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ESCLAVISMO

La esclavitud era una situación aceptada y a menudo esencial para la economía y


la sociedad de las civilizaciones antiguas. En la antigua Mesopotamia, India y
China se utilizaron esclavos en los hogares, en el comercio, en la construcción a
gran escala y en la agricultura. Los antiguos egipcios los utilizaron para construir
palacios reales y monumentos. Los antiguos hebreos también utilizaron esclavos,
pero su religión les obligaba a liberar a los de su mismo pueblo en determinadas
fechas. En las civilizaciones precolombinas (azteca, inca y maya) se utilizaban en
la agricultura y en el ejército. El modo esclavista es el primer modo de producción
que aparece en la historia, que se basaba en la explotación de un humano por otro
humano.

La característica fundamental del modo de producción esclavista es que,


acompañando en tránsito de la edad de piedra a la del hierro, las relaciones de
producción se fincan en la propiedad de los medios de producción y por parte del
esclavista de la fuerza del trabajo, esto, es el esclavo. La tierra, los aperos de
labranza y el esclavo son poseídos y usados por aquel hasta su agotamiento.

Otras características de la época esclavista son las siguientes:


1. Las actividades económicas principales son la agricultura, la ganadería y el
comercio.
2. Nace el estado como mecanismo de represión para los esclavos.
3. En el momento del nacimiento del estado, nace el desarrollo o sistemas de
normas y prescripciones jurídicas, en la que se recogía la voluntad de la clase
dominante.
4. Se crea la primera unidad de medida representado por la sal.

En este modo de producción, las clases sociales se polarizan entre amos y


esclavos, donde los primeros explotan a los segundos extrayendo todo el trabajo
posible de ellos, sin dar nada a cambio mas que precarias condiciones de
subsistencia que junto al extenuante trabajo, rápidamente lo agotan y conducen a
la muerte.

La base económica de este modo de producción permitió la acumulación de


riquezas en una minoría, los esclavistas, que a su vez estaban obligados a hacer
la guerra para seguir manteniendo el abasto de prisioneros y de esclavos. Por ello,
las sociedades que se levantan sobre este motor económico, requieren de la
permanente conquista de nuevos territorios y nuevos países, para obtener más
medios de producción (Tierra), trabajadores y riquezas.
De la misma forma, la creciente acumulación de riquezas permitió:
1. El desarrollo de un fuerte aparato para la administración de territorios y riquezas
dentro y fuera del Imperio. Esta es la base del estado esclavista.
2. Un complejo sistema de derechos que consagran la propiedad privada y la
herencia, cuyo modelo es hasta hoy el derecho Romano.
3. El desarrollo de una maquinaria de guerra y conquista de territorios y de
apropiación de esclavos, auxiliado por el uso de las armas de hierro.
4. El desarrollo de un sistema de derechos políticos y equitativos para los
propietarios, que a su vez al vivir en la polis o ciudades, eran ciudadanos
individuos propietarios de esclavos con derecho a elegir a sus gobernantes.
5. El desarrollo de complejos sistemas filosóficos y morales por parte de un grupo
de pensadores que no tenían el problema de trabajar para poder subsistir.

MODO DE PRODUCCIÓN ASIÁTICO


El modo de producción asiático se caracteriza por la inexistencia de la propiedad
privada, en vez de esto existía lo que llamaban propiedad comunal; producida
fundamentalmente de la agricultura y la manufactura dentro de la pequeña
comunidad, la cual contiene en su interior todos los elementos que permiten la
producción de excedentes. Una parte del trabajo excedente realizado en forma
colectiva como un estilo de tributo, pertenecía a la comunidad superior
personalizada en el jefe, el sacerdote, el sátrapa o idealizada en dios. La
propiedad comunitaria se manifestaba al punto de que las pequeñas comunidades
vivían unas al lado de las otras de forma independiente, y cada individuo realizaba
su trabajo en conjunto con su familia en la parcela asignada.

Tomando en cuenta que un modo de producción es una forma particular de


organizarse para producir bienes de carácter material lo cual lleva implícito una
organización técnica del trabajo, una forma de cooperación y una organización
social, el modo de producción asiático se caracteriza por la combinación de
actividades productivas de las comunidades aldeanas y de la intervención
económica de una autoridad superior que los explota y organiza, de esta forma,
las comunidades son totalmente dependientes del Estado.

En las comunidades aldeanas no existía la propiedad privada, la producción


estaba destinada al consumo y a la tributación. Los intercambios solo se
realizaban con algunos productos complementarios como sal, metales, y otros,
que faltaban en las aldeas y con el excedente recaudado por el estado.

A diferencia de las comunidades primitivas, las agrupaciones aldeanas dejaron de


existir independientemente para someterse a una organización económica más
amplia subordinados a la autoridad de un Estado. Las relaciones de clase se
manifestaban de forma muy original, debido a que eran sociedades clasistas, pero
los medios de producción no eran acaparados y apropiados por una clase
dirigente.

Como se puede observar, la sociedad asiática tenia una tendencia intermedia ya


que no estaban formados como una sociedad primitiva pero tampoco se les podía
denominar sociedad esclavista. Aunque se observan la integración, los negocios,
la formación de un estado entre otros aspectos, mantenía una firme tendencia
hacia lo que eran las antiguas sociedades primitivas.

RÉGIMEN ESCLAVISTA
Se puede hablar de un régimen esclavista al momento en donde el desarrollo de
las fuerzas productivas permitió la formación de la propiedad privada y en
consecuencia se diluye la comunidad gentilicia.

El régimen esclavista existió desde tiempos remotos y en diversos lugares, entre


los cuales destacan Mesopotamia, Egipto (3000 a.n.e.) y regiones del Antiguo
Oriente. En Europa surgió algo tarde (Entre los años 800 y 501 a.n.e.). Los lugares
mas relevantes fueron la antigua Grecia y la antigua Roma.

a) Surgimiento del régimen esclavista


El sistema esclavista surge como consecuencia del desarrollo y de la
descomposición del régimen comunal primitivo.
Las condiciones económicas que prepararon el surgimiento del modo de
producción esclavista fueron las siguientes:

1. Desarrollo de las fuerzas productivas: Los hombres a lo largo del tiempo fueron
perfeccionando sus instrumentos de trabajo y modo de producción, brindándoles
la posibilidad de labrar la tierra de la mejor manera, y con ello lograr introducir
nuevos cultivos y nuevas especies de animales así como mejoraron en la
construcción y en la artesanía permitiendo la creación de productos adicionales y
excedentes.

