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Información Radiofónica: Mediación Técnica Tratamiento y Programación-

Mariano Cebrián Herreros – es catedrático de Periodismo en la Facultad de Ciencias


de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido profesional de
radiotelevisión Española y está especializado en la investigación de la información
audiovisual en cuyo marco se encuadra la información radiofónica.
Cuarta Parte- Programación y programas Informativos
Capítulos18 -PROGRAMACIÓN INFORMATIVA RADIOFÓNICA

18.1. Concepción general de la programación radiofónica

Se concibe la programación radiofónica como la planificación de una relación


comunicativa entre una empresa de radio y una audiencia mediante unos
contenidos sistematizados y organizados en un conjunto armónico según unos
criterios de selección, dosificación y ordenación, elaborados según una duración y
unos horarios, condicionados por los recursos técnicos, humanos y económicos de
producción y previstos para ser emitidos durante un tiempo.
Toda programación requiere una planificación a corto, medio y largo plazo de lo que se desee
transmitir. Es una previsión de producciones propias o ajenas y de exhibiciones en unos días
y horarios determinados. La planificación no quiere decir que en el momento de su
realización se cumpla tajantemente tal como estaba diseñada. Pueden haberse introducido
variantes o incluirse cambios de última hora entre otras razones por la lucha de mercado
generada por la presencia de otras ofertas competitivas. Esto explica que una emisora varíe de
un día para otro o el mismo día determinados programas con objeto de contrarrestar lo
programado por otra emisora. Para anunciárselo a la audiencia seguidora del programa acude
a la autopromoción del mismo y para conseguir nueva audiencia hace publicidad en otros
medios de comunicación.
La planificación se efectúa a corto plazo para informar de las propuestas del día o de la
semana siguiente. El medio plazo avanza el diseño de programación para una temporada: de
invierno o de verano. La planificación a largo plazo exige unas estrategias de diseño de la
producción, calendario de transmisiones y preparación de coberturas de grandes
acontecimientos informativos.
Las emisiones son la plasmación final de lo programado. La programación es previsión de un
proceso de comunicación que se pone en funcionamiento con las emisiones reales de la
misma y como tal proceso establece las diversas relaciones entre los emisores y los
receptores: aceptaciones, rechazos e incluso en la actualidad una gama de interacciones
mediante diversos recursos dentro de la emisión como las llamadas telefónicas.
Es una comunicación según las peculiaridades de cada emisora: pública-privada, local-
nacional, generalista-especializada. Y además según los objetivos de cada momento. Todo
depende de la personalidad de la emisora, de su cultura y de la identidad corporativa que
desee difundir. De sus estatutos e idearios dimanarán unas consecuencias que se representarán
en los programas.
Cada vez es más frecuente en la radio la existencia de cadenas que dispongan de varios canales
con programaciones diferenciadas. En este caso la personalidad de la emisora se manifiesta con
diversas programaciones pero dentro de unos planteamientos coherentes. Esto obliga a que
cada canal tenga su propia identidad suficientemente diferenciada de los demás. Se ofrecen
programaciones variadas y complementarias, pero nunca competitivas entre sí. La
competitividad se establece con los canales de otras cadenas. Lo que se pretende con tal
estrategia es cubrir el espectro más amplio posible para responder a la variedad de audiencias.
La audiencia es la referencia permanente de toda programación. Se diseñan los contenidos
pensando en la audiencia bien como un servicio a la misma si se trata de emisoras públicas o
bien como un potencial mercado publicitario. En esta atención a la audiencia siempre ha habido
dos corrientes extremas. Aquella que enfocaba la programación pensando en lo que el emisor
consideraba que sería conveniente para mejorar el nivel educativo y cultural de la audiencia y
calificada como aristocrática y autoritaria, o aquella que ofrecía sólo lo que gustara a la
audiencia calificada de demagógica o comercial.
La situación actual ha flexibilizado ambos planteamientos y la programación adquiere otros
matices. Hoy se está atento al comportamiento de la audiencia tanto desde el punto de vista
cuantitativo como cualitativo. Se pretende conseguir el máximo de audiencia para atraer más
publicidad. Se investiga para conocer el número de seguidores de los programas y además para
detectar los cambios de gustos, de intereses y de expectativas. Toda programación requiere una
investigación de audiencias a fondo en toda la complejidad de las mismas.
Las emisoras públicas tienen que dar respuesta además a las audiencias minoritarias por
imperativo de sus propios estatutos. Esto obliga a la ampliación de sus ofertas a los diversos
grupos.
La programación se refiere a unos contenidos, a unos mensajes. Es lo que determina la oferta
de cada emisora. Es por lo que se conoce a la emisora. Tales contenidos necesitan una
sistematización y organización conforme a criterios de armonía y coherencia según la identidad
y objetivos de la emisora. Los contenidos requieren también una selección, dosificación y
ordenación tanto para una emisora de programación generalista como para otra especializada
en determinados temas.
Gracias a la selección cada emisora dará mayor importancia a unos contenidos que a otros. Le
llevará a orientarse hacia una actitud generalista o especializada. Y dentro de cada una de estas
variantes habrá mayor predominio de unos temas que de otros. La especialización introducida
en el campo de la radio ha dado lugar a emisoras muy diversificadas.
La dosificación se refiere a la distribución de los diversos contenidos según criterios de
equilibrio o de predominio de unos sobre otros. En la programación clásica solía seguirse el
principio de la dosificación equilibrada según la consideración tradicional de las funciones de
los medios de comunicación, es decir: 30% de contenidos informativos, 30% de
entretenimiento, 30% de contenidos culturales y educativos y el resto se repartía entre estos o
bien se incorporaban los contenidos persuasivos: publicidad, propaganda y autopromoción.
El ideal de este principio llegaba incluso a plasmarse en los propios programas. De ahí que se
dijera, por ejemplo, que un noticiario, además de su carga fundamentalmente informativa
debería ser atractivo o entretenido y además ilustrativo o formativo para la audiencia. En este
caso se buscaba combinar el equilibrio con un cierto predominio de un contenido. Pero tal
planteamiento condujo a múltiples aberraciones al intentar por todos los medios conseguir, al
margen de las exigencias propias, un programa informativo divertido.
La dosificación en la actualidad se entiende como el reparto de unos contenidos y otros. Ya
no se busca tanto el equilibrio cuanto la oferta diferenciada según los objetivos de cada
emisora. La consecuencia es que hay emisoras que hacen mayor hincapié en la programación
de contenidos de ficción, de concursos o de música que en otros.
La ordenación establece la secuencialidad de unos contenidos respecto de otros. Se busca el
horario más apropiado de cada contenido según el público al que quiere dirigirse. A partir de
los tiempos principales se ordenan los demás contenidos. Generalmente los programas
informativos de noticias ocupan los lugares privilegiados en la radio. Y a partir de la fijación
horaria de los mismos se determina el resto de la programación. En radio, por ejemplo, los
noticiarios se programan a las horas de gran audiencia: mañanas, de 6 a 9; mediodía, de 14 a
15; tarde, a las 20; y noche, de 23 a 0,30; y además a las horas completas se ofrece un Boletín
de unos cinco minutos. Salvo algunas excepciones, y también por razones informativas, estos
horarios se cumplen con toda puntualidad.
La ordenación genera, pues, la combinación de un contenido después de otro. La ordenación
supone también un supermontaje en el que la base ya no son las escenas o las secuencias, sino
los programas como unidades globales presentada con o sin interrupciones publicitarias o de
autopromoción. El supermontaje establece también el ritmo de la programación según la
duración de cada programa y la organización narrativa interna de los mismos.
Los contenidos de una programación son elaborados conforme a una duración y unos
horarios. Todo contenido tiene una duración prevista. Es un condicionante que permite
establecer la estructura de los contenidos, distribución de los aspectos y ritmo global de cada
programa. En algunos casos puede ser flexible con ampliación o reducción según la
evolución de los hechos, pero en general se trata de una duración cerrada en fragmentos de
media hora o de una hora. Aunque la programación prevea estos tiempos, sin embargo en las
emisoras con publicidad o autopromociones nunca tienen esta exactitud ya que entre unos
programas y otros hay que dejar tiempos para las desconexiones de las emisoras de una
cadena y dar entrada a la publicidad.
La programación marca con claridad los horarios, los momentos exactos en los que se prevé
que tienen que terminar unos y empezar otros. Para el cumplimiento de la cita prevista se
requiere, en el caso de que un programa se haya quedado corto, la incorporación de unos
ajustes con música, publicidad o autopromoción. De esta manera, aunque no se indique nada
en la programación difundida por los demás medios de comunicación respecto de la
programación de la publicidad, sin embargo en las emisiones concretas está previsto. Lo
fundamental es empezar, especialmente en los programas informativos a la hora exacta
prevista. Es en el cumplimiento puntual de estos horarios donde la emisora se juega ya su
fiabilidad.
La competitividad de emisoras ha conducido al espionaje y ataque en los horarios de tal
manera que se programan contenidos similares a las horas de máxima audiencia para
conseguir parte de la misma. La estrategia consiste en restar audiencia a las demás
y ganar parte para su programa. Se compite por franjas horarias. Y si es preciso adelantar
cinco minutos un programa informativo para estar en el aire antes que los demás, se hace; y si
las demás adelantan sus horarios se buscan nuevos adelantos u otras estrategias. Esta batalla
ha llevado a que el horario de las primeras horas de la mañana se haya adelantado a las seis
de la madrugada o que los horarios de los magazines matinales hayan pasado de las diez a las
nueve.
El condicionante de toda programación radica en los recursos para su realización. Tales
recursos se refieren tanto a los equipos técnicos: cobertura y potencia de la emisora y
dotación de tecnología de vanguardia, de calidad y competitiva, como a los equipos humanos:
número y niveles de competitividad profesional, especialistas, personal de gestión y recursos
económicos para la gestión y producción. Todo proyecto de programación tiene su base
realista y determinante en este condicionamiento. Unos y otros están condicionados por los
recursos económicos de la cadena o de la emisora.
La programación nace para sobrevivir un cierto tiempo: un trimestre, la temporada de otoño,
invierno y primavera, la temporada de verano o unas fechas especiales: Navidad, Semana
Santa.
Fernández Asís relacionaba la programación con la estructura y sintetizaba de esta manera su
enfoque: "No se puede desglosar el concepto de programas -referido a su totalidad- del de
estructura. Los programas se ordenan de cierta manera y se deduce de ello una estructura, una
relación de funciones que los conecta entre sí.

El primer supuesto de la programación es el de la relación programa-destinatario. Se

programa, ¿por quién?

En tiempo y espacio, ¿dónde? Con una forma, ¿cómo?

Con un contenido, ¿qué? Con unos medios, ¿cuáles? Con unos efectos, ¿cuáles? Con un fin,

¿para qué?

Con un destinatario ¿para quién?

El programa equivale siempre, sea o no informativo, a un mensaje'."

18.2. Ciclos de programación

La programación se diseña por períodos temporales. La periodicidad es una peculiaridad


inexorable de la programación. Suele establecer dos grandes variantes debido a los cambios
climáticos y de comportamientos de las audiencias. Esto conlleva el que se haga una
programación de temporada larga que va desde el inicio del otoño hasta el final de la
primavera y otra corta que cubre sólo el verano. En la primera, la audiencia, salvo períodos
muy cortos de Navidad y de Semana Santa, apenas modifica sus hábitos y combinación de
tiempo en el trabajo, traslados o en el domicilio; por tanto, la programación apenas sufre
variantes importantes.
No obstante, se producen algunas alteraciones debido al fracaso o conclusión de un programa
y que requiere la sustitución por otro; dentro de esta programación algunas emisoras efectúan
cambios por trimestres, aunque la renovación no es total sino más bien de modificación de
algunos programas. Supone una renovación y una nueva llamada de atención de la audiencia.
Se trata más de un planteamiento de promoción de los nuevos programas que un cambio de
programación.
Suele producirse un gran cambio en la época estival al modificarse los comportamientos de la
audiencia. Es una época en la que se pasa más tiempo fuera del hogar, gran parte de la misma
goza de sus vacaciones y en general cambian las relaciones con los medios, especialmente
respecto de la radio y la televisión. Se mantiene, no obstante, la programación de los
noticiarios y demás programas informativos, aunque con algunos reajustes de horarios. Es
más, suele ser el momento de un incremento de programación informativa especializada en
deportes hasta llegar a constituirse en la oferta fuerte de algunas emisoras.
Las fiestas de Navidad y de Semana Santa han dado entrada a unas programaciones
especiales para estos días. Lo más frecuente es que se mantenga la base de la programación
general con la introducción de algunos programas centrados específicamente en los temas de
estas y en seguir los actos de la comunidad en la que esté ubicada la emisora. Son escasas las
emisoras que diseñan una programación totalmente distinta a la del resto del año.
También hay una tendencia, totalmente implantada en la actualidad, a establecer diferencias
de programación en ciclos más cortos como es el semanal. Prácticamente todas las emisoras
de radio mantienen una programación de días laborales y otra de fin de semana debido
también a los cambios de comportamiento de la audiencia y a una organización interna del
trabajo. Donde más se observa este cambio es en los servicios informativos. Los equipos de
profesionales son distintos, dan otra faceta de la identidad de la emisora. El fin de semana es
también el momento de mayor actividad deportiva y esto se nota en la programación. De ahí
que las emisoras de radio se centren en las mañanas de los sábados y de los domingos en unos
magazines que siguen de cerca los acontecimientos del momento y por las tardes en la
información deportiva.

Desde hace algún tiempo se ha introducido, aunque todavía con muy poca flexibilidad, una
pequeña modificación de la programación en los días festivos. Lo más frecuente es que se
continúe con la misma programación del día laboral correspondiente, salvo algunas
referencias a la fiesta. Pero no se ha conseguido una adaptación a pesar de los cambios de
comportamiento de la audiencia como ha ocurrido en los fines de semana.

Cada nueva temporada se habla de reestructuración como la palabra mágica de renovación


cuando no se pasa más allá de pequeños retoques de cambios de horarios o de personas de
unos puestos a otros. Algo similar sucede con el cambio de equipo directivo de la emisora. Lo
primero que se hace es reestructurar la programación para que se note el cambio de equipo,
pero apenas cambia nada.
La radio para dar el salto hacia delante tendrá que llenar de creatividad e imaginación la
innovación técnica, provocar nuevos mundos de imágenes acústicas y psicológicas cargadas
de vivencias emocionales y de intimidad. Es decir, acudir a la esencia de todas sus
renovaciones para conseguir una auténtica y valiosa cultura portátilz.

18.3. Organización global de una programación

La programación aparece organizada en tres grandes bloques de contenidos: Macrounidades,


unidades y microunidades.

18.3.1. Las macrounidades

Abarcan unos contenidos sumamente amplios hasta englobar diversos programas con una
cadencia determinada. Se caracteriza por la organización de contenidos de manera
continuada. Tal continuidad tiene a su vez tres modalidades:
A) Macrounidades cíclicas. La estructura del contenido se repite cada cierto tiempo,
generalmente cada semana; se mantienen la organización, presentadores y enfoques, sólo
cambia el contenido específico. En este sentido puede decirse que toda programación está
concebida conforme a esta macrounidad cíclica. De este modo la audiencia sabe de antemano
lo que se emitirá todos los lunes y demás días de la semana. La programación se consolida
por su reiteración y además busca la renovación y recuperación de lo atractivo por la
variación específica de los contenidos. La audiencia sabe, en consecuencia, que todos los
miércoles, por ejemplo, habrá un noticiario cultural, un consultorio jurídico o un programa de
contenido económico a una hora determinada.
B) Macrounidades seriadas. El contenido forma un todo estructurado, homogeneizado y
coherente. Se trata de contenidos de ficción con continuidad de un día o de una semana para
otra, de un concurso en el que los ganadores siguen en el mismo durante varios días hasta que
sean reemplazados por otros ganadores, o bien una serie de documentales sobre ciudades del
mundo o sobre unos sectores sociales. La continuidad de la serie está determinada por el
propio presentador o reportero que da unión y establece la relación de unos y otros.

C) Macrounidades intermitentes. Se refiere de manera específica a los noticiarios. Son


contenidos que aparecen intermitentemente a lo largo de la programación de un día en los
noticiarios importantes, en los boletines horarios e incluso en algunos otros programas en los
que se sigue una noticia. Esto lleva a hablar de continuidad informativa más que de ediciones
diferenciadas. Hay un seguimiento de las noticias hora a hora y si es preciso en períodos más
cortos hasta llegar incluso, si así lo exige el hecho, a interrumpir la programación prevista
para hacer el seguimiento del hecho en continuidad. La radio ha conseguido tal flexibilidad
que es frecuente que ante noticias de gran interés haga el seguimiento de la misma en todos
los boletines horarios y además, si llega algún dato de interés, se adelanta con un flash en
cualquier otro programa hasta que llegue el boletín horario o el gran noticiario en el que se
amplía y se profundice en la misma.

18.3.2. Unidades de programas

Las unidades de programas forman una estructura de contenidos más reducida. Son los
programas considerados como unidades clausuradas y coherentes. Tienen una duración y una
concepción global unitaria y por tanto sometida a un ritmo. Cada unidad considerada de
manera aislada puede tener una duración distinta. Hay programas de cinco minutos como los
boletines horarios, programas de media hora como, en general, los noticiarios y otros de tres
horas como los programas informativos matinales, aunque en estos casos la información se va
estructurando como si se tratara de noticiarios de cuarto o de media hora en los que cada
cierto tiempo se ofrece un resumen de lo que se ha difundido.

18.3.3. Microunidades programáticas

Dentro de algunos programas cabe la posibilidad de incorporar otros contenidos de cierta


autonomía y suficientemente diferenciados de los demás como para reconocerlos con cierta
unidad. Se trata de microunidades programáticas. Suelen aparecer dentro de los magazines o
de los noticiarios. Para un mayor reconocimiento de su identidad unitaria suelen contar con
un presentador propio y participantes distintos. Sin embargo, no cuenta con una autonomía
suficiente como para ser considerado como una unidad propia. Se diferencia claramente de
las unidades por esta autonomía y, en consecuencia, hay que considerarlo de manera
diferente.

La organización se plasma en los esquemas de programación o rejillas, en los cuales se


diseñan los horarios previstos de cada programa en períodos semanales. Tales esquemas son
los que suelen publicarse externamente con objeto de que sean conocidos por la audiencia.
Para una mayor clarificación las emisoras suelen trabajar con el Indice de programas en el
que se recogen las previsiones de cada día y se concretan el horario exacto de inicio y final,
título, nombre del autor y algunos aspectos técnicos de cada programa; en las emisoras
comerciales suele indicarse también el momento exacto de la entrada de la publicidad. Como
destacan Muñoz y Gil: "El índice es fundamentalmente un documento interno de la emisora
para sus dependencias y personal, teniendo carácter ejecutivo salvo modificación realizada
por persona autorizada a tiempo y ante un hecho absolutamente justificable para el cambio`.

