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2 © Mouronval Morales, Pierre Marie

ANTO ROSARIO

UN COMPENDIO
DE
REZO, CONTEMPLACIÓN, MEDITACIÓN
Y
DEVOCIÓN MARIANA

Pierre Marie Mouronval Morales

3 © Mouronval Morales, Pierre Marie


Título: SANTO ROSARIO: UN COMPENDIO DE REZO, CONTEMPLACIÓN, MEDITACIÓN Y
DEVOCIÓN MARIANA.

© Mouronval Morales, Pierre Marie


© Santo Rosario: un compendio de rezo, contemplación, meditación y devoción mariana.

ISBN papel: 978-84-686-8129-0

Impreso en España / Printed in Spain


Editado por Bubok Publishing S.L
1.ª edición, anno Domini 2016

Diseño de cubierta: Pierre Marie Mouronval Morales

Esta obra ha sido publicada por BUBOK PUBLISHING, S.L. para su distribución y puesta a disposición
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Esta obra prescinde del guión como signo de división de palabras a final de línea. Es necesario que un
libro sea generoso y expansivo con el ojo lector.

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ÍNDICE

¿QUÉ ES EL SANTO ROSARIO?...................................................................................................................7


¿PARA QUÉ SE REZA EL SANTO ROSARIO?...............................................................................7
¿CÓMO DEBE SER EL SANTO ROSARIO?......................................................................................7
¿QUÉ ES LA CRUZ PARA EL SANTO ROSARIO?.....................................................................8
¿DÓNDE SE REZA EL SANTO ROSARIO?......................................................................................9
¿EN QUÉ POSTURA CONVIENE REZARLO?..............................................................................9
¿CÓMO DEBEMOS CONTEMPLAR Y MEDITAR EL SANTO ROSARIO?.....9
¿CÓMO ES EL ESQUEMA VISUAL DEL SANTO ROSARIO?....................................10
¿CÓMO SE REZA ORDENADAMENTE EL SANTO ROSARIO?...........................11
ORACIONES DEL SANTO ROSARIO.................................................................................................13
MISTERIOS GOZOSOS........................................................................................................................................16
- PRIMER MISTERIO: ANUNCIACIÓN.................................................................................16
- SEGUNDO MISTERIO: VISITACIÓN..................................................................................20
- TERCER MISTERIO: NACIMIENTO.....................................................................................22
- CUARTO MISTERIO: PRESENTACIÓN............................................................................24
- QUINTO MISTERIO: PÉRDIDA Y HALLAZGO......................................................26
MISTERIOS LUMINOSOS.................................................................................................................................28
- PRIMER MISTERIO: BAUTISMO..............................................................................................28
- SEGUNDO MISTERIO: REVELACIÓN..............................................................................31
- TERCER MISTERIO: ANUNCIO DEL REINO DE DIOS................................33
- CUARTO MISTERIO: TRANSFIGURACIÓN................................................................35
- QUINTO MISTERIO: EUCARISTÍA.......................................................................................37
MISTERIOS DOLOROSOS...............................................................................................................................39
- PRIMER MISTERIO: AGONÍA EN EL HUERTO....................................................39
- SEGUNDO MISTERIO: FLAGELACIÓN..........................................................................41
- TERCER MISTERIO: INSULTOS Y CORONACIÓN............................................43
- CUARTO MISTERIO: CRUZ A CUESTAS........................................................................45
- QUINTO MISTERIO: CRUCIFIXIÓN Y MUERTE.................................................47
MISTERIOS GLORIOSOS..................................................................................................................................50
- PRIMER MISTERIO: RESURRECCIÓN..............................................................................50
- SEGUNDO MISTERIO: ASCENSIÓN AL CIELO....................................................53
- TERCER MISTERIO: VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO..................................55
- CUARTO MISTERIO: ASUNCIÓN DE LA VIRGEN.............................................58
- QUINTO MISTERIO: CORONACIÓN DE LA VIRGEN..................................60

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¿QUÉ ES EL SANTO ROSARIO?
l Santo Rosario, cristocéntrico, es un instrumento que transmite espiritualidad
......mariana. Es un compendio del Evangelio, y gracias a la contemplación y
...meditación de sus Misterios progresamos en el conocimiento de Jesucristo. Al
...contemplar la vida del Hijo de Dios con el Santo Rosario, sacamos el sustento
..para la fe y el estímulo para vivir como creyentes y como devotos cristianos
católicos.
Desde la Edad Media no ha parado de crecer el número de personas que rezamos
el Santo Rosario. La experiencia mística de su rezo se ha implantado en hogares, iglesias,
monasterios, santuarios, casas de retiro y demás lugares que se prestan al recogimiento
espiritual.
El Santo Rosario nos ilumina la figura y la misión salvífica de la Santísima Virgen
María. Y la devoción mariana por el Santo Rosario nos conecta directamente con la
voluntad de Jesucristo.

¿PARA QUÉ SE REZA EL SANTO ROSARIO?


través del Santo Rosario suplicamos, de una manera intensa y continuada,
a la Santísima Virgen María para que interceda por nosotros en cada
momento de nuestra vida cotidiana. La invocamos para que las necesidades
propias y ajenas sean cubiertas con dignidad. Es una invocación de caridad
cristiana. Del mismo modo, invocamos universalmente por todas las causas
justas de una manera más concreta. Y, especialmente, la invocamos por la Santa
Madre Iglesia, que siempre ha actuado como protectora, promotora y benefactora del
Santo Rosario.
Al invocar a la Santísima Virgen María, mientras rezamos el Santo Rosario,
también comprendemos a Jesucristo desde su Madre, recordamos la presencia eterna de
Nuestro Señor Salvador, recorremos el camino evangélico de la Madre y su Hijo, y
anunciamos y rogamos a Jesucristo con la Santísima Virgen María. Así es como
obtenemos de Ella sus innumerables gracias.

¿CÓMO DEBE SER EL SANTO ROSARIO?

l Santo Rosario, como instrumento, se adapta perfectamente a cada devoto. El


orden y la posición de sus cuentas están correctamente estructuradas. Y nos
debe ser indiferente las dimensiones, el peso y el color del mismo. Es un
instrumento ordenado y generoso en su aspecto físico, porque lo realmente
importante es que nos sintamos cómodos con nuestro propio y personal Santo
Rosario entrelazado en nuestras manos. Manteniendo estrictamente el número
exacto de sus cuentas y su Cruz como parte esencial, cualquier devoto podría fabricarse
su propio Santo Rosario.

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Este sagrado instrumento no funciona en manos de individuos incrédulos o
infieles. Necesita al devoto, a la persona capacitada para interpretar cada una de sus
cuentas. Porque solo sabiendo rezar y meditar el Santo Rosario se puede comprender y
descifrar su mensaje evangélico. En su conjunto, hay que verlo, contemplarlo, sentirlo,
percibirlo, discernirlo, creerlo y amarlo. Insistiendo, el Santo Rosario no hace nada por sí
solo: necesita las manos piadosas del devoto, quien utilizándolo encuentra la Luz de una
manera sencilla y cotidiana.
El verdadero devoto comprende la auténtica piedad mariana a través del Santo
Rosario: cada cuenta permite al cristiano renacer a la vida de gracia como hijo de la
Santísima Virgen María; cada cuenta irradia al cristiano los efectos que el Espíritu Santo
tuvo y tiene sobre la Madre de Dios; y cada cuenta posibilita contemplar la viva imagen de
la Iglesia a través de la eterna presencia de Nuestra Señora Santísima.

¿QUÉ ES LA CRUZ PARA EL SANTO ROSARIO?

a Cruz es el Misterio central del Santo Rosario. Porque nos salva. La Cruz es
un elemento fundamental en el cristianismo, una pieza estimada por el
Padre, y aceptada libremente por el Hijo. Su contemplación ayuda a liberarnos
de nuestros pecados: es un medio de Salvación. Su dimensión vertical une al
Hijo con los designios salvíficos del Padre, y su dimensión horizontal abraza al
género humano para salvarnos. Así, en la Cruz se inscriben victoriosos el Amor, la Luz y
la Vida. Nos consuela, ayudándonos a expiar nuestras culpas, nos rescata de caer en
pecado mortal.
La Cruz, porque su imagen es Jesucristo crucificado, es un verdadero
conocimiento de Dios en su Hijo Predilecto.
A partir de una profundización crítica mariana, la Cruz como el eje principal del
Santo Rosario, como el faro guía que abre y cierra el mismo proceso de la oración, tiene
propiedades salvíficas para el devoto que reza y medita cada Misterio. Luego estamos
llamados por Dios a seguir el ejemplo de Jesucristo con la Santísima Virgen María, quien a
lo largo del Santo Rosario nos orienta hacia la Paz.
Dicha Cruz no es un mero adorno, sino una pieza física, real y palpable que
representa la doctrina de Jesucristo. El devoto, el fervoroso creyente, se hace a sí mismo a
través de la constante contemplación de la Cruz.
Afortunadamente, la Cruz nos señala como cristianos, es nuestra gloriosa señal,
nuestra liberación ahora y siempre por los siglos de los siglos. Es el signo revelador del
amor filial de Dios Padre con su Hijo y con el género humano.
En nuestra vida diaria, es una bendición rezar el Santo Rosario, porque la
perseverante contemplación de la Cruz es una vía irrenunciable para la santidad cristiana.
Es necesario meditar la Cruz por su eficacia salvificadora, la misma que caracteriza al
Santo Rosario en su conjunto oracional, ambos sacrosantos instrumentos de santificación.
En definitiva, el Santo Rosario no es un fin, sino un medio para el devoto. El
Santo Rosario es un amplificador mecánico de nuestra propia espiritualidad.

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¿DÓNDE SE REZA EL SANTO ROSARIO?
ierto es que podemos rezar el Santo Rosario en cualquier parte, pero cualquier
sitio no es idóneo para la oración. Es necesario hacerlo en un lugar donde
uno pueda sentirse muy cobijado por la Santísima Virgen María y el Espíritu
Santo: un rincón de oración en el propio hogar, una catedral, una iglesia, una
capilla, un santuario, una ermita... Debe ser ese lugar donde nos encontremos
verdaderamente motivados para rezar.
Y una temperatura agradable, un ambiente silencioso y una iluminación que invite
al recogimiento, sin duda alguna, son factores muy recomendables para la oración.

¿EN QUÉ POSTURA CONVIENE REZARLO?


entarse con una postura confortable para rezar el Santo Rosario es lo ideal. Sin
tensiones corporales, también se recomienda rezar de rodillas en el suelo,
sobre un cojín o una esterilla gruesa para evitar lesiones, de tal forma que el
cuerpo exprese la mayor sumisión y súplica posible a Nuestra Santísima
Virgen María. Incluso el devoto más experto en el Santo Rosario suele cerrar
los ojos cuando no tiene delante una imagen de la Santísima Virgen María, unas
velas encendidas u otros objetos sagrados. Y sea cual sea nuestra postura durante el rezo
del Santo Rosario, sí se desaconsejan las posturas demasiado cómodas, porque podrían
producir somnolencia en un momento en que es necesaria una oración muy consciente y
activa.

¿CÓMO DEBEMOS CONTEMPLAR Y


MEDITAR EL SANTO ROSARIO?
e cara al rezo del Santo Rosario, se requiere una aptitud previamente
. alimentada por nuestra propia fe, que se traduce en una predisposición
espiritual para el fácil manejo y la comprensión del mismo. Rezarlo es una
actividad espiritual muy natural para el verdadero devoto, quien ya
conoce su acción pacificadora por experiencia propia. Se trata de interactuar
perfectamente con lo que queremos comprender, es decir, los Misterios. Al
enfocar toda la atención sobre un Misterio, enunciando o leyendo los pasajes
correspondientes, nos sumergimos en lo más profundo del contenido bíblico o
evangélico. Si mantenemos un constante estado de atención en el Misterio que
contemplamos, nuestra actitud será serena, nos hallaremos en calma.
Respiraremos apaciblemente y estaremos totalmente concentrados en la escena de
la Sagrada Biblia o del Evangelio, olvidándonos de todo cuanto acontece a nuestro
alrededor, de pensamientos ajenos a semejante momento de recogimiento. Luego
rezamos el “Padre Nuestro” y los diez “Ave María”, que ayudan a mantener nuestra
atención mientras meditamos el Misterio, esquivando de este modo las distracciones.

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Porque dichas oraciones evitan las interrupciones o fluctuaciones en la mente orante, lo
cual no implica mostrarse indiferente y mecánico con tales oraciones, sino justamente
todo lo contrario, porque debemos rezar con un ritmo pausado y reflexivo para mayor
eficacia de la contemplación cristológica.
La repetición de las oraciones es clave en la meditación de los Misterios de
Jesucristo, expresión de nuestro amor incansable por el testimonio evangélico, un acto de
amor infatigable e incondicional con Nuestra Santísima Virgen María y por Ella hacia su
Hijo. Repetimos porque insistimos plenamente en nuestro fervoroso amor por Nuestro
Señor Jesucristo.
Entonces seremos conscientes de que, en nuestro estado contemplativo, fluye la
Palabra de Dios, identificándonos con Jesucristo. Es el momento, ya en silencio, en que
nuestra mente orante comprende el profundo e íntimo significado del Misterio
contemplado.

¿CÓMO ES EL ESQUEMA VISUAL


DEL SANTO ROSARIO?
nteresa, a quien reza el Santo Rosario, conocer perfectamente cuáles son las
partes que lo componen.

Un Misterio:
1 “Padre Nuestro” (1 cuenta)
+
10 “Ave María” (10 cuentas)

Tramo (10 cuentas)


Cuenta

Tramo libre

Cruz

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¿CÓMO SE REZA ORDENADAMENTE
EL SANTO ROSARIO?
continuación, de una manera detallada, se desglosará en qué orden y de qué
modo debemos rezar el Santo Rosario, destacando antes las siguientes
consideraciones: los “Ave María” se rezan en series de diez, separados por un
“Padre Nuestro” y un “Gloria” más las “Jaculatorias”; cada tramo
completo equivale al recuerdo de un Misterio; hay cuatro ciclos de Misterios
(los Misterios de Gozo o Misterios Gozosos, los Misterios de Luz o
Misterios Luminosos, los Misterios de Dolor o Misterios Dolorosos, y los
Misterios de Gloria o Misterios Gloriosos) donde cada ciclo mencionado consta a su vez
de cinco Misterios basados en episodios evangélicos; la distribución del rezo suele ser
semanal (el lunes y el sábado para los Misterios Gozosos, el jueves para los Misterios
Luminosos, el martes y el viernes para los Misterios Dolorosos, y el miércoles y el
domingo para los Misterios Gloriosos); y para rezar el Santo Rosario completo hay que
pasar cuatro veces por todas sus cuentas.