2. Surgimiento de la propiedad privada: El aumento de la producción gracias al


perfeccionamiento de los instrumentos y la diversificación de las actividades
económicas, hicieron que la gente se organizara en pequeños grupos y familias
grandes, pero, las familias menores (pertenecientes a las grandes) cuando tenían
ganancias o generaban su producción, no tenían que compartirla, al contrario,
pertenecía exclusivamente a esa familia. así surgió la propiedad sobre bienes
muebles. Además la acumulación de riquezas por parte del jefe y sus familias
numerosas por concepto de trueque y guerras y la apropiación de terrenos según
su criterio, se convertían en su propiedad.

3. Desarrollo de la desigualdad patrimonial: En vista de que surge la propiedad, se


empiezan a ver las desigualdades debido a que las familias con mas propiedad se
valían de su riqueza para mantener a su comunidad y sus ejércitos, quienes tenían
la tarea de invadir las tierras y apoderarse de todas las pertenencias del que era
sometido a invasión.

4. Aparición de los gérmenes de las clases sociales: Los descendientes de los


caudillos y jefes conformaban un grupo social que se consideraba superior a la
comunidad.

5. Desaparición de la comunidad gentilicia y aparición del estado: Valiéndose de


su poder, los jefes de las grandes familias obligaban a los más pobres de la
comunidad a trabajar a cambio de seguridad, En la práctica el trabajador se
transformó en esclavo del jefe, este último se tomaba la libertad de hacer lo que
fuese necesario con su esclavo.

Uno de los principales objetivos era buscar la forma de conseguir la mano de obra
gratuita, mientras que los esclavos buscaban la forma de luchar por su liberación.
Los explotadores usaron la coacción y se diseñó un sistema conformado por
jueces, soldados y funcionarios de gobierno que actuaron a favor de los
esclavistas.

El estado a su vez, para defender los derechos de los propietarios, exigían


productos hechos por los esclavos, artesanos y campesinos, de esta forma se
seguía reprimiendo al esclavo y el Estado se expandía territorialmente para
convertir en tributarios o esclavos las poblaciones vecinas.

b) Fases del desarrollo de la esclavitud


1. Comunal: La esclavitud en principio fue comunal, los esclavos vivían en
conjunto con la comunidad.
2. Patriarcal: Esclavitud en base a un jefe que decidía y se apropiaba del trabajo
de los mismos esclavos.

c) Fuentes de obtención de esclavos


Los esclavos en su mayoría se obtenían mediante las guerras o por la
acumulación de deudas, aunque después surgió el tráfico de esclavos. En los
poemas épicos de Homero, la esclavitud es el destino lógico de los prisioneros de
guerra.

Se daban los casos en donde el pobre solicitaba un préstamo a los ricos. En vista
de que se hallaban adeudados y no encontraban la forma de pagarles a los ricos,
estos se veían en la obligación de trabajar para ellos, de esta forma tenían la
oportunidad de pagar y saldar sus deudas. En caso de que el prestamista no
quedaba conforme con el trabajo, este tenia la posibilidad de convertirlo en
esclavo.
De esta forma el esclavo se constituyo como la base de la existencia de la
sociedad la cual se dividió en “esclavista y esclavos”.

SOCIEDADES ESCLAVISTAS
La principal característica de las sociedades esclavistas era la explotación de
esclavos. Sin embargo, múltiples factores como el nivel de desarrollo de las
fuerzas de producción, la ubicación geográfica, las relaciones sociales, la
presencia militar, etc., dieron ciertas cualidades propias de cada comunidad
esclavista.

Los filósofos griegos no consideraban la condición de esclavo como moralmente


reprobable, a pesar de que Aristóteles proponía liberar a los esclavos fieles. Por lo
general, los esclavos eran utilizados como trabajadores domésticos, en oficios
urbanos y en el campo, en la marina y el transporte. La esclavitud doméstica, por
lo general, era menos dura, ya que el trato que recibían solía ser muy familiar.

a) El antiguo oriente
En torno a grandes ríos -el Eufrates y el Tigris, el Ganges, el Nilo, el Yangtsé-
surgen los primeros grandes imperios. Sumer, hace 5.500 años, parece haber sido
el primero. Una autoridad administrativa central legisla, imparte justicia y ejecuta
sobre un extenso territorio que agrupa a muchas ciudades.

La coordinación de actividades en un amplio territorio en torno al río permite la


preparación de un sistema de canales para riego. Se pueden poner en cultivo
nuevas tierras, aumentar su productividad, garantizar la estabilidad, mantener más
animales. La riqueza aumenta, aumenta la población, aumenta la especialización.

El cuidado y defensa de los sistemas de canales requiere la coordinación del


trabajo de decenas de miles de personas que realizan obras en beneficio de
agricultores a los que desconocen, asentados río abajo. Esa coordinación requiere
una concentración de poder desconocida hasta entonces. Por primera vez en la
historia el jefe supremo es una persona desconocida para la mayoría de sus
súbditos. Un complejo aparato de intermediarios se encarga de la ejecución de
sus decisiones. La especialización social se hace muy sofisticada. La sociedad se
hace más estratificada.

El estudio de la historia antigua de Mesopotamia, Egipto, China y la India muestra


una cíclica sucesión de dinastías de vida similar; nacen con una revolución que
impone un régimen fuerte; se crea una organización de funcionarios y
recaudadores de impuestos, un ejército y un sistema judicial; se realizan grandes
obras públicas, se limpian los canales existentes y se construyen otros nuevos; la
productividad sube y las siguientes generaciones son muy numerosas; aumentan
los ingresos del estado y la élite burocrática vive en el lujo.

Pasadas un par de generaciones, el sistema burocrático se corrompe, el aumento


de población absorbe los beneficios del aumento de la productividad, hay
descontento, el estado se debilita, hay pequeños motines e insurrecciones, las
obras hidráulicas se detienen y deterioran. Finalmente una nueva revolución
cambia la dinastía.

El conflicto entre los particulares -artesanos, comerciantes, pequeños propietarios-


y los administradores adquiere por primera vez tintes perfectamente identificables
con el entorno actual. Ya podemos hablar del conflicto entre la iniciativa privada y
la pública. El estado babilónico o egipcio promueve ciertas iniciativas particulares y
desalienta otras. Las diferencias en rentas y niveles de vida se acentúan. Quizá
por primera vez conviven ricos y pobres en el mismo espacio.

Los pequeños ríos europeos, encajonados entre montañas, no estimulan la


creación de grandes estados y es el Mar Mediterráneo el que cumple la función de
vía de comunicación y transporte. Se suceden imperios comerciales, fenicios,
griegos, cartagineses y romanos, en los que una flota armada mantiene expedita
esa vía, combate la piratería, garantizando la paz y unos sistemas crediticios y
contractuales que permiten el comercio.

b) Antigüedad clásica

Roma:
La economía romana, como su sociedad, dependía del trabajo de esclavos, que
eran fundamentales en los latifundios, minas e industrias.

