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Panorama de la

música en Bolivia.
Una primera aproximación
Carlos Rosso Orozco

Resumen:
El artículo resume panorámicamente parte de la historia de la música en
Bolivia, recorriendo paso a paso la imbricación problemática y compleja de
las dos vertientes culturales centrales de la formación musical boliviana: la
música occidental y las diferentes expresiones culturales sonoras de las cul-
turas aborígenes que ocuparon el territorio boliviano, no sólo en el periodo
prehispánico, sino en el republicano y en el del siglo XX. El carácter proble-
mático de esta mezcla supuso la adopción de distintos enfoques y tomas de
posición, a veces enfrentados, jalonados por los nombres más importantes
de la composición y el estudio de las formas musicales bolivianas, respecto
de lo cual el autor recomienda guardar el necesario equilibrio y sindéresis.
Palabras clave: identidad cultural, identidad musical, música criolla, música
prehispánica.

Abstract: 153
Panoramically the article summarizes the history of music in Bolivia, going
step by step the problematic and complex interweaving of the two central
cultural aspects of musical training Bolivian western music and sound
different cultural expressions of indigenous cultures that occupied the
territory Bolivia, not only in the pre-Hispanic period, but in the Republican
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and the twentieth century. The problematic nature of this mixture led to
the adoption of different approaches and positions, sometimes conflicting,
marked by the biggest names Bolivian musical composition, for which the
author tries to keep the necessary balance and synderesis.
Key words: Cultural identity, musical identity, prehispanic music.
1. refleja fuertemente en la identidad
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de los pueblos.
Para hacer un recuento panorámico
de la música en Bolivia, será bue- Por otra parte, y en la línea de nues-
no empezar reflexionando acerca tras preocupaciones iniciales para
de cómo somos los bolivianos y de recordar de dónde venimos, habrá
dónde es que venimos en la historia; que reconocer que la historia de los
quizá esto nos ayude a comprender territorios que hoy son Bolivia se re-
nuestra manera de ser y cómo es que monta a muchos siglos antes y –dis-
podríamos entender mejor nuestra cútase cuanto se quiera– somos el
cultura musical. resultado no solo histórico sino tam-
bién geográfico de una sociedad que
Carlos Medinaceli1, en 1938, decía se formó aquí, que hoy es la Bolivia
cosas como esta: que conocemos y donde comparti-
En Bolivia (...) nuestra vida es neta- mos, como herederos comunes, esa
mente pasional. Obramos por impul- historia y este paisaje antiguos. Para
sos bruscos, indiscriminados, irre- los bolivianos, al fin de cuentas, el
flexivos, estimulados por una fuerza pasado no ha dejado de ser un pre-
instintiva que no es la dirección de sente y quién sabe si no radica allí
la voluntad consciente, sino el arrojo nuestra mayor fortaleza como grupo
calenturiento de la fuerza de la san- humano, aunque sea con los ‘impul-
gre. Por eso, tanto en religión como sos bruscos e irreflexivos’ a los que
en política, en arte como en comercio, alude Medinaceli.
seguimos obrando pasionalmente, sin
reflexión ni análisis. Nos apasiona-
mos lo mismo por un santo que por un
2.
caudillo (…) Vivimos una existencia De cómo aparecieron los primeros
pseudomorfótica: las formas externas seres humanos que habitaron estas
de nuestra vida son europeas, pero el tierras se sabe poco, y nada se pue-
contenido esencial con que llenamos, de afirmar categóricamente. Lo que
esas formas, es indígena. Ahí está el al respecto se ha escrito va desde ex-
conflicto de nuestra vida como nación plicaciones que tienen que ver con
(Medinaceli, 1938:119-120). relatos fantásticos hasta teorías que
sostienen la autoctonía del hombre
Cuan actual como inquietante resul- americano y por ende boliviano.
ta ser hoy este aserto. A esta altura
154 del siglo XXI algunas cosas pudieron
haber cambiado, es cierto, pero en
Acerca de la procedencia de los po-
bladores de nuestro territorio andi-
el fondo Medinaceli sigue teniendo no, Enrique Finot sostiene:
razón: los bolivianos seguimos sien- Sobre el origen de los primitivos po-
do así, como él lo percibió entonces. bladores de la meseta andina, hay
Esta manera de ser se refleja natural- dos teorías contradictorias que, a
mente en nuestras maneras de ‘ha- nuestro juicio, no se excluyen, sino
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cer música’, habida cuenta de que la que se complementan: la que les asig-
música es una elaboración cultural na una procedencia oceánica y la que
cuya fuerza espiritual y simbólica se les supone procedencia amazónica o

1. Intelectual, novelista y crítico literario boliviano (1898-1949)


de otras regiones del continente. El conocidos dan cuenta de ‘artefactos
descubrimiento de vestigios tiahua- sonoros’ que hoy se guardan en algu-
nacotas en las costas del Atlántico es nos museos de Bolivia, como el Mu-
indicio de que en una época remota seo Arqueológico de Cochabamba, el
una raza antiquísima vino hacia el Museo Arqueológico de La Paz o el
occidente buscando tierras altas, a de Metales Preciosos, también en La
causa de un cataclismo ocurrido en Paz. Estos objetos son, justamente,
las tierras bajas del oriente. Poste- instrumentos musicales. Casi todos
riormente pudo producirse la inmi- de viento, curiosamente; y aquí vie-
gración de procedencia oceánica, de ne a cuento una certera observación
donde resultó la raza colla, precurso- de Adolfo Costa du Rels3, cuando
ra de los aimaras y de la civilización afirma que “la música en Bolivia es
incaica (Los urus, puquinas y los ata- el viento”.
camas) que nada tienen que ver de
común con los quichuas y los aimaras
(Finot, 1946:15).
3.
De la cultura de Tiwanaku se tiene,
Por su parte, Arnold Toynbee, al ex-
sin duda, más noticias. Quedan vesti-
plicar su teoría de que las grandes ci-
gios evidentes y verdaderamente sor-
vilizaciones del mundo surgieron en
prendentes. Muchos estudiosos han
territorios particularmente hostiles y
abordado el tema, y lo que se puede
difíciles, sostiene que el origen de las
encontrar, al respecto, es una biblio-
civilizaciones está en todas partes, y
grafía extensa que no deja de sor-
señala inclusive que:
prender cada vez que se acude a ella.
La cuna de la civilización en Bolivia También existen varios instrumentos
me parece ser una clásica demostra- musicales en museos arqueológicos
ción de esta tesis (…) Me interesaría de La Paz, Tiwanaku, y otros tantos
mucho conocer cómo les impresiona en Bolivia y en el exterior. Un siku
[esta tesis] a los estudiosos de la his- de piedra, por ejemplo, que se exhibe
toria en Bolivia2. en el Museo de Metales Preciosos en
En todo caso, y en la línea de la calle Jaén de La Paz nos su-
nuestro interés específico, giere, con asombro, cómo
que es hablar de la fisono- pudo haber sido la estética
mía de la música bolivia- musical de los tiwanako-
tas. El problema es que la
na, cabría más bien pre-
guntarse: ¿y cómo sería la falta de escritura –en este
caso musical– nos impi-
155
música de estos primeros
habitantes? Se sabe poco de adentrarnos mejor en
al respecto. Seguramente este tema.
las manifestaciones musica- Así y todo, estamos de acuer-
les de estos habitantes serán do con lo que dijimos al
siempre una incógnita principio acerca de que
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para nosotros, aunque los para los bolivianos “el pa-