Y así es como debemos rezar un Misterio del Santo Rosario:


1.º Hacemos la “Señal de la Cruz”.
2.º Rezamos el “Acto de Contrición” y/o el “Símbolo de los Apóstoles”.
3.º Rogamos al Señor con el “Abre, Señor, mis labios”.
4.º Rezamos un “Padre Nuestro” y tres “Ave María” (opcionales).
5.º Rezamos un “Gloria”.
6.º Unimos el Santo Rosario a una causa justa (opcional).
7.º Anunciamos el primer Misterio, lo contemplamos y meditamos.
8.º Ofrecemos el primer Misterio por una causa justa (opcional).
9.º Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.
10.º Anunciamos el segundo Misterio, lo contemplamos y meditamos.
11.º Ofrecemos el segundo Misterio por una causa justa (opcional).
12.º Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.
13.º Anunciamos el tercer Misterio, lo contemplamos y meditamos.
14.º Ofrecemos el tercer Misterio por una causa justa (opcional).
15.º Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.
16.º Anunciamos el cuarto Misterio, lo contemplamos y meditamos.
17.º Ofrecemos el cuarto Misterio por una causa justa (opcional).
18.º Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.
19.º Anunciamos el quinto Misterio, lo contemplamos y meditamos.
20.º Ofrecemos el quinto Misterio por una causa justa (opcional).
21.º Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.
22.º Rezamos las “Letanías de la Santísima Virgen María”.
23.º Rogamos al Señor y a la Santísima Virgen María (oración tradicional española).
24.º Rogamos por la persona e intenciones del Santo Padre.
25.º Rezamos un “Padre Nuestro”, uno o tres “Ave María” (opcionales) y un “Gloria”.
26.º Rezamos la “Salve”.
27.º Realizamos el último ruego.
28.º Cerramos el Santo Rosario con el “Ave María Purísima” y la “Señal de la Cruz”.

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l Santo Rosario siempre se reza de izquierda a derecha, en el sentido de las agujas
del reloj, porque así se recuerda también el peregrinaje de Jesucristo hasta
sentarse a la derecha del Padre.

17.º Ofrecemos Misterio (opcional).

16.º Anunciamos el cuarto Misterio y lo contemplamos. 18.º Rezamos


15.º Rezamos un “Padre Nuestro”,
un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”,
diez “Ave María”, un “Gloria”
un “Gloria” y las “Jaculatorias”.
y las “Jaculatorias”.

19.º Anunciamos el quinto Misterio


y lo contemplamos.
14.º Ofrecemos Misterio (opcional).
20.º Ofrecemos
13.º Anunciamos el tercer Misterio y Misterio (opcional).
lo contemplamos.

12.º Rezamos un “Padre Nuestro”, diez 21.º Rezamos


“Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”. un “Padre Nuestro”,
diez “Ave María”,
11.º Ofrecemos Misterio (opcional). un “Gloria”
y las “Jaculatorias”.
10.º Anunciamos el segundo
Misterio y lo contemplamos. 22.º Rezamos “Letanías de la S. Virgen María”.

23.º Rogamos al Señor y a la Santísima Virgen


María (oración tradicional española).

9.º Rezamos un “Padre Nuestro”, diez


“Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”. 24.º Rogamos por la persona e
intenciones del Santo Padre.
8.º Ofrecemos Misterio (opcional).
25.º Rezamos un “Padre Nuestro”,
7.º Anunciamos el primer Misterio y lo contemplamos. uno/tres “Ave María” (opcionales)
y un “Gloria”.
6.º Unimos el Santo Rosario a una causa justa (opcional).

5.º Rezamos un “Gloria”. 26.º Rezamos la “Salve”.

4.º Rezamos un “Padre Nuestro” y tres “Ave María” (opcionales). 27.º Realizamos
el último ruego.
3.º Rogamos al Señor con el “Abre, Señor, mis labios”.
28.º Cerramos Santo Rosario
2.º “Acto de Contrición” y/o “Símbolo de los Apóstoles”. con el “Ave María Purísima”
y la “Señal de la Cruz”.

1.º Hacemos la “Señal de la Cruz”.

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ORACIONES DEL SANTO ROSARIO
ebemos conocer y tener aprendidas perfectamente todas las oraciones que
necesitamos para rezar el Santo Rosario:
SEÑAL DE LA CRUZ
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios
nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío. Por ser
tú quien eres, Bondad infinita, y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo
corazón haberte ofendido. También me pesa que puedas castigarme con las penas del
infierno. Ayudado de tu divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme
y cumplir la penitencia que me fuera impuesta. Amén.
ABRE, SEÑOR, MIS LABIOS
¡Abre, Señor, mis labios y mi boca proclamará tu alabanza! Dios mío, ven en mi auxilio.
Señor, date prisa en socorrerme.
SÍMBOLO DE LOS APÓSTOLES
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su
único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació
de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y
sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los
Cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a
juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión
de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la Vida Eterna.
Amén.
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no
nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita Tú eres entre todas
las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega
por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
GLORIA
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
JACULATORIAS
María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y
ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Oh Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al cielo,
especialmente a las más necesitadas.

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LETANÍAS DE LA VIRGEN
Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Trinidad Santa, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios, ruega por nosotros.
Santa Virgen de las Vírgenes, ruega por nosotros.
Madre de Cristo, ruega por nosotros.
Madre de la Iglesia, ruega por nosotros.
Madre de la divina gracia, ruega por nosotros.
Madre purísima, ruega por nosotros.
Madre castísima, ruega por nosotros.
Madre siempre virgen, ruega por nosotros.
Madre inmaculada, ruega por nosotros.
Madre amable, ruega por nosotros.
Madre admirable, ruega por nosotros.
Madre del buen consejo, ruega por nosotros.
Madre del Creador, ruega por nosotros.
Madre del Salvador, ruega por nosotros.
Madre de misericordia, ruega por nosotros.
Virgen prudentísima, ruega por nosotros.
Virgen digna de veneración, ruega por nosotros.
Virgen digna de alabanza, ruega por nosotros.
Virgen poderosa, ruega por nosotros.
Virgen clemente, ruega por nosotros.
Virgen fiel, ruega por nosotros.
Espejo de justicia, ruega por nosotros.
Trono de sabiduría, ruega por nosotros.
Causa de nuestra alegría, ruega por nosotros.
Vaso espiritual, ruega por nosotros.
Vaso digno de honor, ruega por nosotros.
Vaso insigne de devoción, ruega por nosotros.
Rosa mística, ruega por nosotros.
Torre de David, ruega por nosotros.
Torre de marfil, ruega por nosotros.
Casa de oro, ruega por nosotros.
Arca de la Alianza, ruega por nosotros.
Puerta del Cielo, ruega por nosotros.
Estrella de la mañana, ruega por nosotros.
Salud de los enfermos, ruega por nosotros.

14 © Mouronval Morales, Pierre Marie


Refugio de los pecadores, ruega por nosotros.
Consoladora de los afligidos, ruega por nosotros.
Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros.
Reina de los Ángeles, ruega por nosotros.
Reina de los Patriarcas, ruega por nosotros.
Reina de los Profetas, ruega por nosotros.
Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros.
Reina de los Mártires, ruega por nosotros.
Reina de los Confesores, ruega por nosotros.
Reina de las Vírgenes, ruega por nosotros.
Reina de todos los Santos, ruega por nosotros.
Reina concebida sin Pecado Original, ruega por nosotros.
Reina asunta al Cielo, ruega por nosotros.
Reina del Santísimo Rosario, ruega por nosotros.
Reina de la familia, ruega por nosotros.
Reina de la paz, ruega por nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las
promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

RUEGO
Te pedimos Señor, nos concedas a nosotros tus siervos, gozar de perpetua salud de alma y
cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, seamos
librados de las tristezas presentes y gocemos de la eterna alegría. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
SALVE
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te
salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus
ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu
vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María! Ruega por
nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de
Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

ÚLTIMO RUEGO
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las
promesas de Nuestro Señor Jesucristo. El Señor Todopoderoso nos bendiga, nos guarde
de todo mal y nos lleve a la Vida Eterna. Amén.

CIERRE DEL SANTO ROSARIO


Ave María Purísima, sin pecado concebida. En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo. Amén.

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ISTERIOS GOZOSOS

RIMER MISTERIO GOZOSO:

LA ANUNCIACIÓN
O
LA ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS
El Ángel Gabriel fue enviado por Dios [...] a una virgen desposada [...], y el
nombre de la virgen era María. [...] cerca de ella, dijo: <<¡Salve, llena de gracia! El Señor
es contigo. [...] ¡No temas, María, porque has hallado la gracia ante Dios! Concebirás en tu
seno, y darás a luz un hijo al que pondrás por nombre Jesús. Él será grande, será llamado
Hijo del Altísimo, [...] y su reino no tendrá fin>>.
Lucas 1,26-28;30-33

María dijo al ángel: <<¿Cómo será eso, pues no conozco marido?>>. El ángel le
respondió: <<El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te cobijará
bajo su sombra; por eso a quien engendrarás será santo, Hijo de Dios>>. [...] María dijo:
<<Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra>>. Y el ángel se retiró de
ella.
Lucas 1,34-35.38

El nacimiento de Jesucristo fue así: siendo María su madre desposada con José,
antes de que convivieran, resultó haber concebido por obra del Espíritu Santo.
Mateo 1,18

Y pensando él [José] en esto, de pronto se le apareció un ángel del Señor en


sueños, diciendo: <<José [...], no temas recibir a María, tu mujer, porque lo engendrado
en ella lo es por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás Jesús por
nombre, porque él salvará a su pueblo de sus pecados>>.
Mateo 1,20-21

[...] cuando llegó el tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la
ley, para redimir a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción de hijos.
Gálatas 4,4-5

16 © Mouronval Morales, Pierre Marie


<<[...] no cometió conmigo pecado con el cual me manchara y avergonzase>>.
Judit 13,16

[...] He aquí que una virgen concebirá y dará a luz un Hijo, y le pondrá Emmanuel
por nombre.
Isaías 7,14

[...] Hasta el tiempo en que dé a luz la que ha de dar a luz. Entonces Él se alzará
[...] con la majestad del nombre de Dios, [...] porque entonces Él se hará grande hasta los
confines de la tierra. Y Él será la Paz.
Miqueas 5,2-4

Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.

La Virgen María posibilitó el nacimiento de Jesucristo y ayudó excepcionalmente a la


salvación de la humanidad, de manera que ocupa un lugar privilegiado en la Iglesia.
<<[...] y quedó el Verbo encarnado en el vientre de María>> (San Juan de la Cruz).
Jesucristo fue engendrado por la Virgen María, una mujer de la cual recibe la carne,
la sangre y la condición humana. Dios se expresó a través de la Virgen María, haciéndonos
llegar al mundo al Redentor como hombre que salva a la humanidad.
Emmanuel significa Dios con nosotros, o sea: Jesucristo. Y puesto que es el
Mesías, su mención en el Antiguo Testamento tiene una consideración estrictamente
mariológica: se menciona indirectamente a la Virgen María. Así, se nos augura claramente
el nacimiento virginal del Mesías, se vaticina el nacimiento de Jesucristo a través de la
mujer de la cual nacerá, es decir, la Virgen María.
La Santísima Virgen María es la Madre de Dios, lo cual implica la divinidad del
Hijo que ha nacido de una mujer, la misma mujer de la cual nace el Hijo del Altísimo.
Dios llena de gracia plena a la Madre. Es la concepción del Hijo de Dios, el Mesías se
posiciona en la matriz de la Virgen María, por obra y gracia del Espíritu Santo. Dios
quiere que la mujer, la Madre, participe activamente en la encarnación del Hijo, porque así
Jesucristo formará parte del género humano tras encarnarse. Pura y virginal, María siente
el flujo redentor en su vientre como el torrente salvífico que es el anuncio del ángel
Gabriel. El vientre de la Virgen María, sin profanación alguna, es una morada digna para
el Hijo de Dios. Ella contribuye a la salvación gracias a esta mediación de su maternidad
divina y su cooperación posterior en la obra de Jesucristo.
El Verbo se hace carne de verdad en el vientre de la Virgen María: Ella es la Madre
del Verbo Encarnado, y esa divinidad se realiza en su cuerpo virginal. Autora de la Vida y
la Salvación. <<Lo que en ti mira y comprende es el Verbo del Señor [...]>> (Hermes
Trimegisto). Su maternidad es una relación trinitaria con Dios: el Padre envía al Hijo a su
vientre, el Hijo se encarna en su vientre, y el Espíritu Santo le cubre todo el cuerpo hasta
alcanzar su matriz.
La virginidad de la Madre de Dios fue, es y será excepcional y perpetua, tanto antes
como después del parto. Dicha virginidad la aceptó consciente y libremente para cumplir
la voluntad inequívoca de Dios. Su castidad nos salvó y nos hizo libres a través del fruto
de su bendito vientre: Jesucristo, la vida verdadera que nos llegó a través de su Madre.

17 © Mouronval Morales, Pierre Marie


Humildad / Sencillez / Modestia / No-soberbia
Castidad / No-concupiscencia / Continencia / No-lujuria
Sexto Mandamiento: <<No cometerás adulterio>>.
Noveno Mandamiento: <<No codiciarás la mujer de tu prójimo>>.

Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. <<Cierta semejanza imperfecta con


Dios, [...] por ser creado a imagen de Dios>> (Santo Tomás de Aquino). Porque el
propósito de Dios es que el hombre y la mujer se unan en matrimonio y cumplan el
imperativo divino de <<creced y multiplicaos>>. <<La promulgación de la Ley Natural
se ha realizado por el hecho de que Dios la ha impreso en las mentes de los
hombres [...]>> (Santo Tomás de Aquino). Todas las generaciones humanas que
proceden de lo que Dios ha unido son a su vez frutos de la generosidad, el amor, la
ternura y la fecundidad del Creador. La armonía de la vida en la pareja casada se debe a
esa misma unión complementaria entre un hombre y una mujer, marido y esposa, porque
el matrimonio es sagrado, garantizando el desarrollo feliz de la familia. <<[...] se
consideran de Ley Natural las cosas que la naturaleza ha enseñado a todos los animales;
tales como la conjunción de los sexos, la educación de los hijos [...]>> (Santo Tomás de
Aquino).
Amar y procrear, uniendo en cuerpo y alma a un hombre y una mujer, define el
matrimonio. Si un hombre y una mujer no están casados, deberán ser castos. El placer
venéreo fuera del matrimonio es un pecado mortal porque envilece a la persona.
<<[...] esa tiranía tomó señorío sobre mí, y yo entregué mis manos vencidas a aquel
frenesí de voluptuosidad, a quien la vileza humana da licencia [...]>> (San Agustín).
Sin matrimonio, la virginidad es un tesoro divino para cada persona. Solo se debe
perder la virginidad durante el matrimonio, porque perderla sin estar la persona casada
sería una grave ofensa a Dios. Los noviazgos deben vivirse desde la castidad y la
continencia. <<De joven cometí faltas terribles, sobre todo en mi primera adolescencia.
Te pedía castidad en mis oraciones>> (San Agustín). Porque el placer venéreo es una
sensación involuntaria y colateral que solo debe producirse en el amor conyugal durante el
acto de la procreación, siguiendo el ejemplo de Adán y Eva en el Paraíso que no sintieron
deseo ni placer: <<Sin necesidad de la incitación lasciva de la lujuria, con perfecta
serenidad de alma y cuerpo, el marido habría inseminado la matriz de su esposa>> (San
Agustín).
La castidad como divina gracia nos hace virtuosos. En la contención imitamos la
pureza de Jesucristo. <<Y estemos todos muy alerta y mantengamos puros todos
nuestros miembros>> (San Francisco de Asís).
El placer venéreo sin procreación ni unión matrimonial es un acto de lujuria.
<<Me había vuelto sordo con el estridor de la cadena de mi carne mortal [...]. Y me
agitaba, y derramaba, y esparcía, y hervía con mis fornicaciones [...]>> (San Agustín). Es
convertir la sexualidad humana en un falso y cruel divertimento, desatando los más bajos
instintos de la carne, propiciados por falsos afectos y pasiones descontroladas. <<[...] un
vaho de tiniebla la fangosa concupiscencia de la carne>> (San Agustín). Dichos
desórdenes afectivos provocan una sexualidad pobre, insana y violenta: onanismo,
fornicación, adulterio, prostitución, pornografía, acoso y violación. Son actos egoístas que
solo buscan y consiguen placeres venéreos con graves remordimientos. <<[...] el alma
18 © Mouronval Morales, Pierre Marie
desordenada, según la variedad de los apetitos que tiene en las criaturas, tiene en sí
variedad miserable de inmundicias y bajezas, tal cual en ella la pintan los dichos
apetitos>> (San Juan de la Cruz). Para salvarse de semejantes depravaciones de la carne
es necesaria la castidad o el matrimonio. Y en consecuencia: <<Del mismo modo que
para conservar la vida del individuo está el uso de los alimentos, así para la conservación
de todo el género humano está el uso del placer venéreo>> (Santo Tomás de Aquino).
La comunión espiritual entre un hombre y una mujer, previamente bautizados y
posteriormente casados por la Santa Madre Iglesia, proviene de la sexualidad ordenada
por el Creador. <<[...] que yo evitase toda fornicación y que con sumo cuidado me
apartase de la mujer ajena>> (San Agustín). Solo así es posible la fidelidad conyugal, ser
fecundos y tener felizmente hijos bajo el amparo sagrado y benefactor de una familia.
Sin matrimonio se debe amar al prójimo desde la rectitud, la virtud y la castidad,
con templanza, combatiendo los pensamientos impuros, vistiendo recatadamente para
evitar cualquier signo de sensualidad que degenere en miradas y gestos lascivos.
<<Señores, sabéis que esto me está prohibido; no puedo ponérmelo sin caer en falta>>
(Santa Juana de Arco). Tal y como sugieren las Sagradas Escrituras, debemos ser
pudorosos y esconder las partes del cuerpo que han de permanecer veladas para evitar el
escándalo. No se debe ni tentar ni provocar al prójimo con una vestimenta que incite a la
lujuria. <<Prefiero vestir de hombre que de mujer [...]. Lo hice porque me pareció más
apropiado, estando entre hombres, que vestirme de mujer>> (Santa Juana de Arco).
También hay que evitar las posturas indecorosas y los comportamientos exhibicionistas y
libidinosos. Debemos huir del erotismo y la sensualidad, manteniendo así la pureza
cristiana que nos aleja de caer en pecado mortal. <<Pensaba, pues, que iba a ser en
demasía miserable privado de los abrazos de una mujer, y no pensaba en la medicina de
vuestra misericordia para remedio de aquella flaqueza [...]>> (San Agustín).
Para ser buenos católicos hay que luchar día a día contra la concupiscencia de la
carne. <<Me veía rodeado de bailarinas [...], y mi mente ardía de deseo dentro de un
cuerpo frío como el hielo. [...] Cuando mi carne se rebelaba, la sometía con semanas de
ayuno>> (San Jerónimo). Por lo tanto, la templanza, la continencia, la castidad, las buenas
intenciones, las miradas limpias y el pudor que viste nuestra intimidad son valores
cristianos suficientes para mantener la pureza de corazón.
La oración es el bastión que nos protegerá de manera inmediata de los apetitos
desordenados de la carne: mientras uno se obliga a rezar, no se estará cometiendo pecado
mortal ni de obra ni de palabra ni de pensamiento. <<La obligación no pesa sobre Dios,
puesto que Éste no está bajo ninguna obligación de hacer algo>> (Guillermo de
Ockham). Y lograremos la pureza del cuerpo y de la mente orante a través del Cielo
Protector que es el rezo del Santo Rosario.

<<Si nuestro siglo en su soberbia se mofa del Santo Rosario y lo rechaza, en


cambio, una innumerable muchedumbre de hombres santos de toda edad y condición lo
han estimado siempre, lo han rezado con gran devoción [...]>> (Papa Pío XI).

19 © Mouronval Morales, Pierre Marie


EGUNDO MISTERIO GOZOSO:

LA VISITA DE LA VIRGEN MARÍA


A
SU PRIMA ISABEL
[...] María se levantó y se dirigió presurosa a la montaña [...]. Y entró en la casa de
Zacarías, y saludó a Isabel.
Lucas 1,39-40

[...] Isabel se llenó de Espíritu Santo, y exclamó en voz alta: <<¡Bendita tú entre las
mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que venga a mí la madre de
mi Señor? Porque, fíjate, cuando la voz de tu saludo llegó a mis oídos, el niño dio saltos
de alegría en mi vientre. ¡Y dichosa tú, que creíste que se cumplirá cuanto se te ha
anunciado de parte del Señor!>>.
Lucas 1,41-45

Y María dijo: <<Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios, mi


Salvador; porque se fijó en la pequeñez de su esclava. Pues bien: desde ahora me llamarán
dichosa todas las generaciones; porque hizo en mí grandes cosas el Todopoderoso, cuyo
nombre es Santo, y cuya misericordia se transmite de generación a generación sobre
quienes le veneran. [...] dispersa a los soberbios [...] y eleva a los humildes, colma de
bienes a los hambrientos y despide vacíos a los ricos>>.
Lucas 1,46-53

María se quedó [con Isabel] unos tres meses, y volvió a su casa.


Lucas 1,56

Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.

La Virgen María se presenta, ante su prima Isabel, como el Arca de la Nueva Alianza. E
Isabel le saluda, desvelando públicamente la maternidad divina de la Virgen María. Así, la
Madre del Hijo de Dios también vuelve a tomar conciencia de su maternidad divina,
aceptándola con la misma fe y humildad que profesó durante la Anunciación. <<La
humildad no inquieta, ni desasosiega, ni alborota el alma, por grande que sea; sino viene
con paz, y regalo y sosiego>> (Santa Teresa de Jesús).
La Virgen María es una mujer responsable, realizando la voluntad de Dios, movida
por la caridad y por el espíritu de servicio: un buen augurio evangélico, la primera
discípula de Jesucristo antes de los gloriosos acontecimientos.

20 © Mouronval Morales, Pierre Marie


Y la Visitación es una obra social de la Madre de Dios, una obra que anuncia a
pequeña escala la monumental obra salvífica que llevará a cabo su Hijo para la redención
del género humano. De ahí que la Virgen María sea un modelo de caridad para la Iglesia.

Caridad / Generosidad / Cooperación / Participación


Visitar y cuidar a los enfermos.
<<Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia>>.

La caridad de amar a Dios sobre todas las cosas. De esta manera amaremos a
nuestro prójimo y nos amaremos a nosotros mismos gracias a este amor por Dios y en Él.
La caridad como la mayor virtud para amar a Dios nos purifica y nos conecta
directamente con el amor divino. Por eso la caridad es generosa, porque se practica desde
la fraternidad y el bien de ayudar a los demás. Dicha benevolencia provoca la reciprocidad
de unos actos tan desinteresados que son obras de amor en sí mismas, el amor de Dios
que nunca se acaba en el corazón de la persona cristiana.
La caridad combate con eficacia las mezquindades humanas como el acto egoísta y
violento de abandonar a los más necesitados.
Con el rezo del Santo Rosario, invocando la caridad cristiana, recordamos la
imprescindible cooperación de la Virgen María al manifestar los Misterios del Hijo de
Dios. Porque el mayor actor caritativo fue el envío de su Hijo, todavía en su Bendito
Vientre, para salvar a toda la humanidad.

<<[El Santo Rosario] es una muy excelente forma de oración meditada,


compuesta a modo de mística corona, en la cual las oraciones [...] se entrelazan con la
meditación de los principales Misterios de nuestra fe [...]>> (Papa Juan XXIII).

21 © Mouronval Morales, Pierre Marie


ERCER MISTERIO GOZOSO:

EL NACIMIENTO
DE
JESÚS EN BELÉN
[María] dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en un
pesebre, pues no había sitio para ellos en la posada.
Lucas 2,7
[...] Había unos pastores que pernoctaban a la intemperie y velaban para guardar su
rebaño. Y un ángel del Señor se les presentó [...]. El ángel les dijo: <<No temáis, pues os
traigo una buena noticia, una gran alegría, que será para todo el pueblo: os ha nacido [...]
un salvador, que es Cristo, el Señor. Y tenéis esta señal: hallaréis una criatura envuelta en
pañales y acostada en un pesebre>>. Y súbitamente se unió al ángel una multitud del
ejército celestial, que alababan a Dios y decían: <<¡Gloria a Dios en las alturas! Y en la
tierra paz a los hombres en quienes Dios se complace>>.
Lucas 2,8-14
[Los pastores] fueron presurosos y hallaron a María y a José, y a la criatura
recostada en el pesebre. Y al verlo divulgaron el mensaje que se les había dicho acerca de
este niño. [...] María, meditando, guardaba todas estas cosas en su corazón.
Lucas 2,16-19
Después de nacer Jesús en Belén [...], llegaron unos magos del Oriente a Jerusalén,
diciendo: <<¿Dónde está el recién nacido rey de los judíos? Porque vimos su estrella en
Oriente, y hemos venido a adorarlo>>. [...] vieron al niño con María, su madre; y,
postrándose, lo adoraron; y abriendo sus cofres le ofrecieron regalos: oro, incienso y
mirra.
Mateo 2,1-2.11
<<Reprime el llanto de tu voz y las lágrimas de tus ojos, pues tu trabajo tendrá
recompensa [...]. Hay esperanza para tu porvenir, regresarán tus hijos a su tierra>>.
Jeremías 31,16-17
<<Cuando Israel era niño, yo le amé y llamé a mi Hijo de Egipto>>.
Oseas 11,1
<<Pero tú, Belén [...], de ti me saldrá quien ha de ser dominador de Israel>>.
Miqueas 5,1

Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.

22 © Mouronval Morales, Pierre Marie


Jesús nació en Belén, cumpliéndose las profecías Bíblicas. Fue un parto virginal, sin
derramamiento de sangre en la madre, porque no había ninguna mancha de pecado en la
concepción virginal de la Virgen María.
Allí estaba José, el esposo de María de la cual nació Jesús. Porque Jesucristo no fue
el hijo natural de José, sino exclusivamente de la Virgen María. Es importante pero
circunstancial la presencia de José, puesto que no fue el padre biológico del niño Jesús.
Dios era el único Padre de Jesús.
La adoración de los magos es un homenaje al recién nacido Rey de los judíos, ya
profetizado en el Antiguo Testamento. La Natividad es una bellísima escena de la ternura
entre la Virgen María y su Hijo. <<[...] Dios en el pesebre allí lloraba y gemía [...]>> (San
Juan de la Cruz). Y Ella queda reflejada en dicha escena como la Madre del Rey desde el
principio de los tiempos.
La Virgen María goza contemplando como los pastores y los magos adoran al Hijo
de Dios. Ella misma medita la escena, y profundiza en el significado de semejante
acontecimiento único, acomodándose a las circunstancias del nacimiento con humildad.
Porque Jesús nació humildemente en un establo y en el seno de una familia pobre.

Pobreza / No-avaricia / No-envidia


Dar posada al peregrino.
Séptimo Mandamiento: <<No robarás>>.
Décimo Mandamiento: <<No codiciarás lo que pertenezca a tu prójimo>>.
<<Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos>>.

Con el nacimiento del niño Jesús, debemos reafirmar nuestra lucha contra el
aborto, una de las mayores aberraciones de este mundo no permitidas ni consentidas por
Dios. <<Al causar Dios en las cosas el bien del orden universal, por consecuencia y como
accidentalmente, causa también las corrupciones de las cosas>> (Santo Tomás de
Aquino).
La Navidad contemplada por los creyentes católicos es la aceptación de Jesucristo
tomando forma dentro de nosotros, moldeándonos con alegría el espíritu desde el primer
momento en que Jesús realmente nace por nosotros: el Creador de la humanidad ya está
en los brazos de la Virgen María. <<Y lo que produjo de la nada lo produjo con toda la
diversidad que hay en Él>> (San Alberto Magno). Por fin el niño Jesús ya está entre
nosotros.
<<El Rosario, en efecto, aunque se distingue por su carácter mariano, es una
oración centrada en la cristología>> (Papa Juan Pablo II).

23 © Mouronval Morales, Pierre Marie


UARTO MISTERIO GOZOSO:

LA PURIFICACIÓN DE LA VIRGEN MARÍA


Y
LA PRESENTACIÓN DEL NIÑO JESÚS EN EL TEMPLO
Y cuando se les cumplió el tiempo de la purificación [...], lo subieron a Jerusalén
para presentarlo al Señor.
Lucas 2,22

Había un hombre en Jerusalén cuyo nombre era Simeón [...] y le había sido
revelado por el Espíritu Santo que no moriría sin ver al Ungido del Señor. [...] Y cuando
los padres introdujeron al niño Jesús [...], Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios,
diciendo: <<Ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo ir en paz, según tu palabra; porque
mis ojos han contemplado tu salvación, la que preparaste a la vista de todos los pueblos:
Luz para revelación de las naciones [...]>>.
Lucas 2,25-32

Simeón [...] dijo a María, [...]: <<Mira, éste está puesto para caída y levantamiento
de muchos [...], y como señal de contradicción, y a ti misma una espada te traspasará el
alma para que se revelen los pensamientos de muchos corazones>>.
Lucas 2,34-35

Como cumplieron todas las cosas según la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a
su ciudad Nazaret. Y el niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de
Dios se derramaba sobre él.
Lucas 2,39-40

Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.