Los esclavos de las ciudades tenían mejor condición social que los esclavos
rurales, siendo los esclavos de las minas los de peor condición. Los esclavos de
ciudad solían tener familia y una gran autonomía, y a menudo lograban la
manumisión. Incluso ganaban, o podían ganar, un “peculio”.

La industria de la antigua Roma fue evolucionando poco a poco desde los tiempos
oscuros de su fundación en que lo importante era la agricultura hasta el Imperio en
que su desarrollo fue completo.

- Primeros tiempos y monarquía


Cuando Roma no era más que una aldea, todas las tierras del Lacio (la región
donde estaba incluida Roma) eran esencialmente agrícolas. Su riqueza no iba
más allá de las labores del campo y sus productos y este sistema de economía
prevaleció hasta el cuarto rey, es decir hasta Anco Marcio. Pero estos pueblos
mantenían un activo comercio con los etruscos que ya tenían una civilización muy
avanzada y una industria muy desarrollada. Estos pueblos del Lacio mantenían
también relaciones comerciales con los pueblos griegos asentados en todo el
litoral de Italia y que enviaban sus productos elaborados.

De esta manera el incipiente comercio fue suscitando poco a poco una producción
indígena, mínima en sus comienzos pero con gran interés en su desarrollo. El
primer centro industrial se dio en el campo de la metalurgia y en Palestrina, al este
de Roma, donde se empezó a producir objetos de bronce para uso doméstico y
joyas de oro.

A la muerte del cuarto rey Anco Mancio (que era etrusco de nacimiento y de
formación), la sociedad romana había cambiado. La guerra y su modo de hacerla
habían cambiado también y estimulaban una industria que llegó a ser necesaria. A
la llamada de esta incipiente industria empezaron a llegar etruscos especializados,
indispensables para el trabajo: carpinteros, mercaderes, herreros, armeros, etc.
Venían de Tarquinia (en la costa del mar Tirreno), de Arezzo (en la Toscana, al
sureste de Florencia) y de Veyes (una de las más importantes ciudades etruscas
al noroeste de Roma). Floreció así la industria en Roma y a su vez atrajo mano de
obra campesina. El siguiente rey, Lucio Tarquinio Prisco fue el rey de la gran
industria. Necesitó muchas armas para sus luchas contra los sabinos y los otros
habitantes del Lacio, y la industria pesada se las proporcionó.

En tiempos de su sucesor Servio Tulio, el régimen capitalista dio el monopolio del


poder a la gran industria ya establecida.

- Industria en la República
A medida que Roma iba conquistando los distintos pueblos que componían la
península de Itálica la producción industrial iba aumentando, incrementándose con
la industria de estas ciudades sometidas y los artesanos itálicos emigraban a la
ciudad de Roma donde encontraban más comodidad y trabajo, dando así origen a
una industria local. Muchas industrias florecieron por la aparición de las grandes
obras públicas, por el aumento de población y sus necesidades y por el
refinamiento del lujo que ya despuntaba en la gran ciudad.

Fuera de Roma hay que destacar el auge que tuvo la industria en la región de
Campania, en la Italia meridional, junto al mar Tirreno. En esta época y en estas
tierras hay una gran riqueza agrícola (sobre todo mucha plantación de viñas) e
industrial con la fabricación de bronces, vasos de barro cocido y cristal, y en el
sector alimentario hay una gran y famosa elaboración del garum. En la región de
Apulia (al este de Campania) se fabricaba una lana de muy buena calidad y muy
apreciada por los romanos.

En el norte había varias ciudades con industrias florecientes: en la ciudad de


Bérgamo se fabricaban buenos objetos de bronce. En Módena (antigua Mutina en
la Emilia-Romaña), tenían fama las tejas, en Pola, las ánforas y en Aquilea eran
célebres las tintorerías y el cristal. La arqueología ha venido a descubrir y a
demostrar además, que en estas tierra existían varios talleres donde se trabajaba
el ámbar que se traía de las regiones del Báltico.

El ámbar era un material muy solicitado para obtener objetos comunes y para
hacer ornamentos para las mujeres del pueblo; las matronas no llevaban ámbar en
sus adornos, sólo oro y piedras preciosas, aunque se ha sabido que hubo una
época en que se puso de moda entre ellas el llevar una bolita de ámbar en la
mano como perfume para los malos olores que pudieran despedir las cloacas de
las calles.

- Época imperial
Varios acontecimientos contribuyeron en la multiplicación y desarrollo de la
industria en esta época del Imperio. Uno de los más importantes fue la mejora de
las comunicaciones terrestre y marítima. El comercio con los países lejanos y la
exigencia cada vez mayor de los abastecimientos militares, vinieron a incrementar
la industria.

El cristal era importado de Egipto, primer lugar del Mediterráneo donde surgió esta
fabricación. Roma importaba las ricas copas de cristal que sólo los grandes
señores podían disfrutar y de las que se hacía gran ostentación en las casas.
Cuando esta industria empezó a desarrollarse por toda Italia se hicieron trabajos
algo más bastos y después surgió la fabricación de piedrecitas de cristal
destinadas a la elaboración de mosaicos, alternando con el mármol el ónice y el
oro. Se empezaron a fabricar también en cristal unas láminas especiales que se
adaptaban a las ventanas, llamadas specularia (o gruesas láminas de cristal) y
que se emplearían en sustitución de las láminas de talco llamadas lapis specularis
que hasta la fecha era lo que servía como hoja de una ventana. En las
excavaciones de Pompeya fueron encontrados fragmentos de specularia.

En esta época imperial surge una gran competencia con las provincias romanas
del Norte y de Occidente. En Hispania se produce un acero templado de gran
calidad, buenas lanas y buen garum. En la Galia sobresale el arte del bronce y los
trabajos de metales preciosos junto con los vasos de arcilla y el calzado (que se
difundió por todas partes y fue muy apreciado). En el norte de Europa se
producían buenas armas.

- Mano de obra en la industria romana


Durante los siglos del Imperio la producción industrial se fue desarrollando
plenamente. A esto contribuyó en gran medida el aumento de esclavos que eran
importados desde batallas ganadas por los ejércitos de Roma.
Los esclavos que eran destinados a fines industriales eran distribuidos en las
llamadas escuadras o collegia y tenían un jefe técnico, el praepositus. El trabajo
se distribuía según la capacidad individual de cada persona. Nacieron así las
maestranzas serviles que eran grupos de trabajadores especializados. Cada grupo
se consideraba una unidad con una estructura muy rígida.

