YACHAYMALKA UNCP-V semestre Año: 1 – Nº 01

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YACHAYMALKA UNCP-V semestre
PRESENTACIÓN
En una época dominada por las
redes sociales en la que se escribe
tanto y tan mal; donde, escudados
en la libertad de expresión, se
vierten opiniones sin el menor
cuidado; y donde las dificultades
para publicar son cada vez
menores, no podíamos postergar
más el sueño de tener nuestra
revista.
La cantidad no siempre asegura
la calidad. Escribimos más, es
cierto, pero lo hacemos
informalmente y libres de toda
prescripción gramatical. Por otro
lado los trabajos de redacción en la
universidad, que son los que exigen
mayor nivel de conocimiento
lingüístico, son mínimos ya sea por
falta de espacios o porque estamos
acostumbrados a copiar y pegar;
surge entonces una pregunta: ¿qué
es lo que determina en el desarrollo
de una lengua, el uso mayoritario o
la prescripción?
No pretendemos cambiar esta
realidad, que parece ser la
evolución natural de nuestra lengua
acorde a estos tiempos en los que
todo cambia y evoluciona tan
rápido. Pretendemos ser más bien
una alternativa donde la
prescripción ortográfica, gramatical
y sintáctica se cumplan de alguna
manera.
Para un amante de la literatura
no hay nada mejor que un espacio
donde expresarse.
2
Año: 1 – Nº 01
Aún recuerdo cuando el
entusiasmo nos desbordaba, pero
no teníamos trabajos en cantidad
suficiente para publicarlos. Mi
amigo y colega Cristian Wankauki
era el más entusiasta y pese que
algunos compañeros nos alentaron
a concretizar esta idea, surgieron
algunos problemas y finalmente
olvidamos el proyecto. La llegada
de David Taipe nos dio un nuevo
impulso y la confianza suficiente
para seguir adelante.
Debo agradecer a los colegas
que más se interesaron, a mis
amigos Jesús Paulino, George
Chagua y Luis Mercado, y a todos
los que colaboraron de una u otra
forma.
En este número publicamos las
creaciones literarias, que a lo largo
de nuestra estancia en la
universidad, hemos venido
realizando. Lo más destacado son
los trabajos en poesía que presentan
una gran diversidad de temas y
estilos. Esperamos publicar más
trabajos literarios y académicos, en
una próxima edición.
El director.
YACHAYMALKA
Director:
 Luis Inga Armas
Editores:
 Jesús Paulino Socualaya.
 Pierina Mendoza Porras.
 AMORMAL
––Eres un imbécil–– susurró,
con su mirada pícara.
A esas alturas de mi vida sus
palabras parecían, más halagos que
insultos, es más el simple hecho
que respondiese a mis bromas ya
hacía que me sintiese mejor.
––Gustavo, no me molestes, que
enserio me enojaré contigo.
––¿Entonces hace rato no era en
serio?— diciéndolo a modo de
broma.
¿Cuándo fue que ella era la
indiferente y yo el tonto? Algo ya
estaba pasando en nuestra relación,
tal vez las tantas veces que nos
mentimos y dañamos o quizás la
culpa fue mía por no enamorarla
como se debía, pero ¿Cómo es
amar debidamente? O quizás no
amé a tiempo, porque hasta el amor
ya bien dicen que posee fecha de
caducidad, cual producto enlatado.
––Zoelia, te amo, te amé y te
amaré— afirmé, cuando ya veía ese
rostro sabía que tenía que hacer que
los ladridos perreen y los maullidos
gateen –– ¿Me salve?
—Sigues siendo un imbécil— y
se dibujó una leve sonrisa en su
rostro, había ganado yo esta vez ––
Pero siempre serás mi imbécil.
Esa palabra llamada siempre,
siempre se dicen como nunca,
porque nunca el siempre estará ahí;
Andras
estoy divagando porque aun la
historia continúa, pero esperen que
ahí viene el beso.
––¡No me toques!–– gritó
apartándose después de besarme.
—Acabo de tocar tus labios y
creo algo más, y te pones a decir
que no te toque— reclamé
sonriendo, porque ya sabía cómo
era yo.
––Bésame de nuevo–– dijo
acercándose y poniéndose de
puntillas.
––Ahora ya no quiero
––¡Por favor!... Espera ¿Por qué
te estoy rogando?
––Por qué sé que en el fondo tú
aun eres la chica cursi que conocí
hace tres años.
Ella ya no supo que decir, sabía
que era verdad, sabía que el tiempo
había carcomido nuestra inocencia.
Y aquel día en que nos
encontramos ya habían pasado
1045 días desde la primera vez que
estuvimos, que terminamos, que
volvimos, que volvimos a terminar,
que nuevamente regresamos y
finalmente terminamos otra vez. Y
sí, yo ya no estoy con ella, no
puedo estar con ella porque a veces
en la vida hasta el amor lo odia a
uno.
—Eres un imbécil–– Pero esta
vez lo dijo besándome, como si no
hubiera pasado nada, como si aún
fuéramos jóvenes.
 OSCURIDAD
Aquellos pies tropezaron con
algo que había en el camino. Las
rodillas y las manos terminaron en
el lodo, un sollozo brotó de
aquellos ojos café, y de sus labios