estudios arqueológicos sado no ha dejado de ser

2. Prólogo al libro de G. Francovich “Toynbee, Heidegger y Whitehead” edit. Plus Ultra pag 11. Buenos Aires 1973.
3. Adolfo Costa du Rels, escritor e intelectual boliviano (1891-1980)
un presente”; bien podríamos imagi- des o ritos. Más bien es otro esfuer-
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narnos un mundo sonoro andino que zo más para garantizar una buena
hasta ahora se siente o se presiente cosecha y para que la vida continúe.
en el viento, en las montañas, en las Y para que este esfuerzo sea eficaz,
planicies interminables del altiplano, hay que prepararse, hay que ensa-
en fin, en nuestro entorno cotidiano yar para lograr la combinación más
que, aunque atravesado por cientos perfecta. Esta preparación comienza
de años de civilizaciones diversas, no con el enfrentamiento con el Sirinu:
ha dejado de ser para nosotros, sor- se trata, nuevamente, de un medir
prendentemente familiar. Y, en esta de fuerzas… [ con la naturaleza]
línea de pensamiento, pareciera per- (Berg, 2005:126).
tinente citar a Jaime Mendoza cuan-
Es que estamos hablando, justamen-
do dice:4
te, de música ‘mística y panteísta’;
Yo creo que allí palpita [en la mú- que está más allá de lo que ahora
sica andina] el alma no sólo en la se entiende tan simplemente como
raza actual de aymaras y quechuas música para el entretenimiento. Por
de Bolivia, sino de otra u otras que lo demás, esta música fue, y sigue
le antecedieron en el macizo andi- siendo, el producto de civilizaciones
no. En ese tono se entrevé una leja- irremediablemente atravesadas por
nía incalculable. Su misma sencillez el paisaje, ya sea sereno, frío, incon-
paréceme encerrar una estupenda mensurable o misterioso, como es el
profundidad. Más aún: no sólo se paisaje andino boliviano. Los tiwana-
me representa como un grito hu- cotas, los aimaras o los quechuas ha-
mano, sino brotando de la tierra bitaron este paisaje y su música, de
–de la pachamama- cual un canto tal manera concebida, sigue sonan-
de las rocas cuajadas de metales… do, seguramente, como sonó enton-
(Mendoza, 2002:64-65). ces. ¡Quién lo sabe!
El compositor boliviano Alberto Villal-
pando, a su vez, describe así este mun- 4.
do sonoro: “En la amplitud del paisaje
Siguiendo la historia, sabemos que
emerge el ruido del viento sin ubicui- tras el desmembramiento de la cul-
dad alguna, pareciendo a veces que tura de Tiwanaku y la vigencia de
persigue al silencio y otras que es per- los señoríos aymaras se produjo la
156 seguido por él (Villalpando, 2002a:X).
Tampoco resulta casual que Hans
expansión inka, que resultó ser la in-
mediata anterior a la llegada de los
van den Berg, al describir la música españoles.
actual de los aymaras en sus ritos Acerca de la música de los incas se tie-
agrícolas, afirme por su lado que: ne más noticias, aunque siempre insu-
Tocar música [entre los aymaras] ficientes para una mejor comprensión
dentro del contexto de las activida- estética. Varios estudiosos del tema
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des y ritos agrícolas no es simple- nos presentan noticias y constata-


mente un acto de divertimento; no se ciones que ilustran cómo pudo haber
trata de dar realce a estas activida- sido este período histórico anterior a
4. “Jula –Julas: sobre el folclor musical boliviano”- Jaime Mendoza – Revista “Ciencia y Cultura” No 11, pag. 64-65 Universidad
Católica Boliviana, diciembre 2002.
la creación de Bolivia. El P. José Díaz haber sido ser la estética musical de
Gainza, por ejemplo, anota: los incas.
Aunque de la cultura superior de los Vale la pena anotar otras valiosas no-
quichuas [incas] […] no ha llegado ticias que cita el P. Díaz:
a nosotros ningún testimonio escrito,
…en otro pasaje del mismo Graci-
tenemos, en cambio, el de la tradi-
lazo [de la Vega] una alusión más
ción oral, que otros pueblos […] no
directa al propio sistema [musi-
pueden presentar. Y siendo esta tra-
cal] incaico […] dice “No supieron
dición un índice cabal de las costum-
echar glosas con puntos disminui-
bres ancestrales del pueblo incásico,
dos; todos eran ‘enteros’ de un com-
el folklore indígena que perdura en
pas”. Lo de disminuido se refiere
los centros apartados de la urbaniza-
a la falta de semitonos y lo de ente-
ción se ha conservado hasta nuestros
ros indica el intervalo de un tono.
días sin haber sufrido variaciones
(Díaz Gainza, 1953: 15).
fundamentales. La acción española,
cuando la ha habido, no ha servido Aquí se evidencia el carácter penta-
sino para reducirla en sus formas de tónico de la música incaica y no sólo
manifestación, sin deformar su ca- eso: se evidencia que esta música uti-
rácter fundamental, y en lo que toca lizó un verdadero sistema musical,
a las razas mestiza o criolla, para por lo que las afirmaciones que sos-
que nazcan nuevas formas musicales tienen, por ahí, que la música incaica
(Díaz Gainza, 1953: 23-24). era primitiva y sin gran valor no pa-
De los incas, sin embargo, existen recieran tener la razón. Lo que real-
evidencias más certeras. El mismo mente ocurrió, sin embargo, es que
P. Díaz Gainza tiene escritos varios la fuerza cultural que ejercieron los
libros al respecto, como el dedicado españoles fue tal –y no podía ser otra
al “sistema musical incásico”, al que manera, finalmente se trataba de una
hicimos referencia y donde él habla, guerra de conquista– que no hubo,
precisamente, de las características salvo excepciones, una valoración
del sistema musical incaico desde un cabal de parte de los conquistadores
punto de vista musicalmente más es- frente a las culturas originarias. Este
pecializado. aspecto es, quizá, uno de los más dis-
cutibles de la presencia española en
De este estudio y de otros más sabe-
nuestros territorios. Al respecto F.
mos, entre otras cosas, que el siste-
ma pentatónico era el usado por ellos
Anaya5 afirma: 157
aunque esa ‘novedad’ no debiera sor- …los pueblos étnica o culturalmente
prendernos tanto, puesto que la pen- diferenciados aceptan o sienten un
tafonía, en sus diversas formas, es ca- determinado orden de sonidos, su
racterística en la música de muchas lenguaje musical condiciona un arte
culturas antiguas: asiáticas, ameri- y una técnica peculiar, propia en me-
canas precolombinas e inclusive eu-
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lodías ritmos o armonías, y tan propia


ropeas o africanas. Pero esta consta- que, frecuentemente, la música de un
tación nos ayuda, de todas maneras, país resulta incompresible para otros.
para intentar entender lo que pudo Es así cómo los españoles de la Colo-
5. Franklin Anaya ( 1912-1998) fue un músico y arquitecto boliviano, creador del Instituto Laredo de Cochabamba .
nia, hubieron de quedarse extrañados original canto indígena Himno al Sol
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al escuchar las melodías aimaro-que- (que según Robles la había recogido


chuas […] y tuvieron a menos el exotis- de labios de un indio anciano de 117
mo [de esa música] y la desvirtuaron anos de Jauja (Perú) hacia 1897)
(Díaz Gainza, 1953: 13). (Díaz Gainza, 1953: 19).
El otro problema para entender mejor Este Himno al Sol, famoso en su tiem-
la música incaica es, otra vez, la falta po, fue también utilizado por com-
de escritura. Pero, en verdad, no to- positores bolivianos, como Eduardo
dos los pueblos de civilizaciones an- Caba7, por lo cual vendría a ser, pre-
tiguas tuvieron escritura, y son más cisamente, uno de los ejemplos que
bien pocos los que llegaron a escribir se conoce de esta tradición oral a la
su música. Lo que al respecto se co- que hacemos referencia.
noce, o que se ha logrado descifrar,
en general es tan poco como lo que 5.
conocemos de los incas. De hecho, la
escritura musical, tal cual se la cono- Pero el territorio boliviano no se limi-
ce hoy en la cultura occidental, data ta al espacio andino y los valles cen-
recién del siglo XI6. trales, es también el territorio de las
así llamadas ‘tierras bajas’. Y en esas
Sin embargo, en el caso de los in- ‘tierras bajas’ también hubo pueblos
cas, pareciera incluso que los ellos originarios con sus propias culturas
pudieron haber utilizado los kipus, y su propia música. Allí la historia es
ese su especial sistema de escritura, otra, pero también nuestra, aunque
para ‘anotar’, también, y de manera siempre una historia de contrastes,
mnemónica, su música, cosa que no de injusticias e incomprensiones,
es del todo descartable. Así y todo, de gestas heroicas, de leyendas an-
volvemos a cuanto dijimos de la mú- tiguas: con los mismos impulsos que
sica tiwanakota y aymara en cuanto nos llegan de “la fuerza de la sangre”,
a que la tradición oral nos orienta de al decir de Medinaceli.
todas maneras.
También existen hasta hoy vestigios
Al respecto, en el ya citado libro del arqueológicos, instrumentos y otras
P. Díaz Gainza se cuenta, por ejem- evidencias que atestiguan lo que allí
plo, la historia de un “Himno al Sol” pasó en aquellos tiempos, aunque

