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Importancia del lenguaje corporal y gestual

El ser humano tiene una capacidad de comunicar constante porque incluso cuando no pronuncias
palabras, transmites algo a los demás a través de tu presencia corporal, tu aspecto físico, tus
rasgos faciales, tu modo de vestir, tu postura… El lenguaje corporal tiene más impacto todavía en
el receptor que las palabras porque una imagen tiene mucho poder y a través del sentido de la
vista, una persona capta mucha información de otra en un solo golpe visual.

El lenguaje corporal muestra la capacidad gestual de un ser humano. Dentro de las diferentes
partes del cuerpo, conviene destacar que el rostro tiene una gran capacidad expresiva porque la
mirada y la sonrisa tienen mucho poder. Tener control sobre tu comunicación corporal te ayuda a
ser consciente del mensaje que transmites en situaciones cotidianas como una entrevista de
trabajo, una primera cita amorosa, una discusión de pareja…

Si aquello que expresas a través del cuerpo contradice aquello que dices de palabra, entonces,
transmites un mensaje confuso al destinatario. Por ejemplo, si a pesar de que una persona tenga
un excelente currículm acude a una entrevista de trabajo con un look descuidado y llega
impuntual a la cita, entonces, transmite falta de interés hacia ese empleo. Poner atención a los
detalles es importante para comunicar mejor. Por ejemplo, un bostezo puede ser un síntoma de
aburrimiento, sin embargo, también puede significar sensación de hambre o que la persona tiene
sueño porque no ha dormido en toda la noche. Poner las cosas en su contexto es importante para
no sacar deducciones precipitadas a partir de determinados gestos.

Orientación corporal
La orientación del cuerpo se define como el grado de desviación de las piernas y los hombros con
respecto a la otra persona . Hablar cara a cara, con los cuerpos frente a frente, es señal de
intimidad, o de no querer ser interrumpidos.

La orientación frontal, pero ligeramente modificada hacia el lado, facilita la interrupción


intermitente del contacto ocular. Si la orientación del cuerpo se desvía bastante, puede ser señal
de frialdad, y de falta de interés en mantener la conversación. Sin embargo, en un contexto como
una fiesta, o una reunión, el hecho de que dos personas se coloquen formando un ángulo de más
de noventa grados, es señal de invitación a otras personas para que se incorporen a la
conversación.

Postura
Las congruentes: Expresan acuerdo. Un ejemplo es que en el caso que se junten dos personas,
ambos se sienten de la misma manera, pierna derecha cruzada sobre la izquierda, manos
entrelazadas detrás de la cabeza o en espejo.

Las no congruentes: Expresan desacuerdo o distancias psicológicas. Adoptan posiciones


completamente distintas. Por ejemplo, si uno cruza los brazos el otro pondrá sus manos en la
cintura, si uno cruza las piernas y se hecha hacia atrás el otro las mantiene abiertas con el cuerpo
hacia delante.
Cuando las personas se ven forzadas a sentarse juntas (sala de espera, transporte público, etc)
inconcientemente despliegan sus brazos y piernas como barreras.

La postura no es solamente la clave del carácter, sino una expresión de la actitud, indica
claramente los sentimientos de un individuo con respecto a las personas que lo rodean.

Apariencia
El tamaño y forma de nuestros cuerpos y nuestro modo particular de vestir, incide notoriamente
sobre la forma en que nos perciben los demás y sobre el grado de atención que nos prestan.
Aunque no lo parezca, sobre todo en el caso del aspecto físico, podemos ejercer control sobre
ellos.

Los demás pueden hacerse una idea bastante amplia de nosotros, basándose simplemente en la
elección que hacemos de nuestras prendas de vestir, dentro de la enorme variedad existente.
Incluso las cosas que nos ponemos casual y apresuradamente proporcionan muchísima
información respecto a nosotros. Las ropas suelen reflejar nuestra edad, sexo, clase o posición
social, profesión, ingresos, e incluso pueden proporcionar indicios sobre nuestra personalidad. Por
ejemplo, Los introvertidos suelen elegir colores suaves y apagados, mientras que los extrovertidos
prefieren los colores vivos y contrastantes.

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