perfectamente delineados brotó una
serie de palabras ininteligibles:
––¿Quiénes eran o qué eran?
––La jadeante voz de Andrea hizo
que Marcos despertara de su estado
de temor. Se dio cuenta que debía
ayudarla y seguir corriendo,
buscando algún refugio.
––No lo sé, pero tenemos que
seguir. En algún puto lugar alguien
nos ayudará.
––¿Cuánto ya hemos caminado?
¿A dónde vamos?, ellos vendrán y
nos matarán, ¿acaso no viste como
mataron a nuestros amigos?–– dijo
Andrea.
––Los dos sabemos lo que pasó.
Tenemos que seguir. Alguien nos
ayudará. Andrea, si es necesario
cargarte lo voy hacer, pero esas
cosas no nos van a matar. Tenemos
que salir de este maldito camino.––
Dijo mientras gruesas lágrimas se
deslizaban por sus mejillas
manchadas de sangre. Sin pensarlo
más la cargó en sus brazos.
Ella no opuso resistencia, dejó
que la cargaran como a una niña
cansada que necesita un respiro. De
sus ojos café también brotaron
lágrimas. Ambos lloraban en
silencio.
Cristian Wankauki
**
––¿Recuerdas que forma tenían
esas cosas?––preguntó Andrea.
––¿Por qué voy a recordarlo?
Lo único que quiero es salir de este
camino. Y como si fuese poco,
sigue lloviendo.–– Tenía un matiz
de amargura e impotencia lo que
decía, al no poder haber hecho nada
por sus amigos, los cuales se
encontraban muertos en aquella
casa, donde fueron a pasar el fin de
semana.
––Te lo digo porque tú siempre
has tenido mejor memoria que yo.
Y además, creo que sé, lo que eran.
––¿Cómo puedes saber lo que
eran? Si salieron de la nada. Hubo
un parpadeo en la luz y un
momento después todo era
oscuridad.
––Creo haber visto sus rostros
en libros.
––Dime lo que recuerdas.
––Quiero estar segura de lo que
vi.
––¿Quieres que recuerde?
bueno; recuerdo que bailábamos.
La mayoría estaba alcoholizada,
todo era carcajada, pasos de baile,
besos, caricias. Recuerdo que casi
nos dimos un beso. Entonces los
fluorescentes que estaban encima
de nosotros comenzaron a
parpadear y terminó por apagarse.
Los rayos de la luna empezaron a
filtrarse a través de las ventanas, la
tenue luz exiliaba a la oscuridad
hacia los lugares más apartados. Al
acostumbrar mis ojos al cambio de
luz, observé una figura que parecía
humana. Su silueta apareció en una
de las esquinas de la casa. No era la
única. Por el movimiento que
empezó a surgir entre nuestros
compañeros supongo que también
se percataron de la presencia de
estos seres. Por la razón o por lo
que sea, creí que eran ladrones.
Hasta que uno de ellos se acercó
hacia el que estaba más cerca, creo
que era Paolo, no lo sé, estaba de
espaldas. Lo que me escarapeló el
cuerpo fue esa figura que entraba
en contraste con la luz de la luna,
parecía que llevaba una especie de
traje negro, algo así como de los
samurái, pero, es como si estuviera
hecho de humo negro, me refiero a
que el humo se desprendía de su
cuerpo, pero seguía conservando su
forma humana. Lo que más me
asustó fue su rostro, en realidad,
esa máscara metálica que llevaba
colmillos. El ceño fruncido, rasgos
faciales feroces, me pareció raro,
fue que no tenían ojos, eran solo
oscuridad. Lo que me sacó de esa
impresión, fue cuando atravesó a
Paolo con una espada, o algo
parecido a ésta. Se oyeron gritos,
veía como las demás figuras,
atacaban a nuestros amigos. En
aquel momento en lo único que
pensaba era en sacarte de ahí, así
que te cogí de la mano, y busqué la
salida más próxima. Mientras me
habría paso entre nuestros amigos,
veía como despedazaban a nuestros
amigos con sus espadas. Por gracia
de Dios o de lo que fuera, no nos
atacaron, o no nos vieron, no lo sé.
––Son los oni–– dijo ella,
cortando el relato de Marcos ––y lo
que llevan no son espadas, son
Katanas. Los vi en un libro de
mitología japonesa.
––¿Oni? ¿Qué carajo es eso?
¿Cómo que mitología? ¿Quieres
decir que nos atacaron
fantasmas….?
––¿Fantasmas? No. Demonios.
En Japón a los demonios les llaman
Onís. Eran guerreros samurái que
fueron malditos, por su
comportamiento. Nada puede
matarlos.
––¿Qué quieres decir?, que no
podremos escapar, ¿Qué vamos a
morir? No, no vamos a morir,
vamos a salir de este perro camino
y estaremos a salvo.
Un humo negro empezó a
acercarse hacia ellos, cobrando
formas humanas. Andrea saltó de
los brazos de Marcos, corriendo
hacia el lado opuesto. Pero las
sombras los rodearon levantando
las Katanas a modo de señalarlos.
Ambos querían escapar pero cinco
puntas de Katanas los apuntaban a
la cara. En el momento en que
parecía que los iban a matar los
rayos del sol desvanecieron a
aquellas figuras.
La aurora había llegado.
 Luis David Taipe Meza, alumno del quinto semestre EAP Lenguas,
Literatura y Comunicación.