18.4. Modelos y enfoques de la programación

La multiplicación de emisoras ha dado origen a varios modelos y enfoques de la


programación. Entre otros destacan los siguientes por su proximidad a la información.
18.4.1. Según contenidos

La radio actual sigue dos planteamientos de programación:

a) La generalista (también conocida como convencional), caracterizada por la oferta de


contenidos tan variados que puede incorporar cualquier tema, por el uso de toda la gama de
géneros informativos, de entretenimiento y de ficción y
por dirigirse a todos los públicos potenciales de la emisora sea por fragmentación
heterogénea o con cierta homogeneidad.

b) Especializada en determinados contenidos. La especialización puede referirse a toda la


programación de la emisora, es decir, se trataría de una emisora especializada exclusivamente
en un tema, o referirse a una parte de la programación
dentro de la misma emisora. En el primer caso la emisora concentra todo su esfuerzo en un
solo tema: música clásica, música ligera, información. La especialización monotemática está
sumamente extendida en Estados Unidos. En España apenas se ha conseguido diversificar en
muy pocos temas; en concreto dentro del campo de la información se aprecian dos variantes:
Radio Salud en Barcelona, centrada en aspectos vinculados directa o indirectamente con la
salud y Radio Santa María en Toledo, orientada hacia aspectos religiosos: celebraciones
litúrgicas, noticias religiosas, etc.

En el segundo caso la especialización se refiere sólo a una parte de la programación general y


depende de otros factores como el de la atención a determinados tipos de audiencias.

c) Además de la especialización por contenidos se ha desarrollado la especializa-


ción por los tratamientos o formatos peculiares de la programación. La más extendida es la
"Radio-fórmula" en el campo de la música'.

La concentración de emisoras en grandes ciudades podría haber sido una ocasión para la
ampliación y diferencia de ofertas, sin embargo, está suponiendo mayor concurrencia con
idénticos planteamientos. Y además con una estrategia similar de concentración de los
mismos tipos de contenidos a las mismas horas. Así es la programación de los noticiarios, de
los magazines, de las transmisiones deportivas, de la difusión musical, etc.

Hacer un recorrido por el dial durante la mañana de cualquier día es encontrarse con los
discos, personajes y contenidos de moda similares, o por la tarde de los domingos, con
música y deportes. La renovación de la programación matinal de la cadena SER de los fines
de semana ha arrastrado rápidamente al resto de cadenas a unos esquemas parecidos.
18.4.2. Según estructura

En una obra anterior concretaba la técnica de la programación en torno a tres modalidades. El


paso del tiempo y la aceptación por otros autores de la propuesta confirman su vigencia.

a) Programación mosaico. Es la yuxtaposición de unos programas de corta duración junto a


otros para ir creando como pequeños mosaicos la propuesta programática global. La única
continuidad entre unos y otros es la contigüidad, pero sin relación alguna. La información es
programada también como un mosaico, a unos horas determinadas y sin conexión alguna ni
con los narradores, ni con los contenidos de los programas anteriores o posteriores.
b) Programación por bloques. La programación amplía sus duraciones más allá de los
microespacios particulares. Un coordinador se encarga de dar una cierta unidad y coherencia
a la diversidad de contenidos y temas que se exponen dentro del bloque. La información de
actualidad inmediata se integra como un microespacio más. Se llega incluso a introducir
determinados microespacios de información permanente tratados en profundidad.
c) Programación en continuidad. La información inmediata y permanente procedente del
exterior o provocada por la propia emisora constituye el elemento conductor de la
programación. Es la programación abierta permanentemente a cualquier noticia de interés que
llegue a la emisora. La programación en continuidad permite sobre todo su seguimiento a
medida que se vayan conociendo nuevos datos. Los demás contenidos están contemplados
desde la perspectiva de la información'.

Se observa el abandono de la programación por bloques monográficos en beneficio de un


programa de larga duración en el que se va cambiando el tema cada poco tiempo o se
persigue la secuencialidad real de un suceso. Los únicos hilos conductores de los temas son
su vinculación con la actualidad permanente o a ser posible con la actualidad inmediata y la
narración interesante de un presentador que llega a convertirse también en tema atractivo por
sí mismo, a veces más que por lo que diga, aunque, claro está, si ha llegado a interesar a la
audiencia, es porque lo que dice es atractivo para ella. Se programa su vedetismo y
espectáculo.
Es una programación en continuidad, de "saco sin fondo", en la que cabe todo tipo de
contenidos siempre que sean breves o que cuando se trate un tema durante un largo tiempo se
ofrezca con cortos cambios de puntos de vista o de interlocutores. Es decir, una programación
con variedad de temas y multiplicidad de perspectivas. Se rompe la monotonía de una sola
voz o la de "todo música" para lograr una mayor agilidad.
La radio ha roto con los viejos corsés de la programación rígida y de bloques monotemáticos
dirigidos a un sector de la audiencia con rechazo del resto. Las emisoras dirigidas a todo
público, aunque varíen la cobertura: nacional, regional o local y consecuentemente destinada
a una audiencia heterogénea, buscan el interés de aquellos elementos que por alguna razón
puedan ser de mayor preocupación común. La radio actual no se conforma con los éxitos
momentáneos, sino que revisa permanentemente los programas para que se ciñan al máximo
a las necesidades variables de la audiencia en todo tiempo.
El sentido de continuidad de la radio lleva a buscar el programa ideal en la conciliación de lo
informativo con lo formativo y lo diversivo, sin establecer diferencias tajantes entre unos y
otros, excepto en los noticiarios en los que, además de las exigencias informativas propias,
existe un predomino de la claridad auditiva y comprensibilidad por encima del sentido
diversivo o de entretenimiento.
La nueva radio intenta cada día más ofrecer una programación-reflejo de la realidad
circundante desde todas sus perspectivas y en todas las dimensiones con objeto de presentarla
lo más contrastada posible'. Ya no se detiene simplemente en presentar con rapidez la
información, sino que también profundiza en ella, dentro del mismo noticiario, o con la
creación de otros programas, siempre que la noticia tenga importancia para la audiencia de la
radio.
Es la programación de la información opinativa. La personalidad de la emisora en todo caso
se trasluce por la selección de noticias, de protagonistas de los hechos, de las personas que
opinan e incluso mediante la selección de los profesionales.
La radio, en el caso español, se ha ganado la libertad de expresión paso a paso'. Existen
emisoras que pueden exponer su personalidad, su estilo interpretativo de la realidad. Sin
embargo, hasta que en todas las emisoras no puedan ser escuchadas las voces de todos los
grupos y personas que quieran hacerlo y que tengan algo que decir todavía quedarán cotas
que alcanzar. De lo contrario el ejercicio de la libertad de expresión en radio sólo será para
algunos, para aquellos que tengan acceso a ella.

Las emisoras son gestoras de un servicio público y, por tanto, no deberían restringir el acceso
a nadie, ni siquiera a aquellos que se opongan a sus principios o ideario. La concesión de
gestión va encaminada a que puedan desarrollar mejor su personalidad mediante la radio,
pero sin excluir a otros sectores. La libertad de expresión tiene que ser para todas las
corrientes de pensamiento de una sociedad.

18.4.3. Según temporada o períodos estacionales

Este enfoque se refiere a la permanencia de la programación en antena. Cada programación


nace para cubrir un tiempo determinado. Lo más habitual es que a lo largo del año si
diferencien dos grandes programaciones. Una, la más importante por su amplia duración, que
es la corriente o de otoño-invierno-primavera y otra, centrada exclusivamente en la
temporada de verano. El cambio de programación por estaciones se debe al cambio de
comportamiento de la audiencia.
Algunas emisoras establecen su previsión por trimestres. Mantienen un esquema básico de
programación y en cada trimestre se incorporan algunas innovaciones: se crean unos
programas y desaparecen otros. Es una fórmula que da más flexibilidad para los cambios.

Hay determinadas épocas como la Navidad y la Semana Santa que por su carácter festivo y
vacacional cuentan también con una programación apropiada.
La programación prevista para cada época nunca se constituye en algo cerrado. Si algún
programa no responde a los objetivos de la emisora o a las expectativas de la audiencia es
sustituido por otro en cualquier momento sin esperar a que concluya la temporada.
18.4.4. Según cadencia semanal

En la programación actual, debido a los cambios de hábitos de las audiencias, se ha


establecido una diferencia clara entre la programación de días laborales, de lunes a viernes, y
la programación de fin de semana. Durante los últimos años la mayoría de las
emisoras han dado gran relieve a la segunda y concentran en ella tantos recursos como en la
primera. Ya se aprecia en algunos casos la tendencia a cambiar de programación incluso los
días festivos; la audiencia varía sus costumbres y la radio trata de adaptarse a las mismas.
18.4.5. Según estrategia y relaciones de la cadena con sus emisoras

La tendencia a la concentración de emisoras en grandes cadenas ha traído consigo la


estrategia de unas programaciones básicamente en cadena con escasos tiempos para la
programación de las emisoras integradas. Es el intento de competir en todos los terrenos y de
rentabilizar los elevados costos de la producción de calidad.
Tal estrategia se ha desarrollado principalmente en las cadenas propietarias de todas las
emisoras incorporadas. En estos casos se diseña una programación para toda la cadena y se
dejan unos tiempos para que aquellas emisoras de la misma ubicadas dentro de una
Comunidad Autónoma programen unos servicios informativos para atender las necesidades
específicas de cada Comunidad. También se deja otro tiempo para que las emisoras locales de
la cadena ofrezcan su programación informativa local.
Las cadenas formadas por unas emisoras propias y otras afiliadas o asociadas establecen
acuerdos específicos para combinar la programación en red y la programación por cada una
de las emisoras particulares. En tales acuerdos se decide sobre los programas a los que se
conectan, los apoyos que dan a la programación en cadena como coberturas de determinados
hechos locales de interés general, realización de reportajes, entrevistas, etc.
La multiplicidad de variantes en los acuerdos hacen imposible cualquier sistematización de
relaciones entre la programación en cadena y la programación por emisoras. Existen grandes
pros y contras en esta modalidad. Todo depende del lado desde el que se analice. Martí ha
sintetizado algunos: "La tendencia actual (...) es la de ocupar los segmentos más importantes
de la programación diaria en cuanto a audiencia con el fin de rentabilizar su eficacia
publicitaria, con lo que a las emisoras locales les restan solamente fragmentos horarios muy
pequeños y, generalmente residuales, de la parrilla de programas. En este aspecto, las
estrategias de las cadenas oficiales y comerciales son plenamente coincidentes, con lo que la
autonomía local queda muy limitada.
La estación local de radio adscrita a una gran cadena que funcione con programación
prioritaria para la central tiene muy reducidas sus posibilidades de decisión y sólo puede
atender esporádicamente las necesidades informativas de su ámbito de audiencia. Se trata sin
duda de un condicionante muy importante por lo que respecta a la libertad de determinadas
estrategias programáticas de cada emisora, un problema de plena vigencia en la radiodifusión
actual`.

18.4.6. Según destinatarios

La programación también se enfoca según las peculiaridades de los grupos a los que quiere
dirigirse. Existe una programación heterogénea para todos los públicos. Y junto a ella otras
programaciones destinadas a niños y jóvenes -programación infantil y juvenil- que además
suelen centrarse en los problemas de los mismos; igualmente sucede con otros sectores
sociales como las mujeres o la tercera edad.
La programación se plantea para dar mayor atención a las necesidades de los destinatarios.
Por eso la radio actual se preocupa más que nunca de conocer a fondo la sociedad
comprendida en el diámetro de su cobertura. Mantiene una actitud de permanente vigilancia e
investigación'. La nueva radio es cada vez más exigente con el planteamiento y delimitación
de objetivos claros, para desarrollarlos y efectuar un seguimiento controlado y riguroso del
modo como se cumplen. Es decir, un planteamiento científico de la programación.
La radio se adapta permanentemente a las situaciones de la audiencia: horarios,
comportamientos, gustos. Huye de la excesiva sectorialización de núcleos de audiencias.
Dirigirse por las mañanas al público femenino, principalmente a las amas de casa, como se
hizo en etapas anteriores, es perder la abundante audiencia que transita por las calles y
carreteras en automóvil, a los dependientes de comercios y demás establecimientos públicos.

La radio intenta ofrecer un servicio a todos o al menos a sectores amplios de la población. Por
eso indaga nuevas formas de alternar temas y tratamientos.
La radio cada vez se dirige más a los problemas acuciantes y permanentes del hombre por
encima de la mera curiosidad. La insistencia en la cotidianidad de los hechos a fondo y con
diversos puntos de vista atraen ya más que las radionovelas de otras épocas`. Más que
conocer vidas ficticias ajenas prefiere seguir la vida y peripecias de los personajes y hechos
reales hasta convertirlos en auténticos relatos próximos a los seriales. Se ha relegado lo
ficticio a un segundo plano en la radio, posiblemente porque ella, por todas las características
provocadoras de la imaginación humana, no necesita trasladarse a mundos recreados. La
recreación ya no será de la emisora, sino del oyente.
Ha penetrado un mayor realismo para dar cuenta, segundo a segundo de lo que sucede en la
realidad, en cualquier realidad por muy vulgar que sea. De la radio "todo música" se está
pasando a una mayor conjugación de la palabra viva de los protagonistas de los hechos con la
música procedente de los discos como separación de conversaciones y distensión de la
excesiva concentración en lo verbal.

18.5. De la fragmentación de audiencias a la autoprogramación

La multiplicidad de emisoras y la variedad de ofertas llevan consigo un servicio más amplio y


abundante a la audiencia. Una audiencia cada vez más homogénea por ser más reducida,
aunque dentro de una diversidad de peculiaridades. Se produce un cono
cimiento más directo de la comunidad y por parte de la audiencia una participación presencial
mayor en los programas para exponer, reflexionar e idear soluciones a los problemas que
tenga a su alrededor. La radio se convierte cada vez más en el espejo y motor de la vida
ciudadana. La audiencia dispone de mayor número de opciones para elegir posibilidades
referidas no sólo al número de emisoras: nacionales, regionales, locales, sino también a las
características de programas. Puede encontrar el programa que más se adecue a la necesidad
del momento: información, música, entretenimiento. La diversidad de emisoras no ha venido
a desplazar unas a otras para crear una situación de acumulación radiofónica, una
competencia para servir mejores contenidos sino también competencia para ofrecer mejor
calidad de sonido. Estamos ante un fenómeno de coexistencia simultánea de multitud de
posibilidades radiofónicas. Más que de la radio habría que hablar de "las radios", en plural.
Un pluralismo conducente a que cada oyente encuentre en cada momento el programa que
más necesite o que más se adecue a su estado de ánimo. El oyente se siente menos atado a
una sola emisora. Está produciéndose un proceso selectivo. En lugar de conectar una emisora
determinada, se buscan programas pertenecientes a distintas emisoras. De este modo se pasa,
desde la perspectiva del oyente, de una radio que le programaba todo previamente, a una
situación en la que él se convierte en su propio programador. Incluso se ha hablado de
autoprogramación. Se busca música o información según las necesidades de cada cual. Dada
la pluralidad de servicios que la radio podría ofrecer, el oyente encontraría solución a sus
deseos en cada momento".
Sin embargo, la variedad de oferta ha quedado bastante restringida y es difícil confirmar la
posibilidad de una amplia autoprogramación de contenidos según las situaciones y estados de
ánimo de cada oyente. En lugar de la diversidad se ha producido un incremento de la oferta
en contenidos similares. Se compite con los mismos contenidos a las mismas horas. No es
raro encontrarse con que la misma persona entrevistada en un magazine o en un noticiario
cuelgue el teléfono para hablar inmediatamente en otra emisora.
Es más, estamos en plena espiral de lo imitativo. Si una emisora crea una tertulia, a
continuación las demás generan la suya para hablar de parecidos contenidos políticos. Si un
profesional ofrece un programa con varios humoristas, a continuación sale otro con un
programa humorístico similar.
Esta situación conduce a que cada día los oyentes exigentes sean menos fieles a "su" antigua
o tradicional emisora. Esto no quiere decir que se abandone definitivamente la emisora, sino
un cambio en busca del programa más apetecible en cada momento. No es sorprendente
observar cómo algunos oyentes se rodean de dos o más transistores para seguir el mismo
acontecimiento, pero contado según distintas versiones. Está naciendo el oyente selectivo, el
oyente de autoprogramación.

18.6. Programación informativa radiofónica

18.6.1. La información como una macrounidad intermitente

Se concibe, pues,la programación radiofónica informativa como una macrounidad


intermitente. Es el único contenido programado reiteradamente a lo largo de cada día. La
intermitencia le otorga un aspecto de continuidad. La reiteración de programas no supone
repetición de contenidos sino de acumulación y seguimiento.

La noticia de un hecho producido a primeras horas de la mañana se avanza en el programa


informativo más inmediato e incluso si fuera necesario se interrumpe la emisión de un
programa para difundir un primer flash. A partir de ese momento cada pro
grama informativo aportará nuevos datos a la vez que se reiteran generalmente con
expresiones distintas los hechos y datos conocidos hasta ese momento.
Cuando llegan los grandes noticiarios de mediodía se ofrece un resumen de lo acontecido
hasta ese instante, se actualizan los hechos mediante conexiones con la emisora o con el
corresponsal más próximos para aportar el último dato; si durante la exposición
del noticiario llega algún dato de interés se insiste de nuevo al final del programa. Los
boletines horarios de la tarde insistirán en la cuestión con resúmenes o con nuevos datos. El
boletín principal de la tarde acogerá la noticia y organizará la información de manera similar
a como lo hizo el de mediodía. Los noticiarios nocturnos harán un balance del hecho desde
que se inició por la mañana, aportará las diversas interpretaciones y opiniones que haya
suscitado y avanzará el previsible desarrollo del día siguiente.

No se trata de ediciones distintas como en el caso del periódico, sino de seguimiento


permanente, de resúmenes, de avances y de actualizaciones, de tal manera que la audiencia
que escuche la información a cualquier hora tendrá datos suficientes, resumidos o ampliados,
del hecho hasta ese momento y además los últimos datos. La radio en este terreno no tiene
ningún otro medio competitivo.
La movilidad, agilidad y rapidez de su tecnología le convierte en el medio al que acude la
audiencia en busca de la información más actualizada. A pesar del auge de medios, como la
televisión, para otros contenidos y muestra de las imágenes espectaculares, sin embargo la
radio seguirá su preeminencia informativa.
El seguimiento de los hechos y la continuidad narrativa de los mismos dan con frecuencia a la
programación informativa radiofónica un cierto matiz de suspense, de relato de intriga, de
obsesiones informativas que no se producen en otros medios.
Es una ventaja, pero también puede convertirse en un riesgo especialmente en noticias
relacionadas con sucesos de asaltos, secuestros, atentados o violaciones al generarse un
morbo por entrar en la vida de los demás y en la trama oculta de los hechos hasta desfigurar
el núcleo de los mismos.