La purificación de la Virgen María se comprende como un trámite propio de las


costumbres de la época, un ritual ya ajeno a la condición virginal de la Madre.
La pureza de la Virgen María es incuestionable como la Madre del Hijo de Dios
que es, habiendo dado a luz virginalmente.
Jesús es presentado como el Primogénito del Señor, la presencia misma del Mesías
después de esperar tantísimo tiempo. <<En esta vida no podemos conocer la esencia de
Dios tal cual es, pero la conocemos en la medida en que está representada en las
perfecciones de las criaturas [...]>> (Santo Tomás de Aquino). Y aún así: <<Existen un
conocimiento y un amor de Dios naturales. Y también es natural que la mente pueda

24 © Mouronval Morales, Pierre Marie


conocer a Dios, en cuanto que la imagen de Dios permanece en la mente>> (Santo
Tomás de Aquino). Por fin, la Luz del Mundo se presenta claramente en el Templo: es la
ofrenda de la Virgen María según la voluntad de Dios.
Y, ante Simeón, la Virgen María vuelve a ser consciente del destino doloroso pero
salvífico de su Hijo.

Obediencia / Ofrenda

La virgen María es la obediencia ejemplar y personificada de la Fe. <<Vivid


siempre en la Verdad para morir en la obediencia>> (San Francisco de Asís). Ella es la
expresión más pura de la Fe. Como esclava y Madre del Señor, con esta Presentación de
Jesús en el Templo, obedece los designios divinos sin vacilación alguna. <<El hombre
posee una aptitud natural para conocer y amar a Dios [...]>> (Santo Tomás de Aquino).
Ella cumple la Palabra de Dios con el recordatorio de las palabras de Simeón.
Ser cristiano y católico implica el sometimiento completo de la persona a Dios.
<<[...] es necesario que toda alma humana sea inmortal>> (San Anselmo). Si Dios nos
revela su Palabra, nuestra respuesta incondicional es la obediencia total de la Fe. Creemos
porque así está dicho y escrito desde el principio de los tiempos. Obedecer la palabra de
Dios nos hace dichosos a lo largo de nuestra vida tal y como hizo dichosa a la Virgen
María durante la infancia de Jesús.

<<Para cada decena de Avemarías he aquí un cuadro [del Santo Rosario], y para
cada cuadro un triple acento, que es al mismo tiempo: contemplación mística, reflexión
íntima e intención piadosa>> (Papa Juan XXIII).

25 © Mouronval Morales, Pierre Marie


UINTO MISTERIO GOZOSO:

LA PÉRDIDA DEL NIÑO JESÚS


Y
SU HALLAZGO EN EL TEMPLO
Cuando tenía doce años [...] el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que María y
José le advirtieran. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron una jornada. Y le
buscaron entre los parientes y conocidos, pero al no encontrarle regresaron a Jerusalén
para buscarle. Al cabo de tres días le encontraron en el templo, sentado en medio de los
maestros, escuchando y preguntándoles; y todos los que le oían estaban asombrados de su
inteligencia y sus respuestas.
Lucas 2,42-47

[María y José] al verle se quedaron pasmados, y su madre le dijo: <<Hijo, ¿por qué
nos hiciste esto? Mira, tu padre y yo te buscábamos llenos de angustia>>. Y él les dijo:
<<¿Y por qué me buscabais? ¿No sabíais que tengo que estar en casa de mi Padre?>>.
Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. [...] Y su madre guardaba todas
estas cosas en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y
los hombres.
Lucas 2,48-52

Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.


Rezamos las “Letanías de la Santísima Virgen María”.
Rogamos al Señor y a la Santísima Virgen María (oración tradicional española).
Rogamos por la persona e intenciones del Santo Padre.
Rezamos un “Padre Nuestro”, uno o tres “Ave María” (opcionales) y un “Gloria”.
Rezamos la “Salve”.
Realizamos el último ruego.
Cerramos el Santo Rosario con el “Ave María Purísima” y la “Señal de la Cruz”.

La Virgen María expresa abiertamente su función protectora y maternal sin tapujos,


siendo además muy consciente del especial cuidado que necesitaba el niño Jesús como
inminente Redentor de la humanidad. Porque Dios ya le hizo saber que Ella era la Madre
de Jesús, desvelándole la condición del Hijo del Altísimo y la misión salvífica que tenía
encomendada.
El niño Jesús ante los doctores tiene una connotación casi pascual, augurando
escenas propias del Jesucristo adulto.

26 © Mouronval Morales, Pierre Marie


El niño Jesús conoce su misión de Hijo, advierte que su naturaleza terrenal no
puede ni debe inmiscuirse en los designios del Altísimo. La Virgen María parece
incomodarse ante la respuesta del niño Jesús, pero enseguida comprende los claroscuros
de su propia peregrinación. Todo cuanto le diga el Hijo de Dios será favorable, porque así
le fue escrito en su matriz por el mismo Espíritu Santo.

Piedad / Bondad / Maternal / Paternal


El matrimonio y la familia.
Dar buen consejo al que lo necesita.
Cuarto Mandamiento: <<Honrarás a tu padre y a tu madre>>.
El silencio.

Tras el hallazgo en el Templo, Jesús vivió en silencio una vida familiar ejemplar y
feliz. <<Llámese recogimiento porque recoge el alma todas las potencias y se entra dentro
de sí con su Dios [...]>> (Santa Teresa de Jesús). Y en ese silencio se fraguó la presencia
armónica y luminosa de Jesús. Porque en un silencio enriquecedor ha de guardarse la
Palabra de Dios antes de predicarla. <<Para comprenderte hace falta guardar silencio; y
para adivinar algo de Ti, [...] hay que evitar hasta el más leve murmullo>> (Arnobio).
La bondad es el remedio contra la falta de moral, ser bondadoso evita las
voluntades perniciosas y desordenadas como los siete pecados capitales: soberbia, avaricia,
lujuria, ira, gula, envidia y pereza. No haremos nada malo mientras seamos realmente
bondadosos.
La relación de Jesús con sus padres terrenales es un bello ejemplo de bondad,
reconociendo sus deberes como Hijo aquí en la tierra como en el Cielo junto al Altísimo.
De esta manera afianza el reconocimiento y el afecto por los antepasados y por la familia
presente.
Un hombre y una mujer, José y María, marido y esposa, unidos en matrimonio
según el plan bondadoso de Dios, forman una familia junto a su hijo Jesús del mismo
modo que el Padre y el Hijo se unen en el Espíritu Santo. La obra creadora de Dios tiene
su imagen en el inquebrantable modelo de familia cristiana y católica. <<[Los niños son el
único motivo por el que se contrae matrimonio]. Pues si se quita eso, los maridos se
convierten en sucios amantes, las esposas en prostitutas, el matrimonio en un burdel, y los
padres en proxenetas>> (San Agustín).

<<Por su naturaleza el rezo del Rosario exige un ritmo tranquilo y un reflexivo


remanso que favorezcan en quien ora la meditación de los misterios de la vida del Señor,
vistos a través del Corazón de Aquella que estuvo más cerca del Señor, y que desvelen su
insondable riqueza>> (Papa Pablo VI).

27 © Mouronval Morales, Pierre Marie


ISTERIOS LUMINOSOS

RIMER MISTERIO LUMINOSO:

EL BAUTISMO
DE
JESÚS EN EL JORDÁN
En aquellos días apareció Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea,
diciendo: <<Arrepentíos, porque ha llegado el Reino de los Cielos>>.
Mateo 3,1-2
[...] Juan marchó por toda la región del Jordán predicando un bautismo de
arrepentimiento para el perdón de los pecados.
Lucas 3,3
[Dijo Juan el Bautista]: <<Yo bautizo con agua; entre vosotros está Aquél a quien
vosotros no conocéis, que viene detrás de mí, al cual yo no soy digno de desatar la correa
de su sandalia>>. [...] Al día siguiente vio a Jesús que se le acercaba, y dijo: <<¡Éste es el
Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo! Éste es Aquel de quien yo dije:
Detrás de mí viene uno que ha sido puesto delante de mí, porque existía antes que yo. Y
yo no lo conocía, pero yo vine a bautizar con agua para esto: para que Él se manifieste
[...]>>. Y Juan declaró, diciendo: <<He visto al Espíritu, que descendía del cielo, como
una paloma, y posarse sobre Él. Yo no lo conocía, pero quien me envió a bautizar con
agua, me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu, y posarse sobre Él, Ése es el que
bautiza con Espíritu Santo. Y yo lo he visto y testifico que Ése es el Hijo de Dios>>. Al
día siguiente continuaba allí Juan con dos de sus discípulos, y viendo a Jesús pasar, dice:
<<¡Mirad el Cordero de Dios!>>.
Juan 1,26-27;29-36
Entonces Jesús llegó al Jordán desde Galilea, y se presentó a Juan para ser
bautizado por él. Pero Juan quería impedírselo, diciendo: <<Soy yo quien necesita ser
bautizado por ti, ¿y Tú vienes a mí?>>. Pero Jesús le respondió: <<Déjame hacer ahora,
porque así nos conviene cumplir todo lo que es justo>>. Entonces se lo permitió. Y de
repente se le abrieron los Cielos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como una
paloma y venía sobre Él. Y una voz, desde los Cielos, dijo: <<Este es mi Hijo amado en
quien me agradé>>.
Mateo 3,13-17
28 © Mouronval Morales, Pierre Marie
[...] cuando se bautizó Jesús, estando en oración, se abrió el cielo, y sobre él
descendió el Espíritu Santo de forma corporal como una paloma, y se escuchó una voz
desde el cielo: <<Tú eres mi Hijo amado, en ti me he complacido>>.
Lucas 3,21-22
[...] llegó Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. Y al
instante, al subir el agua, vio los Cielos rasgados y al Espíritu que descendía sobre Él
como una paloma. Y se escuchó una voz desde los Cielos: <<Tú eres mi hijo amado, en
ti me he complacido>>.
Marcos 1,9-11
[...] el baño del agua con la palabra.
Efesios 5,26

Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.

El bautismo de Jesús inaugura su misión salvífica. Su bautizo redime nuestros pecados.


Con Él bautizado se abren los Cielos cerrados por el Pecado Original cometido por Eva y
consentido por Adán.

Bautismo
Penitencia / Pecado

Bautizarse es recibir a Jesucristo quien nos augura su muerte y su resurrección para


el perdón de nuestros pecados. Para morir como el Hijo de Dios, Jesús renació del agua
bautismal como fuente de Vida Eterna. <<Yo me he dado a Ti, dáte Tú a mí>> (San
Buenaventura). Quien se bautiza vive una vida nueva en Nuestro Señor Jesucristo.
Porque no hay mayor mal que el pecado, debemos bautizarnos en la fe católica.
Así comenzamos evitando la mentira, la sinrazón, la inconsciencia y las tentaciones diarias
del maligno. <<Dios es perfectísimo y lo que es imperfectísimo no hay que
atribuírselo>> (Santo Tomás de Aquino).
El pecado es una gravísima ofensa a Dios. Y, junto a la blasfemia y el asesinato,
uno de los peores pecados de este mundo actual es la fornicación, con sus perversiones,
depravaciones y placeres deshonestos. A través de la fornicación, la persona pierde su
amor propio y ofende gravemente al Altísimo. Porque el fornicador invalida cualquier
propósito vital que tuviera de ser santo. <<Muchas son las impurezas que hay en tu
corazón. Una y no pequeña es la concupiscencia que hay allí>> (San Agustín).
Aunque el Bautismo nos limpie toda mancha de Pecado Original, deberemos
luchar toda nuestra vida contra la maligna concupiscencia de la carne.

29 © Mouronval Morales, Pierre Marie


Sentimos este Misterio como el dichoso comienzo de una vida cristiana. Se lleva a
cabo con la eficacia de la acción divina y con sencillez: un baño de agua que se acompaña
con unas pocas palabras. El Bautismo implica que Jesucristo es predicado y aceptado, un
sacramento reservado a quienes se inician en la Fe. <<Creer es inmediatamente acto del
entendimiento, porque su objeto es la Verdad, que propiamente pertenece a éste>>
(Santo Tomás de Aquino). La carne pecadora es lavada con el fin de purificar y consagrar
el alma. Porque todos los hombres nacemos manchados por el Pecado Original.
El Bautismo es uno de los pilares que fundamenta el sentido de la vida cristiana en
privado y en comunidad. Es un sacramento identitario y vocacional propio del
cristianismo, la puerta de entrada en la comunión trinitaria, un acto con dimensión
salvífica por la acción directa del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
<<Fue necesario para la salvación del género humano que [...] hubiese alguna
doctrina fundada en la revelación divina>> (Santo Tomás de Aquino). A través del
Bautismo se inicia la comunión con Jesucristo y su misterio de Salvación, siendo
inseparable de su dimensión eclesial: la Iglesia ilumina a sus hijos, y estos mismos hijos
aceptan a Jesucristo para incorporarse a dicha Iglesia Universal, Una, Santa, Católica y
Apostólica.

<<[...] el Santo Rosario es una oración de meditación: repitiendo el Avemaría se


nos invita a volver a pensar y reflexionar sobre el Misterio que hemos proclamado>>
(Papa Benedicto XVI).

30 © Mouronval Morales, Pierre Marie


E

EGUNDO MISTERIO LUMINOSO:

LA REVELACIÓN DE JESÚS
EN
LAS BODAS DE CANÁ
[...] hubo una boda en Caná de Galilea, y allí estaba la madre de Jesús. También
Jesús y sus discípulos fueron invitados a la boda. Faltando el vino, le dijo la madre a Jesús:
<<No tienen vino>>. Y Jesús le dijo: <<¿Qué tengo yo contigo, mujer? Aún no ha
llegado mi hora>>. Su madre advirtió a los sirvientes: <<Haced cualquier cosa que Él os
mande>>. [...] Jesús les dijo: <<Llenad de agua las tinajas>>. Las llenaron hasta arriba. Y
les dijo: <<Ahora sacad, y llevadle al maestresala>>. Así lo hicieron. Y [...] el maestresala
probó el agua convertida en vino [...]. Este fue el primer milagro de Jesús, así manifestó su
gloria, y sus discípulos creyeron en Él.
Juan 2,1-5;7-9.11

Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.

Jesucristo trasciende a su Madre más allá de la mera relación personal y familiar. Sabe que
su Madre ya colabora en la obra redentora. La Virgen María ha tomado la iniciativa en las
bodas de Caná, pero en seguida pasa a un segundo plano por voluntad divina y según le
habían revelado. <<Por el sello de la luz divina en nosotros todo se da a conocer>>
(Santo Tomás de Aquino). Así, la Virgen María colabora con su Hijo en la consecución
del milagro. Su maternidad se hace más espiritual, porque intercede por su Hijo, porque
reclama la obediencia hacia su Hijo.
Los milagros de Jesús no son solo demostraciones de poder del Hijo de Dios. Son
las pruebas tangibles de la presencia del Reino de Dios en este mundo, de que ha llegado
el momento de la conversión, de que aún el mundo está a tiempo de convertirse.
<<Nuestro entendimiento sirve para comprender lo que ha de creer, y la fe para creer lo
que ha de comprender>> (San Agustín).
Las bodas de Caná nos recuerdan las bondades del matrimonio: la presencia
protectora de Jesucristo cuando un hombre y una mujer se unen matrimonialmente. Y
Dios establece esta indisolubilidad del matrimonio para vivir como auténticos católicos.
<<[...] pertenece a la Ley Natural todo aquello que ayuda a la conservación de la vida
humana e impide su destrucción>> (Santo Tomás de Aquino).

