof. “herejes”;(salvo aquellos, desde luego, que logren
Michel Troper impidió que una versión francesa fundar su bando propio, de modo tal que su ori-
apareciera en la Revista Droit et Société, lo cual ginal “herejía” termina transformándose en una
permanece inédito aún. 2) Mi estudio “Semióti- nueva ortodoxia (la cual, por lo general, resulta
ca ilusionista y semiótica desencantadora” [que ser no menos dogmática y de cerrada capilla que
finalmente apareció en Doxa 23-2000: 561-596] otras anteriores). [Otro ejemplo, bien actual, de
fue rechazado por los profesores informantes cómo la censura académica (mejor dicho, contra-
de la revista Current Legal Theory; y aunque -académica) se hace presente por doquier.– Un
les hice llegar, por medio del director de dicha reciente estudio del Prof. Minor E. Salas, “Weder
publicación, mi desafío a discutir públicamente Roxin noch Jakobs” (Ni Roxin ni Jakobs), resultó
conmigo en esa misma revista (o donde fuere) los oportunamente “bloqueado”, tanto en Alemania
argumentos mismos de fondo en que se basaron (Strafrecht al Scientia Universalis, 2011, libro de
dichos informes, tan reveladores de unas gruesas Homenaje a Roxin para el cual Salas fue invitado
ignorancias que pueblan la formación intelectual a participar) como en Brasil (libro homenaje al
de dichos censores, estos nunca consintieron en profesor brasileño Dr. Juarez Tavares programa-
dar la cara (lo que les invité a debatir, aclaro, no do para 2012, en el cual igualmente Salas había
era los contenidos mismos de dicho artículo mío, sido invitado a colaborar). Si bien esa censura no
sino sobre los postulados teoréticos propios que, fue debida a los propios profesores homenajea-
dos, sino impuesta por uno de los editores (quien

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estuvo al frente de ambas ediciones), también
este otro ejemplo no deja de ser de lo más revela-
dor en cuanto a cómo suelen moverse las “cosas”
en cúpulas académicas.]
47
He conseguido localizar una traducción al es-
pañol en el siguiente sitio: http://es.scribd.com/
doc/57797109/40018088-LLEWELLYN-Karl-
-Una-Teoria-Del-Derecho-Realista-El-Siguiente-
-Paso . O bien, puede verse un resumen de las
ideas claves de ese estudio fundamentalísimo en
Metodología (realista) del Derecho [ref. n. 6]: Sec.
D.III.6
48
Ref. supra: n. 16.
49
Ref. supra: n. 21.
50
Ref. supra: n. 19.

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