18.6.2. La información en el conjunto de la programación

Existen emisoras en las que la planificación gira siempre en torno al contenido de su


especialización, de tal manera que una emisora especializada en música ligera o en música
clásica es posible que no introduzcan ningún servicio de noticias generales;
como máximo incorporan noticiarios musicales. Y, en consecuencia, no se contraiga relación
alguna entre los contenidos informativos y los de otro tipo.
En otros supuestos similares también se programa algún noticiario, aunque de escasa
duración, sólo la suficiente para dar un resumen de noticias para que los seguidores de esa
emisora tengan al menos conocimiento de las noticias destacadas del momento; en este
supuesto, y a pesar de tener una presencia escasa, su programación siempre se hace a unas
horas prefijadas con exactitud con objeto de que sirva de cita puntual y consecuentemente
condicionan los horarios y con frecuencia la duración del resto de contenidos especializados.

Y en el polo opuesto, cabe la posibilidad también, como ocurre en algunas emisoras de


Estados Unidos, de que la especialización gire sobre la información general, en cuyo caso
todos los contenidos son informativos, sean con tratamiento de noticias, de reportajes, de
entrevistas o documentales. En este caso tampoco se establece relación alguna entre estos
contenidos y otros no informativos.
Por tanto, conviene centrarse ahora en las emisoras de programación dirigida a públicos
generales y a los que se les hace una oferta de contenidos muy heterogéneos: musicales,
concursos, informativos. En este caso la información radiofónica no es una isla en la
programación general de la radio. La información se integra en un conjunto más amplio de
programación. Se trata, por supuesto, de emisoras generalistas, de programación
"convencional" o total`.
La intermitencia de la información radiofónica necesita una combinación adecuada con el
resto de contenidos de la emisora. Se plantea en consecuencia la relación de los programas
informativos con los programas generales de la emisora. Es clásica la división de estos dos
ámbitos en las cadenas y emisoras importantes. Se trata de un dirección de programas
generales y otra de servicios informativos, armonizadas ambas por el director de la emisora.
La interacción de una y otra queda plasmada en la programación general.
Los contenidos informativos tienen sus propias exigencias de actualidad e inmediatez a
diferencia del resto de contenidos. Y además requiere unos horarios fijos, de cita puntual con
la audiencia que conecta la radio a una hora determinada en busca de noticias o de la
narración de un hecho importante que se celebra a una hora concreta. Este requisito conduce
a que la información ocupe un lugar privilegiado en aquellas emisoras que ofrecen una
programación generalista a una audiencia heterogénea.
Son, pues, las exigencias prioritarias de la información frente a otros contenidos. Ocupa los
horarios preferentes y además el resto de contenidos se adaptan a unos tiempos o se
interrumpen para dar paso a las noticias anunciadas a una hora exacta. Es más, cuando los
hechos son de máxima transcendencia la noticia de los mismos interrumpe cualquier otro
programa para que salga al aire inmediatamente hasta llegar al extremo de sustituir la
programación prevista por la narración continua y sin interrupción alguna, ni siquiera de la
publicidad. La programación en este caso se convierte en el seguimiento de la noticia.
Este predominio de la información en las emisoras de radio no especializadas llega a
contagiar con frecuencia a los programas con otros contenidos variados, especialmente a los
magazines. Aunque el magazine de cada día tenga toda su estructura y contenidos
previamente preparados, sin embargo, desde el momento en que un día acaece un hecho de
gran relieve, a partir de ese instante la mayoría de las intervenciones quedan contagiadas por
este hecho y se centra toda la atención en el mismo.
18.6.3. Dinamismo de la programación informativa

La consecuencia de todos estos planteamientos es que la programación no se presenta como


algo rígido e inflexible, sino que, por el contrario, puede modificarse conforme a la
importancia de los hechos de actualidad. Tal adecuación a la información se comprueba
mucho más en la radio que en la televisión, aunque también puede encontrarse alguna vez, y
es lo que otorga a la programación radiofónica un gran dinamismo y una revitalización para
escapar de la rutina y presentar una radio viva, pegada a la evolución de la sociedad minuto a
minuto.
La radio es ante todo un medio de comunicación informativa. La radio nació para difundir a
distancia lo que estaba ocurriendo en un lugar en el momento en que sucedía. Es la esencia de
la radio y también la de la información.
La rapidez e inmediatez alcanzada por la radio dentro de los medios es lo que más la
aproxima a la concepción de lo informativo o del deseo de conocer lo que está sucediendo en
otro sitio cuanto antes y de la mejor manera posible.

La radio en España ha pasado el sarampión de la información política. Una vez superado se


ha caído en la enfermedad de los "casos", en la búsqueda de "watergates" particulares para
conseguir el éxito. Se acusa, se ataca, se insulta. El programa rey de la radio actual es el
configurado mediante las tertulias en las que se habla de todo, se improvisa la interpretación
y apenas se corroboran los datos.
No obstante, existe otra tendencia en la que se entrevé una cierta imposición de la búsqueda
de la trama general (social, política, económica, cultural) de la política de las cosas. Se trata
de ampliar el campo informativo a otras preocupaciones de la sociedad, en particular a las de
la vida diaria con realismo y sin sensacionalismos. Se prefiere ofrecer una información de
hechos de actualidad inmediata que saltan a la antena en el momento en que se captan. Su
interés se amplía a todo cuanto acucie a la sociedad en cualquier momento. Su agilidad le
permite estar presente en cualquier acontecimiento.
La radio tiene un tiempo durante gran parte del día y de la noche. Pierde su audiencia durante
las emisiones televisivas principales. Por esta razón en lugar dé entrar en lucha con ella, lo
que hace es ofrecer una programación complementaria y alternativa. Sitúa los programas
informativos antes y después de las horas altas de la televisión, es decir, antes de las 9 de la
mañana, antes de las tres del tarde, antes de las nueve de la noche y al cierre de las emisiones
principales de televisión. Durante este tiempo intercala programas informativos de menor
entidad y, sobre todo, busca a los aficionados a otros temas: deportes, música, divulgación
cultural.
El sentido amplio que la radio da a la información en la programación general (y no en la
específica) le lleva a establecer una cierta mezcla entre información y entretenimiento o
distracción y una combinación de lo formal con lo informal, la entrevista a un filósofo, a un
escritor, a un político con la difusión del disco de moda o la entrevista con un coleccionista o
con alguien que ofrezca una información de simple curiosidad humana. Una combinación
difícil, pero que cuando se atina con la fórmula, surge el programa seguido por cientos de
miles de personas.
Nos aproximamos a un cambio de sentido del entretenimiento radiofónico. Ya no se trata del
concurso o del espectáculo montado en los estudios, usurpados por la televisión con éxito. Lo
que produce un auténtico espectáculo en el aire son las llamadas telefónicas
y la participación de la audiencia en premios, consultorios y debates. Y junto a él el espec-
táculo informativo, sin rehuir la tragedia cuando la información es sobre hechos trágicos. La
radio ahonda en el drama humano actual, pero conserva el optimismo, la alegría, la amistad
eufórica de siempre, sin desaliento. El presentador abandona sus problemas para contar los de
otros con la ilusión de su inmediato arreglo. Los hechos de la sociedad actual ya están
demasiado envueltos en dramatismo como para desasosegar más aún al oyente. La radio
sigue siendo el mago de ilusiones y optimismos. El espectáculo de la radio ya no está
constituido por los grandes concursos, ni siquiera por las multitudinarias radionovelas, sino
por la información de los hechos cotidianos y la música de moda en el mercado. La
información espectacular no puede confundirse con información sensacionalista, sino con
información de los hechos ordinarios: transmisiones deportivas, musicales, acontecimientos
provocados en el estudio o fuera.
Sin embargo, la radio no quiere caer excesivamente en la frivolización. Por tal razón se dirige
hacia una línea en la que trata de integrar todo lo indicado anteriormente con lo cultural en su
sentido amplio y antropológico, con objeto de convertirse en un medio de cultura social
amplia, no elitista. Con la música ligera, tan predominante en su programación, no ofrece
sólo un mero entretenimiento, sino también una configuración de la vida para la juventud.
La radio se encamina hacia una cultura en la que el entorno convivencial del oyente esté
reflejado con toda su complejidad de problemas. Una cultura que abra su abanico en tres
directrices: cultura de memoria histórica, cultura creativa de la sociedad contemporánea y
cultura viva del momento. La radio las asume previa transformación y adecuación al lenguaje
propio, es decir, a una cultura sonora que enlaza con la más antigua y primigenia del hombre:
la oral.
La radio da un nuevo impulso a esta cultura inyectándola otros sonidos además del propio de
la técnica radiofónica. Es el atractivo y la jugosidad de la palabra dicha que encierra el ánimo
de quien la pronuncia hasta el momento mismo en que alguien la percibe. Tiende hacia una
cultura para todos, sin rechazar a nadie, ni siquiera a los más exigentes. Lo que la radio no
hace, ni podrá hacer es convertirse en un aula, en un estrado, en un púlpito. Introduce los
micrófonos en todos estos lugares para dar "su" versión de lo que allí se diga, conforme a las
peculiaridades, posibilidades y límites que la caracterizan.
La radio actual se acerca a la cultura con la misma actitud que ante cualquier otro contenido,
con todos los recursos y tratamientos disponibles. De este modo en lugar de crear programas
estancos, lo que hace es ofrecer los micrófonos a creadores, impulsores y gestores de la
cultura para que la expongan dentro del conjunto de la programación.
En lugar de concentrar la cultura en un programa específico, lo que hace es distribuirlo y
diseminarlo en la programación general. En lugar de la intensidad, se prefiere la dispersión.
En lugar de rechazar a la audiencia como se pudo comprobar con los conocidos "Terceros
programas", la atrae al situar lo cultural entre otros contenidos de mayor interés y, sobre todo,
por darle un tratamiento propio de la cultura sonora radiofónica y no el de la cultura escrita.

La audiencia se asusta cuando se le programa una conferencia o un recital poético, sin


embargo, escucha con agrado al conferenciante que condensa sus ideas de manera clara y
radiofónica en unos minutos y recibe con más satisfacción que le lean unos versos dentro de
un programa general, que le programen media hora de recitados poéticos.

La radio está redescubriendo el encanto de escuchar los sucesos, las ideas bien expuestas. No
está atenta sólo a la captación de la cultura que se va produciendo, sino que ella también se
convierte a su vez en generadora de una nueva cultura mediante su lenguaje sonoro y por la
combinación y tratamiento que da a cuanto vehicula por él. La radio es el arte y cultura de la
combinación de los sistemas expresivos sonoros.

18.7. Planificación de los contenidos informativos

Para toda planificación de la programación se requiere plantear previamente las siguientes


cuestiones:

18.7.1. Plasmación de la identidad de cada emisora en los contenidos

Cada emisora tiene su propia concepción programática, atendiendo a todas las variantes
señaladas. Es posible crear una programación ideal conforme a unos planteamientos ideales,
pero en su puesta en práctica real habrá que analizar y dar respuesta precisa a cada uno de los
elementos indicados anteriormente. Cada emisora está ubicada en un ámbito espacial y se
dirige a una audiencia. Estos dos componentes suelen estar compartidos por una o varias
emisoras más. Por lo tanto, se plantea siempre una programación en competencia con otras.
Es el momento de identificar y definir el perfil propio tanto si se trata de una emisora pública
como de una privada y de las relaciones que deben mantener unas con otras y además partir
de la base si se trata de una emisora independiente o está integrada en una cadena. La
programación informativa varía en cada una de las situaciones.

Son muchas las variables que entran en juego a la hora de elaborar la programación. Del
acierto en la combinación de cada una de ellas se obtendrán resultados diferentes. La
información está disponible para todas, pero cada una la enfocará según su
identidad, ámbito de cobertura, objetivos y relaciones con la propia cadena. La emisora puede
funcionar con plena autonomía para su ámbito de circunscripción y además funcionar como
corresponsalía para su cadena nacional o para la programación autonómica particular.

18.7.2. Delimitación de objetivos

Hay que fijar con exactitud lo que se quiere, cómo, a quién dirigirse. Una confusión en este
planteamiento conllevará oscuridad a todo el proceso de planificación y producción de
programas particulares. Es preciso una clarificación de los objetivos que se deseen alcanzar
con la programación general informativa y de cada unidad programática particular. El
conjunto de objetivos debe estar perfectamente estructurado, diseñado y dosificado. De este
planteamiento emergerá la necesidad de determinados recursos y sobre todo la organización
adecuada para cada uno de los pasos.
La graduación de estos obligará a deslindar y especificar al máximo. De este modo se
conjugarán los objetivos genéricos con los específicos y operativos. Cada programa puede
convertirse en el desarrollo de uno de los varios objetivos que tenga cada tema. Y éste a su
vez será la concreción de algunos de los objetivos ideados en la programación general en la
radio. La trabazón de objetivos generará una coherencia entre las partes y el conjunto
imprescindible para que el producto final alcance el nivel óptimo de la calidad radiofónica y
el radioyente efectúe la descodificación con la máxima comprensibilidad.
18.7.3. Estructuración y secuencialidad de la programación

Una vez establecidas las delimitaciones indicadas hay que determinar los contenidos
concretos y las funciones que se quieren desarrollar mediante la radio. Se trata de una
planificación general de los contenidos informativos de actualidad inmediata y permanente y
además una organización de la emisión de cada día.
La delimitación y organización de contenidos permite establecer el perfil de los temas,
enfoques y orientaciones generales para la selección de noticias. La planificación de los
contenidos informativos, como ocurre con cualquier otro contenido, requiere también una
selección, distribución y ordenación considerada siempre según las exigencias y principios
propios de la información.
La programación informativa supone también una selección de hechos. La realidad es
sumamente compleja. La información establece unos criterios de selección conforme a los
objetivos de la emisora y según los enfoques profesionales de los mismos. La programación
organiza y sistematiza tal selección de hechos, temas y noticias.
Además de seleccionar los temas y noticias la programación informativa los dosifica
conforme a unos criterios de valoración y de prioridad según sus estrategias o principios
dinamizadores de la información. De ahí las divergencias entre unas emisoras y otras al
referirse todas a los mismos ámbitos de cobertura, pero con criterios de valoración de la
realidad divergentes.
Una vez realizadas las operaciones anteriores se organiza y se ordena el material seleccionado
y dosificado con criterios de relato informativo de manera agrupada dentro de un conjunto de
noticias o mediante la profundización en uno o varios temas hasta originar los diversos tipos
de programas informativos dentro de los cuales cabe destacar los noticiarios, sean horarios o
diarios hablados, los programas diarios con la misma estructura, aunque varíe el tema, o no
diarios como los de periodicidad diaria alterna, los semanales, mensuales y anuales, o bien
los programas especiales y extraordinarios motivados por algún acontecimiento importante
puntual e inesperado, o una conmemoración.

18.7.4. Fijación de horarios idóneos de las emisiones

El esfuerzo que requiere la elaboración de programas, la calidad alcanzada, de poco servirá si


no se cuenta con un horario adecuado para la audiencia a la que está destinado. Se requiere un
conocimiento empírico de las situaciones sociológicas y psicológicas de los radioyentes. De
lo contrario, se incurrirá en el fracaso.
La planificación tiene que determinar los grupos de audiencia a los que se quiere alcanzar
tanto generales como específicos, y el ámbito de cobertura territorial al que se quiere llegar.
La programación suele hacerse por estaciones temporales según los cambios sociales más
importantes.

18.7.5. La información en la organización de la emisión diaria

La programación se concreta en emisiones diarias, en unos fragmentos horarios. Cada


emisión constituye un conjunto de programas organizados conforme a una continuidad. Es
dentro de esta continuidad radiofónica en la que hay que armonizar los contenidos y
programas generales con los demás contenidos informativos de acuerdo con los niveles
atencionales, cansancio y diversificación de la audiencia. Es preciso atinar con el ritmo
adecuado en la combinación.
La emisión informativa se aprovecha de la experiencia de otras para que en combinación con
los requisitos de los propios contenidos informativos se estructure una emisión adecuada a la
capacidad perceptiva del radioyente. La primera armonización hay que realizarla según las
exigencias de concentración y de reclamo de cada cuestión para que de este modo entre dos
temas o dos contenidos con elevado nivel de atención pueda situarse otro que distraiga o
relaje.
La plasmación de la planificación y de la emisión se encuentra en el guión de continuidad. Es
un guión que tiene como función unir las diversas partes de las que se compone la emisión:
microprogramas, informaciones, indicativos de la emisora, identificación de los servicios
informativos. El guión de continuidad establece una determinada unidad u homogeneidad que
diferencia el conjunto de la emisión informativa de otras emisiones. Exige ante todo una
vinculación, una unión entre las partes mediante un hilo conductor que puede ser la voz
narradora que da la identidad de la emisora. Las transiciones entre unos contenidos y otros
son aprovechadas para desarrollar la función informativa mediante la difusión de las
autopromociones necesarias.
El guión de continuidad requiere la coordinación para evitar reiteraciones entre su exposición
y la que se ofrezca en cada programa, o bien para cubrir determinados aspectos, como los de
identificación, ausentes en algunos de los guiones de los microprogramas. Del guión de
continuidad depende el estilo de la emisión y la plasmación de la personalidad de la emisora.
La elaboración de una cabecera tanto de entrada como de salida, así como el uso de los
fragmentos musicales, ráfagas y efectos sonoros permiten reconocer la emisión a los
radioyentes. El guión de continuidad junto a la publicidad cubren también un tiempo que
habrá que descontar de los guiones de los programas respectivos.