El ciudadano romano que había obtenido (por la compra o por otros medios) un
gran número de esclavos especializados podía sacar un buen beneficio; el
negocio podía encauzarse de dos maneras, o bien sirviéndose directamente del
trabajo de estos esclavos o bien alquilándolos a terceros. Esta segunda modalidad
era muy rentable y llegó a proporcionar abundantes fortunas.

Para realizar un trabajo de envergadura había que dirigirse al empresario o


redemptor y éste proporcionaba la mano de obra entre los grupos de esclavos.
Todas las grandes obras públicas y privadas que emprendieron los romanos en la
época del Imperio se hicieron siguiendo este procedimiento.

Además de este sistema seguía existiendo el artesano libre, a quien no le faltaba


trabajo. Para llegar a ser un buen profesional, el artesano estaba obligado a seguir
unos pasos de aprendizaje indispensables. El obrero libre cobraba una paga fijada
de antemano, o bien a destajo, o por jornada, que duraba el tiempo en que el sol
alumbraba.

Grecia:
La polis o ciudad estado forman la clave de la historia griega. La polis era una
comunidad limitada, independiente y autónoma que exigía la lealtad de sus
miembros. Su surgimiento fue dictado por su geografía: Grecia es una región
escarpada, pero alrededor de la costa se encuentran planicies pequeñas, que
están separadas unas de otras por cadenas montañosas que llegan a ser
infranqueables en invierno y son difíciles de atravesar en cualquier ocasión.

Ruinas de Agora, un famoso centro comercial en la Antigua Atenas. Esta ciudad


fue durante siglos el corazón de la Antigua Grecia.
La cultura griega surgió en un paisaje fragmentado por fértiles cuencas, cada una
de las cuales constituía el centro de un pequeño estado. En su apogeo, Atenas,
habría llegado a tener una población de 100.000 habitantes, siendo la más grande
de todas las polis.
La mayoría de las ciudades de la Grecia Antigua se establecieron como pequeños
asentamientos al abrigo de una ciudadela o acrópolis, con defensas naturales.

- Economía
A diferencia de las grandes civilizaciones orientales, de carácter esencialmente
continental y agrícola, la civilización griega fue básicamente marítima y comercial.
El componente geográfico fue una causa fundamental, puesto que el relieve
accidentado dificultaba los cultivos; simultáneamente, la cercanía de cualquier
punto de Grecia al mar y la existencia de numerosas islas favorecían la
navegación.

Aún así, durante la época clásica, la agricultura griega se adaptó al relieve


existente, y en los valles, donde el agua era más abundante, se cultivaban trigo y
hortalizas, y en las tierras de las pendientes de las montañas, se cultivaban la vid
y el olivo, del cual se obtenía aceite, un producto fácilmente comerciable. También
se plantaban higueras.

Entre los olivos y aprovechando los pastos de montaña, había rebaños de cabras
y ovejas.

La Grecia del siglo VIII A.C. era una sociedad eminentemente rural, donde la
principal riqueza era la propiedad de la tierra.
A partir del año 700 A.C., Grecia comenzó una colonización básicamente
comercial a lo largo de la orilla norte del Mediterráneo y toda la ribera del Mar
Negro.

- Centros de poder
El centro de poder y la cultura de la antigua Grecia residía no sólo en las ciudades
de Grecia continental, sino también en las islas egeas y de Jonia, en Anatolia
occidental.

En el siglo VIII, Jonia se encontraba al frente de la cultura y filosofía griegas y


ciudades como Mileto y Éfeso siguieron floreciendo como centros de importancia
durante el Imperio romano.
El corazón de la cultura griega se hallaba en las tierras que bordeaban el Mar
Egeo, y las islas que allí existían, y no en la Grecia continental.
A partir de la época clásica, el Egeo constituyó una propiedad exclusiva de los
griegos.

El esclavismo fue un periodo donde se destaca la lucha por apropiación y la


explotación de esclavos. Estos a su vez no podían hacer nada porque eran
sometidos y se crearon bases legales en la sociedad que no les permitía revocar
su condición.

El esclavismo se origino primeramente y de forma más sutil en las sociedades


asiáticas, reconocido por Carlos Marx como “Modo de producción asiático”. Este
se basaba en los principios que poseía el esclavismo pero con la diferencia de que
la propiedad privada no existía sino que todos convivían en comunidad.
Las principales civilizaciones que adoptaron el esclavismo fueron los romanos, los
griegos, los egipcios, los indios, los chinos. Estos tenían condiciones y aspectos
particulares según la ubicación geográfica, la extensión de tierra, y el desarrollo
militar.

δ La base de la producción es el esclavo que realiza las actividades productivas.

δ La existencia de esclavos que se dedican a las labores productivas propiamente


dichas permite la existencia de ciertas clases que cultivan la filosofía, la
astronomía, las matemáticas, y otras ciencias. Las fuerzas productivas se
desarrollan ampliamente durante el modo de producción esclavista; como prueba
de ello tenemos:

El Feudalismo | Qué es el Feudalismo

El Feudalismo es un sistema por el cual se crea una obligación de obediencia y


servicio por parte de un hombre libre al que se le llama Vasallo, hacia otro hombre
libre pero más poderoso llamado Señor. Normalmente el vasallo debía cumplir
obediencia y servicio en cuestiones militares. A cambio el señor deberá proteger y
mantener al vasallo, la mayoría de las veces a través de una concesión de
terrenos para su sustento, esta concesión se llamaba Feudo.

El sistema Feudal que en principio era de carácter militar, terminó siendo un


sistema en el que era el señor quien impartía justicia, lideraba militarmente,
llevaba la administración de su feudo y cobraba tributos a los vasallos, que
terminaron cultivando sus campos y pagando a cambio de protección.

El término feudalismo viene de la palabra feudo, que era el nombre que se le daba
a los territorios que los reyes medievales entregaban a los nobles a cambio de sus
servicios.

