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Por otro lado, en países de América como Argentina, el reconocimiento y las labores de certificación
y evaluación universitaria, se establecen en estricto rigor por la Ley n° 24.521 y son derogados por
el Ministerio de Educación a un único organismo de certificación comprendido como la Comisión
Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU) en conjunto con un Consejo de
Universidades (BCN, 2013).
En Chile, otro país de latino América, está en vigencia la ley n°20.370, conocida como la Ley General
de Educación (LGE), en ella se establecen todas las características que definen, organizan,
estructuran y delimitan el currículo educacional chileno. Paralelamente, se encuentra en
funcionamiento la Ley n°20.129, que estipula un Aseguramiento en la Calidad de Educación
Superior. Esta última ley asegura, con carácter de obligatoriedad, la calidad de la educación y el
principal gestor debe ser el estado a través del Ministerio de Educación (MINEDUC) y en
concordancia con un trabajo realizado por el Consejo Nacional de Educación (CNED) y la Comisión
Nacional de Acreditación (CNA) para la regulación de la acreditación a través de una autoevaluación
interna, una evaluación externa, el pronunciamiento de una comisión, el cumplimiento de sus
normas, condiciones y el estado de sus procesos (Cancino & Schmal, 2014).
En concordancia con lo estipulado anteriormente, se utilizará el término de acreditación como un
asunto meramente del gobierno, llevado a cabo como un proceso de evaluación y revisión
encargado por las mismas agencias gubernamentales y con respaldo legal, que permite el
reconocimiento y certificación de los planes, programas e instituciones ofrecidas para la formación
de profesionales.
Cabe destacar que a pesar de que en Chile esté presente el aseguramiento de una educación de
calidad, las normativas vigentes señalan que ceñirse a los procesos de acreditación es un acto
meramente voluntario, exceptuando exclusivamente a las carreras de educación y medicina.
Expuesto de otra manera, las instituciones de educación superior no se encuentran en la
obligatoriedad de cumplir con los estándares estipulados por una evaluación de acreditación, sin
embargo, sí deben cumplir con diferentes condiciones, normas y requisitos para asegurar su calidad.
Este tipo de situaciones presente en diferentes países plantea una de las primeras polémicas
respecto al centralismo en la acreditación y su obtención, y no en el mejoramiento de la verdadera
calidad institucional.
Sin duda alguna, estos son comportamientos que se deben evitar, pues la formación de
profesionales y el grado de importancia crítico que representa la educación superior son aspectos
fuertemente relacionados con el desarrollo del país.
Puesto que los contextos sociohistóricos son desarrollados de manera similar tanto en Argentina
como en Chile, es posible comparar algunos aspectos a la luz de su desarrollo, evolución, evaluación
y acreditación universitaria.
En primera instancia, cabe notar que los organismos e instituciones encargados del aseguramiento
de la calidad y la posterior acreditación universitaria de ambos países son muy diferentes, sin
embargo, apelan a los mismos principios, buscando generar y mantener una cultura evaluativa
fuertemente vinculada e impulsada por los países de La Organización de las Naciones Unidas para
la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en sus proyectos de carácter educacional.
Para ambos países, los principales avances en materia de confección de criterios para la acreditación
y aseguramiento de la calidad y su evaluación se presentan sólo durante los últimos 20 años, y
parten imitando un modelo muy similar al Norte Americano y Europeo sin considerar diversos
factores propios de la realidad social. Chile y Argentina ponen en práctica los modelos con mayor
antigüedad en Latinoamérica, éstos son el modelo de acreditación de Brasil y México, con el objetivo
de no tener una disparidad en los niveles de calidad Latinoamericana. Una vez que es puesta en
marcha el funcionamiento masivo de dichos modelos y considerando experiencias de prueba
pasadas, se da hincapié al control del yacimiento excesivo de nuevas instituciones que exige la alta
demanda de la población.
A inicios del Siglo XXI, tanto en Argentina como en Chile, son certificadas y puestas en
funcionamiento decenas de instituciones superiores, sobre todo del sector privado, que deben
cumplir con las normativas vigentes y los modelos adoptados. Expuesto por Fernandez (2004) en la
revista Iberoamericana,
Por otro lado, tanto Argentina, Chile y España, mantienen un funcionamiento institucional
universitario de características similares, sin embargo, es España en primera instancia quien imparte
por primera vez prestaciones de servicios universitarios sujetos a una moderación y autorización
administrativa, exigiendo un consentimiento y cumplimiento declarativo, para efectos de la
inspección y control de calidad y para su aseguramiento. Argentina y Chile también adoptan este
tipo de funcionamiento con el objetivo de llevar a cabo una transición en materia tipológica de
educación que abandone el sistema tradicional buscando la consolidación global.
Todas ellas tienen por labor concretar y articular características inherentes a cada sistema, en
promoción del análisis y la reflexión, ahondando en la elaboración de estudios comparativos.
Gracias a esto, el surgimiento de nuevas estrategias de cooperación interuniversitaria e
interuniversitaria entre los países abarca visiones ampliamente elaboradas, pero en consonancia
con un objetivo de aseguramiento y mejoramiento.
Entre los tantos proyectos que actualmente son ejecutados existen algunos de gran impacto para el
sistema de educación superior. Por ejemplo, el Proyecto de Intercambio y Movilidad Académica
(PIMA) promovido por la Comisión Europea (CE), adquiere gran relevancia social durante el último
período, ya que es presentado como una herramienta de movilidad intercultural que permite
intercambiar y acoger estudiantes de todo Latinoamérica y de algunas localidades de Europa, con
fuerte presencia en España. Programas como este, o como el programa Sócrates-Erasmus, han
demostrado ser estrategias altamente eficientes para promover la convergencia de los sistemas de
educación superior, así como la articulación entre las instituciones universitarias.
Gracias a este tipo de proyectos, algunas agencias e instituciones locales, en función de sus intereses
académicos, actúan para desarrollar procesos de evaluación y acreditación internacional fuera de
sus países de origen, incorporando componentes internacionales y en base a la coordinación de
estándares y criterios comunes, tanto en forma bilateral como específica. Así, a modo de ejemplo
Sin ir mas lejos, hoy la presencia de instituciones acreditadas internacionalmente es muy extensa a
lo largo de todo el mundo, y por ende se escapa a la dimensión de este ensayo su posibilidad de
registración. Este florecimiento internacional se debe en gran medida a que los marcos legales de
los países de Latinoamérica no están restringidos en su la totalidad a la posibilidad de optar por
acreditaciones internacionales. Es por este motivo que se puede afirmar que en tanto los sistemas
de acreditación sean voluntarios, habrá un espacio potencial de acreditación internacional.
BIBLIOGRAFÍA