31 © Mouronval Morales, Pierre Marie


La Fe / Verdad liberadora / Matrimonio / No-gula
Enseñar al que no sabe.
Dar de comer al hambriento; dar de beber al sediento.
Ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo manda la Santa Madre Iglesia.

Contemplamos los ruegos de la Virgen María como una escena de misericordia,


aquella en la cual daremos de beber al sediento como acción caritativa. Aparte de ayudar
al prójimo en sus necesidades espirituales, también hay que actuar para ayudar realmente a
los sedientos y hambrientos de la tierra. <<La voluntad divina tiene una relación necesaria
con su bondad, como nuestra voluntad quiere el bien por necesidad>> (Santo Tomás de
Aquino).
Las bodas de Caná son una oración y la intercesión de la Virgen María en la fe que
ella profesa por su Hijo. Ruegos que cubren las necesidades de este mundo cuando son
requeridos. De ahí nuestra fe en el rezo del Santo Rosario.

<<Os invito a rezar el Santo Rosario con devoción y a pedir encarecidamente por
las necesidades del mundo y de la Iglesia>> (Papa Benedicto XVI).

32 © Mouronval Morales, Pierre Marie


ERCER MISTERIO LUMINOSO:

EL ANUNCIO DE JESÚS SOBRE EL REINO DE DIOS


Y
LA NECESIDAD DE CONVERSIÓN
[...] Jesús fue a Galilea, predicando el evangelio de Dios, y diciendo: <<Se ha
cumplido el tiempo, y ha llegado el Reino de Dios. Arrepentíos, y creed al Evangelio>>.
Marcos 1,14-15
[...] Jesús empezó a predicar y decir: <<Arrepentíos, pues ha llegado el Reino de
los Cielos>>.
Mateo 4,17
[...] le trajeron un paralítico, echado en una camilla; y al ver Jesús la fe de ellos dijo
al paralítico: <<Ánimo, hijo. Tus pecados quedan perdonados. [...] Pues para que sepáis
que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados [...], ¡levántate,
coge tu camilla y vete a tu casa!>>. Entonces él se levantó y se marchó a su casa. Y el
gentío quedó maravillado al verlo, y glorificaron a Dios, que había dado tal autoridad a los
hombres.
Mateo 9,2.6-8

[...] vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en su despacho de recaudador,


y le dice: <<Sígueme>>. Se levantó y le siguió.
Mateo 9,9

Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.

El establecimiento del Reino de Dios es predicado por Jesús, porque tiene el deber de
cumplir las expectativas de su pueblo. Y Jesús establece con su potestad y autoridad,
como Hijo del Padre, la instauración de un Reino de Dios que va más allá de lo terrenal,
que no es de este mundo.
La voz y los hechos de Jesús también confiesan su condición divina: exige amor
absoluto a su persona, perdona los pecados, realiza milagros, se considera el representante
único de Dios en el mundo... Sin duda alguna Él es Jesucristo, Hijo de Dios y Hombre
Verdadero. <<A la potencia divina se puede atribuir todo lo que no incluya contradicción
manifiesta>> (Guillermo de Ockham). Y, sin contradicción alguna, actúa siempre en
favor y beneficio del hombre. Su peregrinación la realiza como siervo del Señor. Predica
de una manera sencilla como un hombre humilde y cercano.

33 © Mouronval Morales, Pierre Marie


Jesús da testimonio del Padre, el cual ilumina al mundo entregándole la Verdad
liberadora. <<[...] la verdad del entendimiento divino es el mismo Dios>> (Santo Tomás
de Aquino). Jesucristo es el Maestro de la Verdad, realizando la Salvación a través de la
palabra, del conocimiento y de la iluminación. <<A ti invoco, Dios verdad, en quien, de
quien y por quien son verdades todas las cosas que son verdaderas>> (San Agustín).
Las palabras de Jesús son el Camino, la Vida y la Verdad que ya están implícitas en
Él. Quien cree en su Palabra, creerá en Él plenamente como Hijo eterno de Dios Padre.
<<Únicamente poseemos un conocimiento verdadero de Dios cuando creemos que su
ser está sobre todo lo que podemos pensar de Él [...]>> (Santo Tomás de Aquino). Quien
comprende su Mensaje y acepta su Verdad ha de considerarse un creyente cristiano cuya
fe se relaciona íntima y directamente con Jesucristo.

Evangelización / Perdón de los pecados

El Evangelio debe anunciarse en todas las regiones del mundo. Cualquier sociedad
debe conocer el Evangelio para creer en Jesucristo. La plenitud católica de abrazar el
Evangelio se consigue penetrando en los corazones infieles, blasfemos y no-creyentes.
Porque no se salvarán quienes no creen en Jesucristo. No se salvarán quienes repudian al
Hijo de Dios. <<[...] y no crea que no ha encontrado nada quien comprende la
incomprensibilidad de lo que busca>> (San Agustín).
Nuestra Iglesia es la única que verdaderamente puede garantizar la predicación del
Evangelio tal y como es la Palabra de Jesucristo. <<El autor de la Sagrada Escritura es
Dios>> (Santo Tomás de Aquino). Hay que evangelizar a todas las naciones del mundo
para que por fin sintamos universal y fraternalmente la presencia de Dios a través de esta
única Iglesia que es Santa y Católica. Comunicar el Bien y la Verdad de la Buena Nueva es
nuestro propósito para erradicar el error y el mal de las conciencias que aún no conocen a
Jesucristo. La voluntad de Dios es que las personas participen de la vida divina a través
del Evangelio. <<Cuando oyes que en el principio era el Verbo, no pienses nada vulgar
como es costumbre al oír las palabras humanas. Tú mira bien lo que debes pensar: El
Verbo era Dios>> (San Agustín).
Jesucristo anunció a los pecadores, los infieles, el deber y la necesidad de
conversión para entrar en el Reino de Dios y salvarse.

<<[...] hasta que vino Dios con el auxilio oportuno, con la ayuda del Rosario de
María. De este modo, con el favor de la Virgen, vencedora gloriosa de todas las herejías,
las fuerzas de los impíos quedaron extenuadas y aniquiladas, y la fe salva e incólume>>
(Papa León XIII).

34 © Mouronval Morales, Pierre Marie


UARTO MISTERIO LUMINOSO:

LA TRANSFIGURACIÓN
DE
JESÚS EN EL MONTE TABOR
Y [Jesús] se transfiguró ante ellos, y su rostro resplandeció como el sol, y su ropa
se volvió blanca como la luz. [...] de pronto una nube luminosa los cubrió. Y al instante se
escuchó una voz desde la nube, que decía: <<Éste es mi Hijo amado en quien me agradé.
Escuchadle>>. [...] los discípulos cayeron sobre sus rostros y se asustaron mucho. Pero
Jesús se acercó, les tocó y dijo: <<Levantaos y no temáis>>. [...] Y mientras bajaban del
monte, Jesús les ordenó: <<No digáis a nadie la visión hasta que el Hijo del Hombre
resucite de entre los muertos>>.
Mateo 17,2.5-7.9

Y se escuchó desde la nube una voz, que decía: <<Este es mi hijo elegido;
escuchadle>>.
Lucas 9,35

Y se formó una nube que los cubrió; y se escuchó una voz desde la nube: <<Este
es mi Hijo amado; escuchadle>>.
Marcos 9,7

Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.

La presencia divina tiene una profunda repercusión en cada persona. <<[...] Dios es
propiamente en todas las cosas la causa del ser mismo en cuanto tal, que es en ellas lo más
íntimo de todo, comprendiéndose que Dios obra en lo más íntimo de todas las cosas>>
(Santo Tomás de Aquino). Ese contacto íntimo con Dios es fuente de vida para el propio
espíritu, eleva el sentido de la existencia, se experimenta un gozo indescriptible. <<La fe
[...] es el peldaño de la intelección, y la inteligencia es la recompensa de la Fe>> (San
Agustín).
En ese preciso instante en que se produce la transfiguración, se glorifica a Dios, las
aspiraciones espirituales quedan satisfechas con creces. El sentimiento, la inteligencia y la
voluntad se desbordan por el propio acontecimiento de la transfiguración. <<Dios, la
Verdad suprema, es el ser mismo del que no se puede pensar algo mayor [...]>> (San
Buenaventura). Porque se vive, convive, una experiencia terrenal de comunión divina.
<<El alma vivifica con su presencia este cuerpo terreno y mortal>> (San Agustín).

35 © Mouronval Morales, Pierre Marie


Esa experiencia de creer estar ante Dios, aunque solo sea brevemente, es la ya
mencionada fuente de vida que acaba fortaleciendo sin límites la propia fe. <<Las cosas
ocultas de Dios, no hemos de buscar razones para comprenderlas>> (Santa Teresa de
Jesús). La presencia de Dios te transfigura el cuerpo y el alma de por vida.

Atención al Espíritu Santo


Aparición celestial y resplandeciente gloria divina.

La transfiguración es el augurio de la crucifixión, es la evidencia de la gloria divina


en ese instante luminoso. Y este episodio fulgurante sucede bajo la mismísima presencia
del Espíritu Santo. Pedro, Santiago y Juan fueron testigos del resplandor celestial cuya voz
trinitaria anunciaba la inminente Pasión de Jesús. <<[...] solo Aquél que no cambia ni
puede cambiar es verdaderamente el ser>> (San Agustín). Para entrar en el Reino de Dios
hay que desprenderse del cuerpo corruptible e imitar el proceso vital de Jesús cuyo cuerpo
se transformará y trascenderá desde la Cruz. <<[...] en la misma alma está arraigada el
conocimiento de su Dios>> (San Buenaventura).

<<El Rosario es un instrumento eficaz para abrirnos a Dios [...]>> (Papa


Francisco).

36 © Mouronval Morales, Pierre Marie


UINTO MISTERIO LUMINOSO:

LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA
Mientras comían, Jesús cogió pan, rezó la bendición, lo partió, lo dio a los
discípulos y dijo: <<Tomad, comed, esto es mi cuerpo>>. Y cogió un cáliz, rezó la
acción de gracias y se lo dio, diciendo: <<Bebed todos de él, porque esto es mi sangre de
la alianza, la derramada en favor de todos para el perdón de los pecados. Y os digo que
desde ahora no beberé de este fruto de la vid hasta el día en que lo beba con vosotros el
vino nuevo en el Reino de mi Padre>>.
Mateo 26,26-29

Y cogió pan, rezó la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: <<Esto es mi


cuerpo, el entregado en favor vuestro; haced esto en memoria de mí>>. Y de la misma
manera el cáliz, después de haber cenado, diciendo: <<Este cáliz es la nueva alianza en mi
sangre, que será derramada por vosotros>>.
Lucas 22,19-20

Y mientras comían cogió pan, rezó la bendición, lo partió y se lo dio, y dijo:


<<Tomad; esto es mi cuerpo>>. Y cogió un cáliz, rezó la acción de gracias, se lo dio, y
bebieron todos de él. Y les dijo: <<Esto es mi sangre de la alianza, la derramada en favor
de todos. Os digo de verdad: Ya no beberé más del fruto de la vid hasta aquel día en que
lo beba nuevo en el Reino de Dios>>.
Marcos 14,22-25

Y Jesús les dijo: <<De verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo del
Hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. Quien come mi carne y bebe
mi sangre tiene Vida Eterna, y yo le resucitaré el último día; porque mi carne es un
alimento verdadero, y mi sangre es una bebida verdadera. Quien come mi carne y bebe mi
sangre permanece en mí, y yo en él. Como me envió el Padre que vive, y yo vivo gracias al
Padre. Así, quien me come a mí, también él vivirá gracias a mí. Este es el pan que bajó del
cielo, no como el que comieron vuestros antepasados y murieron. Quien come este pan,
vivirá eternamente>>.
Juan 6,53-58

[...] El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, cogió pan, rezó la acción de
gracias, lo partió y dijo: <<Esto es mi cuerpo, el entregado en favor vuestro; haced esto
en memoria de mí>>. De la misma manera también el cáliz, después de cenar, diciendo:
<<Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre; haced esto, siempre que lo bebáis, en
memoria de mí>>. Pues siempre que coméis ese pan y bebéis ese cáliz anunciáis la
muerte del Señor hasta que vuelva.
1 Corintios 11,23-26

37 © Mouronval Morales, Pierre Marie


Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.
Rezamos las “Letanías de la Santísima Virgen María”.
Rogamos al Señor y a la Santísima Virgen María (oración tradicional española).
Rogamos por la persona e intenciones del Santo Padre.
Rezamos un “Padre Nuestro”, uno o tres “Ave María” (opcionales) y un “Gloria”.
Rezamos la “Salve”.
Realizamos el último ruego.
Cerramos el Santo Rosario con el “Ave María Purísima” y la “Señal de la Cruz”.

Jesús ve su muerte como un acontecimiento salvador, porque Él es ya parte irrenunciable


de la llegada del Reino de Dios. <<[...] solo son verdaderas las cosas inmortales>> (San
Agustín).
Así, a través de una devota participación en la Santa Misa, se conoce
amorosamente a Dios, que es lo que el Señor precisamente quiere de nosotros. La
Eucaristía es un misterio de fe y una escuela de contemplación. El piadoso devoto
cristiano católico contempla a Dios delante de las especies sacramentales, experimentando
su divina presencia. En la Eucaristía, el Espíritu Santo nos llena de esperanza. La
Eucaristía debe comprenderse como un compendio de la auténtica vida cristiana, que vive
la presencia de Jesucristo, que une la vida cotidiana con la Palabra de Dios, y que unifica
nuestras vidas en una verdadera comunidad cristiana. Es un memorial vivo del sacrificio
del Hijo de Dios.

Amor por la humanidad / Amor universal


La Eucaristía, el Centro Vital de la Iglesia.
Los siete dones del Espíritu Santo:
Sabiduría, Entendimiento, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad, Temor de Dios.
<<Tratad a los demás como queráis que ellos os traten a vosotros>>.
<<Escuchar Misa entera todos los domingos y fiestas de guardar>>.
Tercer Mandamiento: <<No trabajarás el día séptimo que es el día de
descanso consagrado al Señor>>.

La Eucaristía anuncia el Misterio pascual de Jesucristo hasta su venida. Es la


celebración litúrgica en memoria de Nuestro Señor Salvador, quien vivió, murió, resucitó
e intercedió por nosotros cuando se sentó a la derecha del Padre. Así, el día de la
resurrección de Jesucristo, el domingo, los cristianos nos reunimos para celebrar este
acontecimiento sagrado de la Eucaristía. Es la Misa de todos los siglos, por los siglos de
los siglos, hasta la llegada del final apocalíptico de los últimos tiempos sobre este valle de
lágrimas: he aquí la importancia de celebrar con alegría la Eucaristía porque siempre nos
anunciará la Vida Eterna, uniéndonos verdaderamente a una Iglesia celestial en el Padre,
en el Hijo, en el Espíritu Santo y en la Santísima Virgen María.
<<Ciertamente la acción de Jesucristo se hace sentir en el Rosario de una manera
poderosa>> (Papa León XIII).