Cuando hablamos de feudalismo nos referimos al sistema político, social y


económico que surgió en Europa occidental a partir del siglo IX y que se
consolidó plenamente entre el siglo X y el siglo XIV. A partir del siglo XV, se abre
un período de transición, donde seguían vigentes muchos rasgos del sistema
feudal al mismo tiempo que se iban desarrollando las condiciones para el
posterior surgimiento del sistema capitalista

El sistema feudal europeo tiene sus antecedentes en el siglo V, al caer el Imperio


romano. El colapso del Imperio acaeció básicamente por su extensión y la
incapacidad del emperador para controlar todas sus provincias, sumado cada vez
más numerosas incursiones de pueblos bárbaros que atacaban y saqueaban las
provincias más retiradas del imperio. Esto provocó que los emperadores
necesitaran gente para defender sus grandes terrenos y contrataran caballeros o
nobles (precursores del modelo de señor feudal), que a su vez contrataran
vasallos, villanos, etc. Se llegó incluso a contratar a jefes y tropas mercenarias de
los mismos pueblos "bárbaros".
A partir del siglo X no queda resto de imperio alguno sobre Europa. La realeza, sin
desaparecer, ha perdido todo el poder real y efectivo, y sólo conserva una
autoridad sobrenatural remarcada por las leyendas que le atribuyen carácter
religioso o de intermediación entre lo divino y lo humano. Así, el rey no gobierna,
sino que su autoridad viene, a los ojos del pueblo, de Dios, y es materializado e
implementado a través de los pactos de vasallaje con los grandes señores,
aunque en realidad son éstos quienes eligen y deponen dinastías y personas. En
el plano micro, los pequeños nobles mantienen tribunales feudales que en la
práctica compartimentalizan el poder estatal en pequeñas células.
Un nuevo poder
La Iglesia Católica conocedora de la fragilidad de los reinos y del poder que ella
misma tiene en esa situación, durante los concilios de Charroux y
de Puy consagra a los prelados y señores como jefes sociales y sanciona con
graves penas la desobediencia de estas normas. Los señores, a partir de ese
momento, "reciben el poder de Dios" y deben procurar la paz entre ellos, pacto
que debe renovar generación tras generación.
Se conforma así un modelo en el que la "gente armada" adquiere determinados
compromisos sobre la base de juramentos y deben proteger el orden creado, y los
eclesiásticos que forman la moral social y se encuentran salvaguardados por los
señores.
Entorno, tareas y división de la nueva sociedad
El castillo encaramado sobre un alto será la representación del poder y la fuerza.
En principio, baluarte que se daban las poblaciones para protegerse de las
depredaciones. Luego, hogar del señor y lugar de protección de los vasallos en los
conflictos. Desde allí se administra justicia a todos cuantos se encuentran sujetos.
En un principio, las personas libres están sometidas a unas mínimas normas de
obediencia, defensa mutua y servicios prometidos. Los demás son siervos.
En los países donde la dominación romana duró más tiempo
(Italia, Hispania, Provenza), las ciudades se conservan, si bien con menor
importancia numérica, pero a salvo de señoríos. En los países, más al norte,
donde los romanos se asentaron menos tiempo o con menor intensidad, la
reducción de la población en las ciudades llegó a hacer desaparecer los pocos
núcleos importantes que había y el feudalismo se implanta con más fuerza.
La sociedad se encuentra entonces con tres órdenes que, según la propia Iglesia,
son mandatos de Dios y, por tanto, fronteras sociales que nadie puede cruzar. La
primera clase u orden es la de los que sirven a Dios, cuya función es la salvación
de todas las almas y que no pueden encomendar su tiempo a otra tarea. La
segunda clase es la de los combatientes, aquellos cuya única misión es proteger a
la comunidad y conservar la paz. La tercera clase es la de los que laboran, que
con su esfuerzo y trabajo deben mantener a las otras dos clases.