158 …Daniel Alomia Robles, de sangre


india como Gracilazo de la Vega, na-
tampoco nos permiten reconstruir,
a ciencia cierta, mayores evidencias
ció en Huánuco (Perú) el 3 de enero estéticas musicales. Además, se sabe
de 1872 […] Al finalizar la guerra que el proceso de aculturización que
europea se trasladó a los Estados se produjo durante la época colonial
Unidos donde vivió trece años. Fue fue todavía más contundente, porque
en dicha nación donde se publicó esos pueblos no tenían la fuerza cul-
tural de las culturas andinas. Eran,
2EVISTANÞMEROsMAYO

por primera vez con armonización


simple del mismo Robles el famoso y finalmente, pueblos nómadas en su
6. Guido D’Arezzo (992 ca- ?1050), monje benedictino, fue el verdadero creador del sistema mnemónico para leer y escribir la
música
7 Eduardo Caba (1890-1953) fue un músico boliviano cuya obra es simbólica en la historia de la música en Bolivia. Alandia y
Parrado incluyen una “Versión del himno al Sol” en su Avance de investigación “A la vera del piano”. En “Tinkasos” Revista
de Ciencias Sociales pag.151. Junio de 2003. PIEB La Paz- Bolivia
mayoría, con cultu- Y aquí resulta evi-
ras muchísimo más dente aquello de que
complejas y, por la escritura musical
tanto, aun más ale- es la que, finalmente,
jadas a la comprensión atestigua, más que otra
de los colonizadores es- cosa, la clase de música
pañoles. que practicaron los pue-
Por eso mismo no deja de llamarnos blos. En efecto, de esa época co-
la atención cuando se lee que el en- lonial a la que hacemos referencia,
carar la evangelización era “some- existen muchos ejemplos de la mú-
ter a esos bárbaros al dulce yugo del sica religiosa que se conservan en los
evangelio”. Dulce yugo que incluía, archivos de Moxos y Chiquitos. Pero
para empezar y entre otras cosas, esa música nos dice poco o nada de
tratar de cambiarles su música por la esas culturas, porque se trata de mú-
música europea que servía a los cate- sica europea de tinte barroco que
quizadores para solemnizar las cere- fue, de alguna manera, impuesta o
monias del nuevo culto. Cergio Pru- fabricada por los jesuitas para sus
dencio7 se pregunta incisivamente: propósitos evangelizadores.

¿Habrán intentado los misioneros


de entonces (y también los de aho- 6.
ra) aprender a hacer la música de Lo que pasó en el período colonial
los indios? ¿Habrán podido hacer- es historia aparte, puesto que el pro-
la? Ya me los imagino -por ejem- tagonismo de la música y del arte
plo- tratando de impostar la voz a en general fue, sin duda, relevante
la manera de los cantores ayoreó- durante la conquista española. En
de, o de tocar los tambores de la relación particular a la música, nos
danza de los macheteros de Moxos estamos refiriendo a uno de los fenó-
(Prudencio, 2002:87). menos de aculturación más intere-
Aunque en algunos escritos de la épo- santes de cuantos en ese período se
ca se puede encontrar comentarios de produjeron. Hablamos de la música
las danzas y de los instrumentos que misional, catedralicia, colonial o ba-
usaban estos pueblos, las noticias son rroca y otros nombres que se le ha
poco ilustradoras para entender cómo dado, así como del momento cuando
empieza la importación de la cultura
fue, realmente, su música, porque se
trata de anotaciones ‘al paso’ escritas musical europea y también del naci-
miento de nuestra música criolla o
159
sin el mayor interés ni curiosidad si-
quiera, como restándole importancia folclórica. Todo esto deviene, final-
a esas prácticas musicales. Y si bien mente, en lo que será luego nuestra
en cierto que en la memoria oral per- fisonomía musical boliviana, donde
viven algunos ejemplos, ¿quién podría “las formas externas [serán] euro-
estar seguro de que así fue, realmente, peas, pero el contenido esencial con
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la música de esos pueblos, tan brutal- que llenamos, esas formas, [será] in-
mente sometidos y tan curiosamente dígena”, citando una vez más a Me-
evangelizados? dinaceli.

8. Cergio Prudencio, compositor boliviano actual, es uno de los más serios investigadores de la música tradicional en Bolivia.
Creador y Director de la Orquesta de Instrumentos Nativos
Cuando hablamos de la música co- Lo cierto es que esto de la “música
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lonial, la cosa es –ya se dijo algo al barroca misional boliviana” que tanto
respecto– cuanto menos inquietante. entusiasmo ha despertado en los últi-
Por una parte, y si usamos el con- mos años y que ha merecido, incluso,
cepto de música colonial barroca un importante escaparate internacio-
catedralicia, la historia no pareciera nal, como es el Festival Internacional
ser tan dramática, porque estaría- de Música de Moxos y Chiquitos, da
mos refiriéndonos a lo que se hizo, para discutir mucho, sobre todo si se
musicalmente, en las catedrales de trata de hablar de ‘música boliviana’.
Sucre y, eventualmente, en Potosí, Esto sin entrar en valoraciones que
La Paz o Cochabamba. Esta cultura resultan ser materia de otro análisis
musical se desarrolló principalmente que no tiene que ver con cuanto ve-
en esas ciudades donde la influencia nimos aquí diciendo. Porque tampo-
europea era contrastada con culturas co se trata de desmerecer el valor de
que, como la aymara o la quechua, esta música y su actualidad innega-
fueron siempre muy fuertes y frente ble, sobre todo porque al ser música
a las cuales los españoles debieron, que se conserva evidentemente escri-
al menos, transar y buscar contactos ta, a la manera tradicional universal,
de igual a igual, por decirlo de alguna es posible estudiarla, valorarla, com-
manera. pararla y finalmente difundirla entre
Pero no ocurrió lo mismo en las los interesados, cosa que han hecho
tierras bajas –como también ya lo y vienen haciendo, con pertinencia,
dijimos– donde se habla de ‘reduc- varios musicólogos bolivianos y ex-
ciones’, donde se transaba poco y se tranjeros9. Es necesario, pese a todo,
imponía más; en las tierras bajas las hacer estas consideraciones, aunque
culturas originarias fueron tratadas más no sea para no obrar, una vez
como ‘bárbaras’: “sin ley, sin rey, sin más, “sin reflexión y análisis, apasio-
fe, sin historia” (Tomichá, 2009) nándonos lo mismo por un santo que
por un caudillo…” (Medinaceli) y sin
Cergio Prudencio se pregunta, una ánimo de restar valor a una música
vez más: en beneficio de otra.
[...] ¿cómo habrá sonado la música de
ellos, [ la de los pueblos de las tierras
bajas] esa brotada de su propia visión
7.
Al fundarse la República, en 1825,
160 del universo? Porque –convengamos–
“el idioma es un privilegio, un don luego del triunfo de los criollos en las
guerras de la independencia, empie-
extraordinario y una deuda, un com-
promiso de por vida”. ¿No es acaso la za nuestra complicada vida política,
música un idioma, en lenguaje?, ¿un que al decir pesimista de Arnade no
privilegio?, ¿un don extraordinario?, será sino “una terrible y espantosa
¿una deuda?, ¿un compromiso de por historia” (Arnade, 1982: 230). Qui-
vida?; también la de los indios, se en- zá no es tan evidente la sentencia de
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tiende, o entiende al menos quien ad- Arnade, pero lo cierto es que esta
mita sinceramente nuestra diversidad nuestra dramática historia no permi-
(Prudencio, 2002:86). tió, por lo menos al principio, la for-