38 © Mouronval Morales, Pierre Marie


ISTERIOS DOLOROSOS

RIMER MISTERIO DOLOROSO:

LA AGONÍA DE JESÚS
EN
EL HUERTO DE GETSEMANÍ
[Jesús] se dirigió al monte de los Olivos; también le siguieron sus discípulos. Y al
llegar a aquel lugar les dijo: <<Rezad para que no caigáis en la tentación>>. Y Él se alejó
de ellos [...], y rezaba de rodillas, diciendo: <<Padre, si quieres, aparta este cáliz lejos de
mí; mas no se haga mi voluntad, sino la tuya>>. [...] Y levantándose de la oración, se
acercó a los discípulos y los halló dormidos por efecto de la tristeza. Y les dijo: <<¿Por
qué dormís? Levantaos a rezar, para que no caigáis en la tentación>>.
Lucas 22,39-46

[Jesús] empezó a ponerse triste y a sentirse abatido. Entonces les dice: <<Mi alma
está llena de una tristeza mortal. Quedaos aquí y velad conmigo. [...] Velad y rezad, para
que no caigáis en la tentación; que el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil>>.
Mateo 26,37-38.41

<<¿Estáis todavía durmiendo y descansando? Ya está. Ha llegado la hora. Mirad,


el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Vamos, levantaos!
Mirad, ha llegado el que me entrega>>.
Marcos 14,41-42

Judas, el que le había traicionado, conocía aquel lugar, porque Jesús se había
reunido allí muchas veces con sus discípulos.
Juan 18,2

Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.

Jesús es tentado por las fuerzas maléficas, pero dicha tentación no se origina en Él mismo.
<<Fue el miedo al fuego lo que me hizo decir lo que dije>> (Santa Juana de Arco).

39 © Mouronval Morales, Pierre Marie


Porque Jesucristo es santo y perfecto, porque había vivido en armonía perfecta con su
pureza de espíritu y su plenitud de gracia. Así, Jesús padeció una tentación que era
imposible que se hiciera efectiva. <<Dios no infunde en el hombre una certeza o fe
contraria al conocimiento natural>> (Santo Tomás de Aquino). Sencillamente, la
tentación de aquel momento solo tenía por objeto cuestionar los acontecimientos con
humildad: Jesús dialoga con el Padre para saber si es posible un proceso salvífico menos
crudo y exigente. Pero, en seguida, ya superada la tentación, Jesús reconoce la idoneidad
de la decisión del Padre: el plan de Salvación será misericordioso con su Hijo. <<Existe,
fuera de toda duda, algo mayor de lo cual nada puede pensarse, tanto en el entendimiento
como en la realidad>> (San Anselmo). La pasión y la muerte de Jesús serán trámites
mundanos bajo la Gloria divina que le espera.

Corregir al que yerra.


Asumir las tentaciones.
<<Bienaventurados los perseguidos a causa de la justicia,
porque de ellos es el Reino de los Cielos>>.

Ante la angustia que supone la muerte, podemos vernos tentados por falsas
promesas. <<Necesita del auxilio de la gracia, que cure su naturaleza>> (Santo Tomás de
Aquino). Pero obedecer incondicionalmente la voluntad de Dios, porque creemos en su
Palabra, sí nos traerá la Vida Eterna tras el trance que precede a la agonía. De hecho,
Jesucristo ya sufrió por todos nosotros en el huerto de Getsemaní para paliar nuestras
dudas en cualquier proceso vital como persona gravemente enferma o moribunda.

<<[...] reitero mi exhortación a dirigirse a Ella cada día con el rezo del Santo
Rosario, confiándole nuestras dificultades, retos y alegrías [...]>> (Papa Benedicto XVI).

40 © Mouronval Morales, Pierre Marie


EGUNDO MISTERIO DOLOROSO:

LA FLAGELACIÓN DE JESÚS
A Jesús le llevaron al sumo sacerdote [...]. Todos sentenciaron contra Él, juzgando
que era reo de muerte. Y algunos empezaron a escupirle, y a taparle el rostro y darle
puñetazos [...]. Y los alguaciles, a bofetadas, se ensañaron con Él.
Marcos 14,53.64-65

[...] y otros le abofetearon, diciendo: <<Mesías, haznos de profeta: ¿quién es el que


acaba de darte?>>.
Mateo 26,67-68

Pilato [...] llamó a Jesús. Y le dijo: <<¿Eres tú el rey de los judíos?>>. [...] Jesús
respondió: <<Mi reino no es de este mundo. [...] he venido al mundo para ser testigo de
la verdad. Todo el que se pone de parte de la verdad oye mi voz>>.
Juan 18,33.36-37

Pilato dijo a los sumos sacerdotes y al gentío: <<No encuentro ningún delito en
este hombre. [...] Así que, después de castigarle, le soltaré>>.
Lucas 23,4.32
Así es que entonces Pilato mandó prender a Jesús y azotarle.
Juan 19,1

[...] a Jesús, después de azotarle, le entregó para que le crucificaran.


Mateo 27,26

Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.

<<[...] Dios no tiene un ser común, sino propio>> (Santo Tomás de Aquino). Jesús no
teme ni las denuncias ni las críticas ni las inminentes represalias. <<En cuanto a lo que he
dicho y hecho, lo he hecho a través de Dios. [...] si hay algún error, es mío únicamente>>
(Santa Juana de Arco). El Sanedrín se atrevió a acusar de blasfemia a Jesús, quien
evidenció que Él era verdaderamente el Hijo de Dios, que se hizo igual a Dios Padre, y
que obraba en este mundo por imperativo divino. <<Únicamente Dios es ente por su
propia esencia, y todos los demás lo son por participación, porque solamente en Dios el
ser es su esencia>> (Santo Tomás de Aquino).

41 © Mouronval Morales, Pierre Marie


Pureza / Amor incondicional
Octavo Mandamiento: <<No cometerás falsos testimonios>>.
<<Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos serán saciados>>.

Por ignorancia e incredulidad, las autoridades religiosas judías creían que Jesús
merecía la muerte. <<Los filósofos se instruyeron en los caminos del error. [...] Les quedó
oculto el camino porque Dios resiste a los soberbios>> (San Agustín). Jesús fue
sentenciado a muerte por los judíos de Jerusalén más fanáticos. Incluso en la actualidad se
sigue ajusticiando y matando a Jesucristo con cada acto pecaminoso y vicioso que reniega
de la fe católica. En definitiva, Judas, el Sanedrín, Poncio Pilato, los infieles y los demás
pecadores fueron, son y serán los responsables del sufrimiento inflingido a Jesucristo
durante su Pasión.
Aceptar y reconocer a Jesús como Dios hecho hombre y como Dios Salvador
significa que la Pasión de Jesucristo no fue en vano, porque no-creer en Él sí que sería
sentenciarlo a muerte una y otra vez. <<[...] Dios, el cual es la generosidad misma, puesto
que nada hace por su utilidad, sino todo solamente por su bondad>> (Santo Tomás de
Aquino). Aún así, Jesús, durante la flagelación, no se dejó coaccionar por los hombres.
<<En lo que hace la naturaleza interviene Dios como causa primera. [...] lo realiza Dios
todo al principio, al hacer las cosas. Luego, parece que después ya no obra en las criaturas
al obrar éstas>> (Santo Tomás de Aquino).

<<Ahora y siempre el Rosario como invocación de paz universal>> (Papa Juan


XXIII).

42 © Mouronval Morales, Pierre Marie


ERCER MISTERIO DOLOROSO:

LOS INSULTOS A JESÚS


Y
LA CORONACIÓN DE ESPINAS
Entonces, los soldados del procurador condujeron a Jesús al pretorio, y reunieron
a toda la cohorte en torno a Él. Y después de desnudarle, le pusieron una capa corta
escarlata. Y trenzando una corona de espinas se la pusieron en la cabeza, y una caña en su
mano derecha. Y, arrodillándose ante Él, se burlaron de Él, diciendo: <<¡Salve, Rey de
los judíos!>>. Y, escupiéndole, cogían la caña y le golpeaban.
Mateo 27,27-30

[...] Y le daban bofetadas. Pilato salió afuera de nuevo y les dijo: <<Mirad, os lo
voy a sacar fuera para que sepáis que no encuentro en él ningún delito>>. Así pues, Jesús
salió afuera, llevando la corona de espinas y el manto púrpura. Y Pilato les dijo: <<¡Aquí
está ese hombre! [...] Ahí tenéis a vuestro rey>>. Y ellos gritaron: <<¡Fuera, fuera!
¡Crucifícalo!>>. Pilato les dijo: <<¿Voy a crucificar a vuestro rey?>>. Los sumos
sacerdotes respondieron: <<No tenemos más rey que el emperador>>. Entonces se lo
entregó, para que lo crucificaran.
Juan 19,3-5.14-16

Pilato [...] entregó a Jesús a voluntad de ellos.


Lucas 23,25

Y, una vez que se burlaron de Él, le despojaron del manto púrpura, le vistieron con
su propia ropa y le sacaron para crucificarle.
Marcos 15,20

Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.

Aquel sufrimiento se desata sin control. Están haciendo leña del árbol caído, torturando a
Jesús por mera diversión. <<La ociosidad es enemiga del alma [...]>> (Reglas de San
Benito). Todo aquello comienza a ser doloroso e insoportable. <<Lo que aquí pretende el
demonio no es poco, que es enfriar la caridad y el amor de unos con otros, que sería gran
daño>> (Santa Teresa de Jesús). Es un Misterio clave: semejante sufrimiento ya
constituye un acto fundamental para nuestra salvación, aunque sus torturadores lo
ignoren. Jesús sabe que acaba de comenzar una escalada de violencia que arrasará su
cuerpo hasta la crucifixión.

43 © Mouronval Morales, Pierre Marie


Jesús padece cada latigazo y cada espina atravesando su carne. <<[...] Dios, por ser
prudentísimo, con su providencia no prohíbe los males, sino que permite que cada cosa
actúe en función de lo que su naturaleza requiere>> (Santo Tomás de Aquino). Su
condición divina está siendo rebajada y ultrajada por voluntad propia: el Hijo de Dios
conoce perfectamente la hiriente travesía que le espera.

Coraje / Amor propio / No-ira /Perdón de las injurias


Vestir al desnudo.
Las cuatro virtudes cardinales: Prudencia, Justicia, Fortaleza, Templanza.
<<Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan contra vosotros
toda clase de calumnias por mi causa. Alegraos y regocijaos porque vuestra
recompensa será grande en el Cielo>>.

Fue una escena horrible, porque el Pecado con mayúscula mostró toda su violencia
contra el Hijo de Dios: las burlas y palizas de los soldados y el populacho que fueron
incesantes; la soberbia de los sumos sacerdotes; y la cobardía de Poncio Pilato.
Humillación tras humillación para el cuerpo doliente de Jesús. Cometieron un acto de
crueldad extrema, definitivamente diabólico, que violentó el cuerpo de quien
afortunadamente nos perdonó semejantes salvajadas. Un sacrificio brutal que sirvió para
perdonar todos nuestros pecados. <<Existe un Ser Inteligente que dirige todas las cosas
naturales a su fin, y a Éste llamamos Dios>> (Santo Tomás de Aquino).
Jesús es condenado injustamente, pero la verdad es que fue Él quien se ofreció a sí
mismo en expiación como Vía de Salvación para la humanidad. Ellos, los pecadores, solo
manejaban un poder quimérico y una falsa justicia muy propia de hombres mortales.
<<Todo el conjunto del universo está sometido al gobierno de la razón divina>> (Santo
Tomás de Aquino).

<<[El Santo Rosario] con la mística y poderosa cadena de oraciones que le ha


merecido el nombre de auxilio y salvación del pueblo cristiano>> (Papa Pío XI).

44 © Mouronval Morales, Pierre Marie


UARTO MISTERIO DOLOROSO:

LA SUBIDA DE JESÚS AL MONTE CALVARIO


CON
LA CRUZ A CUESTAS
[A Jesús] le llevaron a crucificar. Y al salir encontraron a uno de Cirene, llamado
Simón; a éste le obligaron a llevar a cuestas la cruz de Jesús.
Mateo 27,31-32

Le seguía una gran muchedumbre del pueblo, y de mujeres que lloraban y se


lamentaban por Él. Volviéndose Jesús hacia ellas, les dijo: <<Hijas de Jerusalén, no lloréis
por Mí, sino llorad por vosotras y por vuestros hijos. Porque, mirad, vendrán días en que
se dirá: ¡Felices las estériles, y los vientres que no engendraron, y los pechos que no
criaron! Entonces comenzarán a decir a los montes: ¡Caed sobre nosotros! Y a los
collados: ¡Sepultadnos! Porque si hacen esto con el árbol verde, ¿qué harán con el
seco?>>.
Lucas 23,27-31

[Jesús] llevando su cruz a cuestas, hacia el lugar llamado Calvario, que en arameo se
dice Gólgota.
Juan 19,17

<<Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y Yo os aliviaré.


Tomad mi yugo sobre vosotros, y aprended de Mí, porque soy manso y humilde de
corazón, y hallaréis reposo para vuestra alma. Pues mi yugo es llevadero, y ligera mi
carga>>.
Mateo 11,28-30

<<Si alguno quiere venir detrás de mí, niéguese a sí mismo, lleve su cruz a cuestas
cada día y sígame>>.
Lucas 9,23

Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.

Es el Vía Crucis o el Camino de la Cruz. Jesús conduce los pecados del mundo al monte
Calvario. Él ha sido elegido para reconciliar un mundo espiritualmente devastado.

45 © Mouronval Morales, Pierre Marie


Jesús realiza aquel suplicio con total libertad, la que emana del justo imperativo
divino. Porque es precisamente esa libertad la que pone al servicio de la salvación del
género humano. Aquella subida la realizó sin tener ningún inconveniente en asumir
semejantes humillaciones, fatigas y dolores. <<La ciencia de Dios es causa de las cosas
[...]>> (Santo Tomás de Aquino). Al actuar según los planes de Dios, Jesús expresaba
fielmente la libertad salvadora del Padre, sin pecado alguno. <<[...] la Ley Eterna no es
otra cosa que la razón de la divina sabiduría en cuanto dirige todos los actos y
movimientos>> (Santo Tomás de Aquino).

Paciencia / Tranquilidad / No-pereza /Mansedumbre


Redimir al cautivo.
Consolar al triste.
<<Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra>>.