18.8. Retos innovadores para la programación informativa

La multiplicación de emisoras no ha traído la correspondiente diversificación de


programaciones al menos suficientemente diferenciadas. Arturo Merayo ha ofrecido un
diagnóstico del riesgo al que ha llegado la programación actual: "Cuanto mayor es el número
de emisoras de radio, más se homogeneiza la programación de las mismas. No parece haber
ni tiempo ni medios para innovar, experimentando nuevos productos y distintos estilos.
Existe una peligrosa tendencia a imitar -sin apenas modificaciones- los programas de éxito
porque ello redunda en un beneficio a corto plazo. Lo que es menos probable es que la
estandarización no dañe a largo plazo el prestigio de la radiodifusión en su conjunto. Mientras
las necesidades y los gustos sociales varían en el tiempo, programaciones y programas
mantienen, en general, fórmulas inmovilistas`1.
Sigue pendiente el paso a una mayor especialización en las programaciones. La falta de
identidad de cada emisora y de diferencia respecto de las demás están produciendo otro
fenómeno importante en el ámbito del audio. Lo que la radio no se atreve a dar, empieza a
ofertarse mediante otros medios y servicios auditivos.
Se trata de la ingente cantidad de nuevos servicios informativos y de entretenimiento que el
teléfono está aportando a la audiencia. Está surgiendo todo un mundo paralelo de información
auditiva especializada similar a lo que han supuesto las revistas sectorializadas en la prensa.
Han nacido servicios de información general por teléfono. Se ha tratado incluso de explotar
algunos programas radiofónicos, como "La verbena de la Moncloa" del programa
"Protagonistas" dirigido por Luis del Olmo, por estas líneas telefónicas. Es un mundo nuevo
para la radio por cable que supera con creces las experiencias anteriores del hilo musical y
que viene a cubrir unas necesidades concretas de múltiples sectores de audiencia.

Además de la búsqueda de servicios y programaciones especializadas es preciso la


renovación de enfoques de los contenidos, especialmente de los informativos.
Hemos vivido una etapa de saturación de la información política hasta aproximadamente
1985. El desarrollo económico de los años siguientes trajo una exuberante información
económica hasta llegar incluso a la contraprogramación radiofónica con la información
bursátil, impensable hasta entonces. La crisis económica está dando paso a otro enfoque de
corte más social como los problemas de la droga, asuntos raciales, violaciones y asesinatos,
cuestiones ecológicas, moda y belleza o flirteos de las personalidades y todo ello seguido y
difundido con cierto amarillismo. Tales planteamientos se han congregado en los programas
específicos, pero también se observa ya alguna penetración en las noticias de los diarios
hablados.
Todo ello se produce por la fuerte competitividad desatada entre los propios medios que les
ha llevado a reconquistar audiencias por la agresividad, amarillismo y crítica pertinaz y
obsesiva contra determinados políticos y personalidades.

La competitividad ha conducido también a las imitaciones de programas. Cada vez que


aparece una innovación en una emisora inmediatamente se reproduce en las demás. Especial
desarrollo ha tenido la imitación humorística. La radio cuenta con múltiples humoristas en la
actualidad, pero de un humor basado fundamentalmente en la imitación de las personalidades
públicas.

La radio se ha instalado ya como medio de referencia y de dinamización de la opinión


pública, especialmente por los comentarios y análisis de las tertulias en las que se han
aposentado la mayoría de los comentaristas y columnistas de la prensa. Unos comentaristas
que no habían conseguido nunca la popularidad hasta que no han encontrado en la radio su
altavoz; con ello amplían su campo de influencia entre los grupos de élite y sectores
populares.

La radio ha convertido en personajes públicos a un restringido número de privilegiados que


siempre están en candelero. Apenas renueva a sus participantes en las tertulias, en los
programas de debate y, por supuesto, ha creado su Star System peculiar que ha llegado
incluso a generar empresas particulares dentro de la empresa radiofónica. Es la radio de
estrellas frente a la radio de programación de contenidos.

Ante la implantación de la radio de estrellas ya se han escuchado propuestas y apuestas por el


cambio hacia la radio de programas. En la radio de estrellas lo atractivo es el profesional, no
la emisora. Se cae en cierto chantaje ya que al cambiar la estrella de una emisora a otra con
ella se va la audiencia y en consecuencia se pierde identidad. Se apuesta por la oferta de
programaciones para buscar una mayor fidelidad a la emisora. Se trata de imponer un estilo
de emisora, no el de la estrella particular.

No obstante, existe la doble propuesta en la actualidad. Pero la radio de estrellas puede ser
una apuesta por el pan de hoy y el hambre de mañana.
NOTAS AL CAPÍTULO 18

' FERNANDEZ ASIS, Victoriano: Radiotelevisión. Información y programas.


Radiotelevisión Española, Madrid, 1986, Tomo II, pág.31.
2
CONTE, Rafael (Dir.): Una cultura portátil. Cultura y sociedad en la España de hoy.
Ediciones Temas de Hoy, Madrid, 1990.
MUÑOZ, José Javier y GIL, César: La radio. Teoría y práctica. Instituto Oficial de Radio y
Televisión, Madrid, 1986, pág. 48.
' MARTI, Josep Ma: Modelos de programación radiofónica. Feed-Back, Barcelona, 1991,
caps. 5 y 6, págs 97-139. Véase además DIAZ MANCISIDOR, Alberto y URRUTIA, Víctor:
La nueva radio. Universidad del País Vasco, Bilbao, 1986.

' Teoría y técnica de la información audiovisual. Alhambra, Madrid, 1987, págs. 369-
370. ' ESCHENBASCH, Joseff: Radiodifusión para la innovación. Epoca, Quito, 1978.
' PRADO, Emilio: "El movimiento por la libertad de emisión en España", En BASSETS, LL.
y otros: De las ondas rojas... op. cit. págs. 237-255.
MARTI, J.M.: op. cit. pág. 70.

LICHTY, Lawrence W.: Broadcast program and audience analysis. American Printing &
Publishing,1975.
'° DRAKAKIS, John: British radio drama. Cambridge University Press, Londres, 1981.
Sobre las repercusiones de la radionovela véase la obra de Manuel J. CAMPO: Simplemente
María y su repercusión entre las clases trabajadoras. Avance, Barcelona, 1975.
" CEBRIAN, Mariano: "La estrategia de las diferentes emisoras en materia de
programación", en Rencontre de Torremolinos, 1979. Radio Nacional de España, 1979,
págs. 47-58.
'z HALPER, Donna L.: Full-Service Radio. Programming for the Community. Focal Press,
Boston, 1991.
" MERAYO PEREZ, Arturo: Para entender la radio. Estructura del proceso informativo
radiofónico. Universidad Pontificia de Salamanca, 1992, pág. 335.

Capítulo 22 -OTROS PROGRAMAS INFORMATIVOS

La programación informativa radiofónica, además del planteamiento según la organización de


la información, tiene otras ofertas dentro de la tendencia actual de búsqueda de mayor
profundización en las noticias y un servicio más centrado en audiencias específicas. Tal
interés ha dado origen a otro conjunto de programas. No se trata ahora de establecer una
clasificación exhaustiva de los mismos, sino de destacar los más sobresalientes y que sirvan
de orientación para la renovación y creación de otros nuevos. Tampoco se trata de establecer
unos criterios de total oposición de unos con otros ya que con frecuencia las fronteras son
difíciles e incluso imposibles de establecer puesto que en algunos casos unos tipos se
superponen a otros. En aras de una mayor claridad se proponen las siguientes variantes:

1. Otros programas clasificados según la periodicidad de programación.

2. Programas especiales y extraordinarios sin periodicidad prevista.

3. Programas especializados.
4. Programas según sectores de audiencia que se deseen cubrir.

5. Programas informativos de archivo.

6. La información en los programas de contenidos generales o no específicamente


informativos.

22.1. Programas según su periodicidad

La programación informativa encuentra en la periodicidad uno de sus mejores aliados. Frente


a la fugacidad y la intangibilidad de sus contenidos, la radio trata de registrarlos en la
memoria de sus oyentes mediante la repetición de los programas con una cadencia
determinada.

A la hora de abordar los noticiarios ya se ha indicado algo sobre la periodicidad horaria de


alguno de ellos o bien los intervalos de tiempos determinados de los grandes informativos. En
este apartado se abordan los programas con una periodicidad más amplia.

Con el sometimiento de la programación de unos contenidos a la periodicidad lo que se logra


es generar unos hábitos en la audiencia. Es la manifestación de fiabilidad mutua mediante una
cita que respetan ambas partes.

Hay programas con periodicidad diaria como los magazines y algunos programas culturales.
Es la cadencia más frecuente en la radio. A veces el enfoque de contenidos es bastante
similar, aunque los títulos y los presentadores varíen, pero existe una unidad de tiempo, una
organización de contenidos que les da una cierta identidad para que sean reconocidos por la
audiencia por su periodicidad diaria. Este es el caso de programas de participación de la
audiencia para preguntar a una personalidad, algunos consultorios sentimentales, tertulias,
etc. Son programas a los que se les puede aplicar todo cuanto se ha indicado en los capítulos
sobre el programa informativo en general, lo de los noticiarios o lo de los magazines.

La periodicidad diaria se refiere en la actualidad a los días laborales, ya que durante los fines
de semana se introduce una programación bastante distinta y con gran autonomía respecto del
resto de los días de la semana.

En algunas épocas la radio ha mantenido programas con periodicidad de días alternos, pero
no se ha consolidado. No llega a establecer un ritmo adecuado de seguimiento de la
audiencia. Por eso en la actualidad prácticamente están descartados de la programación
radiofónica.

La cadencia semanal es la que más se ha consolidado. En los programas informativos ha dado


origen a un nuevo tipo de programa como es el de la profundización en algunos temas de
manera monotemática o pluritemática. Tal cadencia, debida también a los cambios de hábitos
en la audiencia, ha generado los programas de fin de semana, los cuales en su conjunto
pueden ser considerados como programas semanales. A la hora de abordar la programación
en su conjunto y los programas magazines de manera específica, ya se trata esta cuestión.

En consecuencia, en este epígrafe se abordarán sólo las peculiaridades que presentan otros
programas de cadencia semanal, o más amplia, como los programas mensuales y anuales. La
radio tampoco ha conseguido implantar programas quincenales ni con otra periodicidad.

22.1.1. Programas semanales: tipos y tratamiento

La estructura de cadencia semanal de la programación lleva consigo que los programas en


gran parte tengan esta periodicidad. Junto a la periodicidad existe otro factor determinante y
característico como es el contenido del mismo.

Además de la periodicidad horaria y diaria la radio programa sus contenidos por semanas. No
es algo caprichoso, sino que responde a los ritmos sociales con que la audiencia programa sus
comportamientos laborales y de descanso. Es una periodicidad cíclica.

La periodicidad semanal otorga un tiempo mayor para efectuar una mejor elaboración de los
contenidos. El programa semanal deja un margen de tiempo amplio para que puedan
analizarse e interpretarse los hechos con algo más de distanciamiento que el de la inmediatez
con que les abordan los programas horarios y diarios. Esta cadencia permite una información
de mayor calidad, pasar de los datos efímeros de la noticia a los hechos sedimentados de la
información. Permite una depuración de elementos secundarios para centrarse en los
fundamentales y de mayor transcendencia.

El programa semanal, incluso aunque esté concebido como un resumen de los hechos
destacados de la semana, no es nunca un resumen de los mismos, sino una profundización en
los más importantes.

La periodicidad semanal es un tiempo suficientemente amplio como para que los hechos
tengan un desarrollo suficiente y pueda vislumbrarse el contenido y alcance real de los
mismos, la valoración en el conjunto de otros hechos producidos a lo largo de la semana y la
jerarquización en su repercusión social.

La cadencia semanal se ha constituido en algo tan importante para la radio que ha llegado a
perfilar también así la totalidad de la programación con dos partes sustanciales: programación
en días laborales y programación de fin de semana. Algo que también puede apreciarse en los
programas semanales.

Existen programas semanales difundidos durante los días laborales; se centran fun-
damentalmente en temas monográficos: cultura, economía, relaciones internacionales.
Existen otros programados en los fines de semana que abordan cuestiones sobresalientes de la
semana de cualquier área, como los programas informativos de resumen, de noticias
destacadas de la semana con una orientación pluritemática y contenidos relacionados con el
descanso y entretenimiento centrados en aspectos monotemáticos: deportes, fiestas, rutas
turísticas, viajes culturales.

Aunque existe un tiempo más amplio para el tratamiento informativo, sin embargo también se
requiere en general un presupuesto mayor. De ahí que estos programas dependan en gran
parte de aspectos económicos: de la publicidad que atraigan y del costo que supongan. Si
siempre se mide con rigurosidad la relación entre los ingresos y los gastos, en estos
programas suele afinarse mucho más por los cambios bruscos de la audiencia durante los
fines de semana.

En consecuencia, la determinación sobre la periodicidad semanal, así como si ésta debe ser
durante los días laborales o durante los fines de semana, es algo que requiere una decisión
basada en diversos componentes: exigencias temporales y económicas de producción, tipo de
contenido: rápida o lenta recogida de información y adecuación a la audiencia de cada
momento según los cambios de comportamiento de la misma.

Junto a la determinación de la periodicidad y de la elección entre día laboral o de fin de


semana, es preciso también tomar la decisión sobre el horario idóneo para el grupo
destinatario. Es algo que no puede dejarse al azar. Está relacionado con el comportamiento de
la audiencia mayoritaria previsible del contenido que se desee difundir.

Tras lo expuesto se aprecian tres grandes grupos de programas semanales:


1. Programas de resúmenes y de profundización en las noticias de la semana con
un enfoque pluritemático.

2. Programas especializados monotemáticos.

3. Programas de transmisiones periódicas como "Carrusel" o "Tablero deportivo".

Se trata de dos grandes grupos de programas semanales: programas monotemáticos y


programas pluritemáticos, o de resumen e insistencia en algunas noticias. Los primeros
siguen manteniendo gran vigor en la radio actual. Sin embargo, los segundos, aunque todavía
persisten, han quedado bastante relegados tal vez por la fuerza que han obtenido en
televisión.

En los programas monotemáticos la clave está en seleccionar la noticia, tema destacable de la


semana o de un tema que tenga vigencia en ese momento por diversas circunstancias aunque
no exista una noticia específica inmediata. La justificación está dada por la actualidad del
tema o del enfoque que se le dé.

Los programas pluritemáticos se centran en una o varias noticias importantes producidas a lo


largo de la semana y a las que se les da un tratamiento especial. Son resúmenes en
profundidad de algunas noticias de la semana que por su importancia y transcendencia
merecen una consideración mayor. Es la aspiración de la radio a ofrecer la información con
mayor profundidad y contextualización que en los noticiarios. Hace algún tiempo surgió el
debate en torno al enfoque de los grandes informativos ante la escasez de tiempo para abordar
las noticias y la exigua comprensión por parte de la audiencia por la fugacidad del medio. Es
decir, ¿es preferible centrarse en las cuatro o cinco noticias de cada día y abordarlas en
profundidad, o seguir con una selección en torno a las veinte o veinticinco noticias con
tratamiento ligero? La decisión se inclina por esta segunda opción. Los programas
pluritemáticos en cierta manera resuelven el planteamiento del enfoque profundo. Pero se
trata de noticias de la semana, no de cada día. Y, además, tampoco se refieren exclusivamente
a noticias de actualidad inmediata, sino que con frecuencia se vinculan a hechos de actualidad
permanente con más o menos implicación en una situación inmediata.

Los programas de transmisiones deportivas de ritmo semanal suelen estar situados durante los
fines de semana y durante los días de jornadas deportivas especiales como los miércoles por
la tarde y noche en que se juegan los partidos de competición europea y los de la Copa del
Rey. Son concebidos como programas de ocio, de gran espectacularidad en el contenido y en
el tratamiento. Requieren una preparación técnica enorme tanto por el alquiler de circuitos
internacionales, como por el desplazamiento del equipo humano que va a efectuar la
transmisión. Suele haber también dos modalidades. Los monotemáticos: transmisión de un
solo acontecimiento deportivo, y los pluritemáticos: narración durante aproximadamente el
mismo tiempo de varios encuentros. Los segundos son incomparablemente mucho más
complejos y requieren la coordinación de un presentador que vaya dando paso a cada uno de
los puntos de mayor interés en cada momento. La radio ha conseguido en este tipo de
transmisiones su mejor esplendor por la audiencia que arrastra.

Unos y otros programas abordan noticias que por su extensión y complejidad han tenido un
tratamiento propio de noticiario y que requieren mayor profundización, o abordan una
cuestión de actualidad permanente y que algún hecho de actualidad inmediata ha reanimado
su vigencia. No obstante, no se requiere una actualidad inmediata sino que puede
concentrarse en temas de actualidad permanente con algún entronque en la inmediata. Puede
adelantarse a la actualidad y presentar el marco, implicaciones y hechos que previsiblemente
van a ocurrir y analizar sus repercusiones en el futuro.

Cuando se trata de una organización multitemática se busca la variedad de los mismos. No es


necesario que guarden relación entre sí. La figura del presentador sirve de hilo de unión.

Son programas que al no estar supeditados a la exigencia de la rapidez del tiempo ni a la


salida inmediata al aire se preparan con mayor reposo. En lugar de improvisación se requiere
mayor organización. Es una información e interpretación de los hechos

con mayor posibilidad de trabajar con documentación contrastada. Permiten profundizar en


los acontecimientos más destacables de la semana o centrarse en uno que por su interés
merece un tratamiento hondo. Suponen, pues, una selección y una valoración informativa de
los hechos de la semana. El fallo o el error tiene menos justificación que en los noticiarios.

Cada programa tiene un director o un responsable que depende de una unidad organizativa
de los servicios informativos y que es la que supervisa y coordina los temas de unos
programas con otros.

Son programas que van más allá de la mera enunciación y exposición de noticias y de hechos.
Se caracterizan por el tratamiento en profundidad. Aunque se aborden noticias y datos del
mismo día en que se emita el programa es preciso un enfoque original y
un tratamiento en profundidad. Es repudiable la improvisación. De manera directa o indirecta
hay que tener previsto un planteamiento, incluso para afrontar noticias y aspectos de última
hora que modifiquen el esquema planificado.

La permanencia de estos programas suele tener un desgaste por el tratamiento de temas. Por
esta razón se requiere renovación, imaginación y variedad para que en cada emisión aparezca
todo como si fuera un estreno de programa.

El equipo mantiene una primera reunión para planificar la nueva emisión. Se eligen los
temas, se designa a los informadores responsables de los temas procurando que cada uno
realice el que se encuentre en su ámbito de especialización. Cada informador del

equipo está más o menos especializado en un conjunto de bloques temáticos y dispone por lo
menos de una semana para la preparación y realización del mismo.

Siempre se eligen y se realizan más temas de los que se necesitan para cubrir en su totalidad
el programa, ya que puede haber alguno que por diversas circunstancias no pueda concluirse
a tiempo. De esta manera siempre se tiene una acumulación de material para cubrir cualquier
emergencia.

Con frecuencia la actualidad palpitante cambia bruscamente y en unas horas hay que
improvisar el enfoque, la realización y el tratamiento.