¿CÓMO ME LLAMO?

¿Cómo me llamo? Bueno, depende del clima, a veces me llamo por teléfono,
otras ciertamente David. El caso es que nunca ando solo. Siempre estoy
recordándote. Antes solía ser marino de tus dulces encantos, pero como no sabía
enseñarte a nadar y dejaba que la lluvia te mojase, me despediste. Desde
entonces me dedico a la docencia y a la indecencia con tu cuerpo imaginario. Y
has de saber que yo, Luis David, soy gemelo de otro que también te quiere con
la misma indecencia que yo, pero mi hermano se murió cuando yo te conocí.
Pero luego se supo que el que murió no era mi hermano gemelo. El que murió
había sido yo. Desde entonces mi cariño anda muy triste y muy culpable, pues
antes de conocerte él se había prometido no volver, nunca más, a la casa con la
puerta abierta. Sino que había de ser un vil viajero. Ahora no sé si el que está
muerto soy yo o mi hermano. Porque cada vez que te veo sospecho que mi
hermano sabe que aún estoy muerto. Y que debo quedarme solo. Pero, claro,
unos somos nobles por naturaleza, pero otros son pragmáticos por herencia. Y
eso que yo no digo que soy poeta porque no lo soy, en cambio me gusta la
reescritura de tu cuerpo desnudo, que no lo he visto, pero lo imagino. En cambio
él tiene un sincero corazón que siempre razona para hablarte. O sea que cuando
él te habla, yo entiendo que habla al cuadrado, o lo que es lo mismo, habla
porque sabe de lingüística, y te dice cosas que yo no puedo decirte, aunque me
muera de ganas por decírtelo. No le entiendo, pero sí siento lo que te dice, y son
mis fríos temperamentos los que lo interpretan cuando te habla. Si vas por la
Colombina, déjame una gota en el malecón de mi casa de adobe, de esas que te
mojaron cuando estuviste con mi gemelo. Es que han de enterarte que yo pienso
mucho en ti, pero eso no importa, porque yo nunca te lo diría. Pero acabo de
inventar un método perfecto para combatir tu frío de esa tarde: el calor de mis
abrazos. Y ahora quiero trabajar de gasfitero. Para llevarte el gas y un te quiero.
Y todo acabe feliz. Aunque te quedas con mi gemelo, aunque te quedes
conmigo. Y si te dice que te quiere, créele. Yo también te quiero, pero nunca te
lo diría. Porque hablando se entiende la gente, pero si te beso me entenderías
mejor. Pero nunca ando solo. Y eso que hay gemelos que nacieron para contarte
historias, y hay otras que nacieron a mediados de abril como yo. Por eso estoy
tan solo. Tengo un corazón que es tuyo, y a veces también mío. Eso es todo.