9. Nos referimos, por ejemplo, al trabajo realizado por Carlos Seoane, Piotr Nawrot y varios otros musicólogos y estudiosos del
tema.
mación de una verdadera identidad y total intolerancia. En un clima así
cultural nacional. En efecto, durante no es fácil que las manifestaciones
todo el siglo XIX el país no terminó artísticas, o musicales en este caso,
de construirse; es más, fue un siglo encuentren el espacio propicio para
de caos político y social; recién tras desarrollarse. Por lo demás, se sabe
la guerra del Pacífico (1879) y las que el arte en general, y por lo tanto
luchas federalistas de fin de siglo se la música, reflejan siempre los esta-
percibió la urgencia de construir, de dos de ánimo de las sociedades pero
una vez por todas, la nación. a través de individualidades, y hasta
Ahora bien, se sabe que la música, en este momento no podemos citar mú-
la historia de la humanidad, ha refle- sicos que representen un lenguaje
jado siempre evidencias muy claras a musical boliviano. Y no cometemos
la hora de observar cómo se constru- injusticia con personalidades como
yen las identidades de las naciones. Modesta Sanjinés, Adolfo Ballivián
Es por eso que al hacer un recuento o el propio Norberto Luna, compo-
de nuestra historia musical observa- sitores decimonónicos cuya obra es
mos, de entrada no más, el resulta- más o menos conocida pero que, así
do de las contradicciones sociales y y todo, no pareciera ser representati-
políticas de nuestra vida nacional: va de una personalidad musical que
una historia de mestizajes no resuel- pudiera identificarse, precisamente,
tos, de identidades pendientes, de como boliviana.
recelos y desconfianzas, de amores
y desafíos. Una historia difícil, por 8.
tanto una construcción cultural tam-
Así llegamos al siglo XX. La nación
bién difícil, puesto que antes de las
no terminó de construirse, los pro-
culturas son las sociedades, ya que
blemas sociales se ahondaron hasta
las culturas son creaciones colecti-
convertirse en un verdadero ‘cal-
vas que se manifiestan sólo cuando
do de cultivo’ de más odios y dife-
los grupos que forman las sociedades
rencias. En este ambiente difícil, la
son capaces de transmitir, de gene-
música se manifestaba de maneras
ración en generación, los mismos
diferentes. Por un lado, la Iglesia Ca-
usos y costumbres, los mitos y sus
tólica seguía apadrinando la práctica
religiones, las obras de arte y su ma-
musical que tanto le había servido
nera propia de ser naciones. Es una
al momento de la catequización de
cuestión, en fin, que nadie puede mi-
nimizar, porque se trata de una lucha
las colonias. Continuaba siendo una
música utilitaria, resabios de las ca-
161
que involucra, además de lo cultural,
pillas y escolanías de la colonia. En
el terreno de lo espiritual, de lo so-
esos primeros años del siglo XX se
cial, de lo económico, y de lo políti-
oye hablar todavía de Maestros de
co y por eso termina siendo tan dura
Capilla en Sucre, en La Paz, o en
como evidente.
Cochabamba y Santa Cruz, pero lo
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El siglo XIX para Bolivia –y para que se conoce es, francamente, poco
casi toda Sudamérica, hay que de- relevante, y eso ya es sintomático a
cirlo en justicia, aunque no como la hora de hacer recuentos. No es di-
consuelo– es un caos total de desgo- fícil imaginarse, sin embargo, que lo
biernos, revoluciones, caudillismos que ellos hacían tenía la influencia
europea que campeaba en general en aunque fuera, finalmente, lo que ha-
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casi todas las expresiones artísticas, bía en esos años.


desde la pintura y la literatura hasta Pero, por su lado, la música criolla
la misma arquitectura. Y es que la producto de la hibridación de cultu-
incipiente burguesía criolla nacional ras empezaba a hacerse importante;
soñaba con viajar a Europa para edu- iba cobrando protagonismo y se hacía
carse bien y de paso importar cuanta presente en las festividades y eventos
moda estaba allí en vigencia, pese a sociales a todo nivel; además era mú-
que la despreocupada Europa estaba sica que empezaba a transcribirse en
en crisis y se le avecinaban dos gue- partituras, lo que permite que, a di-
rras devastadoras. ferencia de aquélla del siglo anterior
Por otro lado, estaban los cuarteles que nos llegó más por tradición oral,
militares, donde la música cumplía se la pueda conocer ahora.
su ‘servicio obligatorio’ entre ban- La música criolla era practicada con
das de música que sonaban a mar- inusitado entusiasmo. Es que los seño-
chas, oberturas de óperas europeas y res gustaban bailar cuecas y bailecitos
la música criolla compuesta por los con las cholas guapas de las trastien-
músicos militares para deleite de la das; las trastiendas eran territorios
tropa. La historia recoge varios nom- privilegiados para el mestizaje: olían
bres de músicos militares, unos más a chicha, a picantes sabrosos y esta-
famosos que otros. En todo caso, es ban decoradas al gusto más colorin-
justo reconocer que la labor de difu- che. Por su parte las señoras querían
sión musical que cumplieron las ban- bailar también, pero, recatadas como
das militares fue tan singular como habían de serlo, lo hacían en sus salo-
notable, puesto que, saliendo de los nes decorados, a su vez, burdamente
cuarteles, no había acontecimiento e imitando la usanza decadente de la
social o religioso de solemnidad rele- Europa con la que soñaban aunque,
vante que no incluyera a las bandas seguramente, se dejaron nomás tentar
militares en el atrio del templo o en por las cuecas, bailecitos, taquiraris y
las plazas principales; ni qué decir otras danzas criollas. Este entusiasmo
del uso de las bandas en las fiestas dará lugar a lo que hoy es ‘nuestra’
tradicionales o patronales de ciuda- música folclórica popular.
des y provincias.
En los salones y trastiendas, entre la
9.
162 ‘intelectualidad’ y la bohemia había
músicos que vivían sus días dándose Sería por eso que muchos composito-
a la tarea de escribir valses, gavotas res de la época se dedicaban a com-
o mazurcas, todas ellas al más puro poner cuecas, bailecitos y otros aires.
corte europeo; música intrascenden- Los había maestros en este arte, como
te, cursi y utilitaria, para el uso Teófilo Vargas (1868-1960), Simeón
cotidiano de una burguesía Roncal (1870-1953), José
2EVISTANÞMEROsMAYO

tan ciega como igno- Lavadenz (1883-1967)