Unos días antes de la emisión y una vez que ha llegado la mayoría del material producido a la
redacción se selecciona y se adapta al tiempo y enfoque de la emisión para efectuar luego el
montaje y la postproducción. El mismo día de la emisión se realiza el montaje definitivo para
recoger datos de última hora que le den mayor vinculación e inmediatez con el hecho.

Una vez emitido el programa suele mantenerse una reunión de autocrítica para analizar las
dificultades, soluciones dadas y repercusiones. En esta misma reunión suele efectuarse ya un
esbozo de lo que será el programa siguiente. Delimitados los temas sobre los que se va a
trabajar, el equipo de documentación del programa indaga los datos, hechos y posiciones
encontradas sobre el mismo para aportárselos a cada reportero. Con esta documentación se
perfila un enfoque del tema y se llega incluso a un pre- guión.
Cada programa pluritemático suele contar con un equipo compuesto fundamentalmente por
un director, varios reporteros y documentalistas y en algunos casos por un equipo técnico
asignado si no exclusivamente, sí, al menos, durante el tiempo que lo necesiten.

El funcionamiento se aproxima al de los Consejos de Redacción. Se trabaja en equipo. Entre


otras razones porque hay más tiempo para preparar y discutir. Cada componente del equipo
aporta sus ideas, se discuten y se opta por aquellas que decide la mayoría o por unanimidad.
De todos modos el director sigue siendo el máximo responsable y, por tanto, es el gran
dinamizador del grupo tanto para la propuesta de los temas, como para sus enfoques y
decisiones finales. El director coordina las funciones y trabajos de los diversos reporteros y
pone a su disposición directamente o por medio de un productor los recursos necesarios para
la realización.

El tratamiento informativo depende del contenido de cada tema y la duración. No hay uno
previamente establecido, excepto la utilización de los grandes géneros: entrevista, reportaje,
coloquio. Dentro de la estructura de cada uno de éstos se introducen múltiples variantes y se
enriquecen con la originalidad y creatividad que introduzca cada autor. Existen elementos
comunes a todos los programas tal como se ha destacado anteriormente, pero la organización,
estructura y desarrollo de los contenidos es algo que diferencia el estilo particular de cada
equipo y de cada director de programa.

En los programas monotemáticos y pluritemáticos se incorpora el multiperspectivismo de


situaciones, de personas y de escenarios para conseguir la variedad en un programa. de larga
duración. La variedad se refiere a la estructura y a la combinación de diversos géneros, sobre
todo la entrevista y el reportaje, de tal manera que con frecuencia presentan una estructura en
la que inicialmente se ofrecen los datos y las opiniones para mostrar el estado de la cuestión.
Luego, se ofrecen los testimonios y se cierra con el debate o presentación de las opiniones
enfrentadas.

En los programas monográficos suele ofrecerse el indicativo de la emisora al principio y al


final y, si es bastante amplio, hacia la mitad. En los programas pluritemáticos, además de
aparecer el indicativo en la careta de entrada y de salida, suele darse en cada una de las
transiciones de unos temas a otros, especialmente cuando su duración supere los cinco
minutos. No suele ser completa, ni muy amplia; es suficiente con la sintonía del programa
que sirve de unión de unos temas y otros y la voz del presentador general del mismo que
anuncia el nombre de la emisora.
Esta variedad y el amplio margen de libertad de enfoque y tratamiento abren más
posibilidades a la imaginación, aunque nunca a la fantasía. Todo queda subordinado a las
exigencias informativas y al deseo de aproximación objetiva a la noticia. Dentro de esto se
buscan los estilos informativos más atrayentes y que hagan más comprensible la información.

El presentador enlaza unos temas con otros. Cada vez se desestima más la búsqueda de
transiciones artificiales e indirectas mediante circunloquios o frases rebuscadas. Se prefiere el
paso directo de un tema a otro. En la presentación se justifica la vigencia del tema, se
contextualiza en otros hechos o se destaca el aspecto sobresaliente sobre el que se quiere
llamar la atención del oyente. El presentador suele ser el propio director del programa; de este
modo se intenta establecer la relación de unos y otros temas, su marco adecuado y sobre todo
dar el ritmo pertinente. Y si en algún tema es preciso incorporar una entrevista en estudio o
por teléfono se introduce como algo propio del programa.

El ideal está en tratar los temas desde el lugar en que suceden. Acudir a ellos para captarlos
en directo o al menos en vivo para difundirlos luego en diferido. Siempre que sea posible se
prefiere el sonido vivo y documental de los acontecimientos. En todo caso la vía telefónica
aproxima más el programa a los hechos que si se hace mediante una narración en el estudio.

Los programas estrella son los transmitidos en directo simultáneamente desde diversos países
mediante el sistema multiplex con expertos y sobre temas informativos del momento.

No se atiene al típico guión, sino que, una vez ante el micrófono y en un intento de que el
programa no vaya destinado únicamente a la audiencia de élite, se improvisa siguiendo un
pequeño esquema, de manera un tanto informal, aunque nunca vulgar.

El programa utiliza todos los recursos de la radio siempre que aporten mayor viveza y
dinamismo: sonido vivo, música directa, voces de protagonistas.

Se intenta superar el elemento sonoro que se había perdido en la radio y también el elemento
musical como parte integral de la información radiofónica. Cada reportaje va documentado y
apoyado con una música apropiada.

El lenguaje empleado busca su comprensibilidad mediante la explicación de los tecnicismos y


el uso del idioma común. Se huye del lenguaje burocrático y se aproxima al coloquial:
declaraciones, testimonios en vivo, entrevistas y documentos sonoros obtenidos mediante los
micrófonos en la calle.
En estos programas la música juega un papel importante. La música no sólo ilustra los textos,
sino que aporta información sobre el tema. La pausa musical marca una ruptura con objeto
de que el oyente no se sienta desbordado por la información. Música clásica y ligera.

Se incorpora a veces el uso crítico del contrapunto de la música actual para reforzar o
contraponer un contenido. Se emplea también como elemento de atracción, medio de
separación de bloques, noticias y a veces como prolongación del texto.

22.1.2. Programas mensuales y anuales

Además de la periodicidad horaria, diaria y semanal, otros medios han desarrollado


otro tipo de periodicidad: quincenal, mensual, bimensual, trimestral, cuatrimestral,
semestral o anual. Sin embargo, la radio no ha consolidado apenas ninguna más, salvo
la mensual y la anual.

La periodicidad mensual es algo excesivamente alejado de los hábitos de la audien cia


radiofónica. Es un tiempo excesivamente largo y sin razón de ritmo vital o de com -
portamiento alguno. De ahí, que apenas existan programas de este tipo, salvo alguna
sección en alguno de los magazines. Tampoco existe presencia alguna de las restantes
periodicidades. Van bien para las revistas por tener un soporte fijo, manejable y de
lectura atemporal. Sin embargo, lo efímero del mensaje sonoro pierde toda su
vigencia. No se consigue crear hábito en la audiencia.

Más éxito tienen los programas que al final de cada año realizan una revisión de los
acontecimientos transcendentales del mismo. En este caso la radio se aprovecha
también de un hábito establecido en la sociedad al conmemorar cada final y comienzo
del año con unos ritos especiales no sólo de tipo festivo, sino también de un balance
de cuentas: analizar lo que ha dado de sí el año que termina y establecimiento de la
agenda del que viene.

En el campo de la prensa cada vez adquieren mayor relieve los anuarios informativos
editados por las empresas periodísticas y por otras editoriales. No se trata sólo de un
enunciado de noticias destacadas, sino de un análisis a fondo de los hechos más
sobresalientes valorados por los autores del anuario y por cada uno de los especialistas
en cada tema.
La radio está emprendiendo también esta misma línea, aunque con las desventajas
lógicas de la esencia efímera de sus mensajes. No trata de ofrecer balances para que
sean archivados, sino de un análisis y unas opiniones. Es el momento en que la radio
acude a sus archivos para ofrecer el documento sonoro de los acontecimientos, de las
opiniones que del mismo se ofrecieron y plantear en el momento de la difusión una
revisión y otras interpretaciones. Lo importante en este caso es el distanciamiento
temporal establecido. No es suficiente para un historiador, pero sí para un balance
informativo que trata de profundizar en los acontecimientos del día a día; la
perspectiva del año permite seleccionar aquellos hechos que más conmovieron a la
sociedad o que más transcendencia tienen en la actualidad, aunque en el momento de
su producción no se destacó suficientemente. Es un criba de acontecimientos, una
valoración y una jerarquización de los mismos.

Los programas anuales de la radio han adquirido múltiples modalidades y trata mientos
según las emisoras.

a) Lo frecuente es que cada programa en antena a final de año revise dentro de sus objetivos
y temas lo más sobresaliente del año. El programa especializado en economía lo efectúa
sobre los hechos y grandes cifras económicas; el programa deportivo sobre las marcas y
momentos más importantes.

b) En los programas informativos generales, diarios o semanales, se dedican algu-


nas secciones a tales revisiones. Suelen utilizarse unos minutos cada día para hacer el balance
de cada una de las secciones a lo largo de una semana o como mucho durante dos semanas.
Esto presupone que cada programa cuenta con una audiencia diaria fiel para que sea ella la
que uniendo las diversas secciones obtenga una visión global del resumen que efectúa la
emisora sobre el año. Es una dificultad arriesgada para este enfoque. De ahí que en la
actualidad, al coincidir, además, con la programación especial de Navidad, se diseñen progra-
mas especiales

c) Programas especiales para ofrecer balances de manera global. Van desde pro-
gramas de media o una hora hasta dos horas diarias durante una semana. Estos son los
programas propiamente anuales. Cuentan con un director y presentador específicos. Hay
tiempo suficiente para su elaboración. El material conservado en archivo es su materia prima.
Y si esto no es suficiente se dispone de un presupuesto propio para contratar a expertos que
efectúen un comentario sobre un aspecto u otro.
d) Hay algunas emisoras que crean un programa específico de larga duración (de 90 a 120
minutos) para efectuar el resumen de una sola vez.

Los anuarios no se quedan en la mera reseña informativa, sino que evalúan y critican positiva
o negativamente unas actuaciones y unas declaraciones. Son programas con dos perspectivas
claras: la informativa y la opinativa o interpretativa. La combinación de ambas varía de unas
emisoras a otras, aunque lo más común es que la parte opinativa se sitúe lo más próxima
posible a la informativa a la que se refiere.

El programa anuario requiere un esfuerzo especial humano, técnico y económico de la


emisora. Un esfuerzo que, aunque esté encomendado a un director específico, sin embargo
requiere el apoyo de todos los demás para conseguir los documentos que cada programa
difundió en su momento. No se trata de un programa exclusivo de un director, como pueden
ser los demás programas de la emisora, sino que es el programa de la emisora, el programa
que da identidad a la misma, y como tal se requiere la colaboración de todos los demás
programas y departamentos.

El programa suele estar concebido, como los demás informativos generales, por secciones:
política nacional, internacional, economía, etc. Suele introducir tratamientos especiales:
sondeos a expertos y resúmenes cuantitativos y cualitativos de datos estadísticos del año.

Estos programas tratan de introducir también una mirada hacia el futuro. De ahí que a partir
de los análisis del año que concluye se busquen las tendencias para el año próximo, no sólo
con el anuncio de los acontecimientos previstos, sino también como partes de una evolución
que viene de más atrás. Es una información basada en la rigurosidad de los estudios
prospectivos propios de la emisora o ajenos.

Por lo demás este tipo de programa sigue las exigencias propias de todo programa
radiofónico.

22.2. Programas especiales y extraordinarios

Son programas que dentro del esquema establecido pueden denominarse como aperiódicos.
No existe una periodicidad previamente diseñada. Se ofrecen por situaciones y
acontecimientos informativos peculiares. Pueden aparecer en cualquier momento, de manera
esporádica. Tienen carácter monográfico. Suelen recibir a veces el nombre de "Edición
especial".
Los temas que abordan están determinados por hechos de actualidad imprevistos de gran
transcendencia: debate parlamentario, fallecimiento de una personalidad, crisis política o
económica. O bien por acontecimientos previstos: aniversarios, conmemoraciones,
festividades.

En la actualidad los programas especiales están reservados a días específicos como los días
de elecciones en países extranjeros con previsibles repercusiones en las españolas como las
elecciones francesas y americanas. No obstante, no conviene confundir estos programas
especiales con las programaciones especiales. Se habla de programa especial en aquellos
casos en que la emisora dedica un tiempo determinado, una o más horas, a desarrollar un
tema. Mientras que habría que reservar el concepto de programación especial a períodos de
tiempos mucho más extensos y que llegan a cubrir uno o varios días. El ejemplo de las
elecciones es claro. Para una emisora española de programación generalisla, sea del tipo que
sea, es imprescindible crear una programación especial para cubrir el desarrollo completo de
las elecciones celebradas en España desde el inicio de la campaña hasta el momento de la
difusión de los resultados y de sus repercusiones. Sin embargo, para referirse a las elecciones
de otros países, por muy grande que sea su previsible repercusión en España, se dedica
solamente un programa especial.

Lo más frecuente es que los programas especiales estén provocados por una noticia
imprevista difundida previamente en algún noticiario. Debido a la relevancia del tema quedan
muchos aspectos sin ser abordados y, consecuentemente, se acude a la programación de un
tiempo dedicado en exclusiva a la cuestión. Son programas que requieren una enorme
agilidad de la emisora para improvisar en un tiempo escaso una información de alta calidad;
al tratarse de hechos complejos es necesario que toda la redacción se entregue a su
elaboración de manera inmediata para recopilar la mayor cantidad de datos y de la mejor
calidad para ofrecer a la audiencia un producto bueno. Es un programa que mide la capacidad
creativa, de rapidez y de improvisación de una emisora.

En la actualidad se emiten también con el indicativo de programas o ediciones especiales los


resultados de los trabajos de periodismo de investigación que desarrolla la emisora. En este
caso algunas emisoras tienen una programación prevista para los mismos con una cadencia
determinada, por ejemplo, mensual, pero debido a la complejidad de su producción y de las
dificultades en la búsqueda de información y documentos sonoros la mayoría de las emisoras
dejan un margen de libertad al equipo productor para que elabore el programa sin estar
sometido a un momento fijo de emisión. Por esta razón se trata de programas que se emiten
una vez que estén definitivamente terminados. Para su difusión, no obstante, se busca una
fecha adecuada por razones de una noticia de actualidad vinculada con el tema afrontado, o
porque la emisora encuentre una oportunidad.

Se trata de productos de gran calidad informativa y técnica y, en consecuencia, la emisora


quiere explotarlos en las mejores condiciones posibles. Suele ser un tipo de programa que se
proyecta incluso para presentarlo posteriormente a algún premio nacional o internacional. La
emisora invierte un alto presupuesto y es normal que trate de rentabilizarlo con la máxima
difusión una o varias veces por sus antenas y por otros circuitos de explotación.

También se habla de programas extraordinarios cuando desbordan totalmente los


planteamientos normales de una emisora. Suponen un presupuesto aparte y una dotación de
equipos humanos y técnicos por encima de cualquier otro programa. Se refieren a hechos de
enorme reclamo social debido a las causas que lo han suscitado: cataclismo, elecciones
generales, Juegos olímpicos.

Tanto una modalidad como otra cuentan con una estructura de plena libertad creativa. Se
diferencian claramente de los noticiarios; no se trata de dar o ampliar la noticia ofrecida ya en
programas de noticias anteriores, sino de profundizar, analizar y, si es preciso, ampliar la
información con nuevos datos a medida que se vayan produciendo o que la emisora los
conozca. Por la propia materia que afrontan cuentan incluso con unos márgenes amplios de
duración hasta llegar incluso a sustituir la programación prevista a esa hora. Manda la
actualidad del hecho y, por tanto, la emisora se entrega con un programa extraordinario.

En algunos casos, debido a la rapidez con que se sigue la cuestión, la materia se organiza en
el sentido cronológico de su logro ya que a veces hay que hacerlo sobre la marcha, a base de
uso de teléfono y unidades móviles para conseguir entrevistas, elaborar un reportaje sobre la
situación en ese instante.

Es también frecuente que algunos de estos programas estén realizados en directo, en el


mismo instante en que se desarrolla el hecho. Es la situación común de la transmisión de
debates parlamentarios sobre un tema específico como el del análisis del Estado de la nación.
La transmisión en directo se refiere tanto al propio debate como a las opiniones de
parlamentarios en los pasillos, interpretaciones y comentarios de expertos e incluso sondeos
de opinión de la audiencia mediante la participación en el mismo con llamadas telefónicas.
Por el contrario, aquellos programas especiales o extraordinarios que cuentan con un tiempo
más amplio de elaboración organizan unas estructuras y unos tratamientos sin sometimiento a
condicionantes temporales y con plena libertad de diseño, montaje, estructura y tratamiento.
El producto suele ser de una gran calidad.

Ambas modalidades suelen llevar aparejada una copiosa promoción del programa para que no
pase inadvertido a la audiencia y, por tanto, que lo conozca con antelación suficiente al
momento de su difusión. La campaña de promoción se efectúa tanto por los diversos canales
de la misma emisora como por otros medios. La falta de previsión en la programación por su
propia esencia no debe incurrir en que su emisión pase inadvertida. De ahí la necesidad de
efectuar el oportuno reclamo para una mayor rentabilidad.

Cuanto menor sea su presencia en la programación mayor relieve alcanzan en la misma. Es


absurdo abusar de estas ediciones especiales ya que en estos casos sería preferible fijar un
programa semanal que acogiera las noticias imprevistas de gran envergadura. No obstante, en
una etapa tan movida, política e informativamente, como la de la transición española, fue
bastante frecuente su uso.

Josep María Martí al referirse a estos programas bajo la denominación frecuente de Edición
Especial destaca también este aspecto: "Por último la Edición Especial es un tipo de espacio
de escasa presencia por sus características particulares, pero perfectamente reconocible en la
actual oferta programática de la radio española. Este género informativo ha sido habitual en
los contenidos de actualidad, sobre todo políticos, de la transición democrática española, y
por tanto vinculado a aquellas circunstancias especiales (sesiones parlamentarias, jornadas
conmemorativas, elecciones, etc.) que tanto han prodigado en los últimos diez años`.

22.3. Programas de contenidos especializados

Frente a los programas generalistas centrados en la difusión de noticias como los boletines
horarios y los noticiarios, o en la profundización en algunas de ellas como los magazines y
los programas semanales pluritemáticos, los programas especializados se centran en una
sección informativa específica; cada programa trata de desarrollar la actualidad en torno a
dicho tema. Es el deseo por la máxima profundización posible en la radio sobre un tema.