7
 No pretendo detenerte

No pretendo detenerte.
Soy apenas una mínima sombra,
que confunde a menudo
tus caricias con tus labios,
y te llama de otro nombre porque no tiene
otra mejor manera de quererte,
que inventándote personajes.

Que ha llegado precisamente hasta tu puerta,

tocando veinte puertas más,
y que ninguna se ha abierto,
como lo has hecho tú;
fusilando sin compasión
mí retórica manera de vivir,
burlándote de mi filosofía,
que no es otra cosa,
que pensar en los demás.

Diciéndome que solo los débiles piensan así.

y este mundo ya no necesita de ellos,
tampoco las mujeres con faldas cortas como tú
y hermosas caderas,
ni los carros Peugeot,
ni por últimos los perros carachosos
que deambulan en las calles.

Pero que me quieres,

que me quieres como a un pequeño gorrión,
como a un idilio triste
y que hay que cuidarme con un bebé,
aunque camine siempre en dos patas,
y ande por el mundo repartiéndome para ayudar
porque lo mejor de mí,
o a eso que tu llamas lo mejor de mí,
siempre será lo que más odies.

8
 Recuerdos

Sin embargo ahora que no estás;

y tu ausencia se siente
como un frío dolor en las manos.
De pronto te recuerdo,
con tus alas torcidas
pero nunca cansadas.
Tu voz evocando: la vida
es bella.
Con tu paciencia coronada.
que nadie más pudo darme.
Tu grata emoción de saberte deseada
y
aquellos días que tuvimos el ardiente
amor
sobre la cama.

De verdad te digo

De verdad te digo mujer, que lo que tú veas de mis ojos,

no será más que un horrible espejo, de terribles repeticiones.
Que aquí, como en tantas cosas faltantes de virtud,
la dignidad es más costosa que un sobre de té
y duele menos ser tan caprichoso con uno mismo.

Que aquí lo poco que sobra tiene sabor a nada,

como este amor, que lo ha apostado todo,
y que precisamente no ha ganado nada
aunque mágicamente está mejorando lo peor de mí.

De verdad te digo, pequeña paloma.

de apacibles pensamientos
que lo que tú veas de mis cortos pasos,
no será más un poema rayado a la espera
de saberse amado y dichoso.

Mira que yo siempre

9
Mira que yo siempre
tuve la mirada bajo un puente
de hojalatas y llegaba a ti
mojado de miedo, temblando
como un gato callejero.
Y si la noche caía tras tu silencio
me encontraba con tus fríos lamentos.

Mira que solo obtuve un puntapié

de carcajadas cuando te conté
que me gustabas.
Te reíste de mí como si fueras a comerte el mundo.
porque exactamente conmigo
ya no ibas a comerte el mundo.
Sabías que eras la amante perfecta que hubiera querido
un millonario y te hubieras ido con él sin quererlo.
pero nunca llegó
y lo único que tenías ahora era el montón
de ¡rayos! partidos,
un ¡maldita sea! por la vida
y este cabrón que quiere enamorarme.

¿Cuántas veces tenía que dejar de ser yo

para comenzar a ser tú y vivir en ti como
cariño decorado?
Y es que no soy precisamente el chico guapo
ni el chico rudo: soy un cobarde.
Tú sabes que
mi corazón es noble,
débil como el cristal.
Yo nunca tuve la fortaleza
de las paredes de concreto,
mis paredes
son de cartón.
El día que empezó el mundo,
dios hizo a los fuertes
y a los débiles.
No hubo lugar a reclamos,
por eso estoy aquí
tratando de llevarte a mi castillo de papel
e inventarte una historia
aunque sea con sirvientes y reyes falsos
porque sé que al final ya no queras comerte
el mundo, a lo mucho
quieras que te coma yo.