rante. Mal podríamos o Miguel Valda (1885-
decir que eso repre- 1957) , entre otros.
sente a una cultura Las cuecas y baile-
musical boliviana citos, khaluyos y
pasacalles son ‘la
música boliviana’ de ese tiempo y allí Se trata de música de características
sí se puede percibir una identidad bo- esenciales; de maneras y usos pro-
liviana a la que nos referiremos poste- pios, de una fuerza a veces desgarra-
riormente. dora que, a momentos, se entremez-
Simeón Roncal fue, sin lugar a du- cla incluso con el carácter lúdico que
das, el mejor de todos. La factura de caracteriza a las culturas de raigam-
su obra es superior a la de los demás; bre antiguo. Todo aquí es significan-
el tratamiento pianístico comple- te, nada casual, y su lenguaje requie-
jo de sus composiciones denota una re de una comprensión holística que
cultura musical, un talento y conoci- hay que saber aprehender.
miento que van más allá de la simple Hans van den Berg describe la músi-
inspiración. Su tratamiento armóni- ca de los aymaras de manera harto
co, aunque tradicional, es vigoroso. sugerente.
El carácter personal de su manera La música es un elemento impor-
de expresarse, usando el virtuosismo tante, por no decir indispensable, en
como una significación pianística que los ritos agrícolas [de los aimaras].
rebasa la mera función demostrativa, Según hemos visto al hablar de los
lo hacen incomparable; puede consi- ritos de los difuntos y de la lluvia,
derársele un innovador respecto del los tonos que producen los instru-
aprovechamiento de las posibilidades mentos musicales influyen sobre
colorísticas del piano, lo que le permi- los fenómenos naturales y contribu-
te enriquecer el tratamiento novedoso yen así a que el crecimiento de las
de las texturas de su discurso. Sus “20 plantas pueda realizarse de forma
cuecas para piano” editadas (1922) regular.[…] …los músicos sacan los
y otras composiciones menos cono- instrumentos de los lugares donde
cidas son los mejores ejemplos de su los han guardado para empezar los
obra que, sin lugar a dudas, marca un ensayos. Lo más importante es que,
hito indiscutible en nuestra búsqueda como dicen los campesinos, entren
de la identidad musical boliviana y nuevas melodías en los instrumen-
constituye el más bello ejemplo musi- tos, o que, en caso de que vayan a
cal de su época y de su estilo. estrenar instrumentos nuevos, es-
tos reciban las melodías del ‘dueño
10. de la música’. Con este fin, los mú-
sicos se dirigen por la noche a un
Mientras tanto, la mayoría de los in-
dígenas, pobladores originarios del
lugar apartado donde se encuentra
una vertiente o un manantial: “no
163
‘territorio patrio’, seguían oyendo e
cualquier lugar con agua: debe ser
inventando su música de sones an-
un lugar donde el ‘agüita salte’. Es
tiguos, místicos y panteísticos; tan
decir donde se produzca sonido
graves y severos como el paisaje enor-
(Berg, 2005: 125).
me donde ellos vivieron desde siem-
pre. Esa música estaba ahí, lo estuvo Pero por esos años pareciera ser
2EVISTANÞMEROsMAYO

siempre y seguirá estando mientras que nadie escuchaba al otro. Nadie


las culturas vigorosas de los Andes y quería mezclarse. Cada uno con su
de las tierras bajas sigan existiendo música y los demás con ‘su música
pese a todo. a otra parte’.
11. de la altipampa andina vaga el espí-
Universidad Católica Boliviana

ritu de una gran raza milenaria; al


Hacia los años 20 del nuevo siglo evocarla, siente el peregrino lo estu-
las cosas toman un rumbo nuevo pendo del paisaje”.
en la historia de la música en Boli-
via. Compositores de talento y bue- Se sabe de otras composiciones más,
na formación académica irrumpen algunas para piano, canto y otros ins-
en el panorama nacional con nuevas trumentos11. Muchos años viviendo
ideas, con nuevas propuestas. Y aquí en Buenos Aires y ocasionalmente
retomamos aquello de las individua- en España lo alejaron, de alguna ma-
lidades que transmiten los estados nera, del mundo boliviano, y cuando
de ánimo colectivos, porque ahora sí regresó para hacerse cargo de la di-
rección del Conservatorio pocos, al
podemos hablar de estéticas musica-
parecer, lo siguieron.
les representativas. Ya comentamos
el caso de Simeón Roncal. En 1901 nace en Sucre José María
Velasco Maidana, una de las persona-
Eduardo Caba, por ejemplo, fue un
lidades más importantes del panora-
notable músico potosino (1890-
ma musical boliviano de la primera
1953) que debió su formación mu-
mitad del siglo XX. Velasco Maidana
sical a Felipe Boero y E. Melgar, en
fue un personaje fascinante, muy cer-
Buenos Aires, y posteriormente a
cano a la genialidad misma; se ocupó
Joaquín Turina, en España. Una deci-
no sólo de la música sino también
dida afirmación de ‘lo andino’ como
del cine, la pintura, la escenografía
sustrato sonoro es parte fundamental
y hasta la coreografía. Entre los años
de la estética musical de Caba. Do-
diez y ocho al veintitrés estudió mú-
tado de una intuición y perspicacia
sica en la Argentina y, de regreso al
excepcionales, hace uso de sonori-
país, impulsado por su desbordante e
dades sugerentes y termina propo-
ingenioso talento, se dedicó a cuanto
niéndonos un lenguaje de gran origi-
pudo hacer, y siempre con refinado
nalidad que pareciera no querer, tan
gusto. Tan pronto se lo veía dirigien-
fácilmente, ceder en concesiones a la
do películas con su propia produc-
música europea occidental. Era este,
tora cinematográfica o presentando
por lo demás, el tiempo de la apari-
exposiciones de pintura; de pronto
ción del llamado, indigenismo que se
estaba ensayando con su orquesta de
manifestó también en la plástica y en
164 la literatura10.
indios tratando de “entender bien”
esos instrumentos tan antiguos y tan
Lastimosamente, su producción mu- simples; ahora dirigía la radio “Illi-
sical no es muy grande; conocemos, mani” y luego se marchaba de viaje
sobre todo, sus “Seis aires indios de para dirigir conciertos en Buenos Ai-
Bolivia” publicados hacia la década res u otras capitales sudamericanas
de los años cuarenta por la Editorial donde era bien conocido y aprecia-
Ricordi de Buenos Aires, donde, a do. Un boliviano, en fin, que sí hacia
2EVISTANÞMEROsMAYO

manera de epígrafe, él mismo anota uso de una “fuerza instintiva (…) y


sugerentemente: “En la solemnidad el arrojo calenturiento de la fuerza
10. Es la época de Alcides Arguedas en la literatura o Cecilio Guzmán de Rojas en la pintura
11. M. Alandia y J. Parrado citan, además, una “Leyenda quechua”, una versión del “Himno al Sol” y “Ocho motivos folclóricos”.
En “Tinkasos” Revista de Ciencias Sociales (PIEB), No 14, pag. 141, junio 2003.
de la sangre”, pero esta vez para bien momento, era el centro del mundo;
(con el permiso de Medinaceli). luego, había soñado para su música
Lo cierto es que todos sabían que su escenarios fantásticos y mundos so-
imaginación no tenía límites. Entonces noros donde ‘lo andino’ era el ger-
partió para Berlín -corría el año 1938-, men mismo de su propuesta. El valor
y allí, sin mediar mayores trámites, de su obra consiste en haber usado
puso en escena, en calidad de “estreno una concepción estética que encara,
mundial”, su ballet “Amerindia”, una de frente, un carácter nacional. Sus
historia que hablaba de las tradiciones discursos musicales parecieran, en
de una raza tan pura como sorpren- su simpleza, hasta intrascendentes,
dente y que, seguramente, dejó per- pero “el arte no radica por entero en
plejos a los guardianes de “gran raza las novedades caprichosas de la téc-
aria”. Sólo la segunda guerra mundial nica” (Barrenechea, 1963). En efec-
–que se inició al año siguiente– obligó to, nada extraordinario se debe bus-
a Velasco Maidana a retornar a Bolivia; car en ellos; en el fondo usaba con
de lo contrario, sabe Dios qué otras libertad los modelos occidentales
historias estaríamos, hoy día, contan- sin, por ello, convertirse en un epígo-
do de él en Europa. Ya de regreso al no de nadie.
país, en 1943, un día ‘lió sus bártulos’ Sobre su fisonomía, como músico bo-
y se fue de Bolivia para siempre, y na- liviano, decidieron dos aspectos: su
die más supo de él hasta muchos años comprensión poética de lo andino y
después, cuando empezaron a contar- su empeño de grandifacer sus ‘inven-
se y encontrarse las historias y las evi- tos’ musicales con la genialidad que
dencias de su epopeya. caracterizó su obra artística en ge-
Por esos años Jorge Falcón, un escri- neral. Pero aquel día se nos fue para
tor peruano12, decía de él: no volver, dejándonos, apenas, las
En toda esa música, música boli- anécdotas de su agitada ‘experiencia
viana (la de Velasco Maidana), hay a la boliviana’ que, así y todo, marcó
la grandeza de una nacionalidad huellas indelebles en la historia de
madurada en su espacio geográfico. nuestra identidad musical.
Es una grandeza que nada tiene que Era, por lo demás, la época del na-
envidiar a la de otras nacionalidades cionalismo musical latinoamericano
ni a la de otros músicos. Música de que, por aquel entonces, contó en-
un pueblo hecha por un hombre que
siente a su pueblo y entregada a quie-
tre sus principales representantes
al argentino Ginastera, al brasilero
165
nes no se apartan de la tierra para Villa-Lobos, a los Mexicanos Chávez,
residir en las nubes snobistas13 Ponce y Revueltas; a los peruanos T.
En fin, ¿qué había hecho con la Valcarcel, Andrés Sas, Alomía Ro-
‘música boliviana’ este singular per- bles, ni qué decir de los cubanos Rol-
sonaje?: ante todo, la había llevado dán y García Caturla y muchos otros
2EVISTANÞMEROsMAYO