El Camino de la Cruz es una fatigosa cuesta para convertirnos y renovarnos


diariamente a través de la Palabra de Dios, del Evangelio, para ser y actuar en una subida
existencial como buenos católicos, anhelando santidad en cada uno de nuestros
pensamientos y nuestros actos. <<Y Dios es el sol que los baña con su luz>> (San
Agustín). Así, la Iglesia es como un bálsamo espiritual en cada uno de nuestros pasos,
orientándonos hacia la salvación de nuestras almas. <<En el amor de Dios se realiza el
conocimiento: el medio perfecto de conocer a Dios está en la experiencia de su
dulzura>> (San Buenaventura).
Cada uno de nosotros debe llevar su Cruz a cuestas, imitando los movimientos de
Jesucristo, sintiendo la pesada carga para aceptarla y afrontarla con paciencia. Es un
trabajo arduo y lento que al final tendrá su recompensa en el Reino de los Cielos. La
Alegría que nos espera compensará cualquier tipo de sufrimiento o penitencia por
nuestros pecados cometidos en este mundo.

<<El Rosario es a la vez meditación y súplica. [...] El Rosario es también un


itinerario de anuncio y de profundización, en el que el Misterio de Cristo es presentado
continuamente en los diversos aspectos de la experiencia cristiana>> (Papa Juan
Pablo II).

46 © Mouronval Morales, Pierre Marie


UINTO MISTERIO DOLOROSO:

LA CRUCIFIXIÓN
Y
MUERTE DE JESÚS
Y al llegar a un lugar llamado Gólgota [...] le dieron a beber vino mezclado con
hiel; lo probó, pero no quiso beberlo. Y después de crucificarle se repartieron su ropa,
echándolo a suertes. [...] Por encima de su cabeza habían puesto el letrero [...]: ESTE ES
JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS. También crucificaron con Él a dos ladrones, uno a
la derecha y otro a la izquierda. Los viandantes blasfemaban contra Él. [...] Los sumos
sacerdotes, con los escribas y ancianos, también se burlaban [...]. También los ladrones
que acababan de ser crucificados con Él le insultaban de la misma manera.
Mateo 27,33-35;37-39.41.44

Y Jesús decía: <<Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen>>.


Lucas 23,34

<<Y nosotros [los ladrones crucificados], justamente, recibimos el pago de lo que


hicimos; pero en cambio, éste no ha hecho nada malo>>. Y dijo: <<¡Jesús, acuérdate de
mí cuando vuelvas como rey!>>. [Jesús] le dijo: <<Te digo de verdad que hoy estarás
conmigo en el Paraíso>>.
Lucas 23,41-43

[...] al ver Jesús a la Madre, y de pie junto a ella al discípulo predilecto, dijo a la
Madre: <<Mujer, ahí tienes a tu Hijo>>. Luego dijo al discípulo: <<Ahí tienes a tu
Madre>>. Y desde aquel momento el discípulo la acogió consigo.
Juan 19, 26-27

[...] clamó Jesús: <<!Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?>>
Marcos 15,34

Ya era la hora sexta cuando hubo oscuridad en todo el país hasta la hora nona, al
eclipsarse el sol. Y la cortina del santuario se rasgó por medio. Elevando la voz, Jesús dijo:
<<Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu>>.
Lucas 23,44-46

<<Se ha cumplido>>. E inclinando la cabeza entregó el espíritu.


Juan 19,30

47 © Mouronval Morales, Pierre Marie


Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.
Rezamos las “Letanías de la Santísima Virgen María”.
Rogamos al Señor y a la Santísima Virgen María (oración tradicional española).
Rogamos por la persona e intenciones del Santo Padre.
Rezamos un “Padre Nuestro”, uno o tres “Ave María” (opcionales) y un “Gloria”.
Rezamos la “Salve”.
Realizamos el último ruego.
Cerramos el Santo Rosario con el “Ave María Purísima” y la “Señal de la Cruz”.

La Madre de Jesús está a los pies de la Cruz. Ella también tiene una misión salvífica: ser la
Madre del género humano en esa nueva vida lograda a través de la Cruz.
Jesús lleva a cabo la misión, abandonándose a sí mismo para cumplir la tarea que
Dios le ha encomendado, aceptando la gran ignominia de aquella despiadada crucifixión,
porque Jesús confía en su propia resurrección revelada por el Padre. <<La última
perfección de vida corresponde a Dios, en quien no se distinguen el comprender y el ser,
y así es preciso que en Dios se identifique la intención comprendida con su divina
esencia>> (Santo Tomás de Aquino).
He ahí el crucificado. <<Dios no puede ser visto en esencia por el puro hombre,
sino cuando esté despojado de esta vida mortal>> (Santo Tomás de Aquino) Es Jesús
quien padece por nosotros. Su nombre significa que Dios nos salva. A la vez, está
expresando su identidad y su misión a través de su bendito nombre. Nos está salvando de
nuestros pecados. <<[...] no aparecía aún la Trinidad, pues no teníamos fija la mirada de
la mente en aquella claridad para poder descubrir su fulgor [...]>> (San Agustín).
Jesús entabla una lucha intensa contra las potencias del pecado, del mal y de la
muerte. Y el mayor combate es precisamente contra el pecado de la carne, la mayor
infamia terrenal.
La Virgen María acepta íntimamente el Misterio del sufrimiento redentor de su
Hijo agonizante, mientras Jesús aniquila el pecado desde la Cruz para transformar al
hombre hasta convertirlo en una redimida y nueva criatura de Dios.

Autonegación / Respeto a Dios


Segundo Mandamiento: <<No dirás el nombre de Dios en vano>>.
Sufrir con paciencia los defectos de los demás.
<<Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados>>.
La Unción de los enfermos.
Quinto Mandamiento: <<No matarás>>.
Novísimos: Muerte, Juicio, Infierno, Gloria.

La Crucifixión es la muerte real de Jesús en cuanto a hombre, separándose del


cuerpo y del alma, aunque ambos sean divinamente mantenidos para el inminente proceso
de resurrección vía regazo del Padre.

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Tras un calvario brutal, Jesús ha cumplido su misión terrenal venciendo a los
pecadores: asumió las culpas ajenas, aquellas que pesaban sobre sus verdugos.
Jesús se redime en la Cruz, su sacrificio hace posible la reconciliación de los
hombres con Dios. La Crucifixión es nuestra única esperanza de salvación. Porque no
murió en vano. Fue nuestro redentor, reparando nuestras culpas, expiando todas nuestras
infamias y ofensas al Altísimo. <<El que es como el más propio de todos los nombres de
Dios>> (Santo Tomás de Aquino). Fue la mayor prueba de amor realizada en toda la
historia de la humanidad. Y así lo demuestra el sufrimiento redentor de la Virgen María.
<<Tengo respeto por las cosas que lo merecen, no insulto ningún nombre divino>>
(Arnobio).
La Cruz es la única ruta posible hacia la perfección, hacia la santidad, porque sigue
a Jesucristo. <<Y cuanto más cerca está una cosa de la semejanza divina, más perfecta es
[...]>> (Santo Tomás de Aquino). Es un recorrido que no está exento de dificultades. Ser
y estar en la Cruz implica luchar contra las adversidades terrenales y renunciar a cualquier
banalidad que entorpezca nuestro ritmo espiritual. <<La esencia divina no puede ser
conocida mediante las naturalezas de las cosas materiales>> (Santo Tomás de Aquino). Se
progresa a través de una mortificación dura pero gratificante, porque quien persevera en
el Camino de la Cruz logrará la salvación prometida por Dios. Y dicha ruta, que se recorre
interiormente en cada uno de nosotros, también debe visibilizarse. Porque la salvación
propia también es colectiva. Nuestro prójimo es merecedor del sacrificio de Jesucristo.
Por lo tanto, debemos dar testimonio de nuestra fe en público, y hacerlo además con
insistencia y firmeza. Y la difusión de la Fe verdadera es compatible con el silencio
enriquecedor del devoto que interioriza sus rezos. Testimoniar nuestra fe, de manera
conjunta, es una cuestión privada y pública a la vez. La Cruz lo abraza todo, porque
describe el destino salvífico de la humanidad en Jesucristo crucificado.

<<Con el Rosario [...] nos dejamos guiar por María, modelo de fe, en la
meditación de los Misterios de Cristo, y día tras día se nos ayuda a asimilar el Evangelio,
de manera que dé forma a toda nuestra vida>> (Papa Benedicto XVI).

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ISTERIOS GLORIOSOS

RIMER MISTERIO GLORIOSO:

LA RESURRECCIÓN
DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
[...] Hallaron desplazada la piedra del sepulcro, pero cuando entraron no
encontraron el cuerpo del Señor, Jesucristo.
Lucas 24,1-2

<<No os sorprendáis. Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado. Resucitó, no


está aquí>>.
Marcos 16,6

<<[...] No temáis, porque sé que buscáis a Jesús el crucificado. No está aquí,


porque resucitó como había dicho>>.
Mateo 28,5-6

<<¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, porque ha
resucitado. Recordad lo que os dijo cuando aún estaba en Galilea, diciendo que el Hijo del
hombre tenía que ser entregado a manos de pecadores y ser crucificado, y al tercer día
resucitar>>.
Lucas 24,5-7

Y de repente Jesucristo les salió al paso, diciendo: <<¡Salve!>>. Ellos se


acercaron, se abrazaron a sus pies y le adoraron. Entonces, Jesucristo les dice: <<No
temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea. Allí me verán>>.
Mateo 28,9-10

<<[...] vete a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y
vuestro Dios>>. María Magdalena se marchó [del sepulcro] para anunciar a los discípulos:
<<¡He visto al Señor!>>.
Juan 20,17-18

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<<¡Realmente resucitó el Señor, y se ha aparecido a Simón!>>.
Lucas 24,34

[...] llegó Jesucristo y se puso en medio y les dijo: <<¡La Paz sea con vosotros!>>.
Y después de decir esto les enseñó las manos y el costado. Así que los discípulos se
alegraron al ver al Señor. Les dijo de nuevo: <<¡La Paz sea con vosotros! Como el Padre
me ha enviado, así os envío Yo a vosotros>>.
Juan 20,19-21

[Jesucrito] les dijo: <<Ved mis manos y mis pies: soy Yo en persona. Palpadme y
ved: un espíritu no tiene carne ni hueso como veis que Yo tengo>>.
Lucas 24,39

[Jesucristo] le dijo a Tomás: <<Trae aquí tu dedo y mira mis manos; y trae tu
mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino creyente>>. [...] <<¿Porque me
has visto has creído? ¡Dichosos los que no ven, y creen!>>.
Juan 20,27.29

Y Jesucristo realizó otros muchos milagros en presencia de sus discípulos [...]. Y


éstos se han escrito para que creáis que Jesucristo es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que
creyendo tengáis vida en su nombre.
Juan 20,30-31

<<Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque muera vivirá; y todo
el que vive y cree en Mí no morirá jamás>>.
Juan 11,25-26

<<[...] vosotros estáis tristes ahora, pero os veré de nuevo, y se alegrará vuestro
corazón, y nadie os podrá quitar vuestra alegría>>.
Juan 16,22

Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.

Jesucristo tuvo una resurrección gloriosa y definitivamente inmortal, una prueba más de
su divinidad. <<La inmortalidad de las almas exige la futura resurrección de los
cuerpos>> (Santo Tomás de Aquino). Nos abrió las puertas de la Vida Eterna y nos
indicó el camino de la Salvación. <<[...] Tú que das inteligencia a la Fe, concédeme [...]
comprender que existes, como lo creemos, y que eres lo que creemos>> (San Anselmo).
Todas las capacidades sensitivas y espirituales del cuerpo y el alma de Jesucristo
hicieron posible los acontecimientos sobrenaturales. Los dones divinos que le había
concedido el Padre le servían para cumplir su misión salvadora entre los hombres.

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Fe
<<No tendrás otros dioses en Mi presencia>>.
Rogar a Dios por vivos y difuntos.
Enterrar a los muertos.
Resurrección de los muertos.
Vencer al pecado y a la muerte.
<<Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios>>.

La resurrección de Jesucristo fue un suceso real que demostró la vuelta del Hijo de
Dios al mundo y así constatar su naturaleza divina y eterna. Fue un hecho histórico
inequívoco, con múltiples testigos que dieron fe de ello. <<Y como es debido te buscó el
que recibió de Ti el don de buscarte como se debe>> (San Agustín).
Jesucristo no resucitó a una vida mundana. Resucitó en un estado que se
encontraba más allá de la previa muerte y de la vida presente, en un plano del espacio y
del tiempo que no eran los propios de este mundo. La realidad de su presencia corpórea
durante su resurrección se explica desde la Fe verdadera: el poder de Dios manifiesta a su
Hijo resucitado para mayor gloria de Nuestro Señor. Es la prueba irrefutable de todo lo
escrito sobre el Hijo de Dios en las Sagradas Escrituras. <<Buscar al Señor con sencillez
de corazón. [...] No tenemos necesidad de curiosear, una vez que vino Jesucristo, ni
hemos de investigar después del Evangelio. Creemos, y no deseamos nada más allá de la
Fe [...]>> (Tertuliano).
A partir de este Misterio, Jesucristo resucitado vivirá en el corazón de todos sus
fieles: nosotros somos el motivo de su divina resurrección. Jesucristo nos anuncia que es
el origen de nuestra propia resurrección cuando nos llegue el tránsito de la muerte.
<<Permanece el alma en su ser una vez destruido el cuerpo [...]>> (Santo Tomás de
Aquino). Porque, tal y como nos dijo, Él es la Resurrección y la Vida.

<<[...] insistan piadosa y asiduamente en la costumbre del Rosario diario [...]>>


(Papa León XIII).

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EGUNDO MISTERIO GLORIOSO:

LA ASCENSIÓN
DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO AL CIELO
[Jesucristo] los condujo afuera hasta la cercanía de Betania; y levantando sus manos
los bendijo.
Lucas 24,50

Jesucristo se acercó a ellos, y les habló así: <<Se me dio todo el poder en el cielo y
sobre la tierra. Así que id, haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que Yo
os mandé. Y mirad, Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo>>.
Mateo 28,18-20

[Jesucristo] les dijo: <<Id a todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura.
El que crea y se bautice se salvará, pero el que no crea se condenará>>.
Marcos 16,15-16

[Jesucristo] los bendecía, se separó de ellos y fue elevándose al cielo.


Lucas 24,51

[...] se elevó mientras ellos miraban, y una nube lo envolvió ocultándolo a sus
miradas. [...] <<Este Jesús elevado desde vosotros al cielo, volverá del mismo modo
como le habéis visto ir al cielo>>.
Hechos de los Apóstoles 1,9.11

Y [Jesucristo] se sentó a la derecha de Dios.


Marcos 16,19

Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.