10
Hasta cuando seamos ajenos

Todos sabían que estábamos

enamorados menos nosotros.

Nosotros que con un dedo

casi tocamos el cielo.
Pareciera que siempre
estábamos destinados a decirnos adiós,
a probar un sin sabor de despedidas,
un mar inevitable de hasta luegos.

Hasta cuando seamos ajenos

a todo capricho de memorias,
hasta entonces, dulce vaivén de caderas,
hasta pronto, sinfonía de olivos,
que tus malas costumbres ya no serán mías.

Y calmarás tu sed en otra fuente,

en uno que tenga mala memoria.
Porque yo sí recuerdo todo,
tu distraído pelo,
y casi todo lo que hay en esta vida
me lleva hacía a ti,
los paquetes de las groserías
que me regalabas a diario,
pero que era melodías
cuando estabas en la cama.

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Jorge Luis Arana Pocomucha, alumno del quinto semestre EAP Lenguas,
Literatura y Comunicación.

El cumpleaños de mamá

Madrecita mía, madrecita tierna. G. Mistral.

Madre.
La serenata ausente,
inoportuna sería: “Estas son las mañanitas…”

Es como si el dolor y el sufrimiento del hombre,

que siglo tras siglo cultiva la tierra,
haya encontrado un lugar donde posarse,
y ese lugar ,es tu pecho madre,
es tu corazón.

Manjares para el almuerzo,

nunca los conocimos,
los pobres,
los pobres siempre tenemos la comida salada,
por las lágrimas que caen al plato miserable.

Y así, entre llanto y sufrimiento,

y trago barato, consumido por el alma seca ,
de tanto ser exprimida;
llega la noche,
noche donde tus ojos pierden su brillo,
noche donde quizá los cierres
para no ver el brillo de mis lágrimas.
Madre.

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 A papá con cariño

- Sufro- le dijo- un mal tan espantoso. Juan de Dios Peza.

Cuando me dices no te amo,

no inquietas mi alma,
pero cuando no me lo dices,
cuando ya no lo siento,
significa que has muerto nuevamente,
como cuando era un ser olor a leche,
con tu presencia ausente,
que incomoda y arremete.

Esa frialdad y perversidad de tu alma,

que no encuentre tu maldito ser
parangón en mi ser.

Frustrado como muchos de los tuyos,

quieres impacientar la vida nuestra.

¡Calma! ¡Calma!

Tu boca que devora todo,

tus ojos que encienden el infierno,
tus fauces que devoran lo que nunca sabes dar.

Aparta tus manos, que hieres,

aparta tus manos
que no saben lo que es una caricia.
¡Aléjate! ¡Aléjate!
Tu fatuidad, la disfrutas,
tus besos que causan fasquía, resumen lo que eres.
Nuestra vida es para ti una farra, donde tú eres rey
y nosotros tus plebeyos.
¡Arriba! ¡Arriba la retaliación!

13
 Dos hijos

¡Y no podrán matarlo! Alejandro Romualdo.

Somos dos,
y nos une el sufrimiento,
como rieles que soportan el pesado tren.
Varón y mujer nos crearon,
como nuestros primeros padres.

Varón el primero,
con más heridas en el alma.
Mujer tú,
nívea de pensamientos,
pequeña herida andante tú,
pequeña morena bella tú.

Y yo la voz que denuncia,

yo la voz que grita,
yo la voz que blasfema
lo que tú no puedes decir,
yo lo sé,
porque en tus noches de pesadillas lo susurras.
Ahora yo lo grito,
ahora,
antes de que sea demasiado tarde.

Aquí estamos,
sedientos, no de agua;
hambrientos, no de pan;
olvidados, no de tu presencia;
marginados, siempre
pero, nunca faltos ni
hartos de saber.

14
Yeny Córdova Llallico, alumna del quinto semestre EAP Lenguas,
Literatura y Comunicación.

Corazón lastimado

El lazo que nos unió, se cortó,

ahora mi corazón adolorido,
derrama lágrimas.

Creí en tu amor, sin saber que

era falso y embustero.

Nos amamos, nos quisimos, pero

todo terminó, construimos un
amor inmenso, cual palomas
construyen sus nidos.