El vasallaje y el feudo

Dos instituciones eran claves para el feudalismo: por un lado el vasallaje como
relación jurídico-política entre señor y vasallo, un contrato sinalagmático (es decir,
entre iguales, con requisitos por ambas partes) entre señores y vasallos (ambos
hombres libres, ambos guerreros, ambos nobles), consistente en el intercambio de
apoyos y fidelidades mutuas (dotación de cargos, honores y tierras -el feudo- por
el señor al vasallo y compromiso de auxilium et consilium -auxilio o apoyo militar y
consejo o apoyo político-), que si no se cumplía o se rompía por cualquiera de las
dos partes daba lugar a la felonía, y cuya jerarquía se complicaba de forma
piramidal (el vasallo era a su vez señor de vasallos); y por otro lado el feudo como
unidad económica y de relaciones sociales de producción, entre el señor del feudo
y sus siervos, no un contrato igualitario, sino una imposición violenta justificada
ideológicamente como un quid pro quo de protección a cambio de trabajo y
sumisión.
Por tanto, la realidad que se enuncia como relaciones feudo-vasalláticas es
realmente un término que incluye dos tipos de relación social de naturaleza
completamente distinta, aunque los términos que las designan se empleaban en la
época (y se siguen empleando) de forma equívoca y con gran confusión
terminológica entre ellos:
El vasallaje era un pacto entre dos miembros de la nobleza de distinta categoría.
El caballero de menor rango se convertía en vasallo (vassus) del noble más
poderoso, que se convertía en su señor (dominus) por medio del Homenaje e
Investidura, en una ceremonia ritualizada que tenía lugar en la torre del
homenaje del castillo del señor. El homenaje (homage) -del vasallo al señor-
consistía en la postración o humillación -habitualmente de rodillas-,
el osculum (beso), la inmixtio manum -las manos del vasallo, unidas en posición
orante, eran acogidas entre las del señor-, y frase que reconociera haberse
convertido en su hombre. Tras el homenaje se producía la investidura -del señor al
vasallo-, que representaba la entrega de un feudo (dependiendo de la categoría de
vasallo y señor, podía ser un condado, un ducado, una marca, un castillo, una
población, o un simple sueldo; o incluso un monasterio si el vasallaje era
eclesiástico) a través de un símbolo del territorio o de la alimentación que el señor
debe al vasallo -un poco de tierra, de hierba o de grano- y del espaldarazo, en el
que el vasallo recibe una espada (y unos golpes con ella en los hombros), o bien
un báculo si era religioso.
El homenaje y la investidura[editar]
El homenaje era un ritual por el que un señor concedía un feudo a otro hombre de
la clase privilegiada a cambio de algunos servicios y prestaciones, generalmente
de orden militar.
La figura del Homenaje adquiere mayor importancia entre los siglos XI al XIII,
destinándose la parte más noble del castillo para ello, la torre, y en el ceremonial
participaban dos hombres: el vasallo que, arrodillado, destocado y desarmado
frente al señor12 con las manos unidas en prueba de humildad y sometimiento,
espera que éste le recoja y lo alce, dándose ambos un reconocimiento mutuo de
apoyo y un juramento de fidelidad. El señor le entregará el feudo en pago por sus
servicios futuros, que generalmente consistía en bienes inmuebles: Grandes
extensiones de terreno, casi siempre de labranza. El juramento y el vasallaje será
de por vida.
La entrega del feudo o algún elemento que lo represente constituye
la investidura y se realizaba inmediatamente después del homenaje. El régimen
jurídico de entrega es, de forma general, un usufructo vitalicio, aunque también
podía ser en bienes materiales, pero que con el tiempo se convirtió en una ligazón
de familias entre el señor y sus vasallos, pudiendo heredarse el feudo siempre que
los herederos renovaran sus votos con el señor. Sin embargo, el señor feudal
tenía derecho a revocar el feudo a su vasallo si éste no se comportaba como tal, o
demostraba algún signo de deslealtad, como conspirar contra él, no cumplir
entregando las tropas de su feudo en caso de guerra, etc., ya que cometía el delito
de felonía. A un felón se le consideraba un mal vasallo y una persona de la que
desconfiar. En el sistema feudal, la felonía era una terrible mancha de por vida en
la reputación de un caballero.
La encomienda. La organización del feudo[editar]
La encomienda, encomendación o patrocinio (patrocinium, commendatio, aunque
era habitual utilizar el término commenpdatio para el acto del homenaje o incluso
para toda la institución del vasallaje) eran pactos teóricos entre los campesinos y
el señor feudal, que podían también ritualizarse en una ceremonia o -más
raramente- dar lugar a un documento. El señor acogía a los campesinos en su
feudo, que se organizaba en una reserva señorial que los siervos debían trabajar
obligatoriamente (sernas o corveas) y en el conjunto de los pequeños terrenos
para explotaciones familiares (o mansos feudales) que se atribuían en el feudo a
los campesinos para que pudieran subsistir. Obligación del señor era protegerles
si eran atacados, y mantener el orden y la justicia en el feudo. A cambio, el
campesino se convertía en su siervo y pasaba a la doble jurisdicción del señor
feudal: en los términos utilizados en España en la Baja Edad Media, el señorío
territorial, que obligaba al campesino a pagar rentas al noble por el uso de la tierra;
y el señorío jurisdiccional, que convertía al señor feudal en gobernante y juez del
territorio en el que vivía el campesino, por lo que obtenía rentas feudales de muy
distinto origen (impuestos, multas, monopolios, etc.). La distinción entre propiedad
y jurisdicción no era en el feudalismo algo claro, pues de hecho el mismo concepto
de propiedad era confuso, y la jurisdicción, otorgada por el rey como merced,
ponía al señor en disposición de obtener sus rentas. No existieron señoríos
jurisdiccionales en los que la totalidad de las parcelas pertenecieran como
propiedad al señor, siendo muy generalizadas distintas formas de alodio en los
campesinos. En momentos posteriores de despoblamiento y refeudalización, como
la crisis del siglo XVII, algunos nobles intentaban que se considerasen
despoblados completamente de campesinos un señorío para liberarse de todo tipo
de cortapisas y convertirlo en coto redondo reconvertible para otro uso, como el
ganadero.13
Junto con el feudo, el vasallo recibe los siervos que hay en él, no
como propiedad esclavista, pero tampoco en régimen de libertad; puesto que su
condición servil les impide abandonarlo y les obliga a trabajar. Las obligaciones del
señor del feudo incluyen el mantenimiento del orden, o sea, la jurisdicción civil y
criminal (mero e mixto imperio en la terminología jurídica reintroducida con
el Derecho Romano en la Baja Edad Media), lo que daba aún mayores
oportunidades para obtener el excedente productivo que los campesinos pudieran
obtener después de las obligaciones de trabajo -corveas o sernas en la reserva
señorial- o del pago de renta -en especie o en dinero, de circulación muy escasa
en la Alta Edad Media, pero más generalizada en los últimos siglos medievales,
según fue dinamizándose la economía-. Como monopolio señorial solían quedar la
explotación de los bosques y la caza, los caminos y puentes, los molinos, las
tabernas y tiendas. Todo ello eran más oportunidades de obtener más renta
feudal, incluidos derechos tradicionales, como el ius prime noctis o derecho de
pernada, que se convirtió en un impuesto por matrimonios, buena muestra de que
es en el excedente de donde se extrae la renta feudal de forma extraeconómica
(en este caso en la demostración de que una comunidad campesina crece y
prospera). También en muchos casos se puede demostrar que el vasallo era mas
privilegiado en comparación con el siervo por simples razones: el señor feudal le
daba protección, justicia y sustento económico al vasallo a cambio de consejos,
ayuda militar y ayuda económica.