de viaje a Berlín, y eso no era poco, entre colombianos, chilenos y de va-


considerando que Berlín, en ese rios otros países a los que no estamos
12.Jorge Falcón, años después, se casó con la famosa escultora boliviana Marina Nuñez del Prado.
13.Tomado de una transcripción del períodico “El Tiempo”. Bogotá 13 de julio de 1943 12. C.P. fue invitado al Donaues-
chinger Musiktage en 1999. Este Festival anual está considerado como uno de los festivales alemanes de música contempo-
ránea más importantes del mundo.
citando. Se trata de una época en la tenece. De manera que cada individuo
Universidad Católica Boliviana

que empieza a hablarse seriamen- expresa su tradición y sus caracterís-


te de la personalidad musical de los ticas colectivas; pero, a la vez, la tra-
países latinoamericanos cuestionan- dición y las características colectivas
do la educación musical académica se expresan a través de un individuo,
a la medida centroeuropea. Carlos no a través de la colectividad misma.
Chávez, por ejemplo, describe así la Esto sucede así no sólo en el caso de la
situación. música culta, sino también en el de las
llamadas expresiones etnológicas, del
En el campo de la música nuestros
arte folclórico y de otras semejantes
países latinoamericanos han hecho
(Chávez, 1964: 17).
frecuentes esfuerzos para crear un es-
tilo nacional. Los compositores nacio- Hasta este momento no era posible
nalistas han usado material folclórico hablar de esas ‘individualidades’ en
como base para sus composiciones. la música boliviana, lo que no nos
Intentar ser ‘nacional’ parecía una permitía hacer comentarios más cer-
buena manera de lograr ser personal teros con relación a la fisonomía mu-
(Chávez, 1964: 15). sical boliviana, que, por otra parte,
Este nacionalismo musical latino- empezaba recién a percibirse.
americano fue, a la larga, muy con- En esta misma línea de las individua-
trovertido, porque devino en una lidades, otro caso interesante es el
moda donde solían confundirse los de Humberto Viscarra Monje (1898-
elementos de la música regional con 1969), formado seriamente no sólo
los lenguajes totalmente centroeu- en Bolivia sino también en Francia e
ropeos que resultaban totalmente Italia, sobre todo como pianista. Su
ajenos a la esencia misma de la mú- vasta cultura humanística le permitió
sica nativa latinoamericana. Por lo dedicarse también a la poesía, a la crí-
demás, a esa altura, el nacionalismo tica de arte, principalmente musical,
musical europeo ya se había desarro- y a otros temas de cultura en general.
llado ampliamente en la segunda mi- Como compositor de música asume
tad del siglo anterior. Pero éste es un la estética de su tiempo para usar un
tema objeto de otro análisis. discurso entre lo europeo y lo andi-
Lo más importante, en todo caso, es no, vestido de tonalidad e impresio-
que desde esta época ya podemos nismo siempre cercanos a la estética
del romanticismo y haciendo uso,
166 hablar de individualidades en el de-
sarrollo musical boliviano, lo que es indistintamente, de estructuras for-
males simples occidentales europeas
muy importante, habida cuenta de
que se sabe que el arte en general o criollas nacionales, tal cual era, por
y, por supuesto, la música es, esen- lo demás, toda la estética musical la-
cialmente, una expresión individual, tinoamericana de esa época. Su obra
como ya lo dijimos. El individuo, dice musical, publicada en parte, abarca
Chávez un buen número de partituras algu-
2EVISTANÞMEROsMAYO

nas más conocidas que otras14, donde


...está moldeado en cierta forma por la es posible apreciar el refinamiento
nación o grupo sociológico a que per- de un discurso musical de cuidadosa

14.M. Alandia y J. Parrado publican un catálogo importante de sus composiciones. En Tinkasos, Revista de Ciencias Sociales
(PIEB) No 14 pag. 152-153. Junio de 2003. La Paz- Bolivia.
factura. Viscarra Monje fue, sin lugar va York. Hacia 1951 fue Director de
a dudas, un personaje representativo la Orquesta Sinfónica Nacional en La
en la historia de la música boliviana Paz y luego se fue a Los Ángeles, don-
de la primera mitad del siglo XX. de vivió hasta su muerte, en 2005.
Teófilo Vargas (1866-1961) fue un Compuso una impresionante canti-
músico que se dedicó con denuedo dad de obras sinfónicas, de cámara,
a dirigir los coros y, eventualmente, para piano y, sobre todo, música para
las orquestas que él mismo organi- el cine. Lamentablemente en Bolivia
zaba en su ciudad natal, Cochabam- se conoce poco de su música.
ba. Su música se desarrolla entre lo Años más tarde, Gustavo Navarre
criollo popular y lo ‘culto’, por así (1936-2005), un músico paceño, en-
decirlo. Dejó escrita su obra musi- sayó, allá por los años sesenta, pro-
cal en cuatro extensos tomos, lo que puestas musicales retadoras. Fue
permite una observación más certe- profesor y director del Conservatorio
ra de su obra, que, por cierto, entre Nacional de Música durante muchos
su transitar entre lo culto y lo po- años. Dueño de una sólida formación
pular pretende, de pronto, hacer uso musical (estudió en el Conservatorio
de formas incásicas, como el yaraví, Nacional en La Paz y luego en Pa-
formas criollas, como el zapateado, rís con el famoso Henri Ditilleux) y
el pasacalle y las cuecas y bailecitos; con una sincera vocación de ‘hacer
de pronto incursiona en la música sa- Bolivia’, compuso música de elegan-
cra y también en formas líricas que te factura, con estructuras formales
él llama ‘melodramas’. Acerca de la bien elaboradas –por cierto mucho
estética musical de Vargas hay poco más importantes que las usadas por
que decir, él sigue, más o menos, la los compositores bolivianos anterio-
misma idea de los compositores de res– que, haciendo gala de una so-
su tiempo: esa denodada búsqueda noridad cuidadosamente concebida,
de crear un arte ‘nacional’ buscando logran momentos de gran belleza.
raíces en la música prehispánica o en En su estética musical se aventuró a
evocaciones de la canción popular seguir modelos europeos neorro-
o folclórica. mánticos, sin pretender por
Jaime Mendoza Nava ello substraerse a la pre-
(1925-2005), fue otro sencia inevitable de la
compositor y pianista sonoridad andina de to-
boliviano que estudió
música en Europa y
das maneras presente
en su música, aunque
167
Estados Unidos de siempre dentro de un
Norteamérica con re- rigor tonal y estruc-
nombrados músicos de tural que quisiera ca-
alta talla profesional: Na- racterizar un lenguaje
dia Boulanger, Alfred Cor- propio, muy personal. Su
obra incluye una sinfonía
2EVISTANÞMEROsMAYO