Pero un día, donde el viento

sopló con tanta intensidad, que
aquel nido cayó, partido en dos
al igual que nuestro amor.

Eres

Eres, mi desvelo por las noches,

eres quien hace palpitar de
amor a mi corazón.

Eres, aquel que con la mirada

me dices muchas cosas, que solo
lo traduce mi corazón.

Eres aquel ser que construí en

sueños; y a mi lado, hoy, está.

Eres el sol, que alumbra mi

sendero, en esta vida.

Eres, quien hizo conocer a mi

corazón, la esencia del amor.

15
 Desilusión

Mis ojos derraman gotas de

rocío, pero no es por ti,
es por mí, por el tiempo que
perdí, pensando en ti.

Estaba nublado mi vida,

sin embargo, el sol resplandeció,
dando claridad a la
triste realidad.

No me arrepiento
de haberte amado,
hermoso fue lo que
pasó, entre tú y yo.

Más me arrepiento haberte

dado mi corazón, sin poner
condición.

16
JAPS, alumno del quinto semestre EAP Lenguas, Literatura y
Comunicación.

Fin

Hubo dos...
dos momentos en que percibí tu corazón latiendo en silencio;
una fue cuando te empecé a querer
y la otra cuando me fui queriéndote.

Solo para románticos

La noche la creas tú... solo tú,

estrellándola de emociones inherentes que me provocas,
y adornándola con la luna de tu rostro,
que brilla con el astro de mi presencia;
el va y ven de tus andadas es música para mis latidos,
que solo yo sé bailar,
y el vestido que nunca llevaste,
me invita a la pista de baile otra vez;
para bailar el baile que retumba en mi mundo,
en esta noche que nunca pasará.

Y de repente…

Te vas y vuelves,
¿es porque no te atreves a dejar lo que amas?
porque el amor no te engaña,
solo te hace ver si eres capaz de vencer los miedos
y amar sin medida…
¡Ahora acércate!
que quiero sentir tu respiro y tu fatiga,
y oír temblar tu voz junto al mío,
por el calor de nuestros cuerpos.

17
Ángel de Ocongate
(Leya Tupak)

No sé cuánto tiempo
llevo aquí sentado
en medio de este campo
al borde de este camino
y con el nombre olvidado.

Estoy vestido de fiesta

eso es seguro
de muchos colores son las cintas
que cuelgan de mi sombrero
muchos son los espejos
que adornan mi chaqueta.

-¡Hermano!
dice el hombrecito
acercando sus manos
-¡Te extrañamos tanto!

-Tu sombrero no cabe

en cabeza alguna
tu chaqueta no luce
como en las mañanas
en que tú las lucias.

Tus tijeras no obedecen

a manos ajenas
el arpa y el violín
parecen esperar
a que vuelvas.

¿Quién soy?
¿Qué es lo que soy?
¿Qué es lo que hago aquí?
¿Por qué visto así?

Un hombre se acerca
cae de rodillas
caen sus lagrimas
¿por qué llorará?

-¡Hermano!
dice el hombrecito
acercando sus manos
-Al fin te encuentro.

18
El huayno del arpa
(Leya Tupak)

Suena y resuena
el arpa
con sus cuerdas tristes
con sus lamentos de amor
reclamando justicia
reclamando a la ingrata

ingrata
que olvidando promesas
se ha marchado
que no ha de volver
que no ha de recordar
ni este amor
ni estas notas

que no bailará
ni cantará
este huayno
nunca más
que no chacchará
ni brindará
con los compadres
nunca más
que no cosechará
ni trillará
con los caballos
nunca más
que no ajayllará
ni jugará
en los carnavales
nunca más
que no wapeará
ni zapateará
este huaylas
nunca más
fuga
suena y resuena
nomás
pierde nomás
olvida nomás
quédate solito nomás
suena y resuena
arpita
y perdona nomás…