Las áreas pueden ser múltiples. Sólo se abordarán aquellas cuestiones que por unas razones u
otras plantean unos requisitos específicos en su enfoque y tratamiento radiofónico. Además,
sólo se analizarán las cuestiones específicas, puesto que en el resto comparten los mismos
planteamientos examinados en los capítulos anteriores.

22.3.1. Adecuación de la expresión radiofónica según exigencias de los contenidos

Ante todo, el programa especializado por sus contenidos plantea un problema de adecuación
a las exigencias expresivas de la radio. Algunos contenidos tienen su base en conceptos, en
cifras y datos que se hace difícil de transmitir por radio al menos en toda la complejidad de
los mismos'.

La dificultad nace de la doble fidelidad que debe mantener el informador: fidelidad a las
exigencias específicas de los contenidos y fidelidad a los condicionantes de la radio. De
ambas surgirá un mensaje nuevo y propio de la radio.

En los siguientes epígrafes se analizarán algunas de estas dificultades.

22.3.2. Programas sobre ciencia y tecnología

La ciencia y la tecnología suscitan un alto interés en la sociedad actual. 3 De ahí la presencia


en los programas radiofónicos. Una presencia múltiple tanto por la actualidad de algunos
aspectos concretos y que son objeto de la información en los noticiarios principales, como
por la actualidad permanente y que suele ser objeto de programas especializados en los que se
explican y divulgan su aportación y repercusión en la sociedad. Reciben también el nombre
de programas divulgativos, aunque parece mucho más certera su acepción por el contenido
que por el tratamiento, ya que según éste la mayoría de los programas especializados son de
alguna manera divulgativos.

Con la divulgación científica y técnica la radio se introduce en los aspectos transcendentales


de la sociedad a la que se dirige; se sitúa en la revolución característica de nuestro tiempo. La
radio tiene sus ventajas para la divulgación científica y técnica como su rapidez, penetración
social y testimonio directo de los protagonistas y sus desventajas como la fugacidad,
carencias para mostrar el hecho, pobreza de reflexión para el análisis de asuntos complejos.

La radio acude a los elementos que más fuerza le dan: presencia de los investigadores y
tecnólogos protagonistas y que transmiten personalmente su experiencia tanto para llevar el
programa personalmente como para participar en la exposición mediante entrevistas y
participación en coloquios.

Y cuando la dirección y presentación del programa no pueda ser llevada por el científico o
técnico, existe la figura del divulgador. El divulgador es una persona que con conocimiento
suficiente del tema es capaz de aclararlo, analizar la transcendencia del mismo y entusiasmar
a la audiencia. La diversidad de temas científicos y técnicos hace difícil que un científico sea
capaz de abarcar todas las áreas, excepto en aquellos casos en los que se dedique un tiempo
particular a su especialidad: sanidad, animales, nuevos instrumentos. De ahí que estos
programas suelan estar en manos de periodistas que dominan el oficio, la palabra y la
explicación y además logran un conocimiento suficiente de cada una de las cuestiones
abordadas. Los presentadores más famosos de estos programas no suelen ser los propios
científicos, sino los divulgadores.

La ciencia y la técnica bien explicada interesan cada día a más gente. Son asuntos que han
salido del ámbito reducido de los especialistas, sobre todo cuando se abordan técnicas y
aspectos científicos que el destinatario puede apreciarlos en su propia vida. La respuesta de la
radio no es tanto dar una información o una instrucción completa sobre la misma, sino una
información suficiente y motivadora para que acuda a conocerla más a fondo a otros puntos:
exposiciones, simposios, libros. Lo importante es entusiasmar y atraer a los oyentes.

Existen dos tipos de audiencias de estos contenidos:

a) Audiencia especializada. Se trata de grupos minoritarios, sin embargo en la radio no se ha


llegado a una especialización como la de las revistas. No son audiencias excesivamente
fragmentadas en cada uno de los temas que se aporten, sino audiencias de interés general por
la evolución de la ciencia y de la técnica: público intelectual, investigadores en general y
especialistas de otros campos pero con interés sobre el desarrollo de éste. Es una audiencia
implicada en la cuestión y conocedora de la terminología. La exposición es más rigurosa y
exacta en las explicaciones.

b) Audiencia general. Es una audiencia amplia y con cierta homogeneidad en el interés por
estos temas. No es la audiencia heterogénea de la información general, sino otra un poco más
restringida y que se interesa por la ciencia y la

técnica como un conocimiento de cultura general. No son personas con conocimientos


científicos fuertes, ni dominan el lenguaje, ni las facetas de cada uno de los campos. Siguen
los programas por la fascinación que causa lo desconocido. Para atenderla suficientemente la
información radiofónica adquiere un enfoque de divulgación el cual plantea problemas de
aclaración de conceptos y de términos. Para un mayor atractivo suele establecerse un
tratamiento interdisciplinar de la cuestión en el que se destacan las interrelaciones de las
mismas.

Estos programas plantean un conjunto de cuestiones que convendrá resolver en cada ocasión
de manera específica.

No se trata de una cuestión monográfica sino que la ciencia y la técnica abarcan campos
sumamemte amplios y complejos cuyo saber es difícil que lo domine una sola persona. Por lo
tanto, la solución vendrá mediante la presencia en cada programa de un

especialista para cada cuestión y efectuar una entrevista a fondo y que además el director del
programa se haya documentado y estudiado el tema lo suficiente como para orientar el
programa hacia los aspectos que mayor interés tengan.

La ciencia y la técnica en la actualidad prodigan tanta información que han dado origen a
cientos de revistas especializadas. La radio actual no puede llegar a tal grado de
especialización, por tanto se impone una selección y valoración del torrente diario de
información.

La innovación científica y técnica es tan rápida y tan cambiante que necesita el seguimiento
sosegado por una parte para centrarse en los aspectos más relevantes y por otra la
conspicuidad para estar encima de los cambios más importantes.

La ciencia ha tenido a su alrededor la proliferación de pseudociencias o campos colindantes


que ejercen fascinación sobre el ser humano, pero conviene deslindar una cuestión de otra.
De hecho la radio ha creado programas diferenciados sobre ciencia y

técnica y sobre otros campos como la astrología (enorme éxito del horóscopo), espiritismo,
ovnis, adivinaciones y otros temas de parasicología de interés. Son campos diferenciados que
no conviene confundir.

La radio provoca el reto de combinar la rapidez y claridad divulgadora con la exigencia de


rigurosidad de los científicos.
La divulgación no es un frivolización de los temas, sino una aclaración sin rebajar la
complejidad y profundidad de los contenidos. No se pueden difundir ideas falsas que
confundan la aclaración, exactitud y sencillez con la simplicidad.

La investigación científica y técnica están sometidas con frecuencia a la información del


sensacionalismo y del fácil pronóstico. La ciencia aporta datos llamativos y curiosos que se
prestan a la configuración de noticias llamativas y de titulares extraordinarios. Son elementos
atractivos para el periodismo, pero requieren también una rigurosidad en el análisis del
alcance de la aportación y de sus repercusiones. El sensacionalismo no debe encubrir ni
desmesurar la realidad.

La divulgación de estos campos comporta graves dificultades por la terminología específica


que emplean. A veces la exactitud obliga a emplear dichos términos y no otros porque
ninguno de ellos describe la realidad con la misma precisión. En estos casos se requiere la
explicación del propio término, concepto y descripción de la tecnología empleada. Cada una
de las ramas de la ciencia y de la técnica ha creado su propio vocabulario. Existen
diccionarios explicativos. El programa radiofónico se convierte prácticamente en una
enciclopedia aclaratoria de cada término y de la realidad que se oculta detrás del mismo.

Y si el vocabulario es complejo y difícil gráfica y fonéticamente, mucho más lo es la


divulgación mediante palabras inteligibles para todos los oyentes.

En contrapartida la radio cuenta con múltiples posibilidades para acercarse a la ciencia y a la


técnica. Entre ellas, mediante la diversificación de programas y noticias según los diferentes
públicos a los que se dirige y con la fuerza de la presencia oral de los propios científicos y
técnicos.

Estos programas suelen tener un carácter de divulgación de conocimientos. Tratan de acercar


a la sociedad los últimos avances científicos y técnicos de manera asequible. Parten de la base
del respeto a la rigurosidad del tema, pero buscan un lenguaje claro, una comunicación fluida
para hacerlos interesantes. Se basan en entrevistas, reportajes y exposición de hechos
llamativos y atractivos.

La ciencia y la técnica tienen generalmente más de imagen que de sonido; es difícil que el
sonido de cada avance, si es que lo tiene, pueda aclarar algo del mismo.
No hay que incurrir tampoco en la búsqueda de un sonido que al final se perciba como un
efecto sonoro o a unas músicas que le den cierto ambiente de misterio porque se caería
rápidamente en la monotonía. De ahí que la salida mejor sea la de las voces y vivencias de los
protagonistas. El ejemplo más claro de estos programas han sido los ofrecidos por Félix
Rodríguez de la Fuente en Radio Nacional de España.

22.3.3. Programas de información cultural'

Lo cultural encuentra múltiples acepciones. Puede entenderse:

- Como conjunto de saberes (ideas, creencias, principios, obligaciones, costumbres,


comportamientos, prohibiciones-tabúes) que se recogen y acumulan en la memoria individual
o colectiva de los pueblos y que se transmiten por el estudio

y difusión sistemática o asistemática por narraciones populares, o se adquieren por la


experiencia extraída del entono en el que se vive. Se hace referencia, pues, al desarrollo
intelectual reflexivo, experimental y a la memoria de la experiencia.

- Como interpretación del entorno actual y encuentro entre el pasado y la preparación del
futuro y que sirven para dar respuesta a los problemas que plantee el medio en el que se vive.

- Como apoyo para actuar en el entorno vital, social y generar transformaciones y productos
culturales individuales y sociales.

La cultura no debe concebirse como un recipiente cerrado, estático, sino en una dimensión
permanentemente dinámica. La cultura no se identifica exclusivamente con archivo y
biblioteca, sino con un conocimiento asumido que vitaliza la acción, reflexión, conducta
humana, formas de vida.

Se establece, pues, un círculo generador y dinámico, en el que las nuevas experiencias cargan
y renuevan el desgaste de las vivencias. Desde esta posición, la cultura no puede quedar en
mero consumo placentero de lo producido artísticamente por el hombre, sino convertirse en
impregnación de la vida del consumidor. Se incorpora a la personalidad de un individuo, de
un pueblo, de una sociedad, de una época, tras eliminar lo superfluo ("lo que queda después
de olvidado") y lo no impregnante.
Es preferible, pues, una conciencia cultural que impregne todos aquellos contenidos que
pasen por las antenas. Una conciencia que prepare e incida en el hombre actual para
permitirle dar respuesta a los problemas que su entorno le plantea.

La radio, desde la perspectiva cultural, se orienta en una triple acción:

a) Expectante y catalizadora de la cultura tradicional, de la cultura (en su sentido


clásico) que se produce en la actualidad y de la cultura que abarca la experiencia que vive
cada pueblo a cada instante, es decir, la "cultura viva".

b) Dinamizadora, vitalizadora de un sentido cultural de toda programación y, en definitiva,


inseminadora de cultura permanente en todos los contenidos informativos que emita.

c) Captadora y difusora de la cultura sonora en todas sus dimensiones producida


por la sociedad y creadora ella misma de una cultura sonora propia, incorporable a la forma
de vida de la sociedad que siga sus emisiones.

Las tres acciones deben producirse en una actitud unitaria. La cultura no es un lago que
retenga la historia, sino un río en el que confluyen diversas corrientes. De este modo, la radio
se convertirá en un circuito comunicativo permanente entre emisor y receptor.

No se trata de dirigismos impostores como con frecuencia se concibe la programación


cultural, sino de una actitud de corriente alterna, dialógica, que enriquezca la experiencia vital
de emisor y receptor. Y por encima de todo, el factor motivacional para que el oyente, al final
de cada programa, sienta la necesidad de profundizar cultural

mente en lo escuchado. Si la radio, además de la cultura sonora que difunde, logra que el
oyente acuda a la cultura impresa, a escuchar una conferencia, recorrer un museo, asistir a
una concierto, ver una película, habrá cumplido su objetivo de medio incitador con una
propina complementaria.

La programación radiofónica de lo cultural puede sintetizarse en tres tipos:

- Programación de contenidos considerados tradicionalmente como culturales. - Información


cultural

- Cultura subyacente en la programación general y especialmente en la informativa.

1) Programación de contenidos considerados tradicionalmente como culturales


Es la programación cultural en sentido restringido tal como aparecía en los antiguos Terceros
programas de la radio en toda Europa. También existen tiempos culturales repartidos en las
programaciones generales de otras emisoras tanto de cobertura estatal como local. Las
estadísticas dadas sobre estos contenidos lejos de aclarar, confunden y apenas puede
obtenerse una conclusión clara. Lo cierto es que perdura todavía una crítica por la ausencia o
bajo nivel de los programas culturales, particularmente en las emisoras comerciales. Pueden
reducirse a tres las razones que se adoptan para esta ausencia:

a) Rechazo de la audiencia. Las estadísticas, más que una situación alarmante, reflejan una
situación de desahucio. La cultura se presenta de forma aburrida para la audiencia general.
Cuando se intenta hacerla atractiva es rechazada por los críticos y expertos por frivolización
y, sobre todo, por no alcanzar las "altas cotas de la seriedad". Es sintomático el criterio de
clasificación efectuada en algunas emisoras entre música "seria" y música "ligera".

b) Falta de interés en los responsables de las emisoras, preocupados por la explo-


tación comercial y por los índices de audiencias. La cultura no da dinero. De vez en cuando
se despierta un remordimiento de conciencia pasajero, e incluso se celebran reuniones para
poner remedio aumentando la programación cultural y potenciando su calidad.

c) Alejamiento de los intelectuales. Rechazan la radio por sus escasas posibilida-


des creativas y por los impedimentos que opone a la reflexión, dada la rapidez, fugacidad e
irreversibilidad de sus mensajes. Quienes se acercan a ella atraídos por el factor multiplicador
de los mensajes y por la popularidad que ofrece, no creen o desconocen las exigencias
impuestas por el medio. Se ha criticado en exceso al intelectual español frente a las
aportaciones de B. Brecht, Priestley y otros. Se olvida que también algunos intelectuales
españoles han pasado por las antenas radiofónicas. Pero este no es el problema. Lo grave es la
falta de conversión al medio. Se siente miedo ante las exigencias de condensación, claridad,
sencillez. Lo que realmente le falta a la radio son creadores propios. Un creador nuevo y un
intelectual nuevo. Como siempre, sólo ante intereses muy particulares se le ha sacado el
máximo rendimiento. La publicidad y la propaganda han encontrado grandes promotores.
Todavía está por encontrar el promotor cultural. No se trata tanto de un rescate del talento
nacional para la radio cuanto de una conversión o de una invención de talentos radiofónicos.
Las campañas entre compositores e intérpretes musicales hay que extenderlas a todas las
áreas culturales. El predominio de contenidos intranscendentes, "discos y publicidad", con
sentido netamente comercial, hay que reconvertirlo en una profundización cultural popular,
como se ha hecho a lo largo de la historia con las expresiones populares de poesía,
narraciones, folclore y música.

2) Información cultural

La cultura entendida en su sentido tradicional cuenta con diversos tratamientos en la radio.

a) Hechos culturales como objeto de información en los noticiarios. No es demasiado el


espacio que se le dedica, pero al menos se le concede una cierta valoración para que ocupe
una sección dentro de los grandes noticiarios.

b) La cultura como objeto de los magazines. Es una ampliación de las noticias. Por
estos programas pasan figuras literarias con motivo de un premio, de la publicación de una
obra o para dar la opinión sobre algún asunto de interés general o específicamente literario.

c) Programas monográficos. Suelen tener una doble concepción: como noticiario o


como magazine.

Los programas culturales noticiarios seleccionan, valoran y presentan noticias de los hechos
literarios del día, de la semana o según la periodicidad con que estén diseñados. Incorporan
reportajes, crónicas, comentarios, entrevistas, pero sin una duración excesiva. Se concibe
como todo noticiario con una estructura de bloques según los diversos aspectos culturales:
literatura, bellas, artes, cine.

Desde hace años viene programándose en Radio Nacional de España el programa "El ojo
crítico". Se presenta como una variante de estos enfoques ya que se trata de un programa de
periodicidad diaria en el que cada día está dedicado a un tema específico: un día a la
literatura, otro al cine, otro al teatro, otro a medios de comunicación. También en este caso se
abordan diversas noticias en torno al área elegida.

En los magazines culturales, por el contrario, se trabaja con una estructura abierta en cada
edición. Hay algunas secciones fijas, pero la mayoría son variables según la actualidad del
momento. El magazine trata de profundizar en hechos más amplios. No se preocupa de
desechar unas noticias en beneficio de otras para otorgarlas mayor amplitud.

Las noticias que se recogen en estos programas siguen el mismo criterio reducido del sentido
tradicional. Dan noticias de los acontecimientos ocurridos durante el día, o el período que
cubren, referidos a las artes, las letras, las ciencias, crítica musical, cinematográfica y
actividades académicas. Se sigue, pues, un criterio sacado de las secciones de los periódicos.
Se vuelve a chocar de nuevo con la falta de un replanteamiento concreto a partir de las
exigencias e imposiciones del medio radiofónicos.

La información cultural tiene que orientarse hacia una mirada culta sobre la realidad
noticiable y, más aún, sobre lo no noticiable. La información es también una profundización e
interpretación de la realidad. Tal dimensión habrá que pasarla por un

sentido hondo y ampliamente cultural. De este modo se insiste en una doble orientación: en la
cultura viva de la sociedad actual y en una mirada interpretativa culta. La cultura no es un
género separable de la estructura social, política, económica de un país, de un grupo, sino que
forma un todo. La interpretación cultural debe centrarse en la consideración de este todo.
Reducirse al género en exclusiva es precisamente falsear, reducir la cultura, difundir un
sentido anticultural. De esta manera, la información cultural encuentra su máximo
entendimiento en el marco global de la comunicación. Hay que examinarla en el conjunto
comunicativo de la sociedad tal como lo ha diseñado Umberto Eco'.