Los estamentos sociales

La división en tres órdenes se subdividía a su vez en estamentos compactos y


perfectamente delimitados.
En una primera división, se encuentra el grupo de los privilegiados, todos ellos
señores, eclesiásticos o caballeros. En la cúspide se hallaba el Rey, después
el Alto Clero integrado por arzobispos, obispos y abades y el Bajo Clero formado
por los curas y sacerdotes, y por último la nobleza. Es este grupo de privilegiados
el que forma los señores y los caballeros, y éstos últimos a su vez podían ser
señores de otros caballeros, dependiendo de su poder y de la capacidad de
subinfeudar sus tierras. El Alto Clero, además de las tareas que dentro de los tres
órdenes le habían sido encomendadas, la guía espiritual y sostener la doctrina
moral que mantenía el feudalismo, podían ser a su vez señores y entregar parte
de sus bienes para la defensa de su comunidad. Los privilegiados no pagaban
impuestos.
Los no privilegiados eran la burguesía, los artesanos, los sirvientes y
los campesinos, que se subdividían a su vez en colonos y aldeanos. A éstos
correspondía el sometimiento a la tierra y, por lo tanto, a quien de ella dependiera,
trabajándola y entregando una parte de sus frutos al señor, o bien, en el caso de
artesanos y burgueses, debían obediencia a quien les garantizaba la defensa de la
ciudad y la entrega de bienes o dinero.
Clero
El Alto Clero estuvo siempre dominado por el episcopado, cuyos poderes
terrenales eran equiparables a los de cualquier señor laico. En un primer
momento, los monjes, todos pertenecientes al Bajo Clero, quedaban dentro del
ámbito de poder de los obispos; más tarde, serían los abades quienes terminarían
por delimitar su autoridad sobre los miembros de las órdenes monásticas,
quedando los sacerdotes en el ámbito de la diócesis episcopal.
En las abadías, se fueron perfilando modelos distintos: por un lado, aquéllas que
no eran poseedoras de grandes propiedades y que dependían para su
supervivencia de las limosnas de los fieles, y de algunos predios entregados por
los señores del lugar para garantizar el sustento de la comunidad religiosa. La
necesidad de dinero favorece que sea en este instante en el que la figura de la
limosna es ensalzada como deber fundamental para el creyente y camino para la
salvación del alma.
Otros monasterios poseían extensas propiedades y el abad actuaba como un
señor feudal, en algunos casos incluso nombrando caballeros que le protejan o
favoreciendo la creación de órdenes religioso-militares de gran poder. Sea como
fuere, en éstos el dinero proviene de las rentas que son entregadas por
los siervos, generalmente en especie, así como de las aportaciones, muchas de
ellas generosas, y a veces interesadas, de otros señores. La necesidad de
mantener una buena relación con el abad de un monasterio poderoso favorecerá
que otros señores entreguen ofrendas de alto valor y ayuden a la construcción y
embellecimiento de iglesias y catedrales que simbolizaban el poder.
El diferente destino de los eclesiásticos venía determinado por su ascendencia
social. Se trata del estamento social más abierto, pues cualquier persona libre
puede incorporarse al mismo pagando una cantidad de dinero dote. Éste será el
elemento que determine dentro del estamento la posición que, efectivamente, va a
ocupar cada uno. Los hijos de los señores que se integran dentro de la iglesia
aportarán cuantiosas sumas que garantizan, no sólo su supervivencia de por vida,
sino un incremento patrimonial notable para el cabildo catedralicio o monasterio en
el que se integran, y un rango alto de los donantes dentro del sistema. Son éstos
los que ocuparán más tarde los cargos obispales. Por otro lado, los clérigos serán
los hijos de los campesinos y, en general, de los no privilegiados, y cuyas
funciones, además de las religiosas, estarán limitadas al ora et labora. Esta
práctica degeneró en la práctica de compraventa de cargos eclesiásticos
llamada simonía.
Ejército
La obligación primordial del vasallo y secundaria del siervo era cumplir con los
deberes militares, para la defensa del señor y sus bienes, pero también la defensa
del propio feudo. Una obligación pareja era aportar una parte mínima de
los tributos recaudados al señor para engrandecer sus propiedades.
El caballero no tenía en realidad un dueño, ni estaba sometido a poder político
alguno, de ahí que se encontrasen caballeros que luchaban en las filas de un rey
un día, y al siguiente en las de otro. Su deber real era para con el señor a quien le
unía un espíritu de camaradería.
En el siglo IX aún se usaba el término milites para hacer referencia a los
caballeros, aunque pronto los idiomas locales fueron gestando términos propios
que se agrupaban en "jinetes" o "caballeros". Su importancia fue en aumento al
prescindirse cada vez más de la infantería. El caballero debía proveerse
de caballo, armadura y armas, y disponer de tiempo de ocio para cumplir su
misión.
Aunque abierto al principio, el estamento de los caballeros tendió a cerrarse,
convirtiéndose en hereditario. Con el tiempo, los caballeros eran ordenados al
terminar la adolescencia por un compañero de armas en una ceremonia sencilla.
En este momento ya no importa la fortuna, sino la ascendencia, creándose
diferencias notables entre los mismos. Los más pobres disponen de un pequeño
terreno, y ocupan su tiempo entre las labores propias del campesino y la guerra.
Los más poderosos, que disponen de tierras y fortuna, comenzarán a formar la
auténtica nobleza, concentrando poder económico y militar.
La caballería en los reinos de Hispania[editar]
En los reinos peninsulares, los reyes, siempre necesitados de tropa para
enfrentarse a los moros, promueven la caballería entre sus súbditos de modo muy
sencillo: Se denominaba caballero aquél capaz de mantener un caballo, cosa para
la que se requería una mínima fortuna, pues el caballo no sirve para las tareas del
campo. Al cabo de tres o cuatro generaciones, manteniendo un caballo, se
adquiría la calidad de hidalgo (hijo de alguien). Ésta es la razón por la que Alonso
Quijano, don Quijote, tuviera un caballo flaco: para seguir llamándose hidalgo y el
hecho de que quisiera ser armado "caballero", una burla más de Cervantes que
entendían quienes, en la época, sabían que hidalgo era más que caballero.
Tener un caballo suponía poder participar en las guerras del rey y, comportándose
valientemente, optar a la posibilidad de que el rey le concediera mercedes.
Esta organización, mucho más permeable socialmente, tuvo dos consecuencias:
fortalecer el poder real frente a los nobles, puesto que el rey tenía ejércitos sin
necesitar su ayuda, y haciendo más fuerte el poder real, hacer más poderoso el
país, como así ocurrió. Véanse las guerras civiles entre Pedro I de Castilla y su
hermanastro Enrique, cómo el primero se apoya en las ciudades y el segundo en
los nobles, pero cambia de bando hacia las ciudades cuando derrota y mata a
Pedro.
Campesinado
Recibían el nombre de villanos los hombres libres de las villas dedicados a la
agricultura (también llamados colonos ingenuos) y gracias a eso podían cambiar
de lugar, contraer matrimonio, transmitir sus bienes. Sin embargo, estaban
obligados al servicio militar y a pagarle al señor impuestos en dinero o en especie
por el uso de la tierra. Entre éstos sigue habiendo diferencias, según se sea
labrador que dispone de una yunta de bueyes o mero peón. En algún caso
singular, campesinos libres llegan a poseer grandes extensiones que les
permitirán más tarde llegar a la condición de terratenientes y, de ahí, a nobles,
pero serán situaciones excepcionales.
La minoría de la masa campesina eran los siervos, esta clase, más bien condición
social fue introducida por los germanos en el Imperio Romano, debido al foedus y
a las invasiones, eran hombres libres, más bien semilibres, que estaba ligados a
la gleba y sometidos al señor de esa tierra.
Su situación es de dependencia frente a un señor que no han elegido y que tiene
sobre ellos el poder de distribuir la tierra, administrar justicia, determinar los
tributos, exigirles obligaciones militares de custodia y protección del castillo y los
bienes del señor y apropiarse como renta feudal de una parte sustancial del
excedente, en trabajo, en especie (porcentajes de la cosecha) o dinero.
Burguesía[editar]
Era libre, porque los señoríos no abarcaban su control e igualitaria.

Final
El sistema feudal, desde el punto de vista político, inicia su decadencia al
comenzar las Cruzadas. Aún cuando desde el punto de vista social y económico
en algunos países persiste hasta nuestros días. El predominio absolutista de los
reyes y con la adquisición de libertades por parte de las ciudades termina de poner
fin al sistema.