19
 ANÉCDOTAS DE FILÓSOFOS
Voltaire y su creencia religiosa
Paseaba junto a un amigo por la
calle cuando se cruzaron con una
procesión precedida por un Cristo
crucificado, motivo por el cual
Voltaire se quitó el sombrero en
señal de respeto.
––¡Vaya! te creía incrédulo en
materia de religión–– le dijo su
acompañante, sorprendido por el
gesto.
––Y lo soy,–– enfatizó Voltaire.
“Aunque Cristo y yo nos
saludamos, no nos hablamos”.
Valery y su aspecto
El filósofo y poeta francés, Paul
Valery, era una persona bastante
desgarbada y que no le prestaba
una atención especial a su imagen.
Cierto día, se le acercó una joven
que le dijo:
––Su aspecto no hace pensar para
nada que usted sea un elegido por
las musas.
––Tiene usted razón, señorita,––
replicó en voz baja y con tono
misterioso. ––Es que yo soy de la
poesía secreta.
Ernest Renan y los bandidos
El filósofo francés, Ernest Renan
andaba con los preparativos de su
próximo viaje a Palestina, cuando
un buen amigo le advirtió de los
peligros del lugar:
––Cuidado Ernest, hay muchos
bandidos por allí. Creo que
deberías llevar contigo un fusil, por
si acaso.
20
Recopilación de Luis Mercado.
––¿Para qué? ¡Los bandidos me lo
robarían!
Diógenes y la hora de comer
Era conocido el desprecio que
sentía Diógenes de Sínope por las
convenciones sociales. Al extremo
que, ello le llevó a vivir en el
interior de un tonel. En cierta
ocasión, uno de sus discípulos le
preguntó:
––Maestro, dinos ¿a qué hora se
debe poner uno a comer?
––Depende, si eres rico puedes
comer cuando quieras y, si eres
pobre, siempre que puedas.
Los honorarios de Sócrates
Cierto día, un rico ateniense
encargó a Sócrates la educación de
su hijo. El filósofo le pidió por
aquel trabajo quinientos dracmas,
pero al hombre le pareció un precio
excesivo.
––Por ese dinero puedo comprarme
un asno.
––Tiene razón. Le aconsejo que lo
compre y así tendrá dos.
El hombre según Platón
Tras oír que Platón definía al
hombre como “Un animal de dos
patas sin plumas”, el filósofo
Diógenes le envió a su academia un
gallo desplumado comentando:
––Aquí está el hombre de Platón.
Platón tuvo que añadir a su
definición: “…con uñas anchas y
planas”.
 HAY PROFESORES DE COMUNICACIÓN
Para ser profesor hay que tener
buen hígado. Como algunos que
tienen tres, pero no sean
malpensados, no es porque sean
amantes de las bohemias nocturnas,
sino porque reniegan mucho con
los alumnos indisciplinados.
Hay profesores que toman
exámenes difíciles, como para
igualar a los de otras áreas. Dicen
que allí nadie pasa de diez, ¿cómo
pueden los alumnos sacar más de
diecisiete en comunicación
integral? No, la literatura no puede
ser más fácil que las matemáticas o
la química, tiene que ser difícil.
Hay profesores que se han
convertido en amigos entrañables.
Otros se han ganado el respeto por
lo que saben, pero que no se han
hecho querer ni necesitan que los
quieran. Son los malos de las
películas, personajes tan bien
construidos que uno termina por
idolatrarlos.
Hay profesores que ya están
para jubilarse pero necesitan el
trabajo y se les entiende. Nosotros
también llegaremos a estar en las
mismas. Y no tendremos las fuerzas
para arrastrarnos a alguna
capacitación de tecnologías
incomprensibles.
21
Hay profesores que pensábamos
no volver a encontrar. Si, esos que
tienen el rostro fiero y el registro
siempre listo a bajar puntos. En el
magisterio como en la vida todo da
vueltas. Así que mejor nunca te
pelees con un profesor, por tu bien,
y menos si aún eres alumno.
Hay profesores que explotan a
sus practicantes y les cobran por
firmar sesiones de aprendizajes…
¡No es verdad! ¡No existen los de
ese tipo!
Hay profesores a los que
extrañamos aunque hayan sido
malgeniados. Quizás con ellos
aprendimos mucho más de lo que
solemos admitir. A los profesores
buenos también los extrañamos por
habernos enseñado que no todo en
la vida es aburrido.
Hay profesores que nos hicieron
amar la literatura o nuestra
profesión. Ellos son los culpables
de que estemos donde estamos y
serán los culpables de que
lleguemos a donde lleguemos.
Para todos ellos y para todos los
demás que alguna vez, puntero en
mano, nos dieron lecciones de vida,
un feliz día del profesor.
Leia.