3) Cultura subyacente en la programación general y especialmente en la informativa

Los sistemas de análisis de contenidos y de las teorías han considerado los mensajes
subyacentes compartimentados. Tradicionalmente se han establecido cuatro categorías:
información, formación (educación, cultura), entretenimiento y persuasión. Sin embargo, las
emisiones radiofónicas no se presentan nunca de esta manera tan quintaesenciada. Unos
contenidos se entrelazan con otros y, sobre todo, cada uno de ellos encierra de alguna manera
aspectos de los otros. En todos los programas hay un mensaje cultural subyacente, o tal vez
una actitud anticultural. Ningún programa es neutro. Se impone, pues, un1 nueva concepción
que tenga en cuenta este aspecto. La radio no es sólo vehículo de culturas ajenas al medio,
sino que también ella produce cultura. Es más, la radio por sí misma también es cultura,
cultura sonora. La actitud cultural de una emisora puede quedar eclipsada, por más programas
culturales que presente, si en el resto se abandona o se va en contra de tal actitud. Sobre todo
por una razón, son los programas de mayor audiencia, frente a la minoría que sigue la
programación propiamente cultural. Los programas presentan una cosmovisión de la realidad
y es en ellos donde hay que examinar la función cultural de la información, diversión,
publicidad, propaganda.
Dentro de las responsabilidades informativas hay que destacar las vinculaciones con la
cultura y la educación, especialmente en la radio pública. No se trata de circunscribir la
cultura y la educación a programas específicos, sino a la concepción de la cultura en su
sentido antropológico más profundo, es decir, como la forma de ser, vida y comportamiento
de una comunidad. Una cultura que analice al hombre y su entorno en la dimensión histórica,
vista desde el hoy y en su actualidad inmediata.

Nos encontramos en pleno debate teórico sobre el papel de la cultura impresa y de la cultura
audiovisual en la actualidad. La idea de Umberto Eco sobre la separación de dos ejes entre
los apocalípticos e integrados ante el fenómeno de los nuevos medios de comunicación, sigue
estableciendo una línea divisoria excesivamente distanciadora de las dos culturas. Abraham
Moles ha buscado una posición más pragmática. Considera la cultura como un hecho de
nuestro tiempo. Constata que vivimos inmersos en ella y renuncia a calificar al hombre de
"culto" según un único modelo, el clásico, el de la cultura humanística. Los nuevos medios de
comunicación y en particular la radio han aportado una nueva manera de tratar la realidad
cultural. Estamos ante una cultura audiovisual caracterizada por el propio Moles como una
"cultura mosaico" frente a la cultura sistemática de la imprenta.

Edgar Morin en su obra El espíritu del tiempo' habla de la tercera cultura propia de los
medios de comunicación colectiva al lado de la cultura clásica -religiosa o humanista- y las
culturas nacionales. Se la ha denominado también mass-cultura y cultura de consumo. Juan
Cueto la ha definido así: "Es una cultura producida de acuerdo con esas mismas leyes de
fabricación que rigen la economía de consumo: seriada, en cadena, masiva, repetitiva y que
utiliza sofisticadas tecnologías de producción y sobre todo de reproducción".

Esta tipología de culturas no constituye modalidades opuestas, sino más bien superpuestas. Si
acudimos a la historia observamos que toda nueva técnica, tras un primer momento llamativo
y, a veces, predominante, pasa por una segunda etapa de reajuste de las otras técnicas hasta
llegar a un proceso de convivencia. No se trata de un proceso de desplazamientos, sino de
acumulaciones., Se producen intercambios y enriquecimientos entre la cultura surgida de
ambas técnicas. En nuestros días concurren una cultura impresa rejuvenecida en su formato,
tirada e industria, junto a una reciente cultura audiovisual tecnificada, pujante. Puede hablarse
en todo caso de ciertos predominios según las épocas, pero no de sustituciones y menos aún
de muertes. Cada cultura está asociada a una tecnología y a la vez impulsada por ella.
La información radiofónica asume también una función educativa derivada indirectamente.
No se trata de sustituir las responsabilidades del sistema educativo ni la de los educadores,
sino de incorporar una responsabilidad sobre el nivel formativo de la sociedad. Es un hecho
que los nuevos medios de comunicación presentan unos sistemas de educación informal, que
han llegado a erigirse en sistemas paralelos de educación, junto al sistema docente, familiar,
entorno social y otros. Gran parte de las personas una vez que concluyen el sistema docente
en cualquiera de sus niveles apenas actualiza sus conocimientos, salvo por necesidades de
especialización, por otras vías que no sean los medios de comunicación. Conocen la
evolución de su entorno no por un sistema educativo estructurado, sino por la información
desestructurada de los medios de comunicación. La información sin quererlo se constituye en
un sistema educativo para la sociedad adulta. Es una responsabilidad que no puede eludirla y
que hay que tenerla en consideración a la hora de seleccionar, valorar y tratar la información.
La radio corre también con una corresponsabilidad dentro de los medios, particularmente por
tratarse de un medio al que, además de acudir las personas con alto nivel educativo, la
escuchan otras que ni siquiera saben leer. Todo su conocimiento de la sociedad les llega por
este medio y sobre todo por la televisión. Ya es hora de que se abandone el aislamiento. Es
necesario buscar nuevas formas de colaboración entre todos los sectores implicados en el
desarrollo de la personalidad de los individuos y de la sociedad. Este es el pulso que echa el
futuro. Es imprescindible aunar esfuerzos y ofrecer soluciones concretas y coordinadas.

El sentido de lo educativo, de lo cultural, no puede reducirse al sinónimo de aburrimiento. El


entretenimiento suele ser rechazado por el intelectual como algo denigrante. Pero la
concepción del entretenimiento y de la diversión, tiene que llegar al sentido más profundo, a
la exigencia de una calidad de diversión y de espectáculo. Consideramos la cultura como algo
lúdico, según la concepción de Nietzsche, con la plenitud de la alegría, de lo dionisíaco.

Las nuevas tendencias han buscado una democratización de la cultura. Pero tal enfoque es
una falacia. No es suficiente con exponer la cultura para que cada cual acceda libremente a
ella. Las desigualdades de preparación educativa y expectativas culturales impiden que se
busque esa cultura. Como escribe P. Gaudibert: "El acceso a los programas culturales está
regulado por las desigualdades de producción y de clase en el seno de una formación social
determinada`. A la democratización cultural sólo se podrá llegar mediante la democratización
previa de la educación.
Tampoco las nuevas tecnologías resolverán el problema. Por el contrario, agudizarán más aún
las diferencias actuales. Los que han tenido acceso a la cultura encontrarán nuevos medios y
más facilidades. Quienes nunca han accedido seguirán igual. Es necesario investigar nuevas
fórmulas.

Para Mattelart han quedado invalidadas de momento y por las razones antepuestas: la
videonimación, los medios comunitarios, las radios libres. No se trata de seguir los usos
multiplicadores de puntos de cultura, sino de buscar usos diferentes, otras alterna

tivas, otras formas y otros contenidos. ¿Cuáles? Este deberá ser el objeto de la experi-
mentación e investigación. Como indica el propio Mattelart: "Está en juego una realidad
ideológica diferente, una realidad que deposita su peso específico en la relación de fuerza
general`0.

22.3.4. Programas de información económica y financiera

Los programas de información económica y financiera han alcanzado una presencia


importante en la radio española. No se trata de las secciones dentro de los noticiarios que
desde siempre han tenido un relieve importante o de alguna presencia esporádica en los
magazines, sino de programas dedicados específicamente a estos temas. A finales de la
década de los ochenta la popularidad adquirida por la Bolsa de valores llevó a una tensa
competitividad en algunas cadenas de radio por programar unos tiempos lo más inmediatos
posibles al cierre de la Bolsa para dar información de la oscilación de los valores. En la
actualidad han quedado incorporados como una crónica desde la Bolsa añadida al final de
algunos de los boletines horarios.

El seguimiento de la información bursátil ha incrementado también el interés por los


programas sobre economía presentes con anterioridad en las antenas radiofónicas. Son
programas en parte dirigidos a especialistas, pero también en parte se trata de acercar los
problemas de la economía a un sector de audiencia desconocedora de esta cuestión, pero que
está preocupada por ella. De ahí que con frecuencia adquieran un enfoque divulgativo y
comprensible para el gran público. No se trata de dar lecciones radiofónicas sobre economía
sino de aclarar los problemas latentes detrás de las noticias del momento: crisis industrial, de
empleo, subidas de precios, paro, competitividad en el extranjero".

La economía presenta una actualidad inmediata y continuada por el desarrollo propio de cada
sociedad. Además, a diferencia de otros contenidos, existen noticias con una periodicidad
cíclica: cada cierto tiempo se difunden noticias como las mensuales del Indice de Productos
de Consumo (IPC) y datos sobre la evolución del paro según el Instituto Nacional de Empleo
(INEM), o la trimestral de la Encuesta de Población Activa. Son noticias que durante los días
que se producen tienen una amplia presencia en los medios de comunicación, especialmente
cuando son llamativas por su aspecto positivo o negativo y por las opiniones que se aportan
sobre dichos datos de los grupos políticos, patronales, sindicales y de personalidades
expertas. Su repetición durante uno o dos días en los noticiarios obliga a desarrollar diversas
versiones para cada uno de ellos y conseguir llamar la atención de la audiencia.

Durante los últimos años varias emisoras han creado programas especializados en
asesoramiento fiscal. En general suelen efectuarse mediante alguno de los géneros de
participación de la audiencia bien mediante el clásico consultorio o bien mediante el
interrogatorio en directo de la audiencia. En estos casos el informador es quien se encarga de
pedir aclaración de los términos, así como de algunos de los conceptos fiscales o económicos
que a su juicio prevea que no quedan claros para la audiencia.

La mayor dificultad de estos programas es la de la divulgación, llegar a la audiencia


interesada por el tema con un lenguaje inteligible. La economía emplea un lenguaje muy
especializado. Requiere una permanente explicación no sólo del significado de cada término
sino del ámbito al que se refiere. Necesita una información bastante didáctica. Si esto se
consigue en un nivel suficientemente satisfactorio es cuando se logra una audiencia fiel
debido a la preocupación general que todos sienten por el tema. Por tanto, la dificultad no
está tanto en la complejidad de la cuestión sino en la claridad de la explicación.

22.3.5. Programas de información deportiva

La radio ha encontrado en el deporte uno de sus apoyos para mayor popularidad tanto antes
de la implantación de la televisión como en la situación actual de convivencia con ella`.
Siempre existe un público que no puede seguir la transmisión televisiva y que sigue el
acontecimiento por radio o incluso, aunque lo siga por televisión, escucha simultáneamente la
radio para apreciar la interpretación u opinión de alguna de las figuras de ésta. Son programas
que han adquirido una personalidad propia dentro de las emisoras y en muchos casos se han
situado en los mejores horarios. Cuando se trata de grandes acontecimientos desplazan o
sustituyen a cualquier otro programa, incluso a los propios noticiarios informativos.
Dentro de su abundantísima presencia en la programación pueden diferenciarse tres
modalidades fundamentales:

a) La información deportiva en los noticiarios

Es una presencia constante en todos los noticiarios y con una duración bastante amplia,
similar o más amplia que la de contenidos políticos o económicos. Es un desequilibrio y una
desproporción excesiva en favor del deporte, sobre todo si se tiene en cuenta la transcendencia
para la sociedad de unas y otras cuestiones, aunque no debe

olvidarse tampoco la función social que cumple el deporte y en consecuencia la información


sobre el mismo.

b) Noticiarios especializados en información deportiva

Cada gran cadena y cada emisora suele contar con dos o tres programas a lo largo del día para
ofrecer noticias sobre el deporte. Especial relieve y competitividad han alcanzado los
programas situados en horas nocturnas.

Son noticiarios que han incorporado la profundización en la noticia como ningún otro tipo. El
tratamiento es amplio y analítico. Se parte de la base de que las noticias han sido expuestas en
los noticiarios de información general y consecuentemente en éstos, además de repetir la
información, se aporta una mayor contextualización del relieve del hecho, se incorporan
abundantes documentos sonoros de los protagonistas y especialistas, se cubren la mayoría de
los deportes, aunque siempre sobresalen los de mayor popularidad e interés para la audiencia.

Se diagnostica y se pronostica. Se hacen conjeturas de todo tipo sobre lo que podrá pasar en tal
acontecimiento, se examinan los pros y contras y hasta se llega a solicitar opiniones sobre lo
que ocurrirá; incluso el propio informador se atreve a adelantar lo que a su juicio sucederá. Se
suscita la polémica antes del acontecimiento como parte atractiva del mismo.

Hay información, pero sobre todo análisis e interpretación. Se trata de unos noticiarios
peculiares en los que la información y la opinión aparecen tan unidas en el relator que cuesta
separar lo que es un hecho o un dato ciertos de lo que es mera opinión del mismo.

Se mezcla e incluso se antepone la interpretación a la exposición del hecho. Algunos infor-


madores polemizan con sus entrevistados, se enzarzan en acusaciones mutuas, les recriminan o
halagan según sus preferencias. Se convierten no sólo en los mejores asesores posibles sino
también en entrenadores, seleccionadores, analistas y jueces que deciden la injusticia o
injusticia de unos resultados o de determinados tantos. Saben que sus palabras cuanto más
polémica y más morbo despierten más audiencia arrastran. Con frecuencia transmiten la idea de
que lo saben todo, hasta los más recónditos secretos y además que si se les hubiera hecho caso
las derrotas habrían sido triunfos y los éxitos serían incomparablemente mayores. En suma, se
presentan como los grandes salvadores del deporte.

c) Transmisiones en directo de acontecimientos deportivos desde el lugar en que se


producen

La información deportiva es la que atrae a la gran audiencia, pero también la que tiene un costo
más alto por la cobertura de los grandes acontecimientos mundiales, nacionales y locales
deportivos.

En las transmisiones deportivas la presentación, la narración del acontecimiento se integra


como parte del propio acontecimiento. La radio ha enriquecido la información radiofónica
deportiva con el multiperspectivismo narrativo: varios reporteros distribuidos por el lugar del
acontecimiento recogen las opiniones de jugadores, directivos, personalidades, versión del
entrenador antes del comienzo, durante su desarrollo y una vez concluido; mientras tanto el
coordinador-narrador o narradores principales, acompañados por un experto, relatan el hecho
básico del acontecimiento. Es esta multiplicación de puntos de vista la que introduce una
riqueza informativa e interpretativa amplia y la que otorga una gran agilidad narrativa al
cambiar con celeridad de un punto de narración a otro.

Este planteamiento, el acaloramiento narrativo-emocional y cierta implicación de los


locutores así como la fonética narrativa que ha conseguido crear la radio aparecen como un
elemento más del espectáculo. Las transmisiones deportivas ofrecen información y además
generan espectáculo para añadirlo al propio del acontecimiento. No es de extrañar que los
asistentes al hecho deportivo tengan pegado un transistor al oído para seguir otros
acontecimientos deportivos dentro de la competición o bien para seguir la narración del
acontecimiento que presencian.

El ritmo expositivo está impuesto por los propios acontecimientos. Las jugadas próximas al
gol o al desenlace provocan la aceleración del ritmo expositivo, el salto de un aspecto a otro,
aunque no haya relación sintáctica tal como se entiende en la gramática escrita, pero sí existe
una relación comunicativa entre un hecho y otro claramente inteligible para el oyente. El
canto del ¡¡¡ GOL !!! introducido por los locutores hispanoamericanos es toda una sinfonía
del espectáculo deportivo de la radio.

El vocabulario se enriquece con todo tipos de traslaciones metafóricas, hipérboles, variedad


de sinónimos próximos o lejanos hasta llegar a todo un cúmulo de expresiones inusitadas en
las que no falta la terminología extranjera incorporada con adaptaciones o sin ellas,
simbología, etc. Puede hablarse de un lenguaje especializado que ha logrado penetrar con
habilidad en los seguidores. Tal vez sea una de las modalidades informativas que mayor
variedad léxica y semántica ha conseguido. Algunos de los estudios realizados en
Hispanoamérica y en España han aportado unos resultados de la enorme renovación del
idioma que se produce en este campo informativo`.

Es en los acontecimientos deportivos donde mejor se aprecia la competitividad entre las


emisoras para lograr una mejor transmisión. Las emisoras de programación convencional se
concentran en el mismo acontecimiento. Aunque cada una de ellas da su versión, sin embargo
a la audiencia no interesada en este tema apenas le quedan otras opciones que elegir. Las
tardes de los domingos se han constituido en las tardes de la radio deportiva y de la radio
musical. A pesar de la cantidad y diversidad de emisoras, el oyente interesado por otros temas
apenas encuentra opciones.

El hecho de las retransmisiones no debe confundirse con la exposición de noticias deportivas


que requieren un planteamiento y un tratamiento similar al del resto de las informaciones.

Desde hace unos años el informador deportivo ha ampliado su campo de trabajo al entramado
directivo, administrativo, económico, político y de intrigas del deporte. Denuncia, acusa e
incluso llega al insulto. La radio informativa se ha convertido en la vanguardia de los
despliegues técnicos y humanos, de los aciertos, de la gran calidad y a la vez de los graves
desmanes que desbordan los requisitos informativos para convertirse en otra cosa y que con
frecuencia rozan las fronteras de la ética y deontología profesionales.

22.3.6. Programas de otros contenidos especializados

Existe otro conjunto de contenidos que por su interés para la audiencia han engendrado
diversos tipos de programas. No se trata de analizar cada uno de los contenidos, puesto que
las variantes son inmensas, sino de destacar sólo algunos casos específicos sobresalientes.
Entre ellos existen los programas dedicados a información nacional o programas de
información política. Existen programas especializados en el análisis de la cuestión política
de la semana, en la actividades parlamentarias y, en su momento, en las campañas electorales.

En los programas de información política se abordan temas sobre el desarrollo del país,
actuaciones del Gobierno y debates generados con la oposición e información sobre las
instituciones". Es normal que los noticiarios, especialmente los grandes, tengan siempre una
amplia sección dedicada a este tema, así como que los magazines aborden también otras
cuestiones conexas, pero no es suficiente para tratar a fondo los temas. Por tal razón suelen
dedicarse programas específicos, con una periodicidad prefijada para abordar temas
monográficos o en otros casos varios temas, pero bastante interrelacionados. Son programas
en los que se ofrecen entrevistas amplias con los políticos, o los diversos géneros de debate y
coloquio con la participación de políticos, periodistas especializados y otros expertos para
afrontar aspectos de la actualidad de la vida política o alguno de los temas preocupantes en
ese momento en la sociedad.

También es cada vez más frecuente que las emisoras sigan los debates parlamentarios bien
mediante transmisiones en directo de alguno de ellos debido a su expectación entre la
audiencia, o bien mediante resúmenes amplios.

Las emisoras de radio desde la llegada de la democracia crean programas de larga duración
para la cobertura de las campañas electorales. En unos casos, como en las emisoras públicas,
la legislación electoral les obliga a organizar programas gratuitos en los que los partidos
políticos concurrentes difundan sus programas. Los partidos políticos tienen la opción de
producirlos íntegramente ellos mismos o utilizar los equipos técnicos y humanos de la
emisora según sus criterios; la emisora se mantiene totalmente al margen de la elaboración.
En otras ocasiones son las propias emisoras, públicas y privadas, las que crean programas
específicos para ofrecer entrevistas, debates o líneas abiertas a la audiencia. Son programas a
caballo entre la información y la propaganda.

