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SITUACIÓN POLÍTICA Y ECONÓMICA DE VENEZUELA EN LA

ACTUALIDAD

La realidad económica venezolana actual se muestra un tanto compleja. Son


diversos los elementos que están atados y que explican el comportamiento del
sistema económico nacional y porqué es tan crítica la situación. No obstante,
muchos de esos elementos se integran y se exponen mediante indicadores
estadísticos, que en el caso de la Venezuela de finales del año 2017, resultan no
ser tan benévolas con base en lo que establecen las teorías de las económicas
capitalistas.

El país “está mal”; según analistas y economistas afirman que un 96% de la


población, reconoce que la mala gestión del Gobierno del presidente Nicolás
Maduro, es porque va empeñada en solo enfocarse más en posturas políticas que
en resolver el tema económico que evidentemente, es más extenso y por ende,
más importante.

La economía venezolana tiene la debilidad estructural de conformarse de manera


dependiente a la renta petrolera. Nuestro PIB varía mucho en función del precio
internacional petrolero, y como si fuera poco nuestra economía privada depende
de la fuente petrolera del Estado. La principal empresa del país, Petróleos de
Venezuela (PDVSA), la casi única fuente de ingresos del país, atraviesa por una
situación de desorden que se ve reflejado en la economía nacional. De acuerdo
con la firma Ecoanalítica, la estatal petrolera redujo su producción en 300.000
barriles diarios.

En Venezuela, la “crisis” radica especialmente en los sistemas de abastecimiento


y es que no existe un indicador que exponga el precio oficial de un producto de
uso o de consumo básico. Es decir, en esos ámbitos del sector privado donde
confluyen todas las cosas en la que para el Gobierno es verdaderamente (e
históricamente) difícil regular, intervenir y controlar.
Así mismo, los problemas revientan desde el sector más privilegiado del país
debido a la poca transparencia y las distorsiones entre los propios venezolanos,
que van contra los bolsillos de la gente común con agravantes como el mega
bachaqueo y el mega contrabando.

Los venezolanos son los que más recienten los problemas económicos. El
gobierno dice que no puede pagar para importar artículos comestibles como la
leche, harina y huevos, lo que ha provocado que muchos estantes de los
supermercados se encuentren vacíos. Apenas en 2015, McDonalds en Venezuela
se quedó sin papas fritas. La falta de alimentos en Venezuela, así como las largas
filas para obtener comida, son un gran problema para la inestabilidad social en la
nación sudamericana.

Por otra parte, la reducción en las importaciones es una constante problemática


en la economía venezolana en los últimos años. Se dice que son dos las razones
que impulsan: bajos ingresos petroleros y pago de deuda externa (ya nombrados
anteriormente). Según la empresa Aristimuño Herrera & Asociados, la caída fue de
20% y se espera una contracción menor en este año 2018. En cuanto a las
exportaciones, se predice que este año presentará un escenario bastante
complicado, debido a las distintas sanciones de Estados Unidos y por la caída de
la producción.

Ahora bien, la Venezuela de finales del año 2017, se encuentra dividida, en


permanente guerra o lucha entre los principales actores de la sociedad política y la
sociedad económica, que en su totalidad, pudiera caracterizarse como una
sociedad que impulsa un proceso autodestructivo, desarticulado, descoordinado,
en enfrentamiento intensivo y auto aniquilador de la esperanza de los más jóvenes
que no ven futuro inmediato para sus vidas en el corto o mediano plazo, como por
ejemplo el de obtener bienes materiales, bien sea una casa o un carro.

El año pasado se caracterizó por discusiones y acciones en organizaciones


internacionales, el desconocimiento de un buen número de países de la llamada
“constituyente”, sanciones a funcionarios y asociados, restricciones a la capacidad
de endeudamiento del Estado y PDVSA, la constitución de un grupo especial para
monitorear la crisis (Grupo de Lima), y el acompañamiento de cinco países a la
negociación en República Dominicana.

Las eventuales elecciones presidenciales en 2018 pondrán a prueba la capacidad


del hemisferio occidental de presionar para asegurar la transparencia de unos
comicios en donde estará en juego la consolidación categórica del autoritarismo
en Venezuela. En cualquier caso, sin una dirigencia y ciudadanía opositora
organizada alrededor una estrategia precisa, la capacidad de influencia
internacional seguirá siendo limitada.

Sin una oposición que logre concretar un acuerdo para erigirse como una
alternativa real de cambio, será muy difícil que exista la presión interna requerida
para concretar el regreso a la democracia. Dado que diversos países de la
comunidad internacional se han erigido en aliados y cuentan con el respeto de la
mayoría de la dirigencia, estos deben recomendar enfáticamente que se concrete
un compromiso mínimo sobre cómo abordar la crisis y las elecciones
presidenciales.

Venezuela se encuentra con una sociedad política y económica que mantiene


unas relaciones conflictivas, que no la deja avanzar hacia estadios de desarrollo
superiores, que le permita alcanzar la situación ideal de tener una estabilidad
macroeconómica, crecimiento con baja inflación e inclusión social.

Autor:

Abigail Páez

C.I: 27.554.412

Profesora:

Vanessa Arape

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