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Esa reglamentación, que excepcionalmente permite tener ejemplares cautivos

AMBIENTE-AMÉRICA LATINA: El por poco tiempo y siempre que sea con fines de reinserción a su hábitat, maduró
tras un sonado caso de maltrato en 1996.

infierno de los delfines Ese año, se descubrió en la norteña ciudad de Puerto Iquique que un centro de
diversión itinerante había importado dos delfines de Cuba, uno de los cuales
murió antes de llegar. El otro sobrevivía en una piscina municipal sucia y sin
Por Diego Cevallos© Reproducir este artículo| | Imprimir | Enviar por correo alimentos.

En los últimos 12 años se presentaron al menos 11 proyectos para construir


MÉXICO, 4 feb 2008 (IPS) - México es uno de los pocos países de América delfinarios en ciudades chilenas, tanto con fines recreativos como terapéuticos.
Latina que permite operar delfinarios, centros recreativos con altas ganancias y Todos fueron rechazados.
donde los cetáceos viven un tormento, según investigaciones.
Hoy Chile "tiene una postura vanguardista en la región, es un ejemplo a seguir
en materia de conservación de cetáceos", dijo a Tierramérica Elsa Carrera,
directora del no gubernamental Centro de Conservación Cetácea.

Brasil tampoco permite los delfinarios, aunque sí lugares destinados a cuidar a


esa especie de forma temporal.

En ese país, los problemas con los delfines se refieren más a su captura
accidental o intencional en alta mar. Esa práctica está prohibida, igual que en la
mayoría de países de América Latina, incluido México, donde existe la mayor
Delfines en plena actuación Crédito: Photo Stock (Por copia en alta cantidad de delfinarios de la región.
resolución ver http://www.photostock.com.mx)
En 2007 se difundieron imágenes de unos 80 delfines muertos sobre una
En Brasil y Chile están prohibidos, en Argentina hay dos sitios y nueve embarcación en el litoral del norteño estado de Amapá, lo cual impactó y causó
ejemplares y en Venezuela uno con apenas cuatro. el rechazo de ambientalistas y de gran parte de la población.
Los 20 delfinarios de México, que presentan cetáceos en actos circenses o los
El oceanógrafo José Martins da Silva Júnior, declaró a Tierramérica que, pese a
ponen a nadar con personas que persiguen beneficios curativos o simple
las prohibiciones, persiste la captura de delfines, a los que se extrae ojos y
diversión, son el ejemplo de un negocio que no debería existir en ninguna parte,
genitales para venderlos como amuletos que prometen atraer dinero y mujeres.
dijo a Tierramérica Yolanda Alaniz, unas de las autoras del libro "Delfinarios",
producto de siete años de investigación. En Argentina, por unos 14 dólares se puede ingresar a los únicos dos delfinarios
u oceanarios, como se los conoce en ese país, ubicados en la oriental provincia
Más de la mitad de los delfines encerrados en estanques mexicanos desde los
de Buenos Aires y donde nueve delfines ofrecen el típico show circense.
años 70 murieron tempranamente por neumonía, estrés, problemas gástricos y
traumatismos producidos por golpes, afirmó Alaniz. Alejandro Arias, del Programa Marino de la Fundación Vida Silvestre, indicó a
Tierramérica que "la regulación de los oceanarios en Argentina es mejor que en
Los delfines (Delphinidae) son animales de alta inteligencia que, en libertad,
otros países".
construyen complejas redes sociales. En cautiverio, la mayoría de sus
conductas instintivas son reprimidas, se los obliga a interactuar con humanos y "Los delfines reciben un trato adecuado, (aunque) más que por principios, por
se anula sus capacidades para nadar grandes distancias y capturar, en manada, causas comerciales. Es demasiado caro comprar y mantener un delfín como
peces vivos. para que lo dejen morir o lo maltraten", apuntó, tras señalar que en ese país
adquirir un ejemplar llega a costar 20.000 dólares.
Chile emitió una normativa en 2005 que "prohíbe la captura, internación al país y
encierro permanente o temporal de toda clase de cetáceos para exhibición Venezuela es otro país que permite los delfinarios, aunque también veta la
pública u otros fines asociados a su utilización por parte del hombre, cualquiera captura en alta mar. Pero hay apenas cuatro ejemplares como parte de las
sean las características de las instalaciones en que se pretendan mantener". diversiones del centro Diverland, en la turística Isla de Margarita, en el mar
Caribe.
Estos cetáceos son utilizados para breves shows nocturnos, paseos de nado condiciones mínimas de bienestar", sino para "dar comodidad a los usuarios y a
con visitantes por unos 70 dólares y terapias para niños autistas, con síndrome las personas encargadas de su cuidado". Los delfinarios no deberían existir,
de Down y otros desórdenes, explicó a Tierramérica su entrenador, Edwin insistieron.
Castillo.
* El autor es corresponsal de IPS. Con aportes de Fabiana Frayssinet (Brasil),
Con amplia documentación, seguimientos de casos y opiniones de expertos de Daniela Estrada (Chile), Sebastián Lacunza (Argentina) y Humberto Márquez
varios países, el libro "Delfinarios" pone en duda la supuesta eficacia de las (Venezuela). Este artículo fue publicado originalmente el 2 de febrero por la red
terapias con delfines, pues no existen estudios rigurosos sobre sus efectos. Al latinoamericana de diarios de Tierramérica.
parecer, el contacto con cualquier animal domesticado en un medio ajeno al
habitual del paciente causa algún beneficio.

Hay diversas investigaciones que indican que el delfín, cuya naturaleza es


contraria a permanecer enclaustrado en piscinas, secreta grandes cantidades de
sustancias relacionadas al nerviosismo y estrés cuando interactúa con
humanos.

Incluso y a pesar de que se le somete a actos condicionados dándole o no


alimentos, hay numerosos casos reportados de agresiones de estos animales
contra humanos en delfinarios y sitios similares.
Alaniz, médica que realizó la investigación junto a la experta en bioética Laura
Rojas, sostiene que en los delfinarios hay un "maltrato crónico en todos los
sentidos", pero que siguen operando con irregularidades por la corrupción de
autoridades.

Oficialmente se indica que hay unos 270 delfines en cautiverio en México. De


1997 a 2005 murieron 48. Pero las autoras del libro, que visitaron todos los
delfinarios en funcionamiento, afirman que tales números están subestimados,
pues los responsables de esos centros ocultan información.
Aún así y con reportes oficiales o de los mismos negocios, se concluyó que las
enfermedades respiratorias son la principal causa de muerte de los delfines en
cautiverio en México, seguida por motivos relacionados con su mal manejo,
como traumatismos craneoencefálicos, obstrucción intestinal por ingestión de
cuerpos extraños y asfixia.

Apenas entre cuatro y seis por ciento de las muertes se debieron a causas
naturales.

La ley mexicana permite capturar delfines sólo con fines científicos, pero
también acepta que se den espectáculos itinerantes y fijos. Hasta 2001, cuando
se reguló el funcionamiento de los delfinarios, esos negocios habían crecido sin
ninguna normativa.
Los delfinarios ya no pueden operar en este país con ejemplares capturados o
importados del Caribe o Japón, como sucedió hasta los años 90, sino sólo con
los que nacen en cautiverio. Además, deben cuidar el trato a los ejemplares.

Alaniz y Rojas denuncian que estos lugares, cuyo fin básico es obtener dinero
en grandes cantidades, no están diseñados para albergar a delfines "en

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