Durante el día de las votaciones y recuento de votos la radio se vuelca en el seguimiento de


los acontecimientos de tal manera que prácticamente se centran en ello durante todo el día.
Más que de un programa especializado hay que hablar ya de programación especial como se
ha indicado en un capítulo anterior.
Especial relevancia tienen también los programas de información internacional`. Las
emisoras, además de ofrecer información en los noticiarios sobre estos temas, suelen crear
programas especializados para profundizar en algunos de los hechos más

importantes. Se trata de programas generalmente dedicados a analizar una situación


internacional conflictiva o a examinar varias situaciones en cada una de las emisiones.

La dificultad en este caso radica en que el informador, los comentaristas o quienes participan
en una programa de debate o en una tertulia se refieren a hechos y situaciones que no siempre
son suficientemente conocidas por la audiencia. Se ofrece interpretación, o se mencionan
algunas referencias a hechos que son desconocidos. Se requiere, por tanto, una
contextualización previa y además la suficiente aclaración de cada referencia para que la
audiencia pueda seguir el programa.

Es una dificultad que marca una cierta lentitud en la exposición de los argumentos de cada
uno o la exposición de los datos. Pero las exigencias radiofónicas plantean unos límites
insoslayables. Es preferible la selección de lo fundamental a entrar en datos, ideas y
argumentos prolijos, puesto que de lo contrario se perderán. No por exponer muchos hechos y
dar muchos datos e ideas se informa mejor. Lo importante es que la audiencia obtenga una
idea clara de la situación, posible evolución y alcance de la crisis. Todo lo demás, en lugar de
ayudar a aclarar, embota la retención auditiva y provoca confusión de hechos.

Cada vez es también más frecuente que las emisoras ofrezcan programas especializados sobre
aspectos jurídicos como consultorios o como aclaración e interpretación de algunas leyes
polémicas. El lenguaje jurídico es también sumamente especializado y necesita una oportuna
aclaración tanto de la terminología como de los campos que delimita. Son programas que
invitan a expertos y que buscan periodistas que a su vez reúnan también esta especialización
con objeto de que a lo largo del programa esté permanentemente atento a la necesidad de
aclarar cualquiera de los conceptos desconocidos por la audiencia.

Los temas relacionados con los juicios y sentencias judiciales están adquiriendo un interés
creciente en la información. La radio ha introducido los micrófonos para recoger algunas
declaraciones y para efectuar el seguimiento de juicios. Estos hechos están ocupando parte de
los noticiarios e incluso han llegado a crear algunos programas especializados con
periodicidad regular particularmente cuando el caso tiene gran transcendencia social. El
deseo por la búsqueda de información original ha llevado en ocasiones a rozar los límites
legales mediante la difusión de grabaciones telefónicas, de entrevistas con menores de edad
envueltos en delitos, informaciones relacionadas con el derecho a la intimidad y a la propia
imagen, todo lo cual ha conducido a algunos ataques por el exceso de sensacionalismo.

En algunas emisoras, especialmente en las públicas y en la cadena COPE, también existen


algunos programas considerados como religiosos. Con esta denominación se hace referencia
tanto a la difusión de servicios religiosos como transmisiones de la Misa, Rosario y otros
actos religiosos propios de la Navidad, Semana Santa y otros momentos litúrgicos, en directo
o en diferido, como a los programas que abordan asuntos relacionados con temas religiosos.

Las emisoras públicas están obligadas por la propia Constitución y por acuerdos a mantener
una posición neutra y equilibrada con las diversas religiones existentes en el país. No
obstante, debido a que la inmensa mayoría se confiesa de religión católica, lo más frecuente
es que los programas aborden cuestiones relacionadas con ella, aunque no de manera
exclusiva ya que existen también programas con menor presencia dedicados a otras
religiones.

En general, cada vez se pierde más la tradicional charla o sermón religioso pronunciado por
un sacerdote en beneficio de tratamientos más atractivos, dialogantes y, en suma, adecuados a
la radio, de tal manera que su enfoque se efectúa como cualquier otro programa con todos los
géneros disponibles: entrevistas, debates, consultorios, géneros de participación. Es el cambio
de concepción de los mismos. Ya no se trata de programas propagandísticos para reafirmar en
la fe o predicar, sino de dar información sobre problemas y cuestiones religiosas o de
cuestiones civiles relacionadas con otras de tipo moral.

22.4. Programas según audiencias específicas

Las peculiaridades de estos programas ya no son los contenidos, sino la audiencia. Si todo
programa tiene que considerar la audiencia a la que quiere dirigirse, en este caso nos
centramos sólo en algunas audiencias específicas, puesto que para los planteamientos
generales sirve lo analizado e indicado también en los capítulos anteriores, en particular el
dedicado a la audiencia. En principio los programas informativos de noticias se dirigen a unas
audiencias generales y heterogéneas. Pero hay otros programas que tratan de ofrecer unos
servicios específicos a determinados grupos bien por sus problemas específicos, o bien por el
ámbito territorial en el que se ubique la emisora. En estos casos se destacará la peculiaridad
de unos y otros para que el enfoque informativo responda con mayor exactitud a las
expectativas e intereses de la audiencia.

Cada vez es más frecuente que las emisoras traten de responder directamente a las audiencias
fragmentadas. Han surgido algunos programas dirigidos a los jóvenes, a las mujeres y a
personas de tercera edad, debido a las peculiaridades de sus problemas.

El punto de vista adoptado aquí no es el de los programas de entretenimiento o musicales


dirigidos a un público u otro, sino de programas informativos.

22.4.1. Según sectores sociales

• Programas informativos sobre y para jóvenes

Con este criterio se habla de programas infantiles y juveniles'. De sobra es conocido el


distanciamiento de los jóvenes de la información sobre hechos que ocurren a su alrededor. La
radio ha tratado de acercarse a ellos con tratamientos similares a los que se realizan con la
música. Hace años la BBC creó el programa Newsbeat dirigido a los jóvenes. Se trataba de
ofrecerles información importante de hechos generales y hechos relacionados con sus propios
problemas. La originalidad del programa era la de buscar el lenguaje propio de los jóvenes.
Las noticias se presentaban en forma de Hit Parade, como los discos. El lenguaje era similar
al que ellos empleaban en sus coloquios con sus muletillas y argot correspondiente. En
España, en Radio Nacional, también se experimentó esta fórmula en los años de transición
con la UCD en el poder, pero la experiencia apenas duró unos meses debido a las molestias
que causaba a determinados políticos.

 Programa informativos sobre y para la mujer

Debido al auge de los movimientos feministas la radio también ha creado diversos programas
orientados a la mujer con contenidos específicos. Se trata de programas no sólo con el sentido
radical del movimiento feminista, aunque es lo que más predomina,

sino de programas abiertos a los diversos problemas de la mujer en sus relaciones laborales,
ocupación de puestos de relieve, derechos de igualdad y promoción y con las múltiples
interpretaciones ideológicas en torno a la cuestión.
El riesgo de estos programas es que se queden sólo entre un público femenino cuando lo
importante es que tales debates lleguen al conjunto de la sociedad. La eficacia de los mismos
hay que medirla no tanto por los contenidos difundidos cuanto por la

audiencia a la que se consigue llegar y la repercusión social real que consigan; de lo


contrario, se convertirán en "programas de guetho".

• Programas informativos sobre y para la tercera edad

La creciente audiencia de personas de tercera edad ha llevado a la radio a crear programas


que aborden los problemas que más les acucian: todo lo relacionado con las pensiones,
enfermedades, soledad, entretenimiento, viajes. Es una audiencia que debido al tiempo libre
disponible suele entregarse básicamente a la televisión y a la radio. Tienen muchos problemas
en común, pero también una enorme heterogeneidad de situaciones sociales, económicas y
culturales.

El objeto de estos programas es concentrarse en los problemas afines y con unos tratamientos
propios de audiencias muy heterogéneas y en muchos casos ya con ciertas dificultades para
recibir cantidad de mensajes. De ahí que se busquen estructuras simples y sencillas,
sumamente claras y con unos tratamientos expresivos fácil y rápidamente descodificables;
son tratamientos con bastante redundancia y reiteración de informaciones especialmente
cuando se trata de ofrecerles los procesos para conseguir algo. Es frecuente el uso de
entrevistas, de consultorios y de interrogatorios de audiencias para que expongan los
problemas concretos tal como cada uno los está viviendo.

22.4.2. Según audiencias territoriales

La radio, en su intento de atender a una audiencia fragmentada, también trata de concentrarse


en aquellos oyentes que comparten cuestiones comunes por el ámbito territorial en el que
conviven. La propia estructura de la radio ha dado respuesta feha

ciente a esta cuestión al haberse organizado por ámbitos territoriales: Cadenas de cobertura
estatal y autonómica y emisoras de cobertura local. Las grandes cadenas al diseñar su
programación también lo han efectuado así. De este modo se aprecia en las emisoras de
cobertura estatal que tienen programas para toda la cadena, otros separados por Comunidades
Autónomas y dentro de éstas otros para cada una de las provincias y localidades en las que
tenga ubicada una de sus emisoras. Algo similar sucede con las cadenas de cobertura
autonómica; también ofrecen una programación parcial diferenciada por provincias, comarcas
y lugares de alcance de la emisora. Las radios municipales y la radios privadas locales ejercen
su ámbito informativo en las mismas.

Estos planteamientos dan idea de la diversificación en la orientación informativa y en el


interés de centrarse en algunos programas concretos en los temas específicos de cada
audiencia. Pero esto no quiere decir que se olviden los demás ámbitos. Así puede observarse
cómo las emisoras de cobertura nacional o autonómica incorporan información internacional,
nacional, autonómica y local y por su parte las emisoras locales no renuncian a ofrecer,
aunque en dosis muy reducidas, información de los otros ámbitos: autonómica, nacional e
internacional. El objetivo es que la audiencia que siga la emisora no tenga que pasarse a otra
para tener un conocimiento suficiente de la marcha de la sociedad. Es una estrategia de
competitividad entre emisoras más que de lógica, pero tal como está diseñado el modelo
radiofónico en España esta es la mejor solución que han encontrado las emisoras de un tipo o
de otro.

22.5. Programas informativos de archivo

El tiempo transcurrido desde que la radio inició sus archivos sonoros` con las grabaciones
emitidas ha dado origen a que al cabo de los años las emisoras creen algunos programas para
rememorar una época, una fecha determinada, la biografía de una personalidad, o la
evolución de los últimos años. No se trata de meros recuerdos ni de añoranzas, sino de
profundización en el pasado, la narración de la historia reciente con los documentos sonoros
disponibles en la emisoras.

Las grandes cadenas cuentan ya con unos archivos abundantes que permiten realizar nuevas
explotaciones de sus fondos. Ya no se trata de seleccionar el fragmento de un discurso, o una
declaración aislada para incluirlos en los noticiarios o en unos reportajes, sino de crear un
programa íntegramente con el material de archivo.

Hay programas realizados exclusivamente con estos documentos y la voz de un presentador


que los contextualiza y une para ofrecer un relato coherente. Es importante la
contextualización, pero mucho más el documento sonoro que es la base del programa. Por el
contrario, existen otros programas que al no disponer de material suficiente o por un enfoque
distinto orientado a la vinculación del pasado con el presente como recuerdo o como
interpretación, en los que, además de ofrecer los documentos sonoros de archivo, se acude a
las personalidades que vivieron los hechos que se rememoran como protagonistas, testigos o
intérpretes. Es el deseo de combinar el documento del pasado con el testimonio actual con los
mismos protagonistas y testigos o con investigadores especializados en la época que se
aborde. Es una manera de revitalizar el archivo y el pasado.

El autor del programa trabaja con plena libertad para plantear la cuestión y su interpretación
como cualquier historiador. Su límite está marcado por la ausencia de algunos testimonios,
por otras informaciones conocidas posteriormente o por interpretaciones de otros
investigadores. Su papel consiste precisamente en rellenar esas lagunas, ya que narrar los
hechos con el material exclusivo del archivo podría dar origen a una historia muy sesgada. Es
como pretender contar la historia de una sociedad exclusivamente mediante la información
publicada en los periódicos, sin ninguna otra investigación. En todo caso se aportaría una
historia de lo que en su momento interpretaron los periódicos sobre tal período y según los
criterios de valoración de los mismos que pueden haber quedado superados.

En consecuencia, el autor se convierte también en investigador de la historia. El programa


alcanzará mayor altura cuanto mejor sea la aportación. Una aportación con documentos de
archivos sonoros, pero también con documentos de otros archivos escritos y audiovisuales.

El documento sonoro, a pesar de su enorme valor histórico, no puede suplantar una visión
global de un período determinado. Por tanto, la combinación de documentos sonoros e
intervenciones del informador no busca tanto el equilibrio de las partes cuanto la rigurosidad
histórica.

Una cuestión bien distinta es la que plantean los programas elaborados con material de
archivo referidos a aspectos parciales como son los programas que recuerdan los discos que
se escuchaban en una determinada época, o las voces que pasaron por la emisora. En estos
casos el objetivo no es contar la historia global, sino destacar un solo aspecto de la misma o
de la propia emisora. El autor busca la fidelidad al aspecto parcial que aborda, no a la historia
general.

22.6. La información en otros programas

Se incluyen en este apartado los programas considerados generalmente como no informativos


en un sentido estricto, como los programas musicales, de concurso, humorísticos. Sin
embargo, en todos ellos pueden aparecer con alguna frecuencia referencias
a la actualidad inmediata, entrevistas con personajes de moda o con políticos para dar una
dimensión personal de los mismos o una información especializada en el tema que abordan.

Es el caso peculiar de los programas musicales dedicados a difundir las novedades


discográficas y en los que se introducen además noticias y comentarios sobre los cantantes,
sus giras, trabajos, éxitos. Es una información especializada y como tal hay que afrontarla`.

Un enfoque distinto ofrecen aquellos programas como los de concursos o humorísticos que
como elemento atractivo y de espectáculo se convoque a una personalidad para someterla a
unas preguntas sobre aspectos generalmente distintos o relacionados indirecta o
humorísticamente con los hechos por los que es conocido. Son programas que tratan de dar
otra dimensión de figuras populares: cómo es su vida privada, cuáles sus aficiones y su
capacidad y destreza para determinadas actividades.

Más interés informativo ofrecen aquellos programas no relacionados con la actualidad como
los programas de variedades u otros que convocan a personalidades para someterlas a
entrevistas, relatar su biografía, o que aporten puntos de vista sobre determinadas cuestiones.
Son programas en los que el interés periodístico queda muy mermado, aunque para los
protagonistas que acuden a los mismos sean de gran rentabilidad electoral para los políticos,
o económica para los artistas.

NOTAS AL CAPÍTULO 22

' MARTI i MARTI, Josep M.: Modelos de programación radiofónica. Feed-Back


ediciones, Barcelona, 1990, pág. 34.

z Para el enfoque y tratamiento informativo de los contenidos especializados, aunque


referidos básicamente a la prensa, véase FERNANDEZ DEL MORAL, Javier: Modelos de
comunicación científica para una información periodística especializada. Dossat, Madrid,
1983.

3
El periodismo científico cuenta con una bibliografía extensa tanto de Congresos como de
autores individuales. Véase a este respecto la obra de NELKIN, Dorothy: La ciencia en el
escaparate. Fundesco, Madrid, 1990; la del CIMPEC-OEA: Periodismo educativo y
científico. Epoca, Quito, 1976 y las aportaciones de CALVO HERNANDO, Manuel:
Periodismo científico. Paraninfo, Madrid, 1977; Civilización tecnológica e información. El
periodismo científico: Misiones y objetivos. Mitre, Barcelona, 1982; Ciencia y periodismo.
Centro de Estudios para el Fomento de la Investigación, Barcelona, 1990.

' TUBAU, Iván: Teoría y práctica del periodismo cultural. ATE, Barcelona, 1982. Un
análisis específico sobre la cultura en la radio véase en FERNANDEZ ASIS, V.:
Radiotelevisión... op. cit. Tomo 2, págs. 55-68.

5 AA.VV.: Cultura en periodismo. Fundación Juan March, Madrid, 1979.

6 ECO, Umberto: Tratado de semiótica general. Lumen, Barcelona, 1977, en particular la


"Introducción: hacia una lógica de la cultura, págs. 23-68,.

' MORIN, Edgar: El espíritu del tiempo. Taurus, Madrid, 1966.

" CUETO, Juan: La sociedad de consumo de masas. Aula Abierta Salvat, Barcelona, 1981,
pág. 48. GAUDIBERT, P.: Action culturelle, intégration et/ou subversion. Casterman,
París, 1972, pág. 34. '° MATTELART, A. y PIEMME, J-M.: La televisión alternativa. op.
cit., pág. 83.

" COCA, César y DIEZHANDINO, Pilar: Periodismo económico. Paraninfo, Madrid,


1991. '2 HITCHCOCK, John R.: Sportscasting. Focal Press, Boston, 1991.

" BRICEÑO, Manuel: "El lenguaje del fútbol en la radio colombiana", en Primera
reunión de Academias de la Lengua Española sobre el lenguaje y los medios de
comunicación (Octubre de 1985). Comisión Permanente de la Asociación de Academias
de la Lengua Española, Madrid, 1987, págs. 117-121.

" FERNANDEZ ASIS, V.: op. cit. T. 2, págs. 35-54. MUÑOZ, J. J. y GIL, C.: La radio...
op. cit. págs. 153-160. Véase el estudio de una situación concreta de SECANELLA, Petra
M': El periodismo político en México. Mitre, Barcelona, 1983.

t5 SAHAGUN, Felipe: El mundo fue noticia. Corresponsales españoles en el extranjero:


La información internacional en España. Fundación Banco Exterior, Madrid, 1986.

FERNANDEZ ASIS, V.: op. cit. Tomo 2, págs. 123-134.

" Este es el caso, por ejemplo, de Radio Nacional de España que además de la
conservación se ha preocupado de la adecuada catalogación de sus fondos para una más
rápida y sencilla búsqueda.
532 Parte IV.- Programación y programas informativos

Véase: Normas de catalogación del archivo sonoro de Radio Nacional de España. Vol. I.
Palabra y efectos especiales. Vol. II: Música. Instituto Oficial de Radio y Televisión,
Madrid, 1992.

HALPER, Donna L.: Radio Music Directing. Focal Press, Boston, 1991.

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