Jesucristo conocía su ascensión al Cielo gracias a su Sabiduría divina y eterna, a su


profunda e íntima relación filial vivida con su Padre Dios, al perfecto conocimiento que
tenía del plan de Salvación eterna, por los siglos de los siglos. <<[...] el ser de Dios incluye
en sí la vida y la sabiduría, porque ninguna de las perfecciones del ser puede faltarle a
quien es el mismo ser subsistente>> (Santo Tomás de Aquino). Asciende sin sorpresas,

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porque siempre estuvo inmerso en dicha Sabiduría. <<Dios, por su Sabiduría, es autor de
todas las cosas>> (Santo Tomás de Aquino).
El Padre, que siempre estuvo en Él, eleva a su Hijo para abrazarle y tenerle junto a
su Gloria. Ahora, Jesucristo se encuentra, para la eternidad, presente junto al Padre.
<<Dios por su esencia es el mismo ser subsistente y no es posible que exista otro de este
modo>> (Santo Tomás de Aquino). Y mediará su Iglesia por el don de su Espíritu como
Hijo sentado a la derecha del Padre. Porque la Iglesia es mediadora entre Jesucristo y los
hombres, y esa mediación está siempre activa y presente para el perdón de nuestros
pecados y para nuestra salvación. <<Yo amo a la Iglesia y la defendería con todas mis
fuerzas para la fe cristiana>> (Santa Juana de Arco).

Fe verdadera / Cuerpo místico


Predicación.
Ayudar a la Iglesia en sus necesidades.
Cielo para los bienaventurados.

A través de la contemplación de la Cruz nos elevamos con este Misterio de la


Ascensión de Jesucristo hacia el Cielo. Porque desde allá arriba Jesucristo nos observa
sentado a la derecha del Padre. <<Dios se ve a sí mismo en sí mismo, ya que a sí mismo
se ve por esencia>> (Santo Tomás de Aquino). La Observancia Divina desde el Reino de
los Cielos, intercediendo y mediando por nosotros. <<[...] como la divinidad en el Cielo
para vigilar y gobernar desde arriba todas las cosas>> (Isidoro de Sevilla). Ahora tiene
todo el poder tanto en los Cielos como en la tierra, y lo ejerce en beneficio de nuestra
propia salvación.

<<El Rosario forma parte de la mejor y más reconocida tradición de la


contemplación cristiana>> (Papa Juan Pablo II).

54 © Mouronval Morales, Pierre Marie


ERCER MISTERIO GLORIOSO:

LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO


EN
PENTECOSTÉS
Y cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar, y de
repente sonó un estruendo desde el cielo como un viento recio que irrumpe, el cual
recorrió toda la casa donde estaban. Y se les aparecieron unas lenguas como de fuego, que
se iban repartiendo y se posaron sobre cada uno de ellos. Y todos se llenaron del Espíritu
Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas como el Espíritu les concedía expresarse.
Hechos de los Apóstoles 2,1-4

<<[...] les oímos hablar en nuestras lenguas de las grandes obras de Dios>>.
Hechos de los Apóstoles 2,11

[Dijo Pedro]: <<A Jesús el Nazareno, hombre aprobado por Dios ante vosotros
por los prodigios, maravillas y milagros que realizó Dios a través de Él en medio de
vosotros, como también vosotros sabéis; a Éste le matasteis crucificándole por manos
impías, entregado según el plan previsto por Dios; al cual Dios le resucitó, desatando los
lazos de la muerte, porque no era posible que Él quedara dominado por la muerte>>.
Hechos de los Apóstoles 2,22-24

Pedro les dijo: <<Arrepentíos, y que cada uno de vosotros se bautice en el nombre
de Jesucristo para obtener el perdón de vuestros pecados, y entonces recibiréis el don del
Espíritu Santo>>. [...] Así es que ellos, aceptando su predicación, se bautizaron [...].
Hechos de los Apóstoles 2,38.41

Por tanto, tenemos que prestar más atención a las cosas que hemos escuchado, no
sea que andemos a la deriva.
Hechos de los Apóstoles 2,1

[Dijo Pedro]: <<Así que arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros
pecados; para que así vengan, desde la presencia del Señor, tiempos de calma, y envíe a
Jesucristo, el Mesías destinado para vosotros, a quien el cielo recibirá hasta el momento de
la restauración universal [...]>>.
Hechos de los Apóstoles 3,19-21

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[...] con un mismo espíritu, se dedicaban asiduamente al rezo, con ciertas mujeres,
y María la Madre de Jesucristo [...].
Hechos de los Apóstoles 1,14

Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.

La Virgen María tiene un papel importante en la salvación de la humanidad, reuniéndose


con la Iglesia naciente. Se nombra a la Virgen María como la Madre de Jesucristo por obra
del Espíritu Santo, porque Ella intervino en el misterio de la Encarnación, siendo a su vez
partícipe en la obra de la redención.
La Virgen María es considerada como la primera y más perfecta seguidora de su
Hijo. <<En Dios se hallan las perfecciones de todos los entes, y por esto se llama
perfecto universalmente [...]>> (Santo Tomás de Aquino). Así, este Misterio está ligado
íntimamente a la Iglesia. Cuando la Virgen María rezaba, creyendo con firmeza en su Hijo,
también demostraba su misión materna a favor del nacimiento de la Iglesia.
Allí estaba la Virgen María, quien había permanecido virgen durante toda su vida
para gloria de Dios y de la Iglesia, dedicada en exclusividad a su Hijo y a todos los
cristianos. Los rezos de la Virgen María, pacientes, a la espera, fecundaron la Iglesia tal y
como hizo la semilla del Espíritu en su vientre inmaculado durante la Encarnación.
Jesucristo les envió el Espíritu Santo para reavivar y potenciar la primera
comunidad cristiana. El objetivo era seguir e imitar a Jesucristo, creer en Él, meditar su
vida, tratarle íntimamente e identificarse siempre con Él. <<El amor de Dios queda
incluido en el amor del prójimo, cuando el prójimo es amado por amor de Dios>> (Santo
Tomás de Aquino).
Porque Jesucristo es el Señor que a través de su pasión, muerte y resurrección ha
logrado la salvación para toda la humanidad. Y ha sido posible gracias a un Jesús Hijo,
Mesías, Sacerdote, Mediador, Santificador, Pastor, Heredero, Apóstol, Redentor...
Nuestro Salvador lo es todo: Pura Salvación.

Penitencia / Amor / La Confirmación / Santísima Trinidad


<<Al Señor tu Dios adorarás, solo a Él darás culto>>.
<<Amarás al prójimo como a ti mismo>>.
Comulgar al menos por Pascua de Resurrección.
Primer Mandamiento: <<Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,
con toda tu alma, con toda tu mente>>.
Confesar los pecados mortales al menos una vez al año, y en peligro de muerte,
y si se ha de comulgar.

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La venida del Espíritu Santo en Pentecostés para santificar a la Iglesia es una
realidad porque Jesucristo culminó la Obra que el Padre le encomendó realizar en este
mundo. Ahora la Iglesia puede y debe manifestarse públicamente para predicar el
Evangelio, anunciando la Salvación a toda la humanidad a través de la Palabra de Dios.
<<Ved como parece haber número: Padre, Hijo y Espíritu Santo son Trinidad. [...] Así
Dios tiene número y no está comprendido en el número>> (San Agustín).
<<La piedra sobre la que he fundado mi conciencia es aquella sobre la que
Jesucristo ha fundado su Iglesia>> (Abelardo). Hoy es la Santa Madre Iglesia, a través de
su Liturgia, la encargada de comunicarnos la Magna y Salvífica Obra de Jesucristo.

<<Todos los días, como la Iglesia misma recomienda, rezarán el Santo Rosario,
que, al poner ante nuestra meditación los misterios del Redentor, nos conduce a Jesús por
María>> (Papa Pío XII).

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UARTO MISTERIO GLORIOSO:

LA ASUNCIÓN
DE
LA VIRGEN MARÍA AL CIELO
Y se abrió el santuario celeste de Dios [...]; y hubo relámpagos, estampidos de
truenos, un terremoto fuerte y granizada.
Apocalipsis 11,19

<<Bendita Tú, hija del Dios altísimo por encima de todas las mujeres de la tierra
[...]. Porque tu esperanza no se apartará nunca del corazón de los hombres [...]>>.
Judit 13,18-19

Porque la ley del Espíritu de la vida en Jesucristo me liberó de la ley del pecado y
de la muerte [...].
Carta a los Romanos 8,2

Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.

La Santísima Virgen María es la Madre del Mesías y de la Iglesia. La humanidad se


encamina hacia una era mesiánica, y la luminosa Iglesia arropa a sus hijos con su manto
protector. Es la instauración de una Iglesia que nos refleja la Virgen María como un
modelo de fe perfecto. <<[...] perfecto llamamos a lo que nada le falta de cuanto requiere
el modo de su perfección>> (Santo Tomás de Aquino).
La Virgen María se hace dogma de fe. Podemos celebrar que es la Madre de Dios.
Su Asunción al cielo es un hecho, lo avala tanto su Encarnación como la dignidad de su
maternidad y su eterna virginidad.
La Purísima Virgen María ha vencido, junto a Jesucristo, al pecado y a la muerte.
Así asciende al cielo en cuerpo y alma. Ya es un hecho: Ella es la Madre de Nuestro
Salvador Señor Jesucristo. <<[...] si os pregunto la razón de creer en Jesucristo y por qué
os hicisteis cristianos, me responderéis todos: por la vida feliz>> (San Agustín).
Ella es una imagen purísima, toda entera y virginal, completamente redimida a
través de la Santísima y Divina Obra de su Hijo ya realizada y cumplida para alcanzar el
final de los tiempos.
El diálogo de la Santísima Virgen María con Dios y su Hijo será eterno, sin pausa,
para seguir asegurando nuestra salvación.

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La Virgen María no cometió pecado alguno durante su vida, sobrevivió a la
concupiscencia del mundo que le rodeaba. Toda su existencia terrenal estuvo apartada del
pecado, porque fue la única y mejor manera de entregarse piadosamente a la voluntad de
Dios. <<En Ti somos, nos movemos y existimos>> (San Pablo). Ella fue la única y
primera mujer en liberarse de la esclavitud del pecado; consiguió la santidad cristiana en
vida y en la eternidad tras su Asunción al Cielo.
La Asunción es el culmen de la vida santificada de la Virgen María. A partir de su
Asunción comienza la Iglesia de los resucitados. Ella se convierte en un faro guía y eterno
para la esperanza del pueblo de Dios. Su luz ilumina el camino que nos lleva hacia donde
se encuentra el Señor.
Dado que el cuerpo, la carne, de la Virgen María no se corrompió ni con la
concepción ni con el parto, tampoco se corrompió con su estancia en un sepulcro. Así es
que su Asunción y Glorificación es una consecuencia de una vida liberada del Pecado
Original en todo momento.
Las Puertas del Cielo se abrieron para recibir a la Santísima Virgen María, quien
siempre amó en vida al mismo Dios Creador y Redentor que le acogía en su Seno
Universal.
La Asunción de la Santísima Virgen María nos provoca una alegría infinita.
Confiamos en Ella y en su Gracia, porque nos reporta Esperanza ahora que sabemos
dónde se encontrará hasta el final de los tiempos.

Esperanza / Alegría / Felicidad eterna / Gloria / Corazón inmaculado


Inmortalidad de la Santísima Virgen María.

El devoto celebra este Misterio con un optimismo desbordado: nos cae del Cielo la
Luz salvífica de la Santísima Virgen María mientras asciende sonriente.
Ahora Ella participa en la Resurrección de su Hijo, augurándose de nuevo nuestra
propia resurrección. <<La consumación del hombre consiste en la posesión del último
fin, que es la bienaventuranza o felicidad perfecta, la cual consiste en la visión de Dios
[...]>> (Santo Tomás de Aquino).

<<En el Rosario nosotros nos dirigimos a la Virgen María para que nos guíe hacia
una unión cada vez más estrecha con su Hijo Jesús para identificarnos con Él, tener sus
sentimientos, actuar como Él>> (Papa Francisco).

59 © Mouronval Morales, Pierre Marie


UINTO MISTERIO GLORIOSO:

LA CORONACIÓN
DE
LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
COMO
REINA DE LOS CIELOS
Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer vestida del sol, la luna bajo sus pies,
y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.
Apocalipsis 12,1

<<[...] desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones; porque hizo en mí
grandes cosas el Todopoderoso>>.
Lucas 1,48-49

Rezamos un “Padre Nuestro”, diez “Ave María”, un “Gloria” y las “Jaculatorias”.


Rezamos las “Letanías de la Santísima Virgen María”.
Rogamos al Señor y a la Santísima Virgen María (oración tradicional española).
Rogamos por la persona e intenciones del Santo Padre.
Rezamos un “Padre Nuestro”, uno o tres “Ave María” (opcionales) y un “Gloria”.
Rezamos la “Salve”.
Realizamos el último ruego.
Cerramos el Santo Rosario con el “Ave María Purísima” y la “Señal de la Cruz”.

La SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA es la única y verdadera Madre de todos los


seguidores de su Hijo Jesucristo. La veneración a la Santísima Virgen María es indisoluble
del culto a Jesucristo, y viceversa. Esta cualidad de máxima veneración es simultánea y
recíproca tanto en la Madre de Dios como en su Hijo.
La Santísima Virgen María ocupa su lugar en el Misterio de Jesucristo y de la
Iglesia. Está incluida en todos los Misterios cristianos. En el Misterio Trinitario es Hija
elegida del Padre, Madre Santísima del Hijo y Amorosa Esposa del Espíritu. En el
Misterio Pascual y Pentecostal coopera con Nuestro Señor Salvador bajo la Cruz y junto a
los Apóstoles. En el Misterio de la Iglesia es tanto su Madre como su modelo. Y en el
Último Misterio, al final de los tiempos, será parte intrínseca de la Gloria Trinitaria.

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Paz / Devoción mariana
Consagración a la Santísima Virgen María.
Ser un siervo de la Santísima Virgen María.
<<Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios>>.

Cuanto mayor sea la devoción a la Santísima Virgen María, infinitamente mayor


será nuestra unidad con su Hijo Jesucristo. <<Sólo Dios basta>> (Santa Teresa de Jesús).
Dios había previsto y predestinado todo el peregrinaje de la Santísima Virgen
María. <<Dios puede hacer todo lo que, al ser hecho, no incluye contradicción>>
(Guillermo de Ockham). La Coronación como Reina del Cielo es el homenaje supremo a
la Madre del Hijo. Por su sacrificio en vida, Dios acoge en su Seno a la Santísima Virgen
María, porque como Madre aceptó y soportó la dolorosa Pasión de Jesucristo,
favoreciendo la unión de su Hijo con Dios y con todos nosotros.
La Santidad de la Virgen María es absoluta e incuestionable: Ella es LA NUEVA
EVA, LA SIEMPRE VIRGEN, LA INMACULADA, LA AUXILIADORA Y
MEDIADORA, LA MADRE DE LA IGLESIA, LA LLENA DE GRACIA, LA
ASUNTA EN EL CIELO, TRONO DE SABIDURÍA, LA SANTÍSIMA MADRE DE
DIOS, LA TODA SANTA, LA HIJA PREDILECTA DEL PADRE Y LA MADRE
PREDILECTA DEL HIJO.

<<Tomad con confianza entre las manos el Rosario, descubriéndolo de nuevo a la


luz de la Escritura, en armonía con la Liturgia y en el contexto de la vida cotidiana>>
(Papa Juan Pablo II).

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