Economía feudal

Las invasiones que sufre Europa durante más de cien años, la caída del Imperio
romano de Occidente y el posterior debilitamiento del Imperio carolingio frenaron
la actividad económica hasta las puertas del año 1000.
Es en este momento cuando se extienden modernas técnicas agrícolas que,
existiendo anteriormente, habían quedado reducidas a pocos espacios
territoriales. Entre ellos cabe destacar el aumento en el uso de los molinos de
agua como fuerza motriz y de las acequias para riego, extendiendo los cultivos y
liberando mano de obra. Además, mejoran los métodos de enganche de los
animales, especialmente el caballo y el buey, cuya cría aumenta de manera
notable y permitirá disponer de animales de tiro en abundancia. Los instrumentos
de uso agrícola, como el arado o la azada, generalmente de madera, son
sustituidos por otros de hierro.
La explotación agraria feudal era de subsistencia. Los siervos cultivaban lo
suficiente para mantenerse a sí mismos y para pagar los diezmos a la Iglesia y la
renta al señor. De la recolecta se separaban también las semillas necesarias para
la siguiente siembra. Los mercados urbanos se abastecían con las porciones de
los diezmos y la renta.
Los cultivos se organizaban en torno a las poblaciones en tres anillos. El primero y
más cercano a la población se dedicaba a las frutas y hortalizas. El segundo era
para los cereales, principal sustento de la época. El tercer núcleo eran tierras de
pasto y monte explotadas de forma comunal. Los pastos comunales limitaban por
tanto la expansión de las tierras de cereales e impedían ampliar la extensión
cultivada según la demanda de la población.
La rotación de cultivos era el principal sistema utilizado para evitar el deterioro de
la tierra. Este método consiste en dejar en barbecho (es decir, sin cultivar) una
parte de la tierra cada año para permitir su regeneración. En las regiones
mediterráneas se usaba la rotación bienal, según el cual la mitad de las tierras
quedaba en barbecho cada año. En las regiones europeas atlánticas se usaba la
rotación trienal: un tercio de la tierra para cereal de ciclo largo -de invierno-, otro
tercio para cereal de ciclo corto -verano- y el último tercio en barbecho. La tierra
que quedaba sin cultivar se dedicaba a uso comunal, permitiendo que los
animales pastasen en ella (práctica conocida como derrota de mieses).
El aumento de la producción como consecuencia de las innovaciones supone ya
en el siglo XI una reducción de las prestaciones personales de los siervos a sus
señores en cuanto a horas de trabajo, sustituyéndose por el pago de una cuantía
económica o en especie. Se reducen las tierras del señor y aumentan los
arrendamientos. Al mismo tiempo, los campesinos aumentan sus rentas
disponibles y ganan en independencia.
Se incrementa el número de tierras roturadas y comienza el periodo de eliminación
de los bosques europeos, drenaje de las tierras empantanadas, la extensión de los
terrenos arados lejos de las aldeas y la construcción dispersa de casas
campesinas. Las mejores tierras atraen a una mayor masa de población y se
producen migraciones en todo el centro de Europa. El crecimiento de la población
es notable a partir del 1050, llegándose a duplicar la población de Inglaterra en
150 años y se triplicará hacia el final de la Edad Media. En el siglo XI
las hambrunas han desaparecido.
A partir del siglo XII, la existencia de excedentes incrementa el comercio más allá
de las fronteras del señorío. Las actividades comerciales permiten que surja una
incipiente burguesía, los mercaderes, que debe realizar su trabajo pagando
igualmente una parte de sus beneficios en forma de tributos a los señores, que a
su vez incrementan con ello sus recursos. Las rutas de peregrinaje son los nuevos
caminos por donde se abre el comercio. Roma, Jerusalén o Santiago de
Compostela son los destinos, pero las comunidades situadas en sus vías de
acceso florecen. Las ciudades, burgos, son al mismo tiempo espacios de defensa
y de comercio conforme avanza el tiempo y se va gestando una nueva sociedad
que despegará en los siglos XIII y XIV.

Crisis del feudalismo


La crisis del feudalismo es el periodo de decadencia por el cual pasa el
feudalismo, y se caracteriza por el agotamiento de las tierras de cultivo y la falta
de alimentos, lo que por consecuencia produjo hambruna y una gran cantidad de
muertos. A ello hay que añadir la aparición de graves enfermedades
infectocontagiosas o epidémicas, como las pestes. Tal es el caso de la
conocida peste negra, que disminuyó notoriamente la población europea.
A partir del siglo XIII, la mejora de las técnicas agrícolas y el consiguiente
incremento del comercio hizo que la burguesía fuera presionando para que se
facilitara la apertura económica de los espacios cerrados de las urbes, se
redujeran los tributos de peaje y se garantizaran formas de comercio seguro y una
centralización de la administración de justicia e igualdad de las normas en amplios
territorios que les permitieran desarrollar su trabajo, al tiempo que garantías de
que los que vulnerasen dichas normas serían castigados con igual dureza en los
distintos territorios.
Las ciudades que abrían las puertas al comercio y otorgaban una mayor libertad
de circulación, veían incrementar la riqueza y prosperidad de sus habitantes y las
del señor, por lo que con reticencias pero de manera firme se fue diluyendo el
modelo. Las alianzas entre señores eran más comunes, no ya tanto para
la guerra, como para permitir el desarrollo económico de sus respectivos
territorios, y el rey fue el elemento aglutinador de esas alianzas.
El feudalismo alcanzó el punto culminante de su desarrollo en el siglo XIII; a partir
de entonces inició su decadencia. El subenfeudamiento llegó a tal punto que los
señores tuvieron problemas para obtener las prestaciones que debían recibir. Los
vasallos prefirieron realizar pagos en metálico (scutagium, «tasas por escudo») a
cambio de la ayuda militar debida a sus señores; a su vez éstos tendieron a
preferir el dinero, que les permitía contratar tropas profesionales que en muchas
ocasiones estaban mejor entrenadas y eran más disciplinadas que los vasallos.
Además, el resurgimiento de las tácticas de infantería y la introducción de nuevas
armas, como el arco y la pica, hicieron que la caballería no fuera ya un factor
decisivo para la guerra. La decadencia del feudalismo se aceleró en los siglos XIV
y XV. Durante la guerra de los Cien Años, las caballerías francesa e inglesa
combatieron duramente, pero las batallas se ganaron en gran medida por los
soldados profesionales y en especial por los arqueros de a pie. Los soldados
profesionales combatieron en unidades cuyos jefes habían prestado juramento de
homenaje y fidelidad a un príncipe, pero con contratos no hereditarios y que
normalmente tenían una duración de meses o años. Este «feudalismo bastardo»
estaba a un paso del sistema de mercenarios, que ya había triunfado en la Italia
de los condotieros renacentistas.

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