Está en la página 1de 3

Cuando Estados Unidos logró la independencia de Gran Bretaña se empezó a consolidar una

creencia según la cual la joven nación tenía la misión divina de promover los ideales de libertad y
democracia en el mundo. Esta creencia es conocida como la doctrina del destino manifiesto, en
inglés manifest destiny.

Además de estos ideales, la doctrina se fundamentaba en el afán expansionista de Estados Unidos


en relación con los territorios que van desde el Atlántico hasta el Pacífico.

A principios del siglo XlX México suponía un obstáculo para los intereses de Estados Unidos
En 1823 el gobierno mexicano decidió abrir la frontera de Texas para que pudieran entrar en este
territorio los colonos estadounidenses en busca de nuevas tierras. Esta decisión fue muy
perjudicial para México, pues los nuevos colonos trajeron su cultura y su lengua a las nuevas
tierras y en menos de treinta años México perdió los territorios de Texas, Nuevo México, Utah,
Nevada, Arizona y California. Para muchos estadounidenses la victoria militar sobre México era
una prueba de que Dios estaba de su lado.

La idea fundamental del destino manifiesto tiene una relación directa con distintos episodios de la
historia de Estados Unidos, como la compra de Lousiana a Francia en 1803, la compra de Alaska a
Rusia en 1867 o la anexión de Hawai en 1898.

La doctrina del destino manifiesto ha generado dos sentimientos antagónicos: orgullo entre los
estadounidenses por entender que son la nación elegida por Dios y rechazo en amplios sectores
sociales de Latinoamérica

Desde la perspectiva estadounidense la doctrina del destino manifiesto ha legitimado y legitima


cualquier intervención militar sobre otras naciones.

En nombre de Dios, de la democracia y de la libertad Estados Unidos ha promovido dictaduras


militares en diversos países de centro y Sudamérica. Se podría decir, en consecuencia, que esta
doctrina es el germen del expansionismo y del imperialismo de Estados Unidos y, al mismo
tiempo, el germen del sentimiento antiamericano en Latinoamérica.

La idea del pueblo elegido por Dios no es una invención de los Estados Unidos
A lo largo de la historia muchos pueblos han considerado que Dios les ha elegido con algún
propósito. En este sentido, no hay que olvidar que los españoles del siglo XV y XVl consideraban
que la conquista del Nuevo Mundo se hacía en nombre de Dios.

En la tradición del judaísmo, el pueblo de Israel fue el elegido de Dios y esta creencia se
fundamenta en el pacto entre Dios y Abraham, tal y como se pone de manifiesto en el Génesis.

... via Definicion ABC https://www.definicionabc.com/politica/destino-manifiesto.php


El Destino Manifiesto (Manifest Destiny, en inglés) es una filosofía nacional estadounidense que
explica la forma en que Estados Unidos entienden su lugar en el mundo y como se relaciona con
otros pueblos. Es una idea expresada en una frase que se ha convertido en doctrina y expresa la
creencia de que los Estados Unidos de América está destinada a expandirse hacia los territorios no
conquistados de Norteamérica, hacia el sur del país y, en general, sobre el Hemisferio Occidental.
De acuerdo a este ideario, no bastaba la ocupación de territorios sino también era usado para
justificar las adquisiciones territoriales hechas.

Elegidos

A lo largo de la historia estadounidense, desde las trece colonias hasta el siglo XXI, el Destino
Manifiesto ha mantenido la convicción nacional de que Dios eligió a los Estados Unidos para ser
una potencia política y económica, una "nación superior".

La imagen nacional que los Estados Unidos tienen de sí mismos, como protectores y defensores de
la legalidad, la libertad y la democracia, se funda en la creencia de que poseen una superioridad
moral (porque son el “pueblo elegido”). Esta suposición les ha permitido justificar su intromisión
en los asuntos internos de otros pueblos (que no son “elegidos de Dios”) o de plano la violencia
contra ellos.

La primera actitud intervencionista inspirada por el espíritu del “Destino Manifiesto” fue la
obsesión de los colonos ingleses por desplazar de sus tierras (o bien exterminar) a los indígenas
norteamericanos.

Estados Unidos tiende a manejar sus relaciones exteriores como si se tratara de una cruzada moral
y generalmente justifica sus acciones con dos argumentos:

La “nación fuerte que protege a la débil” (constatado por la gran mayoría de las naciones
americanas).

“La lucha contra el Mal para defender la libertad y seguridad del mundo”.

Expansión

En su afán por ampliar su territorio hacia el oeste, el estado comenzó un ciclo de guerras indias
que se extendió hasta finales del siglo XIX, despojando a los nativos americanos de sus tierras.

La compra de Louisiana a Francia prácticamente duplicó el tamaño de la nación[1].

La guerra de 1812 contra Gran Bretaña, que se terminó en un empate, ayudó al fortalecimiento
del nacionalismo estadounidense. El concepto de Destino Manifiesto se popularizó durante este
tiempo.

El Tratado de Oregón, firmado en 1846 con Gran Bretaña, llevó a los Estados Unidos a tomar el
control de la actual América del Noroeste.

La intervención estadounidense en México de 1848 tuvo como resultado la pérdida por ese país de
California y gran parte de la actual América Suroeste.

La fiebre del Oro de California de 1848-1849 impulso aún más la migración occidental. En medio
siglo, hasta 40 millones de búfalos, fueron sacrificados por las pieles y la carne y para facilitar la
propagación de los ferrocarriles. La pérdida de estos animales, un recurso económico fundamental
para los indios de las llanuras, fue un golpe existencial para las culturas nativas.

Origen del concepto y expresión “Destino Manifiesto”

El origen del concepto del Destino Manifiesto se remonta a la época en que comenzaron a habitar
los primeros colonos y granjeros llegados desde Inglaterra y Escocia, al territorio de lo que más
tarde serían los Estados Unidos. Un puritano de la época escribió:

"Ninguna nación tiene el derecho de expulsar a otra, si no es por un designio especial del cielo
como el que tuvieron los israelitas, a menos que los nativos obraran injustamente con ella. En este
caso tendrán derecho a entablar, legalmente, una guerra con ellos así como a someterlos..."

Este mismo concepto fue el tomado por españoles y portugueses anteriormente para realizar sus
respectivas conquistas, realizadas también “en el nombre de Dios”.

La expresión Destino Manifiesto fue usada por primera vez en 1845, por un periodista quien
escribió en la revista Democratic Review de Nueva York:

"El cumplimiento de nuestro destino manifiesto es extendernos por todo el continente que nos ha
sido asignado por la Providencia, para el desarrollo del gran experimento de libertad y
autogobierno. Es un derecho como el que tiene un árbol de obtener el aire y la tierra necesarios
para el desarrollo pleno de sus capacidades y el crecimiento que tiene como destino..."

John L. O'Sullivan

De esta forma se pretendía justificar la expansión de Estados Unidos hacia otros territorios.
Aplaudido por políticos y líderes de opinión el Destino Manifiesto fue pensamiento y visión del
entonces presidente James Knox Polk (1795-1849), impulsor de la guerra contra México en 1846-
48, anexándose a Estados Unidos más de la mitad del territorio Mexicano.

También podría gustarte