tot, Joseph Raieff. Frecuentó


instituciones de renombre, para orquesta, un cuarteto para
desde la Universidad de la cuerdas, sonatas para piano y
Sorbonne de París hasta para violín y piano, cancio-
el Julliard School de Nue- nes para piano y solista y
otras más que lastimosamente no se identidad musical contemporánea.
Universidad Católica Boliviana

conocen porque él decidió, más tem- Florencio Pozadas murió trágicamen-


prano que tarde, alejarse de la vida te en un accidente en 1969, dejando
musical activa, interrumpiendo así un vacío que nunca sabremos como
una carrera musical que tenía mucho lo hubiera llenado él mismo.
más que dar a nuestra cultura musi- Villalpando, entonces, terminó sien-
cal en el siglo XX. do el depositario principal de los
resultados de esta aventura de ‘po-
12. tosinos en Buenos Aires’ y su labor
de transmisor de la experiencia -se
Cuenta Alberto Villalpando que allá
lo ha dicho y repetido- marcó el mo-
por los años cincuenta del pasado
mento de ruptura más importante en
siglo XX, Marvin Sandi viajó de Po-
la música boliviana del novecientos.
tosí a Buenos Aires “como abriendo
Quien conozca a Villalpando habrá
brecha” (Villalpando, 2002a:54) y
observado las peculiaridades de su
dos años más tarde partieron tam-
carácter de hombre sereno, culto y
bién Florencio Pozadas y el propio
presumiblemente reservado en la
Villalpando. Este hecho pasa de ser
interioridad de su espíritu creador,
anecdótico, porque entre las idas
preocupado, más bien, por el pro-
y venidas de esos tres potosinos se
blema de organizar los sonidos que
gestaba lo que vendría a ser, años
percibe en ‘su’ mundo andino, que él
más tarde, el panorama principal de
describe como “un silencio ominoso,
la música boliviana de la segunda
acentuado –más bien limitado– por
mitad del siglo: la música contem-
el viento... (Villalpando, 2002b:124).
poránea de Bolivia15.
Nacido en 1940, estudió primero con
Villalpando recuerda también que
Santiago Velásquez y el Padre Díaz
Marvin Sandi, ‘el precursor’
Gainza, en Potosí, para luego hacerlo
…era de carácter sanguíneo, propen- en Buenos Aires con otros más famo-
so a la ira y despreciaba profunda- sos, como Ginastera, Malipiero, Ma-
mente la improvisación. El mundo del derna, Copland y Messiaen, entre los
arte y de la cultura debía ser serio en más destacados.
extremo (...] Trabajador, apasionado
De regreso a Bolivia, en 1965, empe-
amante de Bolivia y, de vez en cuando,
zó trabajando en Cochabamba para
168 desproporcionadamente sentimental...
(Villalpando, 2002a: 55).
el Instituto Laredo y posteriormente
para el Instituto Cinematográfico Bo-
Años más tarde Sandi se dedicó casi liviano, en La Paz. Luego de haber es-
completamente a la filosofía dejando trenado varias obras en Buenos Aires
una breve pero importante obra mu- y compuesto otras tantas a su regreso
sical que es, en verdad, poco conoci- a Bolivia, tras el fiasco de la imposi-
da, mas no por ello menos importan- bilidad técnica de poder tocarse su
2EVISTANÞMEROsMAYO

te; su protagonismo en la historia de primer cuarteto de cuerdas, ganador


la música boliviana es de capital im- del concurso “Luzmila Patiño”, se
portancia en la búsqueda de nuestra escucha por primera vez su música
15.A estos potosinos en la Argentina, les siguió, años más tarde, Atiliano Auza León, de Sucre, pero años antes también habían
estado allí Eduardo Caba (1890-1953), José Lavadenz (1883-1967) y, entre los músicos intérpretes, Antonio Montes Calde-
rón, Graciela Rodó, Carlos Laredo y Walter Ponce. Un joven compositor actual, Gastón Arce, también estudió allí.
en las películas “Aysa” y, sobre todo, dad musical boliviana que tratamos
“Ukamau”. También se estrena en La de estudiar? Él afirma que
Paz y con la Orquesta Sinfónica su La desolación puede, musical-
“Concertino Semplice per flauto ed mente, ser un sinónimo de silen-
orquestra da Camera”. cio, y este silencio musical nos
A partir de aquí lo que sucede en parece la contaminación de una
esta historia de la música boliviana música remota e infinita, de una
es tan sorprendente como impor- música siempre presente, allí don-
tante. Villalpando, aun sintiéndo- de no es concebible la desolación...
se “demasiado solo” (Villalpando, (Villalpando, 2002b:124).
2002a:59), consigue imponer su Así es como él pareciera entender
lenguaje contemporáneo por lo me- los “aires indios” en su esencia mis-
nos entre la ‘elite’ ilustrada de los ma: asignándole al viento un atri-
músicos bolivianos y extranjeros buto inmanente, capaz de vencer al
que en ese momento actuaban en la silencio en la música andina del al-
vida nacional; por lo demás, en uno tiplano, para llevarlo después a los
de los momentos más importantes valles y convertirlo en brisa portado-
que se vivieron en Bolivia, musical- ra de nostalgias. Una mezcla, en fin,
mente hablando, allá por los años de una sensibilidad exacerbada por
sesenta y setenta16. la urgencia apasionada de encontrar
En este momento de auge musical sonoridades nuevas, propias: boli-
juega un papel importante el trabajo vianas, pero a partir de un lenguaje
administrativo y, sobre todo, peda- universal que no se queda anclado en
gógico de Villalpando, quien, desde lo folclórico. Una intuición vital, se
el Ministerio de Cultura primero, y diría, para tomar consciencia de su
después desde el Conservatorio de individualidad y relacionarse así con
Música y la Universidad Católica Bo- los otros, con los otros del mundo,
liviana, propone un planteamiento pero a partir de su propia tradición
estético musical de vanguardia y, so- cultural, de su propio sello de iden-
bre todo, acorde a cuanto en música tidad y, sobre todo, hablándole al
se estaba haciendo en el mundo. Por mundo desde Bolivia.
eso yo mismo he afirmado que, lejos Atiliano Auza León, nacido en Tarija,
o cerca de él, todos los músicos boli- que también estudió en el Instituto
vianos, a partir de la segunda mitad
del novecientos, algo tenemos que
Di Tella de Buenos Aires, propone en
su obra, por cierto numerosa, un len-
169
ver con Villalpando. guaje donde se percibe fuertemente
Ahora bien, la estética musical de ‘lo nacional’ en estructuras y, sobre
Villalpando se funda en su preocupa- todo, en sonoridades contemporá-
ción de entender el ‘mundo sonoro neas, muy bien trabajadas por cier-
de Bolivia’ confrontado con “…una to, aunque más cercanas a un tardío
2EVISTANÞMEROsMAYO

respuesta musical, ya como un arte postromanticismo e incluso a un im-


elaborado, del pueblo boliviano” (Vi- presionismo más bien de influencia
llalpando, 2002b:127). ¿Qué es ese centroeuropea. El importante catá-
arte elaborado? ¿Será la personali- logo de sus obras incluye, entre mu-
16.En los años sesenta se organizó el Ministerio de Cultura y el auge de la música fue notable.
chas otras, un concierto para violín Cergio Prudencio se define como un
Universidad Católica Boliviana

y orquesta y varias composiciones músico empeñado en:


para coro, piano, canto, piano y vio- …hacer música para Bolivia ante la
lín, instrumento del cual él mismo necesidad de encontrar una identidad
es un buen ejecutante, y una ópera: y una función como músicos en nues-
“Incallajta” obra con la cual resulta tro propio contexto histórico. Ante
siendo un precursor de este género la necesidad de no emigrar. Ante la
en Bolivia, habida cuenta de que no necesidad de decir, de no callar, aun-
se conocen intentos anteriores al que fuera inventando un lenguaje…
respecto. Se ha hablado de una ópera (Aharonian,2002:106).
que hubiera escrito Adolfo Ballivián
pero nunca se han visto partituras de Una declaración de principios, se di-
ella. También se habló de una ópera ría, una manera de entender la músi-
de José María Velasco Maidana, tam- ca boliviana con los ojos de un com-
bién desconocida. La demás expe- positor joven en las postrimerías de
riencias de música lírica escénica se un siglo convulso y despiadado. Pru-
refieren a las zarzuelas de las se tiene dencio, como no puede ser de otra
noticia que hubieran sido escritas el manera, es el resultado de un largo
siglo XIX por varios autores, aunque proceso al cual nos hemos venido re-
tampoco se conocen las partituras, o firiendo a lo largo de estas historias,
los ‘melodramas’ de Teófilo Vargas a todas las cuales, de una u otra forma,
los que ya hicimos referencia. convergen en las maneras que él tiene
de ver las cosas. Afirma, sin ambages,
que la música en nuestro continente
13. americano es “…un arma de defen-
En la década de los años setenta, la sa cada vez más contundente en su
Universidad Católica Boliviana, en función histórica […] un estado per-
La Paz, ensayó una experiencia pe- manente de producción en confron-
dagógica para formar músicos a nivel tación” (Aharonian,2002:106-107).
académico: el Taller de Música de la En fin, él asume para sí un reto que,
U.C.B. (1974-1978). Algunos de los al expresarlo en palabras parecería in-
músicos que de allí egresaron empe- cluso un discurso, cuando en realidad
zaron a hablar de imaginarios nuevos, no es sino la manera que Prudencio
de reencarnaciones y encuentros; de tiene para explicar una postura estéti-
ilusiones retadoras, pero, al final, de
170 todos ellos sólo quedó Cergio Pru-
dencio hablando y practicando estos
ca definitivamente muy personal, que
se expresa mejor cuando dice:
Es que aquí (en Bolivia) la música
retos, estos imaginarios; y para mejor
es un ánima vital que transita por
hacerlo ‘inventó’ y dio vida a su Or-
los tiempos. Como las montañas,
questa Experimental de Instrumentos
como la hoja de coca o la lluvia,
Nativos. Los demás emigraron al
como todo, la música en este
extranjero o se quedaron
2EVISTANÞMEROsMAYO

mágico ámbito del alti-


en Bolivia sin enfren-
plano andino es un ser
tarse, significativa-
viviente nacido de las
mente, a los ideales
invocaciones huma-
‘inventados’ en el
nas a la naturaleza
Taller de Música.
(Prudencio, 2002:24).
Para él lo andino necesitaba ser me- trabajo detrás de todo esto. Hay una
jor estudiado, mejor entendido en propuesta que no admite concesio-
la puridad de su esencia, y por eso nes, porque está fundada en constata-
empezó por ‘buscar’, comprendiendo ciones de evidencias antiguas; de un
que, para su trabajo, “investigar no mundo que no miente, de una actitud
es un fin sino un medio comprometida de manera abierta y
(…) En ese acercamiento (dice él) fui deliberada con la esencia misma de lo
haciendo consciencia de la importan- andino; elaborada de tal manera que
cia que tenía para ese mismo propósito trasciende lo exótico y no admite con-
creativo el desentrañar y entender los cesiones de ninguna naturaleza, con
conceptos (nociones) estructurales y lo cual es música que sabe expresar
culturales de la música en la mentali- una autonomía autosuficiente, sus-
dad de los propios músicos aymaras. tentada en un verdadero y auténtico
(Aharonian,2002:107). amor a la más genuina tradición mo-
ral del mundo andino, en su relación
De aquí en más el trabajo de Cer- primigenia con la naturaleza, para en-
gio Prudencio resulta ser una de las tender la condición humana.
aventuras más lindas en esta búsque-
da de identidad musical nacional; no
ha terminado, es cierto, sigue, y sigue 14.
en medio de incomprensiones y has- Hasta aquí, queda claro, nos hemos
ta críticas mordaces; mientras tanto, centrado, sobre todo, en la música
y como siguiendo los pasos convulsos culta o académica, como suele llamár-
de Velasco Maidana, también se ha sela19, y, particularmente, en la obra
permitido llevarse a pasear la ‘músi- de Roncal, Caba, Velasco Maidana,
ca boliviana’ a Alemania, esta vez a Viscarra, Navarre, Villalpando, Pru-
Donaueschingen17, dejando otra vez dencio y algunos otros, aunque muy
perplejos a los alemanes18. En 2009 al paso. Pero han habido y hay otros
Prudencio ha recibido la beca “Gu- músicos destacados que se dedican
ggenheim”, el Festival de Música en también a esta música culta bolivia-
Innsbruck (Austria) le ha encargado na contemporánea. Sólo para citar-
una obra para orquesta sinfónica y los, nos referimos a Nicolás Suárez,
está nuevamente invitado con su Or- Franz Terceros, Willy Pozadas y Juan
questa de Instrumentos Nativos para Antonio Maldonado, Javier Parrado,
participar en el citado festival de Juan Siles, Mariana Alandia, Oldrich
Innsbruck en 2011. Halas, Gastón Arce, Roberto Willams,
Gastón Arce y otros más cuya estética
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Sin embargo, la labor de Prudencio no
parece ser sencilla, porque en la esté- vale la pena estudiar con pertinencia.
tica que él se plantea no se trata de A ellos nos referiremos en la segunda
imitar ni de copiar, y mucho menos parte de este ensayo, donde también
de imposturas baratas. Hay un largo tenemos que hablar de los composi-
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17.C.P. fue invitado al Donaueschinger Musiktage en 1999. Este Festival anual está considerado como uno de los festivales
alemanes de música contemporánea más importantes del mundo.
18.Antes de su viaje a Alemania, C.P. había llevado su orquesta y su idea a Suiza, a Australia y a la Argentina.
19. “El concepto “música superior” se refiere a la altura del pensamiento, a la hondura del sentimiento y a la maestría de la téc-
nica; alude principalmente a las grandes formas (…). La expresión “música culta” se relaciona con el esfuerzo de los estudios
e indica también una jerarquía elevada con el énfasis en la tecnica”. Carlos Vega Revista musical chilena. v.51 n.188 Santia-
go jul. 1997 “Mesomúsica: un ensayo sobre la música de todos”.
tores de la ‘diáspora’, de los que por poco, dejar de referirnos a la música
Universidad Católica Boliviana

una u otra razón viven fuera del país; folclórica y popular que, por supues-
algo ya dijimos acerca de Mendoza to, también se practica en Bolivia,
Nava, pero hace falta referirnos a quien sabe con mucho más éxito y
Hugo Patiño, Agustín Fernández, Ed- aceptación general y seguramente
gar Alandia, Jorge Ibáñez, José Luis con un sello de identidad más evi-
Prudencio y otros. Porque, como dente que en el caso de la ‘música
también anotaba Medinaceli, citando culta’, por lo menos hablando a pri-
a Amiel,20 “El paisaje es un estado del mera vista. Pero éste es un tema que
alma. La belleza no está en el dintor- merece consideraciones particulares
no. Está en el hombre”. más extensas a las que, igualmente,
Y si pretendemos hablar de perso- nos referiremos en la ya anunciada
nalidad musical, no podremos, tam- segunda parte del ensayo.

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20.Se refiere al filósofo y moralista suizo Henri Amiel (